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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 2
1. ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA FILOSOFIA MEDIEVAL .................. 3
1.1. La Patrística .............................................................................................. 4
1.2. La Escolástica .......................................................................................... 5
1.3. Padres de la Iglesia .................................................................................. 6
1.4. Características generales de la filosofía medieval ................................ 7
2. Filosofía Medieval ........................................................................................... 8
2.1. Pensamiento de San Agustín de Hipona ................................................ 8
2.2. EL conocimiento, la verdad y la iluminación ......................................... 8
2.3. Dios y la creación ..................................................................................... 9
2.4. El problema del hombre .......................................................................... 9
2.5. La “Ciudad de Dios” y la influencia política de San Agustín ............. 10
2.6. Pensamiento de Santo Tomás de Aquino ............................................ 10
2.7. Metafísica ................................................................................................ 11
2.8. Las “cinco vías” para probar la existencia de Dios ............................ 11
2.9. La Creación ............................................................................................. 12
2.10. El Renacimiento y el humanismo ...................................................... 12
3. Principales postulados de la Edad Media ................................................... 13
4. Principales filósofos de la Edad Medieval .................................................. 16
4.1. De Origen Cristiano................................................................................ 16
4.2. Los escolásticos: ................................................................................... 16
4.3. Filósofos Musulmanes: ......................................................................... 18
5. BIOGRAFÍAS ................................................................................................. 19
5.1. San Agustín de Hipona .......................................................................... 19
5.2 Santo Tomas de Aquino ........................................................................ 21
BIBLIOGRÍA ......................................................................................................... 23
INTRODUCCIÓN

Po mucho tiempo toda la humanidad se ha preguntado acerca de la fe y en un Dios


supremo y ha llegado a definir diferentes conceptos o ideas, para poder llegar a
una paz interior teniendo seguridad en lo que han decidido creer y mantener un
estilo debido a las normas que esta establece. Un concepto de fe puede ser como
la creencia ciega de lo que no se ve. Todas estas preguntas y conclusiones se
hacían los teólogos y pensadores de la Edad Media, y algunos concluyeron en que
la razón solamente era un estorbo para la fe, en tanto que exigen pruebas materiales
que la fe no necesita ni requiere. Por otro lado, era difícil afirmar que la fe puede
prescindir de la razón, porque sin esa facultad no podríamos pensar, comprender,
ni siquiera hablar coherentemente. Se trata entonces de un problema complejo,
como todos los que interesan a filosofía, que sigue vigente en nuestros días.

En la filosofía de la Edad Media se puede analizar el pensamiento de San Agustín


de Hipona y Santo Tomás de Aquino, para establecer si es posible conciliar la fe en
la filosofía. Ya que estos pensadores retomaron los principios de la filosofía griega
para aplicarlos a la fe cristiana, a su estudio y difusión. Sin embargo esta actitud
varios sectores de la Iglesia se manifestó un abierto rechazo a la filosofía y al
pensamiento griego, y más aún a la pretensión de unir fe y la razón. Los problemas
fundamentales discutidos durante este periodo fueron la relación entre la fe y la
razón, la naturaleza y existencia de Dios, los límites del conocimiento y la libertad
en el hombre, la naturaleza de los universales y la individualización de las
sustancias divisibles e indivisibles.
1. ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA FILOSOFIA
MEDIEVAL

Recibe el nombre de filosofía medieval la que se produce desde la caída del Imperio
romano en Occidente (476) hasta la toma de Constantinopla por los turcos (1453).
Se trata de un largo periodo caracterizado por importantes acontecimientos
históricos, sociales, políticos, culturales y científicos. En el plano cultural, Occidente
pierde el conocimiento de la lengua griega y de gran parte del legado filosófico
científico antiguo. De la mano de la Iglesia comienza la construcción de una
sapiencia cristiana unitaria con el dogma cristiano, principio y fin de la reflexión.

A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su
reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su
interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber,
dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del
epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los
primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras
religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o
"salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial
hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres
apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente
a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para
combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o
intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre
filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las
bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los
judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando
subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad,
etc al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las
creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón.
La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía
propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis
de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se
iniciará la filosofía moderna.

Durante la Edad Media la filosofía bebió del cristianismo, por el que explicaba la
existencia y los fenómenos del mundo que les rodeaba. La Verdad era buscada en
la Biblia, libro de máxima sabiduría junto a Los Evangelios, según los cuales Dios
creó el mundo y a todas las personas. El cristianismo se convertirá, además de en
una religión, en una solución para dilucidar las cuestiones más comunes en la
época, cambiando el paradigma que había imperado en la filosofía de la etapa
anterior, la helénica.

1.1. La Patrística

La primera etapa en la filosofía medieval es aquella que corresponde a la


articulación definitiva de los dogmas cristianos, su defensa ante otras religiones y a
la iniciación a la humanidad en la Verdad de Cristo, la única posible. Estos primeros
hombres fueron llamados Padres de la Iglesia y su estudio y difusión se denominó
Patrística a manos de autores como Hipólito de Antioquia o de San Agustín.

