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Los Ángeles

Se Regocijan
En El Cielo
COMO DISFRUTAR
Tu NUEVA VIDA
En CRISTO

David
CERULLO
Los Ángeles
Se Regocijan
En El Cielo
COMO DISFRUTAR
Tu NUEVA VIDA
En CRISTO

David
CERULLO
MINISTRIES
¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO!
Copyright © 2016 por David Cerullo
A menos que se indique lo contrario, todas las citas de las Sagradas
Escrituras han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 de
Sociedades Bíblicas. Usada con permiso.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede


ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación ni trans-
mitida, de ninguna forma ni por ningún medio (electrónico, mecánico,
fotocopiado, grabación u otro), sin el previo consentimiento por escrito
del editor, exceptuando citas breves en revistas.

Publicado por
Inspiration Ministries
PO Box 7750
Charlotte, NC 28241
inspiration.org
Diseño y composición de la portada y del interior:
Koechel Peterson & Associates, Inc., Minneapolis, Minnesota

Impreso en los Estados Unidos de América

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2


Este libro no habría sido posible
sin las contribuciones esencialesde
mi hija, Becky.
Gracias, Becky, por el amor que
has puesto para ayudarme a elaborar este
importante libro que tiene
como objetivo fortalecer y equipar a
los nuevos creyentes en su camino con Cristo.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3


ÍNDICE

Introducción .....................................................................7

PRIMERA PARTE ¡BIENVENIDO A LA FAMILIA!

Capítulo 1 El Gran Intercambio..................................11

Capítulo 2 Este Nuevo Camino....................................25

Capítulo 3 ¿Por Qué Jesús Tuvo Que Morir en la Cruz? ...... 39

Capítulo 4 Gracia Maravillosa ....................................49

Capítulo 5 Crecimiento Espiritual...............................57

SEGUNDA PARTE PERMANECER EN JESÚS

Capítulo 6 Lee la Palabra de Dios...............................83

Capítulo 7 Adoración y Oración .................................91

Capítulo 8 ¡Participa! .................................................109

Capítulo 9 Libra Una Guerra ...................................119

Capítulo 10 El Regreso de Cristo ...............................129

Pasajes de las Sagradas


Escrituras para Darte Ánimo.......................................135

Glosario.........................................................................138

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4


I NTR O D U CCI ÓN

¡BIENVENIDO A LA FAMILIA! ¿Sabías que cuando


aceptas a Jesús como Salvador y Señor todos los ángeles
celebran en el Cielo una fiesta en TU honor? ¡Es verdad!
La Biblia, la Palabra de Dios, dice que hay gozo delante de
los ángeles de Dios por un pecador que da su vida a Jesús
(Lucas 15:10).
Cuando pides a Jesús que perdone tus pecados, que
entre en tu corazón y que sea el Señor de tu vida, tú te
conviertes en un “hijo de Dios” y pasas a formar parte de la
familia de Dios… un cristiano.
El cristianismo no es simplemente otra religión más,
sino una relación personal ¡con un Dios vivo! Dios es real;
Él está vivo y te ama mucho.
Porque Él te ama y te conoce, Él quiere que tú lo conoz-
cas y lo ames a Él. Es por eso que Él te ha dado la Biblia…
para ayudarte a construir una relación con Él. Por esta
razón, la Biblia es el Libro más importante que jamás leerás.
Porque es la Palabra personal de Dios para TI, tú des-
cubrirás que la Biblia está llena de verdades ricas y maravil-
losas que te ayudarán a vivir con éxito tanto en esta como
en la otra vida. Te animo a que leas por ti mismo lo que la

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5


Biblia te tiene que decir. A medida que lees la Palabra de
Dios y que tu relación con Él se hace más fuerte, también
aumentará tu entendimiento de Él y de Su Palabra.
He escrito Los Ángeles Se Regocijan En El Cielo como
una explicación sencilla de lo que significa ser cristiano.
Básicamente, este libro es una guía para ayudarte a apren-
der y entender cómo es la vida de un cristiano. En él, com-
parto contigo algunos de los elementos más importantes de
tu nueva fe y los maravillosos privilegios que acompañan a
tu decisión de seguir a Cristo.
Oro para que Los Ángeles Se Regocijan En El Cielo te
equipe con información importante y práctica para entab-
lar una relación personal con Dios cuando tú elijas caminar
con Él por el resto de tu vida.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6


PRIMER A
PARTE

¡BIENVENIDO
a la FAMILIA!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7


C A P Í T U L O U N O

El Gran
Intercambio
D ios te ama tanto que

Él envió a la Tierra a Su

único Hijo, Jesucristo,

en forma de hombre para

pagar la pena por tus pecados y

los pecados de todo el mundo.


E l G r an I nte r ca m b io

DIOS NOS OFRECE UN REGALO: la oportunidad de


hacer un “Gran Intercambio.” Él ofrece intercambiar nues-
tros pecados por Su santidad, intercambiar nuestras enfer-
medades por Su sanidad, intercambiar nuestra muerte
eterna por Su vida eterna. Este Gran Intercambio es un
regalo que Él ofrece a todas las personas.
Cuando Dios creó la humanidad a Su imagen y seme-
janza, Él nos hizo perfectos. Él nos creó para tener una
relación y un compañerismo perfecto con Él.
Dios nunca pretendió que nos enfermáramos o que
pecáramos. Él no pretendió que muriéramos, pero ocurrió
algo que lo cambió todo. Por desgracia, el primer hombre y
la primera mujer que Él creó, Adán y Eva, eligieron desobe-
decer a Dios.
Sabes muy bien por tus propias experiencias de vida
que tus acciones, tus elecciones y tus decisiones siempre
tienen consecuencias; y las consecuencias de la elección que
hicieron Adán y Eva de desobedecer a Dios trajo al mundo
el pecado, la enfermedad y la muerte. La Biblia dice que la
paga (la retribución, la compensación) por el pecado es la
muerte (Romanos 6:23).

¡SIN DIOS, ESTAMOS SIN ESPERANZA!


Debido a que Adán y Eva decidieron desobedecer a
Dios, todos nosotros nacemos apartados de Él. Cuando
ellos decidieron pecar nos condenaron a la muerte física y
espiritual para siempre.
La Biblia enseña que todos nosotros estamos apartados
de Dios por nuestra propia terquedad y por nuestros peca-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9


E l G r an I nte r ca m b io

dos. Por eso, ciertamente estamos sin esperanza y sin Dios.


Nos merecemos sufrir la muerte eterna como castigo por
nuestros pecados.
Pero, a pesar de todo lo que nos merecemos, Dios nos
ama tanto que Él trazó un plan para volver a traernos al
compañerismo y restaurar nuestra relación con Él. El plan es
simple: Dios envió a la Tierra a Su Hijo perfecto, Jesucristo,
como un hombre para que fuera castigado por nuestros
pecados en nuestro lugar.
Jesús vino como el bebé que nació de una mujer virgen
por medio del poder del Espíritu Santo. Él vivió una vida sin
pecado y, después, sufrió una muerte dolorosa cuando fue
clavado en la Cruz y dejado allí hasta que Él murió. Cuando
Jesús estaba en la Cruz, se cargó en Él el juicio por los peca-
dos de todo el mundo, y Dios, en Su santidad, tuvo que
apartarse de Jesús cuando Él fue crucificado. Pero después,
maravillosa y milagrosamente, ¡Dios resucitó a Jesús de
entre los muertos tres días después de haber sido enterrado!
Si tú crees que Jesús es el Hijo de Dios y que Él pagó
por tus pecados en tu lugar; si crees que Dios Lo resucitó de
entre los muertos; si aceptas a Jesús como tu Salvador y Lo
tomas como el Señor de tu vida y escoges caminar en obe-
diencia a Dios y a Su Palabra, ¡recibes el derecho de pasar
una eternidad gloriosa con Él en el Cielo!
Tú intercambias tu voluntad por la Suya; intercambias la
condenación eterna sin Él por la eternidad en el Cielo con
Él; intercambias una vida de miedos, ansiedad y preocupa-
ciones por una vida repleta de Su paz que sobrepasa todo
entendimiento humano (Filipenses 4:7).

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0


E l G r an I nte r ca m b io

EL PAGO DEL RESCATE


Si un hijo muy querido fuese secuestrado, sus desesper-
ados padres pagarían cualquier precio que el secuestrador
pidiera para liberar a su hijo robado. Ellos pagarían un
“rescate,” que es el pago que se hace para liberar algo valioso
que ha sido robado.
Pues bien, en lo que respecta a Dios, nosotros somos
Su creación, ¡y hemos sido secuestrados! Nosotros somos
víctimas de Su enemigo, Satanás, quien nos ha robado y
pretende mantenernos como sus cautivos, atados con las
cadenas de nuestros propios pecados. No podemos liber-
arnos a nosotros mismos, ni tampoco podemos pagar el
rescate. Estamos completamente desamparados, ¡atrapados
por Satanás y nuestra propia naturaleza pecaminosa!
Dios podría habernos dejado en las manos de Su ene-
migo. Él se podría haber sentido satisfecho simplemente
con nuestra creación y luego podría habernos dejado y que
nos defendiéramos solos. Sin embargo, Su deseo de tener
una relación íntima con nosotros es tan fuerte que Él envió
a Su Hijo para liberarnos. Esto es lo que nos distingue de los
animales que Él creó: Él no solo desea que seamos Sus cri-
aturas… Él quiere que seamos Sus hijos y que caminemos
en una relación amorosa con nuestro Padre.
La buena noticia es que Jesucristo, el Hijo de Dios, pagó
el precio de nuestra libertad con Su propia Sangre para
que nosotros podamos ser hijos de Dios. Al morir en la
Cruz, Jesús pagó el rescate por tu vida y por la mía. Si bien
nuestros pecados nos condenan, Él murió en nuestro lugar
para liberarnos y cumplir la sentencia de la muerte eterna

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1


E l G r an I nte r ca m b io

que merecemos. Al aceptarlo a Él como nuestro Salvador y


Señor, somos rescatados y liberados de nuestros pecados, ¡y
de las cadenas de Satanás!

¡LIBÉRATE DE LA PRISIÓN!
Imagínate que estás encerrado en una prisión, conde-
nado por crímenes de los que se te considera culpable. Tú
has sido condenado a muerte y esperas tu ejecución en el
corredor de la muerte. De repente, te enteras de que alguien
se ha ofrecido para ocupar tu lugar en el corredor de la
muerte y ser ejecutado en tu lugar.
¿Elegirías permanecer entre rejas y esperar tu eje-
cución? ¡Naturalmente que no! ¡Estarías encantado de
ser puesto en libertad! Saldrías corriendo de esa prisión y
¡nunca mirarías hacia atrás!
Pues esto es lo que ocurre cuando te conviertes en un
cristiano. Incluso si estás en el “corredor de la muerte” espe-
rando la ejecución que mereces, ¡Jesús te ofrece la tarjeta
“Libérate de la prisión!” Tú puedes escapar de la prisión de
tus pecados y nunca más mirar hacia atrás, ¡excepto para
dar las gracias a Quien te ha liberado de la muerte eterna!
El estribillo de una canción dice: “Teníamos una deuda
que no podíamos pagar; Él pagó una deuda que no era suya.”
Nosotros no podemos pagar el precio para redimirnos
porque Dios no reconoce ninguno de nuestros esfuerzos
para eliminar nuestros propios pecados. ¿Por qué? Porque
Isaías dice en la Biblia lo siguiente: “Si bien todos nosotros
somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia…” (Isaías 64:6).

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2


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La palabra “justicias” significa “buena posición” delante


de Dios. Ninguno de nosotros es justo por cuenta propia.
No podemos presentarnos delante de Dios y defender, excu-
sar o justificar nuestras conductas e ideas pecaminosas. Sin
embargo, la Palabra de Dios declara lo siguiente: “Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).

LA SIMPLICIDAD DEL EVANGELIO


La historia del Evangelio es simple. Se trata de recon-
ocer que tú necesitas entablar una relación con el Dios que
te creó, de aceptar el juicio de Dios de que tú eres culpable
de pecado y de afrontar la verdad de que tú eres incapaz de
salvarte o liberarte de tus pecados.
Se trata de reconocer que la solución de Dios para tus
pecados es la ÚNICA respuesta: Jesucristo. Se trata de
reconocer que cuando tú lo invitas a Él a entrar en tu vida,
perdonar tus pecados y ser el Señor de tu vida, tus pecados
y la sentencia de muerte de Dios se transfieren de ti a Cristo
y, en este Gran Intercambio, tú pasas de confiar en tus
capacidades para salvarte a confiar solo en Cristo.
Cuando tú invitas a Cristo a ser el Señor de tu vida, tú lo
estás invitando a Él a tener autoridad sobre todas las áreas
de tu vida. Al intercambiar Su justicia por tus pecados, tú
heredas Su salvación. “Salvación” significa ser libre, ser
liberado, protegido, sanado y resarcido del pecado, de la
enfermedad y de la muerte.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 3


E l G r an I nte r ca m b io

¿HAS HECHO EL GRAN INTERCAMBIO?


Quizás ya has tomado la decisión más importante de
toda tu vida… la decisión de invitar a Jesucristo a entrar en
tu vida… para perdonar tus pecados… y ser el Salvador y
el Maestro de tu vida.
En cambio, si no has recibido el regalo de Dios de la sal-
vación… si no lo has invitado a Él para que sea tu Señor…
si no has hecho este Gran Intercambio con Dios, ¡debes
saber que puedes hacerlo!
¿Cómo? Es simple. La Biblia dice lo siguiente: “Que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en
tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca
se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10).
Como puedes ver, no es ni por tu camino ni por el mío,
sino que debe ser por el camino de Dios. Jesús dice: “…Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí” (Juan 14:6).

ESCOGE A QUIÉN QUIERES SERVIR


La Biblia dice que, a menos que nuestro Padre Celestial
nos ayude, nosotros ni siquiera podemos llegar a Jesús
(Juan 6:44-65). Si no has invitado nunca a Jesús a ser tu
Salvador y Señor, ese llamado que quizás sientas en tu cora-
zón ahora mismo, ese deseo de llenar el vacío en tu vida, es
el Espíritu Santo de Dios que te acerca a Jesucristo.
¡Dios te ama mucho! Él tiene muchas bendiciones,
promesas y regalos maravillosos que Él quiere compartir

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 4


E l G r an I nte r ca m b io

contigo. Él te ha escogido a ti para que formes parte de Su


Familia para siempre; pero eres tú quien debe escogerlo
a Él. Él no decidirá por ti, ni tampoco usará Su fuerza
contigo. Si hubiera 100 pasos entre tú y Dios, Él daría 99,
pero dejaría que tú dieras el último paso.
Él te ha dotado del libre albedrío para que puedas
realizar tus propias elecciones. Tú debes escoger a quién
quieres servir… a ti mismo o a Dios. ¿Pedirás a Jesús que
sea tu Señor? ¿Tomarás la decisión hoy, ahora mismo,
de darle a Él autoridad sobre todas las áreas de tu vida?
Si escoges a Dios y a Su Hijo, tú podrás experimentar Su
poder, Su presencia y Su paz en tu vida.

EL MAYOR MILAGRO
Si quieres experimentar el mayor milagro del mundo…
el milagro de la salvación… ¡tú puedes hacerlo ahora
mismo! Simplemente invita a Jesús a que entre en tu vida
y que perdone todos tus pecados. Pídele a Él que limpie tu
pasado y que sea el Señor y el Maestro de tu vida. Luego,
elije creer de corazón que Dios resucitó a Jesús de entre los
muertos. ¡Es así de fácil!
¿Te gustaría orar ahora esta oración conmigo?

Querido Jesús:
Yo sé que soy un pecador. Por favor, perdóname por mis
pecados y limpia mi corazón. Gracias por morir por mí en
la Cruz.
La Biblia dice que si yo me confieso con la boca y creo de
todo corazón que Tú eres el Señor, me salvaré. Jesús, creo que

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 5


E l G r an I nte r ca m b io

Tú eres el Señor y que Dios te resucitó de entre los muertos.


Por favor, entra y habita en mi corazón. Sé el Señor de
mi vida. Enséñame a caminar contigo y a vivir para Ti por
el resto de mi vida. Gracias por haber salvado mi vida y
haberme dado la oportunidad de vivir eternamente contigo
en el Cielo.
Amén.

Si acabas de orar esta oración y ahora crees en Jesús como


tu Salvador, tú has “renacido” en una nueva vida y te has sal-
vado ¡por la Gracia maravillosa de Dios! Ahora mismo, los
ángeles del Cielo se están regocijando literalmente por ¡TI y
tu salvación! ¡Bienvenido a la Familia de Dios!
Estoy muy contento de que hayas tomado la decisión de
seguir a Cristo. Con esta simple oración, ahora tu nombre
está escrito en un libro especial que la Biblia llama El libro
de la vida del Cordero. Este libro contiene todos los nom-
bres de quienes han aceptado que Cristo entre en sus cora-
zones (Apocalipsis 3:5). Dios Mismo ha escrito tu nombre
en Su libro, y con lo cual ¡ha confirmado para siembre tu
salvación! ¡Ahora eres un hijo de Dios!

EL PLAN DE DIOS PARA TU VIDA


La Biblia dice lo siguiente: “Porque tú formaste mis
entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te ala-
baré; porque formidables, maravillosas son tus obras…”
(Salmos 139:13-14). ¡Dios te ama mucho! Él ha trazado un
plan especial para tu vida.
El plan que Dios tiene para tu vida es prosperarte y no

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 6


E l G r an I nte r ca m b io

dañarte de ninguna manera. Su plan es darte un futuro y


una esperanza (Jeremías 29:11). ¡Dios tiene grandes cosas
reservadas para ti!
Como tú comienzas una nueva vida con Él, esta gran
aventura, este emocionante viaje, yo te animo a que pases
tiempo con Él. Habla con Él, permanece en silencio y escu-
cha cómo te habla Su voz.
La lectura diaria de la Biblia te ayuda a aprender a
reconocer Su voz. Refiriéndose a Sí mismo como un pastor
que guía a Sus ovejas, Jesús dice: “…Y las ovejas le siguen,
porque conocen su voz” (Juan 10:4). Para reconocer Su voz,
tú tienes que familiarizarte con Su Palabra.
A medida que creces y maduras en tu nueva fe y en tu
conocimiento de la Biblia, aprenderás a oír la voz del Señor
en tu mente y en tu corazón. A medida que conoces más las
Sagradas Escrituras, Él te brindará un maravilloso bienestar
y dirección para tu vida.
A medida que aprendes a reconocer Su voz, Dios
comenzará a revelar Sus planes y propósitos para tu vida.
No tengas miedo de lo que el Señor tiene reservado para ti.
¡El plan de Dios para tu vida es emocionante y bueno!

¡NO TE SIENTAS ABRUMADO!


Dios no te va a mostrar todos los planes para tu vida al
mismo tiempo. Él dice que Su Palabra será lámpara a tus
pies y lumbrera a tu camino (Salmos 119:105). Esto sig-
nifica que el Señor hará brillar la luz de Su amor y la luz de
Su Palabra en tu vida y que solo revelará lo que tú necesitas
saber para dar el siguiente paso. Tú debes aprender a confiar

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 7


E l G r an I nte r ca m b io

en Él día a día y momento tras momento. Esto es fe.


La fe es simplemente responder en obediencia a lo que
tú crees que es la voluntad de Dios para tu vida. No estarás
siempre 100% seguro de que has entendido lo que Él te
está diciendo, especialmente en los comienzos de tu nuevo
caminar con Él. Pero no pasa nada; simplemente, el hecho
de que tú quieres obedecerlo y de que estás intentando oír
Su voz ¡a Él le agrada!
Tu nueva vida con Dios en control y Jesús como tu
Señor será una peregrinación diaria, un viaje que estás
haciendo paso a paso. A medida que te acercas a Dios, la
Biblia dice que Él se acercará a ti (Santiago 4:8). Paso a paso,
Él te guiará hasta donde Él quiere que tú vayas. Anímate
sabiendo que el plan de Dios para ti es mejor y que Sus
caminos son siempre correctos. Confía en Su mano para
que te guíe.

LAS MANOS DEL ALFARERO


Dios conoce tu corazón. De hecho, Él te conoce mejor
de lo que tú te conoces a ti mismo. Por eso, es importante
que tú aprendas a confiar en Dios y que dejes que Él moldee
tu vida.
Esta verdad está ilustrada en la Biblia cuando Dios habla
con un hombre llamado Jeremías. Dios dice a Jeremías que
vaya a la casa del alfarero, y Jeremías obedece a Dios.
Cuando Jeremías llega a la casa, él ve al alfarero traba-
jando en el torno. Sin embargo, la vasija de barro que él
está moldeando se daña, por lo que el alfarero empieza a
moldear otra vasija. Entonces Dios habló con Jeremías, y le

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 8


E l G r an I nte r ca m b io

dijo: “…He aquí que como el barro en la mano del alfarero,


así sois vosotros en mi mano…” (Jeremías 18:6).
Es imposible que el barro se moldee sin el alfarero. El
barro no tiene ningún propósito en sí solo; no puede tomar
forma ni moldearse ni lograr el diseño y el propósito del
alfarero hasta que este lo moldea y le da forma.
Aun cuando el barro está moldeado según el plan que
tiene el alfarero, el barro debe seguir en sus manos para
cumplir su propósito. Si el alfarero transforma el barro en
una vasija, esta no puede llenarse de agua por sí sola, sino
que es el alfarero quien debe llenarla y verter el agua.
Hay un himno maravilloso que fue escrito en 1907 por
Adelaide Pollard y que se llama “Haz lo que quieras de mí
Señor.” A continuación, pueden leerse algunas palabras de
este gran clásico:

Haz lo que quieras de mí, Señor,


Tú el alfarero, yo el barro soy;
Dócil y humilde anhelo ser;
Cúmplase siempre en mí Tu querer.
Haz lo que quieras de mí, Señor,
Tuyo es, oh Cristo, todo poder;
Dueño absoluto sé de mi ser y
que el mundo a Cristo pueda en mí ver.

¿No tiene sentido ser dócil con el Creador que te


diseñó? Al igual que el barro en las manos del alfarero, tú
debes ser moldeable en Sus manos. Confía en Dios y, como
dice la Biblia, “…El que comenzó en vosotros la buena obra,

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 9


E l G r an I nte r ca m b io

la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).


“El día de Jesucristo” es el día en el que Jesús regresará a
la Tierra para llevar a Sus seguidores con Él al hogar en el
Cielo. ¡Qué glorioso será este día!
(Nota: Si aún no tienes una Biblia, te animo a que con-
sigas una inmediatamente; podrás encontrarla en cualquier
librería. Pide una traducción moderna que sea más fácil de
entender. Cuando comiences a leer tu Biblia, te sugiero que
empieces por el Libro de Juan en el Nuevo Testamento. Este
libro te enseñará muchas cosas sobre quién es Jesucristo y
¡cómo será tu nueva vida con Él!)

