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académicos que imparte El Colegio de Michoacán (COLMICH), conforme a lo establecido en:

Ley Federal de Derechos de Autor, Título VI De las Limitaciones del Derecho de Autor y de los
Derechos Conexos, Capítulo II De la Limitación a los Derechos Patrimoniales, Artículo 148
Apartado V:

Reproducción de partes de la obra, para la crítica e investigación científica, literaria o artística.


T
del territorio
wixárika

José Luis Iturrioz Leza, Haiktri, Xitákame


Julio Ramírez de la Cruz y Wiyeme Julio Carrillo de la Cruz*

E
l territorio de los wixáritari se ha venido re­ nicipios diferentes, así como por la ausencia de un
duciendo desde la conquista y todavía hoy reconocimiento legal de la propiedad colectiva de
existe sobre él una fuerte presión de agricultores,la tierra.
ganaderos, empresas madereras y mineras, ecotu- ¿Qué relación existe entre estos problemas y
rísticas, etc. En el siglo XX, decenas de miles de la toponimia? Dejemos que lo explique una per­
hectáreas del territorio wixárika fueron ocupadas sonalidad tan renombrada como Agustín Yáñez,
por ganaderos de varios estados, y desde hace de­ político y escritor, dotado de una gran sensibili­
cenios los wixáritari están esperando de las ins­ dad para los aspectos humanos, no solo los litera­
tancias jurídicas y ejecutivas la resolución de estos rios, conocedor y admirador de las culturas indí­
conflictos. genas. Se reproduce aquí una sección del trabajo
En la actualidad se quiere abrir una carretera “Cultura nacional vs. cultura indígenas” (Iturrioz
que partiría en dos el territorio y lo dejaría expues­ Leza, 1995). En esta sección, titulada “Conquista
to a la explotación forestal, minera, cinegética y y nombres propios en La Tierra Prodiga de Agustín
turística, en la que tal vez los menos beneficiados, Yáñez”, se analizan pasajes de la novela donde es­
pero con seguridad los más perjudicados serían tablece una relación entre la conquista y el cambio
los wixáritari. Para ellos, la conquista es un proce­ de nombre. Lo interesante no es la teoría misma
so que no ha concluido. sino el hecho de que vio en la apertura de la tierra
Esta inercia histórica se ve favorecida por la pródiga a la agricultura y al turismo un acto de
indefinición de los Hínites entte estados y pof conquista.
la pertenencia de la zona wixárika a cuatro m u­

* Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas de la Universidad de Guadalajara.


J < íS -

R, P ^
cü, &i.^r p (y^j política, las finan2as, la prensa, la radio, el dne,
r/jL cuya visita redundara en propaganda y facilida­
des al proyecto. Entre todas, las mujeres, algu­
nas de las cuales, las más impresionantes habían
bautizado con sus nombres los accidentes más
hermosos de la bahía (Iturrioz Leza, 1995: 65).

El proceso va acompañado de la sustitución de


los nombres geográficos propios por otros to­
mados de la cultura occidental y mestiza. La in­
vasión de las tierras no es la única manera de no
reconocer a los verdaderos dueños de estas tie­
rras. Imponer nombres castellanos a los lugares
que ya tienen nombre desde la propia historia de
los pueblos indígenas es otra. La progresiva re­
ducción del espacio físico ocupado por los pue­
blos indígenas va acompañada de una progresiva
limitación de sus derechos lingüísticos, que de­
ben incluir el derecho a llamarse y a llamar a sus
lugares con sus nombres tradicionales. Si las tie­
rras les pertenecen, también se deberían respetar
los nombres con que ellos las han bautizado des­
de tiempos inmemoriales. De ahí la importancia
Seguramente Yáñez no estaba familiarizado que tiene el mantenimiento o recuperación de la
con teoría lingüística alguna sobre los nombres toponimia como parte de la cultura histórica.
