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UNIVERSIDAD DE ORIENTE

NÚCLEO ANZOATEGUI EXTENSIÓN CANTAURA

ESCUELA DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS

CONTADURIA PÚBLICA

PROFESORA: BACHILLERES:

Lcda. Guzmán Nardy Cermeño Fátima C.I. 28.223.452

Contreras Lujdiana C.I. 27.214.711

García Jesús C.I. 27.651.365

Rodriguez Isaías C.I. 27.471.543

Siso Osniel C.I. 27.214.451

Cantaura, Octubre de 2018


Familia y Matrimonio

Se designa como familia al grupo de personas que poseen un grado de parentesco


y conviven como tal. La palabra familia es de origen latín “famulus” que significa “sirviente
o esclavo”, en virtud, de que antiguamente la expresión familia incluía los parientes y
sirvientes de la casa del amo.
Según la sociología, el término familia, se refiere a la unidad social constituida por
el padre, la madre y los hijos. Por otra parte, en el Derecho, la familia es un grupo de
personas que está relacionado por el grado de parentesco. En el ordenamiento jurídico se
estipula los tres tipos de parentescos:

 consanguinidad (personas que descienden del mismo progenitor),

 afinidad (entre el cónyuge y los consanguíneos de su cónyuge) y,

 civil (adopción).

En la familia debe prevalecer la armonía, confianza, seguridad, respeto, afectos,


protección y el apoyo necesario ante la resolución de problemas. En el caso de existir hijos,
es la responsabilidad de la familia de promover la educación y el comportamiento ante el
medio social. Asimismo, de educarlos bajo los valores morales y sociales, esenciales para
el proceso de socialización del niño. Existen varios tipos de familia que veremos a
continuación:

 Familia nuclear es aquella que está formada por padre, madre e hijos ya sean unidos por
matrimonio o unión de hecho, en este punto se puede añadir a la familia compuesta se
caracteriza por ser una familia nuclear más las personas que poseen vínculos sanguíneos
con solo uno de los miembros de la pareja.
 Familia extendida es aquella que reconoce a los demás miembros de la familia como: tíos,
abuelos, primos.
 Familia monoparental es aquella que está formada por uno de los dos progenitores: padre
o madre. Como consecuencia de: muerte, divorcio, abandono o, por decisión propia de la
mujer de tener hijo de manera independiente.
 Familia homoparental es aquella que se componen de una pareja de homosexual, bien
sea lesbianas o gays.
 Familia poligamia se caracteriza por la pluralidad simultánea de esposos o esposas. A su
vez, presenta dos variantes: la del matrimonio basado en la poliginia (unión del hombre con
más de una mujer) o poliandria (unión de la mujer con varios hombres).
 Familia monogamia es la unión de un hombre con sola una mujer.

Por otra parte el matrimonio, se le interpreta de dos formas: como derivado del
termino latino “matrimonium”, de las voces “matri” y “monuim”, las cuales significan carga,
gravamen de la madre; o como derivado de la frase “matrem muniens”, la cual se traduce
como defensa, protección de la madre. Por lo general, el matrimonio se define como vínculo
o estado conyugal. Desde el punto de vista jurídico-formal, es la unión legal de dos
personas de sexo diferente; a criterio sociológico, es la institución social que constituye la
forma reconocida para fundar una familia; y en lo teológico, es la unión del hombre y
la mujer dirigida al establecimiento de una plena comunidad de vida.

También se considera al matrimonio como acto o ceremonia solemne la cual un


hombre y una mujer constituyen entre sí una unión legal para la plena y perpetua comunidad
de vida. La concepción social del matrimonio (transpersonalista), afirma que el fin del
matrimonio es la reproducción o procreación, la conservación de la especie. La concepción
individualista del matrimonio, por su parte, sostiene que el fin del matrimonio es un mutuo
auxilio, el complemento entre cónyuges. Se puede concluir que los principales fines del
matrimonio están relacionados con: formar una familia, procrear y educar hijos, prestarse
mutuo apoyo como pareja, brindando así una gran estabilidad psicológico-emocional entre
los integrantes del hogar.

