Competencia de

Eduardo S. Leguizamón
Departamento de
Sistemas de Producción-Malezas

malezas
Facultad de Ciencias Agrarias / CONICET

Maleza
Universidad Nacional de Rosario

Procedimientos para su monitoreo en cultivos extensivos 69

y emisión de alertas de tratamientos de control

Revista Especial
Palabras claves:
Malezas, pérdida, monitoreo, alerta.
 1. Introducción
Las malezas comparten en mayor o menor medida un nicho
común de utilización espacio-temporal de recursos con las es-
pecies cultivadas, las que en su largo camino evolutivo desde
sus progenitores silvestres hasta la actualidad, exhiben sen-
dos atributos para maximizar la biomasa y/o la partición de
asimilados hacia las estructuras reproductivas (entre otros).
Dos preguntas complementarias surgen instantáneamente
ante el abordaje del manejo de malezas en un cultivo, en el
marco de un sistema de producción:
a) ¿Qué pérdida de rendimiento podrán ocasionar las male-
zas?
b)¿Cuándo deberán ser controladas?
Revista Especial
Debe señalarse como primera medida que el rendimiento ob-
tenible por el cultivo es el resultado final de una combinación
considerable de factores genéticos, ambientales y de manejo.
A este escenario concurren “actores” no invitados, las male-
zas, entre otras plagas del agroecosistema. Si la predicción del
70 rendimiento es compleja, mucho más lo es la predicción de la
pérdida.
1.2. La función de pérdida.
Maleza
Para contestar a la primera de las preguntas, se han desarrolla-
do diferentes tipos de modelos, que abarcan distintos niveles
de elaboración; desde modelos sencillos de regresión del tipo
de “caja negra” hasta otros mucho más complejos (“ecofi-
siológicos”), que identifican los recursos que intervienen en
la competencia. Uno de los más sencillos y difundidos es el
propuesto por Cousens et al. (1984). Se trata de modelo hip-
erbólico cuyos parámetros poseen un significado biológico
concreto, y que se muestra en la Figura 1.
1.3. El periodo crítico
Para contestar a la segunda de las preguntas, es necesario
incluir al tiempo de convivencia maleza-cultivo (desde una
perspectiva exclusivamente calendaria o más criteriosa, utili-
zando grados-día y/o fenología del cultivo).
El periodo crítico, en términos amplios, indica la extensión o
duración posible (en días, grados-día o etapas fenológicas) en
el cual la presencia de malezas causa una disminución signifi-
cativa del rendimiento potencial del cultivo.
Este periodo se establece a partir de la construcción de dos
funciones curvilíneas complementarias: la primera de ellas,
involucra el estudio del efecto de las malezas que emergen
junto con el cultivo, que son las que mayor impacto tienen
en la determinación del rendimiento y permiten establecer
el inicio del “periodo crítico”. La segunda función, incluye el
estudio del efecto de las malezas emergidas en etapas más
avanzadas del periodo de crecimiento del cultivo y permite
conocer la finalización del “periodo crítico”. Bedmar y Eyhe-
rabide, en base a datos de experimentos realizados durante
15 años en Balcarce, determinaron que las malezas anuales
(gramíneas y latifoliadas anuales) pueden causan una dismi-
nución del 65 % del rendimiento de maíz. La variabilidad de
esta respuesta según años fue sin embargo muy elevada: 29
al 97 %. Siguiendo metodología similar, Leguizamón y Pedrol
en Zavalla (1974-76), encontraron que el periodo crítico se
extendió por 15 ó 40 días en dos años sucesivos.
En función de lo expuesto, resulta central considerar que tanto
la función de pérdida como el periodo crítico se modifican de
acuerdo con la disponibilidad de recursos y las características
de las poblaciones de malezas (tipo de especies y habilidad
competitiva, densidad, flujo de emergencia, etc). Sin embargo
resulta de aplicación general, el siguiente criterio, a la hora de
realizar un monitoreo y/o tomar la decisión de pulverización:
• Cualquier “escenario”, factor de manejo o situación am-
biental que favorezca al cultivo y “penalice” o implique
una baja abundancia de malezas disminuirá los valores
de uno o de los dos parámetros de la función de pérdida
y reducirá el periodo crítico (que podrá iniciarse más tar-
díamente y/o culminar antes).
• Cualquier “escenario”, factor de manejo o situación am-
biental que favorezca o aumente la población de malezas
producirá un aumento de los parámetros de la función
hiperbólica y ampliará la duración del periodo crítico
(que podrá iniciarse antes o culminar después o ambas
cosas).
