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No cabe duda que los Derechos Humanos deben comenzar en el hogar, pero ¿qué pasa
con los derechos humanos del varón?. La inmensa variedad de literatura existente alude
a la violencia en la pareja, principalmente a la mujer, realidad que es constatable y
cruda, pero también es cierto que cada día se acrecientan casos de varones que son
agredidos física, psicológica y por que no decirlo sexualmente. Más de una persona
debe conocer o haber escuchado alguna de estas situaciones de primera o tercera mano
en que un hombre ya sea casado y/o conviviente es agredido por la pareja, y solo se
dedica a comentar como la "gran novedad" o motivo de burla por los grupos pares de
esta persona en lugar de ayudar.
Por tanto, tomando esa problemática social de esta manera, que tiene ribetes de tipo
cultural, religioso, político, económico, etc., y que es desconocido por legisladores y por
la sociedad en su conjunto ¿por qué? ¡porque no se considera como violencia!, se
minimiza o se ridiculiza, pero "existe". Vale la pena hacer memoria a los primeros
movimientos feministas que se organizaban para proteger a las víctimas en nuestro país
a principios de los ochenta, donde las denuncias eran escasas, por que no se consideraba
como problema y se guardaba al interior de la familia. Sin embargo, han transcurrido ya
20 años aproximadamente para que se legisle y aumenten de manera explosiva las
denuncias de las mujeres, siendo los primeros estudios de esta problemática pioneros y
que sustentaron la base más otras iniciativas para posteriormente promulgar la Ley
19.325 de violencia intrafamiliar.
En este sentido, hay una lógica un tanto unilateral en su abordaje, apoyado por el
feminismo, que a contribuido ostensiblemente a la intervención de esta problemática,
pero que ha tenido sus costos al señalar a un solo tipo de agresor: al varón, manteniendo
oculta esta problemática.