propios, pero se dio cuenta perfectamente de De los nombres oficiales que aparecen en los
una manera intuitiva del papel que desempeñan mapas de los estados y del país para la llamada
en la lengua, especialmente en la interacción Sierra de los Huicholes, la mayoría son nombres
entre lengua y sociedad así como entre lengua de santos: San Andrés, San Sebastián, Santa Catari­
y acción, aspectos que explota literariamente na, Guadalupe, Santa Gertrudis, Sanl^a Bár^bar^a y mu­
con acierto. El protagonista, como los antiguos chos más. Algunos de ellos tienen una extensión
conquistadores, va poniendo nombre a cada en náhuatl que recibieron desde el imperio azteca:
pedazo de tierra que domina; cerros, playas, San Andr^és Cohamiata, San Sebastián Teponahuasl^lAn,
boscajes, rocas, puntas y todo tipo de parajes Sanl^a Catarina Cuescomatitlán, Guad^alupe Ocotán. Es
son bautizados a medida que los va convirtien­ la misma tendencia que observamos en las zonas
do en su propiedad, ya que el acto de dar un aledañas de los mestizos: San Nicolás, San Cayetano,
N nombte ptopio a las personas y cosas signifi­ San Jer^ónimo, San José de las Maderas, San Juan Ca-
SUJ ca entre otras cosas un acto de posesión. Los pistr^ano, Sanl^a Lucía, San Martín de Bol^años... Otros
nombres con que bautizaba estos lugares eran son combinaciones de un nombre de santo con
00
los de gente de alta condición e influencia en la un nombre nahua: San Pedro Jicomulco.
sN
is
La toponimia tradicional wixárika es muy dife­ La conservación de esta riqueza cultural no
rente, desde todos los puntos de vista. Los nom­ está garantizada. Muchos wixáritari están familia­
bres hacen referencia no solo a la orografía, a las rizados solo con los topónimos tradicionales de
características físicas y a las diversas formaciones los poblados más grandes o más próximos al lu­
naturales sino también a la flora y la faiana locales, gar donde crecieron. En especial, las generaciones
así como a personajes de la mitología wixárika: más jóvenes, que crecen en internados escolares,
Kauyumarie Muyewe, Paritsikatsie. Los nombres no no viven su territorio con la misma intensidad
religiosos en español son con mucha frecuencia que antes, se desplazan con más frecuencia al ex­
traducciones del wixárika. Cuando los visitantes terior que por el interior de su territorio. Parece
preguntan a los wixáritari por el nombre de un una contradicción que se ponga tanto empeño en
lugar, suelen dar la traducción en lugar del nom­ proteger los límites externos con mojoneras nom­
bre original: E l Ciruelil^^o (de Kwaripata), Teco^tes (de bradas en wixárika y que, al mismo tiempo, en el
Mikirixita), Los A ires (de Manu'eeka, “donde hay interior se esté produciendo la erosión de la me­
una corriente de aire”), Las Pitayas (de Mar^a Ma- moria cultural. Por eso, a través de este proyecto
nawe, “donde hay pitayas”), Cabeza ^e Venado (de y la utilización futura del libro escolar, queremos
M axamuu). hacer una contribución a la conservación de este
Lo original de los nombres wixáritari se mani­ valioso tesoro.
fiesta, entre otras cosas, en que son más descripti­ La pérdida de territorio y la pérdida de memo­
vos. Los españoles correspondientes son simpüfi- ria cultural son los dos enemigos principales de la
caciones, ya que por lo general solo conservan el toponimia autóctona. Con relación al primer fac­
elemento lexical: frente a Tierr^as Coloradas, Mukuxe- tor, es una preocupación constante de los wixári-
ta describe, con ayuda de elementos gramaticales, tari demarcar con claridad los límites para preve­
un lugar ubicado al pie de una pendiente. Frente a nir nuevas invasiones y acudir a los tribunales para
Tierna Blanca, Makatuxa ubica un lugar en la falda recuperar tierras ya invadidas. Solo la Comunidad
del cerro. de Tateikie tiene colocadas como 170 mojoneras,
Contra lo que los mapas y otros documentos la mitad de las cuales aparecen ya con su nombre
sugieren, el proceso de colonización y trascultura- en wixárika en un documento de principios del
ción no se ha consumado; en realidad, en su me­ siglo XVIII, cuando la autoridad virreinal llevó a
moria cultural los wixáritari conservan miles de cabo el primer intento de poner límite exterior
nombres, más de los que aparecen en los mapas a esta comunidad. Es interesante que las mojone­
usuales para toda la república mexicana, lo que da ras tengan siempre nombre wixárika, incluso en
testimonio de la intensidad con que han vivido el documento colonial, lo que muestra una clara
este territorio. Un territorio relativamente peque­ asociación entre la toponimia y la pertenencia del
ño y de baja densidad poblacional está cubierto territorio en la conciencia de los wixáritari.
