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MI CUERPO,
ESTA ES
MI SANGRE»
ORACIÓN
EUCARÍSTICA
CON MOTIVO
DE LA
SOLEMNIDAD
DEL CUERPO
Y SANGRE
DE CRISTO
DIÓCESIS
DE JAÉN
Diócesis de Jaén
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico
La Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo marca prácticamente el final del curso
pastoral 2013-2014 en nuestra Diócesis de Jaén, en las Parroquias y movimientos.
• La vocación social, corazón de la Iglesia y del mundo que hace de la Iglesia buena
samaritana que cura y sana las heridas, dolores, sufrimentos del mundo con su
propia vida y bienes.
La oración que os ofrecemos en la recta final del curso pastoral puede ser una
buena ocasión para invitar a la comunidad cristiana, tanto adultos como niños, especialmente
los que en estas fechas han participado por primera vez en la comunión eucarística, para dar
gracias a Dios por las distintas vocaciones que enriquecen la Iglesia y para pedir, muy
especialmente al dueño de la miés que envíe obreros a su miés.
Nuestros Seminarios Mayor y Menor están con los brazos abiertos esperando chicos
de nuestras comunidades que quieran consagrar su vida a Dios y a la Iglesia como sacerdotes
de Cristo Sacerdote.
Os pronemos dos modelos de oración, uno para adultos y otro para niños. Se podría
hacer en la vísperas de la Solemnidad del Corpus Christi como preparación a la Solemnidad o
cuando cada comunidad considere oportuno según sus circunstancias pastorales.
Os deseo un feliz verano, descanso para el cuerpo y serenidad para el espíritu, sin
dejar de manifestar un sólo instante de nuestra vida, nuestra identidad cristiana y eclesial
allá donde estemos.
MONICIÓN AMBIENTAL:
Señor Jesus,
vivo y resucitado,
presente y caminante con nosotros.
Gracias Señor por estar aquí,
por cumplir tu promesa de no dejarnos solos
hasta que vuelvas para consumarlo todo.
La conversación de Jesús con la gente, con los judíos y con los discípulos es un
diálogo bonito, pero exigente. Jesús trata de abrir los ojos de la gente para que
aprenda a leer los acontecimientos y descubra en ellos el rumbo que debe tomar
en la vida. Pues no basta ir detrás de las señales milagrosas que multiplican el pan
para el cuerpo. No de sólo pan vive el hombre. La lucha por la vida sin una mística
no alcanza la raíz. En la medida en que va conversando con Jesús, la gente se queda
cada vez más contrariada por las palabras de Jesús, pero él no cede, ni cambia las
exigencias. El discurso parece moverse en espiral. En la medida en que la
conversación avanza, hay cada vez menos gente que se queda con Jesús. Al final
quedan solamente los doce, y Jesús ¡no puede confiar ni siquiera en ellos! Hoy
sucede lo mismo. Cuando el evangelio empieza a exigir un compromiso, mucha
gente se aleja.
La gente busca a Jesús porque quiere más pan. La gente va detrás de Jesús. Ve que
no ha entrado en la barca con los discípulos y, por ello, no entiende cómo ha hecho
para llegar a Cafarnaúm. Tampoco entiende el milagro de la multiplicación de los
panes. La gente ve lo que acontece, pero no llega a entender todo esto como una
señal de algo más profundo. Se detiene en la superficie: en la hartura de la comida.
Busca pan y vida, pero sólo para el cuerpo. Según la gente, Jesús hizo lo que Moisés
había hecho en el pasado: alimentar a todos en el desierto, hasta la saciedad. Yendo
detrás de Jesús, ellos querían que el pasado se repitiera. Pero Jesús pide a la gente
que dé un paso más. Además del trabajo por el pan que perece, debe trabajar por
el alimento que no perece. Este nuevo alimento lo dará el Hijo del Hombre, indicado
por Dios mismo. El nos da la vida que dura por siempre. El abre para nosotros un
horizonte sobre el sentido de la vida y sobre Dios.
¿Cuál es la obra de Dios? La gente pregunta: ¿Qué debemos hacer para realizar
este trabajo (obra) de Dios? Jesús responde que la gran obra que Dios nos pide «es
creer en aquel que Dios envió». O sea, ¡creer en Jesús!
• La gente tenía hambre, comió el pan y buscó más pan. Buscó el milagro y no la
señal de Dios que en el milagro se escondía. ¿Qué es lo que más busco en mi vida:
el milagro o la señal?
