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El debate continuó hasta 1896, cuando, en el artículo 4° de la Ley 169 -hoy vigente-
se mudó de la “doctrina legal” a la “doctrina probable” y se eliminó dicha causal de
casación, en los siguientes términos: “Tres decisiones uniformes dadas por la Corte
Suprema, como tribunal de casación, sobre un mismo punto de derecho, constituyen
doctrina probable y los jueces podrán aplicarlas en casos análogos, lo cual no obsta
para que la Corte varíe la doctrina en caso de que juzgue erróneas las decisiones
anteriores”.
De manera que, a partir de 1896 y durante todo el siglo XX, la doctrina probable no
era más que un criterio auxiliar y facultativo. El criterio primario era el legal.
Sin embargo, este debate fue revivido por la Corte Constitucional en el 2001 (Sent.
C–836/01) y, más recientemente, con la adopción del artículo 7º del Código General
del Proceso (CGP), que establecieron al unísono: “Cuando el juez se aparte de la
doctrina probable, estará obligado a exponer clara y razonadamente los
fundamentos jurídicos que justifican su decisión. De la misma manera procederá
cuando cambie de criterio en relación con sus decisiones en casos análogos”.
¿Constituye precedente?
(ii) Una sentencia singular no puede generar doctrina probable. Solo tres “decisiones
uniformes” de la Corte Suprema en sede de casación y “sobre un mismo punto de
derecho” tienen este potencial.
(iii) En caso de que sí constituyan doctrina probable, no todo el contenido de las tres
sentencias es vinculante. Solamente lo es la interpretación común (o subregla
jurídica), que no necesariamente deberá estar contenida en la ratio decidendi de las
sentencias.
(iv) A diferencia del precedente judicial, para el intérprete no será necesario hacer
un estudio de analogía fáctica de cara a la doctrina probable. Es decir, el intérprete
no está obligado a analizar los hechos de su caso concreto en comparación con los
hechos estudiados en las tres sentencias.
Doctrina Constitucional
JURISPRUDENCIA
Por otra parte, la palabra jurisprudencia posee dos acepciones distintas. En una de
ellas equivale a ciencia del derecho o teoría del orden jurídico positivo. En la otra,
sirve para designar el conjunto de principios y doctrinas contenidas en las
decisiones de los tribunales.
Algunas veces, la ley otorga a las tesis expuestas en las resoluciones de ciertas
autoridades judiciales, carácter obligatorio, relativamente a otras autoridades de
inferior rango. En nuestro derecho, la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación obliga a la propia Corte y a los Tribunales Unitarios y Colegiados de
Circuito, Juzgados de Distrito, Tribunales Militares y Judiciales del orden común de
los Estados, Distrito Federal y Tribunales Administrativos y del Trabajo, locales y
federales.
Por otro lado, los artículos 192 a 197-B de Ley de Amparo y 177 a 179 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, regulan la jurisprudencia y reconocen
como materia de ella, la interpretación de la ley, le atribuyen de manera expresa, la
característica de la obligatoriedad y exigen que los criterios que la integren, sean
firmes y reiterados, en consecuencia, se puede presumir que la jurisprudencia
presenta otras características, como son:
C) Obligatoriedad, el artículo 194, determina que la ley de Amparo fijará los términos
en que sea obligatoria la jurisprudencia que establezcan los tribunales del Poder
Judicial de la Federación sobre interpretación de las leyes y reglamentos federales
o locales y tratados internacionales celebrados por el Estado mexicano, así como
los requisitos para su interrupción y modificación.
Séptima Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Apéndice de 1995
Tomo: Tomo VI, Parte HO
Tesis: 1132
Página: 779
Existen otros tribunales con facultad legal para sentar jurisprudencia como son: