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El objeto a en la clínica
del psicoanálisis
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El objeto a en la clínica
del psicoanálisis

Héctor Franch
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Franch, Héctor
El objeto en la clinica del psicoanálisis. - 1a ed. - Rosario :
Fundación A. Ross, 2011.
274 p. ; 21x14 cm. - (La cosa freudiana)

ISBN 978-987-1747-22-1

1. Psicoanálisis. I. Título
CDD 150.195

Fecha de catalogación: 02/08/2011

C
2011 - Editorial Fundación Ross

Peatonal Córdoba 1347, Rosario, Provincia de Santa Fe, República


Argentina
Teléfono: 54 341 4404820 - 4217639
E-mail: silvinaross2003@yahoo.com.ar
textosescolares@libreriaross.com.ar
www.libreriaross.com.ar
Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723
Prohibida su reproducción total o parcial
Diseño Editorial: Diseño Armentano
Correción: Soledad Recagno
Esta tirada de 400 ejemplares se terminó de imprimir en agosto de 2011
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Índice

Introducción 15

I- La interpretación y la construcción en
el análisis

1- Introducción al trabajo en el análisis. 19


La resistencia al psicoanálisis. Ciframiento, desci-
framiento. Formaciones del inconsciente. Interpre-
tación y construcción en el análisis. Reelaboración.

2- Repetición y determinismo del inconsciente. 29


Privación e identificación. El significante y la sus-
pensión. La verdad y la interpretación. Repetición
e interpretación.

3- Letra y cifra en el fundamento del signo. 55


Psicoanálisis y ciencia. Real, Simbólico e Imaginario.
Trauma. Ciframiento y desciframiento. La cifra y
el cero. El Edipo en términos numéricos.

4- La apuesta al deseo como objeto. 83


La tópica de lo imaginario. El deseo inconsciente
en el sueño. «Él estaba muerto y no lo sabía». La
apuesta de Pascal.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Índice

II- El objeto a y su función en la clínica 10- El objeto a y el otro. 227


El campo lacaniano. La escritura en psicoanálisis:
5- El objeto a, invento de Lacan. 103 las fórmulas del Edipo y de la metáfora. La metá-
El objeto a. Los inventos y la ciencia. Algebra laca- fora paterna. La privación y la frustración. El obje-
niana. La angustia y los afectos. Lo unheimlich. to a en tanto objeto de deseo. El nacimiento de la
metáfora. Los celos. El toro y el otro toro.
6- Funciones del objeto a y tópica de lo imagina- 123
rio. 11- Una terceridad de inspiración estoica. 249
Funciones del a. La identificación. Lógica aristo- Presentaciones de la estructura. El nudo borromeo.
télica y lógica del significante. La verdad. Tópica La introducción de la terceridad. El esquema L y
de lo imaginario. Lo ominoso. el grafo del deseo. El imperativo freudiano ‘Wo Es
war, soll Ich werden’. Lógica aristotélica y lógica
7- Pasaje al acto y acting out. 153 estoica. Tyche y auntomaton. El apólogo de ‘Sola
La verdad y lo real. El objeto a en el caso de la joven a las cinco’.
homosexual. El niederkommen. La libra de carne
y la deuda simbólica. La castración. El trauma de
nacimiento. El corte entre i (a) y a.

8- Transferencia y objeto a. 173


No hay Otro del Otro. No hay transferencia de la
transferencia. Acto analítico y transferencia. La lógi-
ca del objeto a en el análisis. Freud y la hipnosis.
Mimetismo. La máscara y la escena.

III- El objeto a en la estructura y en la


transferencia

9- Los rodeos metafóricos y el agotamiento de la 203


demanda.
La neurosis y los rodeos metafóricos. El fantasma.
La demanda y el deseo. El toro. El agotamiento de
la demanda. Los posfreudianos y la tríada frustra-
ción-agresión-regresión. Versagung. El objeto a
como falta.

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Introducción

E n 2006 comencé a dictar seminarios de psicoa-


nálisis fuera de la universidad. Como el proyec-
to de trabajo se extendía a más de un año y a más de
un seminario, entonces dicté el primer seminario bajo
el título más amplio de Ciclo Claves del Psicoanálisis.
Desde un primer momento el Ciclo contó con el aus-
picio de la Fundación del Campo Lacaniano. A partir
de 2007 se dicta en Ross Centro Cultural por invita-
ción generosa de la Sra. Silvina Ross. La asistencia fue
siempre importante y se incrementó año a año. En el
año 2010 el Ciclo se fundó como institución con el
objetivo de difundir el psicoanálisis a partir de los tra-
bajos de S. Freud y de J. Lacan. Actualmente el Ciclo
cuenta con 30 miembros más de 400 participantes y
7 nuevas actividades aparte de mi seminario.
Este libro reúne una selección de las clases de los
seminarios que dicté entre 2006 y 2007 dentro del Ciclo
Claves del Psicoanálisis. Reiteradas correcciones las
convirtieron en capítulos de libro separados por apar-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis

tados según el nombre de cada uno de los seminarios.


Agradezco en primer lugar a todos los que participa-
ron de los seminarios acompañándome en ese traba-
jo, ya que sin ellos ni los seminarios, ni este libro hubie-
ran sido posibles. Inicialmente el trabajo del semina-
rio quedó registrado por las desgrabaciones y los
gráficos de Julieta Marcucci. Madeleine Maida Re y
Celeste Besso trabajaron arduamente en la corrección
y composición del presente libro. Mi agradecimiento
a ellas. Fueron de gran ayuda para el desarrollo del I
seminario trabajos publicados o inéditos de Anabel
Salafia, Norberto Ferreyra y Osvaldo Arribas, así como La interpretación y la construcción
todo lo dictado dentro de la enseñanza de la Escuela en el análisis
Freudiana de la Argentina coordinada por Anabel
Salafia. Agradezco a todos los que directa o indirec-
tamente me ayudaron a pensar y a componer este libro.

Héctor Franch
Rosario, abril de 2011

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Capítulo 1
Introducción al trabajo en el análisis

La resistencia al psicoanálisis. Ciframiento, desciframiento.


Formaciones del inconsciente. Interpretación y construc-
ción en el análisis. Reelaboración.

C omenzaré a desarrollar cuestiones básicas y fun-


damentales del psicoanálisis tomando al mismo
tiempo al psicoanálisis como discurso.
La interpretación y la construcción en el análisis es
un tema clínico, es un tema inherente a la clínica, a las
cuestiones técnicas, y también es la base para tratar
una serie de problemas y de cuestiones que resultan
muy importantes.
Si se piensa en los problemas en el psicoanálisis, el
mayor problema que enfrentamos es el de la resisten-
cia al psicoanálisis. Esto se manifestó desde un princi-
pio. El trabajo de Freud no fue aceptado antes, ni lo
es ahora. A Freud no se le perdonó el hecho de darse
cuenta que la sexualidad habla. La cuestión resultó

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo I - Introducción al trabajo en el análisis

trastocada y se pensó, y se piensa aún, que lo que no cios, como el buitre, o el hombre de pie, remiten cada
se le perdona es haber hablado de la sexualidad. Pero uno a una cosa, sino que deben ser tomados en con-
ni en la época de Freud, ni ahora parece que el pro- junto, deben ser tomados en una estructura. Y en este
blema sea la sexualidad. El problema no ha sido, ni sentido deben ser tomados por su valor significante.
es, hablar de sexualidad. Freud ha mostrado en qué Esto fue muy importante y fue lo que logró descifrar
sentido la sexualidad habla. El que Freud mostrara esto los jeroglíficos. Si Freud extiende el campo de la razón
y que partiera de este hecho, es lo que no se le perdo- y logra incluir en ese campo productos psíquicos hasta
nó, y es lo que tiene también como consecuencia el ese momento considerados irracionales, es porque
hecho de que él lograra extender el campo de la razón Freud funciona más como Champollion que como
¿En qué sentido? En el sentido de que existían una serie Cristóbal Colón. Es porque Freud comparte la pasión
de productos psíquicos como por ejemplo los sínto- por el descifrado, y porque se dio cuenta que los jero-
mas neuróticos, los delirios, los sueños, que queda- glíficos egipcios funcionan de la misma manera que
ban por fuera del campo de lo racional. Freud logra las palabras en cada una de nuestras lenguas. De la
incorporar al campo de la razón todos estos produc- misma manera funciona el inconsciente, en tanto puede
tos psíquicos considerados hasta ese momento, irra- considerarse a partir de Freud estructurado como un
cionales. Esto es muy importante, porque éste es el lenguaje.
punto alrededor del cual gira la resistencia al psicoa- Es por eso que la primera cuestión a tener en cuen-
nálisis. Esto lo que no se le perdona a Freud. ta para aproximarse a este método consiste en la idea
En un documental sobre la historia del psicoanáli- de que las palabras no están conectadas con las cosas.
sis, E. Roudinesco dice que Freud es comparable con El primer paso a dar es desconectar las palabras res-
Cristóbal Colón, incluso extiende esta comparación y pecto de las cosas. Lacan llegó a decir en alguna opor-
dice que es comparable con Aníbal y con Napoleón, y tunidad que él podía hacerle decir a cualquier pala-
los sitúa como conquistadores. No es una comparación bra, cualquier cosa. Es decir, que el se comprometía a
feliz, Lacan nos indica una comparación mucho más tomar una palabra, cualquiera sea, y obtener de ella
apropiada cuando compara a Freud con Champollion. cualquier significado, el que se le ocurriera. Esto no
Champollion fue un filólogo, un egiptólogo, logró des- podría pasar si no se parte de que se pueden desconec-
cifrar los jeroglíficos egipcios a partir de la piedra de tar las palabras de las cosas. ¿Cómo se procede en este
Rosetta1. Champollion logra resolver este misterio caso? Se procede por la vía de la metáfora, por la vía
poniendo en juego un método que excluye pensar que de las figuras retóricas, incluso se procede de modo
cada uno de estos símbolos, de los jeroglíficos egip- de tomar las palabras y fragmentarlas en cada una de
las pequeñas letras que las componen. Es decir de la
1 La piedra de Rosetta es parte de una antigua estela egipcia de misma manera que Freud encontró que procedía el
granodiorita con texto grabado que proveyó la clave para el enten- inconsciente. Cuando Freud se plantea el problema
dimiento moderno de los jeroglíficos egipcios. Grabado en ella de tratar esos productos psíquicos como los actos falli-
se encuentran tres versiones de un mismo texto. dos, los olvidos o los sueños, encuentra que el incons-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo I - Introducción al trabajo en el análisis

ciente procede por ciframiento. La base de del cifrado «Acá me encuentro como en mi casa» produce así su
que el inconsciente produce es tratar a las palabras en desciframiento. Es importante señalar que el descifra-
desconexión con las cosas, y en este proceso se va desde miento de un acto fallido consiste en hacerlo equiva-
la metáfora a la partición, por la destrucción de la pala- ler a una frase. Este es un primer paso, pero no es sufi-
bra en sus componentes que son las letras. ciente porque hace falta agregar la relación que tiene
Decir que el inconsciente cifra, significa que esos esta frase con el sujeto del acto. Es decir, cada vez que
productos que constatamos en el análisis —los sue- pase algo semejante podríamos pensar exactamente
ños, los chistes, los actos fallidos, etc.—, son produc- lo mismo, pero no sabemos, en relación a la singula-
tos que ha pasado por el ciframiento del inconsciente, ridad de cada caso, qué significa para el sujeto encon-
y que de la misma manera que eso fue cifrado, se lo trarse allí como en su casa. En este acto fallido nos
puede descifrar. En el punto en el que logramos el tra- encontramos con una frase que constituye un pensa-
bajo de desciframiento, estamos haciendo la opera- miento inconsciente, y a ese pensamiento le correspon-
ción inversa del inconsciente. Es decir, si el inconscien- de un sujeto del acto; esta es la segunda vuelta que hay
te cifra, nosotros desciframos aquello que fue cifrado que hacer luego del desciframiento. El significante no
por el inconsciente, y esto es algo que supone un orden vale solo, el significante sólo puede considerarse sig-
de reversibilidad. nificante en tanto se relacione con otro significante,
Tengamos en cuenta los que son los números, espe- pero fundamentalmente en tanto que representa a un
cialmente a partir de la ambigüedad que presenta el sujeto. El significante representa un sujeto para otro
término «cifra». La actividad de contar, el sentido del significante. El desciframiento se puede poner en juego
número en las diferentes especies está emparentado pura y exclusivamente en términos significantes pero
con la capacidad que tiene el inconsciente de cifrar, y todavía falta la vuelta que permita dar cuenta del suje-
con el desciframiento que nos proponemos a propó- to que es representado por este significante.
sito de las formaciones del inconsciente. El sueño, como cualquier formación del inconscien-
Si un ser hablante produce un error en una cuenta, te, ¿se dirige a alguien? No es del todo claro si cuando
sabemos que este error tiene alguna relación con lo alguien sueña, su sueño está dirigido a alguien. Es inte-
inconsciente. Es exactamente lo mismo que lo que ocu- resante observar que no son lo mismo los sueños en aná-
rre con las formaciones del inconsciente, de las que lisis que fuera de éste. De los sueños que se producen
que Freud habla una y otra vez en sus tres textos más en un análisis podemos considerar que están dirigidos
importantes sobre este tema, «La interpretación de los al analista. El dispositivo analítico es una situación que
sueños», «La psicopatología de la vida cotidiana» y se constituye de una manera artificial entre el analista
«El chiste y su relación con lo inconsciente». Freud y el analizante. Es una situación en la que el analista
da cuenta de un acto fallido tan sencillo como el de la va a dar la palabra al analizante. Freud les decía apro-
persona que quiere abrir la puerta de algún lugar que ximadamente a sus pacientes, «Hable y no pare de
no es su casa y saca, por equivocación, las llaves de su hablar y veamos eso a dónde conduce». Esto hace que
casa. Freud dice que este acto fallido equivale a la frase, el analizante se dirija al analista con el fin de comuni-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo I - Introducción al trabajo en el análisis

carle cosas pero no significa que lleguemos a definir el el diccionario tanto «interpretación» como «explica-
análisis como un hecho de comunicación. El hecho de ción». Lacan en una conferencia en Londres en 1975,
dar la palabra al analizante convierte a la situación ana- hablando del analizante dice en esa oportunidad que
lítica en una situación que se define en función de una el que soporta la tarea analítica es el analizante, y agre-
búsqueda de la verdad. A partir de esta situación ficti- ga que allí el analista es quien contribuye con su gra-
cia, el analizante es conducido a buscar la verdad, a par- nito de arena, contribuye a este trabajo con la mal lla-
tir de ahi el analizante se dirige al analista porque es mada «interpretación». Lacan en el ‘75 critica el tér-
muy difícil decir la verdad. Como es muy difícil resol- mino «interpretación», critica su denominación clásica.
ver esta búsqueda con lo que el analizante le dice en No obstante, el análisis procede por interpretación y
forma directa al analista, comienzan necesariamente a por construcción. Tenemos entonces el trabajo del ana-
abrirse otras vías, se utilizan otros recursos para diri- lizante, la interpretación y la construcción que pue-
girse al analista. Una de las vías que se abre es la del den o no quedar del lado del analista. Freud ha plantea-
sueño y la de las formaciones del inconsciente en gene- do una cuestión técnica al escribir «Construcciones en
ral. El analizante sueña, y se dirige al analista con su el análisis» un texto de 1937, es un texto que intenta
sueño; se dan en este sentido una serie de cambios de resolver un problema, la cuestión es ver si lo resuelve
registros. Entre estos cambios de registro podemos tam- o no, y qué propone para su resolución. Pero queda
bién incluir los cambios de lengua, es decir, el hecho claro que es un texto en el que Freud habla tanto de
de que el analizante recurra, en algunos casos, a una la interpretación como de la construcción.
lengua extranjera para decir algo que no puede decir Como punto de partida, bastante sencillo y claro,
de otra manera. Lacan dice que si el analizante no se tanto la construcción como la interpretación pueden
dirigiera al gran Otro, no habría ninguna posibilidad ser situadas en relación con el olvido, y con el fin del
de que esto que dice pueda ser entendido por un peque- análisis. ¿Cuál es el fin del análisis? Dice Freud que es
ño otro. Se puede colocar al analista en cualquiera de el recordar, hay que ver qué significa esto en Freud.
los dos lados; en el lugar del gran Otro o en el lugar del Se opera en el análisis con la interpretación y con la
pequeño otro, lo importante es que de todas maneras construcción para resolver justamente este problema,
es al analista a quien es dirigido ese sueño, en tanto el lo que nos impide recordar. Lo que impide recordar
sueño le es dirigido a ese Otro, el otro puede compren- es fundamentalmente la represión, en tanto el fin del
derlo. Esta es otra forma de referirnos al hecho de que análisis es recordar y cancelar la represión. La repre-
no es posible la interpretación de un producto psíqui- sión en este punto es sinónimo de olvido, si debo can-
co, como lo es cualquiera de las formaciones del incons- celar las represiones para poder recordar, entonces las
ciente, si no es en transferencia; ésta es una condición represiones también significan olvidar. Los sustitutos
para la interpretación, así como para las construccio- de lo que se ha olvidado son los síntomas, dice Freud,
nes en análisis. también las inhibiciones. Es en este contexto que se
Freud titula su texto sobre los sueños, Traumdeutung. produce la reflexión de Freud sobre las construccio-
«Traum» significa «sueño», y «Deutung» significa según nes vinculadas explícitamente con la interpretación

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo I - Introducción al trabajo en el análisis

en el análisis. No queda claro, no obstante, qué tipo plo, dice que él no entiende por qué Freud escribió ese
de relación tiene la interpretación con la construcción. texto, porque Freud se plantea un problema que para
No se sabe si, por ejemplo, la construcción prolonga él no tenía solución. Ferreyra no dice explícitamente
la interpretación, o si completa la interpretación, o si cuál es el problema, entiendo que el problema es el fin
la construcción es un nuevo nombre para la interpre- del análisis. Llamativamente Ferreyra saca la conclu-
tación, aquello que reemplaza a la interpretación. Lo sión inversa. Es llamativo pero es lógico. Él dice que
que sí queda claro, y Freud lo distingue, es que la inter- las construcciones no tienen otro sentido que el de per-
pretación recae sobre «el elemento singular del mate- mitir que el análisis continúe. Es decir, que se le comu-
rial». Y esto es la ocurrencia, la formación del incons- nica al paciente esto que llama Freud «una pieza de la
ciente, mientras que la construcción nos remite a «una prehistoria olvidada» pero con el solo fin de que la
pieza de la prehistoria olvidada». Este es un ejemplo comunicación sea disparadora de nuevo material del
que Freud da en este texto: «Usted, hasta su año x, se análisis y permita, así, la continuidad del análisis.
ha considerado como el único e irrestricto poseedor Un análisis comienza con el objetivo de recordar y
de su madre; vino entonces un segundo hijo y con él se encuentra, transferencia mediante, con la repetición,
una seria desilusión, su madre lo abandonó a usted por y esto hace a una situación que requiere de una sali-
un tiempo, y luego nunca volvió a consagrársele con da, y no se encontrará otra que la que se indica con
exclusividad. Sus sentimientos hacia la madre se vol- un término que fue traducido bastante inexactamente
vieron ambivalentes, el padre ganó un nuevo signifi- como «reelaboración». El análisis progresa del recor-
cado para usted», etc. Se entiende que es diferente, dar al repetir. ¿Ese progreso es evolución o involución?
porque cuando Freud señala que la interpretación Si hubiera un progreso en los términos clásicos estarí-
recae sobre «el elemento singular de un material» a lo amos siendo testigos de la resolución de problemas y
que se refiere es a la interpretación de un sueño, de un no de la creación de los mismos. Sin embargo este «pro-
olvido, de un acto fallido, y la interpretación de éstos greso» se encuentra con la creación de problemas y
es siempre parcial e incompleta. Un sueño en general en consecuencia con la necesidad de encontrar una sali-
es interpretado de manera parcial e incompleta, no da. Es para salir del problema que Freud propone el
hay que intentar, dice Freud, en ninguno de los casos Durcharbeiten («reelaborar»). Freud propone una
interpretar un sueño hasta el final, y se espera otro manera de resolver esto que encuentra en un segundo
sueño, que también es interpretado de manera par- tiempo como problema, y lo que encuentra es un agu-
cial e incompleta, y otro sueño, y otro sueño, y así su- jero, razón de la repetición. Entonces el trabajo, es un
cesivamente. trabajo a través de ese agujero. Es interesante porque
Hay un texto que recomiendo, se titula: «La dimen- se podría volver sobre esto, con el problema de la inter-
sión clínica del psicoanálisis» es de Norberto Ferreyra. pretación y de la construcción, para decir que el recor-
En las primeras clases, hay una lectura de «Construc- dar se lleva bien con la interpretación, pero la inter-
ciones en el análisis» de Freud. Ferreyra arriba a algu- pretación necesita de la transferencia, es decir que no
nas conclusiones muy interesantes, como por ejem- hay posibilidad de entrar en el juego de ciframiento-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis

desciframiento del inconsciente si no es a través de


entender que el analizante se dirige a un gran Otro para
ser entendido por un pequeño otro. En este caso la
transferencia se sitúa en este segundo tiempo, o al
menos es así como Freud lo sitúa en esta época, él se
encuentra con la repetición a propósito de la transfe-
rencia, y hemos visto además que no hay interpreta-
ción sin transferencia. ¿A dónde nos conduce esto? Si
nos conduce a la construcción, la construcción enton-
ces tendrá otra característica que la interpretación, y
habrá que poder pensarla en su relación con la Capítulo 2
Durcharbeiten, o con la «reelaboración» en términos
freudianos. Repetición y determinismo
del inconsciente
Referencias bibliográficas
Privación e identificación. El significante
• J. Lacan. Conferencia en Londres. Dictada el 2 de y la suspensión. La verdad y la interpretación.
febrero de1975. Repetición e interpretación.
• S. Freud. «Construcciones en el análisis» 1937 Obras
Completas.
• S. Freud. «Recordar, repetir, reelaborar» 1914 Obras
Completas.
P ara tratar de situar lo que es la interpretación
resulta ineludible articular la interpretación con
• N. Ferreyra. «La dimensión clínica del psicoanáli- la repetición. Como no hay una aproximación ajus-
sis» 1 ed. Bs As, Kliné, 2005 tada a la repetición que al mismo tiempo sea espontá-
nea, trataremos de introducir algunos elementos que
sitúen esa articulación.
Voy a comentar una pequeña anécdota de la histo-
ria del arte. Se produce una competencia entre los pin-
tores griegos, uno es Zeuxis y el otro es Parrhasios.
Estos son dos pintores importantes de la época anti-
gua, y para determinar cuál de los dos es mejor, reali-
zan una competencia. Los dos trabajan en secreto.
Trabajan sobre una pared uno al lado del otro. Cuando
llega el momento de determinar cuál de los dos es el

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 2 - Repetición y determinismo […]

mejor, las personas se aproximan primero a la obra se descubre una falta, porque no hay nada más allá de
de Zeuxis, entonces Zeuxis corre una cortina y mues- la pared sobre la cual esta dibujado el cuadro. Se des-
tra que ha pintado una canasta de frutas. En el momen- cubre una falta a partir de que se supone que hay o que
to en que Zeuxis corre la cortina un pájaro se acerca debe haber algo. Lacan habló mucho de este tipo de
a picotear las frutas que están en la canasta. Podríamos falta, y la llamó privación.
suponer que el pájaro se estrella contra la pared. Todo En el psicoanálisis hay tres niveles de la falta, tam-
el mundo queda, por supuesto, muy admirado del efec- bién llamados tres categorías de la falta, que es impor-
to que ha conseguido Zeuxis al pintar su obra. Conside- tante discernir. Una es la privación, la segunda es la
ran que Zeuxis es muy difícil de superar por el hecho frustración, y la tercera es la castración. Este ejemplo
de haber logrado engañar a un animal. Luego todos se nos sirve para ilustrar lo que es la falta que se llama
dirigen al sector en donde está la pintura de Parrhasios, privación. La privación consiste en una falta que es
cuando están frente a la pintura se le pide a Parrhasios introducida por lo simbólico. Es por lo simbólico que
que corra la cortina, y él inmediatamente les indica se introduce una falta en donde justamente nada falta,
que la cortina es su pintura. Con lo cual todo el mundo en verdad no hay nada detrás del cuadro. Pero como
queda muy asombrado, doblemente asombrado, más el que está frente a la pintura es un ser hablante, enton-
que con Zeuxis, y es Parrhasios el que gana la compe- ces es por la dimensión simbólica en la que el ser
tencia. hablante está situado, que se crea esa dimensión de falta
Esta pequeña anécdota nos sirve para que reflexio- más allá de la pared sobre la cual esta pintado el cua-
nemos sobre el ser hablante, el ser hablante y su dife- dro. Se trata entonces de una falta que deviene por la
rencia con los animales que no son seres hablantes aun- introduccirón de lo simbólico allí donde nada falta.
que tengan la capacidad de comunicarse entre sí. Es Aquello donde nada falta es lo que podemos llamar
significativo que una pintura con esas características lo real. Es decir que es lo simbólico lo que va a hacer
engañe sólo al ser hablante. Puede ser que una canas- que algo falte en lo real, aunque en lo real nada falte.
ta muy bien pintada de frutas engañe a un pájaro, pero A esa falta se la llama privación.
queda como moraleja de la historia que para engañar Lacan habla precisamente de la privación como fun-
al hombre, para engañar al ser hablante, basta con mos- damento de la identificación del sujeto, va a situar a
trar una cortina. Cuando a un hombre se le muestra la identificación a la luz de esta falta. Es importante
una cortina, se le hace suponer que hay algo detrás, la aclarar que la identificación no es imitación. Puede
cortina introduce una sospecha, genera un clima de ser que el animal imite, imitar es hacer lo mismo que
suspenso. Pero a pesar de la suposición y de la sospe- hace el modelo que veo. Como seres hablantes, pode-
cha, no hay nada detrás; la pintura se acaba en la pared mos tener una primera etapa de imitación cuando
de la misma manera que para el pájaro que va a pico- somos muy pequeños, pero ésta se transforma en iden-
tear la fruta. Es decir que estamos en el punto de supo- tificación. Es muy difícil poder pensar los aprendiza-
ner algo detrás de una cortina, o algo más allá. Esta jes si no es con la base de la identificación, porque no
suposición y esta sospecha crea un espacio en el que es imitando que se aprende, al menos cuando se habla

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 2 - Repetición y determinismo […]

de seres hablantes, algunos animales tal vez sí puedan Se lo puede identificar como el dibujo de un cubo.
aprender imitando. De todas maneras, tanto una cosa Dice que el dibujo como imagen es engañoso, pero no
como la otra, tanto el momento de imitación que com- hay nada que nos aproxime más a la idea del cubo que
partimos con los animales y como lo que después en este dibujo, a pesar de que el dibujo pueda resultar
nosotros se va a transformar en identificación, supo- engañador. Es decir que el sujeto se engaña, y esto es
nen una relación con la imagen, que podemos pensar una preocupación no solamente en el terreno de la filo-
a raíz de esta pequeña anécdota de la historia del arte. sofía sino también en nuestro terreno. A partir de ahí
La relación que tiene el pájaro con la imagen es una podemos preguntarnos si lo que corresponde es hacer
relación distinta a la que tenemos los seres hablantes caer al sujeto de su engaño; o al revés, si no debemos
con la imagen. La diferencia es que para el pájaro hay suponer que el error tiene sentido en la perspectiva del
una relación con la imagen teniendo en cuenta su nece- deseo. Parece que esta pequeña anécdota de la pintu-
sidad. Mientras que los seres hablantes tenemos una ra nos muestra esto.
relación con la imagen, pero allí se introduce alguna Tomemos, por ejemplo, una mujer en la perspecti-
novedad que nos diferencia como especie, y es que tene- va del deseo. ¿Qué es una mujer en la perspectiva del
mos entre la imagen y nosotros, el mundo simbólico. deseo? Dice Lacan que: «Una mujer podría ser vista
Por estar dentro del mundo simbólico no tenemos una como un aglomerado de albuminoides». Esta expre-
relación directa con la imagen. Eso está plasmado en sión pertenece al discurso científico, albuminoide es
la anécdota de los pintores, y hace que la imagen apa- el nombre de ciertas sustancias orgánicas que son cons-
rezca para nosotros como una realidad que resulta tituyentes de la materia viva. Entonces, tomar a una
falsa, es el ejemplo de la cortina de la pintura de mujer como un aglomerado de albuminoides no es
Parrhasios, y esta falsedad de esa realidad es una fal- errar las cosas desde el punto de vista de la realidad
sedad que esta instaurada por lo simbólico. En el científica, pero está absolutamente errado desde la pers-
Seminario IX, «La identificación», Lacan presenta una pectiva del deseo. En la perspectiva del deseo una mujer
imagen parecida a esta: está en condiciones de tomar las características que
hacen de un objeto cualquiera un objeto fetiche. Esto
quiere decir que en este punto y para nosotros el error
resulta fecundo, no es algo a rectificar. Por eso dice
Lacan que la apariencia no es nuestra enemiga, eso es
también lo que ocurre con el gráfico del cubo y con la
anécdota de la historia del arte.
Estamos acostumbrados a pensar en la privación
como privación de las necesidades. Se dice por ejem-
plo que se está más o menos acostumbrado a sufrir pri-
vaciones, y enseguida pensamos en el hambre, la sed,
etc. Sin embargo, no es éste el sentido que debe darse

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a la privación, no es algo ligado a la necesidad en este sión, si no se consideran las cosas como por ejemplo
sentido, es algo ligado directamente a la estructura del Freud señala a propósito de los sueños, a partir de «La
lenguaje. Se trata lo que ha cambiado a partir de la lec- Otra escena». Para Freud no hay otra forma de inter-
tura que Lacan ha hecho de Freud. La primera cues- pretar los sueños si no es a partir de Otra escena que
tión importante es cuando Lacan dice que el incons- aquella en que se desarrollan los acontecimientos de
ciente está estructurado como un lenguaje, esta afir- nuestra vida despierta, cotidiana. Esa Otra escena del
mación establece una separación entre el inconsciente sueño, y la hipótesis del sueño como Otra escena, es
y el instinto. Esto es lo mismo que decir que separa el la forma de pensar que el sueño es un producto psí-
inconsciente de las necesidades, cualesquiera que éstas quico, es una formación del inconsciente. El hecho que
sean, y esto es lo que abre un abismo entre el mundo el sueño se presente a través de imágenes no impide
animal y el nuestro. Para pensar en qué consistimos, que su composición sea absolutamente lenguajera, es
si es que consistimos en algo, tenemos que reflexio- decir que está constituido por algo que tiene que ver
nar sobre nuestra característica de seres hablantes, de con la estructura del lenguaje. Y es por este hecho que
estar determinados por lo simbólico, y que a partir de el sueño puede ser interpretado. Lo que Freud llama-
allí el mundo de la necesidad, el mundo de los instin- ba «la Otra escena» es algo que vamos a colocar entre
tos, es un mundo ajeno a nosotros. Es por eso que percepción y consciencia en el aparato psíquico que
entonces estar privado no es estar privado de algo que el mismo Freud diseña para dar cuenta de las forma-
satisface alguna necesidad biológica, porque la priva- ciones del inconsciente. Freud construye el aparato psí-
ción aquí ya no tiene ninguna relación con la necesi- quico en la carta 52 a Fliess, y vuelve sobre él en «La
dad del instinto, sino que es algo que viene de lo sim- interpretación de los sueños» para decir que es sólo
bólico, de la existencia de los simbólico, es una falta en la perspectiva de esa Otra escena que un sueño devie-
que lo simbólico introduce en lo real. ne interpretable. Esa Otra escena es algo que pertene-
Lacan da otro ejemplo del tipo de falta llamada pri- ce a lo simbólico, también está implicada en esta peque-
vación, dice que cuando observo una colección de ña historia que muestra de qué manera una pintura
libros, están todos los que tienen que estar, sólo puedo puede engañar a un ser hablante. Habíamos dicho que
decir que falta un tomo en una enciclopedia, por ejem- esa pintura podía generar sospecha, suposiciones, y
plo, desde el momento en que los libros están nume- tanto la sospecha como la suposición creaban una falta,
rados u ordenados por orden alfabético. Sólo puedo a esa falta la llamamos privación.
decir que falta un tomo cuando no encuentro el tomo Uno de los principales puntos de donde se sostiene
7 o el tomo de la H a la K. Este es el ejemplo que Lacan el hecho de decir que el inconsciente está estructura-
utiliza para introducir la privación como una falta que do como un lenguaje es el significante y sus efectos.
se genera por lo simbólico. ¿Por qué esto es importan- Debemos tener presente que no fue Saussure el prime-
te para la interpretación? Porque no hay forma de hacer ro en hablar del significante en la historia. Fue tal vez
lugar a la interpretación en el análisis si no se pone en el primero en la modernidad, pero no en la historia,
juego lo que podemos considerar una tercera dimen- porque antes de Saussure fueron los estoicos los que

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plantearon el problema del significante. Los estoicos Pero también les diría que su cuerpo había caído al río
trataron de una manera muy particular la relación entre y que no había conseguido identificarlo. Porque ahora
el significante y el significado. La relación de conexión sabía algo. La humanidad necesita sus animales extra-
que los estoicos establecían entre el significante y el ños, sus mitos y leyendas y cuentos antiguos, de modo
significado se llama «relación de suspensión», hay algo que el hombre pueda exteriorizar sus temores y comba-
en suspenso, suspendido en esa relación. Esa relación tirlos con su valor y su esperanza.
de suspensión es para nosotros algo a considerar y que Porque el hombre es el más extraño de todos los anima-
podemos tener en cuenta a la hora de hacer algunas les.»
lecturas alrededor del suspenso. Un director de cine como
Alfred Hitchcock es considerado un maestro del «sus- Es una historia simpática, y tal vez pueda enseñarnos
pense». El tema de suspenso retorna en un texto de algo, porque parece situarse en la misma línea de refle-
Patricia Highsmith, una escritora americana. Es un texto xión que la pequeña historia del arte. Cuando el caza-
que al ser traducido se eligió dejar el título en el idioma dor encuentra lo que les daba miedo decide resolver
original: «Suspense». El libro se llama «Suspense. Cómo el problema, decide quitarles el miedo, también deci-
se escribe una novela de intriga». Allí van a encontrar de dejar esa dimensión, ese espacio de ilusión y espe-
algo interesante que también puede ser tema de refle- ranza de que había existido un animal feroz. Es signi-
xión en el sentido de lo que estamos introduciendo ficativa la identidad simbólica en la que se produce el
como privación. Patricia Highsmith hace un rastreo cierre de la historia, la de los hombres que mandan a
de textos, los analiza, y pone el acento sobre un cuen- exterminar un animal extraño y el mismo hombre
to de un autor que se llama Borden Deal, el cuento se como un animal extraño. Se puede concluir que es una
llama «The cattywampus». La historia consiste en que forma de aparición del ser hablante en la realidad,
un cazador es contratado para salir a cazar con su rifle podemos preguntarnos si como animales extraños no
un animal extraño, una bestia feroz que está quitán- nos podemos generar ese miedo a nosotros mismos.
dole el sueño a todos los habitantes de la región. El Vemos emerger allí algo que concierne al sujeto, a cada
cazador acepta el reto y sale en busca de la bestia, y uno de nosotros en tanto sujeto. La piedad del caza-
encuentra que la bestia no era sino un oso enorme, dor no sólo fue una piedad para con la bestia, ese pobre
viejo, bastante desgastado por peleas, por incendios oso ya viejo y maltrecho que no tenía ningún sentido
forestales, con las garras destruidas, ni siquiera era que siguiera viviendo, sino que también resulta una
capaz de cazar un pez para poder alimentarse. Es decir actitud piadosa para con los hombres no quitándoles
que el oso no constituye ningún peligro, no ofrece nin- aquello que tiene un valor para ellos.
guna pelea, y el cazador por piedad lo mata. Cito las Me parece que son todas situaciones y ejemplos que
palabras del cazador al final del texto: nos permiten reflexionar sobre la importancia de lo
simbólico, pero no solamente sobre lo simbólico a la
«…Volvería al valle y les diría, para que se les quitase el luz del peso que tiene en el terreno de la imagen, sino
miedo, que había matado al animal extraño. también sobre la importancia que tiene lo simbólico

