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Danae Sharon Picazo Peña

Hugo Salcedo

Análisis y crítica de textos dramáticos y montajes

11 de marzo de 2019

Casa de muñecas como un postulado de autorrealización

La obra de teatro Casa de muñecas del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, ha sido un
texto bastante controversial desde su publicación en 1879 que ha continuado provocando
revoluciones en las sociedad hasta la actualidad. Este trabajo del autor se ha analizado a lo largo
del tiempo desde distintas posturas, como es el feminismo o la realización propia del ser
humano. El presente trabajo se enfocará en desarrollar esta última postura, tomando a la obra
como un postulado de realización personal para mostrar la importancia que tiene el texto como
una defensa de la individualidad.
A continuación se establecerán algunos de los elementos por los cuales la obra de Ibsen
presenta la defensa de la autorrealización. Se detallarán entonces cuatro elementos: la crítica al
patriarcado, los contrastes de subordinación e independencia, la actitud feminista y por el último,
la revolución del texto en la actualidad.
El primer elemento que se configura es que la obra funciona como un postulado de
realización personal a partir de que esgrime una crítica dirigida a los cimientos del patriarcado.
Esto sucede porque se propone la individualidad de la mujer fuera de la institución del
matrimonio, y esto le permite al personaje de Nora buscar su propio desarrollo mediante su deseo
de ser libre, actuar y ser ella misma sin restricciones. El escritor chileno Juan Andrés Piña, quien
ha sido prologuista de la obra para varias ediciones, menciona que “en Ibsen domina la
perspectiva individual, el deber de la persona para consigo misma. Aquí es preferente la tarea de
autorrealización, la imposición de la propia naturaleza contra los prejuicios y los
convencionalismos mezquinos y pasados de moda de la sociedad” (6). En el siguiente fragmento
se expresa cómo Nora responde ante su esposo defendiendo su deseo de individualidad para
buscarse a sí misma yendo en contra de su papel de esposa, de modo que ya no deja que el
patriarcado triunfe en su vida y ella se quede en su papel de “muñeca”. Esto último se puede
entender como una enseñanza de vida, por lo tanto, la revelación ante las reglas establecidas
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lleva a la catarsis:

NORA: Necesito estar sola para estudiarme a mí misma y a cuanto me


rodea; así es que no puedo permanecer a tu lado.
HELMER: ¡Nora! ¡Nora!
NORA: Quiero marcharme ya. No me faltará albergue esta noche en casa
de Cristina.
HELMER: ¡Has perdido el juicio! No tienes derecho a marcharte. Te lo
prohíbo.
NORA: Tú no puedes prohibirme nada de aquí en adelante. Me llevo todo
lo mío. De ti no quiero recibir nada ahora ni nunca (Ibsen, 100)

Por otra parte, la obra presenta el contraste entre dos personajes femeninos: Nora y
Cristina. Este último personaje se mantiene en la subordinación de la mujer dentro del sistema
social, lo que hace resaltar el deseo de independencia de Nora. Esta mujer quiere salir de la jaula
del matrimonio, pero Cristina de alguna forma desea quedarse dentro de ese círculo, además de
que sigue las reglas sociales y no cuestiona, mientras que Nora sí desea separase del círculo
matrimonial y buscar quién es ella sin estar bajo el control de alguien. La crítica literaria Susana
Rossignoli menciona que si se revisa el contexto histórico de la obra se aprecia que “las mujeres
no sólo debían obediencia a sus maridos, sino que conocían y aceptaban su papel dentro la
sociedad, y desde luego que no tenía nada que ver con traer el pan a casa […] Cristina tiene que
trabajar y ello es visto como algo malo” (Rossignoli, Generación Friki). En el siguiente
fragmento se expone como Cristina menciona que vive por y para alguien más, mientras que
Nora desea su realización personal:

CRISTINA (Arregla un poco la escena y prepara su abrigo y su sombrero):


¡Qué porvenir! ¡Qué nueva perspectiva! Tengo por quien trabajar, tengo por
quien vivir, tengo un hogar que cuidar. ¡Ah! Voy a empezar una nueva vida.
(Escuchando) Ya vienen. Pronto, el abrigo. (Toma el sombrero y el abrigo. Se
oyen las voces de Helmer y de Nora. Esta, vestida de napolitana y con chal, entra
casi a la fuerza obligada por Helmer, que viste y va cubierto con un dominó) (Ibsen, 84).
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Desde otro punto, la actitud feminista que se ha leído apoya también a la postulación del
texto como una defensa de la autorrealización, ya que, el “noraísmo”, término que ha sido
utilizado por las feministas, invoca la imagen de una mujer que se revela ante la sumisión del
hombre con el fin de encontrarse a sí misma. El crítico Juan Andrés Piña menciona en cuanto a
esta lectura feminista que hay una “reivindicación de la mujer domesticada y puesta en calidad
de adorno en el hogar, Casa de muñecas profundiza en el papel de Nora como persona: su salida
del hogar es un intento de crecimiento como ser humano, una maduración que le otorgue su
propia identidad” (7). En la siguiente cita se expone como Helmer quiere imponer a Nora las
leyes que la mujer debía seguir y esta se revela defendiendo que es un ser mismo y debe buscar
cómo serlo sin la sombra de su esposo. Esto además sitúa a la mujer y al hombre en el mismo
nivel, lo que resultó escandaloso en la épica de Ibsen:

HELMER: Antes que nada, eres esposa y madre.


