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TEOLOGÍA II

1. Semana (Profesor: Abel Velasco)


Introducción: (Hamarteología), el pecado, términos bíblicos.

1.1. Terminología

Cómo se podría esperar de un libro cuyo tema dominante es el


pecado del ser humano, por un lado, y la generosa salvación que Dios
ofrece, por el otro; la Biblia emplea una gran variedad de términos,
tanto en el AT como en el NT, para expresar la idea del pecado.
Hay cuatro raíces principales, heb. jata‟ es la más común, voz que,
con sus derivados, transmite la idea general de errar el blanco o
desviarse de la meta Jue. 20:16 (para un uso que puede o no ser
moral). Una gran proporción de las veces en que aparece se refiere a
una desviación moral y religiosa, ya sea con respecto a los hombres
(Gn. 20:9), o a Dios (Lm. 5:7).
Frecuentemente se utiliza el sustantivo jatta’th,.como término
técnico para ofrenda por el pecado (Lv. 4). Esta raíz no se refiere a la
motivación interior de la acción errónea, sino que se concentra más en
su aspecto formal como desviación de la norma moral, generalmente la
ley o la voluntad de Dios (Ex. 20:20; Os. 13:2; etc.).
pasha se refiere a la acción en torno a la ruptura de una relación,
“rebelión”, “revolución”. Aparece en sentido no teológico, por. ej., con
referencia a la secesión de Israel de la casa de David (1 R. 12:19). En
relación con el pecado, es quizás el más profundo de los términos del
AT, que refleja el hecho de que el pecado es rebelión contra Dios y el
desafío de su santo señorío y gobierno (Is. 1:28; 1 R. 8:50; etc.).
ivvah transmite un sentido literal de perversión, “torcimiento”,
o “trastorno” deliberados (Is. 24:1; Lm. 3:9). En relación con el pecado
refleja el pensamiento del pecado como un mal realizado
deliberadamente, “hacer iniquidad” (Dn. 9:5; 2 S. 24:17). Aparece en
contextos religiosos, particularmente en forma sustantiva, avon, que
destaca la idea de la culpa que surge del mal deliberadamente cometido
(Gn. 44:16; Jer. 2:22). También puede referirse al castigo que recae
sobre el pecado (Gn. 4:13; Is. 53:11).
La idea básica de shagah, es la desviación del camino correcto (Ez.
34:6). Es indicativo del pecado producido por la ignorancia, el “errar”,
“desviarse como criatura” (1 S. 26:21; Job 6:24). A menudo aparece
en contexto cúltico como pecado contra reglamentaciones rituales no
reconocidas (Lv. 4:2).

1.1
También debemos referirnos a rasha , ser malo, actuar
maliciosamente (2 S. 22:22; Neh. 9:33); y amal, el mal hecho a otros
(Pr. 24:2; Hab. 1:13).
El principal término neotestamentario es ahmhamah, que equivale
heb. a jatta’th. Se emplea en gr. clásico en el sentido de errar el blanco
o tomar un camino equivocado. Es el término neotestamentario general
para el pecado como acción concreta, como violación de la ley divina
(Jn. 8:46; Stg. 1:15; 1 Jn. 1:8). Hamarteología: la teología, o estudio,
del pecado).
En Ro. 5–8 Pablo personifica el término como principio rector de la
vida humana (cf. 5:12; 6:12, 14; 7:17, 20; 8:2).
paráptoma, aparece en contextos clásicos para un error de
medición o un desatino. El NT le confiere una connotación moral más
fuerte, como mala acción o transgresión (“muertos en …”, Ef. 2:1; Mt.
6:14s).
parábasis, es un término derivado en forma similar y con
significado parecido, “transgresión”, “ir más allá de la norma” (Ro. 4.15;
He. 2.2).
asébeia, es quizás el más profundo de los términos
neotestamentarios, y comúnmente traduce pasha , en la LXX. Implica
maldad o impiedad activas (Ro. 1:18; 2 Ti. 1:16).
Otro término es hnomah, desobediencia, desprecio por la ley (Mt.
7:23; 2 Co. 6:14).
khkah y ponµeaah, son términos generales que expresan depravación
moral y espiritual (Hch. 8:22; Ro. 1:29; Lc. 11:39; Ef. 6:12). La última
de estas referencias indica la relación entre el segundo término
mencionado anteriormente y Satanás, el malo, jo ponerós, (Mt. 13:19;
1 Jn. 3:12).
adikía, es el principal término clásico para el mal que se le hace al
prójimo. Se traduce de diferentes maneras: “injusto” (Lc. 18:6),
“injusticia” (Jn. 7:18; Ro. 2:8; 9:14), “iniquidad” (2 Ti. 2:19). 1 Jn. lo
equipara con ahmhamah (1 Jn. 3:4; 5:17).
También tenemos µnoooe, término legal que significa “culpable”
(Mr. 3:29; 1 Co. 11:27), y omµalµemh, „deuda‟ (Mt. 6:12).

1.2. La interpretación

No obstante, la definición de pecado, no se deriva simplemente de


los términos utilizados en la Escritura para hacer referencia a él. La

1.2
característica más típica del pecado en todos sus aspectos es que está
dirigido contra Dios (cf. Sal. 51:4; Ro. 8:7).
Cualquier concepción del pecado que no ponga en primer plano la
oposición que le ofrece a Dios es una desviación de la representación
bíblica.
El concepto popular de que el pecado es egoísmo delata una falsa
apreciación de su naturaleza y gravedad.
Esencialmente el pecado está dirigido contra Dios, y sólo esta
perspectiva explica la diversidad de sus formas y actividades. Es
violación de aquello que la gloria de Dios exige, y por lo tanto, en su
esencia misma es lo que se opone a Dios.
Es precisamente esta interpretación la que predomina en el NT,
donde toda transgresión se interpreta como una ofensa contra Dios.
El concepto de Pablo en Ro. 7 es que la ley trae el conocimiento
del pecado, pero no lo puede quitar; incluso reaviva la conciencia de
pecado y hace abundar las transgresiones (7:7–11).
La ley no es, sin embargo, pecado, sino que su objeto es restringir
las transgresiones mediante la aplicación de penalidades. Por el
conocimiento de la ley, nuestra naturaleza pecaminosa ( ahmhamah) es
provocada y consecuentemente nos tienta a cometer actos pecaminosos
concretos (phahbheae).
La naturaleza pecaminosa, la forma de vida pecaminosa, la
expresa Pablo mediante referencias a la carne (ehas).
Para describir la vida salvada por Cristo, se usa la palabra
“espiritual” (pnµemh).

Bibliografía:

1.3

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