1. Las utopfas igualitarias del medio siglo colosal deb 7 ‘Ansérice revestida de justcia y derramando la fabundancia del alma y de sus regione, sobre todos Ioe hambrieatos de justcia» Francisco BauaK0 (1862) la historia del movimiento obrero latinoamericano hunde sus raices xix, aunque hay quienes prefieren remontarse a la ‘oloniales en el siglo xvit, obviando en base @ com que en estos rzgados a sus ané- nimos operarios de Durante Ia segunda mitad primeros destacamentos obreros de artesanos urbanos en trénsito de pr ataduras gremisles por las leyes antico primeros gobiernos liberales de estas repiiblicas recién constituidas. Obre- 0s y artesanos optaron, en este nuevo contexto, por refugiarse en los 2m Ricardo Melgar Bao ‘lubes liberales y en Ins sociedades mutuales. A través de estas novisimas encontraria que muy precozmente los ensayos utopi , Simin Rodriguez, Esteban Echevarria, importa que la biograffa de la intelectuatidad utopiste y reformis ta no siempre haya registrado una relacién sostenida entre ésta y las mu- chedumbres obreroartesanales; lo que nos interesa rastrear es omo la Jos 30 millones en una superficie heterogénea de grandes formaciones ‘ecolégicas que en conjunto sumaba poco més de veintitn millones y me- dio de klémetros cusdrados de superficie. Los vacios demogrfics ten recentarse en grandes regiones internas desvinculadas de los de gravitacion mercantil. Sin embargo, ya se vislumbra- is grandes tempestades cardcter campesino y regio latinoamericana resentia los bruscos cam- bios que evé adelante el al nécleo de articulacién del mercado mundial, Inglaterra, al cual estaba vinculada por lazos comerciales y fi- nancieros cada vez més sélidos y diversos. El papel de esta gran potencia El movimiento obrero Ia © 2 europea en la emergencia de las pr y desbordes del movimiento fuerzas internas y externas y diversos en su carrera ascen- de carga de la marina mes si en 1840 se fletaban 6,7 pea orale tun 70 y 90 por 100 Yeinte bordeaba los 1.500 millones de délares, alcanz6 en el decenio de los afios cuarenta 1a suma de los 3.500 millones de délares, doblando ‘en el curso de veinte afios su monto.] movimiento obrero latinoamericano a jocavones de las minas cen muevas téenicas de perfor (carviles de carga); los genaderos uruguayos, mexicanos, venezolanos 0, ovino y caballer, importando s natural. En cambio, en los ca80s lay México, la colocecién de sus productos de export s. En Jo que respecta al control de los mece ta se convirtieron de metilico con los La insercién de América Latina en el mercado mu: café desplaz6 al aztica hizo lo propio con el en Argentina y Uruguay, la lana de ove el charqui. En cada nueva repiblica, ico y por tas med mbistas promovidas en las joamericanas por los terratenientes y Ia burgues{a co- elaetad inegrticalen ppacio econémico interior y dieren. ;que industrial del viejo continente, io que > ‘A partir de 1a segunda division internacional ciente burguesia ica y politica a nivel nacional, en la que Jas ciudades y del campo fueron utilizadas indistintamente como fuerzas de choque. Hay que mencionar un importante vinculo econémico entre los estados latinoamericanos y los inversionistas europeos. Favorecié esta citcunstan- Ja deuda externa jadores de la mis- je sus respectivos dos por el estado nos del car ismo europeo se acoplaron de América ‘menor dades de produccién tradicionales (haciendas, est minas), El mercado europeo requerfa productos agro mandaban calidad y volumen. Los mineros mexicanos,