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Observaciones previas:
Entendemos por duelo no sólo el dolor por la muerte de seres queridos sino por la
pérdida de personas que no necesariamente han muerto, o la pérdida de cosas
importantes.
El duelo por la muerte de una persona es más difícil porque la persona muerta ya no
volverá jamás, por eso es tan importante ayudar a las personas a despedirse de sus
queridos
3ª. Duelos pospuestos: sucede cuando el choque del sufrimiento es tan fuerte que la
persona se vale un mecanismo de defensa que se llama negación y esto hace que la
persona no se entere de lo que le está pasando y no elabora su duelo en el
momento sino hasta mucho tiempo después.
Hasta aquí las etapas de un duelo normal pero cuando la segunda etapa no es
suficiente habría una 3ª y hasta una 4ª etapa:
4ª. Duelo no resuelto a largo tiempo. En esta etapa la situación es más seria porque
la persona necesita ayuda de un especialista (psicólogos, psiquiatras, etc…)
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¿Qué palabras decir ante un duelo por la muerte de un ser querido?
Lo importante no es lo qué digamos sino cómo lo digamos. Aquí juega un
papel muy importante el lenguaje no verbal. Por ejemplo: los sacerdotes deben ser
pastores que acompañan a las personas que sufren y no meros funcionarios. Es
por ello que es fundamental que las personas se sientan “acogidas afectivamente”
pues lo que menos les interesa es saber porque murió su ser querido sino que
necesita compañía, caricias, abrazos, etc…
Otros tipos de duelos en los que las personas también sufren terriblemente y
necesitan nuestra compañía son:
1. Familias que pierden su casa. En este caso sufren mucho todos los miembros de la
familia pues la casa es el lugar del hogar. En este caso es necesario ayudar a recuperar
la casa y a la vez acompañar en el dolor.
2. Congregaciones religiosas que cierran casas por falta de vocaciones o por otras
razones. Aquí sufren mucho los miembros que saben el significado que tiene esa casa
o lugar. Posiblemente los superiores que deciden cerrar sólo piensan en que es una
situación de organización pero se olvidan de los religiosos que sufren.
3. Muerte de una mascota. Esto parece una tontería pero en el fondo hay algo más
importante: generalmente este tipo de personas tienen problemas afectivos y es por
ello que todo su cariño lo volcaron hacia un animal pues es más fácil tener “amistad”
con un animal que con una persona. La tarea será llegar al fondo del problema afectivo
que tiene la persona y desde ahí comenzar a ayudarle.
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4. La marcha de casa de un hijo. Aquí nos entramos con padres y/o madres que sufren
mucho porque sus hijos se han marchado al seminario para ser sacerdotes, o para ser
misioneros, o para ser monjes, o se han casado y se han marchado de casa; también
hijos que deciden independizarse, etc…
5. Los divorcios. Sufren cada uno de los cónyuges y los hijos. El acompañante debe estar
bien preparado para saber ayudar en esta situación.
6. Robos. Nos referimos sobre todo robos de cosas importantes por ejemplo el dinero
con el que se sobrevive. Incluso hay robos muy violentos en que la víctima es
físicamente herida y esto le lleva a un temor perenne.
7. Etcétera…
Últimas observaciones:
Cuanto más acostumbrados estemos a los duelos más preparados estaremos para
elaborar nuestros propios duelos.
Para acompañar a otros hay que vivir primero en primera persona lo que los
demás queremos que elaboren.