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 0


C A P Í T U L O D O S

Este Nuevo
Camino
H
as oído a la gente utilizar

palabras como “nacer de nuevo”

o “salvado?” Quizás estas

palabras no tengan sentido

para ti porque eres un

nuevo cristiano.
E ste N ue v o C a m ino

“NACER DE NUEVO” NO SIGNIFICA experimentar ¡un


segundo nacimiento físico! Renacer de nuevo hace referencia
a un nacimiento espiritual. Tu nueva vida comienza cuando
empiezas a caminar con Cristo. Cuando tú oras y pides a
Dios que perdone tus pecados y a Jesús que sea el Señor de
tu vida, ¡comienzas esa nueva vida!
En la Biblia encontramos un hombre que tenía dificul-
tad para entender esta verdad. Su nombre es Nicodemo, un
líder judío de los tiempos de Jesús.
Cuando Nicodemo se dirige a Jesús con preguntas, Jesús
le dice:
“…El que no naciere de nuevo, no puede ver el
reino de Dios.
“Nicodemo le dijo: ‘¿Cómo puede un hombre
nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda
vez en el vientre de su madre, y nacer?’
“Respondió Jesús: ‘De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de agua y del Espíritu, no
puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido
de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es’” (Juan 3:3-6).
Jesús estaba explicando un nacimiento espiritual.
Cuando renaces, el Espíritu Santo de Dios da nueva vida a
tu espíritu. Entonces, Cristo nace en ti espiritualmente.
Pablo, un discípulo de Cristo y un líder poderoso de la
Iglesia cristiana primitiva, describe este concepto así: “…Cristo
en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).
Si tú pides a Cristo que entre en tu corazón, Él te da un

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 2


E ste N ue v o C a m ino

nuevo comienzo en la vida. De hecho, la Biblia incluso te da


el nombre de “nueva criatura”:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
(2 Corintios 5:17). Ahora, el Espíritu de Dios Mismo
ha cobrado vida en tu corazón. ¡Este es el misterio y la
maravilla del Evangelio!
Esta nueva vida que has comenzado como cristiano
es similar a tu nacimiento natural. De hecho, hay un gran
paralelismo entre un bebé recién nacido en el sentido físico
y un bebé recién nacido en el sentido espiritual.
Cuando nace un bebé, varias cosas tienen que ocurrir
para que él sobreviva y crezca. Es necesario alimentar y
nutrir al bebé. Sin comida ni nutrición, el bebé no tardará
en morir de hambre.
Un bebé depende de sus padres para tener cubiertas
las necesidades básicas de la vida. Él no puede cuidar de
sí mismo; alguien tiene que alimentarlo y cambiarle los
pañales. Un bebé necesita unos brazos que lo estrechen
amorosamente para sentirse reconfortado y seguro.
Un bebé necesita una voz suave que le cante para
apaciguar sus temores. Un bebé no puede vivir sin cuida-
dos, y también debe recibir amor. Los doctores afirman
que, sin afecto, los bebés tienden a renunciar o incluso a
perder su voluntad de vivir. En definitiva, los bebés son
muy frágiles.
Cuando nace un bebé, él no empieza a hablar o a andar
o a cuidar de sí mismo en un solo día. No, el bebé necesita
tiempo para crecer, madurar y aprender.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 3


E ste N ue v o C a m ino

ALIMENTO ESPIRITUAL
Estos mismos paralelismos también se pueden aplicar
al nacimiento de una vida espiritual. Un bebé “cristiano”
necesita comida, refugio, ropa, ternura, cuidados y afecto
en el sentido espiritual. La madurez espiritual no se alcanza
de la noche a la mañana, como tampoco se alcanza de la
noche a la mañana la madurez física. Requiere tiempo.
¿Cómo recibe alimento espiritual una persona que acaba
de “nacer de nuevo” espiritualmente? Leyendo la Palabra de
Dios y obedeciéndola. Al igual que un bebé recién nacido
tiene que comer con frecuencia para desarrollarse y crecer,
tú también debes alimentar tu espíritu para desarrollarte y
crecer como cristiano. La Biblia es el pan de la vida, y sus
palabras son ¡alimentos para tu alma! Cuando lees la Biblia,
ora y pide a Dios que te ayude a comprender Sus palabras
para ti.
Tu espíritu también se alimentará si pasas tiempo
hablando con Dios y alabándolo a Él. Además, tú tienes que
estar en compañerismo con otros cristianos de la Iglesia
creyente en la Biblia o con un grupo de estudio que crea en
la verdad de toda la Biblia. En una comunidad de creyentes
encontrarás amor, apoyo, protección y amparo. Aunque la
Iglesia está lejos de ser perfecta, el diseño de Dios es que tú
crezcas en congregación con Sus hijos.
Para un niño, cada nuevo día es una experiencia de
aprendizaje llena de muchos objetos, caras, sonidos, colores
y movimientos nuevos. Él descubre nuevos alimentos y lug-
ares, nuevas palabras e ideas. Un niño aprende que la vida
es un proceso de crecimiento y aprendizaje.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 4


E ste N ue v o C a m ino

Todos estos principios también se aplican al mundo


espiritual. Tu nueva vida y tu relación con Cristo es un
proceso de crecimiento y aprendizaje. Tu relación con Él
madurará y se fortalecerá con cada lección y con cada expe-
riencia que tengas.

EL VIAJE
Recuerda que tu relación con Dios es un viaje. Es un
proceso de crecimiento y aprendizaje de todo lo que Él ha
diseñado para tu vida. A medida que pasas más tiempo con
el Señor, tú descubrirás que cada vez te asemejas más a Su
imagen perfecta. Este es el principal objetivo de un cris-
tiano… parecerse cada vez más a nuestro Salvador Jesucristo.
Si te tomas el tiempo de conocerlo a Él, al igual que el alfarero
con el barro, Él te moldeará a imagen de Su Hijo.
Tu vida será un viaje de luces y sombras. Habrá momen-
tos en los que sigues la Palabra de Dios y momentos en los
que no consigues seguir Su Palabra. Incluso los hombres y
mujeres más grandes de la Biblia tuvieron que luchar contra
el pecado en algún momento de sus vidas.
Pablo habló sobre una guerra que se libraba dentro de
su cuerpo y de su lucha para hacer el bien frente al mal. Sin
embargo, no siempre escogió hacer lo correcto. En Romanos
7:18, él dijo lo siguiente: “…Porque el querer el bien está en
mí, pero no el hacerlo.” Cuando tengas un momento, lee el
capítulo entero de Romanos 7 para que puedas comprender
la batalla que se libra entre tu justicia y la justicia de Dios,
así como entre tu carne y tu espíritu.
Que vivas por Cristo no te hace perfecto, pero cuanto

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 5


E ste N ue v o C a m ino

más creces en tu relación con Dios, más fácil será confiar en


Él y contar con Su gracia para superar momentos de tent-
ación y de prueba. A pesar de sus luchas, Pablo podía decir
con total seguridad: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva
siempre en triunfo en Cristo…” (2 Corintios 2:14).
Aun cuando luchas y fracasas (¡a todos nos pasa!), el
corazón de Dios siempre nos restaurará y nos pondrá en el
camino correcto.

DULCE RENDICIÓN
Descubrirás que una de las cosas más importantes
que puedes hacer es volver a encomendar tu vida a Cristo
cada día. En Romanos 12:1, el apóstol Pablo escribió para
los cristianos “…Que presentéis vuestros cuerpos en sacri-
ficio vivo, santo, agradable a Dios…” Esto significa que tú
aprendes a someter tu voluntad y tu toma de decisiones
a Él diariamente. Esto es lo que significa para Jesús estar
en control de tu vida. Si Jesús es tu Señor, descubrirás
finalmente el verdadero significado del ¡gozo y de la paz!
El Libro de Proverbios (escrito por el rey Salomón)
nos ofrece este consejo práctico para ayudarnos a ofrecer
nuestras vidas al Señor: “Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”
(Proverbios 3:5-6).
Cuando comiences a ofrecer más y más de tu vida a
Cristo, verás cómo Su Espíritu Santo se hace más evidente
en tu vida. Cuando te enfrentes a una tentación o a una
circunstancia de prueba, verás cómo disminuyen tus deseos
carnales y que el Espíritu de Dios está activo en tu vida.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 6


E ste N ue v o C a m ino

De esto versa 2 Corintios 3:18. Este versículo afirma lo


siguiente: “…Somos transformados de gloria en gloria en la
misma imagen…” La palabra “gloria” significa esplendor,
honor y magnificencia, y Dios llevará tu vida de gloria en
gloria hasta el precioso día en que estarás en el Cielo con
Jesús, ¡totalmente transformado en Su imagen gloriosa!

¡TU HERENCIA!
Ahora que has aceptado que Jesús entre en tu corazón
como tu Señor y tu Salvador, tú te has convertido en un hijo
de Dios. Gálatas 4:6-7 dice lo siguiente: “Y por cuanto sois
hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu del Hijo, el
cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino
hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
En hebreo, la palabra Abba significa “papi.” Dios te ha
adoptado en Su reino y en Su familia como Su hijo. Tú has
heredado la vida eterna con Él. ¡Vaya! ¡Qué privilegio más
maravilloso!
Un heredero es una persona que tiene derecho a recibir
una propiedad, posesiones o beneficios de otra persona
que, a su vez, desea ofrecerle algo especial. Nuestros hijos
heredarán lo que nosotros elijamos dejarles cuando nuestro
tiempo en la Tierra llegue a su final. Nosotros los hacemos
nuestros herederos porque los amamos y queremos bend-
ecirlos.
Como hijo de Dios, ahora tú tienes derecho a recibir
todas las bendiciones y beneficios de ser parte de Su familia.
Dios te ha hecho “coheredero con Cristo” (Romanos 8:17).
¿Qué has heredado? La vida eterna es tu primera

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 7


E ste N ue v o C a m ino

herencia, y la más importante. Tus pecados han sido


perdonados, y el Cielo es tu destino. Como Su hijo, también
has heredado todas las promesas de las Sagradas Escrituras
como tuyas ¡ahora mismo!
Porque caminas en una relación íntima con Él, tú tienes
la promesa de Su presencia, Su paz y Su provisión. Tú tienes
derecho a recibir Su gozo, Su paciencia y Su consuelo.
Como Su Hijo, tienes derecho a presentarte ante Él en cual-
quier momento para hablar o simplemente para estar con
Él. Y, al morir, heredas una vida eterna en el Cielo con Él…
¡una herencia que nadie podrá arrebatarte jamás!
¿Comprendes que esta herencia, estos regalos y estas
bendiciones son solo para los hijos de Dios? Aquellas per-
sonas que no escogen creer en Jesucristo como su Salvador
y Señor, no son herederos de Dios. Por eso, ellos no tienen
derecho a recibir ¡ni Su presencia ni Su paz ni Su prosper-
idad! Estas bendiciones están reservadas como herencia
¡SOLO para los hijos y las hijas de Dios!

LA VIDA NO SERÁ SIEMPRE FÁCIL


El simple hecho de que ahora eres un hijo de Dios y de
que tienes derecho al Reino del Cielo no significa que tu
vida en la Tierra vaya a ser perfecta y fácil. Incluso si con-
fías en Dios con todo tu corazón, los momentos difíciles
seguirán existiendo. La Biblia dice que el sol brilla sobre
malos y buenos, y que la lluvia cae sobre los justos e injus-
tos (Mateo 5:45). Aún tendrás días lluviosos y momentos
difíciles en tu vida.
“¿De qué sirve entonces creer?”, puedes preguntarte. Pues

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 8


E ste N ue v o C a m ino

bien, ahora que eres cristiano, cuando lleguen estos momen-


tos difíciles, tú puedes contar con una Fiel Compañía que
dice que nunca “…te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos
13:5). ¡Nunca volverás a estar solo!
Dios siempre te dará la fuerza que necesitas para
superar cualquier adversidad. Su fuerza se perfecciona en
tu debilidad (2 Corintios 12:9). En el Libro de Isaías, Dios
nos habla y nos dice lo siguiente: “No temas, porque yo estoy
contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia” (Isaías 41:10).
¿De qué podríamos tú o yo preocuparnos teniendo al
Creador de este increíble universo de nuestra parte? Si tú
tienes un problema que te pesa profundamente en el corazón,
dáselo a Dios. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
no dejará para siempre caído al justo” (Salmos 55:22).
Sin importar el tamaño de tu problema, Dios se
preocupa. Él se preocupa por todos los detalles de tu vida.
¡Él ha contado incluso el número de pelos de tu cabeza
(Mateo 10:30)!

ANÍMATE
Tú eres muy especial para Dios. No hay detalle de tu
vida que sea demasiado pequeño como para que Él no
se preocupe, ni tampoco problema tan grande que Él no
pueda manejar. Un versículo de las Sagradas Escrituras dice
lo siguiente: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 2 9


E ste N ue v o C a m ino

3:20). Yo sé que puedo imaginarme grandes cosas, y este


versículo me asegura que mi Dios es capaz de hacer mucho
más ¡de lo que yo puedo imaginar!
Cuando sientas que los cimientos de tu vida están sobre
arena, ten valor. En Mateo 7:24-27, Jesús describe una
tormenta que sorprendió a un hombre cuya vida estaba
edificada sobre cimientos firmes. Jesús dice: “…Descendió
la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon con-
tra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la
roca…” En Jesucristo, tú tienes ahora una Roca sólida sobre
la que puedes mantenerte firme.
Cuando soplen los vientos de la calamidad, relájate.
Ahora cuentas con un refugio en medio de la tormenta.
“Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso
en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el
calor…” (Isaías 25:4).
Si te sientes abandonado y desesperado, anímate.
Proverbios 18:24 declara lo siguiente: “El hombre que tiene
amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que
un hermano.” Jesús es tu mejor amigo, y Él estará más cerca
de ti que un hermano.

¿QUIÉN ES DIOS?
La Biblia, sobre todo en el Antiguo Testamento, emplea
diversos nombres para describir a Dios. Los siguientes
versículos nos ofrecen una mejor comprensión de Su natu-
raleza:
Si las tensiones y las presiones financieras te parecen
agobiantes, debes saber que Dios es tu “Jehová-Jireh,” lo

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 0


E ste N ue v o C a m ino

cual significa “Dios proveerá.” ¡Él está de tu parte!


Si las enfermedades, las dolencias o los dolores te
ensombrecen a ti o a tu familia, tú tienes derecho a una
segunda opinión del Gran Médico. Él es “Jehová-Rapha,”
que significa “Dios sanador.” Isaías declare lo siguiente:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nues-
tros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).
Si estás atrapado en un estilo de vida o en un hábito que
te tiene esclavizado a su deseo, hay esperanza porque Dios
es “potente salvador mío” (Salmos 140:7).
Si la depresión, la tragedia o la soledad te dejan el cora-
zón roto o afligido, debes saber que Dios puede consolarte.
Segundo Corintios 1:3-4 declara lo siguiente: “Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de miseri-
cordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en
todas nuestras tribulaciones, para que podamos también
nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación,
por medio de la consolación con que nosotros somos consola-
dos por Dios.” Él es nuestro “Jehová-Shalom,” que significa
“El Señor es paz.”
Dios puede llenarte de un gozo sobrenatural que será
tu fuerza. “…El gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías
8:10).
Cuando necesitas sabiduría, dirección u orientación,
tú puedes simplemente pedírselas a Dios y Él te las dará
(Santiago 1:5).
Si hay algo que tú no entiendes, quédate tranquilo
porque “…El Espíritu Santo… os enseñará todas las cosas…”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 1


E ste N ue v o C a m ino

(Juan 14:26).
Si la vida te parece caótica y estresante, confía en Dios.
Isaías 26:3-4 dice lo siguiente: “Tú guardarás en completa
paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti
ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en
Jehová está la fortaleza de los siglos.”
Cuando lleguen tiempos difíciles, que sin duda llegarán,
debes saber que Dios da una paz que sobrepasa nuestro
entendimiento humano. Filipenses 4:6-7 dice: “Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gra-
cias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.”

UNA PERSPECTIVA ETERNA


Te animo a que mantengas siempre una “perspectiva
eterna.” Tener una perspectiva eterna significa no vivir
solo el momento y las dificultades que este pueda entrañar.
No, como creyentes, vivimos teniendo en mente el fin…
sabiendo que Jesucristo regresará algún día para llevarnos
a nuestro hogar Celestial. ¡Qué glorioso será para los crey-
entes cuando finalmente podamos verlo a Él cara a cara!
Por eso, cuando lleguen las dificultades, podemos decir
con Pablo lo siguiente: “Pues tengo por cierto que las aflic-
ciones del tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).
Sin importar cómo es la situación en la que te encuen-
tras, Dios puede encontrarse contigo ¡justo en el punto

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 2


E ste N ue v o C a m ino

donde Lo necesitas! Él es suficiente para ti, y Dios será tu


fuerza tanto en los buenos como en los malos momentos.
Él es todo lo que tú tienes, ¡y puedes estar seguro de que
también Él es todo lo que necesitas!

DIOS ESTÁ EN CONTROL


Todas estas promesas de la Biblia nos ofrecen una gran
esperanza. Quizás las leemos y nos animamos o nos emo-
cionamos porque sentimos cómo nuestra fe comienza a
crecer dentro de nosotros. Sin embargo, en ocasiones las
promesas de Dios pueden olvidarse fácilmente cuando nos
vemos acorralados por las presiones de la vida.
Si tienes que tomar una decisión o enfrentarte a una
prueba de la vida, ahora cuentas con un nuevo enfoque
para abordarlas. En vez de querer resolver la cuestión por
ti solo y enfrentarte a tus problemas con tu limitada fuerza,
confía en Dios y vuélvete hacia Él primero.
¡Sé que esto no es fácil! Puede parecer mucho más
natural manejar tu vida por tu cuenta. Durante años, has
estado acostumbrado a lidiar solo con tus problemas;
quizás de esta forma te sientes en control. Sin embargo,
la verdad es que tú no sabes lo que es mejor para tu vida.
La ventaja que Dios tiene es que Él conoce tu vida desde
el principio hasta el final. Las circunstancias difíciles de
la vida terminan mucho mejor cuando nos detenemos y
miramos a Dios para pedirle Su sabiduría, orientación y
dirección sobrenaturales.
Tienes de tu parte al Creador de este maravilloso uni-
verso. Él conoce y ha hecho todas las cosas. ¡Como cristiano

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 3


E ste N ue v o C a m ino

e hijo de Dios, tú tienes derecho a unos privilegios estu-


pendos! Él te ama a ti mucho más de lo que nunca podrás
imaginar aquí en la Tierra. Él te ha adoptado en Su Reino y
te ha convertido en Su hijo.
Él está siempre contigo para ayudarte, guiarte, enseñarte,
consolarte y darte paz, gozo, paciencia y fuerza. Sea lo
que sea que necesitas, la gracia y la provisión de Dios
te ayudarán. Esto suena ciertamente como una ¡vida
emocionante y abundante! ¿No crees?
Pronto te preguntarás cómo pudiste vivir sin el Señor.
Tú no solo cosecharás beneficios en esta vida en la Tierra,
sino que también almacenarás tesoros para ti en el Cielo,
donde algún día ¡vivirás para siempre con tu Salvador!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 4


C A P Í T U L O T R E S

¿Por Qué
Jesús Tuvo
Que Morir
en la Cruz?
Q uizás te preguntes por qué Jesús

tuvo que morir por nosotros para

que pudiésemos ser perdonados y

tener vida eterna. En ocasiones, yo

he deseado que hubiese habido otra

forma de que Jesús nos salvase, pero

no la hubo. ¡Qué agradecido Le

estoy por haber entregado Su propia

vida por mí!


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

CUANDO DIOS CREÓ ESTE MUNDO, este era un mundo


perfecto, sin defecto y sin pecado. Adán y Eva vivían en el
Jardín del Edén y caminaban con el Señor todos los días. No
había enfermedad, ni dolor ni muerte.
Dios dio a Adán y a Eva el libre albedrío, la capacidad
para que ellos eligieran por sí mismos lo que querían hacer.
Dios no crea marionetas; Él crea a Sus hijos para que ellos
Le sirvan y obedezcan Sus directrices por amor a Él. Dios
había dado a Adán y a Eva el gobierno total de Su creación
con una orden: Dios dijo a Adán que no comiera del árbol
de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:17).

EL FRUTO PROHIBIDO
En Génesis 3:1-3, Satanás fue hasta Eva en forma de
serpiente y le preguntó lo siguiente: “…¿Conque Dios os ha
dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y Eva respondió y
dijo: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero
del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No
comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”
Después, Satanás mintió a Eva y le dijo que Dios no
había querido decir lo que había dicho. Satanás dijo: “No
moriréis,” y le dijo que si comía el fruto “seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal.” El diablo convenció a Eva de que
ella sería igual que Dios y la convenció para que no se detu-
viera y comiera el fruto.
Cuando eres un nuevo creyente, debes tener en cuenta
las estrategias del diablo. Él no le dijo a Eva que desobe-
deciera a Dios de forma directa, sino que suscitó en ella
la duda acerca de la integridad de Dios y de Su bondad. A

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 6


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

partir de ahí, la desobediencia estaba a un solo paso. Más


adelante en el libro, hablaremos más sobre la tentación,
pero ahora quiero animarte a que protejas tu mente y tu
corazón contra la duda y la incredulidad.
Eva se creyó la mentira y cedió ante la tentación.
Después, en vez de honrar a Dios y proteger a su mujer,
Adán desobedeció a Dios y también comió el fruto prohi-
bido. Como resultado de su desobediencia, el pecado entró
en el mundo.
Dios nunca pretendió que Su creación experimentara los
efectos del pecado, sino que Él quería que ellos tuvieran un
libre albedrío y que pudieran tomar sus propias decisiones.
Dios no creó a Adán y a Eva para que fueran marione-
tas. Él no quería que ellos Lo adorasen y obedecieran por
el simple hecho de tener cuerdas adheridas a ellos de las
que Él pudiera tirar y decir: “¡Es hora de adorarme!” No, Él
quería que ellos Lo adorasen porque habían elegido hacerlo.
Cuando Adán y Eva usaron su libre albedrío para
desobedecer a Dios, el pecado vino a este mundo, como
también lo hizo la enfermedad, la tristeza, la maldad e inc-
luso la muerte. Pero a este mundo no solo vino la muerte
física, sino que, aún más importante, la muerte espiritual
y la separación eterna de Dios se convirtieron en el fin de
todos aquellos que no reconocen a Cristo como su Salvador
y Señor.