• Por un momento, haz silencio dentro de ti y pregúntate: «Creer en Jesús: ¿qué
significa esto para mí, bien concretamente en mi vida de cada día?»
• Cada uno, en la vocación a la que ha sido llamado por Dios, debe responder con
fidelidad y alimentarla con el pan de vida, ¿es para mí la Eucaristía el centro de
fuerza en mí vocación?
El Señor siempre está atento a nuestras súplicas, nunca nos abandona, por eso quiso quedarse
presente en este misterio de amor que es la Eucaristía. Elevemos nuestra oración:
Con la confianza puesta en Jesucristo, Pan vivo bajado del cielo, ofrezcamos todas estas
oraciones y las que se han quedado en nuestro corazón, diciendo según Jesucristo nos enseñó:
PADRE NUESTRO...
MONICIÓN AMBIENTAL:
En los tiempos bíblicos, el pan era también muy importante para la vida.
¿Recuerdas el momento en que Dios proveyó pan para los israelitas cuando ellos
estaban sufriendo de hambre en el desierto? Todas las mañanas Dios enviaba
pan del cielo para que la gente comiera. Estoy seguro de que también recuerdas
el momento cuando Jesús alimentó una multitud de 5,000 personas con sólo
cinco panes y dos peces. ¿Recuerdas cuando Jesús les enseñó a orar a sus
discípulos?
Les enseñó a decir: «Danos hoy nuestro pan de cada día.»Sí, el pan es, y siempre
ha sido, una parte importante de la vida.Una barra de pan no dura mucho. Se
pone viejo y duro. No sólo eso, sino que cuando lo comemos, nos sentimos
satisfechos por un rato, pero después sentimos hambre otra vez. Aún cuando
Jesús sabía que el pan era muy importante para la vida, él deseaba algo más para
sus hijos. Él deseaba algo que pudiera durar para siempre. Un día, al enseñar,
Jesús dijo: «Yo soy el pan de vida. Aquel que viene a mí nunca tendrá hambre. Yo
soy el pan vivo que bajó del cielo. El que come de este pan, no morirá.»Si
deseamos vivir, necesitamos pan. Si deseamos vivir eternamente, necesitamos
a Jesús, el Pan de Vida.Si queremos vivir como cristianos necesitamos a Jesús, el
Pan de Vida. Gracias Señor por quedarte para siempre con nosotros y darnos de
comer el pan de tu Palabra y de tu Cuerpo y Sangre.Oremos ahora todos juntos
y vamos repitiendo diciéndole al Señor:
Nuestro Padre, te damos gracias por Jesús, el Pan de Vida.Oramos para que cada
uno de los que aquí estamos, comamos para que puedamos vivir para siempre.
Amén.
(tiempo para el silencio y reflexión sobre lo escuchado)
ORACIÓN DE SÚPLICA:
El Señor siempre está atento a nuestras súplicas, nunca nos abandona, por eso quiso quedarse
presente en este misterio de amor que es la Eucaristía. Elevemos nuestra oración:
• Te pedimos Señor por el Papa Francisco, nuestro Obispo Ramón y los sacerdotes.
Protégelos para que alimentándose de tí sean fuertes para predicar y vivir el
Evangelio. Te lo pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por los seminaristas y por los jóvenes y niños, para que te
escuchemos con atención y te digamos un sí generoso, siguiendo tus pasos. Te lo
pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por nuestros padres y por todas las familias, ayúdanos a vivir
unidos en el amor. Te lo pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por todos los que ayudan a los demás, especialmente los
voluntarios de Cáritas, que pongan mucho amor en todos los que llaman a las
puertas de nuestra comunidad. Te lo pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por los religiosos y religiosas que han consagrado su vida a tí y
al Evangelio, que su testimonio de vida nos ayude a todos. Te lo pedimos Señor.
Todas estas peticiones que hemos hecho y las que se han quedado en nuestro corazón se las
presentamos al Señor Jesús con la oración que él mismo nos enseñó:
PADRE NUESTRO...
La Virgen María es nuestra Madre, siempre está con nosotros y nos lleva hasta su hijo
Jesucristo, Pan de Vida, porque la Virgen quiere lo mejor para nosotros. Por eso antes de
marcharnos vamos a saludarla juntos y le decimos:
Dios te salve María...
Diócesis de Jaén
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Diocesana
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Eucarístico