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LA RESPONSABILIDAD ESTUDIANTIL EN LA OBRA

UNIVERSITARIA

DOUGLAS STEWART

A través de toda su historia tos movimientos evangélicos que constituyen la


Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE) se han
caracterizado por una convicción fundamental: La responsabilidad
estudiantil en la obra universitaria. Esta característica se remonta a los
mismos comienzos de estos movimientos, y sigue hasta el presente siendo
uno de los pilares sobre los cuales se basan su vida y su testimonio. Se ha
puesto a prueba una y otra vez por causa de fracasos evidentes, críticas
serias de los que no creen en su importancia, y el surgimiento de otros que
trabajan con estudiantes sobre otra base. Se dan muchos casos en que la
insistencia sobre este principio ha conservado la autonomía de grupos que no
han aceptado por un lado amalgamarse con otros grupos que no tenían ese
fundamento, y por otro lado, someterse a los que querían trabajar entre los
universitarios sin guiarse por esta convicción. Sin exagerar, podemos decir
que la creencia y la práctica de la responsabilidad estudiantil en la obra
universitaria es lo distintivo de nuestros grupos hoy en día frente a la
proliferación de grupos y personas que se interesan por alcanzar a los
universitarios con el mensaje de Cristo.

UNA DEFINICIÓN NECESARIA

Primero, vamos a definir los términos. Qué entendemos por obra


universitaria. Recordando la comisión que nuestro Señor Jesucristo dio a su
iglesia, antes de volver a su Padre, escuchemos lo que dice el Sr. Stacey
Woods. ex-Secretario General de la C.I.E.E.

¿Cuál es el propósito final que tenemos ante nosotros? Confrontar a


cada estudiante con las buenas nuevas de la gracia de Dios y las
afirmaciones de Cristo como Señor y Salvador a base de su muerte
vicaria en la cruz; e imitar a cada estudiante a aceptarlo y a
someterse a Su voluntad soberana. Más aun, ver que cada estudiante
cristiano se constituya en un fiel discípulo de Cristo que busque su
vocación cristiana, sea en su propio país o en ultramar.

Ante este objetivo final, nuestra estrategia básica es la de responsabilidad


estudiantil, la cual, según el Sr. Woods es la característica de:
… un movimiento estudiantil donde la iniciativa y la responsabilidad
respecto al testimonio y a la evangelización en la universidad descansa
principalmente sobre los hombros de los mismos estudiantes. Este es
un movimiento esencialmente de estudiantes y para estudiantes.

Ampliando esta definición, afirmamos que los estudiantes cristianos son


puestos por el Señor en la universidad y. por lo tanto, son responsables ante
él por la realización de la obra. Deben tener la última palabra en las
decisiones respecto a la obra cristiana en la universidad. Y al fin y al cabo el
éxito o el fracaso de todo esfuerzo dependerá de si ellos responden o no al
mandato dado por el Señor mismo. La responsabilidad estudiantil no
significa que toda la iniciativa procede de los estudiantes, o que no
necesitan de la ayuda de los de afuera, es decir, de pastores, profesionales,
secretarios de los movimientos, egresados y amigos. Significa que, si bien la
iniciativa a veces viene de otro (para el caso de empezar un grupo nuevo, por
ejemplo), la meta siempre es la de establecer un grupo plenamente
responsable. Y a todas luces queda evidente que esta meta debe determinar
los métodos que se emplean (por ejemplo, en cuanto a las finanzas, ¿se le
exige sacrificio o se les da todo servido en bandeja a los estudiantes?;
respecto a la conducción del grupo, ¿se buscan líderes o funcionarios?). Y
además, significa que aunque los estudiantes pidan ayuda de los de afuera
(como es necesario y correcto, puesto que forman parte de la iglesia de
Cristo y necesitan de los miembros de ella, con sus dones), no deben llegar a
depender de ellos ni estar subordinados a ellos. Así entendemos y
utilizaremos el término responsabilidad estudiantil".

