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3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA VIOLENCIA

SEXUAL: UN APORTE LATINOAMERICANO - …


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SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA VIOLENCIA SEXUAL: UN APORTE
LATINOAMERICANO Fecha 15/10/2009 21:50:00 | Tema: Articulos I. Introducción A lo largo de los
últimos años se han estado dando cambios importantes en el campo del conocimiento científico,
en lo referente a la identidad femenina y la condición de la mujer, así como en las formas en que
esta ha sido construida y transmitida culturalmente. Estos cambios se acompañan de una
abundante literatura que comprende mejor la experiencia femenina y aporta nuevos enfoques
psicológicos y sociológicos, entre otros, al análisis del tema. Paralelamente ha surgido una
corriente de investigación crítica sobre la condición de la mujer, la diferencia entre los géneros y la
realidad social. Esta literatura ofrece también una nueva guía para leer las teorías psicológicas
tradicionales y los métodos de investigación que acompañan esas teorías. Encara,
fundamentalmente, los efectos psicológicos derivados del estatus de subordinación en la mujer y
los efectos en su salud mental. Este abordaje constituye un reto para nosotros (as), los (las)
profesionales en salud mental, y nos crea una obligación ética: entender cómo el contexto social y
el rango que ocupa la mujer en la sociedad contribuyen al origen y a la persistencia de los
problemas de las mujeres. Esta perspectiva además, tiene implicaciones psicológicas obvias en la
vida de una mujer, su papel en la sociedad, el modelo de socialización que enfrenta y las
expectativas culturales, en el sentido que su personalidad se desarrolla en un marco que la define
como un grupo desvalorizado. He encontrado que el exceso de síntomas psicológicos que suelen
verse en las mujeres no es intrínseco al ser biológicamente mujer. Empero, sí lo es la
subordinación que caracteriza aquellos los roles tradicionales femeninos y su definición en la
familia. En este sentido, puede afirmarse que las mujeres han sido socializadas para satisfacer las
necesidades de otros y no las suyas -estas pasan a ser secundarias-. Esos síntomas se relacionan
también con las limitaciones que les imponen sus roles, con la ausencia de gratificaciones, con la
incompatibilidad de estas funciones con las necesidades y aspiraciones de muchas y con la
sobrecarga que le impone la doble jornada para aquellas que trabajan fuera del hogar (Batres,
1997). La comprensión de la teoría de género es ineludible en este análisis. La adquisición del
género significa el aprendizaje social de normas que informan lo que una persona, hombre o
mujer, está obligada a seguir, y también de lo prohibido y lo permitido para cada sexo. El género
trata de las construcciones sociales, culturales y psicológicas que se han impuesto a las diferencias
biológicas. 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 2/16 Estas normas, se
transmiten por medio de diferentes instituciones, entre las que están la familia y la escuela. Los
roles son las actividades y funciones relacionados con el género y son determinados también por
la cultura. El género, como categoría, tiene un carácter social y designa una realidad psicosocial y
una fuente cultural. Gayle Rubin (1975) introdujo el concepto sexo-género para señalar el
conjunto de operaciones mediante las cuales una sociedad transforma la sexualidad biológica en
productos que lo son de la actividad humana. El género, como conjunto de pensamientos y
emociones, contribuye a estructurar la sociedad al establecer jerarquías de las actividades
humanas, en donde lo masculino tiene más valor que lo femenino (Beneria, 1986). La
jerarquización de los géneros establece una relación de poder entre ambos. El género tiene una
vertiente colectiva y otra individual. Su transgresión requiere de grandes cambios individuales con
altos costos emocionales, pero parece haber una especie de inhibición cognitiva individual que
impide la toma de conciencia genérica, además de todas las sanciones sociales y económicas que
existen para quienes transgredan los mandatos genéricos. Esto tiene se relaciona con que la
identidad de género es estructurada e internalizada desde la primera infancia (18 meses) y está
asociada entonces a factores cognitivos y emocionales que, desde el punto de vista psicológico,
hacen más difícil su deconstrucción (Jaime, M y Sau. V, 1996). En nuestra sociedad una mujer se
convertirá, por el peso de las expectativas culturales, la coerción familiar y la educación, en lo que
por “naturaleza” se dice que es. Una vez introyectados los roles sexuales se cierra firmemente el
aparato psíquico y se forma una pantalla permanente a través de la cual se percibe y experimenta
el mundo. [pagebreak:La terapia género sensitiva] La terapia género sensitiva Los aportes hechos
por la terapia sensible al género a la práctica terapéutica y a la teoría son innegables. Uno de ellos
ha sido precisamente el cuestionamiento de las teorías psicológicas vigentes, tan distanciadas de
la vida de las mujeres. La práctica terapéutica debe devolverles ese poder a las mujeres.
Empoderar a las mujeres para que replanteen sus comportamientos, aquellos especialmente que
han necesitado utilizar por su desventaja, llamados manipulatorios o histéricos. Es nuestro trabajo
como profesionales en el área validar las percepciones de las mujeres y reducir sus sentimientos
de inadecuación. Ahora bien, es tarea de este análisis mostrar que el poder utilizado contra las
mujeres es parte del andamiaje ideológico para mantenerlas en donde están. La terapia género-
sensitiva con mujeres coloca el comportamiento de la mujer en el contexto de la sociedad sexista y
las diferencias de poder en la familia y la sociedad. Sin embargo, la mujer siempre enfrentará en
terapia un gran dilema, “un doble vínculo”, que va entre sus necesidades y lo que le pide la
sociedad. El enojo estará entonces inscrito, así siempre en los sentimientos a enfrentar, como
resultado de estos dobles mensajes (Batres, 1997). 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 3/16 La terapia género
sensitiva tiene como tema central el reconocimiento de que para las mujeres, vivir en una
sociedad sexista ha tenido un costo en su salud mental. Que la opresión vivida, basada en el
género, la clase y la raza, han generado grandes problemas en su autoestima y en la falta de poder
y autonomía. Esta también explica los roles exigidos a las mujeres, pero no se dedica al conflicto
individual que además, no relaciona el sistema socioeconómico en que vivimos. Evita el uso de
etiquetas de diagnóstico. Su foco es la opresión genérica, las secuelas de la victimización femenina
y los abusos de poder. Se apoya la exploración de los recursos internos de las mujeres y su
capacidad para cuidarse y autocurarse. Explora varios estilos de vida y acepta distintas
orientaciones sexuales. La adquisición de destrezas para una vida independiente, se estimula.
