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LIBERTAD DE
EXPRESIÓN E
INFORMACIÓN
dERECHO CONSTITUCIONAL
BIB-USR-CHICL
[NOMBRE DE LA EMPRESA] [Dirección de la compañía]
SUMARIO
I. INTRODUCCION
Preámbulo
El Congreso Constituyente Democrático, invocando a dios todopoderoso,
obedeciendo el mandato del pueblo peruano y recordando el sacrificio de todas las
generaciones que nos han precedido en nuestra patria, ha resuelto dar la siguiente
constitución:
Título I
De la persona y de la sociedad
Capítulo I
Tal como se recoge de un informe presentado por la Defensoría del pueblo (2000)
“La libertad de expresión ha sido reconocida por diversos documentos
internacionales sobre derechos humanos los cuales, por lo general, no adoptan una
concepción dual ya que no establecen una expresa diferencia con la libertad de
información. Más bien, comprenden a este último derecho como parte del contenido
de la libertad de expresión, acogiendo una tesis que algunos autores han
denominado unificadora”. Entre los tratados, se encuentran las siguientes normas
relativas al Derecho a la Libertad de Expresión:
Es por ello por lo que la libertad de expresión tiene una dimensión individual y una
dimensión social, a saber: ésta requiere, por un lado, que nadie esté arbitrariamente
menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por
tanto, un derecho de cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho
colectivo a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento
ajeno.
Debe ejecutar los actos del servicio de manera transparente, ello implica que
dichos actos tienen en principio carácter público y son accesibles al
conocimiento de toda persona natural o jurídica. El servidor público debe de
brindar y facilitar información fidedigna, completa y oportuna.
1
El Juicio de Razonabilidad: Elementos: La ponderación, la razonabilidad y la proporcionalidad (Estos
criterios son usados hoy comúnmente por los Tribunales Constitucionales o por las Cortes Supremas de todo
el mundo).
En un principio, el juez Thomas Cooley en su obra The elements of torts (1879)
definió el derecho a la privacidad como “the right to be let alone”, esto es, “el
derecho a ser dejado solo o sin ser perturbado o molestado por injerencias externas
no deseadas”. Actualmente, la formulación de este derecho, se caracteriza por el
rechazo de toda intromisión no consentida de la vida privada, sobre todo de los
medios de comunicación, haciendo prevalecer las ideas de aislamiento y autonomía,
especialmente en aspectos de la vida doméstica y las relaciones sexuales.
Teniendo en cuenta que todos los derechos consagrados en los Convenios o Pactos
Internacionales de DD.HH. y consagrados también en nuestro ordenamiento jurídico
-principalmente nuestra Constitución- tienen de manera jurídica y formal igual valor,
por lo tanto, deben paralelamente tener amparo judicial efectivo.
Sobre este tema la Defensoría del Pueblo del Perú, afirma lo siguiente:
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La veracidad es un requisito constitucional para el ejercicio del derecho a la expresión e información, pero
es insuficiente en ciertos casos en los que se carece de relevancia pública.
El conflicto entre el derecho al honor y la libertad de expresión se expresa con
particular intensidad en nuestro país en el marco de la atribución de
responsabilidad penal, concretamente cuando se trata de proteger el honor. En
efecto, en el Perú es frecuente que se presenten situaciones en las cuales se
cuestionan decisiones judiciales que condenan a personas a penas privativas de
libertad–especialmente periodistas– por afectar el honor en el marco del ejercicio
de la libertad de expresión. (Defensoría del Pueblo, s.f., pág. 21)
la afectación del honor tendrá que evaluarse cuando se afecte a una persona en sus
reales y concretas posibilidades de realización y actuación personal en la comunidad.
Dicho de otra forma, no es la simple afirmación de una afectación al honor por parte
supuestamente afectada, sino por el contrario esta debe acompañar elementos
fehacientes que enerven el derecho a la libertad de expresión.
En nuestra constitución de 1993, el inciso 4 del artículo 2 nos habla: "(a) las
libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante
la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social,
sin previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las
responsabilidades de ley. Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y
demás medios de comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en
el fuero común. Es delito toda acción que suspende o clausura algún órgano de
expresión o le impide circular libremente. Los derechos de informar y opinar
comprenden los de fundar medios de comunicación".
De acuerdo con esto, se exige que la información sea verdadera. Implicando que la
dimensión integral del derecho a las libertades de expresión e información necesita
de alguna precisión conceptual que delimite y, permita distinguir el contenido y
alcances específicos de las libertades de las partes.
En nuestro Tribunal Constitucional, con motivo del amparo interpuesto por la Caja
de Ahorro y Crédito de San Martín contra la emisora Radio Imagen y dos de sus
periodistas (Expediente No. 0905-200 1-AA/ Tribunal Constitucional) expidió una
sentencia donde se adopta esta distinción, cuyo fundamento conceptual
compartimos, señalando: "(l)a libertad de expresión garantiza que las personas
(individual o colectivamente consideradas) puedan trasmitir y difundir libremente
sus ideas, pensamientos, juicios de valor u opiniones ( ... )la libertad de información,
en cambio, garantiza un complejo haz de libertades, que, conforme enuncia el
artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, comprende las
libertades de buscar, recibir y difundir informaciones de toda índole verazmente (
...). Con la libertad de expresión se garantiza la difusión del pensamiento, la opinión
o los juicios de valor que cualquier persona pueda emitir; la libertad de información
garantiza el acceso, la búsqueda y la difusión de hechos noticiosos o, en otros
términos, la información veraz. Por su propia naturaleza, los juicios de valor, las
opiniones, los pensamientos o las ideas (…) son de naturaleza estrictamente
subjetivas y, por tanto, no pueden ser sometidos a un test de veracidad; a diferencia
de lo que sucede con los hechos noticiosos, que, por su misma naturaleza de datos
objetivos y contrastables, sí lo pueden ser".2
El problema surge con la duda de si debería ser permisible que las municipalidades
tuvieran el poder de emitir mandatos prohibitivos sobre un derecho constitucional,
siendo que, si así fuera el caso, en el país ya existieran diversas ordenanzas
municipales estableciendo limites o restricciones o para otorgar criterios amplios.
f) El derecho de rectificación:
En el inciso 7 del artículo 2 de la Constitución se manifiesta que:
En el caso de Felipe Ortiz Prieto contra el director del programa noticioso ‘‘Acontecer’’
el Tribunal Constitucional decidió que el derecho de rectificación no comprende la
posibilidad de que en ejercicio de dicho derecho subjetivo se pueda pretender
corregir, enmendar, suprimir o simplemente rectificar juicios de valor u opiniones
que a través del medio de comunicación social se hubieran transmitido.
Otro caso es el Decreto Ley No. 25880 en su artículo 1, que manifiesta que el que
valiéndose de su condición de profesor influya en sus alumnos haciendo apología del
derecho será considerado como autor de delito a la patria.
X. CONCLUSIONES