Como ya hemos dicho, el Corpus Hippocraticum es, en grandísima medida, un elenco de
aforismos. Nos han quedado testimonios del modo como se enseñaba en las escuelas de medicina, y esos testimonios nos dicen que toda la enseñanza estaba basada, precisamente, en el aprendizaje y análisis de aforismos. Abramos el documento hipocrático más conocido, el Juramento. Toda su primera mitad es una exposición de las cláusulas a que se compromete el que entra a estudiar en una escuela hipocrática de medicina. Se le obliga a jurar que tendrá a sus maestros en igual consideración que a sus propios padres, que compartirá. con ellos su hacienda si les hiciere falta, etc. Pues bien, entre las cosas que los neófitos tienen que aceptar es que se harán cargo de la enseñanza de sus hijos, de los hijos de sus maestros y de los discípulos que hayan hecho juramento, pero a nadie más. Y cuando describe el tipo de enseñanza que habrá de darles, dice que consistirá en «preceptiva», en «enseñanza oral» y en «otras enseñanzas». Me interesa llamar la atención sólo sobre el primero de esos géneros, la «preceptiva.» ¿En qué consiste? ¿A qué se refiere el autor del Juramento al utilizar este término? El término griego para preceptiva es parangelia, que significa anuncio, proclamación, transmisión de una orden o mandato y, por extensión, doctrina o instrucción. La raíz de ese término es angéllo, que significa llevar el mensaje, anunciar o hacer saber. El sustantivo parejo es ángelos, mensajero, legado, ángel. Y de la misma raíz procede eu-angélion, buen mensaje, buena nueva. Los latinos tradujeron parangelía por praeceptum, mandato, orden, precepto, educación, instrucción, máxima o regla, que todo eso significa. El término latino se construyó de modo simétrico al griego. La raíz angéllo, hacer saber o anunciar, fue sustituida por capio, que en latín significa asir, coger, captar. Y el prefijo pará, cerca de, a lo largo de, fuera de, excepto, se vertió generalmente al latín por pro, delante de, per, por o prae, ante, delante. El resultado fue el término praeceptum, que etimológicamente significa medida o norma conocida con anterioridad o previamente. Estas precisiones lingüísticas son importantes, porque en caso contrario no nos es posible entender. adecuadamente el sentido del término «precepto». Hoy tendemos a pensar que un precepto es un mandato moral. Pero su sentido originario no es ése. Precepto es toda regla o máxima de actuación. Hay preceptos morales. Pero hay otros muchos que no lo son, que tienen carácter meramente técnico. De hecho, el Diccionario de la Real Academia Española define el precepto como «cada una de las instrucciones o reglas que se dan o establecen para el conocimiento o manejo de un arte o facultad». Piénsese, por ejemplo, en el siguiente precepto médico, que además es el último de los aforismos hipocráticos: «Lo que los medicamentos no curan, el hierro lo cura. Lo que el hierro no cura, el fuego lo cura. Pero lo que el fuego no cura, eso es preciso considerarlo incurable». Se trata, obviamente de un precepto médico. Tiene carácter preceptivo porque es una «regla» que nos dice lo que «debernos» hacer. Los procedimientos terapéuticos no pueden utilizarse indiscriminadamente. Hay una rigurosa gradación entre ellos. Lo que cura el fármaco no debe curarlo el bisturí. Y sólo lo que no es capaz de curar el bisturí debe ser sometido al cauterio. Lo que se resiste a este último procedimiento debe, por ello mismo, considerarse incurable. Este es un ejemplo paradigmático de lo que debe entenderse por un precepto técnico. De hecho, la medicina está llena de preceptos. Los libros de cirugía dicen, exactamente, los pasos que tiene que dar el cirujano para realizar una operación determinada. Y todo lo que hoy llamamos protocolos o guías clínicas no son otra cosa que preceptivas. No se las suele llamar así, pero ciertamente lo son. Sí se ha utilizado esta palabra en otros contextos, y se ha hablado de «preceptiva poética» o de «preceptiva literaria». Todos hemos estudiado en la escuela secundaria que un soneto se compone de dos tercetos y dos cuartetos, y que si se quiere hacer un soneto debe procederse así. Eso es lo que dice la preceptiva poética, que es otra preceptiva técnica, como la médica, como tantas otras.