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en el análisis. Es muy difícil pensar un análisis, y todo Hay una relación muy importante entre esa dimen-
el trabajo que se hace en el análisis, si no se pone en sión simbólica y el análisis como una búsqueda de la
juego esta dimensión, si no abre ese espacio Otro como verdad. Lacan en determinado momento, tratándose
el espacio que se abre detrás de la pintura, por el solo del fin de análisis, creó el dispositivo del pase, plantea
hecho de la suposición, de la sorpresa y del suspenso. que el pase no es sino testimoniar de la verdad menti-
Esto es necesario para que haya análisis, es necesario rosa. Parece que esto es una contradicción, no lo es,
para que sea posible la interpretación, es ese espacio porque cuando decimos que alguien es mentiroso esta-
al que Freud se refiere cuando dice que no podría haber mos suponiendo que habla, no podría mentir si no
análisis o interpretación de un sueño si no se pusiera hablara, y de esa manera estamos suponiendo que esta
en juego esa «Otra escena». verdad, la verdad mentirosa, es una verdad que habla.
El analizante cuando consulta busca aliviar su sufri- Pero no tenemos que suponer que porque, literalmen-
miento, tiene un conflicto y no sabe cómo resolverlo, te, esta verdad habla, la verdad pueda decir la verdad.
tiene un problema que lo desvela, le saca el sueño y le La conclusión es que la verdad cuando habla miente.
hace la vida realmente insoportable. Si bien esto es así, Entonces, testimoniar de la verdad mentirosa no es sino
lo que encuentra en la respuesta que le da el analisis, decir que no hay otra posibilidad de poner en juego
lo que encuentra cuando se le da la palabra —y en este esta dimensión de la verdad, sino es a través de la men-
sentido las dos situaciones que hemos comentado lo tira, y el fin de análisis consistirá en testimoniar acer-
reflejan bien— es una relación con la verdad, se encuen- ca de esto. Porque esto no dice de ninguna manera que
tra en una situación de búsqueda de la verdad. De todas porque nos situemos en el campo de la búsqueda de
maneras es una situación muy difícil de resolver, por- la verdad, esta verdad va a poder ser encontrada, no
que buscar la verdad no significa que la vayamos a es lo mismo que algo sea buscado que algo sea encon-
encontrar. La búsqueda de verdad puede ser una larga trado. Lo que nos interesa es lo que ocurre con la ver-
búsqueda, y efectivamente, vamos a encontrar con un dad, y es que a la verdad se la reprime, por esto que
montón de dificultades. Es por esta búsqueda que al aparece siempre censurada; no hay otra verdad que
analizante no le basta con dirigirse al analista en los aquella que ha pasado por la censura. Esto es así en
términos propios del discurso corriente, con el que refle- tanto la censura no es sino una función de la represión.
ja los hechos de su vida cotidiana, con los sentimien- Es lo que explica el texto la «La persecución y el arte
tos de ese momento, sino que se ve necesitado —por- de escribir» de Leo Strauss. Es un texto que tiene que
que se trata de la búsqueda de la verdad— a hacer un ver con la censura, con la verdad en tanto que censu-
cambio de registro. Entonces, por ejemplo, tiene la rada. La censura es aquello que recae sobre un texto
necesidad de apelar a algún término, o a algunos tér- escrito, y es aquello que se representa con un par de
minos que vienen de otra lengua. En esta búsqueda de tijeras, una censura es eso: quitar una parte, hacer des-
la verdad hay cosas que empiezan a provocar los cam- aparecer un pedazo de un texto, un párrafo o un libro
bios de registro y, por ejemplo, empiezan los sueños, entero. Eso es la censura, que para nosotros funciona
o los fallidos, o los lapsus. a la luz de la represión. Leo Strauss hace un trabajo

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alrededor del hecho de que en la historia, siempre que llama «El emperador Juliano y su arte de escribir». Lo
ha habido persecución, los autores más relevantes se que viene a decir Kojève es que aquello que se presen-
las han arreglado para decir las cosas de todas mane- ta como una gran novedad en el texto de Leo Strauss
ras. Esto es lo que pasa en el análisis, no es por una ya lo había dicho el emperador Juliano. Kojève se sor-
cuestión de persecución que la verdad se tiene que decir prende que Strauss no mencione al emperador Juliano,
deformada, es por una cuestión de represión; no hay porque el emperador Juliano dice muchas de las cosas
persecución en el análisis pero sí hay censura. Vemos que dice Leo Strauss casi textualmente. Dice Kojève
bien lo que la censura provocó como un efecto cuan- que como resultado de este nuevo arte de escribir:
do, por ejemplo, la literatura degeneró en una técnica
particular de escritura, la de «escribir entre líneas». «…no habría que: ni tomar a la letra todo lo que habí-
Dice Leo Strauss que los autores formulan sus pensa- an escrito los grandes autores de otros tiempos, ni creer
mientos «entre líneas». Entonces, así como hay un arte que habían siempre explicitado en sus escritos todo lo
de escribir, una nueva forma de la literatura que se cons- que querían decir ahí.
tituye por la persecución, de la misma manera advie- Prácticamente, el arte antiguo que redescubrió Leo
ne también un nuevo método de lectura de esa litera- Strauss consistía en escribir poco más o menos lo con-
tura, es decir, una nueva forma de tratamiento de los trario de lo que se piensa a fin de camuflar lo que se
textos. Cada vez que uno abre el trabajo que hace dice».
Freud alrededor de las formaciones del inconsciente,
y analiza como es que Freud opera y procede, se ve que Este camuflaje tenía aquí distintas funciones, por una
está procediendo con un método de lectura propio o parte Juliano era un emperador, es decir que tenía
correlativo de este arte de escribir que describe Leo poder, entonces podría pensarse que todo esto no tenía
Strauss. Es muy difícil lograr un acuerdo sobre el méto- que ver con la persecución exclusivamente. Así que
do, como es muy difícil para Freud hacer comprender no solamente se camufla un pensamiento, y de ahí
el modo de proceder en la interpretación de un sueño, deviene este sorprendente arte de escribir para esca-
de un síntoma, o de un lapsus. Es un método que tiene par de la persecución en tiempos de intolerancia, sino
algunas dificultades para ser aceptado, pero de todas que también se lo utilizó para formar elites. En algún
maneras, en lo que es la interpretación de un texto nin- momento se pensó que la filosofía no era para todos,
gún método logra acuerdo y consenso pleno. que era sólo para algunos elegidos, entonces esto debía
Las formaciones del inconsciente son producto de requerir del trabajo de desciframiento del lector. Sólo
la represión y se nos presentan como un retorno de lo aquellos capaces de ese trabajo de desciframiento resul-
reprimido. No hay represión sin censura, por esto es taban elegidos para recibir las ideas filosóficas. Siempre
importante ejercitar el método de lectura propuesto por es el mismo problema, se trata de la verdad. Juliano
Freud para descifrar el sueño, el lapsus, el olvido, etc. no sabía que a la verdad se la reprime. Para nosotros
Tiempo después de la publicación del texto de Leo la verdad se reprime, y este hecho es el que nos con-
Strauss, Alexandre Kojève presenta un texto que se duce al terreno de la interpretación. No habría nece-

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sidad de interpretación si no fuera que la verdad se lizante acepte la interpretación o la construcción y en


expresa de este modo. realidad se trate de una aceptación hipócrita. Podemos
Para situar la interpretación tendremos que refe- decir que se trata de un «si» por amor al analista, o
rirnos necesariamente a la repetición. Cuando pensa- puede que sea hipócrita. Se trataría en este caso de una
mos en la repetición inmediatamente la consideramos expresión de la resistencia y no del sujeto, del anali-
producto de algún tipo de determinismo, ya sea un zante como sujeto. Entonces, dice Freud que el «si»
determinismo instintual o ya sea efecto de una necesi- no nos sirve y el «no» tampoco nos sirve. ¿Por qué no
dad. Espontáneamente al aproximarnos al concepto nos sirve el «no»? Por la misma razón, el analizante
de repetición parece que somos llevados a tomar la puede no aceptar una interpretación no porque esté
repetición en términos semejantes a aquellos con los equivocada, si no por la resistencia, o simplemente
que tratamos la privación. Es decir, como ya indica- podría estar diciendo que «no» porque se trata de una
mos, es necesario un esfuerzo para resignificar el con- interpretación incompleta. En ese caso, el «no» está
cepto de privación como falta que introduce lo sim- referido a la parcialidad de la interpretación. Freud se
bólico, y va a haber también un esfuerzo para resigni- pregunta entonces, en dónde debemos buscar la con-
ficar la repetición con independencia de algún vínculo firmación ya que tanto el «si» como el «no» resultan
con el instinto, o con un ciclo natural, o con la necesi- insuficientes. Trata de este modo de encontrar algu-
dad. nos ejemplos de corroboraciones que llama «indirec-
En el texto «Construcciones en el análisis» de Freud tas», y presenta un ejemplo que quiero destacar por-
encontramos un pequeño ejemplo de interpretación que es bastante significativo en la perspectiva de la repe-
que no está llevada hasta sus últimas consecuencias. tición. Un analizante está contando un sueño, en el
No obstante es indicativo del método de proceder de sueño aparece un nombre propio: Jauner. La letra «j»
Freud con respecto a la censura. Este ejemplo nos per- se pronuncia «i» en alemán. Entonces cuando se le pide
mite reflexionar sobre la interpretación a la luz de la una asociación sobre ese nombre, las asociaciones no
repetición. Freud se está planteando el problema de conducen a ningún lado, entonces Freud le dice al ana-
la corroboración de la interpretación y de la construc- lizante «¿No será que usted quiere decir Gauner?».
ción en el análisis. Se trata aproximadamente de la pre- La «g» también se puede pronunciar «i», pero no se
gunta que dice: ¿De qué manera desde el momento en pronuncia siempre «i». Entonces podría ser que no se
el que leo algo, e intervengo en función de esa lectura, sabe cuando dice «Gauner/Jauner» si lo dice con «J»
puedo corroborar que efectivamente esta interpreta- o con «G», entonces Freud para introducir la diferen-
ción es correcta? Freud dice en este texto que no pode- cia se lo repite y le pregunta sobre el término con «G».
mos esperar —porque tenemos que tener en cuenta la Con «G» significa «pícaro» o «bribón». Entonces
resistencia, tenemos que contar con la posiblidad de Freud le dice: «¿No será que usted diciendo ‘Jauner’
la no aceptación del sujeto— no podemos esperar que quiere decir ‘Gauner’?» El paciente responde con segu-
el analizante diga «Sí, está bien, es así», o «No, está ridad de que de ninguna manera es eso, que eso no es
mal, esto no lo acepto», porque puede ser que el ana- así. Pero inmediatamente agrega un comentario y dice:

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«Esto me parece demasiado jewagt», que quiere decir: ro». Se entiende que el paciente reaccione negativa-
«Esto me parece demasiado aventurado». Freud des- mente, porque hacer de un nombre propio un califi-
taca que el paciente ha producido un lapsus pues la cativo como «bribón» o «pícaro», es injurioso en sí
palabra es con «g» y no con «j», o sea la palabra correc- mismo. Freud cita este ejemplo en «Psicopatología de
ta es gewagt. Entonces Freud dice que inmediatamen- la vida cotidiana» y también en «Construcciones en
te después de este comentario —que implica rechazar el análisis», y no dice nada sobre el sueño en sí, ni sobre
la interpretación en un sentido consciente pero acep- cómo continúa esta interpretación.
tarla en un sentido inconsciente— efectivamente repi- Se trata de un caso de corroboración indirecta de
te la misma sustitución que él le propuso, entonces en una interpretación, en tanto que lo único que hay es
ese punto cede la resistencia y el analizante acepta la una sustitución de una letra por otra, independiente-
interpretación. Vale la pena sacar algunas conclusio- mente del sentido, y una repetición de la que sale una
nes de este ejemplo, la primera es que se está hacien- ley, y a partir de eso se produce —por salir una ley de
do una cuestión sólo con algunas letras, y no corres- la repetición— una determinación del inconsciente.
ponde sacar ninguna otra conclusión. Esta no es una No es que tenemos la determinación del inconsciente
cuestión con el sentido no se trata que esto signifique y después la repetición, sino que es de la repetición de
que el tal Jaunier sea bribón o pícaro. Eso no nos con- donde sale el determinismo del inconsciente. Es la repe-
duciría a ningún lado, aquí sólo se constata una susti- tición lo que es capaz de dar lugar a una ley que corres-
tución que no es sino una sustitución de un elemento ponde con lo que Freud planteó en términos del deter-
simbólico como lo es la letra. Podría haber sido un soni- minismo inconsciente.
do, hay distintos ejemplos, pero son todos ejemplos Es también por la vía de la repetición que voy a dar-
que implican la materialidad de la letra. En este caso les otro ejemplo, en este caso extraído de una anécdo-
se usa solamente la sustitución de «J» por «G», y esto ta de la vida cotidiana de la que fui parte. Esto ocu-
es lo único que da cuenta de una interpretación según rrió fuera de análisis. Fui a cargar nafta, lleno el tan-
lo señalado por Freud. No sabemos cómo continúa la que, voy a pagar con la tarjeta, el mismo playero que
interpretación del sueño, pero sí es una interpretación me cargó la nafta, me cobra. Cargué $100 de nafta,
que recae sobre uno de los elementos del sueño, y esa una cifra redonda, el playero me hace la tarjeta y cuan-
corroboración se obtiene en tanto el analizante repite do la voy a firmar veo que la hizo por $80. Le digo
la misma sustitución. Es decir que si no se produjera «Mirá, me estás cobrando 80», entonces el playero se
la repetición de esa sustitución Freud quedaría en la agarra la cabeza y me dice que no sabe qué pudo haber-
incertidumbre sobre si la propuesta que él hizo inicial- le pasado. Este es un acto fallido. El playero cuando
mente de sustituir, reemplazar, Jauner por Gauner era haga la caja tendrá que poner los $20 que no me había
acertada o no. Se corrobora por la repetición. Se repi- cobrado. ¿Cómo se explica esto? Esta situación no
te sin ningún sentido, esto no da como resultado nin- constituye un acto fallido como tal porque, como situa-
gún sentido, no es eso lo que se espera. Con «J» es un ción, no está tratada en términos del discurso del psi-
nombre propio, con «G» significa «bribón» o «píca- coanálisis. El playero no se analiza conmigo. Cuando

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la relato y al hacerlo en este contexto de trabajo a pro- lugar a ese retorno de lo reprimido que es el acto falli-
pósito del discurso del psicoanálisis podemos anali- do de no cobrarme los $20? El tema del seguro de vida
zar esta situación a la luz de este discurso. Para expli- puso en juego el tema de la muerte, y esto es como en
car el acto fallido tenemos el dato lo que sucedió antes todos los ejemplos de sueños y fallidos en Freud. No
del acto fallido. Cuando empieza a llenar el tanque es casual que haya algunos ejemplos de formaciones
intercambiamos algunas palabras. Cuando saco la tar- del inconsciente que son paradigmáticos en Freud y
jeta le comento que estoy molesto porque hay unas pro- que los trabajamos, y los retrabajamos, y los volve-
mociones de tarjeta de crédito que dicen que no cobran mos a trabajar porque esos ejemplos tienen cosas en
los gastos de mantenimiento de la tarjeta pero si bien común con las formaciones del inconsciente en gene-
esto no es mentira resulta ser algo falso. En general ral. No es difícil observar que en todos los ejemplos
todas las tarjetas cobran gastos de mantenimiento. de las formaciones del inconsciente termina tratándo-
Sacás la tarjeta de crédito por la promoción, efectiva- se de la muerte y de la sexualidad. De la misma mane-
mente no te cobran el mantenimiento pero cuando te ra acá, apenas asomó la nariz la muerte, apareció el
llega el resumen descubrís que estás pagando $20 pesos acto fallido. No sabemos nada más con respecto a este
de seguro de vida. Le comento entonces que no me inte- ejemplo. Luego de hacerle la indicación de que el falli-
resa tener un seguro de vida y que entiendo que es así do tendría que tener una relación con lo que habla-
como al final te cobran el mantenimiento de la tarjeta mos justo antes, nos despedimos y seguí mi camino.
de todas formas. Se ve inmediatamente que el acto falli- La muerte sabemos que puede funcionar como ame-
do tiene relación con la conversación que se produjo naza, también puede funcionar desde el punto de vista
mientras el playero cargaba el combustible. Como no de la culpabilidad, puede funcionar como un crimen,
es un paciente, como no está en análisis conmigo me es decir, su deseo como un crimen. Como amenaza o
limito a observar que el error debe tener que ver con como crimen, el tema de la muerte provoca este fun-
la conversación anterior. No es forzar las cosas enten- cionamiento de la represión en tanto que censura.
der que los $20 que no me estaba cobrando eran los ¿Qué es importante? La repetición, por eso vimos
$20 de mi seguro de vida. ¿Qué es un seguro de vida? el ejemplo de Freud, que veamos dos ejemplos es ins-
Un seguro de vida es que es seguro que uno se va a tructivo. Está el de Freud y el que acabamos de ver que
morir. Es una prevención respecto de la muerte, es una no es en análisis pero es tan simple y tan transparente
prevención económica. Como la muerte no se puede como el de Freud. No sabemos absolutamente nada
prevenir, está claro, la única previsión posible es eco- de nada, pero sí sabemos que hay una repetición, y eso
nómica. Las cosas ocurrieron de la siguiente manera dice algo. Es decir que si esto fuera relatado en un aná-
durante la conversación previa, este comentario pro- lisis, se podría preguntar por el momento de la con-
dujo en el playero una represión. El hecho de que me versación sobre el seguro de vida, y esto conduciría al
quejara del seguro de vida obligatorio, forzado, pro- tema de la muerte. No nos interesa el tema de la muer-
dujo en él una represión. ¿Pero qué habrá producido te como tal sino la cuestión del sujeto en relación a la
en él una represión y una consecuente censura, que dio muerte.

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Insisto, no hay algo determinado que nos hace repe- suposición introducía el cuadro de Parrhasios. Es algo
tir, es al revés: es de la repetición que surge el determi- que no existe, es hipotético, pero esa cuestión hipoté-
nismo, es de la repetición que surge la ley. Cuando algo tica es lo que da lugar a la falta que concierne al suje-
se repite eso determina una ley, es la ley de cómo fun- to. La privación no es la castración, pero es el resorte
ciona aquello que cifra el inconsciente. Siempre se trata de la castración. Resulta muy difícil poder pensar la
de un acto fallido mudo, a fin de cuentas acá solamen- castración si no es a partir de la privación. Es por eso
te ocurrió que alguien evitó una cifra al no cobrar los que Lacan dice que para entender lo que es la identifi-
$20, es un lapsus, el acto fallido en general es mudo: cación debemos analizar la cuestión a la luz de la pri-
me olvido de algo en un lugar, rompo a algo sin que- vación. Porque la identificación no es imitación, y com-
rer, en este caso se hace un descuento gratuitamente. promete toda la estructura simbólica, toda la estruc-
De la misma manera un sueño produce imágenes, pero tura del lenguaje, y es a partir del significante que la
no hay otro hasta que no se lo relata. De esta manera estructura del lenguaje nos concierne en tanto que seres
siempre se trata de lo que pone en juego la estructura hablantes. Por eso es que Lacan dice parlêtre. Parlêtre
del lenguaje, para luego poder ser leído. Estructura es es el término para «ser hablante», y «ser hablante» tra-
lo mismo que decir orden, es lo mismo que decir ley. duce bien parlêtre (parler: hablar; être: ser). Pero lo
No hay forma de leer nada si no es a partir de algún que no se traduce bien es que en parlêtre está la pala-
tipo de legalidad, y la legalidad aqui resulta generada bra lettre, letra en francés. La palabra «letra» no apa-
por la repetición, y no al revés. Porque si no corremos rece cuando se traduce «ser hablante». No sólo letra,
el riesgo de caer dentro de uno de los viejos temas del como en el ejemplo de Freud la «J» y la «G», letra tam-
naturalismo. Si es el determinismo el que crea la repe- bién en el sentido de que produce la posibilidad de la
tición, entonces ese determinismo es un determinis- legibilidad, de la lectura. Entonces el término «letra»
mo natural. Aquí lo que tenemos primero es el lengua- es algo que resulta cifrado, que está cifrado en el tér-
je y la estructura del lenguaje, y desde ahí se parte. A mino francés parlêtre para nosotros en su traducción
partir de ahí hay una repetición, y a partir de ahí hay «ser hablante». Es importante ver que se trata de la
una legalidad que permite leer. Entonces recién ahora misma manera en que procede el inconsciente.
—recuerden que los $20 aparecen en dos lugares—
tengo esa dimensión tercera. Tengo una primera ocu-
rrencia de los veinte presos, tengo una segunda ocu- Preguntas y respuestas
rrencia de los veinte presos, y recién ahí tengo una pri-
mera ocurrencia del acto. Al contar, cuento tres: una Participante: —¿Se aplicaría el mismo principio que
primera ocurrencia, una segunda ocurrencia, y esos cuando Freud le hace repetir el relato de un sueño a
dos tomados en conjunto forman una tercera. un analizante?
Retomando, quiero decir que no hay manera de poner
en juego esa dimensión de la verdad sino es pensada Héctor Franch: —Lacan habla de distintos tipos de
como una tercera dimensión. Esa dimensión que como interpretación, habla de una interpretación que él llama

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 2 - Repetición y determinismo […]

«salvaje», es la interpretación que ocurre con el sueño remitiera a un recuerdo, y enseguida aparece la repe-
mismo cuando se relata el sueño. Luego habla de la tición, en eso mismo aparece la repetición, ya sea den-
interpretación «razonada», es la interpretación del tro del mismo relato o cuando sólo cuando comento
sueño en el análisis. Eso está bien porque es interesan- el relato y asocio sobre el relato. Pero a Freud no se le
te darse cuenta que ya es una interpretación soñar y presenta esto, entonces no tiene de dónde partir, en
luego relatar el sueño. Porque como ustedes saben, en dónde apoyar la interpretación. Cuando Freud pide
relación a lo que la señorita preguntaba, Freud dice al analizante que repita el sueño provoca una repeti-
que le objetan que toma como sueño algo que el ana- ción. Y cuando provoca una repetición, se fija en lo
lizante, cuando lo relata, puede deformar. Efectivamen- que varía. Nos explica que en el segundo relato la resis-
te, no habría otra opción que deformar el sueño cuan- tencia va a reforzar los puntos débiles introduciendo
do se lo relata porque hay que relatar algo que llega a modificaciones con respecto a la primera versión del
través de las imágenes. El sueño mismo es ya interpre- sueño. Por eso nos dice Freud que cuando el analizan-
tación «salvaje» de una frase que es la que el sueño te piensa que él está haciendo un esfuerzo interpreta-
intenta hacer pasar. Pero con el hecho de poner un tivo, en verdad no atiende a otra cosa que a las dife-
sueño en palabras lo que estoy haciendo es volver al rencias entre las dos versiones del sueño. Es decir, Freud
sueño a su origen, y en su origen, ese sueño, no es sino va a proceder comparando dos versiones del mismo
una frase, o un texto. El primer texto que se produce texto. En este caso es Freud el que provoca la repeti-
a partir del sueño será un texto deformado como el ción, el determinismo inconsciente aparece ahí.
sueño mismo deformado. Luego es posible seguir tra- Tenemos la tendencia a suponer algo en las profundi-
bajando a partir de ese texto, y esto es lo que dice Lacan dades. Existe una tendencia a situar las cosas impor-
cuando dice que lo siguiente es una interpretación tantes en los bajos fondos. Se tiene la impresión del
«razonada». ¿Por qué «razonada»? No es la razón de inconsciente como algo oscuro, oculto. Pero no es esa
la conciencia la que va a razonar en la interpretación, la determinación del inconsciente, siempre la deter-
es la razón freudiana, es la razón de la estructura del minación aparece en la superficie y por la repetición.
inconsciente, de la estructura simbólica, de la estruc- Eso es algo sobre lo cual vale la pena insistir, es bas-
tura del lenguaje. Esa es la razón que va a dar lugar a tante simple, vale la pena reflexionar sobre esto.
la interpretación razonada. De la misma manera, a
veces le ocurre a Freud que le relatan un sueño y no Participante: —¿Qué diferencia hay entre una inter-
encuentra desde dónde partir para interpretarlo. ¿Qué pretación y una intervención?
significa esto? Exactamente lo contrario de lo que tení-
amos acá con los ejemplos, con estos ejemplos sabe- Héctor Franch: —Sí, es verdad que hay diferencia. Si
mos enseguida de donde partir. Si bien no se trata de bien la interpretación es una intervención, hay inter-
ejemplos de sueños, en un sueño podría tratarse de lo venciones que no son una interpretación. Una inter-
mismo, porque podría ser un sueño que contuviera un vención puede ser, por ejemplo, el corte de una sesión,
olvido, o un lapsus. También podría ser un sueño que o una pregunta sobre algo, mover la silla o hacer un

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ruido. Una intervención es entonces una interrupción. minos para 1, para 2, y luego se acaban los términos
Como todos podemos darnos cuenta hay algunas cosas y aparecían términos como «muchos». 1, 2 y muchos.
que es mejor que sean interrumpidas. Desde el punto Todo lo que en nuestra lengua es «trans» o «tras» todo
de vista de la estructura hay que tener en cuenta que esto viene del 3, y es muy posterior. Un ejemplo es el
cuando se interrumpe al analizante en algún punto esta- término «trascendente». Otro ejemplo, en francés, está
mos provocando un efecto de represión, y por ende, la palabra «très», que significa «muy». En las lenguas
de censura, es decir que eso cambia la significación de indoeuropeas, el origen del término 3 es «muchos».
lo que está ocurriendo, de lo que se está diciendo. Hay Se cuenta 1, 2 y después apareció el 3, y entonces des-
intervenciones que, efectivamente, no son interpreta- pués si, el 4, el 5, etc. pero originalmente parece ser
ciones. Algunos analistas las llaman escansiones. La que no había lugar en los términos de una lengua para
interpretación tiene que ver con la lectura de la litera- los números excepto hasta el 2. Esto es interesante por-
lidad, como el ejemplo de Jauner, eso es una interpre- que nosotros estamos haciendo un trabajo para ver
tación. Una intervención puede no ser eso, puede ser cómo se llega a contar hasta 3, es el tema del Otro, es
simplemente puntuar alguna cosa, preguntar algo. Pero el tema de la terceridad. Sabemos que no hay posibili-
todo esto tiene como base esa búsqueda de la verdad, dad de un análisis si no es en relación a ese gran Otro,
porque si no, no se entiende en qué consiste la direc- que no necesariamente es el analista, pero ese tercero
ción de la cura. La búsqueda de la verdad es lo que diri- tiene que estar supuesto para poner en juego esa dimen-
ge la cura en el sentido del psicoanálisis, si no sería una sión de la verdad que es lo que sostiene la búsqueda
psicoterapia. Por eso el tema de la intervención es muy de la verdad en el análisis.
importante, lo que hace lo otro es aportar sentido, y
esto no aporta sentido. En una sustitución de letras, Participante: —Se me confunde el tema de la interpre-
se trata de pura combinatoria. Es la materialidad del tación ¿Hay una interpretación del analizante y otra
lenguaje lo que está operando a espaldas del analizan- que es del analista?
te y que tiene al sujeto como efecto. Por eso es que aun-
que en el sueño se trate de imágenes, lo que intenta Héctor Franch: —La diferencia entre interpretación
pasar a través del sueño es un significante. «salvaje» e interpretación «razonada» está hecha por
Lacan. La interpretación «salvaje» queda del lado del
Participante: —Habías dicho que un segundo momen- analizante con el sueño y cuando relata el sueño, y la
to marca el primero, pero pusiste un tercero que es el «razonada» es una interpretación que queda del lado
acto. Yo entiendo que el horizonte es el acto. del analista. No tenemos por qué confundirnos y pen-
sarnos como el analista, como siendo analistas. Es otro
Héctor Franch: —Sí, la cuestión es llegar a contar hasta tema pero es importante tener presente que no hay ser
tres. Hay algunas investigaciones que demostraron que del analista.
según los términos existentes en diferentes lenguas anti-
guamente sólo se podía contar hasta dos. Existían tér-

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Referencias bibliográficas

• Freud, S. «Psicopatología de la vida cotidiana» 1901.


Obras Completas.
• Highsmith, P. «Suspense. Cómo se escribe una nove-
la de intriga»
• Kojève, A. «El emperador Juliano y su arte de escri-
bir».
• Lacan, J. Seminario IX «La identificación» 1961-
1962. Inédito.
• Lacan, J. Seminario XI «Los cuatro conceptos fun- Capítulo 3
damentales del psicoanálisis» 1964. Clase IX ¿Qué es
un cuadro? Ed. Síntesis, Bs. As., 1986 Letra y cifra en el fundamento
• Strauss, L. «La persecución y el arte de escribir.» del signo

Psicoanálisis y ciencia. Real, Simbólico e Imaginario.


Trauma. Ciframiento y desciframiento. La cifra
y el cero. El Edipo en términos numéricos.

P ara introducir la privación habíamos puesto en


relación la interpretación con la repetición. La
privación, una de las tres categorías de la falta, es resor-
te de la castración. Todavía no es la castración, pero
es su resorte. En este sentido situamos la interpreta-
ción en el psicoanálisis pues no hay interpretación fuera
del análisis. Esto significa que no hay interpretación
si no es en transferencia. La transferencia no hace sino
plasmar las funciones que ya existen a partir del dis-
curso. Es decir, que sin la presencia del analista, pieza
fundamental de la transferencia, es muy difícil pensar
dónde se sitúa o dónde ocurre la interpretación. El aná-
lisis se presenta como una búsqueda de la verdad, en
ese contexto la interpretación trabaja sobre las for-

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maciones del inconsciente y los síntomas. En ese tra- mente, porque una parte de ese texto ha sido suprimi-
bajo sobre los productos psíquicos que son las forma- da. Todavía hoy convivimos con muchas supersticio-
ciones del inconsciente hemos partido de que se trata nes, existe por ejemplo una superstición asociada a la
siempre de una cuestión textual, se trata siempre de sal. Hay personas que cuando se pasa la sal prefieren
un texto. A propósito del sueño se trata de un texto que se apoye el salero sobre la mesa en vez de pasarlo
que ha sido deformado y de esa manera se nos presen- de mano en mano. En verdad, el origen de este com-
ta como un sueño, la interpretación se propone vol- portamiento es que en la antigüedad cuando la sal esca-
ver a darle su estatuto de texto, volver a establecer el seaba se pagaba con sal y nadie quería ser responsa-
texto que era en el punto de partida. ble de su pérdida en caso de que se derramara. Hay
Para ser más específico con respecto a lo que quie- otros comportamientos supersticiosos, como el de no
ro trabajar hoy con ustedes, los voy a remitir a una pasar por debajo de una escalera. Existen dos inter-
observación que hace Lacan cuando leyendo a Cicerón, pretaciones bastante distintas. Una de las dos dice que
en un texto que se llama «De la naturaleza de los dio- no hay que pasar por debajo de una escalera porque
ses» encuentra el verdadero sentido de la palabra cuando se conducía a los condenados a la guillotina
«superstición». Los supersticiosos eran los que se dedi- se los hacían pasar por debajo de una escalera, enton-
caban a rezar y a hacer sacrificios sólo para que sus ces se evita la escalera para evitar el mismo destino.
hijos los sobrevivieran. Esto es algo que además de ser La otra interpretación dice que la escalera produce un
interesante, concierne al sentido perdido de la pala- triángulo semejante al triángulo de la Santísima
bra «superstición». De ahí viene la palabra «supersti- Trinidad. Entonces se evita pasar por debajo de una
ción», de algo que se diferencia de la religión. O sea escalera para evitar la ofensa a algo sagrado. De todo
que estaban los religiosos y estaban los supersticio- esto sólo nos queda la recomendación de no pasar por
sos. Los supersticiosos eran aquellos que hacían este debajo de una escalera con el fin de evitar una desgra-
tipo de rezos y sacrificios. Se podría decir que en el inte- cia. Es interesante porque para Lacan, la religión que
rior, en el seno, de la definición de «superstición» toda- practica la Santísima Trinidad, la religión del padre,
vía existe ese sentido oculto para nosotros. Este senti- el hijo, y el Espíritu Santo, es la religión que Lacan
do es el de una devoción que está orientada hacia un llama «la religión verdadera». La llama así porque
objetivo específico. Así se entiende que una supersti- Lacan ha forjado tres registros que son lo Imaginario,
ción no es sino un comportamiento que se correspon- lo Simbólico y lo Real, en una disposición triangular,
de con un texto, pero una parte de ese texto ha sido semejante a disposición de la Santísima Trinidad, para
extraída, suprimida en detrimento de otra parte. En orientarnos en la práctica del psicoanálisis. Se entien-
lo que estamos trabajando, las formaciones del incons- de que esto no significa hacer del psicoanálisis una reli-
ciente no son sino textos que han sido deformados y gión. Algunos creen que efectivamente hay una iner-
que hay que restituir en su formulación original. De cia que intenta hacer del psicoanálisis una religión, una
la misma manera tenemos aquí comportamientos que práctica casi sacerdotal. Preferimos en oposición a esto
no son sino textos, que también sobreviven parcial- trabajar en el sentido de hacer del psicoanálisis una

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ciencia. Claro que trabajar en el psicoanálisis como pio y al final de su enseñanza se trata de los tres regis-
ciencia supone al mismo tiempo tener en cuenta que tros. Estos tres registros pueden tratarse en términos
esta ciencia no es igual a la física matemática. Se tra- de nudos aunque no necesariamente debe ser así en
tará de una ciencia con características propias, pero una primera aproximación.
esto no excluye al psicoanálisis de la consideración cien- Lo que quiero señalar es que lo imaginario hace de
tífica. Es decir que apostamos y trabajamos en el sen- pantalla a lo real, y lo simbólico lo agujerea; aquí ya
tido de hacer del psicoanálisis una ciencia. Lacan lo tenemos una primera pista para señalar cuál es la rela-
indica de muchas maneras durante toda su enseñan- ción entre ellos. De la misma manera, sin llegar a la
za. En los Escritos o en los Seminarios de Lacan, en instancia de presentar imaginario, real y simbólico
diversos lugares recurre a formalizaciones lógicas, como un nudo, podemos hacer una primera aproxi-
matemáticas y topológicas. Es evidente que esas for- mación, que Lacan también hace, para situar los tres
malizaciones y ese estilo de trabajo no es sino el estilo registros a partir de un redondel de hilo.
de trabajo de la ciencia. En este sentido también Lacan
indica, y es una indicación clara, que el psicoanálisis
consiste en reintroducir el Nombre-del-Padre en el dis-
curso de la ciencia. La tarea de reintroducir el Nombre-
del-Padre en el discurso de la ciencia no hace que el
psicoanálisis deba excluirse del terreno de la ciencia.
En este mismo sentido es importante dar cuenta de que
lo Imaginario, Simbólico y Real son referencias que
Lacan utiliza para orientarnos, y tal vez para orien-
tarse, en la práctica del psicoanálisis. Actualmente no
podríamos situar con seriedad la práctica del psicoa-
nálisis si no es a la luz de estos tres registros. De la El redondel de hilo en este sentido tiene tres compo-
misma manera al poner la interpretación en relación nentes: un agujero real; una consistencia, que es el hilo
con la repetición, mediante la privación nos introdu- mismo y que vamos a considerar imaginaria; y una ex-
cimos la relación entre lo Simbólico y lo Real. Es decir sistencia, o sea algo que ex-siste, que está fuera del
que tratamos la interpretación sin perder de vista que redondel de hilo —esto aún no es un nudo, aunque se
la práctica analítica concierne a la articulación de estos lo pueda considerar un nudo trivial— una ex-sisten-
tres registros: imaginario, simbólico y real. cia que es simbólica. Es decir, que ya tenemos reuni-
Estos tres registros están planteados desde el prin- dos alrededor de un redondel de hilo los tres registros:
cipio de la enseñanza de Lacan, y han constituido un como agujero, como consistencia y como ex-sisten-
largo trabajo hasta que al final de su enseñanza los trata cia.
en términos de nudos. No importa cuán familiariza- Al mismo tiempo, y de una manera implícita, con-
dos estemos con respecto al objeto nudo, del princi- sideramos a lo imaginario como una pantalla de ese

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real: el sueño en tanto que imaginario no es sino una ra y metonimia, con las que Lacan dice que explica y
pantalla respecto de lo real. Estos tres registros nos que va a ligar al funcionamiento, al dinamismo incons-
permiten situar el conjunto de la práctica analítica, y ciente. Continúa diciendo: «La condición la constitu-
más específicamente la interpretación. ye lo que dije de una barra saussuriana» la barra saus-
De la interpretación hemos dicho que consiste en suriana es aquella que divide el significante del signi-
el ciframiento y del desciframiento del inconsciente. ficado, es la propuesta del tratamiento del signo por
Recordarán que hemos formulado que el inconscien- Saussure, sigue Lacan: «que no podría representar nin-
te cifra y que la interpretación descifra aquello que es guna intuición de proporción, ni traducirse por una
producto del cifrado del inconsciente. Es importante barra de fracción, más que por abuso delirante, sino,
señalar esta característica de reversibilidad que tiene como lo es para Saussure, constituir borde real, es decir,
la operación a propósito de lo que Freud propone o saltar del significante que flota al significado que fluye».
presenta como su método. Freud presenta un método Plantea que no es una barra de razón, y no se puede
en donde dice que el análisis hace el camino inverso por esto mismo hacer un juego de razones para cons-
que aquel camino que ha tomado el trabajo del incons- truir una proporción, dice que todo eso es algo deli-
ciente. Nosotros partimos del producto y vamos al rante, hablando por supuesto de la barra, es decir que
punto de partida, de la misma manera que el incons- no es una barra de fracción, no autoriza el uso de esa
ciente ha partido de algún punto y por su trabajo de barra como barra de fracción. Dice que es borde real
ciframiento ha llegado a este resultado. Es decir que que separa al significante del significado, es lo que per-
la primera impresión que tenemos de la interpretación mite saltar del significante que flota, arriba, al signifi-
es que la interpretación deshace aquello que el incons- cado que fluye, debajo. Pueden hacer resonar como
ciente ha hecho, o sea que la primera impresión con- ustedes quieran ese «flota» y ese «fluye». Es impor-
lleva la característica de la reversibilidad. Sin embar- tante el hecho de que Lacan señale esa barra, y es otra
go, hay que tener en cuenta, que si esto es así, lo es hasta manera de lo que venimos hablando, cuando hablá-
cierto punto, y que hay una zona, el término «zona» bamos por ejemplo de esa suspensión necesaria en la
no es muy preciso, que queda por fuera de esta rever- relación entre el significante y el significado para hacer
sibilidad. lugar a la interpretación, para hacer lugar al descifra-
Para ilustrar esto voy a leer y comentar un párrafo miento de aquello que inconsciente ha cifrado. Lacan
de una respuesta que da Lacan en el texto titulado continúa diciendo: «Es lo que opera la metáfora, la cual
«Radiofonía». Esto que voy a leer corresponde a la obtiene un efecto de sentido (no de significación) de
respuesta de la pregunta número tres. Lacan dice «La un significante que hace de adoquín en la ciénaga»
metáfora y la metonimia,» por cada uno de nosotros ¿Qué significa esto? Que hay un significante que pasa
más o menos conocidas «sin requerir esta promoción abajo, que hace de adoquín en la ciénaga, como cuan-
de una figuratividad diarréica, procuraban el princi- do se arroja un peso muerto al agua, algo que se va para
pio con el que engendraba yo el dinamismo del incons- abajo, al fondo, y es de eso de lo que se obtiene un efec-
ciente». Entonces, está claro: primer párrafo metáfo- to de sentido. Y continúa «Sin duda ese significante

