1

M e m o r i a s :
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án Santillán · Migue
res: Trinidad Alem
Compilado
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...

Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación… Ambiente saludable, sistemas

socioambientales e interculturalidad
Primera edición 2018
DR© El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)
Carretera Panamericana y Periférico Sur s/n
Barrio de María Auxiliadora, C.P. 29290
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
Tel. (967) 674 90 00. Fax(967) 674 90 21
Para reproducir total o parcialmente esta obra se requiere autorización:
lruiz@ecosur.mx
Cuidado editorial: Sofía Carballo
Formación, diseño de portada y fotografía de portada: Patricia Carricart
Hecho en México
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Se ofrecen ejemplos de la manera en que podría citarse la información contenida en el presente documento:
Documento
Alemán S., T., Vásquez S., M.A., Hernández C., C., Junghans,
C.R., Ruiz-Montoya, L. (Comps.). 2018. Memorias Mesas de reflexión
y análisis sobre Conservación… Ambiente saludable, sistemas socioam-
bientales e interculturalidad. Abril-octubre de 2017. El Colegio de
la Frontera Sur (ECOSUR). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
México. 107 p.
Participaciones
Ponente:
Álvarez G., Gordillo. 2018. Ponente en “Salud y Ambiente”. En:
Alemán et al. Memorias Mesas de reflexión y análisis sobre Conserva-
ción… Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad.
Abril-octubre de 2017. El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR).
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. 10-11 pp.
Comentario in situ:
Sáenz A., M.A. 2018. Comentario in situ en “Conservación de la
diversidad biológica”. En: Alemán et al. Memorias Mesas de reflexión
y análisis sobre Conservación… Ambiente saludable, sistemas socioam-
bientales e interculturalidad. Abril-octubre de 2017. El Colegio de
la Frontera Sur (ECOSUR). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
México. 31 p.
Comentario en sitio web:
Mariaca M., R. 2018. Comentario en sitio web en “Conservación de
recursos genéticos, agrícolas y de sistemas productivos”. En: Alemán
et al. Memorias Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación… Ambien-
te saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad. Abril-octubre
de 2017. El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR). San Cristóbal de
Las Casas, Chiapas, México. 56 p.
Síntesis de mesa:
Alemán S., T. 2018. Síntesis de “Bienestar, vida digna y con-
servación”. En: Alemán et al. Memorias Mesas de reflexión y análisis
sobre Conservación… Ambiente saludable, sistemas socioambientales e
interculturalidad. Abril-octubre de 2017. El Colegio de la Frontera
Sur (ECOSUR). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
79-80 pp.
Preámbulo a mesa:
Editores. 2018. Preámbulo a “Cultura, interculturalidad y conser-
vación”. En: Alemán et al. Memorias Mesas de reflexión y análisis sobre
Conservación… Ambiente saludable, sistemas socioambientales e inter-
culturalidad. Abril-octubre de 2017. El Colegio de la Frontera Sur
(ECOSUR). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. 81 p.
Moderador
Mier y T.G.C., M. 2018. Moderador en Cultura, interculturali-
dad y conservación. En: Alemán et al. Memorias Mesas de reflexión
y análisis sobre Conservación… Ambiente saludable, sistemas socioam-
bientales e interculturalidad. Abril-octubre de 2017. El Colegio de
la Frontera Sur (ECOSUR). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
México. 82 p.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
Prólogo
En este documento se presenta la opinión de estudiantes y académi-
cos de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) sobre los retos ac-
tuales que enfrenta la academia y la sociedad en general en relación
con la conservación biológica y el desarrollo social en casi cualquier
territorio de México. Las opiniones se obtuvieron durante la realiza-
ción de seis mesas de reflexión seriadas con un formato estructurado
pero abierto al debate. El eje temático de estas mesas fue la conser-
vación sensu latu y, como adyacentes, temas de salud, cultura e inter-
culturalidad, recursos genéticos, bienestar y manejo de los recursos
naturales, por ser áreas que se investigan en ECOSUR. La idea de
esta serie de mesas de reflexión surgió por una cadena de mensajes
electrónicos entre el personal de ECOSUR, en la que se mostraron
las diferentes posiciones frente a la conservación de los recursos na-
turales en áreas protegidas con asentamientos humanos indígenas y,
generalmente, en una condición de marginación.
Por alrededor de cuatro décadas ECOSUR, a través de sus dife-
rentes departamentos y grupos académicos, ha generado informa-
ción científica en temas de ciencias de la salud, sociales, agrícolas
y de manejo y conservación de los recursos naturales en el sureste
de México. Así que la cadena de mensajes dejó ver la necesidad de
propiciar una discusión colegiada e incluyente sobre los retos de la
conservación desde los diferentes enfoques y fundamentos episte-
mológicos del personal académico de ECOSUR.
La discusión de ideas o temas de investigación entre personas,
sin la mediación de documentos escritos, es una forma de compartir
conocimiento, lo cual permite reafirmar, reformular y vislumbrar lí-
neas nuevas de investigación. Desafortunadamente, la información
generada durante la discusión presencial se dispersa en la memoria
de los participantes y su uso posterior queda poco claro. La discu-
sión o el debate de ideas de manera presencial tiene la fortaleza de
que se basa en la experiencia ganada mediante investigaciones pro-
pias y necesariamente fundadas en los antecedentes documentales
disponibles, pero se expresa libremente, lo que permite el cuestio-
namiento al conocimiento en tiempo real y propiciando un avance,
en ocasiones de manera notable.
Por lo anterior se decidió elaborar este documento para tener
una memoria escrita en donde se mantienen unidas las ideas que se
compartieron durante las mesas de reflexión. Se trata de un produc-
to casi libre de los elementos usuales de un documento académico,
como puede ser un libro o artículos en revistas especializadas; sin
embargo, no deja de ser un documento académico, pero con la fres-
cura y la libertad de pensamiento que le subyace al lenguaje verbal.
El contexto o la estructura de las mesas de reflexión se expone con
cierto detalle en la sección introductoria, por ahora basta recalcar que
cada mesa constó de tres o cuatro expositores cuyas participaciones
fueron narrativas de diez minutos sin apoyo audiovisual, posterior-
mente se dieron varias rondas de participaciones para preguntas y
comentarios de las personas asistentes. Todo ello ha quedado plas-
mado en esta memoria, respetando al máximo la expresión hecha en
el momento.
Este documento es en principio para la comunidad de ECOSUR,
pero se considera que puede ser interesante para un público más
amplio.
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, marzo 2018.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Hasta mediados del siglo pasado parecía estar claro que el desarro-
llo de las naciones y el bienestar de la gente era un proceso lineal,
ascendente, la simple continuación social de la evolución biológica
de la especie humana. Unos países primero, otros después, unos
de una forma y otros de diferente manera, dependiendo de sus ca-
racterísticas propias, todas las naciones eventualmente alcanzarían
la ansiada meta del progreso: “dominar a la naturaleza”, era solo
cuestión de tiempo.
Sin embargo, en la década de los setenta destacaron algunos
acontecimientos hasta entonces poco atendidos que tuvieron un
gran impacto en la conciencia social de la gente: accidentes en enor-
mes buques cisterna con derrames gigantescos de petróleo en los
océanos, acumulación de gran cantidad de desechos de todo tipo en
las ciudades, abuso de aditivos y conservadores en los alimentos,
escasez de agua, etcétera. Se empezó entonces a dudar de la perti-
nencia de considerar el crecimiento de las ciudades, la industrializa-
ción de las economías, la agricultura intensiva basada en el uso de
agroquímicos, el incremento constante de los volúmenes de pesca,
la deforestación y la transformación de los ambientes naturales en
ciudades o campos de cultivo como los indicadores apropiados del
desarrollo humano. Se comenzaron a mirar con atención aspectos de
la vida sobre el planeta, diferentes al beneficio monetario, que pare-
cían ser importantes para la humanidad.
Las primeras reacciones a estos acontecimientos “imprevistos”
mostraron el optimismo en la capacidad humana y en el poder de
la tecnología para remediar la situación. Sin embargo, la inclusión
de cursos de ecología en los currículos universitarios, la declaración
de territorios vírgenes como áreas de conservación natural, la pro-
Introducción
tección de especies animales emblemáticas, los cuestionamientos al
abuso de agroquímicos en la agricultura, las amenazas de sanciones
a las transnacionales petroleras, etcétera, así como los insistentes
llamados a la conciencia social sobre la importancia del ambiente,
fueron solo pequeños ajustes en las prácticas productivas y de con-
sumo vigentes. No obstante, el crecimiento poblacional que acentúa
la desigualdad social, la agricultura que deja de producir alimentos
para generar mercancías, las compañías trasnacionales que promue-
ven economías extractivas, la contaminación de agua y aire que ame-
naza la salud pública mostraron paulatinamente que el sueño del
progreso quizá no era realizable para todo, al menos “ese” tipo de
progreso. La “naturaleza”, la fuente única de los recursos para cual-
quier tipo de progreso, el llamado “ambiente natural” donde las so-
ciedades humanas se disputaban la supremacía económica, parecía
ser mucho más que el simple “telón de fondo” del drama de las an-
siedades humanas. “Conservar” la naturaleza resultaba ser el mayor
compromiso humano sobre el planeta y, para lograrlo, se requerirían
transformaciones profundas en la relación que hasta hace poco man-
teníamos con ella.
Desde entonces la preocupación por la conservación del ambiente
planetario ha experimentado un proceso de cambio bastante rápido
en la caracterización del problema, demostrando con ello el avance
logrado con preguntas mejor planteadas y bien dirigidas a entender
el impacto del hombre sobre el planeta. Hoy se tiene claro el riesgo
que el deterioro del ambiente natural implica para la producción de
alimentos, y no se duda ya de su efecto en el aumento de la prevalen-
cia de muchas enfermedades (incluso de algunas consideradas “del
pasado”, como la influenza o la tuberculosis). La alteración de los
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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patrones climáticos está imponiendo cambios en las dinámicas co-
munitarias, propiciando transformaciones en las culturas y ponien-
do en riesgo su continuidad. Se cuestiona, en fin, la pertinencia de
las aspiraciones humanas al “progreso” convencional.
Las preocupaciones y la pertinencia de muchas alternativas, sin
embargo, no han bastado para detener el deterioro del ambiente pla-
netario, quizás debido a la persistencia de poderosos intereses eco-
nómicos y políticos que se oponen a ello, pero sin duda también a
que la rapidez de los cambios y sus efectos van más allá de la vida
material humana. La alteración de los procesos naturales del plane-
ta y la urgente necesidad de conservarlos cuestionan de fondo las
formas convencionales de querer entender el funcionamiento de la
naturaleza. La parsimonia científica de acumular datos para inter-
pretar procesos y sugerir acciones se ve cuestionada justamente por
la velocidad de los cambios que la actividad humana ha impuesto al
comportamiento de la naturaleza. De las iniciales preocupaciones
puntuales, temáticas, disciplinarias y aisladas se ha llegado hoy día
a planteamientos complejos, dinámicos e innovadores que caracteri-
zan mejor lo que es la naturaleza, pero que evidencian las limitacio-
nes teóricas y los desafíos metodológicos para su estudio apropiado.
La relevancia de esta tarea sin precedentes en las aspiraciones
humanas de seguir viviendo en la Tierra la demuestran, el surgi-
miento de movimientos sociales de toda índole, rivales formidables
de la actividad científica, que proporcionan “explicaciones” de todo
tipo, desde las actitudes místicas que proponen la resignación al de-
sastre y la espera por el destino ya establecido, hasta las acciones
contestatarias que insisten en cambios más radicales en nuestra re-
lación social y para con el planeta. En este escenario se comprende la
preocupación y el interés por reflexionar sobre el optimismo de las
primeras reacciones de la conciencia ambiental para buscar y tomar
decisiones más realistas. Sin querer caer en una actitud romántica,
una propuesta es volver la vista a las propias experiencias humanas,
a estrategias productivas y de uso de recursos naturales de las comu-
nidades indígenas, a las organizaciones sociales de base tradicional,
en fin, a otras visiones de “humanidad” desplazadas por el “desarro-
llo” económico a ultranza. Hay la imperiosa necesidad de entender el
funcionamiento de la naturaleza para “conservar el ambiente”, pero
también para permitir la continuidad de la vida y la permanencia de
la especie humana en el planeta.
Al paso del tiempo se han venido agravando las consecuencias
sociales del deterioro ambiental. La necesidad de encontrar formas
eficaces de evitar el desastre, que para la vida en el planeta significa
el menoscabo de los procesos naturales, ha propiciado el surgimien-
to de propuestas de análisis y acción que rebasan la visión biológica
original, al igual que cuestionan el propio concepto de naturaleza o
de conservación. Desde ellas se ha partido para otras interpretacio-
nes y objetivos: de la “preservación” intacta se ha pasado a la “ges-
tión” de recursos, del “progreso” se ha pasado al “bienestar”, del
“desarrollo” al “buen vivir”.
El concepto de ambiente se ha vuelto complejo, dinámico y desa-
fiante en su relación con la sociedad. Han surgido propuestas nove-
dosas, con enfoques más completos, como el de la ecología humana,
diferente al sentido médico limitado con que este término se usó
hace varias décadas, o el de la agroecología que desde una posición
original en las ciencias biológicas busca su identidad desafiando pa-
radigmas y abarcando, por el momento, tanto el impulso a tecnolo-
gías respetuosas de los procesos ecológicos como la participación en
movimientos sociales orientados a promover un cambio radical en
los modelos económicos prevalecientes.
La sostenibilidad, la resiliencia o la salud han dejado también
sus ámbitos disciplinarios restringidos de la economía, la ecología
o la medicina —desde donde surgieron— para dar pie a la bioética,
la salud ambiental, las perspectivas de género y su relación con el
ambiente. Se estudia la soberanía alimentaria desde la perspectiva
agrícola campesina, la vulnerabilidad de los territorios y la pertinen-
cia de sus sistemas socioambientales.
Pocas instituciones académicas en México reúnen las condiciones
propicias para abordar creativamente estos desafíos como ECOSUR.
Su ubicación en el sureste de país, donde las condiciones sociales y
económicas de rezago social se confrontan con riquezas culturales y
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
naturales extraordinarias, ha propiciado proyectos de investigación
y propuestas de desarrollo a lo largo de más de cuarenta años. La
secuencia histórica de temas, intereses, posiciones y preocupacio-
nes sobre el ambiente reseñada arriba tiene su correspondencia con
el proceso institucional. De forma ineludible se presenta ahora la
necesidad de responder a los desafíos dialogando, reflexionando, de-
batiendo, interpelándonos, a fin de compartir conocimientos y ex-
periencias sobre dicha temática. La discusión del conocimiento es
nuestra responsabilidad.
En este contexto resulta fundamental abrir espacios institucio-
nales de manera constante para promover el diálogo y la reflexión,
compartir conocimientos y experiencias que nos permitan reconocer
lo convergente e identificar lo divergente en temas de la conserva-
ción y tópicos relacionados con la misma, de tal modo que los resul-
tados puedan ser un referente en la orientación de investigaciones
actuales y futuras. La discusión puede ayudar a rebasar la confron-
tación ideológica e iniciar un diálogo que permita conocer experien-
cias, propuestas y confluencias del trabajo institucional.
Con esta intención se realizaron en la Unidad San Cristóbal de
ECOSUR seis mesas de discusión secuenciadas a lo largo del año
2017 sobre la Conservación (sensu lato) como eje integrador de inte-
reses y preocupaciones académicas. De estas seis mesas, se definie-
ron cinco de temáticas y una de conclusión. Para ello se emitió una
convocatoria en la que se especificó la motivación, el objetivo y la
manera en la que se esperaba la participación de la comunidad (Fi-
gura 1). Cada mesa tuvo un moderador y ponentes como iniciadores
del diálogo.
Para dejar memoria de la discusión se elaboró este libro del even-
to, a fin de que pueda nutrir las actividades institucionales similares
posteriores. Se ha incluido un apartado (en el último capítulo) para
narrar el origen de la organización y la forma de conducir el evento
para posible soporte o inspiración de la ejecución de experiencias
7
parecidas, y para que quien destine tiempo a la lectura de este do-
cumento tenga una mejor idea del contexto en el que se generó la
información aquí presentada.
Cabe aclarar que tal información es producto de una reflexión
con base en la experiencia de los participantes, ideas que surgen a
partir del conocimiento que se posee y de la vivencia personal, por
lo que no se remiten necesariamente a referencias bibliográficas ni
propias ni de otros autores.
Se ha organizado la información en capítulos para mostrar los di-
ferentes aspectos que incluyeron las sesiones de trabajo. El primero
está dedicado a la mesa temática de “Salud y ambiente”, el segundo
corresponde a la mesa sobre “Conservación de la biodiversidad”; el
tercero “Conservación de recursos genéticos”; en el cuarto se pre-
senta la discusión en torno a “Bienestar, vida digna y desarrollo”; el
quinto está dedicado al tema de “Cultura, interculturalidad y conser-
vación” y el último es una síntesis que el comité organizador elaboró
con la finalidad de integrar y resaltar la información que se consideró
relevante, así como una breve descripción de cómo se gestó y ejecutó
el evento.
Cada capítulo contiene una breve introducción al tema (preám-
bulo), una reseña de las palabras del moderador de la mesa y un tex-
to elaborado a partir de las exposiciones de los ponentes iniciadores
del diálogo. Le siguen las ideas expresadas por los asistentes, así
como las posibles respuestas de los iniciadores del diálogo. También
se muestran textualmente los planteamientos ofrecidos en la plata-
forma web que se diseñó para participar en el evento de manera vir-
tual. Hacia el final se incluye la síntesis que en los últimos minutos
se hizo en cada mesa.
Esperamos que la obra pueda ser del interés de la comunidad de
ECOSUR, y también fuera de ella, y que la encuentren con motivos
de reflexión y elementos que ayuden a distinguir las necesidades de
conocimiento científico acordes a los tiempos que corren.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...

La Dirección de Unidad San Cristóbal y la Dirección de Vinculación de ECOSUR

convocan al personal académico de la Unidad San Cristóbal y de las ot ras
unidades a participar en las

Mesas de reflexión y análisis sobre

Conservación... ambiente saludable, sistemas
socioambientales e interculturalidad

Se pretende abrir espacios de diálogo y reflexión para compartir

conocimientos y experiencias que nos permitan reconocer lo convergente
e identificar lo divergente en torno a la conservación y temas relacionados
con la misma, de tal modo que los resultados puedan ser un referente en la
orientación de investigaciones actuales y futuras.

