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5-2004

Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las catorce


horas y diez minutos del día veintinueve de marzo de dos mil siete.

El presente proceso de amparo se inició mediante demanda incoada por el señor Oscar
Ernesto Argueta Alvarenga, mayor de edad, abogado, de este domicilio, contra actos de la
Sala de lo Civil de esta Corte, por violación al derecho constitucional de propiedad y a la
prohibición de que un mismo juez no puede serlo en diversas instancias en una misma
causa, artículos 2 y 16 de la Constitución, respectivamente.

Han intervenido, además de la parte actora, los magistrados que conforman actualmente la
Sala de lo Civil, así como el Fiscal adscrito a esta Corte.

Vistos los autos; y, considerando:

I. 1. En su demanda, la parte actora manifestó, en esencia, que presentaba amparo contra de


la Sala de lo Civil; que el acto reclamado era la sentencia pronunciada en casación, a las
once horas cincuenta minutos del día catorce de febrero de dos mil tres, suscrita por los
señores Magistrados que la integraban en ese entonces, doctores Victoria Marina de Avilés,
Anita Calderón de Buitrago y Mauricio Ernesto Velasco, siendo que éste último conoció el
mismo proceso en apelación, en razón de haber fungido como Magistrado Presidente de la
Cámara Tercera de lo Civil de la Primea Sección del Centro; que, con dicha sentencia, se
violó lo establecido en el artículo 16 de la Constitución, que se refiere a que un mismo juez
no puede serlo en diversas instancias dentro de un mismo juicio; que, como consecuencia,
se le violó su derecho de audiencia, pues no fue juzgado con arreglo a las leyes; que, en la
sentencia de casación, se confirmó su condena al pago de lo reclamado dentro del juicio
ejecutivo civil 698-EC-98M; que el tercero beneficiado es el Fondo Social para la
Vivienda. Por lo antes expuesto, pidió que se le admitiera el amparo; se ordenara la
suspensión del acto reclamado y, en sentencia definitiva, se le concediera el amparo
solicitado.

2. Luego que se tramitara y aceptara la excusa para conocer de este amparo, presentada por
la Magistrada doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés, por resolución de fecha
diecinueve de marzo de dos mil cuatro, agregada a folios 10, se previno al demandante que
aclarara algunos puntos oscuros de su demanda; en específico, lo relativo al derecho
material que resultaría lesionado con las actuaciones descritas en su demanda, así como los
conceptos de violación de todas las categorías invocadas.

Por escrito agregado a folios 13, la parte actora manifestó, con relación a la anterior
prevención, que, efectivamente, por un "lapsus" no mencionó el derecho material
violentado, el cual es el derecho de propiedad que tiene sobre el inmueble que fue objeto de
embargo en el referido juicio ejecutivo; que considera que la actuación de la Sala de lo
Civil vulneró sus derechos constitucionales por el conocimiento previo que el doctor
Mauricio Velasco tenía del proceso del que él conoció como Magistrado Presidente de la
Cámara Tercera de lo Civil de la Primera Sección del Centro, pronunciando y suscribiendo
en aquélla época la sentencia definitiva que dio origen a que su persona interpusiera
casación; que el referido doctor Velasco volvió a conocer en casación, suscribiendo la
sentencia como Magistrado presidente de la Sala de lo Civil; que, con tal actuación, se le
estaría despojando del inmueble relacionado, sin ser previamente oído y vencido en juicio
con arreglo a las leyes; que, por ello, pide se le tenga por cumplida la prevención y se
ordene la suspensión del acto de subasta del inmueble que se le ha embargado.

