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Decreta tu Día

en el nombre de Jesús

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G oo.g l / W3h M ho
Nuestra Misión:
Llamados a traer el poder sobrenatural de Dios a esta generación

Decreta tu Día
en el Nombre de Jesús
Edición 2015
ISBN: 978-1-59272-510-6
Todos los derechos están reservados por el
Ministerio Internacional El Rey Jesús
Esta publicación no puede ser reproducida, alterada parcial o totalmnte,
archivada en un sistema electrónico ni transmitida bajo ninguna forma
electrónica, mecánica, fotográfica, grabada o de alguna otra manera, sin
el permiso previo, por escrito, del autor. Todas las citas bíblicas han sido
tomadas de Reina Valera versión 1960.
Directora del Proyecto: Addilena Torres
Editor: José M. Anhuaman
Contribución Editorial: Martha Anhuaman
Diseño de Portada: Danielle Cruz-Nieri
Categoría: Oración
Publicado por:
El Rey Jesús (ERJ) Publicaciones
14100 SW 144th Ave. Miami, FL 33186
Tel: (305) 382-3171 - Fax: (305) 675-5770
Impreso en los Estados Unidos de América
Decreta tu Día
en el nombre de Jesús
Introducción

A mo escudriñar las Escrituras, porque es ahí donde Dios


me habla, me abraza, me corrige y me da revelación de Su
Palabra. Escribir un libro que pudiera ser usado para ayudarlo
a orar cada día de la semana, durante el año completo, era algo
que me habían pedido en todos los lugares donde Dios me ha
llevado a predicar Su Palabra. Pero las actividades del ministe-
rio, mi labor de esposa y madre de dos preciosos hijos, y tantas
otras ocupaciones me habían reducido el tiempo disponible
para hacerlo.

Sin embargo, esta tarea no la podía seguir posponiendo. Así


que el libro que tiene en sus manos reúne 365 oraciones, todas
llenas de poder, que estoy segura que producirán un fuerte im-
pacto en el ámbito espiritual de su casa. Su vida será transfor-
mada por el poder de la oración. Por favor, le pido que use estas
oraciones solo como una ayuda para ir ante la presencia del
Señor. No haga vanas repeticiones. Por eso, al final de cada día
incluyo espacio para que usted siga declarando y decretando en
base a sus necesidades personales.

Cada oración lleva el sello de la presencia del Espíritu Santo,


que se manifiesta siempre en las oraciones de la madrugada,
y en el Tabernáculo, en nuestra iglesia El Rey Jesús, en Mia-
mi. Sé que mientras ora, declara y decreta, Dios comenzará a
hablarle directamente a su corazón. Será una experiencia muy
hermosa, y espero escuchar su testimonio de lo que Dios está
haciendo en su vida.

Me siento muy contenta que usted haya decidido orar con no-
sotros. Si este libro es de bendición para su vida, regáleselo a las
personas que más aprecia para que ellas también puedan tener
una relación íntima con el Señor. Recuerde que Dios no se
queda con nada de lo que nosotros sembramos en Su Reino. Él
se lo devolverá multiplicado en bendiciones sobreabundantes
en el área que usted más necesite.

Le amo y sigo orando por usted,

Profeta Ana Maldonado


Ministerio Internacional
El Rey Jesús - Miami
Devocional
para los 365 días
Día 1

Es el año del Jubileo


Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion
cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y
alegría, y el dolor y el gemido huirán. —Isaías 51:11

¡Es el año del Jubileo! Los rescatados del Señor volverán a


Sion. Gritad de alegría, tierra. Gritad de júbilo, cielos, porque
el Señor lo ha hecho. Gozo y alegría alcanzarán, y la tristeza
y el gemido huirán de sus vidas. El Señor ha mostrado su
gloria en Israel.

S eñor, ten misericordia del pueblo que redimiste con tu


grandeza; al que sacaste de Egipto con mano poderosa, y al
que sobrenaturalmente sustentaste en medio del desierto.
Nos agarramos de tus promesas, y anulamos toda maldición
lanzada contra nosotros. Cancelamos los espíritus de muer-
te y enfermedad. Declaramos que la sangre del Cordero y el
ADN del Hijo de Dios están en nuestra corriente de vida.
¡No somos bastardos! ¡Somos hijos del Dios Altísimo! Todo
espíritu de bastardía, ¡se va! ¡Espíritu de rechazo y temor al
rechazo, se van ahora! El año del Jubileo ha llegado. Este año,
las tierras vuelven a sus dueños, toda deuda es perdonada y
los esclavos salen libres. Los redimidos por Tu sangre son
absueltos de toda condenación.

Decreta Conmigo:
¡Durante el Jubileo descanso confiadamente en el Señor!

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Día 2

Estoy edificando mi casa


Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si
Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.
—Salmos 127:1

Una casa se edifica con sabiduría, y esto implica el proceso


de morir al ego. La Biblia nos muestra que el rey David, por
falta de sabiduría, cayó en pecado, cometió adulterio y ase-
sinó a un hombre. ¡Su casa fue destruida! Hoy te exhorto a
volver a tener una relación íntima con Jesús, y pelear por tu
casa en oración.

Padre, te pido perdón por todo pecado que me ha llevado


a enfrentar problemas en mi familia. Que tu gracia sobrea-
bunde donde antes solo abundaba el pecado. Que mi matri-
monio resista toda prueba, por difícil que sea. En el nombre
de Jesús, declaro protegidas mis finanzas, así como la paz,
el gozo, la armonía y la tranquilidad de mi casa. Señor, con-
forme a tu Palabra, pido tu gracia para someterme a Dios
y resistir al diablo; entonces, al enemigo no le quedará más
opción que huir. Declaro que cada miembro de mi familia
permanece guardado en el hueco de tu mano, y que ningún
arma forjada contra nosotros puede prosperar, porque en Ti
hemos confiado y no seremos avergonzados.

Decreta Conmigo:
¡El Señor está construyendo para mí una casa nueva!

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Día 3

Dios me está prosperando hoy


Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello
en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu
Dios te da. —Deuteronomio 28:8

Los hebreos usan la palabra “beraká” para decretar “ben-


dición” y “prosperidad”. La prosperidad está presente en la
intención original de Dios, desde el comienzo de la creación.
Si remueves a Dios de tu vida, no queda nada. La creación
misma revela que los recursos de Dios son ilimitados e
inagotables. Dios no creó el universo con escasez; por eso,
cuando Dios te bendice, inevitablemente prosperas.

S eñor, hoy declaro que Tú me empoderas para prosperar


contra todo pronóstico. Declaro que Tú me has puesto en
este país y en esta ciudad con un propósito grande; que Tú
me bendices en el territorio donde me has plantado, que me
das ideas creativas para prosperar, que multiplicas el fruto
de mi trabajo y bendices la obra de mis manos. Señor, he
decidido hacer tu voluntad y seguirte, aunque a veces no en-
tienda tus caminos. Transforma mi mente para comprender
que toda provisión viene de Ti, y que fuera de Ti nada es
posible. Sé que tu bendición está cerca, porque fiel es quien
la prometió. ¡Amén!

Decreta Conmigo:
¡Contra todo pronóstico, Dios me está prosperando hoy!

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Día 4

Rompe el molde
Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. —Génesis 37:19

Los hermanos de José eran personas promedio, sin aspiracio-


nes. Sin embargo, José rompió el molde gracias a un sueño de
Dios. Cuando rompemos un paradigma, nos llaman “locos”
y somos criticados, envidiados y rechazados. No importa lo
que te digan los demás; hoy Dios te dice: ¡Rompe el molde!

D e la misma manera como a José le revelaste tus planes a


través de sueños, asimismo Señor revélanos tus proyectos y
danos ideas creativas para prosperar. Aun cuando José fue
criticado, maltratado y despreciado, tus planes se cumplie-
ron en él. Asimismo, yo creo y activo cada sueño de Dios
para mi vida, mi familia y la Iglesia. Declaro que esos sueños
se cumplen; que no hay estrategia enemiga que los pueda de-
tener. Danos Señor el espíritu conquistador de José. Espíritu
Santo, ayúdanos a no conformarnos a lo que el mundo dice
de nosotros; a romper toda limitación que nos impone nues-
tra nacionalidad, familia, o condición económica. Como a
José, danos gracia y favor y llévanos a gobernar con sabidu-
ría divina.

Decreta Conmigo:
¡Tengo un sueño de Dios; soy un rompe-moldes!

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Día 5

Bienvenido Espíritu de Dios


…Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria
y el honor… Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
Las riquezas y la gloria proceden de ti… —1 Crónicas 29:11-12

David no se cansaba de alabar a Dios. Le daba gloria y honra


por todo lo que veía a su alrededor. En el versículo de arriba
lo vemos alabando al Señor, afirmando quién es Él y lo que
hace en su vida.

¡ Espíritu Santo de Dios, eres bienvenido a este lugar! Orar


como conviene no sabemos, pero Tú nos llevas a orar la
perfecta voluntad del Padre. ¡Te necesitamos Señor de los
Ejércitos! ¡Te necesitamos Príncipe de Paz! Vamos a entrar
en batalla contra gobernadores, potestades y principados
infernales. Nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino
contra huestes espirituales de maldad que se mueven en las
regiones celestes. ¡Te necesitamos Espíritu de Dios! Haznos
como ciudad fortificada y como muro de bronce, para ir
contra el mundo, el diablo, los deseos de la carne y contra
Satanás. Ayúdanos Padre, ayúdanos Jesús, ayúdanos Espíri-
tu de Dios para arremeter contra las fuerzas de las tinieblas.
Somos Tu ejército. Caminamos bajo autoridad, sometidos a
ti mi Dios. ¡Danos tu fortaleza! ¡Tuya es la victoria, Señor!

Decreta Conmigo:
¡Eres bienvenido a mi casa Espíritu de Dios!

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Día 6

Mi corazón va tras tu corazón


… Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de
los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te
desechará para siempre. —1 Crónicas 28:9

Dice la Escritura que Tú nos das un corazón para que te


conozcamos; que quienes conocemos tu nombre ponemos
en ti nuestra confianza. Tú eres nuestro Señor y nosotros tu
pueblo. Tú eres nuestro Dios, y anhelamos ir tras tu corazón.

S eñor, perdona mi pecado y arranca de mí toda iniquidad.


Reconozco que una de las primeras expresiones de un corazón
endurecido es que se muestra hostil a tu presencia; por eso yo
quiero ser circuncidada y lavada en la sangre de Cristo. Trata
Señor con cada parte dura de mi corazón, especialmente con
esas áreas en las que vivo auto-justificándome continuamen-
te. No quiero ser una que juzga a los demás, pero termina
siendo permisiva conmigo misma, porque de allí nace un
fariseo; un sepulcro blanqueado. Escrito está que Tú buscas
con linternas en los rincones más oscuros y castigas a quie-
nes descansan cómodos en sus pecados, creyendo que Tú no
harás nada; ni bueno ni malo. Padre, yo renuncio a tener un
corazón hostil y rebelde. Señor, escudriña mi corazón para
que cada día permanezca alineado al tuyo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, dame un corazón conforme al tuyo!

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Día 7

Nada me puede apartar de ti


…Ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades…
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que
es en Cristo Jesús Señor nuestro. —Romanos 8:38-39

Las palabras del Apóstol Pablo, en su carta a los Romanos son


realmente convincentes. Si alguien está desalentado o con-
fundido, aquí encontrará la seguridad que sólo puede ofrecer
el amor de Cristo. Él siempre está con nosotros, y aun en la
prueba más difícil somos ¡más que vencedores!

C ada vez que levantamos nuestros brazos para alabar y


adorar a Dios, Él nos llena de poder y autoridad para derrotar
todas las obras del enemigo. Cuando adoramos no hay de-
monio, no hay hechicero, no hay bruja ni agorero que pueda
resistirse. Nuestra oración tiene tanto poder que mientras
adoramos, las brujas se arrepienten y buscan de Dios. Los
satanistas pierden su poder maléfico y son penetrados por el
infinito poder del único Dios verdadero. ¿Quién nos separará
del amor de Cristo? ¡Nada ni nadie! El Señor sólo necesita que
dos o más estemos de acuerdo, porque entonces Su fuerza se
multiplica y somos mayoría aplastante contra el mundo, con-
tra el diablo y sus demonios; contra las tinieblas y las huestes
del infierno. ¡Nada nos puede apartar del amor de Cristo!

Decreta Conmigo:
¡Cristo y yo somos mayoría aplastante!

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Día 8

Verdaderamente libre
…¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso […] que visita la
iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos,
hasta la tercera y cuarta generación. —Éxodo 34:6-7

Algo que debe tener muy en cuenta es que todo lo que haga
o deje de hacer lo afectará a usted y a sus generaciones. Así
como la herencia de bendición se transmite; también se
transmite la herencia de maldición.

E spíritu de iniquidad que vienes a través de las maldicio-


nes generacionales, en esta hora te hablo y te ordeno que
sueltes a los hijos de Dios, y a sus hijos, hasta la tercera y
cuarta generación. Espíritu de inmoralidad sexual, te orde-
no que sueltes a los hombres y mujeres cristianos; suelta a los
adultos, jóvenes y adolescentes. Espíritu de inmoralidad se-
xual ¡te pudres de raíz y te secas, ahora! Arranca Señor toda
raíz de iniquidad en mi casa, en mis hijos, en la iglesia. Esa
iniquidad que viaja a través del torrente sanguíneo, y trae
celos, infidelidad, incesto, violación, abandono, conflictos y
enemistades, ¡la echo fuera, en el nombre de Jesús! Perdona
Señor toda iniquidad, rebelión y pecado de tus hijos. Corta
toda maldición generacional. Libéranos Señor Jesús para
caminar en santidad.

Decreta Conmigo:
¡Si Jesús me libera, verdaderamente libre soy!

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Día 9

Él no te dejará ni te abandonará
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me
recogerá. —Salmos 27:10

Hay gente que se ha convertido en extraña para sus herma-


nos, y en extranjera para su propia familia. A Jesús le pasó
lo mismo. Nadie estuvo al lado de Pablo cuanto tuvo que de-
fenderse. Seguramente tú también has sentido el abandono,
pero Dios está a tu lado. ¡Él nunca te dejará!

S eñor, tu Palabra dice que aunque mi madre y mi padre me


abandonaran, Tú Jehová, mi Padre celestial, me recogerás.
Hermano, hermana, aunque tu madre haya olvidado los
dolores de parto que sintió cuando naciste, Jehová tu Dios
no se ha olvidado de ti. Él te creó antes de la fundación del
mundo y le dio forma a tu vida en el vientre de tu madre. A
este mismo Dios clamamos hoy cuando vemos que nuestras
fuerzas se agotan y el desaliento toca nuestra vida. Necesita-
mos el poder de tu fuerza, Señor, para que nuestro espíritu
no decaiga. Necesitamos el fuego de la paternidad que viene
en el espíritu de Elías, que hace volver el corazón de los pa-
dres hacia los hijos, y el de los hijos hacia los padres.

Decreta Conmigo:
¡Todos los días de mi vida, Dios está conmigo!

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Día 10

Quiero que Dios me cambie


Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
—Hebreos 4:16

La mayoría de la gente quiere cambiar, pero quiere hacerlo


en sus propias fuerzas, y a su manera; por eso siguen en lo
mismo. Hoy vamos a entregarle a Dios nuestras cargas y
decirle: ¡Cámbiame Tú, Señor!

A mado Padre, hoy entramos al Lugar Santísimo a través


de la sangre del Cordero Santo. Su sangre nos limpia, nos
purifica y nos permite llegar a Ti. Como hombres y mujeres
fallamos con frecuencia, pero hoy clamamos para que la
voz de la sangre de Cristo traiga una transformación total a
nuestra vida. Queremos ser cambiados desde nuestra cabeza
hasta los pies. ¡Señor, clamamos la voz de la sangre! Que el
intercambio que hubo en la cruz cobre vida en mí, en mi
familia y en tu Iglesia. Transforma Señor nuestro espíritu y
nuestra mente para pensar como Tú piensas, y hacer las co-
sas como Tú las haces. Que cuando el enemigo venga con sus
artimañas, no las ignoremos; por el contrario, que seamos
capaces de divisar a Satanás y sus demonios, y echarlos fuera
en el nombre de Jesús. Amén.

Decreta Conmigo:
¡La sangre de Cristo transforma mi vida hoy!

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Día 11

Hoy proclamamos ayuno


…Cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver
a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. —Mateo 6:17-18

El ayuno intensifica la concentración en la oración, aumenta


el hambre por conocer a Dios, fortalece las decisiones de
nuestro corazón, alimenta la fe y nos permite ver a Dios
como Él realmente es. Nos predispone a los dones del Espíri-
tu, a oír Su voz y a la revelación.

H oy proclamamos día de ayuno y oración en nuestra


casa. Declaramos día de victoria y conquista, día de poder
y de gloria en la presencia de Dios. Hoy obligamos a nuestra
carne a que obedezca al espíritu. Declaramos que este ayuno
trae rompimiento en todos nuestros propósitos, y que pronto
veremos las respuestas. Hoy cae el espíritu del rey de Persia
que se interpone para demorar nuestras respuestas. Declara-
mos que los propósitos de este ayuno que están alineados a
la voluntad de Dios se cumplen en nosotros, nuestra familia,
ministerio y llamado. Hacemos del ayuno y la oración un
estilo de vida en nosotros, tal como lo fue en Jesús. Si Él sien-
do el Hijo de Dios ayunaba y oraba, cuánto más nosotros
debemos practicarlo. ¡Gracias Señor!

Decreta Conmigo:
¡En ayuno someto al espíritu de demora y acelero las bendiciones!

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Día 12

Mis hijos están en las manos de Dios


Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profe-
tizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán
sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. —Joel 2:28

Dios promete en Su Palabra que nuestros hijos le servirán,


pero debemos estar conscientes que ellos están siendo ataca-
dos en las escuelas, en sus grupos de amigos e incluso por la
televisión y las redes sociales. Los mensajes que reciben los
incitan a actuar mal, y es tiempo de parar eso. No basta con
saber que tienen comida, hogar y ropa; ellos necesitan sobre
todo de nuestras oraciones.

S eñor cubro a mis hijos con la sangre del Cordero. Declaro


que están protegidos por el pacto de la sangre de Jesús, que
son protegidos en todos sus caminos, que la justicia de Dios
va delante de ellos y la gloria de Jehová es su retaguardia. Le
prohíbo al enemigo que los acose con temor, miedo o angus-
tia. Declaro que Jehová guarda su entrada y su salida, desde
hoy y para siempre. En tu nombre, Señor, ato, reprendo y
echo fuera todo espíritu de rechazo y de independencia. De-
claro que Jehová hace que el corazón de los padres se vuelva
hacia sus hijos y que el corazón de los hijos se vuelva hacia
sus padres. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Yo y mis hijos serviremos a Jehová!

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Día 13

Tengo una misión que cumplir


Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como
testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
—Mateo 24:14

Jesús vino a la tierra a salvarnos del pecado y de la muerte


eterna. Quienes hemos recibido a Cristo en nuestro corazón
tenemos la obligación de anunciar el evangelio a todas las
naciones, hasta lo último de la tierra. Cuando lo conocimos,
Jesús causó un gran impacto en nuestras vidas, y ése es el
testimonio que debemos compartir con toda persona que
contactemos.

A mado Jesús, con poder y autoridad declaro que toda


alma que estaba perdida, hoy dobla sus rodillas ante el único
Dios verdadero, y confiesa que Tú eres el Señor y Salvador
de su vida. Reconozco que tengo una misión importante
que cumplir, y que Tú Señor me das osadía y atrevimiento
para arrebatarle almas al enemigo y avanzar el Reino con
violencia. Declaro que Tú Señor me das la victoria. No per-
mitas que seamos avergonzados. Declaro que el evangelio
del Reino será predicado en todo lugar, con demostración
de tu poder sobrenatural. Milagros, señales y maravillas nos
seguirán a los que en Ti hemos confiado. ¡Amén!

Decreta Conmigo:
¡He sido llamado a predicar el evangelio donde quiera que voy!

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Día 14

El miedo no me asusta
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio. —2 Timoteo 1:7

Hay dos tipos de miedo. El primero es el miedo natural que


es la sensación de alerta y angustia por la presencia de un
peligro. El segundo es el miedo infernal, que se caracteriza
por ser enfermizo, atroz y excesivo. Este miedo paraliza a la
persona y no la deja actuar.

Padre, te doy gracias por haberme rescatado de mi vana


manera de vivir y por haberme sacado del pozo de la des-
esperanza. Antes, nada pude lograr debido al miedo que
me paralizaba, pero Tú me rescataste y me liberaste de todo
miedo. Por eso hoy, con autoridad y testimonio propio,
vengo contra ese espíritu y le ordeno que suelte a tu pueblo
para que pueda hacer la obra que Tú le has encomendado.
Yo declaro que cada vez que abra mi boca, daré testimonio
de lo que Tú has hecho en mi vida, y predicaré con denuedo
tu Palabra. Declaro que por cada vida que el diablo arrebató
a esta casa, cientos de almas entrarán al reino de Dios. Esas
vidas son rescatadas del infierno. ¡Jehová las libra de las ga-
rras del diablo!

Decreta Conmigo:
¡Fuera miedo! ¡No me callaré! ¡Predicaré el evangelio!

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Día 15

Fui creado para adorar a Dios


Bendeciré al Señor en todo tiempo; continuamente estará su alabanza
en mi boca.  En el Señor se gloriará mi alma; lo oirán los humildes y
se regocijarán… —Salmos 34:1

Dios creó al ser humano para que le adorara, por lo tanto, la


alabanza y la adoración deben de ser un estilo de vida para
quienes hemos recibido a Jesús en nuestro corazón. Cuando
adoramos a Dios, nuestra copa se llena hasta que rebosa.
Empezar el día en adoración es una auténtica bendición,
pues nos prepara para un día de victoria.

Padre, hoy vengo ante tu presencia declarando que mi boca


se llena de alabanzas y adoración a tu nombre, tu majestad y
tu señorío. No hay demonio, principado, gobernador de las
tinieblas ni potestad del infierno que me impida adorarte.
En esta hora, el cielo y la tierra se unen para adorarte; los
hombres nos unimos a los ángeles para adorarte en espíritu y
verdad. La adoración hace que el cielo y la tierra se unan; que
lo físico y lo espiritual se unan, y que lo visible y lo invisible
se unan para adorarte. Hoy quiero exaltarte y proclamar tu
majestad. Tu pueblo alaba tu grandeza. ¡Que venga tu Reino
Señor, y que en la tierra se haga tu voluntad como es hecha
en el cielo!

Decreta Conmigo:
¡Te adoro Señor y bendigo tu Santo nombre!

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Día 16

Mi intimidad con el Padre produce fruto


Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. —Mateo 7:7

El tiempo que dediquemos a nuestra oración personal


marcará nuestro nivel de consagración a Dios y dará fruto.
Nuestra intimidad con Él nos permite remover toda carga y
oír Su voz con claridad. Cuando buscamos Su voluntad, Él
nos da dirección, a nosotros y a nuestra familia.

A mado Señor, hoy declaro que los frutos de mi relación


contigo son visibles, sobreabundantes y poderosos. Ato toda
falsa revelación y todo aquello que tenga naturaleza carnal.
¡Te adoro Señor! Enséñame a hacer tu voluntad en mi fa-
milia, matrimonio, ministerio, y en cada área de mi vida.
Padre celestial, me agarro firmemente de tu voluntad divina
y dejo que ella se cumpla en cada paso que doy. Levántame
Señor en intercesión reveladora, para gloria tuya. En este día,
uno mis oraciones a todas las oraciones del Reino. Declaro
que cada oración que es hecha conforme a tu Palabra, tu
corazón y tus principios, me prosperan tanto como prospera
mi alma. Te doy gracias, Señor, porque Tú envías respuestas
inmediatas a mis oraciones.

Decreta Conmigo:
¡Dios contesta mis oraciones hoy!

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Día 17

Solo oye buenas noticias


Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos
se deleita… No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme,
confiado en Jehová. —Salmo 112:1, 7

Hay una promesa bíblica que debes hacer tuya: “Caerán a


tu lado mil, y diez mil a tu diestra, más a ti no llegarán”. Si
confías en Dios, todo va a salir bien.

S eñor, no creeré más en las voces de los “expertos econó-


micos”, que cada día anuncian crisis, desempleo, pobreza
y hambre en todo el mundo. Y aun cuando éstas existan,
yo viviré confiado(a), sin angustias, porque sé en quién he
creído. Mi confianza no está depositada en la bolsa de va-
lores, ni en el gobierno, ni en los bonos del Tesoro, ni en las
acciones de algún gigante empresarial, ni en los planes de
retiro, ni siquiera en los bancos ni en mi trabajo. Mi con-
fianza únicamente está basada en aquel que ha dicho, “No
temas ni desmayes que yo estaré contigo todos los días de
tu vida hasta el fin del mundo”. Mi corazón está firme, con-
fiado, seguro y gozoso. No carecemos de ningún bien y las
riquezas terrenales nos persiguen y nos alcanzan. ¡Señor, Tú
eres el único que arranca todo árbol de miseria en mi vida, y
plantas en mí, árboles de prosperidad!

Decreta Conmigo:
¡La crisis no me moverá; yo sigo confiando en Dios!

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25
Día 18

Jesús es el remedio para todo mal


Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados. —Isaías 53:5

Jesús fue crucificado para que recibiéramos salvación, vida


eterna, sanidad, prosperidad y todas las bendiciones. Los hi-
jos de Dios sabemos que la sangre de Cristo tiene poder para
liberar, sanar y restaurar. ¡Jesús sigue haciendo milagros hoy!

S eñor, hoy someto mi carne y la llevo cautiva a la obedien-


cia a Cristo. Hoy arranco de mi vida raíces de maldición
generacional, falta de identidad, rechazo, abandono, opre-
sión, inmoralidad sexual, hechicería, brujería y toda raíz de
enfermedad. Señor, en tu nombre arranco todo árbol que
fue regado con palabras de maldición de mis propios padres
y familiares, maestros, jefes, esposo u esposa; toda maldi-
ción lanzada directamente contra mí en las redes sociales;
toda marca que dejaron en mi alma los libros de hechice-
ría y ocultismo, las tradiciones, costumbres paganas, y los
mensajes emitidos por los medios de comunicación. Todo
árbol de legalismo, religiosidad y paganismo lo arranco de
raíz. Planto árboles de justicia, y declaro que por las llagas de
Cristo soy sano.

Decreta Conmigo:
¡Jesús tiene un milagro para mí hoy!

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26
Día 19

No limitemos a Dios
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el
fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová
de los ejércitos. —Malaquías 3:11

Cuando nuestra mente es renovada, está apta para recibir to-


das las bendiciones que Dios tiene para Sus hijos. Las fuentes
de ingresos en el cielo no están limitadas a un cheque, así
que no limitemos a Dios.

P adre, en el nombre de Jesús y con la guía del Espíritu


Santo, decreto el poder de la resurrección en nuestras fi-
nanzas. En este día renunciamos a todo espíritu de muerte,
esterilidad y pérdida que quiera venir contra nuestros in-
gresos. Anulamos toda maldición declarada sobre nuestras
finanzas, incluso las que provienen de nuestros padres. Re-
nunciamos a toda maldición de tacañería, porque el tacaño
anda en tinieblas, y ¡yo ando en la luz! Renunciamos a toda
maldición de escasez. Por ser hombres y mujeres generosos,
que honramos a Dios con nuestros diezmos y ofrendas, yo
decreto liberación sobre nuestras finanzas. La honra pudre
todo yugo de opresión financiera. En el nombre de Jesús,
plantamos árboles de prosperidad en nuestra casa, y sus fru-
tos serán visibles en todas las áreas de nuestra vida.

Decreta Conmigo:
¡Los caminos que Dios usa para bendecirme son ilimitados!

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27
Día 20

Un milagro grande está pasando


Y tú, alza tu vara, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que
los hijos de Israel pasen por medio del mar en seco.
—Éxodo 14:16

¿Imaginas la cantidad de milagros que tuvo que hacer Dios


para que Su pueblo cruzara el Mar Rojo? Las aguas se divi-
dieron, pero además, el abismo del mar tuvo que nivelarse;
la arena tuvo que secarse para que las carretas no se estanca-
ran…Lo que quiero que entiendas es que cuando Dios hace
un milagro, hay muchos otros milagros pasando alrededor
para que éste se realice. ¿Qué milagro esperas hoy? ¡Ten fe!
¡Aunque tenga que mover cielo y tierra, Dios lo hará!

O ro prosperidad sobre mi casa. Declaro que la harina en


mi tinaja no se acabará, ni el aceite en mi vasija se reducirá.
Siempre habrá alimento en mi alacena, y nadie que conoz-
co pasará hambre. Declaro, en el nombre de Jesús, que los
planes de prosperidad y bienestar que tienes para mí, ¡se
cumplen! Señor, en tu nombre, levanto mi mano sobre ese
mar de problemas que tengo al frente y decreto que ¡Hay un
milagro grande pasando! ¡Salgo victorioso! Pero hay otros
milagros ocurriendo para que la promesa de Dios se cumpla.
Hoy te digo: ¡Ten fe, Dios no ha terminado!

Decreta Conmigo:
¡Aunque tenga que mover cielo y tierra, Dios lo hará!

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28
Día 21

Mi corazón ya no es de piedra
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y
quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un
corazón de carne. —Ezequiel 11:19

Muchos aceptan a Cristo como su Señor y Salvador, son


buenos creyentes y aman a su familia, pero tienen áreas que
no han sido transformadas. ¡Ahí hay un corazón de piedra!
El corazón de piedra nos roba la comunión con Dios, y pone
muchas barreras a nuestras relaciones.

A mado Padre celestial, tu Palabra dice que, bienaventura-


do es el hombre que siempre teme a Dios; más el que endu-
rece su corazón caerá en el mal. Señor, escucha mi clamor.
¡Trata conmigo! No quiero ser arrojado(a) de tu presencia,
ni muerto por el orgullo, la altivez y la arrogancia como le
pasó al rey Nabucodonosor. Circuncida Señor mi corazón;
arranca toda callosidad que el pecado formó alrededor de
él. Arranca toda raíz de amargura. Hoy vengo delante de Ti
mi Dios; mi corazón está contrito y humillado. Quiero ser
transformado en tu presencia. Señor, lléname de tu amor.
Pon en mí un corazón nuevo, que sea sensible a Ti, y a la
voz de tu Espíritu. Enséñame a tener comunión contigo, y
ayúdame a restaurar la relación con mi familia. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, dame un corazón de carne para amarte y servirte!

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29
Día 22

Mis armas son poderosas


Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas
en Dios para la destrucción de fortalezas.
—2 Corintios 10:4

La Palabra de Dios es el arma que nos da derecho a hacer


todo lo que Cristo hizo y más. La Palabra es más cortante
que toda espada de dos filos, que penetra hasta partir el alma
y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos; y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.

Padre, en el nombre de Jesús, hoy declaro tu Palabra, amo


tu Palabra y sé que tu Palabra tiene poder. Tú creaste todas
las cosas con tu Palabra. Tu Palabra, Señor, es un arma que
nunca falla y jamás regresa vacía. Es la única que nos hace
prosperar en todo lo que hacemos, porque Dios únicamente
respalda Su Palabra. Jesús, Tú eres la Palabra, el verbo hecho
carne que vive entre nosotros. Sólo la Palabra de Dios nos da
poder y autoridad para atar las obras de maldad de Satanás
y sus demonios, y desatar las bendiciones que tenemos rete-
nidas. La Palabra es el arma que nos garantiza que si perma-
necemos conforme a lo que Jesús ha declarado, recibiremos
todo lo que Él nos ha prometido.

Decreta Conmigo:
¡Tu Palabra es buena Señor, y yo la obedezco!

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30
Día 23

Dios abre y cierra puertas


Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el
Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno
cierra, y cierra y ninguno abre. —Apocalipsis 3:7

La Palabra de Dios nos enseña: “Perseveren en la oración


acompañada de acción de gracias”. Uno debe dar gracias a
Dios como si la puerta ya se hubiera abierto; pero debe em-
pezar a agradecer aun antes que eso suceda.

S eñor Jesús, Tú eres el Alfa y la Omega, el primero y el


último, el que estuvo muerto y ahora vive por los siglos de
los siglos. A Ti vengo Señor, sabiendo que Tú eres el único
que puedes abrir puertas que ningún hombre puede cerrar.
Asimismo, toda puerta que no es de bendición y que había
permanecido abierta, sin que nadie pudiera cerrar, hoy de-
claro que Tú eres quien la cierra. Señor te pedimos perdón
porque muchas veces nos has dado acceso a personas y luga-
res que eran el punto de entrada para grandes bendiciones,
pero no las hemos sabido identificar y las hemos perdido.
Hoy te damos gracias Señor, por las puertas de bendición
que nos has abierto. Yo declaro, Señor Jesús, que nos das
sabiduría y discernimiento para identificar cuándo eres Tú
quien abre o cierra una puerta. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Jesús tiene la llave; Él es quien abre y cierra puertas!

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31
Día 24

Llevo un estilo de vida de perdón


Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré
a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te
digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. —Mateo 18:21-22

El Señor nos manda a perdonar todas las veces que haga


falta. Nos puede parecer difícil; sin embargo, el perdón no
se hace por emoción sino por decisión. El perdón nos ayuda
a sanar emocional y físicamente; por ese motivo debemos
aprender a perdonar a diario.

Padre, en el nombre de Jesús, hoy te pido perdón por todo


pecado de rebelión y transgresión a tus leyes. Así como Tú
me perdonas, yo también tomo la decisión de perdonar a
quien me ofendió o me quiso ofender. Perdono a toda per-
sona que me hirió o me quiso herir. Hoy, voluntariamente,
tomo la decisión de soltarla y dejarla ir. Entiendo que la falta
de perdón es la peor ofensa en el reino de Dios, por tanto,
hoy decido perdonar, pero también me perdono a mí mismo,
y perdono a todos los que necesiten mi perdón. ¿Si Tú me
perdonaste, Señor, quién soy yo para no perdonar? En ade-
lante, el diablo no puede venir a recordarme mi pasado ni a
acusarme, porque Tú ya me perdonaste. ¡Libérame Señor en
el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Dios tiene misericordia y me ha perdonado!

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32
Día 25

Mi hijo volvió a casa


Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano
estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado.
—Lucas 15:32

En el Reino de los cielos hay fiesta cada vez que un pecador


se arrepiente. Si nosotros los humanos nos alegramos cuan-
do un hijo retorna a la casa paterna, imaginemos el gozo de
nuestro Padre celestial cuando ve que uno de nosotros, sus
pequeñitos, vuelve de regreso a Él.

A mado Padre celestial, en este día te damos gracias, por-


que con amor eterno nos has amado. Hoy, con el poder y la
autoridad que Tú me has dado, declaro que todos los hijos
que habían permanecido perdidos, alejados de tu luz y vi-
viendo en las tinieblas, retornan a la casa de sus padres. De-
claro que nuestros hijos habitan al abrigo del Altísimo; que
bajo tus alas Señor, están seguros; que Tú levantas poderoso
escudo alrededor de ellos. Declaro con autoridad, que ellos
no temen al terror nocturno ni nada malo los puede tocar.
Nadie que en Ti confía será avergonzado; por el contrario,
serán confundidos los que se rebelan contra Ti. Decreto,
Señor, que a mis hijos ni a mí, nada nos podrá separar de tu
inmenso amor. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Hoy los hijos duermen bajo la protección del Padre Celestial!

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33
Día 26

Soy libre de ataduras espirituales


Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,
abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en
oculto. —Deuteronomio 27:15

La Biblia nos enseña que toda rebelión y toda práctica de


ocultismo es abominación a Jehová. La Palabra de Dios con-
dena estas actividades. Si en el pasado las hemos practicado
por desconocimiento, debemos arrepentirnos y renunciar a
ellas.

Padre, en el nombre de Jesús, declaro que Tú restauras mi


alma, me devuelves la inocencia y me rescatas de la oscuri-
dad. Rompo las cadenas de opresión y los yugos de esclavi-
tud; mi alma es liberada desde la niñez, aun desde que estaba
en el vientre de mi madre. Envío tu Palabra Señor, y ordeno
libertad de toda condenación que recibí desde el momento
en que fui concebido. Te doy gracias Padre, por haberme res-
catado de mi vana manera de vivir y por haberme sacado del
pozo de la desesperanza y del temor. Antes, nada pude lograr
debido al miedo que me acechaba, pero Tú me rescataste y
me liberaste. ¡Soy libre! Lo creo y lo decreto en el nombre de
Jesús. Rompo todo pacto satánico. Toda maldición, hechice-
ría y brujería ¡se van en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Soy libre porque Cristo me ha hecho libre!

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34
Día 27

Levanto mi voz por las naciones


El principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento
del Santo es inteligencia. —Proverbios 9:10

Salomón decía que la verdadera inteligencia proviene del


temor reverente a Dios, y quien conoce a Dios tiene una vida
que nunca terminará.

S eñor, hoy levanto mi voz por cada país de la tierra donde


Tú me has llevado a predicar tu Palabra, y aun por aquellos
países que no conozco. Oro para que tu propósito se cumpla
en todos. Que ese patrón de alabanza y adoración que Tú
mismo nos enseñaste durante las madrugadas y en el Taber-
náculo, en El Rey Jesús, siga llenando la atmósfera de esos
países. Levanta Señor, atalayas e intercesores de Reino con
poder para traer el cielo a la tierra. Oro para que seas Tú
amado Padre, quien toque los corazones de los gobernantes
de esas naciones. Desato sobre cada uno la verdadera sabi-
duría, que es el temor de Dios, que transforma su manera
de pensar y gobernar. Oro para que las nuevas generaciones
traigan una transformación sobrenatural a sus países, y el
temor de Dios jamás se aparte de ellos. Oro Padre, en el po-
deroso nombre de tu Hijo amado, Jesús, mi Salvador.

Decreta Conmigo:
¡Amo el país donde nací, pero mi Patria es el Cielo!

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35
Día 28

Sobre todo, seamos agradecidos


Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo
fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
—Colosenses 3:15

¿Has reflexionado alguna vez en lo mucho que te ha doli-


do cuando has hecho algo por alguien y esa persona no te
agradece? Imagínate cómo se sentirá nuestro Padre celestial
cuando no le agradecemos lo que Él ha hecho por nosotros.
Tal vez tú dirás que has sembrado oraciones, dinero o con-
sejos, pero nuestro Dios, sembró la vida de su único Hijo,
Jesucristo.

T ristemente los seres humanos muchas veces tomamos el


sacrificio de Jesús livianamente, y creemos que lo merecemos
todo. Hoy es hora de comenzar a darle gracias a Dios por
todo lo que hizo, hace y hará. Amado Padre, en el nombre
de Jesús, te pido perdón por haber sido desagradecida con-
tigo. Me arrepiento de todo corazón, te pido que me limpies
con tu sangre preciosa y que sea transformada a tu imagen
y semejanza. Señor, en este día te doy gracias. Recibe toda la
gloria, honra, y reconocimiento, porque a ti te pertenecen.
Gracias por traerme a la tierra con propósito, y por nunca
tirar la toalla conmigo. ¡Gracias mi Dios!

Decreta Conmigo:
¡Honro a Dios porque estoy agradecida por todo lo que Él ha hecho!

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36
Día 29

La presencia de Dios está conmigo


Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés
respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
—Éxodo 33:14-15

La presencia de Dios es un eterno presente. Cuando en-


tramos a su presencia, por fe, podemos apropiarnos de su
salvación, liberación, gozo, paz y prosperidad. Al entrar a
la presencia de Dios en adoración, los demonios huyen; por
eso, en Su presencia recibimos sanidades, milagros, y es ahí
donde todas Sus promesas se cumplen.

D e madrugada te busco mi Señor, mi amado. Mi alma


tiene sed de ti y anhelo estar en tu presencia. Tu Palabra dice
que bueno eres mi Dios con los que en ti esperan y al alma
que te busca no desairas. En tu presencia, Señor, hay pleni-
tud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Has dicho:
“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano
me buscan”. Cuando el alba despunta anhelo oír tu voz, estar
a tu lado, postrarme ante ti. Hazme ver por la mañana tu
misericordia, porque en ti he confiado; hazme conocer el
camino por el que debo caminar, porque quiero hacer tu
voluntad. En tu presencia quiero estar Señor, ¡en tu íntima
presencia! ¡Te amo mi Señor!

Decreta Conmigo:
¡Donde yo vaya hoy, la presencia de Dios irá conmigo!

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37
Día 30

Todo obra para bien


Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
—Romanos 8:28

Para quienes sabemos en quién hemos depositado nuestra


absoluta confianza, todo lo que nos sucede contribuye a que
mejoremos y nos vaya bien en la vida.

A mado Dios levanto mis manos y te adoro, porque eres


Dios todopoderoso, soberano y misericordioso. Ahora
entiendo por qué has permitido que tantas cosas que no
me gustan pasen en mi vida. Sé que todo tiene un propó-
sito grande para tus hijos, y que si realmente te amamos,
no tendremos la más mínima duda de que Tú no nos has
abandonado. Porque mientras estuve en la prueba, pude ver
tu mano obrando a mi favor. Gracias te doy Señor, porque
lo que el diablo hizo con intención de dañarme, Tú lo con-
vertiste en un pretexto para bendecirme. Nada sucede por
suceder, ni aun una hoja de un árbol se mueve si no es tu
voluntad. De ahora en adelante, mi Dios, me gozaré siempre,
aun estando en medio de la prueba, porque sé que ésta no
durará mucho tiempo, ni me destruirá. Al final, tu Espíritu
Santo me ayudará a llegar a la meta. ¡Y alcanzaré la victoria!

Decreta Conmigo:
¡Las pruebas más duras me preparan para salir victorioso(a)!

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38
Día 31

El consejero de mi negocio
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el
Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un
futuro y una esperanza. —Jeremías 29:11 (NVI)

En Proverbios 6 la Palabra de Dios nos enseña que tener pla-


nes firmes ayuda a que la empresa sea exitosa. Un elemento
clave en el planeamiento de una empresa es el sabio consejo
de otros; pero sin duda, oír el consejo de Dios es el más im-
portante de todos.

E spíritu Santo, declaro que sin tu ayuda, no podré iniciar


ningún negocio nuevo o hacer buenas inversiones. Tú eres
el mejor consejero de mi negocio. Quiero oír tu voz antes
de emprender cualquier empresa. Tú eres quien me llena de
sabiduría, conocimiento y discernimiento para saber que
transacciones iniciar y cuáles terminar; con quién me debo
asociar y a quiénes evitar. Hoy me someto a tu guía y direc-
ción y declaro que cada negocio que comience será entera-
mente guiado por Ti. Declaro que Tú reprendes al devorador
de mis finanzas. ¡Tú peleas por mí! En mi ciudad sabrán que
soy bienaventurado(a); que fui llamado(a) para ser tierra de-
seable, fértil, favorecida y bendecida. ¡Todo lo que mis manos
tocan prospera, y en lo que invierto, prospera!

Decreta Conmigo:
¡Mi negocio prospera de la mano de Dios!

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39
Día 32

Mi familia le pertenece a Dios


En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de
Israel, y ellas me serán a mí por pueblo. —Jeremías 31:1

Vivimos en un mundo donde los valores morales se han


perdido, debido a que la familia ha perdido su función de
célula fundamental de la sociedad. Sin embargo, Dios nos
manda a reedificar una familia fuerte. Su Palabra dice que
Él no quiere que nadie se divorcie, sino que busca que las
familias sean restauradas. ¡Debemos volver al primer amor!

S eñor, hoy declaro que mi familia te pertenece, y que no


hay plan del enemigo que pueda dividirla. En el nombre
poderoso de Jesús, echo fuera todo espíritu de división y
contienda, y establezco la unidad del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Decreto que toda asignación del diablo con-
tra mi familia, se pudre de raíz; no prospera, se seca y es
echada fuera. Cancelo toda asignación que quiera enfrentar
a los padres con los hijos. Libero ahora mismo mi familia,
saco del cautiverio la feminidad y la maternidad. Destruyo
el espíritu del infierno que intenta prostituir la paternidad.
Decreto que la paternidad de Abba viene sobre mi vida y
llena mi corazón. ¡Jesús me hace libre!

Decreta Conmigo:
¡Mi familia y las de mis hijos llenarán la tierra con bendición!

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40
Día 33

¿Habrá algo imposible para Dios?


Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
—Lucas 18:27

¡No hay imposibles para Dios! Sólo debes tener fe y confiar


en Él. Dios puede transformar tu vida; ¡eso no es imposible!
¿Acaso no fue Él quien abrió el Mar Rojo? ¿No fue Él quien
resucitó a Lázaro? ¿No fue Él quien te hizo a su semejanza, y
conoce tu vida de principio a fin?

S eñor te doy gracias porque ahora entiendo que, ¡nada, ab-


solutamente nada, es imposible para Ti! Que todas aquellas
cosas por las que hemos estado orando y ayunando vendrán.
¡Tú tienes respuestas inmediatas! Te pido perdón porque he
estado luchando en mis fuerzas, creyendo con mi poca fe,
y hasta he querido ayudarte a fin de acelerar los tiempos.
Tu Palabra dice que lo que es imposible para el hombre es
posible para Dios. Hoy decido creer con todo mi corazón
que tus promesas se cumplen en mi vida y en la vida de mi
familia. Que no importa cuán difícil parezca la prueba ante
mis ojos, o con qué seguridad la gente diga que eso es im-
posible, yo declararé siempre que ¡sí se puede! Si Tú lo has
dicho, lo harás. ¡Nada es imposible para Ti!

Decreta Conmigo:
¡Yo solo hago lo que puedo, lo imposible lo hace Dios!

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41
Día 34

Oremos por nuestras autoridades


Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos
los que están en eminencia… — 1 Timoteo 2:1-3

La condición en la que está nuestra sociedad moderna es una


clara señal de la falta que hace orar por nuestros gobernan-
tes. Dios quiere que tomemos la responsabilidad de pararnos
en oración por nuestros países, y pedir un mejor liderazgo
para nuestra nación.

S eñor, hoy quiero tocar tu corazón, para que levantes hom-


bres y mujeres comprometidos con tus principios. Cambia
Señor el corazón de los gobernantes y de quienes hacen y
aprueban las leyes, para que tomen decisiones justas; sólo así
dejarán un legado a las nuevas generaciones. Hoy me uno a
las personas que oran por los presidentes de todas las nacio-
nes de la tierra. Haz que las autoridades terrenales gobiernen
en el temor de Dios. Declaro que Tú los inquietas y los llevas
a regir sus países y ciudades, no según esquemas partidistas
y protocolos humanos, sino conforme a los principios del
Reino. Declaro paz sobre cada persona que ocupa un lugar
de eminencia. Decreto Señor, que ellos y nosotros vivimos
quieta y reposadamente, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Las autoridades de mi país temen a Dios y guardan Sus leyes!

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42
Día 35

Olvido los errores del pasado


De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 
—2 Corintios 5:17

Todos hemos cometido errores, hemos tomado decisiones


equivocadas, hemos fallado en los negocios, le hemos fallado
a nuestra familia o hemos defraudado a Dios. Hoy es el día
de hacer borrón y cuenta nueva. Si ayer nos fue mal, hoy
estamos listos para cantar victoria.

Padre, en el nombre de Jesús, te pido perdón por mis


pecados. Me arrepiento de corazón por haberte ofendido.
Perdono toda injusticia cometida contra mí. Bendigo a mis
amigos y enemigos. Sé que el pasado no lo puedo cambiar,
pero te pido sabiduría divina para decidir lo que voy a hacer
el resto de mi vida. Renuncio a todo espíritu de culpabilidad
y a toda falta de perdón. Creo con mi corazón y confieso con
mi boca que hoy nazco de nuevo, y soy una nueva criatura,
redimida por la sangre de Cristo. Dejo de enfocarme en el
pasado, excepto para tomar esas experiencias y no volver a
cometer los mismo errores. Te doy gracias, Señor, porque Tú
nunca recuerdas mi pasado, sino que me ves justificado por
la sangre de Jesucristo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Hoy comienza el resto de mi vida, de la mano de Jesús!

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43
Día 36

Ya no somos extranjeros
Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios. —Efesios 2:19

Dios tiene especial cuidado del extranjero. Tanto así que


decreta en Su Palabra que “al extranjero no engañarás ni
angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra
de Egipto”. Estados Unidos fue poblado por extranjeros, ¡y
cómo se ha beneficiado, verdad!

S eñor, en tu nombre, levanto defensa a favor del extran-


jero. Declaro leyes justas de inmigración que abran nuevas
oportunidades para todos los que vivimos en este país. De-
claro que la mayoría de inmigrantes son gente de bien, tra-
bajadores que buscan el bienestar de este país. Declaro que
Jesús es su abogado, y que Él intercede por ellos con poder
y autoridad. Pido perdón Señor, por aquellas personas que
entraron a este país traspasando las fronteras impuestas por
los hombres. Pero así como un día Tú nos perdonaste y nos
diste la ciudadanía del Reino, asimismo Señor, yo reclamo la
ciudadanía para quienes han venido a servir y honrar a este
país. ¡Declaro legalización! Si soy legal en el cielo, también
soy legal en la tierra.

Decreta Conmigo:
¡Soy un(a) embajador(a) del Reino viviendo en este país!

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44
Día 37

Muero al “yo” para vivir con Cristo


…Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz cada día y sígame. —Lucas 9:23

Hay una cruz que sólo Cristo puede llevar; es la cruz donde
Él murió por todos los pecados de la humanidad. Sin embar-
go, hay otra cruz que nos corresponde llevar a diario, para
crucificar nuestro ego.

S eñor Jesús, te pido perdón porque no había tomado mi


cruz a diario. Sólo entendiendo el alto precio que Tú pa-
gaste en la cruz, entregando tu cuerpo y tu sangre para que
yo fuera redimida, podré morir a mi ego, a la carne, a mi
carácter, a la pereza, a la falta de consagración, al cansancio
espiritual y a todas las cosas carnales. Morir para poder vi-
vir, es un proceso diario, donde voy humildemente al Padre
y reconozco que todo en mí necesita ser transformado por
Su amor. Hoy decido morir a mis deseos carnales y a mi
voluntad egoísta, para hacer la voluntad de Dios. Espíritu
Santo, ayúdame a crucificar mi vieja naturaleza caída, y a
entender el alto precio que Jesús pagó en la cruz, porque
sólo así podré morir a mi ego para vivir con Cristo en el
poder de Su resurrección.

Decreta Conmigo:
¡Hoy muero a mi ego y soy resucitada con Cristo!

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45
Día 38

Levantando el Reino en las naciones


…Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y
te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines
de la tierra. —Salmos 2:7-8

Cuando Dios nos salvó, nos hizo parte de su familia y de su


ejército, para que activamente le sirvamos. El mandato de ir
por todo el mundo y predicar el evangelio debe empezar por
casa.

S eñor, vengo ante tu presencia, clamando por la salvación


de mi familia, hasta que todos rindan sus vidas a Jesús. En
este día, tomo la decisión de ayudar a levantar tu Reino.
Declaro que tu gloria llenará la tierra y cubrirá países y te-
rritorios que serán lugares ganados para Cristo y heredad
de nuestros hijos. La tierra vive tiempos difíciles. ¡Basta ya
de tanta maldad! ¡Basta de pornografía! ¡Basta de guerras!
¡Basta de pandillas! ¡Basta de perversión! ¡La tierra está satu-
rada de sangre inocente! ¡El aborto apesta ante la presencia
de Dios! Señor Jesús, hoy declaro que las oraciones, lágrimas
y el clamor de la gente de toda raza, lengua y nación, han lle-
gado ante el trono de tu gracia. Hoy es el día de levantarnos
y clamar por la misericordia de Dios, a fin de parar el juicio
que viene sobre la tierra.

Decreta Conmigo:
¡Señor estoy comprometido a llevar tu Palabra a las naciones!

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Día 39

Quebrantado y rendido ante el Padre


Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los
contritos de espíritu. —Salmos 34:18

Ser quebrantado es rendirse y abandonarse en los brazos de


nuestro Padre celestial. Todos necesitamos ser procesados y
pasar por el molino de Dios para que salga la esencia de Su
creación.

Padre, en el nombre de Jesús te pido perdón por no haberte


rendido mi voluntad. Me arrepiento y te pido que me limpies
con tu sangre preciosa. Éste es el año de la manifestación de
los hijos de Dios, y sé que es necesario que todo verdadero
hijo pase por el proceso de quebrantamiento para que su
carácter sea formado y Tú puedas sacar lo mejor de él o ella.
Hoy me deshago de mi vieja naturaleza carnal; arranco todo
espíritu de religiosidad y me lanzo a una relación íntima
contigo. Muero a mi ego y permito que Tu presencia habite
en mi corazón. Hoy, Señor, puedo ver la manifestación de
tu presencia en mi vida. Obra en mi vida Espíritu de Dios, y
transforma mi corazón de piedra en corazón de carne. Me
someto a tu voluntad, me arrepiento por vivir independien-
temente de ti, y te adoro Señor.

Decreta Conmigo:
¡El Espíritu de Dios me está transformando hoy!

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47
Día 40

La disciplina es necesaria
…Una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a
lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. —Filipenses 3:13-14

La disciplina es esencial para que alguien gane una batalla;


es un ingrediente primordial si queremos obtener la victoria
en cualquier frente. Si no estamos primeramente compro-
metidos con Dios y Su propósito, nos será difícil culminar
cualquier proyecto.

P adre, en el nombre de Jesús vengo ante tu presencia pi-


diéndote perdón por mi falta de disciplina. Me arrepiento,
Señor, porque muchas veces has tocado mi corazón y me
has guiado a hacer algo, y me he dado cuenta que no he sido
constante en aquello que me has pedido que haga. Muchas
veces he puesto la excusa del cansancio, el sueño, el trabajo, y
tantas otras excusas; otras veces he abandonado porque no he
visto resultados inmediatos en aquello que he orado. Te pido
perdón Señor, y me arrepiento por mi falta de compromiso y
de disciplina. Me arrepiento por fallarte en esa área mi Jesús.
Hoy tomo la decisión de hacer tu voluntad antes que la mía.
Señor dame tu gracia para lograrlo, porque sé que en mis
fuerzas no podré hacerlo. Lo creo en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Soy disciplinado porque termino todo lo que comienzo!

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Día 41

El Señor es mi pastor
Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará
vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de
aguas, cuyas aguas nunca faltan”. —Isaías 58:11

En este pasaje Jesús se muestra como el buen Pastor, que


sabe cómo cuidar a sus ovejas. La obediencia a Dios produ-
ce prosperidad y fertilidad. Las tierras áridas, donde había
sequía, pronto se convertirán en huertos de riego, donde la
provisión de Dios nunca faltará.

J ehová es mi pastor, y el pastor de mi familia, ¡nada me


faltará! Hoy cubro a mis hijos con la sangre del Cordero sin
mancha. Declaro, que mis hijos están protegidos por el pacto
de la sangre de Cristo. Declaro que son protegidos en todos
sus caminos; que la justicia de Dios va delante de ellos, y la
gloria de Jehová es su retaguardia. Le prohíbo al enemigo
que vaya contra ellos; que los acose con temor, miedo o an-
gustia. Todo hombre o mujer que se les acerque, tiene que
sentir temor de Dios. Declaro que mis hijos son pastorea-
dos por el Pastor de los pastores; que Él sacia su alma en las
sequías y da vigor a sus huesos. Declaro que mis hijos son
como huerto de riego, y como manantial, cuyas aguas nunca
faltan. ¡Jesús es el buen Pastor!

Decreta Conmigo:
¡Jehová es mi Pastor, nada me faltará!

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Día 42

Tu testimonio tiene poder


No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad...
Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré.
—Salmo 119:43, 46

El testimonio es algo poderoso; ante el testimonio no que-


da margen de duda. Tenemos que ir a la calle y hablar de
Jesús, de su poder para sanar, liberar y restaurar. Cuando
compartimos nuestra historia ayudamos a otros a alcanzar
su salvación.

G racias Señor por la misericordia con la que me has ama-


do, y porque me has permitido conocer y honrar tu santo
nombre. Hoy mi boca declara el poder de la vida y la resu-
rrección de Cristo. Los dichos de mi boca, que proceden de
mi corazón, son gratos delante de Ti. Hoy hablo vida y no
muerte, salud y no enfermedad, riqueza y no pobreza, victo-
ria y no derrota. Pon guarda Señor a mis labios para bendecir
y no maldecir. Dice Tu Palabra que “la boca del justo habla
sabiduría, y su lengua habla justicia”. Aunque el hombre malo
busque afligirme con los dichos de su boca, ¡sus maldiciones
no prosperarán! Renuncio a la violencia que cubre la boca
de los impíos, y te pido Espíritu de Dios, que me uses para
proclamar tu verdad y la grandeza de tus hechos.

Decreta Conmigo:
¡La verdad de Dios proclamaré por donde quiera que vaya!

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Día 43

Me pongo la armadura de Dios


Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. 
Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes
contra las insidias del diablo. —Efesios 6:10-11

Es necesario usar a diario las armas de nuestra milicia y


ponernos toda la armadura de Dios, para pelear por lo que
Dios nos ha dado.

S eñor, en esta hora me pongo la coraza de justicia, me ciño


con el cinturón de la verdad, coloco sobre mi cabeza el yelmo
de la salvación, calzo mis pies con el apresto del evangelio,
levanto el escudo de la fe, y empuño la espada de doble filo
que es tu Palabra, y estoy listo para hacer huir al enemigo.
En el mundo espiritual cada pieza tiene gran significado, y
Tú quieres que me ponga toda la armadura para estar pre-
parada a enfrentar toda acechanza de Satanás. La Biblia dice
que nuestra lucha no es contra hombres, sino contra seres
sin cuerpo; huestes espirituales de maldad que se mueven
en las regiones celestes. Señor, hoy me revisto con tu amor,
porque escrito está que el perfecto amor echa fuera el temor.
Tú no me has dado espíritu de cobardía, sino de amor, poder
y dominio propio, y así pelearé cada batalla.

Decreta Conmigo:
¡Hoy resisto al enemigo, y él suelta a mi familia y huye!

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51
Día 44

Clamando por viudas y huérfanos


Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada.
—Salmos 68:5

Creo que en el corazón de Dios hay lugar no sólo para quie-


nes han perdido a sus padres o esposos por muerte física.
También hay un lugar especial en el corazón de Dios para los
hijos e hijas que han sido abandonados por sus padres, y para
las mujeres que un día fueron olvidadas por sus esposos.

Padre, hoy vengo ante tu presencia, clamando por las viu-


das, huérfanos y abandonados. Declaro que Tú haces justicia,
y que nunca les falta pan, techo ni vestido. Tú madre soltera,
viuda, huérfano, y todos los que han puesto a Dios como su
primera prioridad, ¡ustedes recibirán bendición multiplica-
da! Oro para que el Señor renueve sus fuerzas y sean capaces
de alcanzar las recompensas que les tiene preparadas. ¡Ellos
Señor son tus hijos e hijas! Hoy me uno al clamor de mi-
llones de personas, y pido al liderazgo de las naciones que
traten con respeto a estas personas. ¡Clamo justicia! Que en
el mundo haya gobiernos de justicia y equidad, y que el amor
de Dios prevalezca sobre la faz de la tierra.

Decreta Conmigo:
¡Las viudas, huérfanos y abandonados están en el corazón de Dios!