Analiza además, las diferencias de poder para ayudar a las mujeres a diferenciar las fuentes (tanto
externas como internas), que la angustian y reconceptualiza los padecimientos para que las
mujeres dejen de culparse a sí mismas ser víctimas. Los (as) terapeutas género sensitivos deben
examinar su estilo de vida y sus estereotipos, estar inmersos en un proceso continuo de
concienciación y comprometerse con los esfuerzos sociales para lograr la equidad. La terapia no es
una panacea total, mas se deben estimular otras formas de crecimiento y apoyo, en adición de la
experiencia terapéutica. Muchos paradigmas deben ser removidos para incluir las variaciones de
género en el estudio y práctica de la psicoterapia. Y estas modificaciones dependerán de cuánto
cambien en la sociedad las inequidades de género y se genere la conciencia de que la desigualdad
conduce a la violencia. [pagebreak:Los modelos terapéuticos sensibles al género] Los modelos
terapéuticos sensibles al género Dentro del marco teórico de la psicoterapia, coexisten varios
modelos terapéuticos. Según Corsi (2005, p. 22) “un modelo es una estructura conceptual que
contiene elementos teóricos y técnicos, que intentan explicar cierta área de temas o problemas y
que, a la vez, proporciona instrumentos para operar sobre dicha área, con vistas a operar un
cambio.” Epistemológicamente se pueden identificar en cada modelo, niveles distintos: Nivel 1:
Fundamentos y cosmovisión. La teoría género-sensitiva hace énfasis en que más allá de las
técnicas, lo importante es su filosofía La orientación género sensitiva, que se enfoca en la
experiencia de la víctima y considera la violencia como una consecuencia lógica de la condición de
la mujer en la sociedad. Quien abusa es considerado responsable por sus acciones sin tomar en
cuenta el comportamiento de los demás miembros de la familia. Ante esto, la orientación
filosófica del (de la) terapeuta es vital para generar las actitudes, valores y posición frente al
tratamiento. 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 4/16 Esta categoría además,
permite sacar del terreno biológico lo que determina la diferencia entre los sexos y colocarlo en el
terreno simbólico. La teoría género-sensitiva también hace énfasis en que más allá de las técnicas,
lo importante es su filosofía. Para ello: a) Se deben examinar en terapia las contradicciones
inherentes al intento individual para resolver conflictos, mientras se vive en un ambiente social
que enseña los usos inapropiados del poder y limita el acceso a los recursos basándose en el
género. b) Analiza los roles sexuales tradicionales y los roles de poder en las relaciones. c) Apoya el
análisis de la experiencia de discriminación, en los procesos dirigidos al cambio. d) Afirma que los
factores socioculturales basados en el género son la fuente de muchas perturbaciones
emocionales (Batres, 1994). Nivel 2: Las técnicas. Instrumento que proporcionan e introducen los
cambios terapéuticos Una actitud unidimensional en el abordaje del abuso sexual suele dejar
lagunas, especialmente en la comprensión de la etiología social de su ocurrencia que es, en mi
experiencia, la dificultad más frecuente entre quienes se han formado en aspectos psicodinámicos
puros, o viceversa. También se encuentran divergencias entre aquellos que defienden y privilegian
los determinantes sociales, sin aceptar críticas a sus posturas, posición muy frecuente entre grupo
de feministas que trabajan la modalidad de “autoayuda”. En todo caso, como asevera Corsi, (2005)
se corre el riesgo de no responder a las necesidades del paciente sino a las exigencias de los
terapeutas para incrustarlas en su marco teórico. Por lo tanto, en la terapia género – sensitiva se
utilizan técnicas provenientes de diferentes modelos. Particularmente, han demostrado ser útiles
las cognitivo-conductuales, las cuales han sido empleadas con éxito en tratamientos de personas
traumatizadas. La labor puede realizarse de forma individual y grupal, mas el tratamiento grupal
estructurado facilita un proceso con alto nivel de organización y de dirección, cuya ventaja radica
en focalizar el tratamiento hacia las secuelas del abuso (Batres, 2006). [pagebreak:Violencia sexual
contra las mujeres, niñas y niños] Violencia sexual contra las mujeres, niñas y niños La violencia
contra las mujeres, las niñas y los niños en el ámbito doméstico está reconocida como un
problema mundial significativo. Su análisis desde la perspectiva de género, es decir, desde el
reconocimiento de la existencia de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres, dentro y
fuera de la familia, nos proporciona los elementos necesarios para su comprensión. La violación, el
abuso sexual, el incesto, la agresión física a mujeres y el hostigamiento sexual no son problemas
distintos, por lo que para entenderlos vale la pena comprender sus interrelaciones. Cuando las
víctimas de estos crímenes son analizadas conjuntamente se nota un problema de origen común:
por lo general, la vida de todas las mujeres ha sido afectada como mínimo una vez por alguna de
estas formas de violencia. 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 5/16 Vivimos en una
sociedad sexista, en la cual las conductas violentas contra las mujeres están inscritas en un sistema
de relaciones de poder y subordinación entre los géneros, el cual abarca toda la sociedad. En todas
estas conductas se usan el sexo y la fuerza física para lograr poder y para obtener sexo. De esta
manera, se reduce a las víctimas a tratos denigrantes, como si fuesen objetos, todo con el
propósito de ejercer ese poder. Además, se invade de terror la vida de las mujeres y los victimarios
pueden variar sus estrategias e ir desde el ejercicio sutil de la violencia, hasta el asesinato. Estos