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Hay varias modalidades de participación, conócelas en:
http://sitios.ecosur.mx/mesasreflexionconservacion/
Para dudas e inquietudes escribe a:
Lorena Ruiz Montoya | dusclc@ecosur.mx | ext . 1106
Claudia Hernández Corzo | chernandez@ecosur.mx | ext 1108
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Preámbulo
Con la finalidad de ilustrar el contenido de la mesa sin pretender
limitar o condicionar la participación, se puso a consideración el si-
guiente texto:
De acuerdo con dos nuevos informes de la Organización Mundial de
la Salud, OMS (2017), cada año las condiciones insalubres del en-
torno, tales como la contaminación del aire en espacios cerrados y la
creciente ausencia de áreas verdes, la exposición al humo de tabaco
ajeno, la insalubridad del agua, la falta de saneamiento y la higiene
inadecuada, causan en el mundo la muerte de 1.7 millones de niños
y niñas menores de cinco años.
¿Es posible hablar de “responsables”? ¿Qué se puede hacer?
En principio pareciera un contrasentido asociar la conservación
en su noción clásica con el tema de la salud; más aún, por ejemplo,
con antecedentes en México como los de la Facultad de Medicina de
la UNAM, que planteaba a la Ecología Humana como una disciplina
que debería atender problemas de salud considerando al ambiente
como un entorno de riesgo potencial para el ser humano debido a
que en él habitan microrganismos (virus, bacterias y otros), plantas
tóxicas, urticantes, al igual que ciertos hongos, sin dejar de men-
cionar a la fauna “nociva”: insectos, anfibios, reptiles, mamíferos,
muchos de ellos vectores de patógenos y, por lo tanto, proponiendo
la erradicación y control de todas estas especies, más que su conser-
vación. Este paradigma afectaría los ciclos biológicos y ecosistemas
en donde se desarrollan tales organismos.
En contraposición con lo anterior, es precisamente del mundo
natural de donde provienen beneficios en materia de salud para la
humanidad. Baste señalar al hongo Penicillum notatum, que provocó
una revolución en el tratamiento de las enfermedades infecciosas y
Salud y ambiente
sobre cuyos principios bioquímicos se ha desarrollado una indus-
tria farmacéutica sin precedentes sanitarios, sociales, económicos y
culturales. El papel de las plantas medicinales tradicionales, la ho-
meopatía y la etnomedicina complementan este panorama. Entre los
beneficios se incluye el origen de nutrientes para la alimentación
humana (proteínas, carbohidratos, lípidos, minerales, vitaminas);
múltiples especies de flora y fauna silvestre incrementados por la
domesticación de las mismas y aún el beneficio para la agricultura
de los no domesticados, como los polinizadores. El ambiente salu-
dable libre de contaminantes, entre otros aspectos, ha surgido como
un elemento deseable para el bienestar, pero en especial la relación
natura-cultura no podría imaginarse sin el denominado elemento vi-
tal, el agua, y éste sin las relaciones clima-bosque-suelo-mantos, su-
perficiales, subterráneos, manantiales. Por todo ello, consideramos
fundamental dialogar sobre la conservación desde una perspectiva
de salud y ambiente.
Desarrollo
Moderador: Rémy Vandame
Ponentes: Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
(galvarez@ecosur.mx)
Arturo Torres Dosal (atorres@ecosur.mx)
Rodolfo Mondragón Río (rmondragon@ecosur.mx)
Gerardo Alberto González Figueroa (ggonzalez@ecosur.mx)
Participaciones in situ: Andrea Sáenz Arroyo de Los Cobos, José
Nahed Toral, Miguel Ángel Martínez Morales, Cecilia Limón
Aguirre, Lorena Ruiz Montoya, Miguel Ángel Vásquez Sánchez,
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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Trinidad Alemán Santillán, Concepción Ramírez Salinas, Martha
García Ortega, María Angélica Navarro Martínez.
Participaciones en web: Rodolfo Mondragón Ríos, Lorena Ruiz
Montoya, Arturo Torres Dosal, Guadalupe del Carmen Álvarez
Gordillo, Miguel Ángel Vásquez Sánchez, Carolina Anaya, Ge-
rardo Alberto González Figueroa.
Objetivo general de la mesa
Dialogar respecto a la dualidad existente en el ser humano en rela-
ción con la naturaleza, en donde por un lado se considera necesario
controlarla para crear seguridad y obtener bienes de la misma y, al
mismo tiempo, conocerla y reconocer que se depende de ella, en
particular para la obtención de recursos medicinales. Mencionar la
ruptura que hay y que se ve más como una amenaza y no como algo
que se deba proteger.
Ponentes
Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo. El tema de salud y am-
biente se puede abordar desde diferentes niveles: los individuos,
las familias, las comunidades locales y aún pueblos y ciudades;
tan solo basta ver en el entorno que estamos habitando lo que
está ocurriendo con la salud y el ambiente.
El tema se enfoca actualmente en el cambio climático justo
por el deterioro de los ecosistemas debido a que el ser humano
se ha situado en el centro de todo y considera que el ambiente
está a su servicio y, en términos de responsabilidad, se le atribu-
ye a la humanidad. Algunos de los principales efectos del cambio
climático son: olas de calor, fenómenos meteorológicos extre-
mos, cambios de temperatura, precipitaciones, lo que causa, en-
tre otros procesos, enfermedades infecciosas por incremento de
vectores (cucarachas, zancudos, garrapatas) que producen enfer-
medades tales como zika, chinkungunya, dengue, paludismo, las
cuales representan retos para el sistema de salud porque algunas
son virales y actualmente no tienen tratamiento. Al respecto, los
servicios de salud requieren recursos y conocimiento en el senti-
do de que ambos son básicos para tratar enfermedades que no se
conocen, los mencionados efectos amenazan el bienestar huma-
no, en especial las condiciones de salud. Otros problemas sani-
tarios están implicados en la producción de alimentos agrícolas,
como por ejemplo ocurre en algunas localidades del municipio
de Comitán, en donde se está produciendo tomate regado con
aguas contaminadas debido a la dificultad de acceso al agua no
contaminada, que se incrementa a causa de a la pobreza, que a su
vez conlleva la carencia de recursos para desarrollar tecnologías
alternativas para su cultivo. Ante este panorama, un escenario
posible es que se llegará a una situación de inseguridad alimen-
taria, lo que significaría una disminución de la disponibilidad
de alimentos, menor calidad de los mismos y de su consumo, lo
que motivaría el acceso e incremento de consumo de otro tipo de
alimentos no sanos (comida chatarra).
En otro sentido complementario con el tema que nos ocupa,
hay que mencionar que enfermedades como la tuberculosis, aún
presente, se han combinado con otras por la resistencia a los
medicamentos ¿Y esto qué tiene que ver con el ambiente? Lo
señalo puesto que es posible que pobreza-desnutrición tengan
algo que ver, ya que se llegó a pensar que ocurriría una transición
entre enfermedades diarreicas o respiratorias a enfermedades de
países desarrollados como la diabetes, la hipertensión, cáncer o
sida, pero resulta que en México todos estos padecimientos es-
tán combinados. Algunos otros se importaron de África con la
llegada de esclavos traídos por los españoles durante la conquis-
ta. En este contexto es imprescindible investigar las relaciones
ambiente-salud con estos procesos.
Existen contrastes actuales entre salud y ambiente, por
ejemplo, hoy día se documenta de manera creciente la obesidad
en la pobreza; en este sentido la frase “somos lo que nuestros
abuelos comieron” adquiere cada vez mayor vigencia. En tal
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
contexto, nosotros en un futuro próximo seremos abuelos y
heredaremos biomarcadores y huellas genéticas a generaciones
futuras.
Culmino la disertación planteando preguntas tales como si
problemas sociales como la migración, la pobreza y la vulnerabi-
lidad socioambiental deben considerarse como retos en el con-
texto de salud y ambiente.
Arturo Torres Dosal. El tema de salud ambiental debe ser entendi-
do como el mantenimiento de entornos favorables que conducen
al desarrollo de entidades biológicas sanas. En este sentido nos
referimos como ejemplo al ambiente deteriorado en la ciudad
de San Cristóbal de Las Casas (SCLC), en donde desde 1978 ya
existía el problema de deforestación y la quema para la prepara-
ción de los terrenos para los cultivos.
De acuerdo a datos de una encuesta del INEGI en San Cris-
tóbal 60% de viviendas utilizan / queman leña. Ante esta situa-
ción, la familia está expuesta a humo y partículas, lo que ocasio-
na problemas de salud bronquiales similares a los que hay en las
grandes ciudades por otro tipo de contaminación. Otro problema
lo representan los suelos existentes, debido a que su geoquímica
contiene metales, mismos que son trasladados a los ríos, en don-
de a través de un periodo de acumulación van paulatinamente
siendo transferidos a las especies que ahí habitan, muchas de las
cuales son de consumo humano.
ECOSUR ha ido documentando cómo se han ido disminu-
yendo las áreas boscosas en el estado y se muestran fotografías
de Tuxtla Gutiérrez donde la Secretaría de Ecología y Medio Am-
biente e Historia Natural (SEMAHN) indica que se ha perdido
90% de la capa vegetal y la ciudad presenta un elevado índice de
contaminación atmosférica por quemas, entre otras causas y por
esto la población está expuesta a partículas dañinas que provo-
can problemas respiratorios.
Una difcultad para la conservación la representa el Cañón
del Sumidero (el “Cañón del Contaminadero”), donde abundan
11
los residuos sólidos provenientes de las ciudades que lo rodean
y una pregunta valida es ¿cómo conservar algo ahí, con esas
condiciones? Esta situación en Tuxtla debería servir para re-
flexionar y saber qué sucede en SCLC, por lo que es importante
tomar en cuenta la norma NOM-001SEMARNAT-1996, la cual
considera un máximo de diez unidades formadoras de colonias
de diversas bacterias en el agua. Pero la de los ríos en SCLC
tiene un número de colonias que rebasa por muchísimo esta
cantidad. ¿Qué se puede esperar para especies endémicas como
el popoyote?
En ECOSUR se tiene la posibilidad de abordar estos proble-
mas desde diferentes perspectivas, no solo de manera química,
biológica, social. Tiene que plantearse un trabajo multidiscipli-
nario muy bien pensando porque la situación es muy compleja.
Rodolfo Mondragón Ríos. La existencia de cualquier grupo so-
cial, en cualquier época, está cifrada en la profunda interacción
que tiene con su entorno natural. Es una afirmación, un pos-
tulado que permite entender la enorme importancia que tiene
y que generalmente está mediada por cosmovisiones que a lo
largo de un proceso histórico se han venido construyendo y
que dota de significados y sentidos a los espacios en los que se
habita.
El aire, el agua, la tierra, los animales, las plantas, todo el
entorno en el que se vive es dotado del sentido que orienta ese
vínculo. Muchos de estos ámbitos tienen el significado de vida,
de sacralidad en algunos casos, y se considera que no solamente
es el ser humano quien vive o siente, sino también las plantas, las
cuevas, los animales. Con base en lo anterior se han producido
conocimientos, saberes, y también existe gente de la comunidad,
de los pueblos, que son especialistas encargados de cuidar y man-
tener este vínculo entre lo sagrado y lo profano, entre lo divino y
lo terrenal, de ahí que hay curadores, rezadores, iloles, parteras.
El enorme aporte de los pueblos, de las comunidades, es que
la existencia de cada uno de los seres que ocupan un espacio
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
12
tanto físico como simbólico está integrado, en donde hay una
relación dialéctica. Se ha venido instalando la idea de que el ser
humano es quien necesita controlar, domesticar a la naturaleza,
pero la manera de entender estos otros espacios no es de domi-
nio, no es de control sino de reciprocidad.
El buen vivir, el bienestar, depende del mantenimiento del
vínculo y equilibrio de esta relación, y cuando ésta se fractura
vienen los conflictos, la enfermedad, las divisiones, las crisis,
los padecimientos, a diferencia del enfoque biomédico, que está
mucho más centrado en las enfermedades, en la dolencia. Hay
padecimientos que no son reconocidos desde el ámbito de la epi-
demiología oficial pero que existen, en donde la gente se enferma
de espanto, de caída de mollera, de susto, por daño al ambiente.
Lo que es también necesario es considerar lo ocurre con aque-
llos factores o condicionantes estructurales que están incidiendo
en la salud de las personas, como por ejemplo la violencia, el
desplazamiento forzoso, la migración, porque pasan a un segun-
do plano y pareciera que el vínculo salud-ambiente se queda en
términos de los recursos naturales. ¿Qué ocurre con los aspectos
políticos que generan también una serie de hechos que inciden
en la salud de las personas?
Gerardo Alberto González Figueroa. Es necesario dar a la ciencia
otras miradas menos formales pero, sobre todo, aquellas que pro-
muevan la participación de la comunidad, ya que lo que hoy se
vive es una crisis civilizatoria. Para la disciplina científica, lo más
importante es ver el proceso salud-enfermedad como una interac-
ción donde no solo debe imperar el bienestar físico, sino también
importa ver el bienestar con la naturaleza, con el ambiente.
Desde la perspectiva académica se parte de los determinantes
sociales, es decir, todo lo que influye en lo que somos, lo cultu-
ral, lo económico, político o la relación con la naturaleza. Esta
crisis civilizatoria hay que mirarla, porque fundamentalmente
está basada en el dominio. Históricamente a la naturaleza se le
dio un enfoque sobrenatural; después, ante la racionalidad del
ser humano, había que dominarla, y la tercera es en la que es-
tamos, donde predomina el mercado, en donde la naturaleza es
una mercancía a la que hay que sacarle provecho, sobre todo
económico.
Hoy en día mirar a la salud es ver cómo vivimos, qué ha-
cemos, qué procesos tenemos, en donde en esta sociedad capi-
talista hemos aprendido a verla de una manera individual y no
colectiva. En una sociedad que se está enfermando, el debate
debe centrarse desde la perspectiva de la naturaleza, justo éste
es el antídoto. La OMS señala que el cambio climático influye
en los determinantes sociales y medioambientales de la salud,
en donde se señala que aún tenemos aire saludable, agua po-
table, alimentos suficientes y una vivienda segura, pero para el
año 2030 y 2050 este cambio climático va a causar más de 250
mil defunciones anuales debido a la mala nutrición, paludismo,
zika, diarrea y estrés calórico. El daño que se estima en términos
directos para la salud y en aspectos determinantes como la agri-
cultura, el agua y el saneamiento ambiental se calculó en 2 mil y
4 mil millones de dólares desde este momento hasta el año 2030.
Las regiones en vías de desarrollo que tienen la peor infraes-
tructura de tipo sanitario serían las que menos capacidades ten-
drían ante estos cambios y, además, con una dependencia de
cooperación para el desarrollo; por ejemplo, la reducción de la
emisión de gases y de efecto invernadero mediante mejoras de
transporte, de las selecciones en materia de alimentos y uso de
energías, que se pueden traducir en mejoras de la salud, no ten-
drán gran impacto en la reducción de la contaminación atmosfé-
rica por la carencia o mal estado de la infraestructura sanitaria.
Hace algunos años Greenpeace hizo un estudio sobre el im-
pacto del cambio climático, que pone al país en términos numé-
ricos en una crisis preocupante: mientras los países desarrolla-
dos pagan 0.1% de su PIB a obras de reconstrucción debido a los
impactos de los fenómenos climáticos, los países pobres utilizan
de 2 a 3% o hasta el 15%. Se calcula que el costo anual previsi-
ble del cambio climático para el país podría ser de 3.5% y 4.2%
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
del PIB en función de la pérdida de producción agropecuaria, la
menor disponibilidad de agua, la deforestación, los efectos de la
salud pública y la pérdida de biodiversidad.
En México, 97% del territorio es susceptible en grado de vul-
nerabilidad alta a la desertificación y la sequía. Por ejemplo, hoy
nos debería de alarmar la sequía que ocurre Chiapas, en donde
se calcula que el 18 y 40% del territorio la padece, lo cual en un
estado eminentemente agrícola no solo impacta a la producción
sino que produce crisis política. El 15% del territorio, el 68.2%
de la población y el 71% del PIB se encuentran altamente ex-
puestos a riesgos de impactos catastróficos atribuidos directa-
mente al cambio climático. Al tener la principal contradicción
entre capital y trabajo y considerando que éste significa la protec-
ción de la naturaleza para fines de mercado, hoy se vive una gran
desigualdad entre ambos.
The Oxford Committee for Famine Relief (OXFAM) presen-
tó un informe sobre desigualdades en el mundo e indica que el
1% de la población global controla alrededor del 30 o 40% de la
riqueza, lo que implica también su dominio en términos polí-
ticos. Es decir, ese 1% de la población mundial es dueño de las
decisiones, las cuales no pasan por las necesidades de la sociedad
ni toman en cuenta los problemas de salud o de educación que
tenemos, y se enfocan en las necesidades de estas élites que pro-
ducen mayor acumulación de riqueza.
El mundo ya no está dividido entre capital y trabajo sino en-
tre dirigentes y ejecutantes y esa es la realidad que impone no
solo una crisis civilizatoria en términos económicos, políticos,
ambientales, sino una crisis de las decisiones que atañen a la
humanidad.
Rémy Vandame. Propone cuatro puntos de reflexión para la discusión:
1. ¿Estamos de acuerdo en que en la situación actual hay una
contradicción entre medio ambiente y salud, lo que conlleva
riesgos para nuestra especie, algunos de tipo evolutivo en
términos de bienestar?
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2. Analizar desde el punto de vista antropológico con respecto
a la ruptura entre el vínculo cultura-naturaleza.
3. ¿Qué implica que el modelo de civilización actualmente pre-
dominante dé prioridad a los aspectos económicos?
4. ¿Qué preguntas nos genera esta mesa para la investigación?
Participaciones in situ
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. Menciona que no solo se afecta
a la naturaleza como tal, sino se daña también a las poblaciones
humanas que están inmersas en los hábitats perjudicados.
Lorena Ruiz Montoya. Se refiere un poco más en términos de eco-
logía evolutiva, diciendo que transformando el medio ambiente
nos estamos poniendo en condiciones que nunca hemos enfren-
tado como especie y esto genera problemas para la salud.
Trinidad Alemán Santillán. Señala que nuestra comprensión de la
realidad está también limitada en lo académico por el determi-
nismo que priva en la medicina institucional, por el que se ocupa
mucho en la ecología desde el punto de vista disciplinario, por el
de las ciencias sociales, que está limitado para entender y propo-
ner soluciones de la relación sociedad-naturaleza.
María Andrea Sáenz-Arroyo. Es necesario profundizar sobre el
paradigma de crecimiento poblacional infinito, ligado al creci-
miento económico, y pensar en quiénes son los ganadores y per-
dedores de este modelo, en donde las políticas han partido de
un diseño de crecimiento poblacional y económico infinito sin
analizar la capacidad de carga que esto implica.
En Chiapas es un tema complejo de no fácil solución por la
historia ambiental y humana absolutamente conflictiva, por haber
usurpando territorios de pueblos originarios, lo cual va ligado a re-
flexionar sobre aquellos que fueron los ganadores de tal crecimien-
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
14
to poblacional como un factor de proveer humanos para obra de
mano barata para el modelo económico de los últimos 500 años.
Un tema que hay que poner sobre la mesa el de la gobernanza,
donde lo predominante tiene que ver con privilegiar el interés
privado sobre el público, lo que implica un proceso de hegemo-
nía. El tema del agua es un buen ejemplo de ello.
Le parece que la mayoría de especies, en términos evolutivos,
destruye su casa. En este sentido los humanos, en este modelo ci-
vilizatorio, están destruyendo su casa. ¿En qué momento de evo-
lución estamos los seres humanos para detener estas paradojas?
José Nahed Toral. Lo que presenta Rodolfo Mondragón es algo es-
casamente conocido entre la población; sin embargo, puede com-
plementarse con el tema de epidemiología ambiental. Le parece
que los dos enfoques serían complementarios. Es importante se-
ñalar la prevalencia de enfermedades, la morbimortalidad que no
se destacó abiertamente pero que a fin de cuentas la epidemio-
logía tiene que demostrar con hechos en qué medida prevalece
una enfermedad causada por cierto desequilibrio ambiental. Son
aspectos importantes que se deben considerar, que tienen que
ver con salud y temas sociales, económicos, antropológicos, cos-
movisión, políticos, todo lo estructural que se señaló. Le parece
que la mirada tendría que ser sobre definir el enfoque en que se
analiza el tema de salud-ambiente.
Cecilia Guadalupe Limón Aguirre. Le parece importante el tema
de la educación, debido a que hay problemas políticos y de poder
que impiden promover cambios respecto al modelo hegemónico.
Existe una ruptura actual entre cultura y naturaleza, la cual de-
bería contrastarse con aquella que sostuvieron algunos pueblos
originarios.
Lorena Ruiz Montoya. Es de la opinión que todas las especies mo-
difican su ambiente/entorno, unas en mayor o menor medida.
El problema es que nuestra especie lo hace en una medida muy
grande y entonces los procesos naturales que se resignifican o se
reconocen se pierden y ya no se observan más debido a que los
ecosistemas naturales se alteran de una manera muy radical y no
alcanzamos a ver el impacto de estas transformaciones y cómo se
revierten a nuestra propia especie y a los otros.
Un aspecto sobre el que hay que reflexionar es si realmente hay
preocupación en las comunidades tradicionales (indígenas) por
su propio ambiente, o si la preocupación es poder transformarse
hacia un estilo de vida como el que se observa en las ciudades.
Lo poco que se alcanza a ver es que no se preocupan, o en
todo caso se están dejando influenciar mucho por las fuerzas ex-
ternas, por los objetivos de los grupos de poder o de gobierno.
¿Una posible vía de revertir la situación actual de transformación
ambiental, sería revitalizar la percepción sagrada del ambiente?
De ser así, ¿cómo sería este proceso y cómo nos podríamos reco-
nocer en ese sentido?
La salud, como hoy la conceptualizamos, tiene un buen fun-
damento en la ganancia económica. ¿Existen posibilidades de
que esto se transforme? La salud y prolongar nuestra vida es algo
que todos buscamos. ¿Si fuéramos menos, serían menos nues-
tros problemas?
Rémy Vandame. Si estamos en una crisis civilizatoria en el vínculo
entre naturaleza y cultura, entonces ¿para dónde vamos? Es por
lo tanto importante que cada quien aporte ideas y preguntas so-
bre qué tiene que ver con nosotros esto de la salud y el ambien-
te, y desde ECOSUR en materia investigación, educación a nivel
posgrado, vinculación, difusión y comunicación.
Miguel Ángel Martínez Morales. Toda especie incide en su am-
biente, ya sea planta, animal, hongo o lo que sea. El concep-
to de salud es un concepto muy antropocéntrico, lo vería como
equilibrios dinámicos. Al ser la salud un concepto de este tipo,
se busca un equilibrio ya sea a nivel individual o colectivo en el
contexto-ambiente de la sociedad.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
La crisis civilizatoria y los impactos que se realizan son nue-
vas formas de equilibrio que se generan dadas las presiones
sobre el entorno, en donde el crecimiento poblacional es una
forma de presión que genera nuevos equilibrios. Este no es un
equilibrio estático, ya que a pesar de que la mayoría de los se-
res humanos deseamos estar sanos siempre y hacemos todo lo
posible para estarlo, por este equilibrio dinámico, si se enferma
por un virus se genera un nuevo equilibrio porque se generarán
anticuerpos.
En el ambiente natural ocurre lo mismo, en estos equilibrios
dinámicos todo va cambiando, ya que existen presiones que ocu-
rren a diferentes escalas espacio-temporales en donde, por ejem-
plo, el cambio climático es un factor de actual interés, la defores-
tación es otro factor, el manejo inadecuado del agua, todo esto
va generando desequilibrios que tienen que irse recomponiendo
porque finalmente vamos a estar buscando estos equilibrios que
son convenientes para intereses de los seres humanos individua-
les y colectivos.
Rémy Vandame. Creemos que los problemas ambientales o la si-
tuación de bienestar, de la cual es parte la salud, vienen de esta
ruptura en la naturaleza. ¿Cómo deberíamos reestablecer estos
vínculos? ¿Es posible restablecerlos? ¿Cómo los podríamos res-
tablecer? Tal vez es en estas temáticas en donde se puede incidir
como ECOSUR.
Rodolfo Mondragón Ríos. Considero que sí existe una preocupa-
ción de las comunidades tradicionales (indígenas) respecto de
la problemática ambiental que se encuentra dentro de su propio
entorno, pero su solución no depende solo de ellos.
En ese vínculo vital están presentes otra serie de intereses,
procesos de diversa índole que operan de manera directa o indi-
recta y que tienen que ver con el control y el poder, por lo que
el margen de decisión por parte de las comunidades locales es
bastante limitado.
15
El tema del uso de agroquímicos podría ser un buen ejemplo
de lo que comento, ya que desde mi perspectiva está muy claro
que cuando se aplican fertilizantes a la tierra, o pesticidas y pla-
guicidas para la producción agrícola, se está contaminando-da-
ñando el suelo, agua y los propios cultivos. Los productores lo
saben y les afecta, lo entienden, el detalle está en que se ponen
en juego otros intereses que operan en esa relación naturale-
za-producción-salud.
La utilización de insumos (agroquímicos), semillas mejoradas
e instrumentos como mochilas, botellas, bodegas, estanques, los
cuales obtienen de manera gratuita a través de subsidios guber-
namentales apoyados por empresas que los producen y con una
amplia propaganda comercial que destaca sus ventajas y no sus
efectos secundarios. El proceso conlleva otro componente im-
portante, ya que en un inicio tales insumos son gratuitos y des-
pués comercializados, lo que implica una estrategia económica
y política que se autoreproduce y mantiene, constituyendo un
modelo que continúa operando en la actualidad.
Lo señalado constituye una dinámica que está funcionando
como modelo civilizatorio que, en vez de privilegiar la vida, favo-
rece el mercado, el dinero, las mercancías, lo que genera trans-
formación severa de las condiciones naturales de los ecosistemas
originales existentes en cada región-comunidad en donde ocu-
rren estos procesos y, por lo tanto, en su contraparte sociocul-
tural, es decir transformación negativa, enfermedades-deterioro,
extinción-muerte, pobreza-marginación.
Ante ello, en diversas localidades-regiones, comunidades-po-
blaciones, individuos-organizaciones, se generan propuestas, ensa-
yos, estrategias, proyectos alternativos para confrontar esta situa-
ción predominante de conflicto entre la sociedad y la naturaleza.
La crisis civilizatoria moviliza recursos, conocimientos y prácti-
cas que intentan restablecer un vínculo más armónico; no obstante,
existen conflictos para llevar a cabo esta concordancia, los cuales
confrontan los intereses existentes en las comunidades con otros
intereses globales que están operando a nivel político y económico.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
16
Le interesa señalar que coincide con el planteamiento de José
Nahed de que, dada la complejidad de esta problemática, tanto
ECOSUR como otros centros de investigación tendrían que ir ar-
ticulando enfoques, definiendo una forma de integración de los
mismos, en donde puedan participar equipos de investigación
multidisciplinarios con una diversidad de formación y formas de
atender estos problemas, lo que ayudaría a entender parte de
esa complejidad y en donde habría que evitar (para el análisis de
estos procesos complejos) los enfoques disciplinarios.
Buscar estos vínculos interdisciplinarios y transdisciplina-
rios requiere un esfuerzo objetivo y verdadero de interacción
colectiva y de articulación en torno a una visión diversa de en-
foques frente a una problemática común. Esto implica devolver
el sentido de la participación de la gestión popular en la proble-
mática de la salud relacionada con el ambiente y, por lo tanto,
el control de las decisiones y acciones en donde la colectividad
decida qué hacer.
Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo. La complejidad de la re-
lación salud-ambiente necesita estas miradas interdisciplinarias
debido a que el sistema de salud institucional actual está reba-
sado con su esquema de atención directa a la enfermedad y con
la comercialización y economía relacionada con la prescripción
de medicamentos. En este esquema, la atención a la salud desde
la perspectiva de atención privilegiada a las enfermedades (no al
mantenimiento de la salud) está rebasada. Los procesos sociales,
que son privilegiados por la población en general, se relacionan
con “el comer” y luego se dirigen a atender otras necesidades.
El tema del cambio climático no está en las agendas de ningún
hogar en las comunidades, no se conocen sus posibles impactos,
no están preocupados por este tema debido a que los panora-
mas están muy acotados y relacionados con la sobrevivencia. En
el caso de comunidades rurales-indígenas, por ejemplo, el caso
de la escasez de leña es un problema prioritario y no el cambio
climático. En este sentido es fundamental atender la seguridad
alimentaria. Los esfuerzos, como académicos, son para intentar
dar estas visiones que puedan apuntar a soluciones políticas que
atiendan los problemas básicos de las comunidades tradicionales
y los relacionados con las condiciones globales de la actualidad.
Gerardo Alberto González Figueroa. Los griegos hablaban de
tres esferas de la vida social: 1) la casa, 2) el espacio privado,
3) el Ágora, que implicaba la relación entre lo social y público.
La asamblea del pueblo era donde se tomaban las decisiones de
trascendencia para la comunidad. Los griegos y la política no era
lo que actualmente hacen los políticos de beneficiarse para sí
mismos, sino era el arte o la manera de abordar en asamblea
problemas que eran comunes para la sociedad.
Lo que hoy en día se ha perdido es el espacio público, ahí está
la crisis. El fenómeno, que es crítico en el caso de la profesión
médica, está en el mercado. Actualmente existe un proceso de
abuso de suministro de medicamentos, donde predomina dicho
consumo para indicar que la población está sana. Por ejemplo,
alguien que tiene una gripa tiene malestares, pero no tiene una
enfermedad que requiera la administración de medicamentos,
los virus que le afectan tienen una capacidad de sobrevivencia re-
lativamente limitada y luego desaparecen por sí mismos. En este
sentido ¿cuántas enfermedades virales han sido tratadas desde
esta perspectiva médica? Casi ninguna, cuando a lo mejor lo que
se requiere es un buen descanso, comer bien, atención familiar.
Si la educación no es capaz de transformar nuestra vida no sola-
mente individual sino colectiva, no es educación, y la confundi-
mos con información y adquisición de capacidades.
Lo que predomina hoy en día es el mercado, el consumo; de
hecho aun la ciencia inventa cosas para convertirlas en una nece-
sidad. El mercado espera el mejor celular, el automóvil autóno-
mo, el ocio (suponemos) para tener una vida más cómoda.
El paradigma de desarrollo que predomina desde los últimos
30 o 40 años ha implicado la transformación radical de los eco-
sistemas originales del planeta, los cuales tardaron millones de
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
años en evolucionar a lo que actualmente son; siendo importante
señalar que en el pasado otras sociedades no tuvieron la capa-
cidad energética de consumo que actualmente poseemos y, sin
embargo, hoy en día esta condición es lo que está en el desafío
entre la salud y el ambiente.
Lo que requerimos es reconocer que no ponemos atención a
nuestros estilos de vida, siendo importante señalar que las ciu-
dades fueron una de las creaciones maravillosas del ser humano,
debido a que su origen se inserta desde una perspectiva de ocu-
pación del hábitat, de relación con la naturaleza en otro contexto.
El debate de la ciudad no es el que hoy estamos desarrollando
a partir de la dictadura del auto, a través de la dictadura del con-
sumo de energía fósil, etcétera. Quisiera que ahí vean la respuesta
de la salud, y no esta respuesta de medicalización que pone en cri-
sis a los sistemas de salud. Hoy en día México no puede atender
los problemas derivados de la diabetes, no hay dinero y estamos
en una crisis que está poniendo en peligro nuestro futuro.
Miguel Ángel Martínez Morales. La dialéctica ambiente-ser hu-
mano no es exclusiva de los pueblos originarios, en nuestras co-
munidades ocurre lo mismo, por lo que hay que evitar ver a las
comunidades indígenas y los pueblos originarios con la visión
romántica de esta armonía naturaleza-humano que no siempre
ha existido y más bien parece ser coyuntural.
Concepción Ramírez Salinas. Las formas de vivir el día de hoy son
muy distintas. La educación comienza en la familia, en donde ya
no se enseñan valores, y la tecnología es buena y mala, las men-
tes de los niños, los jóvenes, se están autodestruyendo. Otro as-
pecto preocupante es, por ejemplo, que yo al ser originaria de un
pueblo de la costa pegado al mar, se carece de agua, la producción
de alimentos es escasa y ante esta situación, en el futuro, ¿qué
va a comer la gente? En lo que respecta a las ciudades hay que
preguntarse ¿por qué se están llenando de pavimento? ¿No se
puede usar otra forma de construcción para que se filtre el agua?
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Rodolfo Mondragón Ríos. Lo importante es fortalecer procesos
organizativos, formativos, educación para la salud, articulación
entre los saberes, prácticas y recursos sociales para la salud, los
sistemas formales de salud requieren ser fortalecidos mediante
la participación organizada de la comunidad.
Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo. Le parece que deben
también concientizarse los académicos porque ven los proble-
mas de fuera, no se ven inmersos en las problemáticas y hace
falta esa visión. No se están viendo las problemáticas que están
en las comunidades, en los hogares, con los vecinos. Quizá esta
vuelta a ver los problemas que se tienen cotidianamente podría
ayudar a combinar los quehaceres académicos.
Gerardo Alberto González Figueroa. Se necesita descolonizar el pen-
samiento, habría que ubicar (y la academia tiene una responsabi-
lidad muy grande en ello) procesos con corresponsabilidad, no se
contestará todo, pero hay que generar nuevas preguntas. Hoy en día
se habla de que el eje de las luchas sociales es el socioambiental, la
salud. Pueden aportar en ese sentido en profundizar conocimientos.
Participaciones en sitio web
Rodolfo Mondragón Ríos. Desde épocas antiguas hasta la actuali-
dad, para muchos pueblos mesoamericanos el bienestar, el buen
vivir y, particularmente, la salud y las enfermedades, están en
consonancia con el mantenimiento de un equilibrio en esta re-
lación cultura-naturaleza. La ruptura de ese orden genera crisis,
conflictos, divisionismos, destrucción, enfermedades y muertes.
Desde tiempos antiguos los pueblos y comunidades han cons-
truido profundos conocimientos y prácticas y, desde luego, per-
sonas sabias que sirven de vínculo entre lo terrenal y lo sagrado,
orientado a cuidar ese vínculo vital con el entorno, a garantizar
su reproducción social, cultural y biológica como pueblo.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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Lorena Ruiz Montoya. Mantener una condición saludable de
cualquier organismo es dependiente de factores genéticos, del
ambiente y de la interacción de estos factores. Hasta ahora se
acepta sin reservas que la información para la creación de un
organismo está contenida en la conocida molécula de la vida:
el ácido desoxirribonucleico, compuesto de bases nitrogenadas
(nucleótidos) y una azúcar desoxirribosa cuya secuencias indi-
can las proteínas a formarse y, en una escalada de reacciones
químicas, se crearán las células y finalmente los órganos hasta
constituir un organismos completo. Desde este punto de vista,
la formación de tal organismo depende del ambiente en que es-
tas reacciones puedan llevarse a cabo. En uno que carece de los
elementos esenciales o que tiene en exceso aquellos que inhiben
los procesos de formación celular, los organismos que resulten
serán diferentes al los esperados en un ámbito que presenta las
condiciones para un desarrollo normal, entendido éste como la
condición más frecuente en una población que permite la con-
tinuidad de las especies, en otras palabras, donde es posible su
reproducción y, por tanto, la formación de nuevas generaciones.
Actualmente, la capacidad de la especie humana de transfor-
mar el ambiente para satisfacer sus necesidades básicas (y otras
no tan básicas) ha dejado libre numerosos compuestos o mo-
léculas inertes a las cuales la especie humana y otras especies
no habían estado expuestas, y muchas de ellas afectan los pro-
cesos vitales, llevándolos a trayectorias inesperadas. Las espe-
cies modifican su propio ambiente, aún sin proponérselo, y su
interacción con otros organismos contribuye a una modificación
mayor y, de manera natural, se impulsa un proceso de ajuste
al ambiente. Dicho proceso de acomodo (químico, morfológico,
conductual, etcétera) al ambiente es paulatino y los resultados se
observan en cada generación en menor o mayor medida, depen-
diendo de las posibilidades de cambio que tengan las especies.
En este curso de ajuste algunos individuos sobreviven y otros no.
Sin embargo, los cambios ambientales en la especie humana son
de gran magnitud y la respuesta o el ajuste a los nuevos ambien-
tes pueden implicar cambios no deseados en todo ser vivo. Los
cambios ambientales lentos y en una misma dirección producen
procesos biológicos en una dirección y estables, por lo tanto las
formas de vida (incluyendo la humana) serán fisiológicamente y
morfológicamente estables.
Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo. En México, el modelo
neoliberal y las reformas estructurales dirigidas a la descentra-
lización económica gubernamental en el desarrollo han incidi-
do en el deterioro ambiental, en los procesos de producción de
alimentos y su consumo, así como en cambios en los estilos de
vida que han llevado a la adopción de múltiples estrategias por
parte de los grupos domésticos a fin de asegurar la superviven-
cia familiar. Este panorama se había manifestado en carencias
alimentarias, generalmente desnutrición. Sin embargo, el perfil
epidemiológico de enfermedad y muerte ha cambiado a obesidad
y enfermedades crónicas que, aunadas a una alta inseguridad ali-
mentaria, presenta nuevos desafíos para la salud y su calidad y
acceso a los alimentos.
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. Espero aborden la importancia
de las áreas naturales en general para la salud humana. No solo
las ANP de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Prote-
gidas (CONANP), del estado o los municipios (pero también
ellas), sino también los parques urbanos, huertos, cultivos que
proveen alimentación, corredores biológicos, todos ellos en su
incidencia en el bienestar y, por lo tanto, en la salud humana (y
del ambiente).
Carolina Anaya. Mi tema de maestría es sobre alternativas a plagui-
cidas. Sin embargo, en el camino de investigación y de recabar
información bibliográfica al respecto me surge la necesidad de
socializar más sobre este tema, pues estas son sustancias comu-
nes tanto en los ambientes urbanos como rurales. Debido a los
marcos regulatorios en México no tenemos muchos datos sobre
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
el impacto de estas sustancias en nuestro ambiente, pero tener
un panorama general sobre el tema nos permitirá tomar medidas
precautorias que cuiden nuestra salud y el ambiente. La expo-
sición directa o indirecta a estas sustancias ha sido relacionada
con enfermedades como diabetes, Parkinson, Alzheimer, padeci-
mientos de tipo endócrino y muchos más de alta relevancia.
Síntesis
Trinidad Alemán Santillán. Se tocaron aspectos importantes que
pueden orientar no solo el tema que se trató hoy sino en ver
cómo incorporarlos en los esquemas que se discutirán en las me-
sas siguientes.
Se inició haciendo un planteamiento con respecto a la rela-
ción dual que existe entre el hombre y la naturaleza, y se planteó
un término más apropiado de una relación dialéctica que impli-
ca cambios en ambos componentes. Tales cambios son algo im-
portante de destacar porque las participaciones hicieron ver su
importancia dado que ha llevado mucho tiempo, desde el origen
de la humanidad como especie en interacción con la naturaleza,
relación que se ha transformado a lo largo de cientos de miles de
años. El problema está en la idea de que hay cosas que nunca se
van a acabar, que la naturaleza es infinita, el crecimiento es infi-
nito y entonces se piensa que el tiempo es infinito y no es así, ya
que parece que éste se está acabando también y el proceso que ha
llevado mucho tiempo se está transformando en desafíos que im-
plican respuestas que requieren muy pocos años para resolverlos.
En esta relación dialéctica se pasó de una actitud primero de
aprovechar, después de controlar y finalmente de transformar a
la naturaleza. Las participaciones enfatizaron las características
de este cambio que actualmente enfrenta la humanidad como
producto de este proceso transformativo.
En principio se señaló que el ambiente ha cambiado tanto
que el clima, que durante mucho tiempo se consideró como em-
19
blema de lo que no se cambia (las estaciones eran predecibles,
las de lluvia se podían utilizar para orientar los ciclos agrícolas),
ahora se ha vuelto impredecible, ha mudado, el ambiente se ha
deteriorado, se están favoreciendo especies de las que se obtiene
un beneficio. Tales cambios ambientales de gran escala están sig-
nificando desafíos para la humanidad sobre los que ésta no sabe
qué hacer.
Este ambiente que cambia puede estar teniendo implicacio-
nes bastante graves, está retando a la salud, amenazando la per-
manencia de los recursos naturales, puede estar afectando de
manera irreversible nuestra dotación genética que, a largo plazo,
puede derivar en algún tipo de repercusiones en las nuevas gene-
raciones.
Otros planteamientos están relacionados con prácticas que
actualmente consideramos muy perjudiciales ya que implican
una contribución grave, acelerada a estas transformaciones am-
bientales, por ejemplo la gran cantidad de humo derivada de la
prácticas agrícolas que año tras año se desprenden en función de
las quemas, la contaminación del agua, la utilización de combus-
tibles de madera, en donde es necesario indicar que otro factor
derivado de la modificación de la relación es la magnitud a la cual
se realizan estas actividades, las quemas tienen su origen en la
agricultura, el uso de leña y carbón como combustible doméstico
ha sido una práctica a lo largo de mucho tiempo y ¿por qué ahora
es un problema? Por la magnitud en que se están realizando. Es
decir, esto ocurre con la dificultad de satisfacer estas necesidades
por otras vías y seguir haciendo uso de estrategias que actual-
mente tienen un impacto global muy fuerte.
En la búsqueda de alternativas a la problemática de salud y
ambiente, es crucial plantear que si bien estos cambios han lle-
vado mucho tiempo y han tenido que ver con la búsqueda del
bienestar humano, debido a la magnitud a la cual se están im-
plementando hay que considerar otras visiones de relacionarse
con la naturaleza. En este sentido, es necesario considerar la for-
ma en que diferentes grupos humanos perciben y se relacionan
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con la naturaleza, aunque es preocupante que estas interacciones
también están cambiando, es decir, que en las comunidades rura-
les si bien existen estructuras, estrategias, propuestas, cosmovi-
siones diferentes, también están siendo fuertemente influencia-
das en función de otras estructuras, por lo que son condiciones
que necesitamos tomar en cuenta.
Respecto a las intenciones académicas sobre qué podemos
hacer, es importante considerar a la educación como una estra-
tegia para resolver el problema de relación con la naturaleza. El
planteamiento de regresar a los esquemas locales y comunitarios
como una forma de interactuar de mejor manera con la natura-
leza requiere preguntarse si es posible pensar en un retorno a lo
anterior, si renunciar a lo que tenemos y pretender regresar a los
orígenes es la solución a este problema.
Lo anterior es un cuestionamiento que surge en el contexto
de las presentaciones realizadas. Otra pregunta es si este re-
torno es voluntario, ya que los seres humanos somos afectos a
señalarnos como insistentes e ignorantes al repetir continua-
mente acciones que perjudican al ambiente y la salud. Ante esta
situación parece pertinente la pregunta de ¿cuál es el efecto
de la estructura y la superestructura en este tipo de actitudes?
Es decir, ¿es suficiente la voluntad para cambiar y repetir los
procesos o qué es lo que se tiene que hacer para propiciar es-
tos cambios? La acción política es necesaria para lograrlos, en
donde la organización y la acción para emprender actividades
políticas tendientes a unificar la estructura y la superestructura
son fundamentales para que sea posible buscar este retorno
o esta restauración de esquemas de relación diferentes con la
naturaleza.
El planteamiento general de la mesa es que lo que estamos
experimentando como deterioro ambiental, como daños a la sa-
lud humana y al bienestar, puede atribuirse a una crisis del mo-
delo civilizatorio que estamos viviendo actualmente.
El proceso de interacción con la naturaleza y de considerarla
como fuente de los bienes que necesitamos para vivir nos ha condu-
cido a una explotación y deterioro de los procesos socioambientales
que nos colocan en crisis en cuanto a civilización y respecto a la
manera en que la humanidad puede seguir viviendo y, en ese senti-
do, la salud y la enfermedad no son más que un componente de un
proceso de crisis a nivel global y de la humanidad en su conjunto.
Otro aspecto que se destacó en la mesa para intentar resolver
esta crisis es la necesidad de pasar de lo individual a lo colecti-
vo, necesitamos volver a la naturaleza, olvidarnos un poco de la
tecnología como la solución a todos nuestros problemas y ver a
la humanidad como parte de los procesos naturales. En tanto no
haya un cambio estructural, en tanto no veamos esta transfor-
mación en la relación que mantenemos como civilización con la
naturaleza, difícilmente vamos a poder superar esta situación de
crisis que enfrentamos.
Las inquietudes en función de las actividades académicas rela-
cionadas con cómo enfrentar esta situación compleja y dinámica
que está transcurriendo en plazos muy breves condujo a ideas inte-
resantes respecto a la forma de hacerlo, tales como la necesidad de
considerar enfoques como la epidemiología ambiental y nuevos es-
quemas conceptuales de ver estas interacciones como un equilibrio
dinámico que eventualmente se va a estabilizar en un cierto nivel.
Los desafíos de la interacción humanidad-naturaleza requie-
ren ser abordados desde perspectivas académicas novedosas y
trabajar interdisciplinariamente; no obstante, no se tienen los
marcos teóricos, metodológicos y conceptuales necesarios para
hacer este abordaje, ya que no basta reunir a un conjunto de
especialistas de diferentes disciplinas y pedirles que hagan una
propuesta para resolver el problema. La respuesta es muy com-
plicada por la carencia de tales marcos teóricos.
Existen varias preguntas y actividades que podían plantearse
como rutas o ejes sobre las cuales las instituciones académicas
podrían emprender la búsqueda de soluciones a esta problemáti-
ca. En este sentido, ECOSUR podría desarrollar tal iniciativa.
Los participantes de las mesas plantearon la necesidad de in-
corporar otras formas de conocer el mundo. No solamente dife-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
rentes maneras de percibir la relación, sino el modo en que otros
grupos sociales han desarrollado conocimiento respecto al uso
de los recursos y a la satisfacción de las necesidades básicas, y en
ese sentido la academia haría muy bien en involucrarse en la bús-
queda de relaciones con el conocimiento local, con el que existe
en las comunidades, lo que tal vez promueva la descolonización
del conocimiento académico a fin de buscar los conocimientos
y estrategias que permitan a nuestro país, a las instituciones,
abordar los problemas con nuestras expectativas, intereses y ca-
pacidades.
La problemática se visualiza como compleja porque ha lleva-
do mucho tiempo llegar a la situación actual de crisis, y el tiempo
para encontrar las soluciones es cada vez más pequeño. Tenemos
21
una serie de desafíos que tienen que ver con el bienestar de la
gente que participa y que podría colaborar en la búsqueda de las
soluciones, pero también con los tiempos cortos respecto a la
necesidad de desarrollar los marcos teóricos y metodológicos ne-
cesarios para crear las alternativas. Este puede ser el aporte que
haga la academia a la investigación y a la docencia.
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. Con el presente conversatorio se
pretende superar el enfoque de la disciplinariedad dada la com-
plejidad temática de la conservación y sus diversos enfoques, ya
que el objetivo principal es promover el diálogo académico mul-
tidisciplinario hacia inquietudes no solamente académicas, sino
para poder incidir en la realidad negativa que nos afecta.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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Conservación de la diversidad biológica
Preámbulo
Con la finalidad de ilustrar el contenido de la mesa sin pretender
limitar o condicionar la participación, se puso a consideración el si-
guiente texto:
En la historia humana, desde épocas antiguas, se han desarrollado