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52
Día 45

Victoria en la medianoche
Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios,
y los presos los escuchaban. —Hechos 16:25

Algunos me preguntan si pueden cambiar su oración de la


madrugada por oración en la noche. Mi respuesta es que
toda hora es buena para tener comunión con nuestro Padre
celestial. Jesús oraba a toda hora. En el Salmo 119:62 , David
dice: “A medianoche me levanto para alabarte por tus justos
juicios”. ¡Adore a Dios en la madrugada, a mediodía o en la
medianoche, pero adórele!

Padre, en el nombre de Jesús, ato y reprendo toda maldad


que opera en medio de la oscuridad. La Biblia me enseña que
cuando el enemigo quiere esconderse en las tinieblas, Dios
ataca decididamente y da la victoria a Su pueblo. Fue a la
medianoche cuando Dios comenzó a liberar a Israel; Sansón
destruyó las puertas de la ciudad a medianoche; Nehemías
pudo ver en la noche la desolación de los muros de la ciudad, el
Señor se le apareció de noche a Salomón. Por eso, la mediano-
che también es un horario estratégico para orar. Al enemigo le
gusta atacar cuando la gente está dormida, pero la oración de
medianoche frustra sus planes. La oscuridad no interrumpirá
mi vida de oración porque tengo la luz de Cristo.
Decreta Conmigo:
¡Mientras adoro a Dios, Él me da la victoria!

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Día 46

La oración del justo puede mucho


Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros,
para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
—Santiago 5:16

Abraham le creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Ser


justo es tener un carácter recto. Una persona justa camina en
santidad e integridad. Los ojos y oídos del Señor están sobre
los justos. Si usted es justo, lo que decrete sucederá.

Padre, en el nombre de Jesús, me arrepiento de toda obra


de injusticia; bendigo a mis enemigos, y les envío palabras de
paz dondequiera que estén. Señor, que el fuego de tu Espíritu
venga, que consuma a los malvados de la tierra y purifique
a los justos. ¡Queremos el fuego de Elías! Vamos hermano y
hermana, tienen que saber, que viene fuego sobre el pecado
de esta ciudad, fuego que consume la maldad, la injusticia y
el racismo. ¡Libéranos Señor con tu fuego! Consume en mí
todo patrón de conducta pasado, toda obra de la carne; toda
contienda, ira y celos, ¡se van ahora mismo! Consume los
pecados sexuales y la brujería; consume el patrón religioso
y toda mentira del diablo. Todo esto lo decreto en el nombre
poderoso de Jesús, y sé que hecho está. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Fui justificado(a) por Cristo, y mis oraciones tienen poder!

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54
Día 47

Frustra los planes del enemigo


El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado
desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito:
para destruir las obras del diablo. —1 Juan 3:8 (LBLA)

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo:


todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco
aquel que no ama a su hermano. Cuando una persona aban-
dona el pecado y cree en Cristo, frustra los planes del diablo
y hace avanzar el Reino.

D eclaramos Señor que toda fortaleza satánica cae y toda


fortaleza mental es aplastada ¡ahora! Fortalezas de tinieblas
y oscuridad son derribadas. Ahora mismo están retroce-
diendo; se tienen que ir, porque el puño de Jehová las está
aplastando. Declaramos que el puño de Dios destruye las
obras del diablo ¡ahora mismo! por el poder de la sangre de
Cristo. Amado Señor Jesús, declaramos que por el poder
de Tu sangre preciosa nuestro pueblo se está liberando. Se
liberan nuestra casa, nuestros hijos, nuestros matrimonios y
nuestras propiedades. ¡Se están liberando! Ore hermano(a),
¡haga guerra! La sangre de Cristo tiene poder liberador, y
ante el nombre de Jesús toda rodilla se doblará en los cielos,
en la tierra y debajo de la tierra. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Todo plan del enemigo contra mi vida es destruido!

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Día 48

¿Por qué tienes que razonar todo?


Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo. —2 Corintios 10:5

El impío en su altivez no busca a Dios. Todo lo razona y si


no lo puede explicar para él no existe. Pero, ¿cómo explicar
a un Dios sobrenatural? ¿Cómo explicar un milagro? ¿Cómo
explicar que un hombre justo y sin pecado muera por la
humanidad llena de pecado? Es tiempo de volver el rostro a
Dios y creer que Él tendrá compasión.

A mado Padre celestial, en tu nombre, renuncio al espíri-


tu de Grecia, que me lleva a razonar todo lo que Tú hiciste
por la humanidad en la cruz del Calvario. Eso me ha hecho
caer en el perfeccionismo y el legalismo. Reconozco que este
espíritu se levanta para detener el fluir del poder de Dios en
mi vida. Arranco toda venda de incredulidad que Satanás
ha puesto sobre mi vida y la de mi familia, la cual ciega el
entendimiento de mis seres queridos que aún no han venido
al conocimiento de tu Palabra. En el nombre poderoso de
Jesús, llevo cautivo todo argumento y razonamiento a la
obediencia a Cristo, y me declaro libre del espíritu de Grecia.

Decreta Conmigo:
¡Dejo de razonar y comienzo a creer!

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56
Día 49

Señor, enséñanos a discernir


¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, que
devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Jehová no invocan?
—Salmos 14:4

Saber discernir es saber distinguir entre la verdad y el error,


entre lo bueno y lo malo. La Palabra de Dios nos enseña que
la responsabilidad de cada cristiano es poder discernir (1
Tes. 5:21-22), pero también dice que quien hace iniquidad no
tiene discernimiento.

S eñor Jesús, reconocemos que los tiempos que estamos


viviendo son tiempos difíciles para la humanidad, para la
iglesia y para tus hijos en general; son los últimos tiempos.
Sabemos que no podemos cumplir nuestro llamado y propó-
sito basados en nuestras propias fuerzas, ni en nuestra pro-
pia sabiduría, sino que debemos sustentarnos en tu Palabra,
que es poderosa y eficaz. Hoy te pedimos, Espíritu Santo de
Dios, que nos enseñes a ser diligentes, y saber discernir los
tiempos que vivimos; que no podemos perder los días ni las
horas en cosas que no edifiquen tu Reino. Enséñanos que
cuando nuestras autoridades nos den asignaciones del cielo,
sepamos obedecer a tiempo. Gracias te damos amado Señor
Jesús. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor dame discernimiento para hacer lo que debo hacer!

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Día 50

Soy sacerdote del Dios Altísimo


Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e
imperio por los siglos de los siglos. Amén. —Apocalipsis 1:6

El Señor creó al hombre para que señoreara, y éste fracasó.


Sin embargo, el propósito de Dios no fracasó. Jesucristo nos
hizo reyes y sacerdotes para Dios, y Su propósito se cumplirá.

T ú eres un sacerdote del Dios Altísimo. Cuando oras por


tus hijos, por tu esposa o tu esposo y por tu casa; cuando
adoras a Dios, cuando presentas ofrendas ante Su altar, estás
ejerciendo el sacerdocio en tu hogar. Como rey, gobiernas;
como sacerdote, tienes autoridad para destronar todo espí-
ritu del diablo. Los reyes administran riquezas; los sacerdo-
tes administran verdades. Señor, ayúdanos a mantenernos
firmes, a no doblar rodillas ante Baal. ¡No las doblaremos!
Seremos leales a Ti Señor amado, como lo fue Daniel, como
Sadrac, Mesac y Abednego, como Esther y Mardoqueo. ¡Nos
mantendremos firmes! No venderemos la primogenitura por
un plato de lentejas; viviremos de acuerdo a los principios
morales de tu reino. Señor, que venga tu reino y se haga tu
voluntad en la tierra como es en el cielo.

Decreta Conmigo:
¡Soy rey y sacerdote del Dios Altísimo!

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Día 51

Espíritu de ilegitimidad, ¡te vas!


Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me
recogerá. —Salmo 27:10

¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compade-


cerse del hijo de sus entrañas? Déjame decirte que aunque
ellas se olvidaran, el Señor nuestro Dios no se olvidará.

D i: Padre, en el nombre poderoso de Jesús echo fuera todo


espíritu de ilegitimidad de mi vida; toda mentira del diablo,
todo trauma del pasado, todo abuso verbal, todo maltrato fí-
sico, toda raíz de rechazo, toda palabra de maldición, y todo
pensamiento destructivo que haya sido lanzado contra mí.
Por el poder de la sangre de Cristo cancelo todo mensaje que
fue dirigido a mi mente diciendo que no soy hijo(a) de Dios.
¡Los echo fuera! ¡No los acepto! Echo fuera todo espíritu de
rechazo por parte de mi padre, mi madre, mis hermanos, o
cualquier otro miembro de mi familia. Bendigo a mis pa-
dres naturales, porque fueron los canales que Dios usó para
traerme a la tierra. Bendigo a todo aquel que lanzó contra mí
palabras de maldición. Yo sé que Tú eres mi Padre, que yo
soy Tu hijo(a), y que Tú me amas. ¡Sé de dónde vengo y hacia
dónde voy!

Decreta Conmigo:
¡Soy un hijo(a) de Dios en el camino de regreso a casa!

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Día 52

Bendeciré al Señor todos los días


Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo
en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se
alegrarán. —Salmos 34:1-2

Debemos alabar al Señor todos los días de nuestra vida.


Debemos exaltar al Rey y bendecir Su nombre eternamente
y para siempre. Nuestra boca se llenará de alabanza y glori-
ficaremos sus obras cada día.

Te bendigo oh Dios de mi salvación. Señor, hoy declaro


que el sol no me fatigará de día ni la luna de noche. Creo que
esta palabra “rhema” cobra vida en mi espíritu. Mi cuerpo
no se cansará ni se fatigará, porque en Ti he confiado. Señor
mío y Dios mío, esperanza mía, renueva mis fuerzas, rejuve-
néceme como las águilas, llena mi cuerpo de energía divina
para servirte día a día. Dice la Escritura: “Todo pasará, pero
mi Palabra no pasará”. Tu Palabra no tiene fecha de venci-
miento. El salmista escribió: “Bendice alma mía a Jehová,
bendiga todo mi ser Su Santo nombre”. Yo digo: alma mía,
bendice al Señor con todas tus fuerzas, todo el tiempo, en
todo lugar. Bendice a Jehová, nuestro Creador, nuestro Ha-
cedor, nuestro Señor, Aquel que nos creó para adorarle. ¡Te
alabo y te bendigo mi Dios y mi Señor!

Decreta Conmigo:
¡Yo nací para adorar a Dios!

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Día 53

Destruyendo maldiciones
Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré
puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los
tesoros escondidos… para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de
Israel… —Isaías 45:2-3

Mucha gente sigue viviendo encadenada al pasado, al pecado


y a las maldiciones generacionales. No conocen las promesas
de libertad escritas en la Biblia. Por eso es fácil encontrar
cristianos con rostros de desesperanza y derrota. ¡Tenemos
que cambiar eso!

P adre Celestial en este momento vengo delante de ti, dán-


dote las gracias por todo lo que has hecho en mi vida. Me
visto con tu armadura de poder, y en el nombre de Jesús arre-
meto contra toda puerta de bronce y cerrojo de hierro que me
han mantenido aprisionada, a mí y a mi generación. Rompo
ahora mismo toda cadena y toda atadura con el poder de la
sangre de Jesús. Declaro que los caminos torcidos por donde
mi familia y yo hemos caminado, Tú los enderezas. Empe-
zamos a caminar por la senda de justicia y verdad, conforme
a tus mandamientos. Señor danos los tesoros escondidos de
los que habla tu Palabra, y ayúdanos a conocer tu plan divino
para nosotros. Gracias Señor, porque sé que hecho está.

Decreta Conmigo:
¡Mi Dios me sacó de la esclavitud y me dio tesoros escondidos!

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61
Día 54

Declaro salud sobre mi cuerpo


Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y
gozo en el Espíritu Santo. —Romanos 14:17

La Palabra de Dios nos anima a ser disciplinados a la hora


de comer, cambiar nuestros hábitos alimenticios, aumentar
la actividad física, y controlar nuestro peso. Recordemos
que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y debemos
cuidarlo a diario.

Padre en el nombre de Jesús, te pedimos perdón por el ex-


ceso de comida y la mala calidad de los alimentos que consu-
mimos; así como por el exceso de grasas, azúcares, harinas y
carnes rojas que comemos. Pedimos perdón por la anorexia,
bulimia, glotonería y sobrepeso. Nos arrepentimos y te pedi-
mos perdón por no cuidar nuestro cuerpo, que es templo del
Espíritu Santo. Renunciamos a toda maldición generacional
de obesidad, alergias o cualquier otro desorden alimenticio
en nuestra vida. Renunciamos a todo espíritu mundano
que nos quiera dañar, y en el nombre de Jesús hacemos el
compromiso de empezar a comer bien y cuidar la calidad
de nuestra alimentación. Por el poder de la sangre de Cristo,
rompemos toda maldición generacional, y nos declaramos
libres y limpios.
Decreta Conmigo:
¡Como bien y hago ejercicio para vivir con salud!

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62
Día 55

Necesito hablar con Dios


Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó
la noche, estaba allí solo. —Mateo 14:23

Orar es conversar con Dios. Jesús oraba en todo tiempo y


lugar, ¡necesitaba estar conectado con el Padre! Él es nuestro
ejemplo. Debemos orar porque a Él le ha placido usar seres
humanos, con faltas y defectos, para obrar su plan divino en
la tierra.

S eñor, enséñanos a conocer tu voluntad a través de la ora-


ción. Aunque hagamos oraciones que suenan muy bien, Dios
no responde frases bonitas, sino que Él honra su Palabra, y
juzga los pensamientos e intenciones del corazón de quienes
nos acercamos a Él. Por eso siempre debemos orar conforme
a Su Palabra. Hoy declaramos Señor que por nada estaremos
angustiados, sino que serán conocidas nuestras peticiones
delante de Dios con acción de gracias. Declaramos que
velaremos y oraremos para no caer en tentación; que la co-
munión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos
hace conocer su pacto. Declaramos que perseveraremos en
oración, y que cada oración hecha conforme a tu Palabra,
sube ante el trono de tu gracia, y Tú envías respuestas inme-
diatas. Amén.
Decreta Conmigo:
¡Cada vez que oro, Dios escucha mis oraciones y me responde!

Continúa Decretando: ........................................................................................................................................................

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Día 56

Anulando votos secretos


Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado. —Mateo 12:37

Toda palabra que sale de nuestra boca tiene poder de vida


o de muerte. De la misma forma, las decisiones o votos in-
ternos que hacemos, tienen poder determinante en nuestra
vida, porque abren o cierran puertas, a corto o largo plazo.
¡Vamos a anular esos votos secretos!

S eñor, hoy renuncio a todo voto o maldición que yo mismo


hablé sobre mi vida, diciendo... (Diga aquí todos los votos
que usted hizo en su contra, por ejemplo: “nunca me casaré,
nunca más creeré en un hombre o en una mujer, nunca más
confiaré en nadie, siempre seré pobre, eso es demasiado para
mí, soy muy débil, todos abusan de mí, no merezco tal cosa,
esa es mi enfermedad”, etc.) Ahora mismo anulo esas mal-
diciones auto impuestas; las llevo a la cruz y allí quedan cla-
vadas, destruidas y anuladas en el nombre de Jesús. Declaro
que no comeré de los frutos de esas palabras ni seré conde-
nado por ellas. Te pido perdón Señor, por haber proclamado
mi propia derrota, por haber profetizado en mi contra, pero
ahora que te conozco, la Verdad me hace libre.

Decreta Conmigo:
¡Hoy cambio mi confesión: Soy sano, soy libre, soy próspero!

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64
Día 57

Dios me da ideas para prosperar


Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús. —Filipenses 4:19

Las ideas creativas son semillas de prosperidad que Dios


deposita en nuestras manos. Cuando Dios nos da ideas crea-
tivas debemos desarrollarlas y ponerlas en práctica, para que
den fruto multiplicado que bendiga a otros.

H ermano, yo no sé lo que te hace falta hoy, pero el Señor


conoce todas tus necesidades y te quiere dar ideas creativas
para que prosperes y nunca más tengas que depender de
otro que no sea Él. Padre, en el nombre de Jesús, declaro que
todo miedo que produjo la crisis financiera se va de nuestra
vida. Nos acercamos a ti confiadamente y te damos gracias
porque nos das ideas creativas para prosperar, contra todo
pronóstico. Vivimos en una tierra bendita donde la leche y
la miel fluyen en abundancia. Mi trabajo no es mi fuente de
provisión; la fuente de toda provisión eres Tú Señor, pero
Tú usas ese medio para bendecirme. Tú suples todo lo que
nos falta conforme a tus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Tú has prometido bendecirme, y sé que mi bendición llegará
porque fiel es quien lo prometió.

Decreta Conmigo:
¡Nada me falta, porque mi provisión viene del cielo!

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65
Día 58

Basta de jugar con Dios


[Elías] dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensa-
mientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el
pueblo no respondió palabra. —1 Reyes 18:21

El mundo tiene que decidir a quién servir, porque nadie


puede servir a dos señores. Hay quienes temen al Señor, pero
sirven a sus ídolos, tal como lo hicieron sus padres. ¿Acaso
creen que pueden engañar a Dios?

A mado Padre, Tú eres el único y verdadero Dios. Gracias


porque a través de la sangre de Cristo podemos entrar a tu
presencia. Mi corazón se quebranta cuando veo a tus hijos e
hijas jugando con la salvación; jugando a la iglesia; haciendo
vana la sangre de tu Hijo amado. Hoy, como el profeta Elías,
me paro y digo a todos: ¡Basta de jugar con Dios! ¡Reprendo
todo espíritu de doble ánimo! ¡Todo pensamiento vano es
arrancado de sus entrañas! ¡Arranco de raíz toda simiente
de Satanás! Jehová es Dios; sólo a Él debemos seguir y hon-
rar. Basta ya de estar ensuciando el nombre de Jesús, vistién-
donos de justicia los domingos para la iglesia, y de pecado
e impiedad el resto de la semana. Que el temor de Jehová
venga sobre aquellos que quieran sacar de la iglesia a los hijos
de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Yo y mi casa serviremos a Jehová el único Dios verdadero!

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66
Día 59

La protección de Dios es mi herencia


Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda
lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los
siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.
—Isaías 54:17

Si el enemigo se ha levantado contra ti, o estás siendo


oprimido(a), es hora que te levantes, te sacudas y sigas cre-
yendo en tu Hacedor. No olvides que como hijos de Dios
estamos en una guerra constante, pero Su protección es
nuestra herencia.

S eñor Jesús, en esta hora me aferro a lo que dice tu Palabra,


que ningún arma que el enemigo levante contra mí podrá
hacerme daño. Hoy me sumerjo en el poder de tu sangre y
nadie me dañará. Dejo en tus manos a todos los que se han
levantado contra mí. Yo perdono a aquellos que me ofen-
dieron e hicieron daño; me libero de ellos y te los entrego,
para que Tú tengas misericordia de sus vidas. Entiendo que
mi lucha no es contra esas personas, sino contra huestes
espirituales de maldad. Declaro que todo demonio que está
atacando las vidas de quienes anhelan mi ruina, sale de sus
vidas, ahora mismo, en el nombre de Jesús. Hoy pido la pro-
tección que por servirte me pertenece, y el pan de los hijos
que es la liberación de mi alma. Gracias Señor. Amén.
Decreta Conmigo:
¡El Señor es mi escudo y mi protección!

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67
Día 60

Él llevó nuestras enfermedades


Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores,
¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por
Dios! —Isaías 53:4

La Escritura dice que Él fue herido por nuestras transgresio-


nes, molido por nuestras iniquidades. El castigo por nuestra
paz cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados.
¿Crees eso? ¡Recíbelo por fe!

Padre, reconozco que he pecado contra el cielo y contra Ti,


y te pido perdón por todas mis faltas. Señor, hoy renuncio a
todo espíritu de enfermedad, y por el poder de la cruz, decla-
ro que toda dolencia en mi cuerpo, grande o pequeña, ¡se va
ahora mismo, en el nombre de Jesús! Todo dolor de cabeza,
migraña, dolor de espalda, asma, problemas cardíacos, dolor
en los huesos y músculos; enfermedades terminales como
cáncer y SIDA, ahora mismo, en el nombre de Jesús, ¡se secan
de raíz! Me declaro sana, y declaro que tu pueblo también es
sano. Jesús llevó todas nuestras enfermedades y sanó todas
nuestras dolencias. Hoy, con la autoridad que Dios me da,
ordeno a todo espíritu de enfermedad que se vaya, ¡ahora!
Hablo vida a mi cuerpo y le ordeno a mis células que vuelvan
a su diseño original, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Por Sus llagas he sido sanado(a)!

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68
Día 61

El fuego de Dios nos libera


Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.
—Deuteronomio 4:24

Ten cuidado, no sea que olvides el pacto que el Señor hizo


contigo, y adores cualquier cosa que Él te ha prohibido.

E l fuego de Dios está consumiendo ahora todo espíritu de


temor y toda intimidación del infierno. Temor a las autori-
dades, ¡se quema! Patrones de mala conducta, indiferencia,
frialdad y apatía, se queman con el fuego del último tiempo.
Ese fuego purifica nuestra casa, nuestro cuerpo, alma y es-
píritu. Ahora desciende el fuego por tu cabeza; fuego que
quema tu consciente, subconsciente e inconsciente. El fuego
de Dios está aquí purificando la paternidad, y liberando la
falta de identidad. Ahora, se van las opresiones que cargas
desde que estabas en el vientre de tu madre. En el nombre
de Jesús, te saco de cautiverio; rompo barrotes de cárcel
y cadenas de opresión. ¡Ahora penetra el fuego de Dios!
Si estás atado al espíritu de pornografía, el fuego de Dios
destruye películas, videos, revistas, fotos y todo material
pornográfico. El espíritu de inmoralidad sexual, ¡se quema,
en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡El fuego consumidor de Dios me está liberando!

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69
Día 62

Perdono y soy perdonado


Entonces su señor, enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara
todo lo que le debía. —Mateo 18:34

Los verdugos en la Biblia son demonios. Tres cosas que de-


bemos aprender de esta parábola: (1) La misericordia de Dios
es enorme. (2) La deuda por el pecado es tan grande, que
para nosotros sería imposible pagarla. (3) La paga de todo
pecado es la muerte; o sea, ser vendidos como esclavos.

E n el nombre poderoso de Jesús, le ordeno a todo demo-


nio que había estado azotando mi vida debido a la falta de
perdón, que salga. ¡Los echo fuera! ¡Fuera, en el nombre de
Jesús! Los arrojo a las profundidades, y cierro todas las puer-
tas que yo misma abrí. Le quito todo derecho legal que ante-
riormente le di al enemigo. Aplico la sangre de Cristo sobre
mi vida, la vida de mis hijos y de toda mi familia. Anulo el
acta de los decretos que prevalecía contra mí. Uso las llaves
del perdón, del amor y de la compasión, para abrir las celdas
de cautividad que yo misma construí. Y así como un día fui
perdonada, hoy decido perdonar a mis angustiadores. ¡Soy
libre de toda condenación, en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Decido perdonar para ser perdonado!

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70
Día 63

Tenemos autoridad espiritual


Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los
espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda
enfermedad y toda dolencia. —Mateo 10:1

Jesús nos dio autoridad para ir contra las potestades del in-
fierno. Sin embargo, debido a que toda autoridad proviene
de Dios, debemos caminar bajo la estructura de autoridad
establecida por Él. Solo podemos ejercer autoridad cuando
estamos bajo autoridad.

E spíritu Santo de Dios, te pido que me ayudes a orar como


conviene. Hoy me pongo toda la armadura de Dios, y tomo
autoridad, porque yo también soy una mujer sujeta a autori-
dad. En tu nombre Señor, destruyo y destrono toda potestad
del aire y todo principado de tinieblas que se ha levantado
en contra de la voluntad de Dios para mí y mi familia, y
en contra de mis finanzas. Hoy les ordeno a esos espíritus
inmundos, en el nombre de Jesús, que suelten ahora mismo
mi familia y mis finanzas. Vengo con espada desenvainada,
sabiendo que las armas de nuestra milicia no son carnales
sino poderosas en Dios para destruir fortalezas y toda opo-
sición del infierno. ¡Satanás, estás derrotado! Y tu derrota es
irreversible y eterna. Gracias Señor Jesús. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Satanás óyelo bien, estás derrotado!

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71
Día 64

Cortando con esa generación de víboras


¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?
Porque de la abundancia del corazón habla la boca. —Mateo 12:34

El árbol bueno da buenos frutos, y el árbol malo da malos


frutos; porque por el fruto se conoce el árbol. Un hombre
malo tiene un mal tesoro en su corazón, y de allí sale la
concupiscencia y la corrupción que habitan y gobiernan su
corazón

S eñor Jesús, en esta hora venimos arrancando toda gene-


ración de víboras que se levanta contra nuestros hijos. En el
nombre de Jesús, mato y destruyo toda serpiente que venga
a tentarlos. Declaro Señor que toda simiente del diablo que
está deteniendo a nuestros niños y jóvenes, y que no les
permite pasar a recibir lo que por herencia les corresponde,
se seca de raíz. Apártense culebras del infierno para que los
jóvenes y los niños se levanten. El fuego de la intercesión
está encendido, y ahora le ponemos más leña, para que se
quemen. Esas víboras y sus generaciones son exterminadas
en el fuego del Espíritu Santo. Toda asignación del infierno
es quemada, toda asignación de control mental y brujería
se pudren por la sangre de Cristo. ¿Cómo escaparán de la
condenación eterna del infierno?
Decreta Conmigo:
¡Señor, libra mi alma de labios mentirosos!

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72
Día 65

Dios me libra en las tribulaciones


En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal.
—Job 5:19

Tribulación es un término usado en la Biblia para referirse a


los sufrimientos del pueblo de Dios. En el Nuevo Testamento
la tribulación se convierte en una experiencia que viven to-
dos los creyentes. Con tribulación Dios corrige la infidelidad
y disciplina a su pueblo.

Q uiero pedirte perdón Señor porque he sido un ciego es-


piritual, porque no he visto que en cada tribulación o prueba
que he vivido, Tú me has guardado. No te ha importado
cuán difícil, justo o injusto sea cada problema, si estoy viva
es porque tu mano poderosa me ha sostenido. Gracias por-
que no has permitido que alguna enfermedad me matara, no
me has dejado sin el pan diario de cada día. Gracias porque
cuando creí que ya no podía más, tu mano me levantó, y
aunque en el momento no entendí la razón de cada desierto,
aunque lloré sin consuelo, sé que Tú tenías un propósito
para mí. Eres un Dios sobrenatural, y mi mente humana no
alcanza a entender tus planes para mí. Te doy gracias, Señor,
porque no nos pones pruebas que no podamos soportar.

Decreta Conmigo:
¡En las tribulaciones, Dios me entrena para la guerra!

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73
Día 66

Camino en justicia, amor y misericordia


Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de
ti: solamente hacer justicia, amar la misericordia, y humillarte ante
tu Dios. —Miqueas.6:8

Dios no acepta nada que no provenga de justicia, que no se


haga con misericordia y no cumpla Su voluntad. Para ello
son necesarias dos cosas: mantener una buena relación con
Dios y con el prójimo.

A mado Dios, hoy te pido perdón por haber fallado a tu


Palabra, por toda altivez de espíritu y soberbia que pueda
estar escondida en mi alma. Tú eres un Dios justo y amoro-
so, que tienes misericordia de los que te aman y de quienes
guardan tus mandamientos. Con los puros te muestras puro,
pero te muestras hostil con los perversos; rescatas al humil-
de, pero humillas al orgulloso. Hoy me arrepiento por toda
falta cometida, y te pido Señor que me enseñes a ser humilde
como Tú, y a amar a quienes me aborrecen, se burlan de
mí y me injurian. ¡Rescátame Señor! Que quienes tratan de
destruirme sean humillados y avergonzados; que los que se
deleitan en mis dificultades retrocedan con deshonra; que su
vergüenza los horrorice. Hoy prometo guardar fielmente tu
Palabra y mi testimonio todos los días de mi vida.

Decreta Conmigo:
¡Dios tiene para mí, justicia, amor y misericordia!

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74
Día 67

Manda fuego consumidor


Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor […] Si hiciereis lo malo
[…] pronto pereceréis totalmente de la tierra […] no estaréis en ella
largos días sin que seáis destruidos. —Deuteronomio 4:24-26

Nuestro Dios es fuego consumidor, Dios celoso que derriba


a los que contra Él se levantan. Contra estos la ira del Señor y
su celo arderán, y toda maldición que está escrita caerá sobre
ellos, y el Señor borrará su nombre de debajo del cielo.

H oy le hablo a la tierra y ordeno, en el nombre de Jesús,


que todo brujo y hechicero que en cualquier lugar del mun-
do esté maquinando alguna maldad, ahora mismo es con-
sumido por el fuego de Dios. Manda tu fuego Señor sobre
aquellos que intentan venir contra mí, y a los que traman lo
malo contra tu iglesia. Yo declaro que ese fuego consume la
hechicería, la santería, el ocultismo, la nueva era y la maso-
nería. Envía Señor tu fuego contra los altares de Baal que ha
levantado el espíritu de Jezabel. ¡Sean todos destruidos! Tu
fuego consume todo ataque del infierno contra las familias,
los hijos, los jóvenes, el gobierno y la Iglesia. Tu fuego quema
la brujería y destruye a los conspiradores; sus hechizos y
maldiciones. ¡Señor, manifiesta tu poder!

Decreta Conmigo:
¡El fuego de tu presencia me purifica!

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75
Día 68

Traigo ofrendas de gratitud


Y me dijo [Dios]: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te
pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia
después de ti por heredad perpetua. —Génesis 48:4

Independientemente de quien siembre y quien riegue, el cre-


cimiento sólo lo da Dios. Él ha prometido: Yo te haré crecer,
y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones, y daré
esta tierra a tu simiente después de ti por heredad perpetua.
Y si Él lo dijo, lo hará.

B endeciré a Jehová todos los días de mi vida; cuando me


vaya bien y cuando tenga dificultades. Tomo tu Palabra Señor
y declaro con mi boca, creyendo con mi corazón, que toda
bendición, toda buena dádiva y todo don perfecto proceden
de ti, el Padre de las luces. Te honraré Señor con mi corazón,
con mi obediencia, con mi servicio, y con el fruto de mi tra-
bajo. Presentaré mis ofrendas por gratitud; porque Tú has
prometido bendecir al dador alegre. Mis hijos aprenderán
a amarte y conocerte como la fuente de nuestra provisión;
adorarán tu Santo nombre, te amarán y te honrarán, y esa
será una bendición que alcanzará a todas mis generaciones.
Creo Señor que Tú me bendecirás en la tierra que hoy me
das por heredad perpetua. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Mis ofrendas hablan de mi amor a Dios!

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76
Día 69

Que sus pies no resbalen


Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. —1 Pedro 2:9

Porque eres pueblo santo, el Señor te ha escogido para que


seas de su exclusiva posesión entre las naciones de la tierra.
Eres Su real sacerdocio. Ahora dice el Señor: El pueblo que
yo he formado para mí, proclamará mi alabanza.

D esde la intimidad clamo a ti Señor por el sacerdocio. Pido


que nuestros varones no se unan a la corriente del mundo,
sino que entren al Reino para obedecer y servir, de todo co-
razón, al único y verdadero Dios. Día y noche oro por ellos,
y los cubro con la sangre del Cordero Santo. Declaro que
sus pasos no se desviarán, sino que Tú guardarás sus pies
para que no resbalen. Señor, que tu misericordia los sustente
cada día; que el temor de Jehová los libre de todo mal; que lo
aprendido en casa jamás se borre de sus mentes ni de sus co-
razones; que ellos influencien al mundo; que ningún espíritu
de grupo los atrape, y que el amor de Dios prevalezca en sus
corazones. Ciertamente son linaje escogido, sacerdotes del
Dios Altísimo, árboles de justicia y plantío de Jehová.

Decreta Conmigo:
¡Soy real sacerdocio y nación santa!

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77
Día 70

Estoy arrancando raíces de amargura


Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios,
y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y
contamine… —Hebreos 12:15 (RVR 1995)

A fin de buscar la paz con todos y alcanzar la santidad, debe-


mos cuidar que no brote en nuestro corazón ninguna raíz de
amargura que cause dificultades y contamine a muchos. Por
eso debemos guardar nuestro corazón, porque de él brotan
los manantiales de la vida.

E n el nombre de Jesús, renuncio a todo espíritu de falta


de perdón. Arranco de mi alma toda raíz de amargura, re-
sentimiento, sombra de odio, muerte y destrucción. Hoy vo-
luntariamente decido perdonar y soltar de la cárcel a: [diga
el nombre de la(s) persona(s) contra la(s) que tiene falta de
perdón]. Los perdono por todo lo que me hicieron... [Men­
cione las ofensas que cometieron contra usted]. Perdono
todo maltrato físico, verbal, emocional y psicológico. Me
declaro libre, los suelto y los saco de cárceles donde yo los
había metido; los libero de toda culpa y les pido perdón por
haber guardado contra ellos resentimiento, odio y amargu-
ra. Salgo ahora de esa cueva de falta de perdón donde estaba
prisionera, ¡soy libre por la sangre de Cristo!

Decreta Conmigo:
¡Todo lo que mi Padre no plantó, hoy lo arranco de raíz!

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78
Día 71

Invisibles antes las acechanzas


Bendecirá a los que temen a Jehová, a pequeños y a grandes.
Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; sobre vosotros y sobre
vuestros hijos. —Salmos 115:13-14

El Señor se ha acordado de nosotros y nos bendice; bendice


también a nuestros hijos. Dice Su Palabra que de generación en
generación es Su misericordia para los que le temen. Grande es
mi Dios que nos hace invisibles a toda acechanza del enemigo.

G racias mi Dios, porque donde quiera que estén mis hijos,


los declaro protegidos por el brazo de Jehová de los Ejércitos.
Ni la muerte ni la enfermedad ni la vida mundana pueden
alcanzarlos. Hoy levanto un muro de fuego alrededor de sus
vidas, alrededor de su camino y alrededor de su escuela. Es
un muro de fuego que los protege. Declaro que el espíritu
de sabiduría y entendimiento está sobre ellos cuando hacen
sus tareas y cuando presentan sus exámenes. Declaro que
pasan victoriosos toda prueba, y los hago invisibles ante las
acechanzas del enemigo. Decreto que no caen en la vanidad
ni en la vanagloria del mundo. Padre, te doy gracias porque
Tú has puesto en la tierra ángeles con forma de hombres y
mujeres, que caminan alrededor de ellos con espadas desen-
vainadas para protegerlos.

Decreta Conmigo:
¡Temo al Señor y estoy protegida!

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Día 72

Señor, renueva mis fuerzas


Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi
Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Jehová es varón
de guerra; Jehová es su nombre. —Éxodo 15:2-3

La Biblia siempre nos muestra a nuestro Padre celestial como


un Dios fuerte, que además nos fortalece. Él es la fuerza de su
pueblo, y es defensa salvadora de su ungido. Él es mi luz y mi
salvación; ¿a quién temeré? Él es la fortaleza de mi vida; ¿de
quién tendré temor?

S eñor, te doy gracias porque sólo Tú me das fuerzas para


buscarte. No importa lo que hablen o lo que digan de mí.
Te voy a servir cada día. Te serviré al amanecer y aun en la
vigilia de la noche; lo haré de madrugada y hasta que el sol se
oculte; te serviré Señor mientras trabajo y mientras atiendo a
mi familia. Cuando sirvo a mis hermanos, ese servicio tam-
bién es para Ti Señor. Ayúdame a que cada minuto de vida
yo pueda servirte. Espíritu Santo, enséñame a servir a mi
Padre celestial. Que mientras camine en la tierra viva llena
de Tu Espíritu. Yo declaro que la frescura de vida viene de
Tu Espíritu a mi espíritu. Padre, recibo hoy la fortaleza física
que necesito, y te doy gracias. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Me fortalezco en el poder de Su fuerza!

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80
Día 73

Jezabel, ¡te ato y te echo fuera!


De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán
a Jezabel en el muro de Jezreel. —1 Reyes 21:23

Ninguno hubo como Acab que se vendiera para hacer lo


malo ante los ojos del Señor, porque Jezabel su mujer lo había
incitado. Y dijo Dios: Porque Acab me ha provocado a ira y
ha hecho pecar a Israel, cualquiera de su casa que muera en
la ciudad, lo comerán los perros, y quien muera en el campo,
lo comerán las aves del cielo.

S eñor Jesús, en este día, te pido perdón por haber permi-


tido que el espíritu de Jezabel entrara en mi vida. Renuncio
a ese espíritu que viene del mismo infierno para destruir
familias y traer corrupción en el cuerpo de Cristo. Oye bien
lo que te digo espíritu de Jezabel, en el nombre de Jesús ¡te
vas! Demonio de manipulación, control, seducción y encan-
tamiento, ¡se van ahora mismo! Espíritu de Jezabel, que te
infiltras en la iglesia y en las casas, vestido de falsa humildad
e hipocresía, ¡te ato de pies y manos! ¡Te declaro ilegal en
nuestra iglesia, en mi matrimonio y en mi trabajo! Espíritus
de brujería y hechicería, ¡fuera de mi casa! ¡Jezabel, no que-
darás impune al justo juicio de Jehová!

Decreta Conmigo:
¡El espíritu de Jezabel no entrará en mi casa!

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81
Día 74

El enemigo de los adoradores


Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado,
hasta que se halló en ti maldad. —Ezequiel 28:15

El enemigo de todo adorador es Satanás, quien en el origen


fue creado como portador de luz, de donde proviene su
nombre Lucifer. Podemos decir que él era el líder de los ado-
radores en el cielo, pero quiso robarle la adoración a Dios, y
su rebelión lo llevó al infierno.

G uárdame Señor de tener un corazón orgulloso, rebelde,


egoísta, envidioso y endurecido. Dice la Escritura que Sata-
nás era perfecto en todos sus caminos, desde que fue creado,
hasta que se halló maldad en él. Señor, enséñame a tener un
corazón conforme al tuyo. Yo sólo quiero adorarte en espí-
ritu y verdad. Día y noche mi alma y mi espíritu anhelan
adorarte, para eso nací. Yo quiero levantarme cada mañana
y adorarte; que tu presencia siempre esté conmigo; anhelo
ver la nube de tu gloria sobre mí y sobre mi casa. Quiero que
el legado que reciban mis generaciones sea de adoración con-
tinua y perseverante hacia ti, mi Dios y mi Señor. Líbrame
Dios de tener un corazón malo. Perdona mis pecados y borra
mis rebeliones, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Sólo al Señor mi Dios adoraré y al Él sólo serviré!

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82
Día 75

La sangre de Cristo me libera


Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. —Efesios 2:13

¡La sangre de Cristo tiene poder! Libra mi alma de la muer-


te y mis pies de tropezar, para que yo pueda andar delante
de Dios en la luz de la vida. El salmista decía: “Lávame por
completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado”.

Por mis venas corre la sangre de Cristo, la sangre del Cor-


dero, la sangre del poder de la resurrección. Señor, en esta
hora tomo autoridad sobre toda maldición generacional y
le ordeno: ¡Sal de mi sangre! Ahora mismo, se rompe toda
maldición que corre por mi línea sanguínea. Se rompen las
maldiciones generacionales de celo, envidia, ira, amargura,
falta de identidad y miedo. ¡Se van fuera! ¡Se pudren! ¡Se
secan! ¡Nunca más tienen vida en mí! Hoy entro Señor a tu
presencia por la sangre preciosa de Jesús, la sangre del sumo
sacerdote, Jesús de Nazaret, el Hijo del Dios vivo. Permíteme
entrar Señor, por medio de esa sangre que me lava, me justi-
fica y me redime. Clamo por la sangre que derrotó a Satanás,
y lo sigue derrotando. ¡Jesús, bendito sea tu nombre! Amén.

Decreta Conmigo:
¡La sangre de Cristo me limpia de todo pecado!

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83
Día 76

Doble ánimo, ¡fuera!


El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
—Santiago 1:8

Dios aborrece el espíritu de doble ánimo. Él dice: Por cuanto


este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus
labios, pero aleja de mí su corazón, no piense, pues, que re-
cibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo,
inestable en todos sus caminos.

R enuncia ahora a todo espíritu de doble ánimo, esqui-


zofrenia, locura, turbación, mentira, engaño, falsedad,
religiosidad, confusión, opresión, control mental, ideas y
pensamientos que no están alineados a la mente de Cristo.
Libérame Señor de todo espíritu relacionado con estas con-
diciones que han operado en mi familia. Voy atrás hasta mi
décima generación y tomo responsabilidad por temores que
acarrearon ataduras mentales y emocionales. Arranco todo
espíritu de doble ánimo y toda mentira que el diablo ha que-
rido arraigar en mi vida. ¡Cancelo, revoco, anulo y rompo
esas ataduras! ¡Las echo fuera de mi vida! Declaro, con el
poder y la autoridad que Cristo me da, que mis hijos y nietos
¡son libres de toda maldición!

Decreta Conmigo:
¡Me acerco a Dios y Él se acerca a mí!

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84
Día 77

Soy una ciudad fortificada


Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada,
como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta
tierra… —Jeremías 1:18

En los tiempos bíblicos las ciudades estaban amuralladas


para protegerse contra el enemigo. Cuando Dios dice que
nos hace ciudad fortificada, quiere decir que estamos bajo su
protección total; que no debemos temer porque Él está con
nosotros como poderoso gigante.

S eñor, Tú le dijiste a Jeremías que era como ciudad fortifi-


cada, columna de hierro y muro de bronce. Nos apropiamos
de esa promesa y nos ponemos la armadura de Dios, para
que exista contaminación de carne o espíritu, ni dardo del
infierno que entre a nuestra vida, ya sea de envidia, de celo,
de odio, o aun nuestro ego. Padre en el nombre de Jesús, hablo
al entendimiento de cada hijo tuyo, declaro que tu Palabra
invade nuestras vidas y nos rodea. Nos declaramos ciudad
fortificada contra las acechanzas que Satanás, el mundo y
nuestra propia carne quieran lanzarnos. Resistimos la co-
rriente del mundo, el sistema religioso y el legalismo. Haznos
una ciudad fortificada, donde no penetre pecado, maldición,
crisis financiera, enfermedad ni muerte.

Decreta Conmigo:
¡Si Dios está conmigo, quién vendrá contra mí!

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85
Día 78

Él reconoce Sus ovejas


…Yo, yo mismo, iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré. Como
reconoce su rebaño el pastor… así reconoceré yo a mis ovejas y las
libraré… —Ezequiel 34:11-12

Todos somos ovejas del mismo redil. Jesús no vino a fundar


una religión, ni una secta, ni a crear una denominación. Él
vino a buscar a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Él las
reconoce, y las llevará de regreso a casa.

L as ovejas oyen la voz de su pastor y lo siguen. Yo declaro


que la voz de Cristo, a través de Su iglesia, llega a las almas
perdidas, en todos los rincones de la tierra, y la reconocen,
y la siguen. Declaro que toda venda que ciega su entendi-
miento es removida. Declaro que la Palabra de Dios penetra
sus mentes, cambia su forma de pensar y les revela que el
único camino de salvación se llama Jesucristo. Toda alma
que estaba perdida, hoy dobla sus rodillas ante el único Dios
verdadero y su lengua confiesa que Jesús es el único Señor
y Salvador de sus vidas. Declaro Señor, que Tú te levantas y
buscas tus ovejas, Tú recoges tu rebaño y lo rescatas de entre
los lugares oscuros donde se encuentra esparcido. Tú eres
el buen pastor, mi Jesús; y el buen pastor su vida da por las
ovejas.

Decreta Conmigo:
¡Cuando estaba perdido, el buen pastor me rescató!

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86
Día 79

Oremos por la paz de Israel


Y haré multiplicar sobre vosotros hombres, a toda la casa de Israel,
toda ella; y las ciudades serán habitadas, y edificadas las ruinas.
—Ezequiel 36:10

Israel es el pueblo elegido por Dios y debemos orar para que


el Espíritu Santo le abra los ojos. Que la luz del evangelio del
Reino pueda resplandecer, y que la salvación que tanto han
anhelado se manifieste en esta generación.

S eñor, oro conforme a tu Palabra y declaro la restauración


de la casa de Israel. Si bien tu pueblo fue esparcido en las
naciones, Tú mismo lo recoges y lo llevas de regreso a casa.
Lo harás Señor por causa de tu santo nombre. Hoy anuncio a
los montes y collados, a los arroyos y a los valles, que Israel se
levanta; que tendrá más fruto y riqueza que nunca. Jehová,
muestra tu poder, para que tu pueblo reconozca a Jesús como
su único Señor y Salvador. Desato tu paz sobre el gobierno,
las autoridades, y todo tu pueblo. Señor, te damos gracias,
porque Israel proclamará el nombre de Jesús y lo adorará
junto a todos los pueblos de la tierra. Declaro que Tú haces
brillar la luz de tu justicia sobre Israel; y las promesas que le
hiciste se cumplen, porque tu Palabra es verdadera.

Decreta Conmigo:
¡El Señor guarda a Israel como la niña de Sus ojos!

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87
Día 80

Que nos encuentre irreprochables


Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y
conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para
la venida de nuestro Señor Jesucristo. —1 Tesalonicenses 5:23 (NVI)

El ser humano es tripartito. Somos un espíritu que tiene un


alma y vive en un cuerpo. Cuando rendimos nuestro cora-
zón a Cristo, el espíritu nace de nuevo, pero el cuerpo aún se
rinde a los deseos del alma.

A sí como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno, mi


espíritu, mi alma y mi cuerpo también son uno. Mi espíritu
te busca, pero mi alma necesita vaciar todo lo malo que ha
acumulado del mundo, de mi familia, mi cultura y mi país
de origen. Hoy Señor, humillo mi cuerpo y te lo presento
en sacrificio vivo. Perdóname por dejar que el cansancio, la
apatía y la falta de compromiso me detengan en la búsqueda
de tu presencia. ¡Ahora mi alma está siendo liberada! Decla-
ro que mis emociones son alineadas, que mis pensamientos
obedecen a Cristo, y que mi voluntad se somete a la tuya. Tu
palabra penetra mi alma como espada de dos filos. A partir
de hoy, no dejaré que la carne me gobierne ni que mis pen-
samientos me traicionen. Cuando vengas, me encontrarás
irreprochable Señor, en espíritu, alma y cuerpo.

Decreta Conmigo:
¡Me alineo a la voluntad de Dios y me hallará irreprochable!

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88
Día 81

Hoy camino bajo cielos abiertos


Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová
ha nacido sobre ti. —Isaías 60:1

Caminar bajo cielos abiertos es caminar confiados en que


tenemos el favor y la gracia de Dios. Es saber que somos hijos
de Dios Padre, quien nos cuida y está pendiente de todos
los detalles. Él quiere abrir los cielos en nuestra casa, en la
iglesia, en nuestro trabajo, en la escuela y donde quiera que
vamos.

H oy los cielos se abren para disfrutar todo lo que nuestro


Padre celestial tiene para nosotros. El cielo es el cofre donde
Tú Señor guardas los tesoros que tienes reservados para tus
hijos. Allí hay sanidad, hay cosas materiales; pero también
hay órganos humanos, ideas creativas y todas las riquezas.
Señor hoy quiero caminar bajo cielos abiertos. Sé que en los
cielos está tu provisión sobrenatural; fue del cielo que llovió
el maná que alimentó a tu pueblo mientras iba por el desier-
to. Hoy levanto mis manos para adorarte, y cuanto más las
levanto, puedo tocar las bendiciones que tienes para mí. Que
tu Reino venga a la tierra y todas las bendiciones del cielo
vengan a nosotros. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Camino bajo cielos abiertos y la provisión de Dios está conmigo!

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89
Día 82

Limpios de toda contaminación


…Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios. —2 Corintios 7:1

Los cristianos podemos contaminarnos de carne y espíritu.


Por eso Pablo nos llama a ser purificados espiritualmente, a
fin de perfeccionar la santidad. Dios se ha provisto de gente
que puede ministrar liberación para descontaminar el cuer-
po de Cristo.

S eñor Jesús, limpia y libera mi mente, de todo lo que no sea


de tu agrado, y que haya llegado a mí por cualquiera de mis
sentidos. Purifica todo lo que consciente o inconscientemen-
te me haya conectado con el pecado. Eso que trajo maldición
a mi vida, ¡límpialo Señor! Todo lo que no está conforme
a Tu Palabra y a tus leyes, ¡erradícalo Señor! Yo declaro en
el nombre de Jesús, que todo lo que conecta las células de
mi cuerpo, cada órgano, cada músculo, cada coyuntura, mi
sangre y la médula de mis huesos, son limpiados y liberados
por el poder de la sangre de Cristo. Declaro que tu poder
sobrenatural me limpia de toda contaminación de carne y
espíritu. ¡Libérame Señor de toda opresión del enemigo! ¡Soy
libre para adorar en santidad al único Dios verdadero!

Decreta Conmigo:
¡Límpiame Señor para vivir en santidad!

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90
Día 83

Señor dame sabiduría


Y le dijo Dios: …He aquí que te he dado corazón sabio y entendido,
tanto que no ha habido antes de ti otro como tú… Y aun también te
he dado las cosas que no pediste… —1 Reyes 3:11-13

La Palabra de Dios es la fuente de toda sabiduría. Cuando


Dios le dijo al rey Salomón “Pídeme lo que quieras”, Salo-
món no dudó en anteponer las necesidades de su pueblo y
pidió sabiduría en vez de riquezas. La misma sabiduría está
disponible para nosotros.

S eñor, en este día venimos delante de Ti, como lo hizo el


rey Salomón, para pedir sabiduría del cielo. Sabiduría para
amar a Dios por sobre todas las cosas, sabiduría para amar
y respetar a nuestro prójimo, sabiduría para cumplir tu ley,
sabiduría para vivir sin juzgar ni lastimar a nadie, sabiduría
para honrarte, sabiduría para buscarte cada mañana y sabi-
duría para luchar para que las riquezas no perezcan. Cuando
Dios se le apareció a Salomón en Gabaón, el Señor le dijo:
“Pide lo que quieras que Yo te dé”, y el joven rey respondió:
No te pido oro ni plata, sólo te pido sabiduría para gobernar
a tu pueblo”. Y el Señor se lo concedió, pero además le dio
riquezas y gloria, y ningún otro rey hubo como él.

Decreta Conmigo:
¡El mismo Dios que le dio sabiduría a Salomón me la da a mí!

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91
Día 84

Soy un obrero aprobado


Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero
que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
—2 Timoteo 2:15

La vida cristiana pondrá a cada obrero frente a un examen


espiritual del que saldrá aprobado o desaprobado para servir
a Dios. El apóstol Pablo nos manda a esforzarnos para ser
aprobados. Tener una vida de comunión con Cristo nos ayu-
dará a ser aprobados.

O ro Señor por cada obrero de tu iglesia. Te presento cada


mentor, líder, evangelista, discípulo y pastor comprometidos
con tu visión, con tu reino y con las almas. Oro por quienes
han abierto las puertas de sus casas para predicar tu Palabra.
Muchos han sido heridos, acusados, calumniados y perse-
guidos por hacer tu voluntad. Oro Señor por cada obrero
íntegro y sincero, a quienes no les importa lo que el diablo
pueda hacerles, porque saben que están sirviendo al Rey de
reyes y Señor de señores. Dales discípulos comprometidos.
A quienes están creyendo por papeles migratorios, casas,
finanzas, casarse, y aun por su llamado, dales una pronta
respuesta. Fortalece sus vidas para que no desmayen y estira
su fe para creer por cosas mejores, en tu nombre Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Soy un obrero aprobado en la obra del Señor!

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92
Día 85

Mundo, estás vencido


No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No
son del mundo como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu
verdad; tu palabra es verdad. —Juan 17:15-17

Jesús oró por sus discípulos antes de morir. Él le pidió al Pa-


dre que les permitiera caminar por el mundo, anunciando el
evangelio, pero sin ser contaminados por la mundanalidad.
Esta oración también es para nosotros. Vayamos por el mun-
do sabiendo que estamos apartados para Dios.

F uera de Ti mi Dios no quiero nada. Señor, yo te doy


gracias por el amor eterno con que me has amado y me has
guardado, desde antes de la fundación del mundo. Gracias,
porque me has enseñado que no soy de este mundo, como
Tú tampoco eres de este mundo. Por eso muchos te recha-
zaron, te aborrecieron y planearon tu muerte. Gracias te doy
mi Señor, por revelarte como el único y suficiente Salvador
de mi vida. Gracias, porque al igual que Tú, muchas veces
me desprecian quienes rechazan tu palabra. Gracias, porque
aunque no pertenezco a este mundo, estoy aquí para hacer la
diferencia por medio de tu Palabra de verdad, la cual mora
en mi espíritu. Hoy me gozo de no pertenecer a este mundo,
porque fuera de Ti, Señor, no quiero nada.

Decreta Conmigo:
¡Mundo, estás vencido! ¡Cristo te venció en la cruz!

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93
Día 86

Libérame de la iniquidad
No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados;
vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, porque estamos
muy abatidos. —Salmos 79:8

Iniquidad no es lo mismo que pecado. En muchos lugares


se enseña el arrepentimiento de pecados, pero pocos tratan
con la raíz, que es la iniquidad. Dice Ezequiel 28 que Satanás
cayó a causa de la iniquidad. “Perfecto eras en todos tus ca-
minos, hasta que se halló en ti iniquidad…”

Padre celestial, te pido perdón por la iniquidad de mis


padres y ancestros. Voluntariamente, tomo responsabilidad
por los pecados y perversidades que cometieron contra ti,
por desconocer Tu Palabra, por no temerte, y por la iniqui-
dad que heredaron de sus propios padres. Te pido perdón por
mis pecados, me arrepiento y renuncio a toda iniquidad que
se aloja en mis huesos y tuétanos. Declaro que la sangre de
Cristo destruye toda iniquidad en mi vida. Lo establezco en
el nombre de Jesús. (Ahora, haga una lista de las iniquidades
que operan en su vida, y comience a renunciar a cada una.
Diga por ejemplo: “Yo renuncio a la iniquidad de pobreza,
y le ordeno al espíritu que está detrás de esa iniquidad, que
salga de mi vida”).

Decreta Conmigo:
¡Dios me ha dado libertad y borró todas mis iniquidades!

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94
Día 87

Dios me ha reconocido como Su hijo


Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez
en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre! Romanos 8:15

Conocer nuestra identidad es descubrir nuestro verdadero


ser. Hay una gran verdad, la cual consta de tres puntos, que
quiero que repitas conmigo: “Dios es mi Padre, yo soy Su
hijo, y Él me ama”. Recibir la revelación de Dios como Padre,
cambiará el resto de tu vida.

A mado Padre celestial, te doy gracias por el amor con que


me has amado y me has libertado. Hoy me declaro libre de
todo espíritu de falta de identidad que ha venido operando
en mí. Te pido perdón por no haber reconocido a tiempo el
único y verdadero amor; ese amor incondicional que provie-
ne de Ti. En este día renuncio a todo espíritu del infierno que
me había mantenido en esclavitud. Toda perversión sexual,
atadura emocional, lujuria, e inmoralidad sexual, ¡se van
ahora mismo de mi vida! Les ordeno que salgan del asien-
to moral de mi alma. Hoy arranco toda ligadura del alma
producto de relaciones sexuales del pasado. Ordeno que
todo fragmento de mi alma sea restaurado y restituido, ¡soy
perdonado por el poder de la sangre de Cristo!

Decreta Conmigo:
¡Soy un hijo de Dios, lavado con la sangre de Cristo!

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95
Día 88

Anulo el pacto de muerte


Se anulará el pacto que hicieron con la muerte, quedará sin efecto su
alianza con el sepulcro… —Isaías 28:18 (NVI)

Si en el pasado hiciste un pacto con la muerte, desde el mo-


mento que pasaste a ser propiedad de Cristo, ese oscuro pac-
to está destinado a fracasar; ya no te gobierna más. Ahora te
gobierna Dios, quien es el dador de la vida.

E spíritu Santo de Dios, te pido que traigas a mi memoria


todo pacto de muerte que hice en el pasado. Sácalo a la luz
de Cristo. Hoy, con la autoridad que Tú me has dado, anulo
y rompo toda alianza con el sepulcro y toda sociedad con el
reino de las tinieblas. Desarticulo y desmantelo esos pactos,
por el poder de la sangre de Cristo. Todo convenio con la os-
curidad hoy se pudre. Declaro que esas cadenas se rompen.
Libero ahora mismo a mi familia de todo espíritu de bruje-
ría, hechicería y toda maldición ancestral de ocultismo. Por
el poder de la sangre de Cristo, yo decreto que, ¡todo pacto
con el espíritu de muerte queda anulado en esta misma hora!
¡Nunca más se atreve a rondar mi casa! ¡Lo declaro ilegal en
mí y en mi familia! ¡Satanás, nunca más tendrás parte en los
míos!

Decreta Conmigo:
¡No moriré sino que viviré para contar las maravillas de mi Dios!

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96
Día 89

Sembradores del Reino


Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a
venir con regocijo, trayendo sus gavillas. —Salmos 126:6

Todo en el Reino se mueve bajo un principio espiritual


conocido como la Ley de la Siembra y la Cosecha. Dice la
Escritura: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también
segará” (Gal. 6:7).

H oy intercedo Señor por aquellos que siembran persis-


tentemente en tu Reino. Oro por aquellos padres y madres
solteras que aun en medio de dificultades no han dejado
de servirte y que han restaurado y levantado al caído. Hoy
te presento al pueblo que siempre está dispuesto a hacer tu
voluntad. Yo declaro que quienes lloraron esparciendo la se-
milla, regresarán cantando en el tiempo de cosecha. Declaro
que ellos se sentarán a tu mesa y disfrutarán tus bendiciones.
Hoy uno mi fe a su fe para creer por cosas mayores. Decreto
que se levantan murallas de fuego santo que rodean sus casas;
que sus vidas y las de los suyos están guardadas en el hueco
de Tu mano; que nunca les faltará alimento ni carecerán de
bien alguno; que se acostarán en paz, y despertarán confian-
do que Tú eres su único proveedor en todas sus necesidades.

Decreta Conmigo:
¡Jehová provee para mi casa hoy!

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97
Día 90

Armados para resistir al enemigo


Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del diablo. —Efesios 6:11

Después de recibir una bendición de Dios, una sanidad,


una liberación o una profecía, el enemigo vendrá detrás
de nosotros para intentar robarla. Tenemos que aprender a
resistir al enemigo poniéndonos la armadura de Dios.

S eñor, hoy nos ponemos la armadura de Dios, de modo


que cuando nos vea el enemigo, vea en nosotros la coraza de
justicia, el yelmo de la salvación, el cinturón de la verdad, el
apresto del evangelio, el escudo de la fe y la espada de doble
filo que es tu Palabra. Declaro Señor que mis pies aplastan
toda víbora que intenta atacarnos. Declaro Señor que aun-
que estamos en el mundo, caminamos armados, y nuestras
armas son poderosas en Dios para la destrucción de fortale-
zas. Declaro que la potestad del espíritu de muerte huirá de
nuestra presencia, no puede tocarnos. ¡Espíritu de muerte,
huye, por el poder que te derrotó en la cruz del calvario!
En el nombre de Jesús declaro que estamos vestidos con la
armadura de Dios para resistir al enemigo y hacerlo huir.

