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LOS BOFEDALES:
UN ECOSISTEMA
TRANSFORMADO EN
UN OASIS DE LA PUNA
Mónica S. Maldonado Fonkén y
L. Daniel Maldonado Drago

Los bofedales son formaciones vegetales de la puna de los Andes.


Sus características especiales los convierten en ecosistemas de suma
importancia biológica y sociocultural. De origen natural o artificial, son
fuente de agua, alimento y refugio para la fauna silvestre y doméstica
durante todo el año. Además, las poblaciones altoandinas tienen
una larga tradición de manejo de estos ecosistemas. Sin embargo,
el uso insostenible, asociado principalmente al sobrepastoreo y a la
extracción de Distichia muscoides, así como el cambio climático, están
afectando seriamente estos frágiles ecosistemas.

VIDA La humedad es una de las principales características que encuentran modificaciones de estructura, como enanis-
Bofedal en Cátac, Recuay, es diferencian a las ecorregiones altoandinas: la puna, la mo, formas arrosetadas, macollas o clones densos,
fuente de agua para muchas
jalca y el páramo. La puna se ubica en el centro y sur del densa pubescencia, xeromorfismo, raíces principales
especies que buscan un
hábitat donde desarrollarse
Perú. Se caracteriza por ser relativamente seca y ocu- profundas pero flexibles, especificidad en micrositios,
prósperamente. par la mayor extensión. La jalca, hacia al noreste, tiene entre otras. Asimismo, la fauna muestra diversas adap-
una mayor humedad relativa. Por su parte, el páramo taciones a la altitud y al clima, principalmente.
se ubica hacia al norte, en la frontera del Ecuador, con En la Cordillera Blanca, la Cordillera Negra y
una humedad mayor que las dos anteriores. (Arévalo R. la Cordillera Huayhuash, consideradas como puna
y Recharte, J. 2003). húmeda de los Andes Centrales, del 8° al 18° L.S. (Aré-
Dentro de la aparente homogeneidad del paisaje valo R. y Recharte, J. 2003), la variedad de la flora y
altoandino, se presenta una riqueza particular de flora fauna está en relación con la heterogeneidad ecoló-
y fauna, generada por su historia glacial, topografía ac- gica de dichas cordilleras, y en consecuencia, no está
cidentada, clima y altitud, entre otros. De esta manera distribuida en forma homogénea. La vegetación es
se constituye un espectro de microclimas y microhá- un mosaico de diferentes tipos, como bosques, ma-
bitats, y eso lo convierte en un área de considerable torrales, paredones, laderas de piedras, pastizales,
oportunidad evolutiva. Las especies que habitan en las bofedales, lagos, lagunas, ríos y charcos (Maldonado,
regiones altoandinas son de especial interés, pues están L. en Kasutomo K. 2000; Smith, N. 1988).
adaptadas a algunas de las condiciones más rigurosas La mayoría de los hábitats altoandinos probable-
conocidas por el hombre. Entre estas adaptaciones se mente son ‘paisajes culturales’, es decir, ecosistemas

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Erick Aquino

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Mónica Maldonado Fonken

ALIADOS mantenidos en ese estado por la incesante actividad del restringida disponibilidad de agua debido a la mar-
Los bofedales constituyen un hombre, y cuya biota está compuesta de especies fuer- cada estacionalidad de lluvias, la intensa radiación
reservorio natural de agua y tes y adaptables. En consecuencia, las especies sensibles solar, los vientos de alta velocidad, la hipoxia, las
ayudan a neutralizar un ph
y especializadas permanecerían restringidas a fragmen- heladas a diario, una breve estación de crecimiento
demasiado ácido.