Conviene puntualizar que el alerta para una posible acción de
control debe entonces emitirse con anterioridad al inicio del
periodo crítico, especialmente si no se ha realizado aplicación
de un herbicida preemergente residual o bien si se observan es-
capes o nuevas emergencias, dado que transcurrirá un tiempo
hasta que un herbicida postemergente sea pulverizado y logre
controlar adecuadamente a las malezas emergidas. Los aspec-
tos relacionados con la logística de la pulverización y los aspec-
tos ambientales y climáticos también deben tener importante
consideración.
1.4. Pérdidas no competitivas
Existen otras fuentes de pérdida del rendimiento potencial,
llamadas “no competitivas” porque no involucran el consumo
de recursos:
1.4.1. Pérdidas pre-competitivas
En el caso del maíz, las plantas de este cultivo pueden “de-
tectar” la presencia de potenciales competidores a través del
fitocromo. La presencia de plantas espontáneas verdes (male-
zas) luego de la emergencia del cultivo, modifica el balance de
radiación Rojo/Rojo lejano percibido por el maíz. Esta “señal”
dispara en la joven plántula eventos que se traducen en:
• Modificación del ángulo de inserción de las hojas re-
specto de la línea de siembra (las hojas se acercan a la
posición de máxima competencia con las malezas).
• mayor relación tallo/raíz
• aumento del área foliar.
• posible disminución de la partición a grano (índice de co-
secha) en etapas maduras.
1.4.2. Pérdidas cercanas a cosecha o durante la misma.
Se refieren a los trastornos causados por las malezas de ger-
minación prolongada o “escapes” de control en épocas tem-
pranas, que se traducen en una disminución de la eficiencia de
Maleza
la cosechadora (menor velocidad, roturas, aumento de pérdi-
das por plataforma y cola), aumento de la humedad del grano
y mermas11.
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2. El manejo de malezas en maíz2: “ventanas” y oportuni-
dades para su manejo.
En la Figura 2 se ilustran los periodos citados en el texto an-
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terior, abriendo un abanico de posibilidades de manejo de
malezas, que en rigor, deben iniciarse en el barbecho anterior
(la magnitud de las flechas se aproxima a la importancia de
1 Debe considerarse además que los aportes de semillas en las etapas finales del ciclo del
cultivo, pueden implican un considerable aporte al banco del suelo y consecuentemente un
problema de mayor envergadura para el o los cultivos sucesores.
2 Para el caso de soja, las “ventanas” son similares, aunque siempre debe considerarse que
este cultivo tiene mayor habilidad competitiva que el maíz.
 cada periodo desde el punto de vista del diseño de control de
malezas).
3. El monitoreo.
El monitoreo tiene como finalidad conocer la situación de
malezas con el fin de tomar la decisión de aplicar las medidas
de prevención, erradicación o control pertinentes y prevenir
o evitar las pérdidas de rendimiento del cultivo. La toma de
decisiones en base a umbrales tiene gran predicamento y ha
sido la base del desarrollo de las técnicas de manejo integrado
de plagas (MIP), pero su aplicación en el caso de las malezas
tiene limitaciones.
Los elementos que se brindan en las próximas secciones re-
sultan centrales para obtener éxito no solo en la maximi-
Revista Especial
zación del rendimiento del cultivo actual sino también de los
futuros, en un marco de sustentabilidad.
A esta altura, un aspecto obvio pero no menos importante, es
que como primera medida, se debe saber reconocer e iden-
tificar a las especies espontáneas tanto en sus estadios juve-
72 niles como en estadios más avanzados, en forma precisa. Los
relevamientos realizados en los agroecosistemas de la pampa
ondulada durante los últimos diez años reúnen un listado flo-
rístico cercano a las 100 especies y aunque muchas de ellas
Maleza
son aún infrecuentes en los campos, permanece como adven-
ticias, pre-adaptadas, en banquinas, vías férreas, relictos y
bordes y pueden tener gran potencial invasor. Además, como
palmariamente lo muestran los casos recientes3, en general
son tolerantes a glifosato. La consulta de la bibliografía y/o
links que se brindan en las Referencias Bibliográficas per-
miten recordar, ampliar o perfeccionar el estudio de las carac-
terísticas morfológicas diferenciales de las especies listadas a
los efectos de realizar los registros de monitoreo con solven-
cia y profesionalismo.
3.1. Cuándo hacer el monitoreo?