EL DERRAMAMIENTO DE SANGRE
Puesto que habían pecado, Adán y Eva no podían
seguir en la presencia de Dios, así que Él los echó del jar-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 7


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

dín. Transcurrió mucho tiempo y pasaron muchas genera-


ciones… ¡pero Dios tenía un plan!
Dios planeó que llegaría un día en Su calendario divino
en el que Él enviaría a Su Hijo perfecto a esta Tierra para
que muriese, de manera que, por medio de Su Sangre, Dios
podría perdonar nuestros pecados. Yo no sé por qué Dios
estableció el derramamiento de sangre como el método
para el perdón de los pecados, pero Él lo hizo así.
Hebreos 9:22 nos dice lo siguiente: “Y casi todo es purifi-
cado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre
no se hace remisión.” En pocas palabras, el pecado trajo la
muerte; la vida está en la sangre, así que la vida espiritual
se restaura mediante un sacrificio de sangre. En el caso de
Jesús, el sacrificio consigue nuestra salvación —de una vez
por todas para todos los que creen.
La única forma de reconciliarnos con Dios es medi-
ante un sacrificio de sangre para la expiación de nuestros
pecados. “Expiación” significa “cubrir” o “limpiar.” Cuando
pecamos, no basta con un simple “lo siento,” sino que debe
aplicarse la justicia de Dios para que el pecado pueda ser
cubierto y limpiado.

LA OFRENDA DE SACRIFICIOS DE SANGRE


Desde los primeros Libros del Antiguo Testamento, el
pueblo de Dios recibió directrices muy específicas sobre
cómo ofrecer sacrificios de animales a Dios para la expi-
ación de sus pecados. Dios estableció un Pacto con Su
pueblo —la promesa sagrada e irrevocable— de que, si
Su pueblo ofrecía la sangre del sacrificio de animales en

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 8


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

expiación por sus pecados, Él lo perdonaría. Las ofrendas


del pueblo debían tener un costo; la ofrenda debía ser un
sacrificio real.
Había muchos tipos de sacrificios que se ofrecían a Dios
para muchos propósitos distintos. Algunos se hacían para
limpiar los pecados, otros eran holocaustos que simboliz-
aban la dedicación a Dios; y se hacían incluso sacrificios de
ofrenda de paz.
Esta idea de ofrecer sacrificios de animales puede pare-
cer extraña para la sociedad moderna; sin embargo, esto fue
lo que Dios estableció. A fin de cuentas, no había sacrificio
que pudiera ser lo suficientemente sustancial como para
pagar completamente por nuestros pecados.
El proceso de los sacrificios diarios y las ofrendas a
Dios continuó durante cientos de años. Sin embargo, en
las Sagradas Escrituras leemos que el Pacto fue insuficiente
para expiar nuestros pecados: “Porque si aquel primero
hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado
lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí
vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de
Israel y la casa de Judá un nuevo pacto” (Hebreos 8:7-8).

UN NUEVO PACTO
Por Su gran amor y misericordia, Dios estaba dispuesto
a establecer un Nuevo Pacto. Dios Mismo pagaría el precio
más alto y haría el sacrificio último. Él enviaría al mundo
a Su único Hijo, Jesús, quien vino para tomar sobre Sí el
pecado de todo el mundo. Con Su Sangre perfecta y pre-
ciosa derramada sobre la Cruz del Calvario, Él murió nues-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 3 9


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

tra muerte y pagó nuestra deuda.


Jesús se convirtió en el sacrificio final para Dios. Su
tarea no fue simple: Él tuvo que dejar atrás Su hogar en el
Cielo, venir a la Tierra y encarnarse en la forma de un hom-
bre. Luego, Él tuvo que soportar torturas y experimentó
una de las muertes más dolorosas que pueden imaginarse.
Incluso, momentos antes de que los soldados llegasen para
llevarse a Jesús para crucificarlo, Él se preguntó si no había
alguna otra forma de hacerlo.
Aparte del dolor físico, Él también sabía que se iban
a cargar sobre Él los pecados de todo el mundo. Él sabía
que el pecado nos aparta de Dios, y la idea de que estaría
apartado de Su Padre Celestial durante aquellas horas en la
Cruz era casi insoportable. Él oró y preguntó a Su Padre si
no había ninguna forma de que Él le evitara el sufrimiento
y la humillación de la Cruz. Sin embargo, Él concluyó Su
oración diciendo lo siguiente: “…Mas no lo que yo quiero,
sino lo que tú” (Marco 14:35-36).
¡Estoy muy agradecido de que Jesús se entregara a
la voluntad de Su Padre! De no haber sido así, nosotros
seguiríamos atados por nuestros pecados y sin esperanza.
El apóstol Pablo escribió lo siguiente: “…Apenas morirá
alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara
morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros” (Romanos 5:7-8).
Porque Jesús fue colgado en la Cruz, la oscuridad cayó
sobre la Tierra en la medida en que Jesús tomó literalmente
sobre Sí los pecados del mundo (tanto el castigo como

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 0


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

la vergüenza). Puesto que Dios no puede contemplar el


pecado, Jesús dejó de sentir la presencia de Su Padre. En ese
momento de separación agonizante entre Jesús y el Padre,
Él exclamó angustiado: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?” (Mateo 27:46-54).
Después, todo terminó. Jesús pagó NUESTRO rescate
con SU propia Sangre cuando Él murió en esa Cruz cruel.
¡Qué gran precio pagó Jesús por nuestros pecados! Dios nos
ama tanto que Él estuvo dispuesto a sacrificar a Su único y
querido Hijo para que nosotros pudiésemos pasar la eterni-
dad con Él en el Cielo.
Te animo a que leas Hebreos 8 y 9 para saber más
acerca del sacerdocio de Cristo y del Pacto que Él hizo con
nosotros mediante el derramamiento de Su Sangre.

UN VELO RASGADO
En los días de Jesús, los judíos se reunían para adorar a
Dios en el Templo de Jerusalén. Dentro del Templo había
un velo grande que separaba los atrios interior y exterior del
Templo del Lugar Santísimo.
El Lugar Santísimo era donde el sumo sacerdote rociaba
la sangre de los animales sacrificados sobre el altar de Dios
en su nombre y en el nombre del pueblo como expiación
por sus pecados. No todo el mundo podía entrar en este
lugar sagrado, ya que allí habitaba la presencia de Dios.
Dios solamente permitía entrar en este Lugar Santísimo al
sumo sacerdote, a quien solo se le permitía entrar una vez
al año en el Día de la Expiación.
Hay una leyenda judía que dice que cuando el sumo sac-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 1


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

erdote entraba en el Lugar Santísimo para ofrecer el sacrifi-


cio a Dios, él tenía que vestir una túnica con campanillas a lo
largo de la orilla y una cuerda atada alrededor de la pierna.
Esto puede parecer gracioso, pero hay una razón por la cual
él iba vestido de esta manera, y no es motivo de risa.
El propósito del ruido de las campanillas era para las
personas que esperaban fuera. Si oían el sonido de las cam-
panillas, ellas sabían que el sacerdote seguía vivo y que se
estaba moviendo. Más concretamente, el sonido de las cam-
panillas en movimiento significaba que Dios había recibido
y aceptado el sacrificio y la ofrenda. ¿Por qué lo sabían?
Porque la presencia de Dios Todopoderoso Mismo venía
sobre el sacerdote tan fuertemente que, literal y físicamente,
este temblaba en Su presencia; y era este mismo temblor el
que hacía que sonaran las campanillas situadas en la orilla
de la túnica del sacerdote. El sonido de las campanillas
permitía saber a la persona que llevaba el sacrificio que la
ofrenda era aceptable para Dios.
Si ni la ofrenda ni el sacrificio eran aceptables, la pres-
encia de Dios no descendería sobre el sacerdote y las cam-
panillas de su túnica no sonarían.
O, si el sacerdote era impuro o si su corazón no era justo
delante de Dios, no se aceptaba el sacrificio y el sacerdote
¡caía muerto al suelo!
Puesto que las personas que esperaban fuera no podían
entrar en el Lugar Sagrado sin perder su vida, la cuerda
les permitía tirar del cuerpo del sacerdote para sacarlo del
lugar sagrado. No me gustaría tener que hacer este trabajo,
¡ni tampoco me hubiera gustado vivir en esa época!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 2


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

Dios tenía un plan para Su pueblo, un plan más íntimo


que se hizo posible a través de Su Hijo Jesús.
Cuando Jesús dio Su vida por nosotros, Él fue el sacrifi-
cio final, perfecto y sin tacha. Su Sangre cubrió los pecados
de todo el mundo y, cuando Él murió, el velo del templo se
rasgó de arriba abajo.
Era imposible que alguien hubiera rasgado este velo, del
cual se dice que era de una “mano de ancho.” ¡Esto corre-
sponde a un tejido de aproximadamente entre 10 y 15 cm
de anchura! Solo la propia mano de Dios bajando del Cielo
pudo rasgar en dos el velo. Esto es muy significativo porque
al otro lado de ese velo estaba el lugar donde la presencia de
Dios había residido previamente en la Tierra. La muerte de
Jesús no solo pagó el precio de nuestros pecados y nos trajo
perdón y una vida eterna en el Cielo, sino que la Cruz nos
dio un acceso directo a Dios, ya que abrió un camino para
que la presencia literal de Dios residiera en cada uno de los
seguidores de Cristo.
Ahora, nosotros no tenemos que pasar por ningún
sumo sacerdote porque Jesús Mismo se convirtió en nues-
tro Sumo Sacerdote. No tenemos que acudir a nadie más
para que busque a Dios por nosotros. Ahora Dios ha prepa-
rado un camino mucho mejor. Dios quiere una relación
personal con cada uno de Sus hijos; Él quiere caminar y
hablar con nosotros como Él lo hizo con Adán y Eva en el
Jardín del Edén.
Debido a la muerte sacrificial de Cristo en la Cruz y al
derramamiento de Su Sangre, si Él es nuestro Salvador y
Señor, nosotros podemos presentarnos ante Él tal y como

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 3


¿ P o r Q u é J es ú s T u v o Q ue Mo r i r en la C r u z ?

somos. ¡Qué gran privilegio tenemos ahora de llegar hasta


la misma presencia del Dios Altísimo!
Como nosotros Le ofrecemos nuestras alabanzas y
nuestras adoraciones, podemos entrar al Lugar Santísimo
sin campanillas en nuestra ropa y sin ninguna cuerda atada
a nuestra pierna. ¡Nosotros podemos presentarnos ante Él
y elevar nuestras oraciones delante de Su trono en el Cielo!
Nosotros podemos caminar y hablar con nuestro Salvador
y gran Sumo Sacerdote, quien abrió el camino para que
nosotros nos acerquemos confiadamente a Su trono de
gracia (Hebreos 4:16), y para que disfrutemos de un com-
pañerismo con Él como amigos, tanto ahora como siempre.
Ahora, en vez de ofrecer los interminables sacrificios de
sangre de toros y cabras en “expiación” (Hebreos 10:4),
nosotros podemos ir a Cristo y ofrecerle el “sacrificio de
alabanza” (Hebreos 13:15). ¡Demos gracias a Dios por el
Nuevo Pacto!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 4


C A P Í T U L O C U A T R O

Gracia
Maravillosa
S
atanás utiliza la culpa y la condena

como las mentiras más comunes

para atacar a un nuevo creyente.

Pero aquí quiero recordarte algo:

cuando Jesús murió por ti en la

Cruz, Él no pagó la redención de la

mitad de tus pecados, ni tampoco

pagó por solo algunos de los peca-

dos del mundo.


G r acia Ma r a v illosa

DIOS NUNCA HABRÍA PERMITIDO que Su Hijo Jesús


tomara la forma de hombre, que pasara por todo el dolor
y la agonía de la crucifixión y que se apartara de Su Padre
Celestial para tan solo pagar por una parte de nuestra lib-
ertad. ¡De ninguna manera! La Sangre de Jesús cubre todos
los pecados, grandes o pequeños. La Sangre de Jesús los
cubre TODOS. Al morir en la Cruz, Jesús pagó por todos
los pecados del mundo: más de los que tú podrías pagar en
diez mil vidas.
Escucha las palabras de Salmos 103:1-3:
“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi
ser su santo nombre.
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno
de sus beneficios:
“El es quien perdona todas tus iniquidades.”
Este pasaje de las Sagradas Escrituras dice que Él perdona
TODOS tus pecados —tanto el castigo como la vergüenza.
No el 10%, ni el 50%, ni tampoco el 75%, sino ¡TODOS!
Nunca te revuelvas en los sentimientos de culpa que te
dan inseguridad o que te condenan. Estos son solo intentos
del diablo de restar valor a la muerte de tu Salvador y Su
vida dentro de ti.
Cuando sientas la condena de Dios por un pecado en
tu vida, confiésalo y confía en que Jesús ha lavado comple-
tamente TANTO el castigo COMO la vergüenza. No dejes
que el diablo te mienta y te diga que el poder de la mancha
de tu pecado es más poderoso que el poder de la Sangre de
Jesús para perdonar tus pecados y limpiarte.
Satanás intentará condenarte trayendo pensamientos
negativos a tu mente para dañar tu fe. ¡Mantente firme en

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 6


G r acia Ma r a v illosa

la Palabra! Romanos 8:1-3 dice lo siguiente: “Ahora, pues,


ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme
al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
¿Puedes ver cuán insensato es estar atrapado en la culpa
y la condena? Como creyente, ¡tú eres completamente libre
en Cristo! Cuando el Hijo te libera, ¡eres verdaderamente
libre! (Juan 8:36). Aférrate a la promesa de Dios para ti.

¡LA GRACIA DE DIOS ES MARAVILLOSA!


Tú no puedes vivir tu vida en el pasado ni sentirte
abrumado por tus culpas pasadas. ¡Sería mucho más difícil
conducir un coche con la mirada puesta en el retrovisor! La
culpa y la condena son herramientas del diablo para man-
tenerte atado, deprimido, y para que no puedas edificar el
Reino de Dios o edificarte a ti mismo.
Ninguno de nosotros es digno de la misericordia de
Dios o del sacrificio de Jesús en la Cruz. Todos nosotros
debemos aprender a contar con la gracia maravillosa de
Dios y a confiar en ella. La gracia es el favor y la bendición
inmerecidos de Dios. Por Su gracia, Dios nos ha dado algo
que no merecemos —misericordia y perdón— y no tene-
mos que rogar por ella, sino que lo único que tenemos que
hacer es recibirla de Dios con gratitud y gozo —esto agrada
al corazón de Dios.

¡BUENAS NOTICIAS!
En ocasiones, se hace referencia a los siguientes cinco
versículos como el “Camino de los romanos” porque todos

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 7


G r acia Ma r a v illosa

ellos se encuentran en el Libro de Romanos. En con-


junto, estos versículos forman una “hoja de ruta” clara del
Evangelio de Jesucristo:
Romanos 3:23 — “Por cuanto todos pecaron, y
están destituidos de la gloria de Dios.”
Romanos 5:8 — “Mas Dios muestra su amor para
con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros.”
Romanos 6:23 — “Porque la paga del pecado
es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 10:9 — “Que si confesares con tu boca
que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo.”
Romanos 10:13 — “Porque todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo.”

¡SOLO HAY UN CAMINO PARA LLEGAR AL CIELO!


Nosotros somos pecadores, pero Dios nos amaba lo
suficiente como para darnos el regalo de la vida eterna y
por eso permitió que Jesús muriera por nuestros pecados y
que nos ofreciera el regalo de la vida. Lo único que tenemos
que hacer es confesar que somos pecadores y creer en Jesús
¡como Salvador y Señor!
Nadie irá al Cielo por ser una buena persona. No hay
obra buena que podamos hacer para ganar nuestra sal-
vación. Ni guardar los Diez Mandamientos ni seguir la ley
de Dios puede hacernos entrar en el Cielo. Tampoco tene-
mos el derecho de ir al Cielo porque vamos a la iglesia o a la
Escuela Dominical. Ni siquiera el hecho de creer que hay un

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 8


G r acia Ma r a v illosa

Dios nos permite cruzar las puertas de la gloria del Cielo.


La mayoría de las personas que creen que hay un Cielo
probablemente piensan que alguna de estas razones las hará
cruzar las puertas; pero, por desgracia, ¡se equivocan!
Solo hay UN camino para llegar al Cielo, y es solo por
medio de la gracia de Dios y solo por la fe en Jesucristo de
que estamos salvados para la eternidad. “Y en ningún otro
hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado
a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

LA GRACIA — ¿LICENCIA PARA PECAR?


Cuando fuiste salvado, tú recibiste la gracia maravillosa
de Dios. Sin embargo, el hecho de que Él te haya dado Su
gracia no significa que tú debas intentar aprovecharte de Su
misericordia. El Libro de Judas habla sobre hombres impíos
que transforman la gracia de Dios en una licencia para la
inmoralidad, negando así a Jesucristo como Señor (Judas
1:4). No podemos ir por el mundo pecando de manera irre-
sponsable porque sabemos que Dios nos perdonará. La gra-
cia de Dios no es de ningún modo una licencia para pecar.
Gálatas 5:13 nos recuerda lo siguiente: “Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no
uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por
amor los unos a los otros.”
Cuando el Espíritu de Dios cobra vida en ti, se produce
un cambio dentro de ti… un cambio que tú puedes sentir o
no, pero que sí notarán las personas a tu alrededor.
Pablo escribe lo siguiente: “De modo que si alguno está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 4 9


G r acia Ma r a v illosa

En Mateo 7:20, Jesús nos comparó con árboles frutales.


Así como nosotros podemos diferenciar a un árbol de otro
por su fruto y no pretenderíamos recoger un fruto de los
cardos, Dios dijo que nosotros reconoceríamos a Sus hijos
“por sus frutos.” Tus acciones te diferenciarán de los demás.
Te ruego que no me malinterpretes… NO estoy dic-
iendo que tú puedes obtener tu salvación con lo que tú
haces. Recuerda que nada de lo que hagas puede ayudarte a
obtener tu salvación. El precio de tu salvación se ha pagado
completamente solo con el sacrificio de Sangre de Jesús y
se ha sellado con tu oración de fe para recibirlo a Él como
Salvador y Señor. Ahora tienes un motivo para hacer cosas
buenas y tener una actitud alegre gracias a tu gratitud y a
Dios por haber tenido misericordia de ti y por haberte sal-
vado. Tu “buen fruto” es una expresión externa de la “buena
obra” que Dios ha comenzado en ti.

CAMINAR EN SU GRACIA
Nuestro camino con Cristo es un viaje de aprendizaje
para vivir a la manera de Dios. Jesús dijo lo siguiente:
“…Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Tú aprendes
a seguir a Cristo dejando los deseos carnales de este mundo
todos los días y caminando únicamente en Su gracia.
Habrá momentos en los que no estés a la altura y
necesites pedir a Dios que te perdone y que luego renueve
tus fuerzas para caminar en Su gracia. En estas situaciones
en las que tú “fracasas,” no te sientas abrumado con la pena
y la condena. Dios sabe que a veces pecaremos: “Si decimos
que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 0


G r acia Ma r a v illosa

y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros peca-


dos, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpi-
arnos de toda maldad” (1 Juan 1:8-9).
A continuación, observamos el proceso de Dios para
lidiar con el pecado en nuestras vidas:
1. El Espíritu Santo trae la convicción del
pecado en nuestras vidas.
2. Nosotros confesamos nuestro pecado a Dios.
3. Nosotros nos arrepentimos (o “nos
apartamos”) del pecado.
4. Nosotros lo olvidamos, ¡y Él también!
En Filipenses 3:13-14, Pablo dijo lo siguiente: “…Pero
una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás,
y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Una vez que tú has confesado tus pecados a Dios y que
Le has pedido que te perdone, es hora de proseguir en el
poder renovado del Espíritu Santo. Esto es tanto un regalo
de Dios como tu derecho como creyente. Salmos 103:12
dice que Dios aleja nuestros pecados de nosotros “cuanto
está lejos el oriente del occidente.”
Sin importar en qué lugar del viaje de la vida te encuen-
tras, recuerda siempre esto:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas” (Efesios 2:8-10).

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 1


C A P Í T U L O C I N C O

Crecimiento
Espiritual
BAUTISMO DE AGUA

U
na vez que has decidido seguir

a Jesús, tienes una oportunidad

maravillosa para hacer saber a los

demás tu nueva fe. El bautismo de

agua es el ejemplo de las Sagradas

Escrituras que Dios nos dio acerca

de cómo declarar públicamente

nuestra relación con Jesús.


C r eci m iento E spi r itual

HAY VARIAS RAZONES POR LAS CUALES LOS


CREYENTES son bautizados con agua, y la primera de ellas
es la obediencia. Antes de que Jesús comenzara Su ministerio
público, Él declaró Su total fidelidad a Dios sometiéndose al
bautismo de agua a manos de un reticente Juan el Bautista.
En respuesta a la ansiedad de Juan por bautizar al Hijo de
Dios, Jesús dijo que, con Su bautismo, “cumplamos toda
justicia” (Mateo 3:15). Cuando Jesús fue realmente bautizado
en el río Jordán, Dios respondió con una voz audible que
decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”
(Mateo 3:17). Pablo nos insta a que imitemos a Cristo
(1 Corintios 11:1), y el bautismo es una de las maneras espe-
ciales en las que podemos asemejarnos a Cristo.
Jesús dijo a Sus discípulos lo siguiente: “…Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén” (Mateo 28:18-20).
Jesús mandó a Sus discípulos que fueran y enseñaran al
mundo lo que Él les había enseñado y, específicamente, Él
les dijo que bautizaran a los que creían. Así, el bautismo es
un acto de obediencia hacia Dios.

EL SIMBOLISMO DEL BAUTISMO DE AGUA


El bautismo también es una expresión externa de una
experiencia interna. Cuando tú eres bautizado con agua,
estás afirmando a todas las personas a tu alrededor que tú
eres una nueva creación en Cristo, que tú amas al Señor y

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 3


C r eci m iento E spi r itual

que Él es el Señor de tu vida.


Algunas personas hacen la siguiente pregunta: “¿Se
hereda la vida eterna al ser bautizado en agua?” La respuesta
es no. El bautismo de agua es una señal, un símbolo y una
expresión externa de un cambio interno, y es algo que las
Sagradas Escrituras nos instruyen que hagamos.
Piénsalo de esta forma: cuando dos personas se casan,
ellas intercambian los anillos de boda. El anillo de boda es una
señal o un símbolo externo de que una persona está casada.
¿Te hace estar casado el hecho de llevar un anillo de
boda? No. O, ¿dejas de repente de estar casado porque no
llevas tu anillo de boda? ¡Por supuesto que no! El anillo de
boda es un símbolo de algo que ha sucedido en tu vida.
Con el bautismo de agua ocurre lo mismo. Cuando te
sumerges en el agua, es como si estuvieras dejando tu anti-
gua vida. En cierto sentido, tú estás muriendo al igual que
Cristo murió en la Cruz por tus pecados. Luego, te levan-
tas, lavado y limpio, resucitando a una vida nueva al igual
que Jesús. Tú eres una persona nueva por la fe que tienes
en Dios. Colosenses 2:12 dice que nosotros hemos sido
“sepultados con él (Jesús) en el bautismo, en el cual fuisteis
también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios
que le levantó de los muertos.” El acto del bautismo en agua
es un símbolo de que tu corazón está arrepentido y de tu
conversión al cristianismo.
En el Libro de Hechos, el apóstol Pedro estaba predi-
cando a una gran multitud. Cuando las personas se sintieron
conmovidas por sus palabras y le preguntaron cómo debían
responder, Pedro les contestó lo siguiente: “…Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” En

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 4


C r eci m iento E spi r itual

el versículo 41, podemos leer que quienes aceptaron el men-


saje de la salvación fueron bautizados, ¡y que alrededor de
3,000 personas fueron añadidas ese día a la Iglesia primitiva!
(Hechos 2:38-41).
Si continuases leyendo el Libro de Hechos, verías que,
puesto que las personas aceptaron el mensaje de Jesucristo,
ellas fueron bautizadas con agua como una demostración
externa de su nueva fe.
Así, el bautismo de agua es significativo porque Jesús
quiere que nosotros declaremos públicamente nuestro amor
por Él. El bautismo de agua es una expresión de un corazón
arrepentido y un símbolo de tu conversión a la fe cristiana.