tos de hábitat no muy perturbados. y encontrarse en los límites de altitud para la vida
Es en este contexto donde se desarrollan los vegetal en el frío (Ruthsatz, B. 1993, 2000; Villagrán,
bofedales. El presente documento busca hacer una C. y V. Castro 1997, en Squeo et al. 2006). En otros
revisión de la información sobre estas formaciones países, como Ecuador, Colombia y Venezuela, así
vegetales desde la perspectiva biológica —flora, fau- como al norte del Perú, los bofedales se desarrollan
na, diversidad—, sociocultural e histórica, resaltando en condiciones de mayor humedad.
el valor y la fragilidad de estos ecosistemas. Estos ecosistemas son como ningún otro en el
mundo. Se han denominado ‘turberas altas’ (Wilcox et
Los bofedales al. 1986; Ruthsatz, B. 1993, en Squeo et al. 2006), pero
Los pastizales de la zona andina son los más extensos como es típico de ciertas turberas en el hemisferio nor-
del país. Representados principalmente por poáceas, te, no están ni dominadas por musgos Sphagnum ni
algunos arbustos espinosos y plantas enanas, tam- son exclusivamente ombrófilas. Se refiere a las comu-
bién es frecuente encontrar cactáceas acolchonadas. nidades y plantas que requieren lluvias abundantes
Entre los pastizales de nuestra sierra encontramos (Rivas-Martínez S. 2008). La única similitud con los
los bofedales, un tipo de formación vegetal que, por pantanos del norte son los modelos de microtopogra-
sus características especiales, es considerada como fía. Los sistemas individuales varían de menos de una
humedal altoandino, según la clasificación de hume- hectárea a más de cientos de hectáreas.
dales de la Convención Ramsar (1999). Los bofedales también son llamados ‘turberas’,
La existencia de los humedales en el mundo, ‘vegas andinas’, ‘pantanos’, ‘oconales’, ‘cenegales’, y
especialmente con acumulación de turba, en los otros. En Ancash, específicamente, además de bo-
ambientes áridos, con baja precipitación y déficit de fedales son conocidos como ‘oconales, palabra de
humedad del suelo, es bien conocida. Como ejem- origen quechua proveniente de ocko, que significa
plos tenemos los wadis del sur de África, los oasis ‘húmedo’ (Cerrate E. 1979).
del Oriente Medio y los billabongs de Australia. Sin Los bofedales se pueden encontrar a lo largo de
embargo, mucho menos conocidos son los bofedales la Cordillera de los Andes, en Venezuela, Colombia,
en la árida zona altoandina de los Andes. Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina (García E. y
Estos se desarrollan en las praderas áridas S. Beck 2006; Morales-Betancourt J. A. y J. Estévez-
de Perú, Bolivia, Chile y Argentina, a pesar de la Varón 2006). Según Salvador y Cano, este tipo de

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humedales se sitúa por encima de los 3.300 m.s.n.m., limitada (menos de 20.000 km2), el tamaño de la po-
aunque otros autores los ubican por encima de los blación estimada es de menos de 10.000 individuos y
3.800 m.s.n.m. (Flórez A. 1992; Rivas-Martínez S. y el análisis cuantitativo muestra que la probabilidad de
O. Tovar 1982). En Ancash, Cerrate reporta bofedales extinción es de por lo menos 10% dentro de cien años”.
entre los 3.100 y los 3.600 m.s.n.m. La especie más característica —y en algunos ca-
Según INRENA (2002), de las 22.228.000 hectáreas sos considerada como dominante— de los bofedales
de pastos naturales que hay en el país —y que incluyen de nuestro país es, probablemente, la Distichia mus-
pajonal, césped de puna y bofedales— tan solo 91.700, coides (Canales C. y M. Tapia 1987; Flores M. et al.
es decir, el 0,41%— corresponden a estos últimos. 2005; Flórez A. 2005; Salvador M. 2000; Weberbauer
Los bofedales tienen humedad durante todo A. 1945), sobre todo a partir de los 4.200 m.s.n.m.
el año, ya sea de forma natural o artificial. Gene- (Weberbauer A. 1945) o 4.500 m.s.n.m. (Cleef 1978
ralmente presentan niveles de agua subterránea en Smith D. 1988).