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no está ausente en lo sucesivo, en la cadena, más que lidad, porque dice que parte de la represión y regresa
de una manera sólo metafórica», es decir que después de lo imposible a concebir como un límite de donde
este significante está presente, si se quiere, pero está se instaura por simbólico la categoría de lo real.
presente a través de una metáfora, es decir, no es que Podemos decir que esta es una manera en Lacan de
esté presente como tal, sino que está presente porque mencionar el trauma. Lo introduce dentro del juego
se ha fabricado una metáfora. Es la misma idea que metafórico y metonímico, poético, hasta cierto punto,
tenemos con respecto a lo que se descifra en la forma- hasta el punto en donde aparece lo real y lo que tene-
ción del inconsciente, aquello que se descifra concier- mos es el trauma.
ne a un significante que está indicado pero que en ver- Lacan plantea que Freud consideraba que lo ver-
dad no está presente, está ausente, toda la cuestión es dadero era el núcleo traumático. Se lee eso en Freud
hacerlo salir a la luz. Y continúa «Sin duda ese signi- efectivamente, en todo caso, esa búsqueda de la ver-
ficante no está ausente en lo sucesivo, en la cadena, dad en la que situamos el psicoanálisis no es sino tra-
más que de una manera sólo metafórica, cuando se trata tar de articular ese trauma como aquello que, para
de lo que se llama poesía, en cuanto ella es del domi- Freud, está en la base de todos los síntomas. Freud
nio del hacer. Como se ha hecho, puede ella deshacer- siempre que se encuentra con un síntoma dice que ese
se». Aquí está indicada la reversibilidad de cómo fun- síntoma concierne a un trauma, y el trabajo alrede-
ciona el inconsciente en tanto que cifra. El inconscien- dor del síntoma tiene que ver con llegar a hacer salir a
te en tanto que cifra, y ese ciframiento es reversible, la luz la situación traumática que engendró ese sínto-
descifrable, entonces es simple: estamos en el domi- ma. De esa manera el síntoma queda en Freud como
nio de la poesía, en donde lo que se puede hacer se aquello que corresponde a lo verdadero. Lacan no des-
puede deshacer, y para eso vale tanto la metáfora como miente esto, efectivamente podría tratarse de esto, sin
la metonimia. Continúa: «Mediante lo cual se advier- embargo resitúa el problema diciendo que en verdad
te que el efecto de sentido producido, se hacía en el sen- lo que resulta traumático es la entrada del ser hablan-
tido del no sentido:» y aquí cita el famoso ejemplo de te en el lenguaje. El hecho de que nos situemos en el
Victor Hugo: «Su gavilla no era avara ni rencorosa… lenguaje, y hablemos una lengua particular, eso devie-
por la razón de que una gavilla,» es decir un deposito ne para el ser hablante traumático. Es eso lo que intro-
de granos, «una gavilla como todas las otras, animal duce un agujero, aquel que está circunscrito por ese
para comer como es el heno». Y dice: «Muy diferente borde real de la cita de Lacan en «Radiofonía». Se pro-
es el efecto de condensación…» duce un agujero que va a ser el agujero del trauma. De
Lacan está diferenciando la metáfora, situada en esa manera llegamos a la concepción de que no hay
términos de reversibilidad, de la condensación, «…en trauma por fuera del lenguaje. Además, los traumas
tanto que parte de la represión y regresa de lo imposi- que corresponden a la historia del ser hablante siem-
ble, a concebir como el límite de donde se instaura por pre han dejado, de una u otra manera, su marca en la
lo simbólico la categoría de lo real». La condensación, lengua. Esta es una indicación concerniente a la prác-
entonces, no es la metáfora, está fuera de la reversibi- tica analítica, escuchar es escuchar también estas mar-

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cas particulares, que no son sino las marcas traumáti- el vocablo ‘che’. Así el hecho traumático ha dejado su
cas de la historia del sujeto, según cómo ha quedado marca y al mismo tiempo queda reprimido el origen
eso indicado en la maneras en que él se mueve con la de esta marca. Esto mismo es lo que hace que sea
lengua materna. Pommier, en tanto extranjero, alguien esté en mejores
Como suele ser bastante difícil dar un ejemplo par- condiciones para leer esto que nosotros, tan cercanos
ticular, vamos a ver otro tipo de ejemplo. Forma parte a este uso de la lengua colectiva. Esto que ocurre a nivel
del método freudiano entender que la lógica que se colectivo nos interesa en tanto que ocurre algo seme-
pone en juego en la historia colectiva tiene su reflejo, jante a nivel individual.
encuentra una correlatividad, en la lógica que se pone Podemos decir que el trauma está introducido por
en juego en la historia individual. Es decir, podemos el lenguaje. Vemos que tanto el síntoma como las for-
encontrar en un ejemplo de marca traumática en la len- maciones inconsciente se sitúan en relación a un trau-
gua colectiva, algo acerca de cómo funcionan las mar- ma. Freud consideraba que lo verdadero concernía a
cas traumáticas a nivel individual. Gerard Pommier ese núcleo traumático. Para profundizar y avanzar en
en «Cómo las neurociencias demuestran el psicoaná- este mismo sentido —éste es el marco de la interpre-
lisis» señala las circunstancias en que se produce una tación— es importante mostrar que no solamente está
marca traumática que aún hoy persiste en nuestra len- lo que se cifra y lo que se descifra —es decir lo rever-
gua. El autor observa —desde una posición diferente sible— sino también los límites de esa reversibilidad,
a la nuestra porque él es francés, es decir, extranjero, y con la condensación freudiana y su relación al trau-
lo que hace que su lengua sea la lengua francesa— que ma encontramos los límites de esa reversibilidad.
en nuestra región nosotros usamos el término ‘che’ para Debería llamarnos la atención que usemos el tér-
referirnos cariñosa y amablemente al otro, y encuen- minos ‘cifra’ o ‘ciframiento’. Siempre que hablamos
tra una explicación para este hecho. La utilización del de formaciones del inconsciente y siempre que habla-
‘che’ es bastante antigua y es propia de esta región. En mos de síntoma lo que aparece en nuestro campo es
otras regiones también hispano-hablantes no se utili- algo que ponemos en relación con la letra, lo que retor-
za este vocablo. Entonces la interpretación es la siguien- na de lo reprimido es una letra. En verdad el término
te. El ‘che’ fue tomado de los indios guaraníes, prime- «cifrado» viene de la palabra «cifra», y se percibe rápi-
ramente los que decían ‘che’ para referirse al otro cari- damente que «cifra» y «letra» no son para nada lo
ñosa y amablemente eran los indios guaraníes. Los mismo. Una cosa son las cifras y otra cosa son las letras.
españoles que vivieron en la época histórica del exter- Cuando hablamos de cifras todos entienden que entra-
minio de los guaraníes después de haber asesinado cri- mos en el dominio del número, y no es exactamente
minalmente a estos indios, tomaron ese término de la lo mismo el número que la letra. Porque el número nos
lengua guaraní. Quiere decir que el hecho traumático introduce en el problema del contar, del conteo. Es inte-
de la aniquilación del otro deja su marca en la lengua resante el origen de esta confusión, de dónde viene el
colectiva al tomar paradójicamente un tratamiento hecho de que hablemos en términos de cifrado y des-
amable y cariñoso para con el otro como ocurre con cifrado, y que esto tenga que ver con las letras y no con

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los números. Entonces tiene interés ver cómo se des- nificación del cero como nada es muy posterior. La
arrolla esto, ver de dónde viene esto para tratar de invención del cero fue muy importante porque renovó
entender qué es lo que perdura de la cifra en relación absolutamente el cálculo, ustedes saben que es mucho
con la letra. más difícil sumar, dividir, multiplicar sin el cero, inten-
Dice Lacan, en la introducción que escribe para el ten hacerlo con números romanos y van a ver lo difícil
texto de los «Escritos» en alemán, «La cifra funda el que es eso. El cero ¿Qué hace? Marca la posición vacía,
orden del signo», es decir que le da a la cifra un esta- marca la posición en blanco, esto es clave para el cál-
tuto de fundamento respecto del signo. El signo tiene, culo, y así fue como se revolucionó toda la aritmética
en este contexto, el sentido de lo que puede sustituir- a partir de cero. El término «sunya» pasa a los árabes
se y puede, entonces, descifrarse. Lacan plantea que cuando adoptan la numeración hindú. Los árabes tra-
el sentido es algo que fuga, y cuando dice que el senti- dujeron «sunya» por «sifr», este término en árabe sig-
do es algo que fuga, se trata de la idea de la fuga como nifica justamente «vacío». El término árabe «sifr» fue
cuando uno tiene un tonel agujereado, un tonel con introducido en Italia y se transformó en «zephirum»,
un agujero. Ustedes se dan cuenta que recurrentemen- esto fue en el siglo XII aproximadamente, y de «zephi-
te volvemos o por el lado del trauma, o por el lado de rum» se fue transformando hasta convertirse en la pala-
la articulación de los simbólico y lo real, o por el lado bra «zero», en la misma época un tal Jordanus
de la fuga en la que el sentido consiste, volvemos a la Nemerarius introdujo el sistema árabe en Alemania,
idea del agujero, y esa idea que es recurrente e insis- se conservó el término árabe «sifr», el cual se transfor-
tente, se le presentó a Lacan en su enseñanza. mó en el término «cifra». Esto es interesante porque
Entonces, la cifra funda el orden del signo, es más, todo empieza alrededor del cero, el cero no tiene al prin-
vamos a decir incluso que el retorno de la letra está pro- cipio nada que ver con la idea de nada, tiene que ver
vocado por la cifra. Ahora vamos a ver de dónde viene con el vacío o con el lugar en blanco. El término «cero»
la cuestión de la cifra2. Para Nuestro sistema de nume- se va transformando y se convierte en la palabra «cifra».
ración no existió así desde siempre, hemos aprendido Durante mucho tiempo en Europa, la palabra «cifra»
todos en la escuela, por ejemplo, los números roma- y todos sus derivados significaban «cero». Pero hay una
nos que son bastante diferentes de los arábigos. Los razón que hizo que se tuviera actitud particular con res-
números arábigos comienzan por el 0 y llegan hasta el pecto a esta nueva numeración —a todas luces muchí-
9, estos son los diez primeros dígitos. El cero tiene dis- simo más avanzada que cualquier numeración que exis-
tintos orígenes, voy a tomar solamente uno de ellos que tía hasta ese momento, por lo menos en lo que tenía
es el origen hindú. El cero fue inventado por un hindú que ver con el cálculo— esa actitud hizo que la pala-
anónimo, éste llamó al cero «sunya». «Sunya» signifi- bra «cifra» fuera usada como un signo secreto. Es decir
ca «vacío» o «en blanco», no significa «nada», la sig- que cuando algo era considerado una cifra, lo era por-
que se trataba de algo secreto, de ahí viene el verbo «des-
2
Para algunos de los conceptos que se explicitan a continuación cifrar». Este sentido hizo que se perdiera el vínculo entre
se ha consultado el libro de G. Pommier, ¿Qué es lo real? «cero» y «cifra», pues por un lado «cifra» ya no signi-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 3 - Letra y cifra en el fundamento […]

fica «cero» sino que significa «cualquier número», y además adquirió el significado de «nada». El cero tam-
sin embargo vemos que tiene un origen en el término bién es una forma de anotar la nada. La idea es cómo
«cero». Por otro lado vemos que la introducción del entender que la cifra es el fundamento del signo —en
cero produjo una conmoción que hizo que eso pasara tanto que es aquello que se puede sustituir, se puede
también a significar algo secreto, el término «cifra», descifrar— cómo entender que la cifra es el motor del
de ahí viene la idea del verbo «descifrar». Quiere decir retorno de la letra, en tanto que lo que retorna de lo
que nosotros cuando decimos que algo debe ser desci- reprimido es la letra, es decir, cómo dar fundamento
frado es porque algo está oculto, porque se trata de algo en términos de números o de cifras aquello que des-
secreto. Además «cifra» era cualquier número y tam- pués también se presenta para nosotros en términos
bién era el cero, entonces se resolvió el problema adop- de letra en la interpretación.
tando el término que se usaba en Italia «zero» y de Cuando decimos «hacer uno» en psicoanálisis ense-
donde proviene nuestro término «cero». Se introduce guida se nos presenta la idea de la fusión con la madre,
entonces una diferencia con la palabra «cifra». La idea es decir, aquello que produce la identificación con el
es explicar la ambigüedad que existe en los términos falo materno. Si esto se lograra entonces el sujeto se
«cifrar» y «descifrar». vería reducido a la nada, es decir que esto haría lugar
Podríamos decir que más de una experiencia coti- a aquello que aparece como «cero». Tal vez por eso
diana nos muestra que algo pasa con el cero. Podríamos no es lo mismo ser uno de contar con unos, y estamos
preguntar, ¿por qué empezamos a contar desde el 1? todo el tiempo contando con unos como una de forma
En general se empieza a contar desde el 1, cuando abri- de frenar esa absorción a la que lleva el uno de la fusión
mos un libro vamos a encontrar generalmente el capí- que rápidamente se convierte en un cero. Podríamos
tulo 1. Casi nunca van a tener el capítulo 0, el punto decir, esto es una obviedad pero vale la pena recordar-
0, o el tomo 0. Incluso fíjense que esta costumbre trae lo, que es importante darse cuenta de que la mayoría
problemas, porque cuando se pasó del año 1999 al año de las personas adultas olvidan su infancia. La infan-
2000, con el cambio de siglo, no se sabía si el siglo cam- cia parece estar condenada al olvido, en algunos casos
biaba entre 1999 y el 2000 o si cambiaba entre el 2000 estos olvidos son arrasadores, queda poco o nada. Este
y el 2001, porque si uno cuenta el primero como 1 y olvido generalizado es un signo de que en la vida adul-
no lo cuenta como 0, necesita llegar hasta el 10, y el 0 ta se tiene la necesidad de reprimir la infancia. Estos
reaparece al final. Pero si esto es así es porque se lo es así porque efectivamente hay algo allí con lo que es
reprimió al principio, es decir, que hay lo que pode- difícil coexistir, y la única forma en la que es posible
mos llamar un horror al cero, y en lugar de eso, lo que coexistir con eso es en tanto que eso sea reprimido, se
aparece es el uno como posibilidad de contar, pero allí trata del hecho de que haber sido el objeto del deseo
hay una represión del cero. del Otro. Es esta condición respecto del Otro lo que
Es interesante porque esto tiene que ver con el hecho termina la represión de la infancia y explica el hecho
de que con el tiempo el cero no solamente indica, como manifiesto, cotidiano, de cuando a alguien le pregun-
indicó primero el vacío o el lugar en blanco, sino que tan por la infancia no se acuerda de determinada edad,

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y a veces no se acuerda de nada excepto lo que pasó a Es decir que a partir del 2 no se pasa al 3. Sólo ima-
partir de los veinte, a veces se encuentran casos así. ginariamente el padre es tercero, razón por la cual se
Vale la aclaración en este contexto, porque efectiva- nos va a plantear la cuestión en términos de 4 a pro-
mente el sujeto está en la situación de tener que res- pósito del padre. Hasta acá, con 0, 1, 2 estamos en la
ponder a la demanda de la madre evitando que esto demanda materna, el deseo del Otro y la identifica-
lo conduzca vía el uno de la fusión con ella a la absor- ción al falo. Con el 4 introducimos el padre salteando
ción del cero. Habrán observado que estamos tratan- el 3, y ¿por qué salteamos el 3? porque cuando el padre
do el Edipo en términos numéricos, en términos de viene a salvar de la madre introduce una doble cues-
cifras, esperando hacer salir a la luz el hecho de que tión que es la razón del síntoma ¿Cuál es esta doble
la cifra es el fundamento del funcionamiento del signo cuestión? Al mismo tiempo que el padre salva de la
en tanto capaz de sustitución, y el hecho de que la cifra madre —y esa es la razón de que lo amemos, del amor
causa el retorno de la letra como retorno de lo repri- al padre— aquello de lo que el padre nos ha salvado
mido. Entonces es con relación a la demanda mater- retorna con fuerza y nos plantea el deseo del asesina-
na, y el peligro que esta demanda representa para el to de ese padre. Entonces coexisten a partir del padre
sujeto, que aparece la figura del padre. Es la figura del el incesto y su prohibición, como algo doble y conflic-
padre la que viene a proponer una solución a esta situa- tivo. Eso es lo que coexiste en el síntoma. Es la figura
ción. Hasta acá llegamos hasta el 2: el 1 fusional es el del padre la que introduce tanto la prohibición como
del espejo en el que el niño se mira con su madre. El 2 algo que refuerza, por la misma prohibición, el deseo
del espejo puede provocar la regresión del 2 al 1, y del incestuoso. Eso doble que hay respecto del padre es
1 al 0. Podríamos tener la impresión de que lo que lo que se llama el complejo de Edipo. Esto es lo que
introducimos en tanto padre es aquello que concierne nos hace saltar del 2 al 4. Es decir que si el 2 no es un
al número 3. Pero vamos a ver por qué esto no es así. verdadero 2, porque se absorbe en el 1 y éste 1 en el
Aquí en el esquema marcamos el 3 como faltante, el 3 0, es decir en la nada, en la desaparición, no encon-
falta. Y si el 3 falta, con la introducción del padre nos tramos en el padre una verdadera solución. Encontra-
vamos a ver llevados a tener que saltar al 4. mos una solución, pero no encuentra el sujeto una ver-
dadera solución, encuentra una solución a medias, y
esta solución se llama justamente síntoma. Entonces
es el amor al padre, por un lado, y también es el deseo
de asesinato del padre. Esto no solamente es fantas-
mático, sino que hace que en el síntoma esta alterna-
tiva del amor al padre y el deseo de su desaparición,
el deseo de asesinato del padre, resulte reprimido.
Hemos establecido una forma de contar que gira
alrededor de la cifra, no solamente porque se trata del
número sino porque se trata de algo que comienza con

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el cero. También establecimos la cuestión del contar a el juego edípico a través de las cifras, este es el impas-
propósito del complejo de Edipo. Se trata así al mismo se en el que el juego el edípico queda atrapado. Ahí
tiempo el Edipo, por un lado como estructura, y por contamos 0, 1, 2 y 4. 4 que por otra parte no es sino
otro lado como novela, algunos de estos detalles segu- una duplicación del 2. No es una coincidencia que el
ramente evocan la novela edípica. Esta es la cifra que 2 es par y el 4 también, y en ese sentido es una salida
está en el fundamento de funcionamiento del signo, dónde queda algo irresuelto. Sobre eso volvemos en
tal como lo formula Lacan. Cuando en las formacio- el análisis, en cada síntoma, en cada interpretación,
nes del inconsciente retorna esa letra en tanto que retor- en cada formación del inconsciente, volvemos a que
no de lo reprimido, retorno interpretable, el horizon- la cifra es el fundamento del orden del signo. Esto con-
te de esa interpretación es el complejo de Edipo. Es el cierne al fin del trabajo de análisis porque de otra mane-
complejo de Edipo como una estructura que aquí ra resulta un trabajo interminable, porque luego de
hemos presentado en términos de cifras porque efec- interpretar tantos sueños como se quiera, seguimos
tivamente hay un momento en donde no se trata del soñando, lo mismo pasa con las otras formaciones del
padre y de la madre. Esto opera aunque el sujeto haya inconsciente, existe incluso la posibilidad de que en
abandonado la casa de los padres hace mucho tiem- un mismo análisis aparezcan nuevos síntomas, se
po, entonces se renueva en cada situación que vuelva resuelven algunos y pueden aparecer otros. Le pasaba
a presentar la misma estructura cifrada de la que el suje- a Freud que en los análisis se constituyeran nuevos sín-
to partió. Por esa misma razón es que cualquier situa- tomas, Freud llamó a eso reacción terapéutica negati-
ción que ponga en juego esta estructura cifrada se con- va. ¿Por qué transcurrido un tiempo de análisis, luego
vierte en una ocasión para que se constituya el sínto- de una mejoría, el paciente se enferma nuevamente?
ma. ¿Por qué todo vuelve a empezar de nuevo y a veces
A partir de aquí vamos a introducir algunos elemen- peor? Esta es una de las razones por la que Freud intro-
tos que amplían el horizonte de la interpretación y que dujo las construcciones en el análisis.
conducen al hecho de la necesidad de conectar la inter- Es en esta perspectiva que las construcciones en el
pretación con construcción. Freud trata el tema de la análisis —en términos de dar razones de la práctica y
reconstrucción en el análisis, en este punto Norberto de poner en juego la lógica de la práctica analítica—
Ferreyra en «La dimensión clínica del psicoanálisis» nos conducen a tratar la estructura. Abordamos la
dice que lo que Freud plantea en el texto en relación a estructura en términos de un cifrado que no debe nada
la construcción es lo mismo que Lacan le dice del ana- a la medida, y el cifrado que no toma en cuenta la medi-
lista en la apertura de la sesión clínica, que los analis- da, que no se rige por la medición, pero que no obs-
tas deben dar razón de su práctica. tante es inscribible en el campo de la ciencia, este cifra-
Es para poder dar razón de la práctica del analista do se llama topología.
que Lacan introduce el ternario imaginario, simbóli- En el seminario de «La identificación», cuando
co y real. Observen que con esta notación el 3 queda Lacan introduce por primera vez de manera explícita
por fuera del juego edípico. Si el objetivo es mostrar la topología, él formula una pregunta que es una afir-

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mación. Pregunta «¿Cómo puede ocurrir que con las
construcciones puramente analíticas se pueda llegar a una estructura que es cuaternaria. Incluso cuando llega
desarrollar un edificio que tenga el mismo desempe- el momento de dar cuenta del discurso, Lacan dice que
ño con respecto a lo real que las matemáticas?» En las hay cuatro discursos, hay cuatro letras y cuatro luga-
construcciones analíticas el problema que efectivamen- res. Entonces el 4 es insistente. Tenemos el 3 con el
te se plantea como un problema a resolver, una cues- nudo borromeo. Al principio de la enseñanza de Lacan
tión a solucionar, es ¿cómo se pasa del 4 al 3? Voy a se trata de lo imaginario, lo simbólico y lo real, pero
tratar de explicar lo que significa esta pregunta. El 3 al final, imaginario, simbólico y real son tratados en
es: real, simbólico e imaginario, el ternario que nos términos de nudos. Uno de los momentos en donde
orienta en la práctica del psicoanálisis. No hay prác- aparece el problema de la estructura cuaternaria es con
tica del psicoanálisis que no se sostenga si no es en rela- el esquema R de Lacan, que es el que tiene una banda
ción con lo real, lo simbólico y lo imaginario. Esto ocu- en el centro a la que llama «banda de la realidad».
rre con la interpretación y la construcción o el fin del Existe la posibilidad de resolver esa estructura cua-
análisis mismo. Pero fíjense que real, simbólico e ima- ternaria cuando tratamos el problema del paso del 4
ginario parecen quedar al margen del Edipo, el Edipo al 3.
es aquello que va del 0 al 2, y salta después del 2 al 4. En el dibujo aquí los dos triángulos son lo imaginario
Toda la estructura que Lacan releva a lo largo de su y lo simbólico. Este esquema es una figura topológica
que se llama «plano proyectivo». Lo presentamos como

lectura de Freud, especialmente respecto de todos los


problemas clínicos, es siempre una estructura cuater-
naria. Por ejemplo el esquema L tiene cuatro puntos,
tiene cuatro extremos, y el esquema R tiene cuatro
extremos. La estructura, a lo largo de la lectura que un plano, como un cuadrado, es decir que no nos va-
Lacan hace de Freud, es cuatripartita. La estructura mos a preocupar en este momento con respecto a su
en Freud es cuaternaria. En el Seminario IV, «La rela- cerramiento, no vamos a ver cómo esto se convierte
ción de objeto y las estructuras freudianas» Lacan lee en un plano proyectivo real. Por ahora lo vemos como
los casos clínicos de Freud con el esquema L o con el un cuadrado con cuatro esquinas y con una banda cen-
esquema R que es otra versión del esquema L, pero con tral. A esta banda Lacan la llama «banda de la reali-
dad» y no debe ser confundida con lo real. Ya dijimos

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que lo imaginario hace de pantalla a lo real, y es agu- cuentan como 3. Lacan dice que en Freud Imaginario,
jereado por lo simbólico. Esa banda de la realidad es Simbólico y Real están desunidos, están sueltos, no están
el complejo de Edipo, esa banda de la realidad es el anudados. Imaginario, Simbólico y Real, es decir los
síntoma y es también el amor al padre. Es lo que repre- tres redondeles de hilo que pueden anudarse de mane-
senta en la disposición anterior la cifra 4. Efectivamente ra borromea, en Freud están sueltos y anudados por
el problema que se presenta es cómo se pasa del 4 al una cuarta consistencia que Lacan escribe con la letra
3. Cómo el sujeto logra la resolución del complejo de ∑ (sigma). La cuarta consistencia con la cual Freud
Edipo o, en términos lacanianos, la caída del sínto- anuda imaginario, simbólico y real es el síntoma, el
ma, la resolución de la cuestión del padre o, como decí- amor al padre, el complejo de Edipo, la realidad psí-
amos antes, ver qué es lo que es posible hacer con res- quica. La propuesta de Lacan es que esa cuarta con-
pecto al complejo de Edipo. sistencia, ese cuarto redondel del nudo de 4 pueda ser
Así llegamos a un impasse porque no es posible estar retirado, lo cual significaría disolver el Edipo.
sin el Edipo, pero al mismo tiempo no se puede estar Efectivamente Lacan ensaya de qué manera se puede
con el Edipo. No sería una solución del Edipo soste- pasar del nudo de 4 —que es la cifra 4 en Freud, y la
ner el amor al padre, pero tampoco podríamos estar del complejo de Edipo— al 3. Este procedimiento per-
sin el padre porque corremos el riesgo de ser reabsor- mite dar cuenta de la manera de retirar con una ope-
bidos en esta regresión del 2 al 0. Lacan articuló esto ración uno de estos cuatro redondeles —es decir que
al final de su enseñanza de una manera paradójica, caiga el síntoma, que se resuelva el complejo de Edipo,
diciendo que es posible prescindir del padre a condi- dar cuenta de la realidad psíquica— de modo que que-
ción de servirse de él. Que sea posible prescindir del den sólo tres consistencias anudadas: R, S, I.
padre es en esto que hemos desarrollado, poder pres-
cindir de la cifra 4 en la que la cuestión se ha deteni-
do. Es decir que el «prescindir del padre» no es una
resolución que acabe con el conflicto del padre, por-
que justamente acabar con el padre es uno de los inten-
tos de salida del Edipo que practica el sujeto y que lo
retrotrae a la fuerza del incesto con la madre.
La operación en el esquema R decimos que es la
retracción de la banda de la realidad, es decir, la banda
de la realidad —que no es lo real— se retrae, se cie-
rra. Esa retracción o ese cierre es lo que permite arti-
cular de otra manera simbólico, imaginario y justa-
mente porque la banda de la realidad no es lo real, arti- Este nudo de tres es el nudo de la metáfora paterna. Al
cularlos con lo real. En términos de nudos, el nudo de nudo de 4 Lacan lo llama nudo de la perversion, en
tres redondeles S, R, I —simbólico, imaginario y real— «perversión» Lacan destaca el significante père que es

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«padre». Este nudo de la perversión —no se trata nece- bilidad de fonación, o de escuchar los fonemas cuan-
sariamente del fetichismo que es la perversión por exce- do otro le habla, pero están en el lenguaje. Hay un len-
lencia, sino de la perversión que está comprometida guaje de señas que está en relación con la estructura
en toda neurosis— es una versión del padre. En cam- del lenguaje. Esta situación cambia las condiciones de
bio, la metáfora paterna es otra cosa. Con el nudo de trabajo, porque cambia la materialidad, la forma de
la metáfora paterna se trata de prescindir del padre sir- poner en juego la relación. Habría que inventar como
viéndose de él. La forma de servirse del padre, en tér- se traduce a la práctica algo que debe seguir las mis-
minos lacanianos, esta inscripta en el nudo borromeo mas leyes que a nivel discursivo. Existen formaciones
de tres. La práctica clínica se desarrolla siempre en tér- del inconsciente que no comprometen la capacidad de
minos del complejo de Edipo, o sea 0, 1, 2-4, y es de la hablar, porque lo que se pone en juego allí no es el habla
operación analítica que se espera hacer ese trabajo en sino la estructura del lenguaje. Palabra y lenguaje son
donde a partir del 4 adviene el 3, la metáfora paterna. dos registros diferentes.

Participante: —Partimos de la diferencia entre cifra y


Preguntas y respuestas letra ¿Podría explicar brevemente esta diferencia?

Participante: —Si el trauma se inscribe a partir del len- Héctor Franch: —Sí. Hay diferencia porque las letras
guaje, del habla, yo quisiera saber cómo esto se ins- no son los números y las cifras son los números.
cribe en un sordomudo. Consideramos la letra en tanto que retorno de lo repri-
mido, la letra como lo trabajamos en el ejemplo de
Héctor Franch: —Respecto de las discapacidades, como Freud de Jauner y Gauner. Se podría decir que allí no
por ejemplo, la sordera o la mudez, ni lo imaginario, está en juego la cifra, excepto que recuperemos la cifra
ni lo simbólico, ni lo real están ausentes. La estructu- en el plano del Edipo. Esto tiene un sentido porque
ra es la misma porque es la estructura del lenguaje. Por podemos pensar en una estructura cifrada, es decir,
ejemplo, puede ser que el sujeto no vea, y eso no sig- sin reducir el Edipo a la cuestión con el padre y con la
nifica que no pueda hacer una operación de corres- madre. En la edad adulta, fuera de la casa de los padres,
pondencia biunívoca, y esta operación corresponde a alguien puede producir un síntoma, que responda al
una operación especular, no hace falta ver para que se mismo cifrado que un síntoma a partir del complejo
trate de la imagen. La imagen se define por eso, por la de Edipo. Ya no se trata de los padres, pero sí del inces-
correspondencia biunívoca. Es más, cuando uno escu- to y la prohibición, o también del goce y la prohibi-
cha a una persona con esa discapacidad, hay una expe- ción. Y estamos en la misma dimensión de articular
riencia de la propia imagen aunque no vea, es una con- imaginario, simbólico y real con la cuarta consisten-
dición para poder moverse en el mundo. Lo mismo cia, y ver que el trabajo se hace alrededor de esta cuar-
ocurre con los sordomudos, o sea, están en el lengua- ta consistencia. En otro momento del trabajo de Lacan
je, lo que no tienen por una dificultad física es la posi- alrededor de la estructura, ésta tiene otra presentación,

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no necesariamente de redondel de hilo, sino como la pasar a la palabra. Si se pudiera hacer pasar todo a la
banda de la realidad del esquema R. palabra no hay ningún problema, porque más tarde o
más temprano la elaboración simbólica resolvería el
Participante: —¿Podrías recalcar la diferencia entre problema. Pero Lacan nos indica que Freud encuen-
metáfora y condensación? tra a la repetición como límite y lo testimonia en 1920
en «Más allá del principio de placer». Tarde o tem-
Héctor Franch: —Sí. La metáfora es una figura retó- prano se presenta un límite, entonces más vale partir
rica. La metáfora junto con la metonimia son tropos del límite y hacer ese trabajo teniendo en cuenta que
del lenguaje que consisten en la sustitución y el des- hay un límite para esto. De este modo la metáfora no
plazamiento. Esto ha sido muy trabajado por los lin- es la condensación, existe un punto al menos que no
güistas. Lacan elige metáfora y metonimia basado en se deshace. Freud llamó también a eso ombligo del
algunos trabajos del lingüista Roman Jakobson en los sueño.
que habla de la estructura del lenguaje y su funciona-
miento. Entonces tanto la metáfora como la metoni-
mia como tropos o figuras retóricas pueden hacerse y Referencias bibliográficas
deshacerse mientras se trata de la poesía. Cuando tra-
tamos de responder a la pregunta ¿qué es una metá- • Ferreyra, N. «La dimensión clínica del psicoanáli-
fora? y analizamos un ejemplo de metáfora, ésta deja sis» Ed. Kliné, Bs. As. 2005.
de existir como tal porque al analizarla es inevitable • Lacan, J. Psicoanálisis. Radiofonía & televisión. Ed.
hacer de ella una metonimia. Cuando reflexionamos Anagrama, Barcelona 1977. (pag 30)
sobre la metáfora la metonimizamos. Es lo que pasa • Lacan, J. RSI. Seminario XXII. 1974-1975. Inédito
cuando se explica un chiste, metonimizamos la metá- • Lacan, J. «Introducción a la edición alemana de un
fora contenida en el chiste. Esto comprometerle estruc- primer volumen de los Escritos» en Otros Escritos, Ed.
tura en el plano de la reversibilidad, está bien que eso Du Senil. Paris 2001.
sea así, y que se practique eso, por que eso es lo que • Pommier, G. «Cómo las neurociencias demuestran
se practica en la interpretación de los sueños, por ejem- el psicoanálisis.» Letra Viva, Buenos Aires 2010.
plo. Si se tratara sólo de esto pensaríamos en desci- • Pommier, G. Qué es lo «real». Ed. Nueva Visión,
frar un sueño, llegar a la interpretación plena de un Bs. As. 2004.
sueño y encontrar el sentido acabado de sueño, pero • Vappereau, J. M. «¿Es Uno… o, es Dos?» Ed. Kliné,
de ese modo encontraríamos un límite. Las cosas se le Bs. As. 1997.
presentaron así a Freud en un primer momento. Esto
significa que si se trata del olvido, si se trata del trau-
ma como algo que quedó inasimilable en la historia
del sujeto, bueno, vamos a elaborarlo simbólicamen-
te de modo que tanto el trauma como el olvido logren

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Capítulo 4
La apuesta al deseo como objeto

La tópica de lo imaginario. El deseo inconsciente


en el sueño. «Él estaba muerto y no lo sabía».
La apuesta de Pascal.