LA BASE BÍBLICA

Ahora bien, ¿cómo llegamos a esta posición? ¿Tiene fundamento bíblico?


Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios escrita, la revelación divina e
inspirada que debe "enseñarnos, redargüimos, corregirnos e instruirnos" en
toda la obra entre los universitarios. Queremos sujetarnos a ella. Así como
creemos que tiene que ser la fuente de nuestro mensaje, así también
creemos que tienen que ser la fuente de nuestros métodos y principios. Por
eso, vamos a considerar cuáles son las bases bíblicas de esta posición.
En primer lugar, partimos de los que el creyente es, como tal, por estar "en
Cristo". Según las Escrituras, cada creyente es un sacerdote ante Dios, y
por lo tanto no es necesario acercarse a Dios mediante intermediarios
humanos. (1 Ped. 2:4,5,9; Heb. 10:19-22). Cada creyente tiene el Espíritu
Santo morando en él (Hech. 2:38,39; Rom. 8:9; 1 Cor. 6:19,20) y asi tiene
acceso inmediato a Dios, como dice Pablo, "porque por medio de él (Cristo)
los uno y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre" (Ef
2:18). Esta verdad tiene consecuencias tremendas. El creyente -solo y junto
con otros- puede escuchar la voz de Dios en las Escrituras, para conocer sus
promesas y su voluntad. Además, puede acercarse a Dios por medio de la
oración para buscar la dirección del Señor, hacer conocer sus necesidades,
y recibir la sabiduría y el poder para servirle. Como dice Roland Alien, autor
de una obra ya clásica sobre la estrategia misionera. "Métodos Misioneros:
Los de San Pablo o los Nuestros?" Para hacer esto se requiere una gran
fe; y esta fe; es el poder Espiritual con el cual San Pablo ganó la
victoria El creía en el Espíritu Santo, no en forma vaga, meramente
como un Poder espiritual, sino como una Persona que moraba en los
creyentes. Por lo tanto, creía en sus conversos. Podía confiar en ellos.
No confiaba por que creyera en la virtud natural o a la suficiencia
intelectual propia de ellos- Creía que Cristo podía y quería guardar
aquello que su siervo le había encomendado. Creía que El perfeccionaría
su Iglesia, que El establecería, fortalecería y afirmaría a sus
conversos. Él creía, y actuaba conforme a lo que creía.