3. Por resolución de fecha veintiuno de abril de dos mil cuatro, agregada a folios 14, se
previno a la parte actora que estableciera si en el recurso de casación aludido recusó al
Magistrado Mauricio Ernesto Velasco. Por escrito agregado a folios 16-17, el demandante
expuso, en esencia, que en el presente caso existe una inconstitucionalidad, pues el doctor
Mauricio Velasco conoció en casación no obstante ya había conocido en apelación; que el
auto de admisión del recurso de casación no fue suscrito por el doctor Mauricio Velasco,
sino por la licenciada Berta Rosario Díaz, quien fue llamada para integrar Sala; que,
obviamente, el doctor Velasco se había "recusado" del conocimiento del recurso y, por
ende, no existía ninguna razón para plantear una recusación; que la sentencia definitiva se
proveyó el catorce de febrero de dos mil tres y le fue notificada el veinticinco de febrero del
mismo año, y es hasta ese entonces que tuvo conocimiento de la intervención del doctor
Mauricio Velasco, y no antes, por lo que no debe pensarse que trató de sorprender a la Sala
de lo Civil. Por lo anterior, pidió que se tuviera por evacuada esta nueva prevención, se
admitiera la demanda y se ordenara la suspensión del acto reclamado. Junto a este escrito,
presentó copia certificada por notario del auto de admisión del recurso de casación, la cual
quedó agregada a folios 18.

4. Por auto interlocutorio de fecha veinticuatro de mayo de dos mil cuatro, agregado a
folios 19, se admitió la demanda circunscribiéndose el control de constitucionalidad de la
sentencia dictada el día catorce de febrero de dos mil tres por la Sala de lo Civil, en el
recurso de casación que el licenciado Oscar Ernesto Argueta Alvarenga interpuso dentro
del proceso ejecutivo 698-EC-98 que el Fondo Social para la Vivienda habría incoado en su
contra, ya que con dicha actuación se habría violado el derecho de propiedad del pretensor,
así como la prohibición de que un mismo juez resuelva una pretensión en dos grados de
conocimiento distintos. En el mismo auto, se suspendió inmediata y provisionalmente los
efectos del acto reclamados y se pidió el primer informe a la Sala de lo Civil.

En su primer informe, agregado a folios 27, los Magistrados que conforman actualmente la
Sala de lo Civil expresaron que no son ciertos los hechos y violaciones a derechos
constitucionales que se les atribuyen.

5. Por resolución de fecha veintinueve de junio de dos mil cuatro, agregada a folios 29, se
mandó oír al Fiscal de la Corte para la siguiente audiencia, de conformidad con el art. 23 de
la Ley de Procedimientos Constitucionales; sin embargo, dicho funcionario no hizo uso de
la misma.

6. Por auto agregado a folios 31, se confirmó la medida cautelar decretada y se pidió nuevo
informe a la autoridad demandada, de conformidad al art. 26 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales.
En este segundo informe, agregado a folios 34 y siguientes, la autoridad demandada
manifestó, en esencia, que efectivamente el magistrado Mauricio Velasco Zelaya es
magistrado de dicha Sala y, tal como consta en el incidente de casación, presentó excusa
para conocer del caso en comento, en razón que, con anterioridad, se desempeñó como
magistrado de la Cámara Tercera de lo Civil de este distrito judicial y, en tal calidad,
también conoció del juicio a que se hace referencia en el amparo; que, en razón de la
excusa presentada, por resolución de Corte Plena, se declaró legal el impedimento y se
nombró en su sustitución a la licenciada Berta Rosario Díaz; que por resolución de fecha
cinco de abril de dos mil, se admitió el recurso de casación presentado por el ahora
demandante en el amparo, siendo firmada dicha resolución por las magistradas Anita
Calderón de Buitrago, Victoria Marina Velásquez de Avilés y Berta Rosario Díaz Zelaya;
que, por resolución de fecha catorce de febrero de dos mil tres, se pronunció sentencia
definitiva la cual fue firmada por las magistradas anteriormente mencionadas, cuyo
contenido fue debidamente notificado a las partes; que, por no haberse interpuesto ningún
recurso, fueron remitidos los autos y la resolución correspondiente al tribunal de origen;
que, finalmente, hacen del conocimiento de esta Sala que desde el inicio del presente caso
el magistrado Velasco se excusó de conocer y, a partir de dicho momento, conocieron las
magistradas propietarias de la época y la suplente mencionada; que, entonces, no existe
ninguna violación a derechos constitucionales. Junto a su informe, remitieron certificados
los escritos y resoluciones antes señalados (folios 35-44).