A través de la Patrística del estudio de los padres San Agustín recibe la oportunidad
de solucionar el problema de Fe y Razón aunque no parte de distinguir entre la
religión y la filosofía sino que considera a las dos como soluciones equivalentes
para una necesidad vital del hombre que es la posesión de la Verdad. San Agustín
los identificó sin confundirlas, sabía que la razón religiosa se alcanza con la Fe y la
razón de la filosofía se alcanza con la razón.
1.2. La Escolástica

La segunda etapa en la filosofía medieval, la Escolástica, surgirá a partir del siglo


XIII. Dicha centuria se convertirá en el de la metafísica, consecuencia del
conocimiento de Aristóteles y del neoplatonismo greco-árabe cuyo objetivo principal
es descubrir las causas profundas o esenciales y después practicar a partir de ellas
el método científico por excelencia con la reinterpretación de Aristóteles, gracias a
nuevas traducciones que se realizan en las Escuelas y Universidades entre las que
destacaremos la Escuela de Traductores de Toledo. En estos espacios, surgidos
todos en tiempos del Medievo, se va a cultivar un saber principalmente teológico y
filosófico por el que a través de la ciencia de Aristóteles, se intentará explicar la
existencia sobrenatural de Dios. A pesar de que la Escolástica es principalmente
teología, es esencialmente filosofía. Así los dice dirá Julián Marías: la Escolástica
trata problemas filosóficos que surgen con ocasión de cuestiones religiosas y
teológicas.

El máximo representante será Averroes quien se afana por una interpretación literal
del filósofo griego, afirmando la existencia de la Doble Verdad, representada en la
religión y la filosofía. Averroes, cordobés, ha obtenido el reconocimiento por ser el
filósofo que consagró el triunfo de Aristóteles entre los árabes, a quien procesa una
profunda admiración, como lo demuestran sus tres obras en las que comenta los
libros del griego, ejerciendo una influencia profunda entre los latinos.

Santo Tomás de Aquino quien desarrolló una teoría que conjugaba las posibilidades
del cristianismo con las ideas aristotélicas, que con el tiempo se convertirán en las
ideas oficiales del catolicismo.

Los tres grandes problemas de la filosofía medieval lo constituyeron "Dios",


"Relaciones entre Fe y Razón" y "Los Universales". La primera de las cuestiones, la
referida a Dios, plantea en los filósofos medievales la necesidad de explicar
mediante métodos científicos la existencia del mismo siendo no sólo cuestión de fe
sino también de ciencia.
La segunda, va a ser respondida a través de una unión entre ambas que, según los
autores de este tiempo, no son incompatibles sino, muy al contrario, se convertirán
en conceptos complementarios.

Los "universales son, atendiendo a la tercera de las cuestiones, los problemas más
debatidos por los filósofos medievales, consistentes en decidir si las ideas más
generales y abstractas poseen existencia separada e independiente del
entendimiento humano o son sólo nombres, definiciones.

1.3. Padres de la Iglesia


Nombre dado por la Iglesia católica a los autores que establecieron la doctrina
cristiana antes del siglo VIII. Los escritos de los Padres, o literatura Patrística,
sintetizaron la doctrina cristiana tal y como se encuentra en la Biblia, especialmente
en el Evangelio, los escritos de los Padres Apostólicos, las máximas eclesiásticas y
las decisiones de los concilios de la Iglesia. Facilitaron un conjunto doctrinal
articulado de la enseñanza cristiana para su transmisión por todos los rincones del
Imperio romano.
Hay que tomar en cuenta que al principio la Iglesia no quería saber nada de
la filosofía, ya que estaban bajo la impresión de la nueva vivencia de su fe. Gracias
a San Agustín, se puso un sí positivo a la filosofía. Nosotros queremos dice San
Agustín, hablar no solo con la autoridad de las sagradas escrituras, sino también
basados en la universal razón humana (Ratio: relación entre dos cantidades). Si
los filósofos han dicho algo que exacto ¿por qué no lo hemos de aceptar?, al fin
de cuentas puede incluso servir para razonar la fe y para comprenderla mejor.

En el siglo IV, la Patrística alcanza su plena madurez. Es el momento en que los


herejías han alcanzado su mayor agudeza y el gran movimiento maniqueo, que se
extiende de oriente a occidente, amenazan a la Iglesia. Por otra parte
el pensamiento cristiano ha adquirido profundidad y claridad, y al
mismo tiempo vigencia social en el Imperio Romano. El mundo antiguo está en su
última etapa. Los bárbaros están llamando desde hace tiempo a todas las puestas
del Imperio; a lo largo de sus fronteras se hace sentir la presencia de los pueblos
germánicos, que se van infiltrando lentamente, antes de realizar la gran irrupción
del siglo V. Y sobre todo el paganismo ha dejado de existir; la cultura romana se
agota en el comentario y sigue nutriéndose, al cabo de los siglos de una filosofía la
griega que no es capaz de renovar. En este momento aparece San Agustín, la
plenitud de la Patrística, que resume en su personalidad inmensa el mundo antiguo,
al que todavía pertenece, y la época moderna, que anuncia, y cuyo punto de
arranque es él mismo. En la obra agustiniana se cifra este paso decisivo de un
mundo a otro.