altos y escurrimiento superficial permanente; están Así, el botánico alemán estudioso de la flora
asociados a riachuelos provenientes de glaciares, andina Augusto Weberbauer llama a los bofedales
derretimiento de nieve y lluvias, y son considerados ‘turberas de Distichia’, diferenciándolos del césped de
como un sistema frágil que puede ser alterado fá- arroyo y el prado turboso. Si bien ambos tienen hu-
cilmente. Por lo general se les encuentra bordeando medad permanente durante todo el año, el primero
riachuelos, lagos, lagunas o pequeños manantiales, está formado por plantas de porte muy bajo, similar
en zonas planas o de poca pendiente (Tovar O. y L. a una alfombra, y el segundo por gramíneas altas,
Oscanoa 2002; Flórez A. 1992, 2005; Salvador F. y A. ciperáceas y juncáceas.
Cano 2002; Ruiz C. y M. Tapia 1987; Tovar O. 1973). Distichia muscoides pertenece a la familia Jun-
Debido a la presencia constante de agua, estas caceae y crece formando almohadillas convexas de
formaciones vegetales —con fisonomía herbácea un intenso color verde característico (Weberbauer
cespitosa o morfología almohadillada típica— se A. 1945). Smith registró a esta especie en hábitats
mantienen verdes durante todo el año y son fuente de turberas de altas altitudes-bofedales, en el fondo
de alimento y refugio para la fauna silvestre y domés- de valles, en cursos de agua y en laderas moderadas,
tica. Esta característica es de especial importancia entre los 4.200 y 4.850 m.s.n.m. Entre los lugares de
durante la época de estiaje, cuando se convierten registro señala a Cahuish y a las quebradas de Ragra,
en una especie de ‘oasis’ (con agua y alimento) cuyo Pachacoto y Ulta, en el Parque Nacional Huascarán, y
verde intenso contrasta con el amarillo de los pastos lo considera como no común. Además, afirma que se
secos de los alrededores. observaron frutos y flores en setiembre.
Esta especie, así como otras que crecen for-
Vegetación mando cojines (Oxychloe spp., Scirpus spp., etc.)
Existe una considerable variación en las condiciones son las que producen turba. Miembros de la familia
ambientales de los bofedales, tales como temperatura, Juncaceae son los más comunes, y principalmente
humedad y una disponibilidad restringida de oxígeno. formadores de turba primaria.
En este contexto, la supervivencia y el crecimiento de Según el Diccionario de la Real Academia Es-
muchas especies de plantas se puede ver limitado. Las pañola (2001), la turba está formada por residuos
plantas que se encuentran en ellos han desarrollado vegetales acumulados en sitios pantanosos, de color
una serie de adaptaciones que les permiten sobrevivir pardo oscuro, de aspecto terroso y poco peso.
en estas duras condiciones. Entre las especies presentes en bofedales po-
Los bofedales desempeñan un papel fundamental demos mencionar, para Ancash, las referidas por
en el mantenimiento de la diversidad de la biota de la Salvador en el Parque Nacional Huascarán: kunkush
Cordillera de los Andes, tanto por ser fuente de agua— (Distichia muscoides); shoclla (Anthoxanthum odo-
recurso escaso en muchos lugares y épocas—como por ratum); qoshru ocsha (Calamagrostis curvula); tullu
congregar diferentes especies de fauna que acuden a pasto (Carex spp. ); pashu ancu (Oreobolus obtusan-
ellos en busca de alimento o hábitat para desarrollarse. gulatus); campana huta kora (Juncus dombeyanus),
En lo que respecta a la flora, se han identifica- entre otras.
do algunas especies endémicas del género Isoetes Smith menciona a Phlloscirpus sp. (Scripus
asociadas a bofedales (León B. et al. 2006), y se aff. hieronymi) creciendo en bofedales de Distichia
han registrado especies amenazadas, como Azorella muscoides - Plantago rigida. Es muy probable que
diapensioides y Perezia coerulescens, ambas en la especies de orquídeas del género Myrosmodes (M.