Decreta Conmigo:
¡Soy un soldado del ejército de Dios!

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98
Día 91

Mi alma tiene sed de Dios


Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me
presentaré delante de Dios? —Salmos 42:2

Algunas veces buscamos a Dios con tan pocas ganas que


cualquier pretexto nos lleva a desertar. La búsqueda de Dios
debe ser intensa, apasionada, insistente y gozosa, como la
hace el salmista. Enamora a Dios y Él se enamorará de ti.

D avid decía: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te


buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra
seca y árida donde no hay aguas”. Amado Padre celestial, tal
como David, también mi alma tiene sed del Dios vivo; mi
espíritu y aun mi carne anhelan estar en tu santa presencia.
Te adoro Señor de mi salvación. Tú eres mi refugio, mi am-
paro, mi fortaleza y mi pronto auxilio en las tribulaciones.
Estoy escondida en el hueco de tus manos, y allí también
está mi familia y tu amada Iglesia. Mi alma te alaba, Señor, y
toda mano que se levante para hacer daño, para hacer burla
y escarnio a alguno de tus hijos, será quebrantada. Pero el
pueblo que te busca y derrama su alma delante de Ti, oh
Señor, será exaltado en tu presencia.

Decreta Conmigo:
¡Mi alma quiere saciar su sed en ríos de agua viva!

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99
Día 92

Cuidemos el lecho conyugal


La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará
conocer su pacto. —Salmos 25:14

Una de las causas más frecuentes de divorcio es la infidelidad


conyugal. Debemos estar alertas para no caer en adulterio y
fornicación. Que el temor de Dios esté sobre nuestra casa y
guarde el lecho sin mancilla.

S eñor amado, hoy honramos el pacto de la sangre de Jesu-


cristo. Te pedimos perdón por aquellos que han deshonrado
el pacto matrimonial y cayeron en adulterio, fornicación y
pornografía. Tu Palabra dice en Malaquías que Tú mismo
atestiguas contra los adúlteros. ¡Tú mismo juzgas Señor!
Cuántos hoy en día se casan y caen en adulterio, aun gente
que pertenece a tu iglesia. Cuántos hombres y mujeres han
deshonrado a sus cónyuges e hijos. Líbranos Señor a los que
estamos casados, y guarda nuestros ojos. Líbranos Señor de
toda deshonra, que la mancha del adulterio sea desarraigada
en nuestra familia; que tu mano Señor arranque la inmun-
dicia en el hogar, que arranque la deshonra de sus cuerpos.
Espíritu Santo de Dios ven a morar en nuestro lecho matri-
monial, porque es santo y sin mancilla.

Decreta Conmigo:
¡Mi matrimonio está guardado en las manos de Dios!

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100
Día 93

Que no te falte la fe
Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como
a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez
vuelto, confirma a tus hermanos. —Lucas 22:31-32

A todos nos ha faltado fe en un momento determinado. Judas


no pudo seguir creyendo y traicionó a Jesús porque tenía un
corazón malo. Pedro, sin embargo, lo negó tres veces, pero
pudo sanar su corazón y Dios lo restauró.

S eñor, hoy vengo delante de Ti con un corazón arrepentido,


porque al igual que Pedro te negó, yo también te he negado
más de una vez. Solo te pido que me perdones y me ayudes a
cambiar, porque yo no puedo hacerlo en mis fuerzas. ¡Sana
mi corazón, Señor, y en el día de la prueba ayúdame a creer!
Hoy me lleno de tu fe, me levanto y me declaro una mujer
con fe inquebrantable; para ver lo invisible, creer lo increíble
y caminar en lo imposible. Fe para seguir creyendo y esperar
el tiempo perfecto para el cumplimiento de tus promesas.
Hoy tomo de la fe del Hijo de Dios; la quiero para mi vida.
Esa fe penetra mi corazón, mis huesos y mi piel. Declaro que
en adelante, cuando alguien no tenga convicción suficiente
para creer que Tú harás un milagro, me usarás Señor para
ayudarla a aumentar su fe.

Decreta Conmigo:
¡Montaña de problemas y crisis, muévete y échate en el mar!

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101
Día 94

No andes en malos pasos


Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección
de tu madre. —Proverbios 1:8

Hoy es el día de pararnos en la brecha por nuestros hijos; los


bebés que son amamantados, los niños que van a la escuela,
los adolescentes y los jóvenes que empiezan a descubrir una
nueva vida. Cada mañana debemos cubrirlos en oración y
ponerlos en las manos de Dios. No podemos ir a todas partes
con ellos, como chaperones, pero el Espíritu Santo si va con
ellos.

S eñor, te presento la vida de mis hijos e hijas. En este día,


arranco de ellos todo aquello que no fue plantado por Ti;
arranco toda mala influencia de amigos y profesores en las
escuelas, todo consejo de falsa sabiduría; arranco las malas
amistades y las malas compañías; arranco de su ambiente
todo espíritu de confusión, temor, falta de identidad, y te
pido que los llenes del amor tuyo. Nuestros hijos permane-
cen guardados en el hueco de tu mano. Declaro que ningún
arma forjada contra nuestros hijos e hijas puede prosperar
y las lenguas que contra ellos se levanten serán condenadas.
En Ti Señor está puesta mi confianza y no seré avergonzada.

Decreta Conmigo:
¡Hijo(a) mío(a) no andes en malos pasos; aparta tu pie del mal!

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102
Día 95

Grandes son tus obras Señor


Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu
poder se someterán a ti tus enemigos. —Salmos 66:3

En los Salmos, David no deja de alabar las obras de Dios y


las califica como grandes, asombrosas y portentosas. Todas
estas palabras describen algo que causa admiración y sor-
presa por sus cualidades excepcionales. ¡Así son las obras de
nuestro Dios! Él quiere hacer algo grande en tu vida hoy,
¿estás listo?

S eñor, te damos gracias por las obras portentosas que


muestras a los hijos de los hombres, en especial a quienes
guardan en su corazón tu Palabra, y obedecen tus manda-
mientos. Son ellos los que traen vida a quien la necesita y
restauración a quien se encuentra perdido. No hay nadie
como Tú, oh Dios. Tú eres el Creador del cielo y de la tierra.
Nosotros somos tu máxima creación, y nos has llamado a
hacer tu voluntad. Creaste al hombre y formaste a la mujer
en medio de la abundancia; a tu imagen y semejanza los hi-
ciste, y les diste poder y autoridad para hacer grandes obras.
Sin embargo Jesús dijo: El que cree en mí, las obras que yo
hago, él las hará también; y aún mayores. ¡Amén!

Decreta Conmigo:
¡He sido creado por Dios para hacer grandes obras!

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103
Día 96

Espero lo mejor de Dios


Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza,
y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha.
—1 Corintios 9:10

La esperanza bíblica nos lleva a anticipar que tendremos un


resultado favorable bajo la guía de Dios. Esa esperanza está
sólidamente fundamentada en cada promesa que aparece en
la Escritura. Tener esperanza es confiar en que, lo que Dios
hizo por nosotros en el pasado, lo hará otra vez y lo seguirá
haciendo.

S eñor, hoy nos mantenemos firmes en la profesión de nues-


tra esperanza, porque fiel es quien la prometió. La razón por
la que todavía el diablo te aflige, es porque no has entendido
que Jesús es nuestra esperanza. No has entendido el signifi-
cado de “Teleo”. No crees que Cristo ya pagó por todo. Por
eso, quien recibe a Cristo como su Señor obtiene una victoria
total, absoluta, aplastante e irreversible sobre el diablo. Hoy,
por el poder de la sangre de Cristo, rompemos todo encan-
tamiento, seducción, brujería y santería que quiera venir a
operar en nuestra vida. Háblale a tu casa, a tu matrimonio,
a tu cónyuge, tus hijos, tu negocio, tu llamado. ¡Cristo en mí
es la esperanza de gloria!

Decreta Conmigo:
¡Tengo la esperanza de recibir cosecha abundante!

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104
Día 97

Señor, dame de beber


Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el
que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
—Juan 4:10

Todos en algún momento hemos sentido sed. Cuando la sed


llega a su máximo nivel viene la deshidratación. Imagine-
mos por un instante qué ocurre cuando la que está sedienta
es nuestra alma y no recibe esa “agua” que sacia para vida
eterna.

S eñor, yo quiero beber de tu agua que sacia para vida


eterna. Si me acercara a una fuente y bebiera agua natural,
aunque fuera el mejor manantial, volvería a tener sed. Pero
cuando mi alma tiene sed, y eres Tú quien le da de beber de
una fuente de agua que sacia para vida eterna, jamás volveré
a tener sed. El salmista decía, “Como el ciervo brama por
las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma
mía”. Así te busco, Señor, con desesperación. Señor yo quiero
beber de la fuente de tu Espíritu. Mi corazón te busca, mi
alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida
donde no hay aguas. Padre, derrama aguas sobre el sequedal,
y ríos sobre la tierra árida; derrama tu Espíritu sobre esta
generación, y tu bendición sobre tus renuevos. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor dame de beber de tu agua que sacia para vida eterna!

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105
Día 98

No entristezca al Espíritu Santo


Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención. —Efesios 4:30

Hay tres cosas que contristan al Espíritu Santo: la rebeldía, la


falta de comunicación con Él y la falta de perdón. Agradar a
Dios y Su Espíritu debe ser nuestra prioridad al levantarnos.
Tenemos que obedecerle, comunicarnos con Él, perdonar y
pedir perdón a diario.

Precioso Espíritu de Dios, te pido perdón por las veces que


he herido tu corazón; que te he entristecido con mi rebeldía.
Sé que te he ofendido, porque cuando no te siento es porque
yo misma te he apartado de mí. Perdóname por no escuchar
tu voz cuando me has advertido del peligro. Perdóname por-
que muchas veces he cerrado mi corazón a tu reprensión y
corrección. Perdóname porque cuando me has buscado he
sido indiferente y apática a tu presencia. Me arrepiento de
haberte ofendido; me arrepiento por mi falta de sabiduría,
y por no haber buscado tu guía. Ahora sé que cada vez que
actúo en independencia voy directo al fracaso, y los golpes
duelen. Pero hoy, Espíritu Santo, necesito tu ayuda para se-
guir adelante. Te amo Espíritu de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Tengo el sello del Espíritu Santo!

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106
Día 99

Lo que el enemigo me robó, lo recupero


No tienen en poco al ladrón si hurta para saciar su apetito cuando
tiene hambre; pero si es sorprendido, pagará siete veces; entregará
todo el haber de su casa. —Proverbios 6:30-31

La Biblia está llena de historias de hombres que lo perdieron


todo, pero que vieron la mano de Dios cuando recuperaron
todo lo que habían perdido, y más. Hoy, nos fortalecemos
en Dios, doblamos nuestras rodillas, y buscamos dirección
divina para recuperar lo que el diablo nos robó.

Padre celestial, como hijos, nos has hecho tus herederos


y coherederos juntamente con Cristo. Tenemos promesas,
bendiciones y riquezas que nos has dado. Sin embargo, el
enemigo nos ha robado muchas de esas bendiciones. A los
padres les ha robado sus hijos; a las esposas les ha robado
sus esposos; a la familia le ha robado sus finanzas. Hoy nos
paramos firmes, y con la autoridad que nos has dado le or-
denamos a Satanás que suelte todo lo que nos robó y que
nos devuelva siete veces lo que nos quitó. Toda puerta que le
abrimos al enemigo para que entrara a robarnos, hoy la ce-
rramos en el nombre de Jesús. Declaramos que Satanás huye
de nuestros territorios. ¡Suelta nuestras bendiciones diablo
inmundo! ¡Es una orden! Amén.

Decreta Conmigo:
El enemigo jamás podrá robarnos nuestros sueños.

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107
Día 100

Aprendiendo a discernir los tiempos


El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón
del sabio discierne el tiempo y el juicio. —Eclesiastés 8:5

Vivimos tiempos malos: de juicio, de guerra espiritual, de


transición; y tiempos de avivamiento, de hambre espiritual
por el Dios vivo, y tiempos de cosecha. Estas son señales de
los últimos tiempos. Debemos aprender a discernirlos y con-
fiar que están en las manos de Dios.

A mado Señor Jesús, mientras el mundo vive tiempos


difíciles de estrés, angustia moral y espiritual, tus hijos
permanecemos confiados en que Tú tienes control de todo.
Enséñanos a discernir los tiempos. Creemos confiadamente
que cada día, hora y minuto está en tus manos, y que nada ni
nadie nos puede hacer frente. Sabemos que nada mejorará,
sino que los tiempos que vienen son peores. Hoy nos para-
mos en la brecha por aquellos que están atravesando pro-
blemas y circunstancias difíciles. Oramos para que sus ojos
espirituales sean abiertos y puedan discernir los tiempos
finales que estamos viviendo. Danos denuedo para predicar
el evangelio del Reino hasta lo último de la tierra. Entonces
vendrá el fin. Y tu pueblo dice, ¡Ven Señor Jesús!

Decreta Conmigo:
La segunda venida de Jesús se acerca. ¡Ven Señor Jesús!

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108
Día 101

Dios tiene planes para mí


Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis. —Jeremías 29:11

Muchos quieren hacer la voluntad de Dios, pero no saben


cuál es su propósito. Lo primero que debemos entender es
que cada uno de nosotros fue creado por Dios con un pro-
pósito específico. Así como Dios separó a Isaías, Jeremías y
Pablo, Él también tiene un plan específico para nosotros.

S eñor Jesús, te damos gracias porque sabemos que Tú


tienes planes maravillosos para tus hijos. En medio de las
pruebas y del desierto, tus pensamientos para nosotros son
siempre de bien y no de mal. Tú eres nuestro Padre celestial.
No importa lo que el enemigo diga, o lo que el mundo crea;
o que nos digan que estamos locos; ni siquiera importa lo
que nuestra propia familia pueda pensar de nosotros. Cono-
cemos al Dios en quien hemos confiado. Decidimos cerrar
nuestros oídos a toda voz del enemigo, y callamos toda boca
mentirosa que quiera convencernos de no creer en tu Pala-
bra. ¡Aguardamos la manifestación de los hijos de Dios! Los
problemas no nos detendrán de cumplir con la asignación
que Tú nos has encomendado Señor.

Decreta Conmigo:
¡Todos los planes de Dios para mi vida son buenos!

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109
Día 102

Hoy es el día de mi liberación


Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente
ha llegado a vosotros el reino de Dios. —Mateo 12:28

Liberar es quitar opresiones e influencias demoniacas de la


vida de una persona. Jesús comenzó su ministerio echando
fuera demonios. Y es que cuando el Reino de Dios llega a un
lugar, los demonios tienen que huir.

Padre, en el nombre de Jesús, voy contra todo espíritu del


infierno. Ato, reprendo y echo fuera al hombre fuerte que
ha penetrado mi casa y mi familia. Aplasto la cabeza de
Satanás, y por el poder del nombre de Jesús arranco de mí
todo espíritu de falta de perdón, todo espíritu de rechazo,
todo espíritu de falta de identidad; ato todos esos espíritus,
y los echo al lago de fuego. Declaro liberación sobre mi casa.
Declaro que desde hoy, el Espíritu Santo toma control de mi
vida y lo que permanecía oculto sale a la luz. Me declaro ciu-
dad fortificada, muro de bronce. Tengo domino sobre toda
circunstancia, porque mi Padre celestial me puso en la tierra
para señorear, sojuzgar y ejercer dominio sobre todo lo que
está a mi alrededor. El enemigo no me puede acusar. ¡Soy
libre! ¡Cristo lo hizo!

Decreta Conmigo:
¡Cristo me ha hecho libre de toda opresión!

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110
Día 103

Dios mira nuestro corazón


Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de
su estatura… porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues…
Jehová mira el corazón. —1 Samuel 16:7

La verdadera transformación del hombre ocurre cuando su


corazón es cambiado radicalmente hasta hacerse conforme
al corazón de Dios. Es en nuestro corazón donde Dios obra
el mayor de sus milagros. Como le ocurrió a David, quizá
hasta ahora has sido evaluado sólo conforme a tu apariencia,
pero hoy Dios te dice “Yo no miro lo que el hombre mira, Yo
miro tu corazón”.

S eñor, hoy te pido perdón porque muchas veces he juzgado


a las personas por la primera impresión, por su apariencia
externa o por su comportamiento natural. Hoy reconozco
Señor que haciéndolo de este modo he fallado, y he herido el
corazón de esas personas y también tu corazón. En esta hora
te pido Espíritu de Dios, que mires el interior de mi corazón,
y lo limpies y lo purifiques de todo juicio y mala intención.
Perdóname Señor, y ayúdame a que cuando el hombre me
juzgue, eso no me dañe, sino que sepa en mi espíritu que Tú
estás mirando mi interior. Tú no me juzgas Señor, sino que
me enseñas y me corriges. Gracias Espíritu Santo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Mi corazón está siendo transformado; voy tras tu corazón!

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111
Día 104

La paz de Dios
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
—Filipenses 4:7

La paz de Dios guarda nuestros pensamientos, gobierna


nuestros corazones, nos da descanso en la noche y guarda al
que en Él piensa. Dice el Señor que bienaventurados son los
pacificadores, porque ayudan a terminar conflictos y divi-
siones, y enmiendan relaciones rotas.

G racias Señor por tu Palabra. Gracias porque en medio


de cualquier problema, podemos experimentar la paz ver-
dadera; esa paz que nadie puede entender. Ninguna perso-
na nos la ha dado, por eso, nadie nos la puede quitar. En
tu presencia, tenemos absoluta confianza de que todo está
bien; nos sentimos seguros cuando estamos bajo tus alas, y
nos gozamos en medio de cualquier situación. Sabemos que
nuestra paz no es después de la tormenta, sino que aun en
medio de la tormenta permanecemos confiando en Ti. Hoy
declaramos que nuestros pensamientos están fijos en Ti, no
en los problemas, porque Tú sobrepasas cualquier dificultad.
El enemigo está bajo la planta de nuestros pies, y no nos pue-
de robar el gozo ni la paz que solo Tú nos das, Señor Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Tengo paz en medio de la tormenta porque Dios está conmigo!

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112
Día 105

Pidamos sabiendo que recibiremos


Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. —Mateo 7:7

En este pasaje Jesús nos enseña a pedir al Padre en Su nom-


bre, y a pedir confiadamente. Pero no solo una vez, o de vez
en cuando, sino a que pidamos continuamente y con con-
fianza, sabiendo que recibiremos.

E n adoración puedo oír tu voz amado Dios. Puedo pa-


sar del Lugar Santo al Lugar Santísimo y sumergirme en
la intimidad de tu presencia. En medio de la intimidad
me proteges y me das dirección divina. Señor, en este día
he decidido hacer tu voluntad; pero también quiero que tu
voluntad sea hecha en mi familia, en mi matrimonio, en mi
llamado, en mi trabajo y en cada área de mi vida. Camino
confiada sabiendo que soy hija tuya, que a ti puedo elevar
mis peticiones, y que éstas serán contestadas. Un día dijiste
Señor, que todo lo que pidiéramos al Padre en tu nombre, Él
nos lo daría; y nos exhortaste a pedir para recibir, para que
tengamos gozo. Señor, levántame en intercesión reveladora,
para que el mundo sepa que como hijos podemos ir ante el
trono de la gracia de Dios y pedir por los demás.

Decreta Conmigo:
¡Cuánto más pido a Dios, Él más me da!

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113
Día 106

La seducción es del infierno


Entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los
que estaban con él a la mesa; y el rey dijo… Pídeme lo que quieras...
Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el
Bautista. —Marcos 6:22, 25

Herodías fue esposa de Herodes Antipas. De una relación


anterior, Herodías había tenido una hija llamada Salomé. Ella
fue la que bailó ante Herodes. La muchacha, guiada por los
malos consejos de su madre pidió la cabeza de Juan el Bautista.

H ay un espíritu del infierno que está invadiendo la iglesia


tratando de seducir a los pastores y a quienes están en auto-
ridad. Doncellas cuídense del espíritu de Herodías, que es
un espíritu de seducción. ¡Usted no es como ella! ¡Usted es
una hija de Dios! Las mujeres con el espíritu de Herodías son
usadas por el gobernador de las tinieblas para acabar con los
hombres de Dios, como lo hizo con Juan el Bautista. ¡Mujer,
ahora mismo renuncia a ese demonio! Échalo fuera en el
nombre de Jesús, para que seas libre y no abortes tu llamado.
Diablo mentiroso y cochino, ¡suelta a las mujeres de Dios!
Hoy, desbarato todas sus maquinaciones, con el poder de la
sangre del único que es Dios Fuerte, Padre Eterno y Príncipe
de Paz. Su nombre está sobre todo nombre. Se llama Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Espíritu de seducción te vas ahora, en el nombre de Jesús!

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114
Día 107

Oremos de común acuerdo


Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la
tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi
Padre que está en los cielos. —Mateo 18:19

Cuando nos unimos con otros para orar, debemos enfocar-


nos en lograr la unidad. Sin ella nuestra oración será ineficaz.
Si cada quien anda buscando lo suyo, y no toma en cuenta las
necesidades de los otros, estamos desperdiciando el tiempo.
Orar en unidad y de común acuerdo nos da la victoria en
todo lo que pedimos.

S eñor, venimos ante tu presencia pidiéndote perdón por


nuestras actitudes egoístas al orar. Nos arrepentimos por
ser indolentes al dolor ajeno. Te pedimos perdón por enfo-
carnos en nuestras necesidades personales y olvidarnos de
la necesidad ajena. Amado Padre, renunciamos al egoísmo,
lo echamos fuera de nuestra vida, mente y alma. Nos pone-
mos de acuerdo con tu Santo Espíritu, e intercedemos por
aquellos que están pasando alguna necesidad. Sabemos que
si nos unimos, Tú inclinarás tu oído. Creemos que envías
respuestas inmediatas a nuestras peticiones; que los ángeles
de tu poder son activados en este mismo instante, y vienen a
la tierra con respuestas inmediatas. Gracias Señor Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Cuando oramos de común acuerdo, Dios responde de inmediato!

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115
Día 108

No le des lugar al diablo


Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. —1 Pedro 5:8

Hay dos fuentes de poder sobrenatural: la de Dios y la de


Satanás. El hombre voluntariamente elige a quien servir. No
hay terreno neutral; no podemos ser simples espectadores.
Dios nos creó con voluntad propia, y podemos decidir. Si el
enemigo ha ganado terreno en tu vida, es porque se lo has
permitido.

S eñor Jesús, te damos gracias porque sólo en Ti pode-


mos confiar. Tú eres nuestro protector, nuestro guardador
y ayudador. En tu nombre, renunciamos a todo pacto que
hayamos hecho directa o indirectamente con el diablo,
con el mundo y con la carne. Cerramos toda puerta que le
abrimos al infierno. Te pedimos perdón por permitir que el
diablo tome ventaja en nuestra vida, y hoy, con el poder y
la autoridad que Tú nos has dado, le aplastamos la cabeza
a Satanás. Tomamos también tu Palabra, y con ella ahora
mismo decretamos que todo lo que el enemigo quiera hacer
para destruirnos, se desbarata en el mundo espiritual. De-
claramos que tenemos comunión con Dios y permanecemos
en el filo cortante de Su voluntad.
Decreta Conmigo:
¡Hoy rompo todo pacto con el mundo, con la carne y con el diablo!

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116
Día 109

El gozo del Señor es mi fortaleza


Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad
porciones a los que no tienen nada preparado… porque el gozo de
Jehová es vuestra fuerza. —Nehemías 8:10

El gozo es un término espiritual que viene como consecuen-


cia de una relación correcta con Dios. Gozo no es lo mismo
que alegría ni tampoco es sinónimo de placer. No es algo que
la gente puede crear por esfuerzo propio, sino un estado de
deleite y bienestar que resulta de conocer y servir a Dios. El
gozo proviene de Dios. En Lucas 15, Jesús narra tres parábo-
las, y en cada una muestra el gozo que se siente cuando un
pecador que se arrepiente.

A mado Padre celestial, te damos gracias por permitirnos


estar en tu presencia. Gracias por permitirnos recibir tu
amor y tu paternidad, los cuales nos dan el gozo que nece-
sitamos para vivir cada día. Te bendecimos y te amamos,
Señor. Declaramos que tu gozo es el que nos da el poder para
seguir adelante. Hoy nos despojamos de todo peso de peca-
do que nos acecha y nos persigue. Fijamos nuestra mirada
en el supremo llamamiento que nos has hecho a través de tu
amado Hijo Jesucristo. Amamos tu presencia oh Dios. ¡Nos
gozamos en tu hermosa presencia! Gracias Padre celestial.

Decreta Conmigo:
¡Señor, tu presencia me da vida y me sustenta!

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117
Día 110

Los muros caen a tierra


…Y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra, temblarán
ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados
caerán, y todo muro caerá a tierra. —Ezequiel 38:20

Los muros en la Biblia significan protección y seguridad. Sin


embargo, en su profecía sobre los tiempos finales, Ezequiel
advierte que cuando el enemigo venga contra Israel, Dios
hará temblar la tierra; se desmoronarán los montes, caerán
los vallados y los muros se irán a tierra.

Todo lo que no es de Dios tiene que caer. Por la fe resisto al


diablo hasta que huya. Caen los muros de traición, conspira-
ción y acusación que vienen con el espíritu de Judas, y edifi-
camos muros de fe que detienen toda potestad del infierno.
Los muros de contienda, división e incredulidad se caen, y
por la fe el justo se levanta y avanza. Por la fe son ordena-
dos los pasos del hombre, y aun si cayere, no quedará en el
piso. ¡Hermanos, levantémonos en fe! ¡Levantémonos como
ciudad fortificada! Maldición generacional, ¡te vas, ahora!
Fuera de mi sangre, porque por mis venas corre la sangre
de Jesús y el poder de la resurrección. Hoy, toda maldición
generacional es destruida en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Todo muro donde se refugia el diablo, hoy cae a tierra!

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118
Día 111

No me quites tu Santo Espíritu


Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto
dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo
Espíritu. — Salmos 51:10-11

Cuando deliberadamente hacemos lo que está mal, apaga-


mos al Espíritu Santo; no le permitimos que actúe como Él lo
desea. La palabra “contristar” significa entristecer. Contris-
tamos al Espíritu al vivir como paganos, dando rienda suelta
a nuestra naturaleza de pecado.

E spíritu Santo ministra a tus hijos. Fortalécelos Señor


mientras trabajan, manejan, o duermen. Sopla vida sobre
sus vidas. Sopla sobre los humildes de espíritu; sopla vida
para servirte; vida en sus casas de paz, en sus discipulados;
vida para seguir en la visión y para atender tu llamado. Que
no sean de los que rechazan el sacerdocio, de los que no se
comprometen con la visión. ¡Sopla vida, Señor! Perdona
cuando te causamos tristeza y dolor, y apagamos el fuego de
tu Espíritu Santo, cuando ofendemos a nuestros hermanos
aun sin darnos cuenta. Ayúdanos a confesar nuestras faltas y
a perdonarnos los unos a los otros. Señor, pon en nosotros tu
Santo Espíritu, para que andemos conforme a tus estatutos,
guardemos tus preceptos y los pongamos por obra.

Decreta Conmigo:
¡Espíritu Santo, crea en mí un corazón limpio!

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119
Día 112

Mi expectativa está puesta en Dios


Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando
darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís,
os volverán a medir. —Lucas 6:38

Las personas más bendecidas son las que más dan. Ellas
saben que cuanto más dan, más reciben. Por eso, cada vez
que tienen una necesidad o un problema reciben bendición
de donde menos esperan, y cada proyecto que emprenden,
prospera. Esto se debe a que han activado la ley espiritual de
“La Siembra y la Cosecha”.

Amado Padre, queremos darte gracias porque realmente


vemos tu Palabra cumplida en nuestra vida, y en la vida de
muchos de tus hijos; los que hemos tenido la revelación de la
“Ley de la Siembra y la Cosecha”. Cuando Tú dices: “Dad y
se os dará”, es porque en realidad Tú nos devolverás multi-
plicado lo que sembramos con gozo en el corazón. Verdade-
ramente Señor, Tú no te quedas con nada de lo que nosotros
sembramos en nuestros hermanos, amigos o vecinos. Tú eres
Jehová Jireh, nuestro proveedor. Estamos muy agradecidos
contigo Abba, porque todo lo que tenemos hoy en día provie-
ne de Ti, y de tu reino de poder y amor. Gracias Señor, por
enseñarnos que tenemos que dar de lo que Tú nos has dado.

Decreta Conmigo:
¡Cuánto más siembro, más cosecho!

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120
Día 113

Hay liberación en los aires


...El Señor todopoderoso… les prenderá fuego, un fuego como de
llama ardiente. —Isaías 10:16 (NVI)

Los medios de comunicación son fundamentales en la vida


moderna. Sin embargo, muchos de ellos han caído en manos
de gente inescrupulosa, que solo toma en cuenta lo que es
ventajoso para sus bolsillos. Poco o nada les importa si los
mensajes que difunden van contra los principios de Dios.

H oy declaro que la sangre de Cristo es como una bomba


de destrucción masiva, que acaba con los poderes que Sata-
nás ejerce sobre el aire a través de los medios de comunica-
ción. Declaro que la radio, televisión, cine, prensa y las redes
sociales son tomados por hijos maduros de Dios. Decreto
que llamas del fuego de Dios atan todo espíritu diabólico
que opera en los aires y que el fuego purificador del Espíritu
Santo viene sobre cada medio. Le prohíbo a Satanás que
siga destruyendo familias usando mensajes diabólicos. Oro
para que se abra el entendimiento de tu pueblo y no se preste
a seguirle el juego al diablo. Declaro que el temor de Dios
viene sobre cada técnico, productor y comunicador, y que se
someten a Tu voluntad.

Decreta Conmigo:
¡La Palabra de Dios inunda los aires de mi ciudad, y la cambia!

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121
Día 114

Dios anhela edificar su casa


Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración;
sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar;
porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
—Isaías 56:7

La casa de Dios tiene que ser un lugar de oración personal y


colectiva para todas las naciones; un lugar donde los enfermos
sean sanados y liberados; donde niños y adultos glorifiquen
a Dios; y un lugar de alabanza y adoración extravagante.

H oy nos comprometemos Señor a reedificar tu casa, y será


conocida como Casa de Oración para todas las naciones. De-
cretamos que se levantará un tabernáculo donde haya ala-
banza y adoración las 24 horas. Decretamos que oraremos
por los enfermos y oprimidos para que sean sanos y libres;
que tu Palabra será enseñada con revelación y demostración
de tu poder sobrenatural; que ganaremos almas para el Reino
y llegaremos al perdido con el evangelio, inundando todos
los medios de comunicación y redes sociales. Queremos que
tu presencia Dios inunde esta casa; que tu gloria sea mani-
festada y tu poder sea demostrado por medio de milagros y
señales. Queremos Señor que tu casa sea reedificada, a fin de
que toda criatura te conozca, se arrepienta y sea salva, en el
nombre de Jesús.
Decreta Conmigo:
¡La gloria de Dios llenará mi casa!

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122
Día 115

Tengo temor de Dios


Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento
y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de
Jehová… —Isaías 11:2-3
El temor de Dios es respeto y admiración por Él; es no que-
rer desagradarlo. Jesús oraba al Padre con temor reverente.
Para entrar en el temor de Dios, tenemos que aprender a oír
Su voz y estar disponibles y listos para ser enseñados por el
Espíritu Santo.

Tu Palabra dice Señor, que el principio de la sabiduría es


el temor de Jehová, y también que es manantial de vida para
apartarnos de los lazos de la muerte. Enséñanos Señor a
caminar en el temor tuyo. Hermanos y hermanas, es nece-
sario que tengamos temor santo y amor incondicional para
honrar de verdad a Dios y a nuestro prójimo. Dice la Biblia:
“Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré”. Que-
remos tener ese temor; queremos agradarte Señor. Oro para
que el temor de Dios venga sobre todo aquel que quiera hacer
tropezar a los verdaderos cristianos. Tu temor, oh Dios, so-
bre ellos. Oro para que el temor de Jehová nos sacuda, nos
guarde del engaño, nos proteja de la envidia, y nos libre de la
hipocresía. Amén.
Decreta Conmigo:
¡Mi familia y yo caminamos en el temor de Dios!

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123
Día 116

El divorcio no está en el plan de Dios


Todo el que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete
adulterio; y el que se casa con la que está divorciada del marido,
comete adulterio. —Lucas 16:18

Hay personas que en este momento sufren las terribles con-


secuencias del divorcio. Lo primero que debo decir es que el
divorcio no está en el plan de Dios; Su propósito es restaurar
a las familias. Sin embargo, cuando ya no hay marcha atrás,
debemos mirar hacia el futuro con fe, y buscar más de Dios.
La sangre de Cristo tiene poder para borrar toda marca de
divorcio.

Padre, en esta hora le hablo al espíritu de todo hombre


y mujer divorciada, y a aquellos que están pasando por el
proceso del divorcio. Les doy una orden a los espíritus de
frustración, abandono, engaño, soledad, divorcio y depre-
sión: ¡Se van, en el nombre de Jesús! Hermano, hermana, el
Señor te libera; te desliga emocionalmente, espiritualmente
y físicamente del hombre que se divorció de ti, de la mujer
que se divorció de ti. En el nombre de Jesús, corto toda mal-
dición generacional de divorcio y separación en tu familia.
¡Renuncia ahora a todo espíritu de divorcio y separación, en
el nombre de Jesús! ¡Sé libre en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Soy libre del divorcio; ahora levanto una familia de Reino!

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124
Día 117

Hoy intercedo por mi familia


Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese
en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la
destruyese; y no lo hallé. —Ezequiel 22:30

Interceder es pararse delante de Dios a favor de otra persona.


Es orar por otros y ponerse en la brecha para pedirle al Pa-
dre que supla sus necesidades. En la intercesión, el Espíritu
Santo usa nuestra humanidad para ir al Padre a buscar “pan
para otros” y darles de comer.

Padre, en el nombre de Jesús, hoy intercedo por mi esposa


o esposo, hijos, líderes espirituales, jefes, compañeros de tra-
bajo, y hermanos en la fe. Hoy intercedo por los que siembran
de continuo en tu Reino, y por los padres y madres solteros
que en medio de las circunstancias adversas no han dejado
de servirte, por todos aquellos que han restaurado y levan-
tado al caído, y han vendado a la oveja lastimada. Uno mi fe
a su fe para creer por cosas mayores. Creo que hay murallas
de fuego santo rodeando sus casas; que sus vidas y las de los
suyos están guardadas en el hueco de tu mano; que no les
falta alimento ni carecen de bien alguno; que se acuestan en
paz, y despiertan confiando que Tú eres su único proveedor.

Decreta Conmigo:
¡Oré, y Dios me dio lo que le pedí!

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125
Día 118

Satanás estás derrotado


Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La
gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. —Romanos 16:20

Aquí, el apóstol Pablo proclama el triunfo definitivo de Cris-


to y la iglesia sobre todo mal. Nos anima a continuar resis-
tiendo al diablo, y nos asegura que como buenos soldados de
Cristo, nuestros pies rápidamente aplastarán la cabeza del
adversario. ¡Satanás estás derrotado!

S eñor, Tú y yo somos mayoría aplastante. Declaramos


Señor que el Reino de los cielos está invadiendo la tierra.
Declaramos unidad entre el cielo y la tierra para hacer tu
voluntad. Yo declaro, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo, que somos mayoría abrumadora. Aplastamos el reino
de las tinieblas. Donde quiera que voy, donde quiera que
camine, donde quiera que maneje mi carro, donde quiera
que trabaje, voy destruyendo el reino de las tinieblas. Tú y
yo Señor amado somos mayoría aplastante en la tierra. Los
ángeles de tu poder se mueven conmigo, donde quiera que
vaya. Vamos atando, sometiendo y aplastando al reino de las
tinieblas, y toda mente que está siendo influenciada por el
infierno la llevamos cautiva a la obediencia a Jesucristo. ¡El
cielo ha impactado la atmósfera de la tierra!
Decreta Conmigo:
Cristo y yo somos mayoría aplastante!

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126
Día 119

Nací para dar frutos


Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
—Gálatas 5:22-23

Las buenas naranjas dan lo que tienen dentro al ser exprimi-


das. Lo mismo nos sucede cuando enfrentamos situaciones
difíciles; lo bueno o lo malo sale cuando estamos bajo pre-
sión. Jesús dijo “por sus frutos los conoceréis”.

Padre, en el nombre de Jesús, te pedimos que nos guíes en


cada momento para hacer tu voluntad y dar frutos buenos.
Tu Palabra dice que todo buen árbol da buenos frutos, pero
el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar
malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol
que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así
que por sus frutos los conoceréis. Declaramos en nosotros
los frutos del Espíritu para relacionarnos con Dios: amor,
gozo y paz. Los frutos para relacionarnos con los demás: pa-
ciencia, benignidad y bondad. Y frutos para estar bien noso-
tros: fidelidad, mansedumbre, templanza y dominio propio.
Declaramos buen fruto, que Tú nos transformas conforme a
tu voluntad y propósito y que quien empezó la buena obra en
nosotros, también la terminará.

Decreta Conmigo:
¡Los frutos del Espíritu están en mí!

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127
Día 120

Gobierno con sabiduría divina


Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi
pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. —Génesis 41:40

La Biblia nos manda orar por nuestros gobernantes. Reco-


nocemos que toda autoridad en la tierra por Dios fue puesta.
Ya sea que estemos de acuerdo o no, nuestra obligación es
presentarlas delante de Dios, y Él hará.

H oy me uno a los pueblos de la tierra y levanto en oración


a los presidentes de todas las naciones y a aquellos que están
en eminencia. Desato sobre ellos el temor de Dios. Declaro,
Señor, que Tú los inquietas y los llevas a gobernar, no de
acuerdo a esquemas y protocolos humanos, sino conforme
a tu sabiduría divina. Oro especialmente por el Presidente
de los Estados Unidos de América. Declaro que todo lo que
el Presidente toca es prosperado; que él es la cabeza y no la
cola; que está por encima y no por debajo; y que todo terreno
que pisan las plantas de sus pies es poseído para tu Reino.
Declaro la paz que sobrepasa todo entendimiento, sobre
cada político y gobernante que Tú has puesto en lugares
destacados delante de su pueblo. Decreto Señor, que todos
vivimos en paz. ¡Gloria a Ti Señor!

Decreta Conmigo:
¡Oro por mis autoridades porque fueron puestas por Dios!

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128
Día 121

Se abren compuertas de bendición


Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento
en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean
si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición
hasta que sobreabunde. —Malaquías 3:10 (NVI)

Cuando medito en este versículo, realmente entiendo la


grandeza de mi Dios. Me gusta cómo lo describe esta versión
de la Biblia porque nos muestra a un Dios Todopoderoso,
capaz de abrir “compuertas” de bendiciones, no solamente
una ventanita. ¡Así es Su sobreabundancia!

H oy declaro que Jehová abre las compuertas de los cie-


los, y Su lluvia temprana y tardía se derrama sobre nuestras
finanzas. Hermano, las bendiciones de Dios no vienen en
cuenta gotas. ¡No! Estas vienen como una avalancha que te
arropa y te transforma. Señor, yo declaro que no hay ladrón
que pueda penetrar nuestras finanzas. Hoy me apropio del
poder del pacto, y echo fuera todo espíritu del infierno que
quiera robar nuestro dinero y nuestras propiedades. Hoy le
damos gloria y honra al único Dios verdadero, y conforme
a Su Palabra llevamos nuestros diezmos y ofrendas al alfolí,
donde siempre hay alimento fresco para nuestra casa. Yo
decreto que la gracia y la misericordia de Dios me persiguen
y me alcanzan.
Decreta Conmigo:
¡Dios me bendice con sobreabundancia!

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129
Día 122

Debemos obedecer a Dios


Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a
Dios antes que a los hombres. —Hechos 5:29

Con frecuencia debemos examinar los motivos de nues-


tro corazón, y averiguar qué nos mueve a hacer las cosas.
¿Realmente estamos sirviendo a Dios porque le amamos, o
lo estamos haciendo para ser vistos por la gente y apreciados
por nuestras autoridades?

C omencemos este día dando gloria a Dios. Diga conmigo,


Señor te damos gracias porque Tú eres fiel aun cuando mu-
chas veces nosotros somos infieles. Señor, examina nuestro
corazón y arranca de él toda mala intención, toda agenda
personal oculta, todo deseo egoísta, todo orgullo y toda fal-
sedad. Señor, clamamos tu misericordia. Dice tu Palabra que
siete veces cae el justo, pero siete veces Tú lo levantas. Que-
remos amarte y servirte. Buscamos agradarte a Ti antes que
a los hombres. Guarda Señor los motivos de nuestro corazón
y líbranos de caer en idolatría. Libéranos del pensamiento
egoísta que nos lleva a suponer que podemos lograr algo por
esfuerzo propio, porque así piensan los idólatras. Tú eres
poderoso Señor, y nadie puede hacer las obras que Tú haces.

Decreta Conmigo:
¡Mi fidelidad es con Dios y con mi Pastor!

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130
Día 123

Jesús destruyó el imperio de la muerte


Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él
también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. —Hebreos 2:14

Uno de los peores miedos que afronta la humanidad es el te-


mor a la muerte. Miles de personas terminan en un hospital
debido a la angustia y la desesperación que produce el miedo
a morir. Sin embargo, Pablo decía que “el vivir es Cristo y el
morir es ganancia”.

A mado Padre celestial, te doy gracias porque debido al


sacrificio de Jesús en la cruz, hoy puedo vivir la vida sin
temor a lo que me pueda hacer el hombre. Reconozco que
antes le tenía miedo a la muerte, pero Tú me libertaste. Al
resucitar, derrotaste a Satanás. Ahora Tú proclamas: “Yo soy
el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto, y tengo
las llaves de la muerte y del Hades”. ¡Señor, la muerte ha sido
derrotada! Yo declaro que partiré de este mundo en sana ve-
jez, cuando haya cumplido con tus planes y propósitos para
mí en la tierra. Hoy, con la autoridad que Tú me das, ato y
reprendo el espíritu de muerte y muerte prematura. Declaro
ilegal su actividad en mí y en mi familia. ¡Los echo fuera en
el nombre de Jesús! Amén.

Decreta Conmigo:
¡No le temo a la muerte! ¡Jesús es mi esperanza de vida!

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131
Día 124

Mis hijos son benditos


Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos
se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra;
la generación de los rectos será bendita. —Salmo 112:1-2

Así como las maldiciones son transmitidas a través de nues-


tros padres, las bendiciones también son generacionales.
Como padres nuestra meta es dejar una generación más
fuerte en todos los aspectos. Estamos llamados a instruir,
guiar y disciplinar a nuestros hijos.

Padre, te damos gracias por nuestros hijos; gracias por ese


regalo que nos has dado. Gracias porque en Ti hemos apren-
dido a disciplinarlos. Dice tu Palabra que “El que detiene el
castigo, a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde tem-
prano lo corrige”. En este día declaramos que nuestros hijos
son linaje escogido, nación santa, real sacerdocio, pueblo ad-
quirido por Dios para anunciar las virtudes de aquel que los
llamó de las tinieblas a su luz admirable. Señor, en el nombre
de Jesús declaramos que yo y mi casa te serviremos. Declara-
mos que cuando instruimos a los niños en tus caminos, aun
de viejos no se apartarán de Ti. Nuestra descendencia será
poderosa en la tierra y sus generaciones serán benditas, en el
nombre poderoso de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Mis hijos y los hijos de mis hijos son una generación bendita!

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132
Día 125

Soltando toda carga


Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán
alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se
fatigarán. —Isaías 40:31

Es difícil reconocer que las injusticias nos ayudan a crecer


espiritualmente. Eso le pasó a José, quien sufría por lo que
le hicieron sus hermanos. Quizá llegó a creer que era más
egipcio que hebreo, descuidando el propósito de Dios. Tam-
bién nosotros nos dejamos cegar por el dolor y olvidamos el
propósito. Dios quiere sanarnos y renovar nuestras fuerzas
para llevar a cabo su plan.

S eñor, Tú has dicho que los que esperan en Ti tendrán nue-


vas fuerzas, que se levantarán como las águilas, y harán su
trabajo sin cansancio ni fatiga. Sin embargo, a menudo cae-
mos en desánimo y fatiga espiritual y física. Hoy, aferrados
a tu promesa, decretamos que tu fuerza y tu poder vienen
sobre nosotros; y como el águila nos levantas en medio de
cualquier circunstancia. Te pedimos perdón si debido al
agotamiento hemos caído en queja y murmuración. Renun-
ciamos a esos espíritus y declaramos que no habrá fuerza del
mal que nos saque de nuestro propósito. Somos renovados
en espíritu, alma y cuerpo, en el poder de la sangre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Todo cansancio se va de mi vida! ¡Dios renueva mis fuerzas!

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133
Día 126

Ganando la batalla de la mente


Antes no tenían identidad como pueblo, ahora son pueblo de Dios.
Antes no recibieron misericordia, ahora han recibido la misericordia
de Dios. —1 Pedro 2:10 (NTV)

La falta de identidad es uno de los problemas más frecuentes


en la iglesia de hoy. No se nos ha revelado que somos hijos de
Dios, lavados con Su sangre preciosa, y que somos herederos
de Dios y coherederos con Cristo. ¡Esa batalla la vamos a
ganar hoy!

Amado Padre celestial, hoy rompo y destruyo toda obra del


espíritu de falta de identidad en los hijos de Dios. El enemigo
ha sembrado pensamientos de duda acerca de su verdadera
identidad, y muchos se preguntan si en realidad son o no
hijos del Dios Altísimo. El diablo también te tentó a Ti Se-
ñor Jesús, pero Tú eres la Verdad, y conoces bien quién es el
tentador. Señor, yo declaro que el Espíritu de Dios nos lleva
a confiar que hemos nacido de nuevo, y por tanto, el pasado
no tiene poder. Hoy nos ponemos el yelmo de la salvación
y declaramos que nuestra mente no es basurero del diablo,
sino territorio del Espíritu Santo. Renunciamos a todo pacto
con el enemigo. Llevamos cautivo todo pensamiento al co-
nocimiento de Cristo y ganamos la batalla de la mente.

Decreta Conmigo:
¡En mis pensamientos solo cabe la verdad de Cristo!

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134
Día 127

Las demandas de amor de Dios


…Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis
que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó
el Padre, así hablo. —Juan 8:28

Cada vez que Dios quiere llevarnos a otro nivel, nos hace
“demandas de amor”. Él es especialista en pedir aquello que
nos cuesta soltar, porque de esa manera prueba nuestro cora-
zón. Cuando Dios nos pide que le entreguemos algo bueno,
es porque quiere darnos algo mejor.

S eñor, en esta hora queremos pedirte perdón por haber


sido egoístas contigo. Sí Señor, hemos sido egoístas, porque
cuando Tú nos has pedido que hagamos algo, o que soltemos
algo que no es de tu agrado, no hemos querido obedecer.
Creemos que lo que estamos haciendo, o las personas con
quien nos estamos relacionando son las correctas. Señor,
hemos caído en pecado de rebeldía y desobediencia, y tu Pa-
labra dice que Tú no escuchas las oraciones de los rebeldes.
Perdónanos Jesús, porque no hemos seguido tu ejemplo de
obediencia y entrega. Todo lo que Tú hiciste mientras estu-
viste en la tierra fue obedecer al Padre. Nada hiciste por ti
mismo. Siempre cumpliste con hacer la voluntad del Padre.
Hoy, hago un pacto de obediencia contigo y con tu Reino,
para cumplir tus demandas de amor.
Decreta Conmigo:
¡Señor, tus demandas de amor me llevan a obedecerte!

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135
Día 128

Su misericordia es para siempre


Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria
de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento
y adoraron, y alabaron a Jehová… —2 Crónicas 7:3

Jehová es bueno, y para siempre es Su misericordia. La gloria


de Jehová está siendo vista en todos los rincones del mundo.
El Señor recorre la tierra y las naciones lo alaban, porque
¡grandes cosas ha hecho Jehová!

S eñor, en este día, queremos adorarte y bendecir tu san-


to nombre. Venimos delante de Ti con un corazón limpio,
humillado y dispuesto a obedecerte. Hoy unimos todas las
oraciones de los santos, hasta que nuestra copa rebose. Jun-
tos declaramos que cada oración hecha conforme a tu Pala-
bra, llega ante el trono de tu gracia y vuelve con respuestas
inmediatas. Hoy le ordenamos a nuestra mente, voluntad
y emociones que se sometan y obedezcan al único Dios
verdadero. Adorar no es una carga para nosotros, sino una
decisión del corazón. Decreta conmigo: ¡Alma mía bendice a
Jehová, bendiga todo mi ser Su santo nombre! Señor, nuestra
alma te alaba, te anhela, te adora y te necesita. ¡Queremos ver
la manifestación de tu gloria Señor! ¡Tú eres un Padre bueno
y tu misericordia, Señor, es para siempre!

Decreta Conmigo:
¡Tus misericordias se activan Señor cuando te adoro!

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136
Día 129

Libre de falta de perdón


Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y
cubierto su pecado… a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo
espíritu no hay engaño. —Salmos 32:1-2

Perdonar es dejar ir o soltar a la persona que nos ofendió o nos


hizo daño. Uno de los mayores problemas en el mundo es la
falta de perdón. Miles están enfermos de cáncer, úlceras, artri-
tis y otras enfermedades, a consecuencia de la falta de perdón.

S eñor Jesús, que el poder de tu sangre penetre hoy en


todo nuestro ser; consciente, subconsciente e inconsciente.
Renunciamos a toda falta de perdón, nos perdonamos a no-
sotros mismos y perdonamos a los que nos han ofendido.
Renunciamos a la ofensa, la amargura, el resentimiento, la
falta de identidad, los recuerdos de dolor y frustración. Nos
declaramos libres de falta de perdón. ¡Señor, te pedimos
perdón! Cancelamos toda palabra ofensiva contra nuestros
hermanos, aun contra nuestros enemigos, porque tu Palabra
nos pide que bendigamos a los que nos maldicen. Espíritu de
falta de perdón, ¡te desarraigamos por el poder de la sangre
de Cristo! Falta de perdón, resentimiento y odio, ¡se van
ahora! Desbaratamos todo plan del enemigo, ¡en el nombre
de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Yo perdono toda ofensa, así como mi Padre me perdona a mí!

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137
Día 130

Cosecho lo que siembro


No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el
hombre siembre, eso también segará. —Gálatas 6:7

La adoración a nuestro Padre celestial incluye oración,


alabanza, obediencia y honra con nuestras ofrendas. Hoy,
declara la Palabra, aprópiate de todas las promesas de Dios,
profetiza sobre tus finanzas, y verás la recompensa.

Padre, en el nombre poderoso de Jesús, pido la guía del


Espíritu Santo para ser siempre un buen mayordomo de lo
que Tú me has dado. Sé que Tú traes recompensa a todo el
que diezma y ofrenda, porque da del fruto de su trabajo, y
su ofrenda está llena de gratitud por tu amor y fidelidad. En
este día, hago un pacto contigo Señor, de no conformarme
con dar solo los diezmos que por ley te pertenecen, sino que
además daré ofrendas, porque ellas aceleran mi bendición.
Padre, en este día echo fuera todo espíritu diabólico que me
quiere intimidar diciéndome que si siembro en tu Reino no
me alcanzará para lo que debo pagar. Señor, sé que en mi
iglesia hay sembradas semillas de evangelismo cuyos frutos
están esparcidos por el mundo. ¡Todo lo que siembro cose-
cho! ¡Gloria a ti Señor!

Decreta Conmigo:
¡Siembro en abundancia y cosecho en sobreabundancia!

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138
Día 131

Sigo orando hasta ver rompimiento


…Qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
—Romanos 8:26

Si hasta ahora hemos creído que no podemos hacer guerra


espiritual, es porque tratamos de ganar las batallas en nues-
tras propias fuerzas, cuando en verdad la guerra se gana con
las fuerzas del Señor. Él nos ha dado autoridad delegada para
arrebatarle almas al diablo. Sólo necesitamos fe y denuedo
para creer que lo que pidamos en el nombre de Jesús, será
hecho.

Padre, en el nombre de Jesús, te pido perdón porque he


abandonado mi vida de oración. Hoy renuncio a todo es-
píritu de pereza, de letargo, de sueño profundo, y los echo
fuera. Venga tu reino Señor y trae visitación a tu iglesia. Que
el espíritu de intercesión venga, que tu Reino venga, que se
haga tu voluntad en la tierra como es en el cielo. Venga el rei-
no de Dios Padre, de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo.
Que venga tu Reino de justicia y poder. Hoy intercedo por
mi familia y las peticiones de mi iglesia, y aun cuando crea
que no sucede nada, sigo orando hasta ver el rompimiento.
¡Sopla Espíritu de Dios!

Decreta Conmigo:
¡El Espíritu Santo está intercediendo por mí!

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139
Día 132

Las llaves del Reino


Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido
dada en el cielo y en la tierra. —Mateo 28:18

Cada uno de nosotros los hijos de Dios podemos caminar en


el poder y autoridad que Él nos ha dado. La Palabra nos en-
seña que todo lo que permitamos en la tierra, será permitido
en el cielo, y todo lo que prohibamos en la tierra, también
será prohibido en los cielos.

Padre, en el nombre poderoso de Jesús, hoy tomo autori-


dad sobre mi casa, mis hijos, mi trabajo, mis finanzas y mi
propia vida. Declaro ilegal toda maquinación del diablo y
le ordeno que se vaya ¡ahora! Anulo el poder que en algún
momento les di a adivinos, brujos, hechiceros, o cualquier
intermediario satánico para que pronosticara sobre mi vida.
Arranco raíces de adivinación y hechicería que vienen desde
mi décima generación. Cancelo cada palabra de adivinación,
cada pronóstico, cada conjuro, cada voto que se hizo sobre
mi nombre y que marcó mi vida. Le hablo a toda cosa infer-
nal que haya quedado adherida a mi alma, y con la autoridad
delegada por Dios, le ordeno: ¡Te vas ahora mismo, en el
nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡En mis manos están las llaves del Reino!

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140
Día 133

Debo perseverar en el Señor


Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos
con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. —Hechos 2:42

Perseverar es insistir, permanecer, ser constante en lo que


hacemos. Si queremos ver los frutos tenemos que perseverar,
tanto en oración, adoración y ayuno como en las cosas per-
sonales. Dios escucha a quienes claman a Él día y noche. Así
que cuando estemos a punto de tirar la toalla, pensemos que
la milla que nos falta recorrer puede ser la decisiva.

Padre, en el nombre de Jesús, te pido perdón por haber


fallado, porque quise abandonar cuando Tú jamás me has
dejado ni me has abandonado. Hoy me arrepiento de todo
corazón. Te doy gracias por tu misericordia y me compro-
meto a seguir perseverando en todo lo bueno, en tus leyes
y tus principios. “Más si perseverareis en hacer mal, pere-
ceréis”, dice el Señor. Hoy tomo la decisión de perseverar en
oración, en el cumplimiento de tu Palabra y en obediencia a
las autoridades, en medio de cualquier circunstancia y aun
cuando las cosas se vean complicadas; porque sé que allí es
donde Tú pruebas nuestro carácter y nos llevas a otro nivel.
Te doy gracias Señor, porque sé que mi perseverancia será
recompensada.
Decreta Conmigo:
¡Yo persevero en el Señor, hasta el final!

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141
Día 134

No quiero vivir independiente de Ti


De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí
mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre
hace, también lo hace el Hijo igualmente. —Juan 5:19

El hombre es un ser dependiente, pues necesita aire para vivir,


alimentos para comer, ropa para vestir. La humanidad fue
creada para depender de Dios. Sin embargo, Dios no depende
de nada ni de nadie. Jesús dijo que para entrar al Reino de los
cielos debemos ser como niños, totalmente dependientes.

Tú eres la vid y nosotros los pámpanos y alejados de Ti


nada podemos hacer. Señor dependemos de Ti comple-
tamente. Necesitamos el pan de vida, que tonifica nuestro
cuerpo y nuestra alma; que nos lleva a estar en comunión
íntima contigo. Necesitamos el agua que sacia para vida
eterna. Dependemos completamente de Ti, como los pám-
panos dependen de la vid. Si somos cortados, al poco tiempo
nos secamos y morimos. Señor, nuestra atmósfera no es la
tierra, sino el cielo; por eso anhelamos estar conectados a
tu hermosa presencia; por esa razón nuestra alma te busca
con desesperación. Hoy nos independizamos del yugo de
Satanás, pero queremos seguir dependiendo de Ti. Padre, no
nos cortes de tu presencia.

Decreta Conmigo:
¡Soy como un niño que dependo totalmente de Ti!

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142
Día 135

El Señor es mi proveedor
Y sucederá que si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando
de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el Señor
tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.
—Deuteronomio 28:1

El propósito de Dios, desde el principio de la creación, fue


que al hombre no le faltara ningún bien. Sin embargo, a
causa del pecado, los bienes empezaron a escasear. Jesús en
la cruz no sólo nos salvó, sino que dice la Escritura que Él,
siendo rico, por amor a nosotros se hizo pobre, para que con
su pobreza fuésemos enriquecidos.
A mado Padre celestial, hoy declaro que mis finanzas es-
tán aseguradas. No importa lo que opinen los “expertos” en
economía, yo creo que mis diezmos y mis ofrendas puestas
ante el altar de Dios hacen que las compuertas de los cielos
siempre estén abiertas para mí, y que haya sobreabundancia
en mi casa y en mi familia. En este día, decreto bendiciones
sobreabundantes, suministros ilimitados, que mi alacena
rebosa, que mi cuenta de banco se incrementa, que mis hijos
tienen salud y son bendecidos, porque honro al Señor con
mis finanzas. Profetizo que el dinero de los impíos pasa a
manos de los justos, ahora mismo, en el nombre poderoso
de Jesús.
Decreta Conmigo:
En mi casa siempre hay provisión. ¡Dios es mi proveedor!

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143
Día 136

La protección del Altísimo


Y tronó desde los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; envió sus
saetas, y los dispersó; y lanzó relámpagos, y los destruyó.
—2 Samuel 22:14-15

La protección de Dios siempre es vista en la Biblia como una


expresión de Su amor. Jehová ruge, envía saetas y destruye
a los enemigos; también levanta muros de fuego para prote-
gerlo. Un muro es símbolo de salvación, pero también de dar
y recibir protección.

D eclaro en el nombre de Jesús, que nuestra protección vie-


ne del Altísimo, del Dios que hizo los cielos y la tierra. Que
muros de fuego arden alrededor de esta iglesia, protegiendo
la visión que Dios le ha dado al Apóstol de esta casa. Hoy
levantamos muros de fuego alrededor de cada intercesor.
Activamos a todos los intercesores para la batalla. Declara-
mos que el faraón y su ejército que persiguen nuestras vidas
perecen en lo profundo de la mar, porque Jehová abre el Mar
Rojo a favor de su iglesia, pero lo cierra para sus enemigos.
Declaramos que las oraciones de los justos salen del templo
como saetas de fuego, lanzadas para defender la iglesia, y
hacen que el enemigo huya. Declaro que los relámpagos en
el cielo muestran tu poder y majestad. Amén.

Decreta Conmigo:
¡La iglesia de Cristo avanza bajo la protección de Dios!

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144
Día 137

Moldeando mi carácter
…Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo. —Efesios 4:13

Dios necesita moldear nuestro carácter a fin de alcanzar todo


lo que Él tiene para nosotros. Fuimos creados con un propó-
sito divino, y para cumplirlo necesitamos que Dios moldee
nuestro carácter y transforme nuestro corazón.