1.4. Características generales de la filosofía medieval

 San Agustín aporta los fundamentos de la teología y la antropología


cristianas.
 Toda la filosofía medieval tiene un carácter religioso y la mayoría de los
filósofos son teólogos.
 El aristotelismo se impone en el siglo XIII como paradigma filosófico y
científico hasta el siglo XVII.
 El aristotelismo aporta también la imagen de un universo finito y los principios
para el debate entre el poder del papado y el poder temporal.
 Las alternativas al aristotelismo llegan con el humanismo renacentista, la
obra de Erasmo y la Reforma de Lutero.
2. Filosofía Medieval

2.1. Pensamiento de San Agustín de Hipona


El tema central en el pensamiento de San Agustín es la relación del alma con Dios.
Decía que a partir de su propia interioridad el alma podía elevarse hacia Dios, en un
sentido ascendente, como el de la dialéctica de Platón. De hecho, las ideas
platónicas ejercieron una influencia considerable en las de San Agustín, para quien
el filósofo es el que busca la verdad partiendo de sí mismo para trascender hasta
Dios.

Vemos en esas ideas que San Agustín combina los principios teológicos con las
herramientas racionales de la filosofía, buscando unir así las dos facultades que
mencionábamos al principio: la fe y la razón. Ambas son medios que se
complementan en la búsqueda de la verdad. Es decir que creer no es irracional, ni
el conocimiento racional de Dios atenta contra la fe.

La fe debe guiar a la razón. La fe puede servirse de la razón, puesto que si se utiliza


correctamente, lejos de contradecirlas, la reforzará.

2.2. EL conocimiento, la verdad y la iluminación


Decía San Agustín que la verdad debe buscarse en el interior del ser humano; que
no la proporcionan los sentidos sino la actividad racional; la verdad es eterna e
inmutable, es Dios y sus Ideas. Aquí puede apreciarse nuevamente la influencia de
Platón, pero en este caso San Agustín relaciona a las ideas platónicas con Dios.

Para que el intelecto pueda alcanzar la verdad, es necesaria la iluminación divina.


Con este principio San Agustín sustituye el de las ideas innatas de Platón, ya que
el conocimiento se adquiere porque Dios concede a los seres humanos esa luz
especial que ilumina su entendimiento. Aquí encontramos otra asociación con el
platonismo y su afirmación de que el bien era como el sol del conocimiento
intelectual.
2.3. Dios y la creación
Sobre la existencia de Dios, se formaron tres temas fundamentales: las pruebas de
la existencia de Dios, el problema de la esencia de Dios y el problema de la creación.

En cuanto a las pruebas de la existencia de dios, se argumenta que hay verdades


eternas e inmutables, que se encuentran en la mente de todos los seres humano,
conocimientos que se imponen que trascienden a la razón dichas verdades
solamente pueden tener su fundamento en un Ser Absoluto, inmutable y eterno, que
es Dios.

La esencia metafísica de Dios e la inmutabilidad. No puede cambiar porque es


perfecto. Sus atributos fundamentales son: conocer, crear y armar, por eso llega al
ser humano y le permite encontrarse con Él. De Dios surgió el Universo, es su
creador, y las ideas que son el modelo de las cosas sensibles se encuentran en la
mente divina.

2.4. El problema del hombre


El alma está unida al cuerpo, pero es superior a él. Sobre el origen del alma,
inicialmente se propuso que se transmitía de padres a hijo en el momento de l
concepción. A este principio se conoce como “traduccionismo” y con él se pretendía
defender el dogma del pecado original. Más adelante se propuso otra explicación,
conocida como “creacionismo” en la que el alma es creada por Dios, por eso
manifiesta su imagen y semejanza con el creador. Por su misma naturaleza, el ser
humano necesita y puede encontrar a Dios en su interior.

El alma es una unidad indisoluble que posee tres facultades: memoria,


entendimiento y voluntad, que corresponde con la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
2.5. La “Ciudad de Dios” y la influencia política de San
Agustín
La ciudad de Dios fue escrita en defensa del cristianismo, ya que los paganos
afirmaban que por la culpa de los cristianos Roma había caído en poder de los
bárbaros. San Agustín presenta una metáfora de la historia, a la que propone como
la lucha constante entre el mal y el bien, simbolizadas por la ciudad terrenal y la
ciudad de Dios.

