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El día que se inventó en peronismo

Mariano Ben Plotkin

La construcción del 17 de octubre

Perón no era un ideólogo sino un hombre práctico pero a lo largo de su vida militar desarrolló una estructura
de ideas que luego aplicaría a la política. Dos experiencias de su vida militar cobraron sentido:

 La oportunidad de viajar por todo el país e integrarse de los problemas derivados de la pobreza
existente en algunas provincias.
 Su viaje a Europa que le permitió contactarse con el manejo que Mussolini tenía de las masas y con
las doctrinas de Hitler.

Perón decía: “el pueblo no vale por el número de hombres que están organizados. Vale por los dirigentes que
tiene a su frente” y agregaba: “la masa va donde la conducen sus dirigentes”.
Influyó en su forma de pensar también la lectura de los manuales clásicos de guerra. Para él, guerra y política
se complementaban.
El concepto básico en el universo mental de Perón era el de “unidad espiritual”, formulada en principio para
ser aplicada a los ejércitos en operaciones pero reformulada luego y expendida para estar en el centro de las
ideas políticas.
En el discurso introductorio de Plan Quinquenal de 1947, Perón aclaró aún más esta idea al decir: “la doctrina
es el sentido y el sentimiento colectivo que ha de inculcarse al pueblo mediante la cual se llega a la unidad de
acción en las realizaciones y soluciones”.
La doctrina peronista seria declarada doctrina nacional por ley del Congreso en 1950.
Para Perón era esencial la generación de un consenso lo más abarcativo posible y que fuera el fundamento de
su concepción de “unidad espiritual” y que, al mismo tiempo, fuera compatible con sus ideas acerca de la
organización de la sociedad. Es así que, de sus comienzos Perón estuvo interesado en atraer a los sectores
patronales a su proyecto político.
En uno de sus discursos pronunciados en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Perón recordaba a los
capitalistas que “una riqueza sin estabilidad social puede ser poderosa pero siempre será frágil”.
Y sostenía, además que, las masas obreras que no han sido organizadas presentaban un grave problema
porque la masa más peligrosa es la “masa inorgánica”.
Ahora bien, los empresarios veían un peligro mayor en el propio Perón y en sus políticas sociales que en una
supuesta revolución. La veían como un fascista y agitador social. Por otras partes, fracasaban sus intentos de
acercamiento a la Unión Cívica Radical.
En esta coyuntura, Perón se vio obligado a reforzar la única base sobre la que podía sustentarse: el
movimiento obrero organizado. Con éste se había contactado desde la Secretaria de trabajo y Previsión, la
que se suponía cumplía una función meramente arbitral y equidistante respecto de los conflictos que pudieran
surgir entre el capital y el trabajo pero Perón la definiría como “un organismo mediante el cual el Estado va
en defensa de los derechos de las masas sufridas y laboriosas”.

El peronismo va tomando una identidad social

La base de sustentación proporcionada a Perón por los beneficiarios de su política no era firme aún.
El movimiento sindical argentino, aunque dividido, no renunciaría tan fácilmente a sus tradiciones. Además, el
futuro del gobierno al que pertenecía Perón estaba lejos de ser promisorio. Pese a todo, los simpatizantes de
Perón gritaban: “ni nazis, ni fascistas; peronistas!!” disociándose de la imagen de Perón promovida por la
oposición y por la embajada de Estados Unidos.
La oposición crecía. Los capitalistas se oponían a las medidas obreras promovidas por Perón.
La lucha contra el gobierno militar y contra Perón era entendida como parte de un combate contra el fascismo
que en Europa acababa de ser aplastado por las Naciones Unidas.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos lo acusaba a Perón de nazi pero con ello aportaba un arma
de doble filo al darle argumento a la oposición democrática en su caracterización como fascista pero
permitiéndole calificar a la misma no solo de oligarquías, sino de estar vendida al imperialismo yanqui.
Una clara demostración de fuerza por parte de la oposición fue la Marcha por la Constitución y la Libertad el
19 de septiembre de 1945. El conservador Santamaría y los miles de participantes en la marcha ponían de
manifiesto su lealtad al consenso liberal reformados, sustentado en su oposición al régimen. Para los diarios
de la oposición, los marchantes constituían el verdadero pueblo. La marcha, sin duda, convoco a sectores
amplios de la sociedad.
El éxito de la marcha parecía confirmar el próximo fin del gobierno de facto y de Perón. Mientras tanto, el
general Rawson organizaba una rebelión militar en Córdoba que fue rápidamente sofocada. El gobierno
retomaba una política de represión que parecía poner de manifiesto su debilidad.
El 4 de octubre en medio de un tiroteo con miembros de la Alianza Libertadora Nacionalista, el estudiante
Aarón Salmún Feijoo caía muerto aparentemente por negarse a avivar a Perón.
Éste, poco a poco estaba perdiendo el apoyo de sus compañeros dentro del cuerpo de oficiales por sus
ambiciones políticas y por la dirección que daba a la política social.

