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«ESTO ES

MI CUERPO,
ESTA ES
MI SANGRE»

ORACIÓN
EUCARÍSTICA
CON MOTIVO
DE LA
SOLEMNIDAD
DEL CUERPO
Y SANGRE
DE CRISTO

DIÓCESIS
DE JAÉN
Diócesis de Jaén
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico

«ESTO ES MI CUERPO, ESTA ES MI SANGRE»


ORACIÓN EUCARÍSTICA CON MOTIVO DE LA SOLEMNIDAD
DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Mis queridos hermanos sacerdotes, religiosos y agentes de pastoral:

La Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo marca prácticamente el final del curso
pastoral 2013-2014 en nuestra Diócesis de Jaén, en las Parroquias y movimientos.

Un año dedicado a las vocaciones cristianas donde hemos podido profundizar en


las cuatro que nos proponía el Plan Pastoral Diocesano:

• La vocación al matrimonio y a la familia como iglesia doméstica, célula primaria


de la sociedad y de la misma Iglesia.

• La vocación a la vida consagrada, tanto contemplativa como de acción en medio


del mundo que tiene su raíz en el sacramento del Bautismo y supone una vivencia
radical de este desde los votos de la pobreza, castidad y obediencia. Una vocación
llena de carismas y matices impulsados por el mismo Espíritu.

• La vocación sacerdotal, participación sacramental del único sacerdocio de Cristo,


sumo y eterno sacerdote, al servicio de Dios y de los hombres.

• La vocación social, corazón de la Iglesia y del mundo que hace de la Iglesia buena
samaritana que cura y sana las heridas, dolores, sufrimentos del mundo con su
propia vida y bienes.

La oración que os ofrecemos en la recta final del curso pastoral puede ser una
buena ocasión para invitar a la comunidad cristiana, tanto adultos como niños, especialmente
los que en estas fechas han participado por primera vez en la comunión eucarística, para dar
gracias a Dios por las distintas vocaciones que enriquecen la Iglesia y para pedir, muy
especialmente al dueño de la miés que envíe obreros a su miés.

Nuestros Seminarios Mayor y Menor están con los brazos abiertos esperando chicos
de nuestras comunidades que quieran consagrar su vida a Dios y a la Iglesia como sacerdotes
de Cristo Sacerdote.
Os pronemos dos modelos de oración, uno para adultos y otro para niños. Se podría
hacer en la vísperas de la Solemnidad del Corpus Christi como preparación a la Solemnidad o
cuando cada comunidad considere oportuno según sus circunstancias pastorales.

Os deseo un feliz verano, descanso para el cuerpo y serenidad para el espíritu, sin
dejar de manifestar un sólo instante de nuestra vida, nuestra identidad cristiana y eclesial
allá donde estemos.

Con mi afecto y oración, siempre a vuestra disposición.

Mariano Cabeza Peralta


Promotor Eucarístico Diocesano
«ESTO ES MI CUERPO, ESTA ES MI SANGRE»
ORACIÓN EUCARÍSTICA CON MOTIVO DE LA SOLEMNIDAD
DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

ORACIÓN CON ADULTOS


Se expone el Santísimo Sacramento con toda solemnidad, con un canto apropiado que
puedan seguir los fieles congregados, honrándolo con incienso.

MONICIÓN AMBIENTAL:

Señor Jesus,
vivo y resucitado,
presente y caminante con nosotros.
Gracias Señor por estar aquí,
por cumplir tu promesa de no dejarnos solos
hasta que vuelvas para consumarlo todo.

En la fiesta solemne de tu Cuerpo y de tu Sangre,


Eucaristía viva que nos da vida,
queremos reconocerte como Pan vivo bajado del Cielo,
como Alimento celestial que nos da vida eterna.
Queremos reconocer tu amor,
tu eres el amor de los amores.
Queremos reconocer que sin tí no somos nada,
ni podemos nada.
Y este reconocimiento es nuestra peculiar forma de decirte:
Te queremos, te queremos mucho Señor, porque Tú lo eres todo.

Gracias Señor Eucaristía por las vocaciones,


llamadas tuya a seguirte:
como esposos y familia.
Como religiosos.
Como sacerdotes.
Como buenos samaritanos sanadores del mundo y de la persona herida.