hombres destrozan la capacidad de amor y confianza en las víctimas, con las consecuentes
dificultades a lo largo de sus vidas. El desconocimiento de esta realidad siempre conduce a la
revictimización de las víctimas de estos crímenes, el cual, como han demostrado infinidad de
estudios, en el 90% son mujeres. En la región centroamericana el patrón de victimización muestra
una similar distribución estadística por sexo (Batres, 1998). [pagebreak:Impacto] Impacto Los
síntomas que se han documentado para los casos de mujeres parecen ser válidos también para los
hombres sobrevivientes, con algunos énfasis dictados por el género. Así, el siguiente razonamiento
sobre el impacto se aplica tanto para el hombre como para la mujer sobreviviente. En primer
lugar, dividiré las secuelas en cuatro grupos: Conductas auto-destructivas. Reacciones
emocionales. Problemas de relación. Desórdenes físicos. Las conductas auto-destructivas incluyen
el abuso de sustancias, la actividad sexual indiscriminada, la prostitución, los desórdenes
alimenticios y el comportamiento suicida. Los sobrevivientes se encuentran en un riesgo creciente
de violación o de otra victimización. Las respuestas emocionales además, incluyen depresión,
ansiedad, culpa y vergüenza. Muchos sobrevivientes experimentan repetidas pesadillas y
exageradas respuestas de temor, y algunos sufren de largas ausencias de memoria. Las
experiencias disociativas son comunes a una reacción más seria de personalidad múltiple. Serias
perturbaciones de la personalidad, a menudo equivocadamente diagnosticadas, como
personalidad bordenline o esquizoide, suelen producirse por abuso sexual e incesto. Durante mi
experiencia clínica (1981-2009) he encontrado también que todas las sobrevivientes entrevistadas,
experimentaron alucinaciones “asombrosamente similares”. Estas incluían figuras en sombras,
objetos en movimiento, “vistos con el rabillo del ojo” y ocasionalmente, visiones más elaboradas.
Otras alucinaciones auditivas observadas incluían pisadas, suspiros, puertas que se abren y
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ventanas que suenan, niños que llaman a sus madres y voces amenazadoras. También se notaron
alucinaciones táctiles, como sentirse tocados, especialmente en los genitales. Muchas mujeres no
cuentan estas experiencias a nadie, por temor a ser tildadas de “locas”. Este temor se haya bien
fundado, pues quienes describieron las alucinaciones habían recibido el diagnóstico de
esquizofrénicas, esquizo-afectivas o con personalidad esquizotípica. Por contraste, considero este
síntoma como una reacción predecible a una tensión catastrófica, especialmente en aquellas
sobrevivientes con personalidad múltiple. Por otro lado, los problemas de relación se caracterizan
por tener interacciones conflictivas, vacías, superficiales o sexualizadas. Las sobrevivientes por su
parte, se describen típicamente como personas con baja autoestima y confusa identidad. Además,
variadas dificultades sexuales pueden ser evidenciadas, incluyendo la disfunción orgásmica, la
confusión sobre la preferencia sexual o la evasión de la sexualidad. Puede notarse que el
aislamiento de otras personas exacerba los problemas y permite que continúen las conductas mal
adaptadas. Las dificultades físicas por su lado, incluyen una variedad de problemas
psicosomáticos. Los que se mencionan frecuentemente son dolores de cabeza, problemas o
trastornos estomacales o psicomáticos, dolores de espalda, desórdenes de la piel y otros. Aquellos
con historiales de abuso sexual tenían una incidencia más alta en depresión, ansiedad, abuso del
alcohol, desórdenes somáticos, pensamiento pseudo psicótico, diagnósticos de personalidad
límite, conducta pasivo-agresiva, personalidad evasiva y personalidad esquizoide (distanciamiento
social). Actualmente el Desorden de Estrés Post Traumático y los fenómenos disociativos
generales por el trauma están ampliamente investigados. [pagebreak:Tratamiento para adultas
sobrevivientes de violencia sexual] Tratamiento para adultas sobrevivientes de violencia sexual a)
El papel del terapeuta Algunas características deseables para el perfil de un (una) terapeuta en el
tema del abuso sexual, en todas sus formas, difieren de los requisitos tradicionales. Más bien,
incluyen: Haber recibido entrenamiento en la perspectiva de género. Haber trabajado el tema del
poder. Saber lidiar con su dolor. Conocer los límites y reglas que protegen a las sobrevivientes
durante la relación grupal o individual. Aceptar que el incesto y el abuso sexual contra las niñas y
los niños son delitos. Reconocer que la terapia de familia o de pareja no es un enfoque apropiado
en esta fase del proceso de apoyo. Admitir la validez del trabajo en grupo. Sentir comodidad al
tratar aspectos de la socialización y discriminación. 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 7/16 Aceptar que sus
valores y normas pueden ser comunicados al (la) cliente (a). Además, debe ser responsable por
explotar sus valores y reconocerse como persona socializada en un mundo sexista, cuya
transformación es indispensable. Es necesaria también una gran sensibilidad hacia la
discriminación experimentada por los (las) niños (as), los (las) ancianos (as), los (as) pobres, (los)
discapacitados (as), los grupos étnicos y raciales y por las personas con orientaciones sexuales
diferentes. Este proceso terapéutico debe estar basado en un compromiso por la igualdad entre
mujeres y hombres, y en una relación lo más simétrica posible entre terapeuta y paciente. Para
ello, se debe estar dispuesto (a) a adquirir el compromiso personal y profesional de luchar por el
cambio de la sociedad. Empero, a lo largo de mi experiencia clínica he aprendido que el papel del