Padre, en el nombre de Jesús, te pido perdón por haberle huido


al cambio. Te entrego mi corazón y mi carácter para que sean
transformados conforme a tu voluntad divina. Te doy gracias
Señor, porque sé que Aquel que empezó la buena obra en mí, la
terminará y la perfeccionará. Señor te doy gracias, porque aun
en medio del proceso de transformación me has seguido ben-
diciendo y he visto tu mano poderosa sobre mi casa. Aunque
he pasado momentos difíciles, sé que todos fueron necesarios
para formar mi carácter y aprender a depender de ti. La Biblia
me enseña que en el amor no debe haber fingimiento ni hi-
pocresía, porque un hipócrita oculta su carácter y los motivos
de su corazón. Gracias te doy Padre por este proceso. Te doy
gloria y honra por moldear mi carácter hasta que llegue a la
estatura de la plenitud de Cristo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Yo tengo el carácter de Cristo!

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145
Día 138

La salvación es para todos


Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos
de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida
eterna. — Romanos 6:22

El verdadero arrepentimiento de pecados debe ir acompaña-


do de un cambio radical en nuestras vidas. Si antes pecába-
mos ya no pecamos más. Dios hace borrón y cuenta nueva, y
no se vuelve a acordar de nuestras transgresiones.

Padre celestial, en este día plantamos árboles de amor para


la viuda, el huérfano y el extranjero, y arrancamos todo
árbol de racismo y venganza. Arrancamos árboles de en-
fermedades, y plantamos árboles de sanidad y salud divina.
Arrancamos toda semilla de maldad que fue sembrada en el
consciente, subconsciente e inconsciente de la gente, y plan-
tamos semillas de bondad y paz. Arrancamos toda fortaleza
mental y toda convocatoria del infierno, y declaramos que
Dios tiene poder más que suficiente para destruir cualquier
agenda infernal. Decretamos que toda práctica satánica es
atada y echada fuera de nuestras vidas, ¡en el nombre de
Jesús! Decretamos que la salvación es para todos, y oramos
para que todos vengan al arrepentimiento y perdón de peca-
dos y encuentren la salvación.

Decreta Conmigo:
¡Hoy confieso a Jesús como Señor y Salvador de mi vida!

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146
Día 139

Háblale a tu montaña
…De cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate
y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. —Marcos 11:23

En este versículo, las montañas simbolizan problemas, y


Jesús nos enseña a darles órdenes. Nuestra fe en el poder
de Dios hará que lo imposible sea posible. Ese es el tipo de
fe que necesitamos para remover de nuestra vida la enfer-
medad, miseria, abuso, desempleo, ataduras y fortalezas de
todo tipo.

Padre, te doy gracias porque hoy me llevas a vivir a un


nivel mayor de fe. Hermano, hermana: tome un momento
para decirle al Señor cuál es el problema que lo ha mante-
nido desanimado, cuál es la montaña que se interpuso en
su camino, cuáles son los gigantes que tiene que derrotar
hoy. Diga: ¡Señor, hoy toda fortaleza es derribada! ¡Hoy toda
montaña se mueve! ¡Hoy ese gigante se va al suelo! Dele gra-
cias a Dios, dele honra. Diga: “Gracias Señor por darme tu
Palabra, gracias por la fe, gracias por el nombre y la sangre
de Jesús, gracias por los ángeles que acampan a mi alrededor,
gracias por los intercesores que se paran en la brecha por
mí”. Gracias te doy Señor, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Montaña, quítate y échate en el mar!

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147
Día 140

Tengo un propósito divino


Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es
para siempre; no desampares la obra de tus manos.
—Salmos 138:8

Dios nos creó antes de la fundación del mundo con un


propósito divino. Cuando recibimos a Cristo en nuestro
corazón, el viejo hombre queda atrás y nos convertimos en
nuevas criaturas. A partir de ese momento, nuestra misión
es seguir a Jesús con el fin de cumplir nuestro propósito.

Padre, en el nombre de Jesús, te doy gracias por el propósi-


to divino que tienes para mí. Tu Palabra dice que me conoces
mucho antes de ser formada en el vientre de mi madre. Hoy,
me comprometo Señor a seguirte, servirte y pasar tiempo
contigo en oración y adoración, a fin de entender tu propó-
sito para mi vida, y cumplirlo. Gracias Señor por amarme y
tener un propósito para mi vida. Arranca Señor el corazón
de piedra que no me deja sentir tu presencia, y pon en mí un
corazón de carne que se quebrante delante de Ti; un corazón
conforme al tuyo. Pon en mí Señor un espíritu renovado por
el entendimiento de tu perfecta voluntad, para cumplir el
propósito divino por el cual Tú me creaste. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Fui creado para el propósito de Dios!

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148
Día 141

Ven Señor Jesús


… Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo
Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le
habéis visto ir al cielo. —Hechos 1:11

Cuarenta días después de su resurrección, Jesús y sus discí-


pulos estaban reunidos en el Monte de los Olivos. Luego de
darles instrucciones, Jesús ascendió al cielo. Desde entonces
anhelamos Su segunda venida.

P adre, conforme a la Escritura hoy declaro que veremos, “al


Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran
gloria”. Escrito está que, “el Señor mismo con voz de mando,
con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”. “Luego
nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con Él”. Cuando es-
tas cosas comiencen a suceder, levantaremos nuestra cabeza,
porque nuestra redención está cerca. Todas las señales bíblicas
se están cumpliendo, y tu segunda venida está próxima Señor.
Tu Palabra está siendo predicada en todos los idiomas, hasta lo
último de la tierra. Lo que anunciaron tus siervos los profetas
se está cumpliendo. Aguardamos Señor tu segunda venida.

Decreta Conmigo:
¡Ven Señor Jesús! ¡Ven Señor Jesús!

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149
Día 142

El ayuno es mi estilo de vida


Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
—Marcos 9:29

Quizá usted haya orado por algo durante mucho tiempo y


no ha visto la respuesta. El ayuno es una de las maneras de
aumentar la unción que abre paso ante cualquier obstáculo.
El ayuno le ayuda a atravesar toda oposición del enemigo y
le da victorias que de otra manera no obtendría.

Padre, en el nombre de Jesús, hoy tomo autoridad y pro-


clamo que el ayuno y la oración perseverante son parte de
mi estilo de vida para vencer todo estrategia del enemigo
e impedir que prospere cualquier arma que se forje contra
mí. En ayuno y oración, rodeo toda fortaleza del enemigo
hasta que sus muros caigan. Declaro, Señor, que así como
yo, son muchos los que se levantan a orar y ayunar para que
tu voluntad sea hecha en la tierra. Se levantan los verdaderos
sacerdotes que guerrean con armas del espíritu; se levantan
las Déboras que marchan al frente de la batalla. Declaro,
Señor, que son hombres y mujeres con propósito; que tienen
llamado definido, que buscan agradarte, sin importarles
arriesgar sus propias vidas. ¡Hoy declaro, ayuno y oración,
en el nombre de Jesús!
Decreta Conmigo:
¡Orar y ayunar me hace estar en el centro de la voluntad de Dios!

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150
Día 143

Dios sigue siendo fiel


Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza
hasta las nubes. —Salmos 36:5

Uno de los más grandes atributos de Dios es que Él es fiel y


Su Palabra verdadera. Hebreos 6:18 dice que Dios no puede
mentir, ni romper una promesa. Por donde mire, en la Biblia
encontrará versículos que exaltan la fidelidad de Dios.

D e la misma manera que el rey David no pudo contenerse


ante lo enorme de la fidelidad de Dios y terminó alabando
al Padre, de esa misma manera Señor, yo adoro tu fidelidad.
Fiel es quien me ha llamado a la comunión con su Hijo Jesu-
cristo. El salmista dijo: “Jehová, hasta los cielos llega tu mise-
ricordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes”. Señor, ensé-
ñame a consagrarme a las cosas santas. Recta es la Palabra de
nuestro Dios, y toda su obra es hecha con fidelidad. Gracias
Padre, porque aun cuando yo soy infiel, Tú permaneces
fiel. Ayúdame Señor a amarte y servirte. Ayúdame a ser un
mayordomo fiel, porque un día quiero escuchar: “Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré;
entra en el gozo de tu Señor”.

Decreta Conmigo:
¡Aunque yo sea infiel, Tú eres fiel conmigo!

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151
Día 144

Servir a Dios es un privilegio


Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro…
—Mateo 6:24

Fuimos puestos en la tierra con propósito: servir a Dios y a


nuestro prójimo. Siempre que sirves a otros, estás sirviendo
a Dios. Jesús no vino a ser servido sino a servir.

Te doy gracias Señor, por cada oportunidad que me das


de servirte a través de tu pueblo, en la iglesia, en mi trabajo
y donde quiera que voy. Gracias porque siempre encuentro
alguien que necesita un abrazo o una palabra de aliento que
provenga de ti, una oración de sanidad, de restauración, y
otros hasta un plato de comida. Sé Señor, que mientras
me ocupo de tus asuntos, tú te ocupas de los míos. Te pido
fuerzas, sabiduría y constancia para hacer lo que Tú me has
mandado hacer. Hoy tomo la decisión de renunciar a mi for-
ma egoísta de pensar. Tú eres mi único Señor, y el dueño de
mi vida; nada me detiene de buscar tu presencia ni de servir
a los tuyos. Gracias Señor Jesús por usarme para que tu Rei-
no avance en la tierra. Servirte siempre será un privilegio, no
una obligación ni una carga.

Decreta Conmigo:
¡Servir a Dios y a su pueblo le da valor a mi vida!

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152
Día 145

Un corazón circuncidado
Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; porque de él mana la
vida. —Proverbios 4:23

Un corazón de piedra no siente ni percibe, en cambio un


corazón de carne es sensible a la presencia de Dios. Cuando
el corazón del hombre no es circuncidado se seca y muere.

S eñor, en este día me presento delante de Ti y abro mi co-


razón ante tu presencia. Te doy acceso pleno a mi vida; entra
e indaga en mi corazón. Dice tu Palabra que el que confía en
su propio corazón es un necio, pero el que anda con sabidu-
ría será librado. Escudríñame, oh Dios, y conoce mi cora-
zón. Arranca de mí el corazón de piedra, que hasta ahora ha
sido la guarida donde se escondía la ambición y la codicia,
y pon en mí un corazón sensible a las cosas divinas. Borra
el egoísmo de mi vida, porque es producto de la naturaleza
pecaminosa. Purifica cada motivo de mi corazón y saca a
la luz todo lo que no proviene de Ti. Quiero conocerte cada
día más Señor, así como Tú conoces cada detalle de mi ser,
pues fuiste Tú quien me creó, y con tus manos me formaste.
Señor, revélame tu corazón, para que mi corazón pueda ser
conforme al tuyo.

Decreta Conmigo:
¡Señor circuncida mi corazón y hazme sensible a tu presencia!

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153
Día 146

Mis caminos no son Sus caminos


Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová. —Isaías 55:8

Este pasaje de Isaías nos pone en nuestro justo lugar delante


de Dios. Sus pensamientos y sus caminos siempre serán infi-
nitamente más altos que los nuestros. El Señor nos recuerda
que Sus propósitos superan cualquier plan humano, y que
pocas veces somos capaces de descifrar Sus caminos.

E stoy agradecida Señor por tu palabra de vida, para mí y


los de mi casa. Gracias porque en tu soberanía divina siem-
pre me has guardado, a pesar de que muchas veces escogí el
camino incorrecto, confiando en mi propia sabiduría. Ahora
entiendo que tus pensamientos y tus caminos no son los
míos, porque Tú siempre has tenido cosas mejores para mí.
¡Realmente tus pensamientos y tus caminos son más altos
que los cielos! Perdóname Señor por haberme equivocado,
porque he querido tomar atajos para llegar más rápido, por
saltarme el proceso y tener un plan “B” por si tu plan falla.
Perdóname, porque como niña caprichosa me he enojado
cuando no me diste lo que pensaba que me merecía; per-
dóname por tener una agenda propia. Hoy, Señor, decido
seguir tus pensamientos y tus caminos. Amén.
Decreta Conmigo:
¡Aunque no alcance a entenderlo, Su camino es mejor que el mío!

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154
Día 147

Dios tiene un pacto con mi familia


Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti
en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu
descendencia después de ti. —Génesis 17:7

Cuando hacemos un pacto con Dios recibimos por gracia


todo lo que Dios nos promete en su Palabra. Cuando usted
entra en el pacto, esas promesas se cumplen en usted, su fa-
milia y sus generaciones.

Padre celestial, mi corazón se llena de amor porque siendo


Tú Dios, el creador del cielo y de la tierra, tomaste tiempo
para amarme sin condiciones, a tal punto que estableciste
un pacto con mi familia. No tomaste en cuenta mis rebelio-
nes, ni que soy un ser mortal e imperfecto, que fallo hasta
con el pensamiento. Hoy te pido perdón, porque a menudo
quebranto ese pacto, y a veces ni siquiera lo entiendo. Se-
ñor, te pido que traigas revelación de esta Escritura a mi
espíritu, para que conozca que realmente Tú eres el único
Dios verdadero. La Biblia me enseña que Tú eres un Dios
tri-generacional, pues eres el Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob. De la misma manera, hoy quiero proclamar que
Tú eres el Dios de mis hijos, nietos y bisnietos, y que ellos
extienden esta declaración a los hijos de sus hijos.

Decreta Conmigo:
¡El pacto de Dios con mi familia alcanza a mis generaciones!

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155
Día 148

Señor, necesito tu paz


Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera; porque en ti ha confiado. —Isaías 26:3

La Biblia nos enseña a evitar la preocupación, y nos manda a


no estar afanados por nada. Así que debemos aprender a lle-
var todas nuestras necesidades y preocupaciones a Dios, en
oración, en vez de preocuparnos de ellas. Cuando le damos a
Dios nuestros problemas, Él promete darnos Su paz.

S eñor, hoy me uno en intimidad contigo, sabiendo que


Tú le das paz y sosiego a mi alma, y quitas toda carga de
mis hombros. Amado Padre celestial, hoy echo fuera toda
preocupación humana, toda carga innecesaria y todo lo que
no provenga de ti. En adelante, Padre, por encima de mis
circunstancias, me dedicaré a alabarte, adorarte y servirte
en todo momento, en espíritu y en verdad. Señor, yo declaro
que tu paz que sobrepasa todo entendimiento viene sobre
mí, me cubre, me ministra y me sustenta. Tú le das paz a
mi alma y me liberas, porque Tú dijiste: “Venid a mí todos
los que estéis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
Padre, hoy decreto que entro en tu paz, y tu descanso, en el
nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡La paz de Dios está sobre mí!

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156
Día 149

Tu Palabra no vuelve vacía


En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago,
él las hará también; y aún mayores que éstas hará, porque yo voy al
Padre. —Juan 14:12

Cuando declaramos la Palabra de Dios, se produce un rom-


pimiento en el mundo espiritual. La Palabra actúa y jamás
vuelve vacía.

E n mi boca está el poder de la vida y de la muerte. La Pala-


bra de Dios es el arma que nos da derecho a hacer todo lo que
Cristo hizo, y más. Es más cortante que espada de dos filos,
que penetra hasta partir el alma, el espíritu, las coyunturas y
los tuétanos. La Palabra de Dios discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón; ella nos asegura que Dios nos
dará todo lo que pedimos en el nombre de Jesús. Lo que está
escrito se tiene que cumplir. Las palabras que pusiste en boca
de tus siervos los profetas se tienen que cumplir. Aguarda-
mos Señor tu segunda venida, porque esa promesa también
se tiene que cumplir. Por eso oro conforme a tu Palabra, de-
claro tu Palabra, envío tu Palabra, y ésta jamás vuelve vacía.
Señor, aumenta nuestra fe para creer que donde quiera que
nos paremos somos embajadores tuyos, y vamos en nombre
del Dios que hizo los cielos y la tierra.

Decreta Conmigo:
¡Cuando envío la Palabra siempre ocurre un milagro!

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157
Día 150

Camino en la gracia de Dios


Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección
del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
—Hechos 4:33

Gracia es el favor inmerecido de Dios para la humanidad; es


cuando Él nos da algo que no merecemos. Necesitamos Su
gracia para creer, vivir, crecer, gobernar y ser salvos; ¡hasta
para servir necesitamos Su gracia!

Padre, en el nombre de Jesús, te doy gracias por tu gracia y


tu favor. Dice la Escritura que Tú bendices al justo; que como
con escudo lo rodeas de tu favor, porque sol y escudo eres mi
Dios. No quitas el bien a los que andan en integridad, porque
Tú has dicho, Señor, que quien te halla encuentra la vida,
y alcanza tu favor. Gracia y gloria me das Padre celestial.
Hoy decido apartarme de mi vieja manera de vivir, y pido tu
gracia sobrenatural para huir de toda tentación. Me acerco
a ti, Señor, sabiendo que ante el trono de tu gracia alcanzo
misericordia y hallo gracia para el oportuno socorro. Señor,
que tu reino venga a la tierra y se haga tu voluntad. Entro a
tu presencia, Señor, para reinar juntamente contigo por la
abundancia de tu gracia.

Decreta Conmigo:
¡La gracia y la misericordia de Dios me persiguen y me alcanzan!

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158
Día 151

Empoderados para prosperar


Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres
la voz de Jehová tu Dios.  […] El Señor bendecirá tus graneros, y todo
el trabajo de tus manos. El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que
te ha dado. —Deuteronomio 28:2-8

Vivimos tiempos de angustia debido a la peor crisis econó-


mica de la historia; sin embargo, Dios quiere que usted tenga
riquezas, pero Él no quiere que usted ponga su confianza en
ellas, sino que la deposite en Él.

Padre, en el nombre de Jesús, hoy declaro que a mi vida


llega la sobreabundancia que viene de Dios, y que es el esti-
lo de vida del cielo. Tú no creaste el mundo con escasez ni
limitación. Por lo tanto yo decreto que en mi vida se acabó
la pobreza, la escasez y la recesión; que nunca más volveré
a caer en deudas. Declaro que nada, absolutamente nada
me falta, porque eres un buen pastor; que me has provisto
todo, porque eres un Padre amoroso. Hoy declaro que los
leoncillos tienen hambre, pero a los que buscan a Jehová no
les hará falta ningún bien. Declaro Padre, que Tú nos suples
conforme a tus riquezas en gloria en Cristo Jesús. ¡Soy ben-
decida! Y tu bendición me empodera para prosperar contra
todo pronóstico, contra lo que el mundo diga y piense. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Dios me ha empoderado para prosperar!

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159
Día 152

Alabemos al Señor
Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.
—Isaías 43:21

Pablo y Silas pasaron momentos muy difíciles. Ambos fue-


ron azotados y luego echados a una cárcel oscura y sucia.
Sin embargo, lo que hicieron estos dos prisioneros es sor-
prendente, pues lejos de quejarse y maldecir, comenzaron a
cantar alabanzas a Dios, y lo adoraron.

Padre, en este día te alabamos y bendecimos tu nombre.


Te adoramos Señor en medio de cualquier circunstancia
por la que estemos pasando. Hermano y hermana, quizá
no es una cárcel física en la que estás metido, pero es una
prisión espiritual. El enemigo se ha levantado contra ti y te
ha encadenado; te ha arrojado a un calabozo de enfermedad,
depresión, ansiedad, tristeza e insomnio. Pero ahora mismo,
te pido que te unas a mí, y mientras alabamos al Señor por
sus grandes obras y lo adoramos por ser nuestro Dios, yo
declaro y decreto, que un gran terremoto se produce en el
mundo espiritual. Las puertas de esas cárceles son abiertas,
las cadenas de esclavitud se rompen, y el Espíritu Santo te
libera. ¡Señor, solo Tú eres digno de alabanza y adoración!
Amén.
Decreta Conmigo:
¡Soy libre para adorar a Dios! ¡Cristo me ha dado libertad!

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160
Día 153

Un Reino de justicia
Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y
seguridad para siempre. —Isaías 32:17

La justicia de Dios aparece como fundamento en toda la Bi-


blia. Jesús mismo nos enseña a confiar en la justicia de Dios,
diciendo: Si hasta el juez injusto dio un veredicto justo, ¿aca-
so no creen que Dios hará justicia a sus escogidos? (Lc.18).

Padre, con el poder y la autoridad que me has dado, yo de-


claro conforme a tu Palabra, que soy justicia de Dios, y la jus-
ticia de Dios acaba con la injusticia del mundo. Señor, quiero
ser transformada en tu presencia, y que el espíritu de verdad,
santidad y justicia penetre en mi corazón. Hermano, herma-
na, comienza ahora mismo a despojarte del viejo hombre y
renueva tu mente. ¡Vístete de justicia y santidad! Es hora de
ir ante el juez, aunque tenga fama de injusto. Cristo nos dice
que hasta los jueces injustos reconocen la justicia de Dios;
ellos saben que a diario Él pelea por nosotros. Declara con-
migo que eres protegido en todos tus caminos, que la justicia
de Dios va delante de ti, y la gloria de Dios es tu retaguardia.
¡Créelo en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡El Reino de justicia y poder está en mí!

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161
Día 154

¡Soy libre de depresión hoy!


Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.
[…]Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará
Jehová. —Salmos 34:17, 19

Las presiones de la vida, hacen que muchos tomen caminos


que no desean. Otros, cansados de luchar, pierden la esperan-
za y caen en frustración, angustia y depresión. Sin embargo,
Dios nos quiere ver alegres, gozosos y en victoria. ¿Cómo
lograrlo? Recibiendo el espíritu de libertad que Jesús nos da.

S eñor, Tú conoces mi estructura interna y sabes que no fui


hecha para vivir en depresión, tristeza, angustia ni ansiedad.
Hoy renuncio a todos esos espíritus del infierno y los echo
fuera de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma, en el nombre
de Jesús. Tomo la decisión de vivir en libertad, porque es-
crito está que a quien el Hijo libertare verdaderamente libre
es. Tu palabra dice, que los que esperan en Jehová tendrán
nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y
no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Señor, anhelo
vivir en ese espíritu; entregada a ti y caminando en tu pro-
pósito. En esta hora, recibo espíritu de gozo, de alegría y de
contentamiento, y proclamo la victoria del reino de Dios en
mi vida.

Decreta Conmigo:
¡La depresión se fue de mi vida! ¡Soy libre!

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162
Día 155

Quiero agradar a Dios


Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres. […] Porque esto es bueno
y agradable delante de Dios… —1 Timoteo 2:1, 3

La decisión de orar para agradar a Dios es la mejor de todas.


Reconózcalo en todos sus caminos y tendrá más amor para
amar a quienes le rodean. Si está dispuesto a hacerlo, el Espí-
ritu Santo le ayudará a lograrlo.

S eñor Jesús, en este día, cerco en oración la vida de mi


esposo y de mis hijos, oro para que tu voluntad se cumpla
en la tierra, oro para que tu iglesia crezca en santidad, oro
para que todas las necesidades en el cuerpo de Cristo sean
suplidas... Por el poder de tu sangre, arranco de mí todo
aquello que no te agrada, y lo echo fuera. Crucifico mi carne,
mato mi ego, anulo mi voluntad, cierro la puerta a todo ape-
tito mundano, e invalido todo derecho legal que consciente
o inconscientemente les di a Satanás y sus demonios. ¡Los
echo fuera en el nombre de Jesús! Te doy gracias Señor por
librarme de toda condenación, toda culpa y todo pacto que
hice en el pasado. Te pido perdón y me arrepiento de haber
vivido independiente de ti. ¡Quiero agradarte Señor!

Decreta Conmigo:
¡Mis oraciones tienen poder y le agradan a Dios!

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163
Día 156

Cristo viene pronto


Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del
Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta
el día en que… vino el diluvio y los destruyó a todos. —Lucas 17:26-27

La tierra está bajo maldición a causa de la violencia, la pro-


miscuidad y los asesinatos. Todas las señales de los últimos
tiempos se están cumpliendo. Los que hemos recibido a
Jesús en nuestro corazón, nos alegramos, porque la segunda
venida de Cristo se acerca.

S eñor, queremos ser testigos de tu segunda venida. Que


tu Reino venga a la tierra, a esta ciudad, a nuestra iglesia y
a nuestros hogares, que tu Reino aplaste el imperio de Sata-
nás. Venga tu Reino donde hay un corazón que te adora y te
busca con desesperación. Venga tu Reino y hágase tu volun-
tad. Nos unimos al coro de ángeles, querubines y serafines,
que día y noche te alaban diciendo: ¡Santo, Santo, Santo es
el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que
ha de venir! Que tu Reino venga en medio de la alabanza y
la adoración. Tu Palabra está siendo predicada en todos los
rincones de la tierra, como prueba de que tu segunda venida
se acerca. Hoy nos hacemos uno con tu iglesia que clama
¡Ven Señor Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Cristo viene pronto, y yo me voy con Él!

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164
Día 157

Imitando a Cristo
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
—1 Pedro 2:21

La palabra “cristiano” se usó por primera vez en Antioquía


para referirse a las personas cuyo modo de hablar y actuar
era muy similar al de Jesucristo. Por eso, quien dice que per-
manece en Él, debe ser transformado hasta llegar a ser como
Cristo.

S eñor, en esta hora tomo la decisión de ser transformada


hasta que mi espíritu verdaderamente refleje tu imagen y se-
mejanza. Quiero ser conocida como cristiana, no porque voy
a una iglesia, sino porque tengo una relación personal conti-
go y te imito en todo. Amado Jesús, Tú eres mi salvador, mi
redentor, mi liberador, mi proveedor y mi pronto auxilio. Me
has llamado a edificar tu cuerpo, hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios; a la
estatura del varón perfecto. Me rehúso Señor a seguir siendo
como niños, que nos dejamos mover por cualquier viento de
falsa doctrina, o por estrategias de hombres que pretenden
engañar a los incautos. Hoy me paro Señor, y decido seguir-
te, porque Tú eres el único camino, la verdad y la vida.

Decreta Conmigo:
¡Cristo me está transformando de adentro hacia afuera!

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165
Día 158

Alabemos Sus proezas


Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi
salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste.
—2 Samuel 22:3
Cada vez que alabamos a Dios por Sus proezas, por las vic-
torias y logros espirituales que nos da, elevamos las posibi-
lidades de futuras victorias. Hagamos de la alabanza a Dios
un estilo de vida.

A mado Señor Jesús, mientras alabamos tu santo nombre,


nos vamos liberando de toda influencia mundana y diabó-
lica. Hoy, con la autoridad que Tú nos das cuando usamos
el poderoso nombre de Jesús, nos liberamos de todo lo que
hay en el ambiente, de aquello que nos contamina, de toda
corrupción de carne y espíritu. Liberamos nuestra mente,
liberamos el consciente, subconsciente e inconsciente. Te
seguimos alabando Señor, y mientras lo hacemos, liberamos
nuestra intuición, nuestra conciencia y el asiento moral de
nuestro ser. Ahora mismo Señor, en Tu nombre, liberamos
nuestro cuerpo físico de toda influencia de enfermedad,
hechicería e influencias satánicas; nos liberamos de toda
maldición y destrucción que el enemigo quiera lanzarnos.
¡Te alabamos Jesús! ¡Tú eres nuestro escudo y nuestra protec-
ción! ¡Tú eres el Dios de nuestra salvación!
Decreta Conmigo:
¡Cada vez que alabo a Dios, Él me guía a mayores victorias!

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166
Día 159

Transformación total
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en
la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
—2 Corintios 3:18

“Ser transformados” significa que nuestra condición o natu-


raleza deben ser cambiadas radicalmente. Solo en la intimi-
dad con Dios podemos ser transformados a Su imagen. Ne-
cesitamos ser cambiados porque es tiempo de aceleramiento.

E n este día, empieza a crear la atmósfera para que la pre-


sencia de Dios descienda. ¡Señor muéstranos tu gloria! ¡Que-
remos ver tu rostro! ¡Queremos ser transformados en tu pre-
sencia! ¡Dios manifiesta tu gloria sobre este lugar! Estamos
cansados de seguir siendo los mismos. Queremos caminar
bajo cielos abiertos, pero para eso debemos ser transfor-
mados. Señor, comienza a renovar nuestra mente, nuestra
manera de pensar, de hablar, de escuchar; nuestra manera
de comportarnos y hasta nuestra manera de orar. En este día
Señor, queremos escuchar Tu voz y buscarte diligentemente.
¡Tú anhelas cambiarnos para que cumplamos tu propósito!
Y nosotros estamos disponibles Señor para ser transforma-
dos por Ti, de adentro hacia afuera, ¡Transfórmanos Señor!

Decreta Conmigo:
¡Hoy empieza una transformación total para mi vida!

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167
Día 160

Todo lo puedo en Cristo


Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. —Filipenses 4:13

Apartados de Dios nada podemos hacer. Pero ¡todo lo po-


demos en Cristo! Podemos ser libres, santos, bendecidos,
sanos, prósperos; podemos cumplir el llamado y el propósito
de Dios; en fin, podemos resolver cualquier problema.

S eñor, hoy entro a la intimidad de tu presencia, al Lugar


Santísimo, por medio de la obra redentora de Jesús en la cruz
y del poder de la sangre de Cristo. Tú me fortaleces en mi
debilidad, me das poder para vivir en la perfecta voluntad
del Padre, y me das libertad en la medida que dependo com-
pletamente de Ti. Padre, necesito ser fortalecida en el poder
de tu Espíritu. Líbrame de tomar decisiones equivocadas y
de todo engaño del diablo. Tú eres mi refugio, mi amparo,
mi fortaleza y mi pronto auxilio en las tribulaciones. Tu pre-
sencia, Señor, me da descanso, me resguarda, me fortalece
y me conforta. Por fe me apropio de la liberación, el gozo,
la salud, la paz, la sanidad, la prosperidad, y todo lo que ne-
cesito para vivir una vida como discípula de Cristo; porque
¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece!

Decreta Conmigo:
¡Nada es imposible para Dios; todo lo puedo en Cristo!

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168
Día 161

Sirviendo a la Iglesia
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y
reverencia. —Hebreos 12:28

Nuestra gratitud al Señor por todo lo que Él ha hecho en


nuestra vida nos lleva a servirle. Dios nos ha dado un don,
un talento o una habilidad, y Él espera que lo usemos para
servir en la iglesia. ¿Por qué sirve usted a Dios?

J esús dijo: “Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos


un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de
cierto os digo que no perderá su recompensa”. No queremos
una iglesia llena de fariseos ni bastardos, que anhelan heren-
cia, pero no quieren servir en nada. Los que así son, tienen
alma de sobrinos; como el sobrino de Abraham que escogió
lo mejor, pero no quiso asumir un compromiso real. Ese tipo
de personas acostumbra decir: No me pidan que ore, no me
pidan que ayune, no me pidan que diezme, ¡no me pidan
nada! Ellos no quieren compromiso porque tienen alma
de sobrinos. Creen que le hacen un favor a Dios viniendo
a la iglesia. Hoy te pido perdón Señor por no haber acudido
cuando me has llamado a servir a tu pueblo.

Decreta Conmigo:
¡Los hijos comprometidos servimos a la iglesia!

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169
Día 162

Gente de oración
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual
asimismo fuiste llamado… —1 Timoteo 6:12

El Salmo 27:2 dice que, cuando se juntaron mis angustia-


dores y mis enemigos, para devorarme, ellos tropezaron y
cayeron. En esto se ve la fidelidad de mi Dios.

A mado Padre celestial, estoy delante de Ti para pedirte


perdón por no pararme a orar por mi esposo(a), por mi
familia y por mí mismo(a). Hoy, con el poder del Espíritu
Santo, renuncio, expulso, y echo fuera todo espíritu de sue-
ño profundo, intimidación, pasividad y letargo espiritual
que me detiene de pelear la buena batalla por los de mi casa.
Declaro que soy un(a) guerrero(a) del ejército de Dios, que
he sido entrenado(a) para pelear la buena batalla de la fe; que
puedo ponerme la armadura de Dios, y sé utilizar las armas
de nuestra milicia. Declaro que donde quiera que me paro,
Dios está conmigo como poderoso gigante; que Él es quien
se alza en contra de la furia de mis angustiadores. Hoy, en
el nombre de Jesús, renuncio a todo aquello que hasta hoy
me ha impedido pelear la buena batalla de la fe, y pararme a
guerrear por mi casa.

Decreta Conmigo:
¡Ningún arma ni trampa de mis enemigos prosperará!

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170
Día 163

El regalo de la salvación
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
—Romanos 10:9

Ir al cielo es gratis; nada podemos hacer para ganarlo. Hay


quienes tratan de ganar la vida eterna haciendo buenas
obras, pero eso no basta. Necesitamos creer y confesar que
Jesús es el Hijo de Dios, que Él murió por nuestros pecados
y resucitó al tercer día.

S i no ha confesado a Jesús como su Señor, o si no está


seguro de su salvación, repita conmigo: “Padre celestial: Yo
reconozco que soy un pecador, y que mi pecado me separa
de ti. Hoy creo con mi corazón y confieso con mi boca que
Jesús es el Hijo de Dios, que Él murió por mí en la cruz, y
que Dios el Padre lo resucitó de entre los muertos. Te pido
perdón y me arrepiento de todos mis pecados. Renuncio a
todo pacto con el mundo, con la carne y con el diablo, y hago
un pacto nuevo contigo Jesús, para amarte y servirte cada
día de mi vida. Jesús, entra a mi corazón y cambia mi vida.
Si hoy muriera, al abrir mis ojos, sé que estaré en tus brazos.
¡Amén!”.

Decreta Conmigo:
¡Soy salvo por la gracia de Dios!

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171
Día 164

Activo mi fe creyendo y confesando


Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa
para salvación. —Romanos 10:10

La fe viene por oír la Palabra de Dios, y se activa cuando


confesamos con nuestra boca lo que creemos en nuestro
corazón. La fe al igual que el amor está en el corazón.

D anos Señor la fuerza de la fe que venció al mundo, la


fe de Jesucristo tu Hijo amado, el autor y consumador de la
fe. Por fe, también nosotros podemos vencer al mundo, al
diablo y todo espíritu maligno que conspira para robarnos.
¡Tenemos la convicción de que todas las promesas de Dios se
cumplirán! Por fe, decretamos que tus hijos permanecemos
obedientes a tu Palabra. Hoy, nos fortalecemos en fe, glorifi-
cando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Clama hermano:
¡Aumenta Señor nuestra fe para creer que multitudes te co-
nocen hoy! ¡Creemos que Tú añades miles, y que todos son
sembrados en tu Reino, dan fruto y se multiplican! ¡Cree-
mos por finanzas sobrenaturales para tu iglesia, para que el
evangelio sea predicado! ¡Clamamos para que nuestra fe no
desmaye, y que sigamos creyendo en tus promesas, porque la
respuesta pronto vendrá!

Decreta Conmigo:
¡Activo mi fe para creer que el poder de Dios actúa en mí!

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172
Día 165

Dios me habla hoy


Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso
a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué
haces aquí, Elías? —1 Reyes 19.13

Una de las mayores dificultades que tenemos al orar es que


no escuchamos la voz de Dios. A veces hablamos tanto que
no le damos a Dios tiempo de respondernos. Otras veces lo
limitamos y creemos que si no nos habla de determinada
manera, ésa no es la voz de Dios. Pero Dios quiere comuni-
carse con nosotros, así que dejémoslo hablar.

Padre, en el nombre de Jesús, te doy gracias porque siempre


estás ahí para hablarme cuando busco tu presencia. Gracias
por guiarme, enseñarme, advertirme, afirmarme, exhortar-
me y ministrarme. En este día, Señor, hago el compromiso
de estar más atento a tu voz; a pasar más tiempo en inti-
midad contigo, a callar para escuchar tu voz, y oír lo que
me quieres decir. Declaro Padre que de hoy en adelante, a
diario me hablas y yo te escucho; me das señales, dirección,
y Palabra de vida, por medio de sueños, profecías, visiones,
intuiciones, y aun envías ángeles y usas a otras personas para
hablarme. Háblame Señor, y yo hablaré de lo que Tú estás
haciendo en mi vida. Ahora, guardo silencio y te escucho...

Decreta Conmigo:
¡Háblame Señor que quiero oírte y obedecerte!

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173
Día 166

Oigo la voz de los profetas


Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos,
oíd palabra de Jehová. —Ezequiel 37:4

La profecía prepara el camino para que Dios actúe. Un acto


profético es algo hecho o dicho en el ámbito natural que
impacta el mundo espiritual y regresa para manifestarse
naturalmente.

Padre, en el nombre de Jesús, yo profetizo el poder de la re-


surrección sobre mi vida. Declaro que el mismo Espíritu que
levantó a Cristo de entre los muertos, es el que me levanta
hoy. Limpio mis rodillas, sacudo el polvo de mis zapatos, me
pongo la armadura de Dios, tomo el escudo de la fe, empuño
la espada de doble filo que es tu Palabra, y me enrolo en el
ejército de Dios. No soy más un hueso seco; tengo la vida del
Espíritu. Te pido perdón Señor, si alguna vez proclamé mi
propia derrota, profetizando contra mi salud, mis hijos, mis
finanzas o mi vida. Ahora me veo como Dios me ve. Pro-
fetizo que soy una persona esforzada, valiente, inteligente y
sabia, que sé usar las armas de tu milicia. Declaro que soy
libre porque conozco la verdad, y solamente la verdad me
hace libre. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Yo profetizo que el amor de Dios está sobre mi vida!

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174
Día 167

El poder del compromiso


Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros
seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblo. —Éxodo 19:5

Compromiso es la habilidad de estar firmes y resistir la ten-


tación de desertar o traicionar, aún en momentos de dificul-
tad; pues éstas prueban qué tan comprometidos estamos con
Dios. Estar comprometido es estar determinado y disponible
a entregarse sin reservas.

S eñor, te pido perdón por mi falta de compromiso hacia Ti


y mi prójimo. En el Antiguo Testamento, quien se compro-
metía con Dios era circuncidado; en el Nuevo Pacto, Él cir-
cuncida nuestro corazón. Cuando éste no es circuncidado de
continuo, la carne vuelve a crecer y el viejo hombre regresa.
Señor, no quiero vivir un cristianismo incircunciso, que no
se compromete contigo. Cristo se comprometió con nuestra
salvación hasta las últimas consecuencias; por eso derramó
Su sangre en la cruz. Con la sangre de su Hijo, Dios selló
un nuevo pacto con la humanidad. Hoy, esa sangre clama
por la ciudad, clama por la visión de la iglesia, por las almas
en todos los continentes de la tierra y por avivamiento, pero
también clama por compromiso de su pueblo con el plan de
Dios.
Decreta Conmigo:
¡Señor, hoy me comprometo a hacer tu voluntad!

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175
Día 168

La sangre de Cristo tiene poder


Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la
palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la
muerte. —Apocalipsis 12:11

La sangre de Cristo tiene poder para redimirnos de la muerte


y darnos vida eterna. La sangre de Cristo clama día y noche
por misericordia. Gracias al sacrificio de Jesús en la cruz,
nos convertimos en hijos de Dios, herederos de Su gloria y
coherederos juntamente con Cristo.

A mado Padre celestial, hoy declaro que la sangre de


Cristo pelea a favor de mi familia. Esa sangre pelea a favor
de mis hijos en la escuela, en el parque, los baños y en los
salones de clases. Donde quiera que nuestros hijos van, la
sangre de Cristo los protege contra toda inmoralidad sexual,
contra el pecado, el abuso, la perversión y la pornografía. Tu
sangre restaura mi familia y mis finanzas. La sangre de Cris-
to clama vida en este territorio. El diablo está asustado, está
aterrado, porque yo camino cubierto por la sangre de Cristo.
Diga conmigo: ¡Mis hijos y mi esposo estamos cubiertos por
la sangre de Cristo! ¡Los dinteles de las puertas de mi casa
están marcados con la sangre de Cristo! ¡Gracias mi Señor
Jesús! Amén.

Decreta Conmigo:
¡Clamo la voz de la sangre de Cristo sobre mi familia!

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176
Día 169

La Santa Cena desata poder


…Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido…
Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces…
en memoria de mí. —1 Corintios 11:24-25

Tomar la Santa Cena es hacer memoria del sacrificio de Jesús


en la cruz y de Su pacto con nosotros. Es una forma de con-
fesar que Jesús es nuestro Señor y que aceptamos todas las
bendiciones provistas en la cruz.

Padre, en el nombre de Jesús, te pido perdón por todos mis


pecados; asimismo, perdono a quienes me han ofendido,
me alineo a tu voluntad, y te doy gracias por tu sacrificio
en la cruz. Gracias por redimirme, por comprarme a pre-
cio de sangre en el mercado de esclavos del pecado, donde
Satanás me tenía. Ahora sierva tuya soy, y te amo y te sirvo
voluntariamente. Al tomar la Santa Cena, traigo a memoria
el sacrificio de la cruz, donde tu obra fue terminada. Gracias
Señor, porque la Santa Cena me fortalece, me libera, me sana
y me da revelación de tu Palabra. Hoy, al recordar tu sacrifi-
cio, te confieso como mi Señor y Salvador, y me apropio del
nuevo pacto que hiciste con la humanidad. Recibo el poder
de la cruz y de la resurrección, y una vez más, te doy gracias
Señor.

Decreta Conmigo:
¡Mis pecados han sido borrados; el diablo no me acusará más!

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177
Día 170

Una Iglesia militante


A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
mancha. —Efesios 5:27

En los últimos tiempos la iglesia de Cristo sufre más persecu-


ción que nunca. Muchos misioneros son asesinados y pastores
son tomados como rehenes, todo por predicar el evangelio
del Reino. Sin embargo, aunque el enemigo quiera sembrar
miedo y confusión, muchos nos atrevemos a cruzar fronteras
y llevar la Palabra de verdad donde quiera que vamos.

S eñor Jesús, hoy nos paramos en la brecha y clamamos


por tu novia, la Iglesia. Por el poder de tu sangre, restáurala;
levanta a tus hijos, a los que están caídos y a los que son per-
seguidos. Clamamos por nuevos discípulos que propaguen
tu Palabra. Oramos por gente comprometida con tus prin-
cipios y con la visión. Clamamos por una iglesia que crezca
en santidad e integridad. Señor Jesús, Tú amas tu iglesia y
entregaste tu sangre por ella. Tu sangre aviva propósitos,
confirma llamados y trae pasión por las almas. Queremos
que cuando vengas encuentres una iglesia sin mancha y sin
arruga; una iglesia militante y gloriosa. Tu iglesia clama,
¡Ven Señor Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Hoy se agregan a la iglesia más discípulos comprometidos!

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178
Día 171

Renuevo mi mente
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. —Romanos 12:2

La Biblia nos exhorta a no acomodarnos a las formas del


mundo; por el contrario, nos impulsa a ser transformados a
la manera de Cristo. Ser transformados es ser cambiados en
nuestro carácter y conducta por el poder del Espíritu Santo.

E spíritu Santo de Dios, opera una transformación total en


mi interior que se refleje en mi vida exterior. Renueva mi
mente para que mis pensamientos y mi conducta no sean los
de antes. Yo declaro que todos a quienes se nos ha quitado el
velo podemos ver y reflejar la gloria del Señor, pareciéndonos
más y más a Él, mientras somos transformados a Su gloriosa
imagen. Anulo toda palabra negativa lanzada contra mí,
aun cuando era pequeña y no entendía, pero mi espíritu la
recibió, y el diablo la usó para azotarme con rechazo y culpa.
Señor, libera ahora mi corazón y transforma mi mente. No
quiero ser una cristiana del montón; necesito una transfor-
mación sobrenatural. Declaro que cada mañana mi mente
se alinea al cielo, y camino buscando agradar tu corazón.
¡Gracias Señor!

Decreta Conmigo:
¡Tengo una mente renovada que busca al Señor y lo sigue!

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179
Día 172

Los problemas son valiosos


Bendito el varón que confía en Jehová… Porque será como el árbol
plantado junto a las aguas,  que junto a la corriente echará sus
raíces… y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
—Jeremías 17:7-8

A nadie le gustan los problemas; sin embargo, si queremos


madurar y ser usados por Dios, es necesario enfrentarlos con
sabiduría y una actitud correcta.

L a Palabra de Dios dice que debemos gloriarnos en las


tribulaciones, porque la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba, y la prueba, esperanza. Dice también que
si lo llamamos en medio de la prueba, Él nos rescatará. Sin
embargo, a aquellos de corazón perverso Dios les dice: ¿Para
qué se molestan en recitar mis decretos, en hacer guerra es-
piritual y fingir que obedecen mi pacto; acaso no son ustedes
los mismos que rechazan mi disciplina y mis palabras las
tratan como si fueran basura? ¿No son ustedes los rebeldes
que no han querido circuncidar su corazón ni doblegar su
cerviz? Enfrentemos las pruebas con gozo; aun aquellas que
parecen no tener sentido, que no son justas, que no tienen
lógica, o que no entendemos su propósito. Dios quiere que
le obedezcamos; Él quiere transformar nuestro carácter y
fortalecer nuestro espíritu.
Decreta Conmigo:
¡Por encima de cualquier problema, adoraré al Dios de mi salvación!

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180
Día 173

Jesús sigue haciendo milagros hoy


Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo… aún se
llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las
enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.
—Hechos 19:11

Un milagro es la intervención sobrenatural y repentina de


Dios en el curso ordinario de nuestra vida. Lo que es imposi-
ble para el hombre es posible para Dios. Él es Todopoderoso,
y todo lo hace por amor.

S eñor, Tú me has enseñado que nada es imposible para el


que cree; en ese mismo espíritu declaro que Tú hoy desatas
milagros en medio de tu pueblo. Declaro que las almas vie-
nen a Cristo, y que la bendición llega a sus hogares. Declaro
milagros financieros para quienes están creyendo por ellos.
Oro que sobrenaturalmente las deudas son pagadas; que
aparece dinero en las cuentas bancarias y en las carteras de
hombres y mujeres. Oro que las hipotecas de las casas y las
deudas de carros son pagadas de manera inusual. Oro por
esa mujer que a diario cree por comida para sus hijos; oro
por las madres que derraman lágrimas para que sus hijos
vuelvan a la casa paterna; oro para que el esposo que aban-
donó su hogar vuelva arrepentido. Señor, Tú sigues haciendo
milagros, cuando oramos en el nombre de Jesús. Amén.
Decreta Conmigo:
¡Hoy es el día de mi milagro!

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181
Día 174

Saciados para vida eterna


Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino
que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para
vida eterna. —Juan 4:14

En Apocalipsis Jesús proclama: Yo soy el Alfa y la Omega, el


principio y el fin. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera,
tome del agua de la vida gratuitamente.

O h amado Padre celestial, te doy gracias por darnos el pri-


vilegio de tener Tu Santo Espíritu dentro de nosotros. Gracias
porque donde vive el Espíritu de Dios no puede convivir el
diablo, y las obras de la carne no pueden prevalecer. En este
día Señor, yo bebo de la fuente, tomo de ese río de agua viva
que trae frescura a mi alma, a mi entendimiento, a mis pen-
samientos, a mi sangre, a mis tuétanos y a mis huesos. Esa
es la mejor vitamina para mi alma. Necesitamos beber de tu
Espíritu, Señor. Tú eres mi hacedor, Tú eres el que creaste
cada hueso, cada tuétano, cada célula, cada glóbulo blanco
y rojo, cada molécula en mi cuerpo, fue puesta por Ti. ¡Tú
eres el que me hiciste! ¡Tú eres el Dios que me creaste! ¡Sólo
Tú tienes derecho de entrar a vivir en mí! Gracias porque
cuando bebo de tu fuente, mi alma se sacia para vida eterna.

Decreta Conmigo:
¡Bebo del agua del Espíritu, y sigo bebiendo continuamente!

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182
Día 175

Tengo llamado y propósito


Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados. —Efesios 4:1

El llamado de Dios es una invitación que Él nos hace para


vivir según Su voluntad. Todos tenemos un propósito, y
debemos conocerlo y responder a esa invitación. Cuando
Dios nos llama, debemos estar listos para decir: “Heme aquí,
Señor”.

G racias Señor por traerme a la tierra con propósito. Gra-


cias Señor por mi llamado. Gracias porque Tú tenías un pro-
pósito para mi vida desde antes de la fundación del mundo.
Desde antes de nacer me santificaste y me diste por profeta a
las naciones. Hoy llevo a la cruz mi viejo hombre; crucifico el
cuerpo de pecado, lo aniquilo y lo destruyo para que no sirva
más a los propósitos del diablo. Declaro que Tú cumplirás tu
propósito en mí. Declaro que quien comenzó en mí la buena
obra, la perfeccionará y la terminará. Declaro que fui creada
por Dios, que tengo un propósito y destino definidos, que he
sido apartada y santificada para cumplir el propósito para
el cual me llamaste, y que no partiré sin antes cumplir los
propósitos por los cuales me hiciste nacer en la tierra.

Decreta Conmigo:
¡El propósito de Dios se está cumpliendo en mi vida!

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183
Día 176

Huya por su vida


Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con
ella en su corazón. —Mateo 5:27-28

Los espíritus que llevan a la inmoralidad sexual son los más


frecuentes de encontrar a nuestro alrededor. Dondequiera
que voltee, siempre habrá algo que lo incite, lo seduzca, y
quiera gobernarlo discretamente. Mi consejo es, no pelee.
¡Huya!

S eñor, guárdanos de tener pensamientos de lascivia, seduc-


ción, encantamiento y coquetería. Líbranos Señor amado de
fornicar o caer en adulterio, porque estos actos esclavizan el
alma de las personas. A lo mejor decimos que no fornicamos
porque no lo hacemos físicamente, pero espiritualmente lo
estamos haciendo; y pecamos aun con la mirada. Señor, ayú-
danos a liberar nuestra imaginación de todo encantamiento
sexual y a huir de toda provocación. Guárdanos Señor de
caer bajo las garras de su influencia demoníaca que constan-
temente aparece expuesta en la televisión, las computadoras
y las redes sociales, incitándonos a la traición, fornicación,
adulterio y divorcio. ¡Haznos huir de toda tentación! Clama-
mos liberación, en el poderoso nombre de Jesús de Nazaret.

Decreta Conmigo:
¡No peleo con las tentaciones; de ellas huyo!

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184
Día 177

Quiero hacer Tu voluntad


Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; tu buen
espíritu me guíe a tierra de rectitud. —Salmo 143:10

Muchos decimos que queremos hacer la voluntad de Dios, y


nos quedamos en el intento. Es porque esa tarea está reser-
vada para los maduros en Cristo. Porque al final, como dice
el Salmo 135:6, Dios hace lo que le place.

Padre nuestro que estás en tu trono santo, en esta hora


me presento delante de ti para pedirte en el nombre de tu
amado Hijo, Jesús, que me enseñes tus caminos de rectitud y
justicia, que abras mi entendimiento espiritual para conocer
cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta para
mi vida y para los míos. Abre mis ojos y mis oídos Señor,
para conocer la revelación de tu Palabra, así mi boca podrá
proclamar tus poderosos hechos. Espíritu Santo, ayúdame
a llegar delante del trono de Dios Padre para adorar al Rey,
junto a los 24 ancianos que permanecen postrados en los
cielos, dándole toda honra, gloria y honor. Hoy, me uno a esa
adoración, declarando que Tú eres Santo, Santo, Santo. Tú
eres digno. Hoy los cielos y la tierra se unen para adorarte,
en espíritu y verdad. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, tu voluntad para mi vida es buena, agradable y perfecta!

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185
Día 178

Soy bautizada en aguas


Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
—Mateo 28:19

Bautizarse es ser sumergido completamente en aguas; es un


mandato que debe cumplir toda persona que conoce a Jesús
y lo acepta como Señor y Salvador. Es la evidencia externa
de convertirse en un discípulo de Cristo. Significa morir al
hombre viejo, ser sepultado y resucitar juntamente con Cris-
to como nueva criatura.

Padre, en el nombre de Jesús te doy gracias por el bautismo


en aguas. Gracias Señor porque hoy puedo declarar que al
salir de las aguas somos criaturas nuevas y tenemos un nue-
vo comienzo contigo. Hoy clamamos por la salvación de las
almas, para que todas vengan a un arrepentimiento genuino,
y acepten ser bautizadas, como una demostración externa de
que han tomado la decisión de convertirse en tus discípulos.
Tu Palabra dice Señor que “El que creyere y fuere bautizado,
será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Declara-
mos Señor que tu Reino avanza y se expande sobre la faz de
la tierra, que nuevas almas son ganadas para el propósito de
Dios, y que Tú traes salvación a la humanidad.

Decreta Conmigo:
¡Mi familia viene al arrepentimiento, recibe a Cristo y es bautizada!

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186
Día 179

Mi testimonio es un arma poderosa


Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la
palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la
muerte. —Apocalipsis 12:11

Hay tres propósitos fundamentales en el testimonio: darle


gloria a Dios, estimular y edificar la fe de otros, y vencer al
diablo. Testificar, desata el poder de Dios y lleva a otros a
confesar a Cristo.

S eñor en este día hacemos el compromiso de testificar de


todas las cosas que has hecho en nosotros. Señor te pedimos
perdón porque algunas veces hemos callado y nos hemos
avergonzado de dar un testimonio. Por eso muchas veces el
enemigo ha tomado ventaja en nuestras vidas, porque hemos
escondido las evidencias de tu gran poder. Pero hoy, Jesús,
hacemos el pacto de dar testimonio y vencer toda artimaña
del enemigo que quiera venir contra nosotros. Declaramos
que donde quiera que vayamos seremos agentes de cambio;
que aunque exista conflicto no seremos derrotados, porque
la sangre que derramaste en la cruz nos da la victoria. Somos
testigos de tu poder, y Tú venciste toda potestad de las tinie-
blas, y a nosotros nos hiciste más que vencedores en Cristo
Jesús. Gracias Señor por tan grande victoria. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Cuando testifico anulo el poder de las tinieblas!

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187
Día 180

Nunca me has dejado


El Señor irá delante de ti; Él estará contigo, no te dejará ni te
desamparará; no temas ni te acobardes. —Deuteronomio 31:8 (LBLA)

Dios nos confirma que nunca estamos solos, ni siquiera


cuando nos sentimos solos. Esta promesa es válida para todos
los que con sinceridad reciben a Cristo como su Señor y Sal-
vador. Él asegura que si lo amamos por sobre todas las cosas,
y dependemos de Él, nunca nos dejará ni nos desamparará.

S eñor, en tu nombre echo fuera el espíritu de miedo y


cobardía. Confío en tu Palabra y Tú me has prometido que
nunca me dejarás y nunca me desampararás; que siempre
estarás conmigo y me guardarás en todo tiempo. Señor, ha-
cer tu voluntad divina no siempre es fácil, pero tampoco es
imposible, porque nunca nos dejas solos. Siempre estás allí
con nosotros y para nosotros. Te amamos Padre. Perdónanos
cuando hemos dudado, creyendo que vivimos en medio de
la nada y que nadie acudirá en nuestro auxilio. Pero es pre-
cisamente en esos momentos donde Tú te revelas a nuestras
vidas como Padre protector, Dios fuerte y Varón de guerra.
Gracias Señor, porque en medio del desierto y en los valles
de sombra y de muerte Tú siempre estás conmigo.

Decreta Conmigo:
¡Dios nunca me ha dejado ni me ha abandonado!

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188
Día 181

El espíritu de verdad vive en mí


Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no
puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros. —Juan 14:16-17

El Espíritu Santo es una persona de poder. Él habita en nues-


tro corazón y debemos cuidar nuestra relación con Él, ya que
es muy sensible y delicado. Debemos estar atentos a Su voz y
permitir que nos corrija y nos moldee.

A mado Espíritu de Dios, te damos gracias por este día de


poder, amor y misericordia. Gracias porque sabemos que
eres real, y aunque muchas veces no te sintamos ni te vea-
mos, eres más real de lo que imaginamos. Amado Señor Je-
sús, quiero darte las gracias porque aunque Tú estás sentado
a la diestra del Padre, no nos has dejado solos, pues tenemos
con nosotros al precioso Espíritu Santo. Él es nuestro amigo,
nuestro consolador y ayudador. Él nos habla lo que oye al
Padre. Gracias Espíritu Santo por tu presencia en nuestra
vida. Reconocemos que te necesitamos todos los días, a cada
hora y minuto. Necesitamos tus consejos, tu guía, y hasta
tu corrección. Gracias precioso Espíritu Santo, te ofrecemos
nuestro cuerpo para que habites en él. Gracias Señor. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Espíritu Santo, guíame hoy en todos mis caminos!

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189
Día 182

Veo la Gloria de Dios


Los cielos anunciaron su justicia, y todos los pueblos vieron su gloria.
—Salmos 97:6

La palabra hebrea para “gloria” es kabod, que significa: peso,


esplendor, abundancia, honra, fama, reputación, reconoci-
miento, respeto, santidad y grandeza. Cuando vivimos en
la gloria de Dios, habitamos en Su presencia, recibimos Su
amor, conocemos Su voluntad y experimentamos Su poder.

E ste es el día para darle gloria a Dios. ¡Me alegro y me


gozo en tu presencia, Señor! Así como tu gloria cubre los
cielos y la tierra; así también cubre mi vida y la de mi familia.
Declaro que hoy es un día lleno de tu amor, tu poder, gloria,
majestad y victoria, porque Tú le das respuesta al necesitado,
liberas al oprimido, y atiendes a quien te busca desesperada-
mente. Hoy proclamo tu nombre dando voces de júbilo, y mi
vecindario se llena de tu presencia, porque en este día veré tu
gloria manifestada. Señor, usa mi vida para revelar tu gloria
al mundo. En este día reclamo cada una de tus promesas, y
declaro que mis ojos estarán atentos para ver tu gloria, y mis
oídos serán abiertos para oír tus promesas. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, hoy todo el que te busca verá Tu gloria!

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190
Día 183

Dios continúa sanando


Tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
—Marcos 16:18

Dios no tiene una fórmula para hacer milagros. Nos puede


sanar por imposición de manos, con Su palabra, con objetos
ungidos, con los dones del Espíritu Santo, en medio de la
alabanza o la adoración, tomando la Santa Cena, por la fe
y la oración de otros… Dios quiere, puede y está listo para
sanarte hoy. ¡Créelo!

D ice el profeta Isaías que por las llagas de Cristo hemos


sido curados. ¡Dios está listo para hacer un milagro de sani-
dad en tu vida hoy! No sé qué fue lo que te diagnosticaron
los médicos, tampoco sé en qué parte del mundo estás, pero
hoy declaro lo que Dios ya habló para tu vida. ¡Sé sano! ¡Sé
sana! Aprópiate de esa Palabra, y comienza a creer conmigo
que Dios te está tocando y está sanando tu cuerpo. Cree que
donde otros declararon muerte, Dios añade vida. ¡Sé libre de
toda enfermedad; sé sano, en el nombre de Jesús el Hijo de
Dios! Mientras lees y declaras estas palabras, el Señor está
haciendo milagros extraordinarios. Milagros creativos están
ocurriendo en este momento. ¡Ten fe, Jesús te ha sanado!

Decreta Conmigo:
¡Hoy recibo mi milagro de sanidad, en el nombre de Jesús!

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191
Día 184

Gracias por los profetas y las profecías


 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,
exhortación y consolación. —1 Corintios 14:3

La profecía es uno de los nueve dones del Espíritu Santo. Es


un don dado al creyente para hablar una palabra inspirada
por Dios y declarar la verdad con osadía a fin de exhortar,
consolar y edificar al cuerpo de Cristo.

Te damos gracias Señor por tus profetas. Gracias porque


ellos hablan tu voluntad y tu propósito. Poderoso Señor,
guárdanos de prestar nuestros oídos a los falsos profetas que
tuercen la verdad para sacar dinero a la gente que no discier-
ne. Oramos para que se levanten atalayas; que se levante el
profeta fortalecido en el poder de la fuerza del amor; profetas
que proclamen la verdad. Señor, arranca de nosotros todo lo
que vino a torcer la verdad; saca el espíritu de religiosidad de
nuestras vidas y ayúdanos a levantarnos para romper forta-
lezas mentales y quebrantar muros de limitación. Levanta-
mos el espíritu de profecía que declara al pueblo lo que Dios
está diciendo en el ahora. Bienaventurado el que guarda las
palabras proféticas escritas en este libro, porque el tiempo
está cerca.

Decreta Conmigo:
¡Toda buena profecía se cumplirá en mis hijos!

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192
Día 185

Hoy pienso como Dios piensa


Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad. —Filipenses 4:8

Dice Jesús que “de la abundancia del corazón habla la boca”.


Esto quiere decir que cada vez que hablamos mostramos lo
que verdaderamente somos. Si lo que hablamos es bueno, es
porque el corazón está lleno de bondad.

S eñor, en esta hora me enfoco en la Palabra de Dios, y lleno


mi mente de todo aquello que es verdadero, honesto, justo,
puro, amable y de buen nombre. Me mantengo enfocada en
la victoria. Uso la medida de fe que me has dado y comienzo
a estirarla hasta que aumente cada día más. Le ordeno a mi
mente que cambie su manera de pensar, y crea las promesas
de Dios contenidas en tu Palabra. Cambio mis pensamientos
de derrota por pensamientos de victoria. Señor, Tú quieres
que lleguemos a ser hombres y mujeres de fe, con virtudes
y riqueza espiritual, intelectual y material. Tú anhelas que
nuestros pensamientos sean agradables, que bendigan a
otros, y sirvan para edificar tu Reino en la tierra. Hoy alineo
mi mente a la mente perfecta de Cristo y declaro que hoy
pienso como Tú piensas. ¡Te amo mi Señor!
Decreta Conmigo:
¡Tengo la mene de Cristo y pienso como Él piensa!

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193
Día 186

El Señor tiene misericordia


Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en
misericordia. Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias
sobre todas sus obras. —Salmos 145:8-9

A veces, cuando alguien nos ofende, clamamos a Dios por


justicia; pero si Dios nos hiciera justicia seríamos cortados
de la tierra. Mejor clamemos por Su misericordia, que es
infinita y nueva cada mañana. Seamos misericordiosos con
el prójimo, como Dios lo sigue siendo con nosotros.

Por la mañana, hazme ver Señor tu misericordia, porque


en ti he confiado; hazme conocer el camino por el que debo
caminar, porque quiero hacer tu voluntad. No hay Dios
como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra. Eres Tú
mi Dios, quien guarda el pacto y la misericordia a tus sier-
vos, a los que andan delante de ti con un corazón contrito
y humillado. Hoy alabamos Señor tu poder y tu misericor-
dia, porque has sido nuestro amparo y refugio en el día de
la angustia. Llego ante tu trono reconociendo que Tú eres
quien hace justicia al oprimido y sanas el corazón herido.
¡Misericordia Señor Jesús Hijo de David!, ten misericordia
de nosotros, de nuestros hijos y de nuestras familias. Cada
día necesitamos tu misericordia Señor.

Decreta Conmigo:
¡Dios hace resplandecer Su rostro sobre mí, y tiene de mí misericordia!

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194
Día 187

La fe del grano de mostaza


…De cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza,
diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será
imposible. —Mateo 17:20

Fe es la confianza absoluta y la creencia incuestionable en lo


que Dios ha dicho en Su Palabra. Cada uno de nosotros tiene
una medida de fe. Para que ésta se desarrolle debemos oír,
meditar y vivir continuamente la Palabra de Dios.

A umenta Señor nuestra fe para creer que multitudes vie-


nen a ti. Hoy llamamos a las almas y declaramos que vienen
del norte, sur, este y oeste, porque reconocen que sólo en ti
hay salvación. Creemos por finanzas sobrenaturales para
tu iglesia, para que el evangelio sea anunciado. Por la fe en-
tramos, poseemos y reposeemos nuestras casas y nuestros
carros. Nuestra fe no será quebrantada, mucho menos aver-
gonzada, porque tu oído está atento al clamor de tus hijos.
Uno mi fe a la fe de mis hermanos, para creer por cosas ma-
yores. Espíritu de Dios, entro a la eternidad, y por fe tomo
el pan de liberación que como hija tuya me pertenece. Hoy
clamo para que nuestra fe no desmaye, y sigamos creyendo
en tus promesas, porque la respuesta vendrá pronto. Lo creo
en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Pido con fe, sin dudar, y todo me será concedido!

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195
Día 188

Tengo poder para atar y desatar


Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la
tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será
desatado en los cielos. —Mateo 16:19

Jesús nos ha dado poder para destruir las obras de Satanás


y cambiar nuestra crisis en bendición, siempre que vayamos
en Su nombre. La oración intercesora es el medio por el cual
cerramos o abrimos, prohibimos o permitimos, atamos al
diablo y desatamos a quienes están esclavizados por él.

S eñor Jesús Tú nos diste potestad de hollar serpientes y


escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, diciendo que
nada nos dañará. También nos diste las llaves del reino de los
cielos con el encargo de que todo lo que atemos en la tierra
será atado en los cielos, y todo lo que desatemos en la tierra
será desatado en los cielos. Con ese poder y autoridad corto
el cordón umbilical que me ata a las maldiciones de enfer-
medad, escasez, pobreza y muerte. Rompo todo lo que me
encadenaba a la maldad. Tú moriste para que tuviéramos
vida en abundancia; llevaste nuestras enfermedades, nues-
tras miserias y el pecado de la humanidad para que todos
seamos salvos y libres. Mis hijos y yo somos libres, en el
nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Se rompieron las cadenas de maldición, ahora soy libre!

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196
Día 189

Crucificando las pasiones


Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa,
con sus pasiones y deseos. —Gálatas 5:24

Los cristianos pertenecen a Cristo y han sido crucificados


con Él, llevando sus bajas pasiones y sus deseos carnales.
A esta crucifixión le sigue una vida de resurrección por el
Espíritu Santo.

E n el nombre poderoso de Jesús, hoy maldigo todo espíritu


de fornicación, adulterio y pornografía. Declaro que el fue-
go de Dios consume toda pudrición en el cuerpo de Cristo.
Ordeno que caiga ahora fuego santo que queme toda atadura
en el área sexual. Ahora mismo Señor, con tu brazo de poder
arranca de sus vientres la lascivia, lujuria y bajas pasiones,
que los arrastran hacia el pecado. Yo decreto que sus ojos
espirituales se abren para ver las artimañas del espíritu de
Jezabel que los quiere seducir y hechizar. Declaro que todo
lazo de perversión que ese espíritu ha lanzado contra un hijo
e hija de Dios, se pudre por el poder de la sangre de Cristo.
Declaro en tu nombre Señor, que la salud sexual en cada uno
de tus hijos se restaura. Pon en ellos temor santo para que
crucifiquen sus pasiones carnales.

Decreta Conmigo:
¡Muero a las bajas pasiones y resucito a una nueva vida en Cristo!

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197
Día 190

No tengo miedo, confío en Dios


En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el
temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no
ha sido perfeccionado en el amor. —1 Juan 4:18

El miedo es el enemigo más peligroso del hombre, y el arma


más efectiva del enemigo para mantener a la humanidad
oprimida. El miedo paraliza y esclaviza nuestras emociones,
voluntad y mente. Los dominados por el miedo no avanzan,
porque permanecen atados al pasado.

A mado Padre celestial, en este día, ato y reprendo el espí-


ritu de miedo, y todo pensamiento de terror, pánico y espan-
to lo llevo cautivo a la obediencia a Cristo. En el nombre de
Jesús, renuncio al espíritu de miedo, que proviene del mismo
infierno. Le ordeno ahora mismo que salga de mi vida. ¡No
tiene poder alguno sobre mí! Por el poder de la sangre de
Cristo me declaro libre del miedo que me paraliza. Señor:
Tú no me has dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor
y dominio propio y has dicho: “No temas, porque yo estoy
contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de
mi justicia”. Hermanos no entretengan malos pensamien-
tos. ¡Repréndanlos y sean libres, ahora!

Decreta Conmigo:
¡No tengo miedo, delante de mí va Dios, y Él pelea por mí!

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198
Día 191

Comienzo a ensanchar mi tienda


Ensancha el sitio de tu tienda… no seas escasa; alarga tus cuerdas, y
refuerza tus estacas. —Isaías 54:2

Dios está trayendo a nuestro corazón un deseo de cambio;


una visión del cielo para ensanchar nuestra vida personal,
ministerio y trabajo. Él quiere que rompamos paradigmas
de conformismo, miedo, limitaciones, tradiciones e ignoran-
cia, y que volvamos a soñar con cosas grandes. Recuerda:
nuestra tienda no se ensanchará si primero no ensanchamos
nuestra mente.

D ice el Señor: Levántate oh estéril, porque tu descenden-


cia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas. No
importa lo que hayan declarado sobre ti, hoy el Señor arran-
ca el espíritu de esterilidad. Si alguien en autoridad declaró
que tú nunca darías fruto, que te quedarías solo o sola, que
nunca progresarías en la vida; hoy el Espíritu de Dios te dice:
¡Levántate oh estéril y ensancha el sitio de tu tienda! Tu ne-
gocio crecerá y tendrás que expandirte. Tus hijos heredarán
bendición tal que necesitarán una casa, oficina y almacén
más grandes. Comprarás tierras y prestarás, nunca pedirás
prestado. ¡Tu descendencia heredará naciones!

Decreta Conmigo:
¡Dios habló, y Su bendición traerá sobreabundancia!

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199
Día 192

Saliendo de la adversidad
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la
diestra de mi justicia. —Isaías 41:10

Los hijos de Dios no estamos exentos de la adversidad. Sin


embargo, sabemos a quién recurrir y de dónde sacar fuerzas
y sabiduría para superar las crisis. Es clave: no desmayar, ir
al lugar secreto para oír la voz de Dios, buscar el consejo de
alguien con verdadera sabiduría, y nunca compartir nues-
tros problemas con quien no puede darnos una solución de
parte de Dios.

A mado Padre celestial, te pido perdón por mis momentos


de debilidad y flaqueza. Mi confianza está puesta en ti. Llena
mi vida y fortaléceme en el poder de tu fuerza intercesora.
En las adversidades, no te apartes de mí, ni quites de mí tu
Santo Espíritu. Tú eres Dios en los cielos, y tu dominio se
extiende sobre todos los reinos de la tierra. Tu mano es tan
poderosa que no hay quien te resista. Señor Jesús, dame de
tu Espíritu para interceder como Tú intercedes ante el Padre.
Espíritu Santo, sopla el poder de Dios sobre mí, y minístra-
me con tu soplo de vida. No temeré, ni desmayaré, porque
Tú estás conmigo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Si Dios está conmigo, no temeré mal alguno!

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200
Día 193

El dedo de Dios en la creación


Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza… Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. —Génesis 1:26-27

El dedo de Dios es el Espíritu Santo. Sólo teniendo una


relación con Dios podemos entender el sentido de la vida;
entonces sabremos para qué nos fue dado un cuerpo, una
voluntad, y un espíritu que nos conecta con el Padre.

E spíritu Santo de Dios: Tú estuviste presente en la crea-


ción y conoces cada área de mi vida. Te pido que me ayu-
des a quitarle todo derecho legal que le fue dado a Satanás
sobre mi vida. En Tu nombre, cierro toda puerta que mis
antepasados le abrieron al diablo. Por el dedo de Dios, ato
el espíritu de incredulidad, y declaro que el espíritu de fe lo
echa fuera. Libera Señor mi mente. Donde están mis memo-
rias, ¡penetra Señor! Hasta lo más profundo de mi alma y en
mis emociones, ¡penetra Señor! Libérame de toda opresión y
de toda maldición que esté operando en mí. Espíritu Santo,
libera toda memoria de enfermedad crónica, alergias, enfer-
medades hereditarias, toda maldición de pobreza, muerte
prematura y accidentes. Hoy me declaro libre de increduli-
dad, por la fe en la Palabra de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Por el dedo de Dios soy libre de incredulidad!

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201
Día 194

Hombres y mujeres santos


Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová
ha nacido sobre ti. —Isaías 60:1

La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres que


supieron escuchar la voz de Dios y guiar a Su pueblo. Todos
estamos llamados a cumplir una misión en el cuerpo de
Cristo.

S eñor te damos gracias porque estás sacando a la humani-


dad de la pasividad donde habíamos caído. Hoy, por el poder
de la sangre de Cristo, declaramos que todos los hombres
y mujeres de Dios salen del anonimato y ocupan el lugar
que les corresponde. Hoy se levanta un sacerdocio santo,
que sabe administrar riquezas y administrar verdades. Se
levantan también mujeres virtuosas que saben rodear a sus
esposos y edificar su casa. Declaramos que en la iglesia de
Cristo hay mujeres como Débora y Jael, pero también hay
hombres con la fe y el carácter de Abraham, Elías, Moisés y
David. Hoy, en tu nombre, Señor, destronamos todo espíri-
tu de competencia y declaramos que el cuerpo de Cristo es
uno solo. Que cada quien tiene una función que cumplir. Tú
levantas, Señor, hombres y mujeres que resplandecen con tu
luz, y son ejemplo para todos.
Decreta Conmigo:
¡Todos somos el cuerpo de Cristo y cada quien cumple una función!

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202
Día 195

Hablo palabras de bendición


Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
—Hebreos 11:3

Si queremos vivir en victoria, debemos cambiar nuestra ma-


nera de hablar, porque la fe se desata por los dichos de nuestra
boca; cuando la fe es desatada, Dios actúa. Nuestras palabras
tienen poder creativo, y con ellas podemos crear cosas buenas
que traigan bendición, o cosas malas que acarreen maldición.

S eñor, tu Palabra me enseña que el corazón es el centro de


mi verdadero yo, y que tanto el corazón como la boca están
sincronizados, razón por la cual nada de lo que digo es ca-
sualidad. En este día te pedimos que pases carbón encendido
por nuestros labios, para que lo que hablemos salga sazona-
do con tu Palabra. No podemos hablar de nuestro prójimo
lo que Tú no has dicho: ¡tu palabra siempre bendice! Hoy
anulo toda maldición lanzada contra nosotros, aun cuando
éramos pequeños y no entendíamos, pero que nuestro espí-
ritu recibió y el diablo aprovechó para empezar a azotarnos
con rechazo, culpa y maldición. Señor, libera nuestro cora-
zón y transforma nuestra mente para que digamos siempre
la verdad.
Decreta Conmigo:
¡De mi boca solo salen palabras de bendición!

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203
Día 196

Busco la paz y la sigo


El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de
las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno. —
Hebreos 13:20 (NVI)

Dios quiere bendecir a su pueblo, pero necesitamos estar en


paz. En el sentido bíblico la paz es mucho más que la ausen-
cia de hostilidad o de problemas. Paz es la palabra hebrea
“Shalom” que sugiere una relación próspera, armoniosa e
íntegra entre dos o más personas. Jesús vino a la tierra a traer
paz; sin paz no podemos tener una vida victoriosa.

Te doy gracias Padre, porque el mismo Espíritu que levantó


a Cristo de entre los muertos, es el que hoy me levanta y me
liberta. Te doy gracias Espíritu Santo por liberarme de todo
pacto del pasado, porque hoy la sangre del nuevo pacto habla
por mí. Gracias Señor por el pacto eterno de vida y libertad,
que me lleva a adorarte. Me apropio de las bendiciones que
tienes reservadas para tu pueblo. Tomo tus promesas y deci-
do seguirte. Abandono la comodidad que hay en la casa de
esclavitud e idolatría donde viví hasta hoy, y voy en pos del
único Dios verdadero, del creador de los cielos y la tierra. ¡Te
amo Señor del nuevo pacto!

Decreta Conmigo:
¡Dios me da Su misericordia, paz y amor, multiplicados!

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204
Día 197

La adoración libera
Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren. —Juan 4:23-25

El Espíritu Santo me ha enseñado que cada vez que adoro a


Dios y me pierdo en su íntima presencia, el diablo sale hu-
yendo. El enemigo no resiste que le demos adoración a Dios.
Esa era la función que antes él cumplía, pero ya se quedó sin
trabajo.

R econozco Señor que no hay mejor guerra espiritual que


aquella que se hace en medio de la adoración, porque cuando
te adoramos en espíritu y verdad, el diablo tiene que salir
huyendo. No resiste que te adoremos. Por eso, oh amado
Dios, estoy aquí ante tu altar santo y ante tu trono de justicia
y misericordia, para reconocer que no hay Dios más grande
que Tú, ni en los cielos ni en la tierra ni debajo de la tierra.
Tú haces justicia al oprimido y sanas el corazón herido. Tú
como buen pastor, pones óleo santo y vendas toda herida de
tu pueblo. Declaro que la depresión que ataca al mundo no
me puede tocar. Pon en cada uno de tus hijos un corazón
nuevo, sano y fortalecido en el poder de tu fuerza. ¡Señor,
contigo siempre estamos listos para la batalla!

Decreta Conmigo:
¡Huye Satanás porque estoy adorando a Dios!

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205
Día 198

Creados a imagen de Dios


Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó. —Génesis 1:27

Dice la Escritura que Dios nos creó hombre y mujer, a Su


imagen y semejanza. Así que no debemos distorsionar la
Palabra. Recuerda, Dios odia el pecado, pero ama al pecador
que se arrepiente.

Padre en tu nombre, arranco de la mente de cada hombre


y mujer, toda confusión que tenga acerca de su sexualidad.
Arranco de sus vidas todo espíritu inmundo de lesbianismo
y homosexualismo. Toda mentira con la que el diablo ha pe-
netrado sus mentes, es ahora mismo sacada de raíz. Dice tu
Palabra Señor, que Tú los creaste hombre y mujer, conforme
a tu imagen y semejanza, es decir que no hay un tercer sexo;
por tanto, toda puerta por donde entraron esos demonios in-
mundos de homosexualismo y lesbianismo, ahora mismo es
cerrada y sellada con la sangre de Jesucristo, el hijo de Dios.
Declaro que todo cuerpo de hombre y mujer vuelve a su
forma original, tal como fueron creados por el diseñador de
nuestras vidas. Cuerpos, les ordeno que vuelvan a su diseño
original de hombre y mujer, ¡ahora! ¡En el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡No hay confusión, varón y hembra los creó Dios!

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206
Día 199

Dios provee en abundancia


Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te
convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.
—Deuteronomio 23:5

A veces, quisiéramos que las bendiciones nos llovieran. La


pregunta es: ¿Damos para honrar a Dios o para recibir algo
a cambio? Dios debe ser nuestra prioridad en la vida, si lo
honramos a Él primero, Él nos proveerá en abundancia.

Padre, en el nombre de Jesús, echamos fuera al devorador


de nuestras finanzas. Atamos, reprendemos y sacamos de
nuestra vida todo espíritu de pobreza y escasez, toda mal-
dición generacional de rechazo al dinero; todo espíritu de
orgullo que nos impide recibir las bendiciones que Tú nos
envías; toda maldición lanzada contra nosotros que ha for-
mado un muro que no nos deja acercarnos a las bendiciones.
Vamos contra el espíritu del rey de Persia que se interpone
para detener y retrasar nuestra prosperidad. ¡Jehová te re-
prende ladrón! Por la fe entramos y poseemos nuestras ca-
sas, carros y familias. Derribamos murallas y destruimos las
trampas de cazador puestas para robarnos lo que Dios nos
ha dado. Hoy las ventanas de los cielos se abren y recibimos
las bendiciones de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Lo que Dios me ha dado, nadie me lo puede robar!

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207
Día 200

Los libertinos no heredan


…Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías… los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
—Gálatas 5:20-21

Aunque algunas de estas prácticas pudieran ser comunes


para algunos, para Dios, hacer esto como un estilo de vida,
es suficiente para no heredar el Reino. Así, los libertinos se
quedan fuera por las obras de la carne.

S eñor, en este día renuncio a todo espíritu de celo enfermi-


zo y diabólico que genera contienda, violencia, y la ira de Tu
pueblo. Todo espíritu de sospecha ¡se va! Toda perturbación
de la mente y del alma, en el nombre de Jesús, ¡se va! Declaro
que soy libre de ambiciones egoístas. Todo aquello que quie-
ra desafiar la verdad de Cristo, hoy mismo se va de mi vida.
Con la autoridad que me ha sido dada, ato esos espíritus, los
envío a lugares desérticos, y los declaro ilegales en mi vida.
No pueden volver a entrar, porque la sangre del Cordero está
en los dinteles de mi casa. Mis hijos y mi familia están en las
manos del Señor. Amado Padre celestial, yo recibo a cambio
los frutos de Tu presencia, que son los frutos de Tu Santo Es-
píritu: gozo, paz, amor, paciencia y todo lo que venga de Ti.

Decreta Conmigo:
¡La salvación no es por obras, es por la gracia de Dios!

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208
Día 201

Del fracaso a la victoria


Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la
cabeza… y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
—1 Samuel 17:46

Para ser triunfadores, sólo necesitamos tener una actitud co-


rrecta ante las circunstancias que nos plantea la vida. Aun-
que fracasemos en algo, debemos sacarle provecho a cada
situación y aprender de ella. Nada es en vano. Todo sucede
para que aprendamos a ser mejores cada día.

H oy el Señor ha entregado en mis manos a mis enemigos.


Yo los perseguiré hasta su guarida, los derrotaré y arrebataré
lo que me han robado; aún les quitaré lo que le han robado al
pueblo de Dios. Rescataré a mi familia que permanece cauti-
va en su territorio. Echaré mano del perdido y lo sacaré de las
cuevas del infierno. Mis manos son las manos de Jesús que
sanan a los enfermos, que echan fuera demonios y arrancan
de raíz toda maldición. Usa mis manos Señor, porque han
sido adiestradas para la batalla y mis dedos para la guerra.
Arrebataré mis bendiciones, mi salud, mi matrimonio, mis
hijos. ¡Los trucos de Satanás no funcionan conmigo! Mis
manos no recibirán sobornos ni se contaminarán con cosas
inmundas. ¡Dios me da la victoria!

Decreta Conmigo:
¡Soy más que vencedor en Cristo Jesús!

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209
Día 202

Cavemos hasta encontrar agua


En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová,
no desamparaste a los que te buscaron. —Salmos 9:10

La mayoría de los hijos de Dios tenemos problemas de per-


severancia. Aunque conocemos las promesas contenidas
en la Palabra, tendemos a rendirnos fácilmente ante las di-
ficultades. Dios quiere premiar nuestra perseverancia para
alcanzar las bendiciones, porque sin ella nada obtendremos.

Padre celestial, te doy gracias porque Tú nunca te has


rendido, ni me has abandonado, aun cuando he sido débil.
Por el contrario, has permanecido fiel a tus promesas y a tu
Palabra. Has sido fiel en las circunstancias más difíciles que
he enfrentado en la vida, aunque quizá en esos momentos
yo haya flaqueado y hasta haya dudado de Ti. Sin embargo,
Tú nunca me has fallado. Señor, decido de ahora en adelante
confiar más en Ti, frente a toda circunstancia o adversidad
que se presente, porque sé que Tú no desamparas a quienes
te buscan y claman a tu nombre con un corazón sincero. Te
doy gracias Señor, porque puedo decir que hasta aquí Tú has
estado conmigo. No me has dejado ni me has abandonado.
Te amo mi Dios.

Decreta Conmigo:
¡Hoy decido perseverar hasta que Cristo venga!

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210
Día 203

Arranca el corazón de piedra


Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo
de incredulidad para apartarse del Dios vivo. —Hebreos 3:12

El endurecimiento del corazón es la fuente de todos los


demás pecados. Cuando la Biblia habla acerca del corazón
malo, está refiriéndose a un corazón que se ha vuelto de
piedra, de tanto hacer lo malo. La incredulidad no solo es el
pecado que irrita a Dios sino que también lo entristece.

Padre celestial, arranca de mí el corazón malo, o corazón de


piedra, y pon en mí un corazón de carne, que sea conforme
al tuyo. En el nombre poderoso de Jesús, yo ato y reprendo
todo espíritu de incredulidad que ha llegado a mi vida. La
incredulidad es el espíritu de este siglo que ha cegado los ojos
de nuestro entendimiento, y con la autoridad que el Señor
me ha dado, decreto y establezco que ¡la incredulidad se va
ahora mismo! Desbarato ahora mismo las maquinaciones y
estrategias del espíritu diabólico de incredulidad, que se pro-
pagan a través de la televisión, Internet, redes sociales y otros
medios de comunicación. Señor, libérame del corazón malo
y del espíritu de incredulidad. Y dame la fe del Hijo de Dios.

Decreta Conmigo:
¡No más corazón de piedra! ¡Mi corazón va tras Tu corazón!

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211
Día 204

Dios siempre ha sido fiel


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la
diestra de mi justicia. —Isaías 41:10

Hablar de fidelidad es algo que inquieta al ser humano,


porque conlleva dar amor, respeto, y vivir en compromiso
y lealtad. Los Salmos testifican que Dios siempre ha sido fiel
con su pueblo. Aunque nuestros ojos no lo vean, Él siempre
está con nosotros. Aunque seamos infieles, Él permanece fiel.

A mado Señor, estamos agradecidos porque Tú eres un


Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia a los que te
aman y cumplen tus mandamientos, hasta mil generacio-
nes. Tú prometiste estar con nosotros en todo momento,
y siempre estás ahí, dándonos fuerza, valor y aumentando
nuestra fe. Perdónanos por las veces que nos hemos sentido
solos y abandonados, y que permitimos que los problemas
nos agobiaran. Hoy nos apropiamos de tus promesas y nos
agarramos de tu mano poderosa. Tú nos sostienes con la
diestra de tu justicia, de poder y misericordia. Declaramos
que Tú eres nuestro Dios, nuestro refugio y nuestra fortale-
za. Aunque no te veamos, nunca estamos solos, porque Tú
estás con nosotros como poderoso gigante.

Decreta Conmigo:
¡Aunque yo falle, Dios sigue siendo fiel conmigo!

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212
Día 205

Aunque esté muerto viviré


Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no
morirá eternamente. ¿Crees esto? —Juan.11:25-26

La Palabra de Dios nos enseña a creer en la resurrección de


los salvos y de los perdidos. Los salvos resucitarán para la
vida eterna cuando venga Jesucristo. Los perdidos también
resucitarán, pero será para eterna condenación.

A mado Jesús, te damos gracias por la vida abundante que


nos has dado por medio de tu sacrificio en la cruz y de tu
resurrección de entre los muertos. Te pedimos perdón Se-
ñor por todo pecado oculto en nuestra alma, que nos lleva
a temer a la muerte. Nos arrepentimos por todo pecado que
le dio acceso a Satanás para entrar a nuestra vida, y parali-
zarnos, y no creer en tu resurrección. Hoy, con la autoridad
que nos has dado, vamos contra todo espíritu de muerte, y
espíritu de temor a la muerte. Les ordenamos que salgan
ahora mismo de nuestra mente, de nuestro espíritu, de nues-
tro consciente y nuestro subconsciente. ¡Se van! Me sumerjo
en el poder de tu sangre, Señor Jesús. Declaro que no tengo
miedo a la muerte, porque sé que no moriré, sino que viviré
eternamente con Cristo.

Decreta Conmigo:
¡Junto con Cristo resucitaré para vida eterna!

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213
Día 206

La honra trae honra


…Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante
de mí perpetuamente; más ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal
haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me tuvieren
en poco, serán viles. —1 Samuel 2:30

Una de las cosas que mueve la mano de Dios es la honra.


Honrar es demostrar el alto aprecio que tenemos hacia al-
guien debido a sus virtudes y méritos.

S eñor Jesús enséñanos a honrar y reconocer el valor de la


honra. Enséñanos a respetar y a tener buena opinión de las
cualidades morales y la dignidad de las personas. Enséñanos
a honrar a las personas que tienen privilegios por causa de
su unción o rango. Enséñanos a expresar reconocimiento y
respeto. Tu Palabra dice Señor que, sólo quien procede con
justicia y habla con rectitud, quien rechaza las ganancias de la
extorsión y sacude sus manos para no aceptar soborno, quien
no presta oído a las conjuras de asesinato y cierra los ojos
para no contemplar el mal, ése morará en las alturas, tendrá
como refugio una fortaleza de rocas, se le proveerá de pan, y
no le faltará el agua; es decir que ellos serán honrados. Señor
enséñanos a no familiarizarnos con nuestro Pastor ni con la
Palabra de Dios, porque la familiaridad engendra la deshonra.

Decreta Conmigo:
¡Si quiero ser honrado por Dios, primero tengo que honrarlo a Él!

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214
Día 207

Él lo prometió y lo hará
Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se
arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
—Números 23:19

Los hombres a menudo cambian de opinión, y rompen sus


promesas. Por el contrario, Dios nunca cambia su manera
de pensar; jamás nos falla, engaña ni decepciona. Dios tam-
poco se arrepiente; Él no incumple Sus promesas, y aunque
seamos infieles, Él sigue siendo fiel.

A mado Dios, hoy venimos ante tu presencia, primero


para pedirte perdón por toda falta de fe en tu Palabra, y
por dudar de tus promesas y ponerte al nivel de los seres
humanos. Tú no eres como nosotros que fallamos. Tú eres
el creador del universo, el dueño del mundo y de nuestra
vida, eres el mismo ayer, hoy y por los siglos. Tú no cambias,
eres inmutable, y lo que prometiste ayer lo cumples hoy. Tu
Palabra sigue teniendo vigencia para la iglesia de hoy, para
las generaciones de hoy y por venir. Si Tú lo dijiste, ¡Tú lo
harás! Si lo proclamaste, ¡Tú lo ejecutarás! Los dichos de tu
boca son todos verdaderos. Dice tu Palabra, “Sea Dios veraz
y todo hombre mentiroso”. Espero en tus promesas Señor, y
en los dichos de tu boca.

Decreta Conmigo:
¡La bendición de Dios me persigue, me alcanza y me sobrepasa!

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215
Día 208

Victoria sobre el desierto


Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu
Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte,
para saber lo que había en tu corazón… —Deuteronomio 8:2

Muchas veces no logramos imaginar lo que se aprende al


pasar por un desierto, y menospreciamos lo que Dios puede
hacer en ese proceso. Atravesar un desierto no es fácil, pero
trae cambios eternos. La prueba del desierto consolida nues-
tra identidad de hijos.

S eñor, te pedimos perdón por no valorar los desiertos que


hemos pasado sino hasta que Tú nos das la victoria. Gra-
cias Padre, porque como sacaste a Israel de la esclavitud de
Egipto, también nos rescatas de ese mundo de esclavitud en
el que estábamos, muertos en delitos y pecados, y nos llevas
a la tierra prometida donde fluye leche y miel. Perdónanos
por huir de las pruebas, y en nuestra terquedad tener que
dar muchas vueltas antes de llegar a nuestra bendición. En
ese proceso has probado más de una vez nuestro corazón
y nuestra fe. Señor, que no pasemos 40 años dando vueltas
en el desierto, quejándonos y murmurando. Que nuestro
corazón reciba la enseñanza con humildad, que cada prueba
nos acerque más a ti, y nos ayude a crecer como hijos tuyos.

Decreta Conmigo:
¡Dios está abriendo caminos en el desierto, y me lleva a la victoria!

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216
Día 209

Un solo Dios y un solo mediador


Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre. —1 Timoteo 2:5

Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres. Cuando


vivíamos esclavos del pecado, la sentencia que nos dieron
fue: ¡Culpables! Pero Jesús dijo: “Yo soy su fiador”, y nos libró
de la condenación eterna que merecíamos. Él pagó con Su
sangre, y nos dio la salvación que no merecíamos.

J esús, Tú eres mi Señor y Salvador. Gracias Padre, porque


si no hubieses enviado a la tierra a tu Hijo, a tomar forma de
siervo y hacerse semejante a los hombres, hoy no gozaría-
mos de vida en abundancia. Gracias Jesús, porque dejaste tu
divinidad y padeciste como un vil pecador, y todo lo hiciste
por amor. Gracias porque a través de Ti recibimos la pater-
nidad de Dios. Gracias porque Tú eres el único camino, la
verdad y la vida. Gracias porque fuiste, eres y serás el Corde-
ro inmolado. Gracias porque un día, como dice tu Palabra,
te presentarás delante del Padre con el fruto de tu aflicción.
Yo declaro que entre ese fruto estamos yo, mi familia y mis
hijos. Gracias Señor Jesús por darnos salvación y vida eterna.
Amén.

Decreta Conmigo:
¡Jesús es quien intercede por mí ante el Padre!

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217
Día 210

Lista para ser usada por Dios


Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la
gloria de Dios. —1 Corintios 10:31

Si realmente tenemos el deseo de ser usados por Dios, ne-


cesitamos compromiso, integridad y santidad. Entonces Él
empezará a usarnos poderosamente. Debemos alejarnos de
la gente que le resta a nuestra vida espiritual. Sólo podemos
vivir en santidad con la ayuda del Espíritu Santo.

Perdóname Señor porque en ocasiones he buscado agradar


más a los hombres que a Ti mismo; he buscado la aprobación
y la aceptación de mis autoridades, y hasta de mis amigos,
antes que la tuya. Perdóname, porque cuando me han felici-
tado por hacer buen trabajo, me he robado la gloria que sólo a
Ti te pertenece. No he sido humilde, Señor, al reconocer que
si algo puedo hacer es sólo por tu gracia. Hoy mi Señor, me
apropio del pacto de amor que Tú tienes con la humanidad,
para amarla y servirla incondicionalmente. Quiero ser como
Tú; quiero servirte a Ti y a tu iglesia de la manera correcta,
con el corazón y los motivos correctos. Úsame Señor de la
manera que Tú quieras. Prometo darte toda la gloria y toda
la honra a Ti Señor.

Decreta Conmigo:
¡Hoy estoy lista para ser usada por Dios!

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218
Día 211

Me arrepiento del pecado


Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron. —Romanos 5:12

El mundo, queriendo congraciarse con los pecadores, le ha


cambiado el significado a muchos términos. Al alcoholismo
le dicen “enfermedad social”; a la homosexualidad, “enfer-
medad congénita”; el aborto es el “derecho a elegir”; la dro-
gadicción es una “enfermedad mental”, y la pornografía un
“arte”. A todo esto Dios le llama PECADO.

A mado Jesús, vengo delante de ti para pedirte perdón por


todos mis pecados. Me arrepiento de todo corazón y confie-
so con mi boca que Tú eres mi Señor y mi Salvador. Te pido
que me limpies con tu sangre preciosa y borres todas mis
iniquidades. Hoy renuncio a todo pacto con mi carne, con
el mundo y con el diablo, te pido perdón Señor, porque aun
cuando digo conocerte, he fallado muchas veces con mis ac-
tos, mi mente y mi pensamiento. Hoy, la voz de la sangre de
Jesús clama mejor que la de Abel. Que sea tu sangre Señor,
la que me limpia como un hisopo, de adentro hacia afuera.
Saca toda podredumbre que pueda corromper mi vida; su-
mérgeme en tu sangre pura y santa. Gracias Señor.

Decreta Conmigo:
¡La sangre de Cristo borró todos mis pecados!

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219
Día 212

No dejemos de congregarnos
No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
—Hebreos 10:25

Congregarnos es un mandato del Señor. Cuando adoramos


a Dios en un mismo espíritu, se desata una unción corporal.
Por eso, debemos buscar una iglesia que predique la sana
doctrina, donde esté la presencia de Dios, que tenga una
visión de reino, y donde crean en milagros y liberación.

D esde que me levanto hasta que me acuesto, no me canso


Señor de darte gracias por la nueva oportunidad de vida que
me das. Gracias porque puedo ver la luz de un nuevo día,
sabiendo que tengo nuevas misericordias a mi disposición.
Gracias porque puedo contemplar tu bondad, tu amor, y
hasta tu disciplina, en las diversas circunstancias que vivi-
mos. Te doy gracias Señor, porque me has dado una gran
familia con la que puedo orar y sumergirme en tu íntima
presencia. Señor, perdóname cuando he sido indolente y he
dejado de congregarme; por dejarme arrastrar por los afanes
de este mundo. Hoy entiendo Señor lo que dice el salmista,
que es mejor un día en tu casa que mil fuera de ella. ¡No
quiero vivir apartada de ti, mi Señor!

Decreta Conmigo:
¡Me alegro cuando me congrego en la casa del Señor!

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220
Día 213

Venciendo la depresión
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
—Juan 16:33

La depresión es un espíritu que trata de destruirnos, para


que no vivamos la vida que Dios quiere. Viene con un senti-
miento prolongado de tristeza y desánimo, más una profun-
da pérdida de esperanza, que anula nuestra habilidad para
resolver problemas.

A mado Dios, te pido que liberes mi alma del espíritu


diabólico de depresión, que viene acompañado de falta de
perdón, resentimiento, odio y maldición. Te pido que todo
dolor y angustia que haya en mi alma, todo rastro de mentira,
calumnia y difamación acumulada en mí, sean totalmente
arrancados y removidos de mi vida. Dejo el pasado atrás, y no
permito que toque mi presente. ¡Hoy decido perdonar y olvi-
dar todo agravio! Renuncio a todo espíritu de culpabilidad,
rechazo, falta de perdón, adulterio y miseria. ¡Los echo fuera,
en el nombre de Jesús! Ahora Señor, guardo con celo santo el
privilegio de ser hijo de Dios. Me gozo porque soy una nueva
criatura en Cristo y Él me ha dado armas para mantenerme
firme y no volver atrás. Señor, lléname de tu paz.

Decreta Conmigo:
¡Confío en Jesús, porque Él ha vencido al mundo!

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221
Día 214

Rompo ataduras sexuales


Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu
renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron...
—Ezequiel 16:15

Es importante que oremos para romper las ataduras sexua-


les. Cada día aumentan los índices de adulterio, embarazos
no deseados y adicciones a prácticas sexuales inmorales. Esto
solo lo podemos detener penetrando el mundo espiritual.

A mado Padre celestial, hoy renuncio a todo árbol y toda


simiente de maldad que venga por mi línea sanguínea. Es-
píritus de fornicación, adulterio y masturbación, hoy rompo
el nexo por el cual me mantenían ligado a mis antepasados.
Arranco de mi mente toda memoria sexual de pornografía, y
destruyo el árbol de inmundicia de mis áreas sexuales. Odio
y rechazo los pecados de fornicación y adulterio. Me declaro
completamente libre, y ahora planto en mi casa el árbol de
la santidad sexual. También me declaro libre de todo pecado
de homosexualismo o lesbianismo. Limpio mi mente de la
inmundicia sexual que habita en el mundo. Ahora arranco
de mi consciente, subconsciente e inconsciente, toda raíz
de maldad. ¡Satanás, te echo fuera, en el nombre de Jesús!
¡Nunca más entrarás a mi casa!

Decreta Conmigo:
¡Por la misma puerta que entró la inmoralidad sexual, se tiene que ir!

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222
Día 215

Dios de vivos y no de muertos.


Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios
no es Dios de muertos, sino de vivos. —Mateo 22:32

Cuando Dios se encontró con Moisés en la zarza ardiendo,


Él le dijo que era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,
y los tres ya habían desaparecido. Sin embargo, Él dice que
sigue siendo su Dios. Esto evidencia que aunque ninguno de
los tres existía, seguían vivos en la presencia del Señor.

M i amado Jesús, sé que mientras vivamos en la tierra y


hagamos tu voluntad, Tú estás en control de nuestras vidas.
No tenemos miedo del mañana ni temor a morir, porque
aunque no existamos físicamente estaremos eternamente
en tu presencia. Tú eres nuestro Dios. ¡No eres un Dios de
muertos sino de vivos! Los muertos no te pueden alabar, no
te pueden exaltar, tampoco te pueden adorar. Levanto mis
manos ante ti mi Abba, en señal de rendición, y te adoro
desde la tierra, que es el estrado de tus pies. Así que diablo
mentiroso, si creíste que tenía miedo a morir, te equivocaste,
porque sé de dónde vengo, a quién le pertenezco, y hacia
dónde voy. Jesucristo, mi Salvador, me da esa seguridad.
Amén.

Decreta Conmigo:
¡Mi Dios no es Dios de muertos sino de vivos!

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223
Día 216

La bendición y la maldición
La maldición de Jehová está en la casa del impío, pero bendecirá la
morada de los justos. —Proverbios 3:33

La felicidad o la tristeza dependen de la bendición o la mal-


dición de Dios. La maldición socava las estructuras de los
grandes edificios de los pecadores. Pero la bendición del
Señor hace que el hogar más sencillo sea un hogar de gozo y
alabanza.

S eñor, en tu nombre cortamos toda maldición que haya lle-


gado a nosotros, pasando de generación en generación. Por
cada árbol de maldad que arrancamos, declaramos con la fe
de Cristo, que centenares de árboles de bien son plantados, y
sus frutos llevan la Palabra de Dios. Creo Señor amado que
tu Palabra es como espada de doble filos, que penetra hasta
partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Penetra la mente y comienza a arrancar el sueño profundo,
el letargo, la pasividad, el engaño, el divorcio, la fornicación,
el adulterio, la pornografía y la brujería. Declaramos Señor,
que somos siervos tuyos, y nuestro fruto es la santidad que
nos lleva a alcanzar la vida eterna.

Decreta Conmigo:
¡La bendición de Jehová llena mi casa de paz y gozo!

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224
Día 217

Honrar es tener en alta estima


Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú
creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
—Apocalipsis 4:11

Honrar significa valorar, amar, tener a alguien en alta esti-


ma. La honra es una señal del temor a Dios y desata vida,
pero la deshonra acorta el tiempo de vida de las personas. La
honra nos da acceso a los sistemas de recompensa del cielo.
Así que si desea ser honrado, amado y estimado por Dios,
hónrelo usted también.

S eñor, Tú eres el único que escudriña el corazón del hom-


bre. Por eso el profeta Isaías dijo: “Porque este pueblo se
acerca a Mí con su boca y con sus labios me honra, pero su
corazón está lejos de Mí y su temor de Mí no es más que un
mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. Honrar
con hipocresía no es honra. Honrar es dar a otros el valor y
la estima que merecen; es apreciarlos más que a uno mismo.
Jesús se entregó por nosotros aun cuando no lo merecíamos.
Él nos honró aun cuando no lo honramos. En la cruz, Jesús
nos honró de manera incondicional, pero sobre todo honró
a nuestro Padre celestial, quien lo envió.

Decreta Conmigo:
¡Señor, mi propósito es honrarte, servirte y adorarte!

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225
Día 218

Dios bendice mis finanzas


Bendeciré abundantemente su provisión; a sus pobres saciaré de pan.
Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes, y sus santos darán
voces de júbilo. —Salmos 132:15-16

Cuando sembramos y hacemos el bien, Dios bendice nues-


tras finanzas. La Biblia nos dice que si no nos damos por
vencidos, en el tiempo correcto cosecharemos. Dios nos
bendice con provisión abundante y aun sobreabundante.

S eñor, presentamos nuestras finanzas ante tu altar. Haga-


mos hoy un acto de fe: prepara tus diezmos y tus ofrendas
y toma en tus manos tu billetera o cartera; ahora ordénenle
al enemigo: “No puedes tocar mi dinero, no puedes tocar
mis finanzas, no puedes tocar mi provisión”. En el nombre
poderoso de Jesús, te presentamos Señor nuestros diezmos y
ofrendas. ¡Esto es espiritual! Si usted piensa que las finanzas
no son espirituales está equivocado. Señor bendice y santifica
el fruto de nuestro trabajo. Sembramos en tu reino sabiendo
que una gran recompensa viene a nuestra vida. Comience a
estirar su fe para creer por cosas mayores. Declaro deudas
canceladas, declaro que el dinero nos sirve en el sistema del
mundo pero no nos esclaviza. ¡Señor, bendice nuestras fi-
nanzas y multiplícalas!

Decreta Conmigo:
¡La bendición de Dios me enriquece y no añade tristeza!

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226
Día 219

Dios está liberando mi casa


No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; el que habla
mentiras no se afirmará delante de mis ojos. — Salmos 101:7

Es tiempo de liberar nuestra casa con discernimiento. No


todo lo malo viene por actividad demoniaca; muchas cosas
suceden por obras de la carne. La carne debemos crucificarla
cada día, pero a los demonios no podemos aconsejarlos ni
darles terapia. ¡Jesús los expulsaba!

S eñor hoy nos paramos por nuestra casa y nuestros hijos.


Rompemos todo pacto que en el pasado hicimos con el diablo
y sus demonios, y te damos derecho legal Señor Jesús, para
que metas tu mano poderosa en nuestra casa. Abrimos las
puertas para que entres Tú. Todo espíritu infernal que haya
entrado a nuestra casa se tiene que ir. Amado Dios, te damos
derecho legal para que tus ángeles desciendan con espada
desenvainada, con lanza y fuego, y saquen de nuestra casa
todo espíritu inmundo. Ahora, con el poder de la sangre de
Cristo, declare: diablo ¡te vas fuera! Espíritus de falta de per-
dón, contienda, malentendidos y confusión ¡fuera! Espíritu
de falta de comunicación ¡te vas! ¡Fuera, en el nombre de
Jesús! ¡Soy libre, Cristo lo hizo!

Decreta Conmigo:
¡En el nombre de Jesús, libero mi casa de toda maldición!

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227
Día 220

Declaro sanidad y liberación


...En el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los
oíste; y… les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de
sus enemigos. —Nehemías 9:27

Jesús nos enseña que después de haber sido perdonados,


sanados y liberados, no podemos volver al pecado, porque
nos puede venir algo peor por darle al diablo un punto de
entrada o el derecho legal para que opere en nuestra vida y
nos robe la bendición.

E n este día declaramos que nuestros ojos espirituales son


abiertos y nuestros oídos se destapan para escuchar lo que
Tú estás diciendo, Señor amado. Arrancamos todo yugo de
opresión, y por el poder de la sangre de Cristo se activan
ángeles liberadores, con espada desenvainada, que van en
contra de toda influencia diabólica, y atan todo espíritu de
enfermedad. Por el poder de Tu Palabra declaramos que las
situaciones malignas se van y los conflictos en el hogar huyen
y no vuelven más. Ahora mismo esos ángeles ministran a
nuestros hijos y nuestro cónyuge; los ministran en todas las
áreas; en lo natural y lo sobrenatural. Esos mismos ángeles
abren prisiones y liberan de la cautividad nuestra casa. Los
dardos de fuego del maligno no nos pueden tocar.

Decreta Conmigo:
¡Por el poder de la sangre de Cristo, soy sano y soy libre!

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228
Día 221

Te adoro Abba
El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, y dijo: Bendito sea
Jehová… —Génesis 24:26-27

Conocer a Dios es la experiencia más importante en la vida


de un cristiano. Adorarlo, es darle honra, gloria y proclamar
su dignidad por quien Él es. Si usted confía en Sus promesas
y le obedece, Él será su Dios y usted será para Él “Su especial
tesoro”.

¡ Te adoramos oh Padre que hiciste los cielos y la tierra con


tu gran poder! Te adoramos Abba, te adoramos por lo que
eres, te adoramos cuando nos va bien y cuando estamos en
medio de la dificultad. Te adoramos en el nombre de tu Hijo
Jesucristo. Es en el nombre del Gran Sumo Sacerdote que
nos podemos acercar confiadamente al trono de tu gracia
para adorarte. Adoramos y bendecimos la persona del Es-
píritu Santo, que permanece en la tierra ejecutando todo
lo que Tú, Padre, ordenas. Te adoramos Señor en medio de
la dificultad, en medio de la prueba, en la persecución, en
la profundidad del foso de los leones o en medio del horno
ardiente. Que la tierra sepa que hay un pueblo que te adora
y nunca dejará de bendecir tu Santo nombre. ¡Abba Padre!

Decreta Conmigo:
¡Te adoro Señor, en espíritu y verdad!

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229
Día 222

Tengo espíritu de sabiduría


Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel… y lo he llenado del
Espíritu de Dios, en sabiduría e inteligencia, en ciencia y todo arte,
para inventar diseños, para trabajar en oro… —Éxodo 31:2-4

La Palabra de Dios es la fuente de toda sabiduría. Cuando


Dios le dijo al rey Salomón “Pídeme lo que quieras”, Salo-
món no dudó en anteponer las necesidades de su pueblo y
pidió sabiduría en vez de riquezas. La misma sabiduría está
disponible para nosotros.

S eñor, en este día venimos delante de Ti, como lo hizo el


rey Salomón, para pedir sabiduría del cielo. Sabiduría para
amar a Dios por sobre todas las cosas, sabiduría para amar
y respetar a nuestro prójimo, sabiduría para cumplir tu ley,
sabiduría para vivir sin juzgar ni lastimar a nadie, sabiduría
para honrarte, sabiduría para buscarte cada mañana y sabi-
duría para luchar para que las riquezas no perezcan. Cuando
Dios se le apareció a Salomón en Gabaón, el Señor le dijo:
“Pide lo que quieras que Yo te dé”, y el joven rey respondió:
No te pido oro ni plata, sólo te pido sabiduría para gobernar
a tu pueblo”. Y el Señor se lo concedió, pero además le dio
riquezas y gloria, y ningún otro rey hubo como él.

Decreta Conmigo:
¡Soy hijo de Dios y tengo espíritu de sabiduría!

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230
Día 223

Que tu presencia llene este lugar


Grande es su gloria en tu salvación; honra y majestad has puesto
sobre él. Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría
con tu presencia. — Salmos 21:5-6

Dios está en todas partes, pero no en todo lugar se manifies-


ta. Su presencia estará donde sea honrado, alabado y adora-
do. En el Antiguo Testamento es conocido como Yahveh que
significa, “Yo soy el que soy”. Pero en el Nuevo Testamento,
Jesús nos enseña a llamarlo Padre.

Padre nuestro que estás en los cielos, Santo es tu nombre.


Guíanos cada mañana a adorarte, obedecerte y servirte. En-
tra Señor en nuestra casa y llénala de tu presencia. Entra en
nuestros hijos y transforma sus vidas. Levantamos hoy un
altar de adoración para Ti y cercamos con nuestras oraciones
un territorio santo, un lugar secreto donde Tú puedas tener
intimidad con nosotros, nuestros hijos y nietos. Enséñanos a
amarte con todo el corazón; a santificar cada minuto, hora y
día de cada año. Santificamos y bendecimos los años que nos
quedan por vivir. Que nada nos aparte de tus mandamien-
tos Señor, porque nuestra simiente está llamada a seguir
aplastando la cabeza de Satanás, sus obras y maquinaciones.
¡Inunda este lugar con tu presencia!

Decreta Conmigo:
¡Tu presencia en mi vida muestra la gloria de Dios!

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231
Día 224

Renuevo mi mente y hago Su voluntad


En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente. —Efesios 4:22-23

Basar nuestra vida y comportamiento en la satisfacción del


ego, expresa rebeldía contra Dios. Pero cuando hacemos la vo-
luntad de Dios, nuestras vidas se transforman y comenzamos
a ver las bendiciones y recompensas por nuestra obediencia.

S eñor, Tu presencia ensancha mi entendimiento. Ensán-


chate en mi discernimiento para hacer Tu voluntad. En-
sánchate dentro de mi alma. Como el ciervo brama por el
desierto buscando agua, así mi alma te busca, así mi alma
te anhela. Aun cuando duermo y cuando descanso en mi
habitación, mi alma te anhela. Mi alma tiene sed del Dios
vivo. Hermanos, inviten al Espíritu Santo a que entre en su
casa. Díganle que están dispuestos a renunciar a sus deseos
y su voluntad para que la voluntad de Dios sea hecha en su
vida. Eso fue lo que hizo nuestro amado Jesús de Nazaret. Él
sólo hacía la voluntad del Padre. Vamos, pídale en este día
al Espíritu Santo que manifieste la voluntad del Padre para
su vida, y que ensanche el misterio de Su voluntad dentro de
usted. ¡Gracias Padre!

Decreta Conmigo:
¡Me despojo del viejo hombre para hacer la voluntad de Dios!

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232
Día 225

Queremos el fuego de tu presencia


Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña,
las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
—1 Reyes 18:38

El fuego de Dios sirve para purificar. Cuando viene el fuego,


los únicos en peligro son los que andan en la carne. El fuego
de Dios quema bajas pasiones, iniquidades, falta de amor,
mal carácter, malos pensamientos y falta de santidad.

S eñor, en este día, como tus hijos, clamamos por el fuego


de tu presencia. Hermano, presenta tu cuerpo en sacrificio
vivo para que el fuego de Su presencia entre a tu vida. Ese
fuego trae ley, dominio y poder contra las potestades y go-
bernadores de los últimos tiempos. Es el fuego de Elías; el
fuego del Mesías, moviéndose al norte, sur, este y oeste. Cla-
mamos por los siete espíritus de Jehová sobre la tierra, desata
Señor el fuego de tu presencia. A pesar de las circunstancias
y las pruebas, queremos tu presencia. Di: yo quiero tu fuego
sobre mi cabeza, mi pecho, mis brazos, mis piernas y sobre
todo mi cuerpo. Clama ¡fuego! aunque no lo sientas; no se
trata de sentimientos sino de que atraigas su fuego. Espíritu
Santo, sumérgenos en el fuego de la presencia de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Soy purificado en el fuego de Su presencia!

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233
Día 226

Destronando el orgullo y la soberbia


Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; más con los
humildes está la sabiduría. —Proverbios 11:2

El orgullo, la arrogancia y la soberbia se originan en un solo


espíritu, cuyo nombre es Leviatán. Este espíritu compensa a
la persona que se siente rechazada, dándole una falsa segu-
ridad. A la vez, la hace que se esconda y sienta miedo de ser
ella misma, porque eso la hace vulnerable.

S eñor, te pido perdón por todo espíritu de orgullo y sober-


bia que ha penetrado mi corazón. Hoy renuncio a la soberbia
y la arrogancia que llegó a mí proveniente de mis pasadas
generaciones. Ahora mismo, desde la silla de autoridad don-
de Tú me has sentado, Señor, echo fuera de mi vida, de mi
espíritu, alma y cuerpo, todo manto de oscuridad, de orgu-
llo, prepotencia y arrogancia. Les ordeno que abandonen mi
alma. ¡Se van de mi vida! Los echo fuera. No los quiero más
conmigo. Renuncio a esos espíritus del infierno. Ahora mis-
mo me lleno de humildad divina; me lleno de tu sabiduría
y de la esencia de la Verdad, que eres Tú Señor. Reconozco
mi identidad en Cristo, y me declaro libre de orgullo, ¡en el
nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Jesús es mi libertador; el orgullo no vive en mí!

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234
Día 227

Señor, dame sabiduría


Dame entendimiento y guardaré tu ley, la cumpliré de todo corazón.
Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi
voluntad. —Salmos 119:34-35

Dios, por su Espíritu, da la comprensión correcta de la Palabra.


Sin embargo, a menos que tengamos el Espíritu de sabiduría en
el corazón, no tendremos revelación divina. Hoy, pidámosle a
Dios que nos dé Su Espíritu, para andar en Sus estatutos

S eñor, enséñame tus estatutos, pero no sólo las palabras,


sino la forma más precisa de aplicarlos a mi vida. Hoy, con
humildad de corazón, pido sabiduría, entendimiento, dis-
cernimiento y revelación de tu Palabra, para poder caminar
por tus sendas de justicia y verdad. No quiero ser contada(o)
entre aquellos a quienes hablaste un día y no dispusieron sus
oídos para oírte. Por el contrario, fueron rebeldes ante tu
mandato, y persistieron en su altivez. Señor, yo reconozco mi
condición humana, y sé que en mis fuerzas y con mi inteli-
gencia humana, lo máximo que puedo hacer es limitado. Por
eso clamo por sabiduría divina. ¿Qué puede hacer el hombre
que Tú no hayas hecho ya con excelencia? Quiero que seas
Tú, amado Espíritu Santo, quien me guíe a hacer la voluntad
del Padre. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Tengo la mente de Cristo y la sabiduría de Dios!

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235
Día 228

Predestinados por Dios


Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te
santifiqué… —Jeremías 1:5

Dice la Biblia que a los que de antemano conoció, también


los predestinó para ser hechos conforme a la imagen de Su
Hijo. Tú, hombre o mujer, niño, joven o adulto que lees estas
páginas, serás llamado(a) profeta del Altísimo; porque irás
delante del Señor para preparar sus caminos.

S eñor, ¡hoy decido verme como Tú me ves! Renuncio a todo


sentimiento de baja autoestima, a toda falta de identidad, a
toda mentira de Satanás que intenta hacerme creer que no
sirvo para nada, y que nadie me ama. ¡No me dejo encasillar
por el mundo! Decido arrancar de mi mente, alma y espíri-
tu, toda maldición que fue lanzada contra mí, aun antes de
nacer. El espíritu de baja autoestima no me puede tocar. Re-
nuncio a la falta de perdón, falta de identidad y toda falsedad
que quiera golpear mi vida. Hoy declaro con mi boca, cre-
yendo con mi corazón que fui creada(o) por Dios, que tengo
un llamado divino, y he sido predestinada(o) y apartada(o)
para cumplir el propósito de mi Creador. No partiré de este
mundo sin antes cumplir mi propósito. Amén.

Decreta Conmigo:
¡He sido apartada(o) por Dios para cumplir Su propósito!

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236
Día 229

Queremos ver como los atalayas


[Eliseo] le dijo [al criado]: No tengas miedo, porque más son los que
están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te
ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. —2 Reyes 6:16-17

Cuando nuestros ojos físicos están abiertos, podemos ver el


peligro. Pero cuando el Señor abre los ojos de nuestra fe, con
ellos podemos ver Su mano de poder protegiéndonos donde
quiera que vamos.

A bre Señor nuestros ojos para ver como miran los ata-
layas. Abre nuestros ojos como lo hiciste con el criado de
Eliseo. Abre nuestros ojos para ver al enemigo que intenta
venir contra mí. Señor, abre mis ojos y oídos espirituales para
recibir la Palabra de Dios por boca de mi pastor. Que cuando
él predique yo pueda ver más allá de sus palabras. Cuando
Eliseo dijo: “Jehová, abre los ojos de mi criado”, el criado oyó
y vio. El criado de Eliseo escuchó la voz en la tierra, pero miró
el poder de Dios en los cielos y en la tierra. Señor yo quiero
ese poder del atalaya para detectar al enemigo cuando viene
contra mi familia, mi matrimonio y mi iglesia. Quiero ese
poder para pararme con firmeza y gritarle al enemigo: ¡Mira
bien Satanás, porque más son los que están con nosotros que
los que están contigo!

Decreta Conmigo:
¡Mis ojos se abren para ver la protección de Dios!

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237
Día 230

Destruyendo los planes del diablo


Que los planes malvados de mis enemigos se tornen en su contra; haz
lo que prometiste y acaba con ellos. —Salmos 54:5 (NTV)

Dios es quien nos ayuda en cada tribulación. Cuando el


enemigo viene contra nosotros, ahí se levanta Dios como
poderoso gigante en favor de Sus hijos. Si Dios está con no-
sotros, no tenemos que temer. Aunque David tenía muchos
problemas, él sabía que el Señor lo libraría.

S eñor te doy gracias porque me has libertado de toda opre-


sión del enemigo. Con la sangre de tu Hijo amado has lim-
piado mis culpas y mis iniquidades. Sin embargo, el enemigo
ha querido pararme en mi propósito. Por eso, ahora mismo
me levanto y con la autoridad que Tú me has delegado,
rompo todo plan y diseño del diablo y sus demonios. Todo
lo que se ha tramado en las recámaras secretas del infierno,
contra mí y contra mi familia. Entro al mundo espiritual con
espada desenvainada, y destruyo, aplasto y quebranto, en el
nombre de Jesús, todo diseño de las tinieblas y todo plan de
destrucción. Me declaro libre y declaro libertad sombre los
míos. Lo creo en el nombre que es sobre todo nombre, el
nombre de Jesús de Nazaret. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Los planes del enemigo no prevalecerán contra mí!

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238
Día 231

Dios te exaltará sobre todos


Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para
guardar y poner por obra todos sus mandamientos… Jehová tu Dios
te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. —Deuteronomio 28:1

Deuteronomio 28 se puede resumir en dos palabras: bendi-


ción y maldición. Ambas son reales y tienen efectos reales.
Dios es lento para la ira, pero rápido para mostrar misericor-
dia. ¡Elige tú la bendición!

S eñor, cuando creaste al hombre, tu propósito original fue


que jamás careciera de bien alguno, pero a causa del pecado
vino la maldición, la enfermedad, la miseria y la escasez.
Hoy declaro con autoridad que las riquezas de los impíos
son transferidas a manos de los justos. Jesús en la cruz lle-
vó nuestras enfermedades para que por sus llagas seamos
sanos; llevó nuestra pobreza para que seamos prosperados;
cargó nuestras maldiciones para que pudiéramos ser libres.
A causa de que hemos decidido guardar con celo Tus man-
damientos y preceptos, hoy declaro sanidad, liberación,
restauración y prosperidad sobre mi vida y la de mi familia.
Declaro que el poder de la resurrección está sobre todo lo
que el enemigo vino a robar, matar y destruir. Lo creo, en el
nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡La bendición de Jehová me enriquece y no añade tristeza!

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239
Día 232

Recibe toda la honra


Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid
delante de él. Postraos delante de Jehová en la hermosura de la
santidad. —1 Crónicas 16:29

Dios merece ser alabado porque sólo Él es Dios. Su gloria,


su grandeza, su santidad, su poder, su honra, son indescrip-
tibles y majestuosas. Nada hay más grande, ni más perfecto,
ni más hermoso, ni más digno que Él.

S eñor recibe toda la honra; recibe gloria y reconocimiento


porque a ti te pertenecen. Tú eres un Dios celoso. Si rompe-
mos el pacto que hicimos contigo, y honramos dioses ajenos,
tu ira se encenderá, y pereceremos. Hermanos, no podemos
darle a Dios honra de labios solamente. No lo tratemos como
si fuera un pordiosero; Él no necesita limosna, porque es el
dueño del oro y de la plata; no necesita que lo amemos a me-
dio tiempo, porque su amor por nosotros es eterno. Él quiere
nuestro corazón. Un principio bíblico nos enseña que no
debemos ir a la presencia de Dios con las manos vacías. ¡De-
bemos honrarlo! Honramos a Dios con oración, adoración,
y ofrendas. Conforme a tu Palabra, Señor, hoy declaramos
que Tú honras a los que te honran, y los que te menosprecien
serán tenidos en poco.

Decreta Conmigo:
¡Digno eres Señor de recibir gloria, honra y poder!

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240
Día 233

Digno de alabanza y adoración


Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; temible sobre
todos los dioses. —Salmos 96:4

Es una locura postrarse ante imágenes de muertos o ídolos.


La sabiduría del cielo nos lleva a confiar únicamente en el
Dios vivo. Señor, tú eres el único objeto de nuestra fe y amor.
Ayúdanos a alabarte mientras vivamos, y a morir para que
tu nombre sea exaltado.

Padre, en este día proclamamos tu grandeza y majestad.


Somos tu creación; los pequeñitos de tu reino, pero te tene-
mos a ti Señor, que eres alto y sublime, portentoso y gigante,
eres grande y temible, eres el Dios Todopoderoso y eterno.
En esta hora, el cielo y la tierra nos unimos para adorarte;
los ángeles y los hombres te adoramos en espíritu y verdad.
La adoración hace que se unan lo físico con lo espiritual;
lo visible con lo invisible; lo temporal con lo eterno. Hoy
queremos adorarte Señor; queremos exaltarte. ¡Señor, eres
grande y majestuoso! Tu pueblo reconoce y alaba tu gran-
deza. Nuestro espíritu proclama tu grandeza. Nuestra alma
alaba tu majestad. Señor, Tú que habitas la eternidad, llena
los confines de la tierra con poder y gloria.

Decreta Conmigo:
¡Señor, eres digno de ser alabado y adorado!

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241
Día 234

Vivimos en guerra espiritual


Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo. —2 Corintios 10:5

La guerra diaria que enfrentamos los cristianos no es contra


carne y sangre. Es una guerra espiritual. El apóstol Pablo nos
anima a permanecer siempre con la armadura de Dios a fin
de desbaratar todo argumento que se opone al conocimien-
to de Dios, y derribar el orgullo que nos impide conocerlo
íntimamente.

N adie puede callar nuestra boca. ¡Nadie! Ni demonio, ni


principado, ni gobernador de las tinieblas, ni potestad de los
infiernos. ¡Nadie! Padre, en el nombre de Jesús, vamos con-
tra todo espíritu que intente impedir que conozcamos a Dios
en la intimidad. Todo espíritu de contienda que trae división
a la iglesia, los hogares y las escuelas, ¡los echamos fuera en
el nombre de Jesús! ¡Lo echamos fuera de nuestra familia!
¡Fuera de nuestros niños! ¡Dije fuera! ¡Los echamos fuera
de las universidades, de la congregación, de la iglesia, de los
trabajos, y de nuestras finanzas! Ahora, por el poder de la
sangre de Cristo, los llevamos a la obediencia de Jesucristo,
el Hijo de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Vestido(a) con la armadura de Dios, marcho para la guerra!

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242
Día 235

El día del Señor se acerca


¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿O quién podrá estar
en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y
como jabón de lavadores. —Malaquías 3:2

Vendrá un tiempo en que Dios hará limpieza en su pueblo,


y sólo un remanente quedará. Y este remanente será purifi-
cado. Dice el profeta Zacarías que Dios los fundirá como se
funde la plata y los probará como se prueba el oro, porque el
Día de Jehová se acerca.

H ermanos, pónganse la mano en el vientre, y empiecen


a clamar por el fuego de Dios. Señor necesitamos tu fuego;
debemos ser purificados, porque tu Palabra dice que cuando
una persona viene a tus caminos, es justificada por la sangre
de Cristo y purificada por tu fuego. Señor, que venga el fuego
de tu paternidad; ese fuego que nos hace más que vencedores
contra toda conspiración del infierno. Necesitamos tu fuego
purificador en nuestra familia. Fuego para el sacerdote de la
casa, fuego para la mamá y fuego para los hijos. Tiene que
haber fuego en tu vientre. Tenemos que estar prendidos en
fuego para poder resistir al diablo y su reino de las tinieblas.
Clamamos que el fuego de Dios venga a nosotros, para des-
truir toda obra de maldad, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Seré probado por fuego y seré purificado!

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243
Día 236

Predicando en medio de lobos


No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad;
confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a
luz iniquidad. —Isaías 59:4

El sistema del mal ha penetrado el mundo. En realidad siem-


pre hubo mal, pero ahora parece que se ha duplicado. Mien-
tras vemos que la justicia se apaga rápidamente, muchos son
los siervos de Dios que mueren por defender la verdad.

S eñor, hoy te pido perdón por las injusticias que se come-


ten contra tu pueblo. Contra aquellos que aman tu verdad,
y contra quienes el enemigo ha levantado calumnias, sólo
porque son hombres y mujeres que te aman con pasión. Ellos
no han dudado en pararse como verdaderos atalayas de tu
pueblo. Señor, Tú eres un Dios justo, que pagas conforme
a tu misericordia; por eso hoy clamo por los pastores, mi-
sioneros, evangelistas y profetas, que levantan su voz contra
toda injusticia. Clamo por aquellos enviados a predicar tu
palabra en las naciones de la tierra. Me paro hoy Señor, por
aquellos evangelistas que penetran el territorio enemigo lle-
vando la luz de tu Palabra. Verdaderamente son como ovejas
en medio de lobos. ¡Guarda a sus familias! ¡Protégelos Señor!

Decreta Conmigo:
¡Protege Señor a quienes predican tu Palabra!

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244
Día 237

Enfermedad, suelta ese cuerpo


Él perdona todos tus pecados y sana todas
tus dolencias. —Salmos 103:3

La salud divina es algo que nos pertenece a los hijos de Dios.


Dice la Escritura que Jesús en la cruz del Calvario, llevó to-
das nuestras enfermedades y por Sus llagas fuimos nosotros
curados. Hoy Dios quiere sanar tu cuerpo, empezando por
tu corazón.

S eñor, en Tu nombre hoy le hablo a todo espíritu de enfer-


medad, y con el poder y la autoridad que Tú me has dele-
gado, le ordeno: ¡Enfermedad, suelta este cuerpo! ¡Suelta los
huesos, los órganos, la línea sanguínea, la médula, y la mente
de los hijos de Dios! ¡Suelta las células y los glóbulos! Decreto
que aumentan las defensas en los cuerpos de tus hijos. De-
claro que mayor es el nombre de Jesús que el cáncer, SIDA,
epilepsia, asma, artritis, presión arterial, tuberculosis, ansie-
dad, úlcera, depresión, o cualquiera que sea el nombre de la
enfermedad que te esté atormentando. Hermano, hermana,
la sangre de Cristo comienza a fluir por tu cuerpo. ¡Respira
salud divina! Rompe, Señor, toda cadena que pretendía con-
denar a tus hijos a vivir esclavizados a la enfermedad.

Decreta Conmigo:
¡Soy sano, soy libre; Cristo lo hizo!

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245
Día 238

Cubramos a nuestros hijos


Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que
oyó de él, vino y se postró a sus pies… y le rogaba que echase fuera de
su hija al demonio. —Marcos 7:25-26

Debemos mantenernos en pie de guerra para que nuestros


hijos no caigan en las garras del diablo. ¡No debemos con-
formarnos a este siglo! Es decir que no debemos aceptar, ni
permitir que nuestros hijos acepten, los pensamientos mun-
danos que nos llevan a imitar lo malo.

M ujeres, hombres, comiencen a orar por sus hijos. En


este mismo instante le hablo a todo espíritu del infierno, de
homosexualismo, lesbianismo, prostitución, alcohol, drogas
y otros vicios, y les ordeno que se alejen de nuestros hijos.
¡No los pueden tocar! ¡Esos espíritus inmundos se van fue-
ra! ¡Fuera de las escuelas y fuera de nuestra casa! Espíritus
de engaño, mentira, hechicería, brujería y ocultismo, ¡los
echamos fuera, en el nombre de Jesús! ¡Échalos fuera de los
maestros, de las maestras, de los tutores, de los entrenadores
deportivos, de los directivos escolares! Grítale: ¡Fuera espí-
ritu de perversión sexual! No puedes tocar a nuestros hijos.
En el nombre de Jesús, ¡los echamos fuera de la escuela! ¡Este
territorio es de Cristo!

Decreta Conmigo:
¡Mis hijos están cubiertos por la sangre de Cristo!

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246
Día 239

El poder de la cruz y la resurrección


Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los
que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
—1 Corintios 1:18

Para los creyentes la cruz es el lugar donde crucificamos


nuestra carne, nuestra naturaleza pecaminosa, el viejo hom-
bre, el ego, la vieja manera de vivir, los viejos patrones de
vida. Es también el lugar donde somos vaciados de nosotros
mismos para ser llenados de lo que es Dios.

S eñor, llévanos a la cruz, porque la cruz nos recuerda cons-


tantemente lo grande que es tu amor para la humanidad. Es
en la cruz donde morimos al viejo hombre o a nuestra vieja
naturaleza pecadora. Es allí donde comenzamos a resucitar
para una nueva vida en Cristo. ¡Cristo resucitó y Su tumba
está vacía! Hoy te damos gracias Señor por el poder de la
cruz y la resurrección. El libro de los Hechos de los Apóstoles
es una muestra palpable del poder de la cruz y de la resurrec-
ción, y esa historia no ha terminado, pues sigue escribién-
dose en nuestros días. ¡Llévanos Señor a la cruz! Crucifica
nuestra carne, nuestros deseos y pasiones, y haznos morir a
los vínculos del mundo, porque queremos resucitar contigo
para vida eterna. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Cristo no se quedó en la cruz, Él ha resucitado!

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247
Día 240

Señor revélanos tu Palabra


Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas
son para nosotros y para nuestros hijos… para que cumplamos todas
las palabras de esta ley. —Deuteronomio 29:29

A los que temen al Señor, Él les revelará su pacto. Pablo oraba


por la iglesia de Laodicea para que alcanzara pleno entendi-
miento, y tuviera revelación del misterio de Dios Padre, y de
Jesucristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la
sabiduría y el conocimiento.

S eñor, oramos en este día para que nos des revelación,


como se la diste a Pedro cuando le dijiste: “Bienaventurado
eres Simón, porque eso no te lo reveló carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos”. El Padre es quien nos da
revelación, y sobre esa revelación se edifica la iglesia; sobre la
roca firme, inconmovible e indestructible que es Jesucristo.
Sobre esa revelación edificamos el llamado que tienes para
nosotros. Padre, hoy clamamos para que quites de nuestra
vida el orgullo, y pongas en nosotros los dones del Espíritu.
Delante de ti no necesitamos rango; el rango se demuestra
cuando peleamos contra las tinieblas. Somos tu ejército, y
marchamos para la guerra. Hoy, Señor, la revelación de tu
Palabra se activa en nuestro espíritu.

Decreta Conmigo:
¡Tu Palabra revelada es para hoy, y transforma mi vida!

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248
Día 241

Débora, una profeta en la batalla


Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa,
mujer de Lapidot. —Jueces 4:4

Cuando Israel abandonó al Señor, quedó sometido al poder


extranjero. Dios levantó a Débora, una profeta, para juzgar
al pueblo y guiarlo hacia la victoria. Cualquier mujer de
nuestro tiempo podría hacer lo mismo, si sólo le permitiera
al Espíritu Santo dirigir su vida.

S eñor, hoy decreto que el mismo espíritu de guerra que


operó en Débora está en nosotras, para levantar a nuestros
esposos en oración, para que ellos entren al lugar que Dios
les ha predestinado. Es tiempo de guerrear por la cabeza de
nuestra casa. Las solteras, peleen por el hombre con el cual se
casarán. ¡Paralizamos todo plan del infierno contra el sacer-
docio! Oramos por cada varón; declaramos que el machismo
y la pasividad es arrancada de raíz; toda cultura del mundo
y del infierno, toda obra de la carne, es desarraigada de su
alma. Implantamos la cultura del reino en nuestras vidas.
Todo traje de inmundicia y temor que antes nos paralizaba,
es quitado. Levantamos los brazos de nuestros esposos, y de-
claramos que son libres; los cubrimos en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Como Débora, levanto el sacerdocio de mi esposo en oración!

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249
Día 242

Liberando mis cinco sentidos


Oíd ahora esto, pueblo necio e insensible, que tienen ojos y no ven,
tienen oídos y no oyen. —Jeremías 5:21

Bíblicamente hablando, sólo los hijos maduros tienen los


sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Ellos pueden comer el alimento sólido, que es la palabra de
justicia.

S eñor, hoy declaro liberación sobre mis cinco sentidos.


Todo lo que he visto, oído, hablado, olido y tocado, que haya
corrompido y contaminado mi vida, ahora es liberado. De-
claro que Tu sangre preciosa me limpia y purifica, de adentro
hacia afuera. Declaro que cada uno de mis sentidos está listo
para la obra de Dios en la tierra. Declaro que mis oídos es-
tán atentos a la voz del Espíritu Santo. Mi vista se abre para
conocer los misterios de tu Palabra, mi boca declara el poder
de la vida y la resurrección de Cristo. Mis manos son usadas
por Jesús, que tocan a la gente, la sanan y echan fuera los
demonios. Mi olfato se agudiza para percibir al cazador que
acecha a tu pueblo. Declaro que la sangre del Cordero de
Dios purifica mis cinco sentidos físicos, y me lleva a percibir,
conocer y caminar en el mundo espiritual.

Decreta Conmigo:
¡Mis cinco sentidos están siendo liberados, aquí y ahora!

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250
Día 243

Un encuentro fresco con Dios.


¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si
subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he
aquí, allí tú estás. —Salmos 139:7-8

Cuando la conciencia se endurece no distinguimos entre lo


bueno y lo malo. Vemos la necesidad espiritual, financiera o
física en alguien y no nos importa. Nuestra vida de oración
se vuelve rutinaria… Si tiene alguno de estos síntomas, ¡us-
ted necesita un encuentro fresco con Dios!

Padre, vengo ante tu presencia con una profunda necesidad


en mi espíritu de tener un encuentro fresco contigo. Reco-
nozco Señor que sin ti nada soy, y que fuera de ti nada puedo
hacer. Te necesito tanto como los peces necesitan del agua
para vivir. Señor, muchas veces he caído en el desánimo, el
agotamiento físico y espiritual; a veces por los afanes de la
vida, y otras por pruebas que pasamos. Pero en esta hora,
Señor, clamo por un encuentro íntimo contigo; no quiero
un encuentro ocasional; lo quiero a diario. A cada instante
Señor, necesito tu cobertura sobre mí y sobre mi familia.
Como el siervo en el desierto clama por las corrientes de
las aguas, así es mi amor por ti, desesperado. Te amo Padre,
Hijo y Espíritu Santo.

Decreta Conmigo:
¡Tú siempre estás conmigo, Señor; no me quites de tu presencia!

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251
Día 244

Conquistando a través del amor


Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus
amigos. —Juan15:13

El verdadero amor no es regalar objetos; es darnos a nosotros


mismos. El amor nos conduce a obedecer a Jesús y a dedicar
nuestra vida a servir a los hermanos. La gente está cansada
de ser juzgada, y necesita ser amada. Dios quiere usarnos
hoy para demostrar Su infinito amor.

Padre celestial, te damos gracias por el amor eterno con


que Tú nos has amado. Por amor enviaste a tu Hijo Jesu-
cristo a morir en la cruz por nuestros pecados. Por amor el
Señor Jesús no se bajó de la cruz; no fueron los clavos los que
lo retuvieron en ella, sino su amor por la humanidad. En
esta hora reconocemos Señor que hemos sido insensibles al
dolor ajeno; que no hemos amado como Tú nos has amado,
y te pedimos perdón por ello Señor. Perdón, porque lejos de
amar al perdido lo hemos juzgado, poniéndonos como jueces
de nuestro prójimo. Tú no nos juzgaste, sino que nos amaste
y nos limpiaste de nuestras inmundicias. Hoy tomamos la
decisión de amar con el mismo amor con que Tú nos has
amado, y no levantar el dedo acusador contra nadie.

Decreta Conmigo:
¡Hoy decido amar a mi prójimo como Dios me ama a mí!

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252
Día 245

Benditos sean mis hijos


Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro
sobre ti, y tenga de ti misericordia […] Y pondrán mi nombre sobre
los hijos de Israel, y yo los bendeciré. —Números 6:23-27

La bendición no es una opción; por el contrario, es un man-


dato divino. Cada vez que bendecimos a nuestros hijos, a
nuestra familia, o a cualquier otra persona, activamos una
llave que hace que lo sobrenatural de Dios fluya sobre ellos y
los transforme radicalmente.

S eñor, en esta hora cubro la mente de mis hijos, cubro sus


ojos y sus oídos, cubro sus áreas sexuales y todo su cuerpo.
Declaro que su mente retiene lo bueno y desecha lo malo;
que ninguna palabra corrompida puede entrar por sus oídos.
Declaro que la malicia no penetra su alma; que sus ojos no
desean lo ajeno ni lo envidian. Señor, te doy gracias porque
ninguna persona malintencionada puede acercarse a ellos.
¡Están cubiertos por la sangre de Cristo! Decreto Señor ama-
do que dondequiera que van, el temor de Jehová va con ellos.
Declaro que saben huir de las tentaciones. ¡Satanás, aléjate
de mis hijos! ¡No puedes meterte en sus vidas! Han sido
apartados para Dios. En su simiente serán benditas todas las
familias de la tierra.

Decreta Conmigo:
¡Mis hijos están protegidos por el Dios Todopoderoso!

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253
Día 246

Necesito ser libre


Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por
un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante
de ti. —Deuteronomio 28:7

El alma del ser humano es complicada. Durante años, se


ha ido llenando de miedos, falsos conceptos y malas expe-
riencias. Sin embargo, los hijos de Dios estamos llamados a
tener la mente de Cristo, una mente renovada que nos lleve a
pensar como Él piensa.

Padre, yo quiero adorarte, pero no puedo hacerlo con un


corazón herido, lleno de resentimiento. ¡Necesito que me
liberes! Señor, Tú deseas que mi vida sea transformada, que
tenga una nueva manera de pensar conforme a Tu Palabra;
pero necesito ser libre. ¡Libérame de mi pasado! ¡Libérame
de los miedos de mi niñez! ¡Libérame de las luchas que tengo
a diario! ¡Libérame de toda opresión del mundo, de la carne
y del diablo! Libérame de toda maldición que operaba en la
vida de mis padres. Jesús, Tú viniste a redimirme, a libertar
a mis hijos y mi casa. Padre, yo declaro que mientras clamo
a ti, Tú estás obrando en mi alma, ¡y me haces libre! Libre de
toda condenación. Libre en el nombre de Jesús. ¡Todo enemi-
go que se levante contra mí será derrotado!

Decreta Conmigo:
¡El diablo no puede acusarme; soy libre de toda condenación!

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254
Día 247

Osadía para ir por las almas


Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Se-
ñor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
—Hechos 2:47

Señor desata sobre tu Iglesia pasión por salir a buscar al per-


dido. Trae una nueva generación de evangelistas, que sepan
oír tu voz, y no pierdan su asignación divina. Que alcancen
a aquellas almas que están dispersas por el mundo, como
ovejas que no tienen pastor.

A yúdanos Señor a morir a lo que queremos, a las deno-


minaciones, a la religiosidad, al letargo y a la comodidad.
Nuestro espíritu, alma y cuerpo tienen que alinearse a la
voluntad de Dios. La iglesia tiene que ver por encima de las
cosas naturales; es hora que se despoje del peso innecesario
que la consume. Señor, danos osadía para ir por las almas.
Que ganemos nuevos creyentes, en lugar de estar peleando
por una ovejita ajena. Que nuestra voz se escuche en todos
los continentes; que penetre donde están los cautivos de es-
píritu; que entre donde están los oprimidos de corazón; que
grite desde el vientre de las madres; que clame: ¡La libertad
ha llegado a esta casa! Que venga tu Reino Señor, y que tu
voluntad sea hecha en la tierra.

Decreta Conmigo:
¡Dame osadía Señor, para salir a ganar almas!

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255
Día 248

Acaba con la brujería


Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata
ni oro de ellas… para que no tropieces en ello, pues es abominación a
Jehová tu Dios. —Deuteronomio 7:25

Como hijos de Dios, la Biblia nos manda desechar toda prác-


tica de ocultismo e idolatría porque es abominación a Jehová.
Dios es nuestro creador, nuestro Padre, nuestro proveedor,
nuestro sanador, nuestro liberador; Él es quien pelea por no-
sotros y quien nos hace justicia.

Padre, en el nombre poderoso de Jesús hoy vengo destruyendo


todo altar de brujería que se haya levantado; toda forma de ido-
latría, lectura de manos, horóscopo, tarot, adivinación, magia,
hechicería o consulta a los muertos. Hermano, hermana, debes
arrepentirte y renunciar a todo eso. ¡El Señor te quiere hacer li-
bre ahora mismo! Pero Él no puede obrar en tu vida si antes, vo-
luntariamente, no le otorgas derecho legal para que actúe. Hoy,
el ángel de Jehová arremete con espada desenvainada y destruye
esculturas, ídolos, amuletos; y apaga todo fuego extraño. Dice
el Señor: Demolerás sus altares, quebrarás sus pilares sagrados,
quemarás a fuego sus imágenes, derribarás las imágenes talla-
das de sus dioses y borrarás su nombre de aquel lugar. Gracias
Jesús porque Tú nos liberas de todo pacto del pasado.

Decreta Conmigo:
¡Todo pacto que hice con la brujería queda anulado hoy!

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256
Día 249

Ahora le sirvo a Cristo


... Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que
el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado. —Romanos 6:6

Uno murió por todos, por consiguiente, todos morimos. El


apóstol Pablo decía: Con Cristo he sido crucificado, y ya no
soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que
ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

S eñor Jesús, en esta hora, traigo a memoria el momento en


que Tú entregaste tu cuerpo para remisión de todos nuestros
pecados. Hoy te pido, Señor, que me ayudes a crucificar y
hacer morir, todo deseo de la carne, todo apetito del hombre
interior que está en mí, y que opera según los deseos de mi
vieja naturaleza adámica. Reconozco que esos deseos van en
contra de tu santa naturaleza. Mi amado Jesús, a partir de
hoy quiero agradarte y adorarte por cada día de vida que me
das. Reconozco que por tu muerte en la cruz del Calvario, he
sido justificada de toda condenación. Rompo todo pacto con
el mundo, la carne y el diablo. Hoy sólo te quiero adorar; sólo
quiero agradarte a ti mi Dios y mi Señor.

Decreta Conmigo:
¡Ya no le sirvo al pecado, ahora le sirvo a Cristo!

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257
Día 250

Basta de mentiras
Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
—Salmos 40:4

Si usted dice amar a Dios y miente, puede tener la seguridad


que Cristo no está en su corazón; porque Él es la Verdad.
Seamos temerosos y guardemos nuestra boca de hablar en-
gaño, porque eso es abominación a Jehová.

S eñor, en este día te pido que liberes mi entendimiento de


mentalidades erróneas, engaño y mentira. Porque el engaño
y la mentira que corren por el mundo, y que han invadido la
atmósfera de la tierra, no pueden tocar mi mente ni apode-
rarse de mi familia. Espíritu de engaño y mentira, te ato, te
reprendo y te echo fuera de mi consciente, subconsciente e
inconsciente. Te saco de mi mente y mis pensamientos. Espí-
ritu de engaño y mentira te vas, en el nombre de Jesús. Señor,
la Escritura dice: “De palabra de mentira te alejarás”, y ese
precepto me hace huir de toda oportunidad de ofenderte. No
hay mentiras grandes ni chiquitas; tampoco hay “mentiritas
blancas”. ¡Mentira es mentira! Y Tú odias la mentira. Hoy,
por el dedo de Jehová decreto, todo espíritu de mentira se
va, ¡ahora!

Decreta Conmigo:
¡No acepto más mentiras en mi vida; Cristo es la verdad!

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258
Día 251

Mi fuente de provisión eres Tú


Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los
pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco
mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. —Mateo 14:20-21

En el Antiguo Testamento, Eliseo alimentó a cien hijos de


profetas en medio de una terrible hambruna; y comieron y
sobró. En el Nuevo Testamento, Jesús alimentó a cinco mil,
y comieron todos, se saciaron y sobró. A diario, Dios sigue
obrando este mismo milagro para su pueblo.

L a obra terminada de la cruz trae provisión de todas las


cosas para nuestra vida. Jesús murió para que tuviéramos
vida en abundancia. Él es nuestro pan de vida, y el manan-
tial del cual podemos beber hasta saciarnos. Todo nos ha
dado Dios en abundancia. Mi Señor Jesús, te pido que abras
los ojos de nuestro entendimiento para que podamos ver y
apropiarnos de tus bendiciones, y dejemos de fijarnos en la
escasez. Cambia nuestra mentalidad, para que comprenda-
mos que toda provisión viene de ti, y que fuera de ti nada
es posible. Muchos consideran que su prosperidad depende
de tener un buen trabajo o un aumento en su salario; pero
nosotros los que creemos en Dios sabemos que nuestra única
fuente de provisión eres Tú Señor.

Decreta Conmigo:
¡Nada me falta! ¡Dios me da hasta que sobreabunda!

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259
Día 252

Libre de ataduras sexuales


De engaño y de violencia redimirá sus almas, y la sangre de ellos será
preciosa ante sus ojos. —Salmos 72:14

Los pecados sexuales ligan el alma de una persona a la de su


pareja y abren puertas a influencias demoníacas. La víctima
de violación queda atada a su agresor, y sólo el perdón y la
liberación pueden romper esas ataduras. Hoy es el día que
Dios ha elegido para liberarte.

D eclara conmigo: Hoy renuncio Señor a todo acto de vio-


lación sexual, y aun a los intentos que no fueron consuma-
dos, pero que crearon terror en mi mente. Renuncio a todo
ataque sexual, en cualquier etapa de mi vida. Por el poder del
nombre de Jesús, yo decreto que todo demonio que entró a
mi alma a causa de esa relación, ¡ahora mismo se va! Tomo la
decisión de perdonar y dejar libre a mi agresor. Rompo toda
ligadura del alma con esa persona. Destruyo toda conexión
física, sexual y espiritual. Señor, restaura el alma fragmenta-
da; arranca de mi mente las imágenes de violación que me
persiguen y no me dejan en paz; cancela toda fobia que me
impide tener una relación sana con mi esposo(a). Señor, Tú
creaste el sexo, y es bueno en el matrimonio.

Decreta Conmigo:
¡Soy libre de pecados sexuales en el nombre de Jesús!

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260
Día 253

El remanente del último tiempo


Un remanente volverá, el remanente de Jacob, al Dios poderoso.
—Isaías 10:21

La palabra “remanente” significa “resto”. En la Biblia se uti-


liza para indicar la porción del pueblo que permanece fiel
al único Dios verdadero y no dobla sus rodillas ante dioses
extraños.

S eñor en esta hora, oramos por muestra familia, el rema-


nente del último tiempo. Ese remanente tuyo, formado por
los justos del pueblo de Dios que permanecen a tu lado. Hoy
declaro que yo y mi casa formamos parte de ese remanente,
y veremos tu gloria manifestada en la tierra. Ciertamente,
vendrán días en que el remanente que permanezca no será
un pueblo seguidor de hombres o mujeres, o que adore ídolos
y estatuas. Vendrán tiempos, en que ese remanente tendrá
que agarrarse de tu Palabra con mayor fuerza, y retomar
el estudio de la Biblia y la búsqueda de tu presencia. Señor,
levanta ese remanente del último tiempo; gente que tenga
sus oídos atentos para oírte y permanezca en oración. Dale
fuerzas a tu iglesia para buscarte con más pasión. ¡Espíritu
Santo de Dios, queremos adorarte siempre con un corazón
limpio! Amén.
Decreta Conmigo:
¡Mi casa y yo somos parte del remanente del último tiempo!

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261
Día 254

Echa fuera al acusador


…Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y
la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador
de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día
y noche. —Apocalipsis 12:10

El diablo siempre nos va a tentar para que pequemos; por


algo se le conoce como el tentador y el acusador. Aunque el
enemigo odia la presencia de Dios, está dispuesto a ir delante
de Él para acusarnos.

S eñor libéranos de toda maldición. Si le abrimos puertas al


enemigo por cansancio, negligencia, falta de conocimiento o
falta de sabiduría, perdónanos Señor. Si permitimos que algo
inmundo penetrara nuestras vidas, te pedimos perdón. Hoy
proclamamos, en la autoridad de Cristo, que toda puerta que
abrimos al enemigo ¡se cierra ahora! ¡Satanás, vete con tus
demonios al infierno! ¡Fuera de nuestra casa, de nuestros hi-
jos y de nuestras finanzas! Señor, saca todo lo que no proven-
ga de ti. Mete tu mano en mis pulmones, riñones, columna,
huesos, cadera, piernas, coyunturas, ojos, oídos, venas, y en
mi corazón. Mete tu mano Señor y sana mi cuerpo. Mete tus
manos en mis finanzas. Mete tu mano en el gobierno de mi
casa. ¡Arranca lo malo y libéranos de toda maldición! Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, no nos dejes caer en tentación y líbranos del acusador!

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262
Día 255

Redimidos con abundante gracia


Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho
más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la
abundancia de la gracia y del don de la justicia. —Romanos 5:17

Dice la Palabra de Dios que así como la muerte entró a la


humanidad por causa del pecado de Adán, así también to-
dos seremos vivificados por la resurrección de Cristo. Donde
abundó el pecado, sobreabundó la gracia.

D eclara conmigo: Yo soy un redimido(a). Por mis venas


corre la sangre de redención. Es la sangre que me da vida,
sangre que renueva mis fuerzas; sangre que rejuvenece mi
cuerpo físico, tanto como mi ser espiritual. Quita Señor en
este día toda ofensa de nuestras vidas mediante la sangre del
Cordero. Hoy mi alma es renovada por la sangre de Cristo.
Señor, por tu poder sobrenatural, hoy recibo una transfu-
sión de sangre divina, que me lleva a ser una guerrera y estar
siempre lista para la batalla. Señor Jesús, por el poder de tu
sangre, levanta a tu iglesia, levanta a tus hijos, levanta a los
que están caídos, levanta a los que están siendo perseguidos,
levanta a aquellos que murieron. Señor, venga tu Reino para
que podamos reinar juntamente contigo por la abundancia
de tu gracia.

Decreta Conmigo:
¡El pecado trae muerte, pero Cristo murió para darnos vida!

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263
Día 256

Caminamos bajo autoridad


Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas. —Romanos 13:1

El evangelio nos enseña la sumisión y la tranquilidad, donde


el orgullo y la mente carnal sólo ven causas de murmuración
y descontento. Más allá de quién sea la persona, por el solo
hecho de tener autoridad delegada, debemos obedecerla,
siempre que no violemos las leyes de Dios.

C omo soldados de Cristo y atalayas del ejército de Jehová,


hoy alertamos acerca de otro plan de Satanás. El enemigo
está luchando por incitarnos a traicionar a nuestras autorida-
des. Sin embargo, nosotros declaramos que caminamos bajo
autoridad y respetamos el gobierno que Dios ha establecido.
Como discípulos de Cristo, hemos aprendido a obedecer
aun cuando a veces no entendamos la razón de esas órdenes.
Hoy, en el nombre de Jesús, renunciamos a todo espíritu de
rebelión, orgullo, soberbia y altivez. Echamos fuera el espí-
ritu de temor a la autoridad y el espíritu de independencia.
Señor, te damos gloria por los niveles de autoridad en los que
caminamos y declaramos que los frutos del Espíritu cam-
bian la mentalidad de cada persona en el cuerpo de Cristo.

Decreta Conmigo:
¡No traiciono a mis autoridades porque fueron puestas por Dios!

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264
Día 257

Necesitamos el espíritu de Elías


E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver
los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia
de los justos… —Lucas 1:17

“…Para volver el corazón de los padres a los hijos”. Atención


que no dice de los hijos a los padres, sino de los padres a los
hijos. Aquí Dios nos está diciendo, vuelve tu corazón a tus
hijos, porque Yo, Dios Padre, también estoy buscando a mis
hijos.

L a Iglesia necesita el fuego de Elías, el fuego de la paterni-


dad de Dios, para luchar contra el enemigo que intenta ro-
barse los corazones de nuestros hijos. Espíritu Santo danos
tu fuego para acallar la voz del infierno y silenciar las voces
del mundo. Señor, que el fuego de Elías descienda y consu-
ma las obras del mundo. Queremos el fuego de Elías para
ir contra los espíritus de inmoralidad sexual, depravación,
vicios, depresión, drogas y muerte, que se han acentuado en
este tiempo. Le hablo a la iglesia comprometida, a los padres,
madres e hijos; a los adultos, jóvenes y jovencitas que real-
mente aman a Jesucristo: Necesitamos el fuego de Dios para
ir contra ese espíritu del infierno que enfrenta a los padres
con los hijos y trae rebelión. ¡Manda tu fuego Señor!

Decreta Conmigo:
¡Vuelve Señor el corazón de los padres hacia sus hijos!

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265
Día 258

Levanto el escudo de la fe
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los
dardos de fuego del maligno. —Efesios. 6:16

Cuando David iba a enfrentar a Goliat, Saúl le dio su arma-


dura, que era muy buena, pero no estaba hecha a su medida.
Caminemos siempre con toda la armadura de Dios, y levan-
temos el escudo de la fe, que guarda nuestro corazón.

E n el nombre de Jesús el hijo de Dios, me libero de toda pa-


labra de maldición, decreto y pacto que lanzaron contra mí,
contra mi familia y la iglesia. Las anulo y las declaro ilegales.
Ahora, desato el río de fuego de Jehová que consume toda
atadura que han querido imponernos. Ninguna maldición,
pacto o voto secreto, tienen poder sobre el cuerpo de Cristo.
Se pudre de raíz todo espíritu de robo, muerte, destrucción,
y todo plan del enemigo que quiera venir contra mi vida y la
vida de mis hijos. Señor, tal como lo hiciste con tu sierva Jael,
confunde a mis enemigos. Hoy declaro que ningún decreto
de maldición me alcanzará, porque mi vida está rodeada por
la sangre de Cristo. Muros de fuego del poder de Dios me
protegen, y todo dardo de fuego del maligno rebota en el
escudo de la fe.

Decreta Conmigo:
¡El Señor es mi escudo y mi fortaleza; no temeré mal alguno!

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266
Día 259

Hágase tu perfecta voluntad


Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en
la tierra. —Mateo 6:10

La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Me


complace hacer tu voluntad, Señor, pues tus enseñanzas las
llevo grabadas en mi corazón. Por eso, no dejo de orar para
conocer tu voluntad, con sabiduría y comprensión espiritual.

S eñor, en este día renuncio a todo deseo y vanagloria de la


vida, porque sé que son pasajeros y sólo conducen a la des-
trucción y la muerte. Declaro que el reino de las tinieblas no
tiene más control de mí, ni de mis generaciones. El príncipe
de este siglo ha sido derrotado. ¡Que venga tu reino, oh Dios
todopoderoso! ¡Hágase tu voluntad en mi vida como es en
el cielo! Gobierna Señor sobre mi casa, mis bienes, mi ma-
trimonio y mis hijos. Gobierna Señor sobre mi ciudad y mi
país. Gobierna sobre tu iglesia. Venga tu reino, y ejerce tu do-
minio, Señor, sobre todo lo que me has dado. Declaro que no
viviré más conforme al modelo de este mundo, sino que en
tus preceptos y mandamientos caminaré día y noche. ¡Hacer
tu voluntad es refrigerio para mi alma y para mis huesos!

Decreta Conmigo:
¡No me apartaré de tus preceptos; tu voluntad haré mi Señor!

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267
Día 260

Honroso sea el matrimonio


Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a
los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. —Hebreos 13:4

La Palabra de Dios afirma que las expresiones sexuales sólo


deben ocurrir dentro del matrimonio. Todo sexo fuera del
matrimonio es considerado ilícito. Por eso, la relación ma-
trimonial debe mantenerse en alto honor.

S eñor, en el nombre de Jesús te pedimos que guardes a


nuestros hijos del sistema corrupto que impera en el mundo.
Pedimos por la inocencia de nuestros hijos e hijas, ellos no
tienen que perder la virginidad en la niñez. Derrotamos hoy
el modelo del mundo que hace creer a nuestros jóvenes que
cuantas más parejas sexuales tienen, antes del matrimonio,
son más listos. El hombre y la mujer deben llegar puros al
matrimonio. Tu Palabra dice que nuestros hijos no son in-
mundos. Señor, ayúdalos a buscar la santidad, porque sin
santidad nadie verá a Dios. ¡Cuánto anatema hay en los ma-
trimonios! Por eso consideran sucias las relaciones sexuales,
y no las disfrutan, porque han metido la pornografía en su
casa. Ponemos el temor de Jehová en los matrimonios, y de-
cretamos ¡santidad en el lecho conyugal!

Decreta Conmigo:
¡Viviré mi vida matrimonial en santidad!

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268
Día 261

No soy ciudadano del mundo


¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, generación de
malhechores, hijos corruptos! —Isaías 1:4

El profeta Isaías se enfoca en la traición a Dios y amonesta a


un pueblo rebelde que no quiere escuchar la instrucción del
Señor. Les dice, ustedes son duros de cerviz e incircuncisos
de corazón y de oídos, por lo cual resisten siempre al Espíritu
Santo.

S eñor Jesús, en tu nombre, renuncio a toda maldición


generacional, toda iniquidad y todo pecado que opera en
mi vida, por causa de la nación donde fui engendrado...
(Mencione el país donde nació). Soy libre en el nombre de
Jesús de... (Mencione los espíritus que operan en su país de
origen; por ejemplo, drogas, pobreza, machismo, idolatría,
santería, budismo). Me declaro libre de toda raíz de maldad,
y me levanto como árbol de justicia plantado en el reino de
Dios. Declaro que aunque provenga de una nación pecadora,
las maldiciones no me alcanzarán. Rompo con el pasado,
rompo con las creencias de mi país y sus costumbres. Soy
ciudadano del reino de los cielos; por tanto, mis creencias,
mi lenguaje, y mis acciones son las de un hijo de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Soy ciudadano del reino de Dios y camino bajo cielos abiertos!

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269
Día 262

Honrar a Dios trae recompensas


Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos;
y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán
de mosto. —Proverbios 3:9-10

Una creencia común entre cristianos es pensar que a Dios


sólo se le honra con cosas espirituales, como ir a la iglesia o
leer la Biblia. Sin embargo, la Escritura nos manda honrar a
Dios con nuestros bienes y con las primicias de todo lo que
recibimos.

S eñor tu palabra es verdadera y tus mandamientos todos


justos. Tú mandas que te honremos con nuestros bienes y
primicias, y la obediencia trae abundancia a nuestras ca-
sas. Sin embargo, hay gente que vive en escasez, y todavía
preguntan, “¿por qué?” La respuesta es, porque muchos han
sustraído los diezmos, ofrendas y primicias que te pertene-
cen. Hoy Padre, te pido que tengas misericordia de ellos y
les des revelación y temor, para que no tomen lo que es tuyo.
Gracias te damos Señor por los hombres y mujeres que aun
en medio de la crisis te dieron todo lo que tenían, y no los
dejaste avergonzados, porque experimentaron tu generosa
provisión diaria. Señor, revélanos el misterio de la honra,
para que vivamos en la sobreabundancia de tu Reino.

Decreta Conmigo:
¡Cuando le damos a Dios, Él nos da en sobreabundancia!

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270
Día 263

Quiero meditar en tu Palabra


Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley. […] Aparta mis ojos,
que no vean la vanidad; avívame en tu camino.
—Salmos 119:18, 37

El salmista clama para que los ojos de los que ven no se cie-
guen, y los oídos de los que oyen escuchen. Todos los que
ven las cosas maravillosas del evangelio de Dios, deben pedir
mayor comprensión de la Escritura, a la luz de Su Espíritu.

S eñor, abre mis ojos para mirar las maravillas de tu ley. Hoy
declaro que mi sentido de la vista sobrenaturalmente se abre
para ver la profundidad de tu Palabra y los misterios que ella
encierra. Aparta Señor mis ojos para que no vean la vanidad
del mundo. Renuncio a caminar por valles de tinieblas, a
correr tras la vanagloria de los impíos. Declaro que camino
a la luz de tu Palabra, y que cada paso que doy es guiado por
tu Santo Espíritu. Guárdame Señor de toda altivez de ojos y
orgullo de corazón. Ahora profetizo sobre mi vida, y declaro
que mis ojos son lámparas al cuerpo de Cristo, que miran
con misericordia y amor al menesteroso y al abatido, que
son lumbreras para el que anda en oscuridad. Así lo creo, lo
declaro, y lo establezco en tu nombre, mi amado Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Señor, dame sabiduría para comprender tu Palabra!

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271
Día 264

Bendito el fruto de tu vientre


Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por
obra, Jehová tu Dios… te amará, te bendecirá y te multiplicará, y
bendecirá el fruto de tu vientre… —Deuteronomio 7:12-13

La fidelidad de Dios hacia Israel queda demostrada una vez


más. Por haber guardado Sus mandamientos, Dios bendice
a sus generaciones.

¡ Bendito es el fruto de tu vientre!, dice el Señor. Empiece


a cubrir a sus hijos con la sangre de Cristo; cubra su mente
y su sexualidad. En el nombre de Jesús, los liberamos de
fornicación, prostitución, lesbianismo y homosexualismo.
Atamos los demonios de homosexualismo, los demonios de
lesbianismo, los demonios de prostitución y pornografía;
¡todos son destruidos! Declaramos que nuestros hijos no
son persuadidos, seducidos ni encantados por Satanás; él
no usará la televisión, las revistas o internet para pervertir-
los. Declaramos que ésta es una generación diferente, una
generación santa, una generación consagrada a Jehová; que
el fruto de nuestro vientre es bendito en la entrada y en la
salida; bendito donde quiera que va. Le hablamos al fruto de
nuestro vientre y lo declaramos santo, porque escrito está,
Señor, que si te obedecemos, nuestro fruto es bendito.

Decreta Conmigo:
¡Mis hijos y los hijos de mis hijos son benditos de Jehová!

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272
Día 265

Te damos gloria
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú
creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
—Apocalipsis 4:11

Los verdaderos creyentes sabemos que fuimos creados y


redimidos por Dios; y nuestra esperanza futura está en Él.
Esa es la razón por la que alabamos al único Dios verdadero.
¿Qué tal si hoy nos unimos al cielo, y en la tierra comenza-
mos a glorificar al Señor?

S eñor, te damos toda la gloria y toda la honra. ¡La gloria es


solamente tuya mi Dios! En medio de la alabanza Tú nos em-
poderas para echar fuera todo espíritu diabólico que quiera
venir contra tu iglesia. Todo espíritu de orgullo, arrogancia
y soberbia, ¡se secan por el poder de tu sangre! Les quitamos
todo derecho legal y los echamos fuera, en el nombre de
Jesús. Nuestros cuerpos sólo pueden ser llenos de tu gloria.
Que lo escuche el infierno, que lo escuche el diablo, que lo
escuchen los principados, los gobernadores y las potestades
que habitan en las regiones celestes. Señor enmudece toda
boca que no te da gloria, toda mente que no esté alineada a
la mente de Cristo, toda lengua que no confiese tu nombre.
¡La gloria y la honra son sólo tuyas!

Decreta Conmigo:
¡Recibe toda la gloria, mi Dios y mi Señor!

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273
Día 266

Pon justicia en nuestro corazón


Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu
monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla
verdad en su corazón. —Salmos 15:1-2

El Señor hace prosperar a los rectos, y es escudo para los que


andan en integridad. Prospera a los que andan en justicia y
hablan con sinceridad; a los que rehúsan ganancias injustas,
y no aceptan sobornos.

S eñor, hoy declaramos que el espíritu de mentira no tiene


cabida en nuestras vidas. Espíritu Santo Tú eres el único
que nos hace saber dónde hay mentira oculta. El espíritu de
engaño dice: “¡Tú puedes hacerlo, no tienes que esperar a na-
die!”. Sin embargo, en 1 Samuel leemos que el profeta tenía
que ser quien presentara el sacrificio en el altar, pero Saúl se
adelantó a hacer un trabajo para el cual no estaba llamado, y
eso lo llevó a perder la confianza de Dios y la corona. Señor,
líbranos de la mentira, porque Satanás es especialista en ur-
dir mentiras para engañar a tus escogidos. No ignoremos las
maquinaciones del diablo, porque él siempre está tramando
cómo hacernos caer en pecado; él anda buscando siempre a
quién usar para sus propósitos malvados. ¡De toda mentira,
líbranos Señor!

Decreta Conmigo:
¡Señor, arranca toda mentira y pon justicia en mi corazón!

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274
Día 267

Oídos para oír a Dios


Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
—Proverbios 4:20

A través del salmista, Dios nos invita a prestar atención a Sus


palabras. Jesús dijo: “El que tenga oídos, que oiga” (Mt. 13:9).
La instrucción de Dios debe estar siempre ante nuestros ojos,
grabada en nuestro corazón, y servir de norma para la vida.

¡ Declaro liberación sobre mis oídos! Todo lo que haya es-


cuchado en el pasado, que no esté conforme al decreto de
Jehová, ahora mismo lo arranco de mí. Todo lo que haya
traído contaminación a mi cuerpo y a mi alma, por oír la voz
mentirosa del enemigo, ahora mismo lo cancelo, lo anulo, lo
aplasto y lo echo fuera de mi espíritu, alma y cuerpo. Decre-
to que de hoy en adelante, mi oído sólo estará atento a la voz
de mi Pastor, Jesús de Nazaret. ¡Espíritu de sordera te vas,
en el nombre de Jesús! Sé que si no oigo ni obedezco la ley
de Dios, mi oración será abominable ante los ojos del Padre.
Hoy alineo mi oído a la voz del Espíritu Santo; lo afino para
oír Sus promesas y gozarme en el gozo de mi Señor. ¡Anhelo
oír Tus misericordias nuevas para este día!

Decreta Conmigo:
¡Mis oídos oyen la voz de Dios y mi corazón la obedece!

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275
Día 268

Espíritu de rechazo, ¡fuera!


Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro,
fue menospreciado, y no lo estimamos. —Isaías 53:3

La gente carnal no ve nada bueno en Jesús. Incluso el hecho


de que se hiciera pecado por nosotros, lo rebaja ante sus ojos.
Cuando la Escritura dice que Cristo fue desechado entre los
hombres, el original lo compara a una planta que, una vez
seca, es arrancada y desechada.

H oy renuncio Señor a todo espíritu de rechazo, temor


al rechazo, y rechazo a mí mismo. En el nombre de Jesús
¡me declaro libre! Diablo mentiroso, me has menospreciado;
quisiste hacerme creer que no valía, que no hacía nada bien;
quisiste detener mi propósito y mi llamado; quisiste abortar
el plan divino diseñado para mí, ¡pero hasta aquí llegaste!
¡Nunca más me tocarás! ¡Te ato, te reprendo y te echo fuera,
en el nombre de Jesús! Me pongo el yelmo de la salvación,
la coraza de justicia, el cinturón de la verdad, el apresto del
evangelio, levanto el escudo de la fe, y empuño la espada de
doble filo, que es la Palabra de Dios. ¡Jesús en la cruz me
liberó! Por tanto, no me rechazan a mí, sino al que murió y
resucitó para darme vida.

Decreta Conmigo:
¡Jesús fue rechazado para que yo fuera aceptado!

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276
Día 269

La voz de la sangre
Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla
mejor que la de Abel. —Hebreos 12:24

Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres, y Su


sangre es símbolo de que Él murió para redimirnos del peca-
do. Cuando nos identificamos con la muerte y resurrección
de Cristo, dejamos de estar enfrentados con Dios.

L a sangre de Cristo tiene poder. Es poder de Dios para


perdonar, sanar, liberar, redimir y transformar vidas. Hoy
clamo que la sangre de Cristo venga sobre mí; que cubra mi
familia, mis finanzas, mi casa y mi trabajo. Hoy la voz de la
sangre clama; no para muerte sino para vida; no para derro-
ta sino para victoria; no para maldición sino para bendición;
no para venganza sino para perdón. Que oigan los demonios
y las potestades; que el mundo sepa que hay sangre que cla-
ma por mí. ¡Yo llevo la sangre de mi Señor! Esa sangre me re-
nueva, me lava, restaura mi familia y mis finanzas. El poder
de la resurrección de Cristo clama vida en este territorio. Mi
familia camina cubierta por la sangre de Cristo. Los dinteles
de las puertas de mi casa tienen la sangre de Cristo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡La voz de la sangre de Cristo clama por redención!

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277
Día 270

Dejemos la hipocresía
Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los
hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
—Mateo 23:28

Antiguamente, un hipócrita era un actor que se ponía una


máscara para representar un personaje. Al terminar, se la
quitaba y volvía a ser quien realmente era. Muchos creyentes
son iguales; van a la iglesia, cantan, danzan, declaran vic-
toria, pero al salir se quitan la máscara de creyentes y viven
derrotados el resto de la semana.

Padre, en el nombre de Jesús, ayúdanos a ser transparentes


en todo lo que hagamos, tanto dentro como fuera de la igle-
sia. Ayúdanos Espíritu Santo a no ser cristianos de domingos
y golpearnos el pecho en la iglesia, y el resto de la semana ser
como cualquier impío. Que no digan que somos cristianos
hipócritas, llenos de mentira y corrupción. Perdónanos
amado Jesús, porque muchas veces negamos tu nombre, y
otras veces lo ensuciamos con actos vergonzosos. Hoy re-
nunciamos al espíritu de hipocresía y mentira que ha opera-
do en nuestra vida. Declaramos que en adelante viviremos
en integridad, conforme a tu Palabra, y seremos testimonio
para el mundo. Lo creemos en el nombre poderoso de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Abandono la hipocresía y vivo en integridad para Cristo!

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278
Día 271

Mi Cuerpo es el Templo de Dios


¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el
cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
—1 Corintios 6:19

Mantengamos nuestro cuerpo en buen estado. Muchas veces


los alimentos que comemos y la falta de ejercicio nos causan
sueño, estrés, ansiedad, alergias y sobrepeso. Recuerde que
nuestro cuerpo es el templo dónde vive el Espíritu Santo.

G racias amado Espíritu Santo por mostrarme tu amor.


Gracias por hacer de mi cuerpo tu morada en la tierra. Hoy
te pido perdón, Espíritu de Dios, porque no he valorado
que me hayas escogido para cohabitar conmigo. Reconozco
Señor que he descuidado mi cuerpo físico, creyendo que lo
más importante es el interior. Ahora sé que aunque tengo
que estar limpia por dentro, también demandas que esté
limpia por fuera. No en vano dice tu Palabra que el día de
tu regreso quieres encontrarnos “irreprensibles en cuerpo,
alma y espíritu”. He orado para ser usada por ti, pero cuando
ha llegado la demanda, he sentido que no tengo fuerzas. Pero
hoy me someto a tu plan, que incluye: buena alimentación,
ejercicio y descanso balanceado. ¡Sé que con tus fuerzas lo
lograré! Amén.

Decreta Conmigo:
¡Cuidaré mi cuerpo porque ahí vive el Espíritu Santo!

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279
Día 272

Renuncio a la avaricia
Y [Jesús] les dijo: mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida
del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
—Lucas 12:15

La avaricia es el deseo excesivo o reprensible de adquirir


algo. Jesús advirtió contra toda clase de avaricia. Pablo dice
que en el ministerio cristiano, no debe haber lugar para la
avaricia, pues ésta revela un estilo de vida pagana.

C on corazón rendido y avergonzado vengo ante ti, Padre.


Te pido perdón por los espíritus de avaricia y tacañería que
a menudo tocan mi puerta, y les permito entrar. Reconoz-
co que me he molestado, quejado y murmurado cuando
he visto la prosperidad de otros. Reconozco que he tenido
pensamientos egoístas, porque he deseado lo que Tú les dis-
te a ellos. Perdóname Señor por no valorar las bendiciones
que me has dado. Me has dado salud, familia, una iglesia
donde congregarme; pero sobre todo, te has dado Tú mismo
por mí. Señor, en tu nombre yo decreto y establezco, que el
espíritu de avaricia no me gobierna más. Que todo lo que
necesito Tú me lo das, y en abundancia. Lo que más deseo
es tu poder, unción, pero sobre todo una íntima relación con
tu presencia.

Decreta Conmigo:
¡Más que bienes, deseo una íntima relación contigo, Señor!

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280
Día 273

¡Sacúdete esa víbora!


…Habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al
fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano…
Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.
—Hechos 28:3, 5

El enemigo siempre querrá venir contra ti para matar, robar


y destruir. Pero cuando estás en el centro de la voluntad de
Dios, no hay sustancia mortífera que te pueda hacer daño.
Pablo sólo se sacudió la víbora y continuó lo que estaba ha-
ciendo. ¡Tú también sacúdete!

S eñor libérame, rodéame y protégeme con tu amor. Líbra-


me de la serpiente antigua que con engaño y astucia envuelve
y hace caer en sueño profundo a tus hijos, para llevarlos al
pecado y destruirlos con su veneno mortal. Hoy, en el nom-
bre de Jesús, le quito todo derecho legal al diablo. ¡Me sacudo
de esa víbora! ¡Declaro que el fuego de Jehová la consume,
la destruye y la quema! Toda artimaña del enemigo para que
no cumpla los propósitos de Dios, hoy se deshace. No dejaré
que la serpiente me inyecte su veneno. Declaro que la sangre
de Cristo me cubre desde la coronilla de mi cabeza hasta la
planta de mis pies. Todo huevo de áspid se rompe. Los des-
truyo por el poder de la Palabra de Dios, la sangre de Cristo
y en el nombre de Jesús.
Decreta Conmigo:
¡Mis enemigos esperan que caiga muerta, pero yo me sacudo!

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281
Día 274

Dile NO al divorcio
Le dijeron [a Jesús]: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de
divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón…
más al principio no fue así. —Mateo 19:7-8

En el diseño original de Dios no existe el divorcio. La Biblia


sólo permite divorciarse en caso de infidelidad conyugal;
cuando el corazón se ha endurecido a causa del pecado. Más,
cuando Dios transforma nuestro corazón, podemos ser fieles
al vínculo matrimonial.

H ermanos y hermanas, hoy nos movemos al precepto de


la Palabra de Dios, para ir contra todo espíritu de divorcio y
los espíritus del infierno que planean la destrucción familiar.
Rodeamos nuestra casa; plantamos bandera de Jehová en
nuestro territorio; liberamos al cabeza de familia, y libera-
mos las mentes de los hombres y mujeres. Los liberamos de
todo espíritu de machismo, adulterio, fornicación, y abuso
físico y mental. Arrancamos toda falta de identidad, todo
tentáculo de Jezabel que se quiera entrometer; arrancamos
toda fortaleza mental, todo espíritu de inmoralidad sexual,
y plantamos un sacerdocio santo. Hablamos restauración y
orden divino sobre cada familia. Yo decreto: ¡Diablo, no te
metas con la familia, porque te metes con Dios!

Decreta Conmigo:
¡Le digo NO al divorcio; mi familia está protegida por Dios!

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282
Día 275

El Padre me ama tanto como a ti


Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el
mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como
también a mí me has amado. —Juan 17:23

Jesús oró al Padre, no sólo por sí mismo y por sus discípulos,


sino que su oración trascendió su época. Él oró por la uni-
dad y el amor entre todos sus seguidores. La unidad de los
creyentes testifica de la verdadera identidad de Jesús como el
Hijo de Dios.

E spíritu Santo de Dios, te damos gracias por tu hermosa


presencia en nuestras vidas. Gracias a ti hoy podemos procla-
mar que somos un pueblo santo, unido por la preciosa sangre
de Jesucristo. En este día, nos apropiamos de lo que dice tu
Palabra, que Tú moras en nosotros como el Padre mora en
ti; por tanto, somos uno en el Espíritu. Gracias amado Padre,
porque de la misma forma que has amado a tu Hijo unigéni-
to, nos amas a nosotros. Hoy, con fe declaramos que seremos
conocidos por el amor que Tú has derramado en nuestros
corazones, a través de tu Espíritu Santo. Que guardaremos
la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; y amaremos a
todos como Tú nos has amado, hasta que todos lleguemos a
la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Amén.
Decreta Conmigo:
¡Vivimos en unidad como testimonio para el mundo!
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283
Día 276

Huyamos de la lujuria
…Para que por [Sus promesas] llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el
mundo a causa de la concupiscencia. —2 Pedro 1:4

Pedro le recuerda a la iglesia que, por las promesas de Cristo,


el creyente tiene acceso a todo lo que necesita para la vida
cristiana. Y que sólo es posible compartir la naturaleza di-
vina cuando huimos de la corrupción, debido a la concupis-
cencia o lujuria.

E n el nombre poderoso de Jesús, ato y reprendo todo es-


píritu de homosexualidad y lesbianismo que ha corrompido
el alma de las personas. No es asunto de preferencia ni una
enfermedad ni un estilo de vida; es un demonio que se apo-
dera de la voluntad de hombres y mujeres, quienes abren las
puertas a través del alcohol, erotismo, adicciones, perversión
sexual, inmundicia y pecado. No es una guerra contra per-
sonas, sino contra seres sin cuerpo, que se apropian del alma
de la gente. Señor Jesús, Tú odias el pecado, pero amas al
pecador y quieres salvarlo. Hoy, en tu nombre vamos con-
tra todo espíritu de inmoralidad sexual, y los destronamos.
Rompemos las cadenas de concupiscencia y maldición gene-
racional. ¡Espíritu Santo, llénanos con la vida de Dios!

Decreta Conmigo:
¡La homosexualidad y la lujuria no entran a mi familia!

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284
Día 277

Somos justificados por Su sangre


Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos… santifican
para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo…
limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al
Dios vivo? —Hebreos 9:13-14

Fuimos redimidos por medio de la sangre de Cristo, que tiene


poder para remover pecados. También por ella fuimos justi-
ficados. La sangre de Cristo sella un pacto eterno con Dios.

¡ Yo necesito a Jesús! Reconozco que soy de tierra, que estoy


en un cuerpo corruptible; que necesito ser libre en mi mente;
libre de toda carga falsa, de toda mentira diabólica, de toda
palabra podrida; libre de toda envidia, celo, odio y recha-
zo. ¡Señor, necesito de ti! ¡Libéranos Jesús por el poder de
tu sangre! Porque esa sangre que nos redimió habla. Habla
recordando que el acta de los decretos que nos eran contra-
rios, fue anulada en la cruz. Padre gracias porque aboliste el
acta que le daba derecho legal a Satanás para intervenir en
nuestra vida. Gracias Señor porque el poder de la sangre de
Cristo, revoca, anula e invalida todo mandato del infierno.
Gracias Jesús porque el poder de tu sangre preciosa habla,
redime, justifica y perdona. La sangre de Cristo disuelve e
invalida toda maldición generacional.

Decreta Conmigo:
¡Con la sangre de Cristo sellamos un pacto eterno con Dios!

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285
Día 278

Arranco la raíz del pecado


Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su
mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad
caerá sobre ella. —Números 15:31

La palabra iniquidad viene de inicuo. Designa maldad, per-


versidad, abuso, gran injusticia, y todo acto contrario a la
moral y la justicia. Existe desde el principio de la creación, y
su gravedad está por encima del pecado.

S eñor, en el nombre poderoso de Jesús, hoy corto de mi


vida toda iniquidad. Hermanos, la iniquidad es el espíritu de
rebelión a su máxima potencia; es el espíritu que habita en
Satanás. La iniquidad es una ofensa grande contra Dios, por
desconocimiento o por rechazar Su ley. Señor, hoy declaro
que toda iniquidad es echada fuera de mi vida, en el nombre
poderoso de Jesús. Iniquidad del infierno, te vas para siem-
pre de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma; te vas de mis
huesos, de las coyunturas, de los cartílagos, y del sistema
nervioso. Ahora declaro que la liberación penetra mi mente,
mi intelecto, mi consciente, inconsciente, subconsciente, y
mis emociones. Toda alianza con nuestra vieja naturaleza y
con Satanás, ¡se rompe, ahora! Señor, perdóname y libérame
de toda iniquidad.

Decreta Conmigo:
¡Señor, arranca de mí toda iniquidad, y libérame!

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286
Día 279

Rompo con la idolatría


Los rociaré con agua pura, y quedarán purificados. Los limpiaré de
todas sus impurezas e idolatrías. —Ezequiel 36:25 (NVI)

Era una costumbre hebrea rociar con agua limpia algún


objeto, a fin de purificarlo. De esto habla Ezequiel. El Señor
mismo esparcirá agua limpia sobre su pueblo para perdonar
la idolatría.

Padre celestial, en esta hora tomo responsabilidad por los


pecados de mis antepasados, y te pido perdón por el pecado
de idolatría. Renuncio a toda falsa religión que ha operado
en mi familia, por ignorancia o tradición. Cierro toda puerta
que hemos abierto al reino de las tinieblas, por donde entra-
ron espíritus de enfermedad, rebeldía, contienda y división,
a través de dioses falsos y sectas satánicas. ¡Los echo fuera!
Ahora mismo, la sangre de Cristo descubre todo anatema
que se esconde tras una figura de apariencia angelical. Es-
píritu Santo, llévame a esos lugares escondidos en mi casa
donde se encuentra un demonio disfrazado de inocencia,
para hacerlo pedazos con el puño apostólico de Tu palabra.
Destruyo altares de idolatría, y ahora, hago un pacto nuevo
de lealtad, que me lleva a adorar al único Dios verdadero.

Decreta Conmigo:
¡Con agua limpia me rocía Dios, y me perdona!

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287
Día 280

Estoy invitado a cenar


Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores.
Unges mi cabeza con aceite… —Salmo 23:5

Dios se revela a David, no sólo como Su protector, sino


además como el Todopoderoso. Mientras Dios prepara es-
meradamente la mesa y sirve un exquisito banquete para su
protegido, los enemigos sólo alcanzan a mirar de lejos, con
envidia.

S eñor, Tú aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis


angustiadores. Me das total seguridad cuando estoy frente
a los que me persiguen, frente a los que desean mi ruina,
frente a los que quieren destruir mi matrimonio, frente a los
que persiguen a mis hijos, y a los que quieren acabar con
mi familia. Me infundes seguridad cuando estoy frente a los
que han querido penetrar mi casa y robar mis pertenencias,
y cuando confronto a los que han querido robar mis sueños.
Padre, hoy declaro que aunque mis enemigos se opongan, sé
que Tú estás conmigo, como poderoso gigante para prote-
germe. Además, Señor, Tú unges mi cabeza, y esa es la mejor
bienvenida que se le da a alguien muy querido y estimado.
Señor, gracias por permitirme tener una íntima relación
contigo.
Decreta Conmigo:
¡Mis enemigos miran envidiosos, pero hoy cenaré con mi Señor!

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288
Día 281

Administrador de grandes riquezas


Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo
verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es
vuestro? —Lucas 16:11-12

Esta es una lección de fidelidad. Jesús nos enseña que cada


creyente debe ser un buen mayordomo de los dones que ha
recibido de Dios. A quien es fiel cuando se le confía poco,
Dios le podrá confiar más, y más.

N o clamo por dinero, no clamo por las riquezas de este


mundo. Mi alma clama por Ti Señor. Porque cuando clamo
por Ti, las riquezas vienen y vamos a otro nivel. No son las
riquezas mundanas las que me interesan sino hacer Tu vo-
luntad. Las riquezas materiales las tomaremos de los impíos.
Las arrancaremos del norte, del sur, del este y el oeste, y las
usaremos para expandir tu evangelio; para ayudar a la viu-
da, al huérfano y al extranjero. Las destinaremos a libertar a
los cautivos y a arrancar las almas de las garras del pecado.
Renueva nuestra mente Señor para creer por cosas mayores.
Pasamos Señor del nivel de suficiencia a la abundancia y a la
sobreabundancia del Reino de los cielos; sumérgenos en un
océano de muchas aguas, donde los ríos y las cascadas de
alabanza y adoración brotan.

Decreta Conmigo:
¡He administrado bien lo poco; Dios me está confiando mucho!

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289
Día 282

La intención correcta del corazón


No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos,
si no desmayamos. —Gálatas 6:9

Hay diferencia entre quien edifica un hospital para ayudar


a los enfermos, y quien lo hace para beneficiarse del dolor
ajeno. Aunque ambos edifican hospitales, la intención del
corazón de cada uno varía. Recuerda que Dios conoce las
intenciones de nuestro corazón.

A mado Padre celestial te doy gracias porque puedo ser-


virte, dentro y fuera de la iglesia. Gracias porque siendo Tú
el dador y dueño de la vida, permites que yo sea parte de tu
plan divino para expandir tu Reino en la tierra. Te pido que
cada día purifiques las intenciones de mi corazón. Que cada
vez que haga algo, sea primeramente para honrar tu nombre.
Espíritu Santo no dejes que yo reciba gloria por lo que Tú
haces a través de mí. Hoy renuncio a toda vanagloria del
mundo, a todo halago y adulación de los hombres, porque
sé que si algo puedo hacer es por tu infinita misericordia.
Gracias Señor por tu gracia y tu favor; porque soy parte de tu
plan divino para la humanidad. Te doy gracias Padre amado,
en el nombre de Jesús. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Dios me usa para bendecir a su pueblo, y sirvo con la actitud correcta!

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290
Día 283

Perseguidos por causa de Jesús


Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os
persigan… Gozaos y alegraos… porque así persiguieron a los profetas
que fueron antes de vosotros. —Mateo 5:11-12

Hay dos razones para ser perseguido: para enfrentar la


justicia, o por haber hecho lo justo aunque a los demás les
incomode. A Jesús le pasó esto. Así que cuando la gente ha-
ble mal de nosotros y nos persiga por Su causa, en lugar de
quejarnos, debemos seguir firmes sin negar a Cristo.

S eñor en esta hora levanto mis manos en señal de rendición


total a Ti. Reconozco que Tú eres mi protector y mi pronto
auxilio. Aunque muchas veces por causa de tu nombre y de
tu Palabra he sido criticada, rechazada, perseguida, y hasta
han inventado mentiras en mi contra, no me importa. Yo
conozco al Dios en el cual creo; uno que murió, pero que
también resucitó y está sentado a la diestra del Padre. Me
siento bienaventurada, bendecida y privilegiada que por tu
causa venga la persecución, porque sé que con ella también
viene mi protección y salvación. Sé que tus ángeles han sido
activados a mi favor. ¡No me avergüenzo de llamarme cris-
tiana y de proclamar tu nombre Jesús! ¡Jamás me avergonza-
ré de Ti mi Cristo!

Decreta Conmigo:
¡Si Jesús no se avergonzó de mí, yo no me avergüenzo de Él!

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291
Día 284

Corto la maldición generacional


…Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido
del árbol del cual te ordené, diciendo: No comerás de él, maldita será
la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu
vida. —Génesis 3:17

Las maldiciones nos han perseguido a causa del pecado. Han


viajado a través de nuestros antepasados de generación en
generación. ¡Hoy es el día de romper con todas ellas!

E n tu nombre, Señor, hoy corto toda maldición desde la


décima generación de mis antepasados. Declaro que las ca-
denas que nos esclavizan a la hechicería, idolatría, abandono,
machismo, homosexualidad, lesbianismo, lujuria, fetichismo,
pornografía, masturbación, gula, obesidad, trastornos menta-
les y enfermedades físicas, se rompen, ¡en el nombre de Jesús!
Esas maldiciones no tocarán mi vida ni la de mis hijos. Decla-
ro que mis hijos y yo somos libres. Señor, arranca todo senti-
miento de dolor que está arraigado en mi alma y que afecta mi
mente, mi voluntad, mis emociones y mi salud física. Arranca
los recuerdos que me producen dolor. Señor, tú fuiste quien
pusiste un alma en mí, y Tú eres el único que la puede sanar.
Tú eres mi médico por excelencia. A ti clamo Señor: ¡Arranca
toda raíz de dolor de mi alma! ¡Libérame y sáname!

Decreta Conmigo:
¡Hoy rompo la cadena de maldiciones generacionales!

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292
Día 285

El sello de un nuevo pacto


Entonces [Moisés] dijo: “Esta es la sangre del pacto que Dios os ha
mandado”. —Hebreos 9:20

La sangre de Cristo es la única que tiene poder para perdo-


nar todos nuestros pecados. Jesús fue al mismo tiempo Dios
y hombre; sacerdote y ofrenda; redentor y el que se relaciona
íntimamente con los redimidos.

L a sangre de Cristo fue derramada en la cruz para nuestra


salvación. Con la sangre de Su Hijo, Dios selló un nuevo
pacto con la humanidad. La voz de la sangre de Cristo clama
por esta ciudad, clama por la visión de la iglesia, clama por
almas en todos los continentes, clama por avivamiento y
compromiso de Su pueblo. Jesús en la cruz clamó ¡Teleo! que
significa, “Consumado está”, “Pagado está por completo”.
He sido justificada por la sangre de Cristo que trae provisión
a mi vida. Su sangre me limpió de pecado, sanó mi cuerpo,
me libró de la pobreza y borró toda angustia de mi alma.
La sangre de Cristo también pagó por ti y tu familia. Aho-
ra, clama por tus hijos, por tu esposo, por tu familia, por
tu llamado, por los jóvenes, por los niños. Clama, “¡Teleo!”
“¡Somos más que vencedores en Cristo!”.

Decreta Conmigo:
¡El pacto antiguo está roto; hoy hago un pacto nuevo con Jesús!

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293
Día 286

No traigas incienso extraño


No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda;
ni tampoco derramaréis sobre él libación. Y sobre sus cuernos hará
Aarón expiación una vez en el año… —Éxodo 30:9-10

En el Antiguo Testamento, el sacerdote debía ofrecer anual-


mente sacrificios a Dios para el perdón de pecados. Sin em-
bargo, después que Cristo vino a la tierra, gracias a Su obra
terminada en la cruz, no necesitamos ningún otro sacrificio
o intercesor sino Jesucristo.

C omo mujer de Dios, hoy me paro en la brecha por mi


esposo, por mis hijos y por mí misma. Hoy comienzo a
parir los Elías, los Eliseos, las Déboras de mi casa, y todos
esos hombres y mujeres de Dios siempre dispuestos a ser los
primeros en ofrendar, diezmar, alabar, orar, y hacer toda
obra que requiera el Reino de Dios. Declaro que los míos no
son hijos bastardos en la casa de Jehová, sino que tienen la
identidad de nuestro Padre celestial. Ellos tienen carga por la
obra que Jesús nos encomendó. ¡Declaro que nuestra familia
no ofrecerá incienso extraño, jamás! Tomamos la espada del
Espíritu y hacemos guerra contra todo espíritu diabólico que
quiera entronarse en nuestra familia. ¡Así lo declaro, en el
nombre poderoso de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Ofreceré sacrificios de alabanza y adoración a Jehová mi Dios!

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294
Día 287

¡Alaba a Jehová!
¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en
Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.
—Salmos 42:5

En los momentos más tristes y solos en el desierto David le


daba una orden a su alma: ¡Alaba a Jehová! Con la misma
seguridad debemos aprender a esperar nosotros, sabiendo
que Él responderá nuestra oración.

A lma mía te doy una orden: ¡Adora al Dios viviente! Ado-


ra al Padre, a Su Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo. Adora Su
poder y Su grandeza. El mundo, el diablo y la carne no me
pueden contaminar, porque mi alma adora al Dios vivo. Mi
alma, mi sangre, mis pensamientos y mi imaginación son
tuyos; te pertenecen. Espíritu Santo, entra y ensánchate en
mi alma, ocupa toda mi imaginación. Donde hay adoración
y alabanza no hay temor. David caminaba por el desierto,
donde habitan serpientes, osos, leones y otras bestias, pero él
decía: ¡Alma mía bendice a Jehová! Donde está la presencia
de Dios, aun las bestias del campo se someten. En medio del
peligro desciende la presencia de Dios, en medio de la crisis
desciende la presencia de Dios, en medio de la depresión
desciende la presencia de Dios.

Decreta Conmigo:
¡Ningún desierto me atemoriza si alabo al Señor mi Dios!

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295
Día 288

El yugo de Acab se pudre


… Su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el
yugo se pudrirá a causa de la unción. —Isaías 10:27

Muchos creen que el espíritu de Acab solo ataca a los hom-


bres. Déjeme decirle que los espíritus son espíritus, y atacan
a hombres y mujeres. Acab representa un espíritu de letargo
y pasividad, que se deja dominar, y todo lo deja “para des-
pués”. Un Acab siempre atraerá a una Jezabel, porque se
complementan.

S eñor, hoy renunciamos a los espíritus de pasividad, letar-


go e indiferencia en nuestra vida. Te pedimos que perdones
al varón de nuestra casa, que Tú has puesto por cabeza, por-
que no ha asumido el rol que le asignaste. Hoy, en el nombre
de Jesús, rompemos toda atadura diabólica que ha venido
operando en nuestra vida, trayendo conformismo, mentira,
engaño y falta de identidad. Arranca Señor la raíz del espí-
ritu de Acab que por generaciones ha estado en mi familia.
Declaro que mi casa se levanta en santidad y rectitud; que
de allí salen líderes, pastores, hombres de negocios, científi-
cos, profesionales, y deportistas exitosos. ¡Ayúdanos Señor!
¡Todo yugo de Acab se pudre, por causa de la unción!

Decreta Conmigo:
¡El yugo de Acab se pudre y se levanta el real sacerdocio!

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296
Día 289

Soy un arma de guerra


Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré
naciones, y por medio de ti destruiré reinos. —Jeremías 51:20

Hay un redoble de tambores de guerra en el ambiente. Jeho-


vá ruge desde lo alto del monte y sus enemigos tiemblan y
huyen. Hoy el Señor quiere usar tus manos y mis manos para
quebrantar a sus enemigos. ¿Te dejas usar?

S oy un arma de guerra en las manos de Dios. He sido


equipada para quebrantar naciones, destruir reinos, derri-
bar potestades, abatir gobernadores y aplastar las obras de
maldad del enemigo. Mis manos han sido entrenadas para
la batalla y mis dedos para la guerra. “Planta Mi bandera en
la tierra y toca trompeta en las naciones”, ha dicho mi Se-
ñor, y yo he obedecido. Soy soldado de Su ejército, y avanzo
confiada porque sé que Él me guía; Él pondrá en mi mano
a mis enemigos. Me ha prometido que caerán a mi lado mil
y diez mil a mi diestra, más a mí no llegarán. También ha
dicho que con mis ojos veré cómo los perversos reciben su
merecido. “Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo
su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano”,
ha dicho el Señor. Y yo digo ¡amén!

Decreta Conmigo:
¡Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiada en Dios!

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297
Día 290

Amar por encima de todo


Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que
no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no
es mía, sino del Padre que me envió. —Juan 14:23-24

Dios nos ama con amor incondicional. Cuando nosotros


le amamos y obedecemos sus mandamientos, Él responde
viniendo a vivir en medio de nosotros, en ese tabernáculo no
hecho por manos de hombre.

A mado Señor, pon en mi alma, en mi cuerpo, en mis


pensamientos, en mi entendimiento y en mis emociones, el
deseo de obedecer el mandamiento de amar a Dios por sobre
todas las cosas, y amar a mi prójimo como a mí mismo. Que
en la abundancia y la necesidad te ame Señor; que donde
quiera que vaya ame Tus preceptos y no los olvide; que con
mi conducta y mi diario vivir te ame; que en el corto y largo
plazo te ame Señor. Amo obedecer Tus mandamientos, aun-
que reconozco que no siempre es fácil. Señor, cada mañana
quiero ser guiada por tu Espíritu Santo, por causa del amor
al Padre, por causa del amor al Hijo y por amor a Tu Pala-
bra. Gracias Padre por lo que has hecho en nuestras vidas,
dándonos lo que Tú más amas, Tu Hijo unigénito Jesús de
Nazaret.
Decreta Conmigo:
¡Hoy puedo amarte Señor porque Tú me amaste primero!

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298
Día 291

Vida nueva para corazones muertos


Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne —Ezequiel 36:26

A través de Ezequiel, el Señor enfatiza que circuncidará el


corazón de Su pueblo para que viva en obediencia. La trans-
formación del corazón del ser humano es una obra secreta
de Dios, por la cual imparte nueva vida a corazones muertos.

L íbranos Señor de tener un corazón endurecido, insensible


y terco. Líbranos de las garras del pecado, que nos seduce y
atrae con lisonjas. Guárdanos Señor de no caer en la trampa
del mundo, que nos hace pensar que las mujeres deben tener
muchos hombres y los hombres muchas mujeres. Perdóna-
nos Señor por profanar tu nombre al ir tras los placeres de
la carne y la inmoralidad sexual, los cuales destruyen ma-
trimonios. Circuncida Señor nuestro corazón endurecido.
¡Hoy te rendimos nuestra voluntad! Que cuando el diablo
venga a mostrarnos deleites carnales, seamos fuertes para
resistirlo y mandarlo al infierno. En el nombre de Jesús,
declaramos que nuestra casa se llena de tu santidad y del
temor de Dios. ¡Quita Señor el corazón de piedra y ponnos
un corazón conforme al Tuyo!

Decreta Conmigo:
¡Transforma Señor nuestro corazón y quita toda inmundicia!

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299
Día 292

Que venga tu Reino


Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como
en el cielo, así también en la tierra. —Lucas 11:2

Para los cristianos, nuestra primera prioridad debe ser que el


Reino de Dios venga a la tierra; porque donde el Reino de la
luz llega, el reino de las tinieblas tiene que huir. Donde Dios
está, Su voluntad se tiene que cumplir.

S eñor, que venga tu Reino y cambie la atmósfera de este


lugar. Necesitamos tu presencia Señor, porque cuando Tú
desciendes, las fuerzas satánicas huyen. Cuando tu Reino
llega, la muerte y el Hades son lanzados al lago de fuego.
Señor Jesús, danos de tu espíritu intercesor para clamar ¡que
venga tu Reino a la tierra! ¡Venga tu Reino y aplaste la divi-
sión! ¡Venga tu Reino y aplaste la muerte y la destrucción!
¡Tú eres un Dios aplastante! Es necesario que la presencia de
Dios no solamente la sintamos aquí; esa atmósfera de Reino
tiene que entrar a tu casa, y sacar a Satanás. Tienes que sa-
car la pornografía, tienes que sacar el demonio de división.
Hoy, todo sacrificio que el mundo está ofreciendo para traer
división a tu iglesia, ¡se pudre en el nombre de Jesús! Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, que tu Reino penetre la atmósfera de mi casa!

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300
Día 293

Para que tengas prosperidad


¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová… que guardes
los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy,
para que tengas prosperidad? —Deuteronomio 10:12-13

Uno de los principios bíblicos que trae bendición sobre las


finanzas es la ley de la siembra y la cosecha. Según ésta, todo
lo que nosotros invirtamos en el Reino nos será devuelto
multiplicado. Tendremos mucho fruto.

R etrocede Satanás y suelta mis finanzas. ¡Te lo ordeno en


el nombre de Jesús! Ahora mismo ato todo demonio de mi-
seria, escasez y robo. Declaro que mi prosperidad proviene
de Dios y no puede ser detenida. Dios me ha prometido que
Él mismo abrirá las ventas de los cielos, ¡y eso se manifestará
sobre mi casa! Sé que todo lo que proviene de Dios es bueno,
da fruto y se multiplica. Ordeno ahora mismo multiplica-
ción en mis finanzas. Le hablo a toda fuente de provisión que
tiene mi familia, y les ordeno que alcancen para cubrir todas
nuestras necesidades, y aun sobreabunden. Aplasto a todos
los enemigos de mis finanzas. Al precepto de la Palabra, el
ángel de Jehová viene a ayudarme y me salva. Con poder y
autoridad, declaro que mi economía es liberada y redimida,
¡en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Cuánto más siembro, más semilla tengo para seguir sembrando!

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301
Día 294

Honrando a Dios genuinamente


…Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios
me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es
más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.
—Isaías 29:13

La Palabra nos enseña que “ninguno se presentará delante


de Dios con manos vacías”. Vayamos a Su presencia orando,
adorándolo con los labios y todo nuestro ser, y llevándole
ofrendas. Al buscar primero Su Reino, Él suplirá todas nues-
tras necesidades.

Padre, hoy vengo delante ti para pedirte perdón por las


veces que no he sido genuina en mi adoración; porque re-
ligiosamente he abierto mi boca para alabarte mientras mi
corazón guardaba enojo contra alguien. A veces he ido a
la iglesia, pero mi espíritu estaba atrapado en el pasado, en
alguna ofensa, rencor, o pecado escondido a los ojos de los
hombres, ¡pero no a los tuyos! Tú eres un Dios que todo lo
sabe, y en vano tratamos de engañarte; jugamos a “la iglesi-
ta” porque no tenemos temor santo. Perdónanos Señor por-
que te hemos deshonrado robando los diezmos, y luego nos
llenamos la boca cantando y diciendo que te amamos. Señor,
yo quiero vivir la vida que a Ti te agrada. Quiero adorarte no
solo de labios sino también en espíritu y verdad.
Decreta Conmigo:
¡Señor, te honro genuinamente y te adoro en espíritu y verdad!

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302
Día 295

Aviva el fuego profético


Sin profecía el pueblo se desenfrena; más el que guarda la ley es
bienaventurado. —Proverbios 29:18

Hay naciones que nunca han escuchado la Palabra del único


Dios verdadero, ni el nombre de su Hijo, Jesucristo. Viven
conforme a tradiciones paganas y sirven a dioses falsos. Pero
también están quienes conociendo a Dios, desechan su Pala-
bra y sirven a dioses ajenos.

H oy desatamos el fuego profético sobre esta ciudad. Con


el poder y la autoridad que Dios nos da, ¡declaramos libertad!
Somos libres de los espíritus de manipulación y control; de
los espíritus de seducción y prostitución; de Atenea la diosa
de la falsa sabiduría que engaña a la iglesia con teorías paga-
nas; echamos fuera los espíritus de adulterio, fornicación y
pornografía. Decretamos que todos esos espíritus sueltan a
los pastores y líderes de la iglesia, y a los hombres y mujeres
de Dios. El fuego profético trae libertad. El Espíritu de Jeho-
vá, el Señor, está sobre nosotros para destruir toda obra de
maldad. Los cautivos salen a la libertad del Hijo de Dios. ¡Sé
libre en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Hoy el fuego profético se aviva en mí!

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303
Día 296

El principio de la sabiduría
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Los insensatos
desprecian la sabiduría y la enseñanza.
—Proverbios 1:7

El propósito de Proverbios es desarrollar sabiduría por


medio de la “corrección”. La Escritura dice que la sabidu-
ría desarrolla prudencia, justicia, juicio y equidad. Sólo los
insensatos desprecian la sabiduría. Por eso, los hijos deben
escuchar, honrar y obedecer las enseñanzas de sus padres.

Padre, en el nombre de Jesús, nos presentamos ante tu altar,


pidiendo perdón por todo pecado que cometimos por falta
de sabiduría. Perdón, porque hemos fracasado muchas veces
por no buscar tu oportuno consejo; por creer que todo lo sa-
bemos; y hasta por asumir que Tú apruebas lo que hacemos.
Nos hemos familiarizado con tu presencia y tu poder. Hoy
me arrepiento por actuar con vana sabiduría humana. Me
arrepiento por no tener temor santo. Señor, quiero vivir fun-
damentado en el principio de tu Palabra que dice: “El princi-
pio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Señor, que cada vez
que vaya a hacer algo, tu sabiduría me abrace y pueda estar
segura que lo que hago tiene el sello de tu aprobación. Amén.

Decreta Conmigo:
¡La sabiduría divina me lleva a aceptar todo el consejo de Dios!

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304
Día 297

Faltan obreros para cosechar


Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los
obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a
su mies. —Mateo.9:37-38

Aquí, los obreros somos cada uno de nosotros. La Biblia nos


enseña que la cosecha “está lista”. Esto quiere decir que las
almas están listas para ser evangelizadas. Pero, ¿dónde están
los obreros que recogerán esa cosecha?

S eñor Jesús muchas veces nos postramos ante ti con lá-


grimas en los ojos, pidiendo por las almas. Queremos que
te conozcan, y sufrimos por nuestra familia que murió sin
conocerte, pero nada hacemos para ir a buscar las almas. No
tenemos revelación de que la cosecha “está lista”. Clamamos
para que vengan a la iglesia, pero no queremos ir a buscarlas.
Padre, perdónanos porque nos hemos acomodado, hemos
sido egoístas, y faltos de compasión. No nos detenemos ni
siquiera ante el vecino a preguntarle si podemos orar por
él o ella. Hoy Señor, te pido que el temor tuyo caiga sobre
nosotros, para ir y traer ese botín de almas. Oro por obreros
comprometidos, para que nos dispongamos a trabajar conti-
go Señor. Oro para que empecemos a amar lo que Tú amas,
que son las almas. ¡Gracias Señor!

Decreta Conmigo:
¡Saldré a evangelizar! ¡La cosecha de almas será grande!

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305
Día 298

No soy de este mundo


Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero
ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el
mundo. Por eso el mundo los aborrece. —Juan 15:19 (NVI)

Los que seguimos a Jesús no somos de este mundo; ya no


vivimos conforme a la mentalidad, la moral, las costumbres
ni los valores del mundo. Cuando decidimos seguir a Jesús,
nuestra mente fue transformada, y ahora tenemos los pensa-
mientos, costumbres y valores del reino de Dios.

S eñor Jesús, te doy gracias porque a través de tu sacrifi-


cio en la cruz, me sacaste del mundo de las tinieblas, y del
lodo cenagoso donde me hundía cada día más, en medio
de depresión, tristeza, soledad, pobreza y enfermedad, y me
llevaste a la luz admirable de tu reino. Hoy puedo decir con
certeza en mi corazón que ya no pertenezco más al mundo,
y que no amo nada de él. No me importa si por eso me criti-
can, me rechazan, me odian o me desprecian. Hoy declaro,
Señor, que tu Palabra se hace cada vez más real en mi vida.
Que Tú me llenas de tu poder y unción, y cubierta con tu
sangre voy a ellos, a llevarles la Palabra de liberación que un
día me libertó a mí. Soy libre de toda atadura y todo sistema
del mundo. Te amo mi Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Ya no soy de este mundo; pertenezco al reino de los cielos!

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306
Día 299

Verdaderos Discípulos de Cristo


En esto es glorificado mi padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así
mis discípulos. —Juan. 15:8

No todos quieren hacer el trabajo del buen pastor, que deja


las noventa y nueve y sale a buscar la oveja perdida. Muchos
aman los pulpitos para ser vistos, pero Jesús nos dice que
quien lleva “mucho fruto”, ése es Su discípulo. Así que si
usted dice ser cristiano y no tiene fruto, está lejos de ser dis-
cípulo de Cristo.

S eñor, te pedimos perdón por habernos acomodado en la


iglesia y no dar fruto. Fuiste Tú quien nos comisionó para
ir y hacer discípulos, y que llevemos “mucho fruto”. Perdó-
name, porque hasta me he ofendido cuando me han pedido
cuentas del fruto. Incluso, he llegado a considerarme tu
discípula, aunque sé que en esa área estoy más estéril que la
higuera. Pero, ¡basta ya! Soy como un árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da buenos frutos, y en abundancia.
Padre, te pido perdón y me arrepiento por mi falta de com-
promiso. Renuncio a toda esterilidad espiritual y natural, y
le pido al Espíritu Santo que me ayude a llevar mucho fruto.
Soy un árbol plantado y daré “mucho fruto”.

Decreta Conmigo:
¡Como discípulo de Cristo estoy llamado a dar “mucho fruto”!

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307
Día 300

Integridad y misericordia
Jesús… le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno
te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te
condeno; vete, y no peques más. —Juan 8:10

El encuentro de Jesús con la mujer adúltera sirve para que


Jesús nos enseñe acerca de integridad y misericordia. Mu-
chas veces tendemos a señalar, acusar, condenar y ajusticiar
a nuestro prójimo, sin darnos cuenta que somos igual o peor.
¡Hoy aprendamos a perdonar!

S eñor Jesús en tu nombre, ato y reprendo al acusador de


nuestras vidas. Tu Palabra dice, que el que esté libre de pe-
cado que tire la primera piedra. Y el proverbio enseña, que
“el que encubre sus pecados no prosperará; más el que los
confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Señor ensé-
ñanos a reconocer nuestros pecados, y apartarnos de toda
ocasión de pecar. Repitan conmigo: “Señor, te pido perdón;
me arrepiento de haberte ofendido; hoy decido apartarme de
mi vieja manera de vivir y pido tu gracia sobrenatural para
alejarme de la tentación”. Ahora cierren sus ojos y reciban el
perdón de Dios. Más allá de la magnitud de nuestro pecado,
Jesús nos está haciendo libres. Hoy Jesús te dice: ¡Yo no te
condeno; vete y no peques más!

Decreta Conmigo:
¡Jesús perdonó mis pecados; ya no peco más!

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308
Día 301

Yo seré su Dios
Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me
serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a
mí de todo su corazón. —Jeremías 24:7

Una vez más, aquí vemos reflejado el pacto de Dios con su


pueblo. “Me serán por pueblo, y Yo les seré a ellos por Dios”.
Pero además, el Señor promete darles un corazón nuevo
para que lo conozcan y lo busquen.

H oy ponemos demanda sobre los niños, que son el fruto


de nuestro vientre; los que se están gestando y los que son
amamantados; los adolescentes y los jóvenes. ¡Declaramos
que todos te dan la gloria Señor! Declaramos que todo es-
píritu de idolatría ¡se seca! ¡El legalismo se seca! ¡Séquense
manipulación y control! Vamos a las raíces de esos espíritus
y por la sangre de Cristo les ordenamos que ¡se sequen! Todo
árbol que no fue plantado por Jehová ¡se seca! Toda hierba
mala ¡se seca de raíz! Toda hojarasca acumulada en nuestras
vidas ¡se seca! Todo lo que no da fruto para el Reino de Dios
¡se seca, en el nombre de Jesús! ¡Somos plantíos de Jehová!
¡Somos renuevo de Su gloria! Dele gloria a Dios, porque
Él apresura Su Palabra en este día, y prepara el corazón de
nuestros hijos para que le conozcan.

Decreta Conmigo:
¡Jehová es mi Dios; Su rostro buscaré y lo conoceré!

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309
Día 302

El temor de Dios sobre la iglesia


Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron
estas cosas. —Hechos 5:11

La mentira de Safira la llevó a tentar al Espíritu Santo. Pre-


tendió engañar a Pedro, un antiguo pescador, sin recordar
que Jesús le había dado poder y autoridad como cabeza de
la iglesia.

L a Iglesia de Cristo clama perdón en este día. Pedimos


perdón por toda contienda, división y murmuración. Te pe-
dimos Señor que limpies los templos, limpia la membresía;
limpia el estacionamiento y los atrios; hasta el último rincón
del templo límpialo Señor. Sálvanos de toda querella que
se levanta contra la iglesia. Pedimos perdón porque hemos
peleado y murmurado entre hermanos. Disputa Jehová, con
los que contienden contra la iglesia, y pelea contra los que la
combaten. El Señor de los Ejércitos se levanta a favor de Su
pueblo; empuña la lanza contra el espíritu del mundo, el dia-
blo y el hades. Oro para que el temor de Dios venga sobre el
cuerpo de Cristo. Escucho al Señor decir: ¡Iglesia, no temas a
tus enemigos, porque Jehová tu Dios los ha entregado en tu
mano y ninguno de ellos prevalecerá contra ti!

Decreta Conmigo:
¡Jesús defiende a Su iglesia y el mundo no prevalecerá!

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310
Día 303

La Fe viene por oír la Palabra


Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
—Romanos 10:17

Nuestra fe nunca podrá ir más allá del conocimiento que


tengamos de las promesas de Dios, que están contenidas en
Su Palabra. La fe no admite dudas. Por fe escuchamos, cree-
mos, hablamos y actuamos, conforme a la Palabra de Dios.

S eñor, yo te doy gracias porque tu Palabra es fiel y verdade-


ra. Gracias porque a través de ella tu nos enseñas principios
de vida. Gracias porque aunque todo ande mal a nuestro
alrededor, y el día se vea oscuro, confiamos en lo que Tú nos
has prometido. Hoy, me rehúso a escuchar otra voz que no
sea la tuya. Espíritu Santo, aumenta mi fe a través de lo que
me revelas en la Escritura. ¡Es lícito pedirte fe! Los discípulos
te pidieron fe y Tú les enseñaste a confiar en ti. Yo también te
pido, Señor, que aumentes mi fe para creer por cosas mayores,
más allá de lo visible y natural. Con mi fe, haré proezas en
tu nombre, atravesaré ríos y moveré montañas; conquistaré
territorios para tu gloria y honra, y nada me amedrantará,
porque viviré con la fe del Hijo de Dios. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Señor, aumenta mi fe, porque sin fe es imposible agradarte!

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311
Día 304

Yo voy en el nombre de Dios


Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y
jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos,
el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
—1 Samuel 17:45

La respuesta de David demuestra la confianza absoluta


que tenía en Dios. El filisteo dependía de su lanza, espada
y jabalina. Más David peleaba como representante del Dios
Altísimo y con autoridad divina.

Te damos gracias Señor porque sabemos en quien hemos


confiado: en Jehová, el Dios Todopoderoso; en Jesús, Su
Hijo amado, quien murió, resucitó y ahora está sentado a la
diestra del Padre; y en el Espíritu Santo, nuestro ayudador
y consolador. Por eso, en el nombre de Jesús, vamos contra
toda potestad de las tinieblas, para destruirlas y echarlas fue-
ra de nuestra vida. Como el gigante filisteo que atemorizaba
a Israel, así también el diablo quiere atemorizarnos; pero de
la misma manera como David proclamó que él iba a vencer
a ese incircunciso, en el nombre de Jehová, también hoy pro-
clamamos que nosotros venceremos. ¡Vamos en tu nombre,
mi Señor! Vamos con la autoridad que nos has delegado, y
el poder del cielo que nos hace más que vencedores, para
aplastar toda hueste de maldad.
Decreta Conmigo:
¡Satanás, yo voy a ti en el nombre de Jesús!

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312
Día 305

La puerta está abierta


…He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie
puede cerrar; porque aunque tienes pocas fuerzas, has guardado mi
palabra y no has negado mi nombre. —Apocalipsis 3:8

En el lenguaje de la Biblia, una “puerta abierta” es una expre-


sión común para referirse a la oportunidad que tiene alguien
de hacer algo. Cuando Dios abre puertas, ningún hombre las
puede cerrar; y cuando las cierra, no hay hombre alguno que
las puede abrir.

Vengo ante tu presencia Señor para darte gracias porque


Tú nunca nos has dejado ni no has abandonado, aun cuando
a veces nuestro caminar no ha sido totalmente correcto. Hoy
me paro en la brecha por las familias que todavía no han
entrado por las puertas de bendición que Tú les has abierto.
Intercedo por ellas, porque algunas ya no tienen fuerzas
para seguir; sin embargo, no se han avergonzado de ti, sino
que siguen confesando tu nombre. Tú, madre soltera, viuda,
huérfano, y quienes pusieron a Jesús por encima de todo,
¡ustedes recibirán bendición! Oro para que Dios renueve sus
fuerzas y sean capaces de alcanzar las bendiciones que Él
tiene para ustedes. Escrito está que Tú eres la puerta, y quien
por ti entre, será salvo y hallará pastos. ¡Gracias Señor!

Decreta Conmigo:
¡Jesús me abre puertas, y yo entro con acción de gracias!

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313
Día 306

Mi provisión viene de manera inesperada


Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por
la tarde; y bebía del arroyo. —1 Reyes 17:6

Que unas aves de carroña (considerados animales impuros)


le llevaran cada día pan y carne al profeta, ¡es un tremendo
milagro! No sólo eso, sino que mientras Israel tenía escasez
de alimentos, Dios no desamparó a su ungido.

Tú hermano, que estás pasando pruebas en tus finanzas


por falta de sabiduría, falta de trabajo, o mala mayordomía,
ora conmigo creyendo: Padre celestial, te pido perdón y me
arrepiento por ser mal administrador de mis finanzas. De-
claro que así como proveíste para el profeta Elías, hoy Tú
me envías cuervos, con pan y carne. Padre, hoy tus hijos es-
peramos un milagro financiero. Hermano, declara conmigo
que eres bendecido, que las compuertas de los cielos se abren
y el torrente de bendición es derramado sobre tus finanzas,
sobre tus graneros, sobre tu ganado, sobre tu casa y sobre
tus hijos. Cree que eres abundante y no escaso. Declara, que
tendrás para dar y nunca pedirás prestado; declara que eres
rico, abundante y próspero; pero dilo creyendo en el podero-
so nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡En medio de la escasez, Dios no ha dejado de proveerme!

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314
Día 307

Como monte arrasado por el fuego


Dios mío, ponlos como torbellinos, como hojarascas delante del
viento, como fuego que quema el monte, como llama que abrasa el
bosque. —Salmos 83:13-15

Aquí está escrita la perdición de todos los que se oponen al


reino de Cristo. Dios quiso dar a sus enemigos una adverten-
cia. No sólo serán quemados como hojarasca, sino como la
paja seca. Este será el final de los hombres malvados

S eñor, hoy hago guerra espiritual a favor de mi familia,


y te pido en esta hora que derrames tu fuego santo sobre
nosotros. Consume todo pecado que hemos arrastrado por
generaciones, y todo aquello que se levantó en mi contra.
Quema toda falta de paternidad, toda bastardía, toda falta de
identidad, toda maldición que ha sido transferida a través de
las palabras o por medio de las perversiones que practicaron
nuestros antepasados. Hoy renuncio Señor a todo patrón ge-
neracional de maldad, a la iniquidad, al espíritu de mentira,
de robo e inmoralidad sexual en mi línea sanguínea. Manda
tu fuego, Señor, y quema toda raíz de maldad en mi árbol ge-
nealógico. Hoy, por el poder de la sangre de Jesús, renuncio
a toda maldición, y proclamo que ya no soy la misma. ¡Soy
nueva criatura en Cristo!

Decreta Conmigo:
¡Soy un árbol plantado junto a corrientes de agua!

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315
Día 308

Arranco lo malo de raíz


Pero respondiendo [Jesús], dijo: Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada. —Mateo 15:13

De la misma forma que la cizaña que crece en medio de un


plantío, es arrancada de raíz y echada en el fuego; de esa
misma manera será en el día del juicio. Pero los que son
plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios
florecerán.

S eñor, hoy someto la carne y la llevo en cautiverio para que


obedezca a Jesucristo, el Hijo de Dios. Toda mente y todo
cuerpo tienen que obedecer al Señor. Padre, hoy comienzo a
arrancar árboles de opresión y hechicería; árboles que fueron
regados con malas palabras. Arranco árboles de enfermedad,
de engaño, de problemas mentales. Arranco también todo
árbol que creció alimentado por las maldiciones provenien-
tes de la televisión, la radio, los libros de hechicería, las tradi-
ciones y costumbres idólatras, y por los mensajes perversos
emitidos por algunos medios de comunicación. Todo árbol
de legalismo, religiosidad y paganismo los arranco de raíz.
Arranco Señor, todo lo que ha plantado el diablo mentiroso.
Arranco todo árbol de injusticia y planto árboles de justicia.
Amén.
Decreta Conmigo:
¡Soy plantío de Jehová para dar buenos frutos!

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316
Día 309

Un pacto con Dios no se rompe


Guardaos, no os olvidéis del pacto […] Porque Jehová tu Dios es fuego
consumidor, Dios celoso. —Deuteronomio 4:23-24

No podemos quebrantar el pacto que el Señor hizo con no-


sotros, e ir a servir a otros dioses, e inclinarnos ante ellos.
Porque entonces la ira del Señor se encenderá, y pereceremos
pronto, en esta buena tierra que Él nos ha dado.

N ecesito Señor el fuego de tu presencia. ¡Dame tu fuego


Señor! Vamos familia, clama delante de Dios y dile: Yo quie-
ro tu fuego para mi casa, para mi familia y para mis hijos.
Dile: Quiero tu fuego Señor en nuestras relaciones persona-
les. Vamos, declara sin temor: “Padre, lléname con tu fuego
para decirle no al pecado, no a la maldad, no al mundo,
no a los patrones generacionales, no a la iniquidad, no a la
mentira, no al robo, no a las adicciones, no a la perversión
sexual”. Di conmigo: “Señor, necesito cargar cada mañana
tu fuego”. Hoy en día, lo único que nos sirve es el fuego de la
paternidad de los últimos tiempos, que nos ayuda a resolver
cualquier problema. Señor, danos tu fuego, para reconciliar
matrimonios y restaurar familias que le sirvan con amor a
Cristo.

Decreta Conmigo:
¡Señor ayúdame a ser fiel y no romper mi pacto contigo!

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317
Día 310

Hay que orar como conviene


Y los veinticuatro ancianos… adoraron a Dios, diciendo: Te damos
gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de
venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
—Apocalipsis 11:16-17

La adoración en el cielo es poderosa. Dice el apóstol Juan


que todos los ángeles permanecen de pie alrededor del trono
y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, y
adoran a Dios de día y de noche.

E spíritu Santo de Dios, guíanos a orar tu perfecta volun-


tad. Usa nuestra boca para adorar y alabar al Padre. ¡Alma
mía bendice a Jehová! Bendice al Alto, al Sublime, al Pode-
roso, al tres veces Santo, al Único Dios Verdadero. Llévanos
a adorar a Jesús, el Hijo de Dios, el Rey de Gloria, el único
mediador entre Dios y los hombres, al que intercede ante el
Padre. Señor, cada día buscas verdaderos adoradores, gente
que te adore en espíritu y verdad; hombres y mujeres, adul-
tos, jóvenes y niños, de todas las razas y todas las naciones,
dispuestos a adorarte y a servirte. Usa nuestro cuerpo para
que te adoremos. Hoy nos conectamos al cielo y nos unimos
al coro de ángeles, querubines y ancianos, para alabar y ado-
rar tu santo nombre. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Sólo el Espíritu Santo me guía a orar como conviene!

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318
Día 311

Libre de toda enfermedad


…Ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios, te enviaré a ti;
porque yo soy Jehová tu sanador. —Éxodo 15:26

La enfermedad es un espíritu, y Jesús la reconoce y la llama


por su nombre en Lucas 13:11. Cuando la enfermedad es ex-
puesta, tiene que abandonar el cuerpo donde vive. Dios nos
ha llamado a ejercer autoridad sobre espíritus inmundos, a
echarlos fuera, y sanar toda enfermedad y dolencia.

E spíritu de enfermedad, te ato y te echo fuera en el nombre


de Jesús. Viajo hasta mi décima generación en el pasado, y
rompo toda cadena de maldición generacional. Me libero y
libero a mis generaciones por venir. Señor, clamo tu perdón
y tu misericordia. ¡La voz de la sangre clama redención! ¡La
voz de la sangre clama sanidad divina! No tengo que seguir
arrastrando las cadenas que me ataban a las enfermedades
de mis antepasados. Toda maldición ancestral la echo fue-
ra. Toda célula que haya degenerado, produciendo cáncer,
diabetes, enfermedades cardíacas o respiratorias, y quiera
traer muerte a mi familia, queda improductiva. Las declaro
ilegales en mi vida y en la vida de mis hijos, por el poder de
la sangre de Cristo.

Decreta Conmigo:
¡Soy sano(a); Cristo llevó todas mis enfermedades!

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319
Día 312

Espíritu de muerte no nos tocarás


Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y
veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de
mortandad cuando hiera a la tierra de Egipto. —Éxodo 12:13

En el Antiguo Testamento, Dios ordenó marcar con sangre


de cordero los dinteles de las puertas, para que el ángel de la
muerte no tocara a su pueblo. Así, en el Nuevo Testamento la
sangre de Cristo nos libra de la muerte eterna.

S eñor, en Tu nombre, ato el espíritu de muerte que se ma-


nifiesta a través de accidentes trágicos. Saco a la luz y des-
mantelo toda artimaña del diablo que ha matado a familias
completas. Por el poder de la sangre de Cristo, ¡se va fuera!
Señor, en Tu nombre yo declaro que el ángel de la muerte pa-
sará muy lejos de nuestra puerta, porque Tu Sangre preciosa
ha marcado los dinteles de nuestros corazones, y se puede
ver en los portones de nuestra casa. Ninguna enfermedad ni
plaga destructora, de las que atacaron a los egipcios, tocará
nuestra morada. Por el poder de Tu sangre, las ato, las re-
prendo y las echo fuera de los contornos de nuestra casa, y de
la casa de nuestros hijos y familiares. El espíritu de muerte
nunca tocará a nuestra puerta.

Decreta Conmigo:
¡Estoy marcado por la sangre de Cristo y la muerte no me tocará!

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320
Día 313

Señor escucha mi oración


Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado;
hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi
alma. —Salmos 143:8

David adora para que Dios lo escuche y se complazca. En


estos versos el salmista clama por la misericordia de Dios. La
noche de angustia y desaliento que vivió pronto terminará
con un nuevo día lleno de consuelo, elogios y cánticos de
alabanza al Señor. David anhela conocer la perfecta voluntad
de Dios para su vida.

D e madrugada te busco Señor. Mi alma tiene sed de ti.


Bueno eres Tú mi Dios con los que en ti esperan. Señor, oye
mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme con tu verdad
y tu justicia. En tu presencia, Señor, hay plenitud de gozo;
delicias a tu diestra para siempre. Has dicho: Yo amo a los
que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.
Señor, mi corazón clama por ti; mi espíritu, alma y cuerpo
anhelan estar en tu presencia. Líbrame de mis enemigos, oh
Dios del cielo. Tú eres mi refugio y mi fortaleza. Enséñame
a hacer tu voluntad; tu Espíritu me guía a tierra de rectitud.
En tu presencia quiero estar Señor, ¡en tu íntima presencia!

Decreta Conmigo:
¡De madrugada te busco Señor; yo quiero oír tu voz!

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321
Día 314

¡No celebro a ninguna bruja!


Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto
desechaste el conocimiento… y porque olvidaste la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos. —Oseas 4:6

Muchos consideran que disfrazarse para celebrar el día de


las brujas o la fiesta de “Halloween” es algo inofensivo y di-
vertido. Que es tiempo de recoger dulces, jugar y divertirse;
pero eso no es real. La atmósfera se vuelve demoníaca, hay
pactos satánicos y la muerte ronda por todo lado.

¡ Señor Jesús, yo no celebro el día de las brujas! Por el con-


trario, en tu nombre echo fuera de mi vida el espíritu de
adivinación y brujería, que la Biblia llama espíritu de pitón,
de donde vienen las “pitonisas”, que hacen magia, sortile-
gio, hechicería, brujería y encantamiento. Me cubro con la
sangre de Cristo, y arranco todo fruto de maldad. Le quito
la máscara al diablo, “Porque nada hay encubierto, que no
haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse”. Hoy
rompo toda atadura con la brujería y el satanismo, y en el
nombre poderoso de Jesús, le quito al diablo toda autoridad
que le haya dado sobre mi vida. Declaro que soy una alaban-
za caminando, que soy la luz del mundo, y portadora de la
gloria de Dios.

Decreta Conmigo:
¡El día de las brujas saldré a ganar almas para Cristo!

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322
Día 315

Pelea por tu vida


Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades,
y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios,
porque le conocían. —Marcos 1:34

El ministerio de Jesús consistía de cuatro cosas: enseñar en


las sinagogas; proclamar el evangelio del reino; sanar toda
enfermedad y dolencia; y liberar a los cautivos, de los cuales
salían demonios, gritando y diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios!
S eñor, te pedimos perdón por haber alimentado el espí-
ritu de muerte. En tu nombre secamos las raíces de cáncer,
SIDA, diabetes, quistes, artritis o cualquier otra enfermedad
que han diagnosticado sobre Tu pueblo. Por el poder de la
sangre de Cristo, echamos fuera los espíritus de enfermedad,
muerte y luto. Hermano(a), cuando usted tiene revelación
del poder de la sangre de Jesús, su fe vence toda enferme-
dad. ¡Comience ahora a pelear por su vida! Diga conmigo:
“Amado Jesús, quiero ser un instrumento en tus manos para
bendecir familias. Quiero ser el instrumento que uses para
sanar, liberar y transformar mentes”. Ahora, en el nombre
de Jesús, toda enfermedad arraigada en su vida comienza
a salir. Arrancamos la simiente de Satanás y plantamos la
simiente de Dios sobre cada ser humano, en el nombre po-
deroso de Jesús. Amén.
Decreta Conmigo:
¡La sangre de Cristo me sana, libera y transforma!

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323
Día 316

Soy cabeza y no cola


Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima
solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de
Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas.
—Deuteronomio 28:13

Cuando Dios decreta algo sobre tu vida, debes tener la ple-


na seguridad que eso se cumplirá, por encima de cualquier
circunstancia. Dios es fiel a Sus promesas. Lo que Él dice se
hará. ¡Es una ley!

Por oír la voz de mi Señor, por guardar y poner por obra


todos Sus mandamientos, Jehová Dios me bendecirá y me
encumbrará sobre todas las naciones de la tierra. Ninguna
maldición generacional puede operar sobre mi vida, porque
Tú Señor ya me has hecho libre de todas ellas. Tú Señor has
removido toda barrera que el enemigo levantó en mi contra.
Tú Señor me has librado de toda persecución e intimidación
del diablo. ¡Me declaro libre de toda mentira del diablo! De-
claro libertad sobre mis hijos, sobre mi casa y sobre todas
mis generaciones por venir. Declaro que soy cabeza y no
cola, y que la mano de Jehová guía mi vida y la de mi familia.
Declaro que mi Dios bendice la obra de mis manos, confor-
me a Su perfecta voluntad. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Dios me bendice dondequiera que voy!

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324
Día 317

Jesús te llama por tu nombre


Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser
Señor así de los muertos como de los que viven. —Romanos 14:9

Escrito está que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y


crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos,
serás salvo. Dios te usará hoy para hablarle a tu familia, o a
algún personaje famoso.

S eñor en tu nombre declaramos pesca masiva de almas.


Que las figuras del cine, televisión, radio, periódicos y revis-
tas; así como quienes trabajan en la industria de publicación
de libros, y quienes programan los sitios de internet vienen
al conocimiento de tu Palabra. Declaramos que las redes
sociales se llenan con mensajes de sabiduría que vienen de lo
alto. Señor amado, decretamos un evangelismo sobrenatu-
ral; una pesca masiva entre la gente que trabaja en los medios
de comunicación. Creemos por un evangelismo explosivo,
donde tu poder sobrenatural se desata para atraer almas.
Empezamos a llamar a los que Tú has predestinado, porque
la Palabra dice que, “las ovejas oyen la voz de su pastor y le
siguen”. Y el pastor nuestro se llama Jesucristo. Él es nuestro
Señor, nuestro proveedor, nuestro sanador; pero sobre todo
Él es nuestro Salvador.
Decreta Conmigo:
¡El mundo conocerá cuán grande es mi Dios!

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325
Día 318

Rodeados por muros de fuego


Yo seré para [Jerusalén], dice Jehová, muro de fuego en derredor, y
para gloria estaré en medio de ella. —Zacarías 2:5

A través de Zacarías, Dios muestra al mundo la futura gloria


de Jerusalén. Promete que no tendrá muros edificados por
hombres; pero asegura que Él será muro de fuego a su alre-
dedor y Su gloria estará en medio de ella.

S eñor, desciende con poder sobre tu iglesia; somos la nueva


Jerusalén que Tú has prometido rodear con muros de fuego.
Hoy clamamos por el fuego de tu presencia, por la nube de tu
gloria, y tu poder sobrenatural en medio de nosotros. Ora-
mos por nuestro pastor, para que le des aún más revelación
de tu Palabra; añade mayor celo por tu casa, y acrecienta su
don de mayordomía. Como atalayas de tu reino, ayúdanos
a levantar los puentes y cerrar portones, para que cuando
algún incircunciso quiera venir contra este ministerio no
pueda pasar. Cerramos los portones a la masonería, al ocul-
tismo, a todo hombre y mujer que quiera venir a prostituir
este ministerio. Rodeamos con muros de fuego esta iglesia.
Declaramos que el temor de Dios está sobre cada miembro
de este ministerio que está impactando las naciones de la
tierra.
Decreta Conmigo:
¡Muros de fuego sobre mi casa y la gloria de Dios en medio de ella!

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326
Día 319

Cristo llevó cautiva la cautividad


[Cristo] Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a
los hombres. —Efesios 4:8

Jesús ascendió a lo alto, llevando en cautividad a quienes lo


tenían cautivo. Además, repartió dones a los hombres. Son
estos los dones del Espíritu Santo, dados para que el Señor
manifieste su poder entre nosotros.

S eñor, en este día declaro que toda asignación del diablo


contra la familia, se pudre de raíz; no prospera, se seca y es
echada fuera, en el nombre poderoso de Jesús. Toda asigna-
ción para destruir a tu pueblo, a los varones y las mujeres,
¡se rompe ahora! Mujer, toda trampa que el enemigo puso
para destruir tu maternidad no funciona ni tiene fundamen-
to legal; por lo tanto se destruye. Libero, ahora mismo a las
familias; los padres, las madres y los hijos. Saco de cautive-
rio la feminidad. ¡Mujer, te saco de esa cárcel de opresión!
Destruyo el espíritu que ha venido a prostituir la paternidad.
Espíritu de falsedad, te ordeno, ¡sécate! Desato ahora la pa-
ternidad de Dios sobre tu vida. La paternidad de Abba te
hace libre. El nombre y la sangre de Cristo te hacen libre;
porque escrito está que Él llevó cautiva la cautividad.

Decreta Conmigo:
¡Cristo saca del cautiverio mi casa y mis hijos!

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327
Día 320

Nada es imposible para Dios


Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas, y que ningún propósito tuyo
puede ser estorbado. —Job 42:2

La mayoría de cosas que hoy valoramos, fueron vistas como


imposibles, aun antes de haberlas intentado. Dice Jesús:
“Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es
posible”. No hay murallas que Él no pueda derribar, no hay
enfermedad que Él no pueda sanar, no hay problema que
Él no pueda resolver. ¡Hoy se caen todas las murallas, en el
nombre de Jesús!

Padre, hoy vengo declarando tu Palabra que dice que,


aquello que nos parece imposible a los hombres, es posible
para Ti. Señor, en este día oro para que tu poder sobrenatu-
ral venga sobre mi vida; que la osadía que pusiste sobre tus
profetas y enviados, hoy también venga sobre mí. Oro Señor
para que donde yo ponga mi mano Tú puedas obrar sani-
dades. Oro para que donde haya muerte, tu Espíritu de vida
traiga resurrección. Oro para que donde impere la escasez,
tu provisión se manifieste y traiga abundancia y aun sobrea-
bundancia de todas las cosas. Oro Señor para que tu poder
sea manifestado en mi vida, hoy. En el nombre poderoso de
Jesús de Nazaret, Amén.
Decreta Conmigo:
¡Nada es imposible; con Dios todo lo puedo!

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328
Día 321

Somos más que vencedores


Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo. —1 Corintios 15:57

Dice la Biblia que en todas las cosas somos más que vencedo-
res por medio de aquel que nos amó. También dice que todo
lo que es nacido de Dios vence al mundo; y la victoria que ha
vencido al mundo es nuestra fe.

E n tus entrañas está la victoria. Mi Señor Jesús salió de las


entrañas de una mujer. Vino como humano y experimentó
las necesidades de la humanidad; pero Él venció. Descendió
a las entrañas de la muerte y el Hades, y también venció. Igle-
sia hoy tenemos que apropiarnos de esa victoria. La derrota
de Satanás ha sido consumada hace más de dos mil años; los
principados, gobernadores y potestades del infierno fueron
aniquilados para siempre por Jesús. La muerte y el hades no
prevalecerán sobre nosotros ni sobre nuestras generaciones.
Porque Jesús venció, somos más que vencedores. Ahora,
ponte la mano en el vientre y declara que la sangre de Cris-
to, nos libera, nos sana y nos da la victoria. ¡Recibe ahora el
poder de la resurrección de Cristo, y camina en bendición el
resto de tus días!

Decreta Conmigo:
¡Si Cristo venció, yo y mi casa también venceremos!

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329
Día 322

La venda de mis ojos se cayó


…El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para
que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el
cual es la imagen de Dios. —2 Corintios 4:4

Es sorprendente ver como muchos creyentes se dejan cegar


por Satanás. El enemigo es especialista en cegarles el en-
tendimiento para que no crean. De esa manera les resulta
imposible contemplar la gloria de Dios.

E n este día, me uno al Espíritu del Sumo Sacerdote, Jesús


de Nazaret, quien es nuestro intercesor y liberador; y en Su
nombre, ato y echo fuera a Satanás, el dios de este siglo, y a
toda potestad proveniente del infierno. Ellos han cegado el
entendimiento de mi familia inconversa; la han llenado de
razonamiento natural, para que no conozcan la verdad, ni
les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo.
En tu nombre, Señor, ato todo espíritu de incredulidad, toda
dureza de corazón, toda cerviz erguida y todo espíritu de
Grecia que ha venido operando en sus vidas. Declaro que
caen las vendas de sus ojos, y junto a ellos, renuncio a lo
oculto y lo vergonzoso, y traigo a manifestación la verdad de
Dios. Declaro que mi familia no se perderá, que ellos están
en la promesa y Dios siempre cumple Su Palabra. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Hoy cae toda venda de mis ojos, y veo la luz del evangelio!

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330
Día 323

Dios edifica y planta de nuevo


Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del
Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas,
están fortificadas y habitadas. —Ezequiel 36:35

A través de Ezequiel, el Señor nos dice que cuando ocurra


esta profecía, las naciones que queden en nuestro alrededor
sabrán que fue Él quien reedificó lo que estaba derribado.
Fue Él quien plantó lo que estaba desolado. Si Jehová nuestro
Dios lo dice, Él lo hará.

E spíritu Santo, necesitamos reparar brechas en nuestros


cónyuges, hijos e iglesia. Necesitamos Señor que nos ayudes
a levantar muros de fuego contra el enemigo, contra Satanás
y sus demonios. Necesitamos depender de Ti Maestro; ne-
cesitamos Tu presencia Padre; necesitamos la manifestación
de Tu gloria. Señor, yo quiero ser ciudad fortificada. Como le
dijiste al profeta Jeremías: “Mira que te he puesto en este día
sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir,
para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”.
Espíritu Santo, necesitamos tu fortaleza y protección; tu
fuego y tu presencia. Necesitamos atalayas con espadas de
fuego, y la asistencia de ángeles de tu poder, que se muevan
al precepto de tu Palabra. ¡Te necesitamos Señor!

Decreta Conmigo:
¡Dios no construye sobre ruinas; Él hace todo nuevo!

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331
Día 324

Levantando los muros caídos


Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación
y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos,
restaurador de calzadas para habitar. —Isaías 58:12

Los muros representan protección, y sirven para evitar la in-


vasión de quienes vienen a robar, matar y destruir. A través
de Isaías, Dios da una promesa de restauración y bendición
para Su pueblo.  Pero debemos creerle a Dios, porque sin
confianza no podemos tener Su protección.

A mado Padre celestial, en este día vengo delante de ti


pidiendo tu ayuda, dirección, fortaleza, gracia y favor para
levantarme como un reparador de portillos. Que pueda
pararme en la brecha e interceder por la Iglesia. Que pueda
ser un reparador de portillos en mi casa, en mi familia, en
mi ciudad y en las naciones. Señor, ayúdame a ponerme en
la brecha por tu pueblo. Padre, en el nombre de Jesús, y por
el poder de tu Espíritu Santo, clamo para que en tu iglesia
se levante una generación de guerreros, que se paren en la
brecha, que reparen portillos, y restauren los muros caídos,
para que Tu Presencia esté siempre entre nosotros. El Señor
restaurará el bienestar de Su pueblo Israel, y ellos reedifica-
rán las ciudades asoladas y habitarán en ellas.

Decreta Conmigo:
¡Soy parte de la generación que levantará los muros caídos!

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332
Día 325

Mi fuente de provisión
A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero,
venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino
y leche. —Isaías 55:1

Hoy te invito a creerle a Dios con más fuerza de la que a


diario crees. Decide creer que la Palabra de Dios es la fuer-
za más poderosa que mueve el universo. Si Él dice que nos
proveerá aun cuando no tengamos dinero, ¡cree que así será!

Por qué te afliges pueblo de Dios, por qué mueres de ham-


bre o de sed. Señor, Tú eres el que ha dicho: vengan, compren
y coman, sin dinero y sin precio. Tú no eres hombre para
mentir ni hijo de hombre para arrepentirte. Si Tú dices que
podemos tomar leche y comer pan, es porque Tú eres quien
proveerá todo lo que necesitamos. Tú no dejas a ninguno de
tus hijos en vergüenza, y tampoco los haces pasar hambre,
porque eres padre protector. Tú eres la fuente original de
nuestra provisión. Señor, yo declaro que Tú provees el pan y
la leche que las madres necesitan para sus hijos; aun cuando
no tengan el dinero en sus manos. Tú envías ángeles con
provisión para esas familias que pasan pruebas financieras.
¡Glorifícate, oh Jehová!

Decreta Conmigo:
¡El Señor provee todo lo que necesito, y en abundancia!

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333
Día 326

Arrepentido con corazón obediente


Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y
consuma en un día sus cardos y sus espinos. —Isaías 10:17

Cuando nos apartamos de los planes de Dios, debemos arre-


pentirnos prontamente, y cambiar nuestra forma de pensar.
El arrepentimiento es la actitud de un corazón obediente,
aunque al corazón rebelde eso le parezca absurdo.

Padre, en el nombre de Jesús y con el poder de tu Espíritu


Santo, desato la luz y el fuego de Jehová, que ahora mismo
penetra y abrasa, quema y consume nuestras emociones y
toda raíz de iniquidad. Comienza a quemar todo cardo y
espina que se haya alojado en mi corazón y mi alma, aun
antes que fuera formada en el vientre de mi madre. Declaro
que el poder de la cruz penetra en mi vida; que ya Jesús pagó
por mi liberación; que el fuego consumidor del Espíritu San-
to penetra en cada pensamiento y sentimiento de soledad,
frustración, depresión, ansiedad, estrés, duda, paranoia y
confusión. Declaro que todos esos espíritus diabólicos, por
el poder de la sangre de Cristo, son arrancados de mi mente,
de mi corazón y de mis emociones ¡ahora mismo! Amado
Señor, Tú restauras mi vida con Tu gran amor.

Decreta Conmigo:
¡Dame Señor un corazón obediente para seguirte cada día!

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334
Día 327

Señor danos mansedumbre


Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que
estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, más ausente
soy osado para con vosotros. —2 Corintios 10:1

Aunque los críticos del apóstol Pablo los acusan de ser muy
tímido, sin duda su forma de escribir es muy enérgica y con-
tundente. No duda cuando tiene que exhortarnos, en amor,
a hacer la voluntad de Dios.

M i Dios amado, oramos para que haya en nosotros el


mismo espíritu que hubo en el apóstol Pablo. Que tengamos
un corazón limpio para exhortar, cuidar y abrir los ojos espi-
rituales de tu pueblo. Amado Padre celestial, danos el coraje
que le diste a Pablo, quien pese a que fue apedreado, atacado
y difamado, siguió adelante. Danos el valor para hablar con
mansedumbre y decir como él dijo: “Ruego por la manse-
dumbre y la ternura de Jesucristo”. Pero danos también co-
raje para interceder por tu iglesia, Señor amado. Escudriña
el corazón de tu iglesia. Añade gente que venga a ayudar,
pero cuida que sus ojos estén puestos en ti Señor Jesús. Trae
hombres y mujeres dispuestos a ayudar sin juzgar; gente que
los ayude a levantarse, les de apoyo espiritual, les enseñen
sana doctrina, y una visión de Reino. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Dame espíritu humilde y un corazón que sepa amarte Dios!

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335
Día 328

Provisión sobrenatural
Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó,
conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
—1 Reyes 17:16

La Palabra nos enseña que cuando hacemos lo que Dios nos


manda, Él nos bendice. Aun cuando no comprendamos lo
que está pasando; aunque parezca ilógico y hasta falto de
compasión, Él nos bendice. Creed en Dios, y estaremos se-
guros; creed a sus profetas, y seremos prosperados.

M i amado Señor, estoy eternamente agradecido(a) porque


eres Dios protector y Padre proveedor. Gracias porque nunca
nos has abandonado. A ti te ha placido bendecirnos con provi-
sión sobrenatural, pero sé que esa provisión lleva el precio de la
obediencia a tu Palabra. Guarda mi boca de gloriarme, porque
estoy consciente que como ser humano muchas veces fallo,
pero siempre vengo delante de ti Señor, a pedir perdón, con un
corazón arrepentido. Gracias Señor, porque en medio de las
pruebas Tú me has bendecido, me has provisto, y he visto tu
mano poderosa sobre mi casa. En los momentos difíciles has
formado mi carácter y has estirado mi fe para creer por cosas
mayores. Gracias por enseñarme a depender de ti. Gracias
Jesús, porque a través de la viuda nos enseñas a oír tu voz y
obedecerla.
Decreta Conmigo:
¡En mi casa no hay escasez, porque Dios es mi proveedor!

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336
Día 329

No soy esclavo ahora soy hijo


Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo también heredero de
Dios por medio de Cristo. —Gálatas 4:7

El espíritu de adopción sólo viene a nosotros por medio de


Jesucristo, el Hijo de Dios. Y porque somos hijos, Dios ha en-
viado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando:
¡Abba! ¡Padre! Por tanto, ya no somos siervos, sino hijos; y
nuestra identidad viene del cielo.

S eñor, en esta hora, renunciamos a toda falta de identidad


impuesta por el diablo y la sociedad corrupta. Renunciamos
a ser hijos del mundo, esclavos del pecado y propiedad de
Satanás. Establecemos lo que dice tu Palabra, y ella afirma
que somos hijos de Dios, que Tú eres nuestro Padre celestial;
que nos has limpiado y justificado por medio de la sangre
de Tu Hijo Jesucristo. Declaramos Padre, conforme a la
Escritura, que enviaste a Jesucristo, tu Hijo unigénito, para
que nos redimiese a quienes vivíamos bajo la maldición de
la ley, y recibiésemos el Espíritu de adopción. Y por cuanto
ahora somos hijos, nuestro espíritu clama a ti, ¡Abba! ¡Padre!
¡Papito querido! Como hijos, tomamos lo que nos pertenece,
porque somos tus herederos, pero también somos coherede-
ros juntamente con Cristo.
Decreta Conmigo:
¡Soy hijo de Dios, y mi identidad viene del cielo!

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337
Día 330

Apartémonos del mal


Y dijo a los mortales: Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! Apartarse del
mal: ¡eso es discernimiento! —Job 28:28 (NVI)

La verdadera sabiduría reside en Dios y trae consigo bie-


nestar para todos. La sabiduría divina es la única que puede
descifrar todos los enigmas de la vida. Sólo cuando la sabi-
duría y el discernimiento (o entendimiento) de Dios entran a
nuestro corazón, nuestra vida es transformada por completo.

D ios mío, que cada hombre, cada mujer y cada joven que
está leyendo este libro, sea lleno de tu sabiduría, ¡ahora! Que
sea un atalaya en el espíritu, dispuesto a divisar los ataques
del enemigo, y prevenir y cuidar a tu pueblo. Padre, que mi
oración llegue delante de Tu presencia, y que sirva para darle
discernimiento a tu iglesia. Te pedimos Señor que guardes
esta casa, y que guardes a todos los pastores de tu rebaño.
Dios mío protege a tu pueblo, protege a tus hijos, danos sa-
biduría y discernimiento. Protégenos de lo que oímos y de
lo que vienen a decirnos; protégenos de las desgracias que
anuncia el mundo. Ayúdanos Señor a hablar, exhortar y dar
consejo, desde la ternura de tu corazón. ¡Hermanos, tema-
mos al Señor y apartémonos del mal!

Decreta Conmigo:
¡El temor de Dios me hace huir del mal!

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338
Día 331

Tengo sed de ti Señor


Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por
ti, oh Dios, el alma mía. —Salmos 42:1

David decía: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente;


¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? No era el
recuerdo de los placeres de la corte lo que David extrañaba,
sino el recuerdo del libre acceso que antes tenía a la presencia
de Dios.

O h Dios, con afán te busco de día y de noche. Mi alma


tiene sed de ti. Mi alma te anhela, como la tierra seca y árida
anhela ser regada por el agua. ¡A ti levanto mis manos! Pa-
dre celestial, en esta hora, te pido perdón por todo pecado.
No quiero vivir lejos de ti, porque sin ti mi alma se seca y
mi espíritu se marchita. Espíritu Santo de Dios, yo declaro
que a partir de hoy, me lleno de Tu presencia. ¡Señor, anhelo
estar contigo! Como el ciervo brama por las corrientes de las
aguas, así clama por ti el alma mía. Tal como a nuestros pa-
dres diste de comer pan del cielo y de beber agua de la peña;
así Señor, Tú saciarás mi alma, y ¡nunca más tendré sed!

Decreta Conmigo:
¡Sólo beber de tu Espíritu calma la sed de mi alma!

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339
Día 332

Dios ha hecho maravillas


Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el
corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha
hecho Dios… —Eclesiastés 3:11

El cine está haciendo mucho dinero con historias bíblicas. Sin


embargo, muchas de esas historias distorsionan la verdad.
¿Podemos acaso explicar las obras de la creación? ¿Podemos
explicar cómo los océanos tienen límites y no los traspasan?
¿Será que la creación tiene oídos para oír y obedecer a Dios?

Padre Celestial, en este momento quiero darte las gracias


con todo mi corazón por todas las maravillas que has hecho
desde el principio de la creación. Te doy gracias por el día
en que fui gestada en el vientre de mi madre, hasta el día
que me permitiste nacer en la tierra. Hoy te pido perdón,
porque por un tiempo caminé por la vida a la deriva; como si
no tuviera propósito ni destino. No alcanzaba a comprender
racionalmente lo que Tú habías creado sobrenaturalmente.
Hoy, Espíritu Santo, renuncio a mi manera de pensar y de
actuar, para que Tú te hagas visible en mi vida. Tú eres un
Dios Todopoderoso. Nada creaste fuera de tiempo. Los cielos
y la tierra cuentan la grandeza de tus obras. ¡Te doy gracias
mi Señor!

Decreta Conmigo:
¡Mi Padre es el Creador de todas las cosas!

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340
Día 333

Que tu sabiduría me guíe


Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y
mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
—1 Reyes 3:14

La manera de obtener bendiciones terrenales, es reconocer


ante Dios nuestra poca capacidad para hacer lo que Él nos
ha llamado a hacer. No presumas de saber cómo cumplir tu
llamado. Dios es la única fuente de verdadera sabiduría, y Él
promete dársela a quien se la pida con humildad.

O h Padre celestial, cuanta tristeza invade mi corazón


cuando veo que tu pueblo se aparta de tus caminos y se van
en su propia independencia tras dioses ajenos, por falta de
sabiduría. Siguen al dios dinero, se distraen con los afanes
de la vida, y muchas otras mentiras. Hoy vengo delante
de ti, humillo mi corazón y mi alma, y te pido perdón por
presumir de mi sabiduría. Tú nos enseñas a través del Rey
Salomón que la sabiduría comienza con el temor a Dios y se
manifiesta en amor hacia los demás. Señor, que tu sabiduría
divina me dé largura de días. Yo quiero vivir los años que Tú
ya predeterminaste para mí, y que pueda cumplir mi propó-
sito. Dame sabiduría, Señor, para siempre ir tras tu corazón.
Amén.

Decreta Conmigo:
¡Por todo el camino, guíame Señor con tu sabiduría!

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341
Día 334

Dios sabe lo que veo, escucho y leo


Escóndeme del consejo secreto de los malignos, de la conspiración de
los que hacen iniquidad, para asaetear a escondidas al íntegro; de
repente lo asaetean, y no temen. —Salmos 64:2, 4

Los medios de comunicación mundiales afilan su lengua


como espada, y lanzan palabras amargas contra la Verdad.
Tienen una agenda diabólica: Difundir todo lo que degrada,
deprime, obsesiona, genera miedo y paraliza. ¡Pero Dios está
observando y actuará!

Veo ángeles poderosos, con espadas desenvainadas, vigi-


lando los medios de comunicación. Al precepto de la Palabra
de Dios toda potestad del aire y todo espíritu de manipula-
ción y control en los medios de comunicación ¡se queman!
¡Satanás, has sido descubierto! Los ángeles comienzan a
cortar y destruir con sus poderosas espadas todo lo que no
provenga de Dios. Limpian la atmósfera, documentos, gra-
baciones, las redes sociales. Atamos toda agenda del diablo,
de intimidación, chisme, murmuración, control, falsedad y
desprestigio. Toda forma ideada por el diablo para distraer
al pueblo y robarle la adoración al único Dios verdadero ¡se
quema por el fuego de Dios! Los ojos de Dios están sobre los
contenidos que difundirán hoy los medios escritos, radiales,
audiovisuales e Internet. ¡Todo árbol de iniquidad se quema!
Decreta Conmigo:
¡La mejor noticia es que Cristo viene pronto!

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342
Día 335

Señor, envíame a mí
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién
irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
—Isaías 6:8

La iglesia está muy desconectada de lo que pasa a su alrede-


dor. Las almas se están yendo al infierno, y permanecemos
indiferentes, ministrándonos unos a otros, sin tomar acción.
No hay muchos dispuestos a ir a predicarles. Como en la Pa-
rábola de la Gran Cena, todos tienen una excusa para no ir.

S eñor, yo quiero ir a predicar el evangelio del Reino.


Donde Tú me envíes yo iré. Quizá no soy la más sabia, ni
la mejor teóloga, ni la que exhibe más títulos universitarios,
pero Señor, estoy dispuesta a ir. Voy envestida de tu poder
y autoridad. Voy a demostrar que el reino de los cielos ha
invadido la atmósfera de la tierra. Voy en el poder de tu resu-
rrección a pregonar libertad para los cautivos, sanidad para
los enfermos, y el año de la buena voluntad del Señor para tu
pueblo. Gracias Señor, porque en este tiempo necesitamos
estar listos para cuando Tú nos llames. Tenemos que estar
dispuestos a decirte: ¡Heme aquí, Señor, yo voy! ¡Heme aquí,
Señor, envíame a mí! ¡Dónde me necesites, Señor, yo voy!

Decreta Conmigo:
¡Adonde me envíes, Señor, yo iré!

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343
Día 336

Tú eres mi todo
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en
la tierra. —Salmos 73:25

¿Quién en el firmamento se puede comparar al Señor? En


algún momento el cuerpo fracasará, porque tiene fecha de
vencimiento. Es entonces cuando nuestra conducta, valentía
y fidelidad fallan. Pero Jesús, nuestro Señor, siempre está allí
para nosotros. ¡No hay nadie como Él!

¿ A dónde iré en busca de ayuda, si el único que tiene todo


para mí eres Tú mi Señor? ¿A quién tengo yo conmigo, en
cada situación de la vida? Ayúdame mi Señor, porque en ti
me sostengo, y en tu nombre me lanzo contra el enemigo.
Oh Señor, tú eres mi Dios; no prevalezca contra ti el hombre.
Sálvame Señor, porque se han acabado los piadosos; han
desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Mi
alma y aun mi carne te anhelan Señor. Fuera de ti nada soy,
nada tengo y nada quiero. Te amo y te necesito, como las flo-
res necesitan el agua y el sol. He comprendido que fui creada
para tu deleite y para tu alabanza; por eso, de día y de noche
te alabaré y en tu Presencia me deleitaré.

Decreta Conmigo:
¡Tu presencia, Señor, está conmigo, ahora!

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344
Día 337

Sanidad para las naciones


En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba
el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su
fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. —
Apocalipsis 22:2

La Escritura dice, que del trono de Dios sale el árbol de la


vida, y el río de la vida. El río es de agua cristalina, resplan-
deciente; y a cada lado estaba el árbol de la vida, que produce
doce clases de fruto; y las hojas del árbol eran para sanidad
de las naciones Y ya no habrá más maldición.

S eñor, con la sabiduría que viene del cielo, declaro que toda
herida, toda tristeza, todo golpe y todo dolor, que hasta hoy
estaba anclado en mi corazón, así como todo llanto y todo
agravio emocional del pasado, ahora son sanados, por el
poder de la sangre de Cristo. Así como Tú Señor lavaste y
secaste los pies de tus discípulos, así Señor seca toda lágrima
que mi pueblo ha derramado. Sana cada herida en los hijos
de esta tierra. Tú viertes, Señor, el bálsamo de Tu Santo Es-
píritu, sobre cada herida que aún permanece abierta. ¡Las
heridas cierran para siempre! Los hombres sanan; las muje-
res sanan, los hijos sanan, las ciudades sanan y las naciones
sanan, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡Mi país sana todas sus heridas!

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345
Día 338

Amando con todo el corazón


Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y
el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo…
—Mateo 22:37-39

El primero y más grande de los mandamientos es amar a


Dios, y no debe expresarse sólo con palabras. De la misma
forma, debemos amar a nuestro prójimo, como a nosotros
mismos; poniendo incluso el bien de los demás por encima
de nuestro bienestar.

S eñor, en este día decido darte lo mejor de mis fuerzas,


de mis finanzas, de mis pensamientos, de mi mente, de mi
alma, y lo mejor de mi corazón. Quiero cumplir el primer
y gran mandamiento que nos diste. ¿Cómo sabré que tam-
bién estoy amando a mi prójimo? Cuando amamos a Dios y
guardamos sus mandamientos. Espíritu Santo, que cada día
estemos conscientes de cumplir estos dos mandamientos de
los cuales depende toda la ley y los profetas. Hermanos, yo
creo que si los fariseos hubiesen sido honestos, debían haber
reconocido que no podían salvarse por la Ley, sino que nece-
sitaban un Salvador. Padre, que de día y de noche te ame, y
que todo lo haga por amor a tu nombre. Porque si yo te amo
Señor, nuestros hijos también te amarán.
Decreta Conmigo:
¡Primero amo a Dios y luego a mi prójimo como a mí mismo!

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346
Día 339

Rompiendo cadenas de maldición


…Porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
—Apocalipsis 12:10

El pueblo de Dios batalla por romper las ataduras que le im-


piden su crecimiento espiritual. Son como eslabones de una
cadena que los esclaviza, en áreas en las que sus antepasados
también fueron esclavos. ¡Hoy vamos a romper esa cadena,
en el nombre de Jesús!

Padre, en el nombre de Jesús, te pido perdón por todos


mis pecados. Por haber participado en aborto; por pensar o
intentar suicidarme, por haber deseado, planeado o partici-
pado en un asesinato. ¡Echo fuera el espíritu de muerte! Te
pido perdón Señor. Arranca de mí toda culpabilidad, juicio
y condenación. Señor, sé que Tú ya me has perdonado. Aho-
ra tomo la decisión de perdonarme a mí mismo(a). Anulo
todo derecho legal que le di a Satanás; invalido el acta de los
decretos que había contra mi vida, y sello toda puerta que
le abrí al pecado. Activo la llave del perdón, sabiendo que
ésta es la llave a mi libertad. Como hijo(a) de Dios, sé que
me pertenece el pan de la liberación. Hoy, soy libre de todo
pecado por la sangre de Cristo. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Cristo me hace libre de toda maldición!

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347
Día 340

Rompo las cadenas de opresión


Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de
mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. —Marcos 14:36

Los sufrimientos de Jesús comenzaron en su alma. Él fue he-


cho maldición por nosotros, y todas las cadenas de opresión
de la ley cayeron sobre Él. Jesús entregó Su vida voluntaria-
mente; nadie se la arrebató. Como mediador, Él se sometió a
la voluntad del Padre.

Padre, en el nombre poderoso de Jesús, yo declaro que Tú


restauras el alma dañada. Tú le devuelves la inocencia y la
rescatas de la oscuridad. Rompo cadenas de opresión y yu-
gos de esclavitud, y la libero desde la niñez; desde que estaba
en el vientre de su madre. Envío tu Palabra Señor, y ordeno
libertad de toda condenación recibida aun desde el momento
que fue concebida. ¡Sé libre! Maldiciones generacionales, he-
chicería, pactos, brujería y actos satánicos, ¡fuera! Di: “¡Soy
libre en el nombre de Jesús!” Ahora Señor, con el poder y la
autoridad que Tú me has dado, arranco de esas almas todo
espíritu de miedo y de rechazo, falta de identidad, falta de
perdón, maldiciones generacionales, resentimiento y odio.
¡Los echo fuera en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Jesús rompió todas las cadenas que me oprimían!

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348
Día 341

La visión y la ambición
Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación
y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los
hunden en la ruina y la destrucción. —1 Timoteo 6:9

Dice la Escritura que la raíz de todos los males es el amor


al dinero, y por codiciarlo muchos se extraviaron de la fe.
Los ambiciosos le dan a Satanás la oportunidad de tentarlos,
usando medios deshonestos y malas prácticas, para aumen-
tar sus ganancias.

G racias Señor, porque tu Palabra enseña a distinguir la


línea fina que existe entre la visión y la ambición. La visión
viene de Dios, pero la ambición nace de lo que veo en otros
y que deseo conseguir de cualquier forma. Por eso, muchos
ambicionan llegar a ser como otros. Ciertamente no conocen
el proceso por el cual tuvieron que pasar, ni lo que les ha cos-
tado alcanzar esa meta. La ambición es la semilla de Satanás;
él no sólo quería ser como Dios, sino que ambicionaba estar
por encima de Él, y recibir toda la adoración. Cuando usted
cree que está por encima de su padre, no lo escucha. La Biblia
nos enseña que el Espíritu de Dios guía, no empuja. Cuando
alguien lo empuja, tiene la naturaleza satánica. Líbranos de
la ambición, en el nombre de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡No ambiciono tesoros con mentiras porque pronto se esfuman!

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349
Día 342

Vivir en la carne ofende a Dios


Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que
viven según la carne no pueden agradar a Dios. —Romanos 8:7-8

La mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta


en el Espíritu es vida y paz. La primera es enemiga de Dios,
porque no se sujeta a Su ley, por eso quienes están en la carne
no pueden agradar a Dios.

S eñor perdona mis pecados conocidos y desconocidos; aun


aquellos pecados ocultos, tráelos a la luz, para que el diablo
sea desenmascarado. Por el poder de tu preciosa sangre, hoy
declaro que toda mentira del infierno que ha venido ope-
rando en mi vida, sale a luz ¡ahora! Renuncio a toda malicia
del diablo y sus secuaces. Arranco y destruyo, con el poder
de Tu sangre, toda simiente de Satanás que se ha alojado en
mi vientre y en mis entrañas, toda simiente del mundo y
todo pensamiento que opera bajo carnalidad. Declaro que
mi cuerpo es el templo donde mora tu Santo Espíritu. Señor,
arranca de mí la simiente del diablo, la simiente del mundo y
toda mente carnal, porque ahora sé que nada de eso te agra-
da, y por el contrario, eso me aparta de Ti.

Decreta Conmigo:
¡Vivo en el Espíritu, no según la carne!

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350
Día 343

Abba me libra de la esclavitud


Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de
su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! —Gálatas 4:6

“Abba”, es la palabra aramea que significa Padre, pero expre-


sado de una forma amorosa y muy familiar, como un niño
llama a su papá: “papito”. Con esta palabra, el Espíritu Santo
nos da la seguridad de que somos hijos de Dios.

A mado Padre celestial, en tu nombre, rehusamos ser


tomados prisioneros y reducidos a esclavitud por el ejército
de Satanás. Renunciamos a todo espíritu de esclavitud que
nos aleje de Ti; a todo espíritu inmundo que nos haga sentir
miedo, que nos produzca fastidio por la vida, y terror por
la muerte. Padre, renunciamos a todo espíritu de miedo a
quedar solos, tristes, huérfanos y desamparados. Renuncia-
mos a toda opresión, servidumbre y sumisión al enemigo.
No tememos al futuro ni a lo porvenir. Hoy nos apropiamos
del espíritu de adopción, y clamamos ante Ti, ¡Abba Padre!
¡Papito querido! Sabemos que Tú nos has dado identidad de
hijos, y como tales hemos sido incluidos, con toda dignidad,
como miembros de la gran familia de Dios, con todos los
derechos que como hijos nos pertenecen.

Decreta Conmigo:
¡Tengo la identidad de mi Abba, Padre!

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351
Día 344

Señor, circuncida mi corazón


Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón,
para dar a cada uno según su camino… —Jeremías 17:9-10

El que pone su confianza en el hombre vive en la carne, y


su alma no prospera. Engañoso y perverso es el corazón
humano, de adentro de él salen los malos pensamientos,
fornicaciones, robos, homicidios y adulterios.

C ircuncida oh Dios nuestro corazón; arranca de ese


órgano espiritual todas esas capas de impiedad que lo han
ido envolviendo hasta endurecerlo y hacerlo insensible a tu
presencia. Quita de él capas de odio, blasfemia, adicciones,
religiosidad, abuso, falta de perdón, falta de identidad, ce-
los, envidias, fortalezas mentales y falsas creencias. Quita el
corazón de piedra y pon en nosotros un corazón de carne.
Circuncida nuestro corazón, aumenta nuestra sensibilidad
y danos la capacidad de ver tu rostro. Hermanos, hoy Dios
quiere circuncidar nuestros corazones para que lleguemos
ante Su presencia con un corazón limpio, puro e inocente, y
recibamos de Su Espíritu todo lo que Él tiene para Sus hijos.
Es tiempo de apropiarnos de esas bendiciones y que poda-
mos estar con Él, de corazón a corazón.

Decreta Conmigo:
¡Crea en mí, Señor, un corazón conforme al tuyo!

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352
Día 345

Soy plantío de Jehová


Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada. —Mateo 15:13

En el Antiguo Pacto, Israel fue llamado a vivir en santidad


según la ley. Sin embargo, Jesús nos llama a una santidad
que procede del corazón. Ésta se verá en los frutos que dé;
por lo que es necesario arrancar toda raíz mala que dé malos
frutos.

S eñor Jesús, en Tu nombre, arranco de mi vida cualquier


semilla de maldición, pues éstas no han sido plantadas por
mi Padre celestial. Toda semilla podrida que viene del mun-
do, la des­arraigo, la echo fuera y la destruyo ahora mismo.
Clamo por el fuego consumidor del Espíritu Santo, que que-
ma toda raíz inmunda, la hojarasca, la mala hier­ba, lo que no
florece según el diseño de Dios, y todo lo que produce frutos
de maldad. ¡Quema Espíritu Santo! ¡Aviva el fuego consu-
midor! Consu­me Señor toda tradición de malos frutos que
venga por mi línea sanguínea. Rompo las cadenas que me
atan a mis ancestros, a su pecado y a la inmundicia. Declaro
que soy un árbol plantado en la casa de Jehová, y que todo lo
que Dios planta, da buenos frutos y prospera.

Decreta Conmigo:
¡Fui plantada por Dios para dar buenos frutos!

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353
Día 346

No caigo en la tentación
Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo… Velad y
orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil. —Mateo 26:41

Qué bueno que nuestra salvación no está en manos de alguien


que se duerme. Todos en algún momento somos tentados.
Ser tentados no es pecado; pero sí lo es caer en la tentación.
Por eso Jesús nos manda a velar y orar continuamente.

S eñor, me declaro un vaso limpio para establecer Tu Pa-


labra, para declarar, decretar y profetizar cada madrugada.
Soy libre para implantar Tu Reino en la tierra. Hermanos
únanse conmigo y pídanle al Señor que los libere para que
se levanten como reyes y sacerdotes de su casa. Pídanle que
arranque de su mente y su corazón todo espíritu de pasivi-
dad, queja y religiosidad. El Señor no quiere lentos, religiosos
ni quejones. El Señor quiere hombres y mujeres valientes
para la batalla. Dele gloria a Dios y dígale: “Señor, perdóna-
me porque me he quedado dormido(a) y no he orado”. Tal
vez su cuerpo no quiere adorar hoy, pero oblíguelo; tírelo a
tierra y dígale: “Cuerpo, esto es lo que eres, pura tierra; pero
mi espíritu viene de Dios y se levanta a adorar a Jehová”.
¡Gracias Señor!

Decreta Conmigo:
¡Velo y oro cada día para no caer en tentación!

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354
Día 347

Todopoderoso es Dios
No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí.
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío… — Salmos 3:6-7

Una de las promesas que con más frecuencia se encuentra


en la Escritura es la protección de Dios para Su pueblo. Si
Dios nos protege, ¿de qué temeremos? No habrá terror ni
habrá pleitos, y a los justos les irá bien, porque del fruto de
sus obras comerán.

A mado Padre celestial, en esta hora te pido perdón por-


que muchas veces le he dado cabida al enemigo, creyendo las
mentiras que susurra a mis oídos: “que no valgo nada, que a
nadie le importo, que estoy solo(a), triste y desamparado(a)”.
Te pido perdón Espíritu Santo, porque te he contristado al
pensar que Tú no estás conmigo, que me has abando­nado.
Hoy alineo mis pensamientos con los tuyos; los llevo cauti-
vos a que te obedezcan, y reconozco que fuimos creados a tu
imagen y seme­janza. Echo fuera todo espíritu de abandono,
tristeza, soledad, depresión, enfermedad y muerte. En tu
nombre Se­ñor, declaro que toda lengua que se levante para
maldecirme y marcarme con mentiras, hoy queda silencia-
da. ¡Le ordeno que calle y enmudezca, en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡Dios es todopoderoso y me protege con la diestra de Su justicia!

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355
Día 348

El fuego de Dios trae juicio


…Estas plagas le llegarán en un solo día: la muerte, el lamento y el
hambre. Ella será totalmente consumida por el fuego, porque el Señor
Dios, quien la juzga, es poderoso. —Apocalipsis 18:8

Dios anuncia que, por haberse decidido a adorar ídolos y a


hacer lo malo, Babilonia será arrasada por el fuego. El profeta
Jeremías dice, huyan y salve cada uno su vida; no perezcan,
porque es el tiempo de venganza del Señor.

E spíritu Santo de Dios dame lenguas de fuego. Yo quie-


ro el fuego de tu presencia para ir contra la reina del cielo,
fuego contra Babilonia, fuego que destruye el caballo de la
muerte, el caballo bermejo enviado por el infierno, que trae
pestes, adicciones, terremotos y huracanes. Fuego contra los
enemigos de la familia, fuego que destruye toda artimaña
de Jezabel contra el sacerdocio. Hay un nuevo nivel de fuego
para ti. ¡Recíbelo ahora! Padres: párense en la brecha por
su familia, clamen para que descienda fuego de amor. Si te
paras en la brecha por tu familia, por tu hogar, por tu nación,
por tu ciudad, ese fuego de amor viene para ti. Clama, ¡Yo
quiero el fuego de amor, que es más fuerte que la muerte!
Ahora recíbelo, en el nombre poderoso de Jesús.

Decreta Conmigo:
¡El fuego de Dios consume toda hojarasca en mi vida!

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356
Día 349

Fui creado para señorear


Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su
descendencia que mendigue pan. —Salmos 37:25

Amados hermanos, antes de orar, quiero que recuerde estas


palabras: El Señor ama la justicia, y no abandona a sus san-
tos. Dice la Palabra que ellos son preservados para siempre,
pero la descendencia de los impíos sí será exterminada.

H oy renuncio Señor a ser preso de la miseria, pobreza y


escasez financiera. ¡Soy libre por el poder de la Sangre de
Cristo! Renuncio a toda etiqueta de pobreza que el mundo
ha querido pegar sobre mí y sobre mi familia. Acabo con
todo refrán popular que dice que el que nació pobre morirá
pobre. Anulo todo decreto de falsa humildad, y toda falsa
creencia que siendo pobres somos más santos. Me levanto
como un guerrero(a), y desde el asiento de autoridad en que
me has colocado Señor, declaro, decreto y establezco sobre
mi vida, sobre mi familia y sobre el cuerpo de Cristo, que
no vivimos desamparados ni nuestra simiente mendiga pan.
No fuimos creados para mendigar, sino para señorear. So-
mos hijos del Dios Altísimo, del dueño del oro y de la plata
y nada nos falta.

Decreta Conmigo:
¡Mi Dios nunca me rechazará ni me desamparará!

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357
Día 350

Mis enemigos serán destruidos


Y  Jehová  dijo a Josué: No tengas  temor  de ellos; porque yo los he
entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti.
—Josué 10:8

Las promesas de Dios no son para que nos volvamos flojos


y no nos esforcemos. Estas sirven para vivificar y animar
nuestros esfuerzos. ¿Quiénes podemos confiar en el poder
de Dios? Todos los que en Él creemos; aun los que empiezan
a andar por sus caminos.

E n el nombre de Jesús, declaro que todo enemigo que se


levanta contra el pueblo de Dios es destruido; que los demo-
nios, potestades, gobernadores y principados, huyen ante Su
presencia. Declaro que dondequiera que camine un cristiano
lavado con la sangre de Cristo, lleno del poder de Su Palabra
y del poder del Espíritu de Dios, Satanás tiene que huir.
Declaro que todo espíritu de enfermedad huye. Me declaro
sano(a) y bendecido(a), en el nombre de Jesús. Declaro Señor
amado que mientras mis hijos van por las calles, tus ángeles
guardan sus carros. Que en la escuela o con sus amigos, tus
ángeles están con ellos. Decreto en el nombre de Jesús, que
toda persona que mire a mis hijos o a mi familia, verán la
autoridad de Dios sobre ellos, y temerán a Jehová.

Decreta Conmigo:
¡La diestra del Señor protege mi casa!

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358
Día 351

Somos libres, permanezcamos libres


Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
—Juan 8:36

Dice la carta a los Romanos que el Espíritu de vida en Cristo


Jesús nos ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. Gá-
latas afirma que Cristo nos hizo libres para vivir en libertad;
por tanto, debemos permanecer firmes para no volver a caer
en el yugo de la esclavitud.

L ibera nuestra alma, Señor Jesús, para que con libertad


podamos entrar al Lugar Santísimo. Hermanos, levanten
sus manos y ríndanse ante el Único y Santo Dios. Te ado-
ramos Señor, sin condiciones. Perdona nuestras ofensas así
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Como
reparadores de brechas hoy te pedimos perdón por nuestros
pecados, actitudes y pensamientos, e intercedemos por los
que aún no te conocen, por nuestros hermanos que han caí-
do y por los débiles de espíritu. Hoy perdonamos a los que
nos ofenden, injurian y traicionan, ¡no vamos a permitir que
nadie nos aleje de tu Santa Presencia! Queremos ser santos
como Tú eres santo. Hermanos, ¡sean libres en sus mentes,
su voluntad y sus emociones, en el nombre de Jesús!

Decreta Conmigo:
¡En Cristo tengo verdadera libertad!

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359
Día 352

Libero hasta mi décima generación


No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni
hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación
de Jehová para siempre. —Deuteronomio 23:3

Le hemos fallado a Dios, y debemos pedirle perdón por nues-


tra desobediencia y la de nuestros antepasados. Es necesario
ir hasta diez generaciones hacia atrás y tomar responsabili-
dad por lo que ellos hicieron, pidiendo perdón por quienes
sembraron semillas de maldición en nuestra familia.

A mado Padre celestial, vengo delante de Ti, investida con


la autoridad que me has dado; voy hasta mi décima genera-
ción y tomo responsabilidad por los pecados de mis ante-
pasados. Te pido perdón por cada uno de ellos. Perdona a
quienes marcaron mi generación con actos, votos y promesas
hechos a través de la brujería y hechicería. Perdona a quienes
nos marcaron con adicciones al alcohol, drogas y tabaco; o
con ligaduras del alma a través de la inmoralidad sexual.
Renuncio a toda maldición generacional que ha operado en
mi vida; rompo las cadenas de esclavitud y libero a mis hijos,
y a sus hijos, hasta la décima generación. Mi familia no será
excluida de Tu congregación. ¡Ellos sí entrarán, Señor!

Decreta Conmigo:
¡Jesús me hace libre de toda maldición generacional!

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360
Día 353

Desde un lugar llamado “Allí”


Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. —Mateo 6:6

Orar es entrar al lugar secreto, cerrar la puerta y tener comu-


nión íntima con Dios. “Allí” Dios nos espera cada día para
relacionarse con nosotros. Aunque el sitio físico no es lo más
importante, en el lugar que usted escoja, “allí” Él le esperará.

Padre, vengo a tu presencia, y entro a ese lugar llamado


“allí”, donde Tú me estás esperando cada día. Anhelo tu
presencia, quiero ver tu rostro Señor. En tu presencia hay
plenitud de gozo; allí puedo sentir tu amor, tu misericordia,
tu bondad; allí soy sanado(a), liberado(a) y empoderado(a)
para luchar por mi casa, por mi matrimonio y los propósitos
de mi familia. Hoy convoco a mis hermanos(as), Señor, para
que juntos(as) oremos por cada cabeza de hogar. No importa
si tu cónyuge es flojo(a), y te ha dejado toda la carga a ti. No
importa si ha dicho que no quiere nada con Dios. No impor-
ta si tus hijos están rebeldes. ¡Lucha por tu familia! Míralos
como Dios los ve. ¡Dobla tus rodillas, levántalos en oración,
y Dios te dará la victoria!

Decreta Conmigo:
¡Dios escucha mi oración desde ese lugar llamado “allí”!
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361
Día 354

No lucho contra las personas


Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes. —Efesios 6:12

La Biblia nos revela que nuestra lucha no es contra “carne ni


sangre”; es decir, no es contra personas. Dejemos de pelear
con la gente, culpándola, odiándola y señalándola. Dios nos
da derecho legal para cerrarle las puertas al enemigo.

P adre, te pido perdón si he peleado vanamente contra otros.


Ahora entiendo que mi lucha no es contra ellos, sino contra
seres espirituales de maldad que se mueven en las regiones
celestes. Señor, en esta hora clamo tu ayuda y protección, por-
que estoy en campaña contra tus enemigos. Entro en batalla
contra gobernadores, potestades y principados infernales.
Necesito tu fortaleza Señor de los Ejércitos; cúbreme con tu
sangre preciosa Jesús; dame estrategias para la batalla Espí-
ritu de Dios. Hazme como ciudad fortificada, como muro de
bronce, para ir contra el mundo, contra los deseos de la carne
y contra Satanás. Soy parte de tu ejército Señor; camino bajo
autoridad y estoy sometido(a) a Ti. El enemigo es ilegal en mi
vida. ¡Dame tu fortaleza, Señor! ¡Tuya es la victoria!

Decreta Conmigo:
¡Soy más que vencedor en Cristo Jesús!

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362
Día 355

Dios ocupa el primer lugar en mi vida


Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas. —Mateo 6:33

Cuando Jesús nos pide que busquemos primero el reino de


Dios y su justicia, nos está enseñando un principio bíblico o
ley espiritual, y las leyes se cumplen siempre, por encima de
cualquier circunstancia. Cuando ponemos a Dios en primer
lugar y le cedemos el gobierno de nuestras vidas, Él toma
control, y se asegura que todo esté bien para nosotros.

S eñor Jesús, en tu nombre, renuncio a toda maldición gene-


racional, toda iniquidad y todo pecado que opera en mi vida,
por causa de la nación donde fui engendrado, donde nací o
donde me crié. Me declaro libre de toda raíz de maldad, y
me levanto como árbol de justicia plantado en el reino de
Dios. Declaro que aunque venga de una nación pecadora, las
maldiciones no me alcanzarán. Rompo con el pasado, con
las creencias de mi país y sus costumbres. Soy ciudadano del
Reino de los cielos y mi primera prioridad es buscar el reino
de Dios y su justicia. Declaro Señor que mis prioridades es-
tán bien establecidas en mi vida, y que Tú estás por encima
de todo.

Decreta Conmigo:
¡Soy ciudadano(a) del reino de Dios y camino en Su justicia!

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363
Día 356

Hoy cobro ánimo


Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque
Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.
—Deuteronomio 31:6

Una persona desanimada siempre estará en la mira del enemi-


go. Si entretenemos pensamientos de desánimo, será fácil que
el enemigo ponga huevos de áspid en nuestra mente, y pode-
mos abortar el plan de Dios. La solución es caminar por fe.

H oy decido caminar por fe, no por vista; no poner mi


mirada en las cosas que se ven, sino enfocarme en las cosas
espirituales, que no se ven. Declaro que mi mente está ali-
neada a la mente pura y perfecta de Cristo. Cancelo toda voz
que se levanta para oponerse a tus designios. ¡Basta ya de es-
píritu de desánimo, abandono y apatía! ¡Basta de espíritu de
enfermedad! Declaro que mis labios no hablarán iniquidad.
Decreto que mi lengua no pronunciará engaño, no contami-
nará mi cuerpo ni inflamará la rueda de la creación. Como
hijos tuyos, estamos predestinados para cumplir el propósito
por el cual Tú nos creaste desde antes de la fundación del
mundo. Declaro, Señor, que aunque el enemigo obre para
mal, Tú conviertes todo para bien, en el nombre de Jesús.
Amén.
Decreta Conmigo:
¡Cuando me gozo en el Señor el espíritu de desánimo se va!

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364
Día 357

Jesús ha nacido en mi vida


El ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran
gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad
de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. —Lucas 2:10-11

El verdadero significado de la Navidad es el nacimiento de


Jesús, el Hijo de Dios. Aunque no sepamos con exactitud
cuándo, lo importante es que nació, y que Él es el motivo de
esta celebración.

S eñor Jesús te adoramos como nuestro Señor y Salvador.


Hermanos, es tiempo de adorar al Rey de gloria y al Dios de
majestad. Señor Jesús, te damos gracias por haber venido a
la tierra a redimirnos de toda condenación y a darnos vida
eterna. Honramos tu sacrificio en la cruz, proclamamos tu
victoria, alabamos tu grandeza y te exaltamos en el poder
de tu resurrección. ¡Gracias Señor Jesús! Te adoramos en es-
píritu y en verdad. ¡Amamos tu presencia oh Dios! Aunque
nosotros los cristianos sabemos que Tú vives en nuestros
corazones, en esta temporada especial nos unimos a nues-
tros hermanos en la fe para proclamar que el Hijo de Dios
está vivo, y para siempre está entre nosotros. Tú eres el Rey
de reyes que ha vencido al mundo, el Alfa y la Omega, el
principio y el fin, el que reina por los siglos. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Paz en la tierra a los hombres que aman al Señor!
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365
Día 358

Conquisto la tierra prometida


Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que
pisare la planta de vuestro pie. —Josué 1:3

Al entrar en la tierra prometida, debemos romper todo pac-


to de neutralidad con el enemigo y hacer guerra contra él.
La alabanza es el arma más efectiva en la guerra espiritual;
Josué la usó para mover la mano de Dios y tomar la ciudad.

Padre te pedimos perdón por nuestras quejas y murmu-


raciones. Entramos a la tierra prometida alabando tu San-
to nombre y listos para defender lo que hoy nos entregas.
Sabemos que Tú diriges nuestros pasos; que transformas
nuestro carácter; que arrancas de nosotros la “mentalidad
de desierto” y nos das una “mentalidad de tierra prometida”;
que nos das espíritu de conquista y nos guías a la victoria.
¡Hoy hay rompimiento en nuestras vidas! Arrancamos de
nuestra alma todo anatema y todo lo que hemos pensado,
dicho y creído en contra de Dios; reprendemos el espíritu
de murmuración, en el nombre de Jesús, y declaramos que
todo territorio que pisen nuestros pies será ganado para el
reino de los cielos. Como hijos agradecidos, te honramos, te
alabamos y te bendecimos. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Todo lo que pisan mis pies Dios me lo ha dado por herencia!

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366
Día 359

Jehová es mi pastor
En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de
reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de
justicia por amor de su nombre. …No temeré mal alguno, porque tú
estarás conmigo… —Salmos 23:1-4

El Señor nos compara con las ovejas, porque somos frágiles


e indefensos aunque nos creamos fuertes; y porque depen-
demos totalmente de Él, aunque creamos que podemos vivir
independientes. Cuando estamos con el Buen Pastor nada
nos falta y descansamos seguros en su presencia.

A sí dice el Señor: Reconoced que Jehová es Dios; pueblo


suyo somos y ovejas de su prado. Padre, en este día te doy
gracias porque Tú amas y disciplinas a todo el que recibes
por hijo. Tú eres un Padre de amor y misericordia; eres mi
fortaleza y mi roca de refugio; en ti descansan mi salvación
y mi gloria. ¡Nada me falta! Tú como buen pastor, pones
óleo santo y vendas toda herida. Hoy puedo amarte Señor,
porque Tú me amaste primero y me creaste con ese propó-
sito; por eso mismo, ahora puedo amar a mi prójimo y tener
misericordia del quebrantado de corazón, y de toda oveja
que camina perdida por el mundo. ¡Y cuánto más valiosa es
una persona que una oveja! Gracias amado Jesús. Tú eres mi
Buen Pastor. ¡Estoy agradecida Señor!
Decreta Conmigo:
¡Aunque ande por valle de sombra y de muerte, Tú estarás conmigo!
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367
Día 360

Amo la Palabra de Dios


Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que
no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. —2
Timoteo 2:15

La Biblia es la Palabra de Dios para la humanidad; sin em-


bargo, no basta con leerla como cualquier otro libro, sino
que debemos buscar lo que Dios quiere revelarnos cada día.
El autor es Dios, aunque usó hombres comunes, todos fue-
ron inspirados por el Espíritu Santo. ¿Quiere saber lo que
Dios está diciendo, aquí y ahora? ¡Comience a buscarlo en
Su Palabra!

A mo tu Palabra, Señor, porque es el arma espiritual que


me da derecho de hacer todo lo que Cristo hizo. La Palabra
de Dios es más cortante que toda espada de dos filos; penetra
hasta partir el alma, el espíritu, las coyunturas y los tuétanos.
Discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. La
Palabra nos infunde aliento, y nos lleva a confiar en que todo
lo que es imposible para nosotros, es posible para Dios. Es el
arma que me asegura que Él me dará todo lo que pida, siem-
pre que vaya en Su nombre. Gracias te doy Señor, porque Tu
Palabra trae liberación, sanidad, prosperidad y bendición.
Tu Palabra me da vida, y vida en abundancia. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Si Dios lo ha prometido en su Palabra, Él lo hará!

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368
Día 361

Dios está haciendo cosa nueva


 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas
antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la
conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
—Isaías 43:18-19

El proceso hacia el futuro es muy duro. Mientras estaba en


la cisterna José de seguro se preguntó: ¿Qué hago yo metido
aquí? Dios le dijo: Vas rumbo al palacio, a ser Primer Minis-
tro en Egipto. Véalo bien, los tiempos difíciles nos preparan
para una gran bendición.

Padre en el nombre poderoso de Jesús, te pido perdón por


quejarme de las malas situaciones que he vivido; por quedar-
me atrapado(a) en el pasado, pensando que mi vida antigua
era mejor, que en mi país no me sucedían las cosas que aquí
me pasan; o que lo que hago no va con lo que he estudiado.
Ahora entiendo que Tú me estás preparando para cosas
mejores. ¡Estás haciendo cosa nueva en mí! Señor, hoy me
enfoco en el futuro, porque sé que el pasado ya no lo puedo
cambiar. Gracias te doy mi Señor, porque tus misericordias
son nuevas cada mañana. No me acordaré de lo pasado, ni
traeré a memoria las cosas antiguas. Tú abres camino en el
desierto y ríos en la soledad. Amén.

Decreta Conmigo:
¡Hoy comienza el resto de mi vida, y espero lo mejor de Dios!
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369
Día 362

Quiero honrar a mis padres


Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te da. —Éxodo 20:12

La Escritura manda a honrar padre y madre para que nos


vaya bien en la vida. Debemos honrar a nuestros padres
naturales y a nuestros padres espirituales. ¿Cómo? Respe-
tándolos, dándoles cariño, protección, proveyendo para sus
necesidades, y apreciando su entrega y dedicación.

E n el nombre de Jesús, te damos gracias Señor por nuestras


madres y padres. La forma como pensamos de ellos, mues-
tra el nivel de honra que le damos a quien los eligió para
traernos a este mundo. David nunca deshonró a Saúl, su
padre espiritual, aun cuando éste lo anduvo buscando para
matarlo; él reconoció que si lo deshonraba, su herencia, lla-
mado y propósito se acortarían. Cuando dejamos de honrar
a nuestros padres, automáticamente nuestra casa, ministerio
o negocio deja de ser bendecido. Muchos se preguntan, ¿por
qué mi casa no prospera, por qué mi ministerio no avanza o
por qué la congregación no crece? La respuesta es: Revise su
nivel de honra. Usted no puede temer a Dios y no respetar a
sus padres o autoridades puestas por Él.

Decreta Conmigo:
¡Por honrar a mis padres, toda maldición se rompe, hoy!

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370
Día 363

Pariendo mi propósito en el espíritu


Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que
Cristo sea formado en vosotros. —Gálatas 4:19

Dios embaraza nuestro vientre espiritual con una visión o


un propósito. Sin embargo, nosotros tenemos que parirlos
en el espíritu por medio de la oración intercesora y hacer que
crezcan, se desarrollen y den fruto.

G racias Señor por la visión, llamado, propósito, y los sue-


ños que pusiste en mi corazón. Hoy clamo por el fuego de tu
presencia, que queme todo lo que se oponga al cumplimien-
to de mi propósito. Quemo toda maldición generacional
que hasta ahora ha operado en mi línea sanguínea. Quemo
enfermedades, divorcio, pobreza y fornicación. ¡Se van, en
el nombre de Jesús! Corto el cordón umbilical que me unía
a esas maldiciones, y declaro que Jesús es el dueño de mi
vida y de mi familia. La sangre de Cristo aviva mi propósito,
confirma mi llamado y me da pasión por las almas. Ahora,
me lleno del fuego de tu presencia para pelear por mi casa,
mi llamado y mi herencia espiritual. Hoy intercedo Señor
por el cumplimiento de tu propósito en mí. Que tu voluntad
sea hecha en la tierra así como es en el cielo.

Decreta Conmigo:
¡El propósito de Dios comienza a cumplirse en mi vida hoy!

Continúa Decretando: ........................................................................................................................................................

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371
Día 364

El cordón de tres dobleces


 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres
dobleces no se rompe pronto. —Eclesiastés 4:12

Las cuerdas que forman el cordón de tres dobleces son: dar,


orar y ayunar. Es importante DAR porque nadie puede cose-
char si no ha sembrado; ORAR debe de ser nuestro estilo de
vida; y AYUNAR hace que el espíritu de demora se rompa y
cese la opresión.

Tu Palabra me enseña, Señor, en el libro de Mateo, que


uno fácilmente es vencido, pero dos pueden resistir; más el
cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente. Señor, como
un acto profético, hoy tomo tres cuerdas y las comienzo a en-
trelazar. Creo, como Jesús me enseña, que mis ofrendas, mis
oraciones y mi tiempo de ayuno me llevan a una relación
íntima contigo, donde puedo ver tu rostro, y oír lo que le
hablas a mi espíritu. Declaro que Tú eres quien une podero-
samente esas tres cuerdas, y las haces resistentes contra toda
acechanza del enemigo. Declaro, en el nombre de Jesús, que
todo dardo lanzado por el enemigo se apaga ahora, que nin-
gún arma forjada contra mí prospera. Tú levantas escudo
delante de mí, ¡Tú eres mi roca y mi castillo! Amén.

Decreta Conmigo:
¡Estoy unido(a) a Dios por un cordón de tres dobleces!

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372
Día 365

Estoy en el propósito de la creación


Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los
formé y los hice. —Isaías 43:7

El propósito de Dios en la creación fue revelarse al hombre


y darse a conocer como Padre. Dios creó la humanidad para
manifestar su gloria y compartir su amor. Por eso, es impor-
tante abrir nuestros ojos a la verdad, y ver que Dios nos ama
y desea recibir gloria, alabanza y adoración.

G racias te doy Señor, porque desde la creación me diste


propósito y una razón de existir. Señor, te pido perdón, por-
que muchas veces he querido hacer mi propia voluntad, sin
preguntar qué es lo que Tú deseas de mí. Te pido perdón por
quejarme de las adversidades, sin preguntarme qué tengo
que aprender de ellas. Hoy, antes de pedir quiero ir a Getse-
maní contigo, y clamar que la perfecta voluntad de Dios se
cumpla en mi vida. Tengo que dejar la rebeldía y perdonar;
soltar mi propia agenda para cumplir Tu propósito; olvidar
el divorcio y construir una familia de Reino. ¡Hermanos,
dejemos de quejarnos y vamos a Getsemaní! Diga: Señor,
ayúdame a ir a Getsemaní, y que no se haga mi voluntad,
sino la Tuya. Amén.

Decreta Conmigo:
¡El propósito de Dios se cumple en mi vida!

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373
Acerca de la Autora

L a Profeta Ana Maldonado es una mujer de ora-


ción, usada fuertemente por Dios en la intercesión
profética, sanidad interior, liberación, y guerra espiritual.
Es co-fundadora del Ministerio Internacional El Rey Je-
sús, en Miami, FL, reconocida como una de las iglesias
multiculturales de más rápido crecimiento en los Estados
Unidos, y con grandes manifestaciones del poder sobre-
natural de Dios.

La Dra. Maldonado es apasionada por el estudio de la


Biblia y tiene un doctorado en estudios teológicos de
Vision International University. Es autora de varios libros
dedicados a motivar a los creyentes hacia la oración y la
búsqueda de la presencia de Dios.

Actualmente reside en Miami, FL, junto a su esposo, el


Apóstol Guillermo Maldonado y sus hijos, Bryan y Ronald.
Otros Libros de
Ana Maldonado

■■ Déboras al Frente de la Batalla


■■ De la Oración a la Guerra
■■ De la Adoración a la Guerra
■■ El Decreto de Jehová te Dice
■■ El Decreto de Jehová 2
■■ El Poder de Atar y Desatar
■■ Los Decretos de Jehová te Liberan
■■ Manual de Vida para Intercesores
■■ 101 Decretos que Transforman Vidas
Para ver el catálogo completo de libros, manuales y prédicas del
apóstol Guillermo Maldonado y la profeta Ana Maldonado, en
inglés y español, para encontrar la librería local más cercana o para
comprar directamente de la casa editorial:
ventas@elreyjesus.org - www.elreyjesus.org
ERJ Publicaciones
14100 SW 144th Ave. - Miami, FL 33186
(305) 382-3171
Para descargar los 5 audios que acompañan este libro,
vaya a este enlace ahora:
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