Por lo tanto por lo antes visto, podemos decir que estos dos conceptos se relacionan
para un bien social lo cual es la conformación de un grupo, comunidad o sistemas en el que
operan los valores y principios éticos que son menester resaltar en una sociedad, o familia
basándose en los conceptos anteriormente señalados.

Moralidad de la Familia

Desde la familia debe buscarse la vivencia de una moral de la responsabilidad. Esto


significa que hay que tener en cuenta dos aspectos éticos inseparables.
La moral subjetiva, o de la persona en sí, cuyas relaciones fundamentales deben
darse en el campo interactivo, de tal manera que no se pierda su equilibrio de persona
éticamente buena por hipotecar o sacrificar algunos de los valores humanos en los que
basa su existencia. Por ejemplo, descuidando las condiciones morales de una auténtica
convivencia humana.

Se debe considerar también a la moral objetiva, que es el camino para definir qué
es moralmente justo en el proceder cotidiano y, por lo tanto, lo exigido por la ética, pasando
por una valoración de los diversos bienes e intereses vitales en juego, en un continuo
diálogo con las diversas ciencias que se refieren a esa materia. Cabe destacar que un punto
moral que distingue a una familia es la imagen que tiene ante una sociedad, lo bien
compuesta o descompuesta que esta pueda estar a los ojos de los demás y los principios
con que se rigen en una ambiente o sistema.

Moralidad del Matrimonio

En todo matrimonio es natural que exista una ambiente de felicidad plena y


reconfortante, es decir, estamos hablando de la relación de dos personas que están
dispuestas a vivir, convivir y relacionarse por el resto de sus vidas, de esta manera y bajo
el concepto moral el deber ser de cada persona unida en matrimonio debería ser respetar
y amar a su particular, ya que los fines de esta unión están relacionados con: formar una
familia, procrear y educar hijos, prestarse mutuo apoyo como pareja, brindando así una
gran estabilidad psicológico-emocional entre los integrantes del hogar.

Crisis del Matrimonio en la Actualidad

El matrimonio, es una institución fundamental, en la familia y en la sociedad, pero


muchas veces, esta es violentada por un sin número de circunstancias adversas, que en
vez de contribuir a su consolidación, más bien aceleran el proceso de destrucción de
los principios y valores que deberían sustentarla.
Algunas de las razones por las que se originan las crisis:

1. Agotamiento por cansancio. Con el día a día el amor inicial se va debilitando, ante el
cúmulo de eventualidades. El problema estalla debido al estrés y cansancio acumulados,
que empiezan a convertirse en apatía y desinterés. La mayoría de separaciones ocurren
después de los 20 años de convivencia matrimonial.

2. Un tercero en la discordia. La interferencia de una tercera persona en la relación, puede


provocar infidelidad y desembocar en la ruptura de la pareja. Es una de las causas más
frecuentes y comunes de las crisis de pareja.

3. Conflicto de intereses. La inestabilidad laboral, decisiones económicas financieras,


enfermedad, problemas familiares (hijos), entre otros, pueden lesionar los intereses de la
pareja.

4. Diferencias socioculturales y educacionales. Suele ocurrir en aquellas parejas cuyos


miembros son de otros lugares, orígenes y culturas. Esto puede generar marcadas
diferencias en cuanto a costumbres, estilo de vida o rituales.

5. Incompatibilidad de carácter. La forma de ser, modelos de conducta y carácter, además


de los gustos antagónicos, pueden sumarse también a las diferencias culturales,
terminando en conflictos, intolerancia, maltrato, diferentes puntos de vista, falta de
comprensión y empatía; así como discusiones ácidas y descalificaciones, entre otras.

6. Desenamoramiento. Es la consecuencia acumulada de las razones anteriores. Aunque


no necesariamente pueden estar ligados, puede aparecer en cualquier momento. El
debilitamiento de la atracción, poco interés sexual, desgaste en la convivencia diaria,
pueden ser las causas.
Cómo afrontar las crisis de pareja

- Sinceridad y valentía. Reconocer una situación de conflicto, y valentía para saber dar el
paso adecuado.

- Apoyo de familiares y amigos. Una red de ayuda con el entorno más cercano, que les
brinde soporte y confianza, servirá para asumir los conflictos desde otra óptica o
perspectiva.

- Participación de profesionales. Muchas veces los conflictos no se concilian de la noche


a la mañana, para ello se requiere poner en manos de profesionales que garanticen que el
paso que se va a dar es el correcto.