LA TRINIDAD
Hago un inciso para exponer aquí una breve explicación
de la Trinidad porque creo que te resultará muy útil cuando
hablemos acerca de ser llenos del Espíritu Santo. Además,
a medida que tú te estableces más en tu fe, es importante
que entiendas algunas verdades fundamentales acerca de
la Trinidad —Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
El concepto de la Trinidad es un misterio; y sí, es difícil
comprender o explicar la unidad de tres personas separa-
das y distintas en un Dios. En la Trinidad, tenemos a Dios
Padre, Quien es exaltado muy por encima de nosotros en
el Cielo; Su Hijo Jesucristo, Quien nos salva; y el Espíritu
Santo, Quien también viene a cobrar vida en nosotros.

EL ESPÍRITU SANTO
A menudo, cuando las personas hablan de la Trinidad,
Dios Padre y Dios Hijo reciben mayor atención, pero el

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 5


C r eci m iento E spi r itual

Espíritu Santo es una parte vital de la Trinidad de la que no


debemos olvidarnos.
La Biblia dice que el Espíritu Santo es nuestro Maestro
que nos “guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Él es nuestro
Consolador y nuestro Maestro (Juan 14:26). El Espíritu de
Dios también se describe como un pago inicial por tu vida.
Segundo Corintios 5:5 declara lo siguiente: “Mas el que nos
hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras
del Espíritu.”
Para comprender el Espíritu Santo, es mejor estudiar
el Libro de Hechos. En este libro, tú podrás ver los papeles
que Él desempeña en las vidas de los creyentes. Cuando se
menciona el Espíritu Santo, muchas veces Él está dando
instrucciones y orientando a los discípulos. En Hechos 1:2
y 10:9-22 encontramos algunos ejemplos.
El Espíritu Santo también fortalece y anima a la Iglesia.
Por ejemplo, en Hechos 9:31 leemos lo siguiente: “Entonces
las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y
eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acre-
centaban fortalecidas por el Espíritu Santo.” Este versículo
es muy significativo porque muestra cómo el Espíritu Santo
ayudó a las personas tras la efusión de Su presencia tal y
como se registra en Hechos 2.
De hecho, el Espíritu Santo nunca había residido en las
personas hasta que Jesús regresó con Su Padre en el Cielo
(Hechos 1). Como puedes ver, en el Antiguo Testamento
el Espíritu Santo vino sobre las personas durante un breve
periodo de tiempo y solo para un propósito específico.
Ejemplos de ello pueden observarse en el Libro de Jueces,
en el que las Sagradas Escrituras comentan en varias oca-
siones distintas que el “…Espíritu de Jehová vino sobre

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 6


C r eci m iento E spi r itual

Sansón” (Jueces 14:6,19; 15:14). Esto ocurrió cuando el


Espíritu Santo obró a través de Sansón con una fuerza y un
poder increíbles para llevar a cabo una tarea.
Este patrón continúa a lo largo de todo el Antiguo
Testamento.

EL DON DEL ESPÍRITU SANTO


Todo esto cambió cuando Jesús dejó la Tierra para
regresar al Cielo. Jesús dice a Sus discípulos que esperen
la promesa de Su Padre: “…Les mandó que no se fueran de
Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual,
les dijo, oísteis de mí” (Hechos 1:4). ¿Cuál era esta promesa
de la que hablaba Jesús? Él ofrece la respuesta en el versí-
culo 5: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo…” ¡Este don
de Su Padre es el Espíritu Santo bendecido!
La noticia increíble es que ahora el Espíritu Santo no
vendrá por un momento o para un propósito específico,
sino que ¡Él vendrá para llenar a todos los creyentes en
todas partes y en todo momento!
En Hechos 1:8, Jesús dijo que pasarían dos cosas
después de que ellos recibieran el Espíritu Santo:
1. “Recibiréis poder”
2. “Me seréis testigos”
La palabra “testigos” significa “presentar pruebas” o
“testificar.” El poder del Espíritu Santo daría poder a las
personas para presentar pruebas de que Jesús es Quien Él
dice ser. ¡Y esto es exactamente lo que ocurrió!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 7


C r eci m iento E spi r itual

¡CON PODER!
Los discípulos hicieron exactamente lo que Jesús les dijo
que hicieran; ellos fueron hasta Jerusalén y esperaron en un
aposento alto. Mientras esperaban, ellos comenzaron a ala-
bar a Dios, y llegó la Promesa. ¡Los discípulos fueron llenos
del Espíritu Santo! Entonces, el Espíritu Santo los dotó de
audacia para predicar y testificar sobre la grandeza de Dios
y cuando así lo hicieron ocurrieron milagros.
Pablo dijo incluso a las personas que él no iba a emplear
un discurso elocuente ni palabras persuasivas de sabiduría
para convencerlos, sino que él vendría “con demostración
del Espíritu y de poder.” De esta forma, la fe de las personas
no descansaría en la sabiduría humana, sino en el poder de
Dios (1 Corintios 2:4-5).
El Espíritu Santo dio poder y capacitó a la Iglesia prim-
itiva para evangelizar prácticamente al mundo entero sin
tener una Biblia ni ninguna forma de tecnología moderna
con las que contamos hoy como las imprentas, la radio, la
televisión o Internet. La historia cuenta que el Evangelio se
llevó a todo el mundo conocido en los primeros 200 años
tras la muerte y la resurrección de Cristo.
Los primeros cristianos compartieron el Evangelio
allá donde fueron; un Evangelio que fluía de ellos porque
habían sido llenos del Espíritu Santo.

¡OBRAS AÚN MAYORES!


La sombra misma del apóstol Pedro llevaba sanidad
a los enfermos (Hechos 5:15). Esto no se debía al propio
Pedro, sino que ocurría porque Pedro estaba lleno del
Espíritu Santo de Dios.
Jesús dijo que Sus seguidores harán cosas “aún mayores”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 8


C r eci m iento E spi r itual

de las que Él hizo cuando Él anduvo por la Tierra (Juan 14:12).


¿De qué forma? Él se iría al Cielo con Su Padre y enviaría al
“Consolador,” al Espíritu Santo.
El mismo Espíritu Santo que llenó, dio poder y que
proveyó a Jesús en Su bautizo en el río Jordán nos llenaría
ahora A NOSOTROS, dándonos poder y proveyéndonos a
nosotros para que hagamos la obra del ministerio (Hechos
1:4-5, 8; Juan 14:12). Jesús sanó a los enfermos, Él abrió los
ojos de los ciegos, hizo caminar a los paralíticos, restauró
vidas e incluso ¡resucitó a los muertos! Con todos estos
milagros, Jesús dijo que nosotros haríamos obras aún may-
ores. Nosotros podemos hacer estas cosas solo por medio
del poder del Espíritu de Dios, y Él quiere que nosotros
accedamos a Su poder. Él ha delegado Su poder y Su auto-
ridad en NOSOTROS.
En Hechos 3, Pedro dijo a un hombre cojo lo siguiente:
“No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nom-
bre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” ¿Qué tenía
Pedro? ¡Poder! ¿De dónde lo obtuvo? Del Espíritu Santo.
Jesús dijo lo siguiente en al menos dos ocasiones: “Como
me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 17:18; 20:21).
¿Cómo envió el Padre a Jesús? Con todo poder y toda potes-
tad. En Mateo 28:18, Jesús dice lo siguiente: “…Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra.”

¡TODA POTESTAD!
Puesto que Jesús fue enviado aquí por Su Padre con
TODA potestad y Él nos envía a nosotros como Su Padre
Lo envió a Él, ¡en nosotros se ha delegado el mismo poder
que fue delegado en Cristo! 1 Juan 4:17 dice lo siguiente:
“…Como él es, así somos nosotros en este mundo.” ¡Vaya!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 5 9


C r eci m iento E spi r itual

¿Querría Dios que solo caminara en Su poder la


Iglesia del primer siglo? ¡No, seguro que no! Al contrario
de lo que muchos teólogos predican hoy, estos dones que
experimentaron los discípulos y la Iglesia primitiva no se
extinguieron hace miles de años. Jesús es el mismo ayer,
hoy y siempre (Hebreos 13:8). Dios quiere que hoy nosotros
caminemos en este mismo poder en el que Jesús caminó
cuando Él vivió aquí en la Tierra.

EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO


Quizás te preguntes cómo podríamos nosotros, como
creyentes, hacer los mismos milagros que Jesús hizo cuando
Él estuvo en la Tierra. ¿Cómo pudo Jesús decir que nosotros
haríamos cosas aún mayores de las que Él hizo? La respuesta
se encuentra en la persona del Espíritu Santo.
Hemos hablado sobre el bautismo de agua, pero existe
un segundo bautismo que me gustaría compartir contigo: el
bautismo del Espíritu Santo.
En Hechos 2:38-39, el apóstol Pedro dijo lo siguiente:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre
de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don
del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para
vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el
Señor nuestro Dios llamare.”
Fíjate en los tres puntos que Pedro plantea aquí:
1. Arrepiéntete. “Arrepentirse” significa
apartarse de los deseos egoístas y de los
caminos pecaminosos, y volverse hacia el
Reino de Dios y Sus caminos.
2. Sé bautizado. Aquí, Pedro estaba hablando
del bautismo de agua.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 0


C r eci m iento E spi r itual

3. Recibe el don del Espíritu Santo.


Algunas Iglesias y denominaciones de hoy día enseñan
que cuando tú naces de nuevo, recibes a Jesús y, al recibir a
Jesús, recibes el Espíritu Santo.
Otras Iglesias y denominaciones enseñan que el poder y
la efusión del Espíritu Santo solo se dieron a los discípulos o
a los creyentes en los días de Cristo, o en la Iglesia primitiva.
Incluso hay otras Iglesias que creen que la salvación y el
ser lleno del Espíritu Santo son de hecho dos experiencias
distintas, y que este don —la promesa del Espíritu Santo—
está a disposición de todos los creyentes hoy.
Sin tener en cuenta las distintas tradiciones de la Iglesia,
existen reglas de interpretación y excepciones a las reglas.
En Mateo 18:16, Jesús dijo lo siguiente: “…En boca de dos
o tres testigos conste toda palabra.” Incluso en la mayoría de
los sistemas legales se requiere el testimonio de al menos
dos testigos presenciales para condenar a una persona a
la pena capital. De lo contrario, es solo la palabra de una
persona contra la palabra de otra. La buena noticia es que
en las Sagradas Escrituras hay muchos testigos del Espíritu
Santo.
El Nuevo Testamento se refiere a la experiencia de los
creyentes que reciben el Espíritu Santo de varias formas. A
veces, se lo denomina como un “don” (Hechos 2:38). En
otras ocasiones, las Sagradas Escrituras hablan del “der-
rame” (Hechos 10:45) y, otras veces, se hace referencia a
ser “llenos” (Hechos 2:4). También se hace referencia a
ser “bautizado con” el Espíritu Santo (Marco 1:8; Hechos
1:5). A medida que estudies estos pasajes de las Sagradas
Escrituras, tú descubrirás que estas diferentes referencias
son intercambiables en significado.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 1


C r eci m iento E spi r itual

Yo creo que la Biblia enseña claramente que la salvación


y el bautizo con el Espíritu Santo son dos experiencias dis-
tintas y únicas.
A continuación, observamos una referencia a esto:
cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que
Samaria había aceptado la Palabra de Dios, ellos enviaron a
Pedro y a Juan a los creyentes de allí.
¿Por qué? ¡Pedro y Juan fueron enviados a Samaria
con un propósito! Los apóstoles que estaban en Jerusalén
oyeron que Samaria había aceptado la Palabra de Dios. ¿Por
qué enviar a Pedro y a Juan? Porque ellos también habían
oído que los creyentes de Samaria aún no habían recibido
el Espíritu Santo.
Hechos 8:14-17 dice lo siguiente: “Cuando Pedro y Juan
llegaron, ellos oraron porque estos cristianos recibiesen el
Espíritu Santo, porque aún no había descendido sobre nin-
guno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en
el nombre de Jesús. Entonces Pedro y Juan ponían las manos
sobre los creyentes, y ellos recibían el Espíritu Santo.”
Aquí encontramos a personas que habían creído y reci-
bieron el nombre de cristianos. Ellas habían sido bautizadas
con agua; sin embargo, por alguna razón, los apóstoles que
estaban en Jerusalén sintieron que a estos cristianos que
recién acababan de nacer de nuevo les faltaba algo impor-
tante; y por eso enviaron a Pedro y a Juan para que pusieran
sus manos sobre ellos para que recibieran el Espíritu Santo.
A continuación, observamos otra referencia a la sal-
vación y al bautismo del Espíritu Santo como dos experi-
encias distintas:
En Hechos 19, Pablo pasó por la ciudad de Corinto,
donde muchas personas se habían convertido en seguidores

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 2


C r eci m iento E spi r itual

de Jesucristo. ¿Qué significa ser “seguidores de Jesucristo?”


Ciertamente, significa que estas personas se habían arre-
pentido. Ellas habían aceptado o invitado a Jesucristo en sus
vidas; creían que Él era el Hijo resucitado del Dios viviente
y habían sido bautizadas con agua.
Pablo les preguntó lo siguiente: “¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis?” ¿Por qué les haría esta pregunta si
creer en Jesús como Señor y el bautismo del Espíritu Santo
era la misma experiencia?
Ellas respondieron a Pablo, diciendo: “Ni siquiera hemos
oído si hay Espíritu Santo” (versículo 2). Ciertamente, estas
personas eran creyentes y, evidentemente, fueron llamados
discípulos (versículo 1). Entonces, Pablo les “impuso… las
manos.” En ese momento, “vino sobre ellos el Espíritu Santo,
y hablaban en lenguas, y profetizaban” (versículo 6).
En estos dos ejemplos, podemos observar el patrón al
que Pedro se refiere en Hechos 2:38; creer, ser bautizado y
recibir el Espíritu Santo. Sin embargo, no nos apresuremos
a sacar una “regla” de este patrón.
En Hechos 9, leemos acerca de la conversión de Saulo.
Saulo fue un devoto judío que persiguió a la Iglesia y a los cris-
tianos. En el camino hacia Damasco, Jesús se le apareció y le
preguntó: “¿Por qué me persigues?” En esta experiencia, Saulo
quedó ciego físicamente, pero también convertido espiritual-
mente. Algunos días después, un hombre llamado Ananías fue
hasta él, puso las manos sobre Saulo y oró para que él reco-
brase la vista y fuese lleno con el Espíritu Santo. Saulo recobró
la vista inmediatamente, fue lleno con el Espíritu Santo y
luego fue bautizado. Saulo recibió el nombre de Pablo y llegó
a convertirse en uno de los apóstoles más importante ya que
escribió casi dos tercios del Nuevo Testamento.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 3


C r eci m iento E spi r itual

Podríamos señalar varios ejemplos en las Sagradas


Escrituras donde la secuencia difiere en lo que se refiere a:
1) el arrepentimiento, 2) el bautismo en agua y 3) la recep-
ción del Espíritu Santo.
¿Es posible ser bautizado antes de arrepentirse? Sí, pero
no sería mucho más efectivo que el baño que una persona
toma. ¿Por qué? Porque el acto de arrepentimiento y de
pedir a Jesús que sea el Señor de tu vida es un prerrequisito
para ser bautizado en agua y lleno con el Espíritu.
Sin embargo, hemos visto claramente que es posible arre-
pentirse y después ser lleno con el Espíritu Santo antes de
que una persona sea bautizada en agua, de la misma forma
como hemos visto que es posible arrepentirse, ser bautizado
en agua y después ser bautizado en el Espíritu Santo.

EL EJEMPLO DE JESÚS
Cuando Jesucristo estuvo aquí en la Tierra, los discípu-
los vieron en Él la forma física de Dios Hijo. Jesucristo es el
Dios Hijo viviente hecho carne en la Tierra.
La Biblia dice lo siguiente: “Y aquel Verbo fue hecho carne,
y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
Una vez más, Filipenses 2:6-7 nos dice lo siguiente:
“El cual [Jesús], siendo en forma de Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó
a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres.”
Dios, en la persona del Hijo, bajó del Cielo, vino a esta
Tierra, tomó sobre Sí la forma de la carne y de la sangre,
vivió una vida sin pecado, fue crucificado, enterrado y

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 4


C r eci m iento E spi r itual

resucitado al tercer día. Después, Él anduvo por la Tierra


durante muchos días mostrando pruebas infalibles de Su
resurrección a cientos de personas. Poco después, Él volvió
a ascender al Cielo, donde ahora Él está sentado a la dere-
cha de Dios.
Cuando Jesucristo vino a esta Tierra, Él vino en la
forma de un bebé. Él no apareció un día como un hombre
adulto que afirmaba ser el Hijo de Dios, sino que el Espíritu
Santo concibió a Jesús en la Virgen María. En Lucas 1:35,
podemos leer lo siguiente: “…El Espíritu Santo vendrá sobre
ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo
cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de
Dios.” Nueve meses después, tras un periodo de gestación
igual al de cualquier otro bebé, nació Jesús.
Aquí hay un paralelismo con nuestra experiencia del
nuevo nacimiento. El mismo Espírito Santo que fecundó
a la Virgen María con la semilla de Jesús toma ahora la
semilla espiritual de Cristo y nos fecunda a nosotros. Cristo
nació en ti. No, para que eso ocurriera no fue necesario un
periodo de gestación de nueve meses, sino que ocurrió en
el mismo momento en que tú Lo invitaste a Él a entrar en
tu vida y Le pediste que perdonara tus pecados y que te
convirtiera en hijo de Dios.
El apóstol Pablo lo llamó el misterio del Evangelio: “…
Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).
Cuando el Espíritu Santo coloca la semilla espiritual de
Cristo en nosotros, nacemos de nuevo. Esto significa que
Cristo nace en nosotros. Esto es exactamente a lo que Jesús
se refería cuando, hablando con Nicodemo, Él dijo lo sigui-
ente: “…Es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). En nuestra
experiencia de salvación, el Espíritu Santo es quien viene y

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 5


C r eci m iento E spi r itual

coloca en nosotros la semilla de Cristo.


Más adelante en el ministerio de Jesús, Él diría lo sigui-
ente: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” A lo que
Jesús se estaba refiriendo era similar al viejo dicho de “De
tal palo, tal astilla.” Jesús dijo incluso que Él solo hablaba las
cosas que el Padre Le hablaba (Juan 8:28).
Mientras Jesús estuvo en la Tierra, Él era todo Dios,
pero Él era la persona de Dios Hijo. Colosenses 2:9 dice lo
siguiente: “Porque en él habita corporalmente toda la pleni-
tud de la Deidad.” Esto significa que la plenitud del Padre,
la plenitud del Hijo y la plenitud del Espíritu Santo vivían
en Jesús.
Aunque Jesús podía decir que “El que me ha visto a mí,
ha visto al Padre,” Él no fue Dios Padre mientras estuvo en
la Tierra, ni tampoco fue Dios Espíritu Santo. Sin embargo,
Dios Espíritu Santo vino a la Tierra, llenó y dio poder a la
vida de Cristo.

