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Las costas peninsulares son predominantemente rectilíneas, sin resaltes destacados, salvo las de Galicia, lo que
determina una escasa penetración de la influencia del mar en el interior. El litoral peninsular español, poco articulado y
de contornos rígidos, contrasta con el resto de Europa, singularmente con las penínsulas mediterráneas de Italia y de
Grecia. Si exceptuamos las costas norte y sobre todo las del noroeste, el litoral peninsular carece de golfos profundos y
cabos avanzados.
En general, son costas en general inarticuladas, rectilíneas y con grandes problemas para la creación de puertos
naturales. Las costas ocupan en la PI una longitud de 3179 km. Las de mayor extensión so las mediterráneas, 1674 km.
A) COSTAS ATLÁNTICAS
Dentro de las costas atlánticas distinguimos la costa cantábrica, las rías gallegas y la costa atlántica andaluza.
a) La costa cantábrica.
Se extiende desde la desembocadura del río de Bidasoa, hasta la Punta de Estaca de Bares (unos 770 km).
Orientada de Este a Oeste, tiene un contorno rectilíneo porque sigue la línea de fractura de una gran falla con dirección
E-O, es longitudinal respecto de las estructuras del Sistema Cantábrico.
La costa cantábrica se caracteriza por sus acantilados (se deben a un rápido hundimiento en el mar), rasas y
pequeñas rías (la ría de Bilbao, con sólo 10 km de longitud es la más importante) , así como por la escasez de playas.
Los acantilados son costas que penetran con una fuerte pendiente en el mar. En relación con los acantilados están las
cuevas marinas, creadas al erosionarse los puntos de menor dureza del acantilado, los arcos marinos formados cuando
la erosión perfora la parte inferior del acantilado y los farallones, que son agujas rocosas sobre el mar, creadas al
desprenderse la parte superior del arco.
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Las rasas son sierras escalonadas paralelas a la costa. Las más bajas tienen cumbres planas debido a que son antiguos
niveles marinos allanados por la erosión del agua que luego han quedado elevados. Las más altas han sido atacadas por
la erosión y la planitud ha desaparecido.
Por último, las pequeñas rías cantábricas son generalmente de boca estrecha.
Según las circunstancias que han ocasionado esta morfología costera, distinguimos dos zonas de rías: las Rías
Altas que van desde el ría de Ortigueira hasta el cabo de Finisterre (algunos autores subdividen a estas rías en Altas y
Centrales), y las Rías Bajas.
Las Rías Altas son cortas y estrechas en su tramo cantábrico y muy abiertas en su trazado atlántico. Su orientación
viene determinada por la estructura de unos terrenos blandos poco resistentes a la erosión diferencial. Se suceden en
dirección E-SO, las rías de Ortigueira, Cedeira, El Ferrol, Betanzos, A Coruña, Lage y Camariñas.
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Las Rías Bajas/Baixas, que llegan hasta la Punta de Santa Tecla en la boca del Miño, son de origen tectónico, una falla
N-S alpina “atacada” por los entrantes perpendiculares de las rías. Tienen una forma de embudos anchos y profundos,
que penetran hasta 35 km en el interior del continente. La ría más septentrional es la de Corcubión y hacia el sur nos
encontramos con las rías de Muros-Noya, Arosa, Pontevedra y Vigo, que forman respectivamente los ríos Tambre, Ulla,
Lérez y Verdugo, orientadas todas ellas de SO a NE.
Este litoral tiene como relieves costeros característicos las marismas, las flechas litorales y los campos de dunas.
Las marismas son llanuras de fango típicas de las bahías bajas, como las de la depresión del Guadalquivir. Se forman
con los sedimentos aportados por los ríos que las atraviesan y por el mar, que las cubre en pleamar y las deja al
descubierto en bajamar. Estos sedimentos acaban colmatando la bahía, originando las llanuras de fango. Sobre ellas cre-
cen plantas salobres, pero pueden drenarse y aprovecharse agrícola-mente.
Las flechas litorales son líneas de arena que prolongan las costas rectilíneas y arenosas hacia el interior de una bahía.