- Mantener la compostura y buena relación. Sobre todo cuando hay hijos, y está en juego
su educación, su salud, o su estabilidad emocional. Por más tensa que sea la situación
entre la pareja, ambos deben saber mantener un equilibrio que no perjudique el futuro de
la familia.

- Intentar recomponer la vida. Si al final la crisis termina en separación, una meta debe
ser superar la crisis personal. Eliminando todo sentimiento de rencor, odio o venganza, y
superando cualquier hipoteca de índole personal o sentimental que se haya dado durante
la convivencia, será la señal de que la persona se encuentra lista para empezar una nueva
relación con otra pareja.

Es muy difícil transformar una relación de pareja donde ambos no tienen el


compromiso firme de recomponer las cosas. Es importante que por lo menos uno de los
dos se mantenga firme en ese compromiso para ayudar a su pareja a conseguir lo mismo.
No basta con que uno solo lo intente. El compromiso debe ser de ambos, solo si los dos
quieren, sinceramente, revertir los conflictos y obtener mejores resultados.
Moral y Sociedad Civil

Estas se relacionan en la manera y perspectiva de ver algunas acciones en la vida


diaria, su relación se basa en la sistematización de normas que ambas tienen para contribuir
en pro de una mejor sociedad, es decir, la moral son las reglas o normas por las que se rige
la conducta o el comportamiento de un ser humano en relación a la sociedad. Mientras que
lo Civil es todo lo concerniente a las relaciones de los ciudadanos entre si y sus derechos
básicos como: defensa, libertad, sociedad y desobediencia. De este se desprende un
concepto tal como lo es la moral civil, que no es más que la conducta que basándose en
principios y valores con la realidad, goze de aceptación en las sociedades de cualquier
entidad

Moral y Derecho

La relación entre Derecho y Moral es evidente: el derecho recoge casi todos los
mandatos morales. Por ejemplo, no mates, no robes, paga lo que debes, son normas
morales que el Derecho también ordena; o establece sanciones para quienes los violan: el
castigo del homicidio, de la violación, del hurto y la rapiña (en el Código Penal) o las reglas
para que los deudores paguen a sus acreedores (en el Código Civil) son más o menos los
mismos objetivos que los de las reglas morales pero convertidos en normas jurídicas.

En el mundo moderno, el respeto a los Derechos Humanos, cierto nivel de ayuda al


prójimo, etc., son “principios morales” que tienen diferentes formas de manifestarse. Y
también el Derecho por abundantes normas asegura o procura asegurar los Derechos
Humanos. Mientras el Derecho regula conductas, es decir, actos exteriorizados, la Moral se
ocupa de los pensamientos, de la “conciencia” de los seres humanos.

Si Juan piensa, por envidia, herir o matar a Pedro, “la Moral” lo estará reprochando
duramente. Pero el Derecho solo actuaría (la Policía, los Jueces) si ese pensamiento
moralmente malo, se exterioriza, se convierte en conducta porque lo golpea o lo mata. El
mero pensamiento no es regulado por el Derecho.

Moral y Religión

La palabra "religión" indica la relación del hombre creyente con el Dios en quien
cree (una relación de alianza y comunión, en la religión judeocristiana); este término se usa
sobre todo para indicar las diversas formas en que se desarrolla esta relación. Por tanto,
se trata de un concepto sobre todo histórico-cultural.

En casi todas las religiones se da una relación entre la esfera religiosa y la esfera
moral, aunque sería un error reducir el hecho religioso al hecho moral. Lo cierto es que
existen muchos hombres "religiosos" que viven de forma inmoral, por no decir amoral, y
hombres que viven fuera de toda religión de forma altamente moral. Sin embargo, la moral
cristiana puede definirse sin más como una moral "religiosa», ya que se basa en la alianza,
en la subjetividad de un ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios, para el que
Dios no sólo es la fuente del ser, sino el sentido y el fin último de la existencia; y finalmente,
porque el Espíritu Santo es el artífice sacramental de la vida moral cristiana. En este orden
de ideas se puede observar que existe una disyuntiva que no es más el visor de
perspectivas que se tome ya que al creer en una religión se respetan normas que
pertenezcan a dicha religión, pero eso no quiere decir, que al ser seguidor de una creencia
se hará precisamente el bien.

