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La vida breve de un poeta

Como ya lo estampamos, Romeo Murga nació en Copiapó, ciudad en decadencia a principios de


siglo, melancólica, añorante de un pasado de fábula, convaleciente para siempre de la fiebre de
plata de Chañarcillo y tantos otros minerales. Algo de esta tranquila decadencia debió haber
impregnado los primeros años de Romeo Murga, algo melancólico y triste que conservaría
durante toda su breve vida.

Cuidado por su madre y por su hermana mayor, Berta, creció en un ambiente ordenado y
tranquilo, como una especie de Sinclair de sus primeros años, ese personaje de Demian. Pablo
Neruda habló alguna vez de esa infancia de su amigo: "En todas partes el poeta es el niño
entristecido que no habla... así veo a mi amigo el poeta Romeo Murga en una casa blanca, la
madre que cosía y callaba... y ese niño solitario y dormido / atravesando en silencio las piezas
anochecidas" [8].

Estudió en el Liceo Alemán de Copiapó, y después realiza el viaje bautismal de todos los
adolescentes provincianos a Santiago. Llega a la Capital en marzo de 1920 y luego estudia
pedagogía en Francés, en el viejo local del Instituto Pedagógico, ubicado en calle Cummings. "En
el cuadrilátero de corredores que se formaba, en aquel tiempo, en el Instituto Pedagógico, se
paseaba con Eugenio González, Pablo Neruda, Armando Ulloa, Rubén Azócar, Eusebio Ibar,
Víctor Barberis, Yolando Pino Saavedra", dice Norberto Pinilla. Y agrega: "En el Liceo Nocturno
Federico Hanssen tuve ocasión de intimar con Romeo Murga. Era silencioso; su conversación,
tranquila; su conducta, correcta; su trato, afable" [9].

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