todavía por una tupida red de nombres geográ­ El territorio actual es, por así decirlo, el mínimo
ficos en wixárika. Más de 20,000 topónimos te­ irreductible e irrenunciable. En realidad, el terri­
nemos ya inventariados y descritos para darlos a torio histórico de los wixáritari es mucho mayor. o
conocer en el libro Toponimia huichola, que pronto Más allá de los límites reconocidos hoy de manera
u
publicaremos. no ofidal, hallamos en zonas pobladas mayorita-
o
'i
riamente por mestizos, numerosos lugares con to­ I Demarcativo. Mojoneras.
pónimos wixáritari. I Histórico. Soporte de la memoria cultural.
En el Departamento de Investigación de Len­ > Simbólico. Paisajes semióticos, topografía con-
guas Indígenas de la Universidad de Guadalajara ceptualizada.
llevamos a cabo un estudio de la onomástica I Textual o discursivo. Papel de los nombres de
wixárika, que cubre una amplia gama de aspec­ lugar en la organización de los textos.
tos. En el plano descriptivo, el objetivo más in­
mediato es elaborar un inventario exhaustivo de La toponimia refleja características de una cultura
los diversos sistemas onímicos (antropónimos, y puede ser una herramienta útil para la historia.
etnónimos, hidrónimos, orónimos, teónimos o Su estudio puede ser fuente de información muy
hagiónimos, etc.). La investigación abarca tan­ valiosa para la reconstrucción de los contactos en­
to los endónimos como los exónimos, es decir, tre las lenguas y las culturas.
tanto los nombres en huichol (wixárika o Tateikie) Nuestro trabajo tiene, además del interés cien­
como los nombres introducidos desde otra cul­ tífico, una motivación práctica: ajrudar a los wixá-
tura (wixárik^a o San Andr^és), estos en la medida ritari en su esfuerzo por mantener su territorio y
en que han sido asimilados a la lengua materna recuperar parte de las tierras invadidas.
(Xanatirexi por San Andr^és) o han pasado a formar
parte de los hábitos discursivos. El análisis de los Trasparencia y motivación
exónimos se enfoca sobre todo a su estratificación semánticas
histórica, lo que permite reconstruir aspectos im­
portantes del desarrollo de los contactos entre la La motivación y la trasparencia semánticas tien­
cultura wixárika y la española-mestiza a través de den a perderse en el curso del tiempo como con­
los cambios diacrónicos, pero también aspectos secuencia de un proceso general de convencio-
etnohistóricos — por los dominios culturales a los nalización de los signos. Muchos nombres han
que pertenecen— sociolingüísticos — la convi­ sufrido este proceso al punto de que no podemos
vencia en competencia de los sistemas castellano y reconocer ni siquiera el significado del morfema
wixárika— y los factores diastráticos y diafásicos lexical, lo que indica que pertenecen a las capas
de la alternancia en el uso de los mismos. más ancestrales de su cultura: Wirikuta, Tuapurie,
La toponimia no es una nomenclatura o lista Xeutarie, Kimikita. En general, la trasparencia es
de etiquetas sin significado ni organización sino mayor en los nombres de la geografía física que en
un sistema ordenado y jerarquizado en varios pla­ los de la geografía sagrada, lo que se puede valorar
nos. A lo largo de este trabajo daremos informa­ como un criterio de antigüedad de ambos subsis­
ción sobre cada uno de estos aspectos: temas, aunque no es el único ni se puede aplicar
de una manera mecánica.