Gracias Señor por las vocaciones,


porque somos, desde cada bocación,
tus manos, tus pies, tu boca, tu corazón.
Desde las distintas vocaciones te hacemos presente en el mundo
siendo tus testigos.
Gracias Señor Jesus Eucaristía,
Gracias por este año pastoral,
Gracias por tu Amor, por tu Perdón, por tu Misericordia,
Gracias porque ser Dios, por ser como eres,
Gracias porque me buscas siempre, aun cuando nos perdemos,
Gracias, siempre gracias, por siempre Señor.

( Silencio para seguir la acción de gracias personalmente...)

DIOS NO ES MUDO, DIOS NOS HABLA:

+ Del Evangelio según Juan 6,22-29


Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar vio que allí no
había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus
discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas
de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que
Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a
Cafarnaún, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabí,
¿cuándo has llegado aquí?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo:
vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de
los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el
alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque
a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» Ellos le dijeron: « ¿Qué
hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» Jesús les respondió: «La obra de
Dios es que creáis en quien él ha enviado.»

(Gurdamos unos minutos en silencio interiorizando la Palabra del Señor)

REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA:

La conversación de Jesús con la gente, con los judíos y con los discípulos es un
diálogo bonito, pero exigente. Jesús trata de abrir los ojos de la gente para que
aprenda a leer los acontecimientos y descubra en ellos el rumbo que debe tomar
en la vida. Pues no basta ir detrás de las señales milagrosas que multiplican el pan
para el cuerpo. No de sólo pan vive el hombre. La lucha por la vida sin una mística
no alcanza la raíz. En la medida en que va conversando con Jesús, la gente se queda
cada vez más contrariada por las palabras de Jesús, pero él no cede, ni cambia las
exigencias. El discurso parece moverse en espiral. En la medida en que la
conversación avanza, hay cada vez menos gente que se queda con Jesús. Al final
quedan solamente los doce, y Jesús ¡no puede confiar ni siquiera en ellos! Hoy
sucede lo mismo. Cuando el evangelio empieza a exigir un compromiso, mucha
gente se aleja.
La gente busca a Jesús porque quiere más pan. La gente va detrás de Jesús. Ve que
no ha entrado en la barca con los discípulos y, por ello, no entiende cómo ha hecho
para llegar a Cafarnaúm. Tampoco entiende el milagro de la multiplicación de los
panes. La gente ve lo que acontece, pero no llega a entender todo esto como una
señal de algo más profundo. Se detiene en la superficie: en la hartura de la comida.
Busca pan y vida, pero sólo para el cuerpo. Según la gente, Jesús hizo lo que Moisés
había hecho en el pasado: alimentar a todos en el desierto, hasta la saciedad. Yendo
detrás de Jesús, ellos querían que el pasado se repitiera. Pero Jesús pide a la gente
que dé un paso más. Además del trabajo por el pan que perece, debe trabajar por
el alimento que no perece. Este nuevo alimento lo dará el Hijo del Hombre, indicado
por Dios mismo. El nos da la vida que dura por siempre. El abre para nosotros un
horizonte sobre el sentido de la vida y sobre Dios.
¿Cuál es la obra de Dios? La gente pregunta: ¿Qué debemos hacer para realizar
este trabajo (obra) de Dios? Jesús responde que la gran obra que Dios nos pide «es
creer en aquel que Dios envió». O sea, ¡creer en Jesús!

AHORA PIÉNSALO TÚ AQUÍ, DELANTE DEL SEÑOR:

• La gente tenía hambre, comió el pan y buscó más pan. Buscó el milagro y no la
señal de Dios que en el milagro se escondía. ¿Qué es lo que más busco en mi vida:
el milagro o la señal?
• Por un momento, haz silencio dentro de ti y pregúntate: «Creer en Jesús: ¿qué
significa esto para mí, bien concretamente en mi vida de cada día?»
• Cada uno, en la vocación a la que ha sido llamado por Dios, debe responder con
fidelidad y alimentarla con el pan de vida, ¿es para mí la Eucaristía el centro de
fuerza en mí vocación?