diversas estrategias para el cuidado de la naturaleza, sus ecosistemas
y especies, bien por motivos sagrados, de significado sobrenatural,
para la cacería y como fuente de recursos para la sobrevivencia. Pos-
terior a la revolución industrial, por el impacto ambiental, comenza-
ron a crecer las preocupaciones por la conservación de la diversidad
biológica. A partir del establecimiento del Parque Nacional Yellows-
tone en los Estados Unidos en 1872, inicia la era moderna de la con-
servación, privilegiando la estrategia de Áreas Naturales Protegidas
(ANP) y posteriormente, en el seno de la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza, surgen otras categorías, como la
de Reserva de Biósfera.
En la actualidad, las estrategias de conservación de la diversidad
biológica se han agrupado bajo dos grandes esquemas in situ y ex
situ, en donde las reservas comunitarias, áreas voluntarias para la
conservación, jardines botánicos, parques urbanos, colecciones de
germoplasma, herbarios, colecciones de fauna y viveros, entre otros,
han complementado a las ANP. Las ANP bajo el modelo Yellows-
tone, que plantea áreas sin asentamientos humanos y sin prácticas
productivas agropecuarias o forestales y, más aun, sobrepuestas en
territorios de pueblos originarios, han generado una oposición com-
prensible para esta estrategia, lamentablemente se ha generalizado
un rechazo a las ANP e incluso a la conservación.
En este sentido adquiere importancia dialogar y analizar las
mejores opciones y estrategias de conservación de la diversidad
biológica en el contexto de las condiciones naturales y sociocultu-
rales de México.
En torno a este tema, los medios elaboran conclusiones como:
∙∙ Es importante para la población humana que existan muchas
especies.
∙∙ La conservación biológica atiende principalmente a las es-
pecies “carismáticas” (jaguar, manatí, etc.) sin considerar la
conservación de sus ambientes vitales.
Desarrollo
Moderador: Rémy Vandame
Ponentes: María Andrea Sáenz-Arroyo de Los Cobos (asaenz@eco-
sur.mx)
Paula Lidia Enríquez Rocha (penriquez@ecosur.mx)
Eduardo Jorge Naranjo Piñera (enaranjo@ecosur.mx)
Samuel Israel Levy Tacher (slevy@ecosur.mx)
Trinidad Cristina Guerrero Jiménez (cguerrero@ecosur.mx)
Participaciones in situ: Neptalí Ramírez Marcial, Omar Felipe Gi-
raldo Palacio, Lorena Ruiz Montoya, Concepción Ramírez Sali-
nas, Jorge Castellanos Albores, Diego Martín Díaz Bonifaz.
Participaciones en web: Ana Bricida, Trinidad Cristina Guerrero Ji-
ménez, Anne Ashby Damon (dos intervenciones), Héctor Sergio
Cortina Villar, Neptalí Ramírez Marcial, Miguel Ángel Vásquez
Sánchez, Samuel Israel Levy Tacher, José Morales, Eduardo Jorge
Naranjo Piñera, Griselda Escalona Segura, Cristian Tovilla Her-
nández (dos intervenciones), Gabriela, Lorenzo Hernández López
(dos intervenciones), Marcela Biviana, Nilda Cecilia Elizondo.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Moderador
Se podría pensar que otra vez se hablará de conservación, como ya
se ha hecho durante décadas. En ECOSUR existe un departamen-
to de conservación desde 1994, donde podría haberse dicho todo
sobre el tema, pero en realidad no, ya que es un término complejo.
Las primeras ideas sobre conservación vienen de finales del siglo
XIX, son contemporáneas del término evolución en un momento
donde las ideas sobre ésta estaban inspiradas en las teorías teo-
lógicas compatibles con el concepto de la creación divina. En el
siglo XX surgió el interés de tener espacios de conservación vírge-
nes, áreas sin intervención humana. Actualmente, la especie hu-
mana está presente en casi todos los ecosistemas, los cuales están
antropizados en mayor o menor grado. La conservación de áreas
vírgenes es imposible, de ahí que nacen otras ideas de conserva-
ción donde la especie humana tiende a ser la protectora del resto
de las especies. Hoy tenemos conceptos de conservación desde la
etnobiología, con la conservación de las semillas campesinas en
particular; la agroecología, donde la conservación se da en los sis-
temas de cultivos; la ecología humana, donde la conservación se
da en espacios muy antropizados, en fin, conservación en muchos
espacios y en todos casos, pero ya no hay conservación de la vida
original.
Desde las últimas tres décadas se presentan varias preguntas
constantemente: ¿Por qué conservar? Su respuesta puede provenir
de una razón teológica: conservar lo que se heredó desde la creación,
o puede ser conservar con fines utilitarios (alimentos-medicinas),
o motivos éticos. ¿Conservar qué? Lo que estaba originalmente, lo
que nos sirve o lo que resulte del manejo. ¿Conservar por quién? Al
estado le toca hacer leyes, o es el papel de las comunidades. ¿Conser-
var dónde? En reservas, en sistemas de cultivo, en las ciudades, así
la responsabilidad de conservar es de todos. Es interesante contras-
tar dos posturas: por un lado, la responsabilidad individual y, por el
otro, la aceptación del cambio.
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Ponentes
Paula Lidia Enríquez Rocha. Como especie humana hemos causa-
do muchos cambios en los ecosistemas y ahora estamos preocu-
pados por conservar la sorprendente biodiversidad del planeta.
Quiero enfocar mi reflexión a la especie humana (Homo sapiens)
como actor de esta situación y cómo nuestro comportamiento ha
mermado increíblemente el ambiente.
Un poco de ecología: los individuos en una población bio-
lógica cumplen dos funciones importantes, supervivencia y re-
producción. Podemos hacer una u otra o ambas en determinado
tiempo. Si sobrevivimos a los primeros años de vida, entonces
podremos reproducirnos, lo que permite perpetuar la especie.
Esto sucede en todas las especies.
Los seres humanos somos seres con la capacidad de pensar.
Una característica particular es que tenemos un cerebro muy
complejo, el cual ha evolucionado por un aumento constante en
la encefalización (el tamaño relativo del cerebro respecto al ta-
maño corporal). El peso promedio del cerebro del ser humano
es de 1.4 kg. Este órgano ha permitido a nuestra especie tener
inteligencia, hacer actividades racionales y elaborar pensamien-
tos abstractos, creativos, además de tener un lenguaje articulado,
crear las ciencias y las artes, el culto a deidades, etcétera. Esta
inteligencia ha logrado alcanzar procesos sorprendentes, pero
también insospechados para el resto de los seres vivos. Como
población humana nos hemos reproducido bastante bien (actual-
mente se estima que somos aproximadamente 7 mil quinientos
millones de humanos) y también hemos sobrevivido bastante
bien, ya que nuestra esperanza de vida ha aumentado.
Entonces, sobre la pregunta de quiénes son los responsables
de la conservación de la biodiversidad, considero que todos los
seres humanos debemos ser responsables de su conservación,
porque todos hacemos uso de los recursos de la naturaleza. La
situación en la que tenemos al mundo hoy es la consecuencia de
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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nuestro comportamiento y actos a lo largo de nuestra existencia
en la Tierra, pero cada vez las escalas espaciales de impacto son
mayores en escalas temporales más reducidas. De esta forma,
como especie humana y con “inteligencia”, ya sabemos lo que
somos capaces de hacer para nuestro bienestar, pero también
para nuestra destrucción.
El famoso físico teórico británico Stephen Hawking estimó
que el fin del mundo podrá producirse en los próximos mil años
y consideró tres causas: la guerra nuclear, la actividad de la in-
teligencia artificial y la propagación de un virus genéticamente
modificado. Así que, si queremos seguir con vida, esto es, si que-
remos sobrevivir, él menciona que debemos buscar la forma de
irnos del planeta, de explorar otros mundos. Sin embargo, esto
no nos salvará de extinguirnos algún día. Porque tarde o tempra-
no todas las especies se extinguirán.
Con todo esto quiero apuntar que en gran medida estamos en
una situación de caos por “nuestro comportamiento que tiene que
ver con nuestra actitud”. Así que si queremos mejorar un poquito
todo este desastre, si queremos conservar la biodiversidad (con
nosotros incluidos), tenemos que cambiar nuestra actitud, referida
ésta como un sentimiento o comportamiento en favor del bien co-
mún. Este concepto viene de la psicología social, porque la especie
humana es un ente social. Entonces, ¿qué actitud debemos tener
para nosotros mismos, para los demás seres con los que comparti-
mos este planeta, para nuestro entorno? Les aseguro que si poco a
poco cambiamos de actitud, primero de forma individual y después
colectiva, ello ayudará mucho a cambiar lo que nos ha caracterizado
como especie humana: ser un ente depredador, destructor, egoísta,
somos los manipuladores del mundo y no solo nos conformamos
con destruir este planeta sino además lo llenamos de basura, exter-
minamos a otros seres vivos, incluso hasta los de nuestra misma
especie, y cientos y cientos de acciones y adjetivos negativos.
Me voy a permitir leer un texto de Eduardo Galeano del libro
Bocas del tiempo de 2004. Eduardo Galeano fue un escritor y
periodista uruguayo fallecido en 2015.
Primeras letras
De los topos, aprendimos a hacer túneles.
De los castores, aprendimos a hacer diques.
De los pájaros, aprendimos a hacer casas.
De las arañas, aprendimos a tejer.
Del tronco que rodaba cuesta abajo, aprendimos la rueda.
Del tronco que flotaba a la deriva, aprendimos la nave.
Del viento, aprendimos la vela.
¿Quién nos habrá enseñado las malas mañas? ¿De quién apren-
dimos a atormentar al prójimo y a humillar al mundo?
María Andrea Sáenz-Arroyo. Un concepto útil es el que se ha de-
finido como antropoceno, donde el ser humano, una sola espe-
cie de toda la diversidad planetaria, desde 1800 y, en particular
de manera exacerbada desde 1950, ha tenido injerencia en los
procesos biológicos y geofísicos en el planeta. Si se ve el incre-
mento de la población humana, exponencial, es muy parecido al
incremento del PIB, al de los desechos (incluyendo nitrógeno,
basura, etcétera), al número de McDonalds a nivel global. De
la misma manera, nuestros desechos, emisiones, se han incre-
mentado con la misma tendencia: CO², nitrógeno al ambiente,
definitivamente están dominando los procesos de evolución y de
vida de la diversidad biológica del planeta. Se está en una nueva
era geológica donde la propia civilización —y el momento donde
floreció la población humana— se fue, ahora de alguna mane-
ra está amenazada. A la par de la degradación de los sistemas
biológicos, se está mermando la calidad de vida. La pérdida de
servicios ecosistémicos se ha sustituido por infraestructura, por
ejemplo el agua, que antes se tomaba de los ríos, lagos, manan-
tiales, etcétera, ahora se accede a ella de manera inequitativa y
llega a las poblaciones urbanizadas donde hay ganadores y per-
dedores de esta situación.
La pregunta es: ¿deberíamos de conservar los ecosistemas,
la biodiversidad, los procesos biológicos por su valor intrínseco
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
o por los servicios que provee a la sociedad? No están peleadas
las dos visiones, todo es un concepto humano y entonces el va-
lor intrínseco de la naturaleza es también un concepto humano.
Se debe aceptar que la humanidad es la fuerza que no solo está
generando la sexta extinción masiva global, además perturba
procesos que tardaron millones de años en evolucionar, como la
atmósfera. Pero los humanos somos también la fuerza capaz de
conservar estos procesos para beneficio de la humanidad, esto es
hablar desde un punto de vista absolutamente antropocéntrico,
no por beneficio de las especies, sino por el de la humanidad.
Reconociendo que el modelo de desarrollo incluye dos para-
digmas imposibles de mantener hacia el infinito, el crecimiento
económico y el crecimiento poblacional, nos hemos lanzado ante
la perturbadora pregunta: ¿vivimos mejor porque dominamos y
erosionamos el planeta? No sabemos, una respuesta posible está
en los espacios de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), donde
pueden tenerse diferentes grados de perturbación y entenderse
los procesos evolutivos que se han perturbado, pero también los
procesos de calidad de vida que hemos erosionado, entonces…
¿Dónde? En un mosaico de lugares con diferentes grados de per-
turbación. ¿Quiénes? Los humanos, la sociedad.
Dentro de este marco de ideas, la evolución de ideas culturales
y la forma de relación con la naturaleza también requiere de pro-
teger la diversidad de sitios donde la gente se relaciona de manera
distinta con la diversidad biológica. Ejemplos de esto es el concep-
to de los pueblos originarios de América Latina del buen vivir, en
el que la sociedad se responsabiliza de su entorno, o el concepto de
banua de los pueblos del Indo-Pacífico, en el que el ser individual
se extiende a su comunidad y al ecosistema que lo rodea como
parte de su sobrevivencia. Lo que hay que aprender es que esta
diversidad cultural tiene una relación diferente con la naturaleza.
Finalmente, las políticas deben ir dirigidas a conservar espa-
cios significativos que permitan entender los procesos de evo-
lución de la vida en la Tierra que no entendemos del todo y,
por ende, lo que perdemos y quiénes pierden al erosionar la di-
25
versidad biológica y cultural, es decir, el patrón de ganadores y
perdedores. Y espacios significativos que permitan conservar la
diversidad cultural como un instrumento de evolución de nues-
tra propia relación sociedad-naturaleza a nivel local, regional y
global. Esta es una visión absolutamente antropocentrista que
busca maximizar la utilidad de la biodiversidad en el bienestar de
la sociedad, entendiendo ampliamente bienestar con los valores
monetarios, culturales, emocionales, espirituales y sociales.
Samuel Israel Levy Tacher. No hablará de las virtudes de la lógica
campesina o de la forma como manejan los campesinos sus re-
cursos para conservarlos. Es un hecho que hay un manejo sus-
tentable por parte de los campesinos, los cuales requieren de su
entorno biológico para subsistir; si lo destruyen, se destruyen a sí
mismos. Estas evidencias son múltiples, en México somos ricos
en estas situaciones. Lo importante actualmente es la pregunta:
¿quiénes son los propietarios de los recursos naturales? Hay dos
respuestas: el gobierno y los campesinos que viven cerca de esos
recursos. ¿Cómo se manejan esos recursos? Por un lado hay una
idea de conservación de “no tocar” que viene de Yellowstone,
del cuidado para proteger de los mismos norteamericanos de ese
lugar y, por el otro, los grupos campesinos tienen una lógica de
cuidar usando. ¿Cuáles son las estrategias para conservar? El go-
bierno tiene el decreto de las ANP, el pago por servicios ambien-
tales, el soborno de líderes, las recompensas a grupos que están
cerca de las ANP. Desde la parte campesina se habla de acuerdos
de asambleas y tradiciones locales. ¿Quiénes son responsables
del cuidado de la biodiversidad? De parte del gobierno la Procu-
raduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), fuerza
pública y militar, y de parte de los campesinos es la población en
general. ¿Quiénes son los interesados en el cuidado de la biodi-
versidad? Los gobiernos europeos, el banco mundial, las ONGs;
de parte de los campesinos son ellos mismos. ¿Cuál es la lógica
para la continuación a futuro de esta conservación? Una posibili-
dad es lo que se puede nombrar como mesianismo ecológico, en
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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el que se reconocen imposiciones por parte del sector científico
o gente que quiere salvar al mundo. De parte de los campesinos,
se tienen que seguir aplicando las medidas consuetudinarias en
el cuidado de los recursos. No cualquier grupo campesino tiene
esa virtud. ¿De dónde viene el dinero? De instituciones interna-
cionales, nacionales y en las comunidades simplemente no hay
dinero. ¿Quién administra el dinero? Está la Secretaría de Me-
dio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), Comisión
Nacional Forestal (CONAFOR) y la Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), así como
las ONGs. ¿El dinero ayuda a la conservación? Nueva Palestina,
en la Selva Lacandona, es el cementerio más grande de proyectos
de desarrollo. En un proyecto de restauración con cinco años de
desarrollo, bajo mi dirección, se invirtió más o menos dinero y se
estaba produciendo en el vivero suficientes plantas para pagarlo
y para que la gente obtuviera ganancias. La SEMARNAT fue a
inaugurar y al día siguiente el vivero fue tomado por los cam-
pesinos, el dinero se les fue retirando a los líderes que estaban
administrando el proyecto y el vivero desapareció una semana
después. Las plantas fueron robadas y la infraestructura dañada.
Me pregunté qué había pasado si ya tenía 5 años y por fin fun-
cionó. Mi lógica es que se garantiza el fracaso de los proyectos
de desarrollo cuando la mayoría de la gente recibe dinero. El que
constantemente haya proyectos ayuda a que exista esta fuente,
que es poca pero continua y para toda la gente. La llama del
“caos”, porque para que exista debe haber caos todo el tiempo.
La pregunta es si el caos es una iniciativa independiente de los
grupos o el caos es un plan que viene detrás de los grupos por
parte de los poderes fácticos conservacionistas.
El caos requiere de un mesías que oriente y ayude a los cam-
pesinos a cuidar y conservar sus recursos naturales. El caos per-
mite inventar los problemas y las soluciones. El caos es un buen
motivo para atraer recursos económicos para la conservación, es
posible que el caos sea procurado y mantenido por los poderes
fácticos conservacionistas.
¿Por qué después de 20 años las comunidades campesinas en
la comunidad lacandona no son capaces de gestionar, adminis-
trar y ejercer los recursos destinados a la conservación, cuando
en otras partes del mundo, en Sudamérica, lo hacen desde hace
muchos años?
Eduardo Jorge Naranjo Piñera. La conservación moderna se refiere
al mantenimiento de la diversidad biológica a largo plazo me-
diante su uso consciente, responsable, moderado, de manera que
no se destruya, en donde a través de esos recursos se obtienen
beneficios y no deterioramos gravemente a los demás elementos
de la diversidad biológica: especies, ecosistemas, procesos, etcé-
tera. Desde ese punto de vista sí me considero conservacionista.
Estoy a favor de que se mantengan los sistemas de vida en nues-
tro planeta haciendo un uso consciente y responsable de ellos.
Este concepto se diferencia del que tiene todavía mucha gente,
que es proteger a ultranza los recursos naturales, lo que muchos
llaman la preservación de mantener recursos de manera que no
se toquen, que no se destruyan, que no se modifiquen, donde la
gente no intervenga en absoluto. Las ANP han sido vistas como
una estrategia que ha sido utilizada en diferentes partes del mun-
do para proteger ecosistemas y especies. Sin embargo, quizá no
sea la única estrategia ni la más importante para la conservación
a nivel mundial. Sí llama mucho la atención, da imagen a muchos
gobiernos, se dice que tienen una gran superficie de territorio
protegido y éste es el caso de México, pero en la práctica muchas
de esas áreas no tienen el manejo adecuado, de manera que las
cosas suceden como si no existiera tal protección, se destruyen
y se siguen utilizando de manera muy desordenada los recursos
naturales que contienen: agua, fauna, flora, suelo, etcétera. ¿De
dónde surge la necesidad de la conservación? ¿Por qué muchas
personas en el mundo estamos preocupadas e interesadas o tra-
bajando en temas que tienen que ver con la conservación bio-
lógica? Surge porque se tiene un crecimiento exponencial de la
población humana y no solo ya somos muchos sino que nuestro
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
crecimiento continúa a pasos agigantados mientras la base de
recursos naturales —agua, bosques, ecosistemas de todo tipo,
flora, fauna— está disminuyendo constantemente. Los recursos
pesqueros, forestales, hidrológicos, agrícolas, en cuanto a super-
ficie, están disminuyendo cada año, es decir, se incrementa la
producción y el crecimiento económico, aumenta la disponibili-
dad de alimentos, pero son insuficientes para aparejarse al nivel
de crecimiento poblacional.
Muchos colegas formados en las ciencias sociales seguramen-
te dirán que estoy afirmando que la gente es enemiga de la con-
servación y debemos ver la forma de reducir nuestro número
para resolver el problema. Sin embargo, una de las soluciones
es precisamente controlar el crecimiento de la población, pero a
través de medios de planificación familiar, educación, conciencia,
acción y política pública, y reducir los consumos, principalmente
de recursos minerales y, en particular, los combustibles fósiles:
petróleo, carbón mineral, gas y sus derivados. Si bien las ame-
nazas más importantes que se tienen a la diversidad biológica y
a los procesos de conservación a largo plazo son precisamente
nuestros números, el crecimiento económico y el estilo de vida
con un consumo creciente, entonces, ¿qué tenemos que hacer?
Buscar un cambio en nuestra actitud, a nivel individual y colec-
tivo. Constantemente camino en una reserva natural protegida
que es el Huitepec, reserva privada, soy vecino de la misma y
frente a encinos gigantes de 40 metros de altura me pregunto:
¿por qué los humanos somos tan egoístas y nos sentimos con el
derecho de dominar a todas las demás especies? Somos una de
casi dos millones de especies conocidas, seguramente hay mu-
chas más, ¿por qué nos sentimos con la autoridad y poder de
dominar a las demás y manejarlas a nuestro antojo? Tenemos
el arma más poderosa del mundo que es nuestro cerebro, que
así como es capaz de cosas increíblemente positivas para la vida
humana, también es capaz de idear acciones increíblemente ne-
gativas, como destruir especies. Cuando uno está en el bosque,
en las selvas, en la playa, uno se pone a pensar que realmente
27
las ANP tienen al final una buena razón de ser, es decir, tenemos
que crearlas y mantenerlas para protegerlas de nosotros mismos;
si no lo hacemos, las futuras generaciones seguramente no las
verán, y ello suponiendo que las nuevas generaciones serán más
conscientes y menos egoístas, lo cual es bastante dudoso. En vez
de sentarnos a llorar y morirnos de un infarto por la angustia
de que todo va mal, de que vamos camino al precipicio y que
todo se está descomponiendo cada vez más, creo que tenemos
un amplio margen de acción. Hay mucho por hacer, por ejemplo:
las ANP que ya existen pueden reforzarse en su manejo, no se
trata de que la gente no entre, no use, que no intervenga, sino
al contrario, se tiene que buscar un acercamiento mucho más
intenso con los mismos vecinos de estas áreas, quienes pueden
ser los mejores protectores, amigos, con la población más amplia
y en particular en las áreas urbanas. Es fundamental que la edu-
cación incorpore más valores y más interacción con la naturaleza
y no solo se concentre en el aprendizaje a través de libros o re-
latos humanos, sino en experiencias naturales como acercarse al
campo, caminarlo, dormirse ahí, observar: esto es fundamental
para entender y preocuparse. En síntesis, la planificación familiar
a través de diversas políticas públicas, la agricultura orgánica y
otras prácticas de uso de suelo menos destructivas y agresivas,
el conocimiento científico, la recuperación, sistematización y en-
tendimiento del conocimiento tradicional y finalmente, la orga-
nización para la acción colectiva son elementos necesarios para
tener más alcance hacia la conservación. Desde nuestra colonia,
barrio, comunidad, desde ese nicho en el que vivimos podemos
ser capaces de generar cambios importantes. Los humanos so-
mos muy dados a imitar o copiar a los demás, si vemos que el
vecino está haciendo algo que nos suena interesante, que se ve
bonito, queremos hacerlo, solo que tenemos enemigos formi-
dables como el crecimiento económico, el poder del dinero, el
poder del mercado, que es un sistema muy poderoso que mueve
a los sistemas políticos, económicos, sociales en el mundo y que
tiene consecuencias drásticas en el ambiente en el que vivimos.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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Como no hay muchas posibilidades de que un político pueda ser
elegido porque promueva la protección ambiental o la vida sana
por sobre el empleo y crecimiento económico, entonces se tiene
que empujar esto desde la sociedad y no esperar que provenga
desde los gobiernos.
¿Para quién queremos conservar? Para nosotros mismos y
también para todos los demás seres vivos que tienen derecho a
coexistir en nuestro planeta.
Trinidad Cristina Guerrero Jiménez. Me parece que de las pregun-
tas que hace Rémy muchas personas tienen visiones distintas, se
habla de pobladores rurales, de personal que trabaja en las ANP,
que trabaja en las organizaciones no gubernamentales que tie-
nen proyectos de intervención en ellas, de académicos que hacen
investigaciones, y cada uno de ellos tiene su propia interpreta-
ción a estas preguntas.
Me parece que lo más difícil es poder platicar con los otros.
Sin ese entendimiento, esa acción colectiva de la que se ha habla-
do como clave, después de la individual, es lo más complicado.
Se han hecho esfuerzos, pero no se ha sido sistemático en cómo
avanzar más firmemente para construir esos procesos de diálogo.
Con los compañeros de la Conisión Nacional de Áreas Natura-
les Protegidas (CONANP) y CONABIO durante un foro de ANP,
en una de las mesas se quejaba un director de un área protegida
porque decía que los campesinos son mentirosos, porque los cam-
pesinos les dicen a ellos que cuidan a los venados, a los pájaros,
y cuando llegan los de SAGARPA les piden cazar venados. Otro
decía que los campesinos se adaptan al modo de las personas que
conforman estas distintas instituciones y si les dicen que les darán
los apoyos de programa si hacen tal cosa, lo harán y, finalmente, el
tema de incorporarlos en la toma de decisiones de lo que se hace
en los espacios en donde ellos viven es aún incipiente.
Lo que se trabajó en el foro de ANP fue una propuesta me-
todológica donde se identificaron los diferentes puntos de vista,
en donde cada grupo reconoció las problemáticas, lo anterior se
hizo a través de un sondeo en línea para organizar las mesas y el
proceso de facilitación del diálogo. Al final del foro se tiene un
libro donde se plasmaron algunas ideas que fueron más sobresa-
lientes. Lo más importante es que se requiere la elaboración de
una agenda en la que se identifica la problemática, una definición
de los objetivos y una síntesis de las estrategias.
Me llamó la atención lo que dice Sergio Cortina de los costos
de la conservación.
Finalmente, el papel de las instituciones académicas como
ECOSUR para generar esos espacios de diálogo, donde no es lo
mismo que las propuestas vengan de CONANP a que si las pro-
ponen las comunidades campesinas. Cuando lo hace ECOSUR
tiene poder de convocatoria y una visión de espacio de diálogo
que se necesita abonar, porque solo mediante el diálogo se podrá
llegar más adentro en la manera de pensar y sentir de la respon-
sabilidad que tenemos.
Participaciones in situ
Gerardo Alberto González Figueroa. Desde donde estamos si-
tuados, lo antropocéntrico ya se considera desde la relación de
poder, desde el mercado, desde cierto tipo de actores. Necesi-
tamos conservarnos, naturaleza-sociedad, todos cohabitamos el
planeta. En el seminario pasado se mencionó que el problema es
civilizatorio, en donde es desigual la distribución del mundo. Las
visiones son parte de procesos históricos de los cuales cada uno
viene, es importante tenerlas en la mesa. Hay que ubicar el pro-
blema más allá de la simple acción que pueda tener la academia
en el ámbito de lo público que ahora está en crisis.
Neptalí Ramírez Marcial. Tengo la percepción de que a veces nos
imputamos algo que realmente no merecemos y es que el tema
de la conservación tiene que ver con decisiones que tomamos
todos los días con carácter individual, cuando se hacen las sumas
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
de esas partes individuales se ven patrones en un ámbito más
colectivo y ahí se pueden percibir patrones regionales. Al final,
no es que estemos conservando deliberadamente a los elementos
que tenemos en nuestros entornos, sino es la respuesta natural
de las propias especies a adaptarse a ese patrón de transforma-
ción que tenemos. Entonces el tema de la conservación tiene que
ver con la capacidad transformadora del entorno y en la medida
en que se tienen recursos para incrementar la capacidad transfor-
madora, entonces el impacto en esos elementos naturales se ve
más fuerte. Esto pone en un contexto contemporáneo de que se
van a conservar solamente ciertos genotipos que tengan la capa-
cidad de resistir a esa fuerza transformadora y entonces se está
condenado a perder un gran componente de biodiversidad que
no tendrá esa capacidad de responder ante la presión humana.
María Andrea Sáenz-Arroyo. Aclara que no están peleadas las posi-
ciones. Precisamente porque se está perdiendo por el antropoceno
esta gran cantidad de diversidad biológica, incluyendo la cultural
y genética, por eso se necesita un mosaico de áreas con diferentes
grados de perturbación para entender lo que se está perdiendo a
nivel de procesos evolutivos, de procesos ecológicos y de proce-
sos de servicios ecosistémicos. No es que en el pasado quedaron
esas áreas de “no tocar”, porque todavía se necesitan para enten-
der qué está pasando y ese mosaico hasta la conservación urbana.
Paula Lidia Enríquez Rocha. Pregunta a Andrea que si ya se sabe
sobre algo que ya se perdió, ¿para qué entender lo que se va a
perder? No entendió esa reflexión: “Tenemos que entenderlo…
¡ya perdimos!”.
María Andrea Sáenz-Arroyo. No se ha perdido todo, hay espacios
en donde se podrían entender procesos que ya se perdieron en
lugares altamente impactados, se refiere a nivel global, regional.
Todavía hay mucho que observar de aquellos lugares poco inter-
venidos.
29
Omar Felipe Giraldo Palacio. Hace referencia a los parches de con-
servación en islas de devastación. Hay que pensar en los males
de la devastación. No se trata de conservación de espacios y
que todo lo demás esté expuesto a minerías a cielo abierto, a
monocultivos, a esta hiperurbanización, a la industrialización
en la que estamos. Para tomar este tema con seriedad se tiene
que dar nombre y apellido a este problema que se llama capi-
talismo, relaciones de explotación que hacen de este sistema
un ordenamiento social que va por un lado y un ordenamiento
ecosistémico que va por otro. Esta separación tan abrupta en-
tre la naturaleza-sociedad es la que ha generado este problema,
y que es enemigo de llamarlo antropoceno sino más bien ca-
pitaloceno, donde no todos cabemos en el mismo saco, donde
las responsabilidades son diferentes y tienen que ver con esta
relación ambiental tan caótica entre la cultura y la naturaleza,
la cultura y los ecosistemas, donde se ha construido un mundo
regido por la lógica de la productividad, de los rendimientos,
de la explotación, de la ganancia, del dominio, del humano por
el humano, del control, de la manipulación, de hablar todo el
tiempo de recursos naturales como una idea de la que nosotros
estuviéramos separados.
Rémy Vandame. Hay debates en agroecología, entre ellos uno es
en donde hay espacios de reserva y no se tocan y otro donde hay
espacios de agricultura intensiva, donde el paisaje es un mosaico
en donde se tienen parcelas de cultivo, bosques, espacios de ha-
bitación. Está fuerte el debate en los últimos 10 años de diferen-
tes escuelas, hay intercambio de artículos científicos. De manera
provocativa preguntaría si este mosaico del que habla Andrea es
un modelo donde se dejan reservas, ciudades y espacios antro-
pizados.
María Andrea Sáenz-Arroyo. El mosaico implica todo en donde
hay un gradiente de intervención: capitalismo, manejo colectivo
donde se puede entender lo que se pierde y lo que se gana.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
30
Lorena Ruiz Montoya. Es importante aceptar que estamos perdien-
do y perderemos una buena parte de la biodiversidad por nuestra
actitud y actividad. El mosaico que menciona Andrea es lo que
ocurre: se tiene el gradiente donde no se toca hasta donde hay una
intervención exhaustiva, quizá se debe continuar en ir hacia el gra-
diente donde se pueda conservar lo más que se pueda, porque eso
garantizará nuestro propio futuro. Se ha hablado de cambios de
actitud, de educación, de conocer los procesos ecológicos, de prác-
ticas que en un sentido son conservacionistas, generar espacios de
diálogo y en donde hay decisiones individuales. Pregunta a los pa-
nelistas: desde ECOSUR como institución y desde las actividades
como investigadores, técnicos, y pensando en una situación ideal,
¿cómo se esperaría hacer esto, habría maneras, en qué líneas?
Concepción Ramírez Salinas. Todavía se tiene algo qué hacer, todo
empieza en casa, en la educación. La parte de las parcelas donde se
cultiva tienen cercos vivos que conservan diversidad de organis-
mos que no reciben el mismo apoyo que las ANP. Hay áreas peque-
ñas de entorno verde y otras donde ya no hay estas cercas, tierras
donde no hay plantas, árboles, ni rastrojo, ni insectos, solo plagas.
Todavía se puede hacer agricultura campesina (Berriozábal, Cinta-
lapa, etcétera). Las instituciones que hacen investigación deberían
dar asistencia técnica, sin embargo, han dejado solo al agricultor.
Jorge Castellanos Albores. ECOSUR, como actor principal, ¿qué
es lo que debería hacer para conservar la biodiversidad, distin-
guiendo entre conservar a la biodiversidad y conservar nuestros
recursos? ¿Qué parte de estos recursos o qué parte de esta biodi-
versidad no son recursos? Cuatro razones para conservar: 1) por
ética, 2) estética, 3) económica y 4) científica, ligándola con el
conocimiento tradicional.
Diego Martín Díaz Bonifaz. ECOSUR ha hecho mucho sobre accio-
nes y estrategias de conservación. Identifica que se puede hacer
más desde la educación continua e informal. Encuentra como un
punto de confluencia la generación de capacidades, la capacita-
ción. Le parece que ECOSUR tiene un gran potencial para lograr
un entendimiento entre los distintos actores.
Paula Lidia Enríquez Rocha. La responsabilidad es de todos, desde
lo individual y se tiene que empezar en casa, para incidir en ma-
yor escala. Le parece que al interior de ECOSUR se considera el
tratamiento de agua, la captación de pilas, de tóners.
María Andrea Sáenz-Arroyo. Se suma a lo que dice Paula. Como
institución académica se tendrían que hacer preguntas de in-
vestigación que permitan entender cuál ha sido el impacto de
erosionar los ecosistemas en la calidad de vida de las personas.
Entender y definir, desde la riqueza cultural que nos rodea, qué
significa bienestar. Tratar de entender los valores que están aso-
ciados a la naturaleza y cómo aportan estas maneras diferentes
de relacionarse con la naturaleza a la manera en que se relaciona
como sociedad global. Le parece que hay mucho que aportar de
sur a norte y éste es el papel de ECOSUR, identificar estos indi-
cadores, los mosaicos que nos rodean, y entender los procesos
evolutivos.
Samuel Levy Tacher. La pregunta es complicada y se la han he-
cho en ECOSUR durante muchos años. Se refiere al amor por
el quehacer individual ante esta perspectiva tan difícil. Es como
tratar de curar a un enfermo terminal con una aspirina. La falta
de amor por lo que cada quien hace cae en dejarse arrastrar por
la corriente. El reafirmar las convicciones personales será una
fuerza que puede ayudar a contribuir.
Eduardo Jorge Naranjo Piñera. Un área de oportunidad sería acer-
carse más a la integración del conocimiento científico, no descui-
dar la generación de investigación básica pero sí enfocarse con
más intensidad a la investigación aplicada retomando el cono-
cimiento ecológico tradicional en áreas rurales y urbanas, pro-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
moviendo el intercambio de experiencias rurales y urbanas para
tener mayor alcance y cambio de actitudes.
Trinidad Cristina Guerrero Jiménez. Se puede contribuir con una
finalidad muy práctica, reconociendo la utilidad de lo que se hace
en términos de generación de conocimiento que puede motivar
más. Otra es una finalidad política en términos de relacionarse
con otras personas y grupos y cómo interesar a otros que no es-
tán en eso para tener fuerzas más grandes. Se necesita aprender
a intervenir, a generar herramientas que permitan una comuni-
cación más efectiva, convencer a los demás y aprender a escuchar
a los otros.
Participaciones en sitio web
Ana Bricia. Sin duda alguna la diversidad biológica en nuestro país
tiene una implicación en muchos ecosistemas. Cabe la pregunta:
¿cómo puede protegerse una especie a la que se le han modifi-
cado sus ambientes en mayor parte por las actividades antropo-
génicas?
Trinidad Cristina Guerrero Jiménez. Desde que las ANP fueron ins-
tauradas como opción para la conservación de la biodiversidad, han
interactuado en ellas una variedad de personas: las que viven en las
áreas, las que son empleadas de las agencias estatales y federales,
las que trabajan en organizaciones de la sociedad civil, el personal
de investigación de las instituciones académicas. Esta variedad de
interacciones ha generado conflictos político-ambientales. En algu-
nas o casi todas las ANP se ha buscado fomentar la participación
de esta variedad de actores en consejos asesores que han buscado
en teoría crear alternativas más adecuadas para el bien común, ava-
ladas por la fuerza moral de la participación y deliberación en la
toma de decisiones. No obstante lo anterior, la propuesta partici-
pativa se ha enfrentado con los retos involucrados en el desarrollo
31
de una política de representatividad, lo que en algunos casos (los
menos) se ha superado, logrando con ello mejores resultados, tan-
to en el bienestar de las poblaciones que habitan estos espacios,
como en la conservación de la biodiversidad que resguardan. Lo
que se buscó con el Foro de Participación de la Ciencia y la Tecnolo-
gía en la Construcción Ciudadana de Políticas Públicas en la Áreas
Naturales Protegidas de Chiapas fue la cooperación entre actores
para formar una razón pública, a partir de establecer vínculos entre
dichos actores, que tienen intereses heterogéneos y en conflicto.
La agenda que se generó fue: 1) Articulación de sinergias entre
distintos actores (pobladores rurales, académicos, organizaciones
no gubernamentales y servidores públicos) para lograr la inclusión
de la población vulnerable. 2) Difundir por diferentes medios los
proyectos y/o programas que contribuyen a la conservación de los
ecosistemas y servicios ambientales. 3) Diseñar ordenamientos
incluyentes que consideren escalas espacio-temporales. 4) Imple-
mentar ordenamientos territoriales comunitarios de manera efecti-
va. 5) Contar con recursos estratégicos en las poblaciones que for-
man parte de las ANP para solucionar situaciones de emergencia,
como crisis productivas o ambientales. 6) Rendir cuentas por parte
de los implementadores de proyectos en las ANP y realizar moni-
toreo social de estos proyectos. 7) Generar procesos democráticos
por parte de los pobladores y actores externos a las ANP para la
toma de decisiones y mecanismos de monitoreo puntual. 8) Imple-
mentar, en los diferentes niveles escolares, programas educativos
que incluyan la educación financiera y cultura de emprendimiento
social. 9) Generar información de los impactos de la minería en
la salud, economía y medio ambiente en las ANP y su zona de
influencia. Hacer accesible al público y divulgar la información pú-
blica existente sobre la actividad minera en todas sus dimensiones
y sus impactos actuales y potenciales en las ANP de Chiapas y sus
zonas de influencia. 10) Crear políticas públicas que consideren a
la conservación de los ecosistemas que se encuentran en las ANP
como una cuestión de seguridad nacional porque éstos aseguran la
viabilidad de la vida como la conocemos en el planeta. 11) Mitigar
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
32
los conflictos entre actores presentes en las ANP. 12) Desarrollar
capacidades en la población que vive en las ANP respecto a la fun-
ción e importancia de estas áreas. 13) Fortalecer la corresponsabi-
lidad entre instituciones y actores sociales en el proceso de diseño
e implementación de las políticas públicas necesarias para el buen
funcionamiento de las ANP. 14) Empoderar a los ciudadanos para
el manejo de modelos de autogestión y participación para lograr la
corresponsabilidad con los requerimientos de desarrollo social y
conservación dentro de las ANP. 15) Mejorar las políticas públicas
a través de una congruencia en su diseño e implementación que in-
tegre pertinencia y contextualización, considerando la perspectiva
de todos los actores. 16) Lograr el empoderamiento de los pobla-
dores en la toma de decisiones en las ANP del estado de Chiapas.
Anne Ashby Damon. La única manera para poder incidir en el pro-
blema de la extinción y escasez de especies sería mediante un
esfuerzo enorme de colaboración y coordinación a nivel inter-
nacional, y este esfuerzo se reflejaría a nivel local (y muy local,
tu calle, tu barrio, tu escuela, tu sitio de trabajo y para absolu-
tamente todos los seres humanos) en todos los rincones de la
Tierra. En este momento, la gran mayoría de los seres humanos
no tiene el más mínimo interés en reconsiderar sus hábitos y
contribuir a la conservación de los recursos naturales (o el sinfín
de otros temas de importancia). El cambio tiene que ser grande.
La investigación, las campañas, las capacitaciones, las publica-
ciones científicas, los datos, etcétera, han incidido muy poco en
esta problemática, solo existen raros casos de éxito, y muchas
veces es muy difícil que perduren estos esfuerzos. La mayoría de
las veces es difícil, si no imposible, cambiar, no hay opciones, no
hay caminos, y se arriesga con quedarse en aislamiento social.
Un punto crítico sería lograr entender el porqué de la tendencia
hacia el consumismo desbordado para lograr controlar y redi-
reccionar este impulso que nos domina. ¿Cómo reemplazar esta
tendencia, este impulso, con otro comportamiento más equili-
brado, más social y ambientalmente responsable? Hacer que los
casi 8 mil millones de personas puedan vivir bien, con mucho
menos consumo de recursos, debe lograrse. La mente humana
podría ser capaz de asimilar y efectuar este cambio. El desarrollo
tecnológico bien dirigido y con intereses socioambientales y ya
no personales puede lograr seguir evolucionando con cada vez
menos impacto ambiental. Todos de una manera u otra parti-
cipamos y somos cómplices en la devastación de los recursos
naturales. El cambio tiene que ser global. Hay que aplicar una
serie de preguntas como: con toda la información que la mayoría
tiene, ¿por qué se sigue permitiendo la ampliación del uso no
sustentable de tierras, agua, suelo, recursos naturales? ¿Por qué
se sigue permitiendo la producción de productos ya reconocidos
como nocivos y contaminantes? ¿Por qué se siguen comprando
estos productos? ¿Por qué se siguen aplicando técnicas y estrate-
gias conocidas como inútiles o nocivas a mediano y largo plazo?
A veces la gente no sabe, entonces, si la información existe para
guiar sanamente nuestras acciones, ¿por qué no se difunde? A
veces la gente simplemente no quiere saber, ¿por qué? Y si ya
sabemos, ¿por qué no actuamos, por qué tanta inercia, por qué
es TAN difícil cambiar? ¡Supuestamente el ser humano es el rey
de la inteligencia y plasticidad!
Héctor Sergio Cortina Villar. Acción colectiva, costos y conserva-
ción. Seguramente nos parece de sentido común pensar que la
conservación requiere la participación de muchas personas que
deben coordinarse para emprender algunas acciones que favo-
rezcan este objetivo. Desde hace varios años las instituciones
gubernamentales se han acercado a diversas comunidades rura-
les mexicanas para solicitarles mayores esfuerzos en pro de la
conservación. Una investigación recientemente llevada a cabo en
una comunidad de la Sierra Madre de Chiapas mostró cómo, ante
la presión gubernamental para adoptar medidas de conservación
(supresión del uso del fuego en la agricultura, de la cacería, de la
venta incontrolada de maderas, de la extracción de especies sil-
vestres), los habitantes se vieron en la necesidad de organizarse
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
para establecer reglas, mecanismos de vigilancia y sanciones (*).
Todo esto implicó un mayor número de reuniones y discusiones,
así como más gastos de gestión y capacitación. Estos hallazgos
generaron una discusión sobre si es posible que la demanda de
conservación que hacen las ANP pueda conducir a una mayor ac-
ción colectiva. Aunque hubo escepticismo sobre el hecho de que
una política gubernamental pueda conducir a fortalecer la orga-
nización comunitaria (más bien tiende a pensarse lo contrario),
para esta comunidad puede señalarse que la acción colectiva fue
una respuesta a la presión gubernamental sobre conservación.
La teoría nos dice que la acción colectiva tiene un costo. Por ello,
posiblemente los instrumentos de conservación que compensan
las acciones a favor de la naturaleza (por ejemplo, los pagos por
servicios ambientales) tienen mayor aceptación entre las comu-
nidades que las medidas restrictivas que emanan de los decretos
de Áreas Naturales Protegidas.
Neptalí Ramírez Marcial. La conservación de la diversidad biológica
tiene que verse dentro del conflicto contemporáneo de nuestras
sociedades. Se trata de fuertes decisiones en el nivel de intensi-
dad y magnitud con el que se transforman los distintos territo-
rios intervenidos. Estas decisiones son con frecuencia individua-
les, pero al verlas a escala del paisaje resultan patrones de una
colectividad. Por eso no es de extrañar que se detecten patrones
de conservación comunitaria arraigados a cada grupo étnico. Las
decisiones no tienen que ver conscientemente con qué conser-
var, sino con el nivel de transformación. En territorios ocupados
se conserva lo que biológicamente se puede mantener bajo dicho
régimen de intensidad de transformación, pero no porque haya
una deliberada intención de mantener dichos elementos. Esto ha
llevado paulatinamente a depurar una diversidad biológica an-
* Cano-Díaz V, Cortina-Villar S y Soto-Pinto L. 2015. La construcción de la acción
colectiva en una comunidad del Área Natural Protegida: La Frailescana, Chiapas, México.
Argumentos 28 (77): 79–95.
33
cestral a una composición, estructura y función moderna muy
diferente. Hay excepciones, pero la regularidad global es esta.
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. Al saber que la vida en el pla-
neta es producto de una historia de millones de años del uni-
verso —“somos polvo de estrellas, una especie cosechando luz
estelar”, afirmaba Carl Sagan— y debido a la transformación e
impacto intensificado y creciente por las actividades humanas
sobre la integralidad de los ciclos de la naturaleza, sus ecosis-
temas y especies, son comprensibles los intentos de mantener
(conservar-cuidar) en lo posible al menos parte de dicha integra-
lidad en algunos sitios del planeta, sea por el presente y futuro
aprovechamiento de los servicios ambientales o de los bienes
que la biosfera ofrece (es decir, intereses económicos), o por as-
pectos éticos, espirituales, científicos, educativos de fascinación.
¿Es posible conservar todas las especies (y sus interrelaciones
ecológicas)? Lamentablemente no, entonces surge la polémica
de ¿qué, dónde, cómo, para quién? Incluso la iniciativa gene-
ra polémica ya que, afirman algunos, la evolución de la vida en
el planeta Tierra, se ha caracterizado a lo largo de millones de
años por cambios climáticos, extinciones y aparición de nuevas
especies o variedades; no obstante, el planteamiento de la con-
servación se justifica debido a que los cambios naturales a escala
humana son de cientos e incluso décadas dada la influencia nega-
tiva del mismo en la vida planetaria. Desde los inicios de las civi-
lizaciones surgió el interés de conservar porciones de territorios
representativos de hábitats prístinos. Estos significados fueron
cambiando a lo largo de la historia. A partir del establecimiento
del Parque Nacional Yellowstone en 1872, se privilegiaron las
ANP para la conservación y a partir de la publicación de la Estra-
tegia Mundial para la Conservación en 1980, se propusieron los
objetivos de la conservación de mantenimiento de la diversidad
genética, de los procesos ecológicos esenciales y del manejo sos-
tenido de los recursos naturales, dando origen a conceptos como
ecodesarrollo, desarrollo sostenible o sustentable y el de boga,
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
34
referente a la sustentabilidad ambiental, social y económica. Es-
tos principios se han mantenido y evolucionado hacia otros y
se han incorporado otras estrategias como la legislación, educa-
ción, ética ambiental y otras propuestas de conservación ex situ:
jardines botánicos, zoológicos, acuarios, bancos de germoplas-
ma, viveros, colecciones científicas, por mencionar algunos. ¿Los
argumentos y prácticas actuales para la conservación biológica
han perdido vigencia y efectividad? ¿Los círculos académicos han
sido rebasados por otras iniciativas y propuestas no-académicas?
¿Es por lo tanto necesaria la renovación de los fundamentos de
la conservación biológica? Evidentemente sí, incluso la conser-
vación y las ANP no están exentas de suspicacias cuando se en-
tregan territorios protegidos habitados por pueblos originarios a
intereses de explotación minera, por ejemplo. Se requiere, por lo
tanto, escuchar otras voces, en especial de los pueblos y sus prác-
ticas y conocimientos culturales, como afirma Fernando Limón,
y considerar en la nueva civilización urbana que predomina en el
mundo a los sectores sociales y sus organizaciones interesadas
en el cuidado del medio ambiente. Por último, la conservación
de la vida (biológica) es básica, pero el complejo civilizatorio hu-
mano y su diversidad exige imaginar un proceso de conserva-
ción que incluya también la conservación de múltiples procesos
histórico-culturales y sociales relacionados con la vida humana
y planetaria, esto último por el derecho a la existencia de seres
vivos no-humanos.
Samuel Israel Levy Tacher. El uso y cuidado de los recursos naturales
por algunas etnias mayas en México es un excelente ejemplo de lo