Caída y resurgimiento de Perón

El 9 de octubre los oficiales de Campo de Mayo preparaban una asonada para terminar con la carrera política
de Perón. Con asistencia del propio presidente Farrell se decidió que Perón debía renunciar a todos sus
cargos, cosa que se apresuro a hacer cuando se dio cuenta de la situación.
Ese mismo día tuvo lugar una reunión de dirigentes sindicalistas en el campo de Deportes del Sindicato de
Cerveceros de Quilmes. Allí se resolvió enviar una comisión para expresar su solidaridad al ex secretario de
Trabajo y Previsión y darle la oportunidad que se despidiera de los obreros a lo que Perón accedió con la
anuncia del gobierno.
En sus discusiones había cierta ambigüedad. Se presentaba “como uno de ustedes” y como miembro del
gobierno. Pero esta ambigüedad estuvo ausente en su discurso de despedida. Ahora hablaba desde su
condición de “simple ciudadano” al servicio del pueblo. Y capaz de definir a la Secretaria de Trabajo y
Previsión ya no como una organización administrativa del Estado sino como un puesto de combate. A los
trabajadores les solicitó calma y repitió su acostumbrado lema: “de casa al trabajo y del trabajo a casa”.
En el discurso de despedida, Perón logró asociar la suerte de los trabajadores a la suya propia.
El 12 de octubre, frente al Círculo militar, se congrego un grupo caracterizado por La Prensa como “un público
selecto” y por La Época, diario que apoyaba a Perón, como “100 familias de la plutocracia”.
El evento termino con actos de violencia contra oficiales del Ejército y un tiroteo que dejó como saldo un
muerto. Poco después Perón era detenido y enviado a la Isla Martín García, en calidad de prisionero.
Perón en sus cartas pedía que se acelerada su pase a retiro y que cuidaran a Evita.

Hacia el 17 de octubre

A lo largo del domingo 14, el local de la CGT fue escenario de maratónicas reuniones de dirigentes sindicales
del movimiento obrero. Hacia 1945 la CGT había adquirido un nivel relativamente alto de representatividad.
Las posturas eran dos:

1. Los que sostenían que debía llamarse a una huelga general a fin de obtener la libertad de Perón.
2. Quienes proponía informarse de boca de Farrell sobre el estado de situación antes de tomar medidas
extremas.

Esta divergencia de objetivos dio como resultado la emergencia de dos direcciones obreras paralelas:

 Una encabezada por el secretario general de la CGT, Siverio Puntieri, que optó por la segunda opción.
 Otra formada por dirigentes de extracción heterogénea que incluía a dirigentes nuevos como Cipriano
Reyes del sindicato de la carne.

El día 16, los dirigentes reunidos en la CGT eran conscientes que de no declarar la huelga se verían
desbordados por las bases obreras. Finalmente, se decidió declarar la huelga general para el día 18 dejando
claro los objetivos:

 Oponerse a entregar el gobierno a la corte Suprema de Justicia y al nombramiento de un gabinete de


la oligarquía.
 Formación de un gobierno garantía de democracia y libertad previa consulta de opinión a las
organizaciones sindicales.
 Levantamiento del estado de sitio y libertad de todos los presos civiles y militares que se hubieran
distinguido por sus convicciones democráticas.
 Mantenimiento de todas las conquistas sociales.