(de la) terapeuta es mucho más complicado que lo anotado anteriormente. Las relaciones
transferenciales que surgen son de gran fuerza, por la complejidad de los hechos, los dilemas
inherentes al incesto (por ejemplo) y las dramáticas oscilaciones emocionales y conductuales
sufridas por las sobrevivientes durante las sesiones de trabajo. Valga aclarar que las terapias
pueden ser grupales, individuales o mixtas (cuando una persona desea asistir a ambas). Las
técnicas grupales pueden aplicarse también en la terapia individual, lo importante es la filosofía
que el (la) terapeuta del paciente tenga, el marco teórico de la terapia y el entrenamiento que
haya recibido el (la) profesional. Esto último es de vital importancia. Cuando se trabaja como
terapeuta de víctimas infantiles y sobrevivientes de incesto, hay que disponerse a oír sobre
grandes dolores, necesidades, enojos y desesperaciones. Pero además, se debe luchar contra
ambivalencias y dependencias hacia ofensores, escuchar secretos muy ocultos, placer sexual
derivado de la relación sexual o placeres psicológicos producidos por la posición en que colocan al
(a la) niño (a) algunos ofensores. El (la) terapeuta escuchará sobre actos atroces y esto le involucra
como testigo, lo cual le enfrenta a una clara visión de la gran injusticia y soledad vivida por las
sobrevivientes. En otras palabras, el (la) terapeuta adquiere tarde o temprano un compromiso
moral (Herman, 1992). El (la) terapeuta deberá tener siempre presente que ante cualquier
vivencia experimentada por el (la) pequeño (a) niño (a), el incesto y todo tipo de violencia sexual
siempre son abusivos, dadas las diferencias de poder entre adultos (as) y niños (as), la
dependencia derivada de esta y de la violación de todo tipo que se da. La víctima nunca es
culpable, cualquiera que sea su circunstancia. De igual modo, el (la) terapeuta debe ser una testigo
incondicional, pero no indulgente; nutriente, pero no sobreprotector (a). Su papel es al mismo
tiempo relacional e intelectual y debe propiciar en la sobreviviente la introspección, la conexión
consigo misma y con los demás (Herman, 1992). Asimismo, ha de mantener límites claros y
precisos sobre su relación con la (el) clienta (e), quien muchas veces intentará manipularle para
lograr mayor protección y seguridad. Por eso se requieren habilidades clínicas para intervenir en
caso de crisis, intentos de suicidio o ataques de pánico. El (la) terapeuta experimentado (a) conoce
que los principales traumas psicológicos producidos por el incesto son la pérdida de poder y la
desconexión con los demás. Este conocimiento le capacita para aceptar como más apropiado el
tratamiento grupal, pues es el más efectivo, aunque estas tareas puedan lograrse, más
lentamente, en la terapia individual. El (la) terapeuta debe tener muy claro que la sobreviviente es
la experta de su recuperación (Herman, 1992; Batres, 1994). Su papel es promover la adquisición
de ese poder y del control de la vida del paciente. 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 8/16 Empero, por más
simetrías que intentemos establecer como terapeutas, las relaciones establecidas en la terapia nos
dan más poder frente a personas que fueron sometidas a controles autoritarios y sádicos. Por eso
el (la) terapeuta debe cuidarse de no ser prepotente ni de usar la supremacía en forma
inadecuada; esta debe ser una herramienta para inducir el proceso de curación. b) Terapia género-
sensitiva con hombres En los últimos años, teóricos (as) de la psicología, especialmente las
feministas, hemos refutado paradigmas considerados como androcéntricos en la salud mental y en
los modelos de atención terapéutica. También muy recientemente, el “movimiento de hombres”
ha reflexionado sobre el significado estereotipado de la masculinidad y ha cuestionado los modos
clásicos de concebir a los hombres y las mujeres, de modo que se ha apropiado de algunas
características estereotipadamente consideradas “femeninas”. Una de estas teóricas es A. Ganley
(1992) y en un interesante trabajo propone un modelo androgénico de salud mental, en el cual
hombres y mujeres pueden ser sociables, ambiciosos, diestros, expresivos, racionales, capaces de
dar y recibir cariño, asertivos, receptivos, independientes y dependientes, individualistas y
cooperadores. Este modelo permite la flexibilidad de roles, la equidad y el respeto por los
derechos humanos, por ello, de su posición teórica he tomado muchos elementos para construir
un modelo de tratamiento que llamo “la perspectiva género-sensitiva en el abordaje de los
hombres abusivos”. En este sentido, la autora mencionada señala que la terapia género-sensitiva
para hombres es tanto una filosofía como una escuela particular de terapia. Una idea central de
esta filosofía es que la ideología, la estructura social y la conducta se encuentran vinculadas entre
sí. Al mismo tiempo, destaca las consecuencias negativas de los roles sexuales estereotipados en la
salud mental y la importancia de la socialización a la hora de adquirir estos roles. Al mismo tiempo
enfatiza la responsabilidad personal de cada ser humano en terapia por el cambio y señala el papel
que juega el poder dentro de las relaciones hombre-mujer y en las estructuras sociales, con
respecto a las diferencias de género. El proceso terapéutico fenomenológicamente, dice, es no
solo un proceso de cambio de un individuo, sino de las instituciones sociales, e incluye por lo tanto
la estructura misma de la psicoterapia, situación que formulo en mi libro sobre víctimas de incesto
(G. Batres, 1997). c) Los aspectos más importantes por elaborar Es claro que las variaciones
individuales, étnicas, de clase y culturales son importantes cuando se construye la masculinidad.