categoría de vulnerables según la legislación nacio- nubigena y M. paludosa) también se encuentren en
nal consignada en el DS 043-2006-AG. De acuerdo estas formaciones vegetales, porque han sido repor-
con la norma, se considera a una especie de flora tadas para sitios húmedos en pastizales por encima
silvestre en esta categoría cuando: “la mejor eviden- de los 3.900 m.s.n.m. Además, Helen y Kees Kolff
cia disponible indica que existe una reducción de sus mencionan a la champa estrella o qachqa oku (Plan-
poblaciones, su distribución geográfica se encuentra tago rigida) en la Cordillera Blanca.

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Maldonado y Smith registraron que en las áreas Otros investigadores mencionan diferentes es-
pantanosas en la cuenca alta de Parón, entre los pecies de aves presentes en bofedales de Ancash
4.200 y 5.000 m.s.n.m., se encuentran representantes y también en otras partes de los Andes: huallata
de la familias Cyperacea, Juncacea y Lycopociacea. (Chloephaga melanoptera), chorlito cordillerano (Phe-
gornis mitchellii en bofedales de Distichia sp., especie
Fauna muy local o posiblemente rara); churrete vientre blanco
Una serie de factores afectan la diversidad animal en (Cinclodes palliatus, también en bofedales de Distichia
cualquier hábitat. La humedad característica de los sp., especie considerada como rara); diuca de ala blanca
bofedales podría ser desfavorable para ciertos grupos (Diuca speculifera, en bofedales con presencia de Disti-
de animales; sin embargo, proporciona las condicio- chia sp. y Plantago rigida); becasina común (Gallinago
nes ideales para otros, especialmente para aquellos andina); dormilona gigante (Muscisaxicola albifrons, al
con una fase acuática en su ciclo de vida. Las especies parecer siempre en turberas); dormilona fraile (Mus-
vegetales presentes en los bofedales limitan la diver- cisaxicola flavinucha, en invierno y en turberas altas);
sidad de los herbívoros que se alimentan de ellas. La dormilona gris (Muscisaxicola cinerea, en invierno y
falta de algunos nutrientes también puede limitar la en las turberas); pato sutro (Anas flavirostris); pato
cantidad de vertebrados e invertebrados. En general, cordillerano (Anas specularioides); liclish (Vanellus res-
la presencia de muchos vertebrados en los bofedales plendens); playero pectoral (Calidris melanotos, que es
es a menudo de forma temporal u oportunista. Los migratorio); gaviota andina (Larus serranus); churrete
invertebrados se adaptan mejor a las condiciones cordillerano (Cinclodes fuscus); churrete castaño (Cin-
presentes, y muchos de ellos son residentes durante clodes atacamensis); negrito (Lessonia oreas); puco
todo el año. Todos los animales de los bofedales están puco de altura (Thinocorus orbignyianus). Además,
vinculados entre sí por las redes tróficas. en otras partes de los Andes reportan a la dormilona
En cuanto a la fauna silvestre, los bofedales no de Junín (Muscisaxicola juninensis), y a chochaperdiz
solo son importantes como fuente de agua y alimen- andina (Gallinago stricklandii) en turberas del páramo,
to, sino también como refugio y lugar de nidificación considerada como no común.
para aves. De estas especies, churrete vientre blanco (Cin-
En estos hábitats, la vicuña (Vicugna vicugna) clodes palliatus) se encuentra en peligro crítico (CR)
y el guanaco (Lama guanicoe), camélidos silvestres, según la categorización de especies amenazadas de
pueden ser observados mientras se alimentan o be- fauna silvestre (Decreto Supremo 034-2004-AG).