RECIBE EL PODER PARA EL MINISTERIO


Cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús con agua en
el río Jordán, los Cielos se abrieron y el Espíritu Santo
descendió sobre Él en forma corporal como una paloma, y
la voz de Dios dijo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo com-
placencia” (Lucas 3:22). La tercera persona de la Trinidad, el
Espíritu Santo bendecido, había venido para vivir en Jesús y
darle poder en Su vida.
En Juan 1:33-34, Juan el Bautista dijo lo siguiente: “Y
yo no le conocía [a Jesús]; pero el [Padre] que me envió a
bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender
el Espíritu y que permanece [que perdura, que continúa, que

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 6


C r eci m iento E spi r itual

habita] sobre él, ése es el que bautiza [el que te bautizará y


sumergirá] con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testi-
monio de que éste es el Hijo de Dios.”
Jesús comenzó Su ministerio solo después de haber reci-
bido la vida en el Espíritu Santo (Mateo 3:11-17; 4:17).
Quizás te estás preguntando “David, ¿quieres decirme
que Jesús necesitó el poder del Espíritu Santo para hacer las
obras de Dios?” ¡Sí, es lo que te quiero decir!
Sí, Jesús era el Hijo de Dios, pero fue el Espíritu Santo
quien dio poder a la vida y al ministerio de Jesús.
Jesús sabía que algún día Él sería crucificado, que algún
día Él sería resucitado, que algún día Él ascendería hasta su
Padre en el Cielo y que, algún día, Él nos daría la comisión a
nosotros, la Iglesia, para que fuésemos por el mundo entero
predicando el Evangelio a todas las personas.
¿Cómo podríamos hacer algo así sin el mismo poder
que Jesús poseía? Por eso Jesús dijo lo siguiente: “Como me
envió el Padre, así también yo os envío.” Por esta razón Jesús
dijo a los discípulos que Él se iba con Su Padre en el Cielo,
pero que ellos debían esperar en Jerusalén hasta que fuesen
llenos del mismo poder con el que Él se llenó.
Jesús Mismo tuvo que ser lleno con el Espíritu Santo
para hacer las obras de Su Padre Celestial. Los discípulos
necesitaron la experiencia de ser llenos con el Espíritu
Santo para hacer las obras de Dios, y nosotros necesitamos
la experiencia de ser llenos con el Espíritu Santo ¡para hacer
las obras de Dios!
El mismo Espíritu Santo que llenó a Jesús cuando Él fue
bautizado antes de comenzar Su ministerio también llenó a
Sus discípulos en el aposento alto, momento en el que ellos
comenzaron su ministerio. En Hechos 1:8, Jesús dijo a Sus

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 7


C r eci m iento E spi r itual

discípulos lo siguiente: “Pero recibiréis poder, cuando haya


venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra.”
La buena noticia es que el mismo Espíritu Santo ¡viene
para llenar la Iglesia hoy! El Espíritu Santo es un don de Dios.
Él es para todos los creyentes, y yo creo que Dios quiere que
toda Su Iglesia sea llena con el poder del Espíritu Santo.
Jesús está sentado a la derecha de Su Padre en el Cielo
y espera con entusiasmo para derramar Su Espíritu sobre
quienes obedecen.
Dios no dio a luz a una Iglesia anémica, sino que Dios
quería que Su Iglesia fuese llena con Su Espíritu y Su poder. La
Biblia dice que ¡Dios nos da Su Espíritu sin límites! (Juan 3:34).
Dios quiere que Su poder opere en tu vida. Este es Su don para
ti, y tu destino es ser Su testigo.
Yo creo que las Sagradas Escrituras nos enseñan y nos
animan a buscar con ahínco el bautismo del Espíritu Santo,
Quien nos da el poder para vivir victoriosamente para
Cristo y hacer las obras de Dios.
Juan el Bautista dijo lo siguiente: “…Os bautizo en agua
para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calz-
ado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os
bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11-17).
Cuando nosotros recibimos la vida en el Espíritu Santo,
Jesús es Quien nos bautiza con el Espíritu Santo. ¿Recuerdas
las palabras de Juan el Bautista en Juan 1:33? “Ése es el que
bautiza (Jesús) con el Espíritu Santo.”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 8


C r eci m iento E spi r itual

ALGUNOS ATRIBUTOS IMPORTANTES DE DIOS


Jesús, Dios Hijo, nació del Espíritu Santo. Después,
cuando Él fue bautizado por Juan, Él fue lleno del Espíritu
Santo.
Las Sagradas Escrituras dicen lo siguiente: “…En
él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”
(Colosenses 2:9). Jesús dijo lo siguiente: “…El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre…” (Juan 14:9), y “Yo y el Padre
uno somos” (Juan 10:30). Jesús reflejaba ciertamente el
corazón y el carácter del Padre. Su conducta y Su forma
de hablar reflejaban al Padre, y Su esencia también era
completamente Dios. De hecho, uno de los nombres de
Jesús es Emanuel, que significa literalmente “Dios con
nosotros.”
Aunque Jesús dijo que Él solo hablaba y hacía lo que el
Padre deseaba, Él también tenía una personalidad propia.
Este es uno de los grandes “misterios de la fe.” Jesús es tanto
el Hijo de Dios como Dios Hijo.
Cuando nosotros invitamos a Jesucristo a entrar en
nuestros corazones y nacemos de nuevo, la personalidad,
la naturaleza y los atributos de Cristo nacen en nosotros.
El Espíritu Santo los pone dentro de nosotros de la misma
forma como el Espíritu Santo puso la semilla espiritual de
Cristo en la Virgen María.
En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo se apareció,
pero Él descendía sobre las personas para cumplir una tarea
y un propósito específicos. En aquel entonces, el Espíritu de
Dios no vivía en los hombres. En ocasiones, el Espíritu de
Dios descendió sobre los hombres y dio una fuerza extraor-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 6 9


C r eci m iento E spi r itual

dinaria en la batalla a hombres como David y Sansón, así


como informaciones sobrenaturales a profetas como Isaías,
Ezequiel y Daniel. De hecho, los escritores de todos los
Libros de la Biblia, incluido el Antiguo Testamento, escrib-
ieron las Sagradas Escrituras guiados por el Espíritu Santo.
Pero, comenzando con Jesús, el Espíritu Santo viene
para permanecer, habitar y continuar estando presente con
nosotros. Con el regreso de Jesús al Cielo llegó el ministerio
“permanente” del Espíritu Santo. Al hablar con Sus dis-
cípulos en Hechos 1:5, Jesús dijo lo siguiente: “Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados
con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.”
En Hechos 1:8, Él llegó a decir que el Espíritu Santo iba
a venir sobre Sus discípulos y que, literalmente, iba a residir
en ellos. Como creyente, ahora tu cuerpo es el “templo del
Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19).
El Espíritu Santo vive en nosotros. Él es nuestro Guía
y Consejero. Él nos guía a toda Verdad. Él interpreta las
Sagradas Escrituras por nosotros y Él nos da poder de la
misma forma como Él dio poder a Jesús para Su ministerio
terrenal. Jesús es nuestro ejemplo de vida cristiana. Él fue
lleno del Espíritu Santo, recibió Su poder y fue provisto por
Él, como también debemos serlo nosotros.

LA VERDAD DE DIOS
Actualmente hay muchas personas en la Iglesia con
una fe débil y anémica. Puede que se hayan arrepentido o
que incluso hayan sido bautizadas con agua; pero, a pesar
de la preciosa promesa de Dios, ellas no están llenas de la

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 0


C r eci m iento E spi r itual

Persona ni han recibido el poder del Espíritu Santo.


Lo último que quiero hacer es confundirte. Cuando
saco el tema de estas posturas diferentes tengo el propósito
de informarte. En tu camino cristiano te encontrarás con
personas que creen profundamente en alguno de estos dis-
tintos puntos de vista.
Se ha escrito una gran cantidad de libros sobre la
cuestión del Espíritu Santo. En este libro, no tengo la
intención de que te familiarices con todas las distintas
creencias doctrinales que las diferentes Iglesias tienen
acerca del Espíritu Santo.
Yo no soy teólogo, sino simplemente un estudiante de la
Biblia. En este libro, comparto contigo lo que dice la Biblia,
no lo que dice una Iglesia o lo que dice una denominación
en particular.
No te preocupes por los distintos puntos de vista; sim-
plemente tienes que saber que las personas difieren acerca
de sus distintas interpretaciones de las Sagradas Escrituras.
Recuerdo a un pastor que una vez dijo que él sabía que no
todas las personas en su denominación creían de la misma
manera. También dijo que incluso no todas las personas
de la iglesia que él pastoreaba interpretaban las Sagradas
Escrituras de la misma forma. Finalmente, él dijo lo sigui-
ente: “Ni siquiera mi esposa y yo estamos de acuerdo en
todos los puntos de las Sagradas Escrituras.”
Cuando leas este libro, te pido que ores y que pidas al
Señor que te hable y que revele Su verdad a tu corazón. Lo
que yo tengo que decir no es tan importante como lo que
Dios tiene que decirte.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 1


C r eci m iento E spi r itual

¡AFÉRRATE A LA PROMESA!
Estamos viviendo en los que podrían ser los últimos
días de la historia de la humanidad. Es muy posible que
seamos la generación que abra paso a la Segunda Venida de
Cristo. De ser así, ahora más que nunca debemos escuchar
las enseñanzas recogidas en el Libro de Hechos. La Iglesia
debe usar la sabiduría y seguir los consejos de estos prim-
eros discípulos. ¡Debemos levantarnos con audacia y cami-
nar en la victoria que ya es nuestra!
Nosotros debemos tender nuestras manos y aferrarnos
a la promesa del Padre: ¡el Espíritu Santo bendecido para
proveernos y darnos poder para hacer Su voluntad! Dios
dijo que en los últimos días Él derramaría Su Espíritu sobre
todas las personas (Hechos 2:17-18). Actualmente, Dios
está buscando a aquellas personas que tienen hambre de Él,
y Él está buscando a aquellas personas que están dispuestas
a obedecerlo con audacia.
Prepárate para ver demostraciones del poder de Dios
como nunca antes se han visto en la Tierra. Dios está recor-
riendo esta Tierra y está derramando Su Espíritu sobre los
discípulos en este mismo momento. Yo sé que Dios no nos
pasará de largo, ni a ti ni a mí. Es hora de caminar en el
poder que Dios quiere dar a Su Iglesia: ¡un 100% de victo-
rias, más del 100% del poder del enemigo y un 100% del
tiempo!
Según Mateo 28, se nos ha dado la comisión de hacer
discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nom-
bre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta es nuestra
comisión y este es nuestro deber. Es hora de que la Iglesia se
aferre a esta promesa y, ahora que eres creyente, ¡TÚ tam-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 2


C r eci m iento E spi r itual

bién estás incluido! Aun si eres un nuevo cristiano, tú eres


una parte del ministerio sacerdotal de Cristo. Pedro escribe
lo siguiente: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacer-
docio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Por muy imposible que te
parezca, cada creyente es un “sacerdote sagrado” para Dios,
y ha recibido la potestad dada por Dios para representar
al Señor en el mundo por medio del poder de Su Espíritu
Santo.

¡LLÉNATE DEL ESPÍRITU SANTO!


Te ruego que no pases rápidamente por esta sección del
libro. En el mundo en que vivimos hoy, el poder de Dios es
el ingrediente vital que tú necesitas funcionando en tu vida.
La Iglesia tiene la capacidad de hacer los milagros que hic-
ieron Jesús y los primeros discípulos. ¿Por qué no nosotros?
Puede que la apatía se esté cerniendo sobre nuestro
mundo. Actualmente, son muchos los cristianos que sienten
que no hay nada que ellos puedan hacer para marcar una
diferencia en este mundo. Quizás se debe a que algunos de
ellos han sido salvados, pero no han sido llenos ni provistos
ni tampoco han recibido el poder del Espíritu Santo.
Es hora de que la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, se levante
e inicie la ofensiva espiritual para alcanzar a nuestras famil-
ias, a nuestras comunidades, a nuestros sistemas educati-
vos, a nuestros lugares de trabajo, a nuestras ciudades y a
las naciones de este mundo con ¡la gracia salvadora y el
poder del Dios viviente! Con el poder del Espíritu Santo, ¡tú
PUEDES marcar una diferencia! ¡El momento es AHORA!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 3


C r eci m iento E spi r itual

Si todavía no estás lleno del Espíritu Santo, te invito a que


permitas que Jesús te llene con Su Espíritu Santo y Su poder.
Haz esta oración conmigo ahora mismo:
Querido Padre Celestial, en la Biblia Tú prometiste
enviar a Tus discípulos el don del Espíritu Santo.
Señor, yo quiero tener más de Ti en mi vida. Necesito
más de Tu poder, así que, por favor, envía Tu Espíritu
Santo para llenarme ahora mismo. Jesús, limpia mi
corazón y bautízame con Tu precioso Espíritu Santo.
¡Gracias por este don tan maravilloso! Por favor,
dame la pasión para servirte y hacer lo que Tú hiciste
cuando estuviste en la Tierra. Te ruego que me llenes
con el poder del Espíritu Santo para que hable con los
demás sobre Tu gran amor. Espíritu Santo, Tú eres
bienvenido en mi vida. Te abro mi corazón. Te lo pido
en el nombre de Jesús. Amén.
Recibe ahora el Espíritu Santo de Dios en tu corazón y
vive en toda la plenitud de Su poder.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 4


C r eci m iento E spi r itual

SEGUNDA
PARTE

PERMANECER
en JESÚS

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 5


C A P Í T U L O S E I S

Lee la
Palabra de
Dios
T
ienes un cuerpo físico que alimentas

todos los días. Del mismo modo,

tú tienes un espíritu que necesita

alimentarse todos los días con

comida espiritual sana.


C r eci m iento E spi r itual

PIENSA EN ESTO DE LA SIGUIENTE MANERA. ¿Cuánto


tiempo podrías estar sin comer? ¿Un día? Sin problemas;
pero, ¿cómo te sentirías al final de ese día?
¿Y una semana? Esto es más difícil, pero probablemente
podrías hacerlo. Pero, una vez más, ¿cómo te sentirías al
final de esa semana? ¿Cansado? Lo más probable es que
sí. ¿Débil? Sin duda. ¿Qué me dices de no comer nada
durante 30 o 40 días? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que
tu cuerpo fallara por completo y murieras?
Dios estableció el siguiente “Principio de preservación”
para mantenernos vivos y sanos: debemos comer para vivir.
Tú no tienes que creer en este principio si no quieres; simple-
mente viólalo y fíjate en lo que ocurre. Después de 30 días…
40 días… quizás incluso 50 días… finalmente morirás.
Este mismo principio también es válido espiritualmente.
¿Cuál es nuestra nutrición espiritual? La Palabra de Dios.
Cuanto más tiempo pasemos sin la vida que ella contiene,
más se debilitarán nuestros espíritus. La vida de Cristo en
tu espíritu debe ser alimentada para que crezca fuerte y se
mantenga sana. La lectura de la Biblia es nutrición para tu
espíritu. Alabarlo a Él con adoraciones y cantos espirituales
es como beber del río de agua de vida (Apocalipsis 22:1).
Pasar tiempo hablando con Él es un ingrediente esencial
para construir una relación fuerte y significativa con Cristo.
A medida que leas las Sagradas Escrituras, pronto descubrirás
que, aunque se escribieron hace miles de años, sus palabras
siguen siendo muy relevantes para tu vida actual. En sus pági-
nas encontrarás historias de personas con las que tú puedes
identificarte, nuevas lecciones que aprender, refrigerio para
tu alma y consuelo en tus momentos de necesidad.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 7


C r eci m iento E spi r itual

DEVOCIONES DIARIAS
Jesús oró: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”
(Mateo 6:11). Es muy importante que encuentres un
tiempo todos los días para leer la Palabra de Dios y comer
“pan espiritual.” A este momento, los cristianos lo llaman
“tiempo de devociones.”
Las devociones son simplemente un momento de tran-
quilidad del día que se dedica para hablar con Dios,
adorarlo y aprender lo que Su Espíritu Santo tiene que
enseñarte. Dios hablará contigo a través de Su Palabra, y tú
descubrirás que eso te da fuerza para el día.
Este momento de tranquilidad puede ser por la mañana
o por la noche. El momento no es importante; lo impor-
tante es la calidad del tiempo que dedicas.
No te harás más santo que otros creyentes porque ded-
iques a la Palabra más tiempo del que dedican ellos. Tu
tiempo de tranquilidad con Dios debe estar motivado por
tu amor por Él y no tanto por el reloj.

PASAR TIEMPO CON DIOS


Cuando amas a alguien que es especial para ti, es natural
que tú quieras pasar tiempo con esa persona. Así es como
ocurre con el tiempo que tú pasas con el Señor. Tu tiempo
con Él es una buena disciplina, pero no debe ser ningún rit-
ual. Si un día no puedes leer la Palabra de Dios, no te sientas
culpable. Muchos cristianos están tan atados a la rutina de
las devociones que pierden el propósito de tener un tiempo
de tranquilidad y de calidad con el Señor. Esto no es lo que
Dios quiere, ¡para nada!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 8


C r eci m iento E spi r itual

Dios entiende que tu vida está muy ajetreada con plazos


que cumplir y facturas que pagar. Él pide que tú dediques
tiempo para estar con Él como una parte de tu día y que
aprendas a hacer de Él una presencia viva todo el día. Pablo
nos dijo lo siguiente: “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses
5:17). En esencia, esto significa que el Señor debe ser
nuestra “obsesión” sagrada sin importar lo que nosotros
estamos haciendo. Jesús dijo lo siguiente: “Permaneced en
mí, y yo en vosotros…” (Juan 15:4). Jesús nos está desafiando
a “permanecer conectados” a Él en todo momento, en todas
nuestras ideas y acciones, para que podamos ser fructíferos
en nuestro servicio a Él.
Dios ofreció a Su único Hijo como un sacrificio para
que tú puedas tener vida eterna en el Cielo con Él. Él te ama
mucho y desea pasar tiempo contigo. Su deseo es tener una
relación contigo, la cual prospera y crece a medida que tú
pasas tiempo en compañerismo con Él y lees Su Palabra.
No me cabe ninguna duda de que tus devociones se
convertirán en un tiempo especial para ti, en un tiempo en
el que sentirás la misma presencia de Dios a tu lado, en un
tiempo que añorarás todos los días y en un estado de ánimo
que llevarás contigo a lo largo de tu día. Pasar tiempo con
Dios en Su Palabra es una de las formas prácticas para con-
struir tu relación con Él.

OÍR LA VOZ DE DIOS


Recuerda que el cristianismo es una relación con un
Dios vivo. Tú no puedes tener una relación con alguien sin
hablar con esa persona. Hay muchas formas de comunicarte
con Dios; y sí, Dios también hablará contigo. No tienes que

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 7 9


C r eci m iento E spi r itual

esperar que caiga un rayo del cielo ni que retumbe entre las
nubes una voz grave. Dios habla con Sus hijos de formas
muy diferentes.
Una de las formas en las que Dios habla es a través de Su
Palabra. Esta es otra razón de por qué son tan importantes
tus tiempos de devoción; son oportunidades para que Dios
te hable. Él te revelará verdad, sabiduría, informaciones y
ayuda práctica para tu vida si tú abres tu corazón para reci-
bir lo que Él tiene que decirte.
Otra forma en la que Dios habla es con un “silbo
apacible y delicado” (1 Reyes 19:12). Normalmente Su voz
no es audible, aunque podría serlo. Muy a menudo, es
una paz que tú sientes en tu corazón, una confianza, un
“conocimiento” de que tu Señor te está hablando.
Muchas veces, tener conciencia de la paz de Dios en
nuestros corazones es la forma en la que Él nos habla y
dirige nuestras vidas. Filipenses 4:7 dice lo siguiente: “Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Como cristianos, nosotros debemos dejar que “la paz de
Dios gobierne en” nuestros “corazones” (Colosenses 3:15).
Sea cual sea la forma como Dios te hable, Su voz es siem-
pre acorde con el Espíritu Santo y las Sagradas Escrituras.

“MIS OVEJAS OYEN MI VOZ”


Una de las formas como se hace referencia a Jesús en
la Biblia es como un Pastor, y nosotros somos Sus ovejas.
Quizás te resulten familiares las palabras del Salmo 23:
“Jehová es mi pastor.”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 0


C r eci m iento E spi r itual

En el Libro de Juan, Jesús dijo lo siguiente: “Mas el que


entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el
portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por
nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las
propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque
conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de
él, porque no conocen la voz de los extraños” (Juan 10:2-5).
Cuanto más tiempo pases con el Señor, más te familiar-
izarás con Su voz. De la misma forma como tú reconoces
la voz de un amigo al otro lado del teléfono, si tú dedicas
tiempo a conocer al Señor, te será más fácil reconocer
cuando Él te está hablando. Tú reconocerás la voz de tu
Pastor, y Lo seguirás; y no seguirás la voz de un extraño.
Si alguna vez tienes dudas o confusión en tu corazón
acerca de oír la voz de Dios, háblalo con Dios en oración.
A Satanás le encantaría que tú creyeses que Dios no te está
hablando y que la voz que tú oyes en tu cabeza es solo fruto de
tu imaginación. No te dejes vencer por las mentiras del diablo.
Si tú estás confuso, pide al Señor que te ayude. 1
Corintios 14:33 dice lo siguiente: “Pues Dios no es Dios
de confusión, sino [Dios] de paz…” Si tú se lo pides, Él te
dará paz y confirmará Su respuesta para ti. Siempre podrás
comprobar lo que tú crees que estás oyendo en la Biblia:
Dios siempre actúa de acuerdo con Su Palabra escrita y Él
nunca contradice Sus propias Sagradas Escrituras.

¡TÚ TIENES UNA LÍNEA DIRECTA CON DIOS!


Dios también puede hablarte a través de otras personas.
Sin embargo, tú debes recordar que “…ninguna profecía
de la Escritura es de interpretación privada” (2 Pedro 1:20).

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 1


C r eci m iento E spi r itual

En otras palabras, cuando Dios utiliza a una persona para


expresar Su voluntad, una palabra verdaderamente profética
debe alinearse con las Sagradas Escrituras y confirmar lo que
el Señor ya ha hablado contigo. Es importante estar seguro de
que el consejo que tú recibes en tu vida proviene de personas
que confían en Cristo y que caminan en el Espíritu de Dios.
Como nuevo creyente, es algo triste pero importante
para ti saber que algunos cristianos intentan controlar a
las personas actuando como si ellos fueran la voz de Dios
para los demás. Solamente el Espíritu de Dios que está den-
tro de ti podrá diferenciar si alguien te está comunicando
realmente el corazón de Dios o no. Ten cuidado con los
intentos de otras personas de manipularte, y recuerda que
las personas pueden estar sinceramente equivocadas. El
consejo divino estará basado en la Palabra de Dios y llegará
con Su paz.
Si Dios aún no ha hablado con tu espíritu acerca de lo
que otra persona te está diciendo, puedes suponer con toda
probabilidad que el mensaje no es de Dios. Nosotros debe-
mos tener un corazón dócil y permitir que las personas que
están guiadas por el Espíritu hablen las verdades de Dios en
nuestras vidas. Pero no es necesario que abracemos todos
los conceptos e impulsos que los demás tienen sobre nues-
tras vidas. Si tú no sientes en tu espíritu que las palabras de
otra persona se alinean con la Palabra de Dios, presiona el
“botón de expulsión.”
¡Dios tiene una línea directa contigo y tú tienes una línea
directa con Dios! Aunque Él puede usar a otro cristiano
para confirmar algo en nuestras vidas y ser una fuente de

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 2


C r eci m iento E spi r itual

ánimo y de atención, Dios no utiliza a las personas para


dirigir nuestras vidas, ya que es el Mismo Dios quien dirige
nuestras vidas. Él lo hace a través de Su Palabra, a través
de ese “silbo apacible y delicado” en nuestros corazones y, a
veces, como una confirmación por medio de otra persona.
La Biblia dice lo siguiente: “Amados, no creáis a todo
espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque
muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).
A primera vista, tú puedes pensar que es fácil distinguir
entre un espíritu malvado y algo sagrado, pero debes ser
cauteloso. La Biblia nos advierte cuando dice que “…El
mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es
extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros
de justicia…” (2 Corintios 11:14-15).
Cuanto mejor conozcas a Dios, más rápido podrás
reconocer a un impostor. El diablo es un engañoso y far-
sante maestro de mentiras; tú debes mantenerte alerta
espiritualmente y probar siempre a los espíritus en oración
para asegurarte de que ellos son verdaderamente de Dios.
Esta es una razón importante por la cual debes mantenerte
cerca del Señor en tus tiempos devocionales diarios. A
medida que pasas más tiempo hablando con Él, escuchán-
dolo a Él, alabándolo a Él y leyendo Su Palabra, aprenderás
a reconocer Su voz. De esta forma, tú estarás protegido del
engaño ¡venga de la forma que venga!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 3


C A P Í T U L O S I E T E

Adoración
y Oración
E
n este capítulo, quiero pasar un poco

más de tiempo contigo hablando

de lo importante que es llegar a la

presencia de Dios durante tu tiempo

de devoción para adorarlo y para

hablar con Él. La adoración y la

oración son muy importantes para

los cristianos: nosotros solamente

somos cambiados en Su presencia,

y en la presencia de Dios ¡se hacen

posibles muchas cosas!


A do r aci ó n y O r aci ó n

AL PASAR TIEMPO CON ÉL, tú serás transformado…


cambiado… a la imagen de Su Hijo, Jesucristo. Este es el
objetivo de Dios para ti —hacerte cada vez más como Jesús
con cada día que pasa.
La adoración y la oración te ayudarán a dejar en manos
del Señor tus miedos, tus frustraciones, tus dolores y tus
problemas. La adoración y la oración son tu reconocimiento
de que solo Él tiene la respuesta a tus problemas y que tú
no puedes resolver tus problemas por tus propias fuerzas.
Si de verdad quieres conocer a Dios; si quieres que Él te
cambie y te transforme; si ansías tener una relación íntima
con Él; si reconoces que necesitas Su poder y Sus fuerzas
para ayudarte a traer plenitud y sanidad a tu vida y a la vida
de otras personas… debes pasar tiempo con Dios en Su
presencia, adorándolo a Él y hablando con Él.