Sin embargo, existe una hegemonía sustantiva en el aprendizaje de los roles sociales genéricos,
tanto para hombres como para mujeres. A continuación algunos temas que recomiendo analizar
en el proceso de la terapia género-sensitiva con hombres (Batres, 2002): 1. Asuntos sobre
realización personal: Los hombres han sido socializados para valorar su realización y medir lo que
valen de acuerdo con su producción. Ellos adquieren sus sentimientos de valía por medio de sus
logros, los cuales tienen sus determinantes, por ejemplo, deben ser muchos y grandes (puede
tratarse de fútbol, ventas, actividad sexual, procedimientos quirúrgicos, asuntos legales,
agricultura, venta de drogas ilegales, trabajo 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON
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http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 9/16 filantrópico, etc.). La
terapia género-sensitiva, por lo tanto, debe hacer más énfasis en el aspecto de las relaciones
interpersonales, no como instrumento para alcanzar objetivos, sino en las satisfacciones humanas
que deriva. Este énfasis es particularmente importante en hombres abusivos, cuyas relaciones no
son más que instrumentos para alcanzar poder, lucro y satisfacción. Por ende, el hecho de incluir
el análisis de la socialización diferencial por género le será de mucha ayuda al hombre en terapia,
pues logrará identificar sus limitaciones con respecto a las relaciones interpersonales. 2. La
invalidación de la intimidad: Algunas autoras como N. Chodorow (1984), han descrito que los
hombres, por razones relacionadas con su socialización, sienten ira o ansiedad con las relaciones
íntimas. Este miedo puede ser “actuado” por medio de conductas sexuales promiscuas, o por el
contrario, con distancia emocional, de modo que se comporte como el clásico hombre distante. La
terapia género-sensitiva es útil en forma particular para hombres con dificultades para ser íntimos,
porque hace énfasis en los roles sexuales estereotipados que obligan a este aprendizaje de lo
masculino. El problema no es tratado bajo los términos de un suceso del pasado, tal y como el
abandono de la madre, su rechazo, o un mal matrimonio, como es frecuente en el abordaje
tradicional de pacientes hombres en terapia, sino como resultado de su socialización (A. Ganley,
1992, Batres 2002). El objetivo de la terapia género-sensitiva es también aumentar la intimidad en
diversas relaciones: la de padre-hijos (as), amigos (as) y hombres-mujeres en general. 3. La
expresión de pensamientos íntimos o de sentimientos: Muy cercana a la dificultad para la
intimidad se encuentra la expresión de sentimientos. Al concederle más importancia a los logros
que a las relaciones, durante todo el proceso de socialización masculino, no es sorprendente que
las destrezas para relacionarse con cercanía y expresar sentimientos no estén presentes. El ideal
masculino tiene que ver con el hecho de que los hombres deben ser fuertes, insensibles,
esforzados y los mejores en todo. Por ende, revelar lo íntimo viene a ser una debilidad. Cuando
pregunto a mis pacientes hombres si le han contado a alguien las dificultades que comparten
conmigo, con frecuencia soy la primera persona con la cual se han atrevido a hablar. No aliento
este binomio, por lo contrario, estimulo que tengan con sus compañeros (as), amigos (as) o
esposas para este tipo de expresiones. Esta falta de comunicación, de expresión íntima y afectiva
no es inocua, dificulta el autoanálisis y la comprensión sobre otras personas, ya que a falta de
realimentación, se refuerzan las distorsiones y las malas interpretaciones de los sentimientos y las
conductas de los (as) otros (as). En ese entorno entonces, la terapia género-sensitiva analiza los
roles sexuales y la socialización, ayuda profundamente a los hombres a valorar su subjetividad y
finalmente, les permite desarrollar empatía, indispensable en el mantenimiento de conductas no
abusivas. 4. Expresión de la ira: Los hombres son socializados para expresar la cólera. Aunque no
todos los hombres golpean a sus cónyuges, la mayor parte de ellos canaliza mal el enojo. Los
hombres emplean esta conducta para 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y
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castigar a otras personas. El enojo masculino debe ser tratado en terapia en forma distinta, de
acuerdo con el género, dado que la ira femenina está más bien reprimida (G. Batres, 1997). 5.
Capacidad para escuchar: Los hombres tienden a poseer las destrezas de comunicación necesarias
para los roles instrumentales. Dan órdenes, definen demandas, interrumpen e interrogan
fácilmente a los(as) demás. Por lo contrario, están presentes las dificultades para escuchar y
escuchan una parte de lo que se les dice, especialmente a las mujeres. La terapia género-sensitiva
hace énfasis en esta limitante. Por ejemplo, los ejercicios para hombres abusivos están dirigidos a
mejorar su capacidad para escuchar, especialmente las necesidades y emociones de sus víctimas,
pues ellos consideran que las mujeres y las víctimas infantiles están para satisfacerlos y
escucharlos siempre. Igualmente, distorsionan o niegan con frecuencia las demandas de las
personas que victimizan. Por tanto, un análisis de la socialización es de gran importancia en este
punto para entender que lo relacional ha sido devaluado a favor de lo instrumental, como lo
expliqué en el punto 1 de este análisis. Valga aclarar que os ejercicios para estimular el rol de
escuchar resultan muy útiles para elaborar este punto. El objetivo de las relaciones masculinas
suele ser la búsqueda de poder y control. Para ellos las relaciones tienen un arriba y un abajo, y
ningún hombre desea estar abajo. Es más, cuando en la terapia con ofensores analizo el concepto
de la equidad en las relaciones conyugales, ellos siempre sienten esta variación en la jerarquía
como una amenaza. La igualdad la perciben como una pérdida, una humillación y no es inusual
que aparezca el miedo a ser ahora los explotados. En ese contexto, la terapia género-sensitiva
propone al hombre modelos de colaboración en vez de competencia y dominación. 6.