Si se ha realizado un adecuado manejo del cultivo antecesor
y/o del barbecho posterior a éste y antecesor al cultivo que
nos ocupa, no sería necesario el monitoreo antes de la siem-
bra. De lo contrario, se realizará el primer recorrido durante
el barbecho en julio o agosto, anterior a la siembra de maíz o
bien en septiembre, anterior a la siembra de soja. Si no se han
aplicado herbicidas residuales durante el barbecho o en el
momento de la siembra del cultivo, es de esperar que la carga
competitiva por malezas sea mayor. Experimentos recientes
demuestran claramente que -al menos en maíz- no es reco-
mendable obviar a los tratamientos preemergentes, aunque
luego haya opciones en postemergencia.
Con esta salvedad y teniendo en cuenta los aspectos menciona-
dos en secciones anteriores, los monitoreos deben comenzar:
3 Commelina erecta, Oenothera spp, Malva parviflora, Parietaria debilis, etc
• En maíz, con 12-14 cm (< 15 días después de la emergencia).
• En soja, en primera hoja unifoliada (< 15 días después de
la emergencia).
A partir de allí, la frecuencia de monitoreo de malezas estará
relacionada con la evaluación de la eficacia de los tratamien-
tos preemergentes, el escenario ambiental, el crecimiento y
desarrollo del cultivo y el tipo y abundancia de malezas, pero
en líneas generales, deberán realizarse:
• Durante el periodo crítico (V3-V8 en maíz, V2-V12 en
soja).
• Al aproximarse la cosecha (R4-R5).
3.2. Ejecución del monitoreo.
La ejecución del monitoreo de malezas no es un tema sencillo
y surge de la naturaleza del problema: las malezas poseen
atributos y características que son diametralmente diferentes
de los que exhiben insectos y patógenos, las que –entre otras
cosas- influyen en su diseño de distribución espacial.
En primer lugar, el campo debe estar adecuadamente iden-
tificado con sus coordenadas claramente señaladas y debe
contarse (o realizarse) con un mapa o al menos un croquis de
la situación topográfica y otros elementos que permitan even-
tualmente “zonificar” el relevamiento, si así fuese necesario
(por ejemplo, dividiendo “loma” de “media loma” ó “bajo”),
existencias de canales, terrazas, construcciones o “taperas”,
montes, etc.
Se ofrecen seguidamente algunas normas básicas:
3.2.1. Patrón.
El monitoreo se hará siguiendo una W o según indica la figura,
sin acercarse a los bordes, accidentes topográficos, construc-
ciones o rutas o manchones específicos, los que deben moni-
torearse aparte y registrarse en el plano general del lote ya
mencionado.
3.2.2. Número de muestras.
• 10 “puntos” o sitios de muestreo para un lote de una
superficie promedio de 15 a 40 hectáreas, siguiendo el
“patrón” o recorrido mencionado anteriormente.
• El primer punto debe situarse al menos a 20 m del ingreso
o borde del campo. La distancia entre los puntos siguien-
tes se irá regulando para cumplir con el número mínimo.
3.2.3. Tamaño de cada una las muestras o sitios de muestreo.
• Círculo de aproximadamente 1.7m de radio (aproximada-
mente 10 m2) teniendo como centro al observador, sobre
la línea de siembra si la hubiere.
3.2.4. Qué contar en cada estación de muestreo?.
• Identificación y presencia de cada especie (escala cualita-
tiva = presencia / ausencia).
3.2.5. Qué se anotará al culminar las diez estaciones?
• Densidad (estimada = IPA4) de cada grupo de especies,
bajo un agrupamiento por ciclos de vida: MA (Monoco-
tiledóneas anuales) DA (Latifoliadas ó dicotiledóneas
anuales), MP (Monocotiledóneas perennes) y DP (Dico-
tiledóneas perennes). (Ver Tablas I y III en el Anexo).
• Tamaño (estimado = IPEF5) o estado de la especie domi-
nante de cada grupo de vida. Ver Tabla II en el Anexo.
3.3. Resumen de procedimientos para un lote de 15-40 has.
3.3.1. Primer monitoreo: antes de V1-V2 (< 15 días antes de V2).
• Paso 1: Realizar 10 observaciones en cada uno de los
puntos de aproximadamente 10 m2, siguiendo el modelo
de W o transecta.
• Paso 2: Estimar IPA e IPEF para (MA, LA, MP y LP).
• Paso 3. Estimar si la pérdida potencial de rendimiento del
cultivo en función de la abundancia de los cuatro grupos
de malezas se encuentra por encima o por debajo del um-
bral de tratamiento.
• Paso 4: Caracterizar el “escenario” de la situación, codi-
ficando los siguientes ítems: Estado del cultivo = B/R/M;
Condición ambiental = B/R/M, Logística de pulverización
= B/R/M.
• Paso 5. Determinar el nivel de alerta, teniendo en cuenta
el conocimiento integrado que brindan los ítems anteri-
