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3 de marzo de 2019
ALUMNA: VARA CHÁVEZ, SUSAN 1
Que la mayoría de las pequeñas y medianas empresas no cuentan con los recursos
económicos suficientes para establecer una oficina de cumplimiento legal es una realidad
constatable. Pero no es necesario, ya que en el caso de sociedades de pequeñas
dimensiones el ejercicio del director de cumplimiento normativo recae, por expresa
previsión legal, sobre el administrador de la empresa, lo que reduce costes y simplifica la
implantación del modelo ‘compliance’.
El artículo 31 bis del Código Penal permite que dichas funciones sean desempeñadas
por el órgano de administración siempre y cuando la empresa presente Cuenta de
Pérdidas y Ganancias abreviadas. Véase, aquellas sociedades que durante dos
ejercicios consecutivos reúnan, a la fecha de cierre de cada uno de ellos, al menos dos
de las circunstancias siguientes: que el total de las partidas de activo no supere los once
millones cuatrocientos mil euros; que el importe neto de su cifra anual de negocios no
supere los veintidós millones ochocientos mil euros o que el número medio de
trabajadores empleados durante el ejercicio no sea superior a doscientos cincuenta
(artículo 258 de la Ley de Sociedades de Capital).
Una trampa para el administrador social
En este sentido, hay voces que denuncian que lo que en principio, se vende como una
ventaja para ahorrar trámites y ganar agilidad pueda resultar una trampa que coloca al
administrador social en una posición de riesgo penal por las actividades de sus
empleados, colaboradores, proveedores e incluso clientes.
En cualquier caso, el administrador debe tener siempre en cuenta que no existirá
responsabilidad penal cuando el Compliance Oficer cumpla con el deber de garantía que
se le ha asignado. Esto es, cuando asuma y ejecute las medidas encaminadas a evitar
los delitos (formación empleados, Código ético, mecanismos de denuncia e investigación,
etc.) y, si a pesar de ello no puede impedirlos, cuando adopte las medidas de
investigación y traslado al órgano competente. En tales circunstancias, salvo que se diera
una de las situaciones típicas previstas en el artículo 450 del Código Penal, la comisión
del hecho delictivo no tendría consecuencias penales para el responsable de
cumplimiento.
3 de marzo de 2019