Autonutrición y nutrición hacia otras personas: Los hombres esperan que la satisfacción de sus
necesidades provenga de las mujeres. Puede ser que este mandato esté determinado por el hecho
de que ellas son las primeras nutrientes, patrón decidido por el género, pero también este ha
definido que este sea un trabajo femenino. Los hombres abusivos, en general, esperan que las
mujeres estén siempre dispuestas a calmar sus dolores y a llenar sus necesidades. Por tanto, la
terapia género-sensitiva visualiza las consecuencias de esta expectativa: en primer lugar, la forma
en que las mujeres son vistas como la única fuente de nutrición. En segundo lugar, la violencia en
la pareja aparece muchas veces como resultado de no cumplir esta expectativa. Hombres que
consideran que sus mujeres “no los comprenden, ayudan o soportan”, utilizan la violencia para
conseguirlo, o castigarlas si no lo hacen. En la terapia género-sensitiva el hombre debe ser
estimulado para que establezca sus propios cuidados, pero también para enseñarlo a cuidar a
otros (as), y a desarrollar destrezas para expresar cariño sin esperar de las mujeres inmediata
reciprocidad. Dar sin demandas de recibir algo en forma inmediata, es mal tolerado por los
hombres abusivos, que a cada pequeño paso, cuando están en terapia, esperan recompensas y al
no recibirlas a su velocidad o tiempo, suelen enojarse. 7. La pornografía. Su análisis en terapia: El
100% de los ofensores sexuales adultos que he tratado leen o ven con frecuencia pornografía. D.
Russell (1986) ha propuesto una relación estrecha entre pornografía y violación. Ella cree que
aquella predispone al hombre a violar porque: 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON
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presenta como un acto sexualmente deseado por las mujeres. Sexualiza la dominación y la
sumisión. Convierte a la mujer en objeto. Aumenta los mitos sobre la violación. Trivializa la
violación. Refuerza la aceptación del dominio masculino. Desensibiliza a los hombres sobre los
efectos de la violación y la violencia. Disminuye el miedo a las sanciones sociales. Un estudio con
universitarios norteamericanos reportó que del 25% al 60% declaró que violaría si no fueran
atrapados, y que del 25% al 30% se excitaban con imágenes de violación (D. Russell, 1986). En la
terapia, el análisis de la relación entre pornografía y sexualidad lo encuentro fundamental para
comprender la construcción de la sexualidad masculina. Muchos hombres no saben que a las
mujeres no les gusta cómo son vistas en la pornografía y creen que porque ellos se excitan, ellas
también deben o quieren este tipo de sexualidad. 8. Sexo coercitivo y sexo consensual: Lo visto en
el apartado anterior se complementa con el hecho de que el hombre ha sido socializado para
dominar y vencer “la resistencia” de la mujer. Para él, un no suele representar un sí que se debe
encontrar. En una oportunidad, una paciente me comentaba que cuando salió con el chico más
popular del colegio, éste le preguntó que si a ella él le gustaba. A la respuesta de no, el chico le
dijo: “timidilla, la muchacha” y avanzó físicamente con la certeza de que era timidez y no una
negativa deseada. Este modelo de socialización de la sexualidad sienta las bases para la violación o
la violencia sexual. La discusión en terapia de estos asuntos debe ser incluida y ha de promover
modelos consensuados de relación sexual. Un modelo consensual para el ejercicio de la sexualidad
y la fidelidad se compone de valores propuestos por la terapia género-sensitiva. 9. El no y la herida
masculina: Los hombres en terapia con frecuencia se quejan de desprecios provenientes de
familiares o mujeres con las que tienen relaciones. De forma especial, los hombres violentos
presentan esta queja en forma frecuente y como respuesta, usan el castigo para quienes sienten
que los humillan con una respuesta negativa. Esto tiene relación con asuntos genéricos, pues los
hombres se han socializado para tener relaciones de autoridad en donde la norma está definida
por sus decisiones. Cuando no se cumple, esta variación es percibida como rechazo deliberado y,
en consecuencia, están seguros de que quienes se atreven a salirse de sus normas y decisiones
merecen castigos. Por tanto, un trabajo de la terapia con ofensores es volverlos a socializar para
que acepten las negativas y los perciban como actos de autonomía de las otras personas, no como
un ataque personal. 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES
DE LA VIOLENCIA SEXUAL: UN APORTE LATINOAMERICANO - …
http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 12/16 10. Solución no
coercitiva de problemas: Con frecuencia en los libros sobre tratamiento para hombres violentos se
proponen diversos métodos dirigidos al aprendizaje de la comunicación asertiva. Estos ejercicios
deben ser usados con cuidado. Muchos ofensores más bien son hábiles para manipular y hablar
demasiado. La terapia género-sensitiva promueve la asertividad siempre y cuando estas
estrategias no sean utilizadas por el hombre para ser más persuasivamente coercitivo. En este
modelo sensible al género, el entrenamiento de la asertividad debe ser incrementado sólo como
un medio para llegar al objetivo de fortalecer las relaciones mediante una buena comunicación.