I Gramatical. Técnicas de formación de los tér­ Muchos de los nombres semánticamente tras­
minos. parentes hacen referencia a características físicas
N I Semántico. Trasparencia y motivación semántica. inherentes del lugar: si es una ladera (Makaxetá,
SUJ I Físico. Características del terreno. “tierra colorada en ladera”), una cima o meseta
I Práctico. Utilización del terreno (cacería, agri­ (Kwaxatsie, Cerro el Sapo, lte, “sobre el sapo”), una
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cultura, sendas, rutas de mulas...). hondonada, valle, arroyo o puerto (T a ^ Mayewe,
sN
i
“donde hay una palma en el río”), un lugar deli­ mete (imitadores rituales) en las actuales peregrina­
mitado como un poblado (Tsikwaita, “donde hay ciones a su tierra santa. Otro lugar se llama Teiwari
arrayanes”), explanada o extensión de terreno Muwatakurupixi (Cerro el Voladero del Vecino),
(Hukupá, “zona de pinos”), una planicie al pie de literalmente “donde se desbarrancó el mestizo”.
una pendiente o pared (Mukuxetá, “planicie de tie­ La toponimia refleja características de la cultu­
rra colorada al pie de una pendiente”), una franja ra misma, la manera de organizarse y de orientarse
que da la vuelta a un cerro en su sección media en el espacio, de acuerdo con el sistema de inter­
(Manakutuxá, “franja de tierra blanca alrededor cambios con la naturaleza y la manera de organi­
de la falda del cerro”), el color o composición de zar la convivencia social. Un aspecto central de la
la tierra (Ayepari Mayemane, “donde está el tepeta­ toponomástica es la interacción del hombre con el
te”), si hay un ojo de agua (Haixapa, “donde brota medio: ubicación de los asentamientos, determi­
el ojo de agua”), qué tipo de plantas crecen (Haka nada por las actividades económicas, las creencias
makdu, “donde hay carrizo”; Manatuaxaya, “me­ religiosas, las vías de comunicación (rutas de tras­
seta cubierta de robles”). porte de mercancías, de peregrinación, etcétera).
En algunos casos se remite a la religión: Un mismo referente (una montaña, un río)
Kawinurikatsie o Kawirikatsie, “picachos que son puede tener varios nombres en diferentes tramos
materializaciones de antepasados”; Tsaurixikatia, de su recorrido o desde diferentes puntos de vista,
“al pie del cerro de Tsaurixikd”, Tíkamerixikatsie, lo que revela aspectos de las redes de comunica­
“Picachos de El Zapote”. ción: la duplicidad de nombres difícilmente se sos­
En muchos otros casos, la nominación se basa
en una metáfora: a un río se lo compara con una
serpiente o a un cetfo se le asigna k figura de
una zorra: Awatsaitsie, “sobre la chara colimense”;
Harumunitsie, “barriles”; Weuraipa, “huilotas”; Ku
M uuyatia, “al pie de la cabeza de serpiente”.
En la toponimia pueden dejar sus huellas
hechos y procesos históricos: la relación entre
pueblos y territorios a lo largo de la historia, mi­
graciones, desplazamientos, invasiones y luchas
de conquista, colonización, mestizaje, desarro­
llos culturales, religiosos o míticos, contacto de
lenguas. Así, un pequeño lugar en la periferia
del territorio wixárika (cerca de Cañaveral, antes
de llegar a Jesús María) se llama Mirayutakwitixi
(“donde se pelearon”), traducido al español de
maneta simplificada como La Guerr^a, lo que se­
guramente hace referencia a algún hecho bé­
lico de la historia de la región. Con Xur^awe
Muyeka se asocia el primer encuentro con un
cura, hecho histórico actuado por los
tiene si entre los habitantes de las dos zonas exis­ (“territorio azul”) es un nombre simbólico del
ten estrechos contactos sociales. Desde la fusión territorio, que se extiende desde Nierika Manie
del río Chapal^agana con el río Jesús María, toma el (“frente al mar”) hasta Wa^rikitenie, la entrada
nombre de río Huaynamota hasta desembocar en a Wirikul^a (“donde crecen los peyotes azules”).
