Professional Documents
Culture Documents
1 rÁ rA
/gfe
rA
«. ^
¿ / / ¿y /I
7
e
'
en i n
/7
INSTITUTO SUPERIOR DE FILOSOFIA RAFAEL LARRAÑETA
DE VALLADOLID
ALETHEIA
10
LA INTERIORIDAD APASIONADA
SALAMANCA
1990
PATRO CINADORES DE LA EDICIÓN:
AHIDA (Asociación Comercial Hispano-Danesa en Madrid).
Det danske udenrigsministerium (M inisterio de Relaciones Exteriores de Dinamarca)
A m i m ujer
Imprenta «KADMOS», s .c .l .
Río Ubiema, Naves 5-6
(Polígono «El Tormes»)
Teléfs. (923) 21 98 13 - 23 02 51
Fax (923) 24 06 04
SALAMANCA, 1990
380301
A G R A D E C I M IE N T O S
Esta obra ha sido posible gracias a la beca concedida por la Dirección Ge
neral de Asuntos Exteriores de España y po r el Ministerio de Educación de
Dinamarca.
La estancia en la «Kierkegaard B ibliotek» de la Universidad de C open
hague durante todo el curso de 1987-1988 fu e decisiva para investigar en sus
fuentes y en su propia lengua original la obra del autor. E l Director del De
partamento de Kierkegaard. Prof. Dr. Poul Müller, y su ayudante. Dra. Julia
Watkin, m e prestaron una colaboración confiada y plena.
He de reconocer sinceré y significativamente qué han sido la Real E m b a
jada de Dinamarca en M adrid y la Asociación Comercial Hispano-Danesa
(AHIDA) de la m ism a ciudad quienes se han interesado y contribuido con su
aportación económica a la publicación del libro. Espero que ello sirva para la
difusión y el mejor conocimiento de un pensam iento tan fecundo e inspirado
como el de Kierkegaard. Así podrá reinterpretarse con m ás precisión y equidad
1a historia de la filosofía 'moderna.
M i profunda gratitud al Prof. Dr. M ariano Alvarez Gómez por su insusti
tuible dirección científica, así como por la ayuda incondicional prestada para
¡a obtención de la beca y la realización de este trabajo.
Dedico este estudio a Dolores, mi mujer, com pañera fiel del austero en
cuentro con Soren Kierkegaard en la vieja Kobenhavn.
PROLOGO
Los filósofos también tienen su imagen. Unas veces se la crean ellos, otras
¡es sobreviene. Con frecuencia es un resultado de lo que han pensado realmente
y de lo que otros han opinado sobre ellos y su obra. Tal imagen tiende a m ante
nerse y resiste con m ayor o menor éxito a todo intento de modificación. Entre
los sectores más o menos cultos Kierkegaard tiene una imagen m ayorm ente
negativa, que se apoya de una form a no siempre explícita en las consideracio
nes siguientes:
1. Puesto que Kierkegaard ha instaurado la angustia como actitud f u n
damental, se concluye que su filosofía se cierra a toda esperanza y está abocada
al pesimismo por principio.
2. Al conferir a la existencia un significado radica!, hace poco menos que
imposible la apertura a contenidos esenciales.
3. La puesta en escena de la subjetividad como fundam ento induce a un
solipsismo extremo, incompatible con la aceptación de normas objetivas.
4. La exaltación absoluta del individuo implica el rechazo de Io un iversal,
con lo que se abre la puerta a cualquier tipo de decisionismo.
5. Al limitar radicalmente las com petencias de la razón, Kierkegaard ha
legitimado de antemano y en la misma medida los excesos del irracionalismo.
6. Debido al subjetivismo individualista que propugna, su obra no aporta
nada a la transformación de la realidad. Es por el contrario una rémora
en este orden.
Este libro de Rafael Larrañeta va a contribuir deform a decisiva a clarificar
el sentido de la obra de Kierkegaard y p o r tanto a cuestionar prejuicios como
los mencionados. De entrada, el autor cuenta con una gran madurez, puesta de
manifiesto en una serie de escritos sobre filósofos del XIX, entre otros sobre el
propio Kierkegaard. Conoce además el idiom a danés, lo que le ha posibilitado
hacer una interpretación apoyada en los textos originales y analizar con preci
sión el significado de los términos más importantes. Los temas que aborda — la
verdad y el am or— son fundam entales, tanto que su desarrollo pudiera consi
derarse incompatible con la obligada especialización de un trabajo de esta
índole. Sin embargo, el autor ha sabido obviar esta dificultad, presentando con
amplitud y m inuciosidad las cuestiones vinculadas a estos temas bajo un punto
de vista concreto, justam ente el de la interioridad apasionada. Lo que así
obtiene es una visión del conjunto de la. obra desde una perspectiva bien defi
nida. A continuación voy a llam ar la atención sobre algunos aspectos d e esta
investigación que desmienten por sí solos la imagen que con frecuencia se tiene
de Kierkegaard.
Por de pronto Kierkegaard hace lo que tocio gran filósofo: buscar la raíz de
un determinado fenóm eno, ordinariamente detectado y expuesto previamente cierne a la existencia en cuanto q u e ésta se compromete a sí m ism a en la ver
por algún otro filósofo. Según la visión de Larrañeta, Kierkegaard radicaliza la dad. No es cierto que Kierkegaard fu era ciego para el ám bito de la «verdad
objetiva». Cabe suponer ¡o contrario: a la vez que percibió que los conocim ien
duda cartesiana desde el punto de vista tanto de su alcance como de su sentido.
tos objetivos estaban garantizados en un progreso indefinido, se dio cuenta de
Bajo este doble aspecto se advierte la originalidad de Kierkegaard. a la que sin
que el individuo naufragaba entre tanto conocimiento. A l igual que otros
embargo no es del todo ajena la influencia de Hegel. En cuanto a su alcance, la
muchos después de él, vio con una clarividencia radical que con el progreso de
duda es el pórtico de la verdad. En formulación lapidaria del autor: «La con
ciencia incapaz de dudares impotente también para la verdad» (p. 37). O en ver laciencia peligraba el sentido de la vida. Y nadie que tenga sensibilidad paralo
. que hoy está ocurriendo podrá decir que no tenía razón. El buscó la solución en
sión m ás negativa aún de lo mismo: quien no es capaz de dudar cuestionando
una interioridad absoluta. Lo de m enos es la expresión. Lo que im porta es la
las cosas todas en su inmediatez, se encuentra en la no-verdad. Pero si la duda
reiterada interpelación del individuo para q u e asuma sin restricciones su pro
es una condición para acceder a la verdad, ni es suficiente ni nos ¡leva desde sí
pia existencia desde la perspectiva de lo que para él y en él es verdade
m ism a a la tierra prometida. Pues lo que a partir de la duda podemos llegar a
ramente esencial.
decir sobre las cosas es de orden ideal y por tanto se encuentra en una inevitable
contradicción con las cosas. «El lenguaje es la verdad», había dicho Hegel. «Lo Se entiende así por una parte la vinculación intrínseca de la existencia con
que yo digo /sobre la realidad! ('v idealidad» (cfr. p. 39), afirma Kier la ética. «El verdadero sujeto de ¡a realidad es lo ético» (p. 94). Es decir, la ún ica
form a de salvaguardar la realidad en su sentido prioritario, «el sujeto exis
kegaard. tente», es que éste asuma la responsabilidad de mantenerse fie l a su propia inte
La contradicción o discontinuidad entre lo real y lo ideal no se supera desde
rioridad. Por otra parte, y como com plem ento de esto mismo, lejos de cerrarse
ninguna de las dos vertientes o prolongando una y>otra hasta hacer que se
sobre una m ism idad vacía, la verdad se halla en el instante, entendido como
encuentren en un punto imaginario. Se supera sólo poniendo en juego una con
«síntesis de lo temporal y lo eterno» (p. 107). L a doctrina sobre el instante es de las
sideración no bipolar o dicotómica sino «tricotómica» de la conciencia, vol
cosas más importantes de Kierkegaard: representa además un punto de infle
viendo los ojos al hecho de que la conciencia, lejos de ser simple espectadora,
xión en que siendo m u y afín a otros clásicos del pensamiento (por ejemplo,
actúa llevada por lo único que puede vencer la duda, el interés, en el doble sen
Aristóteles y Hegel) se distingue nítidam ente de ellos. A sí el instante im plica que
tido de estar entre realidad e idealidad}' de interven ir activamente (cfr. p. 45. n.).
en lo temporal se hace presente lo eterno, pero a diferencia de la reminiscencia
Este planteam iento prim erizo adquiere un despliegue tan amplio como pro
de corte platónico que supone una vuelta al pasado, el instante es una vertiente
fu n d o a partir del escrito sobre la repetición (Gjentagelsen)y sobre todo a partir
queda «alfuturo y al devenir de sí m ism o» (p. 109). El instante, que ciertamente es
de «M igajas» (Smuler) y del «Postscriptum» (Efterskñft). Repetición es la
epifanía de lo eterno, incluye de lleno la dimensión de lo tem poral lo que quiere
réplica al concepto hegel¡ano de mediación. Quiérese decir que lo que queda de
decir que a la verdad va unida la no-verdad, ¡o disonante, lo que no se corres
mediación ha cam biado de signo. Pues no se trata y a de que una «determ ina
ponde o ajusta a su propia medida, y p o r lo tanto que el individuo, aun estando
ción», rea! o ideal, devenga por su propio movim iento lo opuesto de sí misma,
en la verdad, está también en la no-verdad, en la caída respecto de su vocación,
sino d eq u e el individuo concreto se haga presente, medie entre realidad e ideali
a la vez que es llam ado a una conversión permanente. La presencia de lo eterno
dad. no sim plem ente como espectador ni tampoco como principio activo que
y de lo infinito no neutraliza ni diluye lo tem poral y lo finito. Justam ente por
introduce algún tipo de relación entre aquellos dos polos, sino como «sujeto
que no se trata de la contraposición conceptual de dimensiones abstractas, sino
existente» que se pone y se reafirma a s í mismo en cuanto relación con el conte
de su inserción en el sujeto individua!, se m antiene la tensión y la contradicción
nido del conocimiento. entre lo finito y lo infinito, entre lo tem poral y lo eterno. Y debido igualm ente a
Sólo así hay verdad, o sólo así «la verdad... se transforma en fu en te de
esa implicación del sujeto individual en la verdad misma, ésta no se encuentra
vida», es decir, «da al hom bre inquieto la posibilidad de una relación auténtica
ahí. presta a ser recibida, sino que se produce m ediante la actuación del indivi
con Ia realidad» (p. 54). Con otras palabras, no se trata de fornu lar algún tipo de
duo, es fruto de una «acción individual de apropiación» (p. 129).
relación con una verdad «objetiva», sino de interrogar por la verdad, de buscar
Kierkegaard es así uno de los pensadores que desarrollan una concepción
ponerse en relación con ella. La verdad es en rigor esa relación que se relaciona
antecedente a la distinción de teoría y praxis. N o se trata de conocer la verdad
consigo m ism a al afirmarse como relación a la verdad. No hay por tanto verda
para luego actuar de una determ inada forma, n i de ver cómo lo que llam am os
des objetivas. Con lo cual Kierkegaard no niega lo que habitualm ente se llama
verdad refleja una praxis concreta. S e trata de algo previo, puesto que conocer
verdad: la correspondencia entre nuestras representaciones y el objeto. Niega
la verdüd Sólo es posible como un estar en la verdad, estaren la verdad es p ro d u
que eso merezca el nom bre de verdad. Hegel lo había afirmado ya, aunque el
cirla y producirla es apropiársela individualm ente. De modo que en el círculo
punto de vista fuera distinto. Ese tipo de conocimientos objetivos puede crecer
que describe la salida y vuelta de! sujeto de y hacia sí mismo, conocimiento y
hasta el infinito, sin que se logre un ápice del «conocimiento esencial», que con
acción están m utuam ente implicados. Nada extraño aue lo verdad vnvn uníA* n
su testimonio. En realidad son una y ¡a m ism a cosa. Pues al apropiarse la ver carácter individual. Y por otra parte, a su doctrina sobre el amor subyace una
dad. el hombre construye su propia existencia, o la verdad se hace patente en utopía tan legítima como practicable en un proceso indefinido y que se con
aquélla. Y a su vez. el carácter testimonial de la verdad implica su ilimitada densa en la frase de Larrañeta: « E l a m o r logrará lo que ninguna proclama
irradiación, más concretamente implica que se reconozca a sí m ism a en cada revolucionaria consiguió: la absoluta igualdad» (p. 215).
existencia individual, puesto que ésta consiste, como se ha visto, en la acción de En general, esta investigación h a puesto de manifiesto que Kierkegaard no
apropiarse la verdad. De ahí la afirmación siguiente de Kierkegaard: «Honrar es un cuerpo extraño sino un clásico de la historia del pensamiento con perfiles
a cada hombre individual considerado como hombre individual, eso es la ver propios. M. Heidegger compara lúcidam ente las grandes filosofías con m onta
dad. es temer a Dios y am ar al prójimo» (cfr. p. 134). Este pasaje expresa inequí ñas que se yerguen en el horizonte ("Beitráge, p. 187). L a investigación de R.
vocamente — al igual que otros— la identidad de verdad y amor. Esto es así Larrañeta contribuirá en buena m edida a que la obra de Kierkegaard, que en
porque ambos tienen su raíz en Dios (cfr. pp. 118. 220 s.). En expresión de R. Larra- gran parte sigue oculta bajo la niebla, descubra sus gigantescas proporciones y
ñeta. que sintetiza textos m uy elocuentes de Kierkegaard: «Dios está anclado muestre sus contornos propios. Es en efecto una gran montaña, inconfundible
en lo profundo del sujeto haciendo transparente al individuo desde lo más con cualquier otra. Desde ella se pu ed e contem plar el paisaje inmenso del p en
íntimo de su subjetividad» (p. 229). samiento, la región de la verdad, desde una nueva perspectiva, tan rica
Todo esto no es m ás que un breve apunte de este libro, tan sobrio y riguroso como irreductible.
como rico en contenidos y matices. No obstante, los puntos mencionados son
suficientes para concluir que la imagen que se tiene frecuentemente de Kierke Salam anca, 24 de septiembre de 1989
gaard no corresponde a la realidad.
No es cierto que su obra propugne una visión pesimista del m undo y de las M a r ia n o A lvarez G Ó M EZ
cosas. Por el contrario, m ediante la angustia se desvelan las falsas seguridades
sobre las que está asentada la vida del hombre moderno, a la vez que se busca
un punto de apoyo verdaderamente consistente.
La acentuación de la prioridad absoluta déla existencia para nada implica
la negación de los contenidos esenciales, ni siquiera supone que éstos tengan
una importancia secundaria: significa m uy al contrario que tales contenidos
deben hacerse vigentes m ediante una apropiación activa y plenam ente respon
sable de los mismos.
La subjetividad com o principio de realidad y de verdad, lejos de significar
una actitud solipsista que rechaza la validez de las norm as objetivas, postula
que éstas sean la expresión de! despliegue de las energías de los individuos que
convergen en una vocación com ún a todos ellos, de forma que esto no suponga
la nivelación o la negación de sus diferencias.
La exaltación innegable del individuo ha de verse tam bién en esta línea. No
legitima una actitud decisionista, puesto que el individuo sólo se puede reafir
m ar a sí m ism o en cuanto que se reconoce como síntesis de lo temporal y lo
eterno, de lo fin ito y de lo infinito, y se sabe puesto a prueba por esa paradoja
fundamental. La posición de Kierkegaard es en este servida tan metafísica
como la de Hegel, por ejemplo, o la de Heidegger.
No menos inconsistente es la leyenda acerca del irracionahsmo de Kierke
gaard. Pues no es irracional que la razón conozca sus límites y tome conciencia
por contraste de aquello que es presupuesto de su propia actividad, llámese sub
jetividad, interioridad o existencia.
Es cierto que por principio se excluye ¡a mención de Kierkegaard en cual
quier programa de transformación de la realidad. Pero elfilósofo danés intuyó
la inutilidad, por no decir perversidad, de toda transformación social que no se
apoye en actitudes verdaderamente éticas, que forzosam ente han de tener
M O D O D E CITAR
LA VERDAD
I. LA P R E G U N T A P O R LA V E R D A D
46 Juan Clim aco o De óm nibus dubitandum e st lo citam os con el título com pleto o con
su abreviación. El texto se halla en Papirer. IV B 1. pp. 103-150.
47 El danés actual utiliza la palabra D agbog para el diario personal. Aquí clam os
siempre la referencia de Journal, tal com o a p arece en el original de Kierkegaard.
48 C om prender su propia significación «c o m o m om ento de la filosofía moderna, y la
filosofía moderna como momento de una filosofía precedente y esta última como m om ento del
desarrollo histórico de la filosofía eterna». Papirer, IV B 1. p. 123.
pues su resistencia psíq u ica no era gran d e» 49. Esto le lleva a to m a r un a da 5\ Kierkegaard se siente irresistiblem ente tentado p o r la m ism a idea
decisión drástica: d e c e p c io n a d o p o r tan tristes experiencias, « Jo h an n e s y plantea la discusión sobre el c o m ie n z o y el sentido de la filosofía en el
se d espidió p a ra siem pre de los filósofos» 50. punto de partida d o n d e Hegel lo situó 54.
A u n q u e u n final c o m o ese era previsible a través de la narrac ió n por E x trañ a rá q uizás el cam ino ta n tortuoso p o r el que K ierkegaard pre
el tono irónico de sus referencias a la filosofía m oderna, el m ism o p seu tende acceder al p ro b le m a de la v e rd a d : t o m a r com o pretexto su propia
d ó n im o escogido lo p re su p o n ía . La explicación del n om bre titular de la biografía, tener en perspectiva tres m a n eras de filosofar y partir de la
obra basta p ara en te n d e r el «lugar» d e la verd ad en el contexto global duda. Todo irá a c la rán d o se a m e d id a que se desarrolle nuestra explica
del p e n s a m ie n to kierkegaardiano. ción.
J u a n C lim a c o fue u n person aje q u e existió realmente. E rm ita ñ o del
Sinaí, escribió h acia el a ñ o 600 u n a obra titulada Escala del Paraíso, de
do n d e viene el so b re n o m b re «C lim aco» que significa «Escala». Este 1. La duda como comienzo
teólogo b iz a n tin o d ebió redactar su libro p en s a n d o en aquellos que
h a b í a n in te n ta d o tre p a r hasta el cielo u tilizando los diferentes grados Las proposiciones que van a c o n d u c ir la mente del joven filósofo
del saber. Johan nes se ce n tran en la duda: «1) La filosofía comienza por la duela. 2)
C o n este p s e u d ó n im o Kierkegaard expresa su postura de fond o h a Hay que haber dudado para practicar la filosofía. 3) La filosofía moderna co
cia la filosofía m o d e rn a y en b u e n a parte hacia todo el ra z o n a r filosófi mienza por Ia duda» 5-\ K ierkegaard c o m e n ta rá estas afirm a cion es en
co. S m u ler (Migajas) y Efterskrift (Posdata) serán publicados con la m ism a distinto orden, a r ra n c a n d o de la tercera 5<s. siguiendo po r la p rim e ra 57
firma, m ien tras Sygdom m en til Dad en (La enfermedad Mortal) e lndervelse i para t e r m i n a r e n la segunda w. ¿P o r qué esta insistencia en la duda?
Christendom (Ejercitación en el cristianismo) aparec erían suscritos por P odem os e n c o n tr a r la respuesta en el frontis de su esbozo. Tenem os
Anticlim acus. ya q u e con ellos in ten tará m o s tra r las esencias m ás puras allí una frase de S p in o z a que d ic e así: « L o q u o r de vera d u b ita tio n e in
de la fe cristiana, poco p erm eables a la inteligencia h u m a n a . mente, et non de ea. q u a m p assim vid em u s contingere, ubi seilicet ver-
¿C uáles son las tesis que subyacen a este opúsculo in aca b ad o ? Es bis. quam vis a n im u s non dubitet. dicit quis se dubitare: non est enim
im p o rta n te d ete rm in a rla s p ara c o m p re n d e r b ien el discurso posterior. M ethodi hoc em e n d a re , sed p otius pertinet a d inquisitionem pcrtNia-
K ierkegaard n o m b ra re p etid am en te a Descartes 51. El p la n tea m ien to ciae et ejus em e n d a tio n e m » 5t). Si n o q u erem o s errar en esta nueva vuel-
ca rtesiano de la d u d a co m o c o m ie n z o del v erdadero filosofar le in q u ie
ta y le atrae. 53 H egel interpreta a su manera este in icio cartesiano: «Er hat von vorn angelan-
Le inqu ieta p o rq u e K ierkegaard se extraña de la facilidad con que la gen. vom D enk en ais solch en : und dies ist e in absoluter Anl'ang. U nd da(3 mir vorn D en
filosofía m o d e rn a h a olv idado el e sq u e m a griego del inicio del p e n s a ken angefangen werden m usse. drückt er s o aus. dal3 m an an Allem zw eifein m üsse. Zum
ersten Erfordernis der P h ilo so p h ie macht D escaites. daf3 man an Allem zweifein. d.h.. alie
m iento reflexivo 52 y lo h a sustituido de un plum azo, por así decir, por Voraussetzungen aufgeben m usse. [...] Es h a tje d o c h nichi den Sinn des Skepticism us |...|
otro principio. K ierkegaard aprecia p ro fu n d a m e n te a Sócrates, co m o sondern es hat vielm ch r den Sinn. m an m üsse jedem Vorurteil enlsagen. -d.h. alien
te n d re m o s o casió n de c o m p r o b a r u n a y otra vez, y le m olesta q ue se Voraussetzungen. die e b e n so unm ittelbar ais wahr angenom m en. -und vom D enken
anfangen. um erst vom D enk en aus auf etw a s Festes zu kom m en. einen reinen Anl'ang
m argin en tan p ro n to sus mejores intuiciones, com o, p or ejemplo, la a d zu gew innen.» G. W. F. H egel. Voríesungen über die Geschichte der Philosophie (Stuttgart.
m irac ió n en el n a c im ien to de la filosofía y la ironía en su ejercicio. La Jub. Ausg. 31959). XIX. p. 335.
vuelta a Sócrates servirá de justificante p ara m u c h a s de sus críticas. 54 C om o inm ediatam en te veremos. Kierkegaard n o olvida el p lan team ien to liege-
liano del com ien zo, aun cuand o directam ente hable de la duda cartesiana. P oolc cree
A d e m á s de Sócrates y Descartes, Hegel tam b ién está presente en es que Kierkegaard ha q u ed ad o im p resion ad o por la exaltación de la subjetividad fenom e-
tas te m p ra n a s m ed itacio n es filosóficas. Toda la polém ica va dirigida nológica de H egel. Cfr. R. C. Poole: «Á p r o p o s de Kierkegaard vivant'» en La Table Ron
c o n tra él. Al h a b e r d a d o éste por b u e n o el principio cartesiano de la d u de (\% 1). p. 139. Los estud ios sobre las r elacion es entre Kierkegaard y H egel son num ero
sos. Im prescindibles los de Thulstrup. Cfr. N. Thulstrup. Kierkegaards Forhohl til Hegel og
til den spekulative Idealismo indtil 1846 (K ob en h avn . G yldendal. 1967); Kierkegaards Ver-
hahnis : u Hegel (Stuttgart. W. K ohlham m er 1970). Todavía son útiles las clarivid en tes sín
49 Papirer. IV B I. p. 124. tesis de J. W ahl. Lindes Kierkegaardiennes ( París. Vrin. 1949). pp. I 13-162. En esp a ñ o l el
50 Papirer, IV B 1. p. 144. artículo de Jarauta que m én cion am os en n o ta 469 ofrece sugestivas aportaciones.
51 R. D escartes aparece citad o por primera vez de manera am plia (anteriorm ente 55 Papirer. IV B I. pp. 115-116. M ientras no se diga nada en contra, los subrayados
só lo hay meras alu sion es) en el arranque de Frygt og Bceven (T em ory temblor). Cfr. S. V. son siem pre del propio Kierkegaard.
III, pp. 67 s. 56 Papirer. IV B 1. pp. 116 s.
52 En m uchos lugares se refiere a la adm iración co m o com ien zo típicam ente griego 57 Papirer. IV B 1. pp. 126 s.
de la filosofía: «Es un punto positivo de partida para la filosofía, cuand o Aristóteles 58 Papirer. IV B I. pp. 139 s.
piensa que la filosofía co m ien za con la adm iración, no com o en nuestro tiem po, con la 59 B. Sp inoza. De intellectus em endatione Tractatus. p. 511. La cita es de la ed ición de
duda Su duda es coquetería.» Papirer. III A 107, p. 50. A. Gfroerer (Stuttgart. 1830) que Kierkegaard poseía.
ta a la d u da, h em o s de a s u m ir la d u d a « b uena» , es decir, la d u d a v erd a
hab lem o s de ella, h a b r á que re c o rd a r las categorías de existencia y de
dera, la d u d a esencial, la d u d a total, esa que hace estrem ecer de h o rro r
conciencia qu e nuestro a u to r s u p o n e, sab ien d o q u e en este p rim e r escri
al h o m b re y p ued e costarle la vida ft0. Pese al tem b lo r qu e produce, ella
to h a b la m ás de con ciencia y m e n o s de existencia, m ien tras posterior
es la ún ica c a p a z de guiar al espíritu p or la senda de la verdad. Sólo la m ente sucederá lo contrario.
d u d a total —parece decir— p ro p o rcio n a la posibilidad radical de llegar
Vengamos al p ro b lem a de la d u d a.
a la verdad. L a d u d a tiene m últiples causas. Su origen, según el talante de los i n
Kierkegaard aprecia sin ceram en te el inicio ele la filosof ía en la duda.
dividuos, p uede ser m uy diverso. In c lu so dentro de u n o m ism o las ca u
Lo c o m p ro b a m o s en los e s q u e m a s confeccionado s para este libro. En el
sas suelen diferenciarse bastante. E n cam bio, sea cuales fueren los m oti
prim er capítulo p re g unta si d u d a r es un acto de co no c im iento 6i, o un
vos de la d u d a y au n c u a n d o se c o n tra d ig a n entre sí, resulta fácil consta
acto de v o lu n tad (’2 y en a m b o s casos có m o co m ienza y term in a la refle
tar que la conciencia perm a n ece siem p re idéntica.
xión filosófica. En el seg u n d o se d etiene en la d u d a total 63. E n el tercero
L a d u d a se revela en la conciencia, en su interior, y nos co n d u c e a
J o h a n n e s ejercita la d u d a sobre sus percepciones y sobre sí m ism o M. El
ella. H a y q u e preguntarse, por ta n to , có m o surge «la posibilidad ideal de
título De óm nibus dubitandum est c o rresp o n d ía con exactitud a los con te
¡a duda en la conciencia» 66, esp e cialm en te si h em o s de proceder desde la
nidos p ro gram ados. duda total, la d u d a que se refiere a la posibilidad esencial de la conciencia
A ú n hay algo más. R e m e m o ra n d o el principio cartesiano de la d u h u m a n a 67.
da, Kierkegaard intenta d e sc u b rir si en Descartes se da un p la n te a m ie n
Antes de proseguir la in terp re tació n del texto kierkegaardiano, c o n
to correcto de la filosofía de la subjetividad. La respuesta positiva
viene repasar brev em ente u na cu e stió n ya e n u n c ia d a: ¿P uede p la n te a r
h u b iera servido a K ierkegaard de base a su propia con cep ció n de la
se desde la d u d a la p re g u n ta por la verdad?
subjetividad y de la verdad. D e todas m aneras, a u n q u e no lo confiese
La solución afirm ativa tiene re so n a n c ia s cartesianas. La verdad en
expresam ente, él acepta q u e la in qu isic ió n a través de la d u d a es u n a
su plenitud es lo p le n a m e n te consciente. La idea «clara y distinta», que
b u e n a forma de introd ucirse e n la estructura verdadera del sujeto. Tene
servirá de apoyo n a d a m enos q u e para p ro b a r la existencia de Dios
m os q u e referirnos a ello co n m ás detenim iento.
siguiendo la tradición a n s e lm ia n a del lla m a d o arg u m e n to ontológico,
La preg unta e s p o n tá n e a p a r a c u a lq u ie r lector sería ésta: ¿Qué rela
es fácilmente identificable con la certeza. Esta seguridad p len a de la
ción g u a r d a n entre sí la verd ad y la-duda? Es decir, si estam os en tra n d o
conciencia (certeza) aparece co m o lo contrario de la d u d a y se eq u ip ara
en la cuestión filosófica de la verdad, ¿por qué hem os de a r ra n c a r de la
a lo q u e D escartes c o n s id erab a sen sib lem en te co m o verdadero.
duda? ¿Qué interés «esencial» p ued e tener la du d a en o rd e n a la ver
Puesto que la po sib ilid ad de la d u d a está fu n d a m e n ta d a ideal o esen
dad? ¿Puede p lan tea rse desde la d u d a la pregunta por la verdad?
cialmente (d ud a total) e n la con ciencia, la resolución de la d u d a a través
La respuesta a estos interrog an tes irá ap a recien do g rad ualm ente,
de la certeza ta m b ié n h a de p o d e r hallarse p a rtie n d o de la conciencia.
a u n q u e desde el p rim e r m o m e n to Kierkegaard ofrece varias co o rd en a
La p rim era y m ás elem ental a c e p c ió n de la v erd ad (verdad co m o certitu-
das básicas. do) nos remite a la conciencia. S uby ace todavía o tro as u n to capital.
D u d a , certeza y v e rd a d re m iten a la conciencia. La co nc ie ncia refleja
La d u d a y la verdad dicen u n a relación esencial a la realidad. Es fal
u n a d e te r m in a d a estructura y n a tu ra le z a de la existencia 65. Estas dos
so-verdadero, dudoso-cierto, todo a q u e llo que expresa a d e c u a d a o in a
afirm acion es tan sim p les y tan claras están, com o veremos, e n el quicio
decuadam en te la realidad. P re s c in d ien d o a h o ra del sentido concreto
de todas las reflexiones k ierk e g aard ia n as sobre la verdad. S iem pre que
que dem os a esta últim a p a la b ra c u y a d eterm in a ció n nos llevará m u cho
tiempo, es evidente que existe a q u í u n tem a de gran en vergad ura con el
60 Papirer. IV B I. p. 114. cual tocam os fondo.
61 Papirer. IV B 13. p. 175. P od ríam o s re fo rm u lar este n u e v o tem a com o K ierkegaard lo haría,
62 Papirer. IV B 13. p. 176.
olvidando por u n in stan te las re s o n a n c ia s hegelianas de los térm inos
63 Ibidem.
64 Papirer. IV B 13. pp. 176-177. utilizados: ¿D ónd e h a lla r la v erd ad: en el discurso lógico o en la exis
65 El C apítulo I de la Pars secunda se titula «Q ué es dudar», y su primer párrafo que tencia real? ¿Puede el p e n s a r a l c a n z a r la verdad-realidad? O. volviendo
da en u n ciad o asi: «¿C óm o debe constituirse la existencia para que sea p osib le la duda?» al texto, ¿es la concien cia el lugar id ó n e o p ara d esc u b rir la verdad?
Papirer. IV B 1. p. 144, P oco d esp u és (IV B I. p. 145) Kierkegaard establece que la duda só
Si la últim a p re g u n ta tiene a l g u n a resolución positiva, h a b r á q u e ex
lo es posib le en la conciencia. H em os subrayado los dos térm inos para m ostrar el parale
lism o. aunque la m ism a form ulación lo muestra:
plicar p o rm e n o r iz a d a m e n te la c o n c e p c ió n k ierk e g aard ia n a de la con-
«H vorledes E xistentsen maa vaerc beskaffen. for at det at tvivle...» (p. 144).
66 Papirer. IV B 1, p. 145.
«H vorledes B evidstheden var beskaffen. naar den havde Tvivlen...» (p. 145). 67 Ibidem.
La co n c ie n c ia in c a p a z de d u d a r es im p o te n te ta m b ié n p a ra la v e r
ciencia, a fin de no so bresaltar a quienes h a n d ic ta m in a d o q ue su filoso
dad. La concien cia situada en la p u r a in m ed iatez se hace a b s o lu ta m e n
fía estaba lejos de los e s q u e m a s racionalistas. te indiferente a la cuestión de la verdad.
C o m o h a dicho W eisshaupt 6X. esta estrecha vinculación entre ver Esta postura no es nueva en la historia de la filosofía. Con ra zó n trae
dad y d u d a no significa u n a necesaria relación en el sentido de u n a «co Kierkegaard a colación varios testim onios: los sofistas griegos, para
rrelación», sino so lam ente u n a posible form a de relacionarse la v erd ad y quienes todo es verdadero y, frente a ellos. P latón esforzándose en de
la d u da. Puesto que verdad y d u d a tienen com o base la conciencia, sus m ostrar que lo negativo está ahí (er til); la interpretación aristotélica de
m ovim ientos h a n de estar d ialécticam ente interrelacionados en algunas las tesis de H eráclito q ue con clu ía en lo m is m o (todo es verdadero); m ás
esferas. Eso es lo q u e trata K ierkegaard de explicar en las siguientes cercano al p ro p io Kierkegaard, la teoría de S ch leierm acher sobre el sen
líneas de su exposición. timiento q u e convertía todo en v e rd a d e ro 75.
H u rg a n d o en el seno de la conciencia h u m a n a , d escu brim os dos ti C o n todo. Kierkegaard deja b ie n claro que «si la conciencia p u ed e
pos de conciencia: u n a q u e ad m ite la p o sib ilid ad de la d u d a y o tra que p erm a nece r en la inmediatez, la p re gu nta por la verdad es abolida
la excluye. Esta últim a la d e sc o n o cíam o s hasta el m om ento. ¿C óm o está (haevet)» 76.
constituida u n a conciencia que excluye la duda? Para explicar bien estas proposiciones, Kierkegaard vuelve sobre la
Sólo en el niñ o se da este tipo de conciencia que ignora la d u da. U na cuestión su scitad a que, com o vernos, tiene e n su p u n to de mira la in m e
co nciencia así, lejan a a las d u das, no está d eterm inada, carece de deter diatez y la verdad, sin olvidar la co n c ie n cia. ¿C óm o entender, po r c o n s i
m in ació n alguna. D ic h o con otras palabras: está indeterminada. Pero no guiente. la inm ediatez, qué derroteros sigue la pregu nta p or la verdad,
tener d e te rm in a c ió n equivale a afirm a r que esa conciencia es inmediata'. qué sucede en el interior de la co n c ie n c ia h u m a n a ? N ó ten se los pasos.
«La inmediatez (Umiddelbarheden) es precisam ente la indeterminación A u n q u e su p reo cu p ac ió n f u n d a m e n ta l se distrae u n poco con a sp e c
tos m arg inales 77, el p rim e r tema, o sea. q u é debe enten derse p o r in m e
(Ubestemmetheden)» 70.
Ya ten em o s dos térm in o s a interpretar (inm ediatez, in d e te rm in a diatez, le im p o rta m ucho. En este preciso m o m e n to no da n in g u n a res
puesta, pero sí lo hará al retom ar el p ro b le m a de la conciencia. Todavía
ción) en su difícil co n e x ió n c o n la realidad y con el p e n s a m ie n to en ge
deja p en d ien te la eq uip aración entre in d e te rm in a c ió n e inm ediatez!’
neral. y con la d u d a, la v erdad y la conciencia en este contexto. Q ueden
Creemos q u e con ella alude al o b je to -p u n to de p a rtid a de la filosofía,
a n o ta d o s p a r a no in te rru m p ir el ra z o n a m ie n to kierkegaardiano.
que u nos sitú a n e n lo in d eterm in ad o , otros e n lo m ás abstracto, otros en
En la co n c ie n cia infantil toda relación está excluida. La in m ediatez la nada. Sobre este asunto volverem os m ás tarde. A h ora hem os de c o n ti
es in co m p atib le c o n la re la c ió n 7I. Bajo este prism a no cabe m á s que la nuar con la b ú s q u e d a em p re n d id a.
posición sim ple sin determ in a cio n es dialécticas ni m ediació n alg u n a 72.
La relación d u d a-v erd a d es en este m arco totalm ente distinta. Así
c o m o la d u d a desap are ce y la relación se elim ina, así m ism o la verdad 2. L a contradicción en la conciencia
ad quiere otra dim ensión: «.Inmediatamente todo es verdadero» 7-\ Esto no
significa un d e s c u b rim ie n to positivo, sino m ás bien «privativo». Por P rosigam os el discurso sobre la v erdad desde esas dos conciencias,
d e n o m in a r lo de alg u n a m a n e ra : esta v erdad de la conciencia in m ediata una capaz y otra in c a p a z de s o p o rta r el peso de la d u d a.
es en el instante siguiente no-verdad (U sandhed), «pues inmediatamente Si la co ncien cia carece de relación , si p e rm a n e c e en un solo ám bito,
todo es no-verdadero (usandt)» 74. si no sale de la in m ed iatez p rim aria , ja m á s p o d rá plantearse la cuestión
de la verdad. E n la n iñ e z de la co n c ie n c ia es im posible p reg untarse en
68 K. W eisshaupt. Die Zeilliehkeil der Wahrheil. Eine Untersuchung zum Wahrheitsbe- serio por la v erd ad n . El terreno p ro p ic io p a r a la b ú sq u e d a de la verd ad
griff Saren Kierkegaards (Frciburg/M linchen. K. Alber Verlag (1973). p. 18. Sus análisis de
la verdad en Kierkegaard son profun dos y certeros, aun qu e a veces creem os que interpre 75 Papirer, IV B 1. p. 145 (al pie de págin a).
ta d em asiad o en detrim ento de la fidelidad al pensam iento kierkegaardiano. En nuestra 76 Papirer. IV B 1, p. 146.
op in ió n es el m ejor trabajo p u b licad o sobre el tema. 77 «¿Qué es antes, la m ediatez o la in m ed iatez?» Ibidem. Kierkegaard la resuelve
69 Papirer. IV B 1. p. 145. aludiendo a la respuesta que Tales dio a q u ien se inquietaba por el m ism o problem a res
70 Ibidem. pecto del día y de la noche: «La noche es u n día antes.» Ibidem.
71 Ibidem. 78 La verdad adulta, conquistada c o n esfuerzo, es m ás valiosa que la ingenu id ad in
72 P osiblem ente Kierkegaard piensa ya en la «m ediación hegeliana». pero de m o
fantil. K ierkegaard afirm a en otro lugar q u e la ad m irad a con fian za del am ante corres
m ento la tom am os en sentido norm al. pondido es de m enos valor que la in ocen cia «elegida», la que cree en el otro a pesar y por
73 Papirer. IV B I. p. 145. encim a del en gañ o. Cfr. 5. V. I X pp. 267-268, 277-278.
74 Papirer. IV B 1, p. 146.
es la conciencia que posibilita la duda, la conciencia q ue ag ua n ta la
P ara n o in c u rrir en am b ig üed ades, K ierk egaard repite con énfasis y
m ediatez y adm ite la relación. con detalles m ás explícitos la a n te rio r proposición: «La inm ediatez es la
¿C óm o aparece de h e c h o la pregu nta por la verdad? P o r la no-ver realidad (Realiteten), el lenguaje es la id ealid ad (Idealiteten), la c o n
d a d , re s p o n d e K ie rk e g a a rd , ya que en el m ism o in s ta n te en que yo ciencia es la co n tradicción (M odsigelsen). E n el instante que yo expreso
in quiero por la verdad, ya estoy p re g u n ta n d o p or la no-verdad. E n el in la realidad (Realiteten), la co n tra d ic c ió n (M odsigelsen) está ahí, pues lo
terrogante p or la verdad la con ciencia entra en relación (F orhold) con que yo digo es la idealidad (Idealiteten)» 84. C o m o fácilmente se obser
otra cosa. La presencia de la no-v erd ad hace posible esta relación 79. va, estam os en presen cia de dos esferas o térm in o s opuestos (Realitet-
El cu e stio n a m ien to p o r la v erdad nos lleva a detectar la existencia Idealitet) y el «tertium » que las re la c io n a recibe otro nom bre: contradic
de un polo opuesto, la no -v e rd ad . P ara resolverlo tenem os q ue valernos ción. H e m o s de h a c e r u n a breve p a u s a p a r a clarificar el conjunto.
de u na instancia q ue posibilite la co m p aració n (relación) entre los tér La in m ed iatez que invadía s im p le m e n te la con ciencia (infantil) y
m inos que son verdad ero s y no-verdaderos. Esto sólo p ued e lograrlo la que im po sib ilitaba por sí sola la existencia de la d ud a, de la relación, de
cpn ciencia (adulta) que h a su p e ra d o la inm ediatez y resiste el enfrenta la verdad, es la re alidad (Realitet). S obre el v ocablo m ism o h a b r á o ca
m iento con la mediatez. sión de hablar. D e m o m e n to basta con c o n s ta ta r el proceso.
Sabem os, p or consiguiente, que la ruta hacia la verdad tiene su base El térm ino co n tra rio es la m ediatez, es decir, la re p rod ucción ideal
en la estructura de la co n cien cia, esa conciencia que pu ede ir m ás allá de la realidad, ya sea en el m ero p e n s a m ie n to o en la palabra. Sin
de la inm ed iatez y establecer u n a relación determ inada. L a verdad a p e m ediatez-idealidad no hay con ciencia h u m a n a , n o h a y relación, no es
la tam b ién a la m ediatez y a la relación com o constitutivos de la c o n posible la d u d a ni tam po co la verdad.
ciencia. La última, la relación (Forhold), es decisiva p ara c o m p re n d e r el Pero la idealidad aislada, sin contraste expreso c o n la realidad, es
ser d in ám ico de la conciencia. Kierkegaard dice inicialm ente que la incapaz de abrir el ca m in o hacia la verdad. Se h ac e necesario e n c o n tra r
conciencia es posible por la relación 80. pero pronto afirm a rá que la c o n un «lugar», u n «acto», que ponga en relación a m b a s esferas. Ese lu g a re s
ciencia es una relación 81. Esta relación que es o se establece en la c o n la conciencia y su ejercicio lo llam a K ierkegaard contradicción. Por ello
ciencia tiene características cuya relevancia n u nca co n ve nd rá olvidar concluye: la posibilidad de dudar, de re la c io n a r los dos términos, de
en todas las disquisiciones so b re la verdad. buscar la verdad co n garantías, p ro c e d e de la co nciencia «cuya esencia
¿Podría p e rm a n e c e r la co ncien cia p ara siempre en la inm ediatez? Es es contradicción» 85. N i la sola re a lid a d ni la p u ra idealidad sirven por
u na pregunta útil, p o rq u e sin m ediatez-relación no existe conciencia sí m ism as p ara re alizar la vuelta total a la d u d a y suscitar la pregun ta
p ro p iam e n te dicha, no h a y concien cia en sentido pleno. La conciencia radical p or la verdad.
debe saltar p o r enc im a de la in m ed iatez y esto lo logra a través de la A dem ás de las difíciles cuestiones que te n e m o s pendientes, com o el
m ediatez que asu m e (hasver) la i n m e d i a t e z / w w p o n i é n d o l a 82. verdadero retorno a la d u d a y el certero p la n te a m ie n to del interrogante
R eaparece de nuevo el b in o m io inm ed'ate z-m ed iate z c o n un os c o n por la verdad, K ierkegaard nos e n fre n ta a tem as m uy arduos y cuya re
tenidos que el au to r va a explicitar claram ente. solución hubiera evitado la in m e n s a m ay o ría de las polém icas filosófi
La in m ediatez (U m id d e lb a rh e d e n ) es la realidad (Realiteten). La cas. N os referim os al p ro b le m a d e la re alid ad y la idealidad.
m ediatez (M id d e lb a rh e d e n ) es la p a lab ra (Ordet). ¿C óm o consigue la La conciencia es u n a relación y u n a contradicción. En ella se
m ediatez s u p erar (haever) la inm ediatez? E xpresándola, p r o n u n c iá n d o encuentran y c h oc an, según la form a en que lo en ten dam os, la realidad
la, pues lo que se expresa está siem pre presupuesto 83. y la idealidad. ¿C ó m o están constitu id a s esa re alid ad e idealidad de las
Ya tenem os los tres té rm in o s que servirán de tem a capital p ara todo que h ab la Kierkegaard? ¿Cóm o ac on te ce el enc u en tro de a m b a s en la
el desarrollo que sigue acerca de la conciencia: p o r un lado, la realidad; conciencia? K ierkegaard re spon derá a q u í a esta últim a pregunta, d e ja n
por otro, su e n u n c ia d o o expresión; com o «tertium» entre am bos, el do para otros escritos la prim era. Pero es obvio, tam b ién para él y más
trente a Hegel. q u e ésta es la cuestión central de todas las filosofías que
«acto» que form ula o crea tal enun ciado.
pretenden s u p erar y co m p re n d er las su tu ras de la re alid ad a través de la
idealidad.
79 Papirer. IV B 1. p. 146.
80 «En la pregunta por la verdad la conciencia entra en relación c o n otra cosa, y lo D ejar en este m o m e n to sin so lució n expresa lo que entiende p o r rea
que posibilita esta relación es la no-verdad.» Papirer IV B 1, p. 146. lidad e idealid ad n o significa elu dir la p ro b lem ática. Al contrario, juz-
81 «La con cien cia es la relación , una relación...» Papirer, IV B 1, p. 149.
82 IV B 1. p. 146. K ierkegaard subraya sólo el prefijo de esa palabra. 84 Ibidem.
83 Ibidem. Ahora subraya toda la palabra. 85 Ibidem.
g am o s que u n a rá p id a y pre co z aclaración Ml de estos dos conceptos
su función contradictoria. V endrían las co n secu encias negativas y no
desfiguraría el discurso de Kierkegaard. Merece la pena a c o m p a ñ a r sus podría ser p la n te a d a la pregunta p o r la verdad.
largas y difíciles disquisicio nes a través de sus obras, siem pre b u s c a n d o En efecto, tanto en la mera re a lid a d c o m o en la pu ra idealidad todo
ceñirse con m ás fidelidad a la realidad sin caer en las redes del p ra g m a
es verdadero. Incluso más, si p u e d o a f ir m a r que todo es in m e d ia ta m e n
tismo y h u yen do de los ca n to s de sirena del pen sa m ie n to puro. C on este
te (um iddelbart) verdadero (sandt), ta m b ié n me está perm itid o decir
austero ejercicio lograrem os c a p ta r m ejo r el sentido preciso que Kierke
que todo es in m e d ia ta m e n te real (virkeligt) 92. El salto d ado p o r Kierke
g aa rd confiere a la realidad, a la tarea filosófica y a la verdad. gaard con esta eq u ip aració n es tra s c e n d e n ta l, pues suscita, por u n a p a r
Siguiendo con el análisis textual, Kierkegaard vuelve a re co rda r que te, el p ro b le m a de la relación e n tre verdadero y reaI (que nos o cu p a rá
la p o sibilidad de d u d a r p ro c e d e de la conciencia. Al enfrentarse ésta a m ás adelante m u ch as m ás p áginas) y no s descubre, p o r otra, la existen
la pregunta por la verdad y la no-verdad, descubre que ella es en sí m is cia de dos equivalencias para el té rm in o real (real y virkelig) . A m bos
m a u n a contradicción. ¿ C ó m o es esta contradicción? ¿Qué p u ed e decir asuntos son cruciales y están ap u n ta d o s .
se de la concien cia com o contradicción? C o n tin u a n d o con lo nuestro, v e m o s q u e en la inmediatez lo m á s falso
La d ud a surge de la co nciencia. Esta es por n aturaleza una c o n tr a y lo más verdad ero son igualm ente verdad y que. tam bién, lo p u ra m e n te
dicción; a través de ella se crea y ella m ism a crea u na d u p lic id a d (D up- posible y lo m á s im posible son reales (virkelig) en idéntico g ra d o 93.
plicitet). R ealidad e idealid ad son los ejes de esta duplicidad. Su rela M ientras n o se p ro d u z ca un a u té n tic o c h o q u e entre realidad e id e a
c ión p uede expresarse de dos m aneras: re la cion and o la realidad a la lidad. no h a b r á conciencia p ro p ia m e n te tal. Sólo la relación c o n tr a
id ealidad o la id ealidad a la realidad. La conciencia, co m o venim os puesta entre a m b a s h a r á nacer la posibilidad 94. Sin ella no hay c o n c ie n
diciendo, es la relación (F orholdet) S7. cia en sentido estricto y ese en o rm e Falsum (sic) no h allará n in g ú n o b s
K ierkegaard insiste en su an terio r afirm ación: «E n la sola realidad táculo para au to afirm arse como alg o válido.
no hay posib ilid ad de d u d a r » Sli, ni n a d a de lo que ella conlleva. En La co nciencia no es ni la re alid ad ni la idealid ad 9-\ pero ta m p o c o
cu a n to yo expreso (jeg udtrykker) la realidad en la p alab ra, aparece la existe sin ellas y sin que entre a m b a s se p ro d u z ca u n a interrelación viva
y profunda.
co ntra d icció n
La clave d e la conciencia es la co n tra d icció n . La c o n tra d icció n d efi
Pero surgen nuevas m atizaciones. Al form ular (udtrykker) la reali
ne la conciencia. La conciencia es e n su esencia u n a con tradicción , pero
dad. no me q u e d o en u n a sim ple expresión, sino que creo algo distinto
no u na c o n tra d icció n cualquiera, s in o la q ue aparece e n el c h o q u e fro n
(noget A ndet) q°. Esta d is tin c ió n es im portante. Existen dos form as de
tal entre re alid ad e idealidad.
re la cionar realid ad e id e alid ad que se diferencian p o r la in ten sid ad de
Esta co ntrad icció n entre realid ad e idealidad es tan im portante,
la relación m ism a. Por ser «lo dicho» expresión de la realidad ya se es
insistimos, q u e sin ella no existe c o n c ie n cia. La contradicción da lug ar a
tablece entre realidad e id e alid ad u n a cierta relación. Pero c u a n d o «lo
la génesis, al n a c im ien to de la c o n c ie n cia. E n sus borradores K ierke
dicho» se tran sfo rm a en creación mía, yo provoco un c h o q u e m ás p ro
gaard a ñ a d irá : « N acim iento de la co n c ie n c ia . Este es el prim er d o lo r de
fu n d o entre re a lid a d e id ealid ad . Si los in tercam bios entre ellas se m a n
la vida» %, c o m o si la c o n fro n tació n contra d icto ria entre re a lid a d e
tuviesen en el p rim er grado, si n u n c a se llegara al segundo y f u n d a m e n
idealidad fuera, m ás que un e m p e ñ o artificioso de elucubrantes, un p a
tal paso, la concien cia no sald ría de su estado p o te n c ia l41 y no cum pliría
so difícil p o r el que d eben atra v esar todos los h u m an o s.
El re p la n team ien to k ierkegaardiano del p ro b le m a de la v erd ad p e r
86 Es lo que hace W eisshaupt, que puede ser útil, pero que no resaita bien ia ind aga
tenece al á m b ito de las relaciones en tre re alid ad e idealidad, pero e n t e n
ción kierkegaardiana: «D ie ¡dealitat, die sich ausspricht. setzt sich eine Realitat ‘voraus'.
die sich aussprechen will. Realitat ist die Sachheit der Sache selbst, das, was im Umkreis
didas éstas n o en el sentido clásico de « ad a eq u atio » , sino en u n a p ers
der res begegnet. Realitat ist «W irklichkeit». 'Real' ist das Seiende ais S eien des, ungedacht. pectiva diferente.
‘Realitát' ist, was an sich ohn e R eflexión (ohn e Rückbezug) aufsich ist. was also nicht/wr
sich ist. Realitat ist in Kierkegaards V erstandnis das. was nicht logoshaft ist. das, was im dad en relación c o n la realidad es lo esp ecífico de lo ético. Cfr. F. Jarauta. Soren Kierke
W issen und Sagen nicht begegnet. «Idcalitat» ist deingegentiber bei Kierkegaard Logos. gaard. Estructura y dialéctica de la subjetividad (R om a. 1975). p. 22.
D en k en . Sprache.» K. W eisshaupt. D ie Zeitlichkeil der Wahrheil. p. 22. 92 Papirer. IV B 1. p. 147-
87 Papirer. IV B 1. p. 146. 93 Ibidem.
88 Ibidem. 94 Ibidem. Kierkegaard subraya este im portante térm ino que reaparecerá al hablar
89 Ibidem. de la realidad, la libertad el yo. el devenir, etc.
90 Ibidem. 95 Literalm ente: «La realidad no es la co n cien cia , la idealidad tam poco, y. sin em
91 Papirer. IV B I, pp. 146-147. Jarauta hace otra interpretación, en virtud de la cual bargo. la c o n cien cia no puede existir sin am bas...» Papirer. IV B I. p. 147.
la realidad en relación con la id ealid ad es lo propio del conocimiento. m ientras la ideali- 96 Papirer. IV B 14. p. 180.
Siguiendo las a r g u m e n ta c io n e s expuestas m ás atrás, Kierkegaard
Entre realidad e id e a lid a d no hay posible acercam iento ni e q u ip a r a
pone de relieve la im portancia de d is tin g u ir bien entre reflexión y c o n
ción directa. F o rm u la d o al estilo kierkegaardiano (contra Hegel). ciencia.
d iríam o s q u e entre id e alid ad y realidad hay u n a d is co n tin u id a d ab s o lu
La reflexión (Reflexionen) e s la (pura) «posibilidad de relación
ta. Esta d isc o n tin u id a d recibe el n om bre de contradicción.
(M uligheden a f Forholdet)» 101. La co nciencia, en cam bio, es la relación
La n atu ra leza de la v e rd a d ha de ser cuestion ada y resuelta en el n ú
(Forholdet) y su forma prim aria e s la co ntra d icció n (M odsigelsen) ll):>.
cleo de la c o n tra d icció n en tre realidad e idealidad, concíbase aquélla
Si qu erem os a h o n d a r en estas d ife ren cias entre reflexión y conciencia,
c o m o relación h o n d a o c o m o ch o que violento. tendrem os que servirnos d e otra figura.
Para posib ilitar ese en c u e n tro contradictorio ha de existir algo dis
Las d eterm inacio nes (B estem m elser) de la reflexión son siem pre
tinto, algo nuevo, o tra co sa (noget Andet), q ue no sea reductible ni a la
dicotómicas (dichotomiske). D e e?e m o d o son, p o r ejemplo, las siguientes
realidad ni a la idealid ad. Eso es la conciencia. Ya h em o s in sin u ad o
determ inaciones de la reflexión q u e p o n e m o s en un cuadro e s q u e m á ti
q ue.d esde a h o ra K>1, pero m á s claram ente después, K ierkegaard identifi
co para evitar m a le n te n d id o s en lo s últim os m iem bros:
cará esta m ism a c o n tra d ic c ió n con la existencia (Eksistentsen).
Si insistim os re ite rad am e n te en estos térm inos, es p ara que no se olvi
den las fronteras q u e m a rc a el autor. H ay u n a clara distancia, dice en este Idealidad A lm a C o no cer Q u e re r A m ar Dios
contexto, entre la conciencia y aquello que tendería a considerarse como y y y
m ás próxim o a ella, la idealidad. En los escritos siguientes completa: entre Realidad cu erpo la verdad lo b u e n o lo bello m u n d o m\
la existencia y lo que a p rim era vista resulta más cercano a ella, la realidad,
se da u na neta separación. C ontra otras filosofías. Kierkegaard afirm a que Estas d e term in a cio n es están « e n presencia» u n a s de otras, se tocan,
la conciencia (la existencia, después) está equidistante de la idealidad y de se m iran (berore de hinan den ), p e r o sin llegar a establecer una relación
la realidad com o tales, a u n q u e se forme o surja en y con ellas. verdaderam ente «creativa». Así p u e d e interpretarse este texto sin o fe n
der la letra del m ismo. Es similar a lo que antes decía de la idealid ad y
de la realidad, cu a n d o a ú n no h a b í a n « ch o c ad o » entre sí.
3. El interés suprim e la duda La conciencia tiene u n a d in á m ic a diferente, m ás intensa y m á s c o m
Antes de c o n tin u a r c o n la inquisición sobre la d u d a. K ierkegaard se pleja que la reflexión. Sus d eterm in a cio n es (Bestemmelser) son tricotó-
detiene en otra d istin ció n cuya im p ortancia le parece fu n d a m e n tal y que micas (trichotomiske). Lo revela el le n g u a je m ism o, «pues c u a n d o digo:
en el fon do está b a s a d a en los anteriores principios. yo me hago consciente de esta impresión sensible, form ulo ya u n a triada
Cree Kierkegaard que la conciencia ha recibido habitualm ente el nom (Trehed)» 104 Es decir, el yo (la id ealid ad ) tiene ante sí la im p resión s e n
bre de reflexión. Justifica su observación con las referencias a las am biguas sible (la realidad) y la reduplica en l a conciencia. E l tercer té rm in o es lo
term inologías m o d e rn a s q u e d e n o m in a n «sinnliches Bewusstsein, wahr- originado e n la co n c ie n cia por la a c c ió n re d u p lic ad o ra del espíritu l05.
neh m e n d e s Bewusstsein, V erstand» l)R. a nociones q u e m erecen m á s bien Es curioso lo que sucede e n el m u n d o espiritual y ta m b ié n en la c o n
el n o m b re de p ercepción y experiencia. Según su parecer, la conciencia ciencia que es espíritu (Aand): c o m p a r t ir u n a u n id a d hace n a c e r siem
pre tres, n u n c a dos l06.
contiene m u ch o m ás q u e todo eso.
Hegel es e v id en te m e n te el a u to r a lu d id o co n esa citación de voca Nuestras lenguas p arecen d e b ilita r el argu m en to, prosigue K ierk e
blos alem anes. Sus c o n c ep cio n es de la conciencia n o le satisfacen. Lue gaard. E stan d o la p o sib ilid a d ese ncial de la d u d a an c la d a en la c o n
go com enta: «Sería a lta m e n te interesante ver có m o se las arregla Hegel ciencia, nos e n c o n tra m o s c o n que su etim ología evoca d irectam ente el
para p a s a r de la c o n c ie n c ia a la conciencia de sí y d e esta últim a a la ra significado de «dos». Kierkegaard n o lo aclara aquí, p orque sus exce
zón» l)l>. Estos «pasos» hegelianos, p u ra m e n te n o m in ales en o p in ió n del lentes con ocim iento s etimológicos l o j u z g a n inútil, pero la observación
filósofo danés, c o r re s p o n d e n ju s ta m e n te a los títulos de las tres partes es certera. Basta to m a r co m o ejem plos el danés, cuyo prefijo rvé>-(equiva-
de la F en o m en o lo g ía del Espíritu: Bewusstsein, Selbstbewüssfsein, Ver-
nunft. c o n te n ie n d o la p rim e ra las subdivisiones de sirinlicfíe Gewifiheit. 101 Papirer. IV B 1, p. 147
102 Ibidem.
W ahrnehmung y Verstand U)0. 103 Ibidem. En don de no hay «y» el au tor p on e un guión (-).
104 Papirer, IV B 1. p. 148.
97 Papirer. IV B I. p. 144. 105 A la reduplicación acudirá m u c h a s veces Kierkegaard para explicar sus
98 En alem án. Papirer. IV B i. p. 147. a pie de página. intuiciones filosóficas, com o, por ejem plo, a l final de este esbozo.
99 Ibidem . 106 Papirer. IV B 1, p. 148.
100 Cfr. G. W. F. H egel. Phcinomcnologie des Geistes (Stuttgart. Jub. Ausg. 4 1964). II.
lente al h is p a n o bis-) está en la form ación de la p a lab ra tvivle (dudar), el ta ju s ta m e n te el m edio y el in s tru m e n to p or el que la d u d a p u e d e ser
a lem á n zweifel (zwei: dos) y el latín dubitare (dúo: dos) l07. vencida: el interés de la conciencia
A p esa r de ello y re c o rd a n d o los presupuestos anteriores, Kierke La p reg unta por la v erdad exige la vuelta a la d u d a esencial y total.
g aard declara esta o bjeció n com o falaz, ya que si sólo hubiera Descifrando el enigm a de la d u d a, p o d re m o s a d u e ñ a rn o s de la llave
que nos facilita el acceso al recinto d o n d e está escondida la verdad. Esa
dicotom ías, n o p o d ría existir la duda. Situar la d u d a en la reflexión
(dicotóm ica) es im posible, a no ser q ue se h able de d u d a s « pre sup ues llave secreta no se halla en la región de las reflexiones objetivas, sin o en
tas». La d u d a surge de la relació n en ejercicio y la expresión que tercia el m u n d o del interés. ¿C ó m o in te rp re ta r ese interés que está-en y es la
conciencia? P ara hacerlo, debem os re to r n a r a los escépticos.
entre los dos térm in o s re la c io n a d o s d eb e preceder a la d u d a y no suce
Los escépticos griegos h a b ía n c o m p r e n d i d o perfectam ente q ue la
dería l0K.
duda está a s e n ta d a en el interés. C o m o todos los filósofos, ellos b u s c a
La d u d a b a s a d a en la d in á m ic a estructural de la conciencia tiene co ron la m a n e r a de vencer la duda y lo hiciero n con lógica y con im a g in a
m o ella un carác te r tricotóm ico y no puede resolverse en el estrecho ción. S a b ie n d o q ue d u d a e interés v a n d e la m ano, tra n s fo rm a ro n el in
m arco de la reflexión «p u ra » . Es ahí d o n d e desea llegar Kierkegaard. terés en a p a tía y con ello la duda fue su p rim id a m.
O tra nota d iferen ciad ora de la co ncien cia y de la reflexión lo mostrará. Estos griegos fueron m ás co n se cu en tes que los m o d ern o s filósofos,
Q u e la reflexión constituye sólo u na «posibilidad de relación» e q u i quienes h a n ignorado la n aturaleza de la d u d a y h a n p reten dido su p ri
vale a a firm a r que la reflexión es desinteresada, «carente de interés» mirla «sistem áticam ente». Pues b ie n , « a u n cu a n d o el Sistema estuviera
(interesselos) La co n c ie n cia, en cam bio , es u na relación y, p o r ello ab solu tam ente fundado, a u n c u a n d o la realidad sobrepasase to d a s las
m ismo, interés. La distan cia entre la d u alid ad de la reflexión y la de la previsiones, la duda no h a b ría sido s u p erad a (overvundet), p o rq u e c o
conciencia viene p re cisam en te del interés. Kierkegaard pone entre p a mienza antes» "4. Se inicia en el interés, que está presente en la d u d a
réntesis la trad u c ció n latin a de este vocablo, pese a ser idéntico al danés desde su nacim iento.
(Interesse). D e ello saca co n clu siones sugerentes. El co no c im iento sistemático es d e s in te re s a d o y, p or ello, es im p o te n
Los saberes q u e suelen incluirse en el círculo de la p u ra reflexión, te para resolver la d u d a e n el seno d e la conciencia. Los escépticos grie
c o m o las m atem áticas, la estética, la metafísica, están p rivados n o r m a l gos que h a b í a n enten d id o a las m il m ara v illas lo ab su rd o que resulta
m ente de «interés». C u a n d o se habla e n ellos de d u da, se sobreentiende h ablar de la d u d a si se abstrae del interés, h a b ría n acep tado con toda
que es una «pre su p o sic ió n en la d u d a » lm, u n a d ud a, p o d ría m o s decir, n aturalid ad q ue filosofar sobre u n a « d u d a objetiva» es un juego de p a
m eram ente hipotética. E n este d o m in io del saber que abstrae del inte labras 115 al que no merece la pena p r e s ta r atención.
rés, la d u d a en sentido p le n o n o existe, a u n q u e lógicam ente tam p o co se Lo que da consistencia a la a u té n tic a d u d a y a la verdad que p erse
logra en este terreno ven c er ni su p rim ir la d u d a real. Lo ú n ico q u é se guimos es el interés, concibiend o éste e n su doble sentido de « estar e n
consigue, co m o m ucho, es neu tra liz arla m. tre» (inter-esse) la realidad y la id ealid ad , y, a la vez, c o m o u n a in terv e n
ción viva, «interesada», en esa d ialéc tica dual. Si la id ealid ad y la reali
Pero la d u d a total está m á s allá del ra z o n a m ie n to objetivo, es una
forma su perior a todo p e n s a m ie n to objetivo. Si alguien cree que es posi dad p e rm a n e c ie ra n un a frente a o t r a e n eterno conflicto y no h u b ie r a
ningún interés, « n in g u n a co ncien cia q u e estuviera interesada en esa lu
ble suprim ir, resolver, s u p e r a r (overvinde) la d u d a a base de p e n s a m ie n
cha (ingen B evidsthed er, d e r h ar Interesse a f d e n n e Strid), la d u d a n o
to objetivo (objektiv Taenkning), está en un error absoluto, ya q u e le fal
existiría» llh. P o r el contrario, la d u d a y el interés po d rían subsistir, a u n
que idealidad y realidad llegasen a co n c ilia rs e entre ellas ll7.
107 Una de las leccion es de la Dogm ática especulativa de M artensen-tenía por título:
La d u d a q u e descubre el sentido de la conciencia c o m o c o n tra d ic
«D u dar viene de dos (Tve) c o m o Zweifel y dubitatio.» Cfr. nota del ed. de Papirer. IV B
13. p. 174. Kierkegaard elogia en un sentido la mayor riqueza de la «du plicidad » en la ción, qu e suscita el interés irreductible de la conciencia, tiene u n a im-
vida: «La con cep ción que ve la du plicidad de la vida (d u alism o) es m ás alta y más
profunda que aquella que b u sca la un idad y 'hace estudios para la unidad' (una 112 Textualm ente: «Interessen eller B evid sth ed en .» (El interés o la con cien cia.)
expresión de H egel sobre la asp iración de toda filosofía). A quella que ve la eternidad Ibidem
com o xeX.o<;, y en general la consideración teológica es más alta que toda inm anencia...» 113 Papirer, IV B 1, pp. 148-149.
114 Papirer, IV B 1, p. 149.
Papirer. IV A 192. p. 70.
115 Ibidem.
108 Papirer. IV B I. p. 148.
116 Ibidem.
109 Ibidem.
110 Ibidem . 117 Ibidem . Kierkegaard no aclara si e s o sucedería «después del choque», q u e sería
lo lógico.
111 Ibidem.
portancia p rim o rdial. K ierkegaard se atreve a describirla com o la « in mer escrito p ara definir m ejo r la d ialéc tica dentro de la triada c o n c ie n
troducción a la form a m ás alta de la vida (Tilvícrelse) níi. quizas porque cia-realidad-idealidad 121.
pone en presencia los polos fu n d a m e n tales de la existencia (Idealidad y Sabem os q u e la conciencia sólo p u e d e nacer c u a n d o se .efectúa el
Realidad) y suscita la única actitud (subjetiva) que puede c o m p re n d e r choque (S a m m e n s to d ) en tre id e a lid a d y realidad. Este c h o q u e c r e a d o r
las y asum irlas. Esta ú ltim a nota adela n ta algo q ue a ú n no ha sido d i aparece c u a n d o se suscita la p re gu nta p o r la repetición l22. ¿Qué es la
repetición? ¿De qué m a n e r a tiene h u e c o e n la form ación de la c o n c ie n
cho p o r el autor.
cia com o lugar de b ú s q u e d a de la v erd a d ?
En todo caso K ierkegaard deja m uy claro en su relato acerca de la
b ú squ eda de la verd ad filosófica que la resolución de la d u da y la c a p ta En la realid ad co m o tal no hay repetición. Lo m ás que puede h a l l a r
ción de la verdad no pertenecen al reino de la objetividad abstracta. El se es u n a diversidad infinita. P odría suceder que todas las cosas tuvie
«p ensa m ie n to objetivo» es im potente para so p o rtar el cu estionam iento ran u n a sem eja n za absolu ta sin que h u b ie ra repetición (Gjentagelsen).
sobre la d ud a y la verdad. Sólo podem os «volver» a la d u d a esencial Por ejemplo, si el m u n d o n o fuera t a n v aria d o en su belleza, sino q u e es
desde un interés radical, d esde u n interrogante que se aleje de la apatía, tuviera fo rm ado p o r rocas u niform es, n o p o r eso existiría repetición. Yo
estaría vien do e tern am en te un b lo q u e de piedra, p ero me sería im p o s i
es decir, desde el in terro g a n te pasional.
Antes de llegar a la d e te rm in a c ió n de ese interés tan opuesto a la ble p regu ntar si era o no el m ismo q u e h a b ía visto antes l2J, porque con
«apatía» y tan diferente del espíritu escéptico, Kierkegaard recuerda esa p regunta estaría fo rm u lan do y a el interrogante h u m a n o del que
emerge la repetición.
un a y otra vez q u e ta n to la d u d a com o el interés se refieren a la dualidad
que la reflexión a s u m e de m a n e ra «fría» y la conc ie ncia de m od o «vi En la sola idealidad tam p oco h a y repetición. Kierkegaard lo justifica
vo», es decir, la d u a lid a d d e realidad e idealidad. La d u d a es u n a posibi con arg um en tacion es que le a p r o x im a n a otras filosofías: la idea es
lidad que se resuelve en el ejercicio tricotóm ico entre la conciencia, la siempre idéntica a sí m is m a y como tal no p uede repetirse l24.
idealidad y la realidad. C o n c e b ir los p la n tea m ien to s filosóficos kierke Tenemos así ra z o n a d a s las p o s tu ra s de p rincipio que K ierkegaard
gaard ian o s lejos del b in o m io idealidad-realidad, en virtud del énfasis había a d o p ta d o frente a la realidad y la idealidad, al afirm a r que n i n g u
puesto en el interés, es falso. Ya hem os dicho que interés en su p rim er na de ellas p o día po r sí m ism a y en exclusiva servir de fu n d a m e n to v áli
significado (inter-esse) a lu d e a la d u alid ad que la reflexión pone en c o n do a la pregu nta p o r la d u d a y por la verdad. N i la idealid ad ni la reali
dad ais la d a m e n te posibilitan la «vuelta atrás» im prescindible p ara in i
tacto. ciar ese cam in o.
Todavía q u e d a p o r e x p lica r cóm o aparece o riginalm ente esta d u a li
dad. Emerge así la categoría de repetición que nos ilustra m ás aú n acer La repetición surge c u a n d o se p r o d u c e el co ntacto entre idealid ad y
ca del fu n c io n a m ie n to de la conciencia. Es el ú ltim o párrafo y con el realidad, c u a n d o id e alid ad y re a lid a d se m ira n u n a a otra (b erore
que K ierkegaard c o n c lu irá su esbozo sobre J o h a n n e s Clim acus. hinanden), vuelve a decir. U n ejem plo co nc reto aclara este encuentro:
cuando en u n m o m e n to (M om entet) d a d o veo algo, la idealidad a c u d e
prestamente a m ostrarm e q u e se tra ta de u n a repetición l25. Aqui está la
4. Repetición contradicción, p u es lo que es, es al m i s m o tiem po otra cosa. «Yo veo el
dato exterior, veo que es, p ero en el m is m o instante (Qieblik) 126 lo p o n g o
Este térm ino, de un co n te n id o tan peculiar en su filosofía que le en relación con algo que ta m b ié n es, q u e es lo m ism o y q ue i n m e d ia ta
dedicará u n a o b ra entera 114 y lo p resentará co m o el sustituto d an é s p a mente quiere a c la rar que ese otro es el m ism o » l27. En esto tenem os u n a
ra la m ediación hegeliana l2°. es utilizado p o r K ierkegaard en este pri-
118 Papirer. IV B I. p. 149. «Tilvasrelse» se traduce al alem án por «D asein ». 121 La repetición, com o inm ediatam en te se explica, no puede darse estrictam ente
Sab ién dolo, aquí darnos siem pre el significad o norm al de la lengua danesa (vida, en la naturaleza. Es una categoría del espíritu y de la co n cien cia. Papirer. IV B 117, pp.
287-289, 291-292.
existencia), pero p on ien d o entre paréntesis el térm ino original para su correcta
122 Papirer, IV B 1, p. 149.
utilización filosófica.
119 (íjentagelsen. Et Eorsog i cien eksperimentende Psyehologi. <La repetición. Un ensayo d e ) 123 Papirer, IV B 1, pp. 149-150.
124 Papirer, IV B 1, p. 150.
psicología experimental). S. V. III. pp. 189-293.
120 «Es increíble ver el ruido que se ha hech o en la filosofía hegeliana en to m o a la j
125 Ibidem.
m ediación (M ed iation en ) |...| M ed ia c io n e s una palabra extranjera; repetición (G jentagel- 126 Señalam os la diferencia entre « M o m en t» y « 0 ie b lik » , que en otros escritos
s e n )e s una buena palabra d an esa y yo me congratulo con la len gua danesa en un térm ino tendrá gran relevancia.
filosófico.» S. V. III. p. 212. En últim a instancia y p rescin dien do de otros desarrollos, 127 Texto de difícil traducción: «At det U dvortes er, det seer jeg, men i sam m e
Kierkegaard referirá la repetición a la libertad, la repetición debe entenderse en sentido Oieblik bringer jeg det i Forhold til Noget, d er ogsaa er, N oget der er det samme o g som
pleno com o tarea de la libertad y com o libertad. Cfr. Papirer. IV B 117. p. 293. tillige vil forklare, at det Andet er det sam m e.» Ibidem .
reduplicación y con la redu plicación la pregunta p o r la repetición. Se C o n esta alu sió n al recuerdo c o n c lu y e Kierkegaard este esb o z o 132.
trata de p re g u n ta rn o s p o r la id entid ad-con tradicció n entre lo que «es» El esq uem a previsto prom etía am p lia s exposiciones sobre todo lo d icho,
(en la realidad) y lo que yo veo que «está ahí» (en la idealidad). pero hem os de c o n fo rm arn o s con lo que está recogido en sus Papirer.
A ún sigue in q u irie n d o K ierkegaard p o r la natura leza de ese e n c u e n
tro y p o r el m edio q u e lo h a c e posible. A ntes de p a s a r al capítulo siguiente, re asu m im o s brevem ente to d o lo
expuesto.
Id e alidad y re a lid a d e n tra n en colisión. ¿En qué medio? ¿En el tiem
K ierkegaard despierta a través d el p e rso n aje Jo h a n n e s C lim ac u s la
po? Eso es im posible. ¿En la eternidad? Tam b ién es imposible. ¿D ónde,
inquietud p o r la filosofía, p o r su c o m ie n z o , p o r la práctica de la filoso
entonces? E n la conciencia, que es la co ntrad icció n l28.
fía y, m ás en concreto, p o r la filosofía m o d e r n a y su c o m p re n s ió n de la
Este breve in terrog ato rio n o s p ro p o rc io n a varios elem entos clarifi verdad.
cadores. A nte todo la insistencia en circunscribir el en cuentro entre re a D a n d o p o r b u e n o el retorno a la d u d a co m o m étodo crítico p a r a re
lidad e idealidad a la concien cia y la identificación (del enc u en tro y de solver tantas y tan a rd u as cuestiones, K ierkegaard descubre que la d u d a
la conciencia) co m o co ntradicció n. Pero tam b ién la e q u ip aració n del total, p u n to ca rd in a l de la filosofía m o d e rn a , remite a la conciencia. La
tiem po con la re a lid a d y de la eternid ad con el reino ideal. P o r últim o, inquisición sobre la conciencia nos lleva a descubrir en su seno u n a n a
lo m ás sugestivo: el c h o q u e entre a m b o s no se p roduce ni en el tiem po turaleza contradictoria. Los ejes q u e se p re s e n cializa n e n la c o n c ie n cia
ni en la eternidad, lo que significa para los siguientes desarrollos que la son la id e alid ad y la realidad. La c o n c ie n c ia es posible p o r (su n a tu ra le
solución a la p re g unta p o r la verdad h em o s de hallarla en u n « térm in o za es) la co ntradicción entre id e a lid a d y realidad.
medio». K ierkegaard p re p a ra ac aso su respuesta última: a) en la exis E n lu g a r d e proseguir sim p le m e n te n u estro resum en, conviene a ñ a
tencia, co m o d o m in io c o m ú n p ara la idealidad y la realidad; b) en la fe, dir un texto de los Papirer que nos o frece nuevas luces sobre las re la c io
instancia m a y o r que g a ran tiza el e n sa m b la je pleno entre tiem po y eter nes entre realidad e idealidad, sie m p re a partir de la duda. Este texto
nidad. P a ra llegar allí resta a ú n m u ch o trecho. pertenece a los borrado res del escrito q ue estam os co m e n ta n d o y de a h í
La repetición de q u e h a b la m o s a h o ra es de carácter profundo. Está la convenien cia de traerlo a c o la c ió n en este instante.
inserta en la co n ciencia y posee la m ism a contradicción interesada a n C o m o re iteradam ente hem os i n d ic a d o , la d u d a surge de la re lación
tes descrita y q ue tan n e ta m e n te la diferencia de la m era reflexión. profunda entre idealidad y realid ad. K ierkegaard a d ju n ta en sus n o tas
Esta repetición en la co ncien cia tiene u n paran gón : el recuerdo. El una distinción 133.
recuerdo, categoría socrática q u e servirá a Kierkegaard p ara resp o n d er La d u d a p u e d e darse en dos direcciones:
a otros interrogantes sobre la verdad, tam p oco ha de co n fund irse con 1) O(ertten) la realidad entra en re lació n con la idealidad. Si así su
niguno de los dos polos. «El recuerdo no es la realidad, es la realidad cede, nos en c o n tra m o s co n la eficacia del conocer (Erkjendelsen s
que ha sido» l29. La idealid ad y la realidad en sí m ism as y según su p r o Virks) B4. P o d ría traducirse esta e x p r e s ió n p o r la «praxis» en el se n tid o
pio concepto no p u ed e n h a b e r sido l3<). El recuerdo, por consiguiente, no filosófico actual. Es algo sugerente, a u n q u e reconocem os que discutible.
es eq u ip arab le a la repetición. Lo explicará posteriorm ente en su obra Y continú a: «En la m ed id a en q u e se h a b la de interés, lo m ás alto
sobre el tema: «R epetición y recuerdo (Gjentagelse og E rin dring) son el por lo q u e yo m e intereso es u n tercero (Tredie), como, p o r ejem plo, la
m ism o m ovim iento, pero e n sentid o opuesto; pues lo que se recuerda ha verdad» l35. Lo m ás valioso («lo p rá c tic o » ) en las relaciones que v a n de
sido, se repite h ac ia atrás; la repetición p ro p iam e n te dicha, p o r el c o n realidad a idealidad es el tercer térm ino. P a ra d ig m a ajustado: la verdad.
trario, se recuerda (erindres) h ac ia ad elante» Ul. 2) 0{eller) la idealidad entra en re la ció n con la realidad. Esto es lo
ético. A quello p o r lo que yo m e in tere so soy yo mismo. P ro p ia m e n te es
128 Ibidem.
129 Ibidem.
130 Ibidem. 132 Para el con ju n to del p lan team ien to kierkegaardiano sobre la estructura de la
131 5. V, III, p. 193. P oco desp u és exp on e sim ilar diferencia a lu d ien d o al interés: conciencia-existencia y para la cuestión de la verdad, este brusco final causa notab les
«La rem iniscen cia (E rindringen) es la concep ción étnica de la vida, la repetición e s la lagunas en la com p ren sión de su proceso filo só fic o . Los com entaristas (los p o co s qu e se
moderna; la repetición es el interés de la m etafísica y a la vez el interés en q u e la han ocupad o de e llo ) llenan, cada u n o a su m a n era , este vacío. Por nuestra parte h e m o s
m etafísica fracasa; la repetición es la consigna en toda concep ción ética, la repetición es preferido dejarlo tal com o aparece, aunque la perspectiva de la solu ción final habrá
la conditiosirte qua non para todos los problem as dogm áticos» Ib., p. 212. Begrebet Angest (El influido inevitab lem ente en la interpretación de este breve y enjun dioso texto.
concepto de la angustia) com en ta esta m ism a idea. Cfr. S. V.. IV. pp. 321-323. Kierkegaard 133 Papirer, IV B 13, pp. 177-178.
superará la idea de rem iniscen cia y recuerdo (Papirer, IV B 117, p. 296) para dar p a so a 134 Ibidem.
sus propias intuiciones. 135 Papirer, IV B 13, p. 178.
el cristianism o q u ie n h a in tro d u cid o la d u d a en el m u n d o y sólo con él
se aclara su significación. La d u d a n u n ca será suprim ida (overvundet)
por el Sistema, sino p o r la fe l3h.
La d uda, por consiguiente, resucita el eterno conflicto entre realidad
e idealidad al que está ligada la filosofía y d o n d e ha de resolverse la p re:
gunta p o r la verdad. C o m o vem o s y con las respuestas ad e la n ta d a s a h o
ra p o r el p ropio K ierkegaard, el interés práctico del conocim iento y la fe
explícita — irreductible a los esq u e m a s de u n a sim ple filosofía de la reli II. Q U É ES LA V E R D A D
g ió n — son los d o s c a m p o s d o n d e serán clarificados los interrogantes
sobre la verdad.
C oncluyendo: la d u d a q u e Kierkegaard asu m e c o m o «esencial», Bajo la firma de Jo h a n n e s C lim ac u s. Kierkegaard prosigue su in q u i
«total», es la d u d a q u e tiene de trasfondo «el interés m áx im o sobre sí sición sobre la verdad. P ara c a p ta r la c o n tin u id a d entre aquel esbozo
m ism o» |,?. S o la m e n te ella p u ed e ser p u n to válido de p artid a p ara un no p ub licad o y las dos o b ra s que a p a rtir de ahora o c u p a rá n p rin cip a l
mente nuestra atención, conviene h a c e r algunas observaciones.
co no cer eficaz, p a r a la p ráctica acertad a de la filosofía.
La v erd ad que d eb e m o s e n c o n tr a r es la q ue afecta al sujeto, a la c o n Escasam ente dos años después de h a b e r redactado su Johannes Cli
ciencia viva. Es inútil v ag ar p o r la sola realidad o p o r la pura idealidad. macus eller De óm nibus dubitandum est, Kierkegaard da a cono cer Philo-
A hí no está la verdad. Si el sujeto consciente no se im plica personal y sophiske Sm uler (M igajas filosóficas)138. Pese a su título, los co nten id o s
arriesg ad a m e n te en la b ú s q u e d a , ja m á s h alla rá la verdad. aluden sobre todo al cristianismo, a u n q u e m u cho s p árrafo s son riguro
Esta es la prin cip al lección de Jo h a n n e s C lim acus: la referencia a p a samente filosóficos, com o el denso e im p o rtan te M ellem spil (.Interludio)
sionada al sujeto q ue practica la inquisición filosófica sobre la verdad. que se enfrenta a u n a cuestión bien ard u a : «¿Es el p a s a d o m ás necesario
No cabe d e s d e ñ a r los resultados a lc a n z a d o s con este p eq ueño esb o que el futuro? O ¿lo posible, en c u a n to se ha hecho real, se ha hech o m ás
necesario de lo qu e era?» LW.
zo: La prob lem á tica suscitada en su esbozo-novela se redescubre desde
1. T enem os in te rp re ta d a la duda esencial o total co m o d u d a plena
del sujeto, esto es, aq u é lla e n q ue la conciencia se sum erge en u n a repe el en c ab ez am ien to de esta nueva o b ra . D ice así: «¿P uede darse u n p u n
to de partid a histórico p a r a u na c o n c ie n c ia eterna; cóm o p u ede tal
tición co ntradicto ria.
2. C o n o c e m o s el sen tid o de la verdad q u e in dag am o s, u n a verdad [punto de partida] in teresar más q u e históricam ente; p uede fundamen->
qu e afecta al in d iv id u o vitalm ente, co n interés suprem o. tarse u na felicidad eterna e n un s a b e r histórico?» I4<). Si p re scin d ie n d o
3. H e m o s d e ja d o establecidos los p aralelism o s entre determ ina- de otros aspectos sobre los q u e h a b r á q u e volver, n o s fijam os de e n tra d a
ció n-id e alid a d -m ed iatez e ind eterm in ac ió n -rea lid a d -in m e d iatez. en la prim era form ulación, d ed u c ire m o s que K ierkegaard sigue p re o c u
4. H a q u e d a d o i n s in u a d a la sim ilitud entre conciencia y existencia pado de la c o nc ie ncia qu e p e r m a n e c e siem pre idéntica a sí m ism a (eter
en su igual « posición» frente a la id ealid ad-realidad y frente a la d u d a- na)141, que ofrece u n interés s u p re m o (m á s q u e histórico) y que intenta
verdad. Tal co m o h e m o s a p u n ta d o , en el siguiente cap ítulo y a b o r d a n enfrentarse a u n p as a d o concreto d e la historia h u m a n a para a s u m ir
do los escritos de la m a d u re z intelectual de Kierkegaard, c o m p ro b a re responsabilidades que so b re p asan lo s límites de la existencia material.
mos el p re d o m in io del seg u n d o (existencia) sobre el prim ero (co n cien El interés del individuo, atraído d e m a n e r a irresistible p or el m e n s a
cia). a u n q u e sin renegar de ésta. je cristiano a n u n c ia d o r de u n a v e rd a d q u e p ro p o rc io n a felicidad eterna,
C on todo esto ya están p re fo rm u lad as de alguna m an e ra las coorde apela a la conciencia co m o «lugar» d o n d e p u ede en c ontrarse la verdad
n a d a s fu n d a m e n ta le s acerca de su p ensa m ie n to, a u n q u e q ued a todo y como in stancia ca p az de apro p ia rse de ella.
p o r decir sobre la verdad.
138 Philosophiske Sm uler eller En Smule P hilosophi a f Johannes C lim acus. U dgivet af
S. Kierkegaard (Kjcjenhavn 1844), S. V.. IV. pp. 195-302.
139 5. V, IV, p. 264.
140 S. V, IV, p. 197.
141 Si «eterno» tiene significad o filo só fico o religioso, si rem ite sim plem en te a la
conciencia idéntica en los variados procesos de la duda y de la verdad, n si hace
136 ibidem . El Sistem a no pu ed e pasar por en cim a de la duda y de la fe. aunque lo referencia al «poder» que fundam enta la subjetividad, es algo que no podem os discutir
haya intentado. ahora, pero cuya relevancia, para m antener las bipolaridades constitutivas d e cada
137 Ibidem. síntesis, es insoslayable. Lo explicarem os m á s adelante.
La verdad es estud iad a de form a directa en las p rim era s páginas. a b o r d a r su relación c o n esta d o c t r i n a l46. Kierkegaard ejem plifica en
I n q u irie n d o p o r la verdad. K ierkegaard ofrece dos esquemas: el so cráti prim era p erso n a esta actitud: «Yo, J o h a n n e s C lim acus, nac id o en esta
co y el cristiano. ¿En cuál de ellos está la verdad? Por razones m eto doló ciudad, de 30 años de ed a d (...), he o íd o decir que el cristianism o c o n d i
gicas p o sterg a m o s la respuesta a este interrogante p ara un capítulo pos ciona este b ien jla felicidad eterna] y yo pregunto a h o r a cóm o e n t r a r en
relación c o n esta d octrina» 147.
terior. a fin de seguir con m ás rigor el discurso filosófico de nuestro
Esta d istinció n m otiva la división d e su Efterskrift en dos p u n to s m uy
autor. desiguales e n valor y dim ensión: el p rim ero , de sólo 48 páginas, sobre el
D e Efterskrift (Posdata)'42 se h a dicho q u e es « u n a o b ra m ayor en la
historia de la filosofía de la religión»141. Eso nos d a u n a prim era idea de p ro blem a objetivo; el segu nd o ( p á g in a 49 a 615), sobre el p r o b le m a s u b
la im p o rta n c ia y la p ro fu n d id a d de este escrito, sin d uda el m ás difícil y \¡ jetivo. K ierkegaard insiste: «El p r o b l e m a objetivo sería la v e rd ad del
filosófico del autor, pese a q ue concluya c o n un am plio tratado acerca cristianism o. El subjetivo es la r e la c ió n de un individuo c o n el cristia
nismo. D ic h o sim plem ente: cóm o yo, J o h a n n e s C lim acus, p u e d o to m a r
del cristianism o. parte en la b ie n a v e n tu ra n z a que p r o m e te el cristianimo. E l p ro b le m a
Al p re sen tarlo co m o u n a c o n tin u a c ió n de Smuler, Kierkegaard tiene
me co ncierne totalm ente a m í solo...»148.
bien presente su intención fu n d a m e n tal, que desarrollarem os b reve
Para ju stificar u n p oco m ás la d esig u al distribución de la o bra, Kier
mente. kegaard ac la ra qu e la p rim e ra p a r te es la c o n tin u a c ió n p ro m e tid a al fi
Cita K ierkegaard el e n c a b e z a m ie n to de Sm uler que a c a b a m o s de co
mentar. d e c la ra n d o exp lícitam ente que el cristianism o es el ú nico fenó nal de S m u ler m ien tras la s e g u n d a es u n ensayo original q ue q u iere
m en o histórico q ue ha p re te n d id o interesar al individuo de u n m o d o d a r u n re n o v a d o em p u je a «la c u e s tió n tratada allí» 15°. E sa cuestió n es
suprahistórico, a u n q u e sin olv idar el carácter histórico del dato cristia en el fondo la pregunta p o r la verdad. Veam os si p od em o s determ in a rla.
n o 144. Las pre g u n ta s con que se abre Sm uler no fueron e n u n c ia d a s con Es indiscutible que la p re o c u p a c ió n central de Efterskrift es el tem a
la in tención d e q u e fueran resueltas en aquel pequeño ensayo, sino con de la verdad, a u n q u e los c o n te n id o s v a ría n considerablem ente. Basta
el propó sito de p la n te a r en toda su c ru d eza el p rob lem a central de la con leer los títulos: « P rim era parte: el p ro b le m a objetivo de la verdad del
verdad y de la filosofía. ¿Qué p ro b lem a es éste? cristianism o». « S eg u n d a parte: el p ro b le m a subjetivo. La relación del
P u d ie ra p a re c e r a p rim era vista q u e Kierkegaard con firm a la ten sujeto c o n la verdad del cristian ism o o el hacerse cristiano» 1SI.
dencia de b astan te s filosófos de su época, qu eriend o construir tam b ién Es cierto que la tem ática c a m b ia , c o m o hem os a p u n tad o . E n la « c o n
él un trata dito «ilustrado» acerca de la religión, el cristianism o, los dog tinuación» de Sm uler Kierkegaard n o h ac e sino revisar p aso a p a s o los
mas. la existencia de Dios, la in m o rta lid a d , etc., y, com o u n asunto más, tradicionales arg u m e n to s apologéticos e n favor de la fe cristiana, es decir,
la verdad de la fe cristiana y. acaso, la v e rd ad de la perso n alid a d histórica la infalibilidad dé l a Escritura, la a u t o r i d a d de la Iglesia y el testim o nio
de Jesucristo. N a d a m ás lejos de su propósito: «...el p ro b lem a no es acerca de tantos h o m b re s co m o h a n a b r a z a d o durante siglos el cristianism o.
de la v erdad del cristian ism o, sino acerca de la relación del in div iduo Alérgico a las pruebas de la apolo gética clásica 152, Kierkegaard las reco
con el c r is tia n is m o » 145. E n otras p alabras, no se trata del cu id ad o y es rrerá rá p id a m e n te en b usca de su te m a preferido.
m ero con q u e un individuo apático p re gun ta p o r las verdades del cris P ara la discusión sobre el v a l o r subjetivo de la v erdad K ierk eg aa rd
tianism o. a u n q u e sea m uy sistem ática y o rd e n a d a m e n te (en parágrafos: escoge dos autores: Lessing y Hegel. Lessing, pese a algún elogio a p a
«i &&»). sino q ue se trata del interés infinito con que alguien intenta 1 rente, está to m a d o com o pretexto. H e g e l seguirá siendo el b la n c o de sus
iras. El én fasis de sus a r g u m e n ta c io n e s está puesto en el deseo d e d es
142 Afsluttende uvidenskabelig Efterskrift tiI de pliilosophiske Smuler. M im isk-pathctisk- m ontar el concepto hegeliano de v e r d a d , o sea y en versión kierk e g aar
dialektisk Sammenskrifi. Existentielt Indlaeg, a f Johannes C lim acus. U dgiven a f S. diana, la « c o m p re n sió n objetiva» d e la verdad. H a b r á m últiples oca sio
Kierkegaard (Kjwhenhavn 1846). S. V, VII. pp. V-XV, 1-620. Kierkegaard dudó entre el tér
nes p ara com entarlo. O tro s au to re s a p a re c e n en sus polém icas so b re la
m ino danés Efterskrift o el latin o Postscriptum (Papirer. VI B 89-90, p. 174). Aunque algunos
autores y traductores usan el latino, el elegido por Kierkegaard fue Efterskrift. Este título 146 5. V, VII, p. 8.
tuvo más variaciones. En lugar de «defin i ti v o y no-cien tífico». Kierkegaard había p en sad o 147 Ibidem .
poner «definitivo y sim ple» |A fsluttende (een fold elig)| y tam bién «m in u cio so y sin 148 5. V, VII, p. 9.
em bargo superfino» ( udforligt og d og overflodigt). Incluso quiso prescindir de las referen- I 149 S. V, IV, p. 301. '
cias a Sm uler y titularlo sen cillam en te Problemas lógicas (U tgiske Probtemer). Ibi- 150 S. V, VII, pp. 9-10.
dcm. 151 5. V„ VII, p. 11 y p. 49. Los su brayados so n míos.
143 N. T hulstrup. C om m entary <>n K 'C onclu ding unscientific postscripl. With a new
152 «... cu an to m ás erudita, cuanto m á s excelen te es la defensa, tanto m ás desnaturali
introduction (P rinceton . Princeton. Univ. Press. 1984). p. IX.
zado, abolido, debilitado queda el cristianism o, c o m o un eunuco.» S. V, IX. p. 228. Cfr.
144 S. V.. VII. p. 7. S. V., IV, pp. 234-237; Papirer, V A 7, p. 6: X -2 A 446, p. 318.
145 S. V. VII. pp. 7-8.
verdad, com o Jacobi, S pin o z a, Feuerbach. etc., pero el que sobresale por cirla religión a ú n a m o d a lid a d del espíritu h u m a n o o, lo que es peor, a un
en cim a de todos es Sócrates. contenido im plícito del p e n s a r objetivo. La abolición de la historicidad
E n c o n tra m o s el estudio explicito de la verdad en dos lugares que del cristianism o elim ina la verdad d e la p arad o ja, la m ás alta cúspide
se incluyen en el capitu lo seg un do y tercero de la segunda sección d e n don de p uede llegar la interioridad h u m a n a . La «concepción infinita» de
tro de la parte segun da ,5\ T ra ta el prim ero de ellos de la verdad com o la razón h u m a n a con d u c e a la n e g a c ió n de la personalidad m ism a
subjetividad. El siguiente se centra en la realidad, teniendo co m o colofón de Dios l56.
su relación a la verdad. Esto justifica la división que hem os hecho en esta La pregunta kierkegaard iana se dirige directam ente a la verdad del
ob ra y que corresp o n d e a este capitulo y al q ue sigue a continuación. cristianismo, pero ésta sólo puede re s p o n d e rs e a través de la verdad m ism a,
Los co ntenid os cristianos so n largam ente desarrollados en el capitulo o sea, a través de la v erdad que el individuo h u m a n o , terriblem ente
cu a rto de la parte seg un da IM. A hí reaparecen las explicaciones sobre la inquieto p o r las noticias sobre el c ristia n ism o y sobre la felicidad que
no-verdad (el p ecado) y se c o m en ta p ro lijam en te el trasfondo de la promete, puede llegar a co n o c ery a a c e p ta r vitalmente. El p roblem a de la
paradoja. verdad no se excluye p o rq u e ap a rez ca la fe. Sócrates logró alc a n z a r la
Volviendo a nuestro pro b lem a , observam os en este m o m en to del p e n verdad en su m ás intensa in terioridad sin la ayuda de la fe l57. Pero ta m
sam ien to k ierk e g aard ia n o u n a evolución de la p rob lem ática filosófica poco se elim ina con ello el in terrog an te sobre el cristianism o l5S. A m b o s
h acia las cuestiones cristianas. N o conviene ocultarlo, entre otras cosas asuntos van de la m a n o y en ellos h e m o s de sum ergirnos para h a lla r la
p o rque esta d u a lid a d m a rc a la vida entera del escritor S. Kierkegaard. verdadera solución a la cuestión q u e n o s interesa.
T a m p o c o d ete n d re m o s artificialm ente la discusión al to p a r con asuntos Kierkegaard recordará u n a y o tra vez, a través de la extensa investiga
religiosos —tal com o h a c e n no pocos co m en ta rista s—, pues con ello se ción sobre la verdad, q u e lo buscado n o es u n a verd ad objetiva, aceptable
desvirtúa y e n m a s c a ra la filosofía total del autor. M enos a ú n caeremos en para el sujeto p o r sí m ism a, p o r ser « e n sí m ism a», «en su objeto», verdad,
la tentació n de convertir las conclusiones filosóficas en p reám bulos para sino que a n d a m o s tras u na verdad q u e el sujeto a cep tará o re ch azará d es
la c o m p re n s ió n de la fe religiosa. C ad a esfera posee en la obra kierke pués de que él, com o sujeto libre, d e c id a o no establecer u n a relación con
g a a rd ia n a suficiente au to n o m ía , sin olvidar q ue K ierkegaard juzga la fe esa verdad. La a c tu a lid a d de esa relació n, la subjetividad que se arriesga,
c o m o el grado su p re m o de la existencia. En todo caso Kierkegaard se eso es lo que p reo cup a a Kierkegaard, p o rqu e ciertam ente en la p u r a y
p re ocupa en estas dos ob ra s (Smuler y Efterskrift) de la verdad en sí aislada objetividad no reside la v e r d a d l59. C o n esto ya tenem os el p re lu
m ism a, la v erdad q ue se tran sfo rm a en fuente de vida, la verdad que da al dio para co m p re n d e r las exposiciones que siguen.
h o m b re in q u ieto la p o s i b i li d a d de u n a re la ción au téntica c o n la
realidad. 1. La definición clásica
C iñ e n d o esta in q u ie tu d p o r la verdad al m ensaje cristiano, Kierke
El capítulo q u e m ás nos atañe de Efterskrift 160 se a b re con un an álisis
g aard responde a las exigencias de su tiempo. P o r un lado, él estaba p er
de la definición tradicion al de v e rd a d co m o « a d a eq u atio rei et intellec-
so n alm en te interesado en las evoluciones de la fe cristiana frente a la
tus».pero to m a d a en sentido crítico y co m o pu nto d e p a rtid a para su p r o
filosofía y la sociedad m o d ern a . Kierkegaard juzgaba que la fe debía pia concepción de la verdad.
reservar sus esencias m ás puras, sin prostituirlas co n las interpretaciones
a n trop olo gizantes de m u c h o s filósofos y teólogos y sin e n tra r en inconfe 156 A veces Kierkegaard une las interpretaciones filosóficas de Flegel (en otros luga
sables co n niv encias con los poderes establecidos, con los m ovimientos res adjunta tam bién a algún pensador m ás) co n las con clu sion es ateas de Feuerbach, c o
socializantes o con la literatura barata. La verdad cristiana, en este y en mo. por ejem plo, en este texto: «Q ue por e sen cia lo eterno se haga (bliver til) en el tiem po,
que haya nacido, crecido, muerto, es una ruptura con todo el pensam iento. Por el contra
todos los siglos, ha de p ro c la m a rse sin tapujos y sin disfraces. Lo dem ás rio. si el devenir de lo eterno en el tiempo es un eterno devenir, entonces toda la religiosidad B
es desvirtuarla y p r e p a r a r el ca m in o de la increencia. es abolida, «toda teología es antropología», el cristianim o pasa de [ser] una com unicación
P o r otro lado. K ierk egaard se resiste con todas sus fuerzas a la reduc existencial a |ser| una ingeniosa doctrina m etafísica que se relaciona con los profeso
ció n de la fe p or la filosofía. M u ch a s filosofías, incluso con la b u e n a res...» S. V. VII. p. 570.
157 «... En su ignorancia, en el más alto sen tid o dentro del paganism o, [Sócrates|
v o lu n tad de s a lv a g u a rd a r las esencias de la religión l55, h a n querido re d u estaba en la verdad.» S. V. VIL p. 190.
158 Inm ediatam ente después del capítulo d ed icad o a la verdad, Kierkegaard escribe
153 S. V. VIL p. 174 s. p. 288 s. un apéndice sobre el sentido cristiano de todas las obras pu blicad as hasta ese instante
154 5. V. VIL pp. 349-577. por él m ism o. Cfr. S. V.. VII. pp. 237-287.
155 E s el c a s o de Schleierm acher, a quien Kierkegaard unas veces critica (cfr. Papirer, 159 S. V„ VIL pp. 114-116.
II A 91, p. 56, don de señ ala el error de la definición schleierm acherian a de la religión) y 160 N os referim os al cap. 2: «La verdad subjetiva, la interioridad: la verdad es la
otras elogia (cfr. Papirer, X-2 A 264, p. 194. alabando su con cep ción de la ascesis). subjetividad.» S. V. VIL p. 174 s.
En este análisis pueden c o m p ro b a rs e algunas s em eja nzas y diferen P ara q ue haya preg unta p o r la v e r d a d , d ebe producirse u n a im p lic a
cias entre los resultados de sus anteriores reflexiones (en J. C. eller De ción directa del «espíritu h u m an o » e n el proceso. El ser del que se h a b la
óm nibus dubitandum est) y las actuales. no q ueda redu cid o al mero ser exterior. El p e n s a r no p erm anece en su
El párrafo inicial dice: «Ya sea que se determ ine (bestem m er) la ver pura in determ inació n. La c o n tra d icció n de am bo s en el espíritu existente
dad (Sanhed) más em píricam ente como acuerdo del pensar (Taenkens) coh hace em erger el interrogante por la verdad.
el ser (Vaeren) o m á s idealísticam en te,co m o acuerdo del ser (Vasrens)con Esto no son interpretaciones, s in o co nclusión literal del p rop io K ier
el p e n s a r (Taenken), im po rta en am bos casos p o n e r la m áxim a atención kegaard. La respuesta abstracta al p ro b le m a de la verdad sólo es válida
en lo que se entien de p o r ser (Vaeren), y estar atentos tam b ién a que no se para esa cosa ab stracta (A bstraktum ) en que se convierte un espíritu exis
transfo rm e en g a ñ o s a m e n te al espíritu h u m a n o cognoscente (vidende tente que p rescin de de sí m ismo en c u a n t o (qua) existente. La pregunta
m enneskelige A a n d ) en lo in d e te rm in a d o (Ubestemte) y se le convierta por la verd ad se form ula al espíritu existente en c u a n to tal, en c u a n to
fantásticam en te en algo (noget S aad a n t) que n in g ú n h o m b re existente espíritu existente IM. F u n d a m e n ta lm e n te sólo p regunta po r la verdad un
(eksisterende M en n esk e) n u n c a ha sido ni puede ser...» I61. espíritu existente y casi seguro que lo h ac e con la intención de existir en la
T a n escueta afirm a ció n encierra varios elem entos valiosos y que verdad; pero en todo caso quien interroga p or la v erdad es siempre c o n s
m anifiestan p arc ia lm e n te los propósitos de Kierkegaard. ciente de ser «un ho m b re existente ú n ico (ct eksisterende enkelt M e n
K ierkegaard recuerda la doble interpretación que ha tenido la defini neske)» l6\
ción clásica de verdad, u n a de corte m ás em pírico y otra de tono m ás N o tem os que el n o m b re del «tercer térm ino» de la relación ha c a m
idealista. E n a m b a s están presentes los dos m iem b ros que n u n c a deben biado. Ya no se d e n o m in a con c ie n cia (Bevidsthed), sino «espíritu exis
faltar a la cita de la verdad: la idealidad y la realidad, d e n o m in a d o s a h o ra tente» (eksisterende Aand). Es el q u e Kierkegaard m a n te n d rá con m as
p e n s a r (Taenken) y ser (Vaeren). constancia, a u n q u e pod em os observar q u e su función y sus conten id o s
En estas dos in terp retacion es debe ponerse especial esm ero en la inte son idénticos. Quizás la expresión «eksisterende A and» pretende a p u n ta r
ligencia acertad a de lo que se relaciona: en p rim er lugar el ser, y luego, más directam ente a la doble esfera q u e desea relacionar, la del ser(eksiste-
c o m o instancia q u e posibilita el enc u en tro c read o r de la verdad, el rende) y la del p e n s a r (Aand). pero c o m o u n a id en tidad nueva, no c o m o
pensar. algo reductible a u n a de las dos. Adviértase, sin em bargo, que en sus a n t e
La p re o cu p ac ió n p rim o rd ia l no está en la descripción detallada de lo riores reflexiones d e aquel esbozo in é d ito ya K ierkegaard h a b ía definido
que ha de enten derse por ser y p o r pensar, sino m ás bien en el tercer tér expresa y directam en te la co nciencia com o espíritu iM'.
m ino. el que es im prescin d ib le en la b ú sq u e d a de la verdad, aquel que Vemos m ás claram en te la referencia a sus análisis precedentes c u a n d o
h ac e posible la relación en tre ser y p e n s a r y q ue a q u í lo llam a «espíritu vuelve a m e n c io n a r la diferencia e n tre la pregu nta p o r la verdad co m o
h u m a n o cogno scente» y « h o m b re existente» 1W. contradicción y co m o sim ple reduplicación. Esta últim a pone en p r e s e n
H e m o s re en co n tra d o los tres elem entos de aquella tríada en la q u e se cia los dos factores (el ser y el pensar), pero el m odo de relación es d i s
p la n te a b a la preg u n ta por la verdad con la nueva form ulación de: 1) Ser tinto. La red up licación abstracta « c o n o c e» esos dos elementos, pero sólo
2) P e n s a r 3) E s p iritu -H o m b re existente cognoscente. C onviene pre ca
verse de la tentación de falsificar la relación p ro fu n d a entre ellos. Bajo 164 «For den eksisterende A and qva eksisterende Aand bliver Spprgsm aalet igjen om
nin g u n a ra zó n debe caerse en los extrem os em piristas o idealistas, pues Sanheden.» 5. V.. VII. p. 176. Poco m ás adelante (p. 177) repite la m ism a frase.
ni en el ser-realidad ni en la id e a lid a d -p e n s a r aislados se halla la verciad. 165 5. V. VII, p. 177. Traducim os el térm ino enkelt (ún ico, singular, individual, parti
cular) según el contexto,-aunque sabem os q u e único sería lo m ás preciso, tal com o o p i
Lo im po rtan te es m a n te n e r c o n firmeza la im plicación del sujeto en la nan los que m ás lo han estudiado. El escrito Den Enkelte. Tvende « Noter» betrceffende m in
tríada y que no se le reduzca a la in determ inació n, pues con ello nos Forfatter-Virksomhed (El único. Dos «Notas» referentes a m i actividad de escritor). S. V.. XIII.
h a b re m o s d esviado de la send a de la verd ad para to p arn o s co n un pp. 627-655, basta para entender con claridad el sentido de esa palabra. Haecker. desd e
una interpretación m etafísico-religiosa, ha r ela cio n a d o la verdad c o n el Uno. Cfr. T. H a ec
fantasm a l6\
ker. Der Befriffder Wahreu bei Soren Kierkegaard. en Essavs (M ünchen, Kóscl-Vcrlag. 1958).
161 S. V.. VII. p. 174. pp. 405-413, d on d e alu d e a En L eiligheds-Tale (Un discurso de circunstancias) (S. V.. VIII.
162 «V idend e» (sapiente, con oced or) es sustituido en otros lugares por «erkjenden- pp. 131-284) dedicado al Enkelte. Lowith o p in a que esta categoría del único caracteriza la
de» (reconocedor, cosn oscen te). «M en neske» (hom bre) aparece poco, m ientras «espíri concepción entera de Kierkegaard sobre la ex isten cia . Cfr. K. Lowith. «Kierkegaard: Q uel
tu» (Aand) y «sujeto» (Subjekt) a com p añ an con más frecuencia a «existente» (eksisteren singolo». en Studi Kierkegaardiani, p. 187 s.
de). 166 «B evidstheden er Aand og dette er m eervelige. at naar i A andens Verdcn Een
163 Fan'asm a con el que se encuentra ocasion alm en te el individuo y que es un pro deles bliver den 3 aldrig 2» («La conciencia e s espíritu y esto es lo m aravilloso, que c u a n
ducto de la loca im agin ación. C on esta alusión al «espíritu abstracto» de Hegel cierra do en el m undo del espíritu uno es com partido, se h a c e 3. nu nca 2»), Papirer. IV B l.p . 148.
Kierkegaard el párrafo citado. Cfr. S. V.. VIL p. 174. Cfr. p. 43 de nuestra obra.
la existencia de quien pregunta (Eksistentsen selv i S p 0 rgeren) es capaz del d ev e n ir l72. Así en te n d id o el ser. n o p u ede p lantearse en sentido
de separarlas u na de otra (h o ld e r de tvende M o m en ter ud fra h inan- estricto la p reg unta por la verdad. R eco rd em o s: en la sola realidad, en la
den) IM y de co n trad ecirlas en el seno del propio sujeto. in d eterm in ac ió n , en la inm ediatez, n o h ay co n c ie n cia ni d u d a ni
C o m o antes di jimos, la p re g u n ta por la verdad, incluso c o n ta n d o con verdad.
idénticos elem entos (idealidad y realidad) para resolverla, p uede p l a n Si al devenir del objeto em pírico le a ñ a d im o s el propio devenir del
tearse recta o falsam ente según sea el pu n to de partida. Si se abstrae del sujeto cognoscente, del «espíritu existente cognoscente». co ncluirem o s
sujeto do n d e se efectúa el en c u e n tro de am b as, la verdad q u ed a conver que toda verdad es en este p la n o u n a «aprox im ación ». El interrogante
tida en algo objetivo (et Objektiv). en un objeto (G je n sta n d ) l6R. Si se m a n por la v erdad que pretende resolverse en la em piria está privado de la
tiene la tensión b ip olar en la subjetividad, entonces la verdad se transform a co nfrontació n c o n el pensar, n o se h a e n c o n tra d o todavía con la id eali
en interioridad (Ind erlig hed en) ,My p o d em o s llegar a lo m ás p ro fu n d o de dad. El p ro b le m a de la v erd ad proyectado sobre un objeto in a c a b a d o es
la verdad en sentido subjetivo. irresoluble, porque ni siquiera existe la p o sib ilid ad de formularlo: si no
S obre esta distinción fu n d a m e n ta l volveremos de inm ediato, pues es hay ac a b a m ie n to del ser, tam poco p u e d e h a b e r co m ienz o (Begyndelse).
lo que diferencia la co n c ep ció n de la verdad de K ierkegaard de la de otros La resolución (Slutning) de la p reg u n ta p o r la verdad nos lleva a h a b l a r
autores. Antes h em o s de c o n o c e r otro elem ento im p ortante de su crítica del co m ie n z o de la filosofía, el a s u n to que tantas turbacion es de á n i m o
de la definición clásica de verdad. trajo al joven J o h an n e s Climacus.
K ierkegaard prosigue su exposición: «Si en las dos definiciones (Bes Antes de abordarlo, v eam os d ó n d e ha q u e d a d o p lan tea d a la cu e s
temmelser) d a d a s se entiende p o r ser el ser empírico (empiriske Vaeren). la tión.
verd ad m ism a se transform a en un d esid eratur (sic) y todo está colocado P ara so lu cio n ar la preg un ta por la verdad, debe h a b e r un c o m ie n z o
en el devenir (Vorden) l7". p o rq u e el objeto em pírico (empiriske G j e n «bueno».Este co m ienzo no debe ser algo exclusivo del « p en sar i n m a
stand) no está a c a b a d o (fa'idig) y el espíritu existente cognoscente (eksis nente». tal co m o ya lo sa b ía m o s de a n tes: en la id ealidad no es posible
terende erk je n d e n d e A and ) está él m ism o en devenir (i Vorden). y tal ningún cu estionam iento sobre la v e r d a d y sobre la duda. Es lo que repi
verd ad es un a a p ro x im a ció n , cuyo co m ie n z o no pu ede ponerse ab s o lu ta te en este contexto, pero a p o rta n d o u n a n ueva propuesta: «la fuerza de
m ente (absolut). p o rq u e pre cisam en te n o hay nin g ú n fin. lo que tiene la decisión». ¿Qué significa q u e «el c o m ie n z o » ha de hacerse por la fuer
po d er retroactivo: lo c o n tra rio [sucede| en u n co m ien zo (si no es a rb itra za de u n a decisión, de u n a fe? La respuesta su pon e e n tra r con cierta a m
rio. porque 110 se es consciente de ello), cu a n d o se hace (gj0res) no p or plitud en u n a larga polém ica de K ierk eg aa rd con Hegel.
la fuerza del p e n sa r in m a n e n te (Kral't a f d en im m a n en teT a sn k n in g ). sino
cuando,ví' hace p o r la fuerza de u n a decisión (Beslutning). esencialm ente 2. La decisión en el punto de partida
p o r la fuerza de la fe» :71.
En este p árrafo h ay dos p arte s claras, u n a m ás atenta al ser (empírico) P ara to m a r el p ro b lem a d e la v e r d a d de form a con creta y real, h e
y la otra al p e n s a r (inm an e n te ). K ierkegaard reduce la p rim era a la c o m mos de c o m e n z a r el discurso filosófico con rigor. Es lo que p re te n d ió
prensión del a c a b a m ie n to (te rm in a c ió n ) del ser. Y reenv íala s e g u n d a a l a Kierkegaard reto rn an d o a Descartes y a s u m ie n d o la d u d a con todos sus
difícil cuestión del c o m ien z o : c o m ie n z o del pensar, del ser, de la existen cuestionamientos. La d u d a revela la c o n c ie n c ia que es la co ntrad icció n
cia. del Sistema, de la filosofía. entre re alidad e idealidad. D e sde a q u í llegarem os al d escu b rim ie n to de
Si en ten d e m o s el «ser» de la defin ició n de verdad com o u n ser e m p í la prim acía de la «decisión» e n el in te rro g a n te p o r la verdad.
rico. resulta q ue h ac em o s d e la verd ad u n eterno «desideratur», algo que Según la interpretación de K ierkegaard, Hegel trastocó p o r com p leto
se ansia, pero que n u n c a p u ed e ser alcanzado. El objeto em p írico está el sentido de la d u d a cartesiana c o m o inicio del verdadero filosofar l73.
siem pre in aca b ad o , puesto q ue c o n tin u a m e n te sufre los c a m b io s propios Por ello es necesario d e n u n c ia r la t e o r ía hegeliana del com ienzo. K ier
kegaard lo p ro c la m a a m en u d o , in clu so en sus Papirer l74, pero de m a n e -
167 ,v. 1 . VIL p. 177. 172 Kierkegaard da una exp licación d eta lla d a (y en discusión con H egel) sobre el
168 Ibidem . devenir en Smuler. Cfr, S. V. IV. pp. 265-267. E l devenir está en relación con la libertad,
169 Ibidem. surge de ella. Su verdad consiste en q u e el d even ir y todas sus causas rem iten últim a y d e
170 Vorden corresponde ¡il alem án nenien, pero su utilización en la lengua danesa finitivamente a una causa que actúa librem ente. Ib., p. 267.
os poco frecuente. Suele usarse m ás blive til,con idéntico sentido. La traducción al espa 173 Cfr. n. 53 de nuestra obra.
ñol es siem pre difícil, aunque la filosofía ha generalizado el em p leo de devenir, hacerse, 174 Papirer. III. A 48, pp. 22-23. «La co n c ep ció n kierkegaardiana del co m ien zo del
llegar a ser.D am os estas version es, pero con la referencia original entre paréntesis. pensamiento im plica una nueva con cep ción del pen sam ien to m ism o...» C. Am orós. Sflren
171 ,V. V.. V il. pp. 174-175. Kierkegaard o la subjetividad del caballero (M adrid , Anthropos. 1987). p. 209.
ra m ás o rd e n a d a y sistem ática lo hace a proposito de sus com entarios
En efecto. Lessing se enfrenta al h iato existente entre las realidad es
sobre Lessing. N o seguirem os tod a la discusión, p orque es innecesario. históricas contingentes y las v erdad es eternas de la razón, y establece
Bastan aquellos p asajes q u e re sum e n fielmente la po stu ra kierkegaar que a qu ellas n u n c a p o d rá n servir d e p ru e b a a éstas. Este tema le in te re
d ian a contra Hegel. sa s o b re m a n era a Kierkegaard. p re o c u p a d o co m o está p o r la fu n d a -
k ie rk e g a a rd se sirve de dos frases literales de Hegel p a r a discutir lo
m entació n de la felicidad eterna e n u n acontecim iento histórico. La
que él llama la dialéctica del c o m ien z o del Sistema, o sea, el com ienzo única solu ción ad m isib le q u e Lessin g discurre es u n salto capaz d e tr a s
de la filosofía en versión hegeliana. pasar el ab is m o existente entre ellas. Lessing confiesa que, pese a h a b e r
La prim era afirm a c ió n es ésta: «el Sistema com ien z a con lo in m e intentado ese salto m u c h a s veces, j a m á s logró fr a n q u e a r el abismo.
diato» l7\ ¿P ued e partirse de lo inm ediato (U m iddelbare). pued o co D espués de c o n f ro n ta r a Lessing c o n Jacobi l8\ Kierkegaard a g r a d e
m e n z a r inm ed iatam en te? La respuesta de K ierkegaard es u n no rotundo. ce al p rim ero h aberle co n firm ad o e n sus intuiciones acerca del «salto»,
Si se adm ite q u e el Sistema vien e después de la existencia (Tilveerelse), del que ha h ab ía h a b la d o en su o b r a Frygt og Bceven. (Tem ory temblor).
eso significa q u e el Sistem a p u e d e c o m e n z a r así, c u a n d o resulta, com o concibiéndolo co m o la decisión p o r excelencia IX4. Kierkegaard se l a
es obvio, que n o c o m ie n z a in m e d ia ta m e n te con la inm ediatez con la menta a la vez de que Lessing no h a y a d esarrollad o m á s esta idea, pero
que la existencia h a c o m e n z a d o , sino que re alm en te co m ie n z a p o r un discrepa de él tanto en el tono (cristian o) de su co m p re n sió n del salto,
acto de reflexión v,\ como en la im p ortan cia concedida: n o es la a n c h u r a «m aterial» del
E x plicand o d e qu é reflexión se trata. K ierkegaard a firm a que, para abism o lo que im pide el salto, sino la p a s ió n dialéctica interior q u e da
d a r lugar'al co m ie n z o , la reflexión «tiene que detenerse» en algún ins al abism o u n a a n c h u ra infinita 11,5.
tante. Esto sólo p u e d e lograrse co n u n a decisión (Beslutning) l77. T en e Volvamos a h o ra el tem a del c o m i e n z o del Sistema, de la filosofía y
mos. entonces, q u e ya no existe un co m ienz o absolu to sin presuposición del interrogante p o r la verdad.
y desde lo in m ed iato . C o m o elem en to divergente en el m o m e n to inicial ¿Cuál es la diferencia entre el c o m ie n z o que da Hegel a su sistem a y
de la filosofía ha surgido la decisión. el que da K ierkegaard a su filosofía d e la existencia? La respuesta es c la
La segunda frase q u e cita Kierkegaard es la siguiente: «el Sistema ra, según el último. Sistema y existencia no p u e d e n ir jun tos: «para p e n
com ienza con la n a d a (Intel)» ,TS. ¿Cóm o puede explicarse eso? Kierke sar la existencia (Tilvasrelse) el p e n s a m ie n to sistemático debe p e n s a rla
gaard no halla respuesta. U n ic a m e n te se afirm a con ello lo m ism o que como su p rim id a (ophaevet). no c o m o existente» l86, p o rqu e entre a m b o s
buscamos. « C o m e n z a r con la n ada no es ni m ás ni m enos q u e u n a cir
hay un algo ra d ic alm en te distinto. L a existencia separa y m antiene lejos
cunlocución p ara la dialéctica m ism a del co m ien z o » l79. N o hem os a una de otra. El Sistema es lo q u e las une y coordina.
avanzado, concluye K ierkegaard. ni un paso. P ues «no hay com ienzo» Estam os de nuevo a n te las dos esferas que se presencializan en el
y «el com ienzo se inicia c o n la n ada» son proposicio nes to talm ente id én inicio del filosofar y en la ruta h a c ia la verdad: «La idea sistemática es
ticas lsü. «¿Qué [sucedería! si en lugar de h a b la r o s o ñ a r co n u n com ienzo el sujeto-objeto (Subjekt-Objektet), es la u n i d a d de p e n s a r y de ser
absoluto, h a b lá s e m o s de un salto? (et Spring)» m. Esta p a la b ra le trae a la
(Tamken og Vieren): la existencia (Eksistents), en cam b io, es la s e p a
m em oria el n o m b re de Lessing. con quien tam b ién h a b ía discutido y de
ración (Adskillelsen). D e a h í no se sig ue en a b s o lu to q ue la ex istencia
q uien se h ab ía b u rla d o p o r su im potencia para d a r ese «salto» 1X2. esté sin p e n s a m ie n to (tankel0s).sin o q u e ella h a s e p a ra d o y separa sujeto
de objeto, p e n s a r de ser» l87. N ótese la claridad de su postura: q u e la
existencia los tenga sep arad os no im p lic a supresió n d e ninguno, t a m p o
175 S. V. VIL p. 99. Cfr. G . W. F. Flegel. Wissenschaft d erL ogik (Stuttgart. Jub. Ausg. -1 co del pensar, sino que los m a n tie n e siem pre distintos dentro d e u n a
1958) IV. p. 69 s. M. Alvarcz explica con claridad el problem a del c o m ie n z o de la Lógica dialéctica creativa. Es lo m ism o q ue an te s se decía con la palab ra « c o n
y su s repercusiones en la co n c ep ció n del ser. Cfr. M. Al vane/. G óm ez. Experiencia y siste tradicción». La co ntradicció n entre ellos, sostenida co n tin u am en te, ha-
ma. Introducción al pensam iento d e Hegel (Salam anca. U n iversidad Pontificia. 1978). pp.
223-234. 183 5. V. VIL pp. 88-94.
176 \ I . V il. p. 100. 184 Kar'E^oxriv. dice textualmente. Cfr. S. V. VIL p. 93. En Frygt og Bit-ven es m ás e x
177 Ib., p. 101. presivo: «Para esto hace falta pasión. Todo m ovim iento del infinito se efectúa por la pasión y
178 Ib., p. 102. Cfr. G. W. F. H egel. Wissenschaft der Logik. p. 78 s.
ninguna reflexión puede crear un movimiento. E s el salto continuo en la vida (idelige Spring i
179 S. V. VII. p. 103. Tiharelsen) lo que explica el movimiento (...). L o q u e falta en esta época no es reflexión, es
180 Ibidem. Kierkegaard iron iza frecuentem ente sobre ello: «C on la nada' comien pasión.» S. V.. III. p. 105. a pie de página.
za el Sistema, con 'la nada' acaba siempre la.m ística.» Papirer. X-2 A 340. p. 246. 185 S. K. VII. p. 187.
181 S. V. VIL p. 103. 186 S. V.. V il. p. 106.
182 S. V. VII. p. 91. 187 5. K. VIL p 111.
cc nacer la conciencia y. con ella, la inquietud p o r la d u d a y la pregunta Es con este c a rá c te r reduplicador de la existencia con el que c o m i e n
p or la verdad. El térm in o que distingue a m b a s m a n eras de co n c eb ir la za la verdadera filosofía. Y no de u n a m a n e ra cualquiera, sino a través
filosofía es el tercero de la tríada: la existencia en cu a n to existencia del de algo que está en su m ano, en su c a p a c i d a d c o m o existente: el salto.
su jeto que vive la c o n tra d icció n entre el p en sar y ser. Saltar es h u m a n o , es p erten ecer a la tierra |t,\ El ser h u m a n o p ued e lo
El existente que p o ne toda su atención en el h echo de que él es un grarlo.
existente, puede c o m p ro b a r el acierto de su em peño. Por el contrario, el Es eso lo que se p ide para iniciar la b ú s q u e d a de la verdad, un acto
existente que se olvida de su existir, se h ará m ás y m ás distraido y acab ará de ruptura, un salto e n el vacío, una decisión que p ued a dar origen al
cayendo en las redes del Sistem a ll!K proceso de la co n c ie n cia y de la existencia ante el p en sa r y ante el ser.
Para obviar este peligro, es preciso recordar que filosofar no es h a Por ser «salto» esta decisión tiene u n cierto carác te r inm otivado, está
b la r fantásticam ente a seres fantásticos, sino dirigirse a existentes. Esta como carente de justificación racional y. por ello, es comparable a la fe.
forma de hacer filosofía sin p re s c in d ir ja m á s del existente, va de la m a n o H ablarem os de ésta m ás tarde. R egresem os al p ro b le m a de la verdad
misma.
c on el esfuerzo c o n tin u a d o , c o n la tensión perm a n en te. Es lógico que u na
filosofía de este talante exprese la concepción ética que el sujeto existente
tiene de la vida Im y ta m b ié n q u e esta filosofía m ás sencilla, transm itida
3. La verdad objetiva
p o r un existente a los existentes, ponga m ás de relieve a la ética l9ft. No
sucede así con la filosofía del Sistema que, c u a n d o term in a de co n s
truirse, h ace d es a p a re c e r la ética |1>l. La definición clásica de verd ad a d m ite u n a d oble interpretación, pero
no tanto con el significado corriente que ha a p u n t a d o Kierkegaard
La filosofía y la v erdad sólo son posibles c u a n d o se realiza la c o n tra
(empírica o idealista), sino con otro m u c h o m á s original. Es lo q ue d e se a
dicción entre sujeto y objeto, p e n s a r y ser. id ealid ad y realidad. Si se
mos m ostrar con estos dos calificativos (objetiva y subjetiva) de la ver
«objetivan» los térm inos, la v erdad queda reducida a un acuerdo del dad.
p e n sa r consigo m ism o ,n . La subjetividad existente, im prescindible para
evitar este error, tam b ién se esfum a y pasa a ser u n a «determ in a ció n ob je Si to m am os el ser e n un sentido abstracto, p rescin d ie n d o de lo que
tiva». algo que n in g ú n h o m b r e existente es. La verdad era subjetividad es «in concreto» co m o ser empírico, ten d re m o s una definición de la
existente se volatiliza y sólo se alc a n z a u n a relación abstracta entre el ser «verdad abstracta», es decir, la que ha sido d e te r m in a d a abstra ctam en te
como algo ac abad o. E n efecto, el ac u e rd o ab stracto entre p en sa r y ser
y el p e n sa m ie n to |g\
está siem pre g arantizad o. Las objeciones q u e surgen por la presencia
La filosofía, la pregu nta p o r la verdad, el interrogante de la d u da, no del devenir d esa p are cen , pues éste p e rte n ece a lo concreto que justa
p ueden iniciarse ni p o r la sola realidad ni p or la abstracta idealidad.
mente ha sido volatilizado p o r la ab stra c c ió n l%. La relación entre p e n
¿C óm o se iniciará el proceso, c ó m o se posibilitará el encuentro, cóm o
sar y ser deja de ser dialéctica, contradictoria, desde el m o m en to que
surgirá la co ntradicció n que sostiene la sep aración dialéctica entre
privamos a la realidad de su carácter p ro p io , el o p u esto a la idealidad.
ellas? E ntendiendo la v erdad así. o b serv arem o s que en el fondo no es m ás
P or un proceso del pensar, p or un «paso lógico».-no es posible, p o r que una tautología |1)7. D esig nan do el p e n s a r y el ser (abstracto) una
q ue convertirían esa reflexión en un acto de reflexión objetiva. T am p o misma cosa, la co n c o rd ia entre a m b o s es sólo u n a identidad abstracta
co por un ch oqu e directo con la realidad, pues faltaría la categoría redu- (abstrakte Identitet) consigo misma. C o n la fórm ula de adecuación entre
p licadora del pen sa m ie n to . T e n e m o s que ac u d ir a otra in stan cia q u e está las «res» y el «intellectus» se nos dice lo m ism o q u e co n la simple e x p re
a m itad de ca m in o , q u e las p uede a p ro x im a r e in terrelacion ar p r o f u n d a sión «la verdad es». Q u iz á s lo único q u e v aría es que con la últim a se
mente: la existencia c o m o tal l94. acentúa la cópula es. D e sd e la objetividad, p o r consiguiente, «la verd ad
es una reduplicación; la verdad es lo p rim e ro , pero lo segundo de la ver
1X8 Ib., p. 109. dad. que es. es lo m ism o que lo prim ero, [pues] su ser es la forma
189 Ib., p. 110.
190 Ib., p. 109.
191 Ibidem .K ierkegaard se atreve a com parar la filosofía hegeliana con los sistem as 195 «Pero volar sig n ifica que' se está libre de las c o n d ic io n es terrestres. lo q u e está
panteístas. ya que am bos suprim en la diferencia entre el bien y el mal. y. con ella, la li reservado sólo a las criaturas con alas, quizás a los habitantes de la Luna, donde a caso el
Sistema tiene sus verdaderos lectores.» Ibidem.
bertad. Cfr. S. K. VII. p. 110.
196 S. V. VII. p. 175.
192 Ib., p. 111.
193 Ibidem. 197 Ibidem. Q ue la verdad así concebida e s tautología, lo repite Kierkeeaard varias
veces. Cfr. S. V. VII. p. 112. p. 174.
194 Ib., p. 112.
abstracta de la verdad » IW. E stam o s ante u n a reduplicación c o m p le ta Y la verdad co m o ap ro x im a c ió n no es la v erd ad qu e buscam os. La s u b
m ente abstracta del p e n s a r y del ser. Y esto es lo que se pretende que jetividad en esta ficción de verdad ta m p o c o es la que se necesita p ara el
aceptem os co m o verdad. encuentro profun do entre realidad e idealidad. Esa subjetividad es u n a
P o r este c a m in o de abstra cció n puede c o n tin u arse indefin idam ente, forma ab stracta de la objetividad. T o d o el e rro r proviene de la carencia
a u n q u e hay q u e pagar un precio po r ello: olvidarse de sí m ismo com o de decisión eterna (evig Afgjorelse), q u e reside en la auténtica subjetivi
existente ,<w. El individuo q ue hace tantas concesiones a esta m a n e ra de dad -05.
c o n c eb ir la v erdad ac ab a víctima de la ab stracció n y term in a p o r tras- C u rio sa m e n te la vía objetiva c r e e g o z a r d e u n a seguridad que no
form arse en esa id en tid ad p u ra , en esa tautología. El ser no se dice de sí posee la vía subjetiva, y q ue es e sc ap ar al peligro de la locura. Esta a p r e
m ism o p o rqu e el pen san te lo sea (un existente), sino solam ente p orque ciación resulta sorprend ente por dos razones: 1) Existencia y seguridad
este in dividuo es pensante. El acento está puesto en el cogito y no en el objetiva n o p u ed e n a n d a r juntas. La existencia co m po rta riesgo e incer-
sum 20°. El ser relegado desde el c o m ie n z o concluye a n iq u ila n d o al in d i tidumbre. 2) C u a n d o se determ ina l a verd ad p o r la vía subjetiva es im
viduo com o existente y re du ciénd olo a puro pensar. posible distinguir la locura de la verdad.
La vía de la reflexión objetiva hace del sujeto algo contingente y de La prim era ra z ó n no es m á s que u n a reiteración en la distinción e n
la existencia algo indiferente, algo d ifu m in a d o 2I". No se crea que ésta es tre existencia y objetividad. Ya co m e n ta re m o s las co nsecuencias p ara el
una co nse cuen c ia in volu n ta ria de las filosofías abstractas. Es algo q ue riesgo y la incertidum bre.
rido y deseado. C u a n to m ás se aleja del sujeto, más p ro n ta m e n te se M ás interesante es ah ora la segunda. K ierkegaard cita com o m odelo
acerca u n o a la verdad objetiva. Si se logra que el sujeto y la subjetivi a D o n Quijote, q ue represen ta el t i p o de «locura subjetiva en la qu e la
d ad lleguen a ser to talm ente indiferentes, la verdad se hará tam b ién in pasión de la interioridad se centra en u n a idea d e te rm in a d a de orden fi
diferente y esto le conferirá m a y o r valor objetivo 2o:. El interés y la deci nito que se hace fija» 2116 .¿Por qué esta fijación, p o r qué este peligro?
sión 170 pertenecen al reino de la «verdad», sino al de la subjetividad. La v erdad y la locura tienen su p u n t o de p artid a en la in terio rid ad
La reflexión objetiva nos lleva al p e n s a m ie n to abstracto, a las m ate como decisión a p a sio n a d a. L a v erd ad e n el sentido subjetivo con q u e
máticas. a los saberes históricos de todo tipo. Estam os redescubriendo Kierkegaard la c o m p re n d erá , podría en un m o m en to d a d o co n fu ndirse
la «reflexión» que c o n d u c e a verdades hipotéticas, com o vim os en con la dem encia. El argu m e nto es falaz, contesta Kierkegaard en u n a
Johannes Clim acus 2"'. La c o n tra d icció n vital, la p re ocupación p o r el ser y breve nota, pues la locura no tiene la in terio rid ad d é l o infinito. Su idea
el no-ser (Tilvíerelse og ikke Tilvíerelse), tan im p o rta n te p ara el sujeto fija es u n a especie d e cosa objetiva q u e quiere a b raza rse con pasión. Lo
com o decía H am let -04, d esaparece del horizonte. que h u n d e en la locura no es lo subjetivo, sino esa pequeña parte de fi
Si. p or desgracia, el sujeto n o consigue volverse ra dicalm ente indife nito que h a sido fijada 207.
rente a sí m ism o p a r a acceder a la verdad objetiva, será p orq ue su aspi La verdad objetiva no tiene el riesgo de la locura. Está carente de p a
ración a ella no es a ú n b a s ta n te objetiva. C ab e m ejorar su e m p e ñ o y sión y de interioridad suficiente. A u n q u e ta m b ié n es cierto que p o r sí
realizar u n a abstracción m á s absoluta de la subjetividad. misma no d em u estra que u n o esté e n sus cabales. U n o puede estar loco,
Pese a tod o s los esfuerzos de la abstracción, por ahí ja m á s se llegará afirm ando cosas perfectam ente v erd ad eras desde el p unto de vista o b je
tivo 208.
a la verdad, sino sólo a u na hipótesis, a u na ap ro xim ación de la verdad.
La vía de la reflexión objetiva n o s desvela p arad ó jic a m e n te m u ch o s
elementos de la v e rd a d q u e buscam os.
198 Ib., p. 175.
199 Ib., p. 176. Si nos m a n te n e m o s en el cam po de la objetividad y de la idealidad,
200 La discusión sobre la d efin ición de existencia real es interesante y larga. Aunque llegaremos a u n a verdad sólo objetiva, abstracta. Esta n o es la verdad
n o nos deten em os en ella, volverá a aparecer. Kierkegaard repudia el pen sam ien to que que persegu íam os desde el co m ien z o , cu a n d o in te n tá b a m o s sep a rar la
abstrae de la existencia individual y califica la fórmula de D escartes com o una «tautolo
conciencia de la p u r a idealidad. T am po c o la v erd ad com o tautología s a
gía». Cfr. S. V. V il. p. 304.
201 Ib., p. I7S. tisface n u estras ansias. La «reflexión», la reduplicación del ser en la
202 ib., p. 17°). Según M. C. Paredes. H egel no con cib e la verdad según estos esque idea sin que éstos en tre n en relación dialéctica, es m era tautología, c o
mas. es decir, corno algo vacío, ahistórico y separado del tiem po. «La verdad se define mo h em os dicho. N i siquiera nos sirve esa cierta «apro x im a ció n d e ver-
por su con creción y por su papel activo en la vida de los hom bres.» M. C. Paredes. Géne
sis del concepto d e verdad en el joven Hegel (1792-1801) (S alam an ca. Ed. U niv. de Sala
205 S. y.. VII. p. 179.
m anca. 19X7). p. 158.
206 Ib., p. 181.
203 Cfr. p. 43 de nuestra obra.
204 K ierkegaard no da aquí la referencia concreta del drama de Sh akesp eare (acto 207 Ib., p. 179. a pie de página.
208 Ib., p. 180.
III. escen a 1).
d a d » q u e p o d ría surgir del interro gan te p or la verdad, a u n q u e se pre
Si m iram o s el inicio de la frase, o b s e iv a r e m o s que se llam a la a te n
scindiera del sujeto, se le co n c ib ie ra c o m o abstracto o se le alejara de la ción sobre la pregunta por la verdad. E n la p re g u n ta por la verdad n o está
co ntra d icció n entre id e alid ad y realidad. Falta subjetividad, no hay rup la respuesta a la verdad, pero sin u n a correcta p regunta j a m á s llegare
tura. decisión, ni salto. Este es el principal defecto de la «verdad objeti mos a la verdad. El a r ra n q u e de la filosofía y del interrogante por la ver
va» y de toda reflexión q ue pretende c o m p re n d e r objetivam ente la ver dad predefinen la verdad misma. Si se pregunta «objetivam ente» p or la
dad. verdad, sólo se logrará u n concepto ab stracto de verdad. Si se p reg unta
U na larga fiase, que K ierkegaard subraya enteram ente, aclara defi
«subjetivam ente» p o r ella, ya se acie rta en la v e rd ad buscada. D e a h í la
nitivam ente la d istancia entre la verdad objetiva, que él no acepta, y la insistencia kierkegaardiana e n el co m ien z o .
verdad subjetivo, la que va a p re sen tar com o única válida. En ella reapa ¿Qué es lo capital p ara form ular d e b id a m e n te la pregunta p o r la ver
recen tam b ién estre ch am en te un ido s los resultados del De óm nibus dubi
dad? Kierkegaard no titubeará en decirlo: la presencia y el interés del
tandum est y de Efterskrift. existente, del in terro gad or co n toda su existencia individual, en la p re
Dice asi: «Cuando se pregunta objetivamente (objektivt) por la verdad, se
gunta-respuesta sobre la verdad. Si se p rescinde de él, si se «objetiva»
reflexiona objetivamente sobre la verdad como un objeto (Gjenstand) con el tam bién al existente, nos toparem os c o n la v erd ad objetiva y sus c o r r u p
que se relaciona (forholder) el cognoscente (Erkjendencle). No se reflexiona ciones. Si se le m a n tie n e en la relación q ue la p regunta suscita, p o d re
sobre la relación sino /sobrej que aquello con lo que él se relaciona es la ver mos a lc a n z a r la verdad.
dad. lo verdadero. C uando aquello con lo que él se relaciona es la verdad, lo La conclusión es clara: en el co n c e p to m ism o de «verdad objetiva»
verdadero, entonces el sujeto está en la verdad. Cuando se pregunta subjetiva se instala el falseam iento de la v erdad co m o verdad. Dicho de otra m a
mente por la verdad, se reflexiona subjetivamente (subjektivt) sobre la relación
nera, el individuo exclusivam ente c o m o pensante, com o in-existente. no
del individuo (Individets Forhold); cuando este cóm o de la relación (Forholds puede llegar a la verdad. La so b e ra n ía absoluta del pensar co n d u c e a la
hvorledes) está en la verdad, el individuo está en la verdad, incluso si se rela
disolución de la v erd ad y del sujeto m ism o. E n cuanto el sujeto y su
ciona así con la no-verdad (Usandheden)» 209. existencia se alejan de la pregunta p o r la verdad, aparece la objetividad.
Varios son los c o n te n id o s de este párrafo. C on v ien e prestar atención
Para acceder a la verdad, h a y q u e reco rrer la ru ta de la subjetividad.
a todos ellos, p ues reflejan perfectam ente las claves del p ensam iento ¿Quedará la objetividad olvidada, disuelta, destruida? ¿Qué sucedería si
kierk eg aardian o sobre la verdad. la relación subjetiva tuviese com o « té rm in o » u n a no-verdad (objetiva)?
La reflexión objetiva c u m p le la tarea de la sim ple reflexión que ya
Son cuestiones de s u m a im p o rtan cia y que con viene m editarlas p a u s a
co n o c ía m o s p o r el p rim e r escrito de Kierkegaard. E n este m odo de re la damente.
ción sólo existe la m era d u a lid a d . La verdad es u n objeto, un reflejo de
la realidad que está an te el cognoscente com o p u ra idealidad. El térm i
no que los vincula y los co n tra d ice (la conciencia, el sujeto existente) es 4. L a verdad subjetiva: definición de verdad como interioridad
tá al m argen. La verd ad tiene carácter objetivo. N o im porta la relación
del sujeto con ella, sino q ue aquel «objeto» refleje a d e c u ad a m e n te (o
Al co ncluir las reflexiones en to rn o a la locura frente a la subjetivi-
in a d e c u a d a m e n te ) la v e rd ad era (o falsa) realidad. dad-objetividad. Kierkegaard ofrece u n a v alo ración de la d im e n sió n de
En esta vía de inqu isición de la verdad no se h a d a d o un en cu entro la interioridad.
entre a m b o s polos, y el elem en to creador, el «tercero», está fuera, co m o
La locura rep resentada p o r Don Q uijo te es u n a desviación de la i n
a la espera. Es la relación explícita- la que establece el salto h ac ia la ver
terioridad que se e n tu siasm a p o r un detalle de la existencia que no c o n
dad. El interés no recae en tonces sobre los térm inos bipolares, sino so
cierne a n ad ie m ás que al po bre tra s to rn a d o 2I°. Su pasión in ten sísim a
bre la relación (con trad icció n ) entre ellos. La conciencia, la existencia, dirigida a un objeto m in ú scu lo p rod u c e pena.
la d u d a , la verdad, van a fijarse en cómo (hvorledes) es esa relación, m ás
El otro género de d em en cia, del q u e se h ab la m enos, siendo m ás g ra
que en aquello que (h vad) se p o n e en relación. S obre esta distinción e n
ve, adolece tam b ién de interioridad, p e ro no p o rq u e esté desviada, sino
tre el cómo y el qué (hvorledes-hvad) de la verdad volverem os de in m e
porque no existe en absoluto. Esta lo c u ra es m ás in h u m a n a (um eneske-
diato al h a b l a r de la v e rd a d subjetiva. A ú n q u e d a algún aspecto que
lig) que la otra. Lo có m ico (det C om isk e) es c o m p r o b a r que el objeto del
d estacar de esta descripción d a d a y que d elim ita bien el concepto de
que se pre o cu p a el d esvariad o puede ser la verdad, eso «último v e r d a d e
verdad objetiva en Kierkegaard. ro» por lo qu e todos los h o m b res se in q u ie ta n . La carencia de interiori-
mees! UdenskabeHge Inderlighcds Tilegnelsc. er Sandheden. den hoicstc San dh ed der er for
en Eksisterende.» S. I .. VII. p. 1X9. 246 Es una expresión favorita de K ierkegaard. con la que pinta el riesgo del creyente
teniendo que «saltar» a la fe en esa situación d e infinita profundidad. Cfr. 5. V.. VI, p.
241 Ibidem . 467.
242 «In derlighedens Sp icn d stigh cd (tensión de la interioridad).» Ibidem. Kierke
247 5. V, V il. p. 189.
gaard destaca inten cion ad am en te el contraste entre objetividad y subjetividad para dar
m ayor fuerza a la p asión existencia! de la interioridad. 248 Cfr. Sm uler. cuyo capítulo 111 se titula «La paradoja absoluta: fantasía
metafísica» (S. V.. IV, 230) v el apéndice «El e sc á n d a lo de la razón: ilu sión de acústica»
243 Ibidem . (lb„ p. 242).
244 S. V, VII, p. 189. 249 S. V, VII, p. 190.
245 Ibidem . El sign ificad o de esta incertidum bre objetiva irá aclaránd ose paulatina
250 Ibidem.
mente. El m om en to suprem o es cu a n d o la razón no tiene m ás rem edio que aceptar su vo
luntario silen cio. Es u n o de los asp ectos m ás discutid os de la filosofía kierkegaardiana. 251 A unque en otra redacción (no inserta e n la publicación final) sí lo hacía: «El
H offm an n h iz o un estud io, en o c a sio n e s sim plista, pero con intuicion es curiosas, donde cristianismo ha proclam ad o precisam ente ser la verdad esencial eterna y a la vez se ha
co n clu ía que la certeza es obra de la voluntad. Cfr. R. H offm ann. Kierkegaard et la certitude proclamado co m o paradoja, y ha querido con e ll o qu e tuviera significad o esencial para
el existente» Papirer. VI B 40. p. 129.
religieuse (Crenéve. .1. FI. Jeherbcr. 1907). pp. 92-140.
ta m o s a m b a s cosas b revem ente, p o rq u e luego re aparecerán al h a b la r de
radicaliza. C o n Kant. que m an ifiesta ta m b ié n la im po sibilidad del
Smuler. encuentro entre p e n s a r y ser en la esfera del p e n s a m ie n to 26°.
Sócrates ha tenido el m érito de descub rir entre los p ag a n o s el senti
do esencial y eterno de la verdad. N o apliqu em o s a estos adjetivos c o n En esta m ism a dirección h ab ría q u e investigar las fuentes del p e n s a
tenid os hegelianos 25:. V erdad esencial y eterna significa p rim o rd ia lm e n miento kierkegaardiano y. más en con c reto , con cep tos tan esenciales
te « que dice relación a u n existente». Sócrates ja m á s lo olvidó. P odem os como interioridad y subjetividad 2<SI. q u e son d eterm in a n te s p ara su d e
finición de verdad.
c o m p i o b a r lo en su tesis del co n o c im ie n to co m o recuerdo, co m o an á m -
nesis 25\ y en su filosofía de la ignorancia 254. Pese a su paganism o, D e ja n d o p ara otra o ca sió n o in térp re te esas tare as que nos d e sb o r
Sócrates estaba en la v erdad 25\ La ignorancia socrática es otra m anera dan, to m are m o s con el p ro p io K ierkegaard u n a co m p a ra c ió n entre su
de exp resar la in c e rtid u m b re objetiva, la in teriorid ad del existente, la visión de la verd ad y la de Lessing. E n ella se revela e s p lé n d id a m e n te el
verdad. talante y la ra d ic a lid a d de nuestro a u to r danés.
P ara Sócrates !a v erdad eterna, esencial, no tiene en sí m ism a n ad a de Cita K ierkegaard u n a frase larga d e Lessing en alem án: «Wenn Gott
p arad ó jico , sino en cuanto se relaciona a un existente. C o n otras p a la in seiner Rechten alie Wahrheit, u n d in seiner L in ken den einzigen im m er
bras, «la verdad eterna, esencial, no es en m od o algu no la p aradoja; lo regen Trieb nach Wahrheit, obschon mit dem Zusatze m ich im m er und ewig
es p o r su relación a u n existente» 25h. Para Sócrates, insistimos, la ver zu irren, verschlossen hielte. u n d sp rá ch ezu mir: wate! Ich fíele ihm m it D em ut
d a d «esencial» o «eterna» es aq u e lla que se relaciona a u n existente por in seine L in k e und sagte: Vater, gib! die reine W ahrheit ist j a doch n u rfü rd ic h
el hecho descrío. En esto se disting ue bien de Platón. Este se pierde en la allein!» 262. Su in te rp re ta c ió n es s in g u la r y elocuente.
especulación; Sócrates, en c a m b io , ja m á s olvida que él es un pensador La m a n o derech a es el sím bolo de la v e rd ad objetiva del Sistema. La
existente 257. El m érito i n c o m p a r a b le del p e n s a m ie n to socrático es h a b e r izquierda representa la v e r d a d com o su b jetiv id a d . K ierkegaard, siem p re
puesto d e relieve que «el cogn oscen te es un existente y que la existencia dispuesto a p o strarse en ad o ra c ió n a n te la v e rd ad objetiva (el Sistem a) si
es lo esencial» 2W. Q uien lo olvida, interpreta mal a Sócrates. sus ojos la d esc u b ren , o p ta sin d ila c ió n p o r la izq u ierd a, d o n d e está la
K ierkegaard co ncluye sus reflexiones acerca de la v erdad co m o sub verdad subjetiva.
jetiv id a d con un paso h ac ia ad e la n te que conviene aclarar, p o rqu e con
Lessing h a b la de u n esfuerzo h acia la v e rd a d c o n el térm ino «den e i n
ello h ac em o s u n alto en este recorrido.
Este es el e n u n c ia d o d e la nueva etapa de su investigación: «Así zigen im m e r regen Trieb» 26í. «E in zig en » u n id o a im pu lso (Trieb), dice
pues, la subjetividad, la in te rio rid a d es la verdad; ¿hay (a h ora) u n a ex Kierkegaard, sólo p u ede traducirse y en te n d e rs e c o m o u n im p ulso in fin i
presión más interior? Sí. si al d ecir Lla subjetividad, la interioridad es la to 2M. L a verdad es la pasión infinita h a c ia la v e rd ad objetiva y ésta es p a r a
verdad', c o m e n z a m o s así: la subjetividad es la no -verdad» 2W. Esta de el existente sólo in c e rtid u m b re objetiva, p o rq u e la v erdad co m o sistem a
c la ració n s o rp re n d en te n o s in trod uce en otro terreno que podem os total,com o verdad objetiva existente, ú n ic a m e n te se e n cu entra en la re a
d e n o m in a r lo com o el estrictam en te ético o ético-religioso. De hecho lidad para Dios m ism o 265. A] existente in div idu al le basta, le c o rres
ponde, el im pu lso a p a s io n a d o hacia ella.
d eno ta un giro sustancial en su interrogatorio. A ello nos referimos en el
c a p ítu lo cuarto d e esta o b ra .
P o d ría m o s c o m p a r a r y e m p a r e n t a r esta d efinición de la verdad como 260 Cfr. K. W eisshaupt, D ie Zeitlichkeil der Wahrheit, pp. 51-53.
in teriorid ad y subjetividad c o n otras filosofías. C o n Descartes, por ejem 261 Kierkegaard puede haberse inspirado en fuentes tan lejan as com o San A gustín
plo, m o s tra n d o có m o K ie rk e g a a rd remite la verdad a lo m ás consciente y o Lutero, pero verosím ilm ente fue influenciad o m á s directam ente por el R om an ticism o y
el Pietismo. Los estudios sobre el tem a son abu nd antes. Entre los m ás recientes destacan:
c ó m o con ello no sup era ac aso el p lanteam ien to cartesiano, sino que lo E Jarauta, Soren Kierkegaard. Estructura y dialéctica de la subjetividad (Rom a, 1975). pp. 80-
135. L. P. P ojm an. The Logic o f Subjectivity. Kierkegaard's Philosophie o f Religión (A labam a.
University Press, 1984), pp. 54-75.
252 Papirer. VI B 40. p. 127-128.
262 El texto pertenece a Eine Duplik (1778) y está en Sam tliche Schrijten, bd. V„ s. 100
253 5. V. VII. p. 191.
(la edición de Kierkegaard data de 1825) En e l original (5. V, VII, p. 94) Kierkegaard
254 5. V. VII. p. 190.
255 «La interioridad so crá tica en el existir es un an á lo g o (A n a lo g o n ) de la fe. sólo cambia la palabra «hielte» por «helte» y «sp rách e» por «sp rech e». Jarauta destaca la
que la interioridad de ésta, que no corresponde al rechazo de la incertidum bre. sino al relación entre L essing y Kierkegaard. Cfr. F. Jarauta, Seren Kierkegaard. Estructura y .
dialéctica d e la subjetividad, pp. 88-89, 95, 105.
del absurdo, e s infinitam en te m ás profunda.» S. V.. VII. p. 191.
263 5. Y. Vil', p. 96.
256 S. V. VII. p. 191. 264 Ibidem.
257 S. V. VII. p. 191.
265 La realidad, «la existen cia misma (Tilvaerelsen selv) es un sistem a — para
258 S. V. VII. p. 192.
Dios—, pero no puede serlo para nin gún espíritu existente», com en ta Kierkegaard p oco
259 Ib., p. 193. más adelante. S. V. VII, p. 106.
Pese a discrepar de éi, Lessing le sirve a Kierkegaard p ara expresar
m ag níficam ente su co n c ep ció n de la verdad com o interioridad ap a sio
nad a.
O bjetividad -sub jetivid ad, p en sa r-ser reap arecen sin c e s a r e n la in d a
g ación y en la definición de verdad. Q u e d a n aún m u cho s aspectos por
p recisar p ara c a p ta r en sentido m ás p ro fu n d o la co ncepción kierkegaar
d ia n a de la verdad existencial. 111. V E R D A D Y R E A L ID A D
fi
Esta precisiones son suficientes para introd ucirnos de lleno en el te entre el p e n s a r y el existir, y la filosofía explica qu e esta relación es de
m a de la realidad y de la v e rd ad 279. identidad, [la filosofía] n o resp o n d e c o n ello a la pregunta, pues no res
p on d e a quien pregunta «(Sporgeren)» 281. Para esta forma de re s p o n d e r
es igual q ue p reg unte un ser h u m a n o o u n a rosa. La respuesta carece de
validez.
1. Determinación de la realidad
E videntem ente la diferencia de p re g u nta-respuesta viene de la m a
nera en que tiene (o no) en cuenta al existente q ue la establece. Pues p o r
Las relaciones e n tre p e n s a r y ser, realidad e idealidad, que ya h a b ía
muy ab stra ctam en te que se formule la pregunta, no p or ello el h o m b re
m os descubierto en su p rim e r escrito, vuelven a aparecer com o p re o c u p a
que interroga pierde la existencia. P a ra no in cu rrir en confusiones,
ción prim ordial. debem os evitar identificar la p re g u n ta por la realid ad en relación con
A guijon ead o q u iz á s p o r las críticas y resistencias que —según un existente y la p re g u n ta p o r la r e a lid a d en relación a lo abstracto 2X2.
s u p o n ía — iba a e n c o n tr a r su co n cepción de la verdad. K ierkegaard h a Esto conlleva re h u ir de otras sim plificaciones co m o im aginar que lo
ce un esfuerzo más p o r d e te r m in a r con toda claridad qué entiende por abstracto n o tiene re alidad (det A b stra k te ikke h a r Realitet) 2S1 o d e d u c ir
realidad, cóm o puede u n in d iv id u o cognoscente vivir y a s u m ir la reali que la re alidad es sin m ás el m u n d o exterior (U dvortesheden) :s4.
d a d y có m o debe con vertir c a d a u n o su propia existencia en u n a tarea La id ealidad existe, el p e n s a m ie n to cap ta la re alid ad y tiene su p u e s
de a p ro p ia c ió n de la re alid ad en sentido profundo. to en la filosofía. El m u n d o exterior ta m b ié n existe, a u n q u e no c o m o a l
K ierkegaard retorna a la p re g unta p o r las relaciones entre idealidad
go muerto, sin relación con el sujeto p en sa n te , p u e s entonces —sin rela
y realidad, pero insistendo en esta últim a. La pregunta m ism a puede ser ción a la id e a lid a d — sería u n fraude, u n en g a ñ o 2tií. Lo im po rtan te es
un prim er p eld a ñ o p ara d e term in a rla con exactitud y sin falseamientos.
distinguir a m b o s d om inio s y que en la relación establecida p or el su jeto
« P reg u n tar ab stra c ta m e n te p o r la realidad (Virkelighed) (su p o n ien d o cognoscente —el que form ula el in terro g a n te p o r la re alid ad —, n o p e r
qu e sea correcto p r e g u n ta r a b s tra c ta m e n te po r ella, pues lo individual, dam os de vista su ú n ica e irrepetible existencia.
lo co n tin g en te (det Enkelte. det TUsaddige) son parte in teg ra nte de la Este tipo de precisiones serían in necesarias, si no h u biera ap arec id o
realidad, y la ab stracción lo contra rio ) y d a r una respuesta abstracta, no
en el m u n d o la «reflexión de la reflexión» con la filosofía m o d e rn a 28ft.
es tan difícil co m o p re g u n ta r y re spon der qué quiere decirse c o n que
Grecia n o tuvo estos problem as, p u e s la realidad estaba sin más tras el
u n a cosa d e te rm in a d a (bestem te Noget) es una realidad. La abstracción
pensam iento 287 y el p e n s a r filosófico n o prescin d ía n u n ca del existente
prescinde de esta cosa d e te rm in a d a , pero la dificultad está precisam ente que lo ejercía 28X.
en p o n e r j u n t a s esta co sa d e t e r m in a d a y la id e a lid a d del p e n s a m i e n
¿Cuál es el quicio de la cuestión, p o r qué estos problem as? L a res
to. c u a n d o quiere p en sa rla. De tal co n tradicción no puede p reo cup arse puesta es co n tun den te: se c o n fu n d e p e n s a r-re a lid a d con realidad (Tan-
la a b s tra c c ió n , p u e s la m is m a a b s tra c c ió n la im p id e [la c o n t r a d i c ke-Realitet m ed Virkelighed) 289. H a y q u e definir y distinguir b ien este
ción]» 28().
Todos los térm in o s del p rob lem a, tal co m o los c o n o c ía m o s, están 281 5. V. VII, p. 319. El segundo subrayado es nuestro.
aquí: la realidad (u n a co sa concreta, contingente, individual), la ideali 282 Ibidem .
283 Ibidem .
d a d en el p e n s a m ie n to y la contradicción. La pregu nta p o r la d u d a y la
284 5. V. VII, p. 312.
v erdad estab a n en el m is m o contexto. La pregunta p or la re alidad tam 285 Ibidem .
bién lo está. H a b rá que a v a n z a r con cu id ad o p ara no desviarnos de esta 286 S. K, XIII, p ”342.
tram a esencial. 287 5. V, VII. p. 316. M. A lvarez subraya c ó m o en Tom ás de A quino la verdad de las
C o m o decim os, la p re g u n ta p or la realidad ya p re d eterm in a lo que cosas es el fun dam ento de nuestro c o n o c im ien to y. de otra m anera, cóm o para H egel só lo
bu sca m o s. Según sea el to n o de la pregunta, así será la respuesta, es de la adecuación a la verdad total de la cosa es co n o c im ien to verdadero. Cfr. M. A lvarez.
«Sobre la verdad en Tom ás de A quino y H egel. Estudio com parativo», en Atti deI
cir, tal com o se p re s u p o n g a n los (tres) térm ino s de la pregu nta, así
Congresso internalionale Tommaso d ’A quino (N a p o li, Ed. D o m e n ic a n e ital, 1974), v. 6, pp.
h a b r á q u e c a lib ra r el sen tid o y la ca lid a d de la respuesta. C u a n d o un 86 y 102-103. La discusión entre Kierkegaard y otras filosofías no debiera descuidar el
existente p regun ta p o r la relación entre p en sa r y ser (Taenken og Vaeren), análisis detallad o de este problem a.
288 «Por e llo se aparta del su icid io tanto (eller) en el sen tid o pitagórico de m orirse,
como (eller) en el sentido socrático de estar m uerto, para pod er pensar. El [el filó so fo
279 Si no lo n otam os textu alm en te, siem pre que hab lem os de. realidad en este capítulo griego] tenía co n cien cia de ser [un| pensante, pero era con scien te a la vez de que la
se refiere al original kierkegaardiano Virkelighed. En algún caso y para m ayor claridad existencia co m o m edio (M édium ) era lo que le im pedía perm anecer continuam ente en el
tam bijn señalam os entre paréntesis el término. pensar, porque le situaba siem pre en el devenir (i Vorden).» S. V., VII, p. 296.
280 5. V. V il. pp. 288-289. 289 Ib., p. 317.
pensar-realidad de la realidad que buscam os. P ara ello hay qu e d ese ch ar La distancia entre idealidad y re a lid a d , en sentido kierkegaardiano.
nuevas preguntas sobre si ese p en sar-realidad sea real y decidir de u na es identificada co m o d istan cia entre posse y esse. La capacidad de p a s a r d e
vez p or todas que ese p en sa r-re alid ad es sólo posibilidad. una a otra e sla que posibilita el p e n s a m ie n to de la realidad. U na realidad
P en sar-realid ad o «la realidad p e n sa d a (en taenkt Virkelighed)» 290 no es c o m p re n d id a y p ensa d a más q u e c u a n d o su esse se disuelve en su
es posibilidad. Esta ac la rac ió n es esencial p ara en te n d e r a Kierkegaard: posse. Si eso no sucede —que el esse se convierta en posse— lo estético y lo
«... C u a n d o yo pienso la realid ad, yo retiro esta realidad d a d a de la rea intelectual p ro testarán 296.
lidad y la coloco en la p o sibilidad, pues la realidad pensada es la posibi
T a m p o c o debe a c aec er lo inverso, p o rq u e enton ces p erderíam o s la
lidad. (y) m á s alta q u e la re alid ad desde la perspectiva del pensam iento,
realidad en su d im en sió n existencial y ética, a u n q u e v erd ad eram en te eso
pero no d esd e la perspectiva de la realidad» 291. En este sentido no es
escapa al poder de la idealidad, supuesto q ue no q u eram os dejar de existir
im propio resolver el interrogante: ¿qué es la realidad? con la respuesta:
(iy de pensar!): «Si p e n s a r pudiera d a r realidad en el sentido de realidad,
«es id e alid ad » 292, p ero sa b ie n d o que estam os en el terreno intelectual,
y no p e n sa r-re alid ad en el sentido de p osibilidad, entonces h aría falta
en «la posibilidad». Toda realidad exterior tiene esta lim itación para
queel p e n s a r p u d ie r a to m a r existencia (Tilvaer), p u d ie ra d e s p o ja r a l exis
mi. que yo sólo puedo a p re h e n d e rla p e n s á n d o la :‘)-1 y asi la convierto en
tente de la ú n ica re alid ad con la que él se relacion a c o m o realidad, la suya
re alid ad -p en sa d a, en posibilidad. propia (...), es decir, q ue él pudiera a b s tr a e r de sí m ism o en el sentido de
Todo el d in a m is m o de la idealidad, del sujeto sólo pensante, se basa
realidad, de tal m a n e r a que dejase realm en te de existir» 297. El deseo de
en esta posibilidad. El p ro b le m a surgirá c u a n d o el individuo se tope
resaltar la fuerza del pensa m ie n to frente y ante la realidad lleva a la diso
con algo q u e se niega a ser red ucido a posibilidad, a realidad pensada.
lución de la realidad p rim a ria del p e n s a d o r, lo que es u n contrasentido: si
¿C óm o establecer, en ton ces, u n a relación co n ese algo irreductible? P a
yo pienso, incluso si yo abstraigo d e mí m ism o, es p orq ue existo 2,,K.
ra re sp o n d e r a ello. K ierkegaard define lo que él entien de por «otra»
realidad, re c o rd a n d o que este as u n to lo trató en u n a o b ra an terio r 294. B uscand o la diferencia entre el p e n s a r y el ser frente al que se sitúa
d o n d e s e ñ a la b a las diferen cias entre idealidad, re alidad-p ensada, posi el sujeto congnoscente, hallam os u n algo irreductible que se resiste al
bilidad. y lo irreductible de la realidad, la realid ad co m o realidad. poder del pensar. ¿C óm o lo d e n o m ira rem o s? K ierkegaard contesta s im
«Q u ien en relación co n lo m ism o no capta tan bien el paso del posse al plemente: la existencia. Esta existencia n o se convierte de nuevo en u n
esse co m o el del esse al posse. no capta la idealidad, es decir, no la c o m concepto abstracto, sino que a p u n ta a la existencia del sujeto existente
prende. no la pien sa (se trata de co m p re n d e r u n a realidad extraña). Por cognoscente. « U n h o m b r e in div id u a l existente no es u n a idea; ¿es su
el contrario, c u a n d o el [sujeto] pensante con ese posse disuelto (una rea existencia algo distinto del pensar-existencia de la idea?» 299 P o r s u
lidad p e n s a d a es u n a p o sib ilid ad) se choca con un esse que no p u ede di puesto —se a p re s u ra a responder— sin q ue c o n ello d ebam o s a sim ila r
solver. tiene que decir: no p u e d o p e n sa r esto. El |sujeto] su spen de el p e n al hom bre con los seres no-pensantes. Ni una cosa ni otra. «Existir c o
sam iento; si él d ebe o. m ás bien, quiere relacionarse con esta realidad mo tal no es ser en el sentido en que u n a patata es, ni tam poco en el s e n
com o realidad, él no se relaciona con ella p e n sa n d o , sino p ara d ó jic a tido en q u e u n a idea es. La existencia h u m a n a tiene la idea en sí, sin ser
por ello existencia-idea» 1(l".
m ente» 295.
Kierkegaard se resiste a encasillarse tan to e n las categorías (hegelia-
nas) de la id entid ad del p e n s a ry del ser, co m o en las deducciones ilógicas
290 Ib., p. 309.
291 Ibidem . (cartesianas) del p e n s a r al ser. « H a y q u e d ecir al contrario: p o rq u e
292 S. V., VIL p. 313. existo (er til) y soy p e n s a n te (er t e n k e n d e ) , p or eso yo pienso que existo.
293 Ib., p. 308. Aquí la existencia disocia la id e n tid a d ideal del p en sa m ie n to y del ser;
294 Se trata de Stadier pací Livets Vei. Cfr. S. V.. VI. p. 462.
295 S. V. V il, p. 309. Este es un lema sobre el que vuelve Kierkegaard con frecuen
hace falta que yo exista p ara p o d e r pensar, y h ac e falta que yo p u ed a
cia. c o m o en el texto qu e sigu e (de 1850): «'Realidad' ('Virkelighed ) no se deja com pren pensar (p o r ejem plo, el bien) para p o d e r existir en él» 301. La existencia
der. Esto lo dem ostró bien Johan nes C lim acus de una m anera muy sim ple. Comprender se resiste al p e n s a m ie n to y, sin em b arg o, el existente es un sujeto pen-
es disolver la realidad en posibilidad, —pero así es im p osib le com prenderla, porque com
prenderla es transform arla en posib ilidad , por tanto no m antenerla com o realidad. En
relación c o n la realidad com pren der es un retroceso, un paso atrás, no un progreso. No 296 S. V, VII, p. 312.
que 'realidad' esté sin co n cep to (begreblos). en m odo alguno; el concep to que se encuen 297 Ib., p. 320.
tra. cuand o se com pren de al disolverla en posibilidad, está tam bién en la realidad, pero 298 Ib., p. 321.
ciertam ente hay algo m ás (et M ere)— que él es realidad. D e la posib ilidad a la realidad 299 Ib., p. 318.
hay progreso (excepto en relación al mal); de realidad a posib ilidad hay retroceso.» Papi 300 Ib., p. 319.
rer. X-2 A 439. p. 301 S. V, V il. p. 318.
1 312.
san te 302. K ierkegaard n o niega «la relación» del p e n sa m ie n to ni su ejer esa p asió n que les abra la puerta a la au téntica realidad 30lt, p o rq u e sin
cicio. sino la reducción de la re alid ad existencia! al puro pensar. pasión, sin un interés su p re m o por el p rop io existir, se corre el peligro
La «nueva realid ad» q ue surge de la relación entre idealidad y reali de p erd er la realidad. Es lo que a toda costa quiere él evitar y p ara ello se
d ad es la que está m a rc a d a y poseíd a por la propia existencia. La exis apresura a d e n u n c ia r l a s lag u n as y errores de la filosofía abstracta fren
tencia del individuo que relacio na el p ensar y el s e r e s la realidad supre te a la realidad.
ma. la que Kierkegaard definirá co m o realidad. «La sola realidad para la
que u n existente es m ás que un s a b e r (vidende om ) es su propia realidad, 2. La pérdida de la realidad
q ue él existe (er til); y esta re a lid a d es su interés absoluto» m .
Sin á n im o de c o m p lic a r las cosas m ás de lo que el au to r lo hace, D efinida la realidad en sentido p le n o p o r su relación a la existencia.
po d em o s distinguir en K ierkegaard tres acepciones de realidad: 1) La Kierkegaard va a in ten tar demostrar, en eterna discusión con Hegel y
re alidad del ser «exterior», el q ue está «frente» al pensam iento. 2) La sus epígonos daneses, có m o «la abstra cció n » es in cap a z de llegar a la
realidad den tro de la id ealid ad , lo que él conoce co m o realidad -pensada existencia y c ó m o sus ra z o n a m ie n to s c o n d u c e n a la pérdid a de la reali
o el p en sar-realidad. 3) La realidad del propio sujeto existente y cognos dad y, en última instancia, a la locura 309.
cente que establece la relación actual, vital, existencia! entre lo dos pri «¿Qué es la existencia? E s el n iño e n g e n d ra d o p o r el infinito y el fi
nito, lo eterno y lo tem poral, y que, p o r ello, está c o n tin u a m e n te esfo r
meros.
C o n firm a m o s , siguiendo la trayectoria de sus escritos, q u e la pri zándose» 3I<). «Q ue el p e n s a d o r subjetivo existente está c o n tin u a m e n te
m o rdial es la tercera. A ella le asignará tam bién algun as peculiaridades en el esfuerzo (bestandigt er straebende) no se entien de en sentido finito
que él tenga un fin (M aal) h acia el cu a l tien de (straeber) y que. c u a n d o
ya conocidas.
La prim era es el interés. «L a re alidad es un inter-esse entre la unidad haya llegado, estará listo; no, él se esfuerza (straeber) infinitam ente, está
de la hipotética a b stra cció n del p e n s a r y el ser» 3()4. La contradicción, el co ntinuam en te (bestandigt) en d ev e n ir (i Vorden) (...); la ra z ó n es q u e es
interés que estaba en la co n c ie n cia, se adscribe a h o ra a la realidad. Y lo un existente y p e n sa n d o expresa ésta [existencia]. El dev en ir (Vordelsen)
explica: «El interés s u p re m o p a ra el existente es existir y el interés que es la existencia m ism a del pensador, [existencia] de la qu e sin p e n s a
aporta (Interesseretheden) en el existir es la realidad. Q ué es la realidad miento bien puede abstraerse y h acerse objetivo»
no p u ed e explicarse (angives) en el lenguaje de la abstracción» 30-\ Le La diferencia entre esta definición de la existencia y las definiciones
falta ju stam en te el elem ento activo y d in ám ico de la existencia que sólo el abstractas 112 está en la m a n e ra de a s u m i r la realidad propia del sujeto
existente com unica. 308 Ib., p. 298-299. Q uizás fuera posible a p a sion arlos, m on tán d olos en un corcel y
La realidad en sentido p len o se adecúa a la existencia viva y profunda hostigándoles para que saliesen al galope y lograsen experim entar la más salvaje d e las
del existente. «La realid ad es la interioridad |que está] infinitam en te inte carreras. Ibidem.
resada en existir...» Los filósofos que in ten tan desprenderse de este 309 Kierkegaard se burla.de los filósofos abstractos y previene de los graves peligros
interés co m o algo b astardo, c o m o estorbo y o bstáculo para c a p ta r con de tales filosofías: del su icid io co m o « co n clu sió n lógica» (S. V, VII, p. 295). de la dob le
personalidad: el profesor y el existente diario (5. K, VII, 290 s,). de la tentación de trans
m ás pureza la realidad, p ierd en la entra ñ a m ism a de la realidad. formarse en ser puro (S. V. VII, p. 289), de la frustración causada en los jóvenes (S. V.
Otra p ecu liarid ad de la « re a lid a d » k ierkegaardiana es la pasión. El VII, p. 297 s.), etc.
p ro b le m a para K ierkegaard no está en desinteresar o d esm o tivar a los 310 S. V., VII, p. 81. El am or (en Sócrates) tam b ién se define así: «El amor está c o n ti
individuos, sino en c o m u n ic a rle s esa pasión que va a hacerles capaces nuamente en el esfuerzo» (Ibidem ). K ierkegaard añad e a renglón seguido: «Es decir, el
sujeto pensante es un existente» (Ibidem ). Esa perm anencia continua en la tensión entre
de p e n e tra r en los secretos de la realidad, en la interioridad. «Existir, si
finito e infinito, temporal y eterno, es lo que K ierkegaard identifica con la existen cia real:
no se to m a este [térm in o de existir] c o m o m ero existir, es im posible «Un hom bre real (et virkelig M enneske), sín tesis de infinito y finito, tiene su realidad
hacerlo sin p asión» 1"7. Q u iz á s p o r eso todo p e n s a d o r griego era funda (Virkelighed) en el m an ten im ien to de esa sín tesis |y| está interesado infinitam ente en ex is
m e n talm en te u n p e n s a d o r a p a s io n a d o . Kierkegaard en su 'a fá n inquieto tir...» S. V., VII, p. 289.
p o r los otros se p lan tea c ó m o p o d ría arreglárselas para d esa ta r en ellos 311 5. V, VII, p. 79-80.
312 Kierkegaard cita la definición h egeliana de existencia: « D ie Existenz ist die
unmittelbare E inheit der R eflexion-in-sich u n d der R efiexion-in-A nderes. Sie ist daher
302 Ib., p. 317. (?) die unbestim te M enge von E xistirenden.» 5. V., VII, p. 288. Cfr. G. W. F. Hegel. System
303 Ib., p. 303. der Philosophie (Stuttgart, Jub. Ausg. 4 1964), VIII, p. 288). El interrogante es de K ierke
304 Ib., p. 302. gaard. quien com en ta cóm o en esa definición se suprim e « lo concreto, la tem poralidad,
305 Ibidem. el devenir propio de la existencia y la miseria q u e con oce el existente por ser una sín tesis
306 S. V. VII. p. 313. de eterno y temporal, arrojado en la existen cia» S. V. VII, p. 288. La cita de Hegel está a
pie de página.
307 Ib., p. 298.
existente. La concepción de la realid ad será con form e a la presencia o produce, c o n tin u a m e n te p e n s a n d o , esta existencia suya y sitúa to d o su
ab stracción de esa existencia. pensam iento en el devenir» 3I8.
Kierkegaard distingue entre «lo negativo» y «lo positivo» dentro de / La pérdida del devenir es la c o n s e c u e n c ia de la abstracción y del ol
la realidad. E q u ip a ra en cierta m an e ra lo positivo con lo infinito y eter vido del tiem po en la filosofía w . S in te m p o ra lid ad se evaporan el suje
no de ca d a existente y lo negativo con lo tem po ral y contingenté^. Surge to y la existencia real. '
asi la fo rm idab le c o n tra d icció n q ue un os te n d rá n en cuenta y otros olvi Algo sim ilar co m p ro b a m o s con la supresión del m ovim iento. Toda
darán. «La negatividad q u e está en la vida (Tilvierelsen) o. mejor, la existencia es movimiento. E lim in a rlo es tan falso com o p ro c la m a r que
negatividad del sujeto existente (de la que su p ensam iento debe esencial todo se mueve 32°. El p e n sa m ie n to p u ro quiere sup erar el m ovim iento
m ente d a r cuenta de form a ad e cu ad a ) está fu n d a d a en la síntesis del para intro d u cirn o s en la eternidad, p e r o c o n ello sólo consigue p e r d e r la
sujeto, p o r ser él u n espíritu existente infinito. Lo infinito y eterno son lo existencia real y a d q u irir u n a e te rn id a d abstracta 321. «Pensar la exis
único cierto, pero com o están en el sujeto, están en la vida (Tilvaerelsen)y. tencia suh specie aeterni y en ab stracto es esencialm ente su prim irla; el
por ello, su prim era expresión es su falacidad y esta gran contradicción: mérito es sim ilar a la tan org u llo sam en te p ro c la m ad a supresión del
que lo eterno devenga, que llegue a ser (at det Evige vorder. at det bliver principio de contradicción. La ex isten c ia es in con ceb ib le sin el m o v i
til)» l|'. miento y el m ovim iento es in co ncebible sub specie aeterni» 32:.
. La elim in a ció n del m ovim iento y del devenir co n d u c en a la p érd id a
Es necesario q ue el p e n s a m ie n to dispon ga de una fórmula c a p a z de de la existencia y de la realidad. A d e m á s n o se hace justicia a la e x isten
ex presar esta « re alid ad» , por. la que «el sujeto existente es eterno, pero cia real, pues siem pre hay algo que se resiste al pensam iento: el p ro p io
com o existente es ten ip o ra l» /L a filosofía de Kierkegaard y su concepción existir 323. C o n c ib ie n d o ab stra c ta m e n te la existencia, se omite la d ificul
de la realidad quiere hac er justicia a estos dos polos de la realidad exis- tad de p en sa r lo eterno en devenir 324, pero no p o r ello se logrará: «la
tencial. sin negar el p o d er de la razón y sin red ucir ni «lo positivo» ni «lo existencia restablece la conexión, p o r q u e el sujeto p en sa nte existe» 125.
negativo» de la existencia. La dificultad es grande. Por eso será propuesta La respuesta filosófica a los ob jetiv o s «opacos» con que se to p a el
com o tarca específica de p e n s a d o r subjetivo ' M y com o característica pensam iento no consiste en olvidarlos o abstraerse de ellos. Ya lo co
típica del « en gaño» que lo infinito provoca en la vida tem poral ■ , |\ mentó K ierkegaard en el tem a de la in m o rtalid ad ; no puede re s p o n d e r
La categoría del d ev e n ir quiere ser la proposición a d e cu ad a al m a n se a la o bjeció n m ás a r d u a —la e s p e r a n z a en u n a in m o rtalid ad p e r s o
ten im ie n to de la te m p o ra lid a d ju n to a la eternidad del existente. El d e nal—, m a ta n d o la ind ivid ualidad y c o n c e d ie n d o al género h u m a n o u n a
venir perpetuo, q ue refleja tam b ién la in certidu m b re de la vida terrenal, inm ortalidad general y abstracta 326.
es la expresión correcta de lo positivo y lo negativo. El sujeto existente, Esta m ism a dialéctica reaparece en el tem a del principio de c o n t r a
p or el h ec h o de serlo, está siem pre en devenir, pues vida y existencia es dicción. ta m b ié n presente en las d ife ren cias entre sujeto p e n s a n te y
tán p o r sí m ism as a n c la d a s en el d even ir 3i6. El p e n s a d o r subjetivo, que existente, entre individuo tem poral y eterno. La solución genial, dice
es tan negativo c o m o positivo, debe esforzarse en ser fiel a las categorías Kierkegaard con ironía, ha sido s u p r i m i r el principio de c o n tra d ic c ió n y
del devenir y lograr ta m b ié n q u e su e n s e ñ a n z a sea conform e a su exis así se su peran todas las objeciones 327.
tencia 3I7. «El existente está c o n tin u a m e n te en devenir; el p e n s a d o r real
existente subjetivo (den virkeligen eksisterende subjektive T $ n k e r ) re 318 Ib., p. 74.
319 Ib., P. 301.
320 Ib., p. 299.
313 S. V. VII. pp. 69-70. 321 Ib., pp. 299-300.
314 «El pensador subjetivo existente, que tiene la infinitud en su alm a, la tiene 322 Ib., pp. 295-296.
siem pre, y por ello su forma (h an s Form ) es con tin u am en te negativa. C uando reproduce 323 Ib., p. 296.
de m od o real y existente (virkeligen eksisterende) la forma de la vida (TilvcCrelsens Form) 324 5. V. VII, p. 295.
en su existen cia, él es |en cuanto] con tin u am en te existente tan negativo co m o positivo, 325 Ib., p. 296.
pues su positividad consiste en la interiorización constante, en la cual es consciente 326 Ib., p. 289.
(vidende) de su negatividad. (...) El co n o ce (han er vidende) la negatividad de lo infinito 327 S. V, VII, pp. 292-29,4. D e fondo h a y una extensa polém ica de los hcgelianos:
en la existen cia (Tilvserelsen). él deja siem pre abierta esta herida de la negatividad...» S. «Hegel, H eiberg, M artensen et Kierkegaard étaient d'accord sur ce que le princip e de
K. VIL pp. 72 y 73. contradiction n'a de valeur que dans des sp h éres déterm inés. Les trois prem iers affir-
315 ,S. K. VII. p. 74. Ser fiel a la síntesis de eterno-tem poral equivale a «soportar» la maient q u ’il est p ossib le á l'hom m e dans la v ie et la pensée, que s’identifient, de d épasser
tensión entre am b os en la existencia. celles-ci, de s elever á une sphére plus haute, c elle de la spéculation, oú les antitliéses sont
316. S. V. VII. pp. 68-69. supprimées. D e son cóté, Kierkegaard sou ten ait, á la suite de Mynster, et en accord avee
317 5. V. VII. p. 73. Sibbern, qu'il n'est pas possib le h u m a in em en t d'atteindre un stade oü les principes logi-
Para ser fieles a la realidad en sentido pleno hay que m a n te n e r las de la existencia real, es decir, del p u n t o im prescin dib le de partida para
tensiones y los elem entos propios de la existencia, incluidos los c o n tra una filosofía que asu m e a u té n tic a m e n te la v e r d a d y la realidad.
dictorios. puesto que sin ellos, en lugar de s u p erar la alternativa (enten- «¡HegelJ se ha b u rlad o de la intu ic ió n intelectual de Schelling (e x p re
eller). sólo se conseg uirá elim in a r la existencia. La existencia es lo fu n sión del co m ienz o (Begyndelsens) en Schelling), es verdad; él m ism o ha
dam ental, ta m b ié n sus con trad iccio n es y su interés-pasión, a no ser que dicho, y se ha vuelto a decir a m e n u d o , q ue su m é rito era el m étodo; pero
q u eram o s volver a los escépticos que inv entaro n la ataraxia 3:8 p ara p o él [Hegel] no h a dicho n u n c a cóm o se re lacio na el m éto d o c on la in tu i
der ab straer de la existencia. ción intelectual, [y] si no era n e c e s a rio aqu í u n salto. Respecto del
La ausencia de ese interés y esa p asió n que caracterizan a la verda método y el c o m ien z o del método (M e th o d e n s Begyndelse) só lo (b lo t) se
dera existencia 3>' nos p ro p o rc io n a n u n a b u e n a pista sobre la form a co dice c o n tin u a m e n te que debe c o m e n z a rs e p o r y c o n él. Pero [para que)
mo la ab stracción se en fren ta con la realidad del propio existir. tal com ienzo no sea u na fantasía, d eb e h a b e r p re viam en te una reflexión
Se trata de d a r ra zó n de la existencia. P ara lograrlo, la filosofía espe (Reflexión) y en esta reflexión (Reflexión) consiste precisam ente la pre
culativa p o n e en m a rc h a todo un método. A parece u n a seria dificultad. gunta del co m ie n z o (In d led nin gs-S p orgsm aalet)» 334.
Resulta que el único «an sich» que se resiste al pen sa m ie n to es el existir, El m étodo k ierkegaardiano o la dialéctica de su filosofía 335 se p la n
con el que el p e n sa m ie n to no tiene nada que hacer. «¿Cómo podría el tea de m odo diverso. Se trata de m a n te n e r la c o n tra d icció n entre los dos
p e n sa m ie n to puro s u p e ra r esta dificultad, puesto que, siendo p en sa polos, sin negar sus im plicaciones iniciales, para «saltar» en un instante
m iento puro, es abstracto? ¿De qué abstrae el pen sa m ie n to puro? De la dado a u n a « realidad» nueva, in esp erad a en m u c h o s sentidos y e n todo
existencia, es decir, de aq u e llo que debía explicar» 33°. El p ensam iento caso original respecto al proceso c o n t i n u o del p e n s a r objetivo 33ft. El
puro ha p erd id o la existencia. cuestionam iento de Kierkegaard so b re el m étodo de las filosofías p rece
K ierkegaard ha c a p ta d o perfectam ente la im po rtan cia del método dentes sigue estan d o vigente 337.
para la filosofía y. de m an e ra prim ordial, p ara la filosofía de Hegel 331.
334 5. V, VII. p. 135 en nota.
Sus alusiones son c o n tin u a s 333. Está convencido, con razón, de que la
335 El m ism o califica de abstractas las otras dialécticas. Cfr. S. V , XIII, p. 227 s.
discusión sobre el m étodo es capital p ara toda la filosofía: «El método 336 Con parecidos térm inos explica un autor la dialéctica kierkegaardiana. En su
absoluto, cuyo d e s c u b rim ie n to pertenece (er) a Hegel. es ya en lógica opinión, para que haya dialéctica han de darse estos tres supuestos: 1) Que exista o p osi
una cosa difícil...» 333. Sin em bargo, el m étodo hegeliano no da cuenta ción radical o antinom ia entre dos polos no s ó lo contrarios, sin o incluso contradictorios.
2) Que la dialéctica ponga en relación de im p lic a c ió n recíproca esos dos polos a n tin ó m i
cos. 3) Que un su ceso particular sitúe al espíritu ante una elección imperativa. La dialécti
ques classiqu cs soicnl supprim és. el que ceux-ci, loin d étre supprim és, ont une valeur ca se bloquea m om en tán eam en te sobre una síntesis parcial. con todos los peligros adya
absolute. tant form ellem ent que rccllem cnt. dans la pensée et dan s le m ode d étre qui est centes. La necesid ad de clara la dialéctica esa posib ilidad de pararse en su incesante m o
le seul possible pour Ih o m m e dans la rea 1i te donnée. eréée. 1 existence.» N. Thulstrup. vimiento es la consecu en cia de tom ar en serio la finitud y la tem poralidad. Cfr. J. D . Krae-
«Le désaccord entre Kierkegaard et H egel» en Kierkegaard-Studiet, 1 (1964). p. 114. ge. «La dialectique kierkegaardienne» en Revue de théologie et d e philosophie. 118 (1986).
328 Alude a Pirrón. Este filósofo con cib ió la felicidad com o ataraxia, com o imper pp. 53-63.
turbabilidad del alma. Para llegar a ella, hay que superar la em otividad y practicar la in 337 P erm ítasenos citar una larga, pero su geren te con sid eración de un filósofo actual:
diferencia de juicio hacia las cosas. Pirrón decía que había aprendido esta actitud con «Las dos grandes fu n cion es del m étodo para los m odernos son : la analítica, entendida
los ascetas de la India. como crítica de las ideas, y la sintética que aspira a la organ ización sistem ática de las
329 «U n a eternidad concreta en el existente es la p asión en su más alto grado» S. V. mismas. El análisis y la síntesis. Analizar las ideas y organizar las ideas arquitectónica
mente.
VIL p. 300.
330 Ib. p. 317. De acuerdo con esta interpretación de la m od ern id ad , se ha caracterizado la filosofía
331 «M ientras que según los dem ás sistem as el m étodo es extrínseco al contenido, de dicho m om en to, com o epistem ología, o b ie n com o teoría del conocim iento, o si se
Hegel establece co m o princip io fundam ental que la verdad, síntesis de m étodo y conteni quiere com o filosofía o teoría de la ciencia. T oda la m odernidad ha sid o teoría de la cien
do. es "el m ovim ien to de sí en sí m ism a . Con ello quiere decir que m étodo y contenido no cia, en el sentido de teoría del conocim ien to o en el sentido de epistem ología. ¿En qué ha
han de entenderse por de pronto co m o contrapuestos o en iclación extrínseca. La verdad consistido esta filosofía m oderna interpretada c o m o teoría del conocim iento?
no está ni en el m étodo ni en el co n ten id o com o tam poco en la aplicación de aquel a éste La función fundam ental de la filosofía m od ern a, interpretada desde ese punto, es ju s
o en considerar el m étod o com o un reflejo del con ten id o m ism o. En expresión, que es ne tificar o legitim ar el uso correcto de los co n c ep to s de razón, el uso correcto de catego
cesario explicitar. cabría decir que la verdad es la síntesis din ám ica de uno y otro.» M. rías (...). Esto lleva co n sig o que la razón está d isp u esta a hacerse valer com o la única ins
Alvarez G óm ez. Experiencia y sistema, pp. 172-173. U n poco antes cita el autor la expresión tancia normativa de la verdaS. Es decir, só lo lo que tiene esa legitim ación deductiva es
de Hegel: «El m étodo no es en efecto sin o la estructura del todo (der Bau des G anzen ) pre verdadero, es decir, es cien tífico, objetivo en term inología kantiana. La razón es la que
sentada en su esen cialid ad pura.» Ib., p. 172. funciona com o norm ativa de la verdad. Cosa q u e aparece en la prim acía que la m oderni
132 Cfr. 5. V. I. p. 304 s.: II. pp. 251.280 s»; III. pp. 68. 204 s.: IV, p. 270 s„ 315,419: VII, dad concede, adem ás, a la razón en todas su s acep ciones.
pp. 18,88, 93. 97, 132. 135 s„ 170, 178, 227. 264, 317, 326 s.: XIII. p. 141 s. 322 s., 567 s. El cam bio de rum bo heideggeriano, con resp ecto a la filo so fía de la m odernidad, co n
333 S. V.. IV, p. 270 en nota. siste en una crítica de la teoría m oderna de la objetividad, lo q u e los m odernos h an con-
Otro intento de re c u p e ra r la existencia desde el pu n to de partid a de 3. El sujeto de la realidad
la filosofía m o d ern a lo re p re se n ta la expresión cartesiana «Cogito, ergo
sum». N a d a m ás erróneo, p u e s ese salto del p e n s a r al existir n o es posi «La ú n ic a realidad que h ay p a r a u n existente es su propia [realidad)
ble en absoluto. Tres a r g u m e n to s b a s ta n para m ostrarlo: 1) La existen ética; sob re toda otra realidad no tien e él m á s q u e saber, pero el verda
cia real individual está ya p resu pu esta, con lo que no se p ru e b a nada: dero s a b e r es u na traducción en la p osib ilid ad » 345. Con esta frase Kier
«Yo.wv pensante, ergo yo soy; pero si yo .voy pensante, qué m aravilla que kegaard sitúa certeram ente su p o stu ra filosófica. Lo ético es algo dife
yo sea; ya estaba dicho y el p rin cip io afirm a lo m ism o que el final» <1X. rente del saber abstracto. Lo ético e n m a r c a a la perfección la realidad
2) Si se quiere afirm a r que el yo de «yo soy» es sólo un a existencia p en en el sentido existencial-individual que ha descrito antes. Lo ético res
sante. entonces la expresión es p u ra m e n te tautológica 339. Todo esto es ponde. se adecúa, a todas aquellas exigencias de la realidad que el p e n
aplicable a Dios, de cuyo co n c e p to de Ser S uprem o se in te n ta b a deducir samiento no p odía «soportar» com o, por, ejem plo, la pasión y el interés.
la existencia c o m o algo real 34<’. 3) T am poco es válida la explicación de «La ab stra c ió n exige de él [del existente] que se vuelva desinteresado
la realidad desde el p e n s a m ie n to puro, a u n q u e se haga con toda n a tu ra para s a b e r algo. La ética exige de él q u e esté in fin ita m en te interesado en
lidad. pues se olvida que to d o el discurso se halla «dentro de la posibili existir» 346. El interés de la existencia, p e r tu r b a d o r p a ra el pen sa m ie n to
dad del p e n sa m ie n to » 341. abstracto, está en arm o n ía plena c o n la ética: «... la ética confiere a su
La abstracción sitúa la re alidad en el d o m in io de la posibilidad. No existencia un interés infinito, tan in f in ito q u e el p rincipio de co n tra d ic
es ilegitimo hacerlo. In c lu s o h a de afirm arse que «poética e intelectual ción as u m e u n a validez absoluta» w .
m ente la posibilidad es m ás alta por relación a la realidad» 342. Pero es Lo m is m o sucede co n la pasión, y n o u n a p a s ió n cualquiera, sino la
que h a b la n d o así nos situ a m o s en la realidad «que tiene el p e n s a m ie n pasión de ser hom bre. La ética a p e la a la re s p o n sa b ilid a d sobre si mis
to». en «la realidad p e n s a d a » , en «la posibilidad». Esto p u e d e hacerlo mo. Se d es e n c a d e n a así la pasión m á s p ro fu n d a: la de la interioridad. A
el individuo con todas las realid ad es exteriores a él, que sólo p u ede asu la existencia del h o m b re com o tal p ertenece la actuació n decisiva, a q u e
m irlas p e n s á n d o la s 34\ El p ro b le m a es su propia realidad. D e ésta no lla en q u e se juega el destino eterno 348. Sólo c u a n d o se arriesga lo deci
puede desprenderse n u n c a , p o r más ejercicios que haga, ya que de la sivo con pasión subjetiva total se está to c a n d o la realidad profund a del
propia realidad nadie logra ab s tra e r p or m ucho que lo intente ,44. Sólo le existir.
q ued a asum irla y vivir en c o n c o rd a n c ia con ella. La realidad no se m anifiesta en el m u n d o de la posibilidad. La s u b
jetividad no está en la esfera de la posib ilid ad , p ertenece a otro ám bito.
«La subjetividad real no es la que sabe, pues por el saber está él en m e
dio de la posib ilidad; ella [la subjetiv idad real] es la subjetividad exis
siderado co m o objetivo. Lo que lleva c o n sig o el ab an d on o de la filosofía c o m o lógica, lle tente» 349. M ien tras el d o m in io del p u r o p e n sa r-s a b e r n o se com p ag in a
va con sigo tam bién la crítica de la idea com o representación, y lleva con sigo la interpre con la subjetividad, el ético lo hace p len am e n te . L a «realidad» kierke
tación del ser com o efectividad, co m o energía, com o vida. El ser es efectivo, e s dinámico, gaardiana tiene su m o rad a en el re in o de lo ético: «La propia realidad
es energía, com o era la physis griega, el fluir de la naturaleza. Esto es lo que significa la
fam osa metáfora heideggcriana de que: «Toda la filosofía occidental a partir de los pre-
ética del in div iduo es la ú nica (eneste)realidad» 35°. R adica lm en te ex
soeráticos es un gran olvid o del ser.» C. Flórez. «Las polém icas sobre la racionalidad», presado — única re alid ad —, no p u e d e m ostrarse m a y o r insistencia so
en El pensamiento alemán contemporáneo. Hermenéutica y teoría crítica (Salam anca. San bre el individuo, sobre la ética y so b re la realidad.
Esteban. 1985). pp. 195-1%. Es in d u d ab le que la insistencia radical de Kierkegaard en la Sucede en nuestros días —en o p i n i ó n de K ierk egaa rd— que la ética
recuperación del ver existente y real tuvo que influir decisiva V n otab lem ente en Heideg
está totalm ente ignorada en su valor y, especialm ente, como m edio de
ger.' acceder a la realidad. Se asigna esta función a la poesía, lo que va en
338 S. V.. V il. p. 304.
339 Ibidem. contra de su gen u in a naturaleza. Id é n tic o p ro c ed er utiliza la especula
340 S. V.. VIL p. 323. Cfr. 5. V. IV. pp. 234-235. ción que prete n d e a lc a n z a r la re alid ad sin d ejar de ser p u ro p e n sa m ie n
341 S. V„ VIL p. 323. Se refiere a la tercera sección del Libro II d é la Ciencia d é la lógica,At to. El resultado es doble: p or u n lad o , «la época y los ho m b res se vuel-
H egel titulado Die Wirklichkeit. En otro lugar explica Kierkegaard el d añ o que lógica y
realidad sufren con esta con fu sión . Cfr. S. V., IV, p. 314. 345 S. V. VII, pp. 303-304.'
342 5'. V. VIL p. 306. Kierkegaard recuerda que en su Poética A ristóteles había dicho 346 Ib., p. 303.
que «la p oesía es m ás alta que la historia: ésta se limita a exponer lo sucedido; la poesía, 347 Ibidem .
sin em bargo, lo que habría p od id o y debid o suceder, es decir, la poesía d isp on e de la po 348 S. V. VII, p. 291.
sibilid ad». Ibidem. 349 S. V, VII, p. 304.
343 S. V VIL pp. 308 y 309. 350 Ib., p. 315.
344 ib., p. 305.
La form a de n o perd er la re a lid a d en sentido ético es ac entuar el ca
ven irreales», y, por otro, «se sustituye la urgencia de la existencia en el
rácter existencial del p rop io individuo. Esto tiene sus riesgos y, qu izás
p lan o ético po r mistificaciones de la realidad» 351. por ello, ha sido m enospreciado.
La ética p ro p o n e d a r un vuelco a esta situación re c u p e ra n d o el inte Así c o m o c o n c e d e r la s u p re m a c ia al p e n s a m ie n to es una especie de
rés auténtico po r la existencia. La ética no se detiene en la c o n te m p la gnosticismo, igualm ente «hacer de I3 re a lid a d ética del sujeto la única
ción del m u n d o , de las g eneraciones, de los m illones de h om bres, de la realidad pod ría parecer a c o sm ism o » 36°, u n radicalism o traducible por
h u m a n i d a d entera. La ética se p lan ta ante el individuo, exigiéndole una olvido o desinterés del m u n d o exterior. N a d a m á s lejos de las intencio
actuación. «La ética tiene que ver con los hom bres individuales (enkelte nes de Kierkegaard. Lo único que se p re te n d e es resaltar la prim acía ab
M ennesker) y. nótese bien, co n ca d a individuo (Enkelt)» 352. La ética soluta del in dividuo sobre todas las cosas. N in g u n a otra realidad, a b s o
destruye el desinterés característico de la abstracción y confiere al exis lutamente n in g u n a , es superior a él. «La p ro p ia re alidad ética debe sig
tir un interés infinito. A h o ra será legítimo afirm ar que « para la ética la nificar p ara el individuo en el p lan o ético m ás que el cielo y la tierra con
realidad es m ás alta que la po sib ilid ad » 353. pues pone en ju eg o el desti todo lo que se halla en ellos, más q u e los 6.000 añ o s de la historia del
no del individuo. m undo y q u e la astrología, la ciencia veterinaria...» 361.
Esta es la e n o rm e diferencia entre especulación y ética a la ho ra de La realidad suprem a p a r a el in d iv id u o es la prop ia existencia. El
enfrentarse con la realidad, el m u n d o , las cosas, los hom bres. El desin «sujeto» de la re alid ad es lo ético. L a realidad c a m b ia y «se mueve» por
terés y la frialdad de la co n te m p la c ió n p u ra desaparecen. Si alg u n a vez las decisiones éticas. Kierkegaard c o n f ir m a la p rim ac ía de la subjetivi
reaparecen, es p o rq u e otro sujeto, y no yo m ism o, es quien está ante dad: «La subjetividad es la re alid ad » 362. Este es el nuevo paso de Kier
mí 354. P re g u n ta r éticamente si algo es real sólo es legítimo c u a n d o el su kegaard. Q u e d a p o r d e term in a r c ó m o se co rre s p o n d e esta realidad con
jeto in div idual se p re g u n ta a sí m ism o p o r su propia re alid ad 35-\ la verdad.
El v erd ad ero sujeto de la realidad es lo ético. Todo lo q u e cae dentro
de su á m b ito tiene que ver con la realidad. Por ello es im po rtan te com 4. L a verdad de la realidad
prenderlo bien.
" H ay d o s m a n e r a s de in tro d u c ir am b ig ü ed a d es en lo ético. La prim e K ierkegaard h a b ía form ulado c o n c la rid a d en sus prim eros escritos
ra, c o n fu n d ie n d o lo ético c o i r l o exterior. La segunda, lim itan d o lo ético el problem a de la relación entre v e r d a d y realidad. La pregunta p o r la
a lo in terio r-p ensado, o sea. a la acción pensada. Kierkegaard ejemplifi verdad es in sep arab le de la relación entre id ealid ad y realidad, decía en
ca de varias m a n e ra s estas distinciones, resaltando, p o r u n lado, que la su Johannes Clim acus eller De óm nibus dubitandum est. C o n un estilo ac a
acción p e n s a d a p artic ip a de las cu alid a d es de la decisión interior, pero so m ás cercan o a las filosofías de s u tie m p o lo explicaba ta m b ié n en
no se c o n f u n d e con ella 35IS. y. po r otro, que «la decisión en lo exterior es Begrebet Ironi: «Estos dos m o m en tos so n in sep arables, pues si el concepto
u na b ro m a » 357. A u n q u e en todo esto no hay grandes diferencias en los no estuviera en el fe n ó m e n o o, m ejor, el fe n ó m e n o n o fuera p rim e ra
contenid os, la div ersidad en la form a es inm en sa, p ues está p o r m edio el mente c o m p re n sib le , p rim e ra m e n te real en y c o n el concepto y si el fe n ó
interés infinito de la existencia que es lo definitorio de la ética 358. meno no estuviera en el co n c e p to o, m ejo r, el concepto no fuera
Es así c o m o se hace perfectam en te co m prensible su definición de la prim eram ente co m p re n sib le , p ri m e r a m e n t e re al en y con el fen óm eno,
realidad d en tro del á m b ito ético: «La realidad no es la acción exterior, el co nocim iento sería entonces im p o s ib le , c o n lo q ue en u n caso me fal
taría la v erd ad y e n el otro la re a lid a d » 363.
sino algo interior (en Indvorteshed), en d o n d e el individuo supera la po
sibilidad y se identifica con lo p en sa d o para existir en él» •w . M a la n ts c h u k h a interpretado este texto d e la siguiente m a n e ra : la
verdad y la realidad (Wirklichkeit) son dos m o m e n to s de cada ser real
(Wirklichseins); el prim ero es lo n ecesario inm óvil, y el segundo, el m o
351 Ib., pp. 306-307. vimiento, el p aso de ser posible al s e r real 3M. C o n firm a su tesis scñalan -
.352 Ib., p. 308.
353 Ib., p. 307. 360 Ib., p. 331.
354 « E so significa que para la ética n o hay relación directa de sujetó a sujeto.» S. V,
361 Ibidem . «6.000 añ os de historia» es una a lu sió n a la duración del m undo, esti
VIL p. 309. H em os su brayado «directa» para mostrar su contraste con la «indirecta». De
mada por algun os exégetas a'partir de las cifras de la Biblia. Lo de las ciencias veterina
ello se hablará más adelante y referido expresam ente a la verdad. rias está relacionado con una obra de J. L. H eiberg.
355 .V. V. VII. p. 310. 362 5. V, VII, p. 332.
356 Ib., p. 328. 363 5. V, XIII, p. 342.
357 Ib., p. 330. en nota. 364 G. M alantschuk, «D as Verhaltnis zw ischen Wahrheit und W irklichkeit in
358 S. V. VIL p. 330, Seren Kierkegaards existen tiellem D enken». en O rbis Litterarum . X, (1955), p. 166.
359 5. V, VIL p. 328.
do có m o po sterio rm e n te K ierkegaard modifica esta form ulación, afir
un o bstinad o (forhaerdet) esse, m antenida en la interioridad apasiona
m a n d o que «la re alid ad (Virkelighed) es la u n id ad de lo posible y lo ne da» 372.
cesario» 36-\ P ara M a l a n t s c h u k lo p erm a n en te en ia o b ra de Kierke
La pregunta p o r la v e rd ad ha d e re spon derse en este terreno q ue es el
g aard es la sobresaliente im p o rtan cia con ced ida al «m ovim iento», a de la realidad, y no en el de la p o sibilidad . Este es tam b ién el d o m in io
aquello que en la re alid ad posee carácter dinám ico, sin negar lo eterno e de la ética. Etica y fe tienen bastantfes se m eja n zas en cuanto expresan
infinito de ella. U n texto de 1840 es el aval p ara esta tesis. E n él se co un interés infinito: la ética, en la p r o p i a realid ad, y la fe, en la re alidad
m ienza diciendo q ue la vida v erd adera del individuo (Individets sande de otro. Lo m ism o sucede con la v erd ad, cuyo có m o (hvorledes) expresa
Liv) es en su apoteosis el m an te n im ie n to de lo divino en la finitud. Y toctoelTnterés y la p asió n del ex istente p o r la propia realidad. C o n r a
c o n tinú a: «Esta u n i d a d de m etafísica y de a z a r se en c u en tra ya en la zón p o d rá decirse que «el cóm o d e la verdad es la verdad» m . Todo lo
autoconciencia, qu e es el p u n to de p artida de la person alidad. Yo me contrario que los idealistas, quienes prefieren parecerse a los escépticos
hago consciente de mí m ism o en mi valor eterno, por así decir, en mi en su deseo co n stan te de lograr la p l e n a indiferencia, co m o ya vim os 374.
necesidad divina, a la v ez q u e en mi casual finitud...» 366. Por ello hay que ser m u y p ru d e n te s y ca u to s para no equiv ocar los
De nuevo estam o s an te u n a trilogía, a la hora de d e te rm in a r la reali térm inos en que se plantea la p re g u n ta p o r la verdad. Si se igualan las
dad com o existencia y co m o verdad. Lo crucial es sostener con firmeza esferas (intelectual-estética y ético-existencial) y se olvida la c o n t r a d i c
esa trilogía, sin s u p rim irla, sin bu rlarse de ella 3h7, sin cerrarla falsam en ción, llegaremos a las peores confusiones. D e n a d a servirá entonces que
te 36S, com o hace la abtracció n. Veremos con facilidad q ue «la realidad, proclam em os «todo es verdad», p u es es lo m is m o que gritar « n a d a es
la existencia, es el m o m e n to dialéctico en una trilogía, cuyo principio y verdad» 375 y en el fondo sólo se n o s revela co n ello q u e no se ha inicia
fin (B egynden og S lutn ing ) n o p u ed e n ser p a r a u n existente que, en do bien la preg unta p o r la realid ad y po r su verdad.
cu a n to (qua) existente, está en un m o m ento dialéctico» -w>. Que la subjetividad sea la verdad y la realidad 376 es u n a c o n firm a ció n
Ya lo o b s e rv á b a m o s al h a b l a r de la conciencia com o contradicción. y un aviso p a ra sostener la síntesis d e la existencia entre infinitud y t e m
Si no se da la co n tra d icció n , n u n c a ten drem o s un verd adero encuentro poralidad, p e n s a m ie n to y ser, para n o p re sc in d ir j a m á s de la c o n tra d ic
ción, Esa es la diferencia del p e n s a d o r subjetivo y el abstracto: «el p e n
entre realid ad e id ealidad , con lo que ni siquiera h a b r á conciencia.
S u p rim ie n d o la c o n tra d ic c ió n —a ñ a d e K ierkegaard a h o r a — se agota y samiento abstracto h a b la ce rtera m e n te de c o n tra d icció n y de u n im p u l
so p erm a n en te de la contradicción, a u n q u e su p rim e la dificultad y c o n
term in a la re alid ad de la existencia p ara u n existente 37°.
tradicción p o r no ten er en cuenta la existencia y el existir. Pero el p e n s a
Lo m ism o h e m o s a p u n t a d o al explicar la existencia com o relación dor subjetivo es un existente y, sin em bargo , es pensante; él no abstra e
actual entre id e alid ad y realidad, p e n s a r y ser. La existencia en la subje de la existencia ni de la co n tradicción, sino q u e está en ella y en ella ha
tividad separa y disocia ra dical y p e rm a n e n te m e n te los dos elementos. de pensar. E n todo [el ejercicio de) su p e n s a r debe p e n s a r que él m ism o
Es lo q u e tipifica al p e n s a d o r subjetivo y lo que suscita la pasión p o r la es un existente. D e esta m a n e ra te n d rá siem pre y co n tin u a m e n te m u c h o
existencia: «El p e n s a d o r subjetivo co n p asió n de p e n s a m ie n to (med que pensar» 377.
T a n k e -L id en sk ab ), posee la absoluta disyunción co m o p arte integrante La tarea del p e n s a d o r subjetivo e n su b ú s q u e d a de la realidad y de la
de la existencia...» 371. verdad es siem pre la m ism a: «comprenderse a sí m ism o en la existen
La verdad de la re alid ad se asienta en esta trilogía y contradicción, cia» 378TEsa tarea es c o m ú n a los g ra n d e s filósofos griegos, al p e n s a d o r
en las que se m a n tie n e n las irreductibilidades genuinas. Es lo que subjetivo y al creyente cristiano m . E n todos ellos la realidad existencial
c o rresp o n d e a la defin ic ió n de fe (y de verdad), que es «incertidumbre ob (Eksistents-Virkelighed) se resiste a ser tran sm itid a objetivam ente, p o r
jetiva, p o rq ue efectivam ente el disolvente (oplasende) posse choca con que todo p e n s a d o r subjetivo, interior, tiene en su pro pia existencia (éti
ca) su realidad 38°.
372 5. V. VII. pp. 309-310. Referida aqu í a la fe, es una reiteración de su d efin ició n
365 Ib., p. 167. Cfr. S. V. XI. p. 168. de verdad.
366 Papirer, III A 1, p. 6. 373 Ib., p. 311.
367 5. V. VII, pp. 332-333. 374 Ib., pp. 342-343. .
368 S. V, VII. p. 302. 375 Ib., p. 299. H ab lan d o del instante, repetirá esto m ism o.
369 Ibidem. 376 Ib., p. 332.
370 lb„ p. 336. 377 5. V. VIL p. 340.
371 Ib., p. 340. «T odos los problem as de la existencia están llenos de pasión 378 Ibidem.
(lidenskabelige). pues la existen cia, cuand o se tiene con cien cia de ella, da pasión.» 379 Ib., pp. 341-342.
Ibidem . 380 Ib., p. 347.
Si volvem os a re co rd a r el p aralelism o entre fe y verdad, po drem os C o nv en d rá antes sacar las lecciones a p re n d id a s en este desarrollo,
d edu cir m ejo r cuál es la realidad que la verdad ha de alcanzar. algo tortuoso quizás, en torno a la v e rd a d y la realidad.
«El objeto de la fe es la re alidad de otro; su relación es un interés i n La verdad de la realidad no se e n c u e n tra en el m u n d o del p u ro pen
finito» W1. C onv ien e hac er alg unas distinciones. Esa «realidad», objeto sar. a u n q u e la actividad del sujeto p e n s a n te sea necesaria. T am poc o se
de la fe. n o p u ed e ser u n a d octrina, pues en ese caso la relación sería in halla en la realidad exterior, que p o d r í a ser trasform ad a p or la acción li
telectual y no existencial. N i siquiera u n m aestro —que quisiera p re sen bre de los h o m b re s pese a que la decisáón eficaz sea im p rescin d ib le para
ta r esa d o c trin a — p u ed e serlo, p ues entonces ésta sería superior a aquél llegar a la realid ad verdadera.
y ten d ría m o s idéntica relación objetiva. «El objeto de la fe es la realidad La realidad auténtica está en la relación que el sujeto cognoscente
del m aestro, que el m aestro existe realm ente» 3íi2. C o m o sería absu rd o establece — desde y a través de su existencia sin gu lar— entre los datos
que a esta cuestión (la existencia de un h om bre) se le diese u n interés in de la realidad y la a p reh en sió n objetiva. La verdad consiste en el m a n te
finito. se deduce q u e «el objeto de la fe es la realidad de D ios (G ud en s nimiento co n tin u o y existencial de esa relación. Se está en la realidad
Virkelighed) en el sentido de la existencia» w , es decir, «com o un indivi cuando la existencialidad de esa re la ció n entre p e n s a r y ser a lc a n z a su
d u o (en Enkelt), esto es, q u e Dios ha existido co m o ho m b re individual punto supremo.
(et.enkelt M enneske)» -w . Si el cristianism o fuese la doctrina de la sínte Acceder a la verdad de la realidad, estar en la existencialidad v erd a
sis de lo divino y lo h u m a n o , de sujeto-objeto, la actitud propia hacia él dera de esta relación, no es fácil. N o b asta con sentarse en una m esa y
sería u n a actitud racion al y no u n a relación de fe w . La fe expresa un ejercitar el puro p ensam iento , libre de los estorbos cotidianos y de los
interés s u p re m o h a c ia la re alid ad del maestro. intereses p asio nales de los h u m a n o s . Al contrario, la única m a n e r a de
Este m ism o e sq u e m a se repite en el p ro blem a de la verdad frente a la cap ta rla realid ad en su m ás in tensa verdad es con interioridad plena, o
realidad. Si la v e rd a d fuera algo abtraeto, si la realidad estuviera en el sea, con p asión e interés infinito h a c ia esa relación.
d o m in io del p e n s a m ie n to puro, si «la verdad objetiva equivaliera para Hemos descubierto, p o r consiguiente, que el sentido de la b ú s q u e d a
u n existente a la e te rn id a d de la abstracción » la reacción sería buscar de la verdad ha de orientarse h a c ia la pro pia realidad subjetiva, hacia
u n a certeza objetiva, u na ap re h e n s ió n desap asio nad a. su forma de establecer la relación e n tre p e n s a r y ser, h acia su cóm o inte
La presencia de la p asió n nos devuelve al m u n d o en que «la subjeti rior ante la realidad. Ese «cóm o» n o s co n d u c irá a las p ro f u n d id a d e s de
la verdad y de la realidad.
v idad es la verdad » 3S7. Algo le distancia de la fe y es «la realidad» que
capta ca d a una. Sim ilares en el interés infinito,;el individuo aislado tie
ne po r objeto de su interés a p a s io n a d o su propia realidad. Este es el
ejercicio p ro pio de la v e rd ad ética y h u m a n a .
En esta form a de e n te n d e r la verdad se da ya u na p aradoja, u n a sus
pe n s ió n del p e n s a m ie n to objetivo. Pero la fe hab la de u n a doble p arad o
ja: la de su pro pia relación (interesada, llena de pasión, incierta) y la de
la realidad a la q u e se dirige (que lo eterno se haga tem po ral, que Dios
existe co m o h o m b re particular). « P reg un tar infinitam ente interesado
p o r u n a realidad que no es la prop ia es qu erer creer, y expresa la rela
ción p aradó jica a la p a ra d o ja » ,ss.
E stam os e n tra n d o en otra esfera, la de la fe. A ella va a acudir Kier
kegaard para re s p o n d e r a esa pregunta aú n pendiente: d ó n d e está la
verdad.
í
to d o s p retend en p r o c la m a r la verdad. Este debiera ser ya u n signo del de su vida co m o su actividad de escritor. La respuesta final, desp u é s de
equívoco, porque la m ultitud es la m entira -11. m uchos titubeos, es sugerente.
Esta antítesis entre m u ltitu d y verdad es total. «H ay u n a visión (Ans- Kierkegaard cree c u m p lir en su existencia las dos características que
kuclsc) de la vida para la cual allí d o n d e está la m u ltitu d (Mamgde). allí definen al « b u e n » testigo: ser c o n s e c u e n te - c o n y sufrir-por la verd ad.
está tam b ién la verdad: es necesario para la verdad m ism a te n e r l a m u l Sin em bargo, se resiste a a p ro p ia rs e del n o m b re de testigo y, en su c o n
titud de su lado (lbr sig). H ay otra visión de la vida; p ara ella d o n d eq u ie texto, del apelativo de cristiano ejem plar. Algo parecido descubre res
ra que está la m ultitud, allí está la mentira...» 57S. K ierkegaard se apun ta pecto de su trab ajo prim o rd ial (escritor): con él no c u a d ra el calificativo
sin titubeos a esta últim a. J a m á s la m ayoría será p ru e b a de la verdad de esteta frívolo, pero tam po co el d e p re d ic a d o r de la verdad.
D ecidir la verdad p o r m ayoría es com o som eter a votación si existe- Kierkegaard confiesa h a b e r e n fo c a d o su vida en el sentido de la ver
Dios; a u n q u e saliera a p r o b a d o por m ayoría, la sim ple propuesta ya dad, la verd ad en su m ed id a m ás p ro fu n d a, «la verdad que edifica»:
sería u n a blasfem ia c o n tra El 5KI). «hay un espacio que es mío: lo edificante» 583. C ree tam bién q u e el s u
La práctica de la v erdad exige la vuelta a la interioridad y al indivi frimiento ha m a rc a d o su vida desde la infancia 5M. Ello le e m p u ja a
duo. La verdad no p ued e ser tran sm itida ni recibida m ás que por el in convertirse en tran sm iso r de la verd ad, pero p o n ie n d o m últiples c o n d i
dividuo. La verdad se d e te r m in a por oposición a lo abstracto, a lo fan ciones p ara que no se desvirtúe su c o n ten id o . Ese es el significado de los
tástico. a lo im perso n al, a la m u ch ed u m b re (M amgde). al público pseud ón im o s 58-\ com o hem os dicho. C o n todo, el interrogante p o r su
(P u b lik u m ) 5li|. «Y h o n r a r a ca d a hom bre individual (enkelt M enneske) condición de «testigo de la verdad » sigue ahí. Kierkegaard lo afronta.
c o n sid erad o com o h o m b re individual, eso es la verdad, es temer a Dios R epasando su actividad, Kierkegaard detecta bastantes am bigüedades.
y a m a r al 'prójim o'; en c a m b io , reconocer ético-religiosam ente la 'm ulti D ispensado de tra b a ja r p a r a g an a rs e la vida (p o r la cuantiosa fo rtun a
tu d ' co m o instancia en relación con la 'verdad eso es n egar a Dios y po heredada). K ierkegaard pien sa e s ta r s itu a d o en un gra d o in ferio r d esd e
nerse en la im p o sib ilid ad de a m a r al 'prójimo'. El prójim o' es la expre el prism a ético 'S6. A d e m á s ha d e r ro c h a d o excesiva im agin ació n y ha si
sión a b s o lu tam en te v e rd a d e ra para la igualdad h u m a n a ; si ca d a uno
do d em asia d o poeta para p o d er ser lla m a d o testigo de la v erdad en se n
a m ase al prójim o co m o a sí m ism o, entonces se h a b ría llegado incondi- tido estricto», a u n q u e «ha tenido m u c h o que ver co n la ética p a r a ser un
c io n alm cn tc a la ig u ald ad h u m a n a ; quien en verdad am a al prójimo,
poeta» 5IÍ7. Por su vida y actividad K ierkegaard se niega a a u to d e n o m i-
expresa in c o n d ic io n a lm e n te la igualdad hum ana...» 5X2.
narse testigo de la v erdad y prefiere ser llam ad o sólo poeta: «Yo soy
La verd ad devuelta al quicio de la in terioridad está en consonancia
esencialm ente un poeta» 5SÍ!.
con el amor. Esta es u n a im p o rtan te afirm ación q ue a n u n c ia el tema del
a m o r com o interioridad, al que d edicarem os la segu nda parte de esta
583 Papirer. X-l A 593, p. 371.
obra.
584 Tanto por la pérdida tem prana d e sus herm anos (excepto el mayor) com o pol
c) La últim a p re g u n ta q ue suscita Kierkegaard en torno a la verdad las burlas y sarcasm os de la socied ad d e C op en hagu e, sin contar con el en ig m á tico
se refiere a su pro pia p ers o n a , teniendo en cuenta tan to la eslera íntima «aguijón de la carne.» Cfr. R. Larrañeta, L a existencia com o encrucijada dialéctica entre la
filosofía y la fe. Un estudio sobre Soren K ierkegaard (V alladolid. 1976), p, 6.
585 Lo explica varias veces, pero de m anera expresa en Om m in Forfatter-
o'UV7tct&r|0 oa "tcac, aaOeveioac; xcov avOpcoTtíov er det sande Erkjendelsens Princip... S. V., V. Virksomhed (S. V.. XIII, pp. 521-543) y en Synspunktet for min Farfatter-Virksomhed. En
p. 49. En total antagon ism o con F euerbach. Kierkegaard juzga el su f rim iento com o el dis llgefrem Meddelelse. R apport til Historien (Punto de vista para m i actividad de escritor. Una
tintivo auténtico del cristianism o. Cfr. J. C ollins. El pensam iento de Kierkegaard (M éxico. F. comunicación directa. Informe p ara la H istoria) (S. V., XII, pp. 545-655).
C. E„ 1958). pp. 240 s .; .(. H ohlen bcrg. /. leuvre de Kierkegaard. Le chemin du solitaire (París. 586 5. V. XIII, p. 640. A dorno reprocha a Kierkegaard su s in con secu en cias en el
A lbir M ichcl. I%0). pp. 99 s.
terreno e co n ó m ic o . T, W. A dorno. Kierkegaard. L a construcción de lo estético (C aracas,
577 Lo repite m ach acon am en tc. Cfr. S. V.. XIII. pp. 634-636. 640. 655. Monte Avila Ed., 1969) p. 85 s. L. G old m an n com en ta las críticas de Lukács sobre ei
578 S. V.. XIII. p. 634. mismo tema, en Kierkegaard vivant (París G allim ard, 1966), p. 158 s., aun qu e discrepa
579 Papirer. IX A 4. p. 6. «M e gustaría preguntar si no será un asunto de conciencia parcialmente de él.
para el verdadero cristiano |no] som eter la verdad a votación. ¿No es ésta (votación 587 5. V. XIII, pp. 649-650. Elaecker refleja en otra dirección la am bigüedad de
(B allotation) en relación a 'verdad') la antigua idolatría, la adoración del género humano Kierkegaard. cuand o dice que para un p en sad or existen cialista la mayor calam id ad es no
o del núm ero, basada en la idea de que la verdad' no tiene un origen más alto, una estar en la verdad, elogian d o al autor d a n és por ello (Cfr. T. Haecker. Der Begriff der
autoridad m ás alta?» Papirer. X-3 A 664. p. 429. C uriosam ente, para Elegel la verdad y la Wahrheit. p. 381) y dudando, por otra parte, de su sinceridad (Cfr. T. Haecker. La joroba
fe tam poco pueden ser objeto de contrato ni decidirse por m ayoría de votos. Clr. M. C. de Kierkegaard (M adrid. Rialp, 1956), pp. 213-218).
Paredes, Génesis del concepto d e verdad en el joven Hegel. p. 71. 588 Papirer, X-l A 250, p. 164. En Papirer, X -l A 78, p. 62-66, no só lo d ice que
580 Papirer. X-4 A 35. p. 25. esencialm en te es poeta (jeg d og vcesentligen er Digter), sin o que adem ás q u iere firmar
581 S. V. XIII. p. 639. la exp licación sob re su obra c o n el n om b re de « p o e ta J o h a n n e s de S ilen tio». Este p s e u
582 Ib., pp. 639-640. dónimo lo u tilizó para Frvgt og Bceven sin el apelativo de poeta. Y es qu e tenia sus
K ierkegaard re ch az a definirse co m o p re d ic ad o r de la verdad cristia garse a la m uerte p o r ella. Y si se viera tentado a ello, el a m o r al otro se
na. Eso equivaldría a creerse investido de alguna au to rid ad o en pose lo im pediría 597. R eaparece el a m o r com o resp uesta a las exigencias de
sión de revelaciones especiales, incurrie n do en los errores de A d ler 5IW. la verdad.
El carece de to d o género de au toridad 590. Ni siquiera le agrada que le C o m o a u to r y co m o h o m b re K ierkegaard sitúa su concepción de la
tom en p o r cristian o ejem plar. A u n q u e ha p adecido b astante al servicio verdad en el ap a sio n a m ie n to in terio r sobre si m ism o, devolviéndola
de la verdad re c o rd a n d o el auténtico significado del cristianism o 591, él una y otra vez a sus raíces más ín tim as. Q ue da p o r sab e r cóm o ha de es
m ism o no es u n b u e n cristiano. Si le a p u ra n , declarará q ue no es cristia tar constituido el h o m b re en c u a n to tal p a ra q ue el ejercicio de la ver
no. tal com o lo hace al final de su vida: «Yo no me digo cristiano, no dad sea posible.
p re ten do serlo» 592.
Kierkegaard no reniega, con todo esto, de la verdad com o interiori
dad ni de su expresió n su p re m a : la fe co m o verdad ante Dios. N o teme 4. La verdadera constitución de la subjetividad
la verdad tan to co m o suelen temerla los hom bres w . Al contrario, pre
ten de m a n te n e rla en el n úcleo de la subjetividad, n egá n d o se a ser tran s
form ado p o r la p o s terid ad en un instru m en to m ás de la d efo rm ación de Sygdom m en til Doden se abre c o n un análisis detallado y d e n s o del
la verdad y o c u ltá n d o se en el a n o n im a to c read o r de su singu lar indivi sujeto, del yo. Es u n o de los textos m ás c o m e n ta d o s de Kierkegaard.
Nuestra aten c ió n h acia él n o d eriva sólo de su co n te n id o filosófico glo
dualidad.
E n algún m o m e n to y atosigado q u izás p o r las criticas 51M. Kierke bal, sino de sus co nn o tac io n es p a r a la definición de verdad.
gaard debió p e n s a r en el fin que podía tocarle co m o testigo de la verdad. En rasgos esenciales el texto refleja la m ism a estructura q u e desc u
Se p lan teó en ton ces si alguien «tendría derecho» a dejarse m a ta r p o r la bríamos ya en el esbozo De óm nibus dubitandum est. La « re lacionalidad»
verdad. D esde la m od estia «única» de sus resoluciones acerca del indi como elem en to clave de la conciencia, de la verdad, de la existencia, de
viduo h u m a n o y acerca de sí m ism o, K ierkegaard resp ond e q u e ello está la realidad, reaparece en su plenitud. Incluso se da u n a intensidad « a b
en d e p e n d e n c ia de la relación que po d em o s tener con la verdad 51)5: co soluta» a la relación c o m o categoría constitutiva de la v erdadera su bjeti
mo n ad ie está en posesió n absoluta de la verdad 5%. nadie p u ed e entre- vidad.
Que K ierkegaard recuerde e n estas pág in as las «relaciones» que
reticencias a la d e n o m in a c ió n , co m o vem os en Enten-EUer. A ntes que ser considerado ahora v am o s a citar, es b u e n a p r u e b a de lo ac ertad o de nuestra o b serv a
poeta, «es mejor cuidar cerdos en Am agerbro.» S. V.. I. p. 3. Cfr. S. V, VIL p 227 para ción; no debe atribuirse, p o r tanto, a ingeniosas exégesis del intérprete,
otras im presion es negativas sob re los poetas. En cam bio, en Papirer. XI-2 A 98. p. 106, sino a la intención del autor.
llam a poeta a D ios: « D io s es com o un poeta (G u J er som en Digter).».
589 Kierkegaard diferencia al genio del apóstol. Este sí tiene autoridad. Cfr. Papirer.
Las b ip o la rid a d e s de c u e rp o -a lm a s u b y a c e n te s en la síntesis del
VI1-2 B 235, pp 138 s.: S. V.. XI. pp. 11-127. El se autoatrihuve la categoría de genio. Cfr. espíritu 5W. p o s ib ilid a d - n e c e s id a d que fo rm a n la libertad 5Wy la re ali
Papirer. X-l A 266. pp. 175-177: Ib.. X-l A 342. p. 224. dad W l". finitud e infinitud constitutivas del devenir concreto''"1, p resen
590 Papirer. V í 1-2 B 235. p. I 44. Cfr. los p rólogos de los Discursos edificantes donde tes todas en este contexto, rem iten a la trilogía de pensar-ser, idealidad -
repite siem pre la m ism a fórm ula: «este pequ eñ o libro, llam ad o discurso' y no 'sermón'
porque el autor no tiene autoridad para predicar...» S. V.. 111. p. 15. 302: IV, p. 8. 137: V. p.
realidad en el interesse de la conciencia y de la existencia, y a la de eterni-
85, 199,
dad-tem poralidad en el instante 6Q2. C o m o in m e d ia ta m e n te c o m p r o b a
591 Cfr. Papirer, X-5 B 107, p. 298. remos, lo esencial, lo im portante, es m a n te n e r siem pre la b ip olaridad.
592 Ib., p. 295. Cfr. S. V.. XIV. pp. 365. 367. A dorno opina que esta declaración ha de acentuando la relación e n ejercicio. Será la ún ica m a n e ra de establecer
interpretarse literalm ente. Cfr. T. W. Adorno. Kierkegaard. p. 194. Pero n o se com pagina la subjetividad verdadera, es decir, u n a subjetividad conform e a la interio
bien con el resto de sus afirm acion es finales: «Tú. hom bre corriente, yo no te oculto que
en m i op in ión ser cristiano es de una altura tan infinita que (...) só lo pocos individuos ridad que exige la verdad, o ta m b ié n —con p a la b r a s cuya h erm e n éu tica
(Enkelte) pu ed en serlo constantem ente...» S. V.. XIV, p. 372.
593 «Los hom bres tien en más m iedo de la verdad que de la muerte.» Papirer. XI-I A
597 Ibidem.
352, p. 271.
594 E sp ecialm ente las críticas de «el Corsario» que habían com en zad o (1846) poco 598 5. V. XI, pp. 143-144.
antes de que Kierkegaard preparase el pequ eñ o trata dito titulado: H aret M enneske Lov til at 599 Ib., p. 160.
600 Ib., p. 168.
lade sig ihjelslaae for Sandheden? El eenligt Menneskes Efterladenskah. Digterisk Forsag. S. V..
XI. pp. 67-107. Cfr. los com en tarios que hace sobre él: Papirer. VIII 1 A 271. pp. 129- 601 Ib., p. 161.
131. 602 «El hom bre es una síntesis (S yn th ese) de infinitud y finitud, de lo tem poral y lo
595 5. V. XI. p. 100. eterno, de libertad y necesid ad, en una palabra: una sín tesis» S. V.. XI, p. 143. Es una
parte del pasaje que co m en ta m o s enseguida.
596 Ib., p. 105.
no debe exagerarse ni m en o sp re ciarse— un a subjetividad que se co n sti «U na relación así derivada, pu esta, es el yo del hom bre, un a síntesis
tuye co m o tal en u n a relación transparente consigo m ism a W)3. que se relaciona consigo misma y que. al relacionarse consigo m ism a, se
El ca m b io de p s e u d ó n im o denota ya un giro en la explicación de su relaciona c o n otro» NIS.
pensamiento. Conviene tenerlo en cuenta, especialmente cuando com en Es tan claro el co n ten id o que necesita po ca s explicaciones.
tem os un aspecto de su definición del yo. K ierkegaard escribe esta obra Kierkegaard parte de la d efinició n de h o m b re co m o espíritu. Es una
co m o A n ti-C lim acusm . D a d o que tres textos suyos (los m ás utilizados m anera de record ar q ue estamos to d a v ía en el ám b ito del «espíritu exis
en esta parte de la obra) pertenecían a .lohannes Climacus. su intención tente». aquel cuya existencia n u n c a debe olvidarse al establecer la re la
parece patente: resaltar su oposición a los libros a n te rio re s 605. Esta ción consciente con la realidad.
«o posición» proviene de los co n tenidos cristianos. Kierkegaard se Este hom bre-espíritu está situ a d o en una relación dialéctica entre
m uestra así p artid a rio ac é rrim o de la su peració n de la filosofía p o r p a r dos esferas. C om o hem os dicho, éstas se explicitan com o alm a-cu erp o,
te de la fe. Sygdom m en til Doden, pese al propósito inicial de Kierke infinitud-finitud. ete rn id a d -te m p o ra lid a d , necesidad-libertad. El yo no
g aard 60í\ es excesivam ente filosóllco-psicológico c o m o p ara incluirla podrá constituirse sin esa b ipo larid ad , p o rq u e no podría tam p o co e m e r
ger la síntesis creadora.
entre las reflexiones «cristianas». La siguiente obra del m ism o pseu dó
Para que haya yo. tiene que h a b e r relación. Pero com o vim os al c o
nim o sí será e x p lícitam en te c r i s t i a n a 607.
C e n tr á n d o n o s en nu estro tema, escu chem os el p asaje a que hemos mienzo, existen dos m odo s de relación: una q u e no provoca el e n c u e n
aludido. Lo tra n sc rib im o s literalmente, pese a su am plitud: tro auténtico entre los d o s polos, y otra que suscita el c h oq ue y la c o n t r a
dicción entre ellos. La síntesis o re la ció n sim ple (la prim era) se llam a
«El h o m b re es espíritu. Pero ¿qué es el espíritu? El espíritu es el yo ahora « u n id a d negativa». Con ella no llegam os al yo. Este sólo va a
(Selvet). Pero ¿qué es el yo? El yo es u na relación que se relaciona consi aparecer en la « u n id a d positiva».
go m ism a o es aqu ello en la relación p o r lo que (at) la relación se rela La relación d o n d e prevalece lo tercero (positivo) es la que p o d e m o s
ciona consigo m ism a: el yo no es la relación, sinó el que (at) la relación considerar realm ente co m o espíritu, co m o yo. Esta relación no s o la
se relacione conigo m ism a. El h o m b re es una síntesis de infinitud, de lo mente pone en contacto los extrem os de la síntesis, sino q u e a d e m á s
tem poral y lo eterno, en u n a palabra: u n a síntesis. U n a síntesis es una vuelve sobre sí m ism a (red up licación con tra d ictoria) h a c ie n d o posible
relación entre dos. Así co n sid erad o , el h o m b re 110 es todavía (intet) ye. la autorrelación constitutiva del yo. Esta relación consigo m ism a es lo
«En la relación entre dos. la relación es lo tercero (Tredie) com o uni determ inante para el yo. Está bien p la s m a d o al h a b la r de la libertad,
«una relación entre infinitud y finitud que. a u n q u e derivada, se relacio
dad negativa, y los dos se relacionan con la relación y en relación a la
na consigo m ism a » 604 y cuya « ta re a (tarea del yo) es hacerse él m is
relación: así bajo la definición [de| alm a, la relación entre alm a y cuer mo» wo.
po es u n a relación. P or el contrario, (cuando] la relación se relaciona
consigo m ism a, en to n c e s esta relación es lo tercero positivo y éste es el Un elem ento «nuevo » —el que su geríam o s al interp retar el significa
do de Anti-C lim acus— hem os n o ta d o en el m o m e n to de p re g u n ta r p o r la
yo. fundam entación de la relación co nstitutiva del yo. Existen dos form as
«U na relación así, q u e se relaciona consigo m ism a, un yo. debe (o) de c o m p re n d e r o a s u m ir la relación consigo m ism a: co m o au to c re a d a o
haberse p uesto a sí misma- (enten have sat sig selv) o ser puesta p o r otro como puesta p o r otro. N o puede s e r la p rim era, tal y com o q u e d a p a t e n
(eller viere sat ved et Andet). te en el hecho evidente de la desesp erac ió n wl. P o r consiguiente, sólo
« [C u an d o ] la relación, que se relaciona consigo m isma, ha sido puede existir u na relación constitutiva del yo de c a rác te r derivado. Esta
puesta p o r otro, en to n c e s la relación es ciertam ente lo tercero, pero esta segunda relación es el yo, pero im p lic a algo distinto: la relación a otro
relación, lo tercero (Tredie) es precisam ente otra vez una relación, [que] en el acto m ism o de la a u to rrelació n del yo.
se relaciona con aquello q ue ha puesto toda la relación.
608 S. V.. XI. pp. 143-144.
609 S. I'. XI. p. 160.
610 Ib., p, IM
603 .V. V. XI. p. 145.
604 Ib., p. 131. 611 Ib., p. 144. Es imp'osible comentar los análisis kierkegaardianos de la desespera-
605 Cfr. S. V.. XIII, p. 52S. en nota, donde Kierkegaard mismo lo indica. eión. entendida como privilegio (del hombre respecto del animal) y como tentación
606 Kierkegaard iba a escribir un libro más grande y de carácter más cristiano, pero al (suprema: enfermedad mortal). Nos apartaríamos mucho de nuestro recorrido. Jolivet
final se decidió por entregar al editor este original. Cfr. Papirer. VilI-1 A 558. pp. 258- refleja el paralelismo entre la duda y la desesperación. La duda es inseparable de la fe. La
259. desesperación acompaña siempre a la esperanza: Cfr. R. Jolivet.Auxsources de I existentía-
607 Nos referimos a Indiivelsc i Clirisiendom af Anti-Climacus (S. V.. XII. pp. 9-286). lisme ehrétien: S Kierkegaard (París. Fayard. 1958). p. 80.
¿Quién es esc «otro» que sostiene la autorrelación del yo? Para Kier- reniemente en el p o d e r que lo ha puesto.» La relación consigo m ism o d i
kegáard no hay d u d a, a u n q u e no siem pre lo nom bre. Es Dios, reconoci ce una relación al Tercero que lo fu n d a . Esta relación fundante llegará a
do com o el que p o n e la relación, co m o el p od er que la fu n d a m e n ta o su plenitud tanto cu a n to m ás tra n sp a re n te sea. La tran sp a ren c ia en la
sim plem en te c o m o « D io s q u e hizo del h o m b re u n a relación» hl2. autorrelación del yo es el grado s u p re m o y la c ú s p id e de la verdad.
El a h o n d a m ie n to de la interioridad com o verdad nos cond u jo a las A u n q u e pud iera parecer que estas reflexiones finales olvidan el ta
p uertas de «lo d esco n o cid o » , a la existencia actuante de «un dios». lante filosófico de lo expuesto h a s ta ahora, no es así. Estam os siem pre
A ho ra la co n stitu ció n v e rd a d e ra del yo nos coloca de nuevo y m ás explí en la relación inicial d o n d e se p re g u n ta b a , se discutía y se b u s c a b a la
citam ente d elan te de Dios. verdad: la relación de ser-pensar e n la au toco ncien cia. «No se e n se ñ a
¿Qué relación tiene todo esto con la verdad? Es interesante intentar allí —dice Kierkegaard a propósito de E nten-E ller— que no exista co nte
descubrirlo, pues K ierkegaard no lo hace de m an era expresa. nido de p e n s a m ie n to (T an ke-In d h o ld ), a u n q u e sí que pensar es u n a
K ierkegaard repite c u a tro veces u n a afirm ación m u y elocuente: «Al cosa y existir en el pen sa m ie n to otra. Existir está en relación con p e n s a r
relacionarse consigo m is m o y al q uerer ser él m ismo, el yo se fu n d a algo que sigue de sí m ism o, com o a q u e llo que es algo sin p ensam iento
m enta tra n s p a re n te m e n te e n el p o d er que lo ha puesto» w-\ Es aquí (...). La transparencia del pensar en la existencia es p recisam ente la in terio
d o n d e d eseam o s deten e rn o s. ridad» hl-\ La b ip o larid ad m en os a lu d id a en la d efin ición del yo (la de
En esta frase d e s c u b rim o s los elem entos constitutivos de la relación pensar-ser) estaba ya en u n c ia d a en la definición de interioridad com o
fu n d a n te del yo y c o n s ta ta m o s tam bién que el yo es u n a relación deriva transparencia d entro de la relación entre p e n s a r y existir. La verdad
da. K ierkegaard insiste incluso en q u e ésta es la defin ició n de la fe. p ara como interioridad a p a s io n a d a del sujeto co g no scente se hace plena
lela — co m o s a b e m o s p o r lodo nuestro d iscurso— a la verdad. cuando éste llega a « tra n s p a re n ta r» su propio existir.
C on lo cual tenernos q u e la fe. y de m o d o an álog o la verdad como i La verdad está en la relación constitutiva del yo. D e este ser-relación
in terio rid ad a p a s io n a d a , es lo que en la relación se relaciona consigo l el hom bre no p uede desprenderse n u n c a , co m o ta m p o c o puede p re s c in
m ism a; es la relación en su dialéctica m ás viva y p ro fu n d a, co n n o tando dir de su p ropio yo. Lo único que h a de c o n se g u ir en sentido positivo es
a d e m á s u n fondo a ú n m á s íntimo, cuyo « n o m b re » desco nocem o s si al- I acrecentar m ás y m ás la tra n s p a re n c ia 61,1 de su relación fundante. C on
guien «con a u to rid a d » no nos lo com u nica. La verdad está —co m o la ; ello crecerá su yo. su interioridad y su verdad.
fe— en el q uicio de la subjetividad, en la constitución original del yo.
Esta co n c e p c ió n de la v erdad com o algo constitutivo de la subjetivi- ¡
d a d no nos ex tra ñ a, h a b ie n d o escuchado antes que «la subjetividad es <
la v e rd ad » f’14. P ero im p re s io n a c o n s ta ta r hasta d ó n d e lleva Kierke
g a a rd el co n c e p to d e verdad: hasta el m ism o corazón del sujeto, hasta el
yo. Es cierto que. e n te n d id a la verdad com o relación prim ordial, su pre
sencia resulta lógica en la au toco m p ren sió n del sujeto que se relaciona
consigo m ism o. La v e rd a d está en la subjetividad y consiste en su ser-
sujeto.
Esta forma de c o m p r e n d e r la verdad se vuelve a ú n más viva si cabe,
agotando los térm in o s de la citada frase: «El yo se fu n d a m e n ta transpa-
612 «Gud, der gjorde Mennesket lil Forholdet» S. V.. XI. 146. Weisshaupt da una
versión sólo filosófica de ello, fijándose en la expresión «1111 otro», pero reconoce la
legitimidad de una interpretación teológica. Cfr. K. Weisshaupt. Die Zeitlichkeit der
Wahrheit. pp. 109-110.
613 «i at forholdc sig lil sig selv og i at ville viere sig selv grunder Selvel 615 S. I .. VIL pp. 240-241. El subrayado es nuestro.
gjennemsigtigt i den Magt. sotn satte det.» S. V. XI. pp. 145. 182. 272. 616 F.l término (Gjenncmsigtighed) puede estar inspirando algunas de las refle
En otro lugar cambia el final de esta expresión nombrando a Dios: «at Selvet i al xiones de Heidegger en torno a «die Lichtung». Cfr. M. Heidegger. «La fin de la philo-
viere sig selv og i at ville va:re sig selv gjennemsigtigt grunder i Gud» S. V.. XI. p. 219.
sophie et la tache de la pensée». en Kierkegaard vivant. p. 190 s. En el coloquio de la Unesco
Con esta frase finaliza el libro (p. 272). señalando que la ha repetido a sabiendas)
que estamos citando, varios participantes reflejaron sti asombro por la ausencia de Hei
que es la definición de fe. degger y por el hecho de que en la comunicación enviada por él no nombre ni una sola vez
614 S. V.. Vil. p. 332. Una versión teológica sería: cuanta más «idea» de Dios, más ser. La
a Kierkegaard. Por su parte. J. Wahl alude a.dos textos del mismo Heidegger. uno de los
verdad consiste en estar delante de Dios. Cfr. N. Zanovello «La soggettivitá della veritá in
cuales invita a dirigirse a los escritos edificantes antes y por encima de los estudios teóricos
Kierkegaard» en Rivista rosmirtiana della filosofía e di cultura. 73 (1979), p. 55. del autor danés. C'tr. Kierkegaard vivant. pp. 205-206.
PARTE SEG UNDA
EL AMOR
El tema del am or, c o m o el de la v e rd a d , está presente en toda la p ro
ducción literaria de Kierkegaard. Los Papirer Corrobora-n que era una
preocupación p rim o rd ial de su vida. Y no sólo, a u n q u e tam bién, p o r el
resultado negativo de su noviazgo c o n Regina Olsen fi, sino p o r su p o s
tura de principio ante la existencia.
H em os de a ñ a d ir de inm ediato q u e el a m o r ha sido «tratado» por
Kierkegaard única o p rim o rd ia lm e n te en tres obras. No adela n tare m o s
el sentido de cada una. pero si p recisare m o s alg u n as características que
nos orienten en esta a r d u a y sugestiva materia.
Enten-Ellcr hl!< es la prim era obra, con la que Kierkegaard se dio a co
nocer com o escritor. Su contenido y su estilo literario le acreditaron el
aplauso y la fama, pese a que su p e r s o n a lid a d estaba oculta tras el a n o
nimato de los pseudó nim os. Com o luego veremos, es un libro com plejo
y el m ás largo (861 páginas, distrib u id a s en dos partes) de los que Kier
kegaard publicó. Sólo le h abían p re c e d id o en redacción la tesis doctoral
y el esbozo Johannes Climacus eller De óm nibus dubitandum est q ue ya
conocemos.
Stadier púa Livets Vei tiene ciertas s e m e ja n z a s con el anterior, pero
no alcanzó el m ism o éxito, p o rq u e carecía, en op inión de Kierke
gaard de un diario com o el de J u a n el Seductor. Su publicación data
de 1845. es decir, entre la aparición de Sm uler (1844) y Efterskrift (1846).
Es la época m ás prolífica del autor.
620 Kierkegaard se resiste a hacer «filosofía» del amor. El amor no es una concep
ción, ni siquiera un sentimiento. Esa sería la definición estética. Propia y cristianamenteel
amor es un acto de amor. Papirer, X-1 A 489. p. 3 14. En su harord a las dos partes de Kjer■
Ughedens Gjerninger Kierkegaard dice: «Lo que en su total riqueza es esencialmente inagota
ble es también en la menor de sus obras esencialmente inexpresable...» S. K, IX. p. 11. Nos
apoyarnos en esta frase para hablar de la esencia del amor en el capítulo cuarto de esta
segunda parte.
621 Este esquema le sirve a Fricmond para estructurar su estudio sobre el amor en
Kierkegaard. Cfr. H. Fricmond. E xista n in Liebe nach Soren Kierkegaard (Salzburg und
Miinchcn. Verlag Antón Pustet. 1965). pp. 43-140.
622 Término poco o casi nada corriente en danés, cuyo significado literal es
«interdefinición» o «interdeterminación». Comentaremos en su momento los posibles
sentidos del mismo.
I. EL A M O R C O M O D E S E O
111. LAS C O N T R A D I C C I O N E S D E L A M O R
Kjerlighedens Gjerninger (Las obras del amor) l,|í' quiere ser en varios
sent idos un libro m o d é l i c o " 17.
Su estructura y dist ri buci ón es a r mó ni ca. No existen las d e s p r o p o r
ci ones o d es i gu al da des que h e m o s h e c h o n o t a r en las pr imer as p u b l i c a
ci ones de Kierkegaard. El aut or h i lv an a con sol tura y n at u ra l i d a d los
ca pít ul os y, pese a tocar aspectos diferentes, se des cubre una m e n t a l i d a d
ú ni c a en todo el desarrollo.
Sobresale el t ono del escrito. K i e r k eg aa r d se previene de q u e el lector
j uz g u e esta o b ra c o m o u n a reflexión estético-filosófica sobre el a m o r y
advierte des de el c om i e n z o q u e se trata de meditaciones cristianas
T i ene t an to interés en ello que m a n d a i m p r i m i r u n aviso introduct ori o
ant es de c a d a p a r t e 919, s e ñ a l a n d o ese t al ant e meditativo y cristiano
del libro.
En el prólogo a n u n c i a t a m b i é n que no habl ar á del a m o r . si no ele las
obras del amor. Ki erkegaard p r e t e n d e que la lectura de estas pági nas
m uev a a la práctica, y no q u e sirvan de s imple recreo literario o
filosófico.
Estas clarificaciones exp li ca rí an p o r qué Ki erkegaard a b a n d o n a el
uso de los p s e ud ó ni m os . Al f i r m a r con su pr op i o nombre, él cree que
está c u m p l i e n d o ¡por fin! con su func ió n edificante. No sería imposible,
sin e mb ar go , h a l l a r motivos m e n o s s ubl ime s, c o mo p o r ej empl o la satis-
fación de fondo p o r el result ado a l c a n z a d o . C o m p r e n d e r í a m o s mejor,
entonces, su insistencia en que estas « medi t aci ones , fruto de largas
m edi t ac ion es » 92°. s ean leídas l e n t a m e n t e , sin prisa curiosa.
Pese a las advertencias, el a u t o r n o consiguió sus objetivos, según
se h a r á p at ent e en este úl timo c a p í t u l o de nuestra o b r a y por los motivos
que a c o n t i n u a c i ó n a p u n t a m o s .
Tal c o m o se resalta desde el inicio, los c o n t e n i d o s poseen un carácter
to ta lme n te cristiano. Mas quien lo est udi a con atención, o bs er va en
916 El títu lo com pleto es Kjerlighedens Gjerninger. Nogle christelige Oveneielser i Talers
Form a f S. Kierkegaard (Kjobenhavn. 1847). A unque ya había empleado antes Kjerlighed.
ahora lo hace en exclusividad. En los Discursos edificantes de 1843 (S V. I II ) aún
hallam os las dos escrituras (Kjcerlighed y Kjerlighed).
917 Fabro dice que es una «obra maestra» (capolavoro). Cfr. C. Fabro, Introduzione
(S. Kierkegaard. Diario) (Brescia. M orce llian a, 1962). vol. I, p. 19. Lo repite en el mismo
volum en, p. 793. nota 2.
918 Cfr. 5. V, IX. pp. 11 y 237.
919 Nos referimos al F'orord. rub ricad o po r S. K. Ibidem.
920 5. V. IX. pp. 11 y 237.
seguida su estricto rigor lógico 1,21 y la coh eren ci a con t odas sus obras fuerte q u e el ' m u n d o entero, qué es lo que le hace débil, más débil que
p s eu d ón i ma s. No est amos, ni m u c h o menos, ant e un florilegio piadoso un niño? ¿Qué es lo que hace al h o m b r e i nqu eb ra nt ab le, más firme que
p ar a es t im ul ar el ejercicio de la ca ri dad , sino ant e u n a elevada reflexión la roca, qué es lo que le h ace suave, m á s suave que u n soplo? ¡Es el
sobre el a m o r y sus c o n e x i o n e s con el a m o r cristiano. amor! ¿Qué es más antiguo que t o d o ? Es el amor. ¿Qué es lo que s obre
T a m p o c o es justa ni ex act a la otra not a acerca del tema. Las obras vive a todo? Es el amor. ¿Qué es lo q u e no pu ed e ser prendido, mientras él
están presentes, esp eci al ment e al final del libro, pero Kierkegaard nos prende todo? Es el amor. ¿Qué es lo que no puede darse, mientras él lo da
e nfrent a en realidad a lo q u e a quí l l a m a m o s «la esencia del a m or », pese todo? Es el amor. ¿Qué es lo que queda , c u a n d o todo traiciona? Es el amor.
a que el apelativo —según advert imos a n t e s ” ' — no sea de su agrado. ¿Qué es lo que consuela, c ua n d o t o d o consuelo falla? Es el amor. ¿Qué es lo
Es interesante des t ac a r t am b i é n la diferente dedi cat ori a q ue llevan que permanece, cu a nd o todo varía (omskiftes)? Es el amor. ¿Qué es lo que
esta obra y los otros di scurs os religiosos. En éstos aparecía la ligura del resta (bliver). c ua n d o lo imperfecto s e anula ( Uf ul dkomme afskaffes)? Es el
p a d r e de Ki erkegaard. con el t r a n s f o n d o de la seriedad vital y cristiana amor. ¿Qué es lo que da testimonio, c uando la profecía enmudece? Es el
q u e desde n i ñ o le h a b í a t r a n s m i t i d o 92-'. La que vemos en el p r ól o go,Hiin amor. ¿Qué es lo que no cesa, c u a n d o la visión acaba? Es el amor. ¿Qué es lo
E nkelte''24. a d e m á s del s ignificado q ue h em o s c o m e n t a d o 92\ parece que transfigura (forklarer), c u a n d o el discurso obscuro termina? Es el
estar d ici én do no s que S oren ha a s u m i d o en plenitud el p ro t ag on i sm o de amor. ¿Qué es lo que queda bendeci do en la so bre abu nd an ci a del don? Es
su existencia y de su mensaje. No sería ajeno a ello que Regina, la princi el amor. ¿Qué es lo que da vigor al lenguaje del ángel? Es el amor. ¿Qué es lo
pal «testigo» y objeto de su a m o r personal, estaba a p un t o de convertirse que hace sobreabundante el don de la viuda? Es el amor. ¿Qué es lo qu e llena
en muj er de otro h o m b r e ')26 m ient ras redactaba este texto. Kierkegaard lo de sabiduría el discurso del sencillo? Es el amor. ¿Qué es lo que n u n c a se
sabía, por.supuesto. Las t ur b a c i o n e s i mpet uos as y a p a s i o n a d a s del e n a muda, a u n q u e todo cambie? Es el a mo r, y sólo es el a m o r lo que n u n c a se
m o r a d o q u e sufre h a n sido sust it ui das po r el suave sosiego de u n a visión hace otra cosa (den der aldrig bl iver noget Andet)»"-".
de la vida f u n d a m e n t a d a en el respeto y el a m o r al otro. Este texto tan vibrant e es la i n tr od u c c i ó n a un discurso edificante de
1843 928 y es m á s que suficiente p a r a servir de pórtico al estudio kierke
1. La interioridad del am or g aa rd i an o del núcleo del amor.
«¿Qué profundam ente está f u n d a m e n t a d a la necesidad del a m o r
La forma en que Ki er kegaa rd a b o r d a el tema del a m o r no es siste (Kjerlighedens Tra ng ) en la e se nci a del h omb re? » 92l). « T a n t o — a ñ a d e
mática ni ri gu ros ame nt e filosófica, al m eno s tal c o mo en general sole poco después - q u e pertenece esencialmente a! hombre» 930. El r a z o n a
mos interpretar estos térmi nos. Del co nj u nt o de sus reflexiones se d edu miento q u e apoya estas a f i r m a ci o n es no tiene el rigor especulativo que le
cen. no obstante, p a ut as m u y serias para una c o m p r e n s i ó n coherente daría la filosofía tradicional, pero K i e r k eg aa r d medita y vuelve reit erada
del a m o r en la existencia. mente sobre sus propias reflexiones a fin de m o s t r a r el e n r a i z a m i e n t o y la
«¿Qué es lo que hac e al h o m b r e grande, a d m i r a d o p o r la creación, p ro f un d id a d del a m o r e n la vida h u m a n a .
agr adabl e a los ojos de Di os? ¿Qué es lo que hace al h o m b r e fuerte, más El a m o r c o mo fundam ento es el p u n t o de pa r ti da insoslayable y que,
921 C Ir. ( i M asi. «II sig n ifíca lo cristia no dcll'am o rc» . en Studi Kierkcgaardiani.
curiosamente, lo sitúa en la esfera de «lo edificante». «El a m o r edifica
p. 2 0 \ (...). Edificar es c ons trui r sobre u n a base. H a b l a n d o de u n a casa, d e u n a
422 C lr.. n. 620. construcción. cada u n o sabe qué se en ti ende p o r f und ame nt o ( G u i n d e n ) y
923 No es im posible que la dedicatoria de los diversos Opbyggelige Taler (Discursos
cdi/icciiues) este redactada y compuesta tipográficam ente con la intención expresa de
cimientos (Grundvolden). Pero ¿cuál es, espiritual mente entendido, el fun
im presionar al lector: . . .... damento y cimiento de la vida del espíritu sobre el que debe estar el edificio?
' «A l d ifu n to '
Michael Pedersen Kierkegaard. Es j u s t a m en t e el amor; el a m o r e s e l principio (Ophav) de todo y. espiri
en otro tiem po com erciante (de telas) en esta ciudad. tualmente ent endi do, el a m o r es el f un d a me n t o más p ro f u n d o (dybeste
m i padre, Grund) de la vida del espíritu. En c a d a h o m b r e que tiene a m o r [ya] han
son dedicados estos discursos.»
Cfr. S. V.. III. pp. 13 y 299: IV. pp. 5 v 135: etc. sido echados, espiritualmente ent endi do, los cimientos (Grundvolden). Y
M. P. Kierkegaard fue Hosekrcemmer. que algunos traducen por bonetero y mediero. el edificio que. espi ri tual ment e en tend ido , va a construirse, es t am bi én el
La ciudad es Copenhague, donde M ichael Pedersen llegó a los doce años de edad.
924 Hiin Enkelte significa literalm ente .4 aquel único y Kierkegaard la inserta en el 927 5'. V. III, pp. 303-304. En este exord io nombra siempre al amor con el vocablo
texto del prólogo. Cfr. S. V. IX . p. 11. Kjerlighed.
925 C fr. n, 165. 928 Tre opbyggelige Taler a f S. Kierkegaard (Kjobenhavn, 1843). S. V., III pp 29S-3S0
926 La que fuera prom etida de Kierkegaard contrajo m a trim o n io con Fritz Schlegel 929 S. V, IX, p. 177. n -- •
el 3 de noviembre de 1847. KjerUghedens Gjerninger había llegado a las librerías el 20 de 930 Ib., p. 180. Kierkegaard subraya esta parte de la frase que reproduce literalmente
septiembre del m ismo año. las de pp. 177 y 178. Cfr. también S. V„ VI. p. 44.
amor: y este es el a m o r que edifica, (y ) esto es: ¡el a m o r | edifica a m o r (den Esta referencia del a m o r a la i nt eri ori dad habí a a pa rec ido a nt es en
bygger Kjerlighed op)» Este proceso del a i n o r q u e está en la base de la Efterskrift. Di scut iend o acerca del ca rác te r subjetivo u objetivo del cristia
existencia y que suscita s i m u l t á n e a m e n t e más amor, está recalcado en nismo. señ ala ba Ki erkegaard la i m p o r t a n c i a que tiene, para todo c o n o c i
varios mo men tos : «Asi es el amor. Lo que el a m o r hace, eso es; lo que es. miento cuyo objeto es la i nt eri ori dad de la m i s m a subjetividad, que el
eso hace. —Y esto en un ú n i co y misino instante: en el mi smo instante en sujeto cognoscente esté en ese es tado de interioridad. Algo si mil ar a c o n
que sale de si mi s mo (en di rec ci ón hacia f ue r a) está en sí mi smo (en direc tece —a p u n t a Ki er kegaa rd— c u a n d o h a b l a m o s del a m o r terrestre (jor-
ción hacia dentro); y en el m i s m o instante en que está en sí mi smo, sale disk Elskov): «el o bs e r v a d o r debe estar en la i nterioridad del a m o r
con ello fuera de sí. de tal m a n e r a q u e esta salida ( U d a d g a a e n ) y este (Elskovens Inderlighed)» m .
retorno (Tilhagevenden). este retorno (Tilhagevenden) y esta salida El tema vuelve a tocarlo expresa y más radical en Bogen om Adler.
( U d a d g a a e n ) son al m i s m o t i emp o u n o y lo mi smo» Estamos en el d o m i n i o de lo p u r a m e n t e h u m a n o (Menneskelige), lo si m
El a m o r qu ed a r e c o n d u ci d o al interior de sí de m a n e r a múltiple, a u n plement e h u m a n o ( H u m a n e ) l)W,.es decir, en la esfera de la i nt eri ori dad
que la final idad última será e n r a i z a d o en algo más fuerte e i n q u eb ra n ta que pertenece a la i nmanencia. ¿Cómo hemos de c omp re nder el amor? «El
ble. hasta tal pun to que se h a g a indeleble e inamovible. e na mor am ient o es u n a det er mi na ci ón de la p u r a . d e la directa interioridad,
En u n a p e q u e ñ a o b r a de ca rác te r crítico-social, pese a su estilo no tiene n i ng u n a otra dialéctica que la propi a dialéctica de la i nt eri ori za
est ét ico-li terari o1’'1. Ki er kegaa rd resaltaba bien la f u n da me n ta ci ó n del ción. no tiene n i n g u n a d e t er m i n ac i ón dialéctica fuera de sí, es s imple
a m o r en la interioridad. «Es ver dad q u e la interioridad es la vida del ena i dent idad de lo subjetivo y lo objetivo. El a m o r (Elskov) es e n a m o r a
m o r a m i e n t o (Forelskelsens) y q u e la interioridad es p o r sí m i s m a lo que miento. la pri mi ti vi dad (Primitivitet) del e n a m o r a m i e n t o es el nac i
es: p or ej empl o, la i nt er ior id ad pu ed e p er ma n ec e r idéntica t a nt o si uno miento mi smo del a m o r (Elskovens). 1:1 amor(Elskov) no existe(er lil) como
sale al bal cón y co n te mp l a la no ch e estrellada, c o mo si. preso p o r la vida, algo objetivo, pero sólo se h ace objetivo c a d a vez qu e u n o se e n a m o r a , y
se ap re su ra a ec har un a t í mi d a m i r ad a a una estrella solitaria (...). El en a sólo existe en el e n a m o r a d o ; |el a mo r] no existe s i mp le me nt e (er ikke
m o r a m i e n t o es la c u l m i n a c i ó n en la existencia p ur a m e n t e h um ana blot). es decir, sólo para el e n a m o r a d o , sino qu e sólo existe en el e n a m o r a
( h u m a n e ) de un hombre, q u e es una existencia doble (Dobbelt-Eksistens) d o » ’Mfl. Esta separación, i n de pe nd e nc ia , al ej ami ent o del obj et o 1,41 a
y de aquí q ue el e n a m o r a m i e n t o signifique, por un lado, m u c h a interiori causa de la interioridad que d e t e r m i n a el a mo r, se a h o n d a m u c h o m á s y
d ad (meget Inderlighcd). a u n q u e | po ro t ro | sea una relación hacia fuera en con otro t al ant e en la forma t r a n s c en de nt e y/o cristiana del amor.
bus ca de la realidad (Virkelighed). La igualdad de la relación es u n amor El a m o r habí a sido descrito en s u pr imer nivel ( a m o r sensual) c o m o
feliz (Ivkkelige Elskov). M e n o s interioridad y u na p re p o n d e r a n t e (over- un mo vi mi en to de deseo (Attraa). A h or a Ki erkegaard p r o f u nd i za y
veiende) relación a la re al i dad es un a m o r (Elskov) m en os bello: u na pre amplía esa idea d ef i ni en do el a m o r como u n a d e te r mi na c ió n de p ur a
p on der ant e interioridad y m e n o s relación a la realidad está en la dirección interioridad. To d o está en a r m o n í a c o n su visión del a m o r dent ro de la
del a m o r infeliz (ulvkkelig Elskov)» Kierkegaard resalta el val or de la inmedi at ez y de lo estético. Por ello n o resulta ext raño que el a m o r r e a p a
i nt eri ori dad del amor, sin o l v i d a r que ha de h a b e r u n a conf ron taci ón con rezca en estas pági nas c o m o algo p r o p i o del poet a, el ún ico c a p a z de
la realidad, porqu e par a el e n a m o r a d o «la realidad es el m u n d o d o n de el ca pt ar la existencia con toda su p a s i ó n M2.
a m o r tiene su h o g a r » ' 115. P e r o la interioridad es i ndi spens abl e para el El cristianismo s eña la las l a g u n a s del p ri me r a m o r y muestra una
a mo r, «la perla auténtica» w . q u e u n os gu ar d an en la e s p e ra nz a y otros «interioridad m ás e n t r a ñ a b l e (I nderl ighed 0 mmere)» El a m o r ético-
en el recuer do w . cristiano posee u n a s p rop ied ad es , c o m o la decisi ón y la eter ni dad, de las
que carece el a m o r poético-pasional. En esta dialéctica ent re los valores
931 S. I'., IX. p. 246: cfr. Ib., p. 256.
932 S. V.. IX. pp. 318-319. En esle sentido el amor sí tiene esa reduplicación
(Fordoblclse n) que no poseían el profesor ni el predicador respecto de la verdad. Ib., p. 938 S. V. VII. p. 44.
320. 939 Cfr. Papirer. VII-2 B 235. p. 200.
933 Se traía de En literair Anmeldelse. To Tidsaldre. N ow lle aj borjatieren lil «en llver- 940 Ib., p. 204.
¡¡agshistorw» udgiven af J. L. Heiberg (K jobenhavn . Reitzel. 1845). anmeldt af S. Kierke 941 La relación entre el am or y su objeto se estudia más adelante.
gaard (K jobcnhavn. 1846) (Una crítica literaria. «Dos épocas». novela por el autor de «una 942 La interioridad del am or le pone er> a rm onía con lo estético, con lo ético y con
historia <le lodos los días», pu blicad a por.). L. Heiberg. reseñada porS. K.).Cfr.S. V, VIII. lo cristiano. Esto último lo c o m en ta m o s más tarde. Lo ético ya lo vim os ante sal relacionar
pp. 7-121. la definición de existencia con lo de amor: « E l amor está continuam ente en el esfuerzo
934 S. V.. VIII. p. 54. (derforer Kjerligheden bestandigt strabende). >> S V.. VIL p. 81. Cfr.. n. 310 de nuestra
935 Ib., pp. 54-55. obra. Kierkegaard comenta: «es decir, el sujeto pensante es existente.» S. V.. VIL p. 81. La
936 Ib., p. 55. correspondencia entre am or y subjetividad es obvia.
937 Ibidem. 943 S. V. IX. pp. 57-58.
estéticos y los crist ianos se d e b a t e el a u t o r a través de to d as las m ed i t a está puesto i n c o nd i ci o na lm en t e en lo más excelso de la pasión: ser o no
ciones. d a n d o po r d e s c o n t a d a la super ior idad del a m o r cristiano. ser» Pese a que el cristianismo, tal c o m o h em os a pu n t a d o , se di stancia
Si q u e r e m o s e x a m i n a r este a su nt o con detalle, t e n d r e m o s que de esa pas ión poética profiriendo q uej as en su cont ra y elevando graves
c o m e n z a r con el p u n t o de litigio: «¿pu ed en ser el a m o r y la a mi s tad la acusaciones, na da de eso le robará s u mérito y su valor.
cús p id e del a m o r o éstos e s t ar ía n i mposibi li tados p ar a él? (Skal Elskov T a n t o e n el mov i mi en t o de la p a s i ó n c o m o en la actitud h a c i a su
og Vc n sk a b viere Kj er li g he d cn s hoieste eller de nn e Kjerlighed va;rc objeto, el a m o r es un as u nt o de i n ter ior id ad y de conc ie nci a 95\ P o r eso
al'sat)» ,>4d. La res pues ta total la c o n o c e r e m o s luego, per o p a r a p o d e r lle exige lo m e j o r del h o m b r e . Efe ct ivament e a lgu no s d on es h u m a n o s los
gar a ella h ay que c o n t a r c on algo en lo q ue todos o casi todos concuer- posee el h o m b r e para sí. pero el a m o r no. «El a m o r no es u n a p r op i e d a d
dan: «El a m o r y la a m i s t a d p er t enece n a la pas ió n (Elskov og Venskab (Egenskab) para-sí (forsigvasrende), s i n o u n a c ua li d ad por la cual y e n la
for ho lde r sig til L i d e n s k a b ) » 94\ cual tú eres para los otros» 954. El amor h a de a pr e nd er a confiar y esperar, a
La per te nenci a del a m o r a la pas ión es evidente. «Am or y am istad son creer en los demás. Es lo propi o de él l|'". La des co nfi an za suscita el m o v i
predilección y pasión de predilección (Elskov og Venskab er Forkjerlighed og miento contrario, es el inicio del atractivo p or el mal. «No creer en na da es
Forkjeligheds L id en skab )» 946. El t al ant e selectivo de la pa si ó n amorosa el just o límite en que se c o m i e n z a a c r e e r e n el mal (Ondt); lo b u e n o (det
hacia su obj et o es lo que le diferencia del a m o r crist iano y el que simul Gode) es el objeto de la fe y. po r ello, qui en no cree en nada co mi en z a a
t á n e a m e n t e le define c o m o a m o r en s ent ido estético-poético. «El amor creer en el mal. No creer en n ada es el c omi enz o de ser malo, pues esto
(Elskov) se apoya (er begr undet ) en un instinto, que transfigurado e n incli muestra que no tiene n ad a de bueno en sí, p or qu e la fe es j ust ament e lo
nación. tiene su expresión s uprema, incondicional, su única —en sentido bueno en el hombre...» Í,M\
poético i n cond ic io na l— expresi ón en que sólo existe u n único ser amado El a m o r se f u n d a m e n t a en lo h u m a n o . Pero a d e m á s el a m o r está
(en cueste Elsket) en todo el m u n d o , y que esta única vez del a m o r (Elsko- enr a iz ad o en lo más original del yo. dice u n a referencia c on s ta nt e a sí
vens) es a mo r (Elskov). es todo, mientras una segunda vez es nada...»'147. m i s m o 1’''. Este es otro de los a sp ect os s ob re los que Ki er kegaard m ás
El a m o r c o m o p as i ón es asi. N o c a b e n medi as tintas ni arreglos. Esla insistirá, a fin de dej ar bien clara su c on cep ci ón del amor.
total i nmedi at ez. Sólo c o n o c e un objeto. No quiere sa be r n a d a de otros. El cr is t ian is mo h a establecido c o m o p u n t o ob li gad o de referencia el
El a m o r afirma t a j a n t e m e n t e q u e sólo hay un ser a m a d o 94(1. «La pasión a mo r de sí mi smo, ya que a él se r emi t e el m a n d a m i e n t o s u p re m o , el
tiene si empre esta i n c o n d i c i o n a l p r op ieda d de excluir el tercero (den amor al prój imo. El pres upues to del a m o r crist iano es evidente: « q u e
udel ukker det Tredie). lo qu e quiere decir qu e el tercero (Tredie) es confu todo h o m b r e se a m e a sí m i s mo » 95B. A u n q u e n o h a n de d e s c u id a rs e las
sión (Forvirringcn)» ,|4". La i mp o rt an ci a de la pasi ón no puede ser nunca posibles desviaciones, es claro que en pri nci pi o se nos insta a a m a r n o s a
preterida. « A m a r sin p as ió n es i mposible» ‘'-'V Ello har á más delicada y nosotros m i s m o s 1,59.
espinosa la pol émi ca con el cristianismo. Esta convi cci ón ki erk egaar di an a es t an firmé que, en su o pi n i ó n , «el
Este a m o r hec h o de p a s i ó n es el a m o r s it uado en el d o m i n i o estético amo r (Elskov) y la ami st ad , como tales (som saaclan), no son m ás q u e el
y pertenece p r i m o r d i a l m e n t e al poeta "5I. «Esto es la poesía y su énfasis
952 Ib., p. 63.
953 Ib., pp. 62-63.
>)44 Ib., p. 58. Resalta ahora la diferencia entre F.lskov y Kjerlighed. En el arranque de 954 Ib., p. 255. Esta característica se c u m p le m e jo r e n el amor cristiano: «El cristia
este capitulo lo vemos mejor, a un qu e sin excluir el intercambio de significado. «Se ha nismo transforma la relación entre hombre y hombre en una relación de conciencia
objetado a m enud o (...) al cristianism o que rechaza el amor y la amistad (Elskov og Vens (Samvittigheds-Forhold) y lo m ism o hace con el amor» S. V.. IX. p. 159. Samvirrighet/ tiene
kab).» Ib., p. 57. Kierkegaard responde: «... el cristianismo ha destronado el amor (Elskov) un sentido similar al alemán Gcwissen. Bevidsthed está más próxim o a Bewnptsein. Este
y la amistad, el amor (Kjerlighed) del instinto y de la inclinación, la predilección (Forkjer- capítulo, titulado FJ am or es un asnino de conciencia, lo leyó Kierkegaard al rey Christian
ligheden) para poner en su lugar el am or del espíritu (Aandens Kjerlighed). el amor al pró VIII de Dinamarca en su tercer encuentro con e l : según cuenta él mismo, «el rey se em ocionó
jimo. un amor (en Kjerlighed) que en serio y en verdad es una interioridad más entiañable mucho». Papirer. X-l A 42. pp. 31-32.
que el amor (Elskov)...» .S'. V.. IX. pp. 57-58. 955 S. V. IX. p. 255. «El a mor sólo está en u n hombre individual cuando lo está a través
945 Ib., p. 58. de otro hombre.» Es la interpretación que da a este texto K. Nordentoft. Kierkegaards Psv-
946 Ib., p. 66. Nótese la proxim id ad etimológica de Kjerlighed (amor) y Forkjerlighed kologi ( Kobenhavn. (I. E. C'. Ciad. 1972). p. 175.