NORA: No creo ya en eso. Ante todo soy un ser humano con los mismos
títulos que tú... o, por lo menos, debo tratar de serlo. Sé que la mayoría de los
hombres te darán la razón, Torvaldo, y que esas ideas están impresas en los
libros; pero ahora no puedo pensar en lo que dicen los hombres y en lo que se
imprime en los libros. Necesito formarme mi idea respecto de esto y procurar
darme cuenta de todo (Ibsen, 101).

Por otro lado, el texto fue considerado como revolucionario dentro de su época porque el
personaje de Nora se presenta de tal forma, y se transforma en un personaje femenino de
relevancia en el mundo de las letras al igual que Jane Eyre (1847), Madame Bobary (1857) o
Ana Karenina (1877). Esta mujeres, al igual que Nora escandalizan por su conducta y puede que
hayan tenido influencia en la mente de otras mujeres, de forma que con un pre-feminismo se
proponen buscarse así mismas. Actualmente, se ha propuesta una secuela de la obra titulada
Después de la casa de muñecas, creada por el dramaturgo estadounidense Lucas Hnath. La
reseñadora Mariana Mijares ha mencionado que el argumento de la obra abarca que “en el
tiempo que Nora estuvo fuera, lejos de su marido Torvaldo, se transformó en todo lo que quería
ser: una mujer independiente, una escritora que trabaja y que finalmente tiene la libertad
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anhelada de elegir el rumbo de su vida. O al menos eso creía, pues aunque pensó haberlo dejado
todo atrás, seguirá cargando con su pasado y se verá ahora obligada a confrontarlo” (Mijares,
Gatopardo).
En esta secuela se establece que Nora ha logrado todo lo que desea que pase en su vida.
El ejemplo a continuación de la obra Casa de muñecas explica que Nora decide irse de su casa e
incluso dejar a sus hijos:

HELMER: Hablas como chiquilla. No comprendes a la sociedad de que


formas parte.
NORA: No, no comprendo nada; pero quiero comprenderlo y averiguar de
parte de quién está la razón: si de la sociedad o de mí.
HELMER: Tú estás enferma, tienes fiebre, y hasta casi creo que no estás en
tu juicio.
NORA: Por lo contrario, esta noche estoy más despejada y segura de mí
que nunca.
HELMER: ¿Y con esa seguridad y esa lucidez abandonas a tu marido y a tus
hijos?
NORA: Sí (Ibsen, 102)

Desde un punto de vista personal, lo anterior refleja que la mujer logra descubrirse a sí
misma y realizarse fuera del control de alguien más, pero que esto debe hacerse con
responsabilidad ante lo que ya tiene en la vida, como los hijos. Por ejemplo, en la secuela ya
mencionada, el personaje de Nora tiene que enfrentarse a sus descendientes y explicarles la razón
del abandono. Su vida exitosa igual se ve turbada por el remordimiento porque tarde o temprano
tiene que dar la cara ante lo que dejó. Personalmente, creo que se debe actuar con
responsabilidad, no sólo existimos nosotros en el universo, hay muchas personas que nos rodean
y se pueden ver beneficiadas o dañadas con algunos de nuestros actos.
En suma, se puede observar que la obra sí funciona como un postulado que propone la
autorrealización a través del personaje femenino de Nora. Se defiende su individualidad
representando la de todas las personas en general criticando la fuerza del patriarcado, donde
Nora sólo tiene una posición, la de esposa, que la automatiza. Esto propone que cada quien debe
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buscar su camino sin el control de alguien más. Además, el contraste con el personaje de Cristina
pone la actitud de Nora como superior, lo que triunfa ante la actitud de subordinación de su
amiga. Asimismo, la actitud pre-feminista marcada en la obra habla en función de la búsqueda de
la mujer para que se realice a sí misma, y por igual, cualquier persona tiene el derecho a hacerlo.
Nora ha funcionado como un personaje revolucionario, de forma que el texto sigue teniendo
vigencia hasta el siglo XXI porque se siguen dando interpretaciones del resultado de la
realización propia de Nora para mantener ese mensaje en la sociedad actual.

Obras citadas

Ibsen, Henrik. Casa de muñecas. Prol. Juan Andrés Piña.

Mijares, Mariana. “Después de casa de muñecas”. Gatopardo, mayo del 2018,

https://gatopardo.com/opinion/mariana-mijares/despues-de-casa-de-munecas-mexico/

Rossignoli, Susana. “Casa de muñecas: un escándalo en su época, y ahora”. Generación Friki,

agosto 2015, http://www.generaciónfriki.es/libros(casa-de-munecas-un-escamdalo-en-su-

epoca-y-ahora/

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