el río Grande de Santiago, y en la desembocadura, a Otros nombres simbólicos son Makuweri (“lugar
la altura de Barra Asadero, lo llaman río Asadero. del despliegue”), en alusión a la historia del ocu-
El río San Pedro recibe los nombres Kiyeweuri. pamiento del territorio por los ancestros; Heriepa
Hayurika. (“k supetfide”), en contraposición al infratnun-
do o mundo precivilizado de los ancestros más
antiguos que salieron del mar.
E1 mar tiene numerosos nom­
bres, cada uno de los cuales perte­
nece a un contexto diferente den­
tro de la historia sagrada: Tetiapa,
“inframundo”; Haiyiwipa, “lugar
de las nubes negras”; Xainikita;
Kimikita, Hari Hixiapa; Waxiewe;
Nuitsipa; Aixurimepa, y Aiyuawipa
son algunos de ellos. Finalmente,
Haramara quizá procede de una
composición de la wixárika ha
“agua” y la palabra castellana mar,
lo que refleja la fusión de un ele­
mento cultural centrado en el agua
(Tatei Haramara, “Nuestra Madre
Haramara”, es una de sus diosas
madres o del agua) con la incorpo­
Muchos lugares tienen varios nombres en ración a su mitología de la llegada
wixárika, y el uso de uno u otro depende de facto­ de los españoles por el mar. Algo similar ocurre
res comunicativos. Una distinción fundamental se con muchos otros lugares (véanse detalles más
establece entre el uso coloquial, cotidiano o pro­ abajo).
fano frente al uso en el discurso religioso. La al­
ternancia entre nombres en español y nombres en Estructura gramatical
wixárika es en buena medida de orden pragmáti­ de los topónimos
co, es decir, está regida por diversos componentes
de la situación comunicativa. Por su estructura gramatical, los topónimos se
N El nombre profano del territorio habitado por pueden ordenar en un continuo de descriptividad
SUJ los huicholes es simplemente wixáritari wakwie (“la desde los términos oracionales hasta las etiquetas
tierra de los huicholes”), mientras Makuwuawi monomótficas, pasando por una sene de estmc-
00
sN
turas intermedias. En el polo de máxima descrip- suelen ser sintácticamente complejos, no apare­
tividad hay que distinguir dos tipos de términos cen adverbios ni determinantes nominales.
oracionales. Teiwari Taxaiye es más bien un nombre comple­
jo, como lo muestra la ausencia del morfema
1. La primera instancia se compone de térmi­ - t i (Teiwari Taxaiyeti), y lo mismo cabe decir de
nos oraáonales que llevan un sufijo locativo, Kwamiata 'Akijari Manuyel^eni, “desemboca el
generalmente —tsie “donde”: Kwaxí Mukatsie arroyo Kohamiata” (Boca de Arroyo de Co-
“donde hay una cola” (picachos junto al Cha- hamiata), Mireitunaxt, “cerro que se quemó”;
palagana, arriba de ?Akitenie); Tuu^a Mukatsie Teiwari Muwal^akurupixt, “donde se desbarran­
“donde está la araña” (Ventana de la Araña). có el mestizo”, Mirayukwitixr, “donde se ma­
Un nombre que designa algún tipo de vege­ taron” (La Guerra). En esta categoría entran
tación o, metafóricamente, la figura del algún también las construcciones sin sujeto explícito
cerro, va acompañado de un predicado verbal que hacen referencia al color de la tierra o pro­
con el modal neutral m i-, bajo en asertividad, piedades climáticas: Mukatuxa “está blanca una
lo que hace posible que su función primaria sea planicie de la ladera”; Mukahaiti; “está frío en