C omenzaré con la relación que hay entre la cons-


trucción y la topología. En algún sentido, la cons-
trucción en el análisis es la topología. La topología es
una geometría. Es una geometría muy particular por-
que no depende en absoluto de la medida. En este caso
se trata de una geometría en donde la medida queda
de lado. No se tiene en cuenta, ni la medida, ni nin-
gún tipo de medición. Lo que se tiene en cuenta en la
topología son las relaciones de orden. Hay una rela-
ción importante entre la construcción y la topología,
podría decirse que la construcción en análisis depen-
de de la topología. Esto tiene el mismo sentido que
mencionaba recién, el de la topología teniendo en cuen-
ta relaciones de orden. Además hay, efectivamente, una

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 4 - La apuesta al deseo como objeto

relación entre la construcción y el objeto en psicoaná- es decir que corresponde al criterio que Lacan ha deter-
lisis. minado para lo simbólico, el hecho de que sea con ma-
Hace falta seguir las relaciones de orden para tra- yúscula, y que justamente esta letra de lo simbólico y
tar lo que llamamos topología. Y es en este sentido que que corresponde al gran Otro del lenguaje; puede pare-
van a ser consideradas en una estructura tanto las letras cer extraño que esta letra esté asociada a un espejo pre-
como los significantes. Esto hace a la cuestión de la parado para devolver la imagen. Con esto, Lacan quie-
estructura, porque es inherente a la estructura el hecho re mostrar la sobredeterminación o la determinación
de que importen las relaciones de orden. Inicialmente de lo simbólico con respecto a lo imaginario. Y es inte-
Lacan presenta la estructura bajo lo que denominó «la resante, porque al mismo tiempo este espejo lo que
tópica de lo imaginario». La tópica de lo imaginario introduce como duplicidad a propósito de la imagen,
consiste fundamentalmente en la introducción de un lo introduce también como duplicidad a propósito del
espejo plano que Lacan llama el espejo del gran Otro. mismo funcionamiento del lenguaje. El lenguaje tra-
tándose del ser hablante tiene dos tiempos: un tiempo
en donde se trata del lenguaje y otro tiempo en donde
se trata del metalenguaje. Es decir, sólo el ser hablan-
te es capaz de esa operación que es la del metalengua-
je. Y esta operación que se llama operación de meta-
lenguaje no consiste en otra cosa que en el hecho de
poder detenernos y volver sobre lo que hemos dicho,
reflexionar sobre lo que hemos dicho, comentar lo que
hemos dicho, aclarar lo que hemos dicho. No podría-
Es decir, es la introducción del espejo plano que Lacan mos escucharnos si no fuera porque está en juego esta
designa con la letra A mayúscula. Esto nos indica de particular estructura del lenguaje, que es la estructura
una manera clara y determinante que no hay forma lenguaje a partir del gran Otro del lenguaje. Este hecho
de que transcurra un análisis sin que se hayan desple- está relacionado con el tratamiento estructural que
gado estos elementos, o sin que se ponga en juego lo Lacan hace del estadio del espejo. Esto es importante
que estos elementos comprometen. Esto significa que porque significa que el ser hablante va a estar en un
ese espejo va a ser un punto central y esencial a tener determinado lugar frente al espejo, y el espejo le va a
en cuenta en esta estructura. Con el espejo, Lacan da permitir al mismo tiempo estar en otro lugar. Sin eso
cuenta del Otro del lenguaje. El espejo genera una situa- no sería posible que nos escuchemos, del mismo modo,
ción bastante particular. Cuando algo o alguien se colo- no habría la posibilidad que pudiéramos volver sobre
ca frente a un espejo eso inmediatamente genera detrás lo que acabamos de decir. Esta operación que viene
del espejo una imagen virtual. Puede resultar extraño de la estructura del lenguaje, no solamente concierne
tratar algo que corresponde al orden del lenguaje, es a la mirada, en tanto que esto ocurre en un campo que
decir a lo simbólico, que lleva la letra A mayúscula, se puede llamar escópico; también esto ocurre con la

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 4 - La apuesta al deseo como objeto

voz, y sin necesidad de la materialidad del espejo. Así consiste en alguno de los deseos manifiestos, en tanto
como podemos ver nuestra propia imagen, de la misma todos estos deseos resultan anulados. Un deseo más
manera podemos escuchar nuestra voz. Esto no podría allá de los deseos de Freud y que pone en relación al
ocurrir si no fuera a la luz, o con el fundamento del deseo del analista. Se trata del deseo que no es deseo
lenguaje según cómo funciona para los seres hablan- de un objeto, sino que se toma él mismo como objeto.
tes. Entonces, un análisis ocurre en esa dimensión, y Se trata en el psicoanálisis del deseo como objeto. Es
ocurre necesariamente en ese espacio, es decir que aque- interesante porque esto de alguna manera da por tie-
llo que se trata de captar o de tratar, no podría ni cap- rra con los deseos del sujeto, se presenten como se pre-
tarse ni tratarse si no fuera con esta condición. Es decir, senten o sean los que fueren.
esta condición no existe de por sí, es creada por el Esta característica del problema y la solución que
mismo dispositivo psicoanalítico. anula al problema, esa situación que se presenta en tér-
Es posible tratar con esta estructura, por ejemplo, minos de contradicciones internas del propio sueño,
un sueño como el sueño de la inyección de Irma. Es es lo que resulta ridículo y absurdo en los sueños. Si
importante destacar el hecho de que en el enunciado los sueños se nos presentan de tal modo es porque no
y en las asociaciones que se producen a propósito de son coherentes desde este punto de vista.
ese sueño de Freud, aparecen una serie de considera- En lo que respecta al deseo inconsciente del sueño
ciones relacionadas con los deseos del sujeto, los deseos hay que ir a buscar en otra parte. Se trata justamente
de Freud. Se trata de la preocupación que tenía en ese de aquello que puede captar el deseo como objeto, y
momento en relación a una culpa, y la necesidad de cualquier objeto del deseo al final termina siendo una
quedar absuelto de esa culpa. A nivel del deseo mani- desorientación, un despiste para el sujeto y para el aná-
fiesto del sueño hay una consideración en torno a algo lisis.
que se presenta como un problema y que es el senti- Hay una película que les recomiendo ver, se llama
miento de culpabilidad de Freud. A nivel del conteni- «Simón del desierto», es una película de Buñuel fil-
do del sueño ese problema es resuelto. Entonces, se pre- mada en Méjico en 1964. Es muy corta, les comento
senta el problema y se presenta al mismo tiempo la los elementos centrales. Simón es un estilita, un estili-
solución, con lo cual se borra el hecho de que hubiera ta es un anacoreta que vive de pie sobre una columna.
un problema. Entonces el problema desaparece con Simón ha vivido así durante seis años hasta que un
la solución, por lo tanto no tiene ningún sentido plan- devoto le regala una columna nueva y mejor. Entonces
tear el problema si ya se tiene la solución. Se presen- Simón baja de su vieja columna y sube a la nueva para
tan ambos, como si coexistieran y se anularan entre continuar con su ascesis, él vive ahí, sobre una colum-
sí. Todo ocurre como si al final no quedara absoluta- na, parado en una superficie cuadrada de metro y
mente nada. Esto es importante porque quiere decir medio de lado. Realiza un milagro, hace crecer las
que ese no es el deseo inconsciente. Podría también con- manos de un hombre mutilado que necesita trabajar.
siderarse que esa situación es necesaria para acceder Permanentemente Simón es tentado por el diablo con
al deseo inconsciente, pero el deseo inconsciente no manjares, y diversos objetos que podrían distraerlo

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 4 - La apuesta al deseo como objeto

de su ascesis. El diablo trata de tentarlo a nivel del deseo las cosas, como cuando en la frase invertimos sujeto y
pero a partir de objetos. Simón rechaza todas estas ten- objeto. En vez de dirigirnos al objeto del deseo captar
taciones del diablo sostenidamente hasta que al final, el deseo como objeto.
no se sabe si es porque el diablo gana o porque Simón Para insistir y ahondar en la construcción y la inter-
decide tomarse un descanso, el diablo se lo lleva en pretación en el análisis, voy a introducir un sueño del
avión a Nueva York, a un night club en donde se lo que habla Freud, es un ejemplo que trata Lacan en el
ve fumando en pipa. Es una película muy interesante, seminario «El deseo y su interpretación». Freud lo men-
se las recomiendo. Es el tema del deseo y del objeto. ciona en un texto de 1911 que se llama «Formulaciones
En este sentido, recordé cuando en «Televisión» a sobre los dos principios del acaecer psíquico» y se cono-
Lacan le preguntan por el psicoanálisis en el contexto ce con el nombre de «El estaba muerto y no lo sabía».
de la salud mental y lo que significa cargar sobre los Freud dice que tratándose del neurótico en ningún caso
hombros las miserias del mundo. Como respuesta hay que confrontar aquello que él trae con la realidad
Lacan dice que el psicoanálisis tiene algo que ver la objetiva. Freud es totalmente claro en ese punto, dice
figura del Santo. Simón del desierto tiene evidentemen- hay que manejarse con la moneda neurótica. Dice que
te relación con el Santo. Lacan dice que el Santo es «el es como cuando uno está en un país extranjero, allí
desperdicio del goce», y me parece que eso se ve per- uno utiliza la moneda del país en el que se encuentra.
fectamente en la película. Esta posición del Santo res- No se trata de confrontar lo que fuera que el neuróti-
pecto del deseo es aquella que permite al sujeto que lo co trajera o dijera con la realidad objetiva, sino que
tome como causa de su deseo. Estamos tratando la hay que trabajarlo con la moneda neurótica. Esta es
construcción del objeto en el análisis y esto se corres- la manera que tiene Freud de aludir, si se quiere, a algo
ponde con el tratamiento de la estructura en el psico- que estamos trabajando y que Lacan trabaja como la
análisis. Hay ciertas condiciones, uno de estos requi- estructura simbólica con la cual debe operarse. La
sitos es que el analista vaya al lugar del objeto que es moneda es un objeto simbólico, un significante que
causa del deseo del sujeto. Hay una posición que tiene permite el intercambio con el otro.
el Santo con respecto a los objetos y esa posición está El antecedente del sueño al que se refiere Freud Es
bastante clara en la película. No obstante Lacan dice el de un hombre que cuidó a su padre durante una larga
que —y ese es el caso de Simón del desierto— a veces y penosa enfermedad, después de que el padre muere
el Santo se toma un descanso y que cuando no obra, él tiene el siguiente sueño: «El padre estaba de nuevo
goza. ¿Es esto lo que refleja la escena final de Simón con vida y hablaba con él como solía, pero él se sentía
en Nueva York? Es una interpretación posible. en extremo adolorido por el hecho de que el padre estu-
El tema de la infinitud es un tema importantísimo viese muerto, sólo que no sabía». Ese es el texto del
en tanto el objeto del deseo es el soporte de la metoni- sueño, es muy sencillo, además no hay más datos que
mia. Eso es algo a resolver, que parece no tener solu- éstos y son suficientes. Entonces Freud dentro del con-
ción, porque da la impresión que se trata de pasar de texto en el que propone tratarlo con la moneda neu-
objeto en objeto. Una solución posible sería invertir rótica se pregunta por la solución de este sueño. Da la

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solución, dice que consiste en: «agregar ‘según el deseo to de su deseo. Sería así el deseo de que el padre vivie-
del soñante’ o ‘a causa de su deseo’ a las palabras ‘que ra, seguramente ese deseo existe. Pero es el mismo tipo
el padre estuviese muerto’ y añadir que ‘él, el soñante de deseo que plantea el problema del sueño de Freud,
lo deseaba’». De este modo, con estos agregados, que- plantea el problema e inmediatamente después su reso-
daría así: «El padre estaba de nuevo con vida, y habla- lución. Es un tipo de deseo que no está sino para des-
ba con él como solía, pero él se sentía en extremo ado- aparecer, que está en razón de otra cosa, que no son
lorido por el hecho de que el padre estuviese muerto importantes, o que no son lo que llamamos el deseo
según el deseo del soñante o a causa de su deseo, sólo inconsciente.
que no sabía que él, el soñante lo deseaba» esto se suele Lo que se destaca y es importante es que si Freud
resumir diciendo que hay que agregar al texto del sueño: dice que la clave es agregar «según su deseo». «Según
«según su deseo». Para Freud el pensamiento onírico su deseo» es una frase, es una composición significan-
es el siguiente: «Era para él un doliente recuerdo el haber te, y tiene valor significante. En este sueño la repre-
tenido que desearle la muerte a su padre (como libera- sión ha caído sobre esa frase como significante. Esto
ción) cuando él vivía,…». Evidentemente estaba ago- es muy importante porque quiere decir que ahí operó
nizando, estaba muy enfermo, y en estos casos suele la censura. Podríamos decir que cuando hallamos lo
ocurrir que para liberarlo de ese dolor se piense que es que fue sustraído o aquello sobre lo cual recayó la cen-
mejor que muriese. Continúa Freud: «…y cuán espan- sura debemos restituirlo al texto. Pero inmediatamen-
toso hubiese sido que el padre lo sospechase». Freud te observamos que eso no da absolutamente nada. ¿A
luego vuelve a hablar de este sueño en «La interpreta- qué conduciría solamente agregar «según su deseo»?
ción de los sueños», pero lo hace en un agregado pos- Al proceder de este modo lo único que obtendríamos
terior a su publicación. Dice Freud, «Se trata, pues, es que se dijera que estando enfermo el padre y vién-
del conocido caso de los autoreproches que siguen a dolo sufrir como el sujeto lo veía sufrir, deseó que se
la muerte de un ser querido, y aquí ese reproche se muriera. De ese modo se vería conducido a algo que
remonta hasta el significado infantil de deseo de muer- él ya sabe, y si ya lo sabe sabiéndolo no es todavía un
te contra el padre». Entonces aquí ya tenemos todos deseo inconsciente. Deberemos entonces tener encuen-
los elementos con los que se puede trabajar. Es muy tra cómo vamos a tratar, cómo vamos a considerar la
interesante ver cómo se trata un sueño como este, ejem- sustracción que se produjo. No se trata simplemente
plar en Freud, tomado por Lacan y ya resuelto pero de su restitución. Es necesario por supuesto tener en
que nos puede servir para orientarnos en cómo situar cuenta lo que se ha sustraído, pero no para que esto
el deseo del sueño. sea simplemente restituido, sino para ver qué opera-
Lo primero a tener en cuenta es que no se trata de ción ocurrió con el hecho mismo de la sustracción. La
un objeto del deseo cualquiera, es decir, evidentemen- sustracción misma pasa a ser importante, y adquiere
te si un sueño como este se interpretara rápida y pre- así un valor positivo, ¿qué significa esto? Vamos a
cipitadamente, se podría pensar que el deseo es ver de tomar el hecho mismo de la sustracción, entonces ¿qué
nuevo vivo a su padre, es decir, recuperarlo como obje- queda cuando algo se sustrae? Queda un lugar vacío,

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queda un cero, un blanco. Eso mismo conlleva un efec- mismo. Hasta ese momento mientras que el padre vivía,
to metafórico, hay un efecto metafórico a partir de que el padre lo protegía, el padre estaba entre él y la muer-
se produce una sustracción, una elisión, siempre y cuan- te ¿Por qué? Porque se supone que en la serie, los padres
do se tenga en cuenta que la sustracción ha dejado un mueren antes que los hijos, entonces mientras que el
blanco, un lugar vacío. Podríamos inclusive invertir padre seguía vivo él estaba protegido de la muerte, y
la lógica y decir que el sueño se constituye en tanto se cuando el padre muere ahora al que le toca es a él.
ha producido una elisión. No es que en el sueño resul- Entonces él asume ese dolor —y éste es el punto absur-
ta que eso ha sido elidido, sino que no habría sueño do— en el lugar del otro manteniendo él mismo una
sin esa elisión. ignorancia. Según el sueño parece que el que no sabía
Si lo pensamos en términos de desciframiento, Freud era el padre, pero él va al lugar del padre asumiendo
descifra este sueño. La cifra de ese sueño es el «según su dolor. Entonces el soñante ignora algo. Ignora que
su deseo», pero no se trata solamente de restituirlo al luego de la muerte del padre el que se debe enfrentar
texto sino de hacerlo operar en la estructura. Porque a la muerte es él.
la interpretación no es sólo la restitución de los signi- Cuando Freud dice «según su deseo», se lo puede
ficantes reprimidos, sino la relación del significante entender en todos los niveles que hemos señalado. El
con el sujeto. Tenemos en el texto que el soñante mien- «según» se entiende como «entonces», es un articula-
tras cuidaba a su padre le deseó la muerte, el «según dor lógico, estamos hablando de cómo esa sustracción
su deseo» tiene que ver con eso y además es conscien- afecta al sujeto directamente, cómo ese significante
te. Freud dice algo más, dice que aparte de esto, el sueño representa al sujeto. Entonces ese «según», lo intro-
se relaciona seguramente con un deseo infantil que es duce como la cifra que falta pero no solamente por el
el deseo de la muerte del padre como rival. Si esta per- resultado que tiene restituirlo al texto del que fue cen-
sona estuviera en análisis, luego de un tiempo de aná- surado, sino tal como lo estamos interpretando ponien-
lisis, podría tal vez haber llegado a darse cuenta de que do en relación ese significante con el sujeto. Ese «según»
tenía el deseo infantil de desearle la muerte al padre es lo que prohíbe al sujeto escapar de la concatena-
tomándolo como rival. Pero todavía esto no es el deseo, ción significante en la que él está situado.
todavía esto no capta la cuestión del deseo en el sueño. No hay sujeto sin significante, el sujeto tiene un lugar
El absurdo en este sueño está disimulado, y está disi- en una cadena significante, en una concatenación sig-
mulado también para el sujeto mismo, y es ese dolor nificante. El sujeto ocupa un lugar ahí, el «según» lo
que él sentía. Pero ese dolor en el sentido en que se coloca en el lugar que ocupa en la concatenación sig-
interpreta como que él siente ese dolor en el lugar de nificante. El soñante en este caso prefería ignorar esto
su padre. Él siente el dolor en el lugar del otro, él absor- ocultándose en el dolor, asumiendo el dolor del otro
be el dolor del otro, el dolor de su padre. De esa mane- de esa manera absurda. Es por esto que no hay que
ra el soñante mantiene una ignorancia, se mantiene darle rápidamente a ese «según su deseo» el sentido
ignorante de algo. ¿De qué? Después de que el padre según el deseo respecto de algún objeto que se le pre-
muere el que se tiene que enfrentar con la muerte es él sentara al deseo, como por ejemplo ya sea a recupe-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 4 - La apuesta al deseo como objeto

rar al padre como objeto o hacerlo desaparecer como estructura en donde hay reglas de juego y en donde hay
rival. Cualquiera de las dos son interpretaciones pre- una temporalidad que está producida justamente por
cipitadas que conducen a la idea de un objeto del deseo, esta presencia del analista, por el lugar al que va el ana-
y no a captar el deseo como tal que no es sino captar lista, por la función que ocupa. Una de las formas con
el lugar del sujeto en la concatenación significante. las que Lacan trata esta estructura es con la idea de la
En una frase del Seminario «El deseo y su interpre- apuesta, más específicamente poniendo a la estrucu-
tación», Lacan dice: «La verdad del deseo por sí sola tra en relación a un trabajo que produjo Blaise Pascal
ofende a la autoridad de la ley». Cuando Freud trata que se conoce con el nombre de «La apuesta de Pascal».
diferencia entre los sueños infantiles y los sueños de Es un argumento muy corto que toma la forma de una
los adultos queda claro que no es que los sueños infan- apuesta en relación a si hay o no hay Dios, si Dios exis-
tiles no pasen por el significante. Estos pasan por el te o no existe. No se trata de demostrar la existencia
significante tanto como los sueños de los adultos, la de Dios, porque si se pudiera demostrar que Dios exis-
diferencia es que los sueños de los adultos son objeto te no habría que apostar. Se apuesta porque no se puede
de la censura. No serían objeto de la censura si no estu- saber si Dios existe o no. Pascal deja la existencia de
viera en juego alguna verdad, lo que está en juego es Dios por fuera del saber. Entonces desarrolla un argu-
la verdad del deseo. Es por eso que se trata de interro- mento en donde dice que conviene apostar a que Dios
gar el saber en el lugar de la verdad. Esta interroga- existe, y él juega con Dios una apuesta. Es una apues-
ción es posible por el lugar que el analista ocupa en el ta un tanto particular y sobre esta idea Lacan toma ejes
discurso del psicoanálisis, ocupar ese lugar no es com- básicos para considerar que también hay una apuesta
patible con la idea del analista inerte. Es muy impor- en el análisis. El argumento es muy interesante, dice
tante que el analizante perciba la presencia del analis- Pascal que no pudiendo saber si Dios es o no es, con-
ta, esta percepción ocurre aunque desde el diván se lo viene apostar por la existencia de Dios. Entonces inven-
ve poco. Justamente el hecho de que se lo vea poco ta un interlocutor que le dice, «Bueno, a mí no me inte-
ayuda a esa presencia. Como el analista no es inerte, resa, este no es mi problema, yo no me planteo este pro-
el analizante se hace la idea de que el analista quiere blema. No tengo intenciones de apostar». Y Pascal
algo, que hay un deseo del analista, aunque no quede contesta «No es así, porque no apostar es también
claro qué quiere. Justamente eso debe ser una x y debe apostar», y agrega «Estáis embarcados». Esto signifi-
mantenerse como una x. Estas son las condiciones para ca que no hay sujeto por fuera de la concatenación sig-
que se diga, para que se haga lugar a un decir. Porque nificante, significa que estamos embarcados en esa con-
la idea es que justamente porque se dice en un análisis, catenación significante, en esa secuencia significante.
porque se habla, eso da lugar a que surja una verdad Vimos cómo en este sueño al sujeto se le daba su lugar
que es la verdad del deseo, o que obtengamos esa ver- en la cadena significante a través del «según su deseo».
dad como un efecto en tanto esté en juego la palabra. Es la misma cadena significante que considera Pascal
La estructura en psicoanálisis es una estructura en diciendo: yo puedo apostar o no apostar, pero apues-
la que hay reglas, como las reglas de un juego. Es una te o no apueste, estoy apostando, porque estoy en este

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 4 - La apuesta al deseo como objeto

juego. Es decir, es en tanto que seres hablantes que esta- el agotamiento del entusiasmo. En nuestra existencia
mos en la estructura. Vale la pena destacar que muchos moderna tenemos bastante afluencia de objetos, y sin
lectores, filósofos y analistas de la apuesta han con- embargo todo eso parece que nos puede conducir al
cluido que la apuesta es un argumento absolutamen- malestar, a la tristeza, a la queja, y salir de eso es apos-
te insostenible. Esto quiere decir que esta apuesta se tar la vida a algo.
contradice todo el tiempo. Ocurre lo mismo que con
el sueño de Freud. Parece haber una cosa y resulta ser
que no la hay, parece haber apuesta y después resulta Preguntas y respuestas
que en realidad no hay ninguna apuesta porque Pascal
dice que hay que apostar esta vida miserable, terrena. Participante: —Respecto de la nada de Pascal, digo:
Hay que apostarla, hay que entregarla a favor de que si la vida es nada ¿por qué Dios ofrecería algo a cam-
Dios existe, porque si Dios existe a cambio tengo la bio?
vida eterna, y si Dios no existe lo único que perdí es
esta vida miserable, esta vida terrenal que a cambio Héctor Franch: —Sí, claro. Pascal dice nada, y Lacan
de la vida eterna no vale nada. Es nada. Pascal dice que dice que esa nada, no es nada. Pascal era un hombre
así no se pierde nada que en verdad no se trata de una muy conflictuado, muy enfermo y murió muy joven,
apuesta. Después Lacan aclara que esa nada no es era brillante, era un genio. Su nombre aparece ligado
«nada» y lo interpreta como el objeto a. El argumen- a la computación, sus trabajos tienen mucho que ver
to de Pascal es absolutamente contradictorio, el argu- con la cibernética. Para él específicamente, pero en
mento de Pascal es tan absurdo como el sueño. Pero todos los casos la vida, al ser finita y con muchas posi-
no obstante el hecho de que el argumento esté o no esté, bilidades de enfermarnos, llena de penurias, la vida
no es lo mismo. A pesar de su contradicción o de su no es nada frente a una infinidad de vidas infinitamen-
carácter absurdo, estos argumentos permiten situar te felices que Dios ofrece. Esto sería lo que se obten-
algo que no consiste en sus enunciados sino en su enun- dría en el caso de que Dios existiera, pero dice que no
ciación. se sabe.
Al final del argumento de «La apuesta de Pascal» A propósito de los juegos, se trata de una tempo-
lo que queda es que eso que se apuesta no es nada, que ralidad. En esta temporalidad hay en juego tres tiem-
eso que se apuesta es la vida, y cuando se la apuesta pos. Es la cuestión de la apuesta. La apuesta tiene como
se la pierde. Y apostar la vida es apostar la vida a algo. antecedente un problema que Pascal resuelve y que se
Vamos a decirlo al revés, es hacer algo en la vida, es llama «la regla de las partidas». El problema consis-
apostar la vida a eso. «Algo» significa que cuando yo tía en lo que ocurría cuando los jugadores interrum-
hago una cosa me pierdo de hacer otras, pero hago eso. pían un juego, estaba la apuesta y el juego no había
La vida resulta así perdida. Pero, paradojalmente, es concluido. El problema era cómo se repartía lo que
eso lo que le da valor a la vida. Entonces de esa mane- estaba sobre la mesa, en el pozo. Es interesante por-
ra se puede salir de la queja, del malestar que produce que esto compromete el cálculo de probabilidades,

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 4 - La apuesta al deseo como objeto

incluye los tiros, las escansiones, hay tiempos. Hay algo metalenguaje, pero al mismo tiempo nuestra capaci-
que parece funcionar al menos en tres tiempos. dad de metalenguaje no nos permite salirnos del len-
Recuerden el juego de «par o impar» y al chico que, guaje. Entonces al mismo tiempo no hay metalengua-
se dice, siempre ganaba en ese juego. je, tenemos que volver al lenguaje. Lenguaje-metalen-
guaje-no hay metalenguaje, o sea, de nuevo el lenguaje.
Esa escansión temporal se convierte en circular cuan-
do está en juego el inconsciente. Específicamente en
términos topológicos este ciclo se nombra de esta mane-
ra: estamos en una posición intrínseca, somos intrín-
secos a nuestro cuerpo por ejemplo. Accedemos a nues-
tro cuerpo a través de su imagen, es decir desde una
posición extrínseca, o sea que nos podemos tomar
como objetos según lo que dice Freud en «Introducción
del narcisismo». Y luego ver de qué manera esto vuel-
ve a la posición intrínseca. Entonces tenemos: intrín-
seco-extrínseco y nuevamente una vuelta a lo intrín-
seco. La cuestión es si estamos en el punto de partida
o si ha habido un proceso. Luego de la serie de escan-
Hay tiempos: está la posición del sujeto, vamos de lla- siones temporales se ha producido una elisión y todo
marla 1, está el lugar del otro, vamos a llamarlo 2, que vuelve a ser como estaba al principio, no obstante eso
esta del otro lado. Esto lo permite el Otro del lengua- que ocurrió, si ocurrió, ocurrió. Y ocurrió para cap-
je, y después el ciclo se cierra y vuelve al lugar que es tar algo.
el punto 3. Entonces la pregunta que podría plantear-
se es, ¿cuando estoy en 3, estoy en el mismo lugar que
el lugar de partida? ¿Es lo mismo el 3 que el 1? Es decir Referencias bibliográficas
que hay un momento en el que el argumento de Pascal
se disuelve, desaparece, como el sueño a nivel de su • Freud, S. «La interpretación de los sueños». 1900.
contenido manifiesto e incluso del contenido latente, Obras completas.
pero es la materialidad en la cual el deseo se presenta. • Freud, S. «Formulaciones sobre los dos principios
El deseo se presenta en este sentido a través de una con- del acaecer psíquico» 1911. Obras completas.
sistencia objetal, pero pone en juego una estructura. • Lacan, J. Seminario VI «El deseo y su interpretación»
Esta es la razón por la que hay que trabajar la estruc- 1958-1959. Inédito.
tura. Hay que ver cómo esa estructura está en juego en • Pascal, B. «Pensamientos».
el funcionamiento psíquico. Es la alternancia lengua- • Salafia, A. Clases de enseñanza. Escuela Freudiana
je-metalenguaje. Somos los únicos seres capaces de de la Argentina.

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II
El objeto a y su función en la clínica
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Capítulo 5
El objeto a, invento de Lacan

El objeto a. Los inventos y la ciencia. Algebra lacaniana.


La angustia y los afectos. Lo unheimlich.

L a problemática del saber y la verdad es tomada


por Lacan en diferentes momentos de su ense-
ñanza. Aquí, partiremos con un esquema, colocando
dos círculos de Euler, en donde uno corresponde a la
verdad y el otro se corresponde al saber. En el espacio
intermediario de saber y verdad colocamos el no-saber.
Pero a su vez, en este lugar intermediario entre saber
y verdad podemos ubicar al objeto a. Este objeto es
un invento de Lacan, y primero debemos ver en qué
consiste este invento, para luego formular cuál es su
función en la clínica.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 5 - El objeto a, invento de Lacan

experiencia psicoanalítica». Se entiende, entonces, que


el punto de partida de Lacan es otro que el de la cien-
cia, que es una invención que solamente tendría senti-
do en el contexto de la experiencia psicoanalítica.
La pregunta es en qué consiste este invento que
Lacan hace a partir de la experiencia psicoanalítica.
Pensemos en lo qué son los inventos, por ejemplo: una
silla es un invento, una mesa es un invento, una esca-
lera es un invento, una pinza, por ejemplo, también
El objeto a es un invento lacaniano, y no sólo lo deci- es un invento. Pero este invento es totalmente diferen-
mos nosotros, sino que lo dice Lacan mismo. El 9 de te a una silla, una mesa, una escalera, una pinza. ¿Que
abril del 1974 Lacan en una clase del Seminario XXI tienen en común estos inventos? Todos estos son inven-
«Les non dupes errent», se pregunta qué es lo que él tos que se hacen a propósito y a partir de la forma del
ha inventado, y responde que el objeto a, y agrega que cuerpo. Es decir, la silla es para sentarse, la mesa es
no es un invento entre otros, sino que es su único inven- para estar cómodo sentado a la mesa, la escalera es para
to. Esto no es secundario, y es importante tenerlo en poder trasladar el cuerpo a cierta altura desafiando la
cuenta. Por lo tanto, el objeto a es lo único que Lacan ley de gravedad. La pinza es para reproducir una ope-
inventa. Lo dice así explícitamente e incluso hace algu- ración de aprehensión que hago con los dedos, excep-
nas consideraciones alrededor del término «inventar». to que con una pinza logro más fuerza y más firmeza.
El término «inventar» evidentemente es un término En todos estos inventos lo que está en juego es la forma
fuerte, se ha hablado de los inventos fundamentalmen- del cuerpo, y decir esto es lo mismo que decir la ima-
te a propósito de la historia de la ciencia, porque la gen del cuerpo. Son inventos a los que se acomoda el
idea de invento está asociada al saber. Pero en este caso cuerpo o que posibilitan su extensión, o su prolonga-
el objeto a, el invento de Lacan, no está asociado al ción. En el caso del invento que es el objeto a esto no
saber. Acabamos de situarlo en el esquema en la zona funciona así, el objeto a tiene una relación al cuerpo,
que denominamos específicamente el no-saber. Enton- pero es otra relación al cuerpo que la que se establece
ces, Lacan hace hincapié en la cuestión del invento, con estos inventos.
dice que lo que se inventa es el saber, y que esto él lo Otra cosa que hay que destacar es que Lacan ha
ha constatado por todas sus referencias a la historia nombrado a este objeto con una letra, a. Y como letra
de la ciencia. Pero en este caso ese invento no es un participa de un conjunto de letras, de una notación
invento de esta naturaleza porque él, como bien acla- algebraica, forma parte de lo que se llama el álgebra
ra allí, es psicoanalista. Lacan nunca dice de sí mismo lacaniana. Lacan ha tomado el recurso de usar letras
que es psicoanalista, porque es un problema decir eso. para escribir determinadas fórmulas, y entre ellas la
Psicoanalista no se puede serlo. Lacan dice textual- letra a aparece en algunas fórmulas por ejemplo en
mente «porque mi punto de partida es otro, es el de la ‘i(a)’, esto se lee: «i de a». En el álgebra lacaniana la

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 5 - El objeto a, invento de Lacan

notación i(a) corresponde al yo, más precisa y especí- Si bien Lacan lo menciona muchas veces y habla del
ficamente al yo ideal, que es el yo del espejo, de lo ima- objeto a antes del seminario de «La identificación»,
ginario, del narcisismo; es el yo que se constituye a par- el objeto a, recién toma un lugar preciso y determina-
tir de la imagen del cuerpo. Pero es interesante obser- do a partir de ese trabajo. Situar el objeto a en la iden-
var que a partir de la diferencia con la mesa, la silla, tificación es fundamental para la identificación y es
la pinza, en este caso el a de i(a) corresponde al obje- fundamental para el objeto a. Por un lado, la función
to a. Es la misma letra la que va entre paréntesis, la ‘i’ del objeto a no pudo ser tratada seriamente en ningún
minúscula está por el «yo ideal», no el Ideal con mayús- seminario anterior, empieza a ser trabajada con preci-
cula, sino el ideal con minúscula. Mayúsculas y minús- sión y rigor en ese seminario, y por otro lado porque
culas permiten diferenciar en Lacan lo simbólico de no es posible hablar seriamente de la identificación
lo imaginario. Esa escritura se lee como una escritura —y cuando digo seriamente lo digo en términos psi-
funcional, que implica que es la escritura de una fun- coanalíticos— si no es a partir del lugar que tiene el
ción, es decir que toma la misma forma como escritu- objeto a. Cualquier elaboración de la identificación
ra que una función en la escritura matemática, es una que no tuviera en cuenta o no pusiera en considera-
escritura con la forma f (x). Otro ejemplo de escritura ción el objeto a, en cualquier caso sería a una versión
funcional en Lacan es cuando en «La instancia de la psicológica de la identificación, no aquella que se des-
letra en el inconsciente o la razón a partir de Freud» prende del texto y del trabajo de Freud.
escribe f(S), y dice que es la función del significante. Acabo de mencionar a Freud, y uno podría pregun-
Corresponde a un desarrollo que parte del algoritmo tar: ¿Y qué es del objeto a en Freud? Para aproximar-
de Saussure, de la S mayúscula sobre la s minúscula, nos a esto podemos decir que Lacan, lector de Freud,
parte de significante sobre significado. Lacan, por la inventa el objeto a, a propósito de esa lectura. Pero al
interpretación que hace del signo en Saussure en tér- mismo tiempo si decimos que el objeto a es un inven-
minos estructuralistas, dice que hay una función del to de Lacan, el objeto a no está en Freud, sino no sería
significante que se escribe de esa manera: f(S). A su vez, un invento de Lacan. Podemos observar que en el tra-
hay una función que ya no tiene que ver con el signifi- bajo que Freud realiza a propósito de las formaciones
cante, que tiene que ver con lo imaginario. En ella par- del inconsciente, en los casos clínicos que Freud trata
ticipa —de la misma manera que la letra S del signifi- y de los cuales tenemos testimonio en los historiales y
cante está en la función del significante— la letra a en en observaciones que él ha hecho, está todo el tiempo
la función que escribe el yo como imagen del cuerpo, rodeando y dando vueltas a un asunto que podríamos
el yo ideal. Son los primeros datos para situar este decir que es el del objeto a. Freud rodea la cuestión del
invento lacaniano. Esto supone que nosotros haga- a pero no logra hacerlo salir a la luz, es Lacan el que
mos un trabajo para dar cuenta de cuál es la función lo logra. ¿Qué es un invento? Un invento es algo que
que tiene el objeto a en la identificación, y la explica- se crea, supone la creación, no es lo mismo que un des-
ción de eso está en esta escritura del yo ideal que Lacan cubrimiento, Lacan no dice «yo descubro el objeto»,
nos presenta. dice «yo lo invento». Entonces uno podría decir que

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 5 - El objeto a, invento de Lacan

había objeto a hasta que Lacan lo inventa. Pero cuan- que cualquiera de los otros, «Das Unheimliche». Es
do Lacan lo inventa deviene en un invento necesario. importante usar el significante que Freud escogió para
Cuando se inventa algo, aquello que se inventa es esto, porque es un significante que tiene sus trucos,
una cosa que antes no estaba y que se crea en ese trucos a los cuales Freud recurre en el desarrollo del
momento, pero no podría decirse que eso fuera nece- texto. Es el texto conocido como «Lo siniestro» o «Lo
sario, puede decirse que a partir de ahí las cosas son ominoso» según las distintas traducciones. Allí, Freud
diferentes, pero no que eso es necesario. Este es un relata una serie de situaciones donde en términos de
invento que vamos a considerar necesario, esto signi- lo imaginario, en el terreno de la imagen, ocurren extra-
fica que este invento que Lacan hace en determinado ñezas, cosas sorpresivas, apariciones, presencias. Todas
momento crea su propio antecedente. estas perturbaciones de lo imaginario dependen del
Después del Seminario de «La identificación» con- objeto a. Nos referimos a la función del a en lo imagi-
tinúa, en la serie de los seminarios de Lacan, el semi- nario, y este es un buen punto de entrada para saber
nario de «La angustia». Este es un Seminario muy qué es el objeto a y cómo funciona en la clínica. Es por
importante, desde el punto de vista clínico, y podría- el funcionamiento de la lógica del objeto que va a haber
mos decir que después de haber situado el objeto a en alguna perturbación de lo imaginario, y que podemos
«La identificación», Lacan se ve obligado a hablar de en algún momento estar afectados por la angustia.
la angustia, porque la angustia es la única traducción Un ejemplo de esta perturbación de lo imaginario,
subjetiva del objeto a, y también es por el objeto a que es lo que habitualmente se llama una presencia, algo que
se puede explicar la angustia que hasta ese momento aparece donde no debería estar. El fenómeno del doble
permanecía inexplicada. Hay textos de Freud sobre es uno de los fenómenos que se podrían inscribir den-
la angustia, por ejemplo «Inhibición, síntoma y angus- tro de este registro. Para dar cuenta de una sutil pertur-
tia», pero llamativamente Freud habla poco de la bación de lo imaginario podemos apelar a una expe-
angustia en ese texto, a pesar de que Freud habla de la riencia subjetiva muy común: no siempre nos vemos
angustia desde siempre, desde su encuentro con la his- igual. Nosotros para vernos, estamos obligados a ver-
térica. En la clínica freudiana el tema de la angustia tiene nos en el espejo, a veces nos olvidamos y nos parece que
un lugar principal, no sólo porque hay histeria de angus- podemos vernos sin hacerlo a través de un espejo, pero
tia —que es el nombre que recibía la fobia en la clíni- estamos obligados para vernos y no siempre nos vemos
ca freudiana— sino porque la histeria presenta cues- igual, no siempre nos vemos con la misma cara. A veces
tiones relativas a la angustia. nos vemos mucho peor que otras veces, en general se
La angustia es un afecto, es el afecto por excelen- detecta cuando uno se ve peor, cuando se ve mejor es
cia. Freud no habla tanto de la angustia donde se espe- menos evidente, tal vez porque nos incomoda menos.
ra que hable, como por ejemplo en «Inhibición, sín- Esto de no verse bien o de no verse igual que siempre
toma y angustia», pero sí habla de la angustia en un tiene que ver con el objeto a y con la angustia.
texto que no se espera que hable de la angustia, y es La angustia no siempre se manifiesta como angus-
un texto que tiene mucho más que ver con la angustia tia, hay veces que la angustia se manifiesta de otras

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maneras, toma otras formas, y allí es donde le viene practicamos así —porque al psicoanálisis se lo practi-
toda una gama de distintos afectos y pasiones. Todos ca como se lo piensa— entonces el psicoanálisis es inte-
estos afectos y pasiones van a tener su explicación a lectual y está a kilómetros de lo afectivo. Para ser cla-
partir de la angustia, ya que es el afecto por excelen- ros, el psicoanálisis lacaniano no descuida lo afecti-
cia, y va a ser la única traducción subjetiva del a. Cuan- vo, especialmente siendo el objeto a el único invento
do alguien está angustiado ustedes pueden decir con de Lacan. Todos los otros afectos se regulan desde la
toda seguridad, así no sepan nada más que eso, que angustia, entonces resulta falso que el psicoanálisis se
se trata de la presencia del objeto a. Y si alguien mani- ocupe de lo intelectual en detrimento de lo efectivo.
fiesta algún otro afecto o pasión a veces en apariencia Tengamos en cuenta un texto de Freud como «La
alejado de la angustia, se puede pensar que se trata de negación», allí Freud dice que depende de una función
la angustia, como por ejemplo la cólera, la ira, la indig- intelectual del juicio que un contenido reprimido se
nación, el temor, incluso la envidia. haga consciente, la condición para que esto ocurra es
Lo que es importante es ver que la angustia es un que ese contenido sea negado. Freud también dice que
afecto, y tenemos además todo un abanico de otros cuando esto ocurre se obtiene la aceptación intelec-
afectos que no son la angustia pero que se sitúan en tual de lo reprimido. Pero Freud agrega que esa acep-
relación con ella, por ejemplo a veces uno en lugar de tación intelectual no tiene como resultado un levan-
angustiarse se enoja, y el enojo va al lugar de la angus- tamiento de la represión, porque hay al mismo tiem-
tia, y cuando se le pasa el enojo se angustia por esa po un proceso afectivo que no resulta comprometido
misma razón. Pero todo esto depende del a. en la cuestión. Esto quiere decir que el psicoanálisis
Existe además una versión totalmente errónea y falsa no es sólo lectura del significante, por supuesto que el
de que el psicoanálisis es una práctica intelectual que significante es una cuestión que no podemos dejar de
descuida lo afectivo. Se dice esto no solamente del psi- lado, pero eso va junto con lo que estamos tratando,
coanálisis sino más específicamente del psicoanálisis sería un problema no tener esto en cuenta. El tema del
lacaniano. Tal vez se entiende de dónde viene esta idea, afecto está desde un principio, está por ejemplo en el
tal vez se deba al hecho de que Lacan insiste en un prin- tema de la histeria y sus crisis, las que se sitúan en rela-
cipio con la función significante. Es por esto que pare- ción con la angustia. Los afectos son la ira, el enojo,
ce que el análisis para Lacan es una práctica que sólo la indignación, pero por ejemplo también forma parte
consiste en algo intelectual. La palabra intelectual viene del afecto —porque está comprometida la sensibili-
de inteligencia, y etimológicamente esta palabra viene dad— el olor. Encontramos en ese sentido en los his-
de «leer entre líneas». Si yo considero que el analista toriales de los «Estudios sobre la histeria» de Freud a
sólo lee el significante, y lee entre líneas, es decir, lee Lucy y el olor a pastelitos quemados, también Dora y
el significante en aquello que el inconsciente produce: el olor a tabaco, el olor a humo. Hay una serie de obser-
sueños, lapsus, actos fallidos, comentarios, comenta- vaciones que Freud hizo, y que son muy importantes
rios sobre las formaciones, asociaciones libres, etc. desde el punto de vista del afecto y desde el punto de
Entonces si pensamos que el psicoanálisis es eso y lo vista clínico. Vale la pena tal vez mencionar algunos

