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“Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento” es todavía una aspiración más que un

hecho alcanzado como creían los ilustrados ingleses. Es aún un llamado a la acción, más que la
concreción de una etapa.

El desarrollo del pensamiento ilustrado se sitúa entre la Revolución Gloriosa y la francesa, sin
embargo, lo importante no radica en fechar, sino en comprender la relación entre sus
exponentes y la concepción que tienen de la sociedad. Dentro del ámbito de la ilustración
también caben aquellos intentos por sostener el sistema feudal, reformándolo, para que pudiera
seguir subsistiendo, nos referimos al “despotismo ilustrado”. Si bien los ilustrados vivieron los
dos procesos; no obstante, no supieron reconocer el nexo existente entre revolución y progreso,
hecho que les haría renegar posteriormente de la revolución francesa y expresar su desacuerdo
por la forma en que se desenvolvió. Las concepciones reformistas, de cambios lineales e
incruentos fueron atrozmente desdichos.

Si bien existen influencias entre los ilustrados ingleses y franceses, cada uno es producto de las
situaciones históricas concretas de un determinado momento de las condiciones sociales,
económicas y políticas de su contexto. Inglaterra, posterior a la revolución vive bajo la idea del
progreso, liberalismo económico y la visión histórica de la escuela escocesa; la Francia feudal, la
idea de naturaleza, fisiocracia, la concepción de la historia de Voltaire y Montesquieu.

Identificar las influencias de la ilustración francesa no es difícil, sin embargo, se debe


comprender que no se reduce a la suma de aquellas, sino que, aunque recoge y se nutre de su
lenguaje, este tiene que ser resignificado y apropiado para explicar una realidad ajena y
diferente (Francia del S.XVIII). EL primero de los antecedentes radica en la física newtoniana y el
interés por las ciencias de la naturaleza, debido a su capacidad de evidenciar estructuras
ordenadas, medibles y predecibles, no es extraño entonces que se hable de física de la sociedad.
El segundo está vinculado con el libertinismo, de donde mana el caudal crítico del Renacimiento,
aparado en el anonimato, tradición seguida por los ilustrados franceses. El tercer factor se
relaciona con el pirronismo histórico, concepción crítica de la historia que no agota la duda sobre
las fuentes sino la aplica a los contenidos mismo1. La crítica se consolida como instrumento de
la razón para conseguir conocimientos exactos.

Si bien Bayle es el maestro de la Ilustración, quien les enseña a pensar y criticar; el análisis de
las concepciones ilustradas debe empezar por Voltaire.

1
Uno de los máximos representantes del pirronismo histórico fue Pierre Bayle, quien señalaba “La
antigüedad y universalidad de una opinión no era signo de verdad” y sostenía que “El ateísmo no
conduce necesariamente a la corrupción de las costumbres” (Diccionario histórico y crítico)

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