Una verdad que se relaciona con el hecho de que el Espíritu Santo mora en
cada creyente, es que cada creyente ha de ser un testigo de Cristo (Hch
1:8). Y asi fue en la Iglesia primitiva: "Y todos fueron esparcidos por las
tierras de Judea y de Samaría, salvo los apóstoles, ...pero los que fueron
esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio" (Hech. 8:1,4). El
Señor concede al Espíritu Santo a cada creyente, para que éste pueda ser
testigo fiel en el lugar donde el Señor lo haya colocado. La aplicación a
nuestra situación es evidente: cada universitario cristiano comparte el
privilegio y la responsabilidad de ser testigo de Cristo a sus compañeros.
Esta tarea no es propiedad de los obreros cristianos ni de algunos
especialistas. Entonces, vemos que el estudiante cristiano, solo y junto con
otros, tiene el Espíritu Santo y en consecuencia la responsabilidad de ser
testigo fiel de Cristo, y el acceso directo a Dios y a sus recursos sin límites.
Que no estamos hablando de una teoría impracticable se ve al considerarla
estrategia y los métodos del apóstol Pablo, en su relación con las iglesias.
Cabe aclararse aquí que aunque nuestros grupos no son iglesias locales, en el
sentido estricto del término, si creemos que los mismos principios que
deben regir en la vida y servicio de una iglesia, también tienen que regir en
todo grupo que lleva el nombre de Cristo y que pretenda pregonar su
Evangelio y hacer discípulos en su Nombre. Si no aceptamos esto, entonces
la Biblia tiene muy poco que decir a nuestros grupos como grupos. Toda su
enseñanza sobre las relaciones entre creyentes y la relación entre la
evangelización y la vida espiritual de un grupo, carecería de aplicación.
Creemos entonces, que el ejemplo de Pablo tiene validez para nosotros en
materia de estrategia y principios de la obra del Señor.
Ahora, cómo actuaba Pablo? Vemos que después de la conversión de algunos.
Pablo los juntaba para formar una iglesia. Les enseñaba cuáles eran sus
privilegios y sus deberes; les enseñaba y mostraba lo que es conocer la
presencia y obra del Espíritu Santo; les daba instrucción básica y sencilla
sobre cómo alimentarse y crecer, y partía. Pablo tenía la costumbre de
retirarse (!a veces por fuerza mayor!) de una iglesia, volviendo a visitarla,
orando por ella escribiendo cartas, enviando mensajeros, pero siempre
respetando su libertad (2 Cor. 1:24) Confiaba en Cristo presente en la
iglesia a través del Espíritu Santo, y tenía por meta final la madurez en
Cristo de los convertidos (Col. 1:28; Fil. 2:14-16). Esa meta final
determinaba para Pablo los métodos a emplearse. Todo lo que hacía,
conducía a ese objetivo: Presentar a todo hombre maduro en Cristo. En su
predicación buscaba conversiones genuinas por el poder del Espíritu; en
asuntos de finanzas, no daba dinero, sino que enseñaba sacrificio y
responsabilidad; en asuntos de disciplina, apelaba a la responsabilidad de la
iglesia, antes de intervenir directamente; en su enseñanza, procuraba dar lo
que es práctico y útil para los creyentes. Como resultado. Pablo estableció
iglesias locales que eran responsables ante Dios por su propio crecimiento y
por la evangelización de la región alrededor: iglesias autónomas ante Dios
porque eran la morada del Espíritu de Dios. (Aunque la autonomía no
significaba el rompimiento de la unidad de todos los creyentes en Cristo, ni
el independizarse de otras iglesias, ni el rehusar recibir ayuda de afuera).
Esta responsabilidad y autonomía ante Dios les condujo a la madurez, porque
en la práctica tenían que depender de Dios y asumir la responsabilidad.

LAS VENTAJAS PRÁCTICAS

Llevando a la práctica estos principios bíblicos descubrimos que hay otras


consideraciones especiales que subrayan la importancia de la
responsabilidad estudiantil. Lo que arriba expusimos sobre los fundamentos
bíblicos se ve confirmado por la experiencia en la vida de cada movimiento
estudiantil que sigue dando testimonio a Cristo a generación tras generación
de universitarios.
1) Un grupo estudiantil goza ante las autoridades universitarias de los
derechos correspondientes a los otros "universitarios. Esta ventaja vale
mucho. Por ejemplo, muchas veces el grupo estudiantil, como parte integral
de la comunidad universitaria, ha podido utilizar la propiedad y edificios
universitarios para realizar reuniones, con acceso además al uso de los
medios de publicidad de la universidad.
2) Un grupo estudiantil tienen mayor aceptación entre los universitarios no
cristianos, precisamente porque es de los estudiantes. En cambio una obra
dirigida desde afuera parece ser ajena a la universidad, se le mira con
recelo por causa de la traición de la autonomía universitaria y las
susceptibilidades ante cualquier movimiento dirigido desde afuera por
sospecha de que haya de por medio intereses creados.
3) La responsabilidad estudiantil responde también a las características de
los jóvenes estudiantes. Como dice el Sr. Woods:

Tal acercamiento tiene toda la debilidad e inestabilidad de los


estudiantes cristianos, pero también utiliza todo el entusiasmo, la
iniciativa, la fe y el amor a la aventura que les son innatos, sin los
estorbos causados por ataduras propias de la edad y la experiencia.
Da rienda suelta al amor a la aventura y el arrojo que caracteriza a
los jóvenes durante su edad de rebeldía y perfilación de la
personalidad.