7. Como lo establece el art. 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se confirió


traslado al Fiscal de la Corte y a la parte actora.

El Fiscal, textualmente, expuso: "Advierto que en el presente caso, hay una manifiesta
inconformidad por las resultas del caso y, visto el informe rendidos por los Funcionarios
demandados y analizado el mismo, el que goza de la presunción de veracidad, estimo que
caemos en la esfera del Art. 13 L. Pr. Cn., traduciéndose en un asunto de mera legalidad".

La parte actora, en su traslado, únicamente se limitó a pedir certificación completa del


proceso en el estado en que se encontraba, de conformidad al art. 1240 Pr.C.

8. Por resolución agregada a folios 53, se ordenó extender la certificación solicitada por el
demandante y se abrió a pruebas el proceso por el plazo de ocho días, de conformidad al
art. 29 de la Ley de Procedimientos Constitucionales.

Durante dicho plazo, la parte actora presentó escrito a través del cual manifestó que
presentaba adjunto copia de la sentencia que se dictó en casación, la cual le fue notificada
el veinticinco de febrero de dos mil tres y en el vuelto de la misma aparece la firma del
notificador de la Sala de lo Civil, así como un sello circular de la Corte Suprema de
Justicia; que la sentencia relacionada aparece suscrita por el doctor Mauricio Velasco
Zelaya y es la resolución que ha dado lugar al presente amparo; que, visto el informe de la
autoridad demandada, cabe hacer referencia que a se presentó copia certificada de la
sentencia en donde ya no aparece la firma del doctor Velasco Zelaya, por lo que le
corresponde a esta Sala decidir sobre la fe pública judicial del secretario notificador, sin
perjuicio de que se promueva, dentro del amparo, el incidente de falsedad respecto del
documento aportado por la Sala de lo Civil. Por lo anterior, pidió se practicara experticia
grafotécnica en la firma del secretario notificador de la Sala de lo Civil, así como del sello
relacionado; se continuara con el procedimiento y en su oportunidad se dictara sentencia
declarando ha lugar el amparo. La sentencia aportada quedó agregada de folios 60 a folios
66.

Por su lado, los magistrados que actualmente integran la Sala de lo Civil presentaron
certificación de la sentencia que se pronunció en el recurso de casación tantas veces
aludido, en la cual –dicen- se puede apreciar quiénes fueron los magistrados que la
suscribieron. La certificación quedó agregada a folios 69-75.

En este estado, el demandante presentó escrito reafirmando los conceptos expresados en los
párrafos precedentes; además, expuso que la prueba documental aportada por la Sala de lo
Civil era extemporánea, ya que había concluido el plazo probatorio, así como también que
la copia que aportó no era una simple copia, sino que ella está firmada y sellada en original
por el secretario notificador de la Sala de lo Civil.

9. Por resolución de fecha veinticinco de febrero de dos mil cinco, agregada a folios 77, se
declaró sin lugar la experticia grafotécnica solicitada, porque el objeto de la misma iba
encaminado a probar hechos que no tenían relación directa con el tema de decisión del
presente juicio constitucional.

10. Como lo señala el art. 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, finalmente se


confirió traslado a todos los intervinientes del amparo.

El Fiscal expuso textualmente: "Por considerar aún estar vigentes los conceptos expresados
en el anterior traslado de fecha, treinta y uno de Agosto del año dos mil cuatro, ratifico y
confirmo los mismos".