Moral y La Iglesia

La moral toma cuerpo con la Institución Cristiana o con el perfil de las normas
religiosas que esta señala es en cuanto al respeto que se le da al “llamado de Dios”, La
iglesia como Institución siempre ha fomentado la extensión de la oración y al seguimiento
de Cristo como ejemplo, para seguir eso que llamamos la Moral Cristiana, que muchas la
definen en este contexto como la respuesta del hombre a una llamada personal que Dios
le hace. Si se ama a Cristo, se ama a la Iglesia fundada por Él. No se puede amar a Cristo
y no amar a Su Iglesia. Ella es el medio que Cristo escogió para encontrarnos con Él.

Es la moral del amor.


La vivencia interior de la moral cristiana exige una motivación en el amor. El cristianismo
es la religión del amor, del seguimiento de Cristo por amor y en el amor no se puede ser
mediocre.
La sexualidad

La sexualidad es una característica inherente al ser humano, que se desarrolla de


un modo plural y complejo interviniendo tanto aspectos biológicos (genéticos,
hormonales…) como aspectos psicológicos (emocionales, afectivos, morales…) y sociales
(entorno familiar, cultura, tipo de educación…).

La sexualidad es vivida y entendida de modos muy diversos a lo largo y ancho de


la geografía mundial atendiendo a las diferentes culturas, ideales, modelos de sociedad y
de educación.

Además de este condicionante socio-cultural, debemos tener en cuenta que la


sexualidad es un concepto dinámico que ha ido evolucionando de la mano de la Historia
del ser humano. No podemos encajonar la sexualidad como algo estático y predecible, sino
como un todo que envuelve la vida del hombre, que evoluciona a lo largo de la historia, y
no sólo de la Historia en mayúsculas, sino también en la historia personal de cada individuo.
La sexualidad nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos, y va moldeándose
al ritmo de nuestras experiencias de vida, poniendo su sello en todo lo que
vemos, entendemos, sentimos y vivimos.

La sexualidad es una necesidad vital para toda persona. Es una parte esencial de
su identidad y de su desarrollo personal. La sexualidad abarca, por ejemplo, componentes
biológicos, sociales y emocionales. Tiene aspectos positivos como la ternura, la sensación
de seguridad, el experimentar el deseo y la satisfacción. También tiene aspectos negativos
como el uso de la violencia y el ejercicio del poder.

Las personas viven y experimentan la sexualidad de formas diferentes en función


de su edad y de su situación vital. Es una parte importante del modo de vivir de todas las
personas.

Ética y Sexualidad

La sexualidad, definida como una unión de fenómenos emocionales y de conducta


interrelacionados con el sexo, marca de forma concluyente al ser humano en todas las
etapas de su desarrollo. Pensada a lo largo de la historia como una fuerza natural e
inherente a las personas, cada vez más se tiene la certeza de que en ella también
intervienen las influencias sociales y culturales.
“La sexualidad humana es una función fisiológica cuyos objetivos son, la reproducción, el
placer y la salud, la autoestima y el desarrollo de una comunicación emocional íntima y
confiable con la pareja, lo cual produce una sensación de estabilidad y seguridad en uno
mismo

Hoy existe un concepto nuevo de la sexualidad: la sexualidad en sí misma es como


la función auditiva o digestiva, no es ni buena ni mala, depende de como cada persona la
utilice. “Si escuchas detrás de la puerta o al teléfono una conversación que no te compete,
estás haciendo un uso NO ÉTICO de tu función auditiva y peor aún si con esa información
perjudicas a alguien. Si ingieres alimentos que sabes que te perjudican la salud o das
ejemplo a tu entorno de conductas alimentarias perjudiciales, estás haciendo una utilización
NO ÉTICA de una función totalmente inocente. Del mismo modo el abuso sexual, la
violencia sexual, el exhibicionismo con fines comerciales, todo tipo de engaño o
victimización, la utilización de la sexualidad de una forma no responsable con riesgo para
uno mismo o para el compañero, la utilización de la sexualidad prescindiendo de los
sentimientos del compañero, el ejercicio del poder a través de la sexualidad, la enseñanza
de una sexualidad distorsionada, irreal y mentirosa, y el cuestionamiento por parte de la
sociedad en cuanto a la sociedad de tu sexo definido son formas NO ÉTICAS de la
sexualidad que es una función destinada al amor, al compañerismo, a la satisfacción y
confianza mutuas, al buen diálogo y a la acción más trascendente del ser humano que es
la de crear otro ser humano.