La ciudad de Dios está integrada por los que siguen la palabra divina y la terrenal
por los que no creen. Esa lucha persistirá hasta el final de los tiempos, cuando llegue
el triunfo de la ciudad de Dios, como se manifiesta en el Apocalipsis.

2.6. Pensamiento de Santo Tomás de Aquino


Profundizó en las relaciones entre la fe y razón. Nació en Rocca Secca, Italia. Fue
llamado “doctor angelicus” por la Iglesia. Estudió en Colonia bajo la tutela de San
Alberto Magno y su profesor de la Universidad de parís. Sus principales obras son
la Summa contra gentiles y Summa theologica.

El pensamiento de Santo Tomás estuvo influido por el aristotelismo, que se difundió


en Europa gracias a los filósofos árabes como Avicena y Averroes. San Tomás
acepta el predominio de lo teológico sobre lo filosófico. En el siglo XIII se había
extendido la teoría de la “doble verdad” propuesta por Averroes, según la cual hay
una verdad para la teología y otra para la filosofía. Pero Santo Tomás no acepta esa
Teoría.

Establece que la filosofía se dedica al conocimiento de las verdades naturales, que


pueden ser alcanzadas por la razón, mientras la teología estudia las verdades
reveladas. Según Santo Tomás la filosofía debe estar al servicio de la teología.
2.7. Metafísica
En la Summa Theologica, Santo Tomás plantea el problema de la existencia de
Dios, basándose en algunos principios de la metafísica aristotélica. Acepta la teoría
de las cuatro causas, la de la sustancia y la del acto y la potencia. Sto. Tomás acepta
la teoría aristotélica de la sustancia pero se encuentra con un problema ya que
Aristóteles decía que la sustancia se compone de materia y forma, pero la
revelación habla de Dios y de los ángeles, que no son materiales, por lo que Sto.
Tomás hace la separación entre sustancia y existencia.

La esencia de los seres espirituales se identifica solamente con la forma, puesto


que carecen de materia, en cambio la existencia de los seres contingentes
comprenden también la materia, con esta diferenciación marca una separación
entre Dios y el mundo.

Santo Tomás establece una jerarquía entre los seres humanos que eran los seres
inanimados, luego los seres vegetativos, los sensitivos y los racionales, hasta llegar
a los seres puros como los ángeles y a Dios.

2.8. Las “cinco vías” para probar la existencia de Dios


El movimiento: Todo lo que se mueve es movido por otro, pero al final de esa
cadena de causas se encuentra un primer motor que es Dios.

La eficiencia: Santo Tomás afirma que nada es causa de sí mismo y que por lo
tanto tiene que existir un primera causa eficiente que es Dios.

La contingencia: Los seres que nacen y mueren son contingentes pero tienen su
causa en un ser necesario, que es Dios.

Los grados de perfección: Los seres presentan diferentes grados de perfección.


Según Sto. Tomás, implica la existencia de un modelo respecto del cual se
establece la comparación, es decir un ser perfecto, que es Dios.

La finalidad: El ser inteligente que dirige todas las cosas naturales es Dios.
2.9. La Creación
Sto. Tomás afirma que sólo Dios es un ser necesario, ya que es el único cuya
esencia es existir. Todos los demás seres reciben su existencia de Él. La creación
del mundo es un acto libre de Dios.

2.10. El Renacimiento y el humanismo


El final de la Edad media estuvo marcado por las transformaciones de la historia en
Europa. Una de ellas fue la propagación de la llamada “peste negra”, que causo
muerte de la cuarta parte de la población. En lo económico, el empobrecimiento de
los campos provoco violentas sublevaciones de campesinos.

La Edad Media era rural y cristiana, pero surgieron reacciones en contra del papado
y de la iglesia, por parte de sectores que demandaban cambios en la estructura
eclesiástica, y este descontento sería la Reforma Protestante.

El Renacimiento abarca el periodo comprendido entre los siglos XV y XVI, en el cual


ocurren complejos movimientos sociales, religiosos, económicos, culturales y
políticos. Hechos determinantes en este periodo fueron el desarrollo de la
burguesía, la expansión del comercio, el crecimiento de las ciudades, el
descubrimiento de América y la invención de la imprenta.

En el Renacimiento surge el movimiento llamado “humanismo” que es el interés por


lo humano y presenta características como el interés de los modelos griegos en la
producción artística. Y en lo filosófico, la distinción entre fe y razón, la filosofía se
independiza de la teología.
3. Principales postulados de la Edad Media

En la Edad Media, el saber filosófico tiene como fundamento al dogma, la verdad


revelada por la fe.

En la Edad Media nace la filosofía apologística ante la necesidad de defensa de la


religión cristiana frente a las críticas de los paganos. Mientras los escépticos decían
que no se podía conseguir la verdad porque “No existe la verdad; de todo se puede
dudar”, san Agustín sale a refutarlos afirmando que sí existe la verdad: “Se podrá
dudar todo lo que se quiere; de lo que no puede dudar es de la misma duda”.