que entendemos por conservación y aprovechamiento sostenible.
Existen evidencias al respecto que podrían discutirse para recono-
cer las dimensiones de estas estrategias, sus ventajas y desventa-
jas, así como las formas en que se espera continúen en un futuro.
José Morales. El mundo se ha llenado de buenas intenciones, entre
ellas la de la conservación de la diversidad biológica. En estas
intenciones hemos creado, o participado en la creación, de es-
tructuras incoherentes con el discurso local, nacional o global.
La premura de la situación en la que nos encontramos hace unos
años nos obligó a realizar estrategias, en ocasiones autoritarias,
pensando en el bien común. No obstante, al desarrollar dichas
herramientas para la conservación olvidamos algo del sentido
común, nuestra relación con la naturaleza y la parte que desem-
peñamos en ella. Divinizamos lo “natural”, la preservación, oca-
sionando una enajenación de gran parte de la población, donde
lo “natural” sólo puede existir en el allá “afuera”. Pensar en un
mundo “natural” dentro de grandes ciudades se volvió intangible.
Si en un aproximado del 50% de las áreas naturales del mundo,
la conservación funciona, ¿qué está pasando en ellas, cuál es su
contexto? La ejecución de instrumentos generalizados, estáticos,
no fue lo ideal. Hemos, lo que alguna vez escuché, documentado
la extinción. ¿Qué paso seguir? ¿Dejar a un lado las estrategias
actuales tales como las UMAs, las ANP (que en su nombre lle-
van ciertas consecuencias: que solo ahí se da lo natural, y que
ahí está protegida, de quién, de qué, para qué y para quién)? O
sentarse con la información generada hasta hoy y hacer nuevas
propuestas, nuevos mecanismos que generen este lazo, que sin
importar que esté la CONANP, la academia, una ONG, exista
una apropiación de los habitantes por una relación, trabajando
en paralelo en la mejora de los mecanismos previos. Crear nue-
vos modelos, aprender de los errores, gestionar proyectos que
inviten a una participación más que a una mera obligación de
hacer, de proteger. Cambiar paradigmas, primero el de nosotros,
luego transmitir y construir.
Eduardo Jorge Naranjo Piñera. La especie humana forma parte in-
tegral de la diversidad biológica. Sin embargo, el enorme tamaño
y crecimiento de nuestra población global, así como el aumento
voraz en el consumo de recursos naturales, significan amenazas
mayores para un gran número de especies con las que compar-
timos el planeta en que vivimos. Las investigaciones realizadas
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
en ECOSUR y las de otras instituciones han documentado am-
pliamente la diversidad biológica en la frontera sur de México,
encontrando una sorprendente riqueza de especies y ecosistemas,
pero en muchos casos también un estado crítico que pone en ries-
go su supervivencia. Procesos complejos como la deforestación, la
sobreexplotación, la contaminación, las invasiones biológicas y el
cambio climático frecuentemente constituyen las causas directas
del deterioro de la diversidad biológica y la calidad de vida huma-
na. No obstante, las políticas públicas equivocadas, la educación
deficiente y la priorización del crecimiento económico propios del
sistema capitalista, entre otros factores, también contribuyen de
manera notable a la pérdida de biodiversidad y valores humanos
que favorecen un ambiente sano. Conservar la biodiversidad a lar-
go plazo requiere de profundos cambios en el estilo de vida que
implican una reducción drástica en nuestro crecimiento poblacio-
nal y nuestro consumo, particularmente de combustibles fósiles
como el petróleo y sus derivados, otros minerales y el agua pota-
ble. Estos cambios pueden realizarse gradualmente, a nivel indi-
vidual y colectivo, en comunidades rurales y urbanas conscientes,
motivadas y organizadas, apoyándose en el conocimiento local y
científico, y en lo posible con financiamiento público.
Griselda Escalona Segura. La diversidad biológica incluye desde
la diversidad genética hasta la ecosistémica, y las estrategias de
conservación se deben aplicar a todos los niveles. En teoría si se
resguardan todos los ecosistemas, los demás niveles de la bio-
diversidad serían resguardados. Esto es casi imposible porque
la especie Homo sapiens es la especie con tasa de crecimiento
positivo y con los más altos requerimientos de recursos y espa-
cios, por lo que compite con las demás. Por ello, a medida que
esta especie pueda compartir espacio y recurso con la diversidad
biológica actual, ésta pudiera mantenerse.
Cristian Tovilla Hernández. Desafortunadamente ante las políti-
cas públicas actuales, poco o nada se puede hacer para promover
35
la conservación del medio ambiente y sus especies. Un modelo
altamente productivista que sobrepone la producción de bienes
al máximo sin tomar en cuenta el valor de las especies y el en-
torno está condenado a fracasar constantemente. En la actuali-
dad existe un desconocimiento y mala percepción de la pobla-
ción sobre el valor de los recursos naturales, incluso una visión
homocéntrica del empleo de los recursos: uso y abuso. En la
mayor parte de la población se han perdido los patrones cultura-
les y el respeto a la tierra. Esto ha llevado a un desconocimiento
de los beneficios o servicios ambientales proporcionados por los
ecosistemas y esto es más crítico en las nuevas generaciones. Un
paternalismo gubernamental decadente ha orillado a un true-
que de los valores ambientales por un valor monetario. Todas
las políticas gubernamentales sobre el aprovechamiento de la
tierra están orientadas a un modelo de uso máximo del recurso,
llámese madera, peces, mamíferos o la tierra misma, hasta su
extinción. Incluso la promoción de uso agrícola y ganadero de
los terrenos en favor de los más poderosos. Un ejemplo muy pe-
queño de los muchos que hay que cambiar: hacer uso adecuado
e integral de las cuencas de los ríos, pero para ello se tiene que
cambiar el sistema político-productivo, educar a toda la pobla-
ción, hacer un reparto más equitativo de la riqueza de la nación,
parar el crecimiento de la población, cambiar de actitudes, para
ejercer una democracia de a de veras. Fuera de ello la sustenta-
bilidad solo son palabras vacías.
Gabriela. Las ANP han estado en el centro del discurso cuando se
habla acerca de conservación de la biodiversidad, pero ¿qué pasa
con otras estrategias como las Unidades de Manejo para la Con-
servación de la Vida Silvestre (UMA)? Actualmente su exten-
sión, según SEMARNAT, ocupa el 19% del territorio nacional, es
decir, superan en superficie a las ANP federales (13% del territo-
rio nacional). Sugiero que por su importancia, al menos respecto
a la superficie que ocupan, también sean consideradas como un
subtema en las mesas.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
36
Lorenzo Hernández López. Es posible con voluntad, con cambio
de mentalidad, con cambio de sistema de gobierno en México.
El día que cambie el sistema político mexicano, entonces po-
dríamos pensar que es posible la conservación de los recursos
naturales. En la comunidad La Corona, municipio de Ocosingo,
los habitantes les dijeron que si los siguen apoyando van a se-
guir conservando las trescientas y tantas hectáreas de bosques,
de lo contrario lo convertirán en milpa y después en potreros. El
mismo comentario hicieron los habitantes de Reforma Agraria,
municipio de Zamora Pico de Oro, y cumplieron su palabra. En
2015 estas comunidades, estas reservas se convirtieron en po-
treros. Observé tocones, pastizales, sin fauna y sin flora. Entre
1981-1990 se observaban monos, saraguatos, tejones, pericos,
loros, guacamayas, reptiles, venado, censo, etc. Existían parcelas
escolares y comunitarias. Existían trabajos comunitarios, solida-
ridad, organización social, consciencia por conservar los recursos
naturales. Los programas de los gobiernos solo sirvieron para
acabar con la conciencia de los pobladores, dividiéndolos y for-
mando líderes corruptos.
Lorenzo Hernández López. La humanidad transforma a la natu-
raleza de forma irracional, desmedida, sin conciencia para el
futuro. ¿Tiene que ver la educación, la cultura, la civilización,
costumbres, cosmovisión, políticas públicas, etcétera? La huma-
nidad necesita alimentación, vestido, medios de comunicación,
vivienda, entre otros. Las sociedades rurales protestan por falta
de asistencia técnica, seguimiento de programas, falta de apoyo
financiero. Las sociedades y comunidades organizadas, estruc-
turadas sin intervención de los gobiernos pueden funcionar en
todos los sentidos, puede superarse la conservación de los recur-
sos naturales.
Nilda Cecilia Elizondo. Me sumo al comentario del Dr. Tovilla, es
importante incluir el tema de restauración ecológica y de las ra-
mas que parten de ella. Por ejemplo, la reclamación de sitios
degradados por minería en los estados en donde ECOSUR está
presente, una de las principales actividades de este tipo es la ex-
tracción de materiales de construcción, dejando grandes áreas de
canteras abandonadas. Por otro lado, las actividades productivas
(en algunos casos) dejan áreas que pueden ser dedicadas a la
restauración. En Felipe Carrillo Puerto se estableció un área des-
tinada voluntariamente a la conservación en un sitio que tenía
una gran parte del predio que había sido usado para ganadería, y
hoy es un buen ejemplo en el estado de Quintana Roo. El trabajo
de Samuel Levy de más de 20 años muestra claramente, en la
Lacandona, cómo las comunidades desarrollan sus actividades
productivas incluyendo acciones constantes de restauración que
se relacionan con sus tradiciones de cuidar la tierra.
Anne Ashby Damon. Aunque quisiera no voy a poder participar
presencialmente ese día porque estaré de estancia en otra ins-
titución. Me gustaría apoyar con la sistematización de la in-
formación recabada. Tras los años han habido muchos simpo-
sios, congresos, mesas, talleres, etcétera, sobre estos temas de
primera importancia y en muchos casos no alcanzan a ir más
allá de un ejercicio académico o político, y los conocimientos y
propuestas quedan archivadas nada más. Me gustaría proponer
que en esta ocasión se enfoque en el quehacer y compromiso
de ECOSUR frente la sociedad y que se comprometa a aterrizar
acciones en conjunto a partir de las recomendaciones. Que se
incluya la participación de los estudiantes de posgrado en estas
acciones en las sesiones de prácticas de las diferentes mate-
rias, con un plan de seguimiento a largo plazo. No necesitamos
generar más información, necesitamos aplicar la información
y experiencia que ya tenemos y monitorear a largo plazo los
efectos-trabajo de TODOS y muy pertinente para nuestros es-
tudiantes.
Cristian Tovilla Hernández. En esta mesa falta el tema de restau-
ración y reforestación, debido a que hasta tres cuartas partes
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
de nuestro país están contaminadas, erosionadas, o degradadas,
llámese zonas terrestres, humedales, zona costera y zona mari-
na. Mientras nosotros seguimos hablando solo de conservación
de la diversidad biológica, este discurso quedó ya rebasado des-
de los años ochenta. Ahora hay que ir por cambiar el paradig-
ma de la producción agropecuaria, pesquera, etcétera, cambiar
a otros modelos, como el manejo integral de cuencas y zonas
costeras y marinas, en los cuales la restauración de los ecosis-
temas debe ser prioritaria. Hasta pensaría que una mesa que no
está incluida sería la de manejo integral de cuencas-zona costera
y restauración.
Síntesis
Trinidad Alemán Santillán. La idea de la conservación es una no-
ción vieja, aunque los objetivos y las estrategias que se han uti-
lizado para llevarla a cabo han variado con el tiempo, desde el
siglo pasado en que se pretendía conservar el plan divino has-
ta la actualidad, donde la situación se ha vuelto complicada en
función de que la especie humana ha crecido, ha dominado, ha
desplazado a todas las demás especies y ha transformado los
procesos y los recursos naturales a tal grado que está poniendo
en riesgo su propia existencia. En este escenario de transforma-
ción en muchos aspectos, inconsciente de la naturaleza, desde
una actitud dominante, depredadora de la especie humana, aho-
ra surge la idea y necesidad de conservar. Pero viene entonces
una serie de preguntas: conservar ¿qué? Y hasta lo que llevamos
transcurrido de este siglo de nuestra historia y con base en las
presentaciones hechas, se pueden identificar al menos dos gran-
des grupos de actores interesados en esta conservación, por un
lado lo que serían estructuras políticas: organizaciones interna-
cionales, fundaciones, que de alguna manera tienen su propia
idea de la conservación y la han impulsado con una estrategia
propia, donde el criterio fundamental es no tocar, donde a la
37
naturaleza hay que dejarla como está, y que tienen una serie
de instituciones para fomentar esta idea, además de recursos
económicos. También se ha propiciado la generación de estra-
tegias que se llegan a caracterizar como mesianismo ecológico,
es decir, pareciera que una tendencia de la conservación es que
hay que conservar recuperando la idea original del plan divino
y que tenemos que conservarla porque esa es nuestra misión y
se tiene que hacer a ultranza, sin considerar otro aspecto más
que el funcionamiento de la naturaleza. Este es un gran actor
entonces, donde se está identificando a las diferentes instan-
cias de gobierno, fundaciones, muchas de ellas internacionales,
instituciones y, en buena medida —en muchos aspectos—, las
propias instituciones académicas caen en este grupo de conser-
vacionistas mesiánicos. Pero, por otro lado, está un grupo muy
grande de gente que está muy directamente relacionada con la
conservación en el sentido de que su superviviencia depende
definitivamente de que el recurso de la naturaleza esté presente
y siga funcionando, y que son los grupos de productores, campe-
sinos, pescadores, de población en su conjunto, que ha desarro-
llado estrategias de uso y conservación apropiadas a los contex-
tos en donde viven y que satisfacen las necesidades que tienen.
Ellos tienen criterios distintos para la conservación que no está
centrada en los criterios que las instituciones manejan como los
más apropiados y en donde la conservación tiene que ver con el
uso de los recursos, en donde la idea de no tocar no funciona
porque viven de la utilización de estos recursos. Las decisiones
y los cuidados, las estrategias de conservación, están a cargo de
la normatividad de los pueblos en donde la conservación está
integrada a su cultura.
Entonces se tienen dos visiones diferentes que podrían ser
contradictorias pero que en cierta medida pasan desapercibidas
cuando se habla de conservación. Al hablar de ello en las institu-
ciones se empuja mucho a las relaciones de poder, en donde no
nos ubicamos en la posición en la que está la gente. Se identifica
que hay convergencia en esta situación de los actores y en una
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
38
preocupación genuina por conservar, se identifica la convicción
de que es posible realizar un cambio, es posible conservar pero
con un cambio de actitud de la humanidad, en donde se plantea
un cambio voluntario, donde se cambiará por contagio y se irá
dando, aunque también se mencionaba que no es tan sencillo
porque hay estructuras económicas, políticas y de otra índole que
imponen formas de uso y criterios. Hay una serie de necesidades
que se requieren cubrir para identificar cuáles podrían ser las for-
mas para lograr la conservación: en principio hacer más amplio
este concepto para incluir las visiones de mantenimiento de los
procesos y conservación de las especies importantes, estética-
mente importantes incluso, pero también la utilidad y la función
que desempeñan en la satisfacción de las necesidades humanas.
La función de ECOSUR es enfatizar la tarea de generar co-
nocimiento, de fortalecer capacidades, involucrarse más en los
procesos sociales, en la toma de decisiones y en hacer política,
en donde se busque tener una participación e involucramiento
mayor en los procesos que se están llevando a cabo. El escena-
rio sigue siendo complejo, varias de las preguntas difícilmente
se van a poder responder, una de las que quedaron ausentes en
la sesión y que de alguna manera se tendría que trabajar más a
fondo es ¿cómo conservar? Donde nuestra función radica tam-
bién en involucrarse para tomar las decisiones con propuestas
de manejo y conservación y que paulatinamente nos tocará más
como institución y que cada vez va a hacer más fuerte el reclamo
de que participemos en el cómo.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Conservación de recursos genéticos, agrícolas y
de sistemas productivos
Preámbulo
Con la finalidad de ilustrar el contenido de la mesa sin pretender limitar o
condicionar tu participación, ponemos a consideración el siguiente texto:
Ante el deterioro ambiental, muchas voces se alzan exigiendo la
creación de áreas naturales que preserven ecosistemas y especies
emblemáticos de regiones climáticas u orográficas naturales, repre-
sentativas, esperando salvaguardarlas de cualquier acción humana.
No son raras las posturas que confrontan naturaleza vs sociedad,
vida silvestre vs agricultura, diversidad biológica vs satisfactores
humanos. Sin embargo, desde sus orígenes como especie biológica,
Homo ha interactuado con su ambiente. Para poder vivir aprendió la
marcha de las estaciones, identificó las épocas de recolecta primero,
de siembra y de cosecha después. De la naturaleza seleccionó lo que
necesitaba y lo protegió creando los ambientes apropiados, protegió
las especies, las transformó, las diversificó. La diversidad agrícola es
tanto genética como tecnológica (formas de producirla).
En México se tienen poco más de 400 especies y variedades de
plantas cultivadas, de las cuales unas 80 tuvieron su origen en el te-
rritorio nacional o en Centroamérica. Esta diversidad genética agríco-
la también está en riesgo, amenazada por las “modernización” de la
agricultura, el cambio climático, la erosión del suelo y todos los otros
males que amenazan la estabilidad ambiental del planeta; sus conse-
cuencias pueden ser terroríficas: de las casi 10,000 especies y varieda-
des de plantas y animales que el ser humano ha utilizado a lo largo de
su historia, unas 8,000 se han perdido en los últimos 100 años. Solo
10 o 12 especies de plantas alimentan la mayor parte de la humanidad
(arroz, trigo, maíz y papa aportan el 60% de las calorías mundiales). Si
39
esta diversidad se pierde, el debate sociedad vs naturaleza se resuelve,
uno de los contendientes desaparece… y no será la naturaleza…
En torno a este tema, los medios elaboran conclusiones como:
∙∙ La especie humana ha generado diversidad para adaptarse a
diferentes ambientes, seleccionando recursos y creando tec-
nologías agrícolas.
∙∙ Se necesita una producción genéticamente homogénea para
alimentar a la humanidad.
Desarrollo
Moderador: Rémy Vandame
Ponentes: Hugo Rafael Perales Rivera (hperales@ecosur.mx)
Ramón Mariaca Méndez (rmariaca@ecosur.mx)
Adriana Elena Castro Ramírez (acastro@ecosur.mx)
José Guillermo Octavio Jiménez Ferrer (gjimenez@ecosur.mx)
Participantes in situ: Lorena Ruiz Montoya, Manuel Roberto Parra
Vázquez, Ramón Mariaca Méndez, José Luis Rangel Salazar, Jesús
Carmona de la Torre, Concepción Ramírez Salinas, Miguel Ángel
Vásquez Sánchez, María Magdalena Jiménez Ramírez, Trinidad Ale-
mán Santillán, Claudia Hernández Corzo, Omar Argüello Nájera,
Ruth Partida Lara, Ángel Daniel Roque García, Raúl Vaca, Cecilia
Ivonne Oviedo Contreras.
Participaciones en web: Adriana Castro Ramírez, Ramón Mariaca
Méndez, Hugo Rafael Perales Rivera, Miguel Ángel Vázquez Sán-
chez, José Guillermo Octavio Jiménez Ferrer.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
40
Moderador
La mesa trata la temática “Conservación de recursos genéticos, agrí-
colas y de sistemas productivos”. Para ponerla en contexto debemos
recordar la mesa anterior, donde se habló de conservación en general,
la conservación de la biodiversidad, que se pone en un marco de re-
flexión filosófico, en particular las primeras ideas en el siglo XIX que
versaron sobre conservar el legado de la creación y hoy son más bien
las preocupaciones éticas o utilitarias en cuanto a la conservación.
Cuando hablamos de conservar la diversidad de la agricultura
es algo distinto, ya que no se está preservando algo que estuvie-
ra antes de nuestra especie, sino que se habla de custodiar lo que
se ha generado o seleccionado desde que existimos como especie
humana, en particular desde que hay agricultura. Eso nos pone en
un marco diferente, donde se habla de preocupaciones éticas que
están conservando un patrimonio particular, pensamos en el maíz
como patrimonio biocultural y, si queremos conservar, hay primero
una preocupación ética, y también una preocupación en términos de
utilidad. Se ha generado diversidad agrícola en los últimos 10,000
años, pero ésta se está perdiendo. Hay una erosión fuerte. Ya Trini-
dad Alemán comentaba en una mesa anterior que de las 400 especies
que se cultivan en México, 80 tienen como origen México y Centro-
américa, en general Mesoamérica. De las 10,000 especies de plantas
y animales que el ser humano ha utilizado a lo largo de la historia,
unas 8,000 se han perdido en los últimos 100 años. El 80% de la di-
versidad agrícola se ha perdido en el último siglo. La erosión es algo
real, presente, actual, intenso. Por otro lado, solo 10 o 12 especies
de plantas alimentan a la mayor parte de la humanidad: el arroz, el
trigo, el maíz, la papa son las que aportan el 60% del valor calórico a
nivel mundial. Incluso se podría decir que con muy poca diversidad
se puede alimentar a la humanidad. ¿Qué tanto necesitamos enton-
ces esta diversidad agrícola?
Desde los sistemas de cultivo hay cambios fuertes, la agricultu-
ra tradicional histórica es campesina, a pequeña escala, diversa. El
modelo que impera desde el siglo XX es una agricultura industrial,
intensiva, donde la mayor parte de los alimentos se producen a gran
escala a nivel mundial y donde la agricultura campesina tiene un lu-
gar marginal, y poco a poco se está desplazando. Hay pérdidas en
la diversidad, en la agricultura y en los modelos de cultivo. Enton-
ces ¿realmente necesitamos tanta diversidad? ¿Por qué conservar la
diversidad genética en agricultura? Si se considera que sí hay que
conservar la diversidad, ¿cómo es que esto se hace? Y eventualmen-
te ¿a costa de qué? En ocasiones se pueden sacrificar rendimientos,
productividad, ¿es una agricultura campesina menos productiva que
una industrial o menos rentable? Los ponentes van a ilustrar esta te-
mática desde diferentes puntos de vista alrededor de estas preguntas.
Hugo Rafael Perales Rivera. Tengo una opinión un poco diferente
al planteamiento hecho. Decidí hacer algo más descriptivo, por-
que no sé hasta dónde se conozcan los detalles de lo que sucede
con los recursos genéticos agrícolas. Me centro en las siguientes
preguntas: ¿De qué hablamos cuando se habla de la conserva-
ción de recursos genéticos agrícolas? ¿Cómo lo hacemos? ¿A qué
riesgos nos estamos enfrentando?
¿De qué se habla, qué se quiere hacer en recursos genéticos
agrícolas, en términos de conservación? Desde el inicio, el sen-
tido del movimiento de los recursos agrícolas era totalmente
utilitario, se buscaron variedades, tipos de formas. Había una
preocupación de que la investigación agrícola moderna y el me-
joramiento genético desplazaran a todas las variedades tradicio-
nales o históricas, lo que estaba sucediendo en algunos países.
Empezó entonces un movimiento para mantener esa diversidad.
Como mencionaba Trinidad, más de 10,000 especies han sido
utilizadas por los humanos, los cálculos más recientes van entre
15 y 20 mil especies. De éstas, dependemos de un grupo de alre-
dedor de 150 a 200 especies, que son las principales aprovecha-
das en el mundo. De todas ellas, dependemos todavía de menos,
realmente dependemos de menos de 15. Hay que entender el
contexto de esta dependencia, que tiene razones técnicas, bioló-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
gicas y, sobre todo, que esas especies han sido muy productivas y
responden muy bien a los intereses humanos. No todas las espe-
cies responden bien, no de todas hemos sido capaces de extraer
la diversidad genética y hacer que se ajusten a nuestros intereses
y que sean productivas. En este sentido, hay montones de espe-
cies que sí son útiles pero su potencial productivo, su capacidad
de respuesta a nuestros intereses no ha sido tan fuerte.
Así, el maíz, el trigo y el arroz, además de ser alimentos histó-
ricos, son especies que han respondido bien a nuestros intereses
y que cada vez hemos sido capaces de extraerles más su diversi-
dad genética interna. En consecuencia, como técnicos, siempre
hemos tenido esa preocupación por mantener la diversidad ge-
nética, porque sabemos que de ahí se construye la variación y las
diferentes formas que tenemos de tener variedades que se adap-
tan a diferentes ambientes. Lo primero que se empezó a hacer
es guardar los tipos, en inglés landraces, las variedades tradicio-
nales, y la primera acción ha sido crear bancos de germoplasma,
es lo principal que se empezó a hacer. Hubo colectas históricas
que se guardaron, y luego un sistema de bancos que se creó a
nivel mundial para todas las especies principales. Estos bancos
de germoplasma han sido nuestro principal instrumento. A dife-
rencia de la conservación de especies silvestres, en las especies
agrícolas tenemos preferencia por bancos de germoplasma, por
conservación ex situ en lugar de in situ. Hacemos conservación in
situ, pero no es nuestra predilecta. Ponemos mucho más énfasis
en los bancos, y con razón, porque no podemos estar dependien-
do de si se mantienen o no las especies, las variedades, los tipos
en los campos de los agricultores, puesto que a veces no les con-
viene a los agricultores mantenerlos por cuestiones económicas,
sociales. Y porque simplemente no podemos mantener todo,
perder algo es inevitable desde el punto de vista agrícola. Hoy en
día no queremos guardar solo los tipos principales de variación,
nos interesa la variación al interior de los tipos. Al mismo tiem-
po que guardamos, por ejemplo, un maíz como el llamado olotón
—que es el típico en la zona Altos de Chiapas—, no nos intere-
41
sa guardar alguna muestra de olotón o dos nada más, sino nos
interesa guardar la variación interna de los olotones, y así con
todas las demás especies o tipos que estamos custodiando. Nos
interesa conservar las estructuras genéticas que existen. No solo
guardamos desde el punto de vista agrícola la variación principal,
las especies bajo cultivo, sino también estamos interesados en
los parientes silvestres, y hay mucho trabajo alrededor de esto.
También se colectan, se guardan y se mantienen algunos de ellos
en reservas in situ. Hoy día no solo nos interesa guardar la varia-
ción genética, simbolizada en la semilla, sino incluso estamos
trabajando sobre el conocimiento social y cultural asociado a su
utilización.
A la hora de estar haciendo la conservación de recursos gené-
ticos agrícolas, tenemos básicamente dos métodos: un método
que llamamos ex situ y otro in situ, como en las especies silves-
tres. Como mencioné, tenemos preferencia por el método ex situ
porque nos permite asegurar que hay algo que se está guardan-
do. La in situ es la menos trabajada, yo diría que es una situación
de facto, donde sigue sucediendo la conservación de variedades
tradicionales en campos de agricultores. Ambos tienen ventajas
y desventajas. Hoy pensamos que estos dos métodos son com-
plementarios, con uno solo no vamos a resolver las cosas. El ex
situ es ventajoso porque es más barato, dentro de lo que cabe,
y tenemos acceso inmediato a mucho material; pero también
perdemos algo de este, y se debe estar regenerando. Se cambian
las estructuras de población original, algunos materiales no los
podemos guardar. Hay varias que no podemos guardar como
semilla sino como planta viva, y eso aumenta mucho los costos.
En la in situ no se tienen garantías de largo plazo, depende de los
intereses de los agricultores, es más de facto que institucional.
Desde el punto de vista global tenemos un sistema enorme de
bancos de germoplasma a diferentes niveles: en el internacio-
nal, hay uno para maíz y trigo en el Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Hay bancos de ger-
moplasma a nivel nacional, como en el Instituto Nacional de
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
42
Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), por
ejemplo. A nivel regional hay bancos de germoplasma no muy
bien desarrollados, pero sí existen en diferentes países. Todos
ellos guardan copias en los diferentes bancos, por ejemplo: si
se guarda algo en el banco de INIFAP, se guarda también en
el CIMMYT, y generalmente también en Estados Unidos, en el
banco de Fort Collins; se guardan varias copias para no perderlo.
Se cuenta con un banco a nivel internacional, para todo el mun-
do, de todos los materiales, en Noruega, que se escogió porque
es un lugar de bajo mantenimiento ya que está en permafrost
en un lugar totalmente frío, así se pueden mantener bajo con-
gelación y no se tiene que gastar en energía para mantenerlos
congelados. Los bancos se mantienen de diferentes formas, hay
un banco de largo plazo que se mantiene bajo congelación, no
se toca; luego hay otro banco de trabajo, como en el CIMMYT
por ejemplo. Es decir, se tiene una estructura muy extensa, lo
cual no significa que todo sea perfecto, pero que es extenso. De
todas maneras se sigue perdiendo material, es inevitable que se
pierda. Cualquiera que ha cultivado material agrícola y guarda
semilla puede ver que siempre guarda más semilla de lo que
puede cultivar, y algunas no las puede mantener. Pero dentro de
ese inevitable, se guarda muchísimo material.
¿Qué riesgos estamos enfrentando? El primero es el presupues-
to y el mantenimiento, ya que sostener todo el sistema es caro.
Los gobiernos no dan dinero, por ejemplo, en México tenemos el
banco de germoplasma en el INIFAP, es triste ver que no tienen
recursos para trabajar y mantener el banco. Un trabajo esencial en
un banco verdadero de germoplasma es regenerar el material, es
decir, asegurarse de que sigue vivo, y sabemos que dentro de unos
20 años lo vamos a perder, por lo que es necesario el trabajo de
regenerarlo sistemáticamente, y es un trabajo enorme que cuesta
mucho dinero, y a veces no hay inversión suficiente. El trabajo del
INIFAP depende del dinero de Estados Unidos, específicamente
del departamento de agricultura, para operar, lo que es increíble.
Bancos de germoplasma de menos importancia, como de chile o
calabaza u otras especies son aún más descuidados que los de
maíz y frijol, que más o menos tienen recursos.
Hay mucho discurso de privatización de este material. Hay
que considerar que venimos de un estilo histórico de trabajo
donde el material se compartía; en las últimas décadas esto se
ha restringido y cada vez se comparte menos. Históricamente,
tenemos mucho material por todos lados. Privatizarlo tendría
sus dificultades, no es tan sencillo y no es inmediata la priva-
tización de estos recursos. Hay una pérdida de interés en los
bancos porque se han usado menos de lo que suponíamos. La
gente cree que los bancos son muy importantes desde el punto
de vista genético, y teme que los materiales se los pueda que-
dar otra gente. Pero en la realidad los genetistas trabajan con
material genéticamente muy avanzado, y cruzar este material
con otro desordenado, que no se comporta bien para sus fines,
es todo un problema genético, es un tema de muchos años y en
general los genetistas no quieren recurrir a los bancos. Han sido
capaces de resolver sus problemas con los mismos materiales
que están bajo su control y que están más estudiados y más lim-
pios desde el punto de vista de adaptación. No es tan sencillo
usar los bancos, ni el 10% de los bancos han sido utilizados, tal
vez de 5 a 6% del material que circula y se usa para el mejora-
miento genético. Hay una pérdida de interés en cierta forma,
porque también la biotecnología ha empezado a usar bacterias
y otros organismos, entonces hay una pretensión de “podemos
prescindir de esto”, por lo que hay una reducción de inversiones
en los bancos, una reducción de su importancia.
Moderador. Es importante este recuento sobre el consenso que hay
actualmente acerca de conservar la diversidad en la agricultura.
Desde el punto de vista de cuál es el papel de ECOSUR, este será
un tema para la discusión posterior. Me pregunto si nuestro papel
es más en torno a la conservación in situ porque estamos trabajan-
do más con agricultores y campesinos, y menos con instituciones
nacionales o internacionales. ¿Cuál es el futuro de la conservación
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
in situ en un momento en que hay cada vez menos espacio para los
campesinos y está en riesgo la conservación in situ?
Ramón Mariaca Méndez. En la última década empieza a circular
un concepto que cada vez tiene más aceptación, que es el de
“patrimonio biocultural”, que básicamente es el hermanar los
recursos naturales con los que contamos con los pueblos que
están ocupando el espacio donde éstos están, conservándolos de
alguna manera.
En el caso del sureste de México, donde tenemos gran par-
te de la biodiversidad nacional, se esperaría que no solamente
se hablara de plantas silvestres. En este sentido, es paradójico
que el Estado mexicano, como rector de todo el conocimiento
que se tiene en el país en el banco de información que tiene la
Secretaría de Agricultura —que es el sistema de información del
Servicio de Alimentación Agroalimentaria y Pesquera (SIAP)—,
para Chiapas, por ejemplo, solamente menciona alrededor de 60
o 70 plantas cultivadas. En este sentido, cuando nos pusimos a
revisar lo que tenemos contra lo que está registrado, se tiene un
registro menor del 10% de lo que existe en cuanto a plantas.
En cuanto a animales criados en la región, también el dato
es mínimo. Curiosamente, podríamos echar la culpa al Estado
mexicano, pero en realidad es un reflejo de los técnicos que el
Estado mexicano está formando. Cuando nos presentamos en
la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, en la Facultad de
Veterinaria, a platicar sobre el hallazgo de alrededor de 60 feno-
tipos o biotipos de gallinas en una sola comunidad del norte de
Chiapas, en Suclumpá, la respuesta fue totalmente fría. Hubo un
colega que se atrevió a decir que eso no era importante, que lo
importante era seguir trabajando sobre las líneas norteamerica-
nas, que son las de alta productividad. No les interesa nada de lo
que está pasando en las comunidades.
Afortunadamente en algunas universidades, por ejemplo, han
estado estudiando al cerdo pelón mexicano —que es una raza
desarrollada de manera empírica en nuestro país, adaptado fuer-
43
temente a las condiciones de libre pastoreo y de poca atención de
la gente—, y han estado potenciando sus cualidades. Pero estas
son muestras muy pequeñas de lo que está sucediendo contra el
gran desconocimiento que hay. En esto es donde me voy a cen-
trar en esta ocasión.
Cuando trabajamos una colecta de maíces y frijoles en Los
Altos de Chiapas, específicamente en 14 de los 19 municipios, en
concordancia con lo que dice Hugo Perales, encontramos alrede-
dor de 96 frijoles distintos, esto confirmando lo que decía un au-
tor en 1922, Bucazo. 96 frijoles de 5 especies, entonces estamos
hablando de que Chiapas es un centro mundial de diversificación
del frijol. Posteriormente, estudiantes de la Facultad de Agrono-
mía en Villaflores hicieron una colecta en su región y encontra-
ron una cantidad similar de frijoles. Esto nos está hablando de
que es un foco de atención que prácticamente nadie ha atendido.
En cuanto a maíces, encontramos 104 biotipos —no sé si el
término sea el correcto—, producto de la cruza o mezcla de olo-
tón y comiteco la mayor parte de ellos, lo que habla de un proceso
cultural importantísimo, donde a partir de elementos de diferen-
tes colegas —por ejemplo, Antonio López Meza en su tesis de
maestría de hace muchos años encontraba que el ritual en las
diferentes comunidades importantes de Chiapas va a variar entre
tsotsiles o tseltales. Esa variación tiene que ver con la identidad
de cada comunidad, y en este sentido, la gente es muy celosa de
ello. Cuando platicábamos con Otto Schumann, recientemente
fallecido y quien era lingüista, él nos decía que en realidad los
términos tsotsil o tseltal son una generalización que hacen los
lingüistas. Pero la gente, obedeciendo o siguiendo la pista de las
variantes lingüísticas del tseltal y tsotsil, por mencionar dos de
las cincuenta y tantas lenguas que tenemos en México, cada una
de estas variantes obedece a una identidad de los pueblos que
las mencionan, de tal manera que la gente de Chenalhó origi-
nalmente son pedreños, no son tsotsiles; los de Santa Martha en
Chenalhó son martheños, no son tsotsiles; los de Chamula son
chamulas, no tsotsiles. Entonces encontramos que los maíces no
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
44
están fluyendo fuertemente, como esperaríamos, de municipio a
municipio, sino que la gente está conservando sus propios maíces
dependiendo de los municipios. Entonces tenemos ritual, tene-
mos germoplasma, tenemos variante lingüística, lo que nos está
hablando de que cada municipio, cada variante, es prácticamente
una identidad cultural, y en ese sentido la gente hereda sus semi-
llas. Al hacerlo nos encontramos con familias o linajes que tienen
más de 100 años con el mismo maíz y el mismo frijol, de tal ma-
nera que están orientando un proceso de selección que da como
resultado esas variantes de las que hablaba Hugo, que son muy
importantes y que prácticamente estamos desconociendo.
¿Qué tanto las desconocemos? Hace años me acerqué a un
proyecto que técnicamente era impecable, pero que consistía en
introducir el gen Opaco-2 a los maíces de Los Altos para solucio-
nar los problemas de carencia de proteína de la población. Técni-
camente no había problema, pero la pregunta era, si con los tres
maíces que pretenden introducir van a solucionar el problema
de proteína de Los Altos, ¿qué va a pasar con todos los demás
maíces? Es decir, en el técnico responsable de este proceso de
fitomejoramiento hay un desconocimiento total de lo que está
pasando en las comunidades. Y esto es un problema de separa-
ción entre la ciencia y la sociedad, un problema que tenemos que
cerrar necesariamente.
Entonces, si tenemos una diversidad de 104 maíces en un
manchoncito de Chiapas, ¿qué tendremos en todo el sureste?
Los estudios los hemos parcializado por estados, pero todavía no
hemos hecho la sumatoria o los recuentos de toda la región, y lo
mismo pasa con las demás especies. Cuando se hace la recopila-
ción de lo que se tiene en los huertos familiares, según diferentes
autores, se han encontrado alrededor de 500 especies cultivadas
en huertos familiares, sin considerar la variación intraespecífica,
que es altísima en algunas especies tanto locales como introduci-
das. Tan solo en Tabasco tenemos alrededor de 750, y en Chiapas
500, pero hacen falta muchos estudios sobre huertos familiares,
de tal manera que me atrevería a decir que en el sureste de Mé-
xico estaríamos hablando de entre 800 y 900 especies cultivadas,
de las que hay un desconocimiento prácticamente total.
¿Por qué están siendo cultivadas? Porque la población las está
utilizando, las está consumiendo. Pero lo importante es: ¿qué
sector de la población las está consumiendo? El sector minorita-
rio de campesinos que cada vez están siendo más bombardeados
y obligados a dejar de ser campesinos, y entonces tenemos un
asunto sumamente urgente que atender si no queremos perder
este importante valor que tenemos en el sureste de México.
Cuando hablamos de animales, nos pasa lo mismo. Encon-
tramos alrededor de 25 animales domésticos, varía entre 25 y
27 tal vez, pero también estamos encontrando alrededor de 90
especies de animales silvestres en los solares del sureste de Mé-
xico. Cada vez menos, con menor frecuencia, porque la PROFE-
PA se ha encargado de ello, no sé si para bien o para mal, ya que
es algo que no hemos analizado al fondo, pero en el caso de los
animales domésticos son animales adaptados a condiciones de
manejo muy difíciles, donde tenemos un potencial importante
de mejoramiento factible a partir de las especies que ya han sido
trabajadas en otras partes del mundo, pero que no tienen la ro-
bustez de las nuestras.
Moderador. Es importante reconocer el papel de los sistemas de
policultivo tradicionales para la conservación de la diversidad.
Otro punto para la discusión sería saber si se están perdiendo
estos sistemas de policultivo, y qué tanto estaría en riesgo la
diversidad. Esto nos llevaría al otro punto que mencionó Hugo,
la conservación ex situ, con menos potencial de poder conservar
la gran diversidad.
Adriana Elena Castro Ramírez. Centro la atención en las posibles
amenazas que se señalan para la conservación de los recursos
genéticos agrícolas y de los sistemas productivos. Estas posibles
amenazas son muchas, y me centraré en la modernización de la
agricultura, el cambio climático y la erosión del suelo.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
En cuanto a la modernización en la agricultura, hay que tomar
en cuenta que ésta va en paquete, es decir, incluye semillas mejo-
radas o transformadas genéticamente, pero también fertilizantes,
pesticidas sintéticos y sistemas de producción adecuados a estos
elementos, como mecanizados, con riegos, etcétera. Estos paque-
tes implican contar con recursos económicos para poderlos llevar
a cabo, con la mira de tratar de ser productivistas, y se necesita
de dinero para poder consumir todos estos “productos milagro”
que permiten dicha productividad. Estos sistemas los impone la
modernidad y, lamentablemente, los vuelve adictos. Los sistemas
mecanizados modernizados son adictos en el sentido de que están
obligados a depender de todos estos suministros para ser produc-
tivos. Estos paquetes se alejan de lo que pequeños productores o
campesinos tradicionales ejecutan desde hace decenas de genera-
ciones y que se resisten a cambiar porque han visto beneficiada su
producción y reproducción a partir de estos sistemas tradicionales
con semillas criollas y con ciertas modificaciones de aquellos, pero
sin asemejarse a los sistemas intensivos modernos. La tecnología
agrícola tradicional —o sus variantes— no obliga a sus practican-
tes a contar con recursos económicos para producir, lo cual es una
enorme ventaja, considero, y lo vuelve un sistema moldeable o
flexible. No es todo color de rosa, por supuesto, pero sí tiene una
resiliencia fuerte en comparación con los sistemas modernizados.
En cuanto al cambio climático, expresado como el retraso del
periodo de lluvias, en el peor de los casos puede ayudar a dismi-
nuir daños por algunas plagas, mientras que para los productores
tanto tradicionales como modernos serían una mayor afectación
a sus sistemas productivos las lluvias excesivas durante los perio-
dos de floración o fructificación. En este sentido hay que señalar
que los campesinos no empresarios —los que llamamos tradicio-
nales— están acostumbrados a los vaivenes del temporal, prueba
de ello son las semillas criollas precoces o tardías, así como ali-
mentos emergentes, a los cuales me referiré más adelante.
Señalaba al inicio que el suelo, visto como ecosistema, sí es
un recurso natural del cual depende la biodiversidad: la natu-
45
raleza y la vida de los humanos. Y se ve severamente afectado
por muchas causas naturales y por otras que responden a modi-
ficaciones creadas por el hombre. En muy pocos años estamos
viendo la transformación de suelos a material inerte, o ni eso, ni
como sustrato nos van a servir. Se podría pensar que esto sería
un punto a favor de los sistemas de producción modernos, ya que
todos los elementos son externos, lo cual dudo si se encuentran
en pendientes donde la mecanización y riego se vuelven fuertes
limitantes para esos sistemas intensivos, incluso el germoplasma
con que cuentan.
El suelo, como recurso natural fundamental para los siste-
mas productivos tradicionales, es fuente de nutrimentos (macro
y micro), así como de humedad, aire, pH, pero también alberga
enorme cantidad de flora, hongos y fauna de muy diversos tipos.
Todos estos elementos bióticos y abióticos establecen relacio-
nes y cadenas tróficas que aportan, entre otras cosas, lo que el
hombre requiere para que sus parcelas produzcan sus alimentos.
Ojo: el suelo de las parcelas agrícolas también es un reservorio
de semillas de plantas útiles, entre ellas, muchas comestibles.
Regreso aquí a lo referente a los alimentos emergentes o re-
cursos genéticos emergentes, que son parte de la misma diversi-
dad agrícola, es decir, de los recursos genéticos plantas, hongos
y animales, como de los sistemas con los que se producen. Todo
ello obviamente encerrado en el conocimiento que han genera-
do estas relaciones. Como alimentos emergentes se considera a
todas aquellas plantas, hongos y animales que podemos buscar,
tolerar o fomentar para que al consumirlos nos brinden nutri-
mentos. Estos se han investigado insuficientemente; se sabe de
algunos cuantos que han quedado en registros etnobiológicos,
antropológicos o arqueológicos, pero ¿para qué esperar a que el
destino nos alcance para generar líneas de investigación sobre
este tipo de alimentos? México, como país megadiverso biológi-
camente, también en ecosistemas y con numerosos grupos hu-
manos que lo habitan, actualmente es fuente de recursos genéti-
cos alimenticios emergentes, los cuales pueden ser viables para
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
46
su producción sostenible en el futuro. Urge, entonces, buscarlos
y crear bancos de germoplasma aquí mismo, en ECOSUR por
ejemplo, o en instituciones de investigación y educación situadas
en condiciones ambientales similares a las de su procedencia.
Personalmente considero que el hambre y la pobreza en el
mundo no dependerán de cuánta diversidad agrícola —tanto ge-
nética como tecnológica— tenemos como especie humana, y no
quiero con ello desestimar la relevancia de conservar o prote-
gerla, sino que se requerirá de cambios sumamente drásticos en
los sistemas económicos y de consumo actuales dirigidos hacia
una notable disminución de las brechas existentes entre los seres
humanos. Los fines de la producción que tengamos como seres
humanos son los que van a determinar la conservación o la pér-
dida de más recursos.
Moderador. Adriana está en la misma línea que mencionaba Ra-
món, de considerar que los sistemas campesinos tal vez son más
eficientes para conservar diversidad agrícola, pero con la moder-
nización, en la agrícola en particular se cumple menos con este
papel. Tras la propuesta de que ECOSUR se sume al esfuerzo
de conservación ex situ que comentaba Hugo, en particular con
el banco de germoplasma, es interesante para la discusión saber
qué podemos hacer como institución, en este caso desde ECO-
SUR.
José Guillermo Octavio Jiménez Ferrer. Cuando me invitaron a
la mesa, vi más pertinente preguntarme qué están haciendo los
sistemas de producción en torno a la conservación. No soy ex-
perto en la parte de conservación de recursos genéticos, y como
agrónomo me he centrado más en la parte de la intervención, del
diseño de los sistemas. Me he preguntado: ¿qué estamos hacien-
do en el terreno de la conservación? Y es una pregunta que pocas
veces nos hacemos. Antes de entrar a mi conducción central qui-
siera recordar varios aspectos que tal vez ya se hayan considera-
do anteriormente.
Se tienen varios fantasmas encima de lo que es la agricultura
y los sistemas de producción, y quisiera resaltar algunos: se debe
reconocer que varias décadas atrás toda la política de conserva-
ción por el Banco Mundial, el Banco Internacional de Desarrollo
(BID), Conservation International (CI), Tratado de Libre Comer-
cio, etcétera, se centró principalmente en conservar las grandes
áreas, con casi no tocarlas. Eso estuvo permeado por un aspecto
que me parece que es clave, no se tomó en cuenta durante mucho
tiempo qué pensaban las comunidades y los pueblos originarios,
su intervención fue brutal, directa, fue de transformación, y eso se
puede ver muy claro con la política ganadera, cuando deforestaron
grandes áreas (Banco Mundial), para generar la ganaderización,
pero ahora, contradictoriamente, está apoyando la conservación y
todo por una política de moda tal vez. El otro fantasma es cómo
las instituciones estatales, nacionales, como la CONAFOR y la
CONABIO, han incorporado en todo su discurso de conservación
el papel que tiene la ganadería en la conservación. Estoy viendo
ahora claramente cuándo empiezan a apoyar a los sistemas silvo-
pastoriles bajo la lógica del papel que pueden jugar en las zonas de
amortiguamiento, es decir, ya consideran el apoyo a la ganadería
incorporando conceptos como los de reforestación, reconversión
productiva, restauración de áreas degradadas, etcétera, que sin
duda ahora son herramientas clave para buscar la sustentabilidad,
pero que sin duda atrás de ellas hay un trasfondo político.
El fantasma más grave que está pesando y que debemos estar
considerando es la tremenda crisis y abandono del campo, en
donde convergen la pobreza de la población rural, la pérdida de
la seguridad alimentaria y el deterioro de los recursos naturales
como la erosión del conocimiento tradicional de las comunida-
des y pueblos originarios, aunado al embate de las trasnaciona-
les (NESTLÉ, MONSANTO-BAYER) que tratan de controlar el
mercado y fomentar una agricultura convencional de monocul-
tivos mediante tecnologías agresivas.
Me centraré en el tema de la sinergia entre la ganadería y la
conservación de sus recursos, resaltando la pertinencia del enfo-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
que agroforestal-silvopastoril para buscar una actividad pecuaria
sustentable. En los últimos años, a nivel mundial se ha recono-
cido la importancia y papel relevante que tiene la ganadería. En
décadas pasadas, como ya dije, la actividad ganadera fue impul-
sada por todo un modelo de deforestación, de colonizar tierras
tropicales, y ahora hay un cambio, se está apoyando a la ganadería
desde un enfoque ya conservacionista y del papel que puede jugar
en la seguridad alimentaria y combatir la pobreza. Se puede decir
que se han cambiado la camiseta varias veces, y se entiende eso.
Actualmente, la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que hay cerca de mil
