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Misterios familiares

Me gusta ir a casa de mi abuela, pero ésta era una tarde de sábado muy aburrida.
Mi abuela pintaba unas flores amarillas sobre una gran caja de madera.
__ Abuela, ¿Qué hay ahí dentro?
__ Algunos recuerdos-
Mi abuela se limpió las manos y me dejó espiar. Ella fue enumerando:
__ El peinetón, la mantilla y los guantes de tu tatarabuela. El frac y la galera de tu tatarabuelo.
La ropa me pareció arrugada y descolorida. Tenía un olor desagradable y casi doscientos años.
La abuela me dijo que para ella era muy valioso, y por eso no me los daba para jugar.
__ Es parte del tesoro familiar. Algún día lo donaré a un museo _ agregó.
Esa noche la abuela terminó de pintar la caja y la dejó sobre la mesa para que se secara. Cuando todos
dormían, la curiosidad me llevó a revisarla.
Grande fue mi sorpresa cuando la encontré abierta y no podía creer lo que veía. El peinetón y la galera
bailaban sobre la mesa.
Los guantes aplaudían y la mantilla cantaba. Quedé paralizada cuando oí que reían y vitoreaban:
__ ¡Viva la Patria! ¡Somos libres! _ repetían una y otra vez.
Regresé sobre mis pasos y tropecé con una silla. Mi abuela prendió la luz. La miré pero no podía hablar.
Miré la mesa pero sólo estaba la caja cerrada. La abuela guiñó el ojo y me invitó a tomar un vaso de leche
tibia. Le puso candado a la caja y la guardó sobre su ropero.
__ ¿Mis tatarabuelos estuvieron frente al Cabildo cuando se formó el Primer Gobierno Patrio?
__ Sí, me contaron que sí.
Me emociona saber que parte de la historia de la Patria descansa dentro de esa caja que la abuela atesora.
Parece casi un sueño, ¿no?

Silvia Beatriz Zurdo

Misterios familiares

Me gusta ir a casa de mi abuela, pero ésta era una tarde de sábado muy aburrida.
Mi abuela pintaba unas flores amarillas sobre una gran caja de madera.
__ Abuela, ¿Qué hay ahí dentro?
__ Algunos recuerdos-
Mi abuela se limpió las manos y me dejó espiar. Ella fue enumerando:
__ El peinetón, la mantilla y los guantes de tu tatarabuela. El frac y la galera de tu tatarabuelo.
La ropa me pareció arrugada y descolorida. Tenía un olor desagradable y casi doscientos años.
La abuela me dijo que para ella era muy valioso, y por eso no me los daba para jugar.
__ Es parte del tesoro familiar. Algún día lo donaré a un museo _ agregó.
Esa noche la abuela terminó de pintar la caja y la dejó sobre la mesa para que se secara. Cuando todos
dormían, la curiosidad me llevó a revisarla.
Grande fue mi sorpresa cuando la encontré abierta y no podía creer lo que veía. El peinetón y la galera
bailaban sobre la mesa.
Los guantes aplaudían y la mantilla cantaba. Quedé paralizada cuando oí que reían y vitoreaban:
__ ¡Viva la Patria! ¡Somos libres! _ repetían una y otra vez.
Regresé sobre mis pasos y tropecé con una silla. Mi abuela prendió la luz. La miré pero no podía hablar.
Miré la mesa pero sólo estaba la caja cerrada. La abuela guiñó el ojo y me invitó a tomar un vaso de leche
tibia. Le puso candado a la caja y la guardó sobre su ropero.
__ ¿Mis tatarabuelos estuvieron frente al Cabildo cuando se formó el Primer Gobierno Patrio?
__ Sí, me contaron que sí.
Me emociona saber que parte de la historia de la Patria descansa dentro de esa caja que la abuela atesora.
Parece casi un sueño, ¿no?

Silvia Beatriz Zurdo

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