El 17 de octubre

Los trabajadores de la periferia de Buenos Aires, de Rosario y de otras ciudades del interior no esperaron al
18 y comenzaron a movilizarse el 17, dirigiéndose hacia la Plaza de Mayo, espacio cercano a la Casa de
Gobierno y a decir del historiador francés Pierre Nora, “un lugar de memoria”, que cristaliza la memoria
colectiva. Ese 17 de octubre se convertiría en una conmemoración ritual de la liturgia peronista.
En algunos casos, los manifestantes cometieron actos de violencia contra edificios e instituciones que
simbolizaban a la oposición, por ejemplo, frente a la Universidad de La Plata, gritaban: “¡Alpargatas sí, libros
no!”. También atacaron edificios de redacción de diarios opositores en varias ciudades. Se trató de una
iconoclasia laica, es decir, la destrucción pública y deliberada de símbolos.
Mientras tanto Perón trasladado al Hospital Militar, se daba cuenta de la situación.
Un grupo de obreros logró entrar a la Casa Rosada pero fueron repelidos por marineros al mando del capitán
Isaac Rojas.
La idea era que Perón hiciera su aparición personal en el Balcón de la Casa de Gobierno para dirigir la
palabra. Previamente lo hizo el presidente Farell, anunciando la conformación de un nuevo gabinete y la no
entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justicia.
Perón dirigió su discurso demostrando que ya era parte del pueblo pero que estaba por encima de éste.

Miradas sobre el 17 de octubre

Los hechos del 17 de octubre dieron lugar a diferentes versiones respecto a:

 El número de manifestantes.
 Las apreciaciones periodísticas.
 El interés de la gente.
 El control de la situación.
 El significado de los hechos.

Para Scalabrini Ortiz, los obreros que se congregaron en la Plaza de Mayo eran “el subsuelo de la patria
sublevada”. Para Borges, fue una simulación que representa en un cuento en colaboración con Bioy Casares
titulado “La fiesta del Monstruo”.
En los meses previos al 17 de octubre, María Eva Duarte, Evita; conocida actriz se había convertido en la
amante oficial del coronel. Se dice que cumplió un rol decisivo aquel 17 de octubre cuando recorrió la ciudad
buscando ayuda para su amado. Los diferentes autores desconocen este hecho.
En conclusión, debe quedar claro que:

 El 17 de octubre fue el resultado de un complicado proceso que tuvo a muchos actores como
protagonistas.
 Fue una movilización obrera masiva para lograr la liberación de Perón.
 Marcó el momento fundacional del peronismo y el lanzamiento de Perón al camino que lo conduciría a
la presidencia.
 Es reconocido como día de la Lealtad.
 Abrió un nuevo periodo en la historia argentina y el momento inaugural de una nueva época.

En lo que después sería el peronismo confluía una combinación de grupos políticos y sociales. Por un lado
estaban los disidentes del radicalismo encabezados por Quijano quienes constituyeron la Junta Renovadora.
Paralelamente, los sindicatos crearon el Partido Laborista.
Simultáneamente aparecieron otros grupos que apoyaban a Perón incluyendo sectores del nacionalismo. Por
un lado FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) bajo el liderazgo de Scalabrini Ortiz y
por otro lado, algunos sectores del nacionalismo tales como los congregados alrededor de la Alianza
Libertadora Nacionalista.
Finalmente, existía un grupo barrial, que no encuadraba en ningún partido político ni en organizaciones
sindicales.
La debilidad de las fuerzas que apoyaban a Perón se vio compensada por su enorme habilidad para explotar
las flaquezas de sus adversarios.
Tal como lo señala Félix Luna, fue crucial el apoyo incondicional brindado por Domingo Mercante desde la
Secretaria de Trabajo y Previsión, capaz de controlar huelgas, movilizaciones obreras y contar con medios de
transporte y propaganda casi ilimitados.
También fue de utilidad la carta pastoral colectiva de los obispos argentinos, documento que exhortaba a los
católicos a no votar aquellos partidos políticos cuyas plataformas se opusieron a los dictados de la Iglesia
(programas de separación Iglesia-Estado, legislación que permitiera el divorcio, propusieran la eliminación de
la enseñanza religiosa en las escuelas primarias o proclamación del laicismo). Esta pastoral no estaba
destinada a acercar votantes al peronismo pero Perón, con gran astucia, basó su campaña en visitas
reiteradas a las iglesias y en sus discursos hacia referencias al Nuevo Testamento y, sobre todo a la Doctrina
Social de la Iglesia a la que asocio sus ideas de justicia social. Pero esta alianza poco duraría.

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