millones de pobres en el mundo, de los cuales tres cuartas partes
(o sea unos 800 o 750 millones, según algunos) dependen de la
ganadería para su alimentación e ingreso. Asimismo, cerca de la
mitad de los pobres en las zonas rurales dependen de la actividad
pecuaria. Me parece que la actividad ganadera es más vieja que
la agricultura. Si se ve desde el punto de vista de las sociedades
pastoriles, antes de que hubiera cultivos ya estaba la actividad
pecuaria. De esta población en las áreas rurales, cerca de un 70%
son mujeres, que colaboran directamente en actividades pecua-
rias y sus familias viven con serios problemas de desnutrición.
Para la población rural, especialmente los más pobres, los anima-
les representan no solamente un acervo cultural, como se ve en
Chamula, sino que son una reserva de capital y una viable y rápi-
da fuente de ingresos. En general, la ganadería contribuye de tres
maneras para combatir la pobreza: a) incrementa la resiliencia de
las familias, b) mejora la productividad de pequeños y medianos
productores agrícolas y pecuarios, y c) contribuye a la seguridad
alimentaria y es una vía para su participación en los mercados.
La agroforestería ha sido reconocida mundialmente por im-
portantes agencias de desarrollo e investigación y organizaciones
sociales como una de las opciones que más ha contribuido en las
últimas décadas. Traigo una fuerte discusión con algunos de mis
colegas agroecólogos de cómo la agroforestería puede mostrar
cómo en los últimos años ha contribuido no solamente al manejo
47
del componente silvopastoril, sino en las interacciones que exis-
ten en los sistemas agrícolas. Permite incrementar la producción
de bienes y servicios, fortalecer la cultura de los pueblos y enfren-
tar efectos como el cambio climático. Las acciones importantes
en el enfoque agroforestal pecuario, silvopastoreo en la interac-
ción entre árboles, animales, pasto y hombre ha sido la de impul-
sar y masificar las prácticas silvopastoriles, destacando la siembra
de árboles, especialmente aquellos de usos múltiples. Haciendo
un conteo de todo el análisis de biodiversidad de árboles de usos
múltiples, se tienen en Chiapas más de 80 especies que tienen
potencial de ser incorporadas y utilizadas en sistemas silvopasto-
riles, y solamente se están usando 3 o 4. Hay una gran diversidad
y potencial para poder intervenir y mejorar estos sistemas desde
el punto de vista de que contribuyen a las interacciones que hay.
¿Qué beneficios tiene este enfoque de rescatar todo el com-
ponente forestal, agroforestal en la parte ganadera? Están los
nutrientes que permiten mejorar el suelo y la respuesta de cul-
tivos o árboles, la fijación de nitrógeno en la captura de carbo-
no, donde está muy claro el potencial que tienen los árboles
dispersos en potreros, los cercos vivos, las prácticas silvopas-
toriles, la mitigación de gases de efecto invernadero y donde
están viendo cómo especies locales pueden reducir entre 30 y
40% las emisiones de metano, y que pueden ser importantes
para el tema de mitigación, pero muchas de estas especies no
se han trabajado. También el aspecto de mejorar microclimas:
mejorar la interacción árboles-pastura, árboles-animales y si
ha habido la respuesta de la incorporación de estos en la pro-
ducción de leche y carne, y aspectos de mejorar la diversidad
vegetal y animal que permiten contribuir al la conservación y
mejoramiento de la biodiversidad.
Desde hace varias décadas se ha usado el concepto de ma-
sificación para referirse a la necesidad de diseminar y fomen-
tar participativamente la apropiación de los avances cientí-
ficos y de conocimientos tradicionales que permitan a los
productores agrícolas y pecuarios mejorar sus condiciones de
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
48
vida y fortalecer sus capacidades y organizaciones sociales.
Por ejemplo, en Chiapas, el ejemplo más claro de “masifica-
ción” es el café orgánico, sin embargo, hay elementos que de-
ben ser considerados: el papel de las comunidades indígenas,
el papel de las iglesias, el papel de organizaciones políticas,
etcétera.
Ejemplos como los proyectos silvopastoriles multinacionales
implementados en Centroamérica y Sudamérica, el Proyecto Sco-
lel’te en el sureste de México y otros en diferentes continentes
muestran el aporte de la agroforestería en acciones para comba-
tir la pobreza, diversificar la agricultura y mitigar los efectos del
cambio climático. Sin embargo, a pesar de estas experiencias, es
un hecho que existe un amplio camino por recorrer para transi-
tar hacia una ganadería más amigable y que permita mejorar la
calidad de vida de los productores.
Finalmente, es importante resaltar que no estamos descu-
briendo el hilo negro o, como ha sugerido el Dr. Donald Kass
(1995), “los sistemas silvopastoriles o agroforestales no son algo
nuevo… son una enseñanza del pasado que puede entenderse si
se revisan los procesos evolutivos de las interacciones entre el
hombre, rumiantes, árboles”.
Participantes in situ
Moderador. Gracias por hacer énfasis en la cuestión de la masifica-
ción. Hago mención del modelo campesino versus modelo a gran
escala. ¿Cuál sería entonces el papel de ECOSUR? Adriana ya
decía del banco de germoplasma en ECOSUR, Guillermo decía
la masificación.
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. Me parece que las exposiciones sí
llevarán al debate. Me llama la atención cuando se plantea lo de
las plantas útiles, me pregunto: ¿útiles para quién? Reflexiona en
que se plantea si como ciudadanos, como consumidores, se debe
promover, hacer algo, ¿o estaríamos atados de manos?
Hugo Rafael Perales Rivera. Hice un comentario a través del co-
rreo respecto a que no había tema para debatir derivado del plan-
teamiento hecho. Sin embargo, sí lo hay y uno de ellos sería la
distribución de los beneficios de los recursos genéticos cuando
se mejoran, se mueven, y esto es complicado, porque se ha ha-
blado de derechos de agricultores pero, por otro lado, los que
realmente tienen derechos son las grandes compañías, y en todo
caso los fitomejoradores, etcétera. Y como el sistema es ya muy
extenso, mucho material ya está en muchos lugares y entonces
se puede acceder a ellos sin pagar derechos a nadie. Se tendrían
que pagar derechos y no sé cómo se hace o haría, mucho que
debatir al respecto.
Al final lo que se está haciendo con la conservación de recur-
sos agrícolas es un problema de seguro, seguro social de largo
plazo, se está guardando mucho material que no se está uti-
lizando pero se guarda con un concepto de seguro porque se
piensa que conviene como sociedad, como humanidad mante-
ner estas cosas a largo plazo y porque se sabe que puede haber
genes que pueden no ser muy importantes y 10, 20 o 50 años
después, pueden ser críticos para adaptarse a la tolerancia algún
insecto, a alguna enfermedad, para adaptación al cambio climá-
tico, etcétera.
No se puede predecir qué es lo que se usará en el futuro y se
guarda todo lo que se puede, no se guarda más porque resulta
caro, pero hay un gran esfuerzo en guardar lo que se puede. En
ese sentido está el banco de germoplasma en Noruega, donde se
guarda todo a largo plazo. ¿Cuándo se va a usar?, ¿para qué se
usará? Es como decir que va a haber una catástrofe en la huma-
nidad, en donde se pierden los bancos de germoplasma básico
se pierden todas las variedades… se tendrá entonces guardado
en Noruega, en donde hay pequeñas copias de lo que se estaría
perdiendo.
Con respecto al banco de germoplasma, no solo es guardar
sino guardarlo y mantenerlo y esto último es realmente el costo
alto. Tener algo en un cuarto no tiene chiste, se va a morir. Pen-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
sar en un banco de germoplasma implica que quien será el res-
ponsable se asegure de mantener lo que hay ahí, lo cual requiere
otro nivel de trabajo, otro nivel de inversión y de compromiso y
plazos. Entre otras cosas, para mantener el material se requiere
de refrigeración.
Otro problema es la homogeneización, hay intereses de las
grandes compañías en muy pocas especies. No comparte la vi-
sión conspiracionista. Se ha llegado como humanidad a depen-
der de especies muy productivas, efectivas, con mucho material
genético para extraerse. Pone de ejemplo al maíz, indicando
que en México se tiene alrededor de 60 razas, en el mundo hay
aproximadamente 300 razas, en E.U. con dos razas han cons-
truido toda su industria de maíz, en donde cruzaron dos tipos,
uno del sur y otro del norte y a partir de esa cruza y luego de la
diversificación de esa cruza, de la limpieza de líneas al interior
de esa cruza y de la construcción de más y más trabajo genético
en ello y han requerido prácticamente el uno o dos por ciento
del material interno de lo que usan fuera de estas líneas. Lo
que han encontrado es que solamente estas dos líneas tienen
muchísima variación al interior de los tipos, más de lo que se
imaginan.
En la distribución de beneficios se encuentra aliada la legisla-
ción de semillas, en donde se está teniendo un embate del lado
de prohibición de uso de las semillas por parte de los agriculto-
res. Históricamente el sistema de protección de semillas es un
sistema que protege al tipo, variedad de quien la desarrolló, pero
el agricultor podría reproducirla, el resto de los investigadores
pudieran utilizarla para investigación y para mejoramiento ge-
nético. En la nueva legislación eso se cerró, el agricultor ya no
puede reproducir la semilla y sembrarla de nuevo tan fácil. Lo
pudiera hacer, no ilegal si no está patentada, pero ahora viene ya
casi pura semilla patentada. Hay todo un problema de legislación
de semillas, de propiedad intelectual y ahí es donde está la ba-
talla de privatización más que en los materiales básicos, del tipo
variedades tradicionales.
49
Adriana Elena Castro Ramírez. El tema de los bancos es un tema
añejo y con todas diferencias de opinión y vicisitudes de manejo,
de habilidad de mantenerlos, etcétera. Tal vez el punto es regresar
a esa conservación que se ha dado por 9 mil años. La experien-
cia de trabajo en campo nos sugiere el papel de ECOSUR sobre
informar y llevar conocimiento de lo que tienen, informar de ma-
nera accesible sobre la importancia de los recursos cultivados,
no cultivados, cazados, etcétera, y ya informados, deben decidir
junto con los investigadores u otros la forma de conservar in situ.
Si no se les comparte la relevancia de sus propios recursos se co-
rre el riesgo de perderlos; pero en la medida en que se integre el
valor de los recursos que no están considerando, que en verdad
resultarán los recursos de batalla ante estos cambios drásticos. Le
parece que la conservación in situ es viable y el papel de ECOSUR
es informar su relevancia.
Lorena Ruiz Montoya. La diversidad puede ocurrir siempre y cuan-
do haya ambientes heterogéneos y hasta ahorita, aún con los sis-
temas productivos tradicionales, hay procesos de diversificación
que tienen una dirección que, aunque no está definida antici-
padamente, simplemente ocurre en un ambiente heterogéneo y
va en muchas direcciones. En el momento que se introduce la
modernización y se producen los paquetes, parece que la diver-
sificación no es tan aleatoria e indefinida sino más bien se esta-
blece una dirección, que es hacia donde se quiere llegar y, con
ello, se pierde una diversidad. Con las intervenciones actuales,
condiciones controladas, también los objetivos de las comuni-
dades cambian; lo que se intenta es maximizar el rendimiento
para que pueda entrar al mercado, para que se pueda satisfacer lo
básico y otras cosas. Sin embargo, en esta mesa y las pasadas se
ha hablado de que solo se conservará lo que sea útil, ¿sería viable
asignar una utilidad a toda la variedad que vemos, tanto plantas
como animales? La otra es mantener las interacciones que se
puedan promover; sin embargo, en una interacción se pierde la
maximización. Si se maximiza se pierde cierta diversidad, pero si
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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no se hace se pierden esos rendimientos que se están buscando.
Cómo sociedad, ¿estaremos preparados y dispuestos a aceptar
esa reducción de esos beneficios que nos da el maximizar un
rendimiento? No está segura si pensar en una masificación sería
lo correcto, pensando cómo con la homogeneización de algo se
tendrá un mismo resultado en un tiempo más o menos.
Una de las posibilidades de ECOSUR, además de informar, se-
ría seguir haciendo la descripción local de fenómenos sociales y
naturales, y se tiene que seguir haciendo porque muchos de los
procesos son locales y con ello ver hasta dónde se puede intervenir.
Manuel Roberto Parra Vázquez. La cuestión de la masificación, como
el ejemplo del café que dijo Lorena, pone al país en una dependen-
cia total. Frente a la roya del café no se tenían plantas para reem-
plazar los cafetales que se perdieron y se tuvieron que comprar va-
riedades de otros países, se invirtió gran cantidad y apenas se están
terminando de reestablecer los cafetales y ya una nueva plaga afec-
tó a las plantas, y ahora hay que hacer una nueva reestructuración
de los cafetales. Esto ha sucedido en menos de diez años, lo que
representa altos costos al país, alta dependencia y, además, no hay
capacidad para elegir lo que se va a hacer. Del lado de la economía
campesina, desde la época colonial los pueblos indígenas queda-
ron arrinconados en lo que se llamaron las “regiones del refugio”,
zonas pobres, marginales, heterogéneas. Un punto importante es
que la planta y el hombre coevolucionan, los pueblos campesinos
domestican a las plantas que les son útiles y las plantas se transfor-
man y, a la vez, transforman al hombre, coevolucionando.
Querer ver a la cuestión de la conservación como algo estático
no es correcto porque dependerá de la dinámica, de la cultura, de
las necesidades, de las aspiraciones de la gente sobre qué es lo
que se necesita. De otra manera, se queda amarrado a lo que las
grandes compañías definen como las necesidades y qué tipo de
productos van a vender para poder satisfacer tales necesidades.
No se puede desligar hombre-planta y tampoco verlo como el
folklore, el sabor de los alimentos, el color de los jardines, mu-
chas cosas que no se ven a fondo. Se tiene que ver esto como sis-
temas de producción donde el trabajo del hombre está integrado
con la tierra, con las plantas.
Cuando empezó a trabajar con Trini en 1982 en Chamula, se
encontraron a una familia que tenía 24 parcelas a lo largo de un
cerro, eso le significaba la satisfacción de sus necesidades: leña,
maderas, bejucos, bromelias, pastos, plantas medicinales. Sola-
mente en la parte de los cultivos, Luis García contaba 106 siste-
mas de cultivo en un pueblo, lo que quiere decir que la gente está
manejando sus sistemas en función de su diversidad. Dentro de
una parcela de maíz había manchones que se utilizaban de dife-
rente manera por las diferentes capacidades productivas del suelo.
Le parece que ahí es donde ECOSUR está fallando, al no recupe-
rar ese conocimiento que apoyaría la conservación de los recursos
naturales. Es decir, si no se asocia el germoplasma al conocimien-
to estaremos perdidos. Ese conocimiento debe ser muy detallado
del ambiente, hay cosas que los pueblos campesinos no pueden
anticipar porque no han vivido una experiencia previa, por ejem-
plo, el cambio climático, que está generando que se pierdan ciclos
de cultivo, como en Chilón, donde se están perdiendo porque la
gente ya no puede enfrentar la variabilidad del clima, no sabe si le
va a rendir o no la segunda siembra de ese año y está dejando de
cultivar. En el caso del oriente de la Península de Yucatán se están
perdiendo variedades, la gente no tiene capacidad de reproducir
después de tres años de sequía, de manera que se pierde esa va-
riedad y no hay de dónde echar mano para restaurar los cultivos.
Ahí se enfrenta otro tipo de amenaza y vulnerabilidad, donde los
pueblos se están tornando cada vez más indefensos frente a estos
embates del cambio climático o bien, de la industria, como el caso
de Campeche con toda la lucha contra Monsanto.
José Guillermo Octavio Jiménez Ferrer. Mencionó el concepto de
interacción porque desde su punto de vista, el manejo de las in-
teracciones no necesariamente va dirigido a una deficiencia pro-
ductiva sino al poder conocer bien el manejo de los componentes
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
que existen en un sistema y los aspectos positivos y negativos
que se tiene entre ellos. Puede ser que se sacrifiquen aspectos
de la productividad, puesto que se está acostumbrado a elevar-
la, pero se van a afectar algunos aspectos, y el buen manejo de
las interacciones permite tener un equilibrio. Por ejemplo, en
un sistema de maíz se mete el componente forestal, se eleva el
número de árboles por hectárea, obviamente va a haber una inte-
racción y puede ser que exista una disminución de la producción.
Sin embargo, en términos integrales habrá otros beneficios no
solo en aspectos de la diversidad, y esa es la cuestión que hay
que valorar, esa ha sido su experiencia en la parte silvopastoril,
donde a pesar de que se tenga una reducción de carne y leche, en
el análisis bioeconómico resulta mejor.
Si se incorporan elementos nuevos o lo que la gente conoce
en un sistema, puede tener beneficios en términos de biodiversi-
dad y conservación.
Sobre la cuestión de la masificación indica que se debe tener
claro el concepto, que es ya viejísimo, maurista, que fue plan-
teado dentro de muchas organizaciones como una estrategia
para poder desarrollar iniciativas económicas. El planteamiento
es que debe haber una participación de lo que se llamaban las
masas, las poblaciones, las comunidades y poder ir tomando de-
cisiones y hacer lo que se le llama ahora scale up: cómo a partir
de una experiencia piloto poderla extrapolar, masificar, no que
exista una homogeneización sino que exista una ampliación, di-
fusión de una alternativa viable, aceptada.
La cuestión de Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ),
desde su punto de vista, es un claro ejemplo de cómo un proceso
de masificación, un proceso de scale up o de experiencia de de-
sarrollar un sistema como el orgánico tuvo que entrar para com-
batir el monocultivo sombra del café impuesto por INMECAFE
con el Instituto Nacional de Capacitación Agropecuaria (INCA),
y el planteamiento de orgánico, el planteamiento del Instituto
para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica (IDESMAC) y de
otras organizaciones fue la diversificación de la sombra, prácticas
51
sustentables, manejo de suelos con composteo y obviamente con
una gran diversidad de arábiga y otros cafetales y entonces, como
dice Manuel, vino la roya y ahora lo que está pasando es que
están metiendo otra especie que no necesita sombra y ahora ahí
está el problema. Entonces tendríamos que estarnos preguntan-
do qué está pasando con las organizaciones campesinas, con los
grupos sociales en torno a este proceso de irse dando cuenta de lo
que está sucediendo y que es donde ECOSUR podría intervenir.
Concepción Ramírez Salinas. Se están moviendo muchas plagas y
enfermedades porque ya no hay fronteras, las barreras vivas que
se tenían con las áreas verdes, los bosques y hasta de las pro-
pias parcelas ya no las tienen. En el entorno de la parcela ya no
hay muchas áreas. Por ejemplo, por Cintalapa y Jiquipilas ya no
hay parcelas con límite verde, queman el rastrojo, se erosiona el
suelo y no queda nada. Cuando se siembra monocultivo no hay
diversidad de plantas e insectos y los problemas se agravan.
Al huerto de don Melesio han llegado nuevas escamas en el
aguacate y a San Cristóbal también ha llegado una nueva escama
que antes no estaba. Se trabajó la gallina ciega y de repente apa-
reció otro problema más agresivo que el picudo que ya se estaba
trabajando.
Hugo Rafael Perales Rivera. Las barreras vivas no son suficientes
para muchísimas plagas y enfermedades agrícolas, es decir, no es
impedimento para que se muevan, tengo experiencias al respecto.
Es de la opinión que el futuro y la historia indican que no se
tendrá una sola solución sino que se tiene que actuar en diferen-
tes formas y cada cosa en su lugar, es decir, los materiales gené-
ticos guardados en bancos bajo refrigeración y con la evolución
detenida tienen su función, y ésta no es resolver directamente
las necesidades de los agricultores en campo, sino mantener la
diversidad para hacerla accesible y, en todo caso, algún día ser
utilizada, pero no pueden solucionar los problemas en campo
directamente, ni es para lo que se crearon.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
52
Desde el punto de vista de utilidad, en agricultura sí se es
muy utilitario, extremadamente utilitario, es diferente en agri-
cultura que en especies silvestres. En agricultura sí se piensa
siempre en beneficios, cómo va a servir, su utilidad no es de
un solo tipo ni nada más monetaria, sino es más amplia. En
agricultura y recursos genéticos se tiene que mantener la vi-
sión en el valor público y el valor privado. Desde el punto de
vista de la sociedad, estamos en el valor público, se está en los
genes, en cómo van a servir socialmente, etcétera, y tiene una
función y una forma de análisis, pero lo que mantiene en gran
parte el valor in situ es el valor privado. Es el hecho de que los
agricultores obtienen valor privado en recursos en una u otra
forma, ya sea un valor utilitario, valor de uso, valor de mercado.
Cuando menos en el maíz no es el rendimiento lo que guía las
decisiones, de hecho, si los agricultores se centraran en rendi-
miento, en el valor monetario o utilidad monetaria, mucho de
lo que está sucediendo en maíz no estaría sucediendo porque
es más bien el valor privado que están obteniendo, que está
guiado por satisfacciones de seguridad alimentaria a mínimos
costos, sin producción para consumo. Sin satisfacción de segu-
ridad alimentaria mucho del maíz no se estuviera cultivando
ahora, porque no conviene como negocio.
Y lo anterior sucede con otras especies: calabaza, especies
menores en milpas, no dan dinero pero dan algún valor privado,
utilidades privadas.
La dependencia que se está teniendo es bajo diseño, donde
el Estado mexicano, como otros en el mundo, se ha retraído de
la investigación, de sus obligaciones de apoyo al campo y de
extensionismo, etcétera. Frente a esta situación hay una depen-
dencia de las estructuras privadas que están funcionando y que
han sido apoyadas siguiendo adelante en sus programas, y tie-
nen su derecho. El problema no está del lado de la investigación
privada nada más, sino que el lado de la investigación pública
se ha debilitado y no ha tenido suficiente inversión. Una insti-
tución como ECOSUR es absolutamente incapaz de enfrentar
el reto que existe en la agricultura mexicana. Una institución
como INIFAP también es incapaz, ECOSUR es chiquitito. Se
pueden dar pequeñas respuestas, pequeñas posibilidades, apo-
yos puntuales, pero el problema es enorme frente a nuestro ta-
maño y es un problema más social, y no solo de ECOSUR. Es un
problema donde hay un diseño de retracción de investigación
pública para ceder el campo a la investigación privada, y esto to-
davía no cambia realmente, aunque haya instituciones públicas
funcionando.
Adriana Elena Castro Ramírez. Quiere dejar claras las diferencias
de lo que se busca con la producción agrícola, se ha hablado mu-
cho y una cosa es desear maximizar la producción, tener excesos
o sobrantes y una agricultura rentable comercialmente, y otro
punto es el propósito de la satisfacción de la seguridad alimen-
taria, que para la mayoría de la población de México es hacia
donde se están moviendo. Esto nos permite tener vislumbradas
diferentes opciones de conservación o de manejo de los sistemas
productivos, del conocimiento que está implícito y de la depen-
dencia o no. Decía que comercial y económicamente una forma
de producción obliga a depender de ella y es la comercial, lo mo-
derno vs. el otro sistema que asocia hombre-planta-suelo-paisa-
je-territorio-conocimiento, y de ese se cumplen otros satisfacto-
res y, para términos globales de conservación, le apostaría más a
este último.
José Guillermo Octavio Jiménez Ferrer. ECOSUR tiene un reto,
debe readecuar y replantear su estrategia de comunicación, vin-
culación, ciencia, con lo que está pasando actualmente. Le parece
que hay necesidad de pasar el termómetro (diagnóstico) y tener
claro lo que está sucediendo, porque le parece que eso se ha
perdido. En la parte en sistemas de producción, en el Departa-
mento de Agricultura, Sociedad y Ambiente (DASA) hace falta
ese replanteamiento en términos de lo que pasa y hacia dónde se
está dirigiendo, no solamente en la parte de investigación. Ejem-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
plo: se está investigando milpa, ya nadie está investigando frijol.
Esas preguntas pueden reflejar que nos estamos alejando de los
sistemas agrícolas.
Participantes en el sitio web
Ramón Mariaca Méndez. Daré información sobre los recursos fito y
zoogenéticos del trópico mexicano y la relevancia que debe tener
que se conozca que la mayor parte de éstos deben su conservación
y mejoramiento a la selección “empírica” permanente por parte de
nuestros pueblos originarios y la población indomestiza, y al aban-
dono por desconocimiento por parte de los científicos y los técni-
cos y prácticamente las políticas públicas y el estado en general.
Respecto a los sistemas agrícolas, el Estado mexicano, sus
técnicos y sus científicos impulsan un sistema de producción
erróneo, importado y fomentado desde los países del norte y sus
empresas agroquímicas, basado en el monocultivo, cuando en el
trópico los pueblos ancestrales y sus herederos continúan insis-
tiendo, cada vez menos por cierto, en el policultivo como estra-
tegia adaptativa agroecológica.
Concluiré con la idea de que nuestro rico patrimonio biocul-
tural persiste en mucho asociado a la pobreza rural, producto del
abandono del Estado y la sociedad en general.
Espero genere un estímulo en la academia presente para con-
siderar en su cosmos científico este fenómeno y tal vez ideas de
cómo apoyarlo desde la academia y la política pública.
Hugo Rafael Perales Rivera. ¿De qué hablamos cuando hablamos
de “conservación de recursos genéticos agrícolas”?
1. Landraces… variedades tradicionales, “tipos”.
2. Variación genética —al interior de tipos, especies, estructura.
3. Parientes silvestres —ancestros indispensables, extensión de
taxa.
4. Estructura entre poblaciones de especies interactuando.
5. Conocimiento social y cultural asociado.
53
¿Cómo hacemos la “conservación de recursos genéticos agrícolas”?
Ex situ –bancos de germoplasma, estructura, tamaño, distri-
bución.
In situ –más de facto que institucional, nivel de integración
evolutiva.
Ventajas, desventajas y preferencias.
¿Cuál es el estado?
¿Qué ha perdido y qué se está perdiendo?
¿Por qué dependemos tanto de tan pocas especies? ¿Qué
riesgos se enfrentan en la “conservación de recursos genéti-
cos agrícolas”?
1. Presupuesto y mantenimiento.
2. ¿Privatización?
3. Disminución genética global en un mundo con recreación de
diversidad.
4. Pérdida de interés —biotecnología, biodiversity, poco uso,
restricción de movimiento, mistificaciones.
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. La intención de conservar en-
tornos representativos de la naturaleza para diversos fines es
tan antigua como las civilizaciones humanas. De hecho, de
no existir ésta la evolución natural seguiría su curso de trans-
formación de ecosistemas, desaparición y aparición de nue-
vas especies; no obstante, las diferentes culturas humanas se
han propuesto mantener, cuidar y proteger a los ecosistemas
naturales de la tierra y los productos que de ella obtienen,
beneficios que se han convertido en el patrimonio biocultural
de la humanidad. Los recursos domesticados, semidomesti-
cados y silvestres (genéticos) de los que depende la vida en
la Tierra y, por lo tanto, la vida humana, forman parte de
esta intención de conservación de natura y cultura humana.
La primera con millones de años de historia del cosmos, la
segunda apenas con unos miles de años aquí en nuestro in-
creíble planeta.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
54
José Guillermo Octavio Jiménez Ferrer. Ideas que sugiero com-
partir en 10 minutos son las siguientes:
1. Manejo estratégico de la ganadería para contribuir a la produc-
ción, biodiversidad y conservación de recursos en el sureste
de México, buscando una coexistencia mediante un enfoque
agroforestal.
2. Antecedentes y dilema del enfoque conservacionista-produc-
ción ante la realidad rural.
3. La viabilidad de una visión participativa-holística y sustenta-
ble del diseño y manejo de los sistemas de producción.
4. Una experiencia: el problema ganadero... Buscando una coe-
xistencia bajo un enfoque agroforestal.
Síntesis
Trinidad Alemán Santillán. Es un tema que me apasiona. El plan-
teamiento inicial fue que la intención de la conservación que venía
para el caso de las especies silvestres desde el siglo XIX de alguna
manera se ha presentado también para lo que tiene que ver con
los recursos genéticos. No es algo que esté ahí como muestra de la
creación, sino como algo que hemos creado, que nos ha servido y
que en buena medida necesitamos seguir utilizando.
La conservación fue surgiendo como una preocupación a medi-
da que las sociedades se iban desarrollando; la diversidad genética,
que en la búsqueda de recursos la humanidad utilizó en miles de
años, paulatinamente se ha reducido porque las especies que han
servido y que terminan actualmente en estas actividades produc-
tivas tienen las características que la humanidad buscaba en estos
recursos. Es decir, las especies productivas, las que satisfacen los
intereses de la humanidad, se vieron favorecidas en esta atención
creciente hacia los recursos genéticos. Esto se ha vuelto crítico en
la actualidad porque se ha centrado excesivamente en un número
muy pequeño de especies, planteándose ahora la necesidad de qué
hacer ante los retos que se están enfrentando. La diversidad se ha
reducido y surge ahora la necesidad de conservar como una espe-
cie de seguro para las eventualidades que puedan venir.
Hasta ahora se han planteado dos estrategias para esa conser-
vación, que tienen características distintas: énfasis en la conser-
vación del material de recursos genéticos, las especies, en bancos
de germoplasma, conservación ex situ que ha sido favorecida con
diferentes políticas y que actualmente cuenta con una represen-
tación muy grande en el banco que se encuentra en Noruega. Sin
embargo, tiene sus limitantes, se necesita también guardar el
conocimiento: cómo se usa, se siembra, se maneja, no se puede
guardar en él. No se puede guardar todo. No se cuenta con sufi-
cientes recursos públicos. Hay ciertas restricciones al uso abierto
de las semillas o material que pueda haber.
Surge el reto de cómo guardar, recuperar, conservar el otro
componente de la actividad agrícola, que es el conocimiento y las
tecnologías. Se planteaba que hay una serie de limitantes en la
manera en que este énfasis en el material genético, en las plantas
y animales, se transmite en la formación de los estudiantes y los
profesionistas que, cuando llegan a las comunidades, no tienen
habilidades o capacidades para rescatar lo que hay detrás del ma-
terial genético que se está utilizando, y esto plantea una interac-
ción muy fuerte entre cultura-territorio-germoplasma. Es decir, no
basta para garantizar la diversidad agrícola guardar el germoplas-
ma, sino que se requiere también de identificar los componentes
culturales, idiomáticos, territoriales, ambientales que están invo-
lucrados. Hay que conservar la diversidad, no hay recursos sufi-
cientes y hay necesidad de modificar las formaciones de quienes
se están interesando en esta preservación de material.
Uno de los participantes planteó una escala distinta, comple-
mentaria a las dos estrategias anteriores, en donde hay que con-
servar el germoplasma, el conocimiento, pero también hay que
ver las condiciones en las cuales se realiza la producción. Hay
amenazas que se están vertiendo a ciertas formas de producir, el
embate de las compañías en el afán de modernizar la agricultura
está transformando las prácticas culturales, la práctica tradicio-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
nal, comunitaria, y está haciendo dependientes a los productores
de los recursos que puedan llegar por parte de estas empresas.
Entonces la modernización de la agricultura es una amenaza a
los sistemas de producción.
El cambio climático está generando efectos muy graves, alte-
rando los ciclos productivos, la respuesta de los materiales y la
pertinencia de las prácticas agrícolas respecto a esta modifica-
ción ambiental que se está dando en gran escala.
Finalmente, se tiene un descuido y problema grave en los sue-
los, en la manera en que se han utilizado y se siguen utilizando. El
componente básico para la agricultura tiene severos problemas.
Entonces el escenario se vuelve un poco más complicado, está
en riesgo el germoplasma y el material genético, no se ha recu-
perado el conocimiento y las estrategias de producción, y las tec-
nologías que han servido para mantener esta diversidad no están
siendo adecuadamente atendidas.
Entonces no es tan sencillo conservar como se había planteado.
Los intereses de las instancias internacionales, las políticas pú-
blicas impulsadas desde el Banco Mundial, Fondo Monetario In-
ternacional y otras tendientes a impulsar actividades económicas,
55
como fue en su momento la eliminación de las masas forestales
para meter ganadería y de repente estas mismas entidades que
promovieron eso ahora están volteando la cara para tratar de apo-
yar lo que sería la conservación, pero con los mismos esquemas
de poner condiciones respecto a la manera en que se puede dar el
apoyo. Hay muchos intereses: económicos, políticos, de las em-
presas que están orientadas a mantener ciertos esquemas, ciertos
germoplasmas, porque hay intereses económicos muy fuertes.
ECOSUR tiene un gran reto, sería pecar de optimistas plantear
que puede contribuir de una manera significativa, pero puede ha-
cer algunas contribuciones. Hay que continuar generando conoci-
miento y difundirlo, pero también se ha planteado la necesidad de
ir más allá buscando interactuar más fuertemente con los produc-
tores para involucrarlos en la toma de decisiones, hacerlos partíci-
pes y conscientes de la necesidad de conservar y poder utilizar ese
conocimiento y esos intereses para la conservación del material
genético que tienen en sus comunidades, puesto que ahí se tienen
una serie de condiciones que es imposible reproducir en ambien-
tes controladas y en los bancos de germoplasma. Se requiere que
ECOSUR se acerque a estas nuevas realidades.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
56
Bienestar, vida digna y conservación
Preámbulo
Con la finalidad de ilustrar el contenido de la mesa sin pretender
limitar o condicionar tu participación, ponemos a consideración el
siguiente texto:
La naturaleza provee todos los bienes que sustentan la vida humana,
su reproducción y producción económica, valorados bajo diferentes
concepciones culturales. Ya sea desde el territorio como fundamento
de los asentamientos humanos, los cuales se edifican alrededor de la
disponibilidad de agua y dependiendo de los ecosistemas que se ha-
biten; o desde la utilidad de las especies y sus componentes: genes,
semillas, frutos, raíces, flores, madera, entre otros, la agricultura y
los bosques, carne y derivados, pieles, fuerza motriz o de transporte
para algunas especies de fauna. Así, la naturaleza en su conjunto
brinda alimento, medicinas, ornamentos, recursos rituales, material
para la construcción y energía.
El modelo económico predominante en la actualidad, fundamen-
tado en un sistema de mercado que busca la ganancia de capital, ha
promovido una homogeneización de la diversidad natural y cultural,
una alta especialización y materialismo que deja de lado otros valo-
res de la diversidad, de la colectividad y del bienestar. El predominio
de las ciudades pareciera favorecer este proceso. En este contexto,
mantener y cuidar la megadiversidad, por ejemplo, de México y los
estados del sureste, asegura contar con una base de los bienes bio-
culturales ya conocidos, con sus diferentes usos mencionados y la
alta posibilidad de incrementarlos para satisfacer las necesidades
humanas presentes y futuras más allá de la sobrevivencia, para que
con un manejo adecuado coadyuve al logro de una vida digna y un
desarrollo sustentable, tanto en el ámbito rural como en el urbano.
La mesa discutirá en torno a conservación de recursos denominados
renovables, se excluye por el momento a la minería no metálica y los
metales, hidrocarburos, entre otros.
Acerca de este tema, los medios elaboran conclusiones como:
∙∙ Existen límites al crecimiento de la población humana.
∙∙ La conservación del ambiente es posible mediante el cambio de
las actitudes y conductas sociales impuestas por modelos econó-
micos dominantes.
Desarrollo
Moderador: Rolando Tinoco Ojanguren
Ponentes. Manuel Roberto Parra Vázquez (mparra@ecosur.mx)
Bruce Gordon Ferguson (bferguson@ecosur.mx)
Antonio Saldívar Moreno (asaldivar@ecosur.mx)
Omar Felipe Giraldo Palacio (ogiraldo@ecosur.mx)
Participaciones in situ: Francisco Delfín Gurri García, Mateo Mier
y Terán Giménez Cacho, Lorena Ruiz Montoya, Omar Felipe Gi-
raldo Palacio, Bruce Gordon Ferguson, Antonio Saldívar Moreno,
Manuel Roberto Parra Vázquez.
Participaciones en web: Manuel Roberto Parra Vázquez, Antonio
Saldívar Moreno, Bruce Gordon Ferguson, Francisco Delfín Gu-
rri García, Gerardo Alberto González Figueroa, Miguel Ángel
Vásquez Sánchez, Omar Felipe Giraldo Palacios.
Moderador. La mesa contiene tres dimensiones: bienestar, vida digna
y desarrollo, y plantea el siguiente supuesto: se tiene una base ma-
terial, objetiva que produce y da posibilidades a la vida humana;
la naturaleza provee alimentos, medicinas, ornamentos, materia-
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
les para la construcción, energía en forma de recursos para la di-
mensión ritual o la vida más espiritual. Este patrón, sin embargo,
conforma un modelo de mercado neoliberal que atenta contra la
propia base material a partir de procesos de homogeneización, de
la naturaleza (disminución de la biodiversidad), y de la cultura.
Ocurre que las actitudes y conductas individuales no son
compatibles con la posibilidad de conservar y mantener la base
del sustento. Podría pensarse que pone límites a las posibilida-
des del bienestar objetivo pero, además, cabría pensar si hay un
bienestar más allá de los recursos necesarios para vivir. Está la
dimensión de la realización humana, la dimensión más subjetiva
espiritual donde se estaría hablando, donde se estaría ubicando,
quizá, la vida digna.
A esto se suma una urbanización acelerada que pone en ten-
sión los límites de la naturaleza. Se invita a debatir en dos dimen-
siones: los límites del crecimiento (todo tipo de éste) y si lo que
se requiere es intervenir para un cambio en las actitudes y en las
conductas no compatibles o que atentan contra la conservación.
Ponentes
Manuel Roberto Parra Vázquez. Mi exposición está basada en las
investigaciones realizadas por tres estudiantes: Abraham Sántiz
Gómez e Irma Gómez Sántiz, originarios de Oxchuc, y Pedro Pa-
blo Ramos Pérez, originario de San Cristóbal de Las Casas. Asi-
mismo, aprovechamos la experiencia generada durante el acom-
pañamiento a la Misión de Bachajón realizado por Balente Herrera
Hernández y que habla de la formación de más de cien cargos en
los procesos de planeación comunitaria, de 2007 a la fecha.
Nuestra investigación se basa en la identificación de las cate-
gorías vivas, aquí llamadas nociones, que permiten la compren-
sión del comportamiento de las sociedades estudiadas.
Me referiré a la noción de la vida buena o lequil cuxlejal del
pueblo tseltal, misma que ya había sido reportada por Eugenio
57
Maurer en 1984 y por Antonio Paoli en el año 2000. También
hablaré de las nociones de ts’umbal, lum k’inal, y jun pajal o’tanil,
sin las cuales no es posible entender el lekil cuxlejal.
El lekil cuxlejal refleja el modo de vida tseltal, que es algo total-
mente diferente al modo de vida occidental, ya que es un estilo
de vida basado en la profunda relación existente entre el hombre
y la naturaleza, y entre los hombres mismos.
La unidad social básica de los tseltales de Oxchuc es conocida
como ts’umbal, noción que designa a un grupo de parientes que
tiene un ancestro común, lo que permite a las personas que lo
integran diferenciarse de otros grupos. Abraham Sántiz entiende
al ts’umbal como un sujeto social activo, capaz de transformar la
vida rural, que funciona bajo normas y principios construidos
oralmente.
Cada ts’umbal está plenamente vinculado a un territorio. El
lum k’inal (territorio) no solamente es apropiado por el ts’umbal,
sino que también el lum k’inal se apropia del ts’umbal; el lum k’inal
es apropiador porque está vivo y activo. La raíz, el espíritu y la
fuerza de la vida del ts’umbal están en el lum k’inal. De este modo,
y cito a Abraham, “el territorio es la vida, es el canto de las aves,
el soplo de los vientos, el nido de los animales, el cultivo del so-
lar, las conversaciones en la milpa, el silencio de los acahuales, la
curva de las veredas, la inspiración de las montañas, el gozo y la
paz que se siente por el cielo azul, los conflictos y las pláticas fa-
miliares. Por eso los ts’umbaletik se identifican con el lum k’inal.”
(Abraham Sántiz Gómez, 2015).
Entre las normas y principios que reconoce el ts’umbal para
el manejo del territorio encontramos los siguientes: no se puede
contraer matrimonio con las mismas personas del ts’umbal; para
las mujeres está prohibido casarse con hombres del mismo ts’um-
bal; a la mujer no se le puede heredar tierra en su ts’umbal, sino
que, cuando se case, la tierra de su esposo será también de ella;
si un hombre no tuvo hijos varones que heredaran su tierra, los
ancianos-consejeros de su ts’umbal toman acuerdos para redistri-
buirla entre ellos; nadie puede donar la tierra a personas extra-
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
58
ñas, y para rentar se consulta primero con los representantes del
ts’umbal. Además de lo anterior, todos deben cuidar los límites y
los mojones del territorio del ts’umbal de acuerdo con el croquis
avalado por el Comisariado de Bienes Comunales, y no pueden
entrar hombres de otro ts’umbal para usufructuar la tierra, ex-
cepto cuando es solicitada para la renta (Sántiz, 2012).
El ts’umbal se fundamenta en la concepción de vida en co-
munidad; no existe una vida individualizada, como ocurre en las
sociedades occidentales. Antonio Paoli, en su investigación rea-
lizada en Chilón, identificó que un principio tseltal consiste en
pensar, hablar y actuar en y para “nosotros”; de ahí la abundancia
de términos como jk’inaltik (nuestra tierra), jnatik (nuestra casa),
jk’altik (nuestra milpa).
Dentro de la organización socioterritorial del pueblo de Ox-
chuc, el barrio es un nivel de agregación superior al ts’umbal. Así,
el espacio municipal de Oxchuc se divide en dos barrios, el Muk’ul
Kalpul o barrio grande, y el Ch’in Kalpul o barrio chico, que se dis-
tinguen a partir de una línea imaginaria que tiene como punto de
partida la iglesia de Santo Tomás de Oxchuc (Irma Gómez, 2011).
Cada ts’umbal tiene un bankilal (hermano mayor) que organiza
las acciones colectivas del grupo. Cuando todos los bankilaletik se
reúnen, se conforma la asamblea municipal, máximo órgano del
gobierno tradicional. La asamblea identifica a un bankilal, perso-
na en la cual el pueblo deposita su confianza, pero que no tiene
la capacidad de tomar decisiones, sino que tiene la obligación de
hacer cumplir los acuerdos de la asamblea. A esto se refiere el
conocido principio de mandar obedeciendo.
Por otra parte, la concepción de lequil kuxlejal (vida buena) en
Oxchuc está conectada con la tierra, el agua, la familia, la milpa,
el traspatio, el aire, el cielo, la montaña, el sueño, la sabiduría, la
emoción y la experiencia (AS).
El lequil cuxlejal no es una noción estática. Así, escuchamos
hablar del lekil cuxinel, que expresa una imagen idílica acerca del
pasado de abundancia que vivieron los abuelos. Por otra parte,
se dice que actualmente se vive el lequil tulan, que describe la
pobreza y el sufrimiento que se padecen en estos tiempos. Pero
se piensa que esta situación debe cambiar para vivir en el fu-
turo el lekil cuxlejal: una vida plena y digna. Por tanto, el lekil
cuxlejal no es un modo de vida basado en la persistencia de las
condiciones de pobreza, de sometimiento y de atraso que viven
los oxchuquenses; por el contrario, el lekil cuxlejal se construye
mediante la apropiación de las innovaciones técnicas que pueden
ayudar a mejorar las condiciones de vida y de trabajo, al tiempo
que se busca construir la autonomía.
Si bien la vida buena tiene una base material que se puede
mejorar con nuevas tecnologías elegidas con el criterio de la cul-
tura autónoma, es vista solo como un medio para alcanzar un fin:
el jun pajal o’tanil, o sea, la vida en armonía.
Cuando alguno de los elementos del jun pajal o’tanil es ame-
nazado, el pueblo se moviliza mediante una acción colectiva de
resistencia. Por ejemplo, desde el año pasado el pueblo tseltal de
Oxchuc ha identificado que el Estado amenaza una vez más su jun
pajal o’tanil, ya que intenta imponer a una presidenta municipal del
Partido Verde que se ha apropiado de los recursos de la presiden-
cia municipal como un patrimonio familiar. Pero al reflexionar so-
bre esta situación, en las largas guardias nocturnas realizadas para
resguardar el edificio de la presidencia, se han dado cuenta de que
remplazar a esta presidenta por otra, elegida bajo el sistema de
partidos, no resolvería el problema, porque caerían otra vez bajo
el dominio del gobierno del estado. Por tanto, siguiendo los usos y
costumbres, han nombrado a un presidente municipal autónomo.
El gobierno ha realizado dos intentos de imponer a la presi-
denta “legítima”, y el pueblo ha respondido incendiando decenas
de camiones de la policía.
Después de quinientos años de colonización, la lucha continúa.
Preguntas para la reflexión:
¿Podemos pensar los académicos en una forma de conserva-
ción de los recursos acorde a las prácticas sociales y la cultura de
los pueblos indígenas?
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
¿Podemos los actores externos aprender algunos elementos
del modo de vida tseltal para mejorar nuestro modo de vida?
Moderador. Las dimensiones de lekil kuxlejal y ts’umbal son suge-
rentes en términos de análisis. Permiten creer que es posible
atender la inquietud constante de saber si ésa es una condición
indígena tseltal que se estaría aproximando a una esencialización
de lo tseltal. Ante la imposibilidad de pensar en comunidad a
nivel de la cultura hegemónica y de hacer intercambios, de hacer
formas de reproducción solidaria, ¿no podrían ocurrir también
espacios no indígenas? Esto podría verse en las experiencias que
planteará Bruce Ferguson y Antonio Saldívar.
Bruce Gordon Ferguson. Estuve renuente a aceptar la invitación
porque considero que una mesa con hombres solamente no es
representativa de nada. No puede haber vida digna, bienestar y
desarrollo sin la participación de mujeres. Al final acepté con-
siderando que se hizo el esfuerzo de invitar a colegas, pero me
pregunto por qué ese esfuerzo no tuvo éxito.
Por un lado, tiene que ver con que en la planta académica
las mujeres son menos que los hombres. Tal vez las contratacio-
nes recientes han estado más equilibradas, pero a quienes se ha
contratado últimamente no se les han dado las condiciones para
participar en la vida académica de la institución. Los espacios,
los vehículos, el apoyo técnico, los recursos fiscales van en su
mayor parte a la gente que tiene más tiempo en la institución.
Me parece que deben revertirse las prioridades institucionales y
apoyar más a estas personas, que son quienes más lo necesitan
precisamente por ser de reciente contratación. Tampoco ayuda
el sistema de evaluación, ya que la primera evaluación la tienen
prácticamente a los ocho meses de su ingreso para posterior-
mente ser anual. Se vive un hostigamiento académico.
Entrando en el tema, hablaré de los aportes de la agroecología
al bienestar y la vida digna, especialmente desde la experiencia
del equipo de trabajo de Laboratorios para la Vida.
59
La agroecología en su sentido holístico de síntesis entre cien-
cia, práctica y movimiento, se enfrenta con el “monocultivo de
la mente” impuesto por el neoliberalismo. En palabras de Van-
dana Shiva, “el neoliberalismo trata la diversidad como si fuera
enfermedad y crea estructuras coercitivas para remodelar nues-
tro mundo, biológica y culturalmente diverso, partiendo de los
conceptos de una clase privilegiada, una raza y un género de una
sola especie”. Como resultado de este monocultivo de la mente,
la biodiversidad desaparece de nuestras parcelas y de nuestros
platos. Esto nos ha llevado a la crisis actual de los sistemas agro-
alimentarios, en donde prevalecen la degradación ambiental cau-
sada por los insumos agrícolas de origen industrial, el hambre y
la inseguridad alimentaria, y un conjunto de enfermedades aso-
ciado a la alimentación industrializada: diabetes, enfermedades
hepáticas y circulatorias, cáncer y muchas más.
En una gran diversidad de contextos se ha demostrado la ca-
pacidad de la agroecología para aportar a la vida digna y al bien-
estar en su sentido más amplio. No obstante, continúa el pre-
dominio de la agricultura y la alimentación industriales. Como
agroecólogos, entonces, nos queda claro que aportar al manejo
ecológico de la parcela y los paisajes es necesario, más no sufi-
ciente. Una buena parte de nuestra tarea es ayudar a romper con
el monocultivo de la mente para que se practique la agroecología
sobre una mayor extensión territorial y para que más personas
podamos comer de esta producción sana y diversa. A esto nos
referimos con la “masificación de la agroecología”.
Frente al reto de imaginar un mundo más agroecológico, en
2009 iniciamos el programa que hoy llamamos Laboratorios para
la Vida o LabVida. Nuestra tarea central ha sido la formación de
formadores a través de un diplomado cuyos ejes incluyen:
∙∙ El proceso y la actitud científicos;
∙∙ Los principios y prácticas de la agroecología;
∙∙ La tierra saludable y la biodiversidad como fundamentos para
la buena alimentación; y