La libertad, la ciencia, la religión y la moral apuntan al bienestar y a la felicidad del


individuo, a la búsqueda de la salud física, psíquica y social. Por lo tanto, brindando
educación básica para la salud, acompañada de los principios universales de la ética como
‘no hagas a tu prójimo lo que no quisieras que te hicieran a ti’ o ‘respeta a tu prójimo y a su
propiedad’ o ‘amate y respétate a ti mismo porque tu cuerpo es valioso y sagrado’ y
fundamentalmente ‘cuida y respeta la vida, en cualquiera de sus formas’ es posible
establecer un consenso y no será tan difícil establecer pautas de orientación para educar
hacia una sexualidad saludable, responsable y feliz.
La Moral y La Homosexualidad

Al relacionar la ética y los valores con la homosexualidad, continuamente el tema se


saca de contexto al realizarse expresiones discriminatorias basadas en postulados morales,
pero siendo lo moral y lo ético una representación del bien y lo justo, e implicando justicia y
equidad, la acción correcta sería igualar los derechos en todos los seres humanos.

Creció el joven en una familia conservadora en donde todo se relacionaba con lo


moral y lo religioso. Vivía atemorizado, asqueado de lo que en su interior crecía junto a su
adolescencia. Pensaba el joven “soy inmoral”, mis padres siempre condenaron a otros
como yo, debo ocultar mi identidad. Creció el joven tan atemorizado, tan humillado y tan
señalado, que pensó en su muerte en más de una ocasión como su supuesta salvación.

Durante décadas se ha vinculado a la homosexualidad como una acción alejada de


“los buenos valores”, pero esta aseveración es toda errónea en el verdadero significado de
lo ético, y lo moral.

La ética no es coactiva. No impone castigos legales al sus normas no ser leyes, sino
que ésta ayuda a la justa aplicación de las normas legales en un Estado de derecho. La
capacidad del hombre de auto-determinarse, de asumir la dirección de su vida, y de ejercer
esta capacidad en una acción concreta, lo determina como hombre libre y en cuanto libre,
un sujeto ético.

El homosexual que es libre y vive en la verdad de su identidad es una persona ética


y moralmente honesta.

Lo moral refiere a un conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social


determinado que oficia de guía para el obrar; es decir, que orienta acerca del bien o del mal
—correcto o incorrecto— de una acción o acciones.

Hay quien condena la homosexualidad partiendo de creer estar haciendo un bien a


la “familia tradicional”, que su acción discriminatoria le representa ser un “héroe de los
buenos valores”. Pero las buenas acciones son aquellas que nos provocan sensaciones
positivas, y por ninguna circunstancia hacen mal a los demás. En cambio las malas
intenciones son aquellas acciones que sabemos que están mal, y que causan sufrimientos
y dolor en nosotros y las demás personas.
La persona que reconoce las identidades sexuales particulares como auténticas,
reflexiona sobre todo lo que ayuda a la realización de la persona, y rechaza lo que impide
esa realización diversa. Entonces la pregunta moral, que relaciona el cómo hacer el bien,
se sustenta en la presunción de que el hombre ‘bueno’ habrá de realizar buenos actos, sin
embargo no es lo mismo la búsqueda del ser bueno con el esfuerzo por hacer el bien.

El homosexual tiene el deber moral, como todos, de luchar contra sus caídas
sexuales, empleando para ello los medios y ayudas apropiados. Desde luego, el
homosexual debe configurar su vida sexual del modo más personal posible, teniendo en
cuenta las exigencias objetivas de la moral, pero también las situaciones y posibilidades
concretas de cada individuo. Por supuesto, la simple relación sexual y la satisfacción
impersonal deben ser rechazadas como inhumanas, siendo evidentemente menos malo la
relación estable y fiel de pareja que la promiscua, pero permaneciendo la sublimación del
afecto homosexual como meta e ideal.

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