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productos culturales que se encuentran hoy a nuestra esta manera, la angustia, o el a en este caso, están en
disposición, tal vez alguno de ustedes ha tenido la opor- juego en cualquier formación del inconsciente, en estas
tunidad de ver la película «El perfume. Historia de un se trata del deseo. Por definición, el deseo es el deseo
asesino», basada en libro de Patrick Süskind, el libro del Otro, y es por esta vía cómo va a estar en juego el
fue publicado hace algún tiempo y ahora vuelve a ven- a en cualquier formación del inconsciente.
derse por la película. Süskind tiene otros títulos muy Voy a anotar la función del yo ideal, con la nota-
interesantes, y todos tienen que ver con esto. Por ejem- ción funcional donde aparece la letra a que es la letra
plo tiene otro libro que se llama «La paloma», y por correspondiente al objeto a, para ver cómo funciona
supuesto ¿de qué se trata?, se trata de la paloma en en lo imaginario. Este es el yo ideal, es el yo en lo ima-
tanto ésta se convierte en un objeto fóbico para el per- ginario, por supuesto es necesario colocar un espejo
sonaje de cuento. Y en «El perfume» a través del olor, al que Lacan le asigna la letra A mayúscula del gran
se suscita la pasión de la multitud, y esto que provoca Otro. Es decir i(a) —espejo— y el reflejo de ese i (a)
el perfume influye en las ideas de las personas, las influ- es otra escritura muy parecida a i(a) del álgebra laca-
ye discursivamente. Todo esto tiene que ver también niana que es i´(a) que se lee «i prima de a».
con el discurso. El orador cuando utiliza el discurso
de un modo persuasivo suscita pasiones, influye afec-
tivamente en las personas. Por ejemplo el género de
discurso que se genera en un acto político, en donde lo
que se busca es que la multitud interrumpa con un aplau-
so, se busca que se dispare la consigna política, que
comiencen los cánticos. Todo eso es porque se está esti-
mulando a la masa con el discurso, con la palabra, y eso
engendra pasión, así como en derecho el abogado tiene
que provocar la compasión del juez respecto de su defen-
dido, y el fiscal tiene que provocar el enojo o la indig-
nación del jurado o del juez respecto de su acusado. El objeto a no es un objeto común, no es un objeto que
Todos estos temas que están muy ligados al proble- nosotros podemos encontrar cerca nuestro, alrededor
ma de la pasión, del afecto, están muy comprometi- nuestro, en nuestro campo escópico que es aquél con
dos en lo que es situar en este discurso el objeto a, y el que se nombra todo lo que puede ser correlativo a
cómo funciona en la clínica. No hay posibilidad de diri- la imagen, ya sea imagen del cuerpo, o imagen del otro.
gir la cura sin la angustia, el asunto es que esta angus- No siendo un objeto común, es como objeto, externo
tia aún cuando no se presente como tal, hay que saber a la objetividad. No sólo no entra en la objetividad por-
reconocerla. que es externo a ella sino que es una forma de poner
Lacan define la angustia en el seminario de «La iden- en cuestión la definición de la objetividad. A partir de
tificación» como la sensación del deseo del Otro. De ahí ya no tenemos el acceso en el psicoanálisis a la obje-

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tividad, esto tal vez ya se conozca a propósito de otras inventa el objeto a— rehacer la estética trascenden-
argumentaciones pero estoy retomándolo desde la pers- tal.
pectiva del objeto a. Cuestionada de este modo la obje- Un comentario con respecto a este tema. Hoy en la
tividad, nos quedar volcarse hacia la subjetividad, pero física hay una persona que se llama John Wheeler que
del lado de la subjetividad encontramos una serie de habla por razones de su teoría en la física de pregeo-
problemas, que son distintos a los de la objetividad. metría. La pregeometría es algo que estaría situado
Voy a presentar una pregunta que tiene dos lectu- antes de la geometría. Lo que importa es que es algo
ras al menos, es «¿Cómo no ser subjetivos no pudien- antes de eso, es algo situado en el momento anterior a
do ser objetivos?» Esta pregunta tiene dos lecturas, la geometría. Cuando Kant escribe la estética trascen-
se escuchan dos cosas distintas. Una significa que si dental todo eso participa de nuestra concepción de la
no puedo ser objetivo me veo obligado a ser subjeti- geometría. El objeto a en ese sentido se llevaría bien
vo, éste sería un sentido de la pregunta, pero el otro con la pregeometría de John Wheeler. Rehacer la esté-
sentido es cómo no ser subjetivo, en el sentido afir- tica trascendental es el proyecto que Lacan se da en
mativo. La pregunta entonces sería ¿cómo hago si no función de lo que lee en Freud y de la teoría y la prác-
puedo ser objetivo pero tampoco ser subjetivo? La res- tica clínica del psicoanálisis; esto tiene mucho que ver
puesta a esta pregunta en este segundo sentido es: por con el trabajo de su enseñanza en donde fue constru-
el objeto a. Por este objeto no podemos ser subjeti- yendo poco a poco una topología para dar cuenta del
vos no pudiendo ser objetivos. Es decir que es algo discurso y de su estructura en el psicoanálisis. Es por
que justamente pone en cuestión aquello a lo que nos eso que el Seminario IX es el primer seminario en donde
vemos llevados, casi obligadamente, a situar entre el se habla seriamente del objeto a y se lo sitúa en la iden-
sujeto y el objeto, entre lo subjetivo y objetivo. Este tificación. «La identificación» es un trabajo no psico-
es el marco de lo que se conoce como la estética tras- lógico sobre el concepto de identificación en Freud.
cendental kantiana. Freud ya había producido for- Es, además, el primer seminario en donde Lacan empie-
mulaciones que ponían en cuestión a Kant. La pala- za a hacer un trabajo más serio con la topología, es el
bra estética no debe confundirnos, la estética no tiene primer seminario en donde empiezan a aparecer los
que ver exclusivamente con el arte, la estética tiene objetos topológicos como el toro, el cross-cap y la bote-
que ver con las condiciones de sensibilidad, con las lla de Klein, hay ocho seminarios antes, y a partir del
condiciones de la percepción del hombre. La estética noveno empieza la topología y eso empieza con rigu-
es el espacio y tiempo necesarios como condiciones rosidad respecto del objeto a. Esto tiene mucha rela-
previas para que nosotros podamos percibir en el espa- ción con el hecho de rehacer la estética trascendental
cio y tiempo, eso es rápida y sintéticamente la estéti- de Kant.
ca trascendental. Ese problema de lo subjetivo y obje- Cito de la clase XXVI del Seminario «La identifica-
tivo está en el marco de la estética trascendental kan- ción» de Lacan, con algunos ajustes en la traducción
tiana, y Lacan a partir de haber leído a Freud se con la versión francesa, dice Lacan: «El objeto de la
propone —y esta es una de las razones por las cuales castración», y yo agrego, y tengo razones para hacerlo

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pues el seminario me lo permite: el objeto a, entre cor- significa a fin de cuentas que no hay forma de zafar de
chetes [a]. Aquí, encontramos una primera cuestión, eso; sigue con que hay que reconocer a ese objeto como
el objeto a es el objeto de la castración. Para entender el objeto por el que nos situamos en el campo de la cien-
qué es la castración en Freud hay que saber qué es el cia, de la nuestra dice, así como en otra ciencia que no
objeto a, Freud llegó hasta un punto con la castración, es la nuestra se recurre a la medida, al número, al tama-
y sabemos que la castración terminó en Freud anclada ño como objetos de la matemática. Hasta que no haya-
en una serie de dificultades, entre ellas la de la envidia mos reconocido que este objeto está y es central en nues-
del pene en la mujer y la del temor a la castración en tro campo, no hayamos reconocido esa dialéctica; la
los hombres que también es una pasión, y esto no es práctica del análisis y la de la estructura de su comuni-
menor. Cuando la castración es un complejo tenemos dad, los psicoanalistas, permanecerán en suspenso. Es
una posición pasional respecto de la castración. La cas- una afirmación contundente, no se podría obviar, yo
tración es otra cosa, y a eso podemos acceder a través no podría seguir si no doy cuenta de qué es ese objeto
del objeto a. Continúo: «El objeto de la castración [el y cómo funciona. Como ya dijimos es un objeto rela-
objeto a] es ese término suficientemente ambiguo para cionado con la represión que opera en las formaciones
que en el momento en el que el sujeto se ocupa de repri- de inconsciente.
mirlo lo instaura más firme que nunca en un Otro». La segunda cita es del Seminario XII, «Problemas
Es una buena frase para la transferencia, cuanto más cruciales para el psicoanálisis» dice: «En la relación
el analizante reprime, elude —o como lo quieran lla- del sujeto con el otro, en la relación de unos con los
mar— más el a está en el Otro, más se instaura firme- otros, hemos aprendido a distinguir en su fineza, en su
mente en el Otro. No se podría dirigir la cura sin situar movilidad una función esencial del espejismo».
el a en la transferencia, porque este funciona en la trans- Evidentemente, en «espejismo» está espejo, en la rela-
ferencia. Es la única defensa que tenemos, para no hacer ción entre unos y otros que hemos aprendido, nosotros,
de esa práctica una psicoterapia psicológica, o una psi- los psicoanalistas. Continúa «La hemos aprendido
coterapia; más allá de cómo la califiquemos, si es psi- doblemente por la enseñanza del psicoanálisis, y por
coterapia entonces eso no tiene que ver con el psicoa- la manera en la que después de doce o trece años he tra-
nálisis. Continúa la cita «Hasta tanto no hayamos reco- tado de articularla», es decir, se refiere al trabajo que
nocido que este objeto de la castración [el objeto a] es Lacan hizo durante todo ese tiempo respecto de lo ima-
el objeto mismo por el que nos situamos en el campo ginario. Dice, «sabemos que el fracaso para toda ética»,
de la ciencia, quiero decir que es el objeto de nuestra ya no es sólo una puesta en cuestión de la estética, si
ciencia, como el número o el tamaño pueden ser el obje- no que la crítica también involucra la ética, hay un vín-
to de la matemática, la dialéctica del análisis, no sólo culo estrecho entre estética y ética. «…y secundaria-
su dialéctica sino su práctica, su aporte mismo, hasta mente para toda filosofía subjetiva en dominar este espe-
la estructura de su comunidad, permanecerán en sus- jismo», es decir que la ética no domina este espejismo,
penso». Entonces, primero dice: el objeto a, cuando se la filosofía subjetiva no domina este espejismo, el espe-
lo reprime se instaura más fuertemente en el Otro, eso jismo es el del espejo, el de lo imaginario «es debido al

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desconocimiento de aquello alrededor de lo cual se regu- Preguntas y respuestas


la invisiblemente», es decir que hay algo que regula invi-
siblemente este espejismo «y es la función del objeto a Participante: —¿la inhibición se podría pensar como
en tanto que es ella en su ambigüedad de bien y de mal otra de las formas de la angustia?
lo que realmente centra todos sus juegos» la ambigüe-
dad de bien y de mal del espejismo, me veo bien, me Héctor Franch: —Bueno, ya hay una respuesta en el
veo mal, es el objeto a lo que centra todos sus juegos. texto de Freud, «Inhibición síntoma y angustia», supo-
Continúa «en este juego el objeto a en efecto no es sufi- ne tres cuestiones que son diferentes y que deben poder
ciente decir que corre, va y viene, pasa como la mosca- situarse en su interrelación, Lacan vio que esa relación
da, por su naturaleza él está perdido y nunca es reen- no era sencilla e hizo todo el seminario de la angustia
contrado», o sea que encarna el objeto perdido en Freud. comenzando por esa tríada, digamos así, que le hace
Y dice «por lo tanto de tiempo en tiempo aparece en construir un cuadro para situar cada una en relación
el campo con una claridad tan deslumbrante que es esto con las otras, un cuadro de tres entradas, que da nueve
mismo lo que hace que no sea reconocido» significa casilleros. Entonces a partir de ese cuadro va introdu-
que regula invisiblemente el juego pero de tanto en tanto ciendo algunos elementos, en donde es interesante tam-
aparece, y aparece como con un exceso de claridad, que bién que recurra a la etimología. Parece que las pasio-
no permite que lo reconozcamos. Continúa «este obje- nes, por alguna razón, están en relación con la etimo-
to a de calificado en lo que nos importa a saber: la regla logía, este punto podría ser un indicador para nosotros.
de una acción» la regla de una acción es una ética, es En ese sentido no, es otra cosa, y es una cuestión muy
decir aquello que se refiere a una práctica: la regla de importante también no confundir la inhibición con el
una acción, «como la causa del deseo», otra función síntoma o con la angustia, es interesante la pregunta
que tiene el a. Si bien el a es la traducción subjetiva en misma porque tal vez no pueda conducir a que en algún
la angustia, como objeto tiene otras funciones en el momento podríamos incluir algo sobre esa diferen-
campo del deseo. Sigue, «se trata de saber a qué tipo cia. Es un tema muy interesante para la angustia por-
de acción este reconocimiento de un factor nuevo es la que se articula bien a lo que estábamos viendo como
ética, pues la filosofía subjetiva, a qué tipo de acción aquello en lo que hay que situar en la función de este
ella puede servir», el objeto a puede servir como causa espejismo.
del deseo. En ese «entre uno y otro» uno puede imagi-
narse a la especulación ética desde el punto de vista de Participante: —¿Cuál sería la forma en que aparece
la filosofía, o la articulación de la relación con los otros tan claramente que pasaría desapercibido?
que la filosofía subjetiva puede explorar, desplegar y
analizar. Pero también esa relación de uno con el otro Héctor Franch: —No tengo una respuesta directa a la
uno que se establece en la relación analítica, este obje- pregunta, no ahora por lo menos. Me parece que lo
to tiene una función en la relación analítica, y se trata que Lacan dice es que si bien este objeto está perdido,
de orientarse en cómo eso opera y cómo eso funciona. porque el a encarna efectivamente al objeto perdido,

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 5 - El objeto a, invento de Lacan

y entonces es un objeto al cual vamos a tener que arti- que lo que estamos diciendo es, retomando la cita de
cular lo que se llama la falta. En realidad no se podría Lacan, que «este objeto regula invisiblemente lo que
entender bien qué es la falta —se entendería literaria- pasa en ese espejismo». Esto es lo que está en tu pre-
mente o ideológicamente— sin ponerla en relación con gunta y hay una relación entre eso y esa lectura por-
el a. Justamente, es una de las manifestaciones de la que efectivamente es una forma de regular el espejis-
angustia, la falta puede llegar a faltar. Y si esto es así, mo. Ahora bien, la mirada funda la identificación ima-
y vamos a tener que ver qué significa que la falta falte. ginaria pero no aparece en ese campo, está ausente,
Esto es importante en la clínica porque una de las cosas o está en función, funciona en tanto que excluida de
que hay que situar en el análisis es en qué momento la lo imaginario.
falta faltó. No podría haber análisis si la falta faltara,
es sólo si la falta está constituida como tal que hay aná- Participante: —¿Entonces se puede entender al objeto
lisis, pero efectivamente cuando falta la falta eviden- a como un resto?
temente aparece eso que no debería aparecer, para
decirlo en términos generales. En fin cuando no vemos Héctor Franch: —Sí, también, está dentro de la misma
qué es el a, sufrimos las consecuencias de eso sin lugar articulación, pero ¿Resto de qué? Es la pregunta que
a dudas. hay que hacer.

Participante: —¿Esto tiene que ver con lo que dice Participante: —resto de lo que no está…
Lacan del estadio del espejo respecto a la sanción de
la mirada y al reconocimiento? Héctor Franch: —Tu comentario es coherente con decir
que el objeto a es exterior a la objetividad, es decir que
Héctor Franch: —Entre las formas del objeto a se sitúa funda la objetividad, pero no lo encuentro en la obje-
la mirada, la voz, es decir los objetos de la pulsión, tividad, la funda de modo exterior.
porque efectivamente éstos no son objetos comunes.
Decíamos que el a no es un objeto común, no es un Participante: —¿Por eso es que sale la angustia?
objeto que yo me encuentre regularmente alrededor
mío. Se trata de la mirada, la voz, siempre están estos Héctor Franch: —Al revés, por eso es que cuando eso
objetos en el mundo circulando, yo estoy en relación aparece provoca angustia. Vamos a ver, paso por paso,
con esos objetos, pero no están como objetos comu- cómo eso funciona.
nes, y esos objetos dan forma al a. Entonces una de
las formas de entender cómo opera la mirada en el
niño, en el estadio del espejo, esa idea de que el niño Referencias bibliográficas
busca la mirada de la madre para reconocerse como
que es el que se ve del otro lado en el espejo. Efectiva- • Lacan, J. Seminario IX «La identificación» 1961-
mente esa es una de las funciones del objeto a. Es decir 1962. Inédito.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis

• Lacan, J. Seminario X «La angustia» 1962-1963.


Paidós. Buenos Aires, 2006.
• Lacan, J. Seminario XII «Problemas cruciales para
el psicoanálisis» 1964-1965. Inédito.

Capítulo 6
Funciones del objeto a y tópica de lo
imaginario

Funciones del a. La identificación.


Lógica aristotélica y lógica del significante. La verdad.
Tópica de lo imaginario. Lo ominoso.

P ara de referirnos con precisión al objeto a, es


importante no perder de vista que se trata de dos
partes: una parte ‘objeto’, y una parte a. No es lo
mismo decir a que decir objeto a, porque decir objeto
a es ya introducir una metáfora. Se metaforiza la a alu-
diendo a ella como un objeto, aludiendo al a como un
objeto. El hecho de que agreguemos ‘objeto’ introdu-
ce la cuestión de la metáfora, que no está en juego mien-
tras el a mantenga su estatuto de letra. En el psicoa-
nálisis, el objeto a pone en juego diferentes funciones;
es un objeto que tiene su función, pero al mismo tiem-
po que estas funciones del a se multiplican.
¿Cuáles son las distintas funciones del a? el a fun-
ciona, por ejemplo, como causa del deseo en lo que

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 6 - Funciones del objeto a y tópica […]

conocemos como fantasma. El a funciona también del psicoanálisis, esto es, el objeto del deseo o lo que
como falta y también como metáfora del sujeto del goce, también podemos llamar el objeto a. La lógica aristo-
es decir, como objeto parcial. Hasta aquí tenemos al télica se sostiene de aquello que Lacan interrogará, que
menos tres funciones del a: como causa del deseo, como es la proposición universal. Un ejemplo de proposi-
falta, como objeto parcial o como metáfora del sujeto ción universal es aquella que dice «Todo hombre es
del goce. En el Seminario IX, «La identificación», Lacan mortal». En varias clases del seminario Lacan demos-
va a aportar precisiones alrededor del objeto a, en su trará cómo esta proposición llamada universal no apre-
relación con el sujeto, además de proponerse tratar la sa nada, o sea que decir «Todo hombre es mortal», en
identificación, no en términos clásicos, sino de una contra de las apariencias, no concierne a ningún hom-
manera absolutamente nueva, es decir, como la identi- bre. El ejemplo que introduzco, me parece muy impor-
ficación del sujeto. Para tratar la identificación del suje- tante para introducir el objeto a, y la lógica que este
to Lacan introduce la lógica del significante, porque el objeto impone, es el del análisis de un proverbio que
sujeto es un efecto del significante, se apoya, además, contiene el universal pero negado. Es la proposición
en la teoría de la identificación de Freud. Esta teoría que dice: «No todo lo que brilla es oro». Vamos enton-
está diseminada en los textos freudianos, Freud inten- ces a analizar este proverbio siguiendo el análisis que
ta reunirla en «Psicología de las masas y análisis del Lacan nos propone, para ver de qué manera se intro-
yo», específicamente en el capítulo VII, titulado «La duce a partir de esta interpretación, el objeto a que es
identificación». Hay tres tipos de identificación, y Lacan el objeto de la castración, el objeto del deseo. ¿Qué
apoyándose en uno de esos tres tipos de identificación significa «No todo lo que brilla es oro»? Para anali-
va a tratar la identificación del sujeto en el Seminario zar esta proposición Lacan recurre a los círculos de
IX. Para esto, Lacan introduce la lógica del significan- Euler.
te, y se encuentra con la necesidad de situar el objeto a
en la identificación. Es por eso que es un seminario que
aporta precisiones muy importantes para situar el obje-
to a en la estructura.
Lacan trata la identificación como identificación
del sujeto, eso lo conduce a la lógica del significante,
y ésta lo conduce a cuestionar la lógica clásica aristo-
télica. Hace una comparación de la lógica significan-
te con la lógica aristotélica, o al menos pone en juego
aquello que la lógica significante introduce en la lógi-
ca aristotélica que no había sido introducido hasta ese Un primer gran círculo que engloba, incluye, «Todo
momento. lo que brilla», y un círculo más pequeño dentro del cír-
Hacer esta introducción del significante pone en culo más grande, que es el círculo del «oro», de este
cuestión el objeto aristotélico y hace lugar al objeto modo los círculos de Euler interpretan el proverbio.

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El oro está dentro de todo lo que brilla, porque efec- Esta cuestión puede introducirse a partir del obje-
tivamente el oro como otras cosas brilla, pero hay algo to a como objeto del deseo. Como se trata de autenti-
fuera del oro, algo que no es oro y que también brilla, cidad, de verdad, Lacan dice que a partir de este obje-
se entiende entonces el sentido de «No todo lo que bri- to hemos llegado al punto en donde se le preguntó por
lla es oro». Pero Lacan va a poner en cuestión desde qué no decimos la verdad de lo verdadero, por qué no
el psicoanálisis este modo de proceder de la lógica, los decimos la verdad de la verdad. Decir la verdad de la
círculos de Euler no pueden captar más que lo que verdad es justamente lo que no puede hacerse, es impo-
capta la lógica tradicional y clásica. Primero, queda sible. Es porque se trata del objeto a que vamos a decir
cuestionada la cualidad de oro de todo lo que brilla que no es posible decir la verdad de la verdad, lo ver-
en tanto que el oro está incluido dentro de ese conjun- dadero de lo verdadero, y en ese sentido el objeto a se
to más amplio. Al cuestionar la cualidad de oro de todo introduce como falta. Esto implica que en el psicoa-
lo que brilla, se introduce la pregunta: ¿qué es autén- nálisis no hay forma de garantizar la verdad. Poder
tico? Hay cosas que brillan y que son auténticas en este decir la verdad de la verdad sería la forma de garanti-
caso el oro, y hay cosas que brillan y que no son autén- zar la verdad, pero en este discurso no hay otra forma
ticas, es decir que en la misma interrogación se abre de decir la verdad si no es a través de la mentira. La
la dimensión de la pregunta sobre lo auténtico. Por la letra a, y en este caso como letra y no como la metá-
posición que tiene el oro respecto de todo lo que bri- fora que es como objeto, la letra a escribe esta falta,
lla, el oro deviene símbolo de lo que brilla. Pero hay es decir, escribe el hecho de que no se puede decir lo
un giro que Lacan introduce en la interpretación de verdadero de lo verdadero, que la verdad está asocia-
este proverbio, y de esto surge una pregunta por el oro da a la palabra, pero que la palabra por su propia es-
mismo, una pregunta por la autenticidad del oro, en tructura y funcionamiento no puede ser sino mentiro-
relación a aquello que lo hace brillar, es decir, aquello sa. Porque no se puede garantizar decir la verdad de
que le da el brillo del deseo. El brillo es el color del la verdad, la verdad se dice a medias. Si se pudiera
deseo y a partir de aquí, el oro como tal resulta cues- garantizar la verdad de la verdad, la verdad no se diría
tionado. Siguiendo a Lacan, a partir de ahí ningún oro a medias, se diría plenamente, y en ese caso no tendrí-
será lo suficientemente verdadero para asegurar el amos la falta y no tendría ningún sentido hablar de
deseo. Hay un punto que no es difícil de captar es don- objeto a. Entonces, hablar de objeto a, no en el senti-
de se produce una inversión, y así como el oro devie- do metafórico de objeto, sino en el sentido de letra, es
ne en primer lugar la razón del cuestionamiento de que escribir el hecho de que no se pueda decirlo verdade-
hay cosas que brillan y que no son oro, es decir que ro de lo verdadero. Y escribir que no se pueda decir
no son auténticas, al revés, desde el punto de vista del lo verdadero de lo verdadero es lo mismo que decir que
deseo, el oro mismo es puesto en cuestión como autén- el Otro está en falta, es lo mismo que la escritura laca-
tico. Es decir, ¿qué autenticidad tiene el oro para dar niana del gran Otro barrado: . Es decir que es pro-
cuenta del deseo? ¿Cuán verdadero es el oro para ase- pio del Otro del lenguaje —allí donde nos remitimos
gurar el deseo? cuando se trata de la palabra— el hecho de que en esa

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dimensión del gran Otro no se pueda decir la verdad idéntico para que sea posible considerar a estas dos
de la verdad, que sólo se pueda decir la verdad a tra- versiones, versiones del mismo texto. Cuando tengo
vés de la mentira. dos versiones del mismo texto tengo dos versiones
En este sentido, podemos decir que no hay meta- para comparar. Entonces tengo la posibilidad de escri-
lenguaje. Esto significa que puedo hablar, y puedo bir una proporción tomando los elementos más
hablar de que hablé; puedo decir algo y puedo reto- importantes de esas versiones. Establecemos de esta
mar lo que acabo de decir comentándolo, aclarándo- manera una comparación, una relación entre dos
lo, rectificándolo, profundizándolo, pero si bien en razones, como cuando decimos que A es a B, como
ese acto estoy hablando de lo que dije, también estoy C es a D. Esto es la escritura de una proporción. Las
hablando, y entonces en un sentido hablo de lo que formaciones del inconsciente nos permiten la recons-
dije, pero en otro sentido sigo hablando. No se puede trucción de proporciones como esta. La pregunta es:
salir del lenguaje para hablar del lenguaje. El meta- ¿Qué es lo que da la identidad? Tiene que haber algo
lenguaje sería hablar del lenguaje por fuera del len- que permita la comparación, algún elemento que fun-
guaje. Para poder decir lo verdadero de lo verdadero cione como referencia para poder hacer la compara-
tendría que poder salirme del lenguaje para hablar de ción. Ese elemento es lo que vamos a llamar el «ele-
un modo externo a él, pero como sigo hablando la ver- mento identidad». Este elemento no forma parte del
dad es algo que se dice a medias. conjunto significante en juego, no se comporta como
Para continuar con la cuestión del a como letra y el significante. El significante es lo que pasa a cons-
el recurso al objeto para la metaforización,vamos a tituir cada una de las versiones del mismo texto, cada
tomar como ejemplo las formaciones del inconscien- versión del texto tiene un conjunto de elementos que
te. Sabemos a partir de Freud, que el método psico- son todos significantes, pero hay un elemento que no
analítico consiste en comparar dos versiones del es significante, que vamos a llamar «identidad», que
mismo texto, que es por esta comparación de donde es lo que permite y hace posible estas dos versiones.
opera la interpretación. El ejemplo es bastante sen- Esto es absolutamente coherente con un párrafo de
cillo, se tiene un sueño, se hace del sueño un texto, Lacan del seminario de «La angustia», cuando habla
un relato, y se necesita otra versión de ese texto como del a por un lado, y del significante por otro. Dice
puede ser la que surge a partir de las asociaciones Lacan: «Este objeto, lo designamos con una letra.
libres, el encuentro de los restos diurnos y todo aque- Toda notación algebraica tiene su función. Es como
llo que se dice a propósito del sueño. Comparando un hilo destinado a permitirnos reconocer la identi-
estas dos versiones del sueño se arriba a una inter- dad del objeto en las diversas incidencias en las que
pretación del sueño. Ocurre exactamente lo mismo se nos manifiesta. La notación algebraica tiene pre-
con cualquier formación del inconsciente, este méto- cisamente la finalidad de darnos una localización pura
do está presente en Freud en los ejemplos de forma- de la identidad, ya que hemos planteado que la loca-
ciones inconsciente. Podríamos hacernos la pregun- lización mediante una palabra es siempre metafóri-
ta de cuál es el elemento que va a funcionar como lo ca, es decir, sólo podría dejar la función del propio

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significante fuera de la significación, inducida por te3. Primero voy a presentar sólo la tópica de lo ima-
su introducción. La palabra ‘bueno’, si engendra la ginario para después en un segundo momento ubicar
significación de lo bueno, no es buena por sí misma, el objeto a.
ni mucho menos, puesto que engendra al mismo tiem-
po el mal.»
El a es la identidad, y es la identidad que vamos a
encontrar a propósito de cada una de las formaciones
del inconsciente. Esto significa que para interpretar
las formaciones del inconsciente, para orientarnos,
para provocar la lectura en el analizante, no solamen-
te debemos atender a su materialidad significante, sino
también a un objeto que es el que realiza la identidad
misma y que está en juego en las formaciones del
inconsciente. Este objeto es el que Lacan llamó objeto
a. Este objeto es el objeto del deseo del Otro, en tanto
el deseo del Otro está en juego en cualquier formación En el primer tiempo tenemos un espejo curvo. El espe-
del inconsciente. Es también el soporte de la deman- jo cóncavo tiene una particularidad, —esto forma parte
da en la que la misma formación del inconsciente se de la experiencia de la óptica— invierte la imagen; es
ha constituido. como cuando uno va al parque de diversiones y encuen-
Para avanzar en la ubicación, localización, y fun- tra los espejos que deforman la imagen, son espejos
cionamiento del objeto a voy a desarrollar lo que se con convexidades y/o concavidades. En este caso el
conoce con el nombre de «la tópica de lo imaginario». espejo curvo invierte la imagen y da una imagen delan-
Esta tópica no es una experiencia etológica en Lacan, te del espejo. Los espejos normalmente reflejan la ima-
no es ni siquiera —o deja de serlo en el transcurso de gen del objeto punto por punto y la imagen aparece
la utilización que Lacan hace de esa tópica— una expe- detrás del espejo. Esto pasa con los espejos planos. El
riencia de la óptica, una experiencia física, y pasa a espejo curvo refleja una imagen, pero la imagen se pro-
convertirse en una presentación de la estructura. Vamos duce delante del espejo. Supongamos que tenemos un
a utilizar esta presentación de la estructura, tal vez la jarrón en este caso invertido y escondido debajo de un
más simple que hay en Lacan, para ver de qué mane- estante, porque lo que se quiere es que ese jarrón se
ra se puede localizar en la estructura el objeto a. Esta refleje en el espejo curvo y aparezca reflejado en la parte
presentación de la estructura es la que Lacan va a hacer de arriba del estante. Entonces aquí debería aparecer
al principio de su enseñanza, y la retomará a la altura el jarrón pero no para nosotros, para nosotros y viens-
del Seminario de «La angustia».
Presentaré la tópica de la imaginario en tres tiem- 3
Para el desglose de la tópica de lo imaginario en tres tiempos
pos, de un modo que no se la presenta habitualmen- ver los trabajos de J. M. Vappereau.

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do las cosas como la vemos desde este lugar, el jarrón imágenes reales están más acá, delante del espejo.
no aparecería. Luego vamos a colocar unas flores sobre Entonces el jarrón frente al espejo curvo es una ima-
el estante para obtener una buena conjunción entre el gen real porque está delante del espejo. Arriba del jarrón
jarrón y las flores; en el punto de partida, en este pri- real tenemos la imagen real de un jarrón que se aco-
mer momento de esta tópica, esto no es una buena com- moda a las flores reales. El sujeto está igualmente del
posición. Entonces vamos a colocar la S del sujeto entre lado del espejo curvo, porque se trata de su propio cuer-
las flores, ya que el sujeto de la experiencia se encuen- po, el jarrón representa el cuerpo. La tópica de lo ima-
tra allí. Este es el primer tiempo y en este primer tiem- ginario es la estructura con la que vamos a dar cuenta
po no hay ningún registro, hay descomposición, el suje- de la identificación del sujeto. Su cuerpo es el jarrón
to que esta entre las flores, no aprende nada, accede a que se ajusta a las flores. Todavía no sabemos qué son
lo mismo que accedemos nosotros: a nada, a esta des- las flores, pero son también del sujeto, el sujeto está
composición, hay simplemente este desacuerdo entre entre las flores.
el jarrón y las flores. Este es el primer tiempo. Es lo que pasa cuando uno se peina todas las maña-
nas, uno se ve en el espejo y se trata como si fuera otro.
Todo eso ocurre a través de un espejo que da esa posi-
bilidad de salir del lugar donde se está y tratarse como
un objeto, es lo que Freud dice del narcisismo, es por
eso que con la tópica de lo imaginario Lacan lee el nar-
cisismo de Freud. En este caso, como el espejo es plano,
se va a formar la imagen detrás del espejo. En el espa-
cio virtual se va a formar la imagen virtual del jarrón
y también la imagen virtual de las flores, tanto el jarrón
como las flores son la imagen virtual de aquello que
esta del otro lado que es la imagen real del jarrón más
las flores reales. El estante simétrico oculta el jarrón
Ahora tenemos un segundo tiempo. Para que el sujeto real que está debajo. Esto da el segundo tiempo, el espe-
que está entre las flores logre una aprehensión, para jo plano es el del gran Otro del lenguaje. Es importan-
que se capte, aprehenda la experiencia tal como resul- te observar que no se podría realizar esta identifica-
ta del reflejo que genera el espejo curvo, debe estar situa- ción imaginaria, es decir la aprehensión —como la tópi-
do en donde coloco la letra I. El jarrón debajo del estan- ca de lo imaginario muestra— del propio cuerpo si no
te se refleja en el espejo y se ve el jarrón y las flores como fuera a través del espejo del gran Otro. El espejo es sim-
algo integrado, pero no es un jarrón, sino que es la ima- bólico, lo que pasa en este espacio virtual es imagina-
gen de un jarrón. Las imágenes se dividen entre reales rio, pero el espejo es del gran Otro. Entonces, sin lo
y virtuales, las imágenes virtuales están detrás del espe- simbólico no se realizaría la identificación imagina-
jo, aparecen como si estuvieran detrás del espejo y las ria. Vamos a anotar el jarrón con las flores como i(a),

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es decir, el yo, habíamos observado en el capítulo ante- En la interpretación que hicimos del proverbio «No
rior que ésta es la notación funcional en donde el a que- todo lo que brilla es oro», el objeto a está como falta,
daba entre paréntesis, y del otro lado del espejo ano- e implica que esto estará en esta estructura determi-
tamos i´(a), porque lo que está de un lado se refleja del nando la identificación imaginaria.
otro lado, lo que podemos distinguir como «i prima
de a». Es decir que la relación del yo ideal, del yo en
lo imaginario, se realiza por la mediación simbólica.
La tópica de lo imaginario es trabajada en el Semina-
rio I de Lacan, «Los escritos técnicos de Freud» y a su
vez Lacan recurre a este esquema en el Seminario X, «La
angustia». Vuelve a esta tópica, que no es sino la estruc-
tura, y cuando decimos que es la estructura decimos que
es el aparato psíquico. Hay que olvidarse de la expe-
riencia óptica, hay que olvidarse de la etología, de la palo-
ma, de cómo se comporta el chimpancé, de cómo se com-
porta el niño a los cinco años frente al espejo; deja de
ser eso, aunque en algún momento Lacan pueda haber- Este es un esquema inicialmente hecho con dos vecto-
se referido a todas estas situaciones y experiencias, deja res que se entrecruzan en dos puntos. A estos dos pun-
de serlo para pasar a ser la estructura misma. Es una tos que pertenecen a lo simbólico, se agregan otros dos
estructura del mismo tenor que el aparato psíquico de correspondientes a lo imaginario. Luego por un proce-
Freud en la carta nº 52, o en el capítulo VII de «La so de duplicación los puntos pasan a ser ocho. Estos ocho
interpretación de los sueños». Es un aparato psíqui- puntos reciben una notación en el álgebra lacaniana, el
co, por eso decimos que es una estructura, es por eso grafo se llama «grafo del deseo». De estos ocho puntos
que tiene anotaciones algebraicas. Entre ellas aparece hay cuatro que son estrictamente simbólicos, y otros
la a como letra sosteniendo el yo ideal. Es decir que cuatro que pertenecen a lo imaginario.
aquello que le pasa al yo ideal como imagen del cuer- Es importante notar que los cuatro puntos que per-
po está determinado por el lenguaje, representado aquí tenecen a lo imaginario, no es lo mismo lo imaginario
con el espejo del Otro. Ni siquiera hace falta un espe- de arriba que lo imaginario de abajo. Lacan escribe
jo para que se produzca lo que el lenguaje introduce, «i(a)», la misma notación que encontramos en la tópi-
no hace falta materialmente tener el espejo porque el ca de lo imaginario y en el punto de arriba correlativo
lenguaje mismo ya tiene esa función. Esta presentación y correspondiente, escribe ‘S tachado’, ‘losange’ que se
de la estructura nos va a permitir comenzar a darnos lee como corte, punzón, marca ‘de a’ minúscula: $.
cuenta de qué manera funciona el a como identidad. Estas son las únicas dos notaciones algebraicas en donde
El a va a determinar la identificación imaginaria, no aparece el objeto a en este esquema. Este último que
solamente la conducirá, sino que será determinante. corresponde al fantasma, se llama fantasma a la rela-

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ción del sujeto con el objeto a, y la otra es la identifica- aspiran a ser amables para otros, es en ese plano que
ción imaginaria, el yo ideal: i(a). Es muy importante tener esto ocurre.
presente esto, si el a anota la falta del Otro en este caso Este es un punto de neurosis y de coartadas, de aque-
no apareciera en el Otro, porque si aparece en el Otro lla situación en la que coloca pura y exclusivamente
debería aparecer como falta. Aquí nuevamente tene- lo imaginario en tanto que no se ve su determinación
mos una relación a minúscula, A mayúscula, y en este simbólica, en el que el funcionamiento del a influye
caso situando lo que va a ocurrir con esta identificación en la relación que tenemos con nuestro propio cuer-
imaginaria a nivel del yo ideal. po. Se trata de lo que se centra exclusivamente en el
Voy a continuar con el tercer tiempo de la tópica de yo, en el yo que Lacan siempre consideró como la ins-
lo imaginario. A este esquema lo vamos a llamar «el tancia loca.
esquema estructural de la tópica de imaginario». El ter- La única forma de realizar una operación que dé la
cer tiempo se introduce cuando el sujeto se da cuenta, posibilidad de acceder al funcionamiento del conjunto
que no tiene acceso al conjunto de las operaciones que del aparato, al ser el sujeto que intrínseco a la experien-
aquí se realizan, que a lo único que tiene acceso es a la cia, es que el espejo del Otro gire, dé un vuelco de 90º,
imagen de su cuerpo, no puede «ver» el funcionamien- vire 90°4. Esto sólo podría ocurrir en un caso absoluta-
to del a que en este caso para el yo ideal está entre parén- mente hipotético, tan impensable como el momento pri-
tesis, es decir como su sostén y como aquello que rige mero. Allí no hay ninguna aprehensión, no hay ni siquie-
la relación a su imagen. En el capítulo anterior, dijimos ra lenguaje. En un primer momento no está el espejo
que del a dependían las perturbaciones posibles de la del gran Otro, es un momento absolutamente mítico.
relación de cada uno con su imagen. Doy un ejemplo El tiempo de estabilización de la estructura es el tiem-
bastante conocido, habrán escuchado alguna vez a algu- po segundo, y allí vivimos, sumergidos en esta estruc-
na persona con anorexia, lo primero que dice es que tura se desarrolla la vida cotidiana. Es impensable el
se ve gorda o gordo, cuando en realidad todo el mundo
la ve flaca, y a veces la ven exageradamente flaca. El
espejo no devuelve más que eso mismo que ustedes ven
cuando la ven, sin embargo, se ve gorda. Este es un ejem-
plo de una perturbación de la imagen. Hay otras y
vamos a entrar en ese punto cuando veamos lo que pasa
con la angustia, porque es por la presencia del a que se
produce la angustia, presencia que todavía no dijimos
cómo es que se produce, porque por el momento la
única presencia es la de la imagen del cuerpo, incluso
de la amable imagen del cuerpo. Todas las personas que 4
Cfr. Lacan, J. «Observación sobre el informe de Daniel Lagache:
se proponen como amables lo hacen en tanto que se «Psicoanálisis y estructura de la personalidad» Escritos. Tomo
ofrecen como ese amable yo ideal que son, y cuando 2. Ed. Siglo XXI.