ben agua. De igual manera se pueden encontrar otras Tellería también señala, entre las aves asociadas
especies, como el venado (Odocoileus virginianus) y la a los bofedales, prados húmedos, ríos y lagos, al pato
taruca (Hippocamelus antisensis), único cérvido que sutro (Anas flavirostris); al pato cordillerano (Anas
llega hasta el límite de las nieves. Atraídos por la pre- specularioides); al pato puna (Anas puna); al huayno
sencia de herbívoros, así como por el agua, especies (Fulica ardesiaca); tacama (Fulica gigantea); hua-
de carnívoros como el puma (Puma concolor), tam- llata (Chloephaga melanoptera); huaco (Nycticorax
bién podrían acercarse a estas formaciones vegetales. nyticorax); yanavico (Plegadis ridgwayi); gaviota an-
Casi todos los mamíferos mencionados se en- dina (Larus serranus); liclish (Vanellus resplendens);
cuentran en alguna categoría de amenaza en la dormilona gris (Muscisaxicola alpina); churrete cor-
legislación nacional (DS 034-2004-AG) o en algún dillerano (Cinclodes fuscus); negrito (Lessonia oreas),
Apéndice CITES . La vicuña y el puma se encuentra en entre otras. Dichas especies se encuentran también
la categoría de casi amenazados (NT) y en el Apéndice en la laguna de Conococha y sus alrededores.
I de CITES; el guanaco se encuentra en peligro (EN) y
en el Apéndice II de CITES; mientras que la taruca se Formaciones ecológicas
encuentra en la categoría de Vulnerable. altoandinas de Ancash
Para CITES, las especies en el Apéndice I son Según ONERN (1972, 1976), se presentan dos forma-
aquellas consideradas en peligro de extinción, por lo ciones ecológicas:
que está prohibido su comercio internacional, salvo — Páramo muy húmedo subalpino (pmh-SA). Se
ciertas excepciones. En el Apéndice II se encuentran extiende entre los 3.800 y los 4.800 m.s.n.m. y ocupa un
las especies que no necesariamente están en peligro área de 5.985 km2. Su clima es húmedo y frígido, con
de extinción, pero que podrían llegar a estarlo si no una precipitación promedio anual de 900 mm y una
se controla estrictamente su comercio. oscilación de 800 mm a 1.000 mm (para la Cordillera
Según Tellería, los bofedales funcionarían como Negra y zona norte se estima un promedio de 800 mm
acumuladores locales (hotspots) de aves, porque de precipitación al año). Las temperaturas son bajas y
mantendrían especies asociadas a ríos y lagos, pra- su promedio anual es de 5 °C. La humedad relativa en
dos húmedos y estepas de gramíneas. Además, son los sectores de sierra alta y puna es mayor durante el
un ecosistema clave para los animales que habitan verano (75%) y menor durante el invierno (60%).
en los prados húmedos y pozas, como por ejemplo Las horas de sol en la puna son mayores durante
los anfibios. el invierno, cuando alcanzan un promedio mensual

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Las turberas son reconocidas como un
importante recurso económico y ecológico
en muchos países. El hombre ha utilizado
durante siglos los bofedales y los ha valorado
por muchas razones diferentes.
de 217 horas (siete diarias), y menores en verano, agua), de las precipitaciones o de las filtraciones pro-
cuando el promedio mensual de sol es de 140 horas venientes del agua de acuíferos”. Por lo tanto, como
(cinco diarias). Como resultado, se tiene un promedio refiere el Ministerio de Salud, estos ecosistemas cum-
de seis horas diarias durante el ciclo anual. plirían la función de conservar el agua en la parte
El valor promedio de evaporación es de 1129 alta de las cuencas. Podríamos inferir, entonces, que
mm. La oscilación del régimen mensual promedio de si bien los bofedales no reemplazarían a los glaciares
la evaporación tiene valores bajos en los meses llu- que se están perdiendo, sí permitirían reconstruir la
viosos, altos en los meses de estiaje, y medianos en esponja hídrica de agua en la parte alta de las cuen-
los meses intermedios. cas, lo cual es de suma importancia en el contexto de
La cubierta vegetal está constituida casi exclusi- cambio climático.
vamente por pastizales. También se hallan diseminadas Además, las turberas de Distichia pueden ser
especies arbustivas o arbóreas de los géneros Polylepis, empleadas como combustible, para la preparación de
Buddleia y Escallonia, entre los principales, las cuales tierra vegetal para viveros y jardines o como material
conforman bosques residuales aislados. de construcción.