En el pensamiento de la Edad Media existieron tres grandes religiones monoteístas


que originaron a tres tradiciones filosóficas importantes: la tradición cristiana,
representada por Santo Tomás de Aquino; la tradición judía, con Maimónides, y la
tradición musulmana, representada por Averroes.

Según Mosheh Ben Maimon o Maimónides:

Filosóficamente, se ocupó acerca de la naturaleza de Dios y la creación, el libre


albedrío y el bien y el mal. Para Maimónides la profecía está antecedida por la
filosofía y sólo el filósofo está preparado para ser profeta. Llegó a identificar dos
tipos de verdades: verdades absolutas (Dios es el único y de Èl depende todo lo
creado) y verdades necesarias (no matar, no robar, no desear los bienes ajenos),
todas estas verdades sirven para garantizar el normal funcionamiento y desarrollo
de la sociedad. Utilizó el método alegórico en la interpretación de la Biblia y fue
condenado durante varios siglos por los rabinos ortodoxos.

Según Averroes:

Las tesis filosóficas de Averroes se resumen en lo siguiente: a) el mundo es eterno


y no tiene principio temporal; no admite que la Creación hubiera tenido lugar en el
tiempo; b) Dios es el “primer motor”, la fuerza propulsora de todo movimiento y que
transforma lo potencial en lo real; c) el alma es mortal y se divide en dos partes:
alma individual perecedera (intelecto pasivo) y alma divina y eterna (intelecto
activo), éste último es común a todos los hombres y se convierte en intelecto pasivo
cuando se une al alma humana; el intelecto activo se origina cuando la imaginación
del hombre recibe las imágenes que le proporcionan los sentidos y las trasmite al
intelecto pasivo; d)la teoría de la “doble verdad”.

Según San Agustín de Hipona:

Para san Agustín todo viene de Dios y todo va hacia él. Dios ilumina al hombre al
dotarlo de razón o de entendimiento (Dios es Luz). Dios es “lo que se antepone a
todas las cosas”. Dios es la Verdad completa y eterna, es la Sabiduría y la Salvación
suprema. La creación proviene de un acto libre de la voluntad de Dios. Todo lo
creado por Dios es bueno. El mal se origina en el apartamiento de Dios. El hombre
es libre de hacer lo que Dios sabe que hará libremente (predestinación humana).
Sólo con Dios y a través de Dios el hombre puede alcanzar la vida feliz. Dios está
fuera del tiempo, el tiempo empezó con la creación del mundo por Dios. El hombre
fue creado por Dios, para Dios y hasta que su corazón descanse en Dios.

Según Santo Tomas de Aquino:

Su filosofía denominada “Tomismo” se enmarca dentro de un “realismo moderado”


y se caracteriza por lo siguiente: a) concilia la razón (filosofía) con la revelación o fe
(teología). La fe es la regla del recto proceder de la razón; b) constituye un esfuerzo
sistematizado de la teología católica, de conciliación científica entre la doctrina
aristotélica y los postulados del cristianismo; c) se funda en la concepción de Dios
como “acto puro de ser”. El ser no es uno, el Creador está separado de la criatura.
El ser divino (Dios) es la causa del ser finito (la criatura); d) el hombre sólo puede
llegar a la verdad a través de la experiencia sensible o de los sentidos y las ideas
generales o universales, pero siempre considerando como prioritario y
predominante el “orden del intelecto”, la razón frente a la fe.
Según Pedro Abelardo:

En el campo de la ética, Abelardo sostiene que un acto debe ser juzgado por la
intuición que persigue quien lo realiza; la moral es la integración de lo intencional
con la virtud. En lo filosófico, aborda el problema de los universales tratando de
absolver la pregunta de Porfirio: ¿los universales (especies, géneros) existen en la
realidad o únicamente en el pensamiento? Y Abelardo responde que el universal es
todo aquello que puede predicarse de varias cosas, y no hay cosas que puedan
predicarse de otras, puesto que cada una es ella misma. Por tanto, la universalidad
no puede atribuirse a las cosas sino solamente a las palabras, es una función lógica
de determinadas palabras, y esta solución al problema de los universales se
denomina conceptualismo.

Según Guillermo de Ockham:

Ockham contribuyó a separar la filosofía (razón) de la teología (revelación) a fin de


promover el desarrollo autónomo de la ciencia fundada exclusivamente sobre la
experimentación. Es así como la teología deja de ser una ciencia y se convierte en
un quehacer meramente especulativo carente de evidencia racional y de validez
empírica. Sostiene que existe una heterogeneidad absoluta entre la ciencia y la fe,
y no pueden subsistir juntas, pues la evidencia no puede ir unida a la falsedad. “Los
artículos de fe no son principios de demostración ni conclusiones, y no son ni
siquiera probables, ya que parecen falsos a todos o a la mayoría o a los sabios…”
4. Principales filósofos de la Edad Medieval

4.1. De Origen Cristiano


San Agustín de Hipona: Agustín fue, quien tuvo contacto con las ideas del
evolucionismo de Anaximandro, sugirió en su obra La ciudad de Dios que Dios pudo
servirse de seres inferiores para crear al hombre al infundirle el alma, defendía la
idea de que a pesar de la existencia de un Dios no todos los organismos y lo inerte
salían de Él, sino que algunos sufrían variaciones evolutivas en tiempos históricos
a partir de creaciones de Dios.