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primer tiempo como estado anterior, por eso es mítico, las flores por letras. Este esquema con el que Lacan
de esto surge, que no tiene ningún sentido comparar el trabaja da cuenta de la estructura, el jarrón es «i(a)»,
comportamiento del ser hablante con el animal; todo y el otro jarrón es «i´(a)» como dijimos, pero las flo-
lo que se ha desarrollado con el nombre de psicología res son el a. El a, el elemento identidad, la letra a, aque-
comparada se revela inútil sino errado. llo que se metaforiza como el objeto a, no tiene ima-
El tercer momento es cuando el espejo del Otro gira gen en el espejo del Otro. Anotaremos del otro lado
90°; aparece como el agua del lago que hace un espe- del espejo del Otro, la letra phi minúscula -φ , falo
jo. Entonces, cuando se da este giro y se coloca en otra imaginario, pero negativizado, es una forma de ano-
posición respecto del sujeto, el sujeto por un instante tar la falta. De un lado del espejo la letra a, pero tra-
ve al mismo tiempo su imagen, pero ve también aque- tándose de su imagen del otro lado del espejo, lo que
lla situación inicial, a la que no tenía acceso, pues no aparece es ‘-φ’, la falta.
había lenguaje aún. Así es como por una rotación, por El a no tiene traducción en el espejo. El a es el ele-
una vasculación del espejo en 90°, hay un instante, un mento identidad que permite que el inconsciente tra-
momento fugaz en donde eso se percibe. Se percibe algo duzca, es decir que el inconsciente pasa a ser un texto,
que da al sujeto la posición extrínseca, posición que y hay distintas versiones del mismo texto. El a, el ele-
permite al sujeto por un momento ver el juego y la ope- mento identidad, permite esta traducción en el incons-
ratoria, ya que desde el lugar intrínseco es imposible ciente, que tratemos las formaciones del inconsciente
verla. en tanto que constituidas por el significante. Pero por
Partiremos de esta estructura para localizar el obje- otro lado lo que tenemos es que la única traducción
to a, vamos a ver cómo Lacan retoma la tópica de lo subjetiva del a es la angustia; hay que situar la angus-
imaginario en tanto estructura en el Seminario de «La tia en el registro de lo imaginario, y como ese objeto
angustia». no se traduce por el espejo, no tiene imagen, del otro
lado lo que aparece es la falta. Una notación para decir
que en este lugar no debe aparecer nada, si algo apa-
reciera allí lo que tendríamos el sentimiento de lo
unheimlich. Como articulamos en el capítulo anterior,
«Das Unheimliche» es el nombre del texto de Freud
que se tradujo como «Lo siniestro» o «Lo ominoso».
Esta última es una traducción más precisa que la ante-
rior. En el caso en que allí donde está el a como falta
apareciera algo, lo que tendríamos es el sentimiento
de lo unheimlich, y en ese sentido tendríamos la tra-
ducción subjetiva del a como angustia. Esto corres-
El espejo está en la posición vertical, vamos a mane- ponde al momento en que Freud plantea que entre el
jarnos para empezar con los jarrones, y sustituímos yo y los objetos hay un intercambio libidinal, la libi-

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do pasa del yo a los objetos y de los objetos la libido tástica, cuentos fantásticos como «El hombre de la
al yo. Hay un intercambio libidinal e inclusive hay arena» de Hoffmann.
reversibilidad de la libido. Si algo no funciona en este Ha sido clave en el análisis de lo unheimlich en Freud,
intercambio libidinal entonces se presenta la angus- una cita de Schelling para quien lo unheimlich tiene
tia. Freud tematizó en «Inhibición, síntoma y angus- que ver con todo lo que debería haber quedado ocul-
tia», la angustia como señal. ¿La angustia de qué es to, secreto, pero que se ha manifestado, es algo que
señal en la elaboración lacaniana? La angustia es señal no debería aparecer pero que aparece. Algo que apa-
de la presencia del a. Esto conduce a una formulación rece donde no se espera que aparezca. Un ejemplo que
relativamente clásica, hay que pensarla un poco, es apa- a veces podemos experimentar de noche, solos en nues-
rentemente contradictoria: la angustia aparece cuan- tra casa, la sensación de una presencia, como si hubie-
do falta la falta. ra alguien más en la casa cuando no debería haber na-
Hay algunas cuestiones que Freud trabaja en «Das die. Se trata de algo que se manifiesta de alguna u otra
Unheimliche», porque como planteamos en el capítu- manera, cuando no debería manifestarse. Es muy inte-
lo anterior, es el texto de Freud que más se aproxima resante el texto, voy a leerles un párrafo que es la con-
a trabajar la cuestión de la angustia. Freud dice que clusión a la que llega Freud. Él encuentra que lo no
su investigación parece una investigación estética pero familiar, lo unheimlich, lo extraño, tiene mucho que
no lo es. Encuentra lo unheimlich en la literatura fan- ver con lo familiar. «Heim» es «lo familiar», podría-
tástica, no es una investigación que la estética haya mos decir también que es «la casa del hombre». «Heim»
profundizado porque siempre la estética se ha dedica- podría ser el florero, es la casa, el hogar, lo familiar, lo
do a lo bello. En este caso nos vamos a dedicar a algo conocido, sin embargo, parece que esto tiene algún vín-
que es totalmente opuesto a lo bello y que tiene que culo con lo unheimlich, lo extraño, lo ominoso, eso
ver con lo espeluznante, con lo espantable, con lo que es todo lo contrario, pero aparece conectado o vin-
angustiante en general. Reflexionará sobre el término culado, cito: «Será oportuno enunciar aquí dos for-
alemán «unheimlich», esto es interesante porque este mulaciones en las cuales quisiera condensar lo esen-
término comienza igual que «Unbewusstsein», lo cial de nuestro pequeño estudio. Ante todo: si la teoría
«inconsciente». Es una palabra negativa, «Un» signi- psicoanalítica tiene razón al afirmar que todo efecto
fica «no» o «in». Lamentablemente esto está perdido de un impulso emocional, cualquiera que sea su natu-
en la traducción porque «ominoso», no es una pala- raleza, es convertido por la represión en angustia, enton-
bra negativa. Además de la investigación que toma en ces es preciso que entre las formas de lo angustioso exis-
cuenta la evolución del lenguaje y que parte del tér- ta un grupo en el cual se pueda reconocer que esto, lo
mino unheimlich, su origen y su significación, Freud angustioso, es algo reprimido que retorna», se entien-
también tratará casos de lo ominoso; entre ellos se de que lo angustioso es algo que no debería aparecer
encuentra el fenómeno del doble, situaciones en donde y que aparece, es algo que debería mantenerse repri-
aparece lo siniestro por ciertas repeticiones, la apari- mido y sin embargo no se mantiene reprimido.
ción de los muertos, y además un tipo de literatura fan- Continúa: «Esta forma de la angustia será precisamen-

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te lo siniestro, siendo entonces indiferente si ya tenía puede estar en una situación de angustia en la que no
en su origen ese carácter angustioso, o si fue portado se pueda trabajar, pero sin pasar por ella es muy difí-
por otro tono afectivo. En segundo lugar, si ésta es real- cil que haya un análisis, justamente por el vínculo que
mente la esencia de lo siniestro, entonces comprende- tiene la angustia con el deseo. En el psicoanálisis nece-
remos que el lenguaje corriente pase insensiblemente sariamente se llega a ese punto, hay que pasar por allí.
de lo ‘heimlich’ a su contrario, lo ‘unheimlich’, pues Es importante en un análisis ubicar los momentos
esto último, lo siniestro, no sería realmente nada nuevo, en que la falta faltó, hay momentos históricos incluso
sino algo que siempre fue familiar a la vida psíquica y para el sujeto en que la falta faltó. Es importante que
que sólo se tornó extraño mediante el proceso de su como analistas hagamos una apuesta a la falta como
represión. Y este vínculo con la represión nos ilumina tal, no se trata de que cuando la falta se presente estar
ahora a la definición de Schelling según la cual los allí para llenarla. Esto puede tener muchas lecturas
siniestro sería algo que, debiendo haber quedado ocul- muy simples, por ejemplo, al analizante le faltan las
to, se ha manifestado». En determinado momento palabras para decir alguna cosa, no corresponde ayu-
Freud dice que no todo lo nuevo es siniestro, unheim- dar porque esa falta de palabras es la falta misma,
lich, hay cosas nuevas que resultan unheimlich y otras entonces no deberíamos hacer que la falta falte, tra-
que no. Freud busca y trata de encontrar la esencia de tando de solucionarle el problema de la falta de pala-
lo unheimlich. Para Lacan lo unheimlich tiene un vín- bras al analizante aportando algunas palabras nues-
culo estrecho con la angustia, se trata de esto cuando tras. De la misma manera, si se produjera algo que no
algo aparece en el lugar de la falta, cuando la falta, es exactamente una falta, sino un olvido, puede inclu-
falta. Algo aparece en donde no debería aparecer nada, so ser conocido por el analista qué es lo que el anali-
así se trata del objeto a según lo que venimos desarro- zante se olvidó, por supuesto que por la misma razón
llando. Es interesante el reverso de esa formulación no hay que dar la palabra, porque dar la palabra olvi-
que resuena en otro sentido. El reverso es cuando se dada es lo mismo que hacer que la falta falte.
espera que haya algo que no está. Juanito espera que Es importante entender que se trata del a que no
haya algo que no está, acá es al revés: se espera que tiene imagen en el espejo. Esto es algo ligado a la topo-
no haya nada y aparece algo; pero es interesante que logía y tiene relación con el hecho de tratar la tópica
aparezca al revés, es la contracara. de imaginario desde el punto de vista estructural. La
Existen algunas paradojas relativas a que falte la identificación es algo muy complejo, como es habi-
falta, y fundamentalmente cómo pensamos la relación tual para nosotros no podemos detectarla en su ver-
de la angustia al deseo si, como dice Lacan, la angus- dadera complejidad, por ejemplo, cuando nos vemos
tia es la sensación del deseo del Otro. Si partimos de en un espejo —no hace falta el espejo, porque esto tam-
esta definición, cómo compatibilizar esto con el hecho bién funciona sin un espejo— inmediatamente con-
de que falte la falta?. Es muy difícil pensar un análisis cluimos que ese que vemos ahí somos nosotros, y en
que no conduzca de alguna manera al analizante a la realidad no es así. Se ve inmediatamente que el de la
angustia. La angustia debe ser moderada porque se imagen es una aproximación de nosotros, pero no

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 6 - Funciones del objeto a y tópica […]

somos nosotros de ninguna manera. Esto quiere decir En el Seminario XX «Encore», Lacan plantea que:
que ese que está ahí no soy yo, es otro distinto. Esto «El objeto a tetiza la función de la prisa». La palabra
significa que nuestro cuerpo tiene imagen en el espe- «tetiza» viene de «sintetiza». «Tetiza», es posición, es
jo, es lo que demuestra la tópica, y ahora bien, el a no tesis, así como en «síntesis» y «sintetiza», «tesis» va con
tiene imagen en el espejo. Que el a se refleje como es «tetiza». Entonces podríamos decir, el objeto a es la
significa que no tiene imagen, y eso es la falta. Si nos- tesis, o «tetiza la función de la prisa». Esto es intere-
otros fuéramos perfectamente simétricos, si nuestro sante primero porque aparece la cuestión del tiempo,
lado izquierdo fuera exactamente igual que el dere- porque la función de la prisa esa es una función liga-
cho, entonces no tendríamos imagen en el espejo, y nos da al tiempo. Lacan tiene un escrito que se llama «El
veríamos a nosotros mismos, pero somos disimétri- tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada.
cos: un lunarcito, una oreja más grande o más abajo Un nuevo sofisma». Allí Lacan va a hablar del tiempo
que la otra, etc. La virtud de la identificación es aho- en términos lógicos. Se trata de un sofisma en donde
rrarnos eso, parece que fuéramos los mismos, pero no hay tres prisioneros que podrán salir de la prisión si
somos los mismos. resuelven el sofisma, entonces se apuran en salir, pero
Identificarse, en tanto está en juego el Otro del len- tienen que dar la respuesta correcta de la resolución
guaje, no es imitar. Los animales imitan, nosotros nos de un problema lógico que está presentado como sofis-
identificamos, no podríamos aprender la gran canti- ma. El sofisma es un problema para el cual se preten-
dad de cosas que hemos aprendido en nuestra huma- de una solución falsa, la palabra «sofisma» viene de
nización si sólo imitáramos. Por ejemplo si nuestra «sofistas», que eran quienes hablaban para conven-
madre, o quien ocupe ese lugar, nos enseña a hablar, cer de cualquier cosa. Entonces un sofisma es algo que
a escribir, etc., y sólo somos capaces de hacer siem- no tiene solución aparente en términos lógicos, Lacan
pre lo que el otro hace, entonces no aprenderíamos toma el sofisma y hace un trabajo lógico con el tiem-
nunca nada, y además haríamos todo al revés. Si no po para dar una solución a este sofisma. La solución
¿de qué modo aprenderíamos a decir ‘yo’, cuando el se llama «el aserto de certidumbre anticipada», es decir
otro también dice ‘yo’? Hay que tomar el lugar del que se llega a una aserción anticipando una certidum-
otro para adquirir estas destrezas y habilidades, entre bre que no se puede tener en ese momento. El tiempo
ellas la del lenguaje. Esta distinción es importante, allí supone que como esto no se soluciona en térmi-
identificarse no es imitar, identificarse es lograr poner- nos directos entonces hay una función de la prisa, que
se en el lugar del otro. La estructura que se necesita significa algo aproximado a un apuro. Hay una fun-
para poder situar su lógica, es la que hace que apa- ción de la prisa, hay un apuro, hay una presión. Si el
rezcan, entre otros elementos como el espejo del Otro objeto a tetiza la función de la prisa y si efectivamen-
o el objeto a, que son elementos que no tenemos en te el analista en el discurso del psicoanálisis va a lugar
cuenta porque no aparecen en la imagen salvo en estos del objeto a, entonces desde el lugar del analista lo que
momentos muy privilegiados de traducción subjetiva se pone en juego en un análisis es esa función de la
como angustia. prisa, esa presión.

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Está bien que el analista presione al analizante, la quiere decir que no tiene una naturaleza del mundo
palabra presión es complicada, puede tener varias inter- natural, es solamente del orden psíquico, es por eso
pretaciones, la prisa o el apuro tienen varias interpre- que Freud dice que las investiduras son energías que
taciones, se presiona para que ocurra un decir. Hay algo al ser reprimidas surgen como angustia, entonces
que viene del objeto a, porque el analista va a ese lugar, ¿nunca se va a tener una imagen de eso?
y esto hace presente la función de la prisa para el suje-
to, el analizante. Retomando los términos en el mismo Héctor Franch: —Claro, es lo que anota la reserva libi-
sentido en que los veníamos trabajando aquí, volva- dinal del sujeto, queda del lado del sujeto. No se invis-
mos al tiempo segundo de la estructura de la tópica de te toda la imagen narcisista, queda una reserva del lado
imaginario. Allí hay un sin salida lógico, no hay forma del sujeto en función de la cual está todo el tema de la
de que el sujeto acceda a esa experiencia porque está reversibilidad de la libido. En este caso eso queda del
dentro de la experiencia misma. Sólo si hay una fun- lado del sujeto. Tenemos que articular todavía la cues-
ción de la prisa, si hay un apuro, si hay una presencia tión del objeto a con el objeto parcial, es decir como
que presiona, es posible el rebatimiento del espejo que objeto ligado al cuerpo, y la lógica que va a dar a deter-
es como Lacan en ese momento presenta la operación minados objetos muy particulares que son los objetos
analítica en tanto tal. En el discurso del analista el obje- parciales.
to a, está situado sobre el saber en el lugar de la ver-
dad. El analista tiene ese lugar en tanto el análisis con- Participante: —Por último ¿Eso también tiene relación
sista en interrogar el saber a la luz de la verdad, si se con la cuestión de la función del analista?, en el senti-
interroga al saber a la luz de la verdad eso da la castra- do de que cuando uno va al analista no se trata de que
ción, esto es así porque no es posible decir la verdad de surja algo de parte él, sino de que él con su sola pre-
la verdad, y el a escribe eso. Al no poder decir lo verda- sencia haga esta cuestión de presión, de tiempo, de que
dero de lo verdadero entonces necesariamente opera la el analizado de un saber.
castración, en este caso representada en el interrogar el
saber en términos de verdad. A pesar de lo inicial de la Héctor Franch: —Un decir más que un saber, precipi-
tópica de lo imaginario, ella es operativa para mostrar tar un decir es el sentido de la cuestión, hay que ver
algunos elementos con los que Lacan introduce el obje- en todo caso con más precisión a qué llamamos un
to a tratando las precisiones que requiere y el funcio- decir. La lógica de la falta pasa entre a y ‘-φ’, el resto
namiento que este objeto tiene en el análisis. digamos es el decorado de la cuestión. La función del
analista y lo que ocurre en un análisis, es decir esa prác-
tica se regula en relación al a y a la falta, no podría
Preguntas y respuestas regularse en otro lado. Si se tratara de una psicotera-
pia, la psicoterapia se plantea cómo hacer para llevar-
Participante: —Con respecto a esta cuestión del obje- se mejor con los objetos cotidianos. La psicoterapia
to a, que no tiene imagen en el espejo, entonces eso no se plantea la cuestión del objeto a. Uno de los temas

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que estamos trabajando, es por qué se impone la fun- perturbación de la imagen narcisista. Hay muchas
ción del objeto a en la clínica. Si se trata de psicoaná- variaciones, muchas sutilezas y es importante estar
lisis, entonces se impone la función del objeto a en la advertidos. No solo es la angustia de «Hay, estoy
clínica, se impone tratar eso, tener en cuenta eso, por- angustiado y no puedo más!», sino que hay otros afec-
que es la relación del a con la falta. tos que se introducen y que se entienden a partir de la
angustia, siendo la angustia, la señal de presencia del
Participante: —Una pregunta, esto de que el a no apa- a y lo que remarcaba sin desarrollar, Anabel Salafia
rece ¿tiene que ver con la muerte y la sexualidad que lo trata en una de sus clases, es que es muy interesan-
no se inscriben? te advertir que la contratara de que aparezca algo en
donde no se lo espera es que se espera algo que no está
Héctor Franch: —Si, tiene que ver. En el texto de Freud, ni tiene por qué estar. Juanito esperaba algo que no
por ejemplo, está presente el tema de la relación entre está, estamos hablando de la falta en tanto castración
la angustia y la sexualidad por el lado del complejo imaginaria, entonces hay que tener en cuenta el rever-
de castración, y está en relación con la muerte tam- so, no es que así se presente en la clínica, es más bien
bién ya que lo ominoso tiene que ver con la muerte, una idea de que esa cuestión debe contemplar su rever-
con la aparición de los muertos, también vamos a tener so, como creo que efectivamente muchas cosas en el
en cuenta de eso. psicoanálisis contemplan su reverso. Es como cuando
Freud dice que lo unheimlich a fin de cuentas es lo
Participante: —Lo que refería a la psicoterapia, ¿sería heimlich.
como ir a completar la falta?
Participante: —¿Esto sería como cuando si está la falta
Héctor Franch: —Claro, en la psicoterapia se trata de habría posibilidad de deseo, y cuando aparece el obje-
que la falta no falte. to y la angustia entonces no habría deseo?

Participante: —Hablaste de que la angustia aparece Héctor Franch: —Claro, falta la falta, se manifiesta
cuando aparece algo que no se esperaba, y que es la entonces como angustia, y ahí la apuesta debe ser a la
oposición a veces de cuando no aparece algo que se falta, porque es lo que relanza que el deseo esté cau-
esperaba y nombraste a Juanito. En la clínica se da así, sado, y lo que relanza esto es el hecho de hacer la cons-
¿por oposición?, no me queda claro eso. tatación de que no se puede decir lo verdadero de lo
verdadero, de que si interrogo el saber en términos de
Héctor Franch: —Es que intencionalmente no fue claro. verdad, lo que encontramos es la castración, no tene-
Quería solo remarcar que la angustia tiene que ver con mos otra alternativa que encontrarnos con eso. Para
cuando aparece algo que no se espera, y no solamente ser breves pero claros en un punto, quiere decir: escu-
algo nuevo, sino algo que comporta ese sentimiento char el significante, que es diferente de sí mismo, como
de lo extraño, de lo unheimlich. Esto no es sino una dice Lacan, el significante «Bueno» no es bueno, el sig-

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nificante es una cosa diferente de sí misma, esa dife- un sueño es una imprecisión, una inexactitud con una
rencia de sí mismo es lo mismo que decir que no se serie de ajustes y agregados, un sueño o cualquier rela-
puede decir lo verdadero de lo verdadero o que no hay to que introduzca el analizante en el desarrollo de las
metalenguaje. Es decir, escuchar el significante es ya sesiones, lo cual no significa que eso debe ser recha-
poner el deseo en causa, causar el deseo, dar lugar a zado por ser desajustado o mentiroso o impreciso, sino
la causa del deseo, lo cual es justamente lo contrario que en eso está en juego una verdad a la cual el análi-
de que la falta, falte. sis va a hacer lugar a través de dar lugar a la dimen-
sión del gran Otro, escuchando el significante. Escuchar
Participante: —Por eso digamos que cuando hay angus- es escuchar el significante.
tia no puede haber deseo porque aparece el objeto
donde…
Referencias bibliográficas
Héctor Franch: —Sin embargo, paradojalmente tene-
mos una aproximación al deseo a través de la angus- • Freud, S. «Lo ominoso» 1919. Obras completas.
tia, porque la angustia ¿qué es? Es la sensación del • Lacan, J. Seminario I «Los escritos técnicos de
deseo del Otro, dice Lacan, entonces es: ¿Cómo se sien- Freud» 1953-1954. Paidós. Buenos Aires, 2007.
te el deseo del Otro? El deseo del Otro se siente como • Lacan, J. Seminario X «La angustia» 1962-1963.
angustia. Hay un desarrollo que no hicimos y que tiene Paidós. Buenos Aires, 2006.
que ver con que el sujeto para el Otro no sabe qué más- • Salafia, A. Clases de enseñanza. Escuela Freudiana
cara porta, el sujeto no sabe qué es para el Otro, o tam- de la Argentina.
bién, ¿qué me quiere el Otro? Pero qué me quiere el
Otro, no como ‘yo’, sino en el lugar del yo como obje-
to. Se trata apólogo de la mantis religiosa.

Participante: —En un momento hablabas de que la única


forma de tener la verdad es a través de la mentira…

Héctor Franch: —Tendría el mismo valor, lo que pasa


es que la ficción no tiene por qué ser mentirosa, en rea-
lidad creo que habitualmente hablamos de mentira en
ese caso, podría ser también la ficción, como un sueño
es una ficción. Cuando decimos mentira no nos refe-
rimos al mentiroso que adrede miente, sino que el
hecho de hablar supone que no hay otra verdad más
que la que se dice a medias en lo que se dice. Entonces

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Capítulo 7
Pasaje al acto y acting out

La verdad y lo real. El objeto a en el caso de la joven


homosexual. El niederkommen. La libra de carne
y la deuda simbólica. La castración.
El trauma de nacimiento. El corte entre i(a) y a.

E n el escrito que se llama «La instancia de la letra


en el inconsciente o la razón a partir de Freud»,
Lacan hace una diferencia entre lo real y la verdad. A
lo real uno se habitúa, mientras que la verdad se repri-
me. ¿Qué significa que a lo real uno se habitúa? Una
posible interpretación de esto es que, por ejemplo, el
día de mañana entremos en guerra y falte la luz eléc-
trica, el agua potable, que los alimentos a los que poda-
mos acceder sean de muy baja calidad. Si esto ocurrie-
ra de todas maneras nos las arreglaríamos para poder
sobrevivir, podríamos vivir aún en esas condiciones.
Esto significa que a lo real uno se habitúa. Hay más
de una experiencia, no debe sorprendernos, pues exis-

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ten un montón de situaciones límites a las cuales el ser represión es lo que da la estructura que tratamos con
hablante es capaz de acomodarse, de adaptarse, de el esquema de la tópica de imaginario. No se trata de
habituarse. El contraste es con la verdad, porque a dife- una experiencia óptica, tampoco de una experiencia
rencia de lo que ocurre con lo real, a la verdad se la etológica, sino que se trata de un esquema que corres-
reprime. Para entender el vínculo que tiene la verdad ponde a una de las primeras presentaciones de la estruc-
con la represión vamos a partir de que no hay repre- tura que hace Lacan. Que se trate de una de las pri-
sentación para la verdad. No sólo no hay representa- meras presentaciones de la estructura es importante,
ción para la verdad sino que tampoco hay aquello que las otras presentaciones de la estructura se despren-
Freud llamaba Vorstellungsrepräsentanz, el «repre- den de esta primera presentación. Esto quiere decir que
sentante de la representación», que Lacan lee como el las presentaciones de la estructura en Lacan van a ir
significante. Esto quiere decir que no hay representa- cambiando.
ción como tampoco hay significante para la verdad. En lo que sigue vamos a tener en cuenta esta estruc-
Esto crea un agujero. Como esta es la condición de la tura. Hay un caso de Freud que es bastante conocido,
verdad, entonces no hay otra manera de articular la es el caso que lleva por nombre «La joven homosexual»,
verdad si no es a través de la negación. Es la negación a propósito de este caso situaremos la función del obje-
tal como funciona en el término unheimlich, lo omi- to a. ¿Por qué un caso de Freud? Los casos de Freud
noso, o la negación en Unbewusste, inconsciente. Es son claramente paradigmáticos, son casos en ese sen-
‘lo ominoso’ opuesto a heimlich, familiar, es la misma tido que no envejecen. Una de las críticas habituales es
partícula negativa que lleva el nombre del inconscien- que los psicoanalistas estamos todo el tiempo refirién-
te que Freud eligió para su descubrimiento. No hay donos a casos del siglo pasado, repitiendo esos casos.
otra forma de decirla sino como lo dice el soñante en Aunque no deja de ser interesante tratar otros casos,
el caso que trata Freud. «Usted va a pensar que se trata los casos de Freud fueron elegidos porque constituyen
de mi madre, pues no, de ninguna manera, esa mujer un paradigma. Freud no expuso todos sus casos y los
que aparece en el sueño no es mi madre.» Freud dedu- que eligió exponer los eligió por alguna razón. Son casos
ce que se trata de lo que sólo puede decirse mediante paradigmáticos, que permiten acceder de un modo
una negación, si esto es así es porque se trata de su directo a la estructura. Son casos que no son presenta-
madre. En este caso es la negación «no es mi madre» dos por Freud con el fin de demostrar que tenía razón
lo que permite articular la verdad para la que no hay o que su teoría se sostenía, o que era justa o correcta.
representante de la representación, para la que no hay Al revés, son casos que construyen la estructura, que
representación, por esta misma razón, se trata de un dan cuenta de su construcción. En el «Breve discurso
agujero. Es por eso que ahí donde debe haber algo, algo en la O.R.T.F.» de Lacan, un texto de 1966, a propó-
falta; esto es lo que ocurre en la represión. sito del estructuralismo Lacan dice que la estructura
Esta es una articulación del vínculo entre la verdad no pasará porque se inscribe en lo real. Entonces, estos
y la represión del que habla Lacan, y esta condición casos de Freud tan próximos a la estructura permiten
de la verdad, este lazo que hay entre la verdad y la dar cuenta de esa estructura que como tal, ajena a la

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 7 - Pasaje al acto y acting out

historia, no tienen posibilidades de envejecer. En este Esta conjunción del deseo con la ley nos da la causa
sentido destacamos las funciones en esa estructura con del deseo, más que el objeto al que el deseo se dirige,
el fin de dar cuenta de la lógica de los casos. da justamente el objeto a en tanto que regula la elec-
El caso de «la joven homosexual» es un caso donde ción de objeto. Podemos leer esto a la luz del caso de
se puede ver con extremada claridad que el objeto a es «la joven homosexual». Se trata de una joven que, para
la condición de la elección de objeto. Es habitual con- empezar, produce una elección de objeto que resulta
siderar que hay un objeto primordial para todo ser extraña para su entorno. Elige a una dama, a una mujer
hablante que es la madre, y podemos entonces pregun- que tiene dudosa reputación y sostiene con esta mujer
tarnos ¿qué es lo que hace a la madre deseable? ¿qué un amor de demostración. Está todo el tiempo con ella,
es lo que hace que la madre vaya a en ese lugar? Si cada la acompaña a todos lados, incluso la sirve. Esa elec-
uno de nosotros piensa un momento en su propia ción de objeto tiene la característica de que la joven
madre, sería fácil darse cuenta que no hay nada en ella toma una posición claramente viril en la relación, se
misma, no hay alguna característica propia que la haga comporta de un modo caballeresco. Ella va al lugar
especialmente deseable. No hay nada en ella que la colo- del caballero, toma la modalidad de un tipo de amor
que en ese lugar de objeto fundamental. Quiero decir que se llamó en la historia ‘amor cortés’. Ella hace de
que no es cuestión de que hay madres con unas carac- caballero y queda al servicio de esta mujer que es la
terísticas y por eso son más deseadas que otras madres dama. Hay claramente en esto una elección de obje-
que tienen otras características. Desde este punto de to, y también hay una mostración, ella muestra esta
vista todas las madres son iguales. Si las madres van a situación a su entorno, a su familia, esto no se oculta,
ese lugar es porque hay una conjunción del deseo con esto no es secreto, ella lo muestra. Y cuanto más moles-
la ley, y esto significa que en el origen, para el ser hablan- ta a su entorno, ella más lo muestra. Esa es una carac-
te, el deseo del padre y la ley son la misma cosa. El deseo terística de esta situación, al punto tal que esto pro-
del padre tiene como objeto a la madre, quiere decir voca una gran irritación en su entorno familiar y espe-
que la ley impone desearla. Pero al mismo tiempo que cialmente en el padre. Esto molesta sobremanera a su
la ley impone desearla, la ley la prohíbe. Entonces la padre porque claramente se entiende enseguida que
ley queda del lado del padre formulada en términos de la actitud de ella es una actitud de reivindicación, de
demanda como: «No desearás la que ha sido mi deseo». denuncia, hace esto para molestar, y hace esto, más
Es decir, la ley la prohíbe y al prohibirla impone dese- específicamente, podríamos decir, para molestar al
arla, la madre va a ese lugar de objeto fundamental, padre. Esa característica de reivindicación y denuncia
objeto primordial. que tiene la situación le da a la misma un tono pasio-
No hay otra manera de explicar que la madre devie- nal.
ne un objeto deseable, que la madre es condición de Estando las cosas en este punto y planteadas de esta
la elección de objeto, es primera y rige cualquier elec- manera, como era inevitable que ocurriera, en deter-
ción de objeto para el ser hablante y esto sucede por minado momento se pasea con esta dama cerca de las
la conjunción o coincidencia del deseo con la ley. oficinas del padre, entonces se produce un encuentro

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con el padre. El padre le dirige una mirada clara de así el inconsciente. De todas maneras Freud deriva esta
rechazo. El contexto indica que no podía ocurrir de paciente a una analista mujer y no se hace más cargo
otra manera, con lo cual la dama se ve comprometida del caso.
en esta situación como no se había visto hasta ese Este caso permite situar dos temas que son muy
momento, entonces la dama le dice que no quiere seguir importantes en la clínica psicoanalítica, uno se llama
adelante, que la deje de molestar, que ella no quiere acting out y se corresponde con la escena que ella
saber nada más con esta actitud que tiene para con ella. monta con la dama para irritar al padre. El otro es la
Entonces la joven se dirige a las vías de un tren urba- situación a la que ese acting out conduce cuando el
no, a un puente no muy alto, no muy peligroso, pero padre, en esa escena, la rechaza con la mirada. La dama
se arroja del puente, se arroja a las vías, se lastima, se le dice que no la quiere ver nunca más y entonces ella
recupera, y entonces la llevan a ver a Freud. se tira a las vías del tren, eso es un pasaje al acto. En-
Una de las cuestiones que se presenta como una difi- tonces tenemos dos situaciones, la del acting out que
cultad es que la joven homosexual es llevada a Freud. es la que ella desarrolla como escena, como mostra-
Esto significa que ella no decide consultar, ella no está, ción, es algo que ella le muestra a los otros y específi-
podríamos decir, atravesada por ninguna falta, eso camente a su padre, y por otro lado tenemos el pasaje
complica el trabajo para Freud y él lo sabe. al acto que es el momento en el que ella se arroja a las
En el trabajo analítico con Freud esta joven tiene vías del tren. Es muy importante porque el objeto a
sueños en los que se casa y tiene hijos. Podríamos decir está dirigiendo, determinando la elección de objeto,
que los sueños conllevan una promesa en la que ni ella, está presente desde el inicio y también se pone en juego
ni Freud, creen. Incluso ella misma le dice a Freud que tanto en el acting out como en el pasaje al acto. El pasa-
sueña eso pero que no piensa de ninguna manera que je al acto pone en juego una lógica del objeto que es
eso vaya a ocurrir. Freud tampoco cree que eso vaya a diferente a la del acting out, en el acting out hay una
ocurrir. Podríamos decir que esto confunde bastante escena, hay algo de se muestra a otro, y en el pasaje al
a Freud. Esos sueños son claramente transferenciales. acto lo que se pone en juego es un ‘dejar caer’, ella se
Freud, en el relato del caso, se toma un momento para arroja. Freud establece una analogía con el parto en
reflexionar sobre el estatuto de engaño que puede tener el ‘dejar caer’. El significante en alemán es niederkom-
el sueño. Como Freud creía a rajatabla en la verdad men, es el término para «parto», dejar caer. El nieder-
que se pone en juego a partir del inconsciente, y el kommen es muy importante en la relación que tiene
inconsciente opera a través de los sueños, si estos sue- el sujeto con el objeto a, es un ‘autoparto’, lo que ocu-
ños resultan engañosos, Freud puede efectivamente rre en el momento del pasaje al acto es una ‘autopari-
haber pensado ¿y entonces ahora a qué me atengo? En ción’, ella se da a luz a sí misma. ¿Que ha ocurrido en
este caso los sueños resultan ser falsos, son sueños que el conjunto de todo el caso? Psicológicamente —no
están sólo para engañar. Freud entonces en ese momen- psicoanalíticamente— una de las conclusiones inme-
to, con mucha claridad, separa el sueño del inconscien- diatas que se puede sacar es que ella mantiene una situa-
te y considera que los sueños pueden engañar pero no ción de reivindicación, de venganza dirigida al padre,