(predilección). Kierkegaard utiliza los dos términos en sentido normal, sin aludir a su 956 5. V. IX. pp. 266-267.,
cercanía. 957 P. Müller hace notar también la fun d am e n tac ión kierkegaardiana del a m o r en
947 S. V. IX. p. 63. el amor a sí mismo. C Ir. P. Müller. Kristendom. elik og majeutik i Sctren Kierkegaards
948 Ibidem. «Kjerlighedcns Gjerninger» (K obenhavn. C. A. Reitzel. 1983), pp. 23. 27-31.
949 Ib., p. 64. 958 5. I . IX. p. 27.
950 Ibidem. 9 .'■9 IK. p. 28.1 nniediaiamente veremos lo s d iteren tes modos de va lora r el amor a sí. el
951 Ib., p. 58, amor propio \ el egoísmo.
a m o r de si m i s m o (Selvkjerlighed) e nn o b l e c i d o y a u m e n t a d o : p o r ello, La otra tara del a m o r predilectivo está en el m a n t e n i m i e n t o de la d i s
¡el a m o r (Elskov) es i n n e g a b l e m e n t e la m á s h er mos a felicidad de la vida t inción ent re tuyo y mío. El p u n t o de r efere nci a sigue s i en d o el yo. « E n el
y la ami st ad el m ay or bien temporal!» %0. Pero este a m o r de sí tiene t a m a m o r (Elskov) y la a mi s t a d el vuelco del a m o r (Kj erl ighedens O m v a d t -
ning) no es t an p r o f u n d o que llegue a los f u n d a m e n t o s ( G r u n d c n ) ; po r
bién sus límites.
El primero, su estrecha u n i ó n c on el a m o r c o m o predilección a p a si o eso p e r m a n e c e c o m o u n a p os i bi li d ad la di st inción del a m o r de sí ent re
n a d a (lidenskabelig Forkjerlighed), ya que ésta no es si no u n a for ma del tuyo y mío» %4. C u a n d o se sup er e esa frontera, se h a b r á llegado al a m o r
a m o r de sí %l. Ambos, el a m o r de sí y la predilección a p a s io na d a, no salen verdadero. «Sólo el a m o r del espíritu ( A a n d e n s Kjerlighed) t iene el
de un estrecho círculo. « D e la m i sma m an er a egoísta (selvisk) que el- coraje de no q uer er n a d a c o m o mío. el coraje de s u p r i m i r la di st in ci ón
a m o r de sí (Selvkjerlighed) se cierra en este único «sí» («Selv»), de do nd e entre tuyo y mío...» %\
vi ene el a m o r de sí (Selvkjerlighed). así de egoí st ament e (selvisk) se cie Ki er kegaard no niega la b o n d a d d e l a m o r a sí m i s m o ni la del a m o r
rra la predil ecci ón a p a s i o n a d a del a m o r (Elskovens) en este único en su re al izac ión estético-pasional. P r e g u n t á n d o s e e n el Journal p o r la
a m a d o (eneste Elskede) y la p re di le cc ió n a p a s i o n a d a de la a mi s tad en el fórmula m á s pl ena del a m o r (den m ee st fu ld en dt e F o rm el for at els-
ú n i co ami g o» %2. Este a m o r se p r o p o n e c o m o meta el obj et o a m a d o y lo k c ) %6. establece este orden: 1) a m a r a u no porque me hace feliz, es
l l a m a su otro yo. su ot ro «sí m i s m o » . Ese es su límite y e n ello revela que egoísmo; 2 ) a m a r sin más aña di du ras , q ue es s uperior al primero; 3 ) a m a r
está c e n t r a d o e n el yo, en sí m i s m o , que n o es sino a m o r de s í 96-'. F al ta un porque me ha hec ho infeliz, eso es u n plus. «el único, el a b s ol u t a me nt e
tercero, con c lu y e Ki er kegaard, un tercero que sea v e r d a d e r a m e n t e tú y íntimo y c o n m o v e d o r plus en relación al a m o r » 11'’7.
q u e p u e d a d a r origen al a m o r del prójimo. Esta alusión a la infelicidad, al sufrimiento que exige el amor, r e a p a r e
cerá con m á s frecuencia c o m o nota distintiva del a m o r cristiano.
¿Qué t ienen el a m o r r om án t i c o y el a m o r de sí. que les hace i ns at i s
960 Ib„ p. 303. factorios y l imitados? Es su relación c o n lo t empora l, con lo caduco, con
%1 Ib., p. 67.
962 S. V. IX. pp. 67-68. La distinción terminológica es delicada y hay que el instante. «El a m o r en el s ent ido del instante, de lo ins tant án eo , n o es
interpretarla en conson a ncia con la mentalidad de Kierkegaard (n o co m o han hecho ni m á s ni m e n o s que el a m o r de sí. H a b l a r así del a m o r (Kjerlighed) es
algunos traductores). egocéntrico (selvkjerligt) y egocéntrico (selvkjerligt) |es t ambi én| g a n a r
C in c o términos parecen similares en danés, sin que evidentemente lo sean: Sehsyge. ese a pl aus o» %íi.
Egoisme. Selviskhed, Egenkjerlighed y Selvkjerlighed. Los tres primeros son equivalentes.
Sehsyge (literalmente, enferm edad del y o ) es radical y aquí la utiliza Kierkegaard en dos El a m o r q u e c a n t a n los p oet as c on t an s ub li me bel leza es el a m o r de
ocasiones (S. V. IX, pp. 16 y 300). Egoism e no está nom brado ni una .sola vez en este sí. Pero ni los poetas ni ese a m o r poseen lo eterno. «El a m o r (Elskov) no
volumen. Selviskhed (que también significa egoísmo) sí está citado (Ib., pp. 116 y 408). Su es todavía lo eterno, es el h e r m o s o vért igo de la infinitud...» 'm. En el é x ta
adjetivo y adverbio (selvisk) es más frecuente, c o m o lo vem os en el texto que
sis de su ent rega los e n a m o r a d o s se j u r a n fidelidad eterna, m a s este
com entam os.
Egen kjerlighed es am or propio en el sentido castellano habitual y sólo aparece una vez a m o r i n m e d i a t o ( u m i d d e l b a r Kj er li ghe d) j a m á s a l c a n z a r á la e ter ni dad ;
en esta obra, la que citaremos de inmediato. a no ser c o m o ilusión ,>7n.
Selvkjerlighed (am or de sí) tiene norm alm ente significado general y/o positivo. Así es P ar a llegar a la e t er ni dad ha de seguirse u n a ruta m á s p r of und a. Esta
c o m o ha de entenderse casi siempre — c re em o s— en el contexto de estas páginas
es la que Ki er kegaard prop on e: « C o m p r e n d e r á s lo eterno, c u a n d o 1c
estudiadas.
En m uchos m om entos el autor coloca juntos dos de estos términos para precisar su rodees de silencio y concentres toda t u atención en la interioridad» 1,7
idea. Por ejemplo, en S. V. IX, p. 300: «... buscar lo suyo es amor de sí (Selvkjerlighed),
am or propio (Egcnkjerlighed), e g o ís m o (Selvsyge).» En cambio, en otro pasaje el
e g o ís m o es un grado inferior al am or de sí: «El hombre se equivoca c uand o llama amor 964 I b . , p. 303.
(Kjerlighed) a lo que propiamente es a m o r de sí (Selvkjerlighed), c uand o asegura bien 965 «Con lo que gana a Dios, mientras pierde su alma», termina Kierkegaard. S. V..
alto que no pu ede vivir sin el a m ad o y no quiere oír nada de que la tarea y exigencia del IX. p. 305.
am or (Kjerlighed) es negarse a sí m is m o y despojarse de este amor de sí del amor 966 Papirer. VIII-I A 680. p. 325.
(Elskovens Selvkjerlighed). El hom bre se equivoca cuando llama con el nombre de amor 967 I b ., p. 326.
(Kjerlighedens N a v n ) a lo que son débiles indulgencias, lamen taciones corruptas, acuer 968 S. V.. I X . pp. 416-417.' Ohsérvese la dificultad de traducir selvkjerligt.
dos funestos, naturaleza orgullosa. u n io n e s del egoísmo (Selvsygens Forbindelser)...» Ib., 969 I b . , p. 29.
p. 16. EnS. V. II.p. 293diferencia netam ente el cgo ísm o(E g oism c)d el amor desí(Selvkjer- 970 Ib., p. 43. El amor está en permanente dialéctica entre lo estético-pasional y la
¡ighed), que dice una referencia legítima al propio yo. Al margen de esta discutida termino interioridad. Wahl advierte que. para Kierkegaard, no hay pasión sin decisión y q u e la
logía, au nque sin menospreciarla, por supuesto, traducimos siempre Selvkjerlighed por decisión es una elección hacia dentro. J. Wahl. Eludes kierkegaardienncs. p. 264.
am or de si. 971 5. V. I X . p. 374.
963 S. V. IX, p. 68.
2. El am or como deber necesita c a m b i a r de acento. Su cóm o (hvorledes) ha de ser p r o n u n c i a d o
de u n a m a n e r a m á s i nt ens a y p e r d u r a b l e par a qu e a d q u i e r a la categoría
En la S e gu n da Part e de Enten-Eller describía Kierkegaard las ca rac de a m o r aut ént ico 982. El deber es q u i e n propi ci a y consi gue la t r an s fo r
terísticas singul ares del d e b e r en c o n f ro n t ac i ón con lo estético. m ac ió n del a m o r romántico. El a m o r poético cons erva las a pa r i e n ci a s
El d ebe r ha sido p r e s e n t a d o c o m o algo que está en r up t ur a con lo de e ter ni dad p o r la energía, el c o r aj e y la pas ión con q u e es a b r a z a d o . Es
bello, lo esp ecí fi came nt e estético, Es cierto que lo ético, la esfera del u n a i mp res i ón falaz. Sólo el d e b e r p u e d e p o n e r el sello de la e ter ni dad.
deber, está más allá de la simple, directa y exterior i mp res ión de la El poeta j a m á s lo entenderá, p u e s ni siquiera soport a la p al a b r a debes
belleza estética. Pero eso no legitima a q ui en pretende convert ir el deber (skal) 98-\
en algo antiestético o a b u r r i d o 97:. El a m o r i nm edi at o está sujeto a mutaciones, puede cambiarse (Joran-
El d e b e r indica u n a relación m ás interior (iiídvortes F o r ho l d ) 97\ Es dres) 984. Pero c u a n d o el a m o r s e v uel ve deber, acontece en él la transf igu
el distintivo de lo ético. «El individuo ético no tiene el deber fuera de sí. sino ración de la et erni dad y queda al a br igo de toda p r u e ba 98-\ La d es e sp er a
en sí».'*7'1. Lo ético surge de la profundidad 97> y con tanta fuerza que hace ción no hace mella en él m\ El a m o r - d e b e r adqui ere la eterna seguridad
al i nd i vi du o t r a n s p a r e n t e a sí m i s mo (sig selv g j en n e m s i g t i g t ) 976. que le libera de la a n g u s t i a 987.
El d e b e r ético a s u m e el propi o yo de u n a m a n e r a m ás seria que Pod rí a acontecer, y acontece, q u e el a m o r i n m e d i a t o variase t anto
nadie, pues se t o ma c o m o tarca (Opgave) a s^i m i s m o 977. «Aquí cobr a la que se convirtiera en su antítesis, el odio, «pues el o di o es un a m o r (Kjer
p e r s o n a l i d a d ( P er so n l i g h e d e n ) su m á s alto v a l o r » 9™. lighed) que se ha hec h o su con t ra r io , u n a m o r que se h a h u n d i d o (er
Ki er kegaa rd inserta el d e be r en el núcleo de su reflexión sobre el gaaet til G r und e) » 98S. En ese e s pe ji s mo qui zás al gui en p ud i er a creer que
a m o r c o m o un p as o f u n d a m e n t a l hac ia el mi smo, hac ia su m á s íntima el p r i m e r a m o r es m á s fuerte, ya q u e es c a p az de a m b a s cosas: a m a r y
esencia. «Tu debes a m a r » (du «skal» elske). es el título de su segunda odiar. Es u n a fantasía. N a d a hay m ás vigoroso q u e lo i n mu ta bl e: «el
m ed it aci ón en Kjerlighedens Gjerninger. insistiendo hasta m a t e r i a l m e n a m o r v er d a d e r o (s and e Kjerlighed), q u e ha sufrido la t r a n s f o r m a c i ó n de
t e 979 en la nueva fuerza y c on t e n i d o que adqui er e el a m o r con el la e t er ni dad h a c ié n do s e deber, no c a m b i a nun ca , es t o ta l m e n t e simple,
deber. a m a —y no odia j am ás , no odia j a m á s — al a m a d o » 989 El a m o r - d e b e r se
D e c í a m o s ant es que el a m o r poético carecía de ver dader a eternidad. a r m o n i z a p er fec ta me nt e co n la e te r n i d a d , pues tiene la r e du pl ic a ci ó n
Es u n a flor t em po ra l que. n a d a más nacer, ya está l a n g ui d ec ie n do y m a r hacia el interior y hac ia el exterior p r o p i a de ella 99°.
c hi t án d o s e 9K". El a m o r real ha de pos eer la et er ni dad dent ro de sí. ha de N a d i e ha de t e me r que el a m o r convert ido en d e b e r p i er da belleza.
ser d u e ñ o de u n a vida q u e no se aja. q ue es eterna 9X1. El a m o r r ománt ico C u a n d o se a s u m e el deber, brota u n vigor renovado, surge el coraj e nec e
sario p a r a d es c ub ri r lo eterno y lo b el l o a un t iempo, es decir, la belleza
972 .V. V. II. pp. 274-275.
973 Ib., p. 275.
que no tiene fin La et er ni dad const it uye, entonces, la v e r da de r a esta
974 Ib., p. 277. ción (Aarstid) del a m o r 992, aun sin n e ga r que el a m o r estético es el m á s
915 Ibidem. bello, a u n q u e frágil, i nvent o de la t e m p o r a l i d a d 993.
976 .S'. V. II. p. 274. Algo s i m il ar se co ns tat a si c o n f r o n t a m o s el a m o r - d e b e r c on la liber
977 Ib., p. 278.
tad. Esa necesidad esencial en q u e co n si s te el a m o r es s i m u l t á n e a m e n t e
978 Ib., p. 285. M. Alvarez ofrece unas interesantes precisiones sobre el sentido
hegeliano de la referencia a sí m ism o en su critica a la autonom ía kantiana. «La posición libertad. En el a m o r estético la r e l a ci ó n al obj et o a c ab a s iendo frecuen
de Hegel es peculiar, puesto que va a intentar reconstruir la idea de un orden racional t ement e u n a relación de d e p e n d e n c i a , pues el sujeto no p u ed e vivir sin el
objetivo y universal, pero sobre la base de la autonomía del sujeto, que es preciso
reconocer sin restricción alguna.» M. Alvarez G óm ez. «F undam entación lógica del
982 Ib., pp. 22-23.
deber ser en Hegel». p. 198: cfr. pp. 197-201. Sería necesario discutir en detalle las
983 Ib., pp. 42-43.
protestas de Kierkegaard contra Hegel por hab er desvirtuado lo ético. Cfr. S. V. VIL p.
984 5. V. IX. p. 43,
llS s.
979 El autor entrecomilla en el título el verbo skal que. además del tuturo, indica en 985 Ib., p. 44.
danés la noción de deber o de lo que ha de hacerse. Luego subrayará (en las siguientes 986 Ib., p. 53.
m editaciones) «el prójimo» y «tú», explicand o cada uno. 987 Ib., p. 45.
Este capítulo está orientado a demostrar qué sentido tiene hablar del deber en el do 988 Ib., p. 46.
minio del amor. Kierkegaard es perfectamente consciente de la facilidad con que se les 989 Ib., pp. 46-47.
ha separado en la historia de la ética y de las religiones. Cfr. R. Larrañeta, Una moraI de 990 Ib., p. 318.
felicidad (Salam anca. San Esteban. 1979). p. 273 s. 991 S. K, II, p. 297.
980 S. V. IX. p. 16. 992 5. V. IX. p. 35:
981 Ib., p. 19. 993 Ibidem.
a m a d o . Esto n o s ucede c u a n d o el d e b e r está presente. «El a m o r que ha entre a m o r y deber. «El h egeli ano que h a b í a en Ki erkegaard se las inge
sufrido el c a m b i o de e t e r n i d a d h a c i é n d o s e d e b e r — Ki er keg aa rd repite nia par a s u p e r a r l a c on t r a d i c c i ó n ent re el «tú debes» del m a n d a m i e n t o y
esa exp res ión varias veces— y q u e a m a p o r qu e debe a m a r , este a m o r es el a m o r q ue es el c o n t e n i d o de ese deber: el a m o r no pu ed e s e r o b i e t o de
i n d e p e n d i e n t e y tiene la ley de su existencia en la relación m i s m a del u n a orden. Pero j u s t a m e n t e esta i mp os ibi l id ad , y no sus cons ecuenc ia s,
a m o r a lo et erno» se le convi er ten en el núcleo de! m a n d a m i e n t o . Puesto que el a m o r no
Este a m o r p r e ñ a d o de e t e r n i d a d da libertad. «Sólo c u a n d o a m a r e s pu ed e ser debido, j u s t a me nt e p o r e s o debes a m a r : allí radica el a bs ur do,
u n deber, sólo e nt on ce s el a m o r se hac e e t er n a m e n t e libre en u n a feliz «el nauf ragi o de lo f i ni t oe n lo i nfi ni to » q u e Ki er keg aa rd t a m b i é n hipos-
independencia» Lo q ue l ibera a! a m o r es el tú debes, que lo des vi n tasia en la filosofía moral. Pero al s e r c o n d e n a d o en r azón de su i mpo si
cul a i ncl us o de su o bj et o "1"'. bilidad. el m a n d a m i e n t o del a m o r conc luye en la anu lac ión del a m o r y
El a m o r c onve rt ido en d e b e r c om p o r t a difíciles consecuencias. en la p r o m u l g a c i ó n de un d i c t a m e n ciego...» ""i:.
La m á s i m po rt an te, c u a n d o el d e b e r se ac ent úa, c u a n d o se s u b ra y a el E vi dent emen te estos juicios s o n muy serios y no p ueden ser t o m a d o s
debes del amo r. De i n m e d i a t o ap ar ec e el queha cer , la tarea m o ra l (sasde- a la ligera, a u n q u e está claro q u e no es así c o m o h em o s des cub ie rt o a
lige Opgave). aquell a q u e es «el pr inci pi o de todas las t a r e a s » 9"7. Kierkegaard en esta obra. No le falta un poco de r azón a F r i cm o n d .
C o n ella se desvela la faz m á s a r d u a del a m o r con sello de eternidad: c u a n d o seña la que A d o r n o no h a e n t e n d i d o a Ki er kegaard y ha desvir
el a m o r de la n egaci ón de si m i s m o (Selvfornegtelsens K j e r l i g h e d ) 99,i. t uado el c on t e n i d o k i e r ke g aa r di an o de las categorías de interioridad IIH'.
Esta n e g a ci ó n de sí es la fo rma esencial del a m o r crist iano w e implica M a s no sólo eso.
u n a acti tud de p r o f u n d a t r a n s m u t a c i ó n de aquel a m o r de sí (Selvkjerlig C o m e n c e m o s p o r lo que m á s le duel e a Adorno, o sea. la relación
hed) q ue f u n d a m e n t a b a todo amor. entre razón y fe. Según él. Ki er kegaa rd tenía que h a b e r s it uado t odas sus
El m e n s a j e c ris ti an o h a b l a ele esta r e nu n ci a a sí en el a m o r al pr ó categorías pr imor di al es , co mo el salto y la p ar a d o j a , en el á m b i t o de la
jimo. Ant es de ver su signi fi cado y su relación con el a m o r h u m a n o y teología y no h a b e r l a s p r e s e n t a d o c o m o d ed u c c i o n e s filosóficas, a fin de
estético, h a g a m o s un b reve parént esi s p a r a c o n tr a st ar el s ent i do del c onc lui r que son lo m á s propi o del cr is t ian is mo "°4. Si hu bi es e o b r a d o
a m o r c o m o deber. así. se c o m p r e n d e r í a muy bien q u e su tesis de la subjetividad c o m o ver
A d o r n o escribió un artículo l0"°, d o n d e criticaba con b as t an t e radica- dad «se c on s ub s t a n c i a con el p roc es o vivo de la /¿>» l0l’\
l idad esta c onc epci ón del a m o r - d e b e r e n S 0 ren Kierkegaard. N a d a de esto p u e d e negarse r o t u n d a m e n t e e n Ki erkegaard. ni t a m
P ara A d or no , K i er keg aa rd ha s it uad o el a m o r en el m i s m o nivel de poco sería b u e n o o c u l t a r las p a r a d o j a s a q u e c o n d u c e su dialéctica. Pero
r up tu ra co n lo natural q u e la fe exige a la razón. El credo quia absurdum , h e mo s de ser h on es to s con su post ura.
q u e K ie r ke ga a rd a s u m e c o m o algo posible y ac ept abl e d en tr o de su p e n Ki er kegaard no presenta la acti tud de la r a zón c o m o u n a entrega
sami ent o. deriva dent ro del c a m p o afectivo en am o quia absurdum. El fanática al a b s u r d o , al estilo de a l g u n o s creyentes de a n t a ñ o y de la
a m a n t e «d eb e m a n t e n e r c on tr a toda r a z ón —o m ás pre ci sament e contra a c tu a li da d |ll0\ Ki er kegaa rd d ej a llegar a la r a z ó n hasta s u « p un to
toda experiencia psicológica, cont ra t odo conoc imi ent o h u m a n o que en extremo». Es en este m o m e n t o c u a n d o se topa co n algo desconoci do,
c u a n t o c o n oc i mi e nt o o experi enci a m u n d a n a s están relegados— su fe en que no c o r r e s p o n d e a n i ngún c o n c e p t o objetivo. La vía objetiva q ue da
la p e r so na a m a d a , a u n q u e esa cr eencia ca rezca de todo f un d a me n t o como de te ni da y s u s p en d i d a en la i n c e r t i d u m b r e (Uvished). Viéndose
objetivo» "K". en esta sit uaci ón i na ba r ca bl e p a r a ella, la r azó n calla. En esta frontera
Este cont raste entre las d e m a n d a s de la d i n á m i c a p ro pi a del a m o r y del c o n o c i m i e n t o sólo se le pide « c o m p r e n d e r q u e no pu ed e c o m p r e n
el c u m p l i m i e n t o qu e le da Ki erkegaard, se hace más ag ud o c u a n d o se der» "m . Esto no es u na entrega al ab s ur d o, sino un gesto de pro fu n da
define el a m o r c o m o deber. A d o r n o d e n u n c i a esa falsa conciliación
1002 Ib., p. 240.
994 S. K. IX. p. 51. 1003 H. Fricmond. Existenz in Liebe nach Soren Kierkegaard. p. 135.
995 Ibidem. 1004 T. W. Adorno. La construcción d e lo estético, p. 236.
996 Ib., pp. 51-52. 1005 Ib., p. 235.
997 Ib., p. 65. 1006 Kierkegaard cita-la expresión tic Tertuliano «credo quia absurdum» diciendo
998 Ib., p. 66. que expresa el desp recio por cada m o m e n t o del c o n o c im ien to en cuanto e s puramente
999 Ib., p. 70. humano. Papirer. II A 467. p. 180. En otros lugares elogia al m ism o autor. Cfr. Papirer. X-4
1000 Cfr. T. W. Adorno. «Kierkegaards Lehre von der Liebe», publicado originalmente A 137. pp. 79-80: X-5 A 98. p. 114. Ya c o n o c e m o s el sentido (difícil) del absurdo en Kier
en Zeitschrift fiir Retigions und Geistesgeschichte. 3 (195 i ). pp. 23-38. Luego apareció com o apéndice kegaard. Salto, paradoja y absurdo no quieren indicar una ruptura simple del proceso ra
del libro Kierkegaard. La construcción d é lo estético. Nuestras citas remiten a este último. cional-objetivo. sino un ahon da m ien to e n la interioridad.
1001 T. W. Adorno. La construcción d e la estético, p. 238. 1007 S. V.. VIL p. 200.
a d mi r a c i ó n ante lo t r eme ndo, lo misterioso, lo fascinante, lo inefable
niega el amor. Pero en su s u p r e m a r eal i zac ió n el d e b e r del a m o r es algo
—categorías pertenecientes todas ellas al m u n d o de la f e nome nol ogía—
más. « D u skal» (tú debes) se dice del a m o r pl eno. Y ese «skal» (debes) es
q u e está e n t r a ñ a b l e m e n t e v i n c u l a d o a lo afectivo, tal c o m o indica el
s iempre p er sonal , exige u n sujeto qu e lo p ro n un c ie . N i n gú n h o m b r e es
m i s m o Ki er keg aa rd "lll\ .
c a p a z de ello. Sólo Dios tiene p o d e r y categoría suficientes para i n t e rp e
Es en este i ns tant e c u a n d o emer ge la fe. La fe n o está en el do mi n io
lar con ese « D u » del «skal».
de la razón, si no en el de la decisión. La decisión es q ui en realiza la
T o d o esto nos i n tr od uc e de l l e n o en la esfera religiosa. C h o c a r e m o s
a p r o p i a c i ó n a p a s i o n a d a de la i n ter io ri dad Esla decisión es un sallo.
otra vez con la dificultad de e n t e n d e r ese «s al t o» desde la filosofía. Ya lo
carece de f u n d a m e n t o ra ci on al suficiente. Claro, q u e t a m p o c o las d emás
h ab ía previsto Kierkegaard.
decisi ones cualitativas lo tienen. T o d a decisión es una ruptura con la
esfera inferior. Lo q u e distingue, sin e mb ar g o, a la fe de c ua lq u ie r otra
decisi ón es su c a rá c t e r p ar a dó ji co , la p a ra do j a absol ut a p rov oc ada en la 3. El am or separado de su objeto
ra zón, el e sc á n d a l o sus ci t ado en ella.
Estas reflexiones son fr onte ri zas entre la filosofía y la teología, la «Si am ar no fuera deber, tam poco existiría el concepto tí,' prójimo; sólo
r a z ón y la religión, per o es a hí d o n d e Ki erkegaard sitúa su pens ami ento. cuando se am a al prójimo, sólo entonces se anula lo egoísta (det Selviske) de la
F u e r a de ese d o m i n i o la d is cu s ió n será si empre compl ej a. El a m o r está predilección y se conserva la igualdad de lo eterno» 101Con esta af ir maci ón
en u n proceso a n á l o g o y en u n a sit uaci ón fronteriza similar. Lejos de pasa Kierkegaard del concepto d e d eber al de p r ój i mo en el t r a t a d o del
ella ni A d o r n o ni n ad i e p o d r á n e n t e n d e r n u n c a los e s q u e m a s kierke amor. El p r ój i mo significa la s u p er a c i ón del egoísmo y el advenimi ent o
g a a r d i a n o s y el a l c a n c e de sus propuestas. de la igualdad; estos son los p r i m e r o s rasgos de ese a m o r que ha i ns tau
P r os i ga mo s con el d i s cu rs o de Kierkegaard. rado el cristianismo.
El a m o r estético está en la p u r a i nmediatez. ¿Qué le falta a esta esté P r e gu n t an d o qui én es el p r ó j i m o u n a s p á g i n a s más atrás. Kierke
tica vital, cuyos valores son i mpr es ci n di b le s para q u e exista el am or ? Le gaard responde: «La p al abr a vi ene e v id en t eme n te de lo más cercano
falta i nterioridad. (naermeste); el p rój imo es así q u i e n está m á s cerca de ti que todos los de
El salto a la i n te ri o ri d ad se efectúa de nuevo en el vacío. Pese a los más, pero no en el s ent ido de u n a predil ecci ón; pues a m a r a q u i e n en
riesgos, hay que o l v id ar los t em or e s de Lessing """ e i n t e nt ar ese salto, este s ent ido de p r edi le cci ón está m á s cerca de ti q u e de todos los d e má s
c o n s e r v a n d o las r i q ue z as del a m o r románt ico. Esto lo logra, c o mo t a n es a m o r de sí (Selvkjerlighed) (...). El co nc e pt o de ‘prójimo' es p r o p i a
tas veces h e m o s di cho, la decisión. La decisión transfigura el a m o r t em ment e la redupli caci ón d e tu p r o p i o yo; ‘el p r ó j i m o ’ es lo que los p e n s a
p ora l e i n me d i a t o y lo hac e eterno. Este a f i a n z a m i e n t o en la eternidad dores q ue r rí an l l a m a r l o otro (det Andet), a qu e l l o en lo que el egoí smo del
a m o r de sí (det Selviske i Serlvkjerlighed) será prob ado »
no se consigue en virtud de las excelentes c u a li d ad es del objeto hallado,
El a m o r al p ró ji mo está en r el ac ió n co n el a m o r de sí, pero s u p e r a n
si no —al igual que la fe— en virtud de u na decisión que nos inserta
do las li mitaciones e i mpotenci as de este úl timo. «El ‘p rój imo’ está en la
en lo eterno.
vida tan cerca del a m o r de sí (Serlvkjerlighed) c om o es posible; si hay
La decisión a b s o l u t a q u e t r a n s f o r m a el a m o r des de la i n ter io ri dade s
dos hombres, el otro es el prójimo; si hay millones, ca da uno de éstos es
lo q ue Ki erkegaard l l ama deber. Este a m o r - d e b e r no es u n a recaída en el
el prójimo...» Iftl4. Por otro lado, el a m o r al p r ó j i m o sup on e algo f u n d a
a bs ur do, ni siquiera la nega ci ón de los valores estéticos o el olvido de «si
ment al respecto del a m o r de sí m i s m o : que c a d a u n o h aya a pr e n d i d o a
m is mo ». Lo ve r em os m ej o r al h a b l a r del a m o r al prój imo. Este deber,
a m ar s e de m o d o correcto. Esto lo l ogra c u a n d o s uper a el apego al propi o
l ej an o y o pues to al k a n t i a n o , es u n a r eafi rmaci ón del a m o r "m.
yo y se vincula al otro de m a n e r a p r o f un da . L a n o r m a sería ésta: «tú
La i m p r on t a del d e be r q ue Ki er kegaa rd i m p r i m e al a mo r, volvién
debes am ar t e a ti m i s m o tal como t ú a m a s al pr ój imo, c u a n d o le a m a s a él
d ol o infinito, no t iene s ent ido i m pe r s o n a l o abstracto. El d eb er ético no
como a ti mismo» l015. En u n solo t é rm i no están estrechamente unidos a m
bos amores, a u n q u e an tes ya los h a b í a m o s visto a b r az a do s en el «tú
1008 S. V. IV. pp. 232. 241 debes» del a m o r l0l<1. En el Journal a ú n se expresa c on más radicalidad:
1009 .S. I.’. Vil. p. 189. «Explicar Id decisivo — dice mas adelanie— es hacer de él un
término retórico, negarlo.» « C u an d o el cristianismo quiere ser para el sujeto existente la
decisión eterna y la especulación explica la decisión c o m o si fuera relativa, entonces no 1012 5. V. IX. p. 57.
explica el cristianismo, s in o que lo rectifica.» Ib., p. 207, 1013 Ib., p. 31. Alude a Hegel. Cfr. G. W. F. Hegel, Wissenschaft der L ogik. pp.
1010 Cfr. pp. 60 s. ele nuestra obra. 132-139.
1011 El amor se sitúa también en el d om in io de la paradójico, tal com o lo ha seña 1014 S. V. IX. p. 32.
lado G. Masi. «II significato cristiano dcll'amore in Kierkegaard». p. 23.1 1015 Ib., p. 33.
1016 Ib., p. 34.
«En general no existe pr ój imo, p o r qu e yo (Jeget) es a la vez u n o mismo am able (elskelig) por m ucho que éste cam bie» 1025. Esto convierte el a m o r en
(sig selv) y su prójimo...» I("7. algo i nmuta ble , p or qu e n a d a p uede m ud ar lo , y en algo ilimitado, p o r
La relación al otro no d i s m i n u y e el valor del propi o yo: al contrario, que su objeto está m ás allá de lo visible l026.
lo lleva a su plenitud. La infi ni tud i ns on dabl e que es c a d a yo se hace El a m o r logrará lo que n in g un a p r o c l a m a revolucionaria consiguió:
mayo r, «se vuelve infinita p o r s e g u nd a vez ( a n d e n G a n g uendeli g- la a bs ol ut a igualdad. El crist iani smo deja subsistir todas las diferencias
gj 0 rt)» c u a n d o ama. A m a r es d a r infinitamente y al m is mo tiempo del p ró j i m o y puede hacerlo, p r eci s am ent e p o r q u e el m a n d a m i e n t o del
co nt ra e r u n a d e u d a infinita 10w. a m o r impli ca la i gualdad l027. « A m a r al p r ój i mo es querer estar e s e n ci a l
El t ér mi no revelar ( a a b e n b a r e ) expresa la p r o f u n d i d a d de esta m u t a ment e i n c o n d i c i o n a d o en igual m e d i d a p a r a todo hombre, p e r m a n e
ción del amor. Entre el sujeto y el objeto de a m o r hay c o mo u n a mutua c ie n d o en su di fer enci a terrestre, la q u e está a s i g n a d a a cada u n o » l028.
revelación. A m a n t e y a m a d o se revelan recíprocamente. « C o m o a m a r El e sq u ema del a m o r al prój imo trastoca po r comp let o las categorías
quiere decir que el otro se revela (bliver aabenbar ), así t a m b i é n [y] n a t u corrientes del amor. En la a n t i g ü e d a d se p r o p o n í a c o m o objeto propi o
ral me nt e significa que u n o se revela a sí mi smo ( ma n selv bliver a a b e n del a m o r la belleza, lo bello. El cr is t ian is mo invirtió los t érminos y r a di
bar)» ,,)2°. calizó has ta el extremo los ideales socráticos, p r o p o n i e n d o corno ideal
Esto nos lleva al pun to central de la reflexión k ierke gaar dia na sobre a m a r lo feo. Ante un objeto poco o n a d a atractivo se desvelaría m e j o r la
el a m o r al prójimo: la relación al objeto amado. nat ura leza del a m o r E s t e es el s ent ido de su medi taci ón s obre el
N o r m a l m e n t e se define el a m o r p or las cuali dades del objeto a mado . a m o r a los muertos. Ellos no p u e d e n c o r r e sp on d er l0M. El mo vi mi en t o
Ya lo h a b í a m o s visto al h a b l a r de la renunci a al a m o r po r parte del jo de a m o r se muest ra en su total p ur e z a . «El silogismo es éste: el a m o r
ven in21. Este j uicio lo equivoca todo. El verdadero esfuerzo ha de consi s (Kjerlighed) (es decir, el verdadero a m o r (sand Kjerlighed). no el a m o r de
tir en b u s c a r a q u e l l o qu e c on vi er t e el a m o r en a m o r l022. Es el distintivo sí (Selvkjerlighed) que a m a sólo lo d is tingui do, lo excelente, ele., y que
del a m o r al prójimo. «Res pec to del a m o r al p rój imo no hay m á s que est ri ct amente es a m o r a sí mismo) se r elaci ona inversament e con la g r a n
una sola pregunta, la del a m o r (om Kjerlighed), y una sola respuesta de deza y excelencia del objeto» i0-11.
eternidad: ésta es el amor: pues este a m o r al prój imo se relaciona [con Ki erkegaard construye un nuevo b a r e m o de a m o r p a r a reflejar bien
otros amores) como una especie de a m o r a otras especies. El a m o r (Elskov) la i nvers ión provo cad a po r el cristianismo. « E n el a m o r el yo está sen-
se d e t e r m i n a p o r el obj et o ( G j e n s t a n d ) , la a m i s t a d se d e t e r m i n a p o r el s ual -a ními ca -es pi ri tual ment e d et er mi na d o; en la a mi s tad el yo está d e
objeto: sólo el a m o r al p r ój i mo (Kjerlighed til Naesten) se define p or el t e r m i n a d o aními ca- espi ri tual ment e, el ami go es u n a d e te r mi na c ió n aní-
a m o r (Kjerlighed). El p ró j i m o es, en efecto, cada h omb re, tocio h o m b r e mico-espiritual; sólo en el a m o r al p r ó j i m o el yo qu e a m a está det er mi-
i n c o n d i c i o n a l m e n t e ; t o d as las d i fer en ci as se h a n al ej ado del obj et o y
este a m o r (Kjerlighed) se c o no c e pre ci samen te en que su objeto está sin 1025 lb„ p. 183.
n i n g u na d et er mi na ci ón c e r c a n a a las diferencias, lo que quiere decir 1026 Ib., pp. 189-192.
que ese a m o r (Kjerlighed) es c on o c i d o sólo por el a m o r (Kjerlighed); ¿no 1027 Ib., p. 88.
1028 Ib., p. 100. Kierkegaard opina que esa «igualdad esencial» es compatible con
es la s u p r e m a perfección?» I0:\
las diferencias sociales. Así lia de entenderse el comentario a un texto de la Etica de F ich
El a m o r al p rój imo está en a r m o n í a con la dialéctica del a m o r como te en torno a la supresión de las clases: «La política es el egoísm o (Egoisme) p roclam ado
deseo (Attraa). c o m o pasi ón, c o m o forma de interioridad. El prój imo bajo el disfraz del amor...» La verdadera igualdad hu m ana es la que anuncia el cristia
(Nassten) es u n a pura d e t e r m i n a c i ó n del espíritu (rene Aa nd sb est em- nismo. Papirer, X-4 A 83. pp. 50-52. Kierkegaard reconoce, no obstante, que esa igualdad,
«igualdad de eternidad» (Evighedens Ligelighed) tiene difícil realización en la vida
melse) l<)24, con lo que q u e d a p ri vi l eg ia do de m a n e r a a b s o l u t a el amor.
mundana. Cfr. S. V. IX. p. 98. Kierkegaard a l u d e a Das System der Sittenlehrc nach den
«... La tarea no es encontrar el objeto am able (elskelige Gjenstand); la tarea es Prinzipien der Wissenschaftslehre (1798). El título Das System der Ethik de la obra d e Fichte
hallar am able el objeto una vez dado éste o elegido, y poder seguir hallándolo corresponde a la edición de 1850 (Leipzig), I, p. 780. Colette expresa bastante b ie n este
sentido kierkegaardiano de la igualdad cristiana: «La contem poraneidad no quiere tras
cender en Kierkegaard la historia por un recurso vertical a D ios, sino para expresar la
1017 Papirer, II A 131. p. 75. igualdad de todos ante el hecho histórico q u e sólo puede ser alcanzado por la fe.» J.
1018 S. V. IX. p. 214. Colette. Kierkegaard. La diffieulté d'étre chrétien (París. Cerf, 1964), p. 70.
1019 Ib., pp. 212-214. 1029 S. K. IX, pp. 420-421. «El prójimo e s ‘lo feo’ (den Stygge) de Sócrates.» Papirer.
1020 Papirer, IX A 438. p. 252. VIII-1 A 189, pp. 93-94. Styg en danés es algo m á s fuerte que la acepción normal de feo
1021 Cfr.. p. 182 ss. de nuestra obra. (griin). En Papirer. Xl-2 A 426. pp. 418-419. p r o p o n e «amar a Dios o amar lo feo» y explica
1022 S V. IX. p. 182. por qué la calavera, tan inestética. presidía las meditaciones de los antiguos.
1023 5. K. IX. pp. 81-82. 1030 5. V. IX. p. 393 s.
1024 Ib., p. 84. 1031 Papirer. X-4 A 254, p. 137.
n a do p ur a |y| e sp iri tu al men te c o m o espíritu, y el p rój imo es u n a pura por otro, a estar atentos a la verdad y a que ellos mi smos examinen (at pr 0 ve
d et er mi na ci ón espiritual» m1-. dem selv) si se r elaci onan con la v e r d a d l0W.
Esta for ma de ver el a m o r que prescinde del objeto de m a n e r a abs o La meta del a m o r y de la v e r d a d coincide e n su término, a u n q u e
luta par a resaltar la p ur eza de la interioridad y. con ella, la infinitud y la cierto es q u e en n i n g ú n m o m e n t o se h a b í a n r e a l me n t e a l e j a d o e n
eternidad del amor, ya no es co mp re n si bl e más que en el p l an o de la re tre sí.
ligión. Ha y un claro par al el i smo entre el c ho q ue qu e la fe suscita en la Ret o rn em os a las q uej as de A d o r n o , m u c h o m á s duras todavía al e n
razón y el que el a m o r al p ró j i m o provoca en la vivencia i nmedi at a del frentarse con la c o nc e pc ió n k i er ke g aa r di an a del objeto del amor.
a m o r l0-v\ Ha de hacerse huec o de nuevo a «algo» diferente que aparece Dice el crítico a lemá n: « Ki er kegaard se refiere al a m o r cristiano al
con este m o d el o de a m o r y que Kierkegaard llama lo tercero o el inter p rój imo en con tra pos ic ió n explícita al a m o r nat ural o ‘i n m e d i a t o ’. C o n
mediario lü'14. Antes de h a b l a r de ello, a l u d am o s brevement e a la ultima siste en que. como Kierkegaard lo expresa, todo hombre ame por quererlo
exigencia del a m o r al prójimo: la negación de sí mismo. Dios y en u n a relación con la di vi nidad. El a m o r se convierte en Kierke
El a m o r al p ró j i m o c o m p o r t a la negación de sí (Selvfornegtelsen). g aa rd en u n a cua li da d de p u ra i nterioridad. Parte, para ello, del m a n d a
Esta excluye el afecto de la predilección y la exclusividad del a man te con mi ent o cristiano de amar : Debe amar, i nt erpre tán do lo con el acento
su amad o. Lo m i s m o s ucede con las inclinaciones típicas del a m o r de sí. puesto en su gen eral i dad abstracta. E n cierto sent ido,el objeto de a m o r e s
c ua n d o se resiste a salir de sí m i s m o o c u a n d o no quiere desprenderse indiferente. Las diferencias entre l os h o m b r e s individuales y las difer en
de su afecto lw-\ cias entre los modos efectivos de co mpo rt ars e ca da uno frente a los h o m
Es inútil e n g a ñ a r s e en el a m o r l0,<\ El a m o r no es co mp at i bl e co n las bres se r e ducen a m er a s ‘d e t er mi na c io ne s diferenciales’, que en sentido
diferencias radicales entre dos personas. «Curioso, [en el amor] hay un cristiano d eb e n ser indiferentes, p u e s t o que ‘e n este h o m b r e ’ sólo intere
tú y un yo. pero no | hay| mí o ni tuyo» lon. ¿Quién logra un c a m b i o tan sa ‘lo h u m a n o ' tal c o m o aparece e n este h o m b r e específico (...). El otro
pro fu nd o? La respuesta nos es conocida. «(Que) est amos en presencia h o m b r e se convierte e n el a m o r e n aq ue ll o e n q u e se convierte la totali
del verdadero a m o r ( sa nde Kjerlighed), el que se sacrifica, el que se nie d a d del m u n d o entero p a r a la filosofía de Kierkegaard, u n mero ‘i m p u l
ga a sí m i s mo en todo (den sig selv i Alt fornegtende)» "1M. La negaci ón de so' par a la i nt eri ori dad subjetiva. E s ta n o c ono ce aut ént i ca me nt e objeto
sí conduce al a m o r auténtico, el a m o r al prójimo. alguno: la s us tanci a del a m o r carece de objeto» 104°.
Este es el c a m i n o p o r el que iba t a nt ea ndo un poco a ciegas el propio De sde esta descripción en la q u e h a y el eme nt os certeros. A d o r n o
Kierkegaard. En el p r o b l e m a de la ver dad le pas a ba ot ro tanto. U n texto hace u n análi si s b a s t a n t e m i n u c i o s o y agrio del a m o r kierkegaar diano.
i mport ant e de los úl timos a ñ o s de su vida (1851) r e úne a m b a s i nq ui et u Ki erkegaard reduce el objeto de a m o r a algo indiferente y abstracto, a u n a
des. la de la ver dad y la del a mo r. Se p reguntaba él c ó mo podrí a c o m u n i categoría de apoy o p a r a resaltar l a i n te ri o ri d ad ce r ra d a en sí mi sma .
ca r a los d e m á s su p r e o c u p a c i ó n po r la verdad («¿qué es la verdad?, ¿me C o n ella «el a m a d o no sólo es r eb a j a d o de c on d i c i ó n e n cuanto objeto,
relaciono yo con esta verdad?») y c ó m o co mp ar t ir con ellos su hallazgo. sino t am b i é n es d i s m i n u i d o en c u a n t o sujeto» l041. Por otra parte, esa vi
Después de r e c h a z a r que la solución fuera f un da r u n par ti do político, sión del a m o r olvida la real idad en l a qu e está i nmer so el prójimo, reali
concluyó: «Yo creía q u e a m o r (Kjerlighed) era a m a r a los otros c o m o a sí dad que origina u n a s diferencias s us tanci al es y no soslayables. Para
mismo, ayudarles, en la m ed i d a en que es posible a u n h o m b r e ha c er esto Ad orn o esto no es tolerable. «Una d o ct r i n a del a m o r que pretende ser rea
lista no pu ed e p re sci nd ir de u na v is ión social» l042. N a d a le salva a Kier
kegaard. Su recurso a la c o m pa s i ón y a la mi seri cor dia peca de inefi
1032 Ahora que c o n o c e m o s las terminologías originales para el amor y para lo sen caz l()43, la e n s e ñ a n z a de la i gual dad es ficticia l044, la negación d e sí es
sual, anímico y espiritual, p o d em os com probar los múltiples matices de esta frase cuya aparente, tal c o m o lo recordó S. F r e u d l04S. L o ú n i c o valioso de la obra
traducción a c a b am os de dar: «I Elskov er Jeg'et sandselig-sjelelig-aandelig bestemmet,
den Elskede en sandselig-sjelelig-aandelig Bestemmelse; i Venskab er Jeg'et sjelelig-aan-
dclig bestemmet, Venncn en sjelelig-aandelig Bestemmelse: kun i Kjerlighed til Nassten 1039 Papirer, X-4 A 637, pp. 452-453.
er det Selv. som elsker. reent aandeligt bestemmet som Aand. og Naesten er reen aandelig 1040 T. W. Adorn o. La construcción de lo estético, p. 237.
Bestemmelse.» 5. V.. IX. p. 71. 1041 Ib., p. 239.
1033 .V. K. IX. pp. 124-125. 1042 Ib., p. 245.
1034 lb„ p. 126. 1043 Ib., p. 243.
1035 Ib., pp. 60-71. 1044 Ib., pp. 245-246.
1036 Ib., pp. 14-15. 1045 Ib., p. 241. Cfr. S. Freud. Obras C om pletas (Madrid, 1967), III, p. 35. H em o s
1037 Ib., p. 302. comentado los juicios freudianos sobre el amor al prójim o en R. Larrañeta, Im
1038 Ib., p. 304. preocupación ética (Salamanca, San Esteban, 1986), pp. 94-98.
k ie rk ega ar di ana sobre el a m o r ha sido servir de test imoni o y de profecía en el amor. En el p u n t o siguiente d es cub ri rem os q ui én es ese «ter
a la ca íd a en el a n o n i m a t o p ro vo cada p or el a dve ni mi en to de los fenó cero».
m en o s de mas as 1046 Sería n or mal y sencillo i nt ro du ci r t a m b i é n e n este l ugar los c o m e n
Al gun os de los c on cep to s d e n u n c i a d o s p o r A d o r n o p u e d e n ser reco tarios sobre la energía «práctica» t a n t o de la fe en Dios c omo del a m o r
noci dos c o mo verdaderos, a u n q u e con mucho s matices. Di scr epamos cristiano ac ept ada en nuestro siglo i ncl uso p o r el ateísmo l052. N o es el
del fo nd o de su crítica y s i em pr e p o r idéntico motivo: A d o r n o olvida el moment o. Basta recordar que en la m e n t a l i d a d kierkegaardiana Dios
contexto del di scurso k ierkegaar diano. o sea. la interioridad, transida no exige un a m o r que apa rt e de los d e m á s o q u e aconseje a b a n d o n a r s e
a ho r a p o r la presenci a a b s ol u ta del otro. a la fatalidad del destino, sino más b i e n un a m o r que lleve al a m a n t e y
F i j á n d o n o s ú n i c a m e n t e en el con ten id o de la c o m p a s i ó n y miseri al a m a d o fuera de su círculo exclusivo y los sitúe en u na relación abierta
cordia citadas p o r A d o r n o , vemos la diversidad de significado entre su que Kierkegaard l lama tripartita.
filosofía y la de Kierkegaard. A d o r n o busca la eficacia, la t r a ns f o r ma
ción l i ber ad or a en la acci ón h ac ia el menesteroso. Ki erkegaard desea 4. El tercero en el am or
p o n e r de relieve la « fo r ma » que ha revestir esa acci ón p ar a que sea Es u n texto mu y t e m p r a n o del Journal y ant es de h a b e r pu bl i ca do
auténtica. N o afirma, q u i z á s p o r ser obvio o p o r qu e c o r re sp on d e a una ni ngún libro (1837), Kierkegaard i n d i c a b a q u e el a m o r en los diferentes
m en t a l i d a d m á s reciente, q u e sólo es real ment e eficaz la acci ón realiza grados descritos implica siempre la referencia a u n tercero: «Todo a m o r
da así. N o o bs t an te lo da a entender. (Kjaerlighed) v er dader o consiste en q u e uno y ot ro se a m e n en un terce
E n u n s ingul ar pasaje acerca del c ó mo (hvorledes) de la práctica del ro (Tredie), y esto desde el estadio inferior, c ua ndo , p o r ejemplo, los
a m o r (que nos recuerda el hvorledes de la a pr opi aci ón de la ver dad) pre a ma nt e s se a m a n u no a otro, hasta el cristiano, en que los h e r m a n o s d e
gunta Kierkegaard: «¿Es c o m p a s i ó n d a r cientos de miles a los pobres? ben a m a r s e uno a otro en Cristo» l05-\ ¿Quién es ese tercero que está en
No. ¿Es c o m p a s i ó n d a r u n chelín a los pobres? No. C o m p a s i ó n es cómo medio de los que se a m a n ? Kjerlighedens Gjerninger explica en varias
( hvor le des ) se d a » l"'47. ¿ Q u é di st ingue a m b a s m a n e r a s de actuación? ocasiones su significado.
