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Y así, desde la verdad detrás del Daesh, hasta la ironía de creer en un partido cuya
corrupción está comprobada en Perú. Desde los grandes intereses internacionales hasta la
predeterminación que crean en los consumidores de tal o cual marca en un consumismo
que ha lavado el cerebro de muchos ¿dónde queda el buen sentido llamado razón? ¿dónde
siquiera el sentido común? Dónde quedó la razón –parafraseando a Descartes-, para no
dejarnos burlar ni por las promesas de un político, ni por las predicciones de un astrólogo,
ni por los engaños de un medio, ni por los artificios o la presunción de los que profesan
saber más de lo que saben y que abundan en la social media. Dónde quedó el deseo de
aprender a distinguir lo verdadero de lo falso, para ver más claro en nuestros actos y
andarse más seguro por la vida. No admitir de entrada ninguna cosa como verdadera sin
tener evidencia que lo es. Lo que plantea Descartes es un método que redirige la teoría
del conocimiento como lo expresan quienes lo leen, sin embargo siguiendo la lectura de
su puño y letra, y teniendo en cuenta el contexto de su siglo, planteaba una forma tan
válida como universal posible para valerse de la razón en la rectitud de su práctica,
FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE EDUCACIÓN: Filosofía y Teología
UNIVERSIDAD SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO
rectitud que no deje espacio al error ni a la falsedad, y que le permitiera a cada individuo
valerse por sí mismo. En tal sentido, si tradujésemos su método hoy en día, sería de igual
forma un medio válido para interpelarnos frente a lo que vivimos, y a lo que vivimos
desde fuera, desde esa relación natural hombre-sociedad. En tal caso, sin admitir de
entrada como verdadera alguna cosa sin saber cuáles son las evidencias que lo confirmen,
tendría que dirigirme a dudar de esta cosa, para examinarla en cuantas partes me fuese
posible, y ordenarla de lo más simple a lo más complejo, haciendo unos recuentos tan
sistemáticos y generales que ya no quepa espacio de alguna posible omisión que pueda
abrir al error. Como lo decía Descartes, para obtener además de claridad, seguridad en la
vida. Quizá así habría una nueva modalidad para mover a las masas, con la verdad y por
la justicia, una real y no una de fantasía.