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esto es algo que ella hace como una denuncia dirigida ella espera un hijo del padre, y no por aspiraciones
al padre, y podríamos decir que en términos psicoló- maternales sino en relación a su falta. Entonces, ella
gicos no se va más allá. Para hacer una lectura del le muestra algo al padre con este acting out, y lo hace
acting out hay que poner en juego una función del obje- desde el punto de vista de ese objeto que dirige su elec-
to que no es tenida en cuenta en la psicología, la psi- ción de objeto.
cología plantea las cuestiones en términos interperso- Cuando esta situación no se sostiene más entonces
nales, lo que le hace al padre porque se quiere vengar. ella realiza ese pasaje al acto que pone en juego el
Sin embargo lo que hay en juego no es una relación mismo objeto de otra manera. El pasaje al acto es una
interpersonal entre el padre y ella —o no sólo eso, si repentina puesta en juego de la relación del sujeto con
bien esa interpretación psicológica tiene su valor— sino el objeto a. Es por eso que decimos que ella realiza un
que hay una intervención del objeto para que ocurra autoparto, decimos que es como si ella se diera a luz a
la situación con el padre que la conduce a esa elección sí misma. Y es también desde el objeto que se puede
de objeto, la elección de la dama. explicar ese sueño que perturba a Freud, donde Freud
¿Qué es lo que interpreta Freud? Freud dice que en logra defender su posición respecto del inconsciente,
la historia de esta joven, en un momento en el que ella pero que lleva a Freud a su vez, como dice Lacan en el
—sin que nadie se lo hubiera prometido, aunque situa- Seminario de «La angustia», a dejarla caer, es decir
ción daba lugar a una promesa— esperaba un hijo del que lleva a Freud a su vez a pasársela a otro analista,
padre, en ese momento nace un hermano, pero ese niño en este caso una mujer. Freud también pasa al acto
no es para ella. Esto se interpreta como promesa y rup- cuando decide derivarla a otra analista.
tura de promesa, es decir como Versagung, frustración, En el sueño de esta paciente se presenta algo que
y esa frustración tiene que ver con que ella esperaba también toma la forma de una promesa. Ella en el
un hijo del padre. Pero no se trata de una aspiración sueño le promete a Freud lo mismo que ella entendió
materna, no es eso. Ella esperaba un hijo del padre en que le había sido prometido por su padre y estaba tan
relación a su falta, en decir, lo esperada como falo, y dispuesta a cumplir la promesa con respecto a Freud
esa promesa se rompe. La consecuencia de que eso ocu- de casarse y tener hijos, como el padre estuvo dispues-
rriera de este modo, la salida, la respuesta que ella to a cumplir esa promesa con ella. Entonces es cierto
encuentra a este estado de cosas es ese acting out que que el sueño es un sueño engañador desde el punto de
ella desarrolla para mostrarle al otro, en este caso para vista de su texto, de su enunciado, es decir que es un
mostrarle algo al padre, y entonces por esa razón rea- engaño pues ella no está dispuesta a cumplir esa pro-
liza esta extraña elección de objeto. Pero no es que ella mesa que el sueño parece formular. Pero hay una ver-
realiza esta elección de objeto por razones edípicas en dad puesta en juego en ese sueño, cuando el sueño se
términos de identificación, sino que ella la realiza en interpreta a la luz de la promesa que ella entendía que
tanto esta elección de objeto de amor está condicio- se sostenía con su padre. Esta es la única forma que
nada por lo que llamamos el objeto a, o el objeto causa tiene de decir que ha sido objeto de una promesa, y
del deseo. Esa lógica se pone en juego a partir de que que esa promesa al mismo tiempo ha sido rota, es la

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 7 - Pasaje al acto y acting out

única forma que tiene de decírselo al otro, en este caso comunicación el analizante responde con una acepta-
a Freud. Es por eso que a pesar de que el sueño resul- ción de la constatación que su analista ha hecho, pero
te, desde cierto punto de vista, engañador, desde otro cuando sale de la sesión va a comer su plato preferido
punto de vista tiene una relación con la verdad, y esa que son sesos frescos. Se va a comer su plato preferi-
relación con la verdad que se pone en juego en el sueño do que son sesos frescos para poder contárselo a su
viene de un objeto que no es el de la elección de obje- analista en la sesión siguiente. La intervención del ana-
to. No es la dama el objeto del caso, la dama es el obje- lista ha disparado un acting out, es decir que ha dis-
to que resulta elegido como objeto de amor, pero esa parado algo que tiene la misma característica que le
elección está regida desde otro lugar. Sería una psico- escena de amor que la joven homosexual construía y
logización pensar que se elige el objeto por las identi- demostraba insistentemente a su entorno, escena diri-
ficaciones como han resultado del Edipo, ya sea del gida al padre. En este caso el acting out es dirigido al
lado madre o del lado padre, sería una psicologización analista que erró tan groseramente la cuestión, por-
del Edipo. Ocurre lo mismo con la transferencia, de que no se trata de ir a constatar si hay o no hay plagio
la misma manera, no es tanto que el analista vaya al sino de encontrar la razón por la cual él se considera
lugar del padre o al lugar de la madre en la serie fami- a sí mismo plagiario. Es decir que la respuesta que da
liar que se espera que se repita o se reproduzca en la el analista es una respuesta que está por fuera de lo sim-
transferencia, sino que, el analista pone en juego para bólico, y es desde dentro de lo simbólico que el ana-
el analizante el objeto a. lista debería haber respondido, infelizmente no lo hace,
Hay otro caso, que Lacan retoma en más de un con lo cual obtiene como respuesta ese acting out en
lugar, en este caso también vemos aparecer la función el que el paciente se va a comer los sesos frescos ¿Qué
de este objeto. El caso también es bastante conocido, son los sesos frescos? Los sesos frescos son el objeto
es el del paciente de un analista americano que se llama a, es decir que éstos revelan o desnudan, podríamos
Ernest Kris. Es un caso de plagio. El paciente cree que decir así, el carácter carnal que tiene la falta.
es plagiario, ha escrito un libro y tiene la convicción En este sentido el a —que situamos en el gráfico en
de que se lo robó a otro, que se lo copió a otro. El ana- una relación con i(a), en la estructura— es lo que se
lista decide resolver el asunto por una vía absoluta- llama la «libra de carne», así lo llama Lacan en el Semi-
mente errónea, entonces lee el libro y lee la fuente de nario de «La angustia». La libra de carne significa que
la cual supuestamente su analizante había tomado o por más que uno se empecine en tomar un préstamo
robado algo como para convertirse en plagiario, y para tapar todos los agujeros del deseo al final va a
cuando hace esta constatación en la realidad para ver aparecer un tipo como Shylock, el personaje de «El
si existe o no existe plagio, se encuentra que no hay, mercader de Venecia» de Shakespeare, a reclamar la
desde ningún punto de vista, plagio. El libro es intere- deuda. En «El mercader de Venecia» el reclamo que
sante, original, está bien escrito, entonces no hay nin- hacía Shylock de su deuda comprendía que el deudor
guna razón para que esta persona se haga esta idea, le entregara una libra de carne de su cuerpo, un peda-
entonces se lo comunica a su analizante. Frente a esta zo de su cuerpo. Esto significa un corte a establecer

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entre i(a) y a, si i(a) es el cuerpo, a es ese resto, es esa to va a tomar otras formas, va ha haber otras presen-
libra de carne, eso que se relaciona con i(a) pero a tra- taciones del objeto. Se trata de una serie de objetos que
vés de un corte, de una separación. Eso va a revelar la siempre están en relación con el cuerpo y articulados
característica del objeto parcial. Ese corte va a ser un al cuerpo a través de un corte entre el a y el i(a). Enton-
corte topológico entre i(a), ‘i de a’ y a. Es el corte que ces es el objeto parcial, luego de las envolturas sigue el
da cuenta de los elementos básicos para rehacer la esté- seno, el escíbalo, la mirada, la voz. Se trata de una serie
tica trascendental. Al psicoanálisis le conviene otra de objetos que no son el objeto común. El objeto común
estética trascendental que la de Kant, es lo que apre- entra en el campo de lo intercambiable, en el campo
hendemos por la topología. Esto es lo que nos va a per- del otro. Son ciertos objetos que tienen una caracterís-
mitir a introducir el objeto parcial ¿Qué significa esto? tica propia y especial, están por fuera de la relación de
La joven homosexual se daba a luz a sí misma, decía- objeto. Son objetos con los que se va a jugar, corte de
mos que es un momento repentino de puesta en rela- por medio, la cuestión del deseo. Es por eso que deci-
ción del sujeto con el objeto a, y hay allí en el nieder- mos que se tome prestado lo que se tome prestado para
kommen, un nacimiento. tapar los agujeros del deseo, o mejor el agujero del
En la exploración, en la investigación freudiana, en deseo, siempre al final se va a encontrar el reclamo de
algún momento para situar el origen de la angustia, una deuda. Es lo que se presenta muy claramente en la
Freud comparte con Rank la idea de que hay una angus- obra de Shakespeare que se llama «El mercader de
tia inicial, de que hay un trauma del nacimiento, una Venecia», es el reclamo de la deuda, el reclamo de la
angustia de nacimiento y que la angustia por sus reper- libra de carne como Lacan lo articula en el Seminario
cusiones físicas incluso, estaría retomando la emoción, de «La angustia».
lo experimentado físicamente en ese momento. Freud
no sostiene por mucho tiempo la misma posición de
Rank, sino que va a decir que la separación del naci- Preguntas y respuestas
miento no es la que se da entre la madre y el niño sino
que es una separación del niño con una parte de sí Participante: —El caso del pasaje al acto de la joven
mismo. Hay una separación del niño con una parte de homosexual, dijiste que se da nacimiento a sí misma
sí mismo en el nacimiento, y ese corte, esa separación en ese pasaje al acto, en ese tirarse a las vías del tren.
se produce con las envolturas. Cuando nace un niño No puede ser, o si no se puede pensar que es engen-
no sale lavadito y preparado para la vida, sino que sale drar ese falo del padre que la frustró, o si es lo mismo
con la placenta, con las envolturas que lo acompaña- quizás, yo te lo estoy diciendo con otras palabras ¿se
ron durante su gestación. Esas envolturas son parte del entiende lo que digo?
niño y se pierden. Es esa parte de sí mismo que se pier-
de al nacer, entonces no es separación con la madre sino Héctor Franch: —Sí, efectivamente, en ese parirse a sí
que es con un objeto. Esta pérdida es lo que va a repe- misma lo que está en juego es algo que va al lugar de
tirse a lo largo de la vida de ese ser hablante, y ese obje- ese hijo que ella no recibe del padre. Ella no ha podi-

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do articular a lo largo de los acontecimientos la fun- sis, es posible dar cuenta de ese objeto que inventa Lacan
ción de ese objeto. No llega a Freud sino tardíamente, para sostener la lógica del psicoanálisis. Es decir que
después del pasaje al acto, pero el hecho de que no la tendencia a pensar el Edipo en términos de la nove-
hubiera articulado la función de este objeto previa- la familiar, y la tendencia que tiene como consecuen-
mente determinó esa inevitable consecuencia. Para cia que la estructura permanezca velada, es una ten-
decirlo de otra manera, si en el transcurso de los acon- dencia propia de una lectura de Freud que se desvía
tecimientos hubiera registrado la función de ese obje- hacia la psicología. Es ese trabajo con la estructura y
to, eso hubiera seguramente detenido la conclusión lo que este trabajo permite entender más allá del plano
que tuvo al final. Aunque no hubo que lamentarlo de las relaciones interpersonales. Se trata de dar cuen-
desde el punto de vista de una pérdida fatal, ella la pasó ta de las situaciones en función de una lógica que viene
mal. Podríamos decir que el pasaje al acto es una mane- aportada por este objeto y que se regula desde este obje-
ra que tiene el sujeto de salirse de la escena. to. Hay que tomar en serio que la elección de objeto
está regida y condicionada por el objeto a.
Participante: —¿Qué pensás acerca de esta tendencia Seguramente el analista en algún momento va al
a recargar las tintas sobre las identificaciones y las rela- lugar del padre o en algún momento va al lugar de la
ciones edípicas aún entre analistas? madre, o del hermano, o encarna alguno de los perso-
najes de la serie familiar, pero es cierto que también
Héctor Franch: —Bueno, creo que es algo que hay que ese lugar es sede del objeto parcial.
pensarlo en relación a la lectura que ha hecho Lacan
de Freud. Los tiempos, a mi entender son: Freud des-
arrolla su enseñanza en función de su experiencia clí-
nica y su reflexión teórica, su descubrimiento y su inven-
to que es el psicoanálisis; y los posfreudianos tienen
una tendencia a psicologizar las cosas porque no dis-
ponen del genio de Freud. En realidad ninguno de nos-
otros disponemos del genio de Freud y esa es una gran
dificultad. Entonces hizo falta que Lacan leyera a Freud
y que diera cuenta de la lógica que se pone en juego a
partir de Freud, es lo que Lacan llega a establecer de
una manera firme, precisa. Se nota con Lacan el des- Se trata de dos círculos, uno que corresponde a la ver-
vío que sufre la enseñanza de Freud con los posfreu- dad, y otro al saber. En la intersección —en donde de
dianos. Lacan lee a Freud, y completa la estructura en lo que se trata es de la falta, una de las razones por las
el punto en que retoma lo que Freud ha descubierto y cuales la verdad se reprime— ubicábamos la falta o el
lo que ha inventado como discurso, y recién a partir a. Y podríamos decir que es exactamente lo que le hacía
de ahí, del establecimiento del discurso del psicoanáli- falta a Freud para haber estado a tiempo y darse cuen-

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ta de lo que había de verdad en el sueño de la joven capturado, o sea que se compromete al sujeto entero
homosexual, a pesar de que transferencialmente ese en su existencia?
sueño no podía sino presentarse como un sueño enga-
ñador, o destinado a engañar a Freud. Destinado a pro- Héctor Franch: —Tomemos el tema de la deuda, en rea-
meter que lo que de ninguna manera se podía cumplir. lidad todo sería de otra manera si se pone en juego la
Es por el funcionamiento de este objeto que se pone castración. En la neurosis, y no sólo en la neurosis, la
en juego la relación a la verdad. castración aparece como un complejo, esto es lo que
relevó Freud y tuvo dificultades para resolver. La cas-
Participante: —Es un sueño proporcional. tración aparece como un complejo significa que apa-
rece a través de la envidia, que es un afecto que se liga
Héctor Franch: —Claro, la pregunta es sobre la pro- con la angustia y a través del temor, pero ni la envidia
porción en el sueño. Efectivamente hay una estructu- del pene ni el temor o la angustia por la castración, nin-
ra proporcional, y cuya identidad, viene dada por el guna de esas cuestiones son la castración, El asunto es
objeto. La proporción es: yo te hago el mismo tipo de entonces, ¿qué es la castración? La castración permite
promesa que mi padre me ha hecho a mi. Yo te hago el acceso al deseo. Lo que permite que el sujeto acceda
a ti la promesa, y tengo la misma disposición a cum- a su deseo, eso ocurre en tanto se pone en juego la cas-
plir la promesa que mi padre. Esta es una forma decir tración. Es por eso que planteamos el tema de la deuda
esto, no hay muchas otras formas de decirlo. Porque, de esa manera. Puedo tomar todos los préstamos que
¿qué es el sueño? ¿Por qué los sueños son importan- quiera para tapar el agujero del deseo, sin embargo es
tes en el análisis? Porque llega un momento en que uno por el deseo, por la castración que tiene que estar en
se da cuenta como analizante no solamente que dice juego para que el sujeto acceda a su deseo, es por eso
más o menos siempre las mismas cosas, sino que ya que al final se encuentra el reclamo de la deuda, que es
no puede decir más nada en el sentido de agregar nada ese corte. Es el corte entre i(a) y a, corte respecto al cual
nuevo y, efectivamente, es a través del sueño en donde aún no hemos dado ninguna precisión. Entonces, la
se pueden decir cosas que no se pueden decir de otra deuda es la forma que toma la falta que es la castra-
manera, porque justamente el sueño es una formación ción, es el tipo de falta que es la castración. Una de las
del inconsciente que pone en juego el retorno de lo formas de esta falta es la frustración, hay tres catego-
reprimido, es decir, esa forma de negación que permi- rías de la falta que son: privación, frustración y castra-
te recuperar una verdad que en términos de represen- ción. La castración se presenta para el sujeto como pri-
tación, o incluso de significante, es un agujero. vación o como frustración cuando no está articulada
como castración. Entonces la deuda es la articulación
Participante: —¿El reclamo de deuda es lo mismo que de la falta como castración. Vemos que el a no tiene por
decir que el objeto no tiene reflejo en el espejo más que qué aparecer porque no tiene imagen en el espejo, y lo
como falta? Y¿La angustia surge cuando el corte entre que va a ese lugar en una falta en el espejo, el tema es
el objeto y el cuerpo se pierde, entonces el sujeto queda que a esa falta se articulan por un lado la angustia, cuan-

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do aparece algo ahí que no se espera que aparezca, pero ciones de su encuentro con Freud. Ella fue llevada, no
cuando aparece algo ahí en donde no se espera que apa- estaba atravesada por la falta. En este sentido a ella le
rezca puede aparecer algo que se coloca del lado del pasaba todo esto, pero no había ningún tipo de falta
rechazo, del disgusto, de lo horripilante, de lo unheim- presente o en juego para ella. Además algo que debe-
lich decía Freud. Pero también puede ser que en ese mos tener en cuenta con respecto a los casos de Freud
mismo lugar de la falta se coloque algo del otro lado, es que no son casos en donde Freud muestre éxitos tera-
del lado de lo atractivo, de lo agradable, algo que toma péuticos. Pero son casos en los que aparecen claramen-
las características del fetiche. Es decir que ese objeto te funciones constitutivas de la estructura. Los casos
se articula en relación con algo que es del disgusto, o de Freud permiten una reconstrucción de la estructu-
de la angustia, con la aparición del a en donde no se ra que necesitamos para orientarnos en la clínica, por-
espera que aparezca, o hay algo que está del lado de la que sin eso, no hay a qué referirse.
atracción, cuando queda articulado algo como fetiche.
En cuanto a la segunda pregunta, es la pérdida que se
representa a través de distintos objetos parciales, que Referencias bibliográficas
son los objetos de la pulsión en Freud. El tema, radica
más en el corte que en el objeto. • Lacan, J. Seminario X «La angustia» 1962-1963.
Paidós. Buenos Aires, 2006.
Participante: —¿A la joven homosexual la ubicamos • Lacan, J. «La instancia de la letra en el inconsciente
dentro de la estructura neurótica o perversa? o la razón a partir de Freud». Escritos I. Siglo XXI.
Buenos Aires, 2002.
Héctor Franch: —Nada indicaría que tengamos que • Salafia, A. Clases de enseñanza. Escuela Freudiana
ubicarla dentro de la estructura perversa. No hay más de la Argentina.
perversión en la joven homosexual que la que hay en
la neurosis. Creo que en la neurosis hay respuestas y
salidas con estas características que parecen presen-
tar la cuestión como una perversión, pero se trata de
una neurosis, el desarrollo de la cuestión parece estar
planteado de esa manera.
Participante: —¿Cómo quedó esa situación entre Freud
y la joven homosexual en lo que intentó, ser un análi-
sis?

Héctor Franch: —Evidentemente el análisis no ocu-


rrió. Esto tiene que ver por un lado con lo que Freud
entendía en ese momento, y por otro con las condi-

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Capítulo 8
Transferencia y objeto a

No hay Otro del Otro. No hay transferencia


de la transferencia. Acto analítico y transferencia. La lógi-
ca del objeto a en el análisis. Freud y la hipnosis.
Mimetismo. La máscara y la escena.

¿Q analítico
ué puede ser considerado un acto? Ya sea acto
o acto fallido, consideramos un acto a
aquello que logra captar una parte de la estructura.
Para situar el acto, una pregunta posible es si Lacan
analizaba a los analistas5. Parece que Lacan analiza a
los analistas desde el momento en que indica los erro-
res de interpretación, por ejemplo de los posfreudia-
nos, y las consecuencias que estos errores han tenido
en la técnica y en la práctica analítica. Lacan insiste
en hacer una serie de correcciones necesarias con res-
5
Cabe aclarar que en este desarrollo utilizamos el verbo anali-
zar en un sentido amplio.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 8 - Transferencia y objeto a

pecto a lo que se ha entendido a partir de las lecturas Algunos analistas pensaron, o piensan, que la trans-
de Freud. Con respecto a la pregunta de si Lacan ana- ferencia da una superioridad en la posibilidad de recu-
lizaba a los analistas, vamos a considerar que no es perar aquello que ocurre en el análisis de una manera
así. No es aceptable decir que Lacan analiza a los ana- objetiva. Es decir que la objetivación de la transferen-
listas, a pesar de que pueda parecerlo. cia les permite referir la transferencia a otras situacio-
Lacan no analiza a los analistas porque para Lacan nes y demostrarla, o demostrar lo que ella tiene de ilu-
—y lo ha sostenido en su práctica tanto de enseñanza sorio. Pero esto no es de ninguna manera así, la trans-
como clínica— no hay Otro del Otro. Como no hay ferencia no es una cuestión de objetividad, no da ninguna
Otro del Otro, tampoco hay lo verdadero de lo ver- superioridad respecto de la situación, no existe nin-
dadero. Tampoco hay, por la misma razón, transfe- guna superioridad que posibilite alguna observación,
rencia de la transferencia. Vamos a detenernos en este justamente no es una cuestión de objetividad. Veremos,
punto ya que es pertinente tratándose del acto, tratar en cambio, que la transferencia es una cuestión de obje-
el problema de la transferencia. talidad.
Que no haya transferencia de la transferencia impli- ¿Por qué hablo de la transferencia tratándose del
ca que no hay ninguna posibilidad de una reducción de acto? Porque sin la transferencia y su manejo no es
la transferencia, esto sería lograr una recuperación ana- posible dar cuenta del acto. No hay acto analítico sino
lítica de la transferencia como tal. Recurriremos a una por obra de la transferencia. Encontramos así exacta-
situación que se relata en el Talmud y que Lacan men- mente lo mismo que sosteníamos respecto del acto falli-
ciona, para aclarar este punto. Lacan parte de algo que do en el capítulo anterior. El acto tiene algo que lo pro-
es bastante conocido y es que Ana O. hablaba del aná- blematiza, Lacan dice que el acto es algo elidido, eli-
lisis como de una operación que llamaba chimney swe- dido aquí es sinónimo de borrado, salteado. Hay algo
eping. Estas palabras inglesas se han traducido como de esto ya en el mismo hecho de que a Freud se le ocu-
«limpieza de chimenea». Ana O. hablaba del psicoa- rriera que en el fallido hay un acto. Que el acto apa-
nálisis como de una talking cure, una cura por palabra rece en el fallido.
y de una chimney sweeping. El relato del Talmud que Esto ha dado lugar a algo con lo que estamos fami-
Lacan rememora teniendo presente la ocurrencia de Ana liarizados, y deberíamos desconfiar de esa familiari-
O. del psicoanálisis como una limpieza de chimenea, dad, que es el hecho de que existen los actos fallidos.
es el que plantea el problema de qué ocurre cuando los Esta familiaridad no debe confundirnos, en la expre-
deshollinadores —los que hacen la limpieza de chime- sión «acto fallido» por alguna razón el acto resulta
neas— salen de la chimenea. Cuando los dos desholli- atenuado, tal vez por la elisión que pesa sobre el acto,
nadores salen de la chimenea tienen la cara sucia. Se plan- el acto se atenúa, se desvanece su fuerza. En este sen-
tea el problema de quién se limpiara la cara primero es tido la genialidad de Freud fue encontrar que en el falli-
porque efectivamente los dos se ensuciaron la cara en do hay un acto, y darle al fallido el estatuto de acto.
esa tarea. Esta es una forma de ilustrar el hecho de que Dice Lacan que Freud entendió que el acto en tanto
no hay transferencia de la transferencia. que elidido encontraba un refugio en el fallido. Esto

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 8 - Transferencia y objeto a

es una forma de decir que el acto elidido se recupera Tomemos la estructura que hemos estado trabajan-
como acto en el fallido. do, repitamos la misma división para recordar que tení-
El acto analítico se vincula estrechamente con la trans- amos el florero con el a del lado de la imagen real del
ferencia. No se puede hablar de acto analítico por fuera espejo, y lo que reflejaba el espejo era el mismo jarrón.
de la transferencia. No hay transferencia de la transfe- Allí, sobre el jarrón anotábamos la falta (-Ñ ) en el lugar
rencia, y la transferencia no supone esa superioridad obje- correspondiente al a en tanto no especularizable, en
tiva, de objetividad, sino que supone una articulación el lugar de una falta en la imagen. Entonces si la obje-
de la objetalidad. Por ello, es necesario abordar la trans- tividad queda del lado del reflejo del espejo del Otro,
ferencia en términos de la articulación del objeto a. la imagen del cuerpo que el espejo del Otro devuelve
al sujeto, la objetalidad queda delante del espejo y sin
haberse podido traducir, o habiendo sido traducida
sólo como una falta del lado del espejo del Otro. Enton-
ces, si se toma la transferencia como esa superioridad
que daría la posibilidad de objetivar lo que ocurre en
un análisis, nos colocamos del lado de la imagen del
cuerpo, del lado de lo que es la constitución del obje-
to en lo imaginario. Se elide así todo lo que concierne
Oponemos la objetividad a la objetalidad a partir de a la transferencia del lado de la objetalidad, es decir
una barra divisoria, que podría ser un espejo, el espe- del lado del que funciona en la estructura el objeto a,
jo del Otro, en donde es del lado derecho en donde apa- objeto del deseo. Por eso es que Lacan dice que el esta-
rece todo aquello que el espejo refleja. tuto de este objeto escapa al estatuto del objeto deri-
Se torna fundamental darle un estatuto al objeto a vado de la imagen especular. Es decir que, por la misma
como objeto del deseo. Pero, ¿qué es dar un estatuto razón, no le conciernen las leyes de la estética trascen-
al objeto a? O ¿qué es darle un estatuto al objeto? El dental kantiana.
Seminario X, «La angustia» no es el primer seminario Es más, toda la dificultad en la teoría analítica y de
en el que Lacan habla del objeto, del objeto a, pero es las especulaciones analíticas, todo aquello de lo que
a la altura de este seminario, que Lacan dice que el esta- hay registro en la literatura analítica, mucho de lo pro-
tuto de ese objeto todavía no está establecido. ducido antes y después de Lacan, sufre las confusio-
nes provocadas por las dificultades que hay para arti-
cular ese objeto. Por eso no debemos evitar la posibi-
lidad que tenemos de recurrir a la topología para
trabajar el estatuto de ese objeto.
Respecto a este tema hay una cita muy clara y sin-
tética en el Seminario IX, «La identificación» en la clase
del XXVI: «El objeto formador del mundo del deseo…»

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 8 - Transferencia y objeto a

ese es el objeto a, «…no se reúne en su intimidad sino la transferencia, es el engaño por el que la transferen-
por vía centrífuga». Se entiende que con «…no se reúne cia es cierre del inconsciente. Hay un engaño en la
en su intimidad sino…» es algo que toma una orien- transferencia y es lo que vamos a tratar de situar. El
tación, el sentido de reunir algo en su intimidad es, por acto analítico es liquidación de ese engaño. Podemos
ejemplo, cerrar el puño, es algo que se orienta en lo situarlo a partir de un esquema como el de la relación
que podemos llamar en términos generales ‘hacia aden- narcisista. El sujeto se sitúa como un objeto amable
tro’. Sin embargo Lacan dice que este objeto, forma- para el Otro. Es en el espejo del Otro que el sujeto pue-
dor del mundo del deseo, tiene la característica de reu- de jugar con la posibilidad de convertirse en un obje-
nirse en su intimidad por vía centrífuga. Quiere decir to amable para el Otro, e inducir al Otro a que lo ame
que cada vez que va hacia afuera, cuanto más hacia en esa condición. Esa condición supone entrar en esa
afuera va, cuando más se separa del centro, cuando relación de espejismo que el esquema nos presenta, ya
más se separa de ese gesto que espontáneamente hace- que hay allí en el centro del esquema, un espejo, el espe-
mos respecto de ‘reunir algo en su intimidad’, es allí jo del Otro. Entonces el sujeto convence al Otro de que
cuando se lo reúne en su intimidad. es amable, el sujeto puede mover las cosas en ese sen-
tido. Esto conduce a la identificación, esto otorga una
satisfacción para el sujeto. Y es sólo desde el lugar del
Ideal del yo (I), que Lacan ubica en el esquema a la
misma altura que el gran Otro, pero ya en el campo
del espejo del Otro. Así es visto desde ese punto de
donde el sujeto se propone como objeto amable para
el Otro. Esa es una de las facetas del amor en tanto que
espejismo especular, es decir que en tanto espejismo
especular el amor implica este engaño. La transferen-
Retomemos el doble giro. Si al giro interior lo expan- cia es amor pero tiene esa cara de engaño que es la que
do de manera centrífuga entonces se reencuentra con explica muy bien el esquema.
él mismo, se reúne en su intimidad. Lacan no hace esta Todo esto ocurre en lo que refleja el espejo del Otro,
interpretación gráfica de su expresión, sólo dice la frase. es una vivencia del analizante. Hay un momento en
Aquí se presenta algo contraintuitivo, es evidentemen- donde el mismo trabajo analítico, la regularidad de
te algo contra la intuición. las sesiones, el tiempo de trabajo, el hecho de que el
Vuelvo al acto. El acto analítico supone entonces analista habla poco, que el analizante desarrolla su
aquello que se llegó a llamar «la liquidación de la trans- discurso y que el otro empieza a ocupar un lugar de
ferencia». Lacan pregunta qué será esta liquidación, enigma para el analizante, promueven que el analizan-
toma el significante «liquidación», interpreta las dis- te empiece a tener la idea de que si hace tal cosa el ana-
tintas opciones que ofrece ese significante, su polise- lista lo va a querer más de lo que lo quiere, o que si se
mia. Si algo se liquida a partir del acto a propósito de acomoda más a tal imagen va a obtener su amor. Esto

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 8 - Transferencia y objeto a

es propio de la transferencia, y es propio de la trans- necesidad. Es evidente que no se va a obtener ningu-


ferencia en su faz del amor como engaño o como espe- na satisfacción de ninguna necesidad. Esto es así por
jismo especular. En esta situación, Lacan articula el la misma situación analítica. Cuanto más, es la satis-
objeto a. Para resolver esta situación de engaño no hay facción, dice Lacan, de organizar el menú, sería la satis-
otra vía, podríamos decir así, para que esto ocurra si facción que viene del hecho de hablar mismo, la satis-
no es a través del acto analítico, es el acto analítico el facción que puede aportar la demanda como deman-
que puede ser una intervención eficaz en este punto. da. Con el hecho de organizar el menú empieza el
Lacan sitúa en dos expresiones la articulación del obje- apólogo de Lacan pero el primer problema que se pre-
to en la transferencia.No hay forma de manejar la senta es que el menú está en chino. Si el menú estuvie-
transferencia si no es teniendo en cuenta la lógica y ra en chino, ¿qué es lo que se hace? Se llama a la dueña,
las operaciones de este objeto. Dice Lacan que el ana- a la moza o quien fuera que lo atendió, y se le pide la
lizante le dice al analista: «Te amo, pero porque inex- traducción, entonces la traducción tampoco es de gran
plicablemente amo en ti algo más que tú —el objeto a utilidad en el caso en que uno no haya ido nunca antes
minúscula— yo te mutilo», y esta es la ocasión para a comer a un restaurante chino, porque la traducción
hablar del objeto oral, del pecho, del seno como obje- de cada plato deja en una situación de bastante incer-
to oral, como objeto que resulta efecto de esa mutila- tidumbre sobre qué es lo que podemos querer respec-
ción. Por otro lado tratando la cosa en términos de to de eso. A partir de que el menú está en chino, y se
otros objetos pulsionales, ahí tienen el seno como obje- llama a la dueña o a la moza para que lo traduzca y
to oral pero hay otros, Lacan construye otra formula- no se entiende nada, entonces allí se da otro giro y
ción y dice que el analizante le dice al analista «Me entonces se le dice: «Bueno, aconséjeme usted qué deseo
entrego a ti, pero ese don de mi persona, ¡oh misterio!, de todo esto, le toca a usted saberlo». En este punto
se trueca inexplicablemente en regalo de una mierda», nosotros no podemos saber nada de lo que queremos
en este caso, en la articulación de ese objeto en la trans- respeto de eso. Aquí Lacan introduce algo que es bas-
ferencia ya no se trata del objeto oral sino del objeto tante singular, «Llegado a este punto es adecuado, si
anal. Lacan indica en los dos casos un viraje y tam- el cuerpo lo pide y si las circunstancias son favorables,
bién la importancia de que ocurra ese viraje. pellizcarle las tetas a la dueña». ¿Por qué no?, si cuan-
Teniendo en cuenta estas cuestiones y la necesidad do se trata del deseo no se trata de la alimentación y
de articular el objeto en la transferencia, Lacan pre- ese sería el modo que tendríamos de hacer aparecer el
senta un apólogo que ocurre en el análisis. Un apólo- objeto en escena, digo, el seno, objeto eminentemente
go es una construcción artificial, ficcional, una ficción oral. Por esto Lacan dice que no solamente el analista
literaria podríamos decir, que refleja en este caso lo hace de Tiresias —aunque el análisis no sea exacta-
que ocurre en el análisis. Primero el analizante comien- mente una adivinación, Tiresias es el adivino— sino
za a hablar. Lo primero que se presenta, se presenta que aparte también tiene que tener tetas. Es una forma
como demanda. El hecho de hablar no tiene en este clara de decir que el objeto a se articula ahí, en la trans-
caso nada que ver con ningún apetito o con ninguna ferencia, y es importante qué es aquello que lo hace

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presente, qué lo pone en juego. Para el analista no hay Es sorprendente ver que esto ya está en Freud, y que
manejo de la transferencia si no es a partir de la lógi- personas que trabajaron y leyeron a Freud con la mejor
ca que este objeto engendra. El analista debe estar buena fe y con la mejor de las intenciones, los posfreu-
advertido de esto. Esto, al ser descubierto, resulta una dianos, se extraviaron por no haber podido encontrar
sorpresa para el analizante que puede estar muy com- la lógica de este objeto. Esto ya está en Freud en
prometido con esa posición de engaño que es el amor «Psicología de las masas y análisis del yo», en ese texto
transferencial en términos del reflejo especular, de que- hay un capítulo que se llama «Enamoramiento e hip-
rer convertirse en el objeto de amor del Otro. nosis» en donde vuelve a la hipnosis de la que partió
Es por eso que en el análisis se trata de mantener al principio. Este texto es posterior a 1920. Freud parte
una distancia, de lograr una separación. ¿Entre qué y de la hipnosis, luego la descarta e inventa el psicoaná-
qué? Entre el punto en donde el sujeto se ve como ama- lisis por haber dejado de lado la hipnosis. Algunos dicen
ble —ese punto que es el del amor engañoso, el del que la descarta sólo porque era un mal hipnotizador,
amor en tanto que engaño— y el punto en donde está otros dicen que es porque a Freud la hipnosis ya no le
causado como falta por el objeto a. Es decir que hay interesaba más. Evidentemente la cuestión de la hip-
una distancia a mantener. Es la distancia entre la ‘I’ nosis no dejó de estar presente en las reflexiones de
del ideal del yo y el objeto a. Si esa distancia no se man- Freud, aunque Freud no la utilizara, después de muchos
tiene el análisis conduce a la identificación y concluye años Freud vuelve a eso para dar una explicación de
en la identificación. En ese caso olvidémonos del acto, la hipnosis.
así no hay forma de articular ni de tematizar del acto ¿En qué consiste esa explicación estructural de la
analítico como tal. Ese es el impasse en el que entra- hipnosis? La explicación es que la hipnosis es la super-
ron los posfreudianos cuando intentaron pensar el fin posición estructural del objeto a y del Ideal del yo.
del análisis y no pudieron tematizarlo de otra manera Cuando el objeto a va al lugar del Ideal del yo se pro-
que arribar a la identificación con el analista, como si duce la hipnosis. ¿Cómo se ve esto en la práctica de la
el analista fuese modelo de vida o de salud mental, hipnosis? El hipnotizador pone en juego su mirada,
cuando no tiene por qué serlo y además no lo es. Los un objeto brillante, un tapón de cristal, vale toda una
analistas no son modelos de nada. Pero si se trata de variedad de objetos pero que son todos la mirada, el
la identificación, se trata de un modelo y eso es un pro- objeto es la mirada. Por una instrumentación de ese
blema para pensar el fin del análisis en tanto que acto objeto el sujeto resulta hipnotizado y a partir de acá
analítico. Es por eso que Lacan dice que hay una forma sabemos que las consecuencias de la hipnosis es que
de ir más allá de identificación, y tiene que ver con man- si bien el hipnotizado conserva su conciencia moral,
tener la distancia entre el objeto a, en donde el sujeto es decir que no está dispuesto a hacer cualquier cosa,
es una falta, y el Ideal del yo. Está como causa y lo mientras las órdenes que reciba el hipnotizado no estén
causa como falta. Es la distancia entre el a y el lugar en contradicción con sus preceptos morales, va a cum-
desde donde se ve amado, es decir el fundamento de plir cualquier orden que se le pida. El hipnotizado es
la identificación imaginaria, el Ideal del yo (I). alguien que está dormido. En las consecuencias de la