Las asociaciones de pastos naturales en la Cor- A finales del siglo XX, un creciente reconoci-
dillera Blanca y Cordillera Negra, se extienden en un miento de las turberas y su paisaje se ha desarrollado
área global aproximada de 596.500 ha (ONERN 1972). por sus cualidades escénicas. Los criterios utilizados
— Tundra pluvial alpina (tp-A). faja altitudinal para definir áreas escénicas pueden ser muy varia-
angosta entre los 4.800 a los 5.000 m.s.n.m. El área bles. Los bofedales tienen un valor como recurso
global que ocupa esta formación es de aproximada- paisajístico y cultural, conjuntamente con los pasti-
mente 400 km2. Presenta un clima de tipo pluvial y zales, además de ser valorados como ‘naturales’ y ‘de
gélido, con una precipitación de más de 1.000 mm de montaña’ por sus áreas y cualidades escénicas.
promedio anual. Tiene temperaturas de congelación Los bofedales también son importantes por
casi permanentes, y en esta formación se desarrollan otras razones, incluyendo el mantenimiento de la di-
especies vegetales hemicriptofíticas almohadilladas o versidad biológica y el almacenamiento de carbono y
arrocetadas, entremezcladas con gramíneas de desa- agua, vitales para el sistema climático mundial y los
rrollo muy reducido. diferentes servicios ambientales.
El almacenamiento de carbono es una función
Valor de los bofedales importante de las turberas. El carbono se produce na-
Las turberas son reconocidas como un importante turalmente en la atmósfera en forma de dióxido de
recurso económico y ecológico en muchos países. El carbono. Las plantas absorben este dióxido de carbono
hombre ha utilizado durante siglos los bofedales y los de la atmósfera y lo utilizan para hacer los alimentos,
ha valorado por muchas razones diferentes. liberando el oxígeno, en un proceso llamado fotosín-
Los oconales son un tipo de humedal y se valoran tesis. Cuando una planta muere y se descompone, el
por su capacidad para almacenar, filtrar y suministrar carbono dentro de la planta se libera a la atmósfera.
agua. Los humedales, incluidos los bofedales, también En el último siglo el aumento de los niveles atmos-
proporcionan, como hemos señalado, un hábitat para féricos de dióxido de carbono, principalmente por la
especies vegetales y animales. Las turberas a menudo quema de combustibles fósiles como el carbón, el
son descritas como ‘esponjas’, porque en su estado petróleo, y vegetación, ha contribuido al efecto inver-
natural normalmente contienen 85 a 95 por ciento de nadero, descrito como el incremento de los niveles de
agua . El CDC señaló en el año 2005 que la vegetación dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor
de los bofedales, además de generar el ‘efecto espon- radiado de la superficie de la tierra, contribuyendo a
ja’, regula el flujo de agua hacia las partes bajas de la un aumento de la temperatura global.
cuenca y garantiza la estabilidad de los suelos. En las condiciones encontradas en las turberas
Como señalan Salvador y Cano, los bofedales en descomposición, el carbono se conserva y se al-
“ocupan zonas que almacenan agua proveniente del macena en la turba. Se puede utilizar la capacidad
deshielo de los nevados, nacientes de los ríos (ojos de de almacenamiento de carbono de las turberas para

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Estos ‘oasis’ altoandinos son ecosistemas únicos,


de especial importancia en los Andes para la
biodiversidad, la fauna doméstica, la conservación
y el manejo de agua y cuencas. Y también en los
aspectos económicos y culturales.
