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LAS LEYES DIETETICAS JUDIAS (Cont.) ' Su significado pata nuestro tiempo SAMUEL H. DRESNER EI Rabino Samuel H. Dresner, lider espiritual del Templo Bet El de Springfield, Mass, es conocido por sn gran aporte litérario @ publicaciones del movimiento conservador y su cooperacién con el mismo. El presente articulo es la tercera parte de tos publicedos ‘en los nimeros anteriores y extraido del "The Jewish Dietary Laws”, The Burning Bush Press, New York. Traducido det inglés por Ruth Brandt. (Tercera parte) EL PROBLEMA DE REALIZAR Al principio de este articulo se manifesté que el decrecimiento de Ja observancia de la Kashrut en nuestros tiempos se debe a dos factores: 1%) Ja falta de conocimiento exacto acerca de la misma y 2°) la carencia de voluntad -pata Ievarla a cabo. Del primer tépico ya nos hemos ocupado, aunque . bteve e inadecuadamente. He tratado de demostrar cémo la Kashrut forma parte del intento del judaismo de santificar el mero acto de comer; porque el hecho de comprarle carne kasher a un carnicero, quien vende carne de animales matados por un shojet, porque retirar la sangre al preparar la carne para la mesa, recitar una bendicién antes y después de las comidas, porque todo esto tiene vivencia y significado, prestando santidad a una funcién mecdnica y contribuyendo a crear un pueblo santo. Es cuestién de un cono- cimiento profundo de causa, de reemplazar la falta por el entendimiento propio; es asunto de la mente. Pero el problema de la Kashrut involucra algo més, y es el hecho de la voluntad. La practica de la Kashrut estd ligada con nuestro deseo de vivir como judios; necesita una decisién que requiera sacrificio y dedicacién en un estado mental claro y decidido. Es por esto que el dectecimiento de la observancia de la Kashrut es tan inquietante. No es tan solo cuestién de comprensién —aunque esto sea de vital importancia— sino también de de- terminacién, de la voluntad de ser judio. ‘Ser santo significa estar apartado. Nétese que esta segunda consideracién esta implicita en el significado de la palabra hebrea k’dushd, santidad, 1a cual la Biblia asocia constan- temente con las leyes dietéticas. Ya hemos dicho que el propésito de la LAS LEYES DIETETICAS JUDIAS AS Kashrut era la santidad y que ésta significa santificar, en este caso la san- tificacién del acto de comer. Pero Ja palabra hebrea &’dushd tiene ademas otro significado. Significa también ser apartado. Ser santo también signi- fica ser apartado. “Yo soy el Sefior, vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos. Por tanto, vosotros haréis diferencia entre animal puro e impu- ro.” (Lev. 20:24-25.) La prohibicién de ciertas especies de pescado, o la separacién entre leche y carne, que es la caracteristica mas notable de la cocina judfa e involucra un buen porcentaje de las leyes de Kashrut, tiene como objeto principal apartarnos de los no-judios al proveernos una cocina y mesa especiales judias. Santificar el acto de comer constituye un concepto aceptable para la mayoria de la gente, pero el ser apartados de otros por vittud de esta santi- ficaci6n no les parece tan admisible. Para muchos, la idea de una sociedad democratica en Ja cual Jos muros del ghetto fueren derrumbados y todos los pueblos y religiones se estremezclen facilmente y con entera libertad, se opone a una barrera alimenticia tan inexpugnable como lo es la Kashrut. Es considerado como un obstaculo para las buenas relaciones entre las reli- giones y fue por lo tanto uno de los primeros aspectos de la ley que supri- mieron los tempranos reformistas alemanes en su afan de eliminar los aspec- tos no-universales del judaismo. En efecto, hasta aquéllos que manteniau un hogar kasher no vacilaron en abandonar estas observancias fuera del re- traimiento de sus hogares. “En casa, judio, en la sociedad, hombre”, como dice el antiguo proverbio de ta Haskald. Edmond Fleg, el distinguido autor francés, nos cuenta en su conmovedora autobiografia, “Por qué soy judio”, que cuando era un muchacho joven, este punto de vista con que se enfo- caba la Kashrut lo alejé de su religién. “En una oportunidad acompafié a mis padres en un viaje, y en la cena en el hotel, nos sirvieron juntos lo graso y lo magro y se sirvié queso a continuacién de la carne. Hasta jamén apa- recié en Ja mesa, Mis padres comieron y permitieton que yo comiera de ese plato prohibido. La comida prohibida en casa ya no era considerada pto- hibitiva fuera del hogar? ;La Jey ya no existia?” Tal inconsistencia por parte de