∙∙ El encuentro de los saberes científicos y locales.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
60
En este diplomado han participado educadores de todos los nive-
les, desde preescolar a universidad, y en contextos que incluyen
las escuelas públicas, privadas y autónomas, además de organi-
zaciones de la sociedad civil.
Hemos apostado por dos enfoques metodológicos, orientados
hacia el impulso del pensamiento crítico y la praxis. Uno es el
constructivismo, que parte de los conocimientos de las personas
y la realidad de su entorno. El otro es la Investigación-Acción
Participativa (IAP). LabVida aplica la IAP en tres niveles: nuestra
propia práctica, la práctica de los formadores, y el impulso por
los formadores de IAP con sus educandos.
Empleamos estas metodologías en el aprendizaje vivencial en
el contexto del huerto escolar y los sistemas agroalimentarios
locales. A lo largo de los ciclos de IAP, conjuntamente con los
educadores participantes, observamos y reflexionamos respecto
a los resultados, los logros y los fracasos de nuestras estrategias.
Los aprendizajes han sido muchos y muy ricos. Con ellos hemos
constatado el tremendo potencial de la educación situada en el
territorio para despertar el interés por la agroecología entre edu-
cadores, estudiantes y familias.
Vimos que trabajar con el huerto escolar y con la alimentación
trajo nuevos significados a la vida personal y profesional de mu-
chos de los participantes. Partiendo de lo aprendido sobre salud
y soberanía alimentaria, hubo cambios de alimentación indivi-
dual y de sus familias. Esto no era algo que buscábamos, pero tal
vez sea necesario aprovecharlo para luego enseñarlo.
Identificamos nuevas vías para relacionarnos con los estu-
diantes y con las comunidades a su alrededor; conocimos nue-
vas colaboraciones entre colegas docentes, directores, conserjes,
voluntarios; desarrollamos nuevas estrategias para abordar ele-
mentos curriculares de manera vivencial (biología, matemáticas,
español, tsotsil, arte, incluso historia), que permitieron brillar a
niños que tienen bajo rendimiento académico en el aula.
Del diplomado surgió un manual, coproducido por los mismos
docentes participantes, que aportaron actividades didácticas que
ellos diseñaron vinculando el huerto escolar con sus materias.
Identificamos muchos retos para el establecimiento de huer-
tos. Entre los más importantes figuran la movilidad docente (es-
cuelas donde los maestros duran un año) y los conflictos institu-
cionales por uso de los espacios, especialmente donde hay doble
turno. El currículum rígido e impuesto desde la Ciudad de Méxi-
co, fraccionado en materias, en bloques temáticos, y clases de 50
minutos no ayuda a los procesos de investigación-acción. Falta
también el apoyo de directores, colegas y familias que no siem-
pre captaron el valor académico del trabajo. ¡No es fácil romper
con el monocultivo de la mente!
La alimentación, como parte esencial de nuestra naturaleza
humana y nuestras culturas (y tema de preocupación para mu-
chos) es un excelente punto de partida para procesos educativos
vivenciales, arraigados en nuestros territorios, ya sean urbanos
o rurales. Al partir de la alimentación se logra mucho de lo que
buscamos con los huertos escolares, pero sin algunos de los limi-
tantes mencionados.
Notamos que en muchos casos es en las escuelas donde se
pervierte la alimentación, al separar a los niños de sus tradicio-
nes agrícolas y culinarias, o por los apuros, o por la venta de
comida chatarra en las propias escuelas y sus inmediaciones, por
presiones sociales o por percepciones respecto a lo que da pres-
tigio o lo que es moderno.
De los ciclos de IAP de los educadores participantes han
surgido propuestas docentes, como las clases de alimentación
sana para madres y padres de un preescolar para que manden
a sus hijos a la escuela con buenos alimentos, o la creación
en una preparatoria de una cooperativa de productos sanos y
locales, y la implementación de muchos huertos escolares. De
esta forma avanzamos en el impulso al pensamiento crítico y
propositivo.
Hemos visto la importancia para estos docentes de contar con
una red de apoyo, de no sentirse aislados. Por esa razón impul-
samos nuestra participación en la Red Internacional de Huertos
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Escolares, que está por celebrar su 8º encuentro anual ahora en
Montevideo, Uruguay.
Por exigencia de graduados del diplomado surgió también la
Red Chiapaneca de Huertos Educativos. Es una red cada vez más
autónoma, con su ritmo de encuentros bimensuales en diferen-
tes puntos de Chiapas. La red funciona con base en comisiones:
semillas, formación, difusión, etcétera. Está próximo el encuen-
tro número 14, que será en agosto, en Guaquitepec. Cada vez se
incorporan más personas, y se da ya el aprendizaje entre docen-
tes que podrían permitir el desarrollo y expansión continuos de
este modelo educativo.
La IAP ha desatado en nosotros profundas reflexiones sobre
nuestro propio ser docente, sobre nuestras metodologías de in-
vestigación y nuestra relación con nuestro entorno. Vemos que
trabajar con procesos formativos en relación con la masificación
de la agroecología fácilmente puede ocuparnos durante el resto
de nuestras vidas profesionales.
En ese sentido, nos hemos planteado algunos retos para la
continuación de esta línea de trabajo.
Una oportunidad es desarrollar el potencial de las escuelas,
trabajando en red, para realizar “ciencia distribuida” usando
metodologías del tipo “ciencia ciudadana”, por ejemplo, Natu-
ralista. Lo ideal es que las preguntas surjan de las comunidades
escolares y puedan tratarse temas muy diversos: sistemas ali-
mentarios, salud alimentaria, agroecología, conocimientos lo-
cales, agrobiodiversidad, conocimiento campesino. En el acom-
pañamiento a estos procesos podrían converger intereses de
muchos de nosotros.
Como vimos en el foro de soberanía alimentaria de la semana
pasada, vincular la alimentación escolar con los territorios lo-
cales puede mejorar la dieta de los niños y detonar procesos de
desarrollo que rompen con el monocultivo.
Pero, ¿cómo podemos ayudar a que estos vínculos se extien-
dan también a la misión educativa de las escuelas? y, ¿cómo po-
demos desarrollar un currículo que aborde temas como la justi-
61
cia social, el trabajo en equipo y la equidad de género a partir del
trabajo con la alimentación y los huertos?
Moderador. Esta experiencia muestra semejanza con lo que expu-
so Manuel respecto al diálogo. En la medida en que apuesta al
pensamiento crítico y a la forma colaborativa de producir comida
sana, cercana y diversa, plantea la posibilidad de repensar en los
mismos colectivos, y quizá establecer puentes conceptuales para
una vida asociada a un principio de funcionamiento social de
nosotros mismos.
Antonio Saldívar Moreno. Este tipo de espacios me parece muy
rico. Se han vuelto fundamentales al tocar temáticas complejas y
conocer cómo se están abordando actualmente.
Empezaré con el comentario que coloqué en el sitio web, par-
tir de lo que en diferentes espacios se ha señalado como crisis
civilizatoria, que, aunque con manifestaciones diversas, son tam-
bién en cierta forma coincidentes con aspectos globales contun-
dentes, como el cambio climático. Sin embargo, en aspectos más
concretos, en los espacios y territorios donde vivimos podemos
percibir también las contradicciones de un modelo que quizás en
cierto momento fue parte importante de la transformación so-
cial, considerando la idea del desarrollo como el motor de trans-
formaciones mundiales importantes en las últimas décadas. De
cierta manera este modelo ha llegado a sus límites, y éste es el
punto que quiero poner sobre la mesa.
Existe, sin embargo, el riesgo de pensar que si cambiamos
ahora por otro concepto distinto, aparentemente más noble, se
presenten otras implicaciones. Se podría caer otra vez en la tram-
pa de pensar en lo que podríamos construir, sin antes tratar de
entender las condiciones específicas en las que se está viviendo
y las implicaciones que tendría vivir la vida en estos diferentes
espacios. Digamos, el riesgo de decir: definamos el bienestar, de-
finamos la vida digna como una alternativa o con otros valores,
etcétera, y enfrentar otra vez el problema de la diversidad cul-
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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tural, las inequidades, las formas en que cada uno de nosotros
podemos interpretar esos conceptos. Es necesario reconocer las
condiciones históricas en las que se han venido construyendo
estos escenarios, por lo que creo que el reto no está en cómo se
conceptualiza, sino en comprender cómo se están abordando y
qué implicaciones están teniendo.
Si se reconoce que estamos en esta condición de crisis civili-
zatoria, tendríamos que poner atención en cómo lograr, de ma-
nera real y concreta, el salto cualitativo necesario, en términos
de las prácticas sociales, en el sentido de la necesaria transfor-
mación para poder atender las contradicciones que están apare-
ciendo como evidentes. El problema de pensar en cómo salirse
de este marco de interpretación sobre el cual se ha construido la
idea de la transformación social tiene su complejidad teórica y
metodológica.
En mis intentos de abordar esta discusión, un concepto que
me parece muy concreto es el de “racionalidad indolente”. La idea
de la racionalidad indolente nos permite reconocer estas contra-
dicciones y sus implicaciones en las formas de vida de la coti-
dianidad. A pesar de los diferentes esfuerzos que en los últimos
años se han hecho para ajustar la idea del desarrollo, la idea de la
sustentabilidad y otras, no se ha logrado salir de esta condición
indolente. Si se ve de manera concreta lo que está pasando en
un territorio como San Cristóbal, donde a pesar de décadas de
acciones que supuestamente van a atender la problemática am-
biental, lo que vemos es el incremento de los bancos de arena, la
contaminación de los ríos, la disminución de los mantos de agua,
etcétera. Entonces pareciera que se está en una especie de ilusión
de que en algún momento se llegarán a resolver esos problemas,
cuando lo que realmente está pasando es que se están potencian-
do las contradicciones, generando una situación cada vez más crí-
tica. Mantener una idea profundamente fatalista tampoco ayuda.
La crisis civilizatoria tiene una expresión concreta no solamen-
te en la idea del desarrollo, sino también en los diferentes compo-
nentes de la transformación social: la salud, la educación, etcétera.
En cada uno de estos ámbitos es posible encontrar las contradic-
ciones propias de los modelos que han privilegiado elementos que
se conocen en términos de la competencia, la individualidad, la
ganancia. A partir de la idea de pensar otras formas y frente a la
racionalidad indolente en la que se está atrapado, debemos re-
conocer que algo nuevo está emergiendo. Por ejemplo, frente al
fracaso de muchas políticas del Estado, para poder resolver estas
contradicciones hay una emergencia de lo social que está superan-
do o está tratando de confrontar la idea convencional de desarro-
llo. Empiezan a aparecer pequeñas experiencias que, bajo la lógica
de la construcción de una nueva racionalidad ética, se constituyen
como contra-discursos a la idea de desarrollo, verdaderas oportu-
nidades de transformación social. Esto es importante en el sentido
de que cuestiona o pone en evidencia las contradicciones de las
prácticas sociales basadas en la idea del desarrollo. A partir de es-
tos elementos tratan de empezar a colocar otros elementos éticos
importantes, como el de la inclusión de la Madre Tierra.
Es fundamental explicitar estos nuevos paradigmas, estas
nuevas racionalidades. No necesariamente tendría que desapa-
recer lo económico como un elemento que posibilita ciertos as-
pectos en la vida de las personas, pero también empezar a desta-
car la importancia del medio ambiente o las relaciones entre las
personas, el reconocimiento a la diversidad como aspectos que
deberían empezar a reconfigurar la posibilidad de estar, convivir,
hacer y existir en el mundo.
Quiero ser enfático en lo que para mí representa el levanta-
miento zapatista como parteaguas que cuestiona el papel que el
Estado y sus instituciones han tenido en torno a los procesos de
desarrollo. Inició lo que pudiera ser la posibilidad de la construc-
ción del postestructuralismo en esta región, en el sentido de decir
que más allá de que el Estado vaya o no a negociar, marca ciertas
pautas, asume una responsabilidad de construir en el aquí y en el
ahora estas formas distintas de cómo vivir, como son las escuelas
autónomas zapatistas, las clínicas y todas estas propuestas que
sirven de base para animar procesos que después se han venido
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
generalizando en el contexto chiapaneco y en el sureste.
A partir de ello hay una diversidad de experiencias que van en
este mismo camino. Tienen que ver con la permacultura, el parto
humanizado, las escuelas alternativas, la agroecología. Hay una
emergencia de lo social que empieza a reivindicar otros valores,
y entonces toca tratar de entender cómo se están configurando
estas propuestas, cuál es el alcance que están teniendo y cuáles
son sus propias contradicciones, pues seguramente siguen apare-
ciendo, considerando que se está en un contexto donde prevalece
la violencia en el sentido de negación de estas maneras que tratan
de colocarse en diferentes espacios.
Particularmente he trabajado en el barrio de Cuxtitali y Las
Delicias, en donde me parece significativo que en un espacio tan
pequeño haya una diversidad de experiencias que se empiezan a
posicionar desde estas nuevas perspectivas: Cambalache, que es
un espacio para el trueque; Ángeles de Amor, que trabaja con jó-
venes discapacitados; Tierra Roja, que trabaja con niños y tianguis.
El mismo barrio, con su asamblea en el sentido de la reivindica-
ción de la defensa de los manantiales y del bosque, hace ver que se
está en una nueva condición, una visión más postestructuralista.
Lo que se observa son microrevoluciones, espacios que se
están convirtiendo en experiencias sociales que empiezan a de-
mostrar la posibilidad de la transformación a partir de pequeños
ejemplos. El desafío es cómo visibilizar, cómo valorar estos pe-
queños gestos radicales y apuestas que son una realidad y han
trascendido, para ver cómo se pueden articular y reconocer los
elementos que están contribuyendo a su existencia.
Moderador. Las dimensiones que “hacen ruido” es que quizá el
bienestar y la vida digna podrían estar no en los planos de la
racionalidad tal como se entiende en la modernidad. Si estamos
cambiando una racionalidad indolente por otra racionalidad, se
están dejando fuera también otras formas de interpretar el mun-
do, lo espiritual, lo religioso, que permiten dar una interacción
diferente con la naturaleza. Otro aspecto interesante es que la
63
emergencia de lo local y las experiencias particulares dejan de
ser formas de interpelar al Estado y se acercan más a la “nueva
derecha” de reducción del Estado, de no se metan en mi vida y
en mi comunidad. Se participa así de una forma de hacer más
conservadora a la sociedad, con experiencias locales. No decimos
que esto esté ocurriendo, pero es lo que le surge y hace ruido.
Omar Felipe Giraldo Palacios. Celebro el rico debate que se da. Las
ponencias que me anteceden son muy buenas. Lo que expondré
son ideas no acabadas por lo que las críticas son bienvenidas. He
llamado a mi participación “La biopolítica del desarrollo susten-
table” y haré un comentario sobre la conservación de la biodiver-
sidad en los imaginarios del discurso del desarrollo sustentable,
trayendo a cuenta un concepto propuesto por el filósofo Michael
Foucault, denominado “biopolítica”.
Foucault entiende la biopolítica como un mecanismo de ejer-
cicio de poder, encargado de regular la vida y producir sujetos
dóciles, de modo que la vida entera de las poblaciones esté al
servicio del capital. El propósito de este concepto es visualizar
la forma en que la política se hace “biopolítica”, es decir, cuando
la vida humana queda incluida en los mecanismos y cálculos del
poder estatal, y cuando el Estado gubernamentaliza la intimidad,
administra las corporalidades y produce sujetos funcionales a las
dinámicas de la acumulación y el crecimiento económico.
En las ciencias sociales y las humanidades, la noción de biopo-
lítica ha sido usada para estudiar la incorporación de la vida de
mujeres y hombres en los mecanismos de poder. Sin embargo,
falta prestar mayor atención a los procesos de inclusión de nues-
tra relación con los ecosistemas en los cálculos del poder esta-
tal. Mi comentario justamente quiere mostrar cómo el modelo
jurídico-institucional de las políticas del desarrollo sustentable
moldea la producción del espacio a una escala territorial.
Para comprender la forma en que el desarrollo sustentable
disciplina la vida mediante el ordenamiento del espacio, vale re-
cordar uno de los principios constituyentes de la modernidad: la
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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concepción occidental del ser humano como un ente individuali-
zado, separado de la naturaleza, en la que nos concebimos a no-
sotros mismos como el centro sobre el cual se fundamenta todo
lo existente. Se tiene la autopercepción según la cual nos cree-
mos el único sujeto sobre la Tierra, mientras que todos lo demás
seres se conciben como objetos disponibles para nuestros afanes
explotadores. Las expresiones “recursos naturales”, “servicios
ecosistémicos”, “capital natural”, “recursos genéticos” o “mate-
rial vegetal”, tan comúnmente usados en la práctica de ECOSUR,
reflejan muy bien cómo la naturaleza en nuestro lenguaje toma
forma de objeto y mercancía, y cómo nuestras relaciones vitales
se enuncian como si se tratara de una transacción. Por supuesto,
este antropocentrismo y utilitarismo no es un problema intrín-
seco del campo de trabajo, sino de haber asumido los marcos
categoriales del discurso del desarrollo sustentable y las tácticas
de biopoder que le subyacen.
Pero esta separación entre naturaleza y sociedad no solo está
latente en el discurso, sino en las políticas de la conservación,
por las cuales se reproduce la mirada de la separación al consi-
derar al ser humano como intrínsecamente perjudicial para los
sistemas naturales. De esa fractura surgen las intenciones de ha-
cer “islas de ecosistemas estratégicos protegidos” inmersos en
“océanos de la devastación”. Es decir: seres humanos a un lado,
en lo que todo se les es consentido, y ANP al otro lado, en las que
poco o nada se les es permitido. Sin duda una visión dualista,
por la cual a las culturas humanas se les trata como un estorbo
que invade el orden de la naturaleza aunque, paradójicamente,
acepta soterradamente la expansión capitalista contranatural en
corredores “no estratégicos”.
Es aquí donde quiero introducir el concepto de la biopolítica,
pues considero que el modelo jurídico-institucional de las polí-
ticas del desarrollo sustentable ejemplifican con extraordinaria
claridad las prácticas institucionales que Giorgio Agamben ya no
denomina como biopolíticas, sino como necropolíticas o tanato-
políticas. Hay una línea —asegura el filósofo italiano— que mar-
ca el punto en el que la decisión sobre la vida se hace decisión
sobre la muerte y en que la biopolítica puede, así, transformarse
en tanatopolítica.
Considero que esa línea descrita por Agamben puede encon-
trarse en los marcos jurídicos que regulan el “ordenamiento del
territorio” en las políticas del desarrollo sustentable, cuyo conte-
nido establece en qué lugares puede existir vida, al mismo tiem-
po que decide las fronteras más allá de las cuales los “proyectos
de muerte” son permitidos. El aspecto que aquí quiero subrayar
con respecto a las políticas conservacionistas (como lo son las fi-
guras que regulan las ANP), no es tanto lo incluido al interior de
las zonas que deben ser cuidadas, como aquello que es excluido
de la protección. Sin decirlo abiertamente, pero por disposición
tácita, se decreta qué porción del territorio se sitúa por fuera
del orden jurídico a ser conservado. De ese modo la vida (en un
lado) y la muerte (en el otro), se vuelven conceptos políticos que
adquieren significado como resultado de una decisión estatal.
Manuela Silveria y colaboradores describen el dramático ci-
nismo con que una funcionaria expresa esta “necropolítica” en
el contexto ecuatoriano: “Durante una entrevista en 2013 (ase-
guran estos investigadores) una funcionaria de la entidad encar-
gada de la planificación para el desarrollo en Ecuador contó que
el ordenamiento territorial buscaba ordenar estratégicamente el
espacio nacional, para no destruirlo todo”. Dicho de otro modo,
afirmó que las áreas de extracción minera y petrolera son “zonas
de sacrificio”, donde “la tensión entre derechos de la naturaleza
y los derechos humanos no se ha resuelto todavía”.
No quiero decir que no sea importante establecer áreas pro-
tegidas, sino que se debe prestar atención al paisaje completo,
no perder de vista que al mismo tiempo que se establecen las
“áreas de la conservación” se decretan “las zonas de sacrificio”,
como las llama la funcionaria ecuatoriana citada. Chiapas en un
excelente ejemplo de estas “zonas de sacrificio” que se legiti-
man bajo el falso discurso “verde” de la sustentabilidad. Según
datos extraídos de la tesis de maestría de Violeta Galicia sobre
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
macroproyectos en el estado, actualmente están en proceso 50
proyectos hidroeléctricos, 2 proyectos eólicos, 111 proyectos de
perforación para extracción de petróleo en la zona norte de Chia-
pas, 12 pozos de gas (que se suman a los 46 pozos ya existentes),
y ello sin contar que en el lapso comprendido entre 2009 y 2015
se alcanzó un total de 20% del territorio estatal concesionado
para la extracción minera, especialmente en los municipios de
Pijijiapan, Acapetahua y Motozintla.
Por supuesto que es importante no dejar de mencionar que
los paisajes de la desolación, con pequeños archipiélagos de la
“conservación” (como podemos resumir aquella imagen proyec-
tada en la necropolítica de las políticas del desarrollo sustenta-
ble en el estado), no coinciden necesariamente con los paisajes
reales. Porque ni las ANP son los oasis de la conservación, ni los
desiertos de los proyectos extractivistas pueden siempre reali-
zarse. Y esto es así porque figuras como las ANP han resultado
ser ineficientes para la conservación, como lo demuestran varios
estudios, y han sido socialmente injustas, pues estos esquemas
decretados de arriba hacia abajo han terminado por desterrito-
rializar a sus habitantes, despojándolos de sus posibilidades de
habitabilidad autónoma.
Aquí en ECOSUR se tiene varias tesis (trabajos de estudian-
tes) que muestran con detalle los efectos nocivos de este tipo de
políticas, e incluso cómo han sido usadas como mecanismos de
acumulación por despojo, pues se ha evidenciado cómo varios
proyectos hidroeléctricos, mineros y de gran inversión para el
ecoturismo se intentan llevar a cabo al interior de los polígonos
supuestamente protegidos. Mientras tanto, del otro lado de la
historia, las contradicciones del capital por expandirse geográfi-
camente han generado el efecto antagónico de aumentar la mo-
vilización social por la defensa de la vida y el territorio, lo que en
algunas ocasiones ha significado que los pueblos logren impedir
la puesta en marcha de estos “proyectos de muerte”.
Más allá de las imágenes dualistas entre conservación y ex-
plotación que generan los marcos jurídico-institucionales de la
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necropolítica, que coinciden con los paisajes contemporáneos,
creo que se debe hacer consciencia de que algo realmente “huele
mal”. El problema es quedarse pensando en la conservación de
la biodiversidad sin comprender las estrategias de poder del ca-
pital para expandirse con la anuencia de los aparatos estatales,
y de cómo el desarrollo sustentable se ha vuelto la herramienta
jurídico-política por excelencia para hacerlo posible.
Por eso, pienso que es necesario plantear el problema de
otra forma. Y para ello me valgo del filósofo colombiano Au-
gusto Ángel Maya, quien asegura que el problema ambiental
surge de la incompatibilidad entre ecosistemas y cultura, pues
el ecosistema tiene su propio ordenamiento, pero no coincide
con el orden cultural. Eso de ninguna manera implica que al
ser humano le esté impedido hacer modificaciones en su me-
dio, ni que esté obligado a mantener una naturaleza virgen,
como si se tratara de una vitrina de la que tiene que mantener-
se al margen. Al contrario, somos una especie que se ha hecho
a sí misma a través de la transformación de los nichos ecológi-
cos. Por eso, asegura Ángel (1996: 52): “el problema ambiental
no consiste en ‘conservar’ la naturaleza, sino en modificarla
bien, aunque tenga que ‘conservar’ para lograr una conserva-
ción adecuada”.
¿Qué significa “modificarla bien”? No es hacer una conser-
vación al modo de los museos mientras depredamos en los es-
pacios permitidos por la necropolítica institucional, sino habitar
al interior de los ecosistemas. Nuestro grupo académico intenta
abordar el problema ambiental de esa manera, con lo que se lla-
ma el escalamiento de la agroecología, lo cual se entiende como
el proceso según el cual tanto las prácticas agroecológicas como
las economías solidarias y los valores de convivencia subyacentes
son adoptados por más familias, sobre territorios más extensos.
Se trata, por supuesto, de una posición diferente que, en térmi-
nos de la conservación, bien puede sustentarse en la imagen que
ofrecen Iveth Perfecto y John Vandermmer en el debate que ellos
hacen sobre el land sharing y land sparing.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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Según estos autores la división que mantiene la separación en-
tre conservación de la biodiversidad y producción es el land spa-
ring: una forma dualista de comprender el problema ambiental,
en donde los ecosistemas y el orden cultural se tratan como órde-
nes independientes. En la agricultura esta división se manifiesta
cuando la política institucional y multilateral defiende la “intensi-
ficación sustentable” para, supuestamente, contar con mayor pro-
ductividad por área y liberar tierras para la conservación. Perfecto
y Vandermmer cuestionan esa posición y formulan, en contraste,
una mirada denominada land sharing en la que, a diferencia de los
paisajes de la escisión del desarrollo sustentable, hay integración
entre sociedad y ecosistemas. El argumento de estos agroecólo-
gos consiste en que los organismos que se encuentran en paisajes
fragmentados se caracterizan por extinciones locales, mientras que
una matriz agroecológica y diversa facilita, a modo de puente, su
movimiento o migración entre parches de hábitat natural. Su ar-
gumento ecológico, en los términos planteados en esta ponencia,
consiste en que en los “océanos de la devastación” se inhibe la mo-
vilidad de poblaciones a las “islas de la conservación”. En cambio,
una combinación de fragmentos de vegetación natural incrustada
en una matriz de actividad agroecológica (como sueñan en el grupo
de trabajo sobre masificación de la agroecología), puede dar otra
imagen de lo que podría ser un cambio paisajístico integrador, en el
que los seres humanos se acoplan al ordenamiento ecosistémico.
Las implicaciones de esta otra forma de comprender la con-
servación significan, además, impugnar el proyecto de muerte
que se cierne “en las áreas no estratégicas” y pensar el paisaje
como totalidad y no como zonas fragmentadas, con humanos a
un lado y ecosistemas al otro.
En resumen, fracturar el marco necropolítico que decreta en
dónde la vida puede ser suprimida y en dónde la vida pasa de
ser un concepto no ecológico, sino político, implica concebirnos
no como entes separados, sino como inter-seres, como entes
hiperrelacionados, pertenecientes a los entramados vitales, en
donde para vivir bien es necesario que los demás seres también
vivan bien. El problema ambiental lo plantean a partir de la pre-
gunta: ¿cómo estamos habitando esta tierra?, cuestionamiento
que no nos dirige al debate que indaga en qué lugar conserva-
mos y en qué otros lugares explotamos, sino en cómo volver a
acoplar nuestra habitación al ordenamiento ecosistémico. Nada
más ni nada menos que un planteamiento civilizatorio que su-
pone la reconfiguración de un sostén profundo que crea sentido
y nos lleve a reencontrarnos y reconciliarnos con la vida.
Moderador. Lo que llama la atención de lo que plantea Omar es la
mención de uno de los instrumentos del ejercicio del poder que
plantea Foucault, el binomio saber-poder. De ahí que la institu-
cionalización académica participe de la construcción de lenguajes
imaginarios que producen esta narrativa de lo que se conserva o
lo que no se conserva, esto que se llama desarrollo sustentable.
Inclusive genera la idea de otro ente vinculado a la naturaleza,
indígena, conservacionista. Esto es parte de una producción de
la economía política del lenguaje. Habría que pensar en nuestro
papel académico institucionalizado en la producción de ese len-
guaje necropolítico.
Participantes in situ
Moderador. En la página de internet se comentó sobre la incompati-
bilidad de la idea de desarrollo y bienestar, por lo que desarrollo
no necesariamente implica bienestar o vida digna.
Francisco Delfín Gurri. El nombre de la mesa en cierto sentido re-
fleja una falacia histórica, que se ha asumido desde el siglo XIX:
la asociación entre desarrollo y bienestar. Esta falacia es una bola
descomunal en el evolucionismo social que asoció el progreso al
desarrollo y el desarrollo al crecimiento económico. De esta ma-
nera el crecimiento económico se vuelve sinónimo de desarrollo
y se asume que tiene relación con el bienestar.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Desafortunadamente esta visión continúa. El actual goberna-
dor pretendió demostrar con datos que el bienestar aumenta. Sin
embargo, conforme crece la economía y se incrementa el PIB la
desigualdad crece y bajan los estándares de vida. La caída en los
índices de mortalidad, el incremento de la esperanza de vida, el
crecimiento económico, han sido propuestos como indicadores
de mejoras en la calidad de vida, pero eso es falso. El crecimien-
to económico y las medidas que lo han promovido en el mundo
occidental, con excepción de algunas ciudades, llevaron a una
reducción importante en la esperanza de vida al nacer. Las me-
didas que en el siglo XIX incrementaron la esperanza de vida
fueron construir drenajes, poner horarios de trabajo específicos o
no permitir mucha gente vendiendo en lugares congestionados;
a mediados del siglo XX empezaron las campañas de vacunación.
En mi experiencia, en las zonas indígenas de Yucatán he vis-
to lo mismo. El cambio en las poblaciones rurales que han sido
invadidas por propuestas de desarrollo, sea trabajo asalariado,
agricultura comercial, mejoras en salud (no solo en esperanza
de vida), en felicidad, empoderamiento, frecuencia con que la
que la gente se enferma, etcétera, está asociado a mejoras sa-
nitarias relativamente baratas, en ocasiones a cargo del Estado
(campañas de vacunación, suero vía oral y demás), pero a veces
a cargo de las propias personas (poner pisos de cemento, hacer
modificaciones en sus unidades domésticas). Son mejoras que
no dependen del dinero, que no provienen de los remanentes de
desarrollo. Por lo menos en Yucatán las opciones de desarrollo
no han generado mejoras, ni en la calidad de vida, ni en el bien-
estar. Y esto no solo sucede en Yucatán, sino que está documen-
tado en el mundo entero.
En pocas palabras, el bienestar, la calidad de vida y la vida
digna pueden ser cuantificados, y en todos los casos donde se ha
hecho no se asocian con el desarrollo. Me alegra haber escucha-
do todas las opciones presentadas de modos de vida, donde los
campesinos están optando por sus propias soluciones. Me queda
claro que lo peor que ha sucedido es la intervención del desa-
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rrollo, que ha generado pérdidas en estos tres indicadores. Sin
embargo, siempre me preguntan: ¿qué sugieres que hagan los
campesinos para mejorar su modo de vida? Mi respuesta es que
no sé, que no tengo ni la más remota idea. Ellos, los campesinos,
saben mejor que nadie el qué hacer y yo los dejaría en paz, y tra-
taría de que todo lo que ingresa a las comunidades campesinas
vaya a través de un filtro.
Mateo Mier y Terán Giménez Cacho. Retomo la pregunta sobre el
vínculo de las nociones de comunidad y la posibilidad de crearlas
más allá de las comunidades preconcebidas (las comunidades in-
dígenas). Quiero ir más allá de las cotas de esa noción y pensar
en un mundo con muchas más interacciones, en donde se hable
de comunidades más amplias. Es aquí donde podrían ubicarse
todas las iniciativas de Cuxtitali. En realidad cada una de ellas
está vinculada con muchísimas otras cosas afuera de Cuxtitali
mismo. Muchas veces estas iniciativas no están vinculadas entre
sí, pero tienen muchos otros vínculos a nivel de San Cristóbal,
a nivel de México, más allá de México. Me pregunto si es nece-
sario buscar nuevas racionalidades, nuevas formas de pensar la
relación humana-naturaleza. Hay ejemplos que lo sugieren. Sin
embargo, ¿cuál es la importancia de las estructuras? ¿Cómo el
Estado permite justamente articular a sociedades para funcionar
pero que crean instituciones donde se dan espacios de disputa?
Está bien tener estas iniciativas, estando en un contexto don-
de el Estado no está respondiendo a ciertas demandas y, por
ende, hay que crear espacios autónomos. ¿Pero cómo son estos
espacios autónomos? Son espacios autónomos a un nivel de co-
munidad aislado. Hablamos de espacios autónomos en donde el
ejército zapatista necesita crear todo un vínculo a nivel nacional
o crear una red internacional para realmente existir. ¿Cómo se
está creando este grupo? ¿Qué estructuras están creando estos
grupos alternativos, o estas visiones de comunidad distinta?
Antonio decía que hay que tener cuidado de querer crear nue-
vas palabras y luego estar patinando sin realmente ver lo que ya
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
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se está construyendo. Sin embargo, tengo otra pregunta: ¿exis-
ten formas de ver qué movilizan? El neoliberalismo es una idea,
una visión, guías para construir, macroeconomía, sociedad libe-
ral, entonces, ¿no es necesario crear estructuras que permitan
impulsar la construcción de alternativas y, por otro lado, narrati-
vas nuevas? Porque ahí está la función de crear nuevos concep-
tos, identificar conceptos que ya existen, que están permitiendo
construir otras realidades.
Lorena Ruiz Montoya. Me pregunto si los seres humanos precon-
cebimos el tipo de comunidad (lo que se quiere ser como comu-
nidad), o somos el resultado de múltiples factores que pueden
ser de nosotros mismos o del exterior, que simplemente reaccio-
namos hacia algo que nos afecta en algún sentido.
Pienso que Manuel hizo ya lo que Antonio señaló sobre la
comprensión de la comunidad. Hay una comprensión de la co-
munidad, definiendo X o Y cosas; hay una comprensión de cómo
están organizadas, cómo toman una decisión. Sugiero se retome
la pregunta respecto de hasta dónde se puede intervenir.
Se interviene cuando se determina una comunidad, al saber
cómo funciona. En ese sentido creo que las acciones de LabVida
son una forma de intervención, es una forma de querer transformar
algo. Como ECOSUR, ¿hasta dónde debemos o podemos hacerlo?
También sugiero retomar lo que dijo Francisco respecto a la
oportunidad de dejar que cada individuo decida cómo quiere vi-
vir. Entonces, ¿nuestro papel es dar todas estas oportunidades
para que cada uno decida cómo vivir?
Moderador. Retomo algunas aportaciones de la página. La postura
de Gerardo González sobre que la discusión no es tanto sobre
cómo se limita el crecimiento de la población, sino qué tanto
se puede limitar ese crecimiento, quizá por medios económicos
o mediante una racionalidad indolente o una necropolítica. No
olvidemos que la tecnociencia carece de ética. Miguel Ángel Vás-
quez comentó que la transformación de la naturaleza es parte
de la vida de la humanidad, del proceso civilizatorio, del cambio
para poder crear las bases y el sustento. Sin embargo, la domes-
ticación de los recursos, el uso de la naturaleza, de los recursos
silvestres, semidomésticados, son formas también de conserva-
ción. Habría que considerarlo como patrimonio biocultural, con-
servación intencionada de natura y cultura humana.
Omar Felipe Giraldo Palacios. Respondo a la pregunta de Lorena.
La idea de que nosotros somos los artífices de nuestro destino es
una idea muy moderna. Recuérdese la idea de que antes del naci-
miento de la modernidad europea estábamos preconcebidos se-
gún un plan divino. Era la providencia la que decidía y nosotros
no teníamos ningún tipo de relación con ello. Una de las ideas de
la modernidad es que nosotros podemos hacer la historia, que es
posible que podamos crear nuestro propio destino. Esta es una
idea que en la ciencia y en la técnica empezó a generar un pro-
ceso tan grande que se hablaba del sueño de volvernos amos y
poseedores de la naturaleza. El mismo Descartes en su discurso
del método lo decía también.
La idea de poner la razón al servicio de la forma en que va-
mos construyendo el mundo es esa razón indolente, esa razón
al servicio hoy del extractivismo actual, razón puesta al servicio
de la explotación, de la economización, de la manipulación, una
separación absoluta de la naturaleza. Es un problema en nuestro
entendimiento de nuestro ser y estar en el mundo y eso no nos
ha traído cosas buenas. No se trata de satanizar nada, sino de
entendernos en nuestro tiempo. El problema es que hoy esta
forma de concebirnos a nosotros mismos, no como una hebra en
la trama de la vida, sino como dominadores, como sujetos que
explotamos, es lo que nos ha traído a esta barbarie que se le lla-
ma crisis de la civilización.
Se tiene una historia del siglo XX de destinos petrificados,
de utopías que se ponen en el horizonte como una imagen fija
que termina generando totalitarismos, una peor dominación so-
bre toda la vida, y entonces hoy nos toca volver a revaluar todo,
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
repensar todas las cosas. Nada está escrito, y entonces tampoco
creemos en imágenes preconcebidas, pues no se sabe qué pasará
en el futuro, no se sabe lo que va a ocurrir.
La ciencia también está ayudando a ver que estamos muy mal.
Y como toca volver a revaluar todo, a crear todos los conceptos,
repensar las cosas, es como un camino que se hace al andar, o
lo que dice Antonio, con esos pequeños espacios de esperanza
que surgen a partir de otro tipo de socialidades, otro tipo de ex-
periencias vivas que van encontrando el camino, que no tienen
nada preconcebido, pero que están construyendo en el andar, en
el aquí, en el ahora, nuevas formas de habitabilidad, de compren-
derse unos a los otros a partir de otros principios diferentes de
esta razón indolente que tendrá contradicciones, que tendrá mar-
cas del desarrollo hegemónico; no hay que romantizar, pero esas
experiencias están tratando de hacer una transición civilizatoria.
Bruce Gordon Ferguson. Percibo una meta común en las pregun-
tas e inquietudes planteadas en esta mesa. Rolando ha plantea-
do el reconocimiento de alternativas que surjan desde las ba-
ses, y la importancia del Estado que garantice cierto nivel de
bienestar. Francisco pregunta si no estaría mejor dejar en paz
al campesino, Mateo pregunta por el papel del Estado, y parece
que Lorena pone el dedo en la llaga cuando pregunta si lo que
se está haciendo no es un tipo de intervención que puede dañar
más que ayudar.
Helda y yo hemos llegado a comunidades donde la educación
está tan desvinculada de la población, con profesores que en su
mayoría no cumplen su tarea, y una situación en que comida
chatarra afecta al cuerpo, el estado de salud precaria (quizás de
por vida), desvinculada de la familia y del territorio… En ese
contexto, no permitiríamos que nuestro hijo estudiara ahí.
Hay situaciones generales, y creo que no hay más política de
intervención que la educación pública. En este sentido, mis plan-
teamientos pueden parecer contradictorios, puesto que hablo de
la agroecología como un modelo antisistémico. Estamos traba-
69
jando con un modelo intervencionista, pero creo que lo estamos
tratando de hacer para subvertir el modelo prevaleciente, incluso
en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(CNTE). Las escuelas autónomas, las milpas educativas de Cen-
tro de Investigación u Estudios Superiores en Antropología So-
cial (CIESAS), reconocen la importancia de estas alternativas de
educación que estén más arraigadas en el territorio y en las cul-
turas.
El problema que señala Francisco es que se seguirá moles-
tando al campesinado porque así están las estructuras. Pero creo
que la gente en las ciudades y en el medio rural requieren meca-
nismos de crítica y resiliencia individual, cultural, comunitaria,
y eso es lo que tratamos de promover desde LabVida: procesos
educativos que fomentan el pensamiento crítico y nuevas formas
de relacionarse.
Antonio Saldívar Moreno. Creo que estas emergencias sociales
están haciéndole un favor al Estado en términos de contribuir
a la idea de la derecha, de autonomía, de emprendimiento. Me
parece que es necesario reconocer que el Estado está atrapado en
su propia indolencia y ha tomado una postura muy clara sobre
los mecanismos para seguirse privilegiando de manera obsesiva.
Un modelo que a pesar de las contradicciones que evidencia, re-
itera su postura. En estos tiempos pareciera que el discurso es
más contundente, a pesar de las críticas. El Estado tendría que
generar su propia trasformación partiendo de reconocer que está
llegando a su propia incapacidad de resolver los problemas con
los mecanismos que tiene construidos actualmente.
Sería interesante pensar cuál es la indolencia propia de ECO-
SUR. Porque si no lo hacemos, pareciera que todo nuestro traba-
jo contribuye al desarrollo sustentable, etcétera. El cambio para-
digmático implica un esfuerzo de revisión más interna y crítica,
¿qué tanto se está contribuyendo a lo que se está criticando? De
alguna manera no se ha dado cuenta de que también se participa
en generar las mismas formas que se critican, ratificándolas. Se
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
70
está siendo parte de este modelo que nos coloca en una pos-
tura en la que creemos que se está ayudando. Se ha pervertido
la posibilidad de una acción, creando algo como un centro que
finalmente queda acotado. La crítica de la racionalidad indolente
es lo que posibilita pensar en que se puede funcionar de otra ma-
nera. El problema está en que cuando se naturaliza cómo se debe
funcionar, ser investigador y actor de una institución, ni siquiera
permite plantearlo.
Es necesario ver cómo se contribuye a hacer la transición, a la
posibilidad de colocarse como personas, organizaciones, institu-
ciones, en un lugar distinto que permita ver esas contradicciones
y empiece a construir formas más coherentes de aquello que se
predica y se postula. En ese sentido, cuestiono el punto de la
intervención, poniendo en duda cómo alguien interviene en otro
cuando ni siquiera tiene la capacidad de intervenir en sí mismo
para colocarse en una posición distinta de relación con el otro.
Exige al otro que sea sustentable, que se organice, que tenga la
perspectiva de género, etcétera, y ni siquiera tiene la capacidad
de mirarse en las formas de cómo está interactuando con ellos.
La transición implica también cambiar la idea “lógica” de ver al
otro como el necesitado, al que hay que ayudarle. Sobre esa base
se construye.
Manuel Roberto Parra Vázquez. Coincido totalmente con Fran-
cisco. Todo el sur sureste está teniendo un proceso de deterio-
ro, de profundización de la pobreza, de marginación. Creo que
ECOSUR, como Centro CONACYT en esta zona, tiene la tarea
principal de apoyar procesos de cambio. La tendencia actual va
en contra del bienestar de la gente.
Ya no estoy tan seguro de que no se deba intervenir. Quien
mejor sabe cómo resolver las cosas de la gente es la propia gente
de la región. Los pueblos mayas son el eje que cohesiona toda la
zona fronteriza en la cual ECOSUR interviene. La intervención
lleva a la idea de que hay que llegar a tirar línea. ¿Cuál sería una
de las cuestiones en que debe tenerse cuidado? El maestro Efraím
X. era consejero de ECOSUR y decía que una de las primeras co-
sas que debía hacerse era conocer antes de querer transformar, y
conocer lo que la gente hace, practica, de su propia cultura. De
lo contrario difícilmente puede proponerse algo significativo. Es
importante no despegarse hacia discursos globales, sino aterri-
zar, ir a lo que el maestro Xolo llamó “ciencia de huarache”, ir a
aprender y juntos hacer y construir alternativas.
La posibilidad de transformación debe verse en un contex-
to social histórico concreto. Para poder pensar en soluciones se
tiene que romper el individualismo y algunas propuestas que se
están trabajando marcan una tendencia hacia el individualismo.
Sin embargo, los individuos no van a cambiar al Estado; se tie-
nen que organizar como sociedad contestataria, y es así que se
piensa entonces en los movimientos sociales.
Una posibilidad de análisis es la teoría de movilización de dis-
curso, que indica que se necesitan hacer transformaciones reales.
Si se está ante un pueblo que ha sido saqueado, desposeído por
siglos, la principal limitante para posibilitar un cambio es que
no cuenta con recursos para hacer la transformación más peque-
ña, aún dentro de su propia casa. Un primer paso es retomar
los recursos del Estado y ponerlos en manos locales para que
la gente haga lo que quiere hacer. Además, la gente debe mejo-
rar sus capacidades, reconociendo que hay muchas limitaciones
en ello, pues una de las primeras cosas que piden las personas
es asesoría. Una de las mejores maneras que hemos encontrado
para acercar conocimiento es conocer otras experiencias con pro-
blemas similares que han llegado a resolverlos y que realmente
le importan a la gente. Cuando la gente reconoce que hay una
alternativa que les puede servir, la prueban antes de ponerla en
práctica, cuando ven que funciona, es entonces cuando el cono-
cimiento se comienza a extender.
Se está cerrando la oportunidad política de movilización de
recursos. Cada vez hay menores oportunidades políticas para po-
der empujar movimientos sociales. Inmediatamente se pone un
tapón a cualquier movimiento que vaya surgiendo. Por ejemplo,
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
las movilizaciones del día de ayer en Tuxtla, en Talpatepec, donde
la gente está decidida a enfrentarse con armas al ejército. Querer
cambiar las cosas significa adquirir un compromiso con las mo-
vilizaciones políticas.
Participantes en el sitio web
Manuel Roberto Parra Vázquez. El trabajo de ECOSUR está orien-
tado en gran medida al estudio de los pueblos mayas, cuya vida
transcurre en un mundo de alta diversidad física, biológica y cul-
tural que podemos apreciar en los múltiples paisajes campesinos
que caracterizan a la región. La organización de estos espacios y
su posible conservación depende del trabajo familiar, el conoci-
miento campesino y las instituciones indígenas que definen las
formas de acceso, uso y disfrute de ese invaluable patrimonio
colectivo. Estas expresiones materiales de la vida cotidiana de los
pueblos mayas cobran sentido y se unifican en función de un rico
simbolismo, constituyendo en conjunto lo que se ha llamado “el
mundo numinoso de los mayas”. Es en este complejo universo
que cada pueblo vive una vida plena y satisface sus necesidades y
anhelos de una manera digna. Desde hace siglos los procesos de
desarrollo dominantes están aniquilando los modos de vida de
los pueblos mayas.
Antonio Saldívar Moreno. Si estamos de acuerdo total o parcial-
mente en las hipótesis que sostienen las contradicciones que
está generando el modelo actual de producción capitalista, par-
ticularmente en las evidencias del incremento de la desigualdad
social y el deterioro constante de la naturaleza (crisis civiliza-
toria), se nos presenta el reto de analizar cómo se construyen y
construimos formas alternativas de estar, convivir, pensar y ha-
cer el mundo, que resignifiquen lo que Boasventura denomina
como “racionalidad indolente”. Estas nuevas maneras de estar
en el mundo, por lo tanto, tienen el reto de construir “nuevas
71
racionalidades” que modifiquen de manera sustantiva las bases
sobre las cuales está montado el actual modelo capitalista que
privilegia el consumo desmedido, la especialización productiva
y la obtención de la ganancia como la base fundamental sobre
la cual se construyen valores de vida cotidiana. Lo “alternativo”
sustentado en la idea de nuevas racionalidades se plantea desde
el reconocimiento de la diversidad de experiencias humanas, la
posibilidad de una nueva ética de la existencia y de la construc-
ción de contradiscursos al desarrollo y la modernidad (Escobar),
espacios de esperanza (Harvey), nuevas gramáticas emancipato-
rias (Boaventura). Estas primeras aproximaciones nos llevan al
reto de darles bases teóricas y metodológicas más específicas que
contribuyan a su definición y sentido operacional en la realidad.
Es evidente que no todo es “alternativo” al desarrollo y la mo-
dernidad y que falta mucho por construir. Se presenta entonces
el análisis de la apuesta metodológica de comunidades de apren-
dizaje-comunidades de vida, que busca generar mecanismos y
espacios para la recuperación del tejido social para atender, des-
de nuevas ópticas, problemas de vida cotidiana que defienden
modos de vida y buscan trascender la idea de modernidad y de-
sarrollo.
Francisco Delfín Gurri García. ¡Suerte! Por décadas se ha asumi-
do que existe una relación entre “desarrollo”, definido como
crecimiento económico, y bienestar y vida digna, cuando en
realidad nunca han estado ni remotamente asociados. Si por
bienestar entendemos una mayor esperanza de vida al nacer,
entonces podemos identificar varios eventos responsables y
en todos los casos las fuerzas del desarrollo se han opues-
to a ellos. El primero, que coincide con la primera transición
demográfica en las ciudades del viejo continente, se da por
medidas sanitarias como drenajes, reglas sobre manejo de re-
siduos y una reglamentación sobre condiciones laborales. Más
adelante, ya no asociado a la primera transición, se limpiaron
los ríos y la atmósfera con legislación que impidiera a los in-
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
72
dustriales contaminar. Está por demás decir que aquellos que
siempre han demandado recortes de impuestos para promover
el crecimiento económico se opusieron a todas estas mejoras
ambientales. Lo mismo sucedió con los otros eventos que han
prolongado la esperanza de vida y por supuesto reducido la
morbilidad: la aplicación de vacunas universales, el invento
de los antibióticos, medidas de saneamiento ambiental como
poner pisos de cemento, abrir áreas verdes, proveer tiempos
y espacios de esparcimiento el trabajo. Ninguno de estos está
asociado al crecimiento económico y cuando coincide es a pe-
sar de. Podemos pensar en vida digna como la capacidad de
las personas de vivir como desean hacerlo. Esta definición,
aunque etnocéntrica, nos permite aceptar definiciones émicas
de calidad de vida. Si lo vemos así tenemos entonces un in-
dicador que sugiere que una vida digna surge de un pueblo
empoderado y esto está inversamente relacionado con el creci-
miento económico. Conforme las economías crecen en escala,
la proporción tanto de poder como de ingreso se acumula en
un porcentaje menor de personas. Es decir, los muy ricos son
relativamente menos cada vez y cada vez tienen una propor-
ción mayor del ingreso total. Por supuesto, la proporción que
toma las decisiones que permiten una vida digna (definida en
este párrafo) a un mayor número de personas es también cada
vez menor.
Gerardo Alberto González Figueroa. El tema central es discutir
los límites del desarrollo (que en realidad es crecimiento econó-
mico). No solo en términos de producción, sino la falta de ética
de la llamada tecnociencia. Es necesario puntualizar un compro-
miso de la ciencia en cuanto a sus límites, no solo importantes
para el mercado, sino en la idea de recuperar el espacio público y
lo público como arena de creación de un imaginario diferente, en
donde la naturaleza sea el eje de la convivencia y de otro mundo
que no sea solo el consumo, sino además la responsabilidad por
las y los otros.
Omar Felipe Giraldo Palacios. Puedo apoyar con temas de la filoso-
fía ambiental. Discutir aspectos básicos del problema ambiental
desde una postura epistémica, mediante la ponencia ¿Dominar o
inscribir el ordenamiento social en la naturaleza?
Síntesis
Trinidad Alemán Santillán. Los elementos planteados en la mesa
tienen mucha complementariedad. Partiendo de la observación
a su título, bienestar, vida digna y desarrollo se ven como con-
ceptos que pudieran no tener coherencia ni continuidad entre sí.
El origen de las inquietudes que se plantearon en la mesa viene
del hecho de considerar que la humanidad se constituye como
una entidad separada de la naturaleza, y que eventualmente el
concepto de desarrollo considera a la naturaleza como la por-
tadora de los bienes materiales que la humanidad necesita. De
esta forma, el concepto de bienestar se liga al de desarrollo, y
éste se asocia a una actividad extractiva, transformadora de la
naturaleza, que deja fuera otros contenidos y conceptos, como
vida digna, importantes para la espiritualidad o las situaciones
emotivas de la propia humanidad. Esta separación de humanidad
y naturaleza se identifica en el eje de las intervenciones.
El capitalismo ha utilizado con objetivos políticos esta sepa-
ración entre sociedad y naturaleza, de forma tal que ha podido
establecer no solamente estrategias de apropiación, sino todo un
lenguaje definitorio de la interacción de la humanidad con la na-
turaleza. De esta forma el capitalismo determina qué es aquello
natural que podría valer o ser digno de conservación, de mante-
nerlo intacto, al mismo tiempo de establecer cuáles otros com-
ponentes de la naturaleza pueden y deben utilizarse y transfor-
marse para beneficio de la humanidad. Este discurso plantea que
hay áreas en la que es posible intervenir y áreas que no deben
intervenirse, propiciando así acciones de saqueo y destrucción
de la naturaleza con repercusiones graves.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
La pregunta es entonces si esta diferenciación sociedad / na-
turaleza, con sus implicaciones políticas y económicas de impo-
sición y de discursos a los que se someten las conductas de la
población tiene posibilidades de cambio. Tres de nuestros po-
nentes proponen que sí es posible. Uno de ellos plantea que en-
tre los grupos indígenas mayas de la región de Los Altos de Chia-
pas existen alternativas donde la naturaleza, el territorio, forma
parte de la propia sociedad, de la comunidad humana. En ellas
la interacción sociedad-naturaleza se da de manera “natural”,
donde las colectividades, la población y sus responsabilidades
no solamente tienen que ver con el bienestar de la gente, sino
también con el cuidado de los recursos. Estos modelos indígenas
están ahí, resistiendo, y lo siguen haciendo porque siguen siendo
impactados por una agresiva política económica externa. Tienen
posibilidades de resurgimiento a raíz de la situación actual, críti-
ca, complicada, de deterioro de los recursos naturales y deterioro
acelerado del bienestar y la vida digna de la gente. Una alternati-
va para revertir esta diferenciación entre humanidad y naturaleza
es voltear a las experiencias de los pueblos originarios y ver que
ahí hay ejemplos que pueden ser utilizados.
Otro de nuestros ponentes plantea que no se trata de buscar
conceptos alternativos, sino acudir a experiencias concretas, lo-
73
calizadas, que muestran dónde se pueden inducir los cambios y
modificar las interacciones para revertir los procesos, de forma
tal que paulatinamente se vayan incorporando a otros espacios y
generen una nueva condición. En este sentido, no se habla estric-
tamente de la sustitución o transformación radical de un siste-
ma, sino de su reconfiguración, puesto que existen actores y ex-
pectativas, hay experiencias y elementos que pueden tomarse en
cuenta con la intención de reorganizarse con nuevos paradigmas
o nuevas racionalidades que permitan salir de la indolencia. Este
planteamiento es compartido en términos generales por otro de
los ponentes en el sentido de que en esta idea de buscar alter-
nativas al concepto de desarrollo tan inapropiado que tenemos,
lo indicado es justamente revertir o transformar la manera que
están organizados y estructurados los componentes que están
detrás de la crisis civilizatoria que padecemos.
De la mesa parece surgir la idea de que para atender, aminorar
y resolver la crisis civilizatoria en que nos encontramos, el cami-
no es eliminar la diferencia entre naturaleza y sociedad. Se puede
partir de experiencias concretas que identifiquen las formas por
las cuales se puede iniciar la reconfiguración de los actores en la
búsqueda de nuevas formas de interacción, para lograr la vida
digna y el bienestar.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
74
Cultura, interculturalidad y conservación
Preámbulo
Con la finalidad de ilustrar el contenido de la mesa sin pretender
limitar o condicionar tu participación, ponemos a consideración el
siguiente texto:
La propuesta de conservación de la diversidad biológica, desde los
genes hasta los ecosistemas, es esencialmente antropocéntrica, ya
que de no existir las culturas humanas, los procesos ecológicos, con
la aparición de nuevas especies o con la extinción de algunas de ellas,
por señalar algunos eventos, serían propios de la evolución natural
de la vida en el planeta; no obstante, la magnitud y dinamismo cre-
ciente del cambio ambiental son preocupaciones que en la actua-
lidad están poniendo en cuestión las lógicas que dan soporte a las
actividades humanas en función de sus consecuencias ambientales,
culturales, sociales y económicas.
En este sentido es posible identificar procesos sociales en gru-
pos con culturas particulares, entre ellos los pueblos originarios, que
ponen de manifiesto el interés en preservar territorios, patrimonio
y bienes bioculturales, como formas de hacer frente a las tendencias
predominantes en el contexto y como aspectos fundamentales para
su respectiva existencia. Su significado cultural no solo se circunscri-
be a lo material sino también a lo inmaterial, a aquello que sustenta
sus formas de comprensión y su modo de vivir.
En estos intersticios es en donde hacen sentido las sempiter-
nas preguntas: ¿Quiénes somos? ¿Cómo somos? ¿A dónde vamos?
¿Cuáles son las mediaciones necesarias para vivir en coherencia?
¿Por qué lo que para unos es madre para otros es objeto comerciali-
zable? ¿Es, acaso, sagrada la naturaleza? ¿Qué significa dominar la
naturaleza? Las muy diversas respuestas no cuentan con el mismo
peso en el imaginario social, pero tampoco tienen el mismo peso
moral, ni el mismo respaldo por sus concreciones.
Es entonces a partir de la relación e integración de las distintas for-
mas de respuesta y de su posible diálogo en condiciones igualitarias
que se podrá arribar a una comprensión no arrogante de la diversi-
dad natural y su correlato: la diversidad cultural, para así compren-
der lo que puede significar la “idea loca” de la conservación y su
importancia para el bienestar de todo lo existente. Es con base en
todo esto que consideramos pertinente dialogar sobre cultura, inter-
culturalidad y conservación.
En torno a este tema, los medios elaboran conclusiones como:
∙∙ Las culturas originarias son ejemplos de conservación ambiental.
∙∙ La conservación solo puede realizarse mediante la creación de
espacios exclusivos para la naturaleza, que excluyan la interven-
ción humana.
Desarrollo
Moderador: Mateo Mier y Terán Giménez Cacho
Ponentes: Blanca Mayela Díaz Hernández (bdiaz@ecosur.mx)
Christiane Junghans (cjunghans@ecosur.mx)
Manuel Roberto Parra Vázquez (mparra@ecosur.mx)
Fernando Limón Aguirre (flimon@ecosur.mx)
Participaciones in situ: Benigno Gómez y Gómez, Eduardo Jorge
Naranjo Piñera, Lorena Ruiz Montoya, Blanca Mayela Díaz Her-
nández, Miguel Ángel Vásquez Sánchez, Manuel Roberto Parra
Vázquez, Fernando Limón Aguirre, Christiane Renate Junghans.
Participaciones en web: Juan Jacobo Schmitter-Soto, Manuel Rober-
to Parra Vázquez, Fernando Limón Aguirre, Claudia Hernández
Corzo, Lorena Ruiz Montoya, Gerardo Alberto González Figueroa.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Moderador
La mesa pone énfasis en el papel de la cultura, en las intenciones de la
conservación, en los aspectos y visiones de la naturaleza surgidos de
procesos históricos distintos a lo económico y material de la vida. Hoy
día existe un debate sobre la importancia de agregar a la vida valores
diferentes al simple intercambio monetario, por ejemplo, el amor a
la Madre Tierra. En esta mesa se aborda la importancia de preservar
territorios, patrimonios y bienes bioculturales (como el maíz), y se
considera la necesidad de valorar lo individual frente a lo comuni-
tario, de los procesos y relaciones de la sociedad con la naturaleza.
Se reflexiona también sobre la importancia del diálogo intercultural y
de las condiciones en que pueda darse. Partiendo de la propuesta del
diálogo de saberes se aborda el tema de la interculturalidad desde una
visión ética y crítica.
Ponentes
Blanca Mayela Díaz Hernández. El maíz es una de las construccio-