¿QUÉ ES ADORAR?
Dios ha puesto dentro de todos los seres humanos el
deseo de adorar. Dios quiere satisfacer ese deseo cuando
dirigimos nuestra devoción y adoración hacia Él —el único
Dios verdadero.
La adoración se expresa de innumerables formas
según las distintas tradiciones y culturas eclesiásticas. Sin
embargo, la verdadera adoración que honra a Dios, que se
centra en Cristo y que está dirigida por el Espíritu siempre
incluye expresiones de gratitud, reverencia y devoción. En
pocas palabras, adoración es la unión de dos elementos —el
verbo “adorar” y el sufijo “ción” que indica efecto o acción
de. Cuando nosotros adoramos con sinceridad, estamos

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 5


A do r aci ó n y O r aci ó n

expresando literalmente a Dios que Lo honramos, alabamos


y veneramos en nuestras vidas.

¿POR QUÉ ADORAR?


Dios no quiere que tú Lo adores porque Él necesita tu
adoración, sino que Él quiere que tú Lo adores porque TÚ
necesitas ese tipo de conexión íntima para TI MISMO, y
porque ¡Él es completamente digno de tu devoción!
Cuando tú adoras al Señor, tú reconoces que hay un Ser
Superior que es más grande que tú. Tú reconoces que HAY
un Dios vivo y que Él es el Señor de tu vida. Esto hará que
tú te apoyes en Sus fuerzas para alcanzar la victoria ante
cualquier situación a la que te enfrentes.
La adoración te alzará y te sacará de los problemas de
este mundo, y te llevará al terreno de Su Espíritu. Allí, el
Señor puede cubrirte con Su presencia y confirmar que ÉL
ESTÁ EN CONTROL ¡de todas las cosas!
Hay un antiguo himno que dice lo siguiente: “Dulce
comunión la que gozo ya, en los brazos de mi Salvador.” La
adoración verdadera nos lleva a este lugar apacible en el
que podemos intercambiar nuestras preocupaciones por el
increíble gozo de una amistad íntima con el Dios Viviente.

¿CÓMO ADORO A DIOS?


Adorar y alabar a Dios son actos que generalmente se
relacionan con la música. Sin embargo, en realidad hay
muchas formas de expresar una adoración genuina a Dios.
La Biblia dice lo siguiente: “Cantad alegres a Jehová,
toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 6


A do r aci ó n y O r aci ó n

Cantad salmos a Jehová con arpa; con arpa y voz de cántico.


Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, delante del rey
Jehová” (Salmos 98:4-6). Hacer música con instrumentos,
cantar y dar gritos de gozo son expresiones de alabanza a
Dios. Si tú eres músico, adora al Señor con tu instrumento.
Él te ha dado el talento y la capacidad, y cuando tú tocas
para Él, tú Le estás dando gloria y adoración. Al hacerlo,
tanto Dios como tú serán bendecidos.
Uno de los mejores “instrumentos” que sé tocar son mis
propias manos. “Pueblos todos, batid las manos; aclamad a
Dios con voz de júbilo” (Salmos 47:1). Dar palmadas es una
forma de alabanza.
Tú también puedes levantar las manos al Cielo en señal
de adoración al Señor. “Alzad vuestras manos al santuario,
y bendecid a Jehová” (Salmos 134:2). En Salmos 63:4, David
dijo lo siguiente: “…En tu nombre alzaré mis manos.”
La Biblia está repleta de versículos que nos dicen que
cantar es una forma de adoración. Este versículo partic-
ular nos dice cuatro veces que cantemos: “Cantad a Dios,
cantad; cantad a nuestro Rey, cantad” (Salmos 47:6). Tú no
necesitas ser un vocalista experto para cantar al Señor. Dios
oye tu canto en tu corazón, ¡no en tus cuerdas vocales!
Dar gritos de gozo también es adorar. En la Biblia hay
más de 30 referencias al pueblo de Dios en estado de júbilo.
Salmos 5:11 dice lo siguiente: “Pero alégrense todos los que
en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú
los defiendes; en ti se regocijan los que aman tu nombre.”
Salmos 32:11 dice lo siguiente: “Alegraos en Jehová y gozaos,
justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de cora-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 7


A do r aci ó n y O r aci ó n

zón.” Salmos 47:1 dice lo siguiente: “Pueblos todos, batid las


manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.”
Clamar a Dios con voz de júbilo es lo mismo que gri-
tar a Dios, y si bien puede parecer extraño, piénsalo de la
siguiente manera: si estuvieras en un evento deportivo y tu
equipo acabara de salir al campo, ¿qué es lo que harías nor-
malmente? ¡Gritar! Si el equipo que estuvieras apoyando
marcase, o aún mejor, ganase el partido, ¿te emocionarías?
¿Puedes imaginarte a ti mismo gritando por la victoria? ¡El
estadio entero se llenaría de ruido entre gritos y palmadas!
Pues bien, Dios ha luchado y ha ganado una batalla poder-
osa ¡por TI! Es perfectamente entendible por qué un cris-
tiano querría gritar a Dios ¡con entusiasmo, gozo y victoria!
Algunas personas bailan delante del Señor para adorarlo.
La Biblia dice que el Espíritu del Señor vino sobre el rey
David y que “…David danzaba con toda su fuerza delante
de Jehová…” (2 Samuel 6:14).

DAR ES UNA FORMA DE ADORACIÓN


Una forma especial de adorar a Dios es a través del
privilegio de dar a Él ofrendas monetarias. Por lo general,
estas ofrendas se denominan “diezmo,” que simplemente
significa devolver a Dios el 10% de lo que Él te ha dado a TI.
En Malaquías 3:8-12, la Biblia enseña acerca del diezmo:
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me
habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?
En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis
robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 8


A do r aci ó n y O r aci ó n

alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice


Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas
de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición
hasta que sobreabunde. Reprenderé también por
vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de
la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice
Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán
bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice
Jehová de los ejércitos.”
En este pasaje hay una progresión clara que comienza
con la orden de Dios de dar, seguida por una promesa de
Dios, y que termina con bendiciones para todos aquellos
que obedecen al Señor. Es claro que Dios exige que Su
pueblo Le ofrezca sus diezmos y, si el Pueblo los retiene y
no los dan a Dios, eso es ¡robar!
La cuestión fundamental para Dios es la actitud de
nuestro corazón. El diezmo es la forma que Dios tiene para
preguntarnos “¿Confías en mí?” Si tienes una perspectiva
divina, puedes ver que todo lo que tienes es de Dios. El
diezmo es simplemente una forma de devolver a Dios una
porción de las cosas con las que Él te ha bendecido. Al
hacerlo, tú demuestras tu gratitud hacia Él por Su provisión
y tu devoción hacia Él en todas las áreas de tu vida. Si estás
preocupado porque no ganas lo suficiente como para dar al
Señor el 10% de tus ingresos, esta es una oportunidad para
que tú crezcas en tu fe. Recuerda que Dios no solo merece
tu dinero, sino que ¡no dárselo es lo mismo que robar!
¡No olvides las promesas maravillosas y poderosas en
Malaquías! Si tú honras a Dios llevándole a Él tu diezmo, Él

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 8 9


A do r aci ó n y O r aci ó n

bendecirá la confianza que tú depositas en Él. Dios es fiel, y


¡Él te honrará por tu obediencia!

¿QUÉ ES EL ALFOLÍ?
En Malaquías, se nos da la orden de llevar el diezmo al
“alfolí.” Hay mucho debate en torno a la cuestión de qué
constituye un alfolí. Yo creo que, en el sentido literal, un
alfolí es un lugar donde se guarda la PROVISIÓN para
cubrir las necesidades de las personas. Cuando una persona
honra a Dios llevando su diezmo a los alfolíes, la promesa
de Dios es bendecir sus cultivos. Tu “cultivo” puede ser tu
familia, un negocio o un trabajo. Recuerda que Dios es fiel
y que ¡Él te bendecirá por tu obediencia!
Al mismo tiempo, yo creo que tu alfolí espiritual puede
ser la Iglesia o cualquier ministerio que te esté proporciona-
ndo nutrición espiritual sustancial en tu vida.
El apóstol Pablo dice lo siguiente a la Iglesia corintia: “Si
nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa
si segáremos de vosotros lo material?” (1 Corintios 9:11). Los
creyentes de Corinto tenían una gran riqueza material, pero
no valoraban de manera apropiada la inversión espiritual
que Pablo y otros líderes estaban haciendo en sus vidas.
A medida que tú creces en el Señor, pídele que Él te dé
discernimiento sobre los ministerios que te están ayudando
a crecer en Cristo y sobre cómo debes sembrar en estos
“alfolíes.”

LA SIEMBRA DE SEMILLAS
El hecho de que solo se hable de los diezmos en el Antiguo

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 0


A do r aci ó n y O r aci ó n

Testamento no significa que Dios solamente pretendía que


se ofrecieran en esos tiempos. No, Dios todavía requiere el
diezmo de Su pueblo.
Muchos cristianos creen en la postura de que, puesto
que el diezmo se enseñaba bajo el Antiguo Testamento (la
Ley), ellos no tienen que dar a Dios el 10% de sus ingresos
hoy, y argumentan que ahora vivimos bajo el Nuevo
Testamento (gracia) y que ya no tenemos que cumplir el
principio del diezmo.
Ojalá pudiera hablarte más en este libro sobre los prin-
cipios maravillosos de Dios de dar y de recibir, de la siem-
bra y la cosecha, de vivir en las promesas del pacto de Dios
y Su plan para prosperarte; pero, por ahora, permíteme que
ponga esta “semilla” en tu corazón. Más adelante, podrás
estudiar por ti mismo los principios del diezmo y de dar en
la Palabra de Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento.
Aquí tienes algunos ejemplos para que tengas en cuenta:
• Remontándonos a los primeros capítulos del
Antiguo Testamento, incluso antes de que Dios
entregara la Ley a Moisés, Abraham dio su diezmo
a Melquisedec, el sumo sacerdote de aquella época
(Génesis 14:17-20).
• Cuando Dios hace Su Pacto con Noé de que nunca
más destruirá la Tierra con una inundación, Él
le promete lo siguiente: “Mientras la tierra per-
manezca, no cesarán la sementera y la siega…”
(Génesis 8:22). Dios declara que la plantación de
semillas dará como resultado cosechas.
• Más adelante en el Libro de Éxodo, Dios entrega la
Ley a Moisés en el monte Sinaí, en la cual se esta-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 1


A do r aci ó n y O r aci ó n

blece el principio del diezmo como una ley para el


pueblo de Dios.
• Después, en el Nuevo Testamento, Pablo refuerza
este principio de dar, de la siembra y de la cosecha
cuando escribe lo siguiente: “Pero esto digo: El que
siembra escasamente, también segará escasamente;
y el que siembra generosamente, generosamente
también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para
hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin
de que, teniendo siempre en todas las cosas todo
lo suficiente, abundéis para toda buena obra”
(2 Corintios 9:6-8).
Al principio de Su Palabra, Dios establece el principio
del diezmo y de la siembra y la cosecha, y después Él cum-
ple estos principios a lo largo del Nuevo Testamento y del
Antiguo Testamento. Si tú devuelves al Señor un mínimo
del 10% de lo que Él te ha dado, tu regalo se convierte en
una “semilla” que tú siembras en el Reino de Dios. Después,
Dios toma esta semilla y la utiliza para producir una cose-
cha con la que bendecir ¡tu vida y las vidas de otras perso-
nas! El Señor quiere valerse de ti y de tus recursos para Su
obra. ¡Qué gran privilegio es asociarse con Dios!
Nunca des tu diezmo a Dios de mala gana o por resen-
timiento. Devolver a Dios aquello con lo que Él te ha ben-
decido es verdaderamente una extensión de tu adoración y
de tu amor por Él.
Recuerda que 2 Corintios 9:7 dice lo siguiente: “Cada
uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 2


A do r aci ó n y O r aci ó n

Examina tu corazón y tus razones para dar. Si eli-


ges honrar y obedecer a Dios a través de tus diezmos, tú
comenzarás a experimentar las bendiciones y la provisión
de Dios ¡de una manera nueva y maravillosa!

OFRENDAS
Las ofrendas son distintas de los diezmos; ellas son
superiores a tu diezmo. Si tú haces una ofrenda especial a
Dios, tiene que ser un regalo que a ti te cueste algo. Este es
el concepto de la “ofrenda sacrificial.”
En 2 Samuel 24 podemos observar un ejemplo de esto.
Dios había mandado una plaga contra la nación de Israel
como consecuencia del pecado del rey David de censar al
pueblo. Después, David se arrepintió, y un profeta de Dios
fue hasta David y le ordenó que construyera un altar en la
era de un hombre llamado Arauna. David fue hasta Arauna
para comprar su era para poder construir un altar. Arauna
dijo al rey David que tomara todo lo que Él necesitaba
para construir el altar y que ofreciera el sacrificio. Arauna
se postró ante David y ofreció darle todas las provisiones
que el rey necesitara para su ofrenda. El rey David le dijo
lo siguiente: “…No ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos
que no me cuesten nada…” (versículo 24). Entonces, David
pagó al hombre las provisiones e hizo su ofrenda a Dios.
Como puedes ver, las ofrendas de adoración que son
insignificantes o que no son valiosas para ti no represen-
tan en absoluto una adoración verdadera. Si haces una
ofrenda a Dios, tiene que ser especial para ti… tiene que
ser valiosa… tiene que ser importante y significativa para

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 3


A do r aci ó n y O r aci ó n

ti. Esto es cierto tanto si das financieramente con el diezmo


y ofrendas como si sacrificas tu tiempo. Dios sabe que tu
tiempo es valioso para ti. Si sacas tiempo de calidad de tu
día para reconocerlo a Él en adoración o servir a los demás,
Dios no solo te bendecirá, sino que Él también te recom-
pensará devolviéndote más tiempo. La forma en la que Él
lo hace es un misterio, pero yo sé que esto es verdad por mi
relación con Dios a lo largo de mi vida y por incontables
experiencias personales.

ALABAR A DIOS LAS 24 HORAS DEL DÍA,


LOS 7 DÍAS DE LA SEMANA
Adorar a Dios no es algo reservado para el tiempo que
pasas en la iglesia. Por el contrario, la adoración es una
actitud, algo que tú llevas en el corazón toda la semana. Una
forma única de alabar a Dios es a través de las pequeñas
actividades que tú realizas en el día. Este tipo de conexión
—momento tras momento con el Señor— es a lo que nos
referimos cuando hablamos de “caminar con Cristo”: “Y
todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo
en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por
medio de Él” (Colosenses 3:17).
Tanto si estás haciendo las tareas del hogar, las tareas
escolares, las labores relacionadas con el trabajo como cual-
quier cosa a la que te dediques, siempre haz lo mejor que
puedas, reconociendo que puedes lograrlo por medio de la
fuerza de Dios. Cuando haces las cosas así, estás realmente
adorando y dando gloria a Dios, y tú serás bendecido y
recompensado.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 4


A do r aci ó n y O r aci ó n

La Palabra de Dios dice lo siguiente: “Porque en él vivi-


mos, y nos movemos, y somos…” (Hechos 17:28). Sea lo
que sea que hagamos, debemos hacerlo por el Espíritu y
reconociendo que nosotros somos un instrumento vivo de
adoración al Señor.
Si piensas en Dios como tu Jefe amoroso, tu Maestro o tu
Audiencia, tú sentirás una motivación increíble para realizar
bien tu trabajo. Si te esfuerzas por alcanzar la excelencia para
honrar a Dios en tu trabajo, tú verás que sobresaldrás en la
vida, y serás bendecido: “Encomienda a Jehová tus obras, y
tus pensamientos serán afirmados” (Proverbios 16:3).

ORACIÓN
Al igual que la adoración, la oración no es algo que
debas enfocar con timidez. La oración es simplemente
hablar con Dios, y tú puedes hablar con Él de la misma
forma como hablarías con un amigo íntimo.
Así como hay muchas formas de alabar al Señor, no
hay una forma específica de orar. De hecho, la Biblia tiene
muchas historias de personas que oraban por muchas
razones y de muchas formas distintas. Quizás la imagen
más común que las personas tienen actualmente de la
oración es de rodillas, con las manos entrelazadas, la cabeza
inclinada y los ojos cerrados. Sin embargo, la Biblia nos
ofrece muchos ejemplos de cómo orar.

EJEMPLOS BÍBLICOS DE ORACIÓN


La Biblia dice que cuando Daniel estaba en casa en su
cámara, él se arrodillaba tres veces al día y oraba, y también

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 5


A do r aci ó n y O r aci ó n

dice que cuando Daniel oraba, él daba gracias a Dios y Le


pedía Su ayuda (Daniel 6:10-11). Fíjate que, aunque Daniel
necesitaba ayuda con preocupaciones específicas en su
vida, primero él se dirigía a Dios con un corazón agrade-
cido. Él solo le pedía a Dios algo después de haberle dado
las gracias.
Génesis 17:3 dice que Abraham se postró sobre su
rostro ante Dios. Abraham se presentó ante Dios con total
reverencia y humidad.
En Marco 11:24-25, Jesús dijo a Sus discípulos lo sigui-
ente: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también
vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros
vuestras ofensas.” Él dijo a Sus seguidores que permane-
ciesen en la fe y que creyesen en Dios.
En otra ocasión, Jesús alzó Sus ojos al Cielo y oró a Su
Padre con los ojos abiertos (Juan 11:41).
Cuando Ana (una mujer piadosa del Antiguo
Testamento) fue al templo para orar, las Sagradas Escrituras
dicen que ella “hablaba en su corazón, y solamente se
movían sus labios, y su voz no se oía” (1 Samuel 1:13). Dios
respondió a sus oraciones y le concedió un hijo, no por su
postura cuando oraba, sino por la sinceridad de su corazón.
Sin embargo, en Salmos 142:1 David escribe lo sigui-
ente: “Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a
Jehová misericordia.”
Como puedes ver, no hay una forma correcta o incor-
recta para orar. Tú puedes estar de pie o arrodillarte, tener

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 6


A do r aci ó n y O r aci ó n

los ojos abiertos o cerrados, hablar en voz alta con Dios o


hablar con Él en silencio desde tu corazón. La oración no
está sujeta a estereotipos, tradiciones ni posturas; simple-
mente intenta estar cómodo y hacerlo de corazón.

Y, ¿QUÉ LE DICES A DIOS?


Cuando ores, di a Dios cuánto Lo amas y dale las gracias
por todo lo que Él ha hecho por ti. Adóralo. Salmos 100:4 dice
lo siguiente: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por
sus atrios con alabanzas; alabadle, bendecid su nombre.” Dale
las gracias por cualquier cosa por lo que estás agradecido. Él es
el Único que es digno de ser alabado y honrado.
Si no estás seguro de cómo alabar a Dios, muchos Salmos
son ejemplos de oraciones de alabanza maravillosas que
puedes utilizar como una ayuda para orar. Por ejemplo,
Salmos 103 es una expresión hermosa de alabanza en la que el
salmista reconoce todas las cosas que Dios hace por Sus hijos.
Cuando ores, pide al Señor que te perdone por tus pens-
amientos, tus actitudes, tus palabras y tus acciones pecami-
nosos. Sé específico cuando Le confiesas lo que has hecho
mal, y ten confianza en que Él está gozosamente dispuesto
a perdonar. En 1 Juan 1:9, el apóstol Juan escribe lo sigui-
ente: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
En Mateo 6:14, como parte de la enseñanza de Jesús
sobre la oración, Él nos ordena que perdonemos a los que
pecan contra nosotros. Una de las mejores formas en las
que nosotros reflejamos a Cristo es cultivando un corazón
misericordioso y compasivo hacia los demás.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 7


A do r aci ó n y O r aci ó n

Ten cuidado con los deseos del diablo de utilizar la


vergüenza de los pecados no confesados para robarte tu
paz. Dios no está para castigarte. Mediante oraciones de
confesión, Él te invita a que pidas perdón por tus propios
pecados y a que también perdones a los demás. Si te diriges
audazmente a Jesús, tu Abogado, para recibir perdón, tú
experimentarás la restauración del compañerismo puro con
el Padre y recuperarás el gozo de tu salvación. ¡Amén!

¡ES OBLIGATORIO ORAR CON FE!


Si tú necesitas orientación o dirección en tu vida, sim-
plemente pídeselas a Dios. En Santiago 1:5-8, se nos anima
a perseguir la sabiduría de Dios en un espíritu de fe:
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría,
pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente
y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no
dudando nada; porque el que duda es semejante a
la onda del mar, que es arrastrada por el viento y
echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal
haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre
de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”
Dios te dará sabiduría si la pides; ¡lo único que necesitas
es creer!
Hebreos 11:6 nos dice que cualquiera que vaya al Señor
debe creer que Él es Dios y que Él recompensará a quienes
Lo buscan diligentemente. Si necesitas algo en tu vida —en
tu familia, en tus finanzas o en tu salud, preséntaselo a Dios.
La Biblia dice que nosotros no tenemos que preocuparnos
por nada: “…Sino sean conocidas vuestras peticiones delante

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 8


A do r aci ó n y O r aci ó n

de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la


paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”
(Filipenses 4:6-7).
Sé constante en tus oraciones, y Dios recompensará tu
constancia. Salmos 55:17 dice lo siguiente: “Tarde y mañana
y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz.” No te rindas;
ora con constancia; y, así como Dios oyó la voz del rey
David, ¡Él oirá la tuya!
Dios recompensará tu determinación. “…La oración
eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16). Tú no puedes
esperar que se abra una puerta sin llamar antes. Jesús nos
anima: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se
os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8). La oración
constante es una oportunidad para expresar un hambre de
Dios que cada vez se intensifica más y para desarrollar tu
confianza en que el Señor escucha tus gritos.
Habla con tu Salvador sobre tu día, y dile cómo te sien-
tes y qué necesitas. Ora por otras personas que necesitan Su
ayuda… por tus seres queridos… por tus amigos… por tus
compañeros de trabajo… por quienes tienen poder sobre ti
y sobre esta nación… e incluso por tus enemigos. A Dios le
encanta saber de ti, Su Hijo, y Él desea hablar contigo sobre
todas estas preocupaciones de tu corazón.
A veces, yo me imagino la oración de la siguiente
manera: en el regazo y entre las manos amorosas de mi
Padre Celestial, y diciéndole a Él lo que hay en mi corazón
con honestidad y confianza.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 9 9


A do r aci ó n y O r aci ó n

Pasar tempo con Dios, adorándolo y hablando con Él


son las cosas más importantes que tú puedes hacer como
nuevo creyente, y también dentro de muchos años cuando
hayas crecido y madurado en una relación íntima con Él.
De hecho, ¡esta será nuestra gozosa ocupación por toda la
eternidad!
Te animo a que no permitas que nada interfiera en tus
tiempos de devoción con Dios. Determina que tú entrarás
en Su presencia para adorarlo y para orar. Decide que tú
quieres ser transformado a imagen de Su Hijo Jesucristo, tu
Señor y Salvador. De esta forma, tu vida estará bendecida
porque tú eliges Sus caminos con constancia y tenacidad.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 0


C A P Í T U L O O C H O

¡Participa!  