San Isidoro de Sevilla: Sus Etimologías son la mejor recopilación de los


conocimientos de la época en todos los ámbitos, convirtiéndose en la gran
enciclopedia del Medievo y el gran precedente cristiano de la liberal que surgió en
la Ilustración.

Juan Escoto Eriugena: Su filosofía se mantiene en la línea de lo que se conoce


como neoplatonismo en cuanto al platonismo y la teología negativa. Sin embargo,
Erígena quiso explicar la realidad mediante un sistema racional y unitario que
contradecía el dualismo de la religión, Dios y mundo son dos realidades diferentes
y los dogmas relativos a la creación y la voluntad divina.

4.2. Los escolásticos:


Santo Tomás de Aquino: Tomás de Aquino, es el pensador a través del cual la
filosofía cristiana en general, y la escolástica en particular, llega a su forma más
acabada. Es Tomás un filósofo cuya originalidad no reposa en descubrimientos
revolucionarios sino en su notable capacidad para elaborar sistemáticamente una
construcción que logra una síntesis imponente valiéndose de todo el saber conocido
en su época. La claridad y el respeto con el que lleva a cabo la exposición de su
pensamiento, no es un tema menor. Siempre comienza planteando el problema,
luego señala las dificultades, presenta objetivamente opiniones diferentes y
finalmente demuestra su propia teoría.
Ramón Llull: Filósofo y escritor catalán. Hijo de un barcelonés emigrado a Mallorca
poco antes de que él naciera, Llull estuvo desde muy joven relacionado con los
ambientes cortesanos. Durante su juventud fue senescal del heredero del reino, el
infante don Jaime, y hasta cumplir la treintena llevó una vida disoluta y exenta de
preocupaciones, a pesar de su matrimonio con Blanca Picany, con quien tuvo dos
hijos; en esta época se dedicó a escribir poesía de corte trovadoresco.

Guillermo de Ockham: Ockham desarrolló temas que caracterizaron las


preocupaciones de los intelectuales de su época y representa un punto de inflexión
en la historia del pensamiento escolástico. Ockham ya no es un pensador
sistemático como lo fuera Tomás de Aquino, su rol es fundamentalmente el de un
crítico. Su crítica producirá la independencia de la filosofía que comenzará a
centrarse en otros temas como la Naturaleza.

Anselmo de Canterbury: San Anselmo de Canterbury fue uno de los filósofos más
relevantes de la tradición agustiniana, por lo que debemos situarlo en la esfera de
influencia filosófica del platonismo. No obstante, sus preocupaciones fundamentales
eran de tipo religioso y espiritual. En este sentido concibe la filosofía como una
ayuda para comprender la fe: hay una sola verdad, la revelada por Dios, que es
objeto de fe; pero la razón puede añadir comprensión a la fe y, así, reforzarla. La
expresión "credo, ut intelligam" resume su actitud: la razón sola no tiene autonomía
ni capacidad para alcanzar la verdad por sí misma, pero resulta útil para esclarecer
la creencia. La razón queda situada en una relación de estricta dependencia con
respecto a la fe.

San Alberto Magno: La Filosofía de Alberto Magno es la Filosofía aristotélica,


incorporada y como encarnada en la Filosofía cristiana, en la parte en que aquélla
no se opone a las verdades fundamentales de ésta, pero sin excluir, antes bien
asimilándose elementos platónicos e ideas de las escuelas árabes, judaicas y
neoplatónicas. Alberto Magno, lejos de seguir ciegamente a Aristóteles, según
piensan algunos, pone de manifiesto y combate sus errores cuando se presenta la
ocasión; reprende y ridiculiza a los que hacen de él una especie de Dios.
Pedro Abelardo: Filósofo y teólogo francés. Talento privilegiado, fue alumno y bien
pronto adversario de Guillermo de Champeaux y de Anselmo de Laon. No siendo
clérigo, reunía a numerosos discípulos (en Melun, Corbeil, París). Se enamoró y
tuvo un hijo de Eloísa, cuyo tío, el canónigo Fulberto, contrató sicarios para que
castrasen a Abelardo. Éste y Eloísa se retiraron a sendos monasterios, pero sus
discípulos pidieron a Abelardo que volviera a su magisterio público (Historia de
desventuras, y Cartas de Abelardo y Eloísa son testimonios de esos patéticos
sucesos). Su Introducción a la teología fue condenada a las llamas en el Concilio
de Soissons y san Bernardo consiguió una nueva condena de frases de sus libros
en el Concilio de Sens.