ores. El nivel verde indica que hasta el momento no hay
riesgos de pérdida, el nivel amarillo indica que se está
en el umbral de tratamiento y que debe monitorearse en
un plazo no mayor a una semana. El nivel rojo indica que
debe procederse a la pulverización de inmediato.
3.3.2. Segundo monitoreo: durante el periodo crítico V3/4-
V8/12.
Se repite el procedimiento de muestreo. Ahora la evaluación
de malezas, incluyendo el “escenario”, se amplía a la deter-
minación de la calidad del tratamiento preemergente y/o
postemergente, con atención a los “escapes” y a las fallas de
control, los que deben anotarse y evaluarse con detenimiento
para diferenciar falencias del herbicida o presencia de bioti-
pos resistentes. No hay predicción posible de pérdidas, ya es-
tán ocurriendo. Atender los potenciales problemas (ej. aporte
de semillas o trastornos de cosecha) y proceder a emitir los
alertas según los tres niveles mencionados, ya que puede ser
necesaria una pulverización para evitar problemas no compet-
itivos, pero sí de gran importancia agronómica.
4- Indicador Poblacional de Abundancia-IPA
5- Indicador Poblacional de Estado Fenológico-IPEF
3.3.3. Tercer monitoreo: hacia la cosecha (R4-R5).
Se repite el procedimiento de muestreo. La evaluación se en-
foca a la determinación de la calidad de los tratamientos du-
rante todo el ciclo del cultivo, con atención a los “escapes” o
fallas de fallas de control, atribuibles a los tratamientos, al ci-
clo de germinación-emergencia de las malezas o a cuestiones
climáticas, que deben anotarse y evaluarse con detenimiento
para diferenciar falencias del herbicida o presencia de bioti-
pos resistentes, reuniéndose de este modo información im-
portante y valiosa para el diseño del manejo de malezas en la
campaña siguiente.
4. Marco general.
Resumiendo lo expuesto en las secciones anteriores, el
siguiente marco general debe prevalecer a la hora de la toma
de decisiones:
Maleza
• Las malezas tienen efectos múltiples, difíciles de predecir
y muy variables.
• En general sus efectos en los cultivos no se detectan rá-
pidamente: no hay daño evidente como es el caso de las 73
plagas o “signos” como en los patógenos.
• Los problemas que pueden causar superan con creces al
ciclo de los cultivos anuales.
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• Su diseño de distribución no es azaroso, sino en general,
forman “parches” o “manchones”, dificultando la esti-
mación muestral.
• El criterio de “Umbrales” muy aplicado para el caso de los
insectos o patógenos, no es útil en el caso de las malezas.
En muchos casos, como por ejemplo en perennes, ya sean
monocotiledóneas (Ej. Commelina erecta ó Sorghum ha-
lepense) o dicotiledóneas (Ipomoea spp ó Wedelia glau-
ca) y también en algunas gramíneas anuales muy fecun-
das (Ej. Eleusine indica, Digitaria sanguinalis), el umbral
debe ser cero.
Lo expuesto llevaría a la errónea conclusión que en todos los
casos y situaciones se deben aplicar herbicidas, dado que en
general los costos son bajos. Además una aplicación “pre-
ventiva” elimina un “problema” más de la lista de acciones
anuales: nada más errado e insostenible, desde que tanto
Ingenieros Agrónomos como productores están manejando
recursos naturales y ambos tienen la obligación indelegable
de preservarlos.
 Reflexiones finales.
• En mayor o menor medida, todos los agroquímicos tienen un impacto ambiental. Cuanta mayor cantidad de datos se
registren, en mayor medida se podrá optimizar su uso, que es inevitable en el paradigma de sistemas de producción de
la actualidad, contribuyendo así a su sustentabilidad.
• El uso “preventivo” e “indiscriminado” de herbicidas, permite además evitar o al menos dilatar la aparición de resis-
tencia o la invasión de especies tolerantes, al disminuirse la presión de selección que causan los herbicidas.
• Aunque se conocen sólo algunos de los aspectos positivos que puede brindar la vegetación de bordes y alambrados
(“servicios al ecosistema”), tampoco es abundante el conocimiento acerca del potencial de invasión o “peligrosidad”
que significan las adventicias que medran en bordes, relictos y banquinas. Por tal motivo la recomendación es incluir
relevamientos (al menos anuales) en los bordes para conocer la composición floristica y diseñar acciones de control
puntuales, en contraposición a las habituales aplicaciones masivas, teóricamente “preventivas”.
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Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar

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Bibliografía no exhaustiva / links para identificación de malezas / herbicidas

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Kells, J.J. (1999). Weed Competition in corn. 1999 Illinois Crop Protection Conference Proceedings, pp. 63-64.
Loux, M.M et.al. 2009. Weed Control Guide for Ohio and Indiana. Purdue Extension-Ohio State University Extension 147 p.

Herbario Digital del Iadiza (CONICET) – Mendoza

http://www.cricyt.edu.ar/ladyot/herba_digital/herba_digital.htm
Herbario Digital de la Universidad de León
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Imágenes de malezas.
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http://btny.agriculture.purdue.edu/herbsel/index.cfm
Ministerio de Agricultura de Brasil.
http://extranet.agricultura.gov.br/agrofit_cons/principal_agrofit_cons
Guía 2009 de Control de Malezas en Cultivos (Universidades de Purdue/Ohio/Indiana).
http://www.btny.purdue.edu/Pubs/WS/WS-16/WS-16.pdf
Anexos
1. Planilla de monitoreo.
Nombre científico, Código Bayer, Ciclo de Vida, casillas para
anotar la presencia de cada especie (tildar) en cada estación
de muestreo y casilla para indicación del IPA y del IPEF de la
especie dominante en cada grupo (ver Tablas II y III) al finalizar
el monitoreo. Hay espacios adicionales para anotar especies
no listadas.

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