L
eer la Biblia, adorar al Señor

y orar son maneras muy prácticas

de alimentar el espíritu y de

fortalecer tu relación personal con

Jesucristo. Todas estas actividades

las puedes hacer por tu cuenta.

Pero Dios sabe que estar a solas

no es fácil ni sano, y Él tiene la

intención de que tú tengas apoyo.


¡ P a r ticipa !

DE HECHO, DIOS NOS HA CREADO para que vivamos


en una relación con otros creyentes. Por esta razón es impor-
tante encontrar una iglesia donde puedas aprender y crecer
con otros cristianos creyentes como tú. El discipulado, la
protección, el ánimo y el cuidado se encuentran en el com-
pañerismo con un grupo de creyentes.
Puesto que acabas de tomar la decisión de seguir a
Cristo, es probable que no tengas muchos amigos cristianos.
Según la forma en que tu familia responda a tu decisión de
servir a Cristo, puedes sentirte como si fueras el único cris-
tiano en el mundo. Si te encuentras en esta situación, ¡no
te desanimes! En el mundo existen millones de creyentes.
Este es uno de los motivos por los cuales asistir a la iglesia
te dará ánimo. A veces, al entrar en una habitación donde
hay personas que aman a Dios igual que tú, se obtiene un
pequeño esbozo del Cielo y la alegría que se siente puede
ser abrumadora.

¿POR QUÉ DEBES ASISTIR A LA IGLESIA?


  En el Antiguo Testamento el pueblo de Dios recibió
la siguiente orden: “Acuérdate del día de reposo para
santificarlo” (Éxodo 20:8). El día de reposo es un día de
adoración y descanso. Dios sabe lo importante que es la
iglesia para nosotros, y en Su Palabra nos recuerda que
debemos asistir a ella.
 Romanos 10:17 dice: “la fe es por el oír, y el oír, por la
palabra de Dios.” ¿Dónde se puede escuchar la Palabra de
Dios? Obviamente en la iglesia, de boca de tu pastor y de
tus amigos. Dios ha dotado, llamado y ungido a muchas

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 2


¡ P a r ticipa !

personas para ser líderes de las Iglesias, personas que


están ahí para contribuir a fortalecerte, para guiarte y para
llenarte de las enseñanzas de Dios y de Su Palabra.
La palabra de Dios dice que no se debe renunciar a con-
gregarse con otros creyentes, sino “exhortándonos [unos a
otros]; y tanto más...” (Hebreos 10:25). Dios quiere que nos
sintamos conectados con Él y con otros, y que nos anime
nuestro compañerismo con personas que sienten un amor
y un afecto común por Jesús.
  Además de ofrecerte la fortaleza, el ánimo y las
enseñanzas de la Palabra de Dios, el hecho de involucrarte
en una iglesia local te brindará la oportunidad de adorar al
Señor con música y cantos. ¡Compartir la adoración con
otros creyentes puede ser un tiempo de descanso, paz y
alegría a medida que sientes que la presencia de Dios llena
el santuario! Jesús dijo: “Donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
Todas las semanas, la dulce presencia de Dios se recibe con
agrado en muchas iglesias cuando los cristianos se unen
para ofrecerle alabanzas.
  Muchas Iglesias tienen clases de Escuela Dominical.
Quizá hayas asistido a la Escuela Dominical cuando eras
niño, pero esta no es solo para niños. Existen clases, estudios
bíblicos y grupos pequeños de todo tipo para adultos, que
pueden brindar un buen momento para fortalecer verdadera-
mente tu conocimiento y comprensión de la Palabra de Dios,
al hacer preguntas adultas sobre temas cristianos, al escuchar
los comentarios sobre lo que has estudiado por tu cuenta y al
conocer a otros creyentes y disfrutar de su compañía.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 3


¡ P a r ticipa !

  Asistir a una Iglesia local también puede brindarte la


oportunidad de servir a Dios con tu tiempo, tus habilidades
y tus bienes. Dios te ha dado facultades que pueden ser de
gran ayuda para tu Iglesia. Con seguridad, existen muchos
ámbitos en los cuales puedes ofrecer tus servicios como
voluntario. Tu Iglesia debe ser una extensión de tu familia,
porque ellos son tus hermanos y hermanas en Cristo. Si
necesitan ayuda en un ámbito para el cual tienes talento
o del que disfrutas, ora y pídele al Señor que te indique la
forma en que le gustaría que participaras.
 El apóstol Pablo exhorta a la Iglesia en Roma: “Porque
de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros,
pero no todos los miembros tienen la misma función, así
nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos
miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo dif-
erentes dones, según la gracia que nos es dada...” (Romanos
12:4-6). Dios te ha dado dones maravillosos y Él se regocija
cuando los utilizas para Su gloria. En pocas palabras, la
Iglesia es más saludable cuando todos estamos aportando
nuestros dones para la vitalidad del Cuerpo de Cristo.
 Un piano que no se toca solo es un mueble, pero si se
toca bien, nos brinda el júbilo de la música. Permite que
Dios interprete Su “melodía” a través de tu vida. Ora y pide
al Señor que te muestre formas para servir.

 ¿CÓMO ELIJO UNA IGLESIA?


  Tal vez te preguntes: “¿Cómo sé a qué Iglesia debo
asistir?” En la actualidad existen muchas Iglesias diferentes
con diferentes “etiquetas.” ¿Cuál es la adecuada? Algunas

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 4


¡ P a r ticipa !

Iglesias tienen unas creencias; otras piensan de manera dif-


erente. ¿Cómo puedes elegir?
  ¡Ora! Pídele a Dios que te guíe y te dirija a la Iglesia
donde Él quiere que tú lo adores y sirvas. Luego, confía
en Dios para que te dé paz respecto al lugar donde debes
adorarlo.
 Luego, busca una Iglesia que crea en la “totalidad” de la
Biblia. Hoy en día, muchas personas e Iglesias encuentran
conveniente o políticamente correcto “cortar y fragmentar” las
Sagradas Escrituras, escoger lo que quieren creer y “descartar”
lo que quieren rechazar. La Biblia dice en 2 Timoteo 3:16,
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” No
dice “alguna parte de la Escritura”; dice “toda la Escritura.”
La Biblia también afirma que no debemos agregar o quitar
palabras de ella (Apocalipsis 22:18-19).
A pesar de que me gustaría decir que todos los minis-
tros del Evangelio interpretan correctamente la Biblia en
todo momento, esto no siempre es cierto. Incluso los pas-
tores, que son seres humanos falibles, pueden “despistarse”
a veces. Por ello, es importante que siempre pidas al Espíritu
Santo que hable a tu corazón acerca de las palabras de un
determinado predicador y que te revele si lo que dice está
en consonancia con la Palabra de Dios.
 También puedes escuchar la Palabra de Dios en alguna
emisora de radio cristiana y en redes o programas de
televisión cristianos como Inspiration TV. Una vez más,
el hecho de que una persona hable en la radio o en la
televisión no quiere decir que siempre hable la verdad de

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 5


¡ P a r ticipa !

Dios. Recuerda el versículo que compartí anteriormente:


“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus
si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por
el mundo” (1 Juan 4:1).

COMPARTE TU FE
Dios quiere que te sientas cómodo compartiendo tu
nueva fe en Jesús con tu familia y amigos, o con cualquier
persona que te pregunte acerca de ser cristiano. La Biblia
siempre nos exhorta a estar dispuestos a hablar sobre la
esperanza que llevamos en nuestro interior (1 Pedro 3:15).
Con seguridad, las personas que te rodean notarán un cam-
bio en tu actitud, tu estilo de vida y tu comportamiento, por
lo que tendrás que estar dispuesto a contarles el motivo por
el cual ahora vives de forma tan diferente.
¡Lo que Dios ha hecho en tu vida es muy emocionante!
¡Te ha sacado de las tinieblas y te ha traído a la luz, y estás
de camino al Cielo!
Compartir con alguien lo que Dios ha hecho en tu vida
se conoce como tu “testimonio.” Es muy importante dar
testimonio del modo en que la gracia y la misericordia de
Dios te han salvado, pues es posible que la gente con la que
hables no conozca a Jesús. ¡Con tu ayuda, podrían llegar al
conocimiento salvador de Cristo! ¡Es maravilloso pensar
que alguien podría estar en el Cielo por toda la eternidad
porque tú tuviste el valor de hablar con ellos acerca de la
gracia de Dios!
Compartir tu testimonio no es solo algo agradable de
hacer; es una feliz responsabilidad. Jesús ordenó a sus dis-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 6


¡ P a r ticipa !

cípulos que fueran y hablaran al mundo acerca de Él. Ahora


que sabes que Cristo murió para perdonarte los pecados y
ofrecerte vida eterna en el Cielo con Él en vez del infierno
eterno sin Él, tienes que compartir estas Buenas Nuevas
con otros. Guardar esta verdad para ti mismo es una gran
pérdida.
¿Te imaginas lo que pasaría si hubiera un gran
descubrimiento médico contra el cáncer y los médicos se
guardaran esa información para sí mismos? Si los médicos
se mantuvieran en silencio perecerían muchas personas que
de otro modo podrían beneficiarse de ese conocimiento.
¡La verdad es que la gracia de Dios es una noticia más
importante que cualquier vacuna o remedio! Su mensaje
de salvación es la cura definitiva para todas las personas en
este mundo.

COMPARTIR LAS BUENAS


NUEVAS DEL EVANGELIO
En algún momento, todas las vidas llegan a su fin. Sin
embargo, pocos están dispuestos a aceptar que su espíritu
vivirá para siempre.
La eternidad no es una opción. Ya sea que pasen la
eternidad en el Cielo o en el infierno, la van a pasar en
algún lugar. Creer o no creer en la eternidad no cambia el
hecho de que algún día llegará. Jesús hizo todo lo que estaba
en sus manos para facilitar que todos pasemos la eternidad
en el Cielo con Él. Pero nos ha dejado a nosotros, Sus hijos,
la responsabilidad de hacer que el mundo conozca estas
Buenas Nuevas.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 7


¡ P a r ticipa !

La palabra “Evangelio” significa “Buenas Nuevas,” y el


Evangelio contiene las Palabras de ánimo y esperanza de Dios.
La Biblia no es solo un registro de la historia; también pro-
porciona respuestas a los conflictos de la gente y mucho más.

¡ENTREGA ESPECIAL!
Cuando escribes una carta a un amigo o a un miembro
de la familia, debes llevarla a la oficina de correos, y con-
fiar en que la entregarán en la dirección que has indicado.
Probablemente, las palabras que escribiste son especiales y
tienen un propósito. Qué gran decepción sería que esa carta
nunca llagara, que la oficina de correos la olvidara o simple-
mente que optara por no entregar tu carta.
Del mismo modo, Dios tiene una “carta” que debe ser
entregada al mundo, y él nos ha confiado Su Palabra y el
mensaje del Evangelio que contiene. Como el cartero, debe-
mos llevar fielmente al mundo las Buenas Nuevas acerca de
Jesús. Dios no admite que esto sea opcional para nosotros,
debemos estar preparados para compartir el Evangelio, “a
tiempo y fuera de tiempo” (2 Timoteo 4:2).
Él no dice: “Si te acuerdas, cuéntales a tus amigos
quién soy”; tampoco dice: “Si pudieras, te agradecería que
le hablaras a tu familia acerca de Mi Hijo Jesús y de todo
lo que Él ha hecho por ellos”; Él no pide: “Si no te resulta
demasiado incómodo, ¿podrías compartir el Evangelio con
tus compañeros de trabajo?” No, en realidad, en Su Palabra
nos dice claramente que debemos ir y hacer discípulos de
todas las naciones.
Antes de ascender a los Cielos, Jesús dijo a sus discípu-

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 8


¡ P a r ticipa !

los que fueran por todo el mundo e hicieran discípulos


cristianos, bautizándolos y enseñándoles a obedecer todos
Sus mandatos (Mateo 28:19-20). Esta es nuestra “Gran
Comisión.”
Por favor, entiende que este versículo no te ordena ir
a todas las naciones del mundo, aunque Dios suscite den-
tro de ti el deseo de ir a un país extranjero y compartir el
Evangelio con sus habitantes. Tú tienes tu propio círculo
de amigos y familiares, a los que nadie puede influir tanto
como lo harías tú mismo: estas personas son tu prioridad.
Una vez que hayas alcanzado a otros para Cristo, ellos se lo
dirán a otros, y estos se lo dirán a otros más, hasta que las
Buenas Nuevas de Jesucristo lleguen a todo el mundo.
Es posible que pienses: “Yo no tengo suficientes cono-
cimientos acerca de Dios y de la Biblia como para compar-
tir mi fe.” Pues bien, Jesús le dijo a una mujer samaritana
cómo podría ser salva. Su vida era un desastre, pero ella le
entregó su corazón a Jesús e inmediatamente partió hacia
su pueblo para contar a otros lo que Jesús le había dicho.
Como resultado de su testimonio, “muchos de los samari-
tanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la
mujer” (Juan 4:39). ¿No es maravilloso? Ella solo llevaba
unas pocas horas siendo cristiana y a pesar de ello, Dios la
usó para traer a otros a la fe.
No te preocupes sobre lo que no sabes. Igual que lo hizo
con la samaritana, Dios puede usar lo que sí sabes para
guiar a otros hacia Él. Alégrate porque Dios te ha confiado
su valioso Evangelio; ¡no temas compartir con otros este
mensaje maravilloso y vivificante!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 0 9


¡ P a r ticipa !

Y recuerda, tú no eres responsable de que alguien acepte


a Jesús como su Salvador. Esa es la obra del Espíritu Santo.
Tu responsabilidad es compartir tu testimonio acerca de
Jesús mediante la verdad y la gracia.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 0


C A P Í T U L O
N U E V E

Libra Una
Guerra
E
xisten dos fuerzas

espirituales en este mundo.

Puedes pensar en ellas como

la luz y la oscuridad o el bien

y el mal. Llámalas como

quieras; simplemente son

Dios y Satanás.
L i b r a U na G ue r r a

EN EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS Dios creó a todos


los ángeles, y lo hizo dotándolos de libre albedrío, incluidas
las opciones de servirlo y adorarlo. Lucifer era un ángel
muy hermoso que al parecer había sido creado para liderar
la adoración en los Cielos (Ezequiel 28:13).
 Un día Lucifer se llenó de orgullo. Quería recibir toda la
atención y adoración de los Cielos, y creyó que lo podría con-
seguir. Un tercio de todos los ángeles apoyaron a Lucifer en sus
esfuerzos por derrocar a Dios y tomar Su trono, y se volvieron
contra Dios, su Creador y Señor. Por su rebelión, Dios desterró
a Lucifer (Satanás) y a los ángeles (demonios) que lo secund-
aron a una condenación eterna y a un futuro de destrucción
en los abismos de fuego del infierno (Isaías 14:12-15). A día de
hoy, y como resultado de esta rebelión, Satanás y sus demonios
siguen atacando activamente a la humanidad.
  La verdad es que Dios ha obtenido una victoria total
sobre Satanás. Satanás ya está derrotado, ha perdido, pas-
ará la eternidad en el infierno. Satanás es un mentiroso y
un defraudador; su plan es “matar, robar y destruir.” Por el
contrario, Jesús dijo que Él vino para que tengamos vida y
la tengamos en abundancia (Juan 10:10). ¡Recuerda que la
victoria ya es nuestra!

UNA BATALLA ESPIRITUAL


Efesios 6:10-12 nos dice claramente que nuestra lucha
no es física sino espiritual, es una batalla que debe librarse
en el reino del espíritu:
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y
en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios,
para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 2


L i b r a U na G ue r r a

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra


principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes.”
Aunque te pueda parecer una película de ciencia fic-
ción, te aseguro que la guerra es muy real. Existe un mundo
espiritual, tan real como el mundo natural en el que tú y yo
vivimos. Sin embargo, este reino espiritual es invisible a los
ojos. Dentro de este reino se llevaba a cabo una feroz batalla
por tu alma. ¡Pero Dios ganó esa batalla cuando tú mencio-
naste el nombre de Jesús! Cuando le pediste a Jesús que te
perdonara los pecados y que entrara en tu corazón, Él hizo
precisamente eso. Ahora Jesús mora en tu interior. Dios te
libró de la potestad de las tinieblas y te trasladó al Reino de
Su amado Hijo (Colosenses 1:12-14).

EL PODER INTERIOR
El Espíritu Santo vive dentro de ti y la sangre que Jesús
derramó en la Cruz cubre tus pecados. ¡Jesús ha comprado
tu vida con Su sangre, y ha depositado Su espíritu dentro
de ti! Eres propiedad de Dios, comprada al precio más alto
posible. Un día, el Señor volverá, y cuando lo haga, te rec-
lamará como Suyo, pues el sello del Espíritu Santo de Dios
está sobre ti.
Hechos 20:28 nos habla de: “La iglesia del Señor, la cual
él ganó por su propia sangre.” Jesús pagó el precio máximo
entregando su vida. Dios nunca habría permitido que Su
único Hijo sufriera y pereciera por una Iglesia que tuviera
limitaciones. ¡DE NINGUNA MANERA!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 3


L i b r a U na G ue r r a

Debes entender que has obtenido una victoria total


sobre el poder del enemigo gracias al poder de Jesús que
hay en tu interior. Ante el nombre de Jesús, temblarán todos
los demonios en la tierra y bajo esta. No obstante, que seas
un hijo de Dios no significa que las fuerzas de Satanás te
van a dejar en paz. Por el contrario, ahora está más molesto
que nunca porque has escapado de sus garras. Antes estabas
condenado a una eternidad en el infierno junto con él, pero
ahora ¡tienes derecho a una vida abundante y a una eterni-
dad en el Cielo con un Dios amoroso!
Satanás intentará enfrentarse a ti, ponerte a prueba,
seducirte para que cometas pecados y engañarte. Cuando
el diablo trate de robarte la vida, la familia, el matrimonio,
el trabajo o las finanzas, tienes que hacer lo que Santiago
ordenó hacer a los creyentes: “Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). Dirígete
a Satanás en voz alta y ordénale que huya en el nombre de
Jesús. Te enfrentarás a batallas espirituales durante toda tu
vida, pero no olvides nunca que Dios ganó la guerra con-
tra Satanás cuando Cristo pagó por nuestros pecados en la
Cruz.
Nunca temas ni te dejes intimidar por el poder del ene-
migo, porque Aquel que está en ti es mayor que el que está
en el mundo (1 Juan 4:4).
Jesús nos promete: “Todo lo que atéis en la tierra, será
atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desa-
tado en el cielo” (Mateo 18:18). En el nombre de Jesús tienes
el poder para atar las fuerzas espirituales de las tinieblas que
vengan contra ti, tu familia y las circunstancias de tu vida,
cualesquiera que estas sean.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 4


L i b r a U na G ue r r a

Esto es la guerra espiritual: atar los poderes de las tinieblas


en el nombre de Jesucristo y por la “autoridad delegada” que
nos ha otorgado.
La autoridad delegada es la que tiene un policía local. Si
su poder no es suficiente, tiene el respaldo de todo el departa-
mento de policía. Si eso no es suficiente, la aplicación de la ley
estatal lo respalda. Y si se requiere más fuerza, todo el ejército
del país apoyará a ese oficial local. Aunque seas un nuevo
creyente solitario, el poder del Dios de la eternidad te apoya
en cada prueba y en cada batalla espiritual que enfrentas.

LA VICTORIA SOBRE LA ENFERMEDAD


  Cuando hayamos atado los principados y potestades
en el mundo del espíritu, podremos “desatar” el Espíritu de
Dios sobre las circunstancias y situaciones que enfrentamos
(Mateo 18:18).
Permíteme darte un ejemplo. Supongamos que debes
hacer frente a una enfermedad física. ¿De dónde viene la
enfermedad? Viene de Satanás. La enfermedad es el resul-
tado de la maldición que cayó sobre el mundo cuando Adán
y Eva pecaron y desobedecieron a Dios en el Jardín del
Edén. Dios no quería que experimentáramos el pecado, la
enfermedad o la muerte.
  Pero cuando Adán y Eva utilizaron su libre albedrío
para desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido del
árbol del conocimiento del bien y del mal, trajeron una
maldición sobre todos los hombres y mujeres que habrían
de nacer. El resultado fue que el pecado, la enfermedad y
la muerte entraron en el mundo. ¡Gracias a Dios porque

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 5


L i b r a U na G ue r r a

no nos dejó en ese estado! Él envió a Su Hijo a sufrir y a


morir para que pudiéramos vivir, no solo en la eternidad,
sino también aquí, en esta vida. Jesús tomó sobre Sí los
pecados del mundo y pagó la pena de muerte por el pecado
del hombre.
 Por tanto, ¿qué puedes hacer?
1. Haz frente al espíritu de la enfermedad en el
nombre de Jesús. Por el poder del Espíritu Santo,
ata el espíritu de la enfermedad de tu vida o de la
vida de otro en esta tierra.
2. Pídele a Dios que ate el espíritu de la enfermedad
en los Cielos.
3. Libera la salud en tu vida. Libera el Espíritu de
Cristo Resucitado que habita en ti para que dé
vida a tu cuerpo. Romanos 8:11 dice: “Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús
mora en vosotros, el que levantó de los muertos a
Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”
4. Pídele a Dios que libere la curación de tu cuerpo.
Como ya señalé, Jesús enseñó sobre el poder que
tenemos para “atar” y “desatar.” Dijo que aquello
que ates en la tierra será atado en el Cielo y lo
que desates en la tierra será desatado en el Cielo.
¡Debemos recordar este pasaje de las Sagradas
Escrituras!
No siempre obtenemos de Dios una curación milagrosa.
A veces usa nuestras dificultades para crear una mayor
dependencia de Él. A pesar de ello, te puedo afirmar con

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 6


L i b r a U na G ue r r a

seguridad que todo aquel que conoce a Jesús como Salvador


experimentará la sanación; algunas veces será inmediata,
otras, se tomará un tiempo, pero ¡TODA enfermedad será
eliminada en el Cielo!
Si no obtienes una curación inmediata, sigue insistién-
dole al Señor y pídeselo con fe.

¡TÚ ESTÁS EN EL EQUIPO GANADOR!


No temas, Dios está de tu parte, Él también vive en ti.
Nada te puede dañar, salvo que tú lo permitas. Y no se pre-
sentará ninguna dificultad en tu vida que Dios no emplee para
hacer que te asemejes más a Jesús. La Biblia nos recuerda:
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado
de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado
por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído
y seducido. Entonces la concupiscencia, después que
ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:13-15).
Ninguna tentación se puede apoderar de ti, a no ser que
cedas.
Y recuerda, ¡no tienes que luchar solo! Si lo intentas,
seguramente fracasarás. Pablo afirma: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
 Cuando te sientas tentado, busca una salida. Dios pro-
mete darte siempre una vía de escape. Pablo escribe: “No os
ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero
fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 7


L i b r a U na G ue r r a

salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).