Es un hecho ampliamente documentado que el deseo de expresarse, de


pensar por cuenta propia, de dirigirse a uno mismo es muy propio de la edad
de los universitarios y. lo que es más, del ambiente característico de la
universidad. Tarde o temprano los estudiantes se rebelarán contra un grupo
controlado desde arriba. La historia de la C.I.E.E (Comunidad Internacional
de Estudiantes Evangélicos) y sus movimientos en general, y de los grupos
cristianos universitarios en particular, demuestra que la responsabilidad
estudiantil es propia del universitario. Nuestro movimiento nació por
iniciativa estudiantil, dentro de la universidad. Se puede citar numerosos
casos de grupos cristianos que empezaron mediante la acción de dos o tres
estudiantes quienes se preocuparon por sus compañeros y juntos se
dedicaron alcanzarlos par Cristo. Creemos que si de pronto desapareciese
toda la jerarquía de nuestros movimientos y de la Comunidad, muchos grupos
seguirían, y Dios seguiría levantando grupos de estudiantes para alcanzar a
su generación.

4) La responsabilidad estudiantil solamente se parecía cabalmente cuando la


colocamos en el contexto de la marcha de la causa de Cristo en el mundo. En
muchos casos los universitarios cristianos de hoy serán los líderes de las
iglesias de mañana. Más aún. la historia del gran avance misionero del siglo
pasado y del presente contiene páginas conmovedoras de millares de
jóvenes universitarios que han respondido al llamamiento de Cristo a llevar
el Evangelio a tierras y pueblos lejanos. Dice el Sr. Woods:

Es esta participación en la obra de Dios en los años de estudios


universitarios la que estimula al discipulado y a la madurez espiritual y
da fundamento al servicio futuro. En consecuencia, el movimiento que
testifica no es sólo un fin en sí, en términos de la evangelización de la
universidad, sino que se convierte en un medio para alcanzar un fin. Así
lo confirman los miles de pastores y misioneros en ultramar quienes
recibieron la inspiración para servir al Señor y el sentido de llamamiento
durante sus años de estudiantes, en el contexto de un movimiento
estudiantil, mientras participaban en la gloriosa 'tarea de ganar a sus
compañeros para Cristo.

En una palabra, el tomar la responsabilidad ante el Señor es el medio que él


utiliza para transformar a los jóvenes de hoy en los hombres y mujeres de
Dios para la iglesia de Cristo de mañana.

5) Si desarrollamos el sentido de responsabilidad estudiantil, evitamos la


necesidad de la multiplicación de obreros cristianos y del dinero requerido
para colocar a un dirigente profesional en cada grupo. En consecuencia, no
hará tampoco falta de la presencia constante de un dirigente para que el
grupo continúe. Otra vez. la experiencia ha confirmado lo que aquí
afirmamos.

ALGUNAS OBJECIONES

Hasta aquí hemos expuesto y fundamentado en las Escrituras el concepto


de la responsabilidad estudiantil. Por supuesto, hace falta llevar todo esto a
la práctica y aplicarlo en las situaciones concretas de los grupos. Además
sabemos que no todos comparten nuestra posición: se ponen objeciones que
cuestionan la validez del principio de la responsabilidad estudiantil. Algunos
de los que hacen objeciones optan por trabajar entre universitarios sobre
otra base; otros ponen como condición de su apoyo a un grupo estudiantil la
respuesta satisfactoria a sus objeciones. De todos modos, nos corresponde
considerar seriamente las críticas que se nos hacen a fin de aprender y
corregimos. ¡Hay de nosotros si dejáramos de oir con humildad y
preocupación genuina la voz de otros miembros del pueblo de Dios!.
Se nos dice: "Un grupo estudiantil es inestable; está en peligro de
excesos y desvíos; es capaz de desaparecer repentinamente; le falta
madurez" A esa objeción contestamos que eso es cierto, no lo negamos. Pero
hemos visto que Pablo estaba dispuesto a arriesgar todo esto, porque
confiaba en el Espíritu Santo en los creyentes, y sabía que sólo este camino
conduce a la meta de la madurez cristiana, conforme a los privilegios que se
dan en Cristo. Como dice el Sr. Allen:

Es muy triste cuando los creyentes no hacen nada porque no tienen


ninguna responsabilidad. Sería mejor, muchísimo mejor, que comentan
muchas equivocaciones, caigan en muchos errores y causen muchas
ofensas, y no qué su sentido de responsabilidad sea atrofiado. El
Espíritu Santo es dado a los cristianos a fin de que los guíe y que ellos
conozcan su poder para guiarlos, y no para que torpemente se sujeten a
la voz de la autoridad.

Por otro lado, reconocemos que en algunos casos ha ocurrido esto que se nos
dice arriba. Y ocurrirá otra vez, causando dolor a todos y al Señor mismo.
Pero cuando uno estudia lo que Dios ha hecho en el mundo universitario en
este siglo (y lo que sigue haciendo), se da cuenta de que este principio es
válido y que el fracaso temido no es necesario ni ocurre con frecuencia o
regularidad. El Señor cuida de la obra que se hace con fe en él y que le
honra.

La alternativa al riesgo es inaceptable, porque el dar responsabilidad


necesariamente involucra riesgo. Esta verdad se remonta a la imagen y
semejanza de Dios?.

Otra crítica que se nos hace es la siguiente: "Los grupos están muertos.
Cómo van a evangelizar? Lo que dicen es pura teoría que suena lindo, pero
que no logra los fines. Por eso, hay que emplear principios y métodos más
eficaces para alcanzar la meta"
Es cierto que existen grupos que aceptan este principio, pero no hacen nada.
Hay que admitirlo. No queremos como Comunidad cerrar los ojos a una
realidad desagradable de nuestro movimiento, encubriendo la falta de la
obra de Dios entre nosotros con la afirmación de nuestros principios. Si
vamos a insistir en la responsabilidad estudiantil, tenemos que conocer en
nuestro propio ministerio como líderes y dirigentes, y demostrar ante los
estudiantes, la presencia y la obra del Espíritu Santo. Nuestra confianza
está en él, no en los estudiantes. 'Cuántas veces nos desanimamos, viendo la
indiferencia y apatía de ciertos grupos frente al mandato del Señor y a la
necesidad urgente que hay entre los estudiantes no-cristianos! Saben
encontrar la voluntad de Dios para la vida particular y la vida comunitaria?
Saben estudiar la palabra de Dios para alimentarse y tener algo que
compartir el uno con el otro? Saben lo que significa la comunión juntos en el
Espíritu, y lo que es la exhortación mutua? Saben pedir a Dios en fe por sus
necesidades? Por más organización y programa que tenga un grupo, ha de
fracasar si no está experimentando la obra del Espíritu Santo. La
responsabilidad estudiantil depende de la obra de Dios tanto en los
individuos como en el grupo.El principio en sí es bueno y válido, pero no da
vida ni garantiza que se realice el propósito del Señor para un grupo local.

En resumen, la respuesta a esta objeción no consiste en descartar el


principio sino en reconocer las limitaciones de cualquier principio o método,
y en dar la prioridad siempre a la obra del Dios viviente, como condición
indispensable para alcanzar los objetivos espirituales. Otra vez la palabra
del Sr. Allen:

Ahora, si hemos de practicar métodos qué por lo menos se aproximen a


los paulinos en cuanto a poder y confianza, es absolutamente necesario
que primero tengamos esta fe, - fe en el Espíritu Santo, que mora en
nuestros conversos- no podemos hacer nada. Es de todo punto de vista
imposible que actuemos como el Apóstol sin que antes recobremos la fe.
Sin ella, sencillamente no podremos reconocer la gracia del Espíritu en
nuestros conversos, nunca confiaremos en ellos, nunca inspiraremos en
ellos confianza en el poder del Espíritu Santo que mora en ellos. Si no
tenemos confianza en el Espíritu Santo que está en ellos, nunca ellos
aprenderán a confiar en el poder Espíritu Santo que los habita. No
podemos confiar en ellos y ellos no son dignos de confianza: la
confianza que engendra confiabilidad es lo esencial para el éxito aún
mínimo con el método paulino.