nominativa más que declarativa. un bajío”; Manu'eka, “el viento sopla por un
2. La segunda instancia son construcciones de desfiladero” (Cerro del Aire).
relativo, con un núcleo nominal y una oración La estructura oracional permite de todos mo­
determinativa. Esta estructura se caracteriza dos un grado máximo (relativo) de descriptivi-
por k ausencia de un sufijo local, feecuente en dad: el predicado suele llevar especificaciones
los términos más condensados, pero que aquí de orden espacial que clasifican los referentes
se debería entender como subordinador: para en ciertas categorías que describiremos en de­
el mismo lugar (Las Cabras) se dice Tsiputsie talle más abajo: ha-, -u, 'ana-, 'anu-, k a-, k u-,
“sobre el chivo” o Tsipu Manawe “cima donde w a-, ta - como en m -u -w a-ta-k u ru p i-x i donde
está un chivo”. Ejemplos- 'litsíM ukatia, “don­ u expresa en espacio general (frente a una su­
de está el bastón”; Uyuri m ayen, “están unas perficie localÍ2ada con ha-), w a - el movimiento
cebollas”; Teiwari Taxaiye Makawe, “donde envolvente y precipitado como en avalancha,
está el vecino amarillo”; Karuanime Manaxei- ta - el borde (del precipicio) y -x i el carácter
rie, “donde se ofrendan tamales rituales”; Keta eventivo (aspecto perfectivo). La alternancia
ma^amane, “están tendidas las huellas”; Teiwari de formas supletivas verbales (ka vs. tei, we vs.
Muwatakumpixr, “se desbarrancó un gachupín” u) permite distinguir la referencia a un objeto
(mojonera Cerro el Voladero del Vecino); Tee- o varios Matsikíi Mayetei, “donde hay unas es­
té Manutatarixt, “la roca se hendió” (mojonera cobetas”. Además, el nombre puede aparecer
Piedra Hendida); Kwietsanari Muyemane, “hay en plural: Kwarerexi mukahe, “hay calabazas de
un barbechito en una hondura”; Kixa Makaka, cuello”; Yiiríte Muyetei, “donde están parados
“está parado un caracol”. Su función, básica­ unos cántaros junto al arroyo” (Arroyo de los
mente nominativa, hace que estos términos Cántaros). Mientras Manatuaxaya describe un
aparezcan en general bastante condensados; no “cerro en cuya cima hay un bosque de robles”
u
o
'i
(Cerro del Roble), Tuaxá Manu^awe describe 4. En los términos siguientes el predicado ka,
un “mirador cerca de la cima” (Divisadera El “estar parado”, que es el menos marcado de
Roble). los verbos ubicativos existenciales, aparece
3. La diferencia principal con los anteriores es conveítido en un sufijo y seguido de morfe­
que el nombre aparece incorporado a una mas locativos: Teeka yiwimekatsie, “sobre el pe­
construcción verbal y no como sintagma libre, dernal negro”, Tsuwirikatsie, 'Uwenikatsie (mojo­
con lo que pierde referencialidad. La referencia nera Banco de San Hipólito); Yeimukwarikatsie,
se hace de manera global a una especie vegetal “donde crece el yesca”; Ku^uwari^atsie, “donde
o tipo de objeto. Son enunciados con verbos está el búho”; Kawinurikatsie, “donde están los
intransitivos derivados de un nombre median­ picachos”; Kixikatsie, “donde está el caracol”;
te el sufijo existencial —
y a “haber en abundan­ Teyupanikatia, “donde está el templo” (Cerro
cia X”: maye'uapuriya, “donde abundan amoles”; del Arroyo); Wakanarikatsie, “donde están las
Manatsakuxaya, “donde abunda la planta zarza­ gallinas”; Teewimekatsie, “donde está el largo”
parrilla”; Makayeimukwariya, “en una superficie (Cerro el Alto).