No esperes que esa salida se te presente con luces de
neón o que Dios misteriosamente te transporte a otro lugar.
A menudo, la salida consiste en decir con rotundidad:
“¡NO!” Dios te dará la fuerza que necesitas para resistir la
tentación; depende de ti que accedas a Su fuerza.
Te encuentras en una guerra espiritual, y ahora debes
aprender a defenderte. Como sucede con cualquier batalla,
es esencial que te protejas, que te coloques tu armadura
espiritual y que selecciones tus armas. El apóstol Pablo
utiliza la armadura y la batalla como una metáfora de
cómo reservamos nuestros corazones y mentes para Cristo.
Efesios 6, enfáticamente declara:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que
podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado
todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros
lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de
justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio
de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo
tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y
velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos” (Efesios 6:12-18).

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 8


L i b r a U na G ue r r a

En el reino espiritual existe una guerra luchando por


tu alma. Cuando te colocas la armadura de Dios y escoges
la espada del Espíritu (la Palabra de Dios) en el nombre
de Jesús, puedes hacer frente a cualquier enemigo. No te
sientes a esperar a que el enemigo venga a ti. No luches una
guerra defensiva en el reino del espíritu. ¡Tú no puedes
observar pasivamente cómo desgarra el enemigo la trama
misma de tu vida! ¡Debes pasar a la ofensiva! ¡Debes salir
al ataque en nombre de Jesucristo!

LA GUERRA ESPIRITUAL
La mayoría de las veces, las batallas espirituales se manifi-
estan en el mundo natural cuando el enemigo intenta atacarte
a ti o a tu familia. Si esto ocurre, ¡mantente firme en nombre
de Jesús! ¡Ejerce tu autoridad sobre el poder del enemigo!
No hay duda de que estás en guerra. Pero la pregunta
es: “¿Estás dispuesto a luchar?” Jesús declara: “El reino
de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”
(Mateo 11:12). Ya es hora de que te pongas la armadura de
Dios y seas espiritualmente agresivo contra las fuerzas que
atacan tu vida. Recuerda: Jesús nos ha dado la autoridad
para atar y desatar en la tierra y en los Cielos donde se
libran las batallas espirituales.
Es hora de librar la guerra espiritual mediante la
oración. Rechaza todo espíritu de oscuridad que venga con-
tra ti o tu familia y ata ese espíritu en nombre de Jesús y por
la autoridad que Él te ha delegado. ¡Has sido oficialmente
designado para ello!
Sé específico sobre el asunto de la batalla. Si el ataque

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 1 9


L i b r a U na G ue r r a

va dirigido contra ti o tu familia, declara al diablo: “¡En


el nombre de Jesús, por el poder del Espíritu Santo y la
autoridad de la Palabra de Dios, aléjate de mi vida y de la
vida de mis seres queridos!” Y continúa orando. El diablo
no cede fácilmente, pero tenemos la “fuerza mayor” dentro
de nosotros. Continúa orando hasta que experimentes la
victoria de Dios.
En Lucas 10:19 Jesús dice: “He aquí os doy potestad de
hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del ene-
migo, y nada os dañará.”
Ya no es necesario que luches contra las dificultades y
los problemas de la vida con tus propias fuerzas. ¡Ni siqui-
era lo intentes! Confía en la fuerza y en el poder de Dios
que tienes en tu interior para derrotar todos los poderes del
enemigo.
A veces los problemas pueden ser intangibles. Es
posible que sientas el agobio del espíritu de la depresión, de
la opresión o de la soledad. Lucha igualmente contra estos
espíritus, llámalos por su nombre y átalos en el nombre de
Jesucristo. Clama en voz alta las promesas de Dios sobre ti
en las Sagradas Escrituras. ¡Lucha por tu vida; no te rindas!
Cuando te sientas débil, el Señor será tu fortaleza. ¡El diablo
te atacará, pero no podrá hacerte daño! ¡Eres un hijo de
Dios!

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 0


C A P Í T U L O D I E Z

El Regreso
de Cristo
L
a muerte no pudo retener

a nuestro Salvador. Bajó a las

profundidades del infierno

y arrebató a Satanás las llaves

de la muerte y del sepulcro.

Al tercer día, Jesús resucitó.


E l Reg r eso de C r isto

Tras resucitar de entre los muertos, Jesús vivió en la


tierra con sus discípulos durante 40 días enseñando, predi-
cando y demostrando que Él era quien decía ser: ¡Jesucristo,
el hijo del Dios viviente!
Este solo hecho es lo que diferencia al cristianismo de
todas las demás religiones. Verás, todos los demás dioses
murieron y aún están muertos; ninguno de ellos pudo hacer
lo que Jesús hizo por nosotros. Ninguno conquistó la muerte
y el sepulcro ni ofreció el camino hacia una vida verdadera.

¡JESÚS ESTÁ PREPARANDO UN HOGAR PARA TI!


 Cuando le llegó el momento de regresar al Cielo, Jesús
no abandonó este mundo a través de la muerte. Ascendió
hacia las nubes y fue conducido al Cielo ante la mirada de
sus discípulos (Hechos 1:9).
Antes de morir, Jesús hizo una promesa a los discípulos
en Juan 14:2-4: “En la casa de mi Padre muchas moradas
hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a prepa-
rar lugar para vosotros... vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y
sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.”
Luego Tomás, otro de Sus discípulos le preguntó cómo
podrían saber a dónde iba Él de modo que ellos también
pudieran llegar. Y Jesús respondió: “Yo soy el camino, y la ver-
dad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Seguir a Jesús es el único camino a la vida.

¡SOLO HAY UN CAMINO!


Jesús dijo a sus discípulos que Él iba al Cielo a preparar

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 2


E l Reg r eso de C r isto

un lugar para ellos, y que un día regresaría y los llevaría


para que estuviesen con Él. Jesús regresará un día a la tierra
por la Iglesia, Su “Novia” y nos llevará al Cielo a vivir para
siempre. Hasta ese día, debemos seguir el Camino que ha
sido despejado. Hay un solo Camino hacia el Cielo, y es
a través de Jesucristo. Mucha gente se tropieza con Jesús
como único medio de salvación. En cambio, deberían emo-
cionarse porque Dios, al menos, ha provisto un Camino.
¡Alabado sea Dios por su maravillosa provisión para aquel-
los de nosotros que confiamos en Jesús!

LOS “ÚLTIMOS DÍAS”


Cuando una persona habla de los “últimos días,” la
“segunda venida” y el “arrebato” de la Iglesia, se refiere
al día en que Jesús regresará. Nadie sabe la hora o el día
exacto, pero sí sabemos que Dios es fiel a Su Palabra, y que
nuestro Salvador regresará un día, tal como prometió.
El regreso de Cristo no será como su primera venida,
cuando nació y fue colocado en un humilde pesebre. Su
regreso será en la gloria Celestial con sonidos de trompeta
pues retorna victorioso a buscar a Sus hijos. El apóstol Pablo
se refiere a este día en 1 Tesalonicenses 4:16-17: “Porque el
Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos,
los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente
con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor.”  
Pablo continúa, animándonos a “alentarnos los unos los

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 3


E l Reg r eso de C r isto

otros” con estas buenas noticas. Sé que a veces la vida puede


resultar difícil, pero es importante que cultivemos una
perspectiva eterna, contemplando nuestra futura “vuelta a
casa” con un anhelo tal que ¡encontremos consuelo y for-
taleza para vivir bien para Jesús, ahora!  
En lo que resta de la carta a los Tesalonicenses, Pablo
aseguró a sus lectores que la venida del Señor no es un día
que haya que temer. En el versículo 9 y 10 del siguiente
capítulo afirma que “Porque no nos ha puesto Dios para
ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor
Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que
velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.” Pablo
insta a sus lectores a que no se obsesionen con la segunda
venida de Cristo y que no se olviden de vivir el momento.
Como cristianos, seguramente sentimos alegría pen-
sando en el día del regreso de nuestro Señor. Hasta
entonces, es importante que vivamos según las palabras de
Pablo en el versículo 8: “Seamos sobrios, habiéndonos ves-
tido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de sal-
vación como yelmo.” Debemos vivir cada día al máximo. El
mañana nunca se nos ha prometido, de modo que debemos
siempre compartir la luz y el amor de Cristo ¡hasta el día
que escuchemos el sonido de la trompeta!

SER BENDECIDO Y SER UNA BENDICIÓN


Con toda seguridad, los ángeles se regocijan en el Cielo
por tu salvación, y ¡yo me uno a ellos en acción de gracias
por ti! ¡Has dado un paso hacia una vida emocionante! Son
muchas las bendiciones maravillosas que te esperan, no solo

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 4


E l Reg r eso de C r isto

en esta vida, sino también en la vida por venir. Espero que


este libro te haya ayudado a abrir una puerta que te muestre
lo que significa una relación personal e íntima con Jesucristo;
el significado de “nacer de nuevo” y de ser cristiano.
He intentado explicarte algunas verdades espirituales
básicas contenidas en la Biblia. Sé que comprendes que cada
título o capítulo de este libro podría haber sido un libro
independiente, pero esa no era mi intención. Sencillamente
quiero que este libro te ayude a encausar tu relación per-
sonal con el Señor Jesucristo en la dirección correcta.
Pase lo que pase en tu vida, recuerda siempre confiar
en el Señor. Él nunca te dejará ni te abandonará. Dios es
un Dios fiel. ¡Él te ha traído hasta aquí, y Él te acompañará
hasta el final!
Amigo mío, al comenzar tu nuevo camino con Cristo,
mis oraciones son para que...
• La luz del amor de Cristo resplandezca tanto a través
de ti que nadie pueda negar el cambio en tu vida.
• Reboses de la alegría del Señor y aprendas a obtener
tu fuerza de Él.
• Su insuperable paz llene tu corazón y tu mente en
todo momento.
• Aprendas a apoyarte en Su maravillosa gracia y a ser
renovado por Su misericordia cada mañana.
• Aprendas a confiar en que la mano de Dios te guía y
que te dirijas a Él en busca de orientación.
• Seas lleno del poder del Espíritu Santo.
• Sientas hambre y sed de justicia.
• Camines diariamente con Cristo, llevando una vida
que atraiga a otros hacia Él.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 5


E l Reg r eso de C r isto

Sigue adelante, querido amigo, para ganar el premio


para el que Dios te ha llamado. Haz que tu luz brille con
fuerza para que todos puedan ver a Cristo en ti. Y un día,
estarás en el Cielo, ante tu Señor Jesús y escucharás las
maravillosas palabras de tu Salvador y Amigo: “!Bien, buen
siervo y fiel... entra en el gozo de tu señor!” (Mateo 25: 21).
Amén.
Mi esposa Barbara y yo, junto al equipo de Inspiration
Ministries, agradecemos la oportunidad de unirnos a ti en
oración por cualquier necesidad que te pueda surgir en tu
nueva vida en Cristo.
Por favor, llama, escribe o envía un correo electrónico
para contarnos cómo podemos orar por ti o servirte a
medida que continúas creciendo en Jesús.
Recuerda siempre que...
¡Estamos aquí para usted!

Inspiration Ministries
PO Box 7750
Charlotte, NC 28241
En español llame: 866-556-5186
inspiration.org

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 6


Pasajes de las
Sagradas Escrituras
para darte ánimo
A LO LARGO DE LOS AÑOS, he descubierto que memorizar
versos de la Biblia me ayuda a fortalecer mi confianza en el Señor,
mi confianza en la batalla espiritual y mi efectividad en la vida
por Cristo de todos los días. Te animo a que en los próximos
meses memorices los versículos siguientes. ¡Sería un gran logro
que aprendieras un versículo nuevo a la semana! Te sorprenderá
ver cómo Dios te fortalecerá a medida que Su palabra penetra en
tu corazón y en tu mente.

LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN:
Romanos 10:9—“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo.”
1 Juan 5:12—“El que tiene al Hijo, tiene la vida [eterna]; el que
no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”
Romanos 6:23—“Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

EL PODER DE LA PALABRA:
2 Timoteo 3:16-17—“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra.”
Salmo 119:11—“En mi corazón he guardado tus dichos, Para no
pecar contra ti.”
P asajes de las S ag r adas E sc r itu r as pa r a D a r te Á ni m o

EL PERDÓN:
1 Juan 1:9—“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Salmo 103:12—“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

EL CONSUELO Y LA PAZ:
Filipenses 4:6-7—“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo enten-
dimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos
en Cristo Jesús.”
Juan 14:27—“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el
mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

LA ORACIÓN:
Hebreos 11:6—“[Él] es galardonador de los que le buscan.”
Lucas 18:1—“La necesidad de orar siempre, y no desmayar.”
Filipenses 4:6-7—“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús.”

LA CONFIANZA:
Proverbios 3:5-6—“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no
te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus
caminos, Y él enderezará tus veredas.”
Romanos 8:28—“Sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados.”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 8


P asajes de las S ag r adas E sc r itu r as pa r a D a r te Á ni m o

LA VICTORIA:
Romanos 8:37—“En todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó.”
1 Juan 5:4-5—“Esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que
Jesús es el Hijo de Dios?”

LA ADORACIÓN:
Salmo 34:1,3—“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza
estará de continuo en mi boca. Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.”
Salmo 95:6-7—“Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos
delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.”
Salmo 16:11—“En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a
tu diestra para siempre.”
 

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 2 9


Glosario
Abba: un término cariñoso para referirse a Dios, literal-
mente significa “papi.”
Abogado: un término legal, que hace referencia a aquel que
aboga por la causa de otro; en el caso de la salvación, Jesús
es nuestro Abogado, que testifica en nuestro nombre ante
Su Padre que estamos libre de culpa, debido a que confia-
mos en Él para ser salvos.
Adoración: expresión de devoción y alabanza a Dios.
Ángeles: seres espirituales que sirven a Dios en adoración,
llevan mensajes especiales y brindan protección y asistencia
al pueblo de Dios. 
Arrepentimiento: alejarnos del pecado; literalmente una
renuncia, un cambio de postura radical respecto al pecado
para seguir los caminos de Dios; un cambio de mentalidad.
Bautismo: un sacramento que simboliza la muerte del nuevo
cristiano a su antigua vida de pecado y su renacimiento en
Cristo. También significa la declaración pública o identifi-
cación de que Jesús es el Señor.
Compañerismo: reunirse con otros creyentes; comúnmente
se refiere a momentos comunes de adoración y celebración.
Creyente: aquel que encuentra la salvación mediante la fe
únicamente, solo por la gracia, solo por Cristo.
Cristianismo: relación de las personas con Cristo, confor-
mada por las enseñanzas de Cristo y registradas por los
autores de las Sagradas Escrituras.
G losa r io

Cuerpo de Cristo: la mayor comunidad cristiana y todas


las personas del mundo que forman parte de ella.
Demonios: espíritus malignos, ángeles que fueron expulsa-
dos del Cielo al apoyar a Lucifer en su rebelión contra Dios.
Día de Cristo Jesús: el día en que Jesús regresará a la tierra
para llevar a Sus seguidores con Él a Su hogar en el Cielo.  
Día de reposo: un día especial de descanso, dado por Dios
al hombre. También llamado el “día del Señor,” un tiempo
reservado para la adoración y el descanso.
Diezmo: dar una décima parte de tus ingresos para la obra
de Dios.
Discípulo: alguien que acepta las opiniones de un maestro
y se adhiere a esas enseñanzas; somos “discípulos” de las
enseñanzas de Jesucristo y de toda la Biblia.
Sagradas Escrituras: otro término para referirse a la Biblia,
la voluntad revelada de Dios a sus hijos y escrita por hom-
bres bajo el poder del Espíritu Santo.
Espíritu Santo: la tercera persona de la Trinidad. Él nos
faculta, enseña, consuela y acusa del pecado. Es igual a Dios
Padre y a Dios Hijo.
Evangelio: las “Buenas Nuevas” de que Jesús es el camino
de la salvación para todos los creyentes.
Expiar: cubrir o limpiar; la reconciliación del hombre con
Dios a través de la sangre de Jesucristo, que cubre nuestros
pecados.
Fe: la creencia de que algo es cierto; incluso, aunque no lo
podamos ver ni comprender. En el reino espiritual, creemos
por la fe en un Dios que no podemos ver. A nivel práctico,

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 3 1


G losa r io

la fe es responder simplemente en obediencia a lo que crees


que es la voluntad de Dios para tu vida.
Gloria: esplendor, honor, resplandor, alabanza, distinción y
majestuosidad de Dios; Su perfección infinita.
Gracia: la misericordia, el favor, el poder y las bendiciones
inmerecidas que Dios otorga a todos los que creen en Jesús
como Salvador.  
Gran Comisión: la llamada que Dios hace en la vida de
todos los creyentes para que hablemos a otros acerca de la
salvación en Jesús.
Guerra espiritual: lucha contra las fuerzas espirituales de la
oscuridad por el poder del Espíritu Santo y la autoridad de
la Palabra de Dios.
Heredero: una persona que tiene derecho a heredar las
propiedades, posesiones o beneficios de alguien que qui-
ere darle algo especial a esa persona. Nosotros heredamos
la salvación, las bendiciones y las promesas de Dios, y en
última instancia, la vida eterna en el Cielo porque somos
“herederos” junto con Cristo.  
Iglesia: comunidad universal de los seguidores de Cristo.  
Jehová Jireh: el Señor Dios es nuestro “proveedor.”
Jehová Rapha: el Señor Dios es nuestro “sanador.”
Jehová Shalom: el Señor Dios es nuestra “paz.”
Justo: santo; cuando aceptamos a Jesús como Salvador y
Señor, cambiamos nuestro pecado por la justicia de Jesús;
somos, en esencia hechos “justos” para Dios cuando somos
salvos.  
Libro de la vida del Cordero: un libro en el que se registran

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 3 2


G losa r io

los nombres de todos los hijos de Dios; el Día del Juicio,


todos aquellos cuyos nombres están en este libro entrarán
al Cielo por toda la eternidad.
Lucifer: literalmente, “estrella de la mañana”; nombre de
Satanás antes de ser expulsado del Cielo por Dios debido a
su rebelión.  
Lugar Santísimo: la parte más interior del templo donde se
situaba el arca de Dios y donde residía Su presencia en la
tierra. Era el lugar donde el sumo sacerdote experimentaba
la presencia de Dios y llevaba una ofrenda para hacer expi-
ación por los pecados del pueblo. 
Nacer de nuevo: experimentar un renacimiento espiritual,
donde literalmente pasamos de la condenación espiritual
(debido a nuestro pecado) a la vida eterna porque confe-
samos oralmente y creemos en nuestro corazón que Jesús
es el Señor. Cuando nacemos de nuevo, el Espíritu Santo
da nueva vida a nuestro espíritu: Cristo nace en nosotros
espiritualmente.
Ofrendas: regalos especiales que presentamos a Dios
además de nuestros diezmos.
Oración: conversación con Dios que a menudo incluye
adoración, petición de perdón personal y peticiones por las
necesidades personales y las necesidades de otros.
Pacto: un contrato o promesa eterna y sagrada entre Dios
y el hombre. Jesús garantiza la Alianza que asegura la sal-
vación eterna a aquellos que depositan su confianza en Él.
Palabra de Dios: otro término para referirse a la Biblia, una
colección de 66 Libros individuales, escritos por profetas,
sacerdotes y apóstoles bajo la dirección del Espíritu Santo.

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 3 3


G losa r io

Parábola: relatos o ilustraciones de la vida cotidiana que


Jesús utilizó para enseñar una lección espiritual.  
Pecado: desobediencia a Dios. 
Resurrección: ser levantado de entre los muertos; la más
significativa, cuando Jesús fue levantado de entre los muer-
tos después de haber sido crucificado en la Cruz y enterrado
en una sepultura. 
Salvación: el proceso de ser salvos mediante la muerte, la
sepultura y la resurrección de Jesús, y nuestra confianza en
Su sacrificio como única forma de lograr la aceptación de
Dios y ser liberados de nuestro pecado y vergüenza.
Salvador: Jesús, que es el único camino por el cual podemos
ser salvados del pecado y la muerte. 
Satanás: el diablo; enemigo malvado de Dios y enemigo de
todos los creyentes.
Segunda venida: cuando Jesús regrese a la Tierra por
segunda vez para juzgar a la humanidad y llevar a Sus segui-
dores al Cielo para siempre. 
Tentación: incitación a hacer algo malo.  
Testimonio: decir a otros cuánto nos ama Dios y lo que Él
ha hecho por nosotros.  
Trinidad: las tres personas distintas de Dios, Dios Padre,
Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Uno de los grandes miste-
rios de la fe es que son al mismo tiempo: uno, independien-
tes e iguales.
Ungido: apartado o consagrado para uso santo o sagrado;
Jesús es el “Cristo,” que literalmente significa “el ungido.”

¡LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN EN EL CIELO! 1 3 4


Acerca del Autor
 
DAVID CERULLO es el Fundador,
Presidente y Director General de
Inspiration Ministries. Situado en Indian
Land, Carolina del Sur, EE. UU., Un
ministerio dedicado a impactar a la
gente para Cristo en todo el mundo a
través de los medios de comunicación
desde 1990. David adoptó un enfoque ministerial menos
tradicional. Es licenciado en administración y dirección de
empresas por la Universidad Oral Roberts. Es autor de más
de 15 libros y ha sido distinguido con un título honorífico
de doctor en ministerio. David y Barbara llevan casados
más de 40 años, y tienen dos hijos y cinco nietos.
vés de la oración

d !
Ayudándolo a cambiar su mundo a tra

¡E s ta m os a q u í p a r a u s te
¿Necesita que alguien ore con usted por una necesidad
financiera… sanidad física… una adicción… una relación
rota… o por su crecimiento espiritual con el Señor?
Nuestros ministros de oración del Centro de Oración de
Inspiration Ministries están aquí para usted. Porque Dios es
bondadoso y fiel, Sus oídos están atentos a las oraciones que
se hacen en este lugar (2 Crónicas 6:40).
Permita que nuestro ungido personal del ministerio
interceda en su nombre ante Dios mediante la Oración en
Acuerdo para la victoria de prosperidad que necesita.

Para ponerse en contacto con nuestro


Centro de Oración Internacional, visite inspiration.org/prayer
o en español llame: 866-552-3098
¡Hay regocijo
en el Cielo!
¿Sabías que cuando aceptas a Jesús como
tu Salvador y Señor, los ángeles, literal-
mente, se regocijan en el Cielo? De hecho,
Jesús dijo que hay más gozo en el Cielo por
una persona perdida que se acerca a la fe que
por alguien que ya lo conoce a Él (Lucas 15:7).
Quiero celebrar tu nueva fe y ayudarte a crecer
en tu relación personal con Jesús. En este libro,
aprenderás el significado de ser un “seguidor de
Cristo,” con todas las alegrías, las promesas y
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