Por su lado, la parte actora, en su traslado, básicamente manifestó que la autoridad


demandada ha presentado copia certificada de la misma sentencia que a él le notificaron;
que, sin embargo, aparece suscrita por los mismos magistrados a excepción del doctor
Mauricio Velasco; en su defecto firma la licenciada Berta Rosario Díaz; que, por ello, para
pronunciar sentencia en el presente amparo se tiene el mismo documento; que, de
conformidad al art. 427 Pr. C., esta Sala debe estimar el valor de las pruebas y, por ello,
debe declarase la nulidad de la sentencia pronunciada en casación. Por todo, pidió que se le
tuviera por contestado su traslado y se pronunciara sentencia en el sentido apuntado. Junto
a su traslado presentó copia certificada de la sentencia de casación que, en su oportunidad,
se remitió al tribunal que conoció en apelación.

Los magistrados que integran la Sala de lo Civil, en su traslado, expresaron básicamente


que la sentencia cuestionada no fue firmada por el magistrado Velasco Zelaya, sino sólo
por la doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés, doctora Anita Calderón de Buitrago y
licenciada Berta Díaz; que, con ello, queda demostrado que el magistrado Velasco Zelaya
no conoció, en ningún momento, el recurso de casación interpuesto por el peticionario, por
lo que no es cierto que se hayan vulnerado derechos constitucionales del abogado Oscar
Ernesto Alvarenga.
Solventados los anteriores actos procesales, el presente proceso de amparo quedó en estado
de dictar sentencia definitiva.

II. Antes de entrar al fondo del asunto, es menester precisar el objeto alrededor del cual gira
el presente juicio (1), así como el orden lógico que seguirá su decisión (2).

1. De acuerdo a la demanda y auto de admisión de la misma (folios 19), el análisis de


constitucionalidad recae sobre la sentencia dictada a las once horas y cincuenta minutos del
día catorce de febrero de dos mil tres por la Sala de lo Civil de esta Corte, en el recurso de
casación interpuesto por el demandante de este amparo dentro del juicio ejecutivo 698-EC-
98, ya que con dicho acto se habría ido en contra de la prohibición constitucional de que un
mismo juez resuelva una pretensión en dos grados de conocimiento distintos, lo que habría
propiciado una violación al derecho de propiedad del abogado Oscar Ernesto Argueta
Alvarenga.

2. Delimitado el punto fundamental de la controversia, es necesario explicitar el orden


lógico que llevará su decisión: previo análisis del derecho de propiedad y de la prohibición
contenida en el art. 16 de la Constitución (III), se tendrá que concretar a partir de la prueba
incorporada al presente juicio (IV).

III. 1. En lo que concierne a la categoría material invocada por el demandante como


violada, es decir, el derecho de propiedad, esta Sala considera que el mismo –cuyo génesis
se encuentra en el artículo 2 de la Constitución– debe de entenderse como la plena potestad
sobre un bien, que a la vez contiene la potestad de poder ocuparlo, servirse de él de cuantas
maneras sea posible, y la de aprovechar sus productos y acrecimientos, así como la de
modificarlo y dividirlo; todo, dentro de los límites constitucionalmente permitidos.

El derecho de propiedad, pues, se concibe como un derecho real –naturaleza jurídica– y


absoluto en cuanto a su oponibilidad frente a terceros, limitado únicamente por el objeto
natural al cual se debe: la función social. Con relación a este punto, Ignacio Burgoa señala
claramente que el derecho a la propiedad "presenta el carácter de derecho subjetivo, cuando
pertenece al gobernado como tal, y es oponible frente al Estado y sus autoridades" para
exigir su observancia y respeto.

2. El artículo 16 de la Constitución prescribe, textualmente, que "Un mismo juez no puede


serlo en diversas instancias en una misma causa". Respecto de la finalidad de esta
disposición, anterior jurisprudencia de esta Sala (por ejemplo, le emitida en la Sentencia de
16-VII-2002, Inc. 11-97, Considerando IX 3) ha dicho que, siendo todo grado de
conocimiento jurisdiccional una oportunidad para decidir el fondo de lo que se juzga –
juzgamiento que consiste, generalmente, en el examen y decisión de la relación sustancial
controvertida– la prohibición que el constituyente estableció en el art. 16 Cn. está orientada
a potenciar la imparcialidad de las autoridades que intervienen en aquellos grados de
conocimiento, dentro de una misma causa (proceso o procedimiento).