De otro lado nos viene la crítica que "Un grupo autónomo menosprecia a la
comunidad cristiana y a los que el Señor ha dado dones y preparación. El
grupo llega a ser un grupo exclusivista, independiente del resto de la Iglesia
de Cristo". Esta objeción trata en parte de la relación entre la congregación
local y el grupo. Tenemos que dejar este tema a otro trabajo. Sólo decimos
aquí que el grupo local es el brazo misionero, en el mundo universitario, de la
Iglesia de Cristo en general y de las iglesias en particular. No es cuestión de
separar rígidamente entre la iglesia y el grupo, sino de relacionarlos
debidamente, mirándolos desde la perspectiva correcta.
En cuanto a la colaboración de obreros cristianos "profesionales":
(secretarios, viajeros, pastores, misioneros) y de creyentes de mayor
preparación y experiencia en la obra universitaria, mantenemos que los
estudiantes tienen necesidad de su ayuda, sea para iniciar un grupo,
enseñar, entrenar, aconsejar, predicar el mensaje de Cristo. Los
estudiantes deberían estudiar su situación e invitar a los que están
preparados a ayudarlos.

Pero, a qué conduce esta ayuda? Debería tener por finalidad que el grupo se
establezca y sea de veras responsable ante el Señor, quedando en mejores
condiciones para llevar a cabo su misión. Según dice San Pablo en Efesios
4:11-13. "Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros evangelistas; a
otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra
del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Es cuestión
de entender cuál es el fin de los dones que Cristo ha dado a los hombres, y
luego a éstos a su Iglesia. No queremos que el grupo dependa de un grupo
extraño ni sea dominado por los que ministran de acuerdo con los dones que
Cristo les da. Siendo que los estudiantes están en condiciones especiales,
necesitan el apoyo de los demás creyentes, tanto en oración como en
donaciones, bienes y tiempo de que otros dispongan. Como hemos dicho, el
grupo de estudiantes es el brazo de la iglesia; y por ser brazo y nada más,
tiene necesidad del resto del cuerpo. En toda la historia de nuestros
movimientos uno descubre que Dios ha usado a otros miembros de la
comunidad cristiana para jugar un papel decisivo en el comienzo y desarrollo
de los grupos locales. No pretendemos que el grupo local sea autosuficiente,
antes afirmamos que la causa de Cristo en la universidad requiere la
colaboración de toda la iglesia del Señor.

CONCLUSIÓN

En conclusión, decimos sencillamente que la prueba de lo que vamos


exponiendo está en la práctica. Si desapareciera toda la maquinaria de la
C.I.E.E (COMUNIDAD INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES
EVANGÉLICOS), de los movimientos nacionales y de los secretarios,
creemos que la vasta mayoría de los grupos locales seguirían testificando y
creciendo, porque en realidad son sostenidos y llevados por el Señor. Esto
ha sucedido y podría volver a ocurrir. Y en la práctica, sin intervención de
afuera, vez tras vez han aparecido grupos universitarios evangélicos, con los
mismos principios y fines que profesamos. El movimiento del cual somos
herederos nació por medio de la iniciativa estudiantil. Dios pone en el
corazón de uno o dos la inquietud de alcanzar a los compañeros, ellos buscan
con quienes orar y servir, y así nace un núcleo de testimonio estudiantil
evangélico.

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