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hipnosis no se ve la causa de la hipnosis, pero la causa es lo que explica estructuralmente la hipnosis. Es por eso
es la mirada del hipnotizador en tanto que fue a ese y no por una falta de habilidad de Freud que el psicoa-
lugar que llamamos del Ideal del yo. La mirada en ese nálisis se crea separándose de la hipnosis, es decir ope-
caso, queda fuera del campo de la visión. rando en el sentido de mantener la distancia entre el a y
el Ideal del yo. Esa distancia sólo se logra a través de la
transferencia. Lo que va al lugar de la hipnosis en la clí-
nica es la transferencia, pero la transferencia a diferen-
cia de la hipnosis permite, hace posible la articulación
del objeto a, que es el objeto formador del mundo del
deseo del sujeto. Ese objeto no es un objeto cualquiera,
no es un objeto común, ese objeto como tal es una falta.
Podríamos decir que la hipnosis planteada en estos
términos no es sino lo que llamaremos una profundi-
Es muy interesante que esta definición estructural de la zación del desconocimiento del yo. El yo es un instan-
hipnosis coincida en Freud con el fenómeno de la masa, cia de desconocimiento, el yo según Lacan es una ins-
lo que Freud llamaba el fenómeno de la ‘fascinación colec- tancia loca. El yo es sinónimo de desconocimiento, des-
tiva’. Freud hace un esquema para esto. El esquema tiene pués veremos con qué hay que confrontar el término
tres ejes en donde se señalan tres puntos, los tres ejes repre- ‘desconocimiento’ para situarlo bien. En lo que se abre
sentan a los integrantes de la masa, y después tienen un a partir del espejo del Otro, como hemos trabajado, la
punto que es nombrado por Freud ‘Ideal del yo’, otro dimensión donde el sujeto se identifica a su imagen espe-
punto que es el ‘yo’, y otro punto que es lo que llama ‘el cular, allí está en pleno desconocimiento de todo lo que
objeto’. Están unidos los tres ‘objetos’, los tres ‘yo’ y los no se ve en ese dominio. El yo es desconocimiento en
tres ‘ideal del yo’, así es aproximadamente el esquema. tanto que el yo no logra captar la lógica de la estructu-
El objeto viene de un objeto exterior, un ‘objeto exter- ra en la que está situado. Hacen falta, entonces, algu-
no’ que Freud sitúa fuera del cuadro, el objeto está unido nas operaciones. El acto analítico es aquello que abre
al objeto externo por líneas de puntos. Esto quiere decir la posibilidad de que el sujeto se reconozca como suje-
que hay algo que encarna, que es el soporte de ese obje- to a partir de la existencia de la identificación imagi-
to que entra en la estructura porque entra en la grilla de naria, a partir de que dispone de un yo. Entonces podrí-
las funciones psíquicas: el Ideal del yo, el yo y el objeto. amos decir que la hipnosis no nos sirve porque es una
Freud dice que los integrantes de la masa se identifican profundización del desconocimiento, del cual justa-
en su yo porque el objeto ha ido al lugar del Ideal, y hace mente el análisis nos propone apartarnos. No solamen-
este esquema. El sentido de las flechas indican que es el te es profundización del desconocimiento, es también
objeto el que ha ido al lugar del Ideal. Es el objeto el que explotación del desconocimiento. Por eso es que cuan-
va al lugar del Ideal en la masa, en la estructura de lo que do Freud fue testigo de los experimentos de Charcot
fundamenta libidinalmente la estructura de la masa. Esto con las histéricas, observó que algunas histéricas no se

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dejaban hipnotizar. En ese momento se las acusaba de pensaban, hasta Caillois, que respondían a un instinto
contrasugestionarse, de resistirse a la sugestión. Freud de supervivencia, que eran una defensa contra los depre-
entendió que esto era lógico. Si las querían sugestio- dadores. El animal se mimetiza con la hoja, o toma la
nar era lógico que se resistieran. Y si es lógico resistir forma de una cosa para confundirse con la naturaleza,
a la sugestión es por el sujeto. La hipnosis no nos sirve con el escenario, con el fondo, para evitar ser objeto del
porque haga lo que haga, recupere lo que recupere, así depredador. Pero Caillois, observa que cuando se abren
recuperase algo del inconsciente, lo recupera evitando las panzas de los depredadores, se encuentran anima-
al sujeto, salteándose al sujeto. En ese sentido todo lo les con capacidad de mimetismo. El mimetismo, enton-
que de ahí puede venir es inútil para el acto analítico y ces, no les ha servido como defensa contra los depreda-
en consecuencia para la práctica analítica. dores, y como en este terreno no hay actos fallidos, no
En un estudio de Roger Caillois llamado «Instinto y se trata de equivocaciones sino del instinto. Caillois
sociedad», este autor intenta dar cuenta de la función inventa un concepto que denomina «psicastenia legen-
de la mirada. Es la función de la mirada lo que trata- daria». Psicastenia es una principio metafísico que sig-
mos de situar a partir de la hipnosis como de la fasci- nifica en este caso indiferenciación, indeterminación.
nación colectiva. El texto de Callois es una investiga- Entonces el animal que tiene este recurso del mimetis-
ción sobre lo imaginario. Allí hay una interpretación mo, no se mimetiza por defensa respecto del depreda-
contraria a la que se hacía hasta ese momento de lo que dor sino que se mimetiza por indeterminación, por indi-
se conoce con el nombre de «mimetismo animal». Los ferenciación. Del mismo modo en que es tomada la presa
etólogos, aquellos que estudian la conducta de los ani- por la mirada, en el caso de la fascinación por la mira-
males, detectaron un fenómeno llamado mimetismo. da del depredador, es tomado por una parte, por un
El mimetismo significa varias cosas, significa por ejem- color, por una forma, por un principio de diferencia, y
plo que el animal puede cambiar de forma o de color y a partir de allí se determina su color o su forma.
entonces los animales se ‘mimetizan’ con la naturaleza, La psicastenia legendaria trata de explicar el mime-
y toman, por ejemplo, el color de una hoja cuando están tismo en donde el insecto se hace hoja, se hace verde,
sobre la hoja, de modo que se confunden con la hoja. se hace mancha, porque hojas, verde y mancha están
Otros estudios ligados al mismo fenómeno, son el de la en el escenario. En este sentido la función de la mirada
fascinación que algunos depredadores provocan sobre es anterior a todo lo que después es posible ver, es por
su presa ya sea por su mirada, o por manchas en la piel, eso que mirada y visión no coinciden. No es lo mismo
los ocelos, no son ojos, son ocelos. Esto hace que fren- la visión que la mirada. La mirada es una función exclui-
te al depredador, la presa resulte paralizada, entonces da de la visión y que la determina. Es igual en la consti-
el depredador tiene recurso para capturar su presa. La tución del hombre, del ser hablante, hay una mirada que
presa resulta paralizada por la fascinación que produ- funda lo que para nosotros es el ver, porque ese ver, para
ce su mirada, queda desarmada y no huye, no hace nada, nosotros se despliega en el campo del Otro. En tanto
entonces el depredador la toma y hace con ella su gusto. que seres hablantes, es un campo que implica ya la
Estos fenómenos, especialmente los de mimetismo, se dimensión del lenguaje. Pero ese objeto queda exclui-

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do. Por eso es que la objetividad no resuelve el proble- imagen especular, el sujeto cognoscente genera cierto
ma de la transferencia, ni resuelve el problema del deseo tipo de explicaciones, y la realidad desmiente esas expli-
para el ser hablante. Es por la vía de hacer funcionar la caciones, porque no se va más allá de ese campo. Ese
objetalidad, en tanto el objeto del deseo es un objeto campo sufre una insuficiencia muy marcada, especial-
referente de esa objetalidad para que encontremos la mente cuando no se articula lo que hemos visto hasta
lógica y las explicaciones en la clínica. ahora como función del objeto del deseo.
Lacan en su enseñanza trabaja desde un principio
en esta misma dirección. «Palabras acerca de la cau-
salidad psíquica», es un escrito que Lacan produce des-
pués de la segunda guerra, y es un trabajo que tiene
mucha importancia porque está dirigido a los psiquia-
tras, en él Lacan discierne de una manera clara y fuer-
te lo qué es lo imaginario y lo distingue de lo simbóli-
co. Es la diferenciación entre imaginario y simbólico
lo que le permite situar con claridad el atolladero en
el que estaban situados los posfreudianos tratando de
En términos imaginarios el sujeto está en un profun- resolver los problemas del análisis en términos de la
do desconocimiento, y todo lo que entra en el terreno relación de objeto del conocimiento. Es a partir de la
de la objetividad es sinónimo de aquello que se plan- relación de objeto en la transferencia que algunos ana-
tea para el sujeto en términos de objeto de conocimien- listas pretendían lograr esa objetividad que objetamos.
to. Ese objeto del conocimiento, es el campo donde el Lacan se percata de que su discurso no fue bien reci-
sujeto cognoscente se supone transparente en el acto bido, que no se entendió lo que quería decir, o que no
del conocimiento. Es decir, aquello que nosotros vamos se lo quiso o no se lo pudo entender. En ese momento
a tener que situar en términos de captación del sujeto Lacan reconoce que tiene un largo trabajo por hacer,
a través de la imagen de su cuerpo como imagen del y ese es el trabajo que retomamos yendo de un semi-
yo. Todo eso que es conocimiento, es al mismo tiem- nario a otro, tratando de situar y explicar la función
po desconocimiento. En ese sentido el reconocimien- del objeto a.
to es otra cosa. Cuando decimos reconocimiento habla- En el Seminario de «La angustia» se establecen tres
mos del reconocimiento del deseo. El reconocimiento tiempos, en la orientación para articular el objeto del
implica hacer funcionar aquello que queda por fuera deseo, y para hacer lugar al estatuto del mismo en tanto
de la relación de conocimiento. Podríamos poner «obje- que objeto del deseo. El primer tiempo, dice Lacan, es
to del conocimiento» de este lado del espejo, y objeto «hay el mundo», el segundo tiempo es cuando se intro-
a de nuevo, para continuar con la lógica de los esque- duce «la dimensión de la escena». Entonces tenemos:
mas que hemos estado trabajando. El objeto del cono- 1º El mundo; 2º La escena. La dimensión de la escena
cimiento va a estar situado en el mismo lugar que la significa que las cosas del mundo pasan a decirse, es

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decir que lo que allí se agrega es una articulación sim- par muy bien de estas cuestiones, pero ¿qué nos inte-
bólica, la dimensión de la palabra. Las cosas del mundo resa a nosotros? Nos interesa recuperar la idea de que
entran en escena de acuerdo a las leyes del significan- hay una escena, de que no es sólo mundo, de que subi-
te. El 2º tiempo es cuando hacemos que el mundo se mos el mundo a esa escena, y que en esa escena pasan
suba a la escena. Si vamos a reflejar eso en nuestra cosas, y esa escena ocurre de este lado del espejo, en
estructura, o en el esquema que da cuenta de la estruc- la dimensión del Otro. Lacan analiza algunas situa-
tura, podemos decir que la escena es la del Otro, así ciones ficcionales, por ejemplo dice: «Imagínense que
como para Freud hay Otra escena. Dice Descartes, nos acercamos a un niño con una máscara puesta…»,
«sobre la escena del mundo avanzo enmascarado». entonces «…el niño ríe nervioso. ¿Pero qué pasa si nos
Es el larvatus prodeo. Lo que quiere decir, «avanzo sacamos la máscara y debajo hay otra máscara? Ya no
enmascarado». Tenemos aquí una relación fuerte entre ríe en absoluto». Porque si se piensa en lo que veni-
la escena y la máscara. mos diciendo con un poco de cuidado, si subimos a la
¿Qué es la máscara? Máscara es un término que está escena con una máscara, cuando nos sacamos la más-
en la etimología del término «persona». «Persona» viene cara —algo que podría decirse que sería complicado
de «phersu», una palabra etrusca. De ahí viene ‘perso- que ocurriera, no es lo que ocurre habitualmente—,
na’, que significa ‘máscara’, es el carácter, el persona- si nos sacáramos la máscara, no habría abajo otra más-
je, aquello que se puede caracterizar, es la caracteriza- cara. Según esta lógica y esta estructura, abajo no
ción. En tanto seres hablantes, subimos a escena como habría nada. Se trata de la falta, es decir, la máscara
Descartes enmascarados, es decir, portamos una más- cubre la falta, si me saco la máscara y encuentro otra
cara. Es esa máscara la que entra en función cuando máscara esto resulta ominoso, siniestro, en términos
en la fase engañosa de la transferencia el analizante se de la traducción del unheimlich en Freud, porque apa-
propone como objeto amable para el Otro. Se pone rece algo en donde no debería haber nada.
la máscara que cree que el Otro quiere ver para ser Para finalizar es importante plantear que es por la
amado por él. Estamos todo el tiempo entrando en la transferencia que de la pulsión se aparta la demanda.
escena. Entramos en muchas escenas, y nunca es de Es decir que es por la transferencia que la pulsión queda
cualquier modo. Por ejemplo cuando uno va a una fies- separada si se quiere, y lo que tenemos presente, lo que
ta, uno no va a una fiesta de cualquier modo. Cada uno hacemos presente es la demanda. A partir de ahí
habrá vivido en su momento esto según a qué fiesta comienza el juego del apólogo que Lacan presenta, a
va, si es invitado, cómo llega, cómo no llega, si va por partir de ahí comienza el amor de la transferencia en
una invitación directa o indirecta, si va a una casa cono- tanto que engaño, y ese intento de convertirse en un
cida o desconocida, si conoce a mucha o a poca gente objeto amable para el Otro. A partir de allí debemos
de la fiesta. Son todas consideraciones que uno se hace situar un punto de viraje en la transferencia que apar-
respecto de cómo va a entrar en esa escena. También tó a la demanda de la pulsión. Punto de viraje para que
podríamos ubicar dentro del rubro de la máscara el haya acto. El acto consiste en que el deseo del analista
maquillaje de las mujeres. La psicología se puede ocu- devuelva la demanda a la pulsión. Que el deseo del ana-

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lista devuelva, o vuelva a llevar la demanda a la pul- a su último fundamento que es lo que permite articu-
sión, esto es articular en la transferencia el objeto a, lar el deseo del sujeto.
que es el objeto del deseo como falta, teniendo en cuen-
ta que la falta toma la representación de las diversas y Participante: —Como buscar una ética para el deseo,
distintas sustancialidades pulsionales que el objeto digamos.
puede adquirir según la pulsión de la que se trate.
Héctor Franch: —Esto implica una ética porque impli-
ca una posición respecto de la falta. La diferencia entre
Preguntas y respuestas la moral y la ética es una posición respecto de la falta.
Como la falta es un dato de la estructura, la falta como
Participante: —¿En el fin del análisis, lo que se busca el acto que, aunque elidido se las arregla para refugiar-
es que en la transferencia se devele como demanda la se en el fallido y hacerse su lugar, de la misma manera
falta de algo que no tiene una imagen, y hacerse res- la falta siempre se hace presente. Según la posición que
ponsable de que en tanto falta no hay nada que se se tenga con respecto a la falta eso deviene una cues-
represente en el mundo, que se encuentre digamos? tión moral, superyoica, culpabilizante y muy compli-
cada para el sujeto, o deviene la posibilidad de vivir
Héctor Franch: —Se podría decir de muchas formas. sosteniéndose en el deseo, y sostener lo que se hace en
El análisis es partir de la demanda para articular el el deseo.
deseo, tal vez la palabra ‘articular’ allí es un exceso.
Es partir de la demanda para dar cuenta del deseo. Participante: —Quería preguntar en relación a la super-
Hacer lugar, en la situación del desconocimiento en la visión, cómo explicarla, cómo entenderla si es que no
que el sujeto está por la inercia propia del lenguaje, hay transferencia de la transferencia, y si los desholli-
que se de el reconocimiento del deseo, o el reconoci- nadores salen los dos con la cara sucia.
miento del ser hablante en tanto que sujeto determi-
nado como efecto del significante. Es decir, que el suje- Héctor Franch: —Es una buena pregunta. Es una buena
to advenga al deseo. Evidentemente esto que se puede pregunta porque no mencioné el tema de la supervi-
decir en cuatro o cinco palabras es una cuestión difí- sión pero está efectivamente en juego como un pro-
cil de lograr en términos estructurales porque hay ato- blema a partir de que no hay transferencia de la trans-
lladeros, sin salidas y dificultades para producir eso ferencia, y no hay Otro del Otro. En un primer momen-
que parece avanzar hacia algo, pero en realidad no se to da toda la impresión de que la supervisión se podría
avanza sino en una especie de retroceso. Es el tema de plantear en esos términos. Vamos a hablar de lo que
la regresión en Freud. Se trata de llevar la demanda pasó allá, como si lo que pasa acá está fuera de la lógi-
hacia su último fundamento. Por eso es que es de la ca de lo que pasó allá, pero lo que pasó allá tiene exac-
pulsión que se aparta la demanda, pero es por el deseo tamente la misma lógica que lo que pasa acá. Es por
del analista que la demanda vuelve a la pulsión, es decir eso que muchas veces la supervisión y el propio análi-

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sis se aproximan en un grado tal que no se disciernen. de que justamente si el proceso de mimetización fuera
Lo que no significa que a pesar de que tengamos estas como antes estaba explicado, tendría que ser a base
limitaciones estructurales no sea recomendable para del movimiento, tiene que haber un movimiento de
alguien que comienza a trabajar que tome todos los algo, químico. Eso me pareció interesante, y debe hacer
recursos que existen para orientarse mejor en lo que sido lo que lo llevó a hacer este desenlace. Bien, la otra
hace, y en determinado momento una supervisión cuestión cuando vos diste ese enunciado de la descen-
puede ser un buena forma de desanudar un problema trifugación ¿no?, es decir de sacar para afuera el revés
que se le presenta en el análisis que dirige. Es evidente del inverso. A mi se me había ocurrido ahí de que la
en ese caso que el que supervisa no supervisa en una operación de la lengua —hablo de la lengua en lo idio-
posición de metalenguaje, sino que en todo caso el que mático— todo el aspecto poético siempre habla de la
supervisa tendrá que tener la mínima posición analí- intimidad de esa lengua, es muy interesante eso.
tica como para darse cuenta qué obstaculiza al super- Mientras que en la cuestión del lenguaje, como yo lo
visando en la dirección de la cura, o qué le trae un pro- tengo pensado, esto tiene que ver con la subjetividad.
blema o inquietud. Es cierto que por un lado, y la pre- Es decir, es necesario pertenecer a la lengua, como digo
gunta es clara al respecto, es un problema, y eso hace yo, para poder transgredir en el lenguaje. Esto me pare-
que la supervisión un tema difícil de resolver desde el ció que era interesante, porque si no parece como que
punto de vista estructural, y también es cierto que no hay una suerte de desplazamiento, y que intimidad es
por eso todo es lo mismo. Porque ¿cuál es la cuestión?, lo mismo para la lengua, que para el lenguaje.
si hay metalenguaje estratificamos, entonces acá está
el análisis, este es el análisis, después está el análisis Héctor Franch: —Claro, es buena la aclaración. Una
de los analistas; después está el análisis que se super- cosa es el lenguaje y otra cosa es la lengua ¿por qué?
visa con otro analista y que es un análisis que está con- Por una razón muy sencilla: hay una diversidad de len-
trolado, entonces se tienen estratificaciones. Tampoco guas, y todas se atienen a la misma estructura del len-
quiere decir que esto deba plancharse y decir que es guaje, es decir la función del significante, no es lo
todo lo mismo, eso trae otra dificultad, pero es impor- mismo hablar francés, inglés que español, sufrimos
tante estar advertido de que no hay metalenguaje, que esa diversidad de lenguas muchas veces, la sufrimos
no hay transferencia de la transferencia, y que eso hace en la lectura de Lacan y de Freud específicamente.
que la supervisión deba tener una particularidad, y es Ahora bien ¿esto qué significa? Significa que hay una
algo a tener en cuenta, algo para estar atentos. articulación entre una cosa y la otra, que es lo que vos
decís. Hay una articulación entre una cosa y la otra, y
Participante: —Quería hacer un comentario acerca de allí lees bien, me parece un buen camino para refle-
la psicastenia legendaria. Lo de legendaria no lo sé, xionar sobre esto, lees el juego de lo que por el lado
pero la palabra psicastenia, la parte ‘astenia’ quiere de alguna posición poética lleva a lo intimista, a lo que
decir ‘pérdida de movimiento’, que no hay movimien- apunta al ser del sujeto en términos de lengua, y lo que
to. Eso me parece que es muy interesante en función abre en relación al sujeto como efecto del significante

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en términos de lenguaje. Me parece que es muy inte- del significante, eso me parece que es absolutamente
resante porque está en esa diferenciación que hay entre claro. Es cierto que algunos desarrollos dan lugar a
lengua y lenguaje, que es una diferenciación que no se importantes apreciaciones sobre conceptos fundamen-
cierra, es importante y es inherente a la práctica del tales ateniéndose a las investigaciones que se hacen
análisis que no se cierre. El inconsciente está estructu- alrededor de estas problemáticas. Lo que sí es inhe-
rado como un lenguaje, pero el inconsciente habla para rente al psicoanálisis, y está en su seno, en su núcleo y
Lacan en francés, para Freud en alemán y para nos- es insoslayable, es las consecuencias devenidas de situar
otros en español. ese objeto, que es el invento de Lacan, que es el obje-
to a. Es lo que justamente no tiene ningún lugar en los
Participante: —También quería agregar un comenta- otros discursos. Esto no tiene lugar en Chomsky ni en
rio acerca de la etimología, busqué en Corominas el otros desarrollos sean psicológicos o lingüísticos.
concepto de etimología históricamente. Entonces dice Chomsky es el ideólogo de una serie de desarrollos de
«La búsqueda de la verdad de la palabra», esto dice, la psicología cognitiva. Otros discursos pueden apro-
primera cuestión. Entonces el recorrido de Ivonne ximarse, pero ninguno articula este objeto como lo hace
Bordeleau, que es el recorrido de los que trabajan en el psicoanálisis. Esto hace que el psicoanálisis sea lo
el campo de la lengua, es el de la operación lógica del que es. Es el único discurso que da lugar al objeto a
significado. Mientras, por ejemplo, en el trabajo que como el objeto causa del deseo. Entonces ese es el punto
yo hago con los pibes nunca le pregunto a una madre que quería dejar remarcado en el trabajo que hicimos,
«¿Cuántas palabras dice su hijo?», jamás se me ocu- y proponerles continuar eso, para el que quiera conti-
rrió en los tantos años de trabajo. Sí lo que yo siem- nuar trabajando de esta manera.
pre les pregunté, aún sin saber sabiendo es «¿Qué pala-
bras dice su hijo?», porque ahí se puede armar esta Participante: —A mi no me quedó claro el tema de
cuestión que algún día podemos charlar. Me parecía la persona y de la máscara. Usted dijo que debajo de
que era importante porque Bordeleau está tomando la máscara no hay nada, pero en realidad hay un
esta cuestión del otro, y en el último texto de «El país ente…
que nos habla» tiene un capítulo con la poética que se
anima a poner esta parte en funcionamiento. Siempre Héctor Franch: —Bueno, la cuestión es que la másca-
hay que volver al origen en el sentido de la búsqueda ra está sostenida por la falta. Uno podría decir, deba-
de la trayectoria histórica de la palabra para después jo de la máscara ¿qué hay? El sujeto, lo que nosotros
ponerla en el orden del lenguaje y no de la lengua. llamamos clásicamente el sujeto del inconsciente en el
psicoanálisis. Pero resulta ser que bajo la máscara del
Héctor Franch: —Sí, el problema de fondo, creo, es yo no hay nada, se trata de un apólogo de Lacan.
que el psicoanálisis no se reduce a una investigación Seguramente si me pongo una máscara y me la saco,
lingüística, ni por el lado de la lengua, ni por el lado eso no se constataría, porque como vos decís el punto
del lenguaje, ni siquiera por el lado del significado y/o está en qué sostiene la máscara. Pero en términos de

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 8 - Transferencia y objeto a

esta lógica estructural, es importante darse cuenta de cisismo, mientras Hamlet no puede actuar, la falta está
que portamos máscaras en nuestra vida social, pero absolutamente excluida, falta la falta. Es sólo cuando
no es porque estemos enmascarando un verdadero ser el objeto a se articula en ese marco, cuando encuentra
de nosotros mismos. Es decir, no es que seamos como su función, cuando la falta encuentra su función que
la cebolla: una serie de capas que van recubriendo una Hamlet puede como sea, mal, porque no termina bien,
especie de núcleo, el núcleo de nuestro ser, al cual debe- puede mal, terminar su cuestión. Y sabemos que en
ríamos hacer aparecer para encontrar la verdad que eso ha sido clave el duelo por la muerte de Ofelia, en
nos concierne. Lo que dice Lacan es que ahí no hay tanto que es a través de Ofelia que logra reintegrar el
nada parecido a una cebolla, cuando la cosa se des- objeto al marco del narcisismo. Entonces en Hamlet
cascara, o cuando nos desenmascaramos y van cayen- se constata con bastante claridad esa diferenciación
do las diversas envolturas, lo que hay como sostén real entre la identificación con la imagen especular y la iden-
de esa estructura imaginaria es una falta, es lo que escri- tificación con el objeto del duelo. Es importante tener
be el i(a). Esto es lo que traduce para nosotros, como en cuenta que cuando Hamlet monta la escena sobre
ya dijimos en varias de las reuniones, el yo ideal o el la escena, con la que quiere atrapar la consciencia del
yo, ‘i(a)’, yo ideal significa que se sostiene del a que Rey, hace representar lo que le ha comunicado el fan-
está entre paréntesis, y el a es una falta. tasma de su padre. Lucianus, es el personaje que repre-
senta al asesino, el criminal, lleva las ropas de Hamlet,
Participante: —En ese ejemplo habló de tres tiempos: está vestido como Hamlet. No está vestido como el
mundo, escena… ¿Máscara sería el tercero? tío de Hamlet que es el verdadero asesino sino que está
vestido como Hamlet. Allí aparece este dato como un
Héctor Franch: —Está bien, me lo salteé. Gracias. Lacan rasgo que nos permite hablar en esa escena sobre la
indica un tercer tiempo. El tercer tiempo, dice Lacan, escena de una identificación especular de Hamlet,
es el de «la escena sobre la escena». ¿Qué es la escena Hamlet aparece en la escena que muestra sobre la esce-
sobre la escena? Es aquello que se va a buscar, se encuen- na. Por otro lado, y diferenciándolo de esto, está la
tra, se constata en el «Hamlet» de Shakespeare. Y es identificación con el objeto perdido que es lo que ocu-
muy interesante. Trabajamos «Hamlet» en uno de los rre cuando Hamlet reclama, y es una posición del suje-
seminarios del Claves del psicoanálisis. Situamos el to muy importante, el derecho al duelo. Cuando están
recurso de la escena sobre la escena. Hamlet no puede en el cementerio y entierran a Ofelia, Hamlet tiene ese
llevar a cabo su acto que consiste en vengar a su padre. primer duelo. El término «duelo» tiene esa ambigüe-
Esto es debido a la situación en la que se encuentra de dad, es polisémico en el sentido de que es el duelo por
acuerdo a su economía subjetiva. Hamlet con el recur- la pérdida de un ser querido, o por la pérdida de un
so de la escena sobre la escena realiza un desdoblamien- objeto, y es el duelo del enfrentamiento con el otro espe-
to que introduce una función simbólica importantísi- cular, el duelo del batirse a duelo. Este es el tercer tiem-
ma para que él pueda, dice Lacan, reintegrar la falta po que Lacan introduce en el Seminario de «La angus-
al marco del narcisismo. Es decir, está el marco del nar- tia» para decir que esto es lo que nos permite prestar

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis

atención a lo que es importante, la articulación del obje-


to del deseo en tanto que falta.

Referencias bibliográficas

• Freud, S. «Psicología de las masas y análisis del yo»


1921. Obras completas.
• Lacan, J. Seminario IX «La identificación». 1961-
1962. Inédito. III
• Lacan, J. Seminario X «La angustia» 1962-1963.
Paidós. Buenos Aires, 2006. El objeto a en la estructura
• Callois, R. «Instinto y sociedad». Seix Barral, 1969 y en la transferencia

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Capítulo 9

Los rodeos metafóricos y el agotamiento


de la demanda

La neurosis y los rodeos metafóricos. El fantasma.


La demanda y el deseo. El toro. El agotamiento
de la demanda. Los posfreudianos y la tríada frustración-
agresión-regresión. Versagung. El objeto a como falta.

P ara trabajar el objeto a en la estructura y en la


transferencia plantearemos algunos ejes funda-
mentales para orientarnos tanto en la lectura como
en la práctica clínica cuando se piensa la clínica desde
el objeto a. Para introducir el tema nos referiremos a
una situación que trata Lacan en el Seminario XII
«Problemas cruciales para el psicoanálisis», en la clase
del 20 de enero de 1965, Lacan menciona a Pascal.
Pascal es un filósofo y matemático del siglo XVII que
tiene una producción muy importante. No es la pri-
mera referencia a Pascal en la enseñanza de Lacan, pero
esta vez Lacan identifica a Pascal con el neurótico, y
desde ese punto de vista lo trata como a un amigo. Dice

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 9 - Los rodeos metafóricos y el […]

que somos amigos del neurótico como somos amigos tión del fantasma, porque Freud habla de fantasía, y
de Pascal, porque el neurótico es el que nos guía en estos dos no deben ser confundidos. Si bien Freud no
nuestros pasos. Lacan destaca algo que le ocurría a habla específicamente del fantasma, podemos locali-
Pascal como ejemplo de neurosis, menciona el hecho zarlo fundamentalmente en dos textos: «Pegan a un
de que sufría, «un horror llevado hasta el pánico, una niño», y el sueño del caso del hombre de los lobos. En
crisis negra cuando veía a sus padres acercarse a su el análisis, esta construcción se lleva a cabo a partir
lecho», no al de Pascal, sino al lecho de los padres, al de una serie de formaciones del inconsciente, no a par-
lecho matrimonial. A partir de esta escena que Lacan tir de una sóla formación del inconsciente. A medida
nos presenta debemos preguntarnos cuáles son los lími- que el análisis avanza esas formaciones del inconscien-
tes de la neurosis, a lo que Lacan contesta que no se trata te se transforman, no son los mismos los sueños al prin-
de los límites de la adaptación. No se trata de que la cipio de un análisis que hacía el fin del análisis.
neurosis promueva ningún tipo de adaptación, de un Trabajamos con una serie de formaciones del incons-
esfuerzo adaptativo, sino de rodeos metafóricos. Lacan ciente que muchas veces son combinaciones de for-
destaca entre estos rodeos metafóricos una produc- maciones inconsciente. El sueño trae un recuerdo, se
ción, un producto intelectual de Pascal que se conoce produce un olvido o un lapsus, ocurre un acto fallido
con el nombre de «La apuesta». Para Lacan el argu- entre una sesión y otra, y los sueños se van transfor-
mento conocido como «La apuesta de Pascal», es un mando en el análisis a lo largo de las sesiones. Es por
ejemplo de audacia por parte de un neurótico que tiene eso que nunca intentamos analizar un sueño hasta el
el sentido de resolver el problema del deseo como deseo final, esperamos el próximo, y lo hacemos confiados
del Otro. Lacan dice «Una tentativa desesperada de porque sabemos que en la próxima formación del
resolver la cuestión que tratamos de promover aquí, inconsciente, vuelve el fantasma. Las formaciones del
la del deseo como el deseo del gran Otro». «La apues- inconsciente remiten al fantasma del analizante, y pode-
ta» puede ser considerada dentro de esos rodeos meta- mos esperar hasta la próxima formación del incons-
fóricos que la neurosis impone al sujeto para resolver ciente para producir ese trabajo de construcción del
un problema, que el deseo es nuestro asunto y que el fantasma. Por ejemplo, podemos ver en «Pegan a un
deseo es el deseo del Otro. Pero hay diferencias entre niño» que el fantasma es una cuestión que se constru-
Pascal y Lacan. Lacan situará el deseo en la estructu- ye, que incluso se trata de una construcción lógica y
ra con otra topología que la de Pascal. Para ello se verá una construcción que remite a distintas escenas. Esa
conducido a hacer un trabajo que lo lleva a definir lo característica de puesta en escena del fantasma reapa-
que él llama fantasma; se trata del fantasma como sos- rece en el sueño del hombre de los lobos en donde hay
tén del deseo. un sueño muy importante conocido como el sueño de
El fantasma está puesto en juego en toda formación los lobos. Lo que ocurre en el sueño ocurre dentro del
del inconsciente. En el análisis se trata de construir ese marco de una ventana, y ese marco de ventana es la
fantasma, o también podríamos decir reconstruirlo. indicación de la puesta en escena del fantasma. En la
Hay pocos lugares en Freud donde esté presente la cues- construcción apuntamos a que el sujeto advenga a su

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deseo en el análisis. Tratando de situar el deseo en la Lacan dice en una conferencia en Milán en 1973:
estructura, Lacan se encontró con el fantasma. Nuestro «La palabra es la predicación, es el lavado de cerebro».
trabajo como analistas pasa por allí, por atender a eso Es por esto que él mismo consideraba que cuando daba
que llamamos fantasma y a cómo es que ocurre lo que sus seminarios no los daba como analista, estaba ahí
llamamos su construcción o su reconstrucción. como analizante. Es decir que en este caso la deman-
Partiremos desde donde verdaderamente se parte, da queda del lado del que habla. La indicación es no
de la demanda. Esta es una cuestión que Lacan pone responder a la demanda con la demanda. Hay una
en primer plano a propósito de la tríada necesidad, razón para que el neurótico demande que le deman-
demanda y deseo. Partiremos de la demanda en su rela- den; tiene que ver con que toma el deseo del Otro como
ción con el deseo, porque el análisis como tal parte de una demanda, hace de ese deseo una demanda, enton-
la demanda, partir de la demanda no significa tener a ces para desear pide que el otro le demande. El deseo
mano por esa razón el deseo. Entonces la cuestión es: del analista propone que al no contestar la demanda
partiendo de la demanda ¿cómo es que se establece la con una demanda el analizante pueda constituir su
relación con el deseo? Es fundamental entender qué demanda. En eso consiste gran parte de análisis. Todo
pasa con la demanda para pensar la partida del análi- esto pasa del lado del analista, y pasa sin palabras. No
sis. De aquí se desprenden muchas consideraciones téc- se le da un manual de instrucciones al analizante cuan-
nicas para quien está en situación de dirigir una cura. do viene la primera vez para explicarle cómo es el pro-
Hay dos cuestiones fundamentales respecto de la cedimiento. En las primeras entrevistas suele suceder
demanda, primero que la demanda debe quedar del lado que los analizantes pregunten cómo es, cómo funcio-
del analizante, y segundo que para hacer posible el aná- na. No se trata de darle indicaciones, el procedimien-
lisis no hay que satisfacer la demanda. Si uno supusie- to se puede transmitir sin emitir palabras. Esta es la
ra que la demanda apunta a un objeto y que satisfa- diferencia entre palabra y discurso. El psicoanálisis es
cerla sería responder a la demanda con ese objeto, un discurso en el que muchas cosas pueden quedar
entonces uno podría estar confundiendo la demanda dichas sin usar la palabra. Al principio de un análisis,
con la necesidad, porque lo que tiene un objeto defini- aquel que dirige la cura permite que el analizante cons-
do es la necesidad, y lo que apunta sin lugar a dudas a tituya su demanda. Cuando el analizante se hace cargo
un objeto es la necesidad. Pero satisfacer la demanda de su demanda es cuando queda claro que el analizan-
no es esto, porque la demanda no es la necesidad. ¿Cuál te no espera algo, no espera que le demanden nada sino
es el objeto de la demanda entonces? El objeto de la que está dispuesto a constituir su demanda.
demanda es otra demanda. Ese es el punto que hay que Puede haber puntos de detención en el trabajo del
situar con claridad para saber qué significa justamen- analizante, por ejemplo cuando se llega a algún punto
te no satisfacer la demanda. Esto implica que el neu- y no se puede avanzar. En ese punto un análisis puede
rótico cuando demanda —y eso es cuando comienza llegar a interrumpirse. Algunos ejemplos de análisis
el análisis, la demanda se manifiesta a través de la pala- de Freud son casos donde se llega hasta un punto.
bra— lo que demanda es que el Otro le demande. Freud luego volvía sobre estos casos y reflexionaba

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acerca de qué había interrumpido el trabajo. Más de la demanda, pero no entra en la demanda. No hay
una vez esta reflexión de Freud derivó en conceptos demanda sin deseo, pero al mismo tiempo no es posi-
que fueron muy útiles para poder hacer que los análi- ble llevar fácilmente el deseo a la demanda.
sis puedan continuar. Con esto podemos decir que una
de las funciones del analista es hacer que haya deman-
da del lado del analizante, si no hay demanda es muy
difícil que haya análisis.
Es necesario puntualizar la relación entre la deman-
da y el deseo. Para empezar, se parte de la demanda,
el problema es cómo se pasa de la demanda al deseo.
El trabajo del análisis con la demanda supone que el
analista haga posible lo que podríamos llamar el aca-
bamiento de la demanda, su agotamiento. Cuando la
demanda ya no puede dar más nada, el analizante
puede empezar a tratar de decir lo que quiere, puede Para mostrar esto Lacan recurre a la superficie topo-
intentar decir el deseo. Pero como hay una distancia lógica del toro. Podemos imaginarlo como una cáma-
entre la demanda y el deseo, ¿cómo se pasa de una cosa ra de auto o una rosquilla; hay muchos toros en nues-
a otra? No es algo sencillo. Para situar el deseo en la tra vida cotidiana, por ejemplo el asa de una taza.
estructura, Lacan ha reflexionado mucho sobre cómo Lacan dice que la demanda corresponde a un giro que
es la relación entre la demanda y el deseo. Para dar se puede hacer en este objeto, es el giro alrededor del
cuenta de esta relación, empezamos diciendo que la cuerpo del toro. Este giro encierra un vacío que es el
demanda es articulable. Articulable quiere decir que vacío que está en el interior del toro. Si tomamos como
está en relación con el artículo, con la articulación, con ejemplo un neumático, serían los giros que encierran
lo que entra en la lógica de que una cosa sigue a otra, el espacio donde se coloca el aire del neumático. Los
de que a una cosa se le articulan otras. En cambio del giros alrededor de esa superficie circunscriben el inte-
deseo está articulado, es una forma de decir que el deseo rior del toro, esos giros son los giros de la demanda.
siempre está. El deseo está articulado pero no es arti- La demanda gira en redondo, esto genera la idea de
culable, todo lo articulