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– Clima Continental
– Clima Oceánico o Marítimo
– Clima Mediterráneo
Los elementos individuales del clima más relevantes para el desarrollo de la viña
son la temperatura, la luz solar o insolación y el régimen de precipitaciones.
La temperatura es el elemento
climático individual más importante para el desarrollo de la viña. Se precisa un
periodo prolongado de suaves temperaturas para conseguir madurez. Las
latitudes adecuadas para la viticultura se encuentran entre los 32º y los 51º en el
hemisferio norte y entre los 28º y los 42º en el hemisferio sur, con cada una de
las variedades limitada a regiones específicas y a una estrecha zona climática. El
desarrollo metabólico de la viña comienza con temperaturas superiores a los
10º y realiza su ciclo de fotosíntesis con medias de entre 15º y 30º. Una
diferencia significativa de temperatura entre el verano y el invierno permite que
la viña entre en reposo. Con temperaturas por encima de 35º la planta detiene
el proceso de maduración y las heladas de invierno por debajo de los -15º
pueden matarla. Los cambios de temperatura entre el día y la noche también
afectan de forma importante a cómo las uvas maduran (ver Amplitud Térmica y
Viñedo). Si la variación es pequeña las uvas carecerán de acidez mientras que si
la diferencia es grande las uvas presentarán un mejor equilibrio y retendrán la
acidez. Los viticultores pueden intentar moderar la influencia de la temperatura
con la elección de la ubicación del viñedo. Cada 100 metros que se gana en
altura sobre el nivel del mar se reduce la temperatura media en
aproximadamente 0,6º así como plantar en una colina con orientación este
reduce la exposición del viñedo al sol de la tarde.
La insolación es otro elemento clave que todos los viticultores vigilan, ya que es
el motor de la fotosíntesis. La orientación del viñedo y de las hileras de viñas así
como su separación, los distintos sistemas de poda y el manejo de la masa foliar
para aumentar o reducir la exposición y el aireado de los racimos, son
elementos clave encaminados a optimizar el efecto de la luz del sol. Las
decisiones relativas a estos elementos dependerán de las variedades plantadas
ya que cada una de ellas presenta diferentes patrones de vigor y crecimiento.
Las uvas que se desarrollan en viñedos con climas más fríos, con maduraciones
más largas, presentan por su parte aromas más complejos e interesantes, que se
trasladarán a sus vinos. A pesar de que sea más difícil conseguir una
maduración completa, los lugares de los que proceden la mayoría de
los vinos más interesantes y buscados se encuentran en zonas de clima marginal
para las variedades que tienen cultivadas en sus viñedos. En estos lugares, el
clima solo permite en contadas ocasiones una perfecta maduración por lo que
los vinos de diferentes cosechas pueden presentar características muy
diferenciadas.