Es su c ó m o K)48, de qué m a n e r a está presente el sent imient o de eternidad Corno vimos, el a m o r pasional t e n d í a a excluir el tercero l(,5',. La ra
en ellas l()49. Y a ú n resalta m e j o r el sentido h o n d o y p len o de ese acto de zón es obvia: privilegiar la exclusi vi dad y preferencia del a m o r i n m e
a m o r (Kjerlighedens Gj er ning) , c u a n d o n a d a se h a d ado, c u a n d o no diato. Este género de relación a m o r o s a es lo q ue no soporta el crist ia
pu ed e hacerse n a d a p o r el otro ll)50. C o n t i n u a r estas reflexiones con la nismo. P o r e l l o i nst aura el concept o d e « p r ój i mo » (Naesten) como m ed io
c o m p r e si ó n actual de la fuerza crítica del a m o r o de la esperanza, que de establecer una relación no-preferencial. u n a nueva igualdad: el p r ó j i
def ie nd en hoy la filosofía y la teología de la liberación, sería un paso mo es el otro tú o, más exact ament e, el tercero de la i gual dad h u m a n a
natural. Ki er kegaa rd no ciio ese paso, p or qu e su m o d o de p en s a r y su (Ligelighedens T r e d i e m a n d ) ll,5\
f o r ma ci ón cristiana no e s t a b a n pre p ar a do s para ello. A fin de dar a e nt en d er con m á s cl ar i da d la relación triádica del
Algo p a r e c i d o h e m o s de dec ir de Dios c o m o raíz del a m o r al próji amor. Kierkegaard distingue en su d i n a m i s m o tres elementos: el a m a n
mo. Di os no pr ovo ca la m i sa n t r o p í a absoluta del sujeto q u e ama, tal te. el a m a d o y lo que está entre ellos l056. Este último es el que desi gna
como asegura Adorno. Al contrario, él induce a la t rans formaci ón radical oon n o m b r e s progr esi vament e diversos, a u n q u e en el fondo todos ellos
del a m a d o , en c o n t i n u i d a d c o n esa dialéctica viva entre a m a n t e y amad o están r e l a c i o n a d o s ent re sí. pues c o n d u c e n a la vi venci a pl ena del
que les lleva a la m u t u a revelación en el amor. El result ado de la actua amor.
ción a m or os a , el fruto log rado p o r el amant e, es lo definitorio. Pues bien, A m o r es la pa la br a m á s c o m ún p a r a d e n o m i n a r la relación entre
«el m al o es u n vencido. ¿Y qué significa que es un vencido? Significa a m an t e y a mad o. El defecto es m a l e n t e n d e r el a m o r y asimilarlo a u n a
que ha sido ven cido p o r lo b u en o , lo v er dader o» 1051. Ki er kegaard añadirá idea abstracta. «La r azón terrestre n o percibe q u e el a m o r no es e n m a
en segui da q u e ^ s t o sólo es p os ibl e p o r la apari ci ón de un tercero (Tredie) nera al gun a un tercero p ar a sí m i s m o (Tredie for sig selv), sino u n a
i nt erdeterminaci ón (Mellembestemrnelsen); sin a m o r [no hay] n i n g ú n ^
1046 T. W. Adorno. Im construcción de lo estético. p. 248.
1047 £ V, IX, p. 372. 1052 F.l mism o Marcusq da fe de c ó m o Kierkegaard retorna, en definitiva, a la
1048 N o hay ninguna obra, ni una sola, ni la mejor, tic la que pod am os afirmar sin función original de la religión: la llamada al indiv iduo destituido y atormentado. Cfr. H.
reserva alguna: quien la hace demuestra incondicio nalm ente amor. Todo depende de Marcuse. Razón v revolución (Madrid, Alianza. 1972). p. 261.
cómo se haga la obra (hvorledes Gjerningen gjores). Ib., p. 22. 1053 Papirer, II A 24. p. 25.
1049 Ib., pp. 373-374. 1054 5. V. IX. p. 64.
1050 Ib., p. 374. 1055 Ib., p. 68.
1051 S. V. IX, p. 383. 1056 Ib., p. 141.
e spe r an z a par a u n o mi smo; con a m o r (hay] esperanza para todos los hold. men egentligen bliver den eneste Elskede G j e n s t a n d ) l0M. U n poco
demás; en el m i s m o g ra do que se espera p ar a sí. se espera para los otros, más a d e la n te lo especifica con o tr a c ur i o s a expresi ón: «A la relación
pues en ese m i s m o gra do se es a ma bl e (kjerlig)» "’57. de a m o r (Kjerligheds-Forhold) le c o r r e s p o n d e u n a triplicación (Tre-
El a m o r c o mo interdeterminación, c o mo c o m ú n d e nom inado r, como dobbelte): el a ma nt e , el amado, el a m o r (Kjerligheden); pero el a m o r
i nstancia m e d i a d o r a ( Me ll embe st emme ls en) l05\ es la pri mera iden (Kjerligheden) es Dios» míl\
tificación ki erke gaar dia na para el «tercero». Lo crucial es m a n t e n e r el Este enc uent ro con Dios en el q u i ci o de la relación a m o ro s a no s or
sentido, la función « i n ter de te rm ina nt e» del amor. Si no. caeremos prende. Al p r e g u n t a r po r el origen del amo r, Kierkegaard respondía que
pro nt o en un a m o r egoísta y falseado. Por eso va a pasar de inmedi at o a éste procede de un lugar secreto. El a m o r tiene u n a h on du ra i n s o n d a
la siguiente cualificación p le na del a m o r co m o tercero. Se sortearán así ble. parecida a la de esos lagos cuyo f o n d o úl timo escapa a la mirada.
los peligros que a m e n a z a n al a m o r y aparecerá con más nitidez la supe La p r o f u nd i da d del a m o r e s todavía mayor, pues su base está en el a m o r
rioridad del a m o r crist iano sobre el estético. de Dios. Si no hub ies e Dios, el a m o r carecerí a de esa d i m e n s i ó n abi s
El «pr ój i mo » es q ui en realiza la plenitud del a m o r c o mo interdeter mal y misteriosa mMl. Desde el c o m i e n z o el a m o r remite a lo interior, que
mi naci ón . El p ró j im o c o n d u c e a Dios. A m b a s categorías n a d a tienen es d o n d e se en cu en t ra Dios.
qu e ver con el a m o r de a m is t ad y de predilección. « En el a m o r (Elskov) La presencia de Dios evita tanto las exalt aci ones desor bit adas c o mo
y la ami st ad, la predilección era la i nt erdeterminaci ón (Mellembestem- la destrucción del a m o r de sí. «En el m i s m o sentido que se ha descrito el
melse); en el a m o r al p r ój i mo (Kjerlighed til Naesten) Dios es la interde a m o r de sí (Selvkjerlighed) como la di vi nizaci ón de sí mismo, así el
t er mi nac ió n ( Me ll embes temmels en); a m a a Dios por e nc ima de todo, a m o r (Elskov) y la a m i s t a d (...) son i dol at rí a, pues en última i nstancia lo
| p or qu e| ent once s ya (ogsaa) a m a s al p ró j im o y en el pr ój imo a cada decisivo es el a m o r (Kjerlighed) a D i o s de d o n d e surge el a m o r al p ró
h o m b r e» Dios c o m i en z a a o c u pa r un puest o central en el amor jimo. pero el p a g a n i s m o no lo adivinó. Se s up ri mi ó a Dios, se hizo del
h u m a n o . «... El am or (Kjerlighed) es una relación entre: homhre-Dios- amo r( El sk ov ) y la a m i st ad el a mo r ( K j e r l i g h e d ) y se aborreció (afskyede)
homhre. esto es, Dios es la interdeterminación ( Mell embestemmelsen)» ",NI. el a m o r a sí mi smo (Selvkjerlighed)» lllf’7.
Dios o el p rój i mo son la interdeterminaci ón. dirá más adelante 11161. A m a r a Dios no s u p o n e el a mo r d e sí, p o r q u e a m a r a Dios es a mar s e
A m a n d o al pró ji mo .s e a m a de verdad y Dios sigue siendo su interde a sí m i s mo l(IM, a u n q u e t am bi én es v e r d a d q ue el m a n d a m i e n t o no o r d e
t ermi nac ión na a m a r a Dios com o a uno mismo, s i no q u e sugiere que se le a m e más
Esta identificación entre el tercero y la interdeterminaci ón está que a sí mismo. Di os es el único que p u e d e ser a m a d o de este m o d o l069.
muy lejos de las c o nc lus i one s especulativas. « C u a n d o en la relación en Para conseguirlo el h o m b r e sólo tiene u n c ami no: el de la i nteriori
tre h o m b r e y h o m b r e no hay un tercero (Tredie), la relación se hace in dad. y una int eri ori dad especial: la del sacrificio líl711. Ya h a b í am o s descu-
sana. o (enten) d e m a s i a d o impet uos a o (eller) exasperada. Este tercero
1064 Ib., p. 141.
(Tredie). q u e los p e n s a do re s q ue r rí an l l am ar la idea, es lo verdadero, lo
1065 Ib,, pp. 141-142. Brechtken ha intentado identificar el «tercero» (tertium
b ue no o. m á s exa ct ament e, un a relación de Di os (Guds-Forholdet); este comparationis) con el Wertlen. que mediaría entre Wahrheit y Existen: (tal corno aparecía
tercero (Tredie) es en u n os casos lo refrescante de la relación y en otros en esta obra dentro de la primera parte) y entre Elskov y Kjerlighed. Quizás sea sugerente
casos lo dulcificante» lo que dice, pero habría que analizar en detalle si responde al pensam iento de
Kierkegaard. Cfr. J. Brechtken. Kierkegaard-Newman. p. 26 s,
La relación co n Di os es el signo en el que se reconoce si el a mo r a 1066 ,S'. L. IX. pp. 17-19.
otro es v er dader o amor. El a m o r existente entre quien a m a y el amado 1067 Ib., p. 72.
se ll ama a h or a Dios: «... en cada relación de a m o r Dios no se hace pura 1068 S. C. IX. p. 126.
mente el tercero, sino que p r o p i a m e n t e deviene el único objeto amado» 1069 Ib., p. 30.
(... G u d saaledes ikke blot bliver T r cd ie m an d i ethvert Kjerligheds For- 1070 Ib., p. 152. « í.C nal es la interioridad exigida? La concepción meramente
humana de! am or ( Kjerl¡gheil) exige tainbién interioridad. abandono, sacrificio, pero lo
determina sólo (blot) humanamente. La entrega de la interioridad consiste (er) en
1057 S I . IX. p. 295. complacer a costa de cualquier sacrificio la idea del a m a d o (del objeto) sobre qué es el
1058 Esas palabras sinón im a s para M ellem b estem m elsen reflejan la dificultad de amor (Kjerlighed) o inclu so querer arriesgarse bajo la propia responsabilidad en decidir
traducción de este término raro en danés, tal c o m o indicam os en n. 622. qué es el amor (Kjerlighed). Pero divinamente e n t e n d i d o amarse a sí mism o es amar a
1059 S. V. IX. p. 72. Dios y amar de verdad a otro hombre es servirle de ayuda para o en el amor a Dios. Esta
1060 lb„ p. 126. interioridad no está determinada só lo (blot) por la relación de amor (Kjerligheds-
1061 Ib., p. 165. Forholdet). sino por la relación de D ios (Guds-Forholdet). La interioridad exigida es la
1062 Ib., pp. 83-94. ile la negación de si (Selvlornegtelsen)... (...) Esto demuestra que esta interioridad es una
1063 S. V. IX, p. 384. pura relación de Dios, una interioridad que no tiene recompensa alguna, ni siquiera la
bierto antes que ese sacrificio es sobre todo la negación de si mi smo l(l71. lo
que c on c ue rd a con la entrega sin reservas a Dios y con la actitud ante el
pr ój i mo que predica el a m o r cristiano.
En un c o m e n t a r i o a Kjerlighedens Gjerninger, Lqgstrup denunc ia esta
con cepci ón del a m o r c o m o u n a desviación de la fe cristiana 107y una
exageración de la d i m e n s i ó n del sacrificio d en tr o del cristianismo. En
un libro p o s t e r i o r 1071 c o nf ir mó su opi ni ón, lo que suscitó muchas
contracríticas de los ki erkegaar dianos l°7'4.
No e n t r a m o s en esa pol émi ca que escapa al c a m p o estricto de la filo
sofía y de nuestra obra. Algo de cierto hay en a m b a s partes. Kierkegaard
presenta el a m o r (y la v er da d) haciendo excesivo h incapi é en la d i m e n
sión casi a u t om át i c a del sacrificio que conlleva. Eso c onge nia con sus
experiencias personales. Pero no sería justo queda rs e en esa crítica de
Kierkegaard.
R eco rd em os u n a vez más que Kierkegaard desea c o n s e r v a r e n su e n
s eñ a n z a del a m o r de Di os y del prój imo toda la h er mos ur a y singular
belleza del a m o r estético. Pese a su reiterada ofert a-anunci o del sacrifi
cio y de la n ega c ió n de sí, Kierkegaard no renunci a j a m á s a los valores
estéticos del amor.
U n a expresión escueta pu ede servir de apoyo a este juicio nuestro so
bre la visión kierkegaardiana del amo r cristiano: «El último, el más feliz, el
i nc on d i c i o n a l m e n t e conv in ce nt e signo del a m o r (Kjerlighed) es éste: el
a m o r m is mo (Kj erl igheden selv) que es co no c id o y reconocido por el
a m o r en el otro (Kj erl igheden i en An de n)» l07\ Kierkegaard impregna
de felicidad el amor, incluso el a m o r en su mani fest aci ón más pura y
plena. No cabe c o n f u n d i r el autor d an és con ios rigorismos de ciertas
sectas o con el pi et ismo vigente en su época.
El tercero en el a m o r no lleva a la ani qui l aci ón de quien a ma o es
am ad o. Es s em ej a nt e a lo q u e decíamos acerca del papel de la razón.
Está siempre en j u e go la posibilidad de acceder a la di men si ón trascen
dente. ese e l em e nt o i n e s pe r a do y absoluto de la tríada qu e configura el
amor. Rebrota la cu es ti ón crucial de la filosofía ki erkegaardiana: qué
sucede en las fronteras ú lt imas del p en s a r y del querer.
de ser amado: asi ¡la intcrioridad| pertenece totalmente a Dios, o el hombre en ella
¡pertenece] totalmente a Dios.» Ibidem.
1(171 S. I IX. pp. 66-70.
1072 K. E. Logstrup «Ause inanderse tzung mil Kierkegaards 'Leben und Walten der
Liebe ». en Siudia t/teológica, 4 ( 1953), p. 92 , Fin este m ism o artículo y desde la teología da la
razón a Adorno para quien el amor al prójimo no debería centrarse en Dios, sino en la
experiencia de la miseria hu mana. Ibidem y p. 102. A su vez Thulstrup muestra su desa
CONCLUSION
cuerdo con Logstrup. C Ir. M. 1 hulstrup. « Les CEuvres del l'amour' de Kierkegaard en
regare! du Nouveau Testament». en Orbis Litterarum. X (1955). pp. 275-276.
1073 Kl, E. Logstrup. Opgtfr m ed kierkegaard (K obenhavn. Gyldendal. 1968), pp, 40-
55.
1074 Por ejemplo. ( í Malantschuk. «Logstrups Opgor med Kierkegaard». en su
Lrihed og Eksisterts. pp . 177-195.
1075 S. V. IX. p. 26. El subrayado es nuestro.
En la investigación realizada se h a n hec h o patentes varias cuestio
nes centrales de la filosofía. Ki er k eg aa r d las a bor da de m a n e r a singu
lar. es cierto, pero sin dej ar e s c a p a r el jui ci o.de los p r o bl em a s suscita
dos.
S i m pl i f i c a nd o la compl ej a t raye ct ori a expl icada e n el texto, p o
d r ía mo s decir que Kierkegaard e s alérgico a las respuestas filosóficas
c e nt ra da s en la subjetividad del p e n s a r , pero, c ur iosa me nt e, q u i e r e lle
var a su c u m b r e más alta la sub jet i vi da d existencial. N o es desacertado,
por ello, p l a n t e a r l a pregunta por la filosofía k ierke gaar dia na en la subj e
tividad. tal c o m o han hec ho m u c h o s autores l<)76.
Esta i nt enci ón básica no significa dej ar fuera la real idad o n e g a r el
papel del conocimiento. ¿Lo logra Kierkegaard?
A h o n d a n d o en los escritos k i e r k e g aa r di a no s cont ra la objetividad
(abstracta), h e m o s c om p r o b a d o q u e el aut or dané s no repudia la objeti
vidad por el s imp le hecho de estar «ant e» el sujeto pensante. Al c o n t r a
rio. para él la única forma de a l c a n z a r el s u pr e mo estadio de la exi st en
cia es m a n t e n e r s iempre u n a tríada, cuyos dos el ementos constituyentes
son la i deal idad y la realidad referidas u n a a otra c omo su jeto y objeto.
De ellos emergerá di al écticamente la subjetividad existencial y real en
el sentido q ue a él le satisface. ¿ C u á l e s son. entonces, los motivos q u e le
inducen a r e c h az a r la p r e p o n d e r a n c i a del «objeto» y la p ri m a c í a del
p e ns a m i e n t o abstracto? U n o s textos, n o c om en t a d o s , nos lo a c l a r a n de
m o d o l úcido y bas tant e definitivo.
H a b l a n d o del a m o r q u e se r es is te a d e j a r s e e n g u l l i r p o r el o bj et o,
dice Ki er kegaa rd: « Qu é es lo que p u e d e s a c a r al a m o r ( K je rl ig he de n)
luera de su el eme nt o? Tan pronto co m o el am or (Kjerligheden) se detiene
(dveeler) en sí m ism o, está fuera de s u elemento. ¿Qué q ui er e decir d e t e
nerse en sí m i s m o ? H a ce rs e o b j e t o p a r a sí mi smo. Pero un o/q'eto
(C/<7 ístand) 10:7 es siempre u na cosa peligrosa c ua n d o un o va a moverse
hacia adelante; un objeto ((//¿«stand) es como un punto finito inmóvil, como
una Irontera y u n a p a r a d a , una-ó'osa peligrosa p ar a la i nfi ni tud J n fin ita -
en Papirer, XII, pp. 307-313, d o n d e comenta largamente Reden über die religión, an die
Gehitdeten unter ihren Verachtern, pu b licad o originalmente en 1799.
1097 Cfr,. p. 203 de nuestra obra.
1098 Ib., p. 185.
BIBLIOGRAFIA
1099 «Pero precisamente porque yo he entendido desde el principio que el
cristianismo era interioridad y q u e la interiorización del cristianismo |era| justamente mi
tarea, por eso he estado atento con la meticulosidad más escrupulosa a que no se
entrometiera ni un pasaje, ni un punto, ni una línea, ni una palabra, ni una sílaba, ni una
letra en la dirección de apoyar el cam bio [del cristianismo] en algo exterior...», dice en
una respuesta a A. G. Ru delbach en el periódico Fcedrelandet (La patria). 31 de enero de
1851, núm ero 26. Cfr. S. V. XIII, p. 474.
Para m a y o r claridad, h e m o s d istr ib u id o la bib lio grafía en los s i g u i e n i e s apar ta
dos:
1. Fuentes.
2. T raduccion es.
3. M a teria l bibliográfico.
4. E stu d io s s o b r e la v e r d a d e n S. K ierkegaard.
5. E stu d io s s o b r e e l a m o r en S. K ierkegaard.
6. O tro s e stu d io s so b r e S o r e n K ierkegaard.
7. K ierkegaard en España.
A d e m á s de o fr e c e r la r efe re n c ia de n u e s t r a in v e st ig a c ió n , in t e n t a m o s c o n esta
bibliografía dotar a los i n t e r e s a d o s de a l g u n o s e l e m e n t o s útiles para el m e jo r y m á s
c ó m o d o e s t u d io de S. Kierkegaard.
La s e l e c c i ó n rea liza d a en t o d o s los a p a r t a d o s t ie n e e s t e s e n tid o . De otra m a n e r a
bastaría c o n rem itir al p a r á g r a fo III, d o n d e p u e d e e n c o n t r a r s e t o d o lo c o n c e r n i e n
te a Kierkegaard desde sus orígenes hasta el año 1989.
I. FUENTES:
a) Obras. — De las Obras Com pletas (Sam lede Vcerker) de Kierkegaard se han hecho
tres ediciones. Dadas las diferencias entre ellas, los autores suelen referirse a cada una de
manera explícita.
1.a edición: Saren Kierkegaards sam lede Vcerker. Udg. afA . B. Drachm ann.J . L. Heiberg
og H. O. Lange (Kobenhavn.'G yldendal, 1901-1906), XIV vols.
Con tie ne notas histórico-críticas de los editores. Ha sido la que clásicamente se utili
zó c o m o punto de referencia de las traducciones.
2 ° edición: Soren Kierkegaards sam lede Vcerker. Udg. afA . B. Drach mann.J. L. Heiberg
og H. O. Lange (K obenhavn. Gyldendal. 1920-1936), XV vols.
Escrita en los caracteres góticos originales, mejorada y enriquecida con un volumen D am m er Selv! Til Selvpr0 velse Sam tiden an b efa let (I8 7 6 )2.......................... XII, 427-556.
de Indices (Vol. XV) de A. Ibsen y J. Him melstru p, esta edición está considerada hoy como (Juzgad vosotros mismos. Para la prueba d e sí recomendada a los
la mejor. El v olum en XIV contiene ad e m ás casi 2(X) páginas de paralelos con la primera contemporáneos).
edición, muy aptos para los com en tarios que remiten a ella.
C o m o ya indicam os al co m ienzo , es la que hem os em plea d o com o texto de base para En literair Anm eldelse (1846) .....................................................................................
nuestra investigación. (Una crítica literaria). ' 5-121
Enten-Eller. Et Livs-Fragment. / (1843) .................................................................. j
i." edición: Soren Kierkegaards sam lede Vtvrker. Udg. af A. B. Drachm ann, .1. L. Heiberg
og H. O Lange (K obenhavn. G yld endal. 1962-1964) XX vols. (0-0. Un fragmento de vida).
De tamaño más manejable, esta edición es un poco defectuosa. El volumen XX cor,
tiene un diccionario terminológico de J. Himmelstrup, las notas y un registro de confron Enten-Eller. Et Livs-Fragment. II ( 1 8 4 3 )................................................................. 11
tación en:re las tres ediciones a cargo de P. P. Rhode y T. Frandsen.
II C m n pu iation ál an alvsis o f K ierkegaard's sa m led e Vcerker de A. M c K i n n o n remite Forord. Morskabslcesning f o r enkelte Stamder efter Tid og Leilighed (1884) V. 5-77.
sólo a ella, aunque promete en sucesivas ediciones la referencia a las tres, c o m o hace en el
(Prólogo. Lectura am e n a para todos los e s t a m e n t o s según el tiempo
Index Verhorum. y la oportunidad).
Dada la confusión existente, especialmente en lengua castellana, sobre las obras
completas de Kierkegaard, ofrecem os a continuación un elenco alfabético de todas ellas, Frygt og Bczven (184 3).................................................................................................... III, 63-187
con in d ic ación de la lecha original y el volum en y página — si es n e c esario— de la se (Temor y temblor).
gunda edición:
Gjentagelsen (1843) ........................................................................................................ III, 189-293
A f en endnu Lerendos Papirer ( 1 8 3 8 ) ....................................................................... XIII, 45-100 (La repetición).
(D e los papeles de un todavía viviente)
(iuds Uforanderlighed. En Tale (1855) .................................................................... XIV, 287-306
(La inmutab ilidad de Dios. U n discurso).
Afsluttende uvidenskabelig Efterskrift til de philosophiske Smuler (1846) .... VIL
Hvad Christus d0 m m er om officiel Christendom (1855) ................................... XIV, 141-152
(Posdata definitiva no científica a las Migajas filosóficas).
Ind0 vel.sei Christendom (1850) ................................................................................... XII, 9-286
(Ejercitación en el cristianismo).
Begrebet Angest ( 1844)................................................................................................... IV, 303-473
(El concepto |dc| Angustia). Kjerlighedens Gjerninger (184 7)....................................................... ........................... IX.
(Las obras del amor)
Bladartikler fra Tiden j 0 r "Fonaiterskabet" (1834-1836) .................................. XIII. 7-44 Krise og en Krise i en Skuespillerindes Liv (1848)................................................... X. 363-390
(Artículos periodísticos del tiem p o anterior a la “actividad litera (Crisis y una crisis en la vida de una actriz).
ria").
Lilien peta M arken og Fuglen u n der Him lem . Tre g u delige Taler (1849) XI, 5-57
Bladartikler, der staaer i Forhold til "Foifatterskabet" ( 1842-1851) .............. ^ 429 52() (Los lirios del cam po y las aves del cielo. Tres discursos piadosos).
(Artículos periodísticos que están en relación con la “actividad
literaria”). Om Begrebet Ironi m edstadigt Hensyn til Sócrates (1844) .................................. XIII, 101-428
(Sobre el concepto de Ironía en continua rela ció n a Sócrates).
Bladartikler (1854-1855) ( I-XXI) 1 ............................................................................. XIV, 9-98
(Artículos periodísticos). Om min Forfatter-Virksomhed( 1851)....................................................................... . XIII, 521-543
(Sobre mi obra de escritor).
Christelige Taler ( 1848).................................................................................................. X. 5-362
(Discursos cristianos). Contiene cuatro partes: 1. Hedningenes Opbvggelige Taler (Discursos edificantes):
Bekymringer (Las preocupaciones del pagano). 2, Stemninger i Lidel-
sers Strid (Sentim ientos en la lucha de los sufrimientos). 3. Tanker, — Toopbyggelige Taler ( m i ) ............................................................................. III, 11 -62
som saarebagfra —tilO pbyggelse(Sentimientos que hieren detrás —para (D os discursos edificantes).
edificación). 4. Taler ved Altergangen om Fredagen (Discursos para la — Tre opbyggeüge Taler (1843)............................................................................ n i. 295-350
(Tres discursos edificantes).
c o m u n i ó n del viernes).
— Fire opbyggeüge Taler ( 1843).......................................................................... IV, 3-76
(Cuatro discursos edificantes).
1 Por su importancia y haber sido publicado aparte se destaca el artículo Dette skal siges.
sao veere det da sagt (1855) (Esto debía ser dicho, pues sea dicho) (XIV, pp. 81-85) y también el Escrito por Soren Kierkegaard en 1851-1852, fue publicado en 1876 por su hermano
artículo XXI contra Martensen (Ib. 92-98). P. C'hr. Kierkegaard.
— To opbyggeüge Taler ( 1 8 4 4 ) ............................................................................. IV. 77-129 b) Papirer.— D e los Papirer (Papeles) se h a n he c h o también tres ediciones. A fortun a
( D o s discursos cdilicantcs). damente la última recoge todos los aspectos positivos de las otras y es la que sirve de
— opbyggeüge Taler (184 4)............................................................................ IV. 131-194 fuente para los actuales investigadores.
(Tres discursos edificantes). La prim era edición lleva por título:/) /S o r e n Kierkegaars efterladte Papirer (1833-1855).
— Vire opbyggeüge Taler (1844) .. ........................................................................ V. 79-192 Med indledende N o t is e r (D e los papeles p o s tu m o s de S. Kierkegaard. Con notas prelim i
(C uatro discursos edifícales). nares) ved H. P. Barford (1833-1847) og H. G o ttsched (1848-1855). (Kobenhavn. Reitzel,
— Opbyggeüge Taler i forskjellig Aand' ( 1 8 4 7 ) ............................................. V III, 123-488 1869-1881) 8 vols.
Es una edición parcial, interesante para los historiadores.
(Discursos edificantes en diferente sentido). Contiene tres partes: 1. La segunda comprende XI volúmenes, distribuidos en 20 tomos: Soren Kierkegaards
En l.eiligheds-Tale (Un discurso de circunstancias). 2. H vad vi leere a f Papirer. Udg. af P. A. Heiberg, V. Kuhr og E. Torsting. (Kobenhavn, Gyldendal. 1909-
Líbem e pao Marken og a f Himmelens Fuglc. Tre taler (Qué aprende 1948).
mos de los lirios del cam po y de las aves del cielo. Tres discursos). 3. La tercera edición. Soren Kierkegaards Papirer. reproduce la segunda en sus primeros 20
Lidelsernes Evangelium. Christelige Taler (El evangelio de los sufri tomos (XI vols.). Los vols. XII y XIII incluyen algunos p a p e le s.n o insertos en la anterior,
mientos. Discursos cristianos). de los a ñ o s 1831-1839. Los vols. XIV-XVJ son ín d ic es muy completos de toda la obra. Ha
dirigido esta última y definitiva edición N. Thulstrup (Kobenhavn. Gyldendal. 1968-
- En opbyggelig Tale (1850) ............................................................................... X II. 287-336 1978). XVI vols. en 25 tomos.
(Un discurso edificante). T odos los v olúm enes están precedidos de u n p e q u eñ o prólogo y seguidos de notas crí
ticas. Además se inserta al c o m ie n z o una c r o n olo gía de los años a los que corresponde el
Pbilosophiske .Smuler eller en Sm ule Philosophi (1844) ...................................... IV. 195-302 Journal.
(Migajas filosóficas o un poco tic filosofía). Cada volumen tiene tres partes con la s im p le denom inación de A, B y C. Cada texto
está signado con un número arábigo.
Stadier pan Livets K’/ ( 1 8 4 5 ) ........................................................................................ VI.
(Estadios en el c am in o de la vida). A corresponde al Diario.
B incluye esbozos, proyectos de obras y algun as variantes de las mismas.
Svgdom men til Doden (1 849)....................................................................................... X I. 129-272 C contien e apuntes escolares, extractos de obras leídas por Kierkegaard y a n o t a c io
(La enfermedad mortal). nes a ellas.
C o m o se habrá observado, la manera de citar estos Papirer es indicar el volumen (con
Synspunktet fo r min Fotfatter-Virksomhed (1859) -1 ......................................... X III 545-655 el núm ero del texto, si existe), la letra del c o n te n id o , el n ú m ero del texto y, si es necesario
(Punto de vista para mi actividad de escritor). o se desea así. la página concreta.
El valor e importancia de los Papirer exige dar una breve relación de su contenido se
77/ Selvpretvel.se Sam tiden a n befa leí (1851).............................................................. II. 337-426 gún la tercera edición, co m o es obvio. En el m argen izquierdo enumeramos el tom o y en
(Para la prueba de sí m ism o recomendada a los contemporáneos). el derecho el volum en y página.
8. B. Contiene Bogen om A dler (B 235) ............. ......... V I 1-2. 5-230' 18. A. Journalen. de m a r z o a octubre 1854 ..................... XI-1. 5-446
y anotaciones a Bogen om A dler y a Skrífl-P iyiver ........ VI 1-2. 233-350
19. A. Journalen. de octubre 1854 a septiembre 1855 ........... XI-2, 3-440
9. A. Joitñtaléi 1, de enero 1847 a m a y o 1X48 .................. VIII-1. 5-326
20. B. Anotaciones a Tre ethiske-religieuse Smaa-Afhandlinger. Dtfm-
10. B, Anotaciones a Bogen om Adler, Kjerlighedens Gjerninger; m er Selv; otras anotaciones varias. D e n u e v o apuntes a
í)t n ethiske og den <§Judf it Iií >u Meiltlelehe^ Pialekiik 0ieblikstriden (La lucha del instante), artículos en Feedre-
(B 79-89). M á s añadidos a Kriscn ogen Krise i en Sknespillerindes
landet. Detle skal siges, saa veere det d a sagt. 0ieblikke.l (Nr. 1-
Lir, Chrixtelixe Taler. liar el M enneske l.av til ai lude sig 10). H vad C hristus dpm m er om o ffic ie l K rislendom y G uds
ihjels/aae fo r Sanheden. Sygdnm nicn til Dftden y otras ......
VIII-2. 5-308 U foranderlighed ......................................... XI-3, > 4 7 3
C. Notas sobre Aristóteles. A. de Sarita Clara y subrayados al
ejemplar personal del N u e v o Testamento ................. VII1-2. 311-340 21. Apuntes referentes a IC 1-106 y II C 1-25...................... XII, 3-331
11. A. Journalen, tic m a y o a noviembre 1848 .................. IX. 5-292 22. Apuntes referentes a II C 26-61.TV C 1 y VII-1 B 93-135 ........XIII, 3-357
B. Anotaciones a En C y tlu s elhisk-religieuse OpIlgUcha hidd-
23. Index A - F ................................................... .X I V
velse i Chrislendoni. S ynspunk/el for ruin F orjaner-lirk-
som hed y Tre Noler helraffende mili Eorfatter -1 irksonihed
24. Index G -Q .................................................. .X V
Hr, Phister som Caplain Scipio (B. 67-73) ................ IX. 297-407
13. A. Journalen, tic septiembre 1849 a abril 1850 .............. .X-2. 5-467
c) Cartas y actas. — D o s volúmenes m á s completan la entera producción escrita de
14. A. Journalen. de abril a noviembre 1X50 ................... .X-3. 5-506 Soren Kierkegaard:
Breve og A k tsty k k e r vedrorende S 0ren K ierkegaard (Cartas y partes de Actas referentes a
15. A. Journalen. de enero 1X51 a ¡unió 1852 .................. .X-4. 5-486 S. Kierkegaard). Udg. ved N.'rhulslrup. ( K o b e n h a v n . M u n k sgaard, 1953) 2 vols.
El primer v o l u m e n tiene u n registro de las cartas a/o de diferentes personas, partes de
16. A. Journalen. de agosto 1X52 a febrero 1853 ................ X-5. 5-197 las actas escolares, testamento, etc. (pp. 3-25) y las cartas m i s m a s (pp. 29-333). Termina
B. An otaciones a Enten-Eller. LiUen paa M arken og Fuglen con las Dedicatorias de S. Kierkegaard (pp. 335-344).
un der Himlen. Tvende ethisk-religieu.se Smaa-Afhandlinger. S ig El segundo vo l u m e n c o m p r e n d e los comentarios al anterior.
dom inen lil D0 den. Yppersteprwsten-Tolderen-Svnderinden.
II TRA DUC CIO NES S. Kierkegaard. Diaria (Brescia. M orcelliana. 1962) 2 vols. Es una buena y am plia se
lección del Journal.
Sólo citamos las que j u z ga m o s más criticas. El único problema de C. Fabro es la te n d e n c ia a catolizar un p o c o a Kierkegaard.
c o m o se aprecia en los com entarios a algun os textos. M en os aceptable es la su presión de
otros por motivos de interpretación.
Alemán:
Español:
S. Kierkegaard. Obras r papeles (Madrid. Ed. Guadarrama. 11 'vols., 1961-1975) 111. MATERIAL BIB LIO GRAFIC O
Pese a algunas deficiencias, puede servir com o primera aproximación a Kierkegaard.
H em os c om en tad o la traducción de D. Gutiérrez Rivero en el artículo «Recepción y ac Existen m uchos elencos bibliográficos parciales, en relación a las áreas geográficas,
tualidad de Kierkegaard en Esp aña», pp. 319-321. acerca de los estudios e investigaciones en torno a S. Kierkegaard. Tienen valor según el
país.
Son imprescindibles los siguientes de carácter general:
Francés: .í. Himmelstrup, Soren Kierkegaard. International Bibliografi (Kobenhavn. A. Bu.sck.
1962). Llega hasta 1955. Han hecho una corta actualización (1956-1960) E. H olm . M.
S, Kierkegaard. (h'uvres com pletes ( París. Ed. de l'Orante. 1966-1986) 20 vols. con la re Müller y M. Oldenburg en la revista Kierkegaardiana. VII (1968) pp. 247-267.
ferencia a la 2." edició n en danés. A. Jorgensen. Soren Kierkegaard-Htteratur 1961-1970 (Aarhus. Akademisk Boghandel.
P-H. Tisscau tradujo la mayoría de las obras. Un tanto libre en algunos momentos, 1971). El m ism o ha publicado una importante ampliación (1971-1980) en la revista Kier
ayuda baslanle ¡il c on oc im ien to serio de Kierkegaard. kegaardiana. XII (1982). pp. 129-325.
F. H. Lapointe. Stíren Kierkegaard and bis crities. An internationa! bibliogruphy o/'criti-
cism (Wesport. C onnecticut-London. G r e e n w o o d Press 1980).
Inglés: Los tres son muy útiles y serios. El primero, porque estudia m inuciosam ente las pu
blicaciones iniciales de Kierkegaard. El se gun do, por su precisión. El tercero, y pese a sus
S. Kierkegaard’s Wrtnngs (Princeton Univ. Press. 1978-1988) 26 vols. m uchas erratas tipográficas, por su distribución de materias.
El traductor. H.V. Hong. c o n o c e bien a Kierkegaard. Aún inacabada, será muy útil. Desd e 1980 hasta 1989. J. Watkin.en su International Kierkegaard Newsletter (C o p en h a
C ontiene un buen aparato critico. gue) ofrece novedades bibliográficas.
S. Kierkegaard's Journals a n d Papers (London and Bloomington (Indiana). Indiana Insustituibles también para el total c o n o c im ie n to de Kierkegaard. los cuatro grandes
Univ. Press. (1967-1978) 7 vols. y I de índices. (el primero es m e n o r )y computerizados v o lú m e n e s de A. M cK in n o n , Tlie Kierkegaard In
La traducción es del m atrim onio Hong y contiene partes del Journal y otros papeles dices to Kierkegaard's Sam lede Vevrki-r (Lc\e\cn. E..I. Brill, 1970-1975).
aulobiográ líeos.
Italiana:
IV. E ST U D IO S SO BRE LA V E R D A D E N SO R E N K IE R K E G A A R D
Quien mejor ha vertido Kierkegaard ai italiano es C Fabro. El problema es la disper
sión editorial de las obras y el Diario. Baerthold. A.: Lessing und die ohjektive Wahrheit. aus Soren Kierkegaards Schriften
S. Kierkegaard. Opere (Fircnz.e. Sansoni. 1972) 1026 pp. Contiene gran parte de las zusammengestellt (Hale 1877). 99 pp.
obras importantes del autor danés. Bousquet. F.: «La vérité est de devenir sujet. La verité c o m m e question cthique chez
S. Kierkegaard. B ridóle di Filosofía e Postilla non Scienlifica (Bologna. Zanichelli) Kierkegaard». en Varios, La verité (París. I. C. P., 1983), pp. 157-178.
2 vols. Brechtken. .1.: «Wahrheit in Praxis», en Tijdschrift voor Filosofe. 37 (1975). pp. 391-419.
S. Kierkegaard. II Coneelto dellAngosciu. La M alaitia moríale. Esereizia del Cristianesimo — : Kierkegaard-Newman. Wahrheit und Existenzm itteilung (M eisenh eim am Glan, Verlag
(Roma. Studium. 1971). Antón Hain. 1970). 234 pp.
S. Kierkegaard. Dcll'Autoritá e della Rivelazione (Libro su Adler) (Padova. Gregoriana. Carignan. }.: «La e o m m u nication de la verité selon Kierkegaard», en Revue i/c l'Université
1976). d'Ottawa. 51 (1981-82). pp. 271-280.
— : «Les incoherénees ilti p.islcur Aillcr«. cu St-ienees Minórales. 4 ( 1985). pp. 109-133. P o de, R. C : «A propos de 'Kierkegaard vivant'». en La Tahle ronde (1967). p p .139-144.
Costa (la Pinto. J.: «A vorihulc cm Kierkegaard». en Revista Portuguesa de Filosofía. 33 Roherts. J. D.: «Kierkegaard on truth and subjectivity», en Journal of Religious Thought. 18
(1977). pp. 84-88. (1961). pp. 41-56.
IX' Pasqualc. .1 i Kierkegaard's noiion ihai •• Imrh i.\ Subjeelivity» (IX'p. ol Philosophy- Schacht. R.: «Kierkegaard >n 'truth is subjectivity' and 'the Icap o í f a í t h '». en Canadian
Disscrliilion). (Kcnyon Collego. Gambier. Oluo. IL)8.s ) Journal o f Philosophy. 2 (1973). pp. 297-313.
Ldwards. P .«Kierkegaard and the 'truth ol t hristinnii>'». en Philosophy. 46 (1971). pp. Schultzky. G.: Die W ahm ehm ung des Menschen hei Soren Kierkegaard. Zur Wahrhcits pro-
89-108. blem atik der rheologischen Anlhropologie (Góttingen. Vandenhoeck und Ruprecht
Evans. C. F... «Kierkegaard on suhjectivc truih. Is G o d an ethical fiction?». en Internado- 1977). 244 pp.
nal Jm tnnil fo r the Philosophy o f Religión. ~ (14761. pp. 288-299, Sefler. G. 1-.: «Kierkegaard's Religious Truth: The Three DimensionS of Subjectivity». en
Fabro, ( .: « I a eo'iíiunicazione della veritá nel pensicro di Kierkegaard». en Varios. Studi International Journal fo r Philosophy o f Religión. 2 (1971), pp, 43-52.
Kie'rkegaiirdiani (Brescia, Morcelliana. 1957). pp. 125-163. Solomon, R. C.: «Kierkegaard and 'subjective truth'. en Philosophy Today 21 (1977) pp
— : « T h e 'Subjectivity of Truth- and the interpretation oí Kierkegaard». en Kierkegaard- 202-215.
Srudiet. I (1964). pp. 25-43. Stack, G. J. «La verdad c o m o subjetividad. Interpretación», en Folia H um anística. 15
Fay. T.: «C om m u nication oíTru th and the Fxistential Dialectie in the thought o f Kierke (1977). pp. 607-618.
gaard». en The Personali.sl. 53 (1972). pp. 161-169. Stcin. W. J.. «Truth as subjetivity. T h e thought o f Soren Kierkegaard». en Religious
Frutos. I'.: «La e nse ña n za de la verdad en Kierkegaard». en Revista de Filosofía. 9 (1950). Humanisn: 4(197')), pp. 78-82.
pp. 91-98. Soe. N. H.: Subjeklivih en er Sanheden (K ob e n h av n . Munksgaard. 1949). 53 pp.
1laeeker. T: «D er BegritT der Warheit bei Soren Kierkegaard. Fin Vortrag». en Hochhmd. Taylor. M. (_.: «Language. Truth and indirecto C om m unication», en Tjdschrift voor
26 (1929). pp. 476-493. Filosofie, 37 (1975). pp. 74-88.
— : Der fíegrif'f der W ahrheit hei Soren Kierkegaard (Innsbruck. Brenner Verlag. 1932), Thiselton, A. C’.: «Kierkegaard and the nature o f truth», en The Churchman (L ondon). 89
76 pp. (1975), pp. 85-107.
Haré. P. H.: «Is th'ere an ex istent i;iI theory of truth?». en Journal o f Existemialisme. 7 Van den N ieuwcnhuizcn. M.: Dialiktiek van de vrijheid Zonde en zondevergeving bij Soren
(1967). pp. 417-424. Kierkegaard (Assen, Van Gorcum, 1968), XIV-146 pp.
1lesehel, A. J.: A passion for Truth (L ondon. Secker & Warhurg. 1973), 336 pp. Vela, R.: «Kierkegaard e la veritá esistenziale», en Vita sociale. 23 (1966). pp. 209-239.
Holmer. P. L.: «Kierkegaard and the Truth: An Analysis o f the Presuppositions Integral W a l k e r . « K i e r k e g a a r d ' s concept of Truthfulness». en Inquírv. 12 (1969). pp. 209-224.
to Mis D cíin ition of the Truth» (Ph. D. Vale Univ. 1946). 312 pp.. en Dissertation — : «Ethical belicís: a theory o f truth w ith out truth-values», en Thought. 55 (1980), pp. 295-
Abstraéis. 26 (1966). p. 4002. 305.
Hudeeki. D .T h e eoncepl o f truth in the Philosopy o f Kierkegaard's Pseudonym Johannes Cli- Weisshaupt, K.: Die Zeitlichkeit der Wahrheit. Eine Untersuchung :mn Wahrheitsbegriff
maeus (York University. Toronto. Dissertation. 1979). (Freiburg-Miinchen. K. Alber, 1973). 160 pp.
Horho. .1. W.. «Religiositeten er usandheden». en Tidehverv. 49 (1975), pp. 58-67. Wüsten, E.: D ie Bedeutung der Subjektivitat fü r die christliche Wahrheitsfrage. Fine Studie
Jones. Ch. K.: «The Theory o f Truth as Subjectivity in Kierkegaard, compared with über S0ren Kierkegaard. (Theol. Dissert.) (Heidelberg, 1924). 177 pp.
Tcories o f Truth in Blanshard and Ayer» (Ph. D . Univ. of Arkansas. 1973, 190 pp.), en Zanovello. N.: «La soggettivitá della veritá in Kierkegaard». en Rivisia R osniiniiuta della
Dissertation Abstraéis. 34 (1973) p. 2699 A. /¡/asofia e della cultura. 73 (1979), pp. 47-56,
Keanc. E. M.: «The Equation o f Subjectivity and Truth in Kierkegaard's PostScript» (Ph.
Diss.. Univ. of Notrc D am e. 1965). en Dissertation Abstraéis. 26 (1965). p. 5485.
Klenke. 1:1.: Denken und Glauhe heim ¡ungen Kierkegaard. Kritisehc Strukturanalyse seiner
Grundlegung der dialeklisehen Wahrheitsbestimimtngen hum aner und ehristlicher Existeni.
V. ES 1 U D IO S SO B R E EL A M O R E N S O R E N K IE R K E G A A R D
(Inaugural Diss. Münstcr. 1969). 242 pp.
Kraege. J. D.: «La dialectique kierkegaardicnne», en Revue de théologie el de philosophie.
Adorno. T. W.: «Kierkegaards Lehre von der Liebe», en Zeitschrift füt Religious und Gris-
118 (1986). pp. 47-66. tesgesehichte. 3 (1951). pp. 23-38.
Landm ann. M.: «Kierkegaard -der Denkcr der innerlichcn Wahrheit», en Universiias. 20
Am orós. C.: Soren Kierkegaard o la su bjetividad del caballero (Madrid. Anth ropos, 1987).
(1965). pp. 1171-79. 266 pp.
Lindhardt. P. G.: «Subjektivitetcn er sandheden - en kierkegaard.sk máxime i dansk teo-
Bonifaci. C. F: Kierkegaard y el am or (Barcelona. Herder, 1963). 293 pp.
logi». en Kierkegaardiana. 5 (1964). pp. 33-51.
Bourgeois. P: «Kierkegaard. Ethical marriage or aesthetic pleasure», en The Personalisl
M ala n tsc h u k . G.: « D as Verhaltnis / w i s c h c n W ahrheit und Wirklichkeit in Soren
57 (1976). pp. 370-375.
Kierkegaards existenticllem D enk en ». en Orbis litterarum. 10 (1955), pp. 166-177.
Bowen. G. S.: «Kierkegaard on the theological Ethics o f Love». en The Duke Divinitv
Male vez, L.: «Subjectivité et vérité chez Kierkegaard et dans la théologie chrétienne», en
Se/too! Revtew, 45 (1980), pp. 23-32.
Métanges Joseph M areehal II (Bruxellcs. Ed. Universelle. 1950, París. DDB., 1950), pp.
Brondum. L.: «S. Kierkegaard om 'Kjerlighedens Gjerninger'». en Dansk iheologisk
408-423. Tidsskrift. 20 (1957), pp. 242-251.
Murphy. A. E.: «O n Kierkegaard's claim thet 'truth is subjectivity'», en Reason and the
Crumbinc. N. J.: «The S a m e Rivcr Twice: A Critique o f the Place o f Eros in die Philo-
Com m on Good. Seleete Essays of A. M urphy (N e w Jersey. Prentice Hall, 1963), pp. 173-
sop hy ol Kierkegaard.» Ph. D. (The P en sylva nia State Univ.. 1972). 191 pp.. en Disser
179. tation Abstracts. 33 (1974), pp. 6962 A.
Otani. M.: (En japonés) Los conceptos de verdad (Sanhedens) y de realidad (Virkelighedens)
Dahlerap. E.: «Kjerlighedens Gjerninger». en Tastrup Haiskole (1972), pp. 18-22.
en Kierkegaard. (Tokyo, Sobunsha, 1963). 403 pp.
De Rosa, P: « S om e reflexions on Kierkegaard and christian love», en Clerg]- Review 44
Pojman. L. P : The logie o f subjeelivity (A \u bam ¡\.T h c Univ. o f Alabama Press. 1984), 174 pp. (1959), pp. 616-622.
Elsen. C : «Le mytlic du scductcur». en La Tuble Ronde (1955). pp. 79-81.
Fabro. C : «1 earatteri dcll'amore cristiano secondo Kierkegaard». en Ecclesia Mater, 8 Sobosan. J. G.: «Reflections on Kierkegaard and the dinamics o f love», en The American
(1970). pp. 50-55. Ecclesiastical Review. 167 (1973), pp. 226-235.
Fenger. H «Prisc de conscien ce esthétique de Kierkegaard: Dan Juan'», en Orbis Littera Svedensen, H. J.: «D asmon og menneske: D o n Juan og /Estetiker A i Soren Kierkegaards
Enten-Eller». en su Indfaldsvinkler (K obenhavn, Gyldendal, 1964), pp. 40-57.
rum. 27 (1972). pp. 224-228.
Taylor, M. C.: «Love and Forms o f Spirit: Kierkegaard versus Flegel». en Kierkegaardia-
Fricmond, H.: Existen: in I.icbc nach Soren Kierkegaard (Salzburg-M iinchen. Antón Pas
na. 10 (1977). pp. 95-116.
tel. 1965). 152 pp.
Thielst. P.: Soren og Regine. Kierkegaard, kíerlighed og konspolitik (Kobenhavn.
(iiess. L.: Liebe ais Ereiheit. Eme Kicrkcgaard-Aneinung (Phil. Diss.) (Temeschburg.
Gyldendal, 1980), 138 pp.
Anwcnden & Solin. 1939). 54 pp.
Thulstrup. M.: «Les 'CEuvres de l'amour' de Kierkegaard en regard du Nou veau Testa-
( irimsley. R.: « The Don Juan théme in Moliere and Kierkegaard», en Com parative Litera-
ment». en Orbis Litterarum. 10 (1955), pp. 268-279.
ture. 6 (1954). pp. 316-332,
I ielsch. I « K i e r k e g a a r d und die Pha no m enolog ie der Ehe». en Zeitsclirift f ü r Phitoso-
I lashim oto. .1.: Kierukegoru- yushu to Ai (Soren Kierkegaard: La melancolía (Tungsinden). El phische Eorschung. II (1957). pp. 161-187.
amor infeliz (Den ulykkelige Kjerlighed) (Kyoto. Jinbun-Shoin, 1985), 250 pp. Tisseau. P.: «Kierkegaard et l'amour», en Fot el Vie. 35 (1934), pp. 661-677.
Heycrdahl. (i. B.: «Filosofi og Kjsérliget. 2: Kierkegaard. Adorno og 'Kjerlighedens Gjer Zenker, E. V.: «Soren Kierkegaard-Philosophie und Liebe», en Ereie Welt, 4 (1925). pp. 15-
ninger'». en su libro Idéhistoriske smuler. Essays om Utteratur og filosofi. kjcerliget og 23.
nndertrvkkehe-oni Hegel. / / Hesse. A llom o (Oslo. Gyldendal. 1979). pp. 70-94, 116-133.
1lohbein. L. 1..: «Kierkegaard's Understandning o f Love. particulary as presented in the
Works ofL ove». Ph. D. ( D e Paul Univ.. 1979.)
Klossowski. P: « D o n Juan selon Kierkegaard». en Acephale, I (1937). pp. 27-32.
Larsen. T. M.: «Forholdet mcllcm mestckíerlighedshudct og naeslen i Kierkegaards 'Kjcr-
lighcdens Gjerninger'» (Ph. Diss.. Kobenhavn Univ.. 1984). VI OTROS E ST U D IO S SO BRE SO R E N K IE R K E G A A R D
Lindslroiii. V.: «A contribution to the interpretalion o f Kierkegaard s book: The works o f
love». en Studia theologíca. 6 (1952-1953). pp. 1-29.
Logstrup. K. F. «Ausein andcrsetzung mit Kierkegaards ’Leben und Walten der Liebe'».
en Studia thcotogica. 7 (1953-1954), pp. 86-103. El criterio de selección de esta parte está hecho conforme a la importancia e interés
— : Opgtfr m ed Kierkegaard (K obenhavn. Gyldendal. 1968), 174 pp. para nuestro tema.