11. Creencias relacionadas con las mujeres: El modelo de socialización diferencial ha extraviado a
los hombres en el conocimiento de las mujeres. La terapia género-sensitiva, basándome de nuevo
en Ganley (1992) y Batres (2002) requiere que exista una reeducación del paciente con respecto a
cómo son las mujeres, cuáles son sus deseos y derechos. Este aspecto es especialmente
importante con hombres abusivos, quienes han cosificado (las ven como objetos) a las mujeres y
además tienen sobre ellas los más estereotipados y negativos conceptos. Por eso, todo un módulo
en el tratamiento debe ser orientado para lograr la deconstrucción de los estereotipos de los
hombres sobre las mujeres, que no son más que el resultado de los conceptos misóginos de esta
sociedad. 12. El poder: La terapia género-sensitiva analiza una multiplicidad de asuntos sobre
poder, sus diferentes clases, la coerción, la intimidación para obtenerlo, las desigualdades entre
las mujeres y los hombres y el género como fuente del poder. En la terapia con agresores cuando
la terapeuta es mujer, el poder de ella es terapéutico para el paciente. Dado que el aprendizaje de
la responsabilidad sobre el abuso es fundamental con estos clientes, el que el (la) terapeuta tenga
poder ayuda a que ellos acepten las indicaciones terapéuticas y se relacionen, en un contexto
menos amenazante, con un modelo de mujer enérgica y asertiva. El (la) terapeuta modela un tipo
de mujer que los ofensores han despreciado. Ergo, en este contexto psicológicamente seguro,
pueden aprender un nuevo modelo de relación. TERAPIA CON ADULTAS SOBREVIVIENTES DE
VIOLENCIA SEXUAL Las sobrevivientes por efecto del trauma psicológico pierden sus capacidades
básicas para la confianza, la autonomía, la iniciativa, la competencia, la identidad y la intimidad
(Herman 1992, Batres 1997). Por tanto, la recuperación debe atravesar tres etapas para garantizar
el proceso y la seguridad de la paciente. La primera la he denominado “Seguridad hoy”. Al igual
que Herman, he dividido la recuperación en tres fases, que aunque se traslapen entren sí, a pesar
de ello su función operativa es de inigualable valor. Esta teorización aparece en el libro de mi
autoría Del Ultraje a la Esperanza y es la columna vertebral de los manuales para tratamiento de
adultas, adolescentes, niños y niñas, víctimas de abuso sexual (1997, 1999, 2000). Primera etapa:
Seguridad hoy 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA
VIOLENCIA SEXUAL: UN APORTE LATINOAMERICANO - …
http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 13/16 La guía fundamental a
lo largo de la terapia es conseguir que la sobreviviente obtenga el poder y el control que perdió al
ser traumatizada. Así, el objetivo para esta primera fase es iniciar unos mecanismos que
consoliden la seguridad y ciertos elementos básicos conductuales y afectivos para establecer el
manejo del presente. Las cuestiones más dañadas tienen que ver con la percepción del cuerpo y
sus relaciones íntimas. A menudo sienten que no pueden controlar sus emociones y presentan
muchos síntomas, como depresiones y enojo excesivo (Batres 1997). Por tanto, el manejo de
algunos síntomas postraumáticos por medio de diferentes estrategias es otro objetivo de esta
fase. La disforia, los impulsos suicidas y el aislamiento son algunos de los síntomas que deben ser
abordados. Esta es una primera tarea para luego proseguir al control del entorno. En la praxis, el
desarrollo de este tipo de habilidades, planes y alianzas terapéuticas interpersonales, puede durar
mucho tiempo, pero la idea es ayudar, mediante el análisis, a identificar las distorsiones cognitivas,
y enseñarles a manejar sus crisis depresivas, lo que les da mayor capacidad de respuesta a su
entorno real. La familia y la relación del abusador con la sobreviviente deben de ser estudiadas en
forma minuciosa también. Es sorprendente descubrir la gran cantidad de sobrevivientes adultas
que siguen sometidas por sus abusadores a relaciones coercitivas, aunque el abuso sexual se haya
detenido. Consolidar el vínculo con el (la) terapeuta es fundamental para el establecimiento de la
seguridad. Este proceso sufre altibajos durante esta fase, por el gran obstáculo que tiene la
sobreviviente para confiar en otros seres humanos, por lo que este vínculo deberá tener una
fortaleza aceptable antes de que se inicie la discusión del abuso. La alianza ha de tener
características muy especiales y basarse en la confianza para permitir que el (la) terapeuta utilice
un estilo directivo, sin que eso signifique que haya algún tipo de coerción. También debe tener
flexibilidad para lograr una relación horizontal, en lugar de una vertical e intervenir para proteger,
sin violar la autonomía. Segunda etapa: recuerdo y duelo Romper la barrera de la amnesia no es la
parte más difícil de la reconstrucción de la historia traumática, sino enfrentar las emociones
asociadas y los significados que se les ha dado a esos acontecimientos. Los estudios sobre
memoria traumática (Van der Kolk, 1996) han aclarado sus características y el abordaje
terapéutico que requiere. Tras el estudio riguroso de las personas que han sufrido traumas se ha
podido determinar que el recuerdo del acontecimiento traumático es capaz de teñir el resto de su
vida psíquica. Esta tiranía del pasado interfiere con la mayoría de las capacidades y la persona se
concentra selectivamente en buscar recordatorios del pasado. El acontecimiento traumático se
constituye en una idea fija que no puede eliminarse, ya que no se ha transferido a la memoria
narrativa. Por ello esta idea continúa apareciendo de diversas formas, como memorias intrusivas,
percepciones aterrorizantes, preocupaciones obsesivas y experiencias somáticas intensas
(Calcedo, 2000, van der Kolk 1996). Paradójicamente las defensas adaptativas se convierten ahora
en grandes obstáculos, entre ellos los estados disociativos, la identidad fragmentada, un sentido
doble del yo, pensamiento doble y la culpa extrema. En este período también deben ser
analizados y reconstruidos los pensamientos asociados al abuso sexual, por lo que se rompen
viejos patrones de silencio y secreto. En esta segunda fase, la sobreviviente verbaliza lo que
permaneció en imágenes, sueños, recuerdos intrusivos y sensaciones corporales. El (la) terapeuta
también deben investigar la historia antes del abuso. Debe tratar de discernir el significado de la
revelación y discutir los mensajes de la niñez y las creencias sobre abandonar el secreto, con el fin
de anticipar las posibles reacciones. La sobreviviente empero, necesita la seguridad de 3/7/2017 -
LA TERAPIA GÉNERO SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA VIOLENCIA SEXUAL: UN
APORTE LATINOAMERICANO - …
http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2 14/16 que sus experiencias
recibirán validación y no serán ignoradas. Por eso, el (la) terapeuta debe comprender la
sintomatología dentro del contexto del abuso, como mecanismo de acomodo y de sobrevivencia.