compensar algunas de sus emisiones de carbono y, hidráulicos y manejo de cuencas en la Puna sobre
por tanto, reducir su producción. el valle de Nepeña. Lane K. (2006), refiere la crea-
Los bofedales y las especies presentes consti- ción de un bofedal prehispánico de 53.125 m2 en la
tuyen un recurso valioso para las investigaciones Cordillera Negra (distrito de Pamparomas, provincia
paleoclimáticas. Estenssoro señala la presencia de de Huaylas). En el sitio arqueológico de “Pampa de
depósitos de macrorrestos vegetales y pólenes fó- Chonta Alta”, comunidad de Lacabamba (distrito
siles. Esto ocurre por las características propias de del mismo nombre, provincia de Pallasca) también
los bofedales, como las bajas temperaturas que ge- se han encontrado estructuras aisladas asociadas a
neran una disminución de la actividad microbiana bofedales o humedales prehispánicos (Lovera D. et
y de la tasa de descomposición orgánica señalados al. 2007).
por Flores. Además, Lumbreras L. (2006) señala que la cercanía
Por sus características, los bofedales tienen una a los bofedales fue uno de los factores que determinaron
enorme importancia para los ganaderos de la puna. la ubicación de aldeas o caseríos en la Puna en el proceso
La ganadería es la actividad principal de los pobla- de sedentarización hace más de 5.000 años.
dores de la región altoandina, sobre todo arriba de Pero un manejo de bofedales apropiado no solo
los 4.000 m.s.n.m., donde otro tipo de actividades, se limita a la creación de estos, sino también con-
como la agricultura, se hacen más difíciles debido a sidera la cantidad adecuada del ganado y el mejor
las condiciones del medio. El uso directo de las pastu- momento para introducirlo. Así por ejemplo, Pinedo
ras como alimento para camélidos y ovinos es de vital D. (2000) refiere el uso del pastoreo rotativo para la
importancia para la economía de estas poblaciones. conservación de bofedales en la comunidad de Llá-
Los bofedales son utilizados para el pastoreo de los mac, en la Cordillera Huayhuash. En esta comunidad
rebaños de llamas (Lama glama), alpacas (Lama paco) y los bofedales son cercados durante la época húme-
ovinos, por su oferta forrajera durante todo el año, y en da para permitir la recuperación de la vegetación y
especial en época de estiaje, además de ser bebedero. evitar el acceso del ganado bajo pena de multa a los
ONERN señala que en los bofedales y pastizales propietarios. De esta manera se asegura la disponi-
de Ancash se presenta un pastoreo extensivo de ovi- bilidad de forraje de buena calidad durante la época
nos y vacunos principalmente, con una vegetación seca (junio-octubre), como también señala Salvador
conformada por gramíneas de géneros diversos del M. (2002).
tipo forrajero que son las que dan valor económico Este tipo de manejo concuerda con lo que
a esta formación. sugiere Flórez A. (2005), quien plantea que estas co-
Debido a su importancia ganadera, estas for- munidades vegetales deben tratarse como sitios de
maciones vegetales han sido manejadas en nuestro alimentación especial, pues es fuente importante de
país desde épocas prehispánicas, probablemente alimento para el ganado durante la época seca, cuan-
desde los comienzos de la ganadería altoandina. do escasea el forraje en otras áreas. Por lo tanto, la
Por ejemplo, se realiza drenaje de las turberas por presión de pastoreo debe ser cuidadosamente con-
zanjas excavadas para que el agua llegue a zonas trolada, y se deberían usar estos sitios para aquellos
más secas, con el fin de fomentar la expansión de los animales que se encuentran en producción, así como
bofedales, y por lo tanto, la extensión de los pastos. para las hembras lactantes y las de reemplazo.