delimitada en la ladera hay zacate del tipo yei- 5. Sigue una estructura de tipo semipredicativo,
mukwar^^^ espaciales posi­ con un determinante débilmente nominaliza-
bles son las mismas que en el primer punto. do, precedido o no de un nombre y acompaña­

oe
sC4
do de un sufijo locativo: Tee^a Yiwimel^sie, “sobre “en la zona de pinos”; Kupir^atia, “al pie de la
el pedernal negro”; Xi^raiyemepa, “zona de la cofradía”.
espejeada” (Mesa de la Manga)-¡Aixurimepa, 12. Por último, están las etiquetas que aparte del
“zona del risco rojo”; Tekaxuremepa, “zona del lexema no tienen ningún otro elemento signi­
pedernal rojo”. ficativo. Con frecuencia, d único morfo exis­
6. Menos oracional y por tanto menos descriptiva tente está desemantizado: Xiwarie, Xeutarie,
es la construcción posesiva: Ku Mtiuyatia, “ser­ Taimarita, Wirikuta (Real de Catorce), Waxiewe
piente cabeza-POS:3SG—al pie de”, “al pie de la (San Blas) ^ pueden identifi­
cabeza de serpiente”. car varios morfos, pero ocurre que carecen por
7. Siguen los términos compositivos con la mar­ completo de trasparencia semántica.
ca de composición -yari: K^wamiata ^A^yari,
“arroyo de Cohamiata”; Tateikita Akiyari, Es un sistema elástico y dinámico que permite de­
“Arroyo Huaixtita”; Tesorero Akiyaritsie, “Arro­ signar un lugar con varios términos más o menos
yo del Tesorero”. descriptivos de acuerdo con las necesidades co­
8. A continuación se ubican los compuestos de municativas: Haxikirita o H a Mukuxikiriwa, Teeka
dos lexemas seguidos de otras marcas deriva­ Miyiwitsie, Teeka yiwimekatsie o Tee^ayiwimetsie (Pe­
tivas: Haxikarita, “Aguascalientes”; Haxikirita, dernal Negros); Yeimukwarikatsie, “donde crece
mojonero Agua remolino; Haa mukuxi^+riwa, un tipo de zacate llamado yesca (yeimukwari)”, o
H a Yuanirita, “donde se produce el eco del Ma^ayeimu^wariya; Haxikirita, “remolino de agua”
agua”; Teikakita, “en la casa del torbellino” o o Ha Mukuxikiriwa, “agua que se arremolina”; Ha
Hatewikia, “por donde el agua grande” (Estan­ Yuanirita, “donde se produce el eco del agua” o
que del Remolino); Terikaxikie, “en el nido de Yual^a, “donde resuena”; Tei^akita “en la casa del
los alacranes”; Hatuxameneipa. torbellino” o Hateewikia, “por donde se extiende
9. Compuestos en yuxtaposición seguidos de una el agua estancada” (Estanque del Remolino).
marca locativa: Xiye Terita “cueva del armadi­
llo”; Wirikitsurietsie, “en el pico del zopilote”; Geografía sagrada o simbólica:
Matakita, “en la casa del metate”; paisajes semióticos, topografía
metsetsie, “cerro pelón”. conceptualizada
10.Compuestos en yuxtaposición:
“mirador de las moscas”, Maxamu'u, “cabeza No todos los topónimos designan lugares perte­
de venado”; Akitenie, “embocadura del río”. necientes y ubicables en la geografía física. Exis­
11.Una instancia menos descriptiva está forma­ ten también muchos nombres que conforman
da por un nombre seguido de una posposi­ una geografía sagrada o paisaje simbólico donde
ción locativa: Kaitsatia, “al pie de la sonaja”; se ubican los acontecimientos relevantes de la his­
Turamukameta, “donde Turameta”; Hata, “en toria sagrada y que sirven de soporte a los textos
el agua”; Awatsaitsie, “sobre la chara colimen- narrativos en que se trasmiten.