(terminamos esta reflexión haciendo juntos esta simple oración)


Decimos todos juntos:
Señor, te conté mi vida y me respondiste,
enséñame tus preceptos.
Indícame el camino hacia tus mandatos
y meditaré en todas tus maravillas

(tiempo para el silencio y reflexión sobre lo escuchado)


ORACIÓN DE SÚPLICA:

El Señor siempre está atento a nuestras súplicas, nunca nos abandona, por eso quiso quedarse
presente en este misterio de amor que es la Eucaristía. Elevemos nuestra oración:

• En esta fiesta de tu Cuerpo y de tu Sangre te pedimos Señor por la Iglesia y por la


persona que carga todo su peso sobre sus hombros y corazón, nuestro Papa
Francisco. Concédele fortaleza y paz interior para cumplir con su vocación. Te lo
pedimos Señor.
• En esta fiesta de tu Cuerpo y Sangre te pedimos Señor por el mundo entero,
especialmente los que sufren, los que lloran, los que padecen. Que no se sientan
nunca solos porque tú estás en medio de ellos y porque cuentan con nuestra
oración. Te lo pedimos Señor.
• En esta fiesta de tu Cuerpo y Sangre te pedimos Señor por los matrimonios
cristianos, por la familia cristiana. Que viviendo con fidelidad y radicalidad su
vocación sean un motivo de esperanza y estabilidad en este mundo. Te lo pedimos
Señor.
• En esta fiesta de tu Cuerpo y Sangre te pedimos Señor por las vocaciones religiosas
consagradas. Que en la vivencia de su carisma y ofreciendo sus vidas sean levadura
y sal de la tierra. Te lo pedimos Señor.
• En esta fiesta de tu Cuerpo y Sangre te pedimos Señor por nuestro Obispo Ramón,
por el presbiterio diocesano, por los Seminarios Mayor y Menor. Dadnos Señor
muchos y santos sacerdotes que ayuden a tu pueblo a caminar por los senderos
de la vida. Te lo pedimos Señor.
• En esta fiesta de tu Cuerpo y Sangre te pedimos Señor por los que trabajan a
favor de los demás, especialmente los más pobres y desheredados de la tierra. Te
pedimos por nuestas Cáritas y sus voluntarios, que sepan dar el Pan de la Palabra
y el pan que alimenta el cuerpo. Te lo pedimos Señor.

(Se pueden añadir oraciones ….)

Con la confianza puesta en Jesucristo, Pan vivo bajado del cielo, ofrezcamos todas estas
oraciones y las que se han quedado en nuestro corazón, diciendo según Jesucristo nos enseñó:

PADRE NUESTRO...

Terminado el padre nuestro el sacerdote reserva el Santísimo Sacramento después de la


bendición a los fieles. Se entona un canto apropiado que pueda seguir la comunidad.
«ESTO ES MI CUERPO, ESTA ES MI SANGRE»
ORACIÓN EUCARÍSTICA CON MOTIVO DE LA SOLEMNIDAD
DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

ORACIÓN CON NIÑOS


Se expone el Santísimo Sacramento con toda solemnidad, con un canto apropiado
que puedan seguir los fieles congregados, honrándolo con incienso.

MONICIÓN AMBIENTAL:

Señor Jesus, vivo y resucitado,


presente y caminante con nosotros.
Gracias Señor por estar aquí,
por cumplir tu promesa de no dejarnos solos
hasta que vuelvas para consumarlo todo.

En la fiesta solemne de tu Cuerpo y de tu Sangre,


Eucaristía viva que nos da vida,
queremos reconocerte como Pan vivo bajado del Cielo,
como Alimento celestial que nos da vida eterna.
Queremos reconocer tu amor,
tu eres el amor de los amores.
Queremos reconocer que sin tí no somos nada,
ni podemos nada.
Y este reconocimiento es nuestra peculiar forma de decirte:
Te queremos, te queremos mucho Señor,
porque Tú lo eres todo.
Gracias Señor Eucaristía por las vocaciones,
llamadas tuya a seguirte:
como esposos y familia.
Como religiosos.
Como sacerdotes.
Como buenos samaritanos
sanadores del mundo y de la persona herida.
Gracias Señor por las vocaciones,
porque somos, desde cada bocación,
tus manos, tus pies, tu boca, tu corazón.
Desde las distintas vocaciones te hacemos presente en el mundo
siendo tus testigos.

Gracias Señor Jesus Eucaristía,


Gracias por este año pastoral,
Gracias por tu Amor, por tu Perdón, por tu Misericordia,
Gracias porque ser Dios, por ser como eres,
Gracias porque me buscas siempre, aun cuando nos perdemos,
Gracias, siempre gracias, por siempre Señor.