Y es que, además, debe recordarse que la existencia de diferentes grados de conocimiento


obedece a la necesidad de eliminar los vicios e irregularidades cometidas en las instancias o
grados previos y, consecuentemente, de obtener una recta aplicación del Derecho o
actuación de la ley en aras a una mayor justicia.

Dentro de este contexto, puede reafirmarse que esta prohibición se fundamenta en el


estatuto de imparcialidad que debe caracterizar al juzgador. En efecto, el juzgador que ha
conocido previamente la cuestión de fondo, en sus aspectos jurídicos y/o fácticos,
aportando su propia solución sobre tales extremos, difícilmente puede conservar su
objetividad para reexaminar el juicio de hecho o de derecho que ha realizado. De tal suerte
que, con esta prohibición, se busca, por una parte, preservar la nota de imparcialidad que
debe caracterizar a toda función jurisdiccional –entendida ésta, en sentido amplio, como la
aplicación del derecho al caso concreto para la resolución de conflictos jurídicos– y, por
otro, que los grados de jurisdicción respondan esencialmente a la finalidad de control a la
que aspiran; por ello, cuerpos normativos como el Código de Procedimientos Civiles
permiten que se pueda excusar un juez que está conociendo de un asunto que ya fue
resuelto por él (de forma individual o colegiada) en instancias o grados de conocimiento
inferiores, así como también que sean las partes las que puedan poner de manifiesto tal
circunstancia, a través de la figura de las recusaciones.

IV. Como se expuso, el acto reclamado está circunscrito a la sentencia dictada a las once
horas y cincuenta minutos del día catorce de febrero de dos mil tres, por la Sala de lo Civil
de esta Corte, en el recurso de casación interpuesto por el demandante de este amparo
dentro del juicio ejecutivo 698-EC-98.

1. Con relación a dicho acto, el demandante, abogado Oscar Ernesto Argueta Alvarenga,
argumentó que se había actuado en contra de la prohibición contenida en el art. 16 de la
Constitución, lo cual propició que se le violara su derecho de propiedad, ya que –a su
criterio– tal sentencia de casación fue suscrita por el magistrado de la Sala de lo Civil,
doctor Mauricio Velasco Zelaya, siendo que éste ya había conocido del juicio en segunda
instancia dentro del incidente de apelación, con lo cual un mismo juez lo fue en dos grados
de conocimiento distintos.

Por su lado, los magistrados de la Sala de lo Civil expusieron, a lo largo del amparo, que en
ningún momento se actuó en contra del art. 16 de la Constitución, ya que el magistrado
Mauricio Ernesto Velasco Zelaya se excusó de conocer, y así fue como la sentencia a que
hace referencia el demandante del amparo no fue firmada por dicho magistrado, sino por
las magistradas propietarias de la época, doctoras Anita Calderón Grande de Buitrago y
Victoria Marina Velásquez de Avilés, así como por la magistrada suplente Berta Rosario
Días Zelaya.

2. De acuerdo a toda la prueba incorporada al presente amparo, es decir, del análisis


integral de los pasajes certificados del expediente de casación, puede advertirse, como
elemento sustancial, que el doctor Mauricio Ernesto Velasco Zelaya, con fecha dieciséis de
julio de dos mil, presentó escrito excusándose de conocer por la prohibición contenida en
el art. 16 de la Constitución (folios 35), y que la Corte en Pleno, por resolución de fecha
veintiséis de octubre de dos mil, decidió separarle del conocimiento, nombrando en su
sustitución a la licenciada Berta Rosario Díaz Zelaya (folios 36), lo cual quedó
materializado desde el auto de admisión de la casación que interpuso el pretensor de este
amparo (folios 37).