se (ave)”; Tunaarita, “en Tonalisco”; Wirikitsie, Entre la geografía física y la sagrada pueden
“sobre el zopilote”; Kwatsaripa, “los cuervitos”; existir muchas coincidencias, así como existe una
u
Tsikwaita, “en los arrayanes”; Kwaxatsie, “sobre transición continua entre la historia real y la sagra­
el sapo”; Pikaxitsie, “sobre las vigas”; Hukupa, da o mítica, pero se trata de dos planos diferentes
o
'i
de significación que finalmente se pueden sepa­ en las montañas intermedias cazan los venados
rar y persistir de manera autónoma. Lo relevante que se consumen en ks fiestas.
en la toponimia sagrada no son las características Los límites del territorio sagrado están dados
matemles del teríeno sino la significación que k por cuatro lugares extremos ubicados en los cua­
cultura les asigna a partir de los mitos e historias tro rumbos: Xapawiyemel^a, “el lugar del árbol de la
sagradas relacionadas con los ancestros fundado­ lluvia” (el lago de Chapala), alejado de su actual
res; los accidentes del terreno pueden ser interpre­ territorio unos 200 km; Hauxa Manaká, en el esta­
tados como significantes de k s histoiias m atetk- do de Durango; Waxiewe, en San Blas, y Wiri^uta,
lizadas en ellos. en San Luis Potosí.
En la cultura de los wixáritari, la geografía y Desconectados de sus referentes físicos, los
toponimia sagradas son un elemento central de nombres pueden permanecer todavía mucho
los rituales y de los mitos. El territorio que como tiempo en la geografía sagrada, asociados a acon­
recolectores y cazadores recorrían desde mucho tecimientos históricos narrados en los mitos. Mu­
antes de la conquista española no tenía límites de­ chos nombres de lugar aparecen, por ejemplo, en
finidos; abarcaba una vasta zona que se extendk el mito de la ruta de los muertos o en la marcha
desde la costa en el actual estado de Nayarit has­ de los antepasados, donde se narran las peripe­
ta Real de Catorce, ubicado a más de 400 km al cias de los ancestros fundadores en su tarea de
norte de su actual territorio, en el estado federal configuración del territorio hasta k fiindadón de
de San Luis Potosí, y conocido en wixárika con los asentamientos actuales, donde se hicieron agri­
el nombre de Wirikul^a. En su memoria cultural, cultores sedentarios.
todo este vasto territorio es caracterizado como la En su tarea de ocupación y ordenamiento del
tierra sagrada de los antepasados. territorio los antepasados siguieron diversas rutas
Hay numerosas sendas tradicionales que co­ que se recitan en los cantos. Estas rutas sirven de
nectan todos los puntos y muchos nombres que hilo conductor a los textos narrativos correspon­
se mantienen sobre todo en los mitos y en los can­ dientes, y estos a su vez ligan y dan coherencia
tos chamánicos. Los límites de este territorio los histórica a los diferentes lugares del territorio.
proporciona la presencia de los lugares sagrados Pensamos que vale la pena preservar este terri­
donde moran los antepasados y están grabadas torio, encomendado a las manos de quienes han
sus hazañas. Su cultura, llamada tayeiyari, “nuestra sabido defenderlo a lo largo de los siglos, como
ruta”, es una de las expresiones más usuales para patrimonio de Jalisco, de México y de la huma­
referirse a k cultura propk, simbolizada geográfi­ nidad. La lengua y la cultura wixáritari valen más
camente por una trayectoria que se extiende desde que una mina.
San Blas en la costa (Waxz'ewe), por donde los ante­
pasados emergieron del inframundo marino, hasta Referencia bibliográfica
Wirikul^a, donde crece el peyote, que hace posible
la comunicación con los ancestros divinos. En el Iturrioz Leza, José Luis (ed.) (\995)^ ^ ^ x io n esso -
N tiempo que media entre la peregrinación a Wiriku- br^e la identidad étnica, Guadalajara, Universidad
SUJ ta y la siembra del maíz, regresan al espacio y tiem­ de Guadalajara.
po de los antepasados recolectores y cazadores;
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