La forma de reconstruir el trauma puede ser verbal o escrita, amén de que la exploración de los
sentimientos asociados a los recuerdos y el relato de los hechos resultan indispensables durante el
proceso. La sobreviviente necesita relatar con detalle el abuso y para ello, el (la) terapeuta la
ayudará a darle dimensión temporal a su experiencia porque la sobreviviente estará sintiéndose
como cuando era niña. Además, el (la) profesional debe estar muy alerta ante pensamientos
suicidas o repliegues protectores. También, es conveniente indagar sobre el sistema de valores
que le enseñó el abusador y el abuso sexual. Aquí el (la) terapeuta debe suministrar el contexto
cognitivo, emocional y moral, y facilitarle una nueva versión de los eventos que le permita
encontrar la dignidad. Recuérdese que la verdad expresada restaura y faculta a la sobreviviente
para reconocerse como digna al compartir esta denuncia testimonial. Asimismo, el profundo
significado de la sanación mediante la palabra, es la esencia de la terapia y facilita la elaboración
de los procesos primarios y secundarios de los traumas en un ambiente de apoyo, seguridad y
afecto. Dado que las sobrevivientes han estado sometidas a abusos crónicos, en ocasiones
desarrollan una cantidad de síntomas somáticos los cuales pueden exacerbarse en este período.
Por tanto, la medicación (antidepresivos y ansiolíticos) puede ser útil en este momento. Esta fase
suele transcurrir lentamente porque enfrentarse a los recuerdos fragmentados y al dolor produce
muchas resistencias y una sensación de humillación. Otras veces la sobreviviente intenta sustituir
el enojo por el perdón. Simbólicamente esta es una fantasía para exorcizar el trauma y adquirir
poder, pero paradójicamente, las compensaciones se dan cuando las sobrevivientes aceptan el
daño y el dolor, y no necesitan reparación alguna por parte de sus perpetuadores. Mientras exista
esta fantasía de victoria, el trauma seguirá ganando terreno. La finalización de esta fase se puede
medir cuando la sobreviviente dirige su mirada hacia el futuro, el dolor no ocupa toda su vida, las
pesadillas traumáticas desaparecen, se regula el sueño, los sentimientos de placer emergen y los
vínculos se disfrutan. Tercera etapa: reintegración y revaloración Las tres etapas por las que
transitan las sobrevivientes de abuso sexual en su terapia, no se cumplen con rigidez esquemática
en el proceso. Se entrecruzan, reaparecen y desaparecen procesos durante las tres fases. Por
ende, el énfasis de esta fase es el desarrollo del deseo y la iniciativa (Herman 1992), el cambio de
valores, el resurgimiento de alegría y del fortalecimiento de los vínculos y la vinculación con los
demás. En esta fase las sobrevivientes tienen menos culpa y vergüenza y valoran sus fortalezas.
Asumen con más claridad que la responsabilidad del abuso fue de los adultos, cuestionan los
valores distorsionados que aprendieron de los abusadores y construyen un sistema de valores
personal, basado no en el odio sino en la sabiduría que implica procesar el sufrimiento. El pasado
ha quedado atrás; ha dejado profundas huellas pero ya no ocupa todo su presente. La sexualidad
vuelve a ser examinada pero exenta de distorsiones. Ahora la autonomía es un tema central.
[pagebreak:Consideraciones finales] Consideraciones finales 3/7/2017 -LA TERAPIA GÉNERO
SENSITIVA CON VICTIMAS Y PERPETRADORES DE LA VIOLENCIA SEXUAL: UN APORTE
LATINOAMERICANO - … http://www.giocondabatres.com/modules/news/print.php?storyid=2
15/16 Después de más de veinte años investigando y creando modelos de atención para víctimas
de violencia sexual, en la mayoría de países de América Latina, he reconocido que este tipo de
enfoque ha demostrado ser exitoso en el abordaje de la problemática. Los manuales propuestos,
que contienen teoría y práctica del tratamiento, se utilizan en diferentes instituciones
especializadas en el abordaje de víctimas, así como en el ámbito privado. Esta teoría la he
impartido a una infinidad de profesionales en América Latina, quienes también han aportado
particularidades propias de cada país sin variar la metodología y filosofía del abordaje. Una gran
cantidad de literatura proveniente de Norteamérica reafirma este acercamiento terapéutico como
uno de los más exitosos para sanar las secuelas del abuso y del trauma secundario al mismo
(Courtois, 2009, Batres 2008). El trauma generado por la victimización, como bien lo dice la Dra.
Herman en el prólogo del libro de Courtois, está siempre incluido en una estructura social que
permite el abuso, la explotación y la subordinación. Este tipo de trauma es siempre relacional y se
genera cuando una víctima se encuentra en un estadio de sometimiento y control. Y esto lo
entendemos bien quienes nos acercamos a curar sin olvidarnos del contexto patriarcal.
[pagebreak:Bibliografía] Bibliografía - BARBIERI de Teresita, “Acerca de las propuestas
metodológicas feministas”, en Eli Bartra (comp.), Debates en torno a una metodología feminista.
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WAITES, Elizabeth, Trauma and Survival, New York, Haddon Craftsmen, 1992. ----------------------------
---------------------------------------------------- [1] La Dra. Batres es psiquiatra y Directora del Programa
Regional de Capacitación en Violencia de Género y Trauma del Instituto Latinoamericano de
Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (ILANUD).
Documento disponible en Dra. Gioconda Batres Méndez Directora Programa Regional de
Capacitación contra la Violencia de Género y Trauma Instituto Latinoamericano de Naciones
Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente.
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