nes culturales más consistentes. No puede hablarse de conservar
el maíz y dejar de lado a la gente que lo acoge y lo cuida cuando,
además, se tienen diversas dimensiones que dan sentido a esta
conservación. El maíz es por tanto un bien biocultural.
El maíz ha sido el principal cultivo de México. Muchas de sus
expresiones, incluidas las características de su fruto, las maneras
de cómo se cultiva y se aprovecha, resultan de la interrelación de
esta variación ambiental y cultural. La cultura del maíz ha resistido
condiciones desfavorables a lo largo de su historia, así como la agre-
sividad de intereses que han querido convertirlo en un negocio lu-
crativo, aún a costa de debilitar las estructuras que soportan su cul-
tura, que no es ajena a los impactos de políticas que han pretendido
transformar al maíz, marginar a los campesinos y sus territorios.
Hasta hace no mucho tiempo éramos un país eminentemente
rural que dependía de la agricultura. Ésta ha perdido importan-
75
cia en las economías rurales y son otras las actividades de mayor
peso. En este marco han tenido lugar muchos cambios con im-
plicaciones en la conservación ecológico-ambiental en general, y
del maíz en particular. Cambios en el uso del suelo y en los pro-
pios sistemas agrícolas, simplificación de prácticas, intensifica-
ción en el uso de agroquímicos, etcétera, sin dejar de mencionar
la importante migración de la población, estacional o permanen-
te, hacia las ciudades, al extranjero.
Se tiene, por otro lado, un campo polarizado, de grandes con-
trastes en la agricultura, con lógicas productivas y reproductivas
igualmente disímiles. Ha habido cambios en los tipos de maíz
que se siembran, desde la introducción de maíces híbridos en
los años cincuenta. Ahora se manejan formas o “mezclas” entre
tipos nativos con maíces introducidos, bien sean híbridos o va-
riedades mejoradas.
Los estilos de vida entre el campo y la ciudad se distancian
cada vez más y pierden conexión. La industrialización de la masa
y la tortilla ha derivado en la producción de tortillas de harina de
maíz, de menor calidad, pero es en los espacios de los pequeños
productores (trátese de indígenas, mestizos o rancheros) donde
el maíz constituye un eje de las actividades cotidianas de hom-
bres y mujeres. Se nace, crece y muere con el acompañamiento
del maíz. En estos hogares, el maíz se siembra, cultiva, cosecha,
guarda; se selecciona la semilla para la siguiente siembra, se con-
sume y vuelve a sembrar. Todo un ciclo anual atravesado por
rituales, ceremonias, festejos. La milpa es un componente del
paisaje que se relaciona con otros sistemas productivos, lo que
se rige bajo normas de acceso a la tierra.
La mayor parte de los agricultores que siembran maíz man-
tienen vivo el sistema tradicional de cuidado de semillas, tan im-
portante para mantener la viabilidad de los granos. Esto se regu-
la a través de diversos mecanismos, como la herencia de semilla,
el trueque, la solidaridad, pero también se introducen semillas
de otras partes que se prueban, adoptan o desechan conforme a
criterios propios.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
76
Otra expresión cultural fundamental del maíz es la alimenti-
cia-culinaria. Tener el ixim en casa garantiza la alimentación de
las familias. Para todos es conocida la variedad de preparaciones
donde confluyen conocimientos, instrumentos, técnicas y orga-
nización social.
Aquí se debe resaltar el papel de las mujeres, así como su
influencia en la selección y conservación de tipos de maíces espe-
cíficos. De ellas surgen iniciativas para orientar al mercado algu-
nos de los alimentos que elaboran, tales como tortillas, tostadas,
memelas, atoles, etcétera, con la intención de obtener un ingreso
monetario que complemente el gasto doméstico, pues se tienen
condiciones precarias donde no se produce lo suficiente, falta
trabajo o éste se paga muy bajo.
No es fácil superar estas condiciones, razón por la que desta-
co los esfuerzos de las mujeres por revalorar la cultura culinaria
indígena mediante la profesionalización de sus conocimientos
y habilidades adquiridos en las cocinas de sus mamás y abuelas
siendo niñas. Ahora como expertas en cocina promueven los pla-
tillos de maíz en restaurantes turísticos.
La cultura del maíz trasciende el mundo agrícola y se proyecta
a otros espacios. A raíz de los embates recientes hacia los maíces
criollos, principalmente por los transgénicos, se multiplican y
diversifican las acciones en torno a su conservación. Esto ha sido
motivo suficiente para el surgimiento de varios frentes que opo-
nen resistencia a la subordinación y desaparición del maíz como
un bien de acceso libre.
Existe una problemática que debemos reconocer y estar aler-
tas, incluso a la defensiva, puesto que hay quienes, viendo negocio
en ello, han pretendido arrebatar el control (parcial o total) de las
semillas, la agricultura y los alimentos. El maíz se quiere manejar
como mercancía, cuando para muchos de nosotros no lo es.
Se tiene el desafío de reactivar las economías locales-regio-
nales: el cultivo de maíz y el de otras especies alimenticias, la
puesta en el mercado de productos de calidad, y el fomentar un
consumo consciente y justo.
En este sentido el concepto de conservación puede resultar li-
mitado cuando se requiere una comprensión más amplia y apro-
piada a la complejidad social, de las orientaciones futuras del qué
hacer (qué conservar) y cómo hacerlo. Es necesario incluir otras
diferentes miradas de la “conservación” para permitir un diálogo
armónico y equilibrado.
En los últimos años nuestra atención se ha centrado en los
sujetos presentes. La cuestión ha sido entrar a un proceso de
acompañamiento con propuestas que puedan resultar atractivas,
convincentes, convenientes. La intención es construir diálogos
como estrategia de comunicación efectiva para alcanzar consen-
sos, acuerdos, compromisos.
En suma, la conservación de nuestro principal bien biocul-
tural, el maíz, depende de que se favorezca tanto la renovación
del material genético como tal (mediante un mejoramiento co-
munitario), como de su recreación propiamente cultural. Sin
embargo, la conservación no debe recaer sólo en los agricul-
tores, sino también en los consumidores, con una actitud más
comprometida.
Moderador. En un contexto de amenazas, la idea de los bienes co-
munes es un punto clave. Al igual que la renovación de la semi-
lla, el proceso de diálogo tiene la posibilidad del cambio.
Christiane Renate Junghans. Al recibir la invitación para participar
en estas “Mesas de reflexión y análisis sobre conservación…” lo
primero que me llegó a la mente fueron experiencias muy con-
cretas de trabajo en campo. Cuando se está en una comunidad
cuya lengua no se maneja, se depende de traductores. Al estar
entre la gente notamos que ellos hablan entre sí, en su lengua, y
de vez en cuando se escuchan palabras en español que no pueden
trasmitirse o traducirse tan fácilmente. Una de estas palabras es
“conservación”.
En otras culturas no existe esta palabra, o tendría una inter-
pretación diferente a la nuestra, quizás mucho más amplia. Este
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
es justo el problema que enfrentan quienes quieran trabajar so-
bre conservación y expongan sus ideas a la gente. Cada pueblo,
cada individuo, tiene su propia interpretación de lo que significa
“conservación”.
La CONANP, que es la que hace y da pautas en las políticas de
conservación en México, habla de crear una cultura de la conser-
vación a través de la educación ambiental.
Sin embargo, el sistema de ANP está basado en criterios he-
gemónicos surgidos de la investigación científica occidental.
Cuando las instituciones se acercan a las comunidades rurales a
promover la conservación, la gente no las entiende y consideran
que conservar es cumplir la normatividad limitante que los de-
cretos les imponen.
Desde 2003 hemos desarrollado una experiencia de trabajo
comunitario en el área del volcán Tacaná, en los límites de Méxi-
co con Guatemala. Ha sido posible conocer y analizar las acciones
de conservación de especies emblemáticas de la región, como lo
son el quetzal, el pavón y algunas mariposas. Los resultados no
son alentadores.
Se encontró, por ejemplo, que las mariposas que se quieren
conservar están en la parte más alta del volcán y nadie las cono-
ce, y que, aunque en las comunidades hay una gran diversidad de
mariposas, tienen muy poca importancia cultural, pues ni siquie-
ra tienen nombres propios, solamente tienen un nombre gené-
rico para adultos y quizás nombres genéricos para algunos tipos
de larvas. Si bien algunas larvas se consumen, no son las de las
especies que se quiere conservar. Sin embargo, la CONANP im-
puso un reglamento a las comunidades para conservar mariposas
que no se encuentran allí mismo.
Con el pavón suceden cosas similares. Aunque puede tener
importancia alimenticia, su carne es dura y por ello no es muy
apreciada. En mam el pavón tiene nombre propio, lo tienen to-
das las especies de aves conspicuas; carece de usos medicinales o
decorativos. Esto significa que antes del programa de conserva-
ción de la CONANP, el pavón no tenía importancia especial para
77
las comunidades mam. Sin embargo, aunque el hábitat del pavón
está entre los 1,500 y 2,300 msnm, últimamente en Tapachula
se pueden encontrar pequeños pavones, supuestamente para la
venta. Si antes en las comunidades el pavón pasaba desapercibi-
do para la gente, ahora obtuvo un nuevo significado, y se propicia
un tráfico de la especie. ¿No contradice esta situación las inten-
ciones del programa de conservación?
El poco éxito de los programas de conservación proviene del
desconocimiento que la gente tiene de los motivos instituciona-
les para conservar. Nuestra intención es atender esa deficiencia
de los programas de conservación y conocer la importancia que
la gente da a diversas especies en función de la utilidad cotidia-
na que para ella tienen los organismos. Hemos encontrado que
hay otros animales silvestres importantes para la alimentación,
el cuidado de la salud y en la tradición oral de las comunidades.
Sin embargo, estas especies localmente importantes no son las
mismas que la CONANP quiere conservar.
Impulsamos un “diálogo de saberes” entre los pobladores de
la comunidad y los manejadores de la reserva (CONANP) con la
intención de buscar formas de trabajo coordinado que den senti-
do a la reserva y a las actividades de conservación que en ella se
realizan.
El diálogo generó valiosas interrogantes sobre el proceso mis-
mo. ¿Qué sentido tiene dialogar? ¿Quiénes dialogan? ¿Se pre-
tende reconocer los saberes que hay en las comunidades e incor-
porarlos en las políticas y acciones de conservación?
Dialogantes fundamentales son los adultos que quieren con-
servar la cultura mam, que teniendo aún el conocimiento an-
cestral, lo promueven. Dialogantes importantes son también los
jóvenes, aunque su situación es distinta. Ellos redefinen o resig-
nifican sus recursos, su territorio, sus expectativas y aspiracio-
nes, influenciados por lo que les llega a través de la migración y
otros procesos sociales actuales. El diálogo entonces no es solo
entre actores comunidades e instituciones, o entre visiones del
mundo, cultura mam y ciencia, sino también entre generaciones.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
78
La CONANP juega un papel importante en estos diálogos
porque muestran estar abiertos a escuchar a los demás, a cam-
biar incluso algunos aspectos de la gestión de la reserva y conso-
lidar los avances que se logren.
En este escenario, ¿quién debe “liderar” este diálogo de sabe-
res? Todos los actores tienen sus intereses, no necesariamente
expuestos en el diálogo. La CONANP quiere mejorar los meca-
nismos de operación de la reserva. La población de las comuni-
dades quiere ser escuchada y busca también modificar las nor-
mas para reducir las limitaciones de uso y acceso a los recursos.
Los académicos buscan información para publicar y cumplir así
con las exigencias de sus instituciones.
Aún hay mucho camino que andar en la intención de esta-
blecer el diálogo de saberes. En la búsqueda de entendimiento
sobre qué es la conservación y cómo lograrla en las comunidades
rurales, se requiere todavía mucho trabajo. Tener más y mejores
experiencias de trabajo que nos permitan reconocer al otro, va-
lorar lo que opina y evitar querer imponer nuestros esquemas,
obtener información y publicar resultados. Se necesita atender
las realidades, reconocer los saberes y valorar las universalidades
que podemos obtener.
Moderador. Christiane refuerza lo planteado por Blanca e introduce
las relaciones de poder como visiones verticales que dificultan
romper esquemas. El diálogo de saberes es un concepto que está
en boga, pero ¿realmente se logra? Es claro que el diálogo en-
tre múltiples actores institucionales no es el diálogo de saberes.
Éste va más allá de la presencia física, y resulta clave el idioma,
al igual que la estructura del proceso: ¿quién lo dirige?, ¿quién
plantea las acciones? Se necesitan procesos que vengan desde
abajo, desde las comunidades, que rompan las relaciones de po-
der. El reto está allí, abierto, no resuelto, pues “la comunidad”
no es un todo homogéneo, sino que en su interior contienen
diferentes visiones: de los jóvenes, de las mujeres... otras pers-
pectivas.
Manuel Roberto Parra Vázquez. Se referirá a los esfuerzos que se
han hecho de articulación entre los procesos macro de formación
de políticas públicas y definición de líneas de investigación sobre
la conservación frente a los esfuerzos que se han hecho desde
abajo, de comprensión del trabajo de la comunidad, de sus an-
helos, sus aspiraciones y de sus ideas. Aprovechando su amplia
experiencia, recuerda que por los años setenta acompañaba al
maestro Efraím Hernández Xolocotzi a las reuniones de la Socie-
dad Botánica de México, donde se daban fuertes discusiones en
torno al problema de la conservación y las políticas de conserva-
ción. Participaban Gonzalo Halffter, Arturo Pompa y otros biólo-
gos y agrónomos notables. En 1984 Halffter sugirió un esquema
de conservación conocido como “modelo mexicano de reservas
de la biósfera”, que critica la concepción de los parques nacio-
nales estadounidenses y propone incorporar a las poblaciones
locales en labores de conservación y desarrollo que les aporten
beneficios, bajo un esquema de cooperación con organizaciones
académicas y gubernamentales.
En esta línea de pensamiento en 2009 la CONABIO esta-
bleció como política que el argumento de que el desarrollo está
confrontado con el uso sustentable de los recursos y con la con-
servación de nuestro capital natural es falaz e irresponsable, y
responde a la falta de información o a la prevalencia de intereses
individuales o de grupo sobre el interés público.
Abonando a esta idea Eckart Boege (2017) propone posicio-
nar el concepto de patrimonio biocultural de los pueblos indíge-
nas para relacionarlo con sus derechos culturales. El concepto se
refiere a uno de los atributos culturales centrales de la organiza-
ción de la cultura de los pueblos indígenas: la relación naturale-
za-sociedad. Un proceso que está siendo discutido fuertemente
en las revistas de biología
En la práctica, en México se han desarrollado diversos instru-
mentos para la conservación, tales como las áreas protegidas en
sus distintas versiones, la protección in situ y ex situ de las espe-
cies amenazadas, la silvicultura sostenible, el café sostenible y
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
favorable a la biodiversidad, el ecoturismo, el manejo sostenible
de las especies silvestres y la pesca sostenible.
En los últimos años ha cobrado fuerza la idea de que las accio-
nes de conservación deben realizarse tomando en cuenta que los
paisajes en territorios indígenas muestran mosaicos con diferen-
tes usos de la tierra que expresan necesidades y preferencias cul-
turales, y se sostienen por las normas comunitarias. Así, Víctor
Toledo (2005) propone una Estrategia Bioregional de Conser-
vación, en tanto que Perfecto y Vandermeer (2012) argumentan
que es en la matriz agrícola donde se deben enfocar los esfuerzos
de conservación de biodiversidad.
José Sarukhán (2015) considera que para asumir la perspec-
tiva de los paisajes agrarios se enfrenta el desafío de integrar
eficazmente los saberes tradicionales con los conocimientos eco-
lógicos y con las capacidades técnicas, y conocer el papel pre-
ponderante de las cuestiones sociales en todos los programas de
restauración, de manera que involucre la participación activa y a
largo plazo de las comunidades. Este reto no es trivial, aquí se
encuentra la barrera que se vive desde las instituciones académi-
cas, políticas, esta barrera entre el trabajo de las comunidades y
la acción gubernamental o académica.
Para comprender la relación naturaleza-sociedad, en nuestro
equipo de trabajo estamos realizando una IAP con enfoque trans-
disciplinario, basada en el Marco de Modos de Vida Sustentables.
Para esto, en talleres participativos (más de 100) buscamos el
diálogo con las comunidades en torno a cuatro grandes temas:
Las subjetividades, a partir de las cuales el colectivo le da sentido
a su modo de vida. Las actitudes, los valores, las motivaciones son
los elementos que dan sentido al modo de vida de las comunidades.
Desde esas subjetividades se definen los anhelos o frutos de-
seados, que constituyen la imagen objetivo de la vida buena. En
esa subjetividad está el germen de lo que se concibe como la vida
buena, la vida plena, el lequil kuslejal o cualquiera de los térmi-
nos que se están analizando ahora, y esa imagen es la que orienta
la acción colectiva de las familias y comunidades.
79
Para alcanzar esos frutos deseados se desarrolla una estrate-
gia de vida, que integra las múltiples actividades que desarrolla
una familia para alcanzar los frutos que desea, y que se realiza a
través de las prácticas sociales y las normas comunitarias que ri-
gen la vida cotidiana. Estos son otros elementos que deben con-
siderarse.
Y los medios de vida, constituidos por el conjunto de capita-
les humano, social, natural, físico y financiero disponibles para la
transformación de la vida en comunidad
Se requiere un cambio de estrategia, porque las que se viven
ahora no son suficientes para satisfacer los anhelos de las comu-
nidades. Pero hay una preocupación, ¿al cambiar de estrategia,
se perderá la cultura?, ¿se perderán los valores?, ¿se pierde la
identidad? Para esto Guillermo Bonfil Batalla (1991) planteó el
concepto de control cultural, con el cual busca dar instrumentos
a las comunidades para conservar su cultura autónoma y para
apropiarse de nuevos elementos culturales sin riesgo de caer en
la enajenación.
En los talleres que hemos realizado se han logrado diseñar
nuevas estrategias de vida, retomar la capacidad de decidir qué es
un elemento fundamental para la conservación de la cultura y la
identidad, y animar procesos de acción colectiva. Es decir, no es
el trabajo de la familia o el individuo donde podemos pensar que
va a residir la conservación de la cultura o del patrimonio natural,
es en el trabajo colectivo. Según Amartya Sen (2007), al mejorar
sus capacidades las comunidades logran su desarrollo en libertad,
que en el caso tseltal se basa en el cuidado de la Madre Tierra.
En este trabajo con la comunidad a partir del esquema de mo-
dos de vida, se están integrando diferentes perspectivas de aná-
lisis. Es frecuente que los académicos, al acercarse a las comu-
nidades, se enfoquen solo en aspectos parciales. A veces se ven
las subjetividades, sobre todo a partir de la época posmoderna;
a veces se pone atención en qué cosa quieren las comunidades
pensando en cuál es la buena vida que se busca; desde el lado de
la agronomía se ha puesto atención a las estrategias de vida, a las
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
80
prácticas agrícolas, culturales; o bien desde la biología se pone
atención a los medios de vida, principalmente al capital natural.
Son componentes desestructurados que a la academia corres-
pondería articular para tener una comprensión de los modos de
vida que se dan en los diferentes pueblos indígenas.
Se pone el acento en la cuestión de la comprensión, porque
según los filósofos de la interculturalidad, solo alcanzamos la
comprensión cuando se puede repetir lo que la gente hace, con
todo su sentido, con toda su intención, con todos sus objetivos,
con todos sus medios. Cuando se hace de manera superficial,
no se alcanza la comprensión, cuando se recurre a un traduc-
tor tampoco se alcanza la comprensión, porque no solamente se
trata de traducir literalmente las palabras que dice el informan-
te, sino que lo que debe buscar es la comprensión de qué hace,
por qué lo hace, cómo lo hace, con quién lo hace. Una conser-
vación de los recursos naturales o capital natural debe basarse
en un trabajo de interculturalidad muy fuerte y un trabajo de
comprensión.
Moderador. Se refuerza la idea de construir desde abajo las alter-
nativas, pero considerando las subjetividades, de realmente
comprender a partir de herramientas académicas. La Academia
tendría el papel de articular no solo hacia afuera en su búsque-
da de comprensión, sino incluso hacia adentro, generando o po-
tencializando la acción colectiva como algo necesario. Estas tres
presentaciones hacen reflexionar sobre el papel de estas culturas
como inspiración de lo que sucede en zonas urbanas. Se ha pues-
to énfasis en las comunidades rurales y en el diálogo intercultu-
ral, y surge la pregunta de ¿qué se está aprendiendo para hacer
en el ámbito urbano?
Fernando Limón Aguirre. Al hablar de las culturas, necesariamen-
te tiene que hablarse de interculturalidad, de multiculturalidad,
y concretamente desde el hecho de la presencia de pueblos ori-
ginarios. Esa es la realidad, el contexto en que vivimos. Sin em-
bargo, la lógica de la multiculturalidad establece relaciones de
colonialidad del pensamiento, de opresión histórica, de control.
No es posible hablar de cultura desde la nada, se habla desde
donde se la vive. La lógica de la multiculturalidad debe ser su-
perada hacia la búsqueda de la interculturalidad, que rompa las
lógicas de la colonialidad del pensamiento y de las relaciones con
el mundo y con la vida, lo que implica entonces la inclusión de
los pueblos originarios.
La propuesta es enfatizar la lógica que se vive desde la especi-
ficidad histórica de los pueblos, de sus conocimientos culturales
sobre la comprensión de la relación dialéctica de que según se
conoce es como se vive, y se vive según como se conoce. Esto
significa que la noción de conservar, proteger, cuidar la vida,
implicando a los pueblos originarios, pasa por la experiencia de
vivir en su territorio. Tampoco se puede entender la vida desen-
carnada, la vida se entiende desde dónde y cómo se vive y qué
tipo de relaciones son necesarias para poder vivir la vida. De allí
la importancia medular de la producción agrícola.
A nivel global los pueblos originarios conforman el 5% de
la población, y se reconoce que poseen 20% del territorio del
planeta. Viven y habitan en todos los ecosistemas conocidos
y tienen una densidad poblacional muy pequeña. Por tanto es
muy factible que el tema de la conservación toque a los pue-
blos originarios y sus formas de vivir y comprender la vida.
La mayor parte son pueblos colonizados que son considerados
como minorías, por lo que pesan sobre estos pueblos historias
de colonización. Si esto no se comprende, entonces no se com-
prende nada.
En este sentido cada “encuentro” es en realidad un desen-
cuentro, un encubrimiento de las potencialidades de los pueblos
desde la lógica de quien se afirma a sí mismo dominante y hege-
mónico. Considerar a estas minorías étnicas como la “alteridad”,
la “otredad”, asocia también una serie de imágenes, de prejui-
cios: que son tradicionalistas, que son por esencia conservado-
res, que son pobres, que tienen tecnología rudimentaria...
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Dada la lógica hegemónica y el uso de recursos de poder (a
través de los medios de información, las escuelas, los sistemas
médicos), las asociaciones de esta “diversidad” son interioriza-
das desde los propios pueblos, se introyectan y generan entonces
un tipo de comprensión muy específica. Son minorías que junto
con esa condición llevan cargas de identidades particulares, un
entendimiento específico.
La otredad es aquella alteridad cultural que propone una for-
ma de vida y relación con el mundo que normalmente llevan
consigo otras personas que no se suscriben parte de un pueblo
originario. Es una posición horizontal que pasa por la idea de la
“aculturación” y el control cultural. Una “aculturación” que hoy
por hoy mantiene una articulación compleja con la idea de la in-
novación tecnológica vertiginosa, fetichizante y alienante (Telcel,
Facebook).
Es un problema de grandes proporciones que afecta la rela-
ción urbano-rural y que está mediado por esa articulación alien-
ante que nos subordina a la tecnología. Un ejemplo notorio lo
son los teléfonos celulares, que incluso no se sabe cómo funcio-
nan, pero que se creen indispensables para vivir. Además, esta
situación conlleva la expansión inusitada del capital y su control
en muy pocas manos (en el mundo, 8 familias poseen el 40% de
la riqueza financiera global), complemento coadyuvante de una
posición cultural dominante.
Esta “civilización” moderna (y su posmodernidad relativizan-
te y objetualista) domina los valores con un pensamiento racio-
nalista galopante. Los pueblos originarios, por lo contrario, tie-
nen una racionalidad religiosa, relacional, lo que hace un abismo
de diferencia. Esto es lo que se debe considerar cuando se pre-
tende un supuesto “diálogo de saberes”.
No puede haber diálogo de saberes cuando hay un abismo de
comprensión y entendimiento. La propuesta es de un mecanis-
mo de interaprendizaje. Por ejemplo, el pueblo chuj habla, dia-
loga, con “hoy”, porque “hoy”, el tiempo, es un sujeto que está
presente y debe también hablar, si calla es que se le desprecia.
81
Eso significa una disposición a la comprensión de lo que “hoy”
le dice a la persona, a él, al igual de lo que él le dirá a “hoy”.
Estas son racionalidades muy diferentes, con implicaciones muy
concretas.
A diferencia de la racionalidad chuj, en la racionalidad acadé-
mica, científica, la “explicación” es una forma predominante y
privilegiada del saber. Cuando las cosas se “explican” es posible
saber, pero si no se comprenden no es posible vivirlas. Esa es la
diferencia entre conocer y saber. Entre el pueblo chuj el conocer
siempre es corporizado, según conozco, vivo. Se pueden tener
muchas explicaciones que se convertirán en un saber a medida
que se articulen complejamente, cuando se conviertan en cuerpo
propio, en una forma de desenvolverse, de hacer la vida sobre el
espacio que se habita.
Cuando se habla de interculturalidad no se está hablando de
un diálogo, sino que se habla de desestructurar, de descolonizar.
La idea del diálogo per se, bajo lógicas de poder, no funciona.
Sociológicamente, no funciona. Al hablar de cultura se habla de
imbricaciones. En este sentido, hablar de conservación es hablar
de cuidar la vida, en toda su diversidad y complejidad cultural
y biológica, no per se nada más biológica. Cuando se habla de
diversidad cultural, es cuando vienen las burbujas de oxígeno
para poder pensar en la posibilidad de un mundo que no se esté
yendo a la muerte bajo esta lógica cultural predominante con sus
consecuencias de muerte, en la pérdida de las diversidades con
concreciones dramáticas que son la disminución de lo diverso en
el sentido biológico y cultural, el calentamiento global y la acu-
mulación del capital en unas cuantas familias.
Moderador. Se plantea otro nivel de discusión, en términos de des-
colonizar. La conservación del maíz se dimensiona ahora den-
tro de una búsqueda del rompimiento y la resistencia a ciertas
amenazas globales de diferente tipo. Fernando plantea la nece-
sidad de desestructurar. La interculturalidad no es posible sim-
plemente con un diálogo o un poco de tolerancia de una cultura
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
82
hacia otra, sino que es un proceso de diálogo, que implica por
un lado esa colonialidad y, por otro, reconocer las diferencias
culturales para entonces saber desde qué punto se habla. En
esta idea, desde lo relacional, todo mundo debiera preguntarse
¿qué soñaste hoy?
Esa racionalidad plantea la alineación que impone la tec-
nología. La resistencia empieza con una lucha en contra de
los transgénicos, en donde las instituciones imponen ciertas
lógicas de conservación. La propuesta de diálogo consiste en
encontrar y construir las subjetividades en colectivo, para pa-
sar a un proceso en donde para entender la conservación se
requiere tener otras dimensiones. ¿Cómo se da ese diálogo en
ECOSUR?
Participantes in situ
Benigno Gómez y Gómez. Las participaciones propician una re-
flexión del quehacer académico. La conservación es un asunto
complejo pues las ANP a cargo de las dependencias oficiales
(CONANP) no están pobladas por una sola cultura, sino que
son territorios con poblaciones en ocasiones llevadas allí. ¿Cómo
se llegó a la situación actual? ¿Cómo prescindir de la tecnología y
continuar viviendo el hoy? ¿Cómo armonizar el uso del territorio
con el buen vivir de la gente atendiendo también los objetivos
de las instituciones políticas y académicas acerca de los capitales
naturales? ¿Cómo compatibilizar la preocupación de la academia
por la desaparición del pavón y la aparente indiferencia de los
mames, para quienes el ave carece de valor cultural?
Eduardo Jorge Naranjo Piñera. Quienes estudiamos alguna carrera
en ciencias naturales hoy nos damos cuenta de que los sociólogos,
los economistas, los agrónomos, tenían razón desde hace tiempo:
que la conservación es imposible sin la participación de la gente.
Las políticas de conservación en áreas protegidas en particular
cada vez apuntan más a la participación social. Las ANP donde el
gobierno tiene alguna intervención, donde tiene personal y sos-
tiene una estructura, están sostenidas a la fuerza, con hilos muy
delgados. En otros países o en otras regiones del mundo, donde
la densidad de población humana es baja, o están deshabitadas,
quizá si sea sostenible a largo plazo un esquema donde el gobier-
no ejerza un control sobre el territorio. Pero en la mayor parte del
mundo actual, particularmente en México, esto no es así. Donde
hay agua, existe gran diversidad biológica, pero también hay mu-
cha gente. Sostener a fuerzas áreas protegidas sin gente es una
cuestión delicada. La mejor estrategia a seguir en el futuro es
cuando la misma gente, las autoridades o la sociedad en general
den a esas áreas el valor, el espacio, la importancia y el poder de
decisión apropiado. En la medida en que la gente que vive en los
ambientes que contienen la diversidad (sean rurales y urbanos)
tenga el poder de decidir sobre ella, en esa medida habrá éxito en
el mantenimiento de la misma. La mejor opción no es suponer
que es el gobierno quien debe cambiar, mejorar y seguir ejercien-
do ese control. Los biólogos nos estamos dando cuenta ahora de
que la conservación no puede ser ajena a la sociedad.
Lorena Ruiz Montoya. El reto es enorme. Conservar entidades bio-
lógicas implica también una intervención social. ¿Cómo hacer-
la? ¿Quién la inicia? Se esperaría que las iniciativas surjan de
quienes viven en el espacio del que se está hablando. Se tendría
que ser preciso al ubicar ese espacio en un punto geográfico,
definido, y a partir de eso establecer quién actúa. Desde aquí pa-
recería que decimos que tendría que ser de la gente, pero, ¿cómo
va a surgir de ellos si la importancia que le dan es diferente a la
que otros le asignan? Como académicos, debemos ser capaces de
articular varios aspectos. ¿Realmente es factible desestructurar
estas formas de pensamientos?, ¿realmente se puede lograr esa
comprensión y hasta entonces definir alguna otra estrategia de
intervención? O, finalmente, ¿deben tomarse las decisiones con
lo que se tiene?
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Blanca Mayela Díaz Hernández. ¿Estamos preparados para crear
esta interculturalidad, desde la perspectiva que plantea Fernan-
do, con toda esa complejidad? Yo no estoy preparada para alcan-
zar la compresión requerida para ponerme en la misma sintonía
en la que viven los pueblos originarios. Sin embargo, ello no sig-
nifica que yo me haga a un lado, y que deje de intentarlo con ele-
mentos más reflexionados. Considero que los acercamientos no
han sido con la profundidad que efectivamente podrían necesi-
tarse. Es agradable conocer estas experiencias y, concretamente,
reflexionar sobre la innovación y la transferencia tecnológicas.
Recuerdo la experiencia de la creación de hornos ahorradores de
leña, de secadores solares de café y otros dispositivos apropiados
a las comunidades donde hay participación de la gente. Es cómo
ponerse de acuerdo con la gente, y siempre lo he tenido presente
al entablar una relación y sentir la impotencia para iniciar y con-
tinuar esas relaciones. Es importante insistir en esas aproxima-
ciones, que son las que ayudan a formarse.
Miguel Ángel Vásquez Sánchez. Es importante mencionar algu-
nos puntos poco tocados en las intervenciones, y que pudieran
parecer complejos, polémicos y fantasiosos. Hemos estado ancla-
dos en la perspectiva de la biodiversidad o la agricultura, donde
algunos filósofos extrapolan la interculturalidad a las relaciones
con otros seres en términos de igualdad. Si como culturas do-
minantes no somos capaces de funcionar equitativamente con
otros pueblos originarios, ¿no somos una especie dominante y
es fantasioso considerar a otros seres vivientes como iguales?
En mi curso de Biología de la Conservación que recién terminó,
se planteó y demostró que aún siendo investigadores, técnicos o
estudiosos de una maestría en conservación, no se tiene interio-
rizado como modo de vida justo o de bienestar al ambiente, a la
naturaleza, a los otros seres vivos.
La sacralidad es otra de esas “ideas locas de la conservación”
que deben salir para poder dialogar, debatir, señalar si son per-
tinentes o no. La sacralidad desde el origen de la vida, la vida
83
misma, los componentes físicos, biológicos, ¿tienen derechos?
¿Síntesis y comentarios finales son sagrados?
Manuel Roberto Parra Vázquez. Es muy difícil romper las barreras
entre disciplinas científicas o entre académicos y comunidades.
Como colectivo académico no estamos preparados para la tarea
y hay muy pocos ejemplos de cómo se pueden hacer las cosas.
Un estudiante de doctorado, originario de Oxchuc, dijo en cierta
ocasión: “la Tierra no es mía, yo soy parte de la Madre Tierra”.
Eso significa que él se siente igual a un pájaro, a un árbol, a una
nube, a un río, que es parte de la naturaleza. Esta actitud cambia
radicalmente la forma de concebirse y actuar sobre la Tierra. Sin
embargo, la gente de las comunidades muy difícilmente expresa
estas ideas, por desconfianza, por reserva.
Efectivamente, hay una historia de coloniedad y cualquiera
que llegue, la gente lo verá con reserva y la gente se preguntará
si llega a quitarles algo. Cada vez cuidan más sus recursos, y su
palabra, por lo que muchas veces no comparten cosas de gran
profundidad. Se necesita un trabajo de largo alcance.
Cuando empecé el trabajo con las comunidades de Chilón, a
través de la Misión de Bachajón, ellos ya tenían andado un cami-
no de 50 años. Con ellos hay un grupo de gente que entiende qué
es un trabajo académico y que ha pasado por varios procesos de
formación, pero que aún así mantienen sus reservas. Después de
realizar algunos talleres y de promover procesos de cambio, un
diácono comentó que la vida de los campesinos es simple y que
no percibía cambios. Sin embargo, ahora ve que los cambios son
posibles, que se pueden diseñar y que se pueden lograr con lo
que tiene a la mano. Para él, lo más importante fue que la gente
conciba que el cambio es posible.
Esto debe considerarlo la academia, porque ahora los acadé-
micos, como mucha gente en México, no pensamos en la posibi-
lidad del cambio. Se sabe que hay opresión y que se han saquea-
do los recursos naturales de algunos pueblos, pero no sabemos
cómo enfrentar la situación porque se está “colonizado” con la
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
84
idea de que ese cambio es natural, que los procesos de extracción
son naturales y que no hay manera de cambiarlo.
Lo primero que debemos hacer los académicos es creer en la
posibilidad del cambio, que se puede inducir, compartir lo que
se sabe. Pero esto lleva tiempo, tiene un ritmo propio que no es
compatible con los plazos que requiere hacer una publicación, o
ser evaluado en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) o
cumplir los compromisos con las organizaciones. Ahora se tie-
nen 10 años de trabajo con la Misión de Bachajón y sí hay cam-
bios, tanto en los académicos como en las comunidades.
Cuando se habla de “deconstrucción” quizá se esté hablando
de un cambio de estrategia. Considerar lo que ha llevado a la situa-
ción que hoy se vive, comprender las trabas materiales y mentales
que impiden el cambio, es lo que permite pensar en otra cosa, en
otro futuro, en otro modo de vida. Cuando se avizora otro modo
de vida, entonces la gente se anima a participar en el proceso.
No comparto la idea de la alienación tecnológica. El cultivo de
maíz es tecnología autónoma, original, el eje fundamental en toda
la cultura de los pueblos mesoamericanos. Guillermo Bonfil habla
en su lugar de una “cultura alienada”, cuando ese maíz es expropia-
do y una compañía lo transforma en un organismo genéticamente
modificado, lo vende y lo cultiva en las tierras de las poblaciones
indígenas, alterando así otros componentes de los ecosistemas.
En ese caso sí hablaría yo de una tecnología alienada. Guillermo
Bonfil dice también que la gente debe tener la capacidad de ele-
gir qué componentes tecnológicos puede incorporar a su cultura,
sin perderla o alienarla (apropiación). Lo fundamental es lograr el
control del elemento cultural que están incorporando. Tal vez por
ser agrónomo no creo en la satanización de la incorporación de la
tecnología en el modo de vida campesino.
Fernando Limón Aguirre. No me refiero a la tecnología como alien-
ante, sino a la conciencia de la relación que se establece con ella.
El problema surge cuando las personas se someten a la tecnolo-
gía, sea cual sea, en una lógica de creer que no es posible vivir sin
ella. Por ejemplo, no es posible imaginar la vida sin un machete,
y se cree que nada puede hacerse sin él.
El problema es la continua innovación tecnológica, que viene
y somete, pero que nadie sabe bajo qué lógica funciona, y me-
nos a qué lógica se agrega el tiempo y la energía que consume
hacer uso de ella. Pero también se trata del negocio, las lógicas
extractivas de sacar el hierro, la colombita, para que la pantalla
de la computadora se vea mejor. Se trata también del tipo de
explotación humana que genera esa situación, la esclavitud de la
gente que está en las minas. Quien no esté consciente de esto,
entonces está alienado.
El tema no consiste solo es un cambio de estrategias. Cuando
hablamos de “desestructuración” nos referimos a desmontar los
dispositivos de poder que implicaron las estructuras actuales. Si
se cambia la estrategia sin desmontar el poder no se está deses-
tructurando esa relación. Es importante que sea un cambio de
estrategia pero con una franca intencionalidad de desestructurar.
Yo soy un poco más optimista, y creo que tenemos dos cosas
a favor: somos hijos nativos, con elementos de culturas y pueblos
originarios, no nos es difícil entender muchas cosas. Por ejem-
plo, el uso de plantas medicinales, que en otras partes del mundo
ni se imaginan; el tratamiento de los huesos con “hueseros”, por
que se cree en ellos; la relación alimentaria que se tiene con el
maíz; la lógica del sentimiento de la familia, que nos hace sentir
que estamos muy próximos; el Guadalupanismo, esa parte de
la sacralidad, del ritual, no es tan ajeno. Por otra parte, estamos
en territorio maya y se está en la posibilidad, cada vez mayor, de
tener interlocución con pueblos que son cada vez más asertivos
y capaces de poder frenar una conversación.
Sí hay condiciones para empezar. ¿Quién inicia? En un diálogo
inicia el que tiene tema, porque tiene causa, porque tiene motivo,
porque tiene sentido. Se requiere iniciar el diálogo de forma no
patrimonializadora ni colonizadora, sino que hay que pisar con
humildad. Este es un gesto que los pueblos remarcan y enseñan.
La segunda cosa a favor es que podemos iniciar porque hay
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
cariño, porque de verdad hay una voluntad de hacer. Debe haber
una disposición a la comprensión, a la complejidad procesual,
una disposición a desestructurar. Una disposición solidaria a
problematizar, a superar la falta de información y la colonialidad.
Ofrecer un dato, un conocimiento muy específico de algo, dar
información de una visión casi global.
Estudiante. Es necesario tener en cuenta que la cultura, los pue-
blos, nosotros mismos, somos cambiantes, no estáticos. A veces
la noción de cultura es reducida a su mínima expresión y se apli-
ca solo a pueblos indígenas. Lo mismo puede decirse del tema
de la interculturalidad. Es necesario tener una perspectiva más
amplia de cómo la interculturalidad permitiría relacionarnos a
nosotros con los otros. La academia se ha enfocado mucho en la
parte rural y no tanto en la urbana, donde existen problemáticas
similares y en una magnitud mayor.
Christianne Junghans. Se ha mencionado la sacralidad de los sitios, el
uso medicinal de los recursos naturales. Pero para muchos pueblos
no solo es el recurso físico, sino que es la espiritualidad del sitio
mismo. La tierra donde viven no solo es proveedora de recursos
para sanar sino portadora de vida y una fuente para la salud. No
se puede desligar el territorio de todos los usos que se hacen de él.
Por ejemplo, las clínicas-hospital extraen del territorio todo lo
que está relacionado con la espiritualidad, con los conocimien-
tos y saberes de los pueblos, y quieren ponerse en su lugar. No
se trata entonces de que las costumbres, las tradiciones de los
pueblos sean subalternos al sistema. En mucha de la discusión
sobre las culturas y cómo lograr la interculturalidad, se tiene esta
agenda oculta. La cultura finalmente se incorpora al sistema, que
queda contento, porque se aceptan los elementos que les gustan.
Los académicos deben tener mucho cuidado para no caer en
este juego. Los diálogos que pueden proponerse pueden ser re-
direccionados a estos fines; es lo que pasa en las reservas natu-
rales. Se trabajan en ellas ciertos procesos de conservación, pero
85
finalmente las recomendaciones se redireccionan a lo que las ins-
tituciones desean.
Estos diálogos pueden conducirse con seriedad, con buena in-
tención, aunque no siempre todos los actores tienen esa misma
buena intención. Esto genera decepción dentro de las mismas
comunidades y se pierde credibilidad con las acciones.
Participantes en el sitio web
Juan Jacobo Schmitter Soto. ¿Endemismo, extinción, conceptos
ajenos a la gente? ¿Concluyeron en la mesa que la gente no se
da cuenta de que un animal o planta solo vive en determinado
sitio? ¿Acordaron que la gente no se da cuenta de que un animal
o planta que antes era parte de su entorno ha desaparecido? Creo
que a esta mesa definitivamente le faltó pluralidad de enfoques.
Fernando Limón Aguirre. Para hablar de cultura es importante ha-
cerlo en plural. Para hacerlo en realidad, y no teoréticamente,
hay que hablar de multiculturalidad con la presencia de Pueblos
Originarios (PO). Para remitirlo hacia un planteamiento utópico
(conservación) hay que hacerlo desde una perspectiva coherente,
que es la interculturalidad (crítica, decolonial). Entonces tene-
mos que referirnos a los Conocimientos Culturales (CC) como
posibilidad única que puede concretarse en el cuerpo, en la aser-
tividad y en el sentido. Si se habla desde los CC sobre conservar,
proteger y cuidar la vida, entonces se debe remitir al territorio,
para no hacerlo en el aire. ¿Qué nos interesa en realidad cuan-
do hablamos de conservación? ¿Qué lo apremia o lo justifica?
Es común que hablar de conservación conlleve una noción de
patrimonialización, como una forma de conservación colonizan-
te. Los PO (370 millones de personas —5.2%— en más de 70
países, cinco continentes) ocupan cerca del 20% de la superficie
terrestre World Wildlife Foundation (WWF). Sobre sus territo-
rios se ciernen tremendos intereses, tocan a todos los ecosiste-
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
86
mas conocidos. Los PO en todo el globo son identificados como
minorías étnicas. Sobre cada uno de ellos pesa una historia de
colonización. Luego entonces, en lógica de identidad colonial, re-
presentan la otredad, diferente que el sí-mismo del sistema, que
se afirma a sí mismo como totalidad. Cuando digo otredad me
refiero a que va acompañada de toda la cantidad de adjetivos con
los que se les identifica: tradicionalistas, minorías… que incluye
imágenes también como pobres y también como pueblos apega-
dos a la naturaleza, etcétera. Pero en una posición horizontal, la
otra otredad, que es identificante, es una que articula la compleja
combinación de innovación tecnológica (fetichizante y alienan-
te), expansión inusitada del capital (y de su control en muy pocas
manos) y dominio de los valores de la civilización moderna (con
el cogito galopante, la posmodernidad relativizante, objetualis-
ta…). El asunto es el tipo de racionalidad con el que se vive la
relación con el territorio. Los pueblos originarios, todos, tienen
una racionalidad relacional, es decir: religiosa: “que el mundo ya
se está secando, porque nadie se recuerda de hacer la santa cruz
sobre la tierra” (chuj). El tiempo era tan humilde que hasta los
pájaros se vienen a parar en la cerbatana. Es la subjetivación de
todo lo existente, que permite poner en interlocución y con dis-
posición dialogal y posibilidades éticas a la naturaleza y a todo lo
existente. La más destacada implicación al respecto es que “los
pueblos” (los conocedores y promotores de un tipo de relación
consecuente) desarrollan un conocimiento comprensivo, tanto
de aspectos concretos de la vida y la naturaleza como de procesos
y fenómenos (en una lógica compleja), lo que favorece un tipo de
relación (interactiva), como una especie de complicidad, a dife-
rencia de un conocimiento explicativo, que resulta fragmentario
y que alimenta una relación utilitaria, en una lógica de control
y beneficio egoísta), pero que es específico de ciertos detalles y
frecuentemente global. La relación con la naturaleza de los PO es
una relación territorializada, relación con lo que permite y pauta
la existencia, que concreta memorias y permite la esperanza. La
diversidad cultural implica imbricaciones; se superponen formas
de comprensión, formas de trato, intereses. Por ello y para ello
se ejercen lógicas de poder, tanto como predominio, como capa-
cidad de hacer: porque hace sentido y porque es bueno. Esto nos
remite a un sentido ético y cultural. Su concreción además nos
remite a un ámbito de resistencias y de dignidad, que son los
recursos del poder hacer de los pueblos y grupos. Después de lo
señalado, el asunto de la interculturalidad, por lo tanto, no es de:
“¡participemos!”, sino de: des-estructuremos, descolonicemos.
Esto es fundamental. En este sentido, hablar de conservación
es hacerlo de la conservación de la vida en sus multiformes ma-
nifestaciones biológicas y culturales, es una consigna ante las
lógicas asesinas (de muerte provocada) del sistema predominan-
te (en los últimos setenta años), cuyas expresiones más dramá-
ticas son la disminución de lo diverso (en sentido biológico y
cultural), el calentamiento global y la acumulación del capital en
unas cuantas familias. Se promueve un interaprendizaje: que lo
que sepamos lo conozcamos. Para ello hay que vigorizar los CC.
En una iniciativa de conservación, ¿quién lidera?, ¿quién inicia
o propone? Puede ser quien quiera, siempre que no tenga pre-
tensiones patrimonializantes ni de colonización. Se recomienda
hacerlo con humildad, con la franqueza de querer genuina y sin-
ceramente hacerlo. Se requiere una disposición de comprensión,
de complejidad, procesual, de solidaridad, dialogal, militante-
mente a desestructurar. Para ello ofrezco la problemática que
aprecio, ofrezco el dato que tenga, lo concreto de la información
o del saber que tenga (tal enfermedad, tal alimento en detrimen-
to…) y hacerlo con una visión global. Hablamos de conservación
en lo concreto, como algo vivo, digno (con derechos), como algo
vivo (sagrado). Hacerlo con el cuidado de no ser herramienta de
la interculturalidad sistémica (el poder). Hacerlo como acción
colectiva. Su real concreción pasa por la matriz agrícola. Resu-
mo: la diversidad cultural con presencia de pueblos originarios
demuestra que es jerarquizada. La interculturalidad debe tender
a descolonizar (el ser y el pensamiento). La visión cultural pre-
dominante (con sus implicaciones en las formas de entender y
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
de relacionarse con la vida y con el mundo), es hegemónica y
sus consecuencias son nefandas (de muerte). Los PO tiene una
racionalidad relacional (religiosa), propiciando interlocución.
Los conocimientos de los PO son comprensivos (con lógica com-
pleja y de proyección de vida; basados en principios y criterios
de intersubjetividad), favoreciendo relaciones de interacción. La
relación con la naturaleza es una relación territorializada, de me-
moria y de esperanza. La interculturalidad no es participemos
parejos, sino desestructuremos. Conservar es respetar la vida en
su diversidad biológica y cultural.
Claudia Hernández Corzo. Para la generación de conocimiento de
ECOSUR, ¿la interculturalidad es factible?
Lorena Ruiz Montoya. En cualquier grupo social se gestan inten-
ciones y acciones de conservación de objetos y/o costumbres,
por supervivencia individual o grupal, o por otras razones. Las
dificultades surgen cuando es necesario llegar a acuerdos de qué
conservar y por cuánto tiempo. Estas decisiones cambian con-
tinuamente y son dependientes del contexto social y ambiental
prevaleciente. Muchas de las formas de producción y conserva-
ción previas se generaron para un mundo en donde todo proce-
so comunicativo era lento, incluso el crecimiento demográfico;
en cambio, ahora el intercambio de información es en tiempo
real aún a grandes distancias geográficas, por lo que todo proce-
so social es mucho más rápido y, por lo tanto, los individuos y
grupos toman decisiones y realizan acciones en consecuencia de
manera más rápida. Con intención o no, las actividades (que me-
joran nuestra calidad de vida) tienen un impacto en la condición
ambiental y social del propio sistema social de donde surgen, y
sobre otros similares o diferentes. Las tecnologías de la comu-
nicación siguen evolucionando y con ellas se puede disponer de
mucha información de manera rápida y, por lo tanto, las estruc-
turas para valorar la información, para dialogar y para generar
acuerdos deben mejorar.
87
Gerardo Alberto González Figueroa. La “conservación…” adquie-
re significados muy variados, hasta contradictorios, cuando con-
sideramos la gama de grupos humanos y las muy diversas formas
y escalas en las que como individuos o grupos de individuos nos
relacionamos —advertida o inadvertidamente— con la naturale-
za. La conservación va más allá de conservar especies o culturas o
costumbres. Las estrategias de conservación de uno u otro com-
ponente necesariamente deben incluir el sistema socioambien-
tal, que es complejo de origen. Las capacidades académicas de
ECOSUR son sólidas y únicas, de modo que hay potencial para
incursionar en la gestación de nuevos modelos de investigación
acordes a la realidad del problema socioambiental actual. Al exis-
tir una relación dialéctica de la especie humana con la naturaleza,
ésta la transforma y, a su vez, la naturaleza se modifica a sí mis-
ma. En la medida de la transformación ambiental, la salud huma-
na se ve afectada, así como la sobrevivencia y evolución humana.
La complejidad de la relación naturaleza y humanidad requiere
visiones académicas nuevas sobre la salud y enfermedad, y va más
allá de la multidisciplina convencional. El concepto de conserva-
ción frecuentemente carece de un contenido concreto a las pre-
guntas generadas por el interés de conservar, como ¿qué conser-
var, cómo, para qué, para quién? Estas interrogantes tienen más
de una respuesta. Se ignora o no se concede el derecho de otras
formas de vida, diferentes a la humana, de existir, por lo tanto
conservar requiere aumentar la conciencia individual y cambio
de actitud hacia la naturaleza. ECOSUR podría propiciar cambios
incorporando otras visiones y saberes, generando propuestas úti-
les a la sociedad, y definiendo su posición institucional en mo-
mentos de controversia sobre conservación de ecosistemas. Los
recursos genéticos agrícolas y sistemas productivos son resulta-
do del conocimiento y utilización de la naturaleza para satisfacer
necesidades humanas. Son creaciones y patrimonio biocultural
del mundo. Hay necesidad de continuar con el reconocimiento de
saberes locales y de las formas de la relación entre la naturaleza y
los pueblos originarios. Hay propuestas productivas que recupe-
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
88
ran la relación sociedad-naturaleza-campesina, como los sistemas
agroforestales o la agroecología, pero se debe resolver el reto de
escalar los casos de éxito productivo-social. Ante el hecho proba-
ble de que la diversidad genética agrícola decrece, entonces ¿qué
se puede o debe conservar, cómo? ¿A quién pertenece esta diver-
sidad y sus beneficios? La diversidad genética agrícola se resguar-
da como seguro de vida. El desarrollo basado en el crecimiento
económico refleja una falacia histórica, que presupone que éste
conduce al bienestar y la vida digna, en donde la naturaleza solo
aporta bienes materiales y excluye concepciones de bienestar no
material. Se vive un momento de racionalidad indolente hacia la
naturaleza y hacia muchas de las interacciones cotidianas como
sociedad. La concepción de conservación de naturaleza debe evi-
tar una separación de la sociedad-naturaleza, es deseable que se
considere un nuevo planteamiento civilizatorio en donde el ser
humano se reconozca como integrante y responsable de la natu-
raleza. En el modelo de desarrollo vigente la cultura parece no
ser relevante, sin embargo sí lo es para la conservación de un
territorio, en donde los pueblos (independiente de su origen) que
lo habitan se relacionan de una forma u otra con la naturaleza,
y esta relación no es estática ni homogénea. Los habitantes del
territorio desarrollan formas propias de conceptualizar, interpre-
tar y usar la naturaleza que los rodea. Los discursos, conceptos y
acciones institucionales en materia de conservación o desarrollo
generalmente están carentes de significado para la gente que vive
en los territorios, y se agrava cuando se ignoran los significados
que las culturas locales le otorgan a su entorno. El diálogo de
saberes permanece en el ámbito teórico y es un reto llevarlo a la
práctica y la idea de “otras culturas” lleva a colonialismos y pre-
juicios (por ejemplo: minorías, pobres, atrasados) y se imponen
procesos para hacerlos “iguales” a nosotros. La interculturalidad
entonces asume actos de descolonización, desestructuración y
reivindicación. Por lo tanto, si la interculturalidad asume estos
cuestionamientos, la conservación adquiere otro sentido. ¿Esta-
mos preparados en ECOSUR para la interculturalidad?
Síntesis
Trinidad Alemán Santillán. La mesa inició anticipando un debate
que plantearía posiciones encontradas respecto a los valores cul-
turales, al concepto mismo de conservación, a la participación
comunitaria o individual sobre la interculturalidad y la crítica de
la cultura. Son temas que implican posiciones encontradas.
Es posible, sin embargo, identificar puntos de convergencia en
las diferentes participaciones. El maíz, por ejemplo, es algo muy
concreto, cercano a la mayoría de quienes estamos en ECOSUR
por lo que su cultivo significa en la agricultura de los pueblos
originarios. En las comunidades rurales el maíz, contrariamente
a lo que a veces se piensa, tiene un sentido cultural, tecnológi-
co y de vida mucho más allá de los que podemos concebir. Es
producto de un proceso cultural que ha llevado a la diversidad
agrícola que hoy se tiene, es el eje de la vida campesina, el eje
comunitario.
Sin embargo, esta concepción cultural que del maíz se tiene
en las comunidades campesinas está siendo fuertemente agredi-
da por políticas y empresas que pretenden enajenarle su función
cultural, convirtiéndolo en simple mercancía, despojándolo de
todo el valor y de la riqueza del proceso histórico que contiene.
Es un ejemplo que pone en alerta y que sirve como antecedente
temático, tecnológico, agrícola, para realizar esfuerzos de trabajo
con comunidades campesinas, con una visión más amplia que la
simple idea de la conservación. Sin embargo, en estas acciones
no se está exento de relaciones de poder, en las cuales eventual-
mente se pueda llegar a poner en boca de los propios agricultores
y comunidades las ideas o los conceptos que vienen desde las
instituciones, generando así significados distintos para palabras,
ideas o propuestas.
Cuando se habla de “conservación” los productores entien-
den una cosa y las instituciones otra. No es una simple diferencia
de idiomas, sino que se trata de una diferencia de concepciones,
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
de percepciones respecto a la importancia que tienen los recur-
sos. Intentar interactuar con temáticas más allá de la actividad
agrícola, la conservación, por ejemplo, requiere incorporar las
diferentes visiones que la gente tiene, los criterios que usa para
definir lo que debe o no conservarse y, en consecuencia, identifi-
car los límites de muchas de las aproximaciones.
Es importante destacar que las instituciones y quienes re-
presentan a las comunidades llevan también un bagaje concep-
tual que muchas veces queda en argumentación verbal y pocas
veces se manifiesta en acciones concretas. Esta es la situación
de lo que se ha dado en llamar “diálogo de saberes”, que en rea-
lidad se restringe a un intercambio de información. Difícilmen-
te se considera al conocimiento campesino en el mismo plano
cognitivo, epistemológico, de lo que podría tener la ciencia, lo
cual daría a estos encuentros la verdadera dimensión de diálogo
de saberes.
Es necesario romper estas barreras epistemológicas entre los
agentes externos y las comunidades e integrar de manera más di-
námica y activa lo que son los saberes tradicionales, las decisio-
nes y acciones que se realizan conjuntamente. Se pasaría del dis-
curso, de las buenas intenciones, a las acciones de participación,
donde los actores verdaderamente se involucren en los procesos
y en la toma decisiones. Esta pretensión plantea un gran desafío
para los académicos que se acercan a las comunidades.
En este sentido se requiere abordar también la dimensión de
la subjetividad, tratar de entender lo que para la gente significan
las cosas, las acciones, los procesos, los recursos. Saber cuáles
son las motivaciones, los valores que la gente tiene para hacer
o no hacer las cosas; en qué medida esas motivaciones y esos
valores son distintos a los que tienen los académicos. Se necesita
identificar cómo cambiar las estrategias, plantear acciones que
eventualmente modifiquen las cosas atendiendo a la subjetividad
que pueda tener la gente para tratar de lograr los objetivos plan-
teados. Para ello es fundamental conocer los recursos que se tie-
89
nen y partir de casos específicos con una visión que inicialmente
puede ser muy tecnológica, pero que paulatinamente pueda in-
corporar visiones sociales y organizativas y pasar a una fase de
trabajo colectivo donde se incorpore la cultura a los productores
con sus visiones y expectativas.
Este escenario caracteriza la mayor parte de las actividades
que realiza ECOSUR. Sin embargo, plantea la necesidad de ir
más allá, rebasar esta interacción intercultural mediada por rela-
ciones de poder, reconocer que siempre que interactuamos con
otras culturas es imposible pretender ser cabalmente objetivos,
permanecer aislados en nuestra propia cultura, sino que se lleva
todo un bagaje que inconscientemente se impone.
En la relación con las comunidades es necesario incluir la ca-
pacidad de comprensión, incluir la complejidad, la idea de inte-
grar los eventos que inician procesos y estar dispuestos a des-
estructurar, descolonizar las relaciones de poder existentes, con
una visión de solidaridad y con la disposición de identificar los
problemas y ofrecer soluciones. Hay dudas respecto a si se cuen-
ta con los recursos o si se está en el momento adecuado para
empezar las deconstrucciones. Hay limitaciones, pero también
hay experiencia y voluntad.
Se requieren varias consideraciones, empezando por la de
que ninguna cultura es estática y superar la idea frecuente de
que la cultura a la que se acerca no debe cambiar. De igual for-
ma, las culturas no son homogéneas, pues al interior de las co-
munidades hay diferencias de todo tipo, diferencias que es ne-
cesario tener presente al plantear nuestras buenas intenciones,
pues podrían propiciar el fortalecimiento de relaciones de poder
que no se querían promover. Es necesario ver a la intercultura-
lidad más allá de la visión actual, restringida a las comunida-
des originarias, y debe considerar también a las otras culturas, a
otros grupos sociales que existen en el país y el mundo. Se trata
de establecer relaciones más justas, considerando lo rural, pero
también lo urbano.
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...