4.3. Filósofos Musulmanes:


Averroes: Filósofo hispanoárabe. De familia muy distinguida, su padre había sido
cadí de Córdoba durante cierto tiempo; su abuelo, que llevaba el mismo nombre
que él, Abu l-Walid Muhammad, había desempeñado este cargo durante largo
tiempo y había sido luego una autoridad en derecho malikita, consejero de varios
soberanos y príncipes. Averroes continuó la tradición jurídica de la familia y alcanzó,
siendo muy joven, fama de gran jurisconsulto, apoyada en el libro Punto de partida
del jurista supremo y de llegada del jurista medio.

Avicena: Médico y filósofo persa. Sus trabajos abarcaron todos los campos del
saber científico y artístico de su tiempo, e influyeron en el pensamiento escolástico
de la Europa medieval, especialmente en los franciscanos.

Maimónides: Filósofo y teólogo judío español (Córdoba, 1135 - El Cairo, 1204). Hijo
de un juez, se educó en colegios musulmanes y judíos de Córdoba. Tras la invasión
almohade, que instaló la intolerancia en al-Ándalus, sufrió persecución por motivos
religiosos y se vio obligado a huir a Fez (1158), antes de emigrar a Oriente:
Palestina, Alejandría y, finalmente, El Cairo (1165). Allí llegó a ser médico del último
rey fatimí, al-'Adid, y nagid o guía espiritual de la comunidad judía de Egipto.
5. BIOGRAFÍAS

5.1. San Agustín de Hipona

San Agustín nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, pequeña ciudad de


Numidia en el África romana. Su padre, llamado Patricio, era un pequeño propietario
pagano y su madre, Santa Mónica, es puesta por la Iglesia como ejemplo de «mujer
cristiana», de piedad y bondad probadas, madre abnegada y preocupada siempre
por el bienestar de su familia, aún bajo las circunstancias más adversas. Mónica le
enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y al ver cómo el joven
Agustín se separaba del camino del cristianismo se entregó a la oración constante
en medio de un gran sufrimiento. Años más tarde Agustín se llamará a sí mismo "el
hijo de las lágrimas de su madre". En Tagaste, Agustín comenzó sus estudios
básicos, posteriormente su padre le envía a Madaura a realizar estudios de
gramática.

Agustín fue maniqueo y orador imperial en Milán. Era el rival en oratoria del obispo
Ambrosio de Milán, figura que después hizo a Agustín conocer los escritos de
Plotino y las epístolas de Pablo de Tarso. Por medio de estos escritos se convirtió
al cristianismo. Ya como obispo, escribió libros que lo posicionan como uno de los
cuatro primeros Padres de la Iglesia. La vida de Agustín fue un claro ejemplo del
cambio que logró con la adopción de un conjunto de creencias y valores.

San Agustín se destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la
literatura, especialmente la griega clásica y poseía gran elocuencia. Sus primeros
triunfos tuvieron como escenario Madaura y Cartago, donde se especializó en
gramática y retórica. Durante sus años de estudiante en Cartago desarrolló una
irresistible atracción hacia el teatro. Al mismo tiempo, gustaba en gran medida de
recibir halagos y la fama, que encontró fácilmente en aquellos primeros años de su
juventud. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y sobresalió en
concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus
pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó
sus estudios, especialmente los de filosofía. Años después, el mismo Agustín hizo
una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en su libro Confesiones.

A los diecinueve años, la lectura de Hortensius de Cicerón despertó en la mente de


Agustín el espíritu de especulación y así se dedicó de lleno al estudio de la filosofía,
ciencia en la que sobresalió. Durante esta época el joven Agustín conoció a una
mujer con la que mantuvo una relación estable de catorce años y con la cual tuvo
un hijo: Adeodato.

En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad, Agustín pasó


de una escuela filosófica a otra sin que encontrara en ninguna una verdadera
respuesta a sus inquietudes. Finalmente abrazó el maniqueísmo creyendo que en
este sistema encontraría un modelo según el cual podría orientar su vida.

 Conversión al cristianismo

En 385 Agustín se convirtió al cristianismo. Fue en Milán donde se produjo la última


etapa antes de su conversión: empezó a asistir como catecúmeno a las
celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de sus prédicas
y su corazón. Entonces decidió romper definitivamente con el maniqueísmo. Esta
noticia llenó de gozo a su madre, que había viajado a Italia para estar con su hijo, y
que se encargó de buscarle un matrimonio acorde con su estado social y dirigirle
hacia el bautismo. En vez de optar por casarse con la mujer que Mónica le había
buscado, decidió vivir en ascesis; decisión a la que llegó después de haber conocido
los escritos neoplatónicos gracias al sacerdote Simpliciano.