Lo anterior, a juicio de esta Sala, implica que el doctor Velasco Zelaya no tenía ya
jurisdicción para conocer el asunto sometido a casación, pues la herramienta procesal
utilizada (la excusa) precisamente tiene por objeto poner de manifiesto un obstáculo para el
ejercicio imparcial de la jurisdicción y, habiéndose aceptado tal excusa por la Corte en
Pleno, es evidente que, en el recurso de casación, el citado doctor Velasco Zelaya no podía
producir –junto con el resto de magistrados integrantes de la Sala de lo Civil– actos
procesales válidos, por falta de jurisdicción.

3. Entonces, con la excusa planteada oportunamente, se concluye que quedó demostrado el


respeto a la prohibición establecida en el artículo 16 de la Constitución, pues no existía, de
parte del magistrado involucrado, ninguna voluntad de conocer en casación cuando había
ya intervenido en el incidente de apelación; prueba de ello es que, a partir de la aceptación
de su excusa, no suscribió ningún auto de trámite por no tener ya jurisdicción sobre el caso
en concreto.

4. La cuestión planteada por el demandante, respaldada por los documentos que


comprueban la notificación de la sentencia, de fecha veinticinco de febrero de dos mil tres,
extendidos por el Secretario Notificador de la Sala de lo Civil, por los que se establece que
la Sentencia de dicho tribunal, pronunciada a las once horas cincuenta minutos del día
catorce de febrero de dos mil tres, aparece suscrita por el Magistrado Mauricio Ernesto
Velasco, además de las firmas de los Magistrados propietarios integrantes de la expresada
Sala; y que al confrontarse con la certificación de la misma Sentencia, expedida
posteriormente, agregada a fs. 69-75, no aparece suscrita por el Magistrado Mauricio
Ernesto Velasco, plantea de hecho y de derecho una situación por supuesto, contradictoria.
Ante dicha situación a este Tribunal le compete valorar la fuerza probatoria pertinente: el
demandante ha presentado como base fáctica de su pretensión los documentos al principio
referidos, que efectivamente comprueban la notificación de contenido practicada con el
mismo sujeto procesal; por otro lado, la autoridad demandada ha presentado como prueba
contraria, la certificación de la sentencia en la que no aparece la firma del Magistrado, que
sí aparece en la notificación y que es el motivo de la demanda. Ambas pruebas por emanar
de funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones, hacen plena fe probatoria, pero en
sentido contradictorio.

Es del caso indicar que la Ley de la Materia para asuntos que no ha regulado, no contiene
disposición que ordene remitirse a la aplicación del Código de Procedimientos Civiles; con
todo, en aquellas cuestiones que no afectan el sentido de las regulaciones del proceso
constitucional, es necesario recurrir al expresado Código, como es el caso presente. Por lo
tanto, tal como se ha indicado ambas partes han presentado pruebas del mismo género y
valor probatorio. En tal caso el Art. 416 Pr. expresamente prescribe que se absolverá al
demandado. Igual concepto aparece en el Art. 1301 Pr.

5. De acuerdo a lo expresado anteriormente, este Tribunal no puede pronunciar fallo


favorable al amparo solicitado; además, según se ha establecido, se comprobó la excusa
oportunamente presentada por el Magistrado Mauricio Ernesto Velasco.
POR TANTO: a nombre de la República, con base en las razones expuestas y en
aplicación de los artículos 2 y 16 de la Constitución de la República y artículos 32 al 35 de
la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala FALLA: (a) Declárase que no ha
lugar el amparo solicitado por el abogado Oscar Ernesto Argueta Alvarenga contra
actuaciones de la Sala de lo Civil de esta Corte Suprema de Justicia; (b) Déjase sin efecto
la medida cautelar decretada a folios 19 vuelto, y confirmada a folios 31; y (c) Notifíquese.-
---A. G. CALDERON---J. ENRIQUE ACOSTA---M. CLARÁ---G. A. ALVAREZ---
PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---M. A.
MONTECINO G.---RUBRICADAS.

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