ANTE EL GENERAL MILLÁN-ASTRAY Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Se ha hablado aquí de una guerra en defensa de la civilización cristiana; pero no, la nuestra es solo una guerra incivil. No son unos españoles contra otros, sino toda España, una, contra sí misma. Un suicidio colectivo. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que digo. ¡Vencer no es convencer! ¡Y hay que convencer sobre todo! Pero no puede convencer el odio que no deja lugar a la compasión, ese odio a la inteligencia que es crítica, diferenciadora, inquisitiva. ¡Mas no de inquisición! Dejaré de lado la ofensa personal que significa la repentina expresión contra vascos y catalanes llamándoles la “Antiespaña”. Pues bien, por la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Aquí está el señor obispo, que lo quiera o no es catalán, nacido en Barcelona. ¡Y yo, nací en Bilbao! Llevo toda la vida enseñándoos la lengua española que muchos desconocen. Eso sí es imperio, el de la lengua española, y no… ¡España una! ¡Viva España! Hoy no celebramos una fiesta étnica, celebramos el día de la lengua. Eso sí es imperio, el de la lengua española. Hablado por Rizal, tan español como sus verdugos. Vencido sí; convertido acaso, pero convencido no. ¡Viva la muerte! Acabo de oír el necrófilo e insensato grito de “¡Viva la muerte!” Esto suena lo mismo que muera la vida. He de confesaros que esta paradoja me parece ridícula y repulsiva. El general Millán-Astray es un inválido de guerra. No es preciso decirlo en un tono más bajo. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no se tocan ni nos sirven de norma. Por desgracia hoy tenemos demasiados inválidos en España. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán-Astray pueda dictar las normas de psicología a las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes se sentirá aliviado al ver cómo aumentan los mutilados a su alrededor. El general Millán-Astray quiere crear una España nueva, a su propia imagen. Por ello, lo que desea ver es una España mutilada. ¡Muera la inteligencia! Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis porque convencer significa persuadir, y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha: razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España. Fuente: https://goo.gl/n3BzMR