Es así que se considera que el riego de pasturas fue
la técnica tradicional que permitió crear los bofe- Fragilidad de bofedales
dales de la puna del centro y sur del Perú. Se tienen Los bofedales se han formado hace miles de años.
referencias concretas de estas prácticas en Canchis Thompson L. et al. (2006) señala el registro de un
- Cusco, y en Puno. depósito Distichia muscoides, cuando se retiró parte
En Ancash se tienen referencias (Lane 2000; de la capa de hielo del Quelccaya (Cusco), al realizar
Lane, Herrera & Grimaldo 2004; en Herrera A. y estudios en los glaciares y los continuos retrocesos.
Lane K. 2004) de que la crianza de camélidos fue Al fechar la muestra con carbono 14 se vio que esta
un motivo central para la construcción de sistemas planta era de aproximadamente hace 5.138 años

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Mónica Maldonado Fonken
VARIEDADES (Holoceno). Por lo tanto, en esa época las condiciones Si bien actualmente sería difícil distinguir entre
Detalle de dos especies eran más cálidas y la especie se encontraba en una bofedales naturales y artificiales (salvo por investi-
distintas de bofedales altitud superior a la actual. gaciones arqueológicas), la prioridad de su manejo
conviviendo, Distichia
Como se mencionó previamente, la diversidad sostenible y conservación se hace evidente. Entonces
Muscoides y P. Rigida.
biológica de los bofedales es particular debido a la podríamos preguntarnos: ¿cuál es la extensión actual
presencia de especies raras, amenazadas y endémicas, de bofedales en el país y en nuestra región? ¿Cuál es
así como a las adaptaciones especiales de las especies su estado? ¿Qué se está haciendo para protegerlos?
presentes. Sin embargo, la fragilidad y la disminución Se debe mencionar que, según la Ley General
de este ecosistema por prácticas insostenibles y fac- del Ambiente, los bofedales son considerados “eco-
tores ambientales ponen en riesgo a estas especies y sistemas frágiles” (Ley 28611, artículo 99). Según el
al ecosistema bofedal en su conjunto. Reglamento de Zonificación Ecológica Económica
El sobrepastoreo y la extracción descontrolada de (DS 087-2004-PCM, artículo 9, PCM 2004), los bo-
Disthichia nuscoide, así como el calentamiento global, fedales serían considerados, al ser humedales, como
están afectando seriamente los bofedales. Necochea zonas de protección y conservación ecológica.
(1988, en Flores M. et al. 2005) indica que Distichia Además, según el Reglamento Ambiental para
es una especie que se reproduce en un periodo de las Actividades de Exploración Minera (DS 20-2008-
ochenta a cien años, por lo tanto su depredación con- EM, artículo 11): “ninguna actividad de exploración
tinua generaría daños prácticamente irreversibles. podrá atravesar bofedales o humedales, con caminos
Como se ha visto, estos ‘oasis’ altoandinos son de acceso u originar la colocación de materiales, resi-
ecosistemas únicos, de especial importancia en los duos o cualquier otra materia o sustancia sobre ellos”.
Andes para la biodiversidad, la fauna doméstica, la Sin embargo, no ha sido normado nada específico
conservación y el manejo de agua y cuencas, y tam- con relación a la explotación minera.
bién en los aspectos económico y cultural. Aún queda mucho por investigar de este tema
El manejo sostenible es necesario, y para ello apasionante, tanto en las ciencias naturales como en
se debe tener en cuenta cómo influye la presencia las ciencias sociales. Trabajos interdisciplinarios enri-
humana en la transformación de estos ecosistemas. quecerían la comprensión de estos ‘oasis’ altoandinos.
Esto se debe ver expresado en las políticas, estrate- Y el rescate de técnicas tradicionales para la formación
gias y una variedad de iniciativas que abordan los y manejo de bofedales permitirían no solo la mejora de
múltiples factores que amenazan a los bofedales para las condiciones de vida de la población usuaria, sino
el adecuado manejo en las montañas andinas, acorde también la conservación y uso sostenible del agua
con la realidad de la población humana y la historia (cuenca o microcuenca), recurso crítico para nuestro
natural de las montañas de los Andes del Perú. país en el contexto actual de cambio climático.

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