Se forman por el transporte de la arena hacia la bahía por deriva litoral (corriente paralela a la costa causada por la
incidencia oblicua de las olas) y suelen tener su extremo curvado hacia tierra (flechas de gancho). Una flecha puede
unirse con otra formada en la parte opuesta de la bahía, dando lugar a una barra continua de arena o cordón litoral. Son
características de la costa entre la desembocadura del Guadiana y del Guadalquivir.
Las dunas son montículos de arena típicos de las costas arenosas. Se forman por el transporte y acumulación de arena
por el viento, que queda fijada por la vegetación. El perfil de una duna es asimétrico: la cara de barlovento tiene una
pendiente suave y convexa, mientras que la de sotavento es cóncava y más abrupta. Las dunas se orientan en relación al
viento predominante.
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COSTAS MEDITERRÁNEAS.
Abarca una extensión longitudinal de 1663 km, desde Gibraltar al Cabo de Creus, alineándose en varios sectores.
Dentro de las costas mediterráneas diferenciamos el sector bético, el golfo de Valencia y el litoral catalán.
a) El sector bético se extiende desde el peñón de Gibraltar, en Cádiz, al cabo de La Nao, en la costa levantina.
→ Es una costa acantilada determinada por los relieves de las cordilleras Béticas, que discurren paralelas a ella. Los
acantilados alternan con largas secciones de costa baja, que forman una estrecha llanura litoral creada por los
abundantes aportes de las cordilleras Béticas.
A partir del Cabo de Gata destacan dos golfos: el de Mazarrón y el de Alicante. En esta parte de la costa son
frecuentes las albuferas, como la del Mar Menor, cerrada por una restinga de 21 km. Las de Elx, Alicante y Torrevieja,
actualmente están colmatadas.
→ También son frecuentes los campos de dunas y las albuferas, como la del Mar Menor. Una albufera es un lago salado
separado del mar por un cordón litoral, que puede tener contacto temporal o permanente con el mar. Al final acaba
convirtiéndose en marisma y colmatándose por los aportes terrestres.
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Mar Menor
→ Desde finales de la era terciaria la costa bética registra un levantamiento, que da lugar a la formación de terrazas
marinas (antiguas playas que han quedado más altas que el nivel del mar por el descenso de éste o por la elevación de
la costa).
b) El golfo de Valencia va desde el cabo de La Nao al delta del Ebro. Se caracteriza por sus playas, albuferas, pequeños
deltas y tómbolos.
c) El litoral catalán se extiende desde el delta del Ebro a la Costa Brava. Es muy variado, ya que presenta algunos deltas,
como los del Ebro y el Llobregat; costas acantiladas donde el extremo de la cordillera Costero-Catalana llega hasta el
mar (Costa Brava) y playas y pequeñas llanuras litorales entre los promontorios rocosos.
El Delta del Ebro es el de mayor tamaño de la península. Formado con los sedimentos del rio, actualmente sufre los
efectos de los numerosos embalses que detienen las aportaciones naturales de limos.
A partir del Delta se alternan las playas y los acantilados, que reaparecen en la zona del Garraf. Conforme avanzamos
hacia el norte la costa se hace más abrupta. Los materiales graníticos de la Cordillera Catalana se introducen en el mar,
dando lugar a un litoral en el que predominan claramente los acantilados. Esta parte es conocida con el nombre de
Costa Brava.
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En las Islas Baleares Mallorca tiene una costa norte, paralela a la Sierra de la Tramuntana, rectilínea y
acantilada. El resto de la isla es una costa baja donde destacan las bahías de Palma y Alcudia. En Menorca el litoral
septentrional está fracturado y es por tanto bastante accidentado, al sur alternan los acantilados con las ensenadas
pequeñas o “calas”. En Ibiza predominan las costas accidentadas menos en su parte oriental donde hay extensos
arenales.
En las Islas Canarias, como sabemos de origen volcánico, está sujeto a un constante modelado. Predominan los
grandes y escarpados acantilados de entre 100 y 400 metros sobre las playas; éstas se suelen encontrar en la
desembocadura de los barrancos.