 Fallecimiento

Agustín murió en Hipona el 28 de agosto de 430 durante el sitio al que los vándalos
de Genserico sometieron la ciudad durante la invasión de la provincia romana de
África. Su cuerpo, en fecha incierta, fue trasladado a Cerdeña y, hacia el 725, a
Pavía, a la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro, donde reposa hoy.
5.2. Santo Tomas de Aquino
Tomás de Aquino (en italiano, Tommaso D'Aquino; Roccasecca, Italia, 1224/1225-
Abadía de Fossanuova, 7 de marzo de 1274) fue un teólogo y filósofo católico
perteneciente a la Orden de Predicadores, el principal representante de la
enseñanza escolástica, una de las mayores figuras de la teología sistemática y, a
su vez, una de las mayores autoridades en metafísica, hasta el punto de que,
después de muerto, sea el referente de varias escuelas del pensamiento: tomista y
neotomista. Es conocido también como Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de
la Humanidad, apodos dados por la Iglesia católica, la cual lo recomienda para los
estudios de filosofía y teología.

Sus obras más conocidas son la Summa theologiae, compendio de la doctrina


católica en la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos, y la Summa contra
gentiles, compendio de apología filosófica de la fe católica, que consta de 410
capítulos agrupados en 4 libros, redactado a petición de Raimundo de Peñafort.

Asimismo, fue muy popular por su aceptación y comentarios de las obras de


Aristóteles, señalando, por primera vez en la Historia, que eran compatibles con la
fe católica. A Tomás se le debe un rescate y reinterpretación de la metafísica y una
obra de teología aún sin parangón, así como una teoría del Derecho que sería muy
consultada posteriormente. Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia
en 1567 y santo patrón de las universidades y centros de estudio católicos en 1880.
Su festividad se celebra el 28 de enero.

 Juventud

Tomás de Aquino nació en 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en


el seno de una numerosa y noble familia de sangre germana. Su padre, Landolfo,
descendiente a su vez de los condes de Aquino, estaba emparentado con el
emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti.
Recibió Tomás su primera educación cumplidos los cinco años, en la abadía de
Montecasino, de la que era abad su tío. Ya por estas fechas sus biógrafos más
reputados (Guillermo de Tocco, Bernardo Guido o Pedro Calo) destacan una
singular devoción, señalando que, desde bebé, se aferraba fuertemente a un papiro
que tenía escrito el Ave María. Le enseñaron primariamente gramática, moral,
música y religión hasta 1239, cuando el emperador Federico II decretó la expulsión
de los monjes. A finales del mismo año el joven Tomás entró en un centro más
avanzado, acorde a sus facultades: la Universidad de Nápoles, que, mediante las
artes liberales, le introdujo en la lógica aristotélica. En 1244, sintiéndose
intensamente llamado a la vida austera e intelectual de los frailes dominicos que
había conocido en un convento de Nápoles, ingresó excepcionalmente rápido en su
Orden, gracias a la amistad que había trabado con el Maestro General Juan de
Wildeshausen.

 Formación universitaria

La Universidad de París era ideal para las aspiraciones del joven Tomás, por su
marcada predisposición al Trivium (ya tradicional en París) y por sus escuelas de
teología. Tuvo por maestros más destacados a Alejandro de Hales y a Alberto
Magno, ambos acogedores de la doctrina aristotélica (especialmente el segundo).

 Regreso y muerte

Terminada su labor en Francia, se le encargó la fundación de un nuevo capítulo


provincial en su Nápoles natal. Antes de ello Tomás visitó su familia, así como sus
amigos el cardenal Anibaldo degli Anibaldi y el abad de Montecassino Bernard
Ayglier. En Nápoles debe destacarse que fue recibido como un rey, así como la
numerosa correspondencia que mantuvo, respondiendo dudas al mismo Bernard
Ayglier entre muchos otros.
BIBLIOGRÍA
Consulta de libros:

 Sandoval, Ana María (2004). Filosofía en la Edad Media. Guatemala:


Editorial Sandoval.

 Gilson, Étienne (2007). La filosofía en la Edad Media: desde los orígenes


patrísticos hasta el fin del siglo XIV. versión española de Arsenio Pacios y
Salvador Caballero. Madrid: Editorial Gredos.

Textos recuperados de internet:

Terrones Negrete, Eudoro (2009). El concepto de filosofía en la Edad Media.


Recuperado de
http://eudoroterrones.blogspot.com/2009/03/el-concepto-de-filosofia-en-la-
edad_07.html

Herrea, Gustavo. (s.f.). Historia de la Filosofía Medieval. Recuperado de


http://www.webdianoia.com/filosofia/medieval.htm

Cabrera, Jaime. (s.f.) Filofía Medieval. Recuperado de


http://www.arteguias.com/filosofiamedieval.htm

Urbina Tortolero, Eladio Román (s.f.) La filosofía medieval. Recuperado de


http://www.monografias.com/trabajos/filosofmedie/filosofmedie.shtml

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