Malantschuk. G.: Era Individ til den Enkelte. Pmblemer om kring Eriheden og det etíske líos H em os excluido, au nque no todos, los trabajos comparativos co n otros autores, a los
Soren Kierkegaard (K obenhavn. C. A. Reitzels li . 1978). 278 pp. que aludimos con algún detalle en la Introducción. También he m o s dejado aparte las
— : «Logslrups Opgor med Kierkegaard». en Kierkegaardiana. 8 (1971). pp. 163-181. disertaciones doctorales no publicadas, io s artículos de Diccionarios o de Enciclopedias
Masi. B.: «II signifícalo cristiano dcll'amore in Kierkegaard». en Studi Kierkegaardiani y las traducciones (cuando he m os citado ya la obra).
(Brescia. Morcelliana. 1957). pp. 203-242. Obviamente n o insertamos aquí la gran mayoría de los estudios citados en otro punto
Müller. B.: Objcktlose Ndchtensliebe. Kierkegaards Verstiindnis der Ncichslenliebe in Der Liebe de esta Bibliografía, ni tam poco (aunque hay am os hablado de ellos en nuestras Notas) los
«/«'(T h eol. Diss.) (Marburg. Lahn Philipps Univ. Oldenburg. 1985). 285 pp. no referidos expresamente a Kierkegaard.
Müller. « D ie christliche Liebe nach Soren Kierkegaard». en Zeilsclirift fü r Théologie
und Kirche. 18 (1908). pp. 47-59. Abbagnano. N.: «Kierkegaard c il sendero della possibilitá». en Studi Kierkegaardiani
(Brescia. Morcelliana. 1957), pp. 9-28.
Müller. P.: Krislendom. elik og majeutik i Soren Kierkegaards « Kjerlighedens Gjerninger» (C .
Adams. R. M.: «Kierkegaard's Argumcnts Against Objetive Reasoning in Religión», en
A. Reitzels Forlag. Kobenhanv, 1983). 87 pp.
The Monist. 60 (1977). pp. 228-243.
M ollehave. .!.: «klentitct og Kíerlighed. En Kierkegaard-hesning». en su libro Lcesehest
Adorno. T. W.: «Kierkegaard noch Einmal: zum hundertfünzigsten Geburstag», en Nene
m ed aselorer. Oplevelser m ed danske bogerfra II C. Andersen og Blicher til Benny Andersen
deutsche Hefte. 95 (1963), pp. 5-25.
og Lola Btiidel (K obenhavn. IJndhan.it & Ringhof. 1979), pp. 70-94.
Agacinski. S.: Aparté. Conceptions et m orís de Soren Kierkegaard (Aubier-Flammarión,
Niebuhr, R.: «Kierkegaard and love». en New York Times Book Review. 51 (1946). p. 8.
París. 1977). 255 pp.
Nordentoft. K.: «N ogel om Kierkegaard, Freud og Marx», en Kredsen. 41 (1973). pp. 1-18.
Allison, H. F„: «Christianity and N on sense», en The Review o f M etaphysics. 20 (1966-1967).
— : «Kíerlighed til hvem?». en su libro O m kringfascism en (K obenhavn. Vindrose. 1981).
pp. 432-460.
pp. 103-117.
Amoroso. L.: «L'esistenza sorniona e il s u o discorso. L'arte della c om u n ic a zion e c Soren
Nostiz. O. von: «Kierkegaard und der .Verführer», en Begegnung. 5 (1950), pp. 132-134.
Kierkegaard». en Studi filo so fía e pedagogici, (1977), pp. 101-136.
Outka. Cj. H.: Agape: An Ethical Analysis (New Haven. Yale Univ. Press. 1972). 321 p.
Anderson. R. E.: «Kierkegaard's Theory o f C om m u nication», en Speech Monographs, 30
Prather. K.: «Kierkegaard's sym bolic use of Don G io vanni», en Journal o f Aesthetic Edu-
(1963). pp. 1-14.
' catión. 12 (1978) pp. 51-63.
Anz, W.: «Philosophie und G la u b e bei Soren Kierkegaard. Über die Bedeutung der Exis-
Sauvage. M.: «L'ombre il'tin séducterur: Kierkegaard el D on Juan», en La Tablc Ronde.
tenzdialektik für die Theologie», en Zeitschrift für Theologie und Kirche. 51 (1954), pp.
Nov. (1957). pp. 108-113.
50-105.
Schmidt. K.: «Kíerlighed og Tilvierclsestolkning. Selvoptagethed og nionism e eller
— : « D ie religióse Un terscheidung. Über das Verhaltnis von Dichtung und Existenzdia-
k;erlighed og dualism e som grundlag for tilvicrelsestolkning med eksempel i Soren
lektik bei Soren Kierkegaard», en Orbis Litterarum, 10 (1955), pp. 5-17.
Kierkegaards Kjerlighedens Gjerninger» Ph. Diss. (Odense Univ.. 1983). 107 pp.
Arendt. M.: «D ie gelebte Angst des 'Angst-Philosophen' Kierkegaard. E in existenz-
Schrempf. t il.: «D ie christliche Liebe nach Soren Kierkegaard». en Die christliche Web. 5
analytischer Aufriss». en Salzburger Jahrbuch für Philosophie, 17-18 (1973-74). pp. 231-
(1891). pp. 611-615. 635-637. 663-665. 684-687.
263.
Armetta, F: Sturia e identilá in Kierkegaard (Palcrmo, Fd. Dialogo, 1972). 180 pp. — : «Mediation el repetition. Le lien de la dialectiquc kicrkegaardicnne». en Revue des
Bahr. H. E.: «D e r Widerspruch zwischcn Christlichem un d Aesthestischem ais Kons- Sciences philosophiques el théologiques. 59 (1975). pp. 38-78.
truktion Kierkegaards», en Kerigma und Dogma. 6 (1960), pp. 86-103. —: Pseitdonvmie et parado.xc. La pensée dialectiquc de Kierkegaard (París. Vrin. 1976). 374
Barth, K.: «M ein Verhaltnis zu Soren Kierkegaard», en Orbis Litterarum, 18 (1963), pp. 97- PP
100. Colé. J. P: «The Funetion o f Choiee in H u m a n Existence». en The Journal o f Religión. 45
Battaglia, F. «Etica e religione nel 'Diario'di Kierkegaard». en Studi Kierkegaardiani, pp. (1965). pp. 196-210.
29-65. Colette. J.: «La dialr"tique kicrkegaardicnne de l'éxistence el la sphere iithico-religieu.se».
Bejerholm, L.: «M eddehlsens Dialektik.» Stadier i Surca Kierkegaards teorierom sprák. kom- en Revue de théologie et de philosophie. 13 (1963). pp. 317-333.
m unikation och pseudonim itet (K obenhavn, Munksgaard, 1962). 329 pp. — : «Kierkegaard et la categorie d'histoire», en Kierkegaardiana. 5 (1964), pp. 85-93.
Bertelsen, J.: Kategorie og afgorelse. Strukturer i Kierkegaards tcenkning (Viborg, Norhaven — : Kierkegaard. Chrélien ¡ncognito. La neutralité arm ee (París, Ed. Cerf. 1968), 73 pp.
Bogh.. 1972), 95 pp. — : Histoire et absotu. Essai su r Kierkegaard (París, Desclée. 1972). 281 pp.
Billeskov. F. J.: Studier i Soren Kierkegaards Httercere Kunst (Kobenhavn, Rosenkilde & — : «M usique et sensualité. Kierkegaard et le D on Juan de Mozart», en La Vir Spiriluelle.
Gagger. 1951), 83 pp. 126(1972). pp, 33-45.
Blanchet, Ch.: «Kierkegaard ou la Coi sauvage», en Esprit. nr. 409 (1971), pp. 916-928. Condette. J. P: Soren Kierkegaard. penseur d e Texisience (Bordeaux. Kronos. 1977). 166 pp.
Blanshard, B.: «Kierkegaard on Faith», en The Personalist. 49 (1968), pp. 5-23. Cornil. M.: Kierkegaard el la com m unication de ¡existence (Lausannc. Fd. l’Age
Blass, .1. L.: Die Krise der Freiheit im Denken Soren Kierkegaards. Untersuchungen zur Kon.sti- del'H omm e, 1972), 306 pp.
tution der Subjektivitat (Ratingen bei Dusseldorf, A. Henn, 1968). 246 pp. — : «Existence et séparation». en Revue de Théologie et de Philosophie. 24 (1974), pp. 241-
Bohiin, T.: Soren Kierkegaards etiska áskádning m ed sarskitd hansvn lili begreppte Den 267.
enskilde' (Stockholm , Diakonistyr., 1918), 314 pp. Córtese. A.: ^¡n margine all'estetica di Kierkegaard», en Nuova Presenza. 17 (1965). pp. 10-
— : Soren Kierkegaard. Marinen och verket. (Stockholm, Diakonistyr., 1939), 322 pp. ~>2
Bortolasi, G.: «Storia e cristianesimo. Le 'Briciole di filosofía’ di Soren Kierkegaard», en — : «Antropom orlism e», en K ierkegaardiana. 9 (1974). pp, 271-318.
C iviltácattolica, 144 (1963), pp. 455-463. Crista 1di. H.: Problemi di storiografia kierkegaardiana (Catania. N. Giannotta Ed.. 1973),
— : «Interioritá ed esistenza. La ‘postilla non scientifica' di Soren Kierkegaard», en Civiltá 197 pp.
cattolica, 114 (1963), pp. 132-140. Crocker. S. F.: «Saerificc in Kierkegaard's 'Fear and Trembling », en The Harvard Tlieolo-
Brandes. G.: Stfren K ierkegaard. En krilisk Frem stilling i G rundrids ( Kobenhavn. G y ld en gieal Review. 68 (1975), pp. 125-139.
dal. 1877), 272 pp. De Feo. N. M.: Kierkegaard. Nietzsche. Heidegger. L'ontologia fundaméntale (M ilano. Silva.
Brandt, F.: «Soren Kierkegaard og Mozarts D on Juan», en Theoria, I (1935), pp. 83-120. 1964), 280 pp.
Brechtken, J.: «Gotteserfahrung nach Soren Kierkegaard», en Theologie und Glaube, 61
— : «L u o m o - D io nel christianesimo di Kierkegaard». en d ó m a le critico della Filosofía ita
(1971), pp. 286-297. liana. 44 (1965), pp, 36,5-385.
Brinkschmidt, E.: Soren Kierkegaard und Karl Barth (Neukirchen-Vluyn, Neukirchener
Deuser. H.: «Versuch einer 'politischen Hermeneutik' der Theologie Soren Kierke
Verlag, 1971), 171 pp. gaards», en Evangelische Theologie, 30 (1970), pp. 557-567.
Brunner, E.: « D a s Grundproblcm der P hiloso ph ie bei Kant und Kierkegaard», en Zwis- — : Soren Kierkegaard. Die paradoxe D ialektik des politischen Christen. Voraussetzungen bei
chen den Z eiten, 2 (1924), pp. 31-46, Hegel. Die Reden von 1847-48 im Verhaltíiis von Politik undÁsrherik (Manchen. Chr. Kai
Cantoni, R.: La coscienza inquieta. Stfren Kierkegaard (Milano, II Saggiatore, 1976). 403 pp. ser. 1974). 255 pp.
Carignan, M.: fndividu el societé chez Kierkegaard (Halifax, Canadian Assoc, for Pub., in
P hilosophy, 1977), 62 pp. — : Dialektische Theologie. Studien zu A dornos M etaphysik und zum Spdtwerk Kierkegaards
— : «L'Eternel c o m m e tiers synthetisant chez Kierkegaard», en PhUosophiques, 8 (1981), (M ünchen, Chr. Kaiser, 1980), 333 pp.
Dewey. B, R.: «The Erotic-Demonic in Kierkegaard's Diary o f Scducer'». en
pp. 75-92.
Scandinavica. 10(1971). pp. 1-24.
— : «L'ambivalence de la reflexión selon Kierkegaard». en Eglise et Théologie, 12 (1981).
D iam o nd . M. L.: «Faith and its Tensions. A Criticism o f Religious Existentialism», en
pp. 223-236.
Judaism. 13 (1964), pp. 317-327.
Casalis, M.: «L'Fiistorie selon Kierkegaard», en Revue d ’h istoire et de philosophie
religieuses, 48 (1968), pp. 1-31. Diem. H.: Philosophie und Christentum bei Saren Kierkegaard (München, Kaiser, 1929), 368
Castagnino, F.: Ricerche non scientifiche su Soren Kierkegaard (Roma, Cadmo, 1977), 103 pp.
pp. — : Die Existenzdialektik von Soren K ierkegaard (Zollikon-Zurich, Evangelischer Veri,.
Chaplain, D.: Etude sur In vino Ventas’ de Kierkegaard (París, Les Belles Lettres, 1964), 99 1950), 297 pp.
pp. — : Soren Kierkegaard. Spion im Dienste Gotres (Frankfurt am Main. S. Fischer, 1957), 116
Christensen, A.: «Soren Kierkegaard Individuationsprinzip». en Dansk Theologisk PP-
Tidsskrift, 16 (1953). pp. 216-236. Dietrichson. P.: «Kierkegaard s Concept o( the Self», en Inquiry, 8 (1965). pp. 1-32.
Christensen, A.: «O m Kierkegaards Laesning af Boethius», en Kierkegaardiana, 4 (1962), Drolet, B.: Le dém oniaque chez S. A. K ierkegaard (Québec, Centre de D i f Lanaudiére,
pp. 70-74. ¡971). 98 pp.
— : Kierkegaard og Naturen (K obenhavn, Graabrode Torv's ant„ 1964), 90 pp. Ducci. D.: La maieutica kierkegaardiana (Torino, Societá Ed. Internazionale. 1967). 167
Clair, A.: «L'hom m e m ala de et la santé c o m m e táche selon Kierkegaard», en Revue des pp.
Sciences philosophiques et théologiques, 54 (1970), pp. 489-515, 619-635. Du ncan. E. Fl.: Soren Kierkegaard (Waco Texas, Word books. 1976), 155 pp.
— : «Détruire l'illusion. N o te sur un théme kierkegaardien», en Revue philosophique de D u nn in g. S. N.: «The Dialectic o f Contradiction in Kierkegaard's Aesthetic Stage» en
Louvain. 70 (1972), pp. 43-62. Journal o f the american Academ y o f Religión. 49 (1981). pp, 383-408.
Dupré. L.: Kierkegaard theologie o f d e dialeetik van het christen-worden (Utrecht. H. Gottlieb. R. S.: «Kierkegaard's Ethical In dividualism », en The M onist 62 (1979). pp. 351-
Spcctrum. 1958), 229 pp. 367.
— : «The Constitution o f the Self in Kierkegaard's Philosophy». en International — : A Critique o f Kierkegaard's Doctrine o f Subjectivity», en PhUosophical Forum. 9 (1977-
PhUosophical Quarterly, 3 (1963). pp. 506-526. 78), pp. 475-496.
Elrod, J. W.: Being and Existence in Kierkegaard's Pseudonymous Works (Princeton. Cirimault, M.: Kierkegaard par lui-méme (París, Seuil, 1962). 187 pp.
Princeton Univ. Press, 1975), 271 pp. — : La mélancolie de Kierkegaard (París, Aubier, 1965), 310 pp.
— : «Feuerbach and Kierkegaard on the Self», en The Journal o f Religión, 56 (1976), pp. — : Kierkegaard (París, Seuil, 1978), 188 pp.
348-365. Cirimsley. R.: Soren Kierkegaard. A Biographical Introduction (London, Studio Vista. 1973).
— : Kierkegaard on Self and Society», en Kierkegaardiana, 11 (1980), pp. 178-196. 127 pp.
— : Kierkegaard a n d Christendom (Princeton, Princeton Univ. Press, 1981), 313 pp. Guarda, V.: Kierkegaard-Studien. M it besonderer Berücksichtigung des Verhállmsses Kierke
Evangelista, N.: «Kierkegaard's 'Repetitión'. An Essay in Understanding», en Philippine gaards zu Hegel (M eisenheim am Glan, A. Hain, 1975). 98 pp.
Studies, 23 (1975), pp. 76-88. — : Die Wiederholung. Analysen zu r Grundstruktur menschlicher Existenz im Verstándnis
Fabro, C.: «Le prove dell’esistenza di D i o in Kierkegaard», en H um anitas, 17 (1962), pp. S&ren Kierkegaards (Kónigsteín. Forum A c ad e m icu m , 1980), 179 pp.
501-507. Guardini. R.: «D er Ausgan sgsp unkt der D e n k b e w e gu n g Soren Kierkegaards». en Hoch-
land. 24 (1927). pp. 12-33.
— : «The Problem o f Desperation and Christian Spiritualitv in Kierkegaard», en
— : «Kierkegaards Idee des absoluten Paradoxes». en Die Schildgenossen. 9 (1919). pp, 191
Kierkegaardiana, 4 (1962), pp. 63-69.
ss.
— : «La pistis aristotélica nell'opera di S. Kierkegaard», en Proteus. Rivista di Filosofía, 5
(1974) pp. 3-24. Haecker. T.: Soren Kierkegaard und die Philosophie der Innerlichkeit (Innsbruck. Brenncr
— : «La dialettica d'intelligenza e volontá nella eostituzione deH'atto libero», en Doctor Veri.. 1913). 71 pp.
Comunis, 30 (1977). pp. 163-191. — : Der Buckel Kierkegaards (Zürich. T hom as Veri.. 1947), 102 pp.
— : «La critica di Kierkegaard alia dialettica hegeliana nel 'Libro su Adler'», en Giom ale Haenchen, E.: « D a s neue Bild Kierkegaards», en Deutsche Theologie. 3 (1936), pp. 273-287.
critico della Filosofía italiana. 9 (1978), pp. 1-32. Hamilton, K: The prom ise o f Kierkegaard (Phila delphia. J. B. Lippincott, 1969). 116 pp
— : Tra Kierkegaard e Marx: Per una definizionc dell'esislenza (Roma. Ed. Logos. 1978), 162 Hansen. S. G.: H. C. Andersen og Soren Kierkegaard i da n nelsen kultu ren (Kobenhavn. M e
pp. dusa. 1976). 208 pp,
Fahrenbach. H.: Kierkegaards exisienienzdialektisehe Et/iik (Frankfurt a. M„ Klostermann. 1968), Harada. N.: «Kierukegooru no 'Shunkan' gaimen ni tsuite» (Sobre el concepto de
194 pp. 'Instante' en K.) en Kiristikyo Kenkyu, 15 (1937). pp. 78-95.
Fauteck. H.: «Kierkegaards Antigone», en Skandinavistik. 4 ( 1974). pp. 81-100. Hashimoto. A.: «Líber das Lciden bei Kierkegaard». en Kierkegaard-Studiet. 1 (1964). pp.
Fenger. H.: «Prise de Conscie nce Esthéthique de Kierkegaard: 'Don Juan'», en Orbis 44-48.
Litterarum. 27 (1972). pp. 224-228. Hay, G. C.: «Kierkegaard and the Absolute Other». en PhUosophical Studies. 22 (1974). pp.
— : Kierkegaard, the M yts and their Originis. Studies in the Kierkegaardian Paper.s ant Letters 78-89.
(trad. del danés) (N ew H aven -Lond on, Yale Univ. Press, 1980), 223 pp. Hay. M.: Soren Kierkegaard. En folkelig skildring (K obenhavn. Nyt Nord. Forl. 1950). 286
Fischer. F. Cari.: Die Nullpunkt-Existenz dargestelh an der Lehensform Soren Kierkegaards PP
(M ünchen. C. H. Beck, 1933), 224 pp. Heiberg. P. A.: Soren Kierkegaards religiose U dvikling (Kobenhavn . Gyldendal. 1925)..283
— : Existenz und Innerlichkeit. Eine Einfühn/ng in die Gedankenwelt Soren Kierkegaards pp.
(M ünchen, Beck. 1969). 350 pp. Hejll. R.: «Soren Kierkegaard och den europeiske kulturens undergang». en Den enskdde.
Fischer, H.: Subjektivitat und Sünde. Kierkegaards Begriff der Sünde mit standiger Riicksicht 4(1948). pp. 69-116.
a u f Schleiermachers Lehre von der Sünde (Itzehoe. Die Spur, 1963), 155 pp. Himmelstrup, J.: Soren Kierkegaards Sokratesauffassung (Neum iinster i. H., K. Wachholz.
Gajdenko. P. P.: « D ie M usikp hilosoph ie Soren Kierkegaards». en Sovietwissenschaft, 21 1927)274 pp.
(1973). pp. 212-221. Hirsch. E.: Kierkegaard-Studien (Gütersloh, Bertelsmann, 1930-33) 2 vols.
Garelick. H. M.: «The Irrationality and Supra-rationality o f Kierkegaard's Paradox», en — : Wege zu Kierkegaard (Berlín, Spur, 1968), 135 pp.
The Southern Journal o f Philosophy, 2 (1964), pp. 75-86. Hote. G. vom.: Die Rom antikkritik Soren Kierkegaards (Frankfurt a. M., Athenaum Veri..
— : The Anti-Christianity o f Kierkegaard: A study o f «Concluding unscientific PostScript» 1972). 194 pp.
(Gravenhage, M. Nijhoff, 1965). 73 pp. H offm ann, W. M.: « Kierkegaard as philosophical Poet», en Midwestern Journal o f Philo
Gates. J. A.: The Life and Thought o f Kierkegaard for Everyman (London, Hodder & sophy 5 (1977). pp. 21-30.
Stoughton. 1961) 155 pp. Hohlenberg. I.- Soren Kierkegaard (K obenhavn, Hagerup. 1940), 378 pp.
George. A. G.: The First Sphere. A Study in Kierkegaardian Aesthetics (London, Asia Publ. — : Den Ensommes Veh (K obenhavn, Hagerup. 1948). 324 pp.
House, 1961), 155 pp. H o ll.K i e r k e g a a r s Konzepiion des Selbst. E ine Unlersuchung über die Voraussetzungen und
Geismar, E.: Soren Kierkegaard. Hans Livsudvikling og Forfattewirksomhed (Kobenhavn, Formen seines Denkens (M eisenheim a. G.. A. Hain, 1972). 280 pp.
G ad, 1927-1928). 5 vols. Holm . S.: Soren Kierkegaards Historiefilosofi (K obenhavn. K ebenhavns Univ.. 1952). I 19
Gerdes, H.: Soren Kierkegaard. Leben und Werk (Berlín. W. de Gruyter, 1966), 134 pp. pp.
— : Dergeschichtliche biblische Jesús oder der Christus der Philosophen. Erwagungen zur Chris- Hügli. A.: Die Erkenntnis der Subjektivitat u n d die Objektivitat des Erkennens bei Soren K ier
tologie Kierkegaards. Hegels und Schleiermachers (Berlín, Spur. 1974). 230 pp. kegaard (Zürich. Evangelischer Veri.. 1973). 354 pp.
Gigante. M.: Religiositá di Kierkegaard (Napol.i, Morano F.d.. 1972). 302 pp. Hoffding. H.: Soren Kierkegaard som Filosofé K obenhavn. Philipsen, 1892), 159 pp.
Gilg. A.: Soren Kierkegaard (M ünchen. Kaiser. 1926), 231 pp. — : Soren Kierkegaard». en su Danske Filosofer (K obenhavn. 1909). pp. 147-174.
Jacobs,'R.: «Soren Kierkegaard und das 'non-Juan-Thema' bei W. A. Mozart». en Mittei- Maekey. L: Kierkegaard. A K ind o f Poet (P hila delphia. Univ. o f Pensilvania Press.. 1971).
iungen der Intem ationálcn Stiftung M ozaneum . 22 (1974). pp. 7-15. 327 pp.
Jansen. F.-J. Billeskov.: «! grandi rom anzi filosofici cti Kierkegaard». en Studi kierkegaar- Magnino. B.: «II problema religioso di Soren Kierkegaard». en d ó m a le Critico della Filo
diani. pp. 67-92. sofía Italiana. 19 (1928), pp. 221-239.
Janz. K. P.: «Kierkegaard und das Musikalisebe. dargestellt an seiner Auffassung von Magnussen. R.: Soren Kierkegaard. set udefrci (K obenhavn. Munksgaard. 1942). 287 pp.
Mozarts 'D on Juan’», en Musikforsehung. 10 (1957), pp. 364-381. Malantschuk, G.: ¡ndferelse i Soren Kierkegaards Forfatterskab (Kobenhavn. Munksgaard.
Jaspers, K: «Actualilc de Kierkegaard», en La Table Ronde. 95 (1955), pp. 53-65. 1953). 82 pp.
Jenscn, Chr,: Soren Kierkegaards rdigiose UdvikUng (Aarhus Jydsk Forl.. 1898). 199 pp. — : «Kierkegaard og Nietzsche», en Det danske M agasin, 3 (1955). pp. 381-395.
Jcnsenius. K.: Nogle Kierkegaardsstudier. «De tre store Ideer» (Kobenhavn, Nvt Nord. Forl., — : «Soren Kierkegaards Teori om Springet og hans Virkelighedsbcgreb». en Kierke
1932). 153 pp. gaardiana. 1 (1955), pp. 7-15.
Johnson, R. J.: The Concept o f Existence in the 'Conduding unscientific PostScript' (The — : Dialektik og Eksistens hos Soren K ierkegaard!Kobenhavn, Reitzel. 1968), 354 pp.
Hague. M. Nijhoff, 1972), 226 pp. — : Soren Kierkegaard og den kollaterale Tainkning», en Kierkegaardiana. 7 (1968). pp.
Jolivet. R.: Introduction ó Kierkegaard (París. Ahbaye S. Wandrille. 1946). 253 pp. 77-92.
Jorgcnscn. M.: Kierkegaard som kritiker. En undersogdse a f forholdet mellen det cesthetiske og — : Frihedens Problem i Kierkegaards Begrebet Angest (Kobenhavn. Rosenkilde & Bagger,
det ctiske i Kierkegaards Ii ti erare kritik ( Kobenhavn. Gyldendal, 1978), 302 pp. 197!), 132 pp.
Kassner. R.: Soren Kierkegaard (Heidelberg. C. Vícffer. 1949). 67 pp. — : «Begrebet Im m an en s og Transcendens hos Soren Kierkegaard». en Kierkegaardiana.
Kawamura. I-.: fías Problem des W dtbezugs hei Kierkegaard. dargestellt ani Begriff der Angsl 9 (1974) pp. 104-132.
(Hamburg, Fundament-Verl.. 1973). 139 pp. — : «II concetto di 'sacro' in S0ren Kierkegaard», en Archivio di Filosofía, 1 (1975). pp. 225-
Kim. M.: Der Einzelne und das AUgemeine. Zur Sdbstverwirklichung der Menschen bei Soren 234.
Kierkegaard (Wicn, Oldenbourg, 1980), 127 pp. — : Den kontroversielle Kierkegaard (K obenhavn, Vintén, 1976). 70 pp.
Kirbach. Fi. H.: Die ethischen (irnndansichlen Soren Kierkegaards (Giessen. R Welzel. — : Frihed og Eksistens. Studier i Sfiren K ierkegaard Tcenking (contiene 18 artículos entre
1927), 59 pp. 1940 y 1979) (K obenhavn. Reitzel. 1980), 263 pp.
Klein. A.: Antirazionalism o di Kierkegaard (Milano. Mursia, 1979), 187 pp. Malaquais. J.: «La dialectique du 'moi a b s o lu ’ chez Soren Kierkegaard». en Orbis
Klemkc. E. D.: Studies in the Philosophy o f Kierkegaard (The Hague. M. Nijhoff. 1976). 80 Litterarum. 18 (1963). pp. 113-138.
PP- Marcase. L.: «Soren Kierkegaard: die Ü b erw ind un g des romantischen M enschen». en
Klossowski. R: Sade. man prochain (su i vi de deux essais sur Kierkegaard et Georges Die Dioskuren. 2 (¡923), pp. 194-237.
Bataille) (París, Seuil. 1947). 206 pp. Martins. D.: «O Problema da D em onstracao de D e u s cm Kierkegaard», en Revista Portu
Koch. C.: Soren Kierkegaard. Tre Eoredrag (K obenhavn. Schonbcrg. 1898). 136 pp. guesa d<‘ Filosofía. 24 (1968), 429-439.
Koskinen. L.: Tid och Evighet hos Soren Kierkegaard (Lund, Doxa, 1980), 185 pp. Masi. G.: La determ inazione della possibitá dell'esístenza in Kierkegaard (Bologna Zuffi
Krarup, G.: Soren Kierkegaard og Borgerdytiskolen (Kobenhavn, Gyldendal. 1977), 96 pp. 1949). 160 pp.
K ühnhold. Chr.: Der Begriff des Sprunges und der Weg des Sprachdenkens. Eine Einführung Masuda. K.: «Kierukegooru ni okeru 'tandokusha'» no lianchu (La categoría «el único»
in Kierkegaard (Berlín, W, Gruyter. 1975). 183 pp. en Kierkegaard). en Riso. 173 (1947), pp. 40-55: 174 (1948). pp. 49-63.
K uylenstiema, O.: Soren Kierkegaard. Túnkaren och sanningssókaren (Stockholm. Bonier. Matthis. M. J.: «The Social in Kierkegaard's Concept o f the Individual», en Philosophy
1898). 142 pp. Today. 23 (1979). pp. 74-73.
Larsen. R. F..: «Kierkegaard's Absoluto Paradox», en The Journal o f Religión. 42 (1962). pp. McCarty. V. A.: The Phenomenolgy ofM oods in Kierkegaard (The Hague, M. Nijhoff, 1978),
34-43. 169 pp.
Leendertz, W.: Soren Kierkegaard (Amsterdam. Kruyt. 1913), 315 pp. MeK innon. A.: «Kierkegaard: 'Paradox'and Irrationalism», en Journal o f Existentialism.
U n . T. T.-M.: The Life and Thought o f Soren Kierkegaard (New Halen (Conn.), Colege & 7 (1967), pp. 401-416.
Univ. Press., 1974), 142 pp. «Kierkegaard s Remarks on P hilo sophy», en Journal o f the History o f Philosop/M II
Lindstrom, V.: «Problemet Objektivt-Subjektivt hos Kierkegaard», en Nordisk teologi (1973), pp. 513-515. . . . .
(1955), pp. 85-111. : «Kierkegaard on Philosophy: The G eography o f a Concept», en L íber Academ iae Kier-
Logstrup K. E.: «Le concept de l'existence chez Kierkegaard». en Studia theologica. 19 kegaardiensis Annuarius I. 1 (1977-78), pp. 63-106.
(1965). pp. 260-268. McLane, E.: «Kierkegaard and Subjectivity», en International Journal fo r Philosophv of Re
Lombardi. K: Kierkegaard (Firenze. La N uova Italia. 1936), 322 pp. ligión. 8 (1977). pp. 211-232.
Lorentz. E.: Über die sogenannten asl/terischen Werke Sflren Kierkegaards. Versuch einer Den- Meerpohl. B.: Die Verzweiflung ais m etaphysisches Phanomen in der Philosophie Soren Kier
lung (Leipzig. F. Richter, 1892), 105 pp. kegaards (Würzburg, Becker, 1934), 131 pp.
Lowith. K.: Kierkegaard und Nietzsche. oder philosophische und theologische Überwindung Mesnard, P: Le vrai visage de Kiekegaard (París, Beauchesne, 1948), 494 pp.
des Nihilismus (Frankfurt a M. Klostermann, 1933), 32 pp. — : Kierkegaard. Su vie. son a ’itvre avec un exposé de sa philosophie (París, P, U. I . 196 I), 100
— : Von Hegel zu Nietzsche. Der revolutionare Bruch im Denken des 19. Jahrhunderts. Marx pp.
und Kierkegaard (Zürich-Wien, Europa, 1941), 464 pp. Moore, S. R.: «Religión as'the True H um a nism e: Reflections on Kierkegaard's Social
Lowrie. W.: Kierkegaard (London, Oxfork LIniv. Press.. 1938). 636 pp. Philosophy», e n Journal o f The American A ca d em y o f Religión. 37 (1969). pp. 15-25.
Lukács. G.: « D a s Zerschellen der Form am Leben: Soren Kierkegaard un d Regine Müller, P: Meddelelsesdialektiken i Soren Kierkegaard's Philosophiske Sm uler (Kobenhavn.
O lsen», en su Die S ed e und die Eormen. Essavs (Berlín, Fleischel, 1911), 373 pp, Reitzel. 1979), 84 pp.
— : «Kierkegaard. Aus dem in Vorbreilung befundenden Werk: Zerstórcng der Ver-
núntf», en Deutsche Zeitsehrift für Philosophie. 1 (1953), pp. 286-314.
Munster. J. A. van: Sorra Aabye Kierkegaard (Tliielt. Lannoo. 1963). 152 pp. Perl in i. T.: Che cosa a veramente' detto Kierkegaard (R o m a , U b ald ini Ed.. 1968), 187 pp.
N ahc. C. M.: «A Refleclion on Faith and Roason». en The Sotithwesiern Journal of Porpeet. W.: Kierkegaard und die Frage nach einer Aesthetik der Gegenwart (Halle. N ie m e-
Philosophy. II (1980). pp. 125-131. yer. 1940). 284 pp.
Nagley. W. E.: «Kierkegaard's Irony in T h e 'D ia psalm ata », en Kierkegaardiana. (t (1966) Perrot. M.: «L’absurde et le théme des possibles chez Kierkegaard», en Les Eludes philo-
pp. 51-74. sophiques (1979), pp. 185-194,
— : «Kierkegaard’s Farly and Itite r View od'Socratic Irony». en Thought. 55 (19X0). pp. 271- Petersen, T.: kierkegaards polem iske debut (O dense, O dense Universitetsforf, 1977), 181
2X2. PP.
Narili. L..: Kierkegaard e i! crisliunesimo trágico (Roma. Ed. Cremonese. 1976). 12X pp. Phillips, D. Z.: «P hilosoph y and Com m itm ent», en M etaphilosophy, II (1980), pp. 1-16,
Navarria. S.: Soren Kierkegaard e l'irrazionalisino di Kart Barth (Palermo. Palumho, 1943). Pieper, A. M.: Geschichte und Ewigkeit hei Soren Kierkegaard. Das Lcitproblem der pseudony-
24X pp. men Schriften (M eisenheim a G„ A. H a in , 1968), 239 pp.
N e u m an n . H.: «Kierkegaard and Sócrates on the Dignity ol Man», en ThePersonalist. 48 — : «Die Bedeutung des Begriffs 'Existenzkategorie' im D enk en Kierkegaards», en
(1967). pp. 453-460. Zeitsehrift für phüosophische Forschung, 25 (1971), pp. 187-201.
— : «S. Kierkegaard: Inter-esse zwischen T heorie un d Praxis», en Philosophische R und
Nguyén Van Tuvcn. .1.: Foi el f.xistcnce selon S Kierkegaard (París. Aubier-Montaigne.
schau. 24 (1977), pp. 129-145.
1971). 25! pp.
Niedermeyer. G.: Stíren K ierkegaard und die Romunlik (l.eip/.ig. Quelle & Mover. 1909). Plekon. M.: «‘Anthropological Contemplation': Kierkegaard and Modern Social T h e o
83 pp, ry». en Thought. 55 (1980). pp. 346-369.
Niclscn. Ch.: Der S ta d p u n kt Kierkegaards iim erholh tler R eligionspsycM hgie ( B o m a -lx ip - Plougm ann. V.: S0ten kierkegaards kristendotnsforstñelse (K obenhavn, Gyldendal. 1975),
zig. R. Noske. 1911). 72 pp. 109 pp.
Niclscn. H. A.: «Kierkegaard's Motapliysical Crochet», en Proeeediug o fllie American Ca- Pojmann, L. P: «Kierkegaard on Justificaron o f Bclief», en International Journal'¡for Phi-
tholie PhUosophical Assoeiation. 4 6(1972). pp. 123-132.. losopy o f Religión. 8 (1977), pp. 75-93.
— : «The Anatom y o f So 11 in Kierkegaard». en Proceeding o f the American Catholic Philo- — : kierkegaard as philosopher (Swindon. T h e Waterleaf Press.. 1978). 35 pp.
sopliical Assoeiation. 52 (1978). pp. 197-203. —: The Logic o f Subjectivitv. Kierkegaard's Philosophie o f Religión (Alabama Univ. Press..
— : «Assessor Williclms syn pá Kierkegaard Ibrlatloiskab: Det etiske stadium er det 1984).
hojeste». on K ierkegaard-Studiet. 6 (1969). pp. 32-44. Prather. K: «Kierkegaard's Sym bolic Use o f ' D o n G io v a n n i’», en The Journal o f Aesthetic
Nizet. J.: «La toniporalité c h e / Soren Kierkegaard». en Revue phUosophique de Louvain. 71 Education. 12 (1978), pp. 51-63.
(1973). pp. 225-246. Price. G.: The Narrow Pass: A Study o f Kierkegaard's Concept o f Man (London, Hutchinson.
Nordcntoft, K.: Kierkegaards l'sykologi (Kobenhavn. (ia el. 1972). 522 pp. 1973). 224 pp.
— : «Hvad siger Brand-Mojoreií.'» kierkegaartls opgor metí sin sam tid (Kobenhavn. Ciad. Przywara, E.: Das G eheim nk Kierkegaards (M ü n c h e n & Berlín. Oldenburg, 1929), 176 pp.
1973). 195 pp. Pulmer, K.: Die dementierte Alternativo. Gesellschaft und Geschichte in der ásthetisehen kons-
— : Soren Kierkegaard. Bidrag lil kritikken a f den horgcrligc selvoptagethed (Kobenhavn. truktion von kierkegaards «Entweder- O der» (Frankfurt a M„ Lang, 1982). 241 pp.
Dansk Univ. Press.. 1977). 243 pp. Rehm. W.: kierkegaard und der Verführcr ( M ü n c h e n , Rinn, 1949), 620 pp.
Norrbv. T: Soren Kierkegaard (Stockholm . Wahlstrom <S Widstrand. 1951). 192 pp. Reimcr. L.: « D ie W iederholnng ais Problem der ErlOsung bei Kierkegaard», en k ierke
Nusser. G.: «D e r Begriff'W iedorholim g' bei Kierkegaard». en Tlieologische Zeitsehrift. 20 gaardiana. 7 (1968), pp. 19-63.
(1964). pp. 423-439. Ricoeur. P.: «Kierkegaard et le mal», en Revue de théologie et de philosophie. 13 (1963). pp.
Och i. I.: Kerukegoont zakkan (Kobo. Sanniido. 1972). 125 pp. 292-303.
Oppel, II.: «Kierkegaard und G o eth e» , en Deutsche Vicricljahrsschrift für I.iteraturwissen- Ricoeur, P.: «P hilo sopher aprés Kierkegaard», en Revue de théologie et de philosophie. 13
schaft und Geistesgeschichtc. 16 (1938). pp. 126-159, (1964), pp. 219-252.
Ostcnlcld. Ib.: Om Angsl-Begrebet i Soren Kierkegaard: Begrebet Angsl. En Psvchologisk Rcuter. H.: S. kierkegaards religionsphilosophische Gedanken im Verháltnis zu Hegels reli-
Dctailstudie (Kobenhavn. Ciad. 1933), I 15 pp, gionsphilosophischen System (Leipzig. Q uelle & Meycr. 1914). 131 pp.
— : Soren Kierkegaards Psvkologi. Ihidersogclse og Indlevelse (Kobcn liavn, Rhodos. 1972). 79 Roberts. R.: «Kierkegaard on Becoming an Individual», en Scottish Journal ofTheology. 11
(1980), pp. 71-92. “
PP
Otani, M.: «Kcriikegooru ni okoru jujii no bcnshoh o » (La dialéctica de la comunicación — : «T hinking Subjectively». en International Journal for Philosophie o f Religión. 11 (1980),
indirecta en K.) (Tokyo. Kobuiulo. 1953). 302 pp. pp. 71-92.
— : «Virkelighedens Paradoksalitet. lin simpel psykologiske overvejelse om Henning Rohde. H. P.: A uktionsprotokol over Soren kierkegaards Bogsamling (Kobenhavn. Kongelig
Schroer Kierkegaard-forskning». en Kierkegaard-Studiet.1 (1964). pp. 74-79. Bibliotek. 1967).
— : (En japonés) Libertad y no libertad en Kierkegaard (Tokyo. Sobunsha. 1977). 634 pp. Rohrmoser. Ci.. «Ernst oder Ironie? Eine Zwischenb cm erkun gen zur Interpretaron Kier
Ottonello. P. P.: Kierkegaard e il problem a del tempo (Genova. Tilgher, 1972). 126 pp. kegaards», en Archiv für Geschichte tler Philosophie (1966), pp. 289-310.
Pací. E.: «Ripetizione. riprosa c rinascita in Kierkegaard», en Giornale critico della Filoso Roos. H.: Soren kierkegaard au f der Suche nach dem wahren Christentum (Wiesbaden, F.
fía Italiana. 33 (1954). pp. 313-340. Steiner. 1961). 32 pp.
— : «Die positivo Bedeutung des M en schen bei Kierkegaard». en Schweizer Monatshefte. Rubow. P. V.: kierkegaard og hans Sam tidige (K obenhavn. Gyldendal, 1950), 67 pp.
43 (1963-64), pp. 177-1X4. Romano, B.: II senso esistenziale del diritto nella prospettiva di K ierkegaard (Milano, A. Giuf-
Parcvson. L.: I.'etica ¡ti Kierkegaard nella prim a fase del sito prnsiero (Torino, G. Giappiche- fré. 1973). 321 pp.
ll¡, 1965), 223 pp. Santurri. E. N.: «Kierkegaards ‘Foar and Trembling' in Logical Perspective», en Journal
Pcrkins T L.: Soren kierkegaard (Lond on, Lutterworth Press., 1969). 46 pp. o f Religions Ethies. 5 (1977). pp. 225-247.
— : «Kierkegaard's Epistemológica! Prelerencos», en International Journal for Philosophy Schaffer. K.: Hermeneulisehe Ontologie in den Clim acus Schriften Sufren kierkegaards ( M ü n
o f Religión. 4 (1973). pp. 197-217. chen. Kósel-Verl.. 1968). 334 pp.
Scliiír. H. R.: Christliche Sokratik. Kierkegaard über den Gehrauch der Reflexión in der Chrt.s- T h o m p s o n , K i e r k e g a a r d (New York. A. Knopf. 1973), 286 pp.
tenheit (Bcrn. Lang. 1977). 214 pp. 1 homte. R.: KicrkegaeireLs philosophy o f religión ( N e w Jersey. Princeton. 1948). 228 pp.
Schmidt. IL: Kritik der Existenz. Anedvsen zttm Existenzdenken Soren Kierkegaards (Zürich. Thulstrup. M. M.: Kierkegaard og pietism en (K obenhavn, Munksgaard. 1967). 66 pp.
EVZ-Vcrl.. 1966). 234 pp. — : Kierkegaard. Platons skuen og kristendom men ( Kobenhavn, Munksgaard. 1970). 46 pp.
Seholtens, W. R.: Alie gekheid t>p een stokje. Kierkegaard ais pxychoolog (Ten Have, Bíiarn. Thulstrup. N.: «Die historische M ethode in der Kierkegaard Forschung durch ein
1979). 138 pp. Beispiel beleuchtet». en Orbis litterarum. 10 (1955), pp. 280-296,
Schousboe, J.: Om Begrebet Humor hos Soren Kierkegaard. En filosofisk Afhandling ( Kwbcn- — : K atalog over Soren Kierkegaards Biblioteket (K eb en havn, Munksgaard. 1957). III pp.
havn. Busck. 1925). 328 pp. — : Kierkegaards Forhold til Hegel og til den spekulative Idealismo indtil ¡846 (K obenhavn.
Schrag. C.: Existence and Ereedorn: lineareis an Ontology o f Human Einitude (Evanslon. Gyldendal. 1967), 354 pp.
Northwestern Univ. Press.. 1961). 250 pp. — : Kierkegaards Verhahnis zu Hegel Forschungeschichte (Stuttgart, Kohlhammer. 1970),
Schultz. .1.: «Om 'Poesi' og 'Virkelighed' hos Soren Kierkegaard». en Kierkegaard i a na, 6 204 pp.
(1966), pp. 7-29. Tielsch, E.: Kierkegaards Glaube. Der Aufhrueh des friihen 19. Jahrunderts in das Zeitalter
SchulVeider. G. J.: «The Logic o f the Ahsurd (in Kierkegaard's ‘C oncluding Unscientific modemer, realistischer Religionsauffassutig (Gottingen Vandehoeck & Ruprecht, 1964),
PostScript')», en Philosophy Research Archives, 5 (1979), 21 pp. 413 pp.
I isseau, P.TL: «Kierkegaard et la souffranee», en Les Eludes philosophiques. 18 (1963). pp.
Schweppcnhauser. H.: Kierkegaards Angriff a u f die Spekidation. Eine Verteidigung (Frank
315-322.
furt a M.. Suhrkanip. 1967). 247 pp. T z a v a ra s ,.!.: Bewegung bei Kierkegaard (Frankfurt a M.. Lang. 1978). 122 pp.
Sciacca. M. F.: «Kierkegaard e il ‘malcssere" della Cristianitá», en ¡. Estetismo. K ierke
Ukkola. I I.: «D ie ethische Existenz des M e n sc h e n im Denken Soren Kierkegaards», en
gaard Pirondelb (Milano. Marzorati. 1974). pp. 169-309,
Neue Zeitsehrift für systematische Theologie und Religionsphilosophie, 10 (1968). pp. 31-37.
Seifert. IL: Die Konkretion des Daseins bei Soren Kierkegaard (Erlangen. Reinhold & Lim-
Utterback, S. W.: «Kierkegaard's In verse Dialectie». en Kicrkcgaaretiana. 11 (1980). pp. 34-
mert. 1929). 96 pp, 54.
Sikes, W. W.: On Beeoming the Truth. / In Introduetion to the Life and Thought o f Soren Kier
Velocci. G.: Filosofía e fed e in Kierkegaard (R o m a . Cittá Nuova. 1976). 278 pp.
kegaard (St. Louis, Bethany Press.. 1968), 190 pp.
— : La don na in Kierkegaard (L'Aquila. Japadre, 1980), 165 pp.
Sjursen, H, P: «Mcthod and perspective when Reading Kierkegaard». en Kierkegaardia-
Vergote. H. B.: «La pureté du cteur chez S^ren Kierkegaard». en Les Etude's pltilosophiqut
na. 8 (1971). pp. 199-211. (1972). pp. 503-524.
Skjoldagcr, E.: Sftren Kierkegaards syn pasam vittigheden (Kobenhavn, Munksgaard, 1967).
— : S a is et repetition. Eíssai sur l ’ironie kierkegaardienne ( París. C erf, 1982). 2 vols. 385 pp y
59 pp. 580 nn
Slok. .1.: Die Anthropologie Kierkegaards (K obenhavn. Rosenkilde & Bagger. 1954). 143 pp. Vetter. A.: Eroniniigkeii ais Le’idenseliafl. h iñ e Deutung Kierkegaards (Leipzig. Insel-VerL
— : Soren Kierkegaard (K obenhavn. G ad. 1960). 100 pp. 1928). 334 pp.
— : Shakespeare og Kierkegaard (K obenhavn, Bcrlingske Forlag. 1972). 205 pp.
Viallaneix. N.: «Kierkegaard ou l antithéologie». en Foi et vie. 69 (1970), pp. 13-51.
— : Kierkegaard. humanisrnens tcenker (Kobenhavn, Reitzel. 1978), 239 pp. — : Kierkegaard, L U nique devant Dieu (París. Cerf,. 1974). 190 pp.
— : «Le concept de paradoxc c h e z Kierkegaard», en Les Eludes philosophiques, (1979), pp.
Wahl. .!.: «Sur quelques catégories kierkegaardicnnes: l'Existcnce. I'lndividu i solé, la
173-184. Pensée subjcctive», en Recherehesphilosophiques, 3 (1933-34). pp. 171-202.
— : Da Kierkegaard tav. Era J'orfatterskab lil kirkestorm (Kobenhavn. Reitzel. 1980), 137 pp.
— : Etudes kierkegaardicnnes (París. Aubier-M ontaigne. 1938). 744 pp.
Spera. S.: Kierkegaard politice) (Roma, 1. el i Studi filosofiei. 1978), 125 pp.
Walker, J.: »Thc Idea o f Reward in Morality», en Kierkegaardiana, 8 (1971). pp. 30-52.
— : Introduzione a Kierkegaard (R oma. Laterza, 1983). 192 pp.
— : «The paradox in "Fear and Trembling'». en Kierkegaardiana, 10 (1977), pp. 133-151.
Stack. G. J.: «Kierkegaard and the P h enom enolog y of repetition». en Journal o f Existen-
Watkin. .!.: A Key leí Kierkegaard's Abbreviations an d Spelling (Kobenhavn. Reitzel. 1981),
tialism , 7 (1966-67), pp. 111-125. 100 pp.
— : «Kierkegaard and Nihilism », en Philosophy Today, 14 (1970), pp. 274-292.
Webber, R. H.: «Kierkegaard and the Elaboration o f U nam uno's 'Niebla'», en Hispanic
— . Kierkegaard's Existential Elhics (Alabam a. The Univ. o f Alabam a Press.. 1977), 237 pp. Review, 32 (1964). pp. 118-134.
Steilen. Der Begriff «Paradox». Eine fiegr¡Jfsanaly$e im Anschluss atn Soren Kierkegaard
Wind. H. C.: «Kierkegaard og den irreüeiose ontologi», en Studenkredsen. 35 (1967), pp.
(Trier. 1974). 250 pp. 97-101.
Stendhal. B. K.: Soren Kierkegaard (Boston. Twayne. 1976), 235 pp. Wysehogrod, M.: Kierkegaard an d Heidegger. The ontology o f existence (New York. Huma-
Struve. W.: «Kierkegaard und das existentielle Denken », en Scheidewege 3 (1973). pp. 162- nities Press.. 1954), 156 pp.
183. Zuurdeeg. W. F.: «Sonic Aspeéis o f Kierkegaard's Language Philosophy». en A iti del XII
Stucki. P.-A.: ¡.c Christiemisme et l'llistoire d'aprcs Kierkegaard (Basel. Veri, tür Reclit und Congreso Internationale di Filosofía ( Firenze. Sansoni. 1961). pp. 493-499.
Gesellschalt. 1963), 277 pp.
Sur. F.: Kierkegaard. le devenir chrétien (París. Centurión. 1967), 172 pp.
Taylor, M. C.: Kierkegaard's Pseudonym ous Author.ship. A Study of Time and the Self
. (Princeton. Princeton Univ. Press.. 1975). 391 pp.
Theun isscn. M.: Der Begriff E m st bei Soren Kierkegaard (Freiburg, Alber. 1958). 188 pp.
VII. K IE R K E G A A R D EN ESPAÑA
— : «D ie Dialektik der Offenbarung. Zur Auseinandersetzung Sehellings und Kierke
gaards mit der Religionsph ilosop hie Hegels», en Philosophisehes Jahrbueh. 72 (1964).
pp. 134-160. N o s remitimos a nuestro artículo «R e ce p c ión y actualidad de Kierkegaard en España»
Estudios filosóficos. 105 (1988). pp, 317-346.
Thielicke. 11.: Das Verhahnis zwischen d a n ethischen und d a n asthetisehen. Eme
systematische Untersuchung (Leipzig, Meiner. 1932). 262 pp.
Abela rilo 19.'.
Abraham 25. 171
\il;¡n 17 i
Adler. A. P. 20. 13(1. 132-133. 136. 203.
Adorno. Th. 2-4. 135. 136. 210-212. 217-219.
Agustín. San 22. 77. 229.
Aladino I7X.
Alvarez Gómez. M. 60. X3. 9(1. 174. 177. 179. 20X.
Amorós. C. 59. 145. 165. 171. 1X0.
Andersen. H. C. 19. 145.
\n lig o n a 145. I ' I . INN 1 9 1
A peí. K. O. 179.
Aristóteles 19. 22. 32. 92.
Axel 193.
Tales 37.
Taylor. M. C. 21.
Tennemann. E. 115, 131.
Tertuliano 211.
Thulstrup. M. 222,
Thulstrup. N. 21, 33', 52, 90.
Absurdo 76. 1 12. 178. 195. 210 s.
Acción 124. 185.
Acosmismo 95.
Adaequcitio 41. 55 s.
Amor: definición 87. 203: Elskov, 149s.; 160 s.. 171, 176s.; 181. 202. 205-206; Kjerlighed 149 s.: 166,
171. 175.200s„ 207; 214 s„ 218.222.225: amor de sí 206 s.,213 s.; a. al prójimo 213 s.. 219 s.: dios
del a. 176: Dios y a. 185. 195 s.. 218 s.: borrachera de a. 155; esencia del a. 199 s.: a. estético 26.
166 s.. 168. 169 s.. 173-174. 178-179. 189.208 s.: a. ético 156: a. com o deber 208 s : a del alma
160; a. falso 175: a. infeliz 118. 181-197.202. 229: necesidad de a. 201.209 s.; a. religioso 26. 171.
194 s.; a. sensual 150 s„ 159 s.. 166 s.; obras de a. 199; a. y deseo 149-163. 174; a. y pasión 204 s.:
a. y razón 184 s.: a. y reflexión 181. 186-190: a. y verdad 197 s„ 216 s„ 226 s.
Alegría 155 s.
Amistad 214 s.
Aprender 102-103
Apropiación 73. 128 s.
Arte 150 s„ 173
Ataraxia 90.
P A R T E S E G U N D A : E L A M O R ............................................................... ....143
1. El a m o r r o m á n t i c o ........................................................................ ....166
2. L a p e r m a n e n c i a d e lo e s t é t i c o ................................................ ....169
3. L a m e t a m o r f o s i s del a m o r e n la d e c i s i ó n ...........................174
Conclusión ......................................................................................................................223