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al observador un apoyo para la objetivación de todo el acontecimiento y hace
participante, por lo tanto, también al observador.
Relación con el capitalismo (pp.35). D. supo encontrar lo polifacético y lo
contradictorio no en el espíritu, sino en el mundo social objetivo. En este
mundo las relaciones contradictorias no eran un camino ascendente o
descendente para una personalidad, sino un estado de la sociedad. La
multiplicidad de planos y el carácter contradictorio de la realiad social
aparecían como un hecho objetivo de la época. Las contradicciones objetivas
de la época determinaron la obra de D. en el nivel de su visión objetiva, como
fuerzas coexistentes simultáneas. (pp.47)
Unidad del mundo: Se destruye la unidad monológica del mundo: los trozos
arrancados de la realidad no se combinan directamente en la unidad de la
novela; estos trozos forman parte del horizonte integro de uno y otro
personaje, se comprenden en el plano de una u otra conciencia.
s/Engelgardt (y Bajtín acuerda): en D. es imposble encontrar una descripción
objetica del mundo exterior. Surge una multiplicidad de planos en la
representación de la realidad.
Lugar de la idea: la idea en D. no es el principio de representación o el
leitmotiv, sino el objeto de representación. Es principio de visión y
comprensión del mundo para sus héroes (pero no para el autor). Ni una sola de
las ideas de los héroes llega a ser el principio de representación para el autor
ni tampoco constituye el mundo de la novela en su totalidad. La idea ocupa un
lugar preponderante, aunque no es la heroína. El hombre fue su héroe. Para él
no existen ideas, pensamientos, postulados que no pertenezcan a nadie, que
sean “ideas en sí” (pp. 53)
Se representa una contraposición de muchas conciencias no neutralizadas
dialécticamente.
Unidad de tiempo: D. veía y pensaba su mundo por excelencia en el espacio y
no en el tiempo. Todo el material semántico y real tiende a orfanizarlo dentro
de un solo tiempo en forma de una confrontación dramática, a desenvolverlo
extensivamente. Se inclinaba a percibir las etapas mismas en su
simultaneidad, a confrontar y a contraponerlas dramáticamente en vez de
colocarlas en una serie en proceso de formación. El entender el mundo
significaba para él pensar todo su contenido bajo el ángulo de un solo
momento.
Héroes sin pasado: Sus héroes no recuerdan nada, no tienen biografía en el
sentido de algo pasado y totalmente agotado. Recuerdan de su pasado solo
aquello que no deja de ser para ellos el presente. Cada acto del héroe está en el
presente y en este sentido no está predeterminado.
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Su mundo representa una coexistencia y una interaccion artísticamente
organizadas de una heterogeneidad espiritual, y no las etapas del desarrollo de
un espíritu único. Por eso también los mundos de los héroes y los planos de la
novela, a pesar de sy acento jerárquico diversificado, se ubican, en la
estructura misma de la novela, yuxtapuestos en coexistencia e interacción.
La conciencia en D. nunca es autosuficiente., sino que se vincula
intensamente a otra. Cada pensamiento de los héroes se percibe como la
réplica de un diálogo inconcluso, y un pensamiento semejante no busca ser
redondeado y acabado en un todo sistemático y monológico: vive
intensamente en las fronteras del pensamiento ajeno, con la conciencia ajena
(pp.54)
Predecesores/gérmenes/antecedentes de polifonía: Shakespeare, Rabelais,
Cervantes, Grimmelshausen, etc.
Conclusión respecto de la crítica sobre D.: La crítica literaria que se ha planteado los
problemas de la poética de D. aun subestima el carácter particular de su forma literaria y
buscan este carácter específico en el contenido, en los temas, las ideas. Pero el mismo
contenido inevitablemente se empobrece con este procedimiento, se pierde en él lo más
esencial, lo verdaderamente nuevo que supo ver D.
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están unidos por un profundo nexo con el folclor carnavalesco. Todos reflejan, en mayor o
menor grado, una percepción carnavalesca del mundo, percepción que posee una poderosa
fuerza vivificante y transformadora y una vitalidad invencible.
Llamaremos literatura carnavalizada a aquella que haya experimentado, directa o
indirectamente, a través de una serie de eslabones intermedios la influencia de una u otra
forma del folclor carnavalesco (antiguo o medieval).
Rasgos de los géneros cómico-serios:
1. Nueva actitud hacia la realidad: su objeto y punto de partida para la comprensión,
valoración y tratamiento de la realidad es la actualidad y a mendo directamente
cotidiano.
2. No se apoyan en la tradición ni se consagran por ella, sino que se fundamentan
conscientemente en la experiencia y en la libre invención.
3. Heterogeneidad de estilos y de voces. Niegan la unidad de estilo de la epopeya, la
tragedia, la alta retórica, la lírica. Los caracteriza la pluralidad de tono en la
narración, la mezcla de lo alto y lo bajo, de lo serio y lo ridículo, y utilizan
ampliamente los géneros intercalados. Mezclan prosa con verso, se introducen los
dialectos y las jergas vivas, aparecen diversas máscaras para el autor.
Consiguientemente, aquí aparece también una actitud radicalmente nueva hacia la
palabra en tanto que material de la literatura.
Simplificando y esquematizando, se podría decir que el género novelesco tiene tres
raíces principales: la epopeya, la retórica y el carnaval. Según la predominancia de alguna
de estas raíces, se constituyen tres líneas en el desarrollo de la novela europea: la épica, la
retórica y la carnavalizada o dialógica. Esta última lleva a Dostoievski y en ella tienen una
importancia determinante dos géneros cómico-serios (pp. 160-176):
Diálogo socrático
Sátira menipea
La diferencia más grande es que ninguno de ellos conoce la polifonía, solo prepararon
algunas condiciones para su aparición.
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o Profanación, sacrilegios carnavalescos, todo un sistema de rebajamientos y
menguas carnavalescas. Obscenidades relacionadas con la fuerza generadora de
la tierra y del cuerpo, las parodias carnavalescas de textos y sentencias.
o Acción principal: Coronación burlesca y subsiguiente destronamiento. Rito doble
y ambivalente que expresa lo inevitable y lo constructivo del cambio-renovación,
la alegre relatividad de todo estado y orden, de todo poder y de toda situación
jerarquiza. En la coronación ya está presente la idea de un futuro destronamiento:
la coronación desde un principio es ambivalente. EL que se corona es una
antípoda del rey verdadero: esclavo o bufón, con lo cual se inaugura y se
consagra el mundo al revés del carnaval. Y a través del destronamiento trasluce
una nueva coronación.
o Imágenes dobles: reúnen en sí mismas ambos polos del cambio y de la crisis.
Nacimiento y muerte (imagen de la muerte embarazada), bendición y maldición
(maldiciones carnavalescas que bendicen), elogio e injuria.
o Risa carnavalesca ambivalente: se injuria y se ridiculiza a las instancias suprema
para obligarlas a renovarse.
o Parodia: orgánicamente ajena a los géneros “puros”, orgánicamente propia de los
géneros carnavalizados. Parodiar es crear un doble destronador, un mundo al
revés. Por eso es ambivalente
o Plaza: arena principal de las acciones carnavalescas. Por su misma idea, el
carnaval es popular y universal, y de esto es símbolo la plaza. El hombre
medieval vivía dos vidas: una era la oficial (monolíticamente seria y sombría,
subordinada a un orden jerárquico, llena de miedo y dogmatismo) y otra era la de
la plaza carnavalesca (libre, plena de risa ambivalente, de sacrilegios, de
profanaciones de todo lo sagrado, de rebajamientos y obscenidades que
provienen del contacto familiar con todo y todos). Y ambas vidas eran legítimas,
pero separadas por estrictos límites temporales.
o Representa la gran cosmovisión universal del pueblo durante los milenios
pasados. Es una percepción del mundo que libera del miedo, que acerca el mundo
a hombre; es una percepción del mundo basada en la alegría del cambio y su
jocosa relatividad que se opone a la seriedad unilateral y ceñuda generada por el
miedo. (235)