90

Integración de resultados de las mesas

Cuadro 1. Comité organizador

Organización y logística Nombre Adscripción

Lorena Ruiz Montoya
Directora de la Unidad San Cristóbal,
¿Cómo se gestó el evento? Lorena Ruiz Montoya Grupo académico Ecología Evolutiva y
Fue iniciativa de la Dirección de Unidad de ECOSUR San Cris- Conservación
tóbal para continuar o trascender discusiones que se suscitan
sobre algunos temas académicos vía correo electrónico, en par- Claudia Hernández Coordinadora de Vinculación Unidad San
ticular estas mesas surgieron por una breve discusión que se Corzo Cristóbal
dio sobre los pueblos originarios y la conservación de la biodi- Trinidad Cristina
versidad. Directora de Vinculación
La organización de las mesas se propuso como una forma de Guerrero Jiménez
generar espacios innovadores de debate académico alrededor de Miguel Ángel Grupo académico Procesos Culturales y
temas académicos o científicos transversales a todas las áreas Vásquez Sánchez Construcción Social de Alternativas
o departamentos académicos, se asumió como un medio para
construir una plataforma conceptual común que facilite even- Trinidad Alemán
Grupo académico Agroecología
tualmente la elaboración de propuestas de investigación integra- Santillán
les y colaborativas. Rémy Vandame Grupo académico Agroecología
¿Cómo se hizo? Fernando Limón Grupo académico Procesos Culturales y
Se conformó un comité organizador con personal académico que Aguirre Construcción Social de Alternativas
ha tenido la confianza de expresar sus ideas de manera abierta a
Mateo Mier y Terán
la comunidad, y dispuesto a dar tiempo para elaborar y conducir Grupo académico de Agroecología
un programa de discusión a lo largo de 2017 (Cuadro 1). Giménez Cacho 

El comité acordó elegir un tema o concepto que pudiera ser trans- componentes sociales y naturales (biológicos o ambientales) y su
versal a casi todos los campos del conocimiento que el personal interacción, de tal manera que el nombre del evento quedó como
de investigación de ECOSUR aborda, y el consenso alcanzado “Mesas de reflexión y análisis sobre conservación… ambiente sa-
fue conservación en su concepción más amplia e incluyente de ludable, sistemas socioambientales e interculturalidad”.
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad

Se diseñó una mecánica de ejecución que condujera al diálogo,
al debate, a la reflexión o discusión, y que permitiera reconocer
armónicamente las convergencias y divergencias epistemológi-
cas y metodológicas que se emplean en ECOSUR para generar
conocimiento.
Se definieron seis momentos de discusión que se distribuye-
ron a lo largo del año en fechas o en días cercanos a la conme-
moración mundial de tópicos de interés internacional (Cuadro
2), con cierta secuencia temática desde lo particular a lo general.
Para cada tema se propusieron premisas, supuestos o preguntas
a partir de las cuales se pudo iniciar la aportación de opiniones,
reflexiones y la discusión en general.
Se elaboró una convocatoria para toda la comunidad, para que
ofreciera sus ideas, reflexiones, saberes y experiencia de manera
presencial y/o a través del foro virtual http://sitios.ecosur.mx/
mesasreflexionconservacion/.
No hubo respuesta para el caso de ponentes, por lo que se
optó por hacer una invitación directa al personal académico cuya
trayectoria de investigación, a juicio del comité, tiene la mayor
afinidad con la temática de la mesa. En general hubo respuesta
positiva. Se procuró la equidad en todos sentidos, en particular
la de género, no obstante, hubo más investigadores, para quie-
nes las fechas fueron apropiadas y los temas les parecieron de su
interés.
91
50 minutos. La asistencia fue de 20 personas en promedio. Para
cerrar la mesa, uno de los asistentes realizó un resumen de lo
discutido y resaltó los temas que fueron más señalados a lo largo
de la sesión.
En el foro virtual se registraron 11 comentarios para la mesa
de “Salud y ambiente”, 19 en la mesa de “Conservación de la bio-
diversidad”, cinco para la mesa de “Recursos genéticos”, siete en
la mesa de “Bienestar, vida digna y desarrollo”; seis en “Cultura,
interculturalidad y conservación”. En total se compartieron 48
opiniones.
¿Cómo se finalizó la actividad?
Se organizó la información de manera tal que pudiera ser publi-
cada en este libro.
Cuadro 2. Programación del evento “Mesas de reflexión y análi-
sis de Conservación… ambiente saludable, sistemas sociam-
bientales e interculturalidad”
Conmemoración
Fecha Mesas Premisas
mundial

- No existe una
¿Qué se hizo?
relación directa entre
Se realizaron las seis mesas en las fechas programadas; una mesa
la salud y ambiente.
se tuvo que diferir por la falta de disponibilidad de ponentes y
moderadores. Cada mesa tuvo la participación de cuatro a cinco
7 de abril Día mundial de la Salud y medio - El cambio climático
ponentes. Cada ponente tuvo 10 minutos para presentar una re-
2017 salud ambiente ha propiciado
flexión o posición académica, sustentada en sus investigaciones,
el surgimiento
pero sin exponer resultados o datos concretos. Se les invitó —y
de “nuevas”
aceptaron— a no utilizar material audiovisual, a fin de propi-
enfermedades de
ciar un diálogo horizontal, franco y abierto entre ponentes y con
tratamiento difícil.
la audiencia. El tiempo de discusión entre los asistentes fue de
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...

92

- ¿Es importante para - El bienestar de las

la población humana poblaciones humanas
que existan muchas es prioritario,
especies? aun cuando
ello signifique
- La biología de Día mundial de la Bienestar, vida
11 de julio transformaciones
Conservación la conservación población digna y desarrollo
Día mundial de la ambientales fuertes.
22 de mayo de la diversidad se enfoca
biodiversidad
biológica principalmente a las - ¿Existen límites
especies “vistosas” al crecimiento de la
(jaguar, manatí, entre población humana?
otras), sin considerar
la conservación - Las culturas
de sus ambientes originarias son
vitales. ejemplos de
conservación
ambiental.
- La especie humana
ha generado Día internacional Cultura, - La conservación
diversidad para 23 de
de los pueblos interculturalidad y solo puede
adaptarse a agosto
indígenas conservación realizarse mediante
diferentes ambientes, la creación de
Conservación seleccionando espacios exclusivos
de recursos recursos y creando para la naturaleza,
Día de la
16 de junio genéticos agrícolas tecnologías agrícolas. que excluya toda
desertificación
y de sistemas intervención
productivos - Se necesita humana.
una producción
genéticamente La diferencia: escalas
homogénea para Integración
Conmemoración del de análisis
alimentar a toda la 12 de y síntesis de
Encuentro de dos
humanidad. octubre resultados de las
mundos La convergencia:
mesas anteriores
Diálogo
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
Ideas esenciales analizadas en
las mesas de reflexión
Miguel Ángel Vásquez Sánchez
Existe un consenso de que a partir de la Conferencia de Estocolmo
en 1972 sobre el ambiente humano, que da origen al Programa de
las Naciones Unidas para la Protección del Ambiente (PNUMA) y la
publicación en 1980 por la UICN-WWF y el PNUMA de la Estrategia
Mundial para la Conservación de los recursos vivos para el logro de
un desarrollo sostenido, inicia la era moderna de la conservación con
tres principios básicos: la preservación de la diversidad genética del
planeta, el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales de
la misma (evolutivo, hidrológico, biológico, sucesional) y el manejo
sostenido de los recursos naturales (acuáticos, forestales, agrícolas,
faunísticos) por parte de las diversas civilizaciones humanas. Este
tercer principio daría origen a conceptos como ecodesarrollo, desa-
rrollo sostenible o sustentable y el de boga, referente a la sustenta-
bilidad ambiental, social y económica.
Estos principios se han mantenido y evolucionado hacia otros
mecanismos para la conservación, como la legislación, educación y
ética ambiental, así como propuestas de conservación ex situ: jardi-
nes botánicos, zoológicos, acuarios, bancos de germoplasma, viveros
y colecciones científicas, por mencionar algunos, los cuales buscan
detener la preocupante crisis ambiental que trae consigo problemas
ecológicos y de servicios ambientales, socioeconómicos, culturales y
políticos.
El establecimiento del Parque Nacional Yellowstone en los Es-
tados Unidos de América en 1872 se considera como el inicio del
paradigma moderno de privilegiar a las ANP como el mecanismo
más idóneo para la conservación de la naturaleza. No obstante, dicha
política tiene sus vicisitudes, toda vez que plantea para su estableci-
miento grandes extensiones de territorio “no alterado por activida-
des humanas”, la exclusión de los asentamientos humanos dentro
de sus límites y la restricción del aprovechamiento de sus recursos
93
naturales (geológicos, territorio, flora y fauna), de la deforestación
para el uso o venta de recursos forestales y/o para la apertura de
territorios con fines agropecuarios. Su principal planteamiento está
enfocado, además, para su protección y para el mantenimiento de la
biodiversidad que contienen para la recreación y turismo, dirigido en
especial a la población urbana.
Las propuestas de conservación de la naturaleza por organismos
gubernamentales o con apoyo del sector privado no están exentas de
suspicacias de intereses que van más allá de los objetivos señalados.
El valor económico actual y potencialmente futuro de los territorios
con remanentes de biodiversidad de alto valor genético, sociocul-
tural y económico (minero, farmacológico, alimenticio) promueve
iniciativas que parecen ser loables, pero que implican beneficios para
las grandes corporaciones trasnacionales o nacionales. La ingeniería
genética, producto de la biodiversidad, podría ser uno de estos gran-
des intereses. Entonces, ¿de quién y para quién es la biodiversidad y
su conservación?
A partir de los resultados de la mecánica y participación en las
mesas de reflexión ha quedado claro que la conservación va más allá
de conservar especies silvestres, para enfocarse también en los com-
plejos procesos socioambientales de la época moderna.
En materia de “Salud y medio ambiente” se manifestó que al
existir una relación dialéctica de la especie humana con la natura-
leza, la primera la transforma y con ello se transforma a sí misma,
evidenciándose que en la medida que la perturba, la salud humana
se ve afectada, al igual que su sobrevivencia y evolución. Así, la rela-
ción entre “ambiente” y “salud” se redimensiona y genera nuevas in-
terrogantes, en donde se planteó que la complejidad de esta relación
requiere visiones académicas nuevas, más allá de la multidisciplina
convencional.
En materia de “Conservación de la diversidad biológica” se ex-
puso que el concepto de conservación frecuentemente carece de un
contenido concreto y que las preguntas generadas por el interés de
conservar no son fáciles de responder y no hay respuestas únicas.
¿Qué conservar, cómo, para qué, para quién? Al mismo tiempo, se
 Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación...
94
ignora el derecho de otras formas de vida diferentes a la humana para
existir y, por lo tanto, conservar requiere aumentar la conciencia in-
dividual y cambio de actitud hacia la naturaleza. Modificar nuestro
estilo de vida. Para el debate se manifestó si ECOSUR debe propiciar
cambios integrando otras visiones y saberes, generando propuestas
útiles a la sociedad, definiendo su posición institucional al respecto.
En lo que respecta a la “Conservación de los recursos genéticos
agrícolas y de sistemas productivos” se evidenció que tales recursos
son productos asociados al conocimiento y utilización para satisfacer
necesidades humanas. Son creaciones y patrimonio biocultural del
mundo y la necesidad de reconocer otros saberes y relaciones con la
naturaleza propios de los pueblos originarios y que ante el hecho de
que la diversidad genética agrícola decrece, entonces, ¿qué se puede
o debe conservar, cómo?, ¿a quién pertenece esta diversidad y sus
beneficios?, ya que esta diversidad debe resguardarse como seguro
de vida, reconociendo que existen propuestas productivas que recu-
peran la relación sociedad-naturaleza-campesina, como los sistemas
agroforestales, pero se debe resolver el reto de escalar los casos de
éxito productivo-social. Para el debate, se planteó la pregunta de si
ECOSUR debe ser un actor importante para atender los procesos de
revalorización por los productores campesinos de sus recursos gené-
ticos, su conocimiento y conservación, bajo la decisión e interés de
dichos productores.
Las reflexiones sobre “Bienestar, vida digna y desarrollo” expu-
sieron que el desarrollo basado en el crecimiento económico refleja
una falacia histórica, que presupone que este conduce al bienestar y
la vida digna, en donde la naturaleza solo aporta bienes materiales
y excluye concepciones de bienestar no material. La concepción de
conservación de naturaleza debe revertir la actual separación de la
sociedad-naturaleza hacia un nuevo planteamiento civilizatorio, en
donde el ser humano se reconozca como integrante y responsable de
la naturaleza, en donde la agroecología se presenta como una alter-
nativa al modelo capitalista que cuestiona al monocultivo agrícola
y de la mente, al considerar la diversidad natural, social y cultural.
Para el debate se planteó que ante la racionalidad indolente y la con-
formación de una nueva racionalidad ¿a ECOSUR qué le correspon-
de hacer como institución?
En lo referente a “Cultura, interculturalidad y conservación” se
manifestó que en el modelo de desarrollo vigente la cultura parece
no ser relevante, sin embargo, sí lo es para la conservación, consi-
derando que el territorio, los pueblos que lo habitan y la forma de
relacionarse con los mismos no es exclusiva de los pueblos indíge-
nas, no es estática ni homogénea. Los habitantes de comunidades
rurales, en su relación cotidiana con la naturaleza, han desarrollado
formas propias de conceptualizarla, interpretarla y usarla, en don-
de los discursos, conceptos y acciones institucionales en materia de
conservación generalmente están carentes de significado para las
poblaciones locales, agravándose esta situación al menospreciar los
significados distintos de las culturas locales en su relación con sus
territorios; considerando que el diálogo de saberes permanece en el
ámbito teórico y es un reto llevarlo a la práctica y la idea de “otras
culturas” lleva a colonialismos y prejuicios (minorías, pobres, atra-
sados) y se imponen procesos para hacerlos “iguales” a nosotros.
La interculturalidad entonces asume actos de descolonización, des-
estructuración y reivindicación, por lo tanto, si la interculturalidad
asume estos cuestionamientos, la conservación adquiere otros sen-
tidos. ¿Estamos preparados en ECOSUR para la interculturalidad?
Conservación, un desafío de la naturaleza
al entendimiento humano
Trinidad Alemán Santillán
La realidad que vivimos evidencia situaciones nunca antes vistas
en la relación que los seres humanos guardamos con la naturaleza.
Desde un origen no lejano, ni tampoco bien definido en el tiempo
(quizás hace un millón de años) o el espacio (algún lugar de África
central), la especie humana se extendió por prácticamente todo el
planeta. Se adaptó a los ambientes a los que llegaba o los trans-
formó de acuerdo a sus necesidades. De vivir en pequeños grupos
 Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
familiares trashumantes, que comían lo que el ambiente les ofrecía,
ha logrado la capacidad de transformar paisajes y conformar gigan-
tescos conglomerados donde la naturaleza es casi inexistente. Los
economistas e historiadores llaman “desarrollo” a este proceso; los
biólogos lo denominan “éxito evolutivo”.
Estos “avances”, sin embargo, no han sido homogéneos. Hoy
día persisten representantes de prácticamente todas las etapas de
ese proceso, desde grupos parentales recolectores o cazadores es-
trechamente vinculados a su entorno natural, hasta enormes estruc-
turas sociales fuertemente diferenciadas en donde el grueso de la
población desconoce la procedencia de los recursos que consume,
sean agua o aire limpios, o alimentos saludables. En muchos de los
conglomerados urbanos de hoy, la “naturaleza” es algo ajeno, quizás
hasta “peligroso”; es el origen de riesgos al bienestar y a la salud y
debe ser “dominada” en beneficio de la humanidad. En la acelerada
expansión humana esta ruptura con la naturaleza ha tenido graves
repercusiones en los ciclos ecológicos, los organismos “no útiles”,
en fin, en los procesos naturales que permiten el mantenimiento de
la vida sobre la Tierra.
Las primeras alertas de peligro para la humanidad vinieron del
impacto mediático de los desastres petroleros en los océanos o la
contaminación del aire y el hacinamiento en las ciudades. Luego se
alertó sobre la escasez y la contaminación del agua que bebemos y el
aire que respiramos. Finalmente se supo que llevábamos años consu-
miendo alimentos producidos con grandes cantidades de sustancias
químicas artificiales. Algunos llamaron la atención sobre el avance
del “progreso” a costa de las áreas vírgenes, llevando a la desapari-
ción de organismos silvestres, muchos de ellos aún desconocidos.
Los organismos internacionales externaron preocupación por el
ambiente y sin cuestionar el “progreso” plantearon la necesidad de
conservar algunas áreas representativas de la diversidad ambiental y
biológica de nuestro planeta. La importancia de esta medida no sido
cabalmente entendida, quizá porque quienes la propusieron no in-
tentaron explicarla en su totalidad. De esta forma la “conservación”
se diversificó, y se volvió retórica oficial, fundamento de planes de
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“desarrollo alternativo”, “espacio de oportunidad” de emprendedo-
res e interés profesional de científicos, todo ello ante el desconcierto
social de los habitantes de las regiones que se quieren conservar.
La diversificación de contenidos, significados y expectativas que
la “conservación” generó en estos y otros actores es la consecuencia
inevitable de la complejidad de la interacción humana con el ambien-
te del que depende. Las situaciones que hoy vemos han tenido miles
de años de interacción humana (individual, familiar, comunitaria,
social) con el ambiente (inmediato, colectivo, planetario). La “con-
servación” que hoy nos preocupa es un desafío múltiple, condicio-
nado por las escalas de tiempo y espacio en que se da la interacción
humana con el ambiente natural.
La “conservación” adquiere significados muy variados, hasta
contradictorios, cuando consideramos la gama de grupos humanos
que el “progreso” ha creado, y las muy variadas formas y escalas en
que se relacionan con la naturaleza. Si bien cada uno de estos actores
sociales se mueve en una realidad muy concreta, que ofrece recur-
sos específicos y aprovechables en tiempos y formas particulares, los
procesos naturales son globales y subyacen tras todo ello. La natura-
leza y su dinámica permiten la vida humana, la abarcan y la rebasan
en un proceso complejo, sin solución de continuidad, desafiando la
capacidad humana de entender su propio vínculo con la naturaleza.
Ha sido necesario establecer “límites imaginarios”, conceptuales,
a las manifestaciones concretas de la interacción sociedad-naturale-
za. La “conservación” está entonces condicionada por interpretacio-
nes disciplinarias, abstracciones humanas más o menos vinculadas a
una realidad compleja y dinámica, pero gravemente separadas entre
sí. Cada representación se ajusta a una escala particular de tiempo
y de espacio, creando representaciones intelectuales distintas, con
actores, conceptos, estrategias y expectativas propios.
Los grupos familiares buscan garantizar su sobrevivencia bioló-
gica y para ello utilizan lo que tienen a la mano, cuando lo necesitan.
Conocen los recursos que poseen (incluyéndose ellos mismos) y se
preocupan por conservarlos, haciendo uso de las capacidades y habi-
lidades de cada uno de los integrantes de la familia.
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De esta forma, la protección de especies silvestres tiene su ma-
yor significado (y sus limitaciones más grandes) al nivel de las es-
calas pequeñas (las familias o las comunidades), y la protección se
pretende excluyendo la presencia humana de las áreas naturales.
En las comunidades humanas (grupos de familias) los recursos
se utilizan con base en las estrategias familiares, pero vigilando no
afectar con ello los intereses de sus vecinos. Controlan espacios geo-
gráficos mayores y los recursos comunes (el agua, los bosques, los es-
pacios de convivencia) son de propiedad colectiva y su uso requiere de
acuerdos y decisiones consensuadas, considerando no solo la propia
necesidad actual, sino la necesidad del futuro cercano de sus vecinos.
Para las comunidades, que consideran el uso de los recursos na-
turales como la base de su subsistencia, conservar sin usar carece
de sentido. Muestran mayor interés en los procesos productivos
(conservar semillas, tecnologías, sistemas agrícolas, abasto de agua,
suelos fértiles, recursos financieros) o de bienestar social (salud, ca-
minos, escuelas, servicios).
Cuando las comunidades crecen se requieren más recursos. Pri-
mero se amplía el espacio geográfico utilizado, pero eventualmente
la comunidad se fragmenta y se crean espacios geográficos extensos
(territorios) que, perteneciendo a un mismo tronco sociocultural,
se diversifican en caminos propios, en interacción con sus recursos
y sus expectativas. Las necesidades en los territorios se satisfacen
principalmente con el uso de los recursos locales, pero también con
el intercambio interno o externo que aprovecha la diversidad de con-
diciones de los grandes espacios. Se requieren estructuras sociales
más complejas, quizás jerarquizadas, pero al menos claramente dife-
renciadas en cuanto a las funciones de sus integrantes.
En los territorios persisten las bases familiares y comunitarias de
interacción con la naturaleza. Se conservan los recursos y sus formas
de uso, pero también se conservan las razones y explicaciones que
los fundamentan. La tradición, las creencias religiosas, las formas de
organización social, el conocimiento tradicional, en fin, la cultura,
cohesiona y da sentido a las formas de ser y vivir en los territorios.
Ya no se trata solo de la supervivencia biológica, sino fundamental-
mente se trata de la supervivencia del Ser, la supervivencia cultural.
Finalmente, los territorios pueden vincularse de diversas formas,
siendo frecuente la imposición política, mediada por procesos his-
tóricos de conquista, colonización o despojo que evidencia poderes
económicos o de otra índole, no siempre atentos a los historiales
sociales o culturales de sus integrantes. Los recursos se usan en fun-
ción de intereses diversos.
En las escalas más amplias de tiempo y espacio, los territorios se
conjuntan en naciones, donde las decisiones sobre el uso de los re-
cursos se abordan desde estructuras políticas y sistemas económicos
que, con la pretensión del bien común, invierten gran esfuerzo en
diseñar normas, disposiciones y leyes (políticas públicas) que “regu-
lan” las acciones y expectativas de comunidades y familias respecto a
las formas de uso de los recursos naturales. Muchas de estas legisla-
ciones atienden intereses económicos que excluyen las necesidades
inmediatas de los habitantes de las áreas protegidas.
Las disciplinas científicas convencionales (biología, economía,
antropología, sociología, agronomía, etcétera) no han podido aún
incidir favorablemente en el desafío de la “conservación” que im-
plican estas escalas (verdaderas dimensiones del conocimiento) y
han mantenido su separación teórica y metodológica centrándose
en una o dos escalas particulares. Se proponen enfoques o acciones
alternativas que se consideran más apropiadas: agroecología, ciencia
postnormal, teoría de los sistemas complejos, entre otros.
La tarea, sin embargo, sigue siendo urgente, pues la conservación
ha dejado de ser una preocupación de sólo de los biólogos por pre-
servar especies silvestres para transformarse en un cuestionamiento
social a las formas en las que la humanidad se ha relacionado con la
naturaleza.
Memorias: Mesas de reflexión y análisis sobre Conservación… Ambiente saludable, sistemas socioambientales e interculturalidad
se terminó de editar en octubre de 2017, en el Departamento de Difusión y Comunicación de ECOSUR.
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