los padres es la manera més eficaz de garantizar el abandono de las leyes dietéticas por la préxima. generacién. Tal ley de doble faz sélo puede rete- nerse por virtud de una nostalgia emocional heredada en muy ratos casos. O se toma a la Kashrut en serio, como medio de singularizar a Israel como un pueblo que se halla apartado para servir al Sefior, y donde cada comida es investida con el significado de rendir prueba de este hecho, un régimen cuya importancia no se restringe a los confines del hogar, sino que conserva su mismo valor fuera de él, o estar condenado a la extincidn. El poder del conformismo, terriblemente seductor, como lo describe Riesman y otros, que retine en una norma “aceptada” a todos los elementos disidentes y miembros heterogéneos, no es nuevo pata el pueblo judio. Es una antigua dolencia, cuyo amargo dolor hemos sentido muy a menudo. Lo denominamos, sin embargo, con un nombre distinto: asimilacién, o sea, el deseo de abandonar lo que es caracteristico en nosotros y volvernos igual a aquéllos que nos rodean. Es una tentacién constante para el judio; abando- nar el esfuerzo interminable y unirse sumiso, indistinguible, pasivo a los © 48 MAIJ'SHAVOT demas. Ademas, la distincién entre Jas personas orientadas hacia si mismas aquéilas orientadas hacia otros términos que en la actualidad es utilizado por los socidlogos para describir a aquellas personas que acttan por medio de sus propios recursos (orientadas hacia si mismas), en contraste con los otros que suprimen sus propios sentimientos en conformidad con la muche- dumbre (orientados hacia otros), es precisamente lo que hemos querido significar durante siglos, cuando al discutir sobre los Judios de Alejandria, Espafia y Alemania, hablabamos de los asimilantes y los no-asimilantes. La “yinica diferencia de hoy en dia es que la tendencia hacia la asimilacién, o sea, el querer deshacernos de las practicas que nos distinguen, es mds fuerte en América debido al reducido antisemitismo existente y los factores abru- madoramente integrantes de la democracia. Todo esto se levanta como un “muro de protesta contra las practicas de la Kashrut, impulsando hacia Ja conformidad. Se manifiesta el deseo de actuar, hablar y comer como todos “Jos demés y se mira con desaprobacién todo lo que dentro de nuestra manera de pensar y comportarnos nos distinga de la muchedumbre. Por lo tanto, no se trata solamente de comprender el significado de la Kashrut sino tani bién de tener la voluntad de Ievarla a cabo. La Kashrut en la historia judia. El pueblo de Israel ha poseido Ja voluntad de observar las leyes de la Kashrut en el pasado. Tan fuerte fue su voluntad de observar Ja Kashrut ; que lo consideraron digno de grandes sacri ‘icios, en oportunidades hasta “del mayor de los sacrificios. Repdrese un momento en el papel que desem- peiié ia Kashrut en nuestra historia. En los tiempos de los Macabeos, parte de la persecucién griega consistia en tratar de forzar a los judios a la pro- fanacion de las leyes dietéticas. El anciano. escriba Eleazar se sometié a la muerte antes de permitir que pase carne de cerdo por entre sus labios y se convirtid en uno de los’ primeros martires israelitas de los que tenemos constancia. La crénica de la observacién de estas presctipciones rituales y de la abnegacién voluntaria por causa de ellas, esta intimamente entrelazada en todo el curso subsiguiente de la historia judia. Josefo nos cuenta de los Fsenios, quienes, durante la gran guerra contra jos Romanos, “despedaza- dos y atormentados, quemados y quebrados, forzados a pasar por todo insttu- _ mento de tortura a fin de inducirlos a blasfemar al que Jes diera sus leyes, »,-0 comer alguna cosa prohibida, se negaron a rendirse y ni un momento tem: “"blaron ante sus perseguidores o derramaron una lagrima.” Filén habla de episodios similares en Alejandria. Y lo mismo se repitié en generaciones > posteriores, bajo cielos distintos y circunstancias diferentes. Se relata como los Marranos de Espafia arriesgaron sus vidas para procurarse carne Kashet y como este detalle fue juzgado como uno de los signos de herejia pot la Inquisicién, que en oportunidades les levara a la muerte. Queda constanicia que algunos de ellos, arrestados por Ja Santa Sede, hasta consiguieron observat las leyes dietéticas dentro de los mismos calabozos donde estaban encettados. De esta manera un tal Francisco Maldanado da Silva, que fue quemado vivo-en Lima en el afio 1639, se negé a tocar carne, mientras durante largos

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