( Silencio para seguir la acción de gracias personalmente...)

DIOS NO ES MUDO, DIOS NOS HABLA:

+ Del Evangelio según Juan 6,22-29


Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar vio que allí no
había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus
discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas
de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que
Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a
Cafarnaún, en busca de Jesús.
Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabí, ¿cuándo has llegado aquí?»
Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque
habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.
Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para
vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre,
Dios, ha marcado con su sello.»
Ellos le dijeron: « ¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» Jesús les
respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.»

(Gurdamos unos minutos en silencio interiorizando la Palabra del Señor)


REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA:

En los tiempos bíblicos, el pan era también muy importante para la vida.
¿Recuerdas el momento en que Dios proveyó pan para los israelitas cuando ellos
estaban sufriendo de hambre en el desierto? Todas las mañanas Dios enviaba
pan del cielo para que la gente comiera. Estoy seguro de que también recuerdas
el momento cuando Jesús alimentó una multitud de 5,000 personas con sólo
cinco panes y dos peces. ¿Recuerdas cuando Jesús les enseñó a orar a sus
discípulos?
Les enseñó a decir: «Danos hoy nuestro pan de cada día.»Sí, el pan es, y siempre
ha sido, una parte importante de la vida.Una barra de pan no dura mucho. Se
pone viejo y duro. No sólo eso, sino que cuando lo comemos, nos sentimos
satisfechos por un rato, pero después sentimos hambre otra vez. Aún cuando
Jesús sabía que el pan era muy importante para la vida, él deseaba algo más para
sus hijos. Él deseaba algo que pudiera durar para siempre. Un día, al enseñar,
Jesús dijo: «Yo soy el pan de vida. Aquel que viene a mí nunca tendrá hambre. Yo
soy el pan vivo que bajó del cielo. El que come de este pan, no morirá.»Si
deseamos vivir, necesitamos pan. Si deseamos vivir eternamente, necesitamos
a Jesús, el Pan de Vida.Si queremos vivir como cristianos necesitamos a Jesús, el
Pan de Vida. Gracias Señor por quedarte para siempre con nosotros y darnos de
comer el pan de tu Palabra y de tu Cuerpo y Sangre.Oremos ahora todos juntos
y vamos repitiendo diciéndole al Señor:
Nuestro Padre, te damos gracias por Jesús, el Pan de Vida.Oramos para que cada
uno de los que aquí estamos, comamos para que puedamos vivir para siempre.
Amén.
(tiempo para el silencio y reflexión sobre lo escuchado)

ORACIÓN DE SÚPLICA:

El Señor siempre está atento a nuestras súplicas, nunca nos abandona, por eso quiso quedarse
presente en este misterio de amor que es la Eucaristía. Elevemos nuestra oración:

• Te pedimos Señor por el Papa Francisco, nuestro Obispo Ramón y los sacerdotes.
Protégelos para que alimentándose de tí sean fuertes para predicar y vivir el
Evangelio. Te lo pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por los seminaristas y por los jóvenes y niños, para que te
escuchemos con atención y te digamos un sí generoso, siguiendo tus pasos. Te lo
pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por nuestros padres y por todas las familias, ayúdanos a vivir
unidos en el amor. Te lo pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por todos los que ayudan a los demás, especialmente los
voluntarios de Cáritas, que pongan mucho amor en todos los que llaman a las
puertas de nuestra comunidad. Te lo pedimos Señor.
• Te pedimos Señor por los religiosos y religiosas que han consagrado su vida a tí y
al Evangelio, que su testimonio de vida nos ayude a todos. Te lo pedimos Señor.

(Los niños pueden añadir peticiones......)

Todas estas peticiones que hemos hecho y las que se han quedado en nuestro corazón se las
presentamos al Señor Jesús con la oración que él mismo nos enseñó:

PADRE NUESTRO...

Terminado el padre nuestro, el sacerdote reserva el Santísimo Sacramento después de la


bendición a los fieles. Se entona un canto apropiado que pueda seguir la comunidad.
Después de ocultar el Santísimo saludamos a la Virgen María.

La Virgen María es nuestra Madre, siempre está con nosotros y nos lleva hasta su hijo
Jesucristo, Pan de Vida, porque la Virgen quiere lo mejor para nosotros. Por eso antes de
marcharnos vamos a saludarla juntos y le decimos:
Dios te salve María...
Diócesis de Jaén
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico

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