LA EXISTENCIA COMO RESULTADO DE LA EXPERIENCIA RELACIONAL 1

LA EXISTENCIA COMO RESULTADO DE LA EXPERIENCIA RELACIONAL

Erika Fernanda Pérez Múnera

BIOETICA

Especialización psicología clínica y salud mental

Universidad Pontificia Bolivariana

2016
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LA EXISTENCIA COMO RESULTADO DE LA EXPERIENCIA RELACIONAL

La existencia del hombre y todo lo que esto implica como las experiencias, el

conocimiento y la relación con los otros seres, han sido algunos de los temas más

complejos y confusos de tratar, principalmente cuando se aborda desde una perspectiva

ética.

Para este escrito tomaré como eje central mi posición frente a estos temas, el lugar

y sentido que le doy al ser humano, y la comprensión desde su totalidad, sin reducirlo a

sus aspectos positivos o negativos, sino integrándolo con la dualidad propia de la

existencia, que es inherente al ser.

La mayor parte está basada en los postulados hechos por Martin Buber, en su texto

del Yo-tú, ya que refleja con mayor precisión mi concepción de la realidad humana, los

factores que influyen en la trascendencia humana y la inminente influencia del otro sobre

el individuo, rescatando de ahí la importancia de la humanidad latente, para la

potencialización del ser.

Ahora bien, parto de la idea que la existencia está determinada por dualidades,

extremos blancos y negros, buenos y no tan buenos, dentro de los que se mueve el

hombre. Martin Buber se refiere a la dualidad como hecho existencial, el ser humano se

ve constantemente enfrentado a diversas opciones donde unas se oponen a otras, y es aquí

donde aparece la elección y la decisión (Buber, 1984), sabiendo que NO elegir ya es una

decisión que acarrea consecuencias.

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El hombre al verse frente a diversas situaciones debe tomar decisiones, basándose

en lo que quiere para él mismo, solo él puede decidir qué hacer con su vida; es el único

responsable de transformar su realidad.

Esta constante elección entre dualidades es lo que va construyendo la existencia de

la persona; de las experiencias depende el conocimiento que cada individuo tiene del

mundo, esto implica la manera como vive, piensa, siente y actúa.

Sin embargo, hablar de dualidades, según Buber, no es hablar de cosas totalmente

diferentes que no tienen ninguna relación; por el contrario están más relacionadas de lo

que se puede ver a simple vista, pues una define a la otra y el equilibrio es el que acerca al

mayor estado de bienestar.

Sabemos lo que nos gusta basándonos en lo que nos desagrada, conocemos lo que

es el calor porque este es el que desplaza al frio, reconocemos la tristeza y huimos de esta,

pues hemos estado felices y disfrutado de este estado. Así, el hombre se conoce a sí

mismo y al mundo que lo rodea, gracias a dualidades que no se pueden separar, pues

forman una unidad.

Esta dualidad no está inscrita exclusivamente en la realidad externa, también se

presenta, con mayor fuerza diría yo, en el interior humano, un ser lleno de dualidades,

aspectos bondadosos y humanos pero también aspectos oscuros, destructores que pueden

llegar a ser aterradores. Es en este punto donde se hace indispensable la responsabilidad

de asumir cada aspecto del ser, reconociendo los opuestos que lo integran y buscando el

equilibrio para fortalecer el ser.

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La experiencia que gana el hombre en su confrontación de dualidades, le ayuda en

su relación con él mismo y con los demás seres, tanto los que están dotados de existencia,

como los que no lo están; como lo dijo Husserl (1980) el hombre conoce el mundo desde

su experiencia.

Es aquí donde se encuentra lo que Buber (1984) llama la relación yo - tú y la

relación yo – ello. En el yo – ello encontramos que es la relación del hombre con él

mismo, del individuo con su propio ser, donde están sus sentimientos, pensamientos,

conocimientos, creencias, todo lo que lo constituye como ser individual y diferente de los

demás.

Ahora bien, ¿cómo se forma este mundo interno para cada quién? Para responder

esto, me baso en dos postulados de dos autores diferentes. -La experiencia como

conocimiento- de Husserl (1982) y -no se puede existir sin que haya un otro- de Buber

(1984).

Las experiencias le dan al hombre herramientas para defenderse y parámetros para

actuar en situaciones futuras, también le permite conocerse en determinados momentos y

así poco a poco construye y fortalece su ser propio.

Pero estas experiencias se ven determinadas por el otro. Es aquí donde entra la

relación yo – tu; la interacción con los otros es la que da el aprendizaje, pues el otro es

quien define a la persona, somos lo que el otro nos proyecta, no nos podemos ver mejor

de lo que nos ve el otro.

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Por el reconocimiento del otro sabemos de nuestra existencia y nos damos cuenta

de nuestra individualidad, si no existiera un otro no conoceríamos nuestra propia

existencia y las experiencias que nos constituyen como persona serían nulas, pues estas

nacen de la relación e interacción con los demás seres.

La relación yo – tu es de mutuo aprendizaje, el yo necesita del tu tanto como el tu

necesita del yo. Esta relación es un reto que cada persona asume en el día a día, se ve

enfrentado a la sorpresa a lo inesperado pues no puede controlar las acciones de los otros,

debe recibirlas y asimilarlas como algo nuevo que se le muestra, es un riesgo que se sale

de las manos del individuo. Es la relación yo –tu la que permite la trascendencia del

hombre mismo en el recuerdo y experiencia del otro.

Para concluir, puedo decir que el hombre es completamente social y es esta

conciencia de relación la que lo diferencia de los animales. El hombre se constituye como

humano a partir de los otros, lo que estos le transmiten, los valores y sobretodo la

responsabilidad para asumir sus decisiones.

Pero cuando digo que la persona se constituye a partir de los otros, no me refiero a

que los otros son los responsables de lo que pasa con cada quien. Me refiero a que esa

relación y las experiencias vividas nutren, fortalecen y transforman a la persona en su

búsqueda de trascendencia. Cada individuo es responsable de sí mismo pues es él quién

elige que elementos de los que le presenta su realidad elige y adopta como propios; según

esta elección, el ser humano se construye, teniendo un amplio sentido de historicidad,

donde es responsable de su futuro y puede intervenir en este desde el presente.

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REFERENCIAS

Buber, Martin.(1977).Yo y tú. Editorial nueva visión, Argentina.

Husserl, Edmund.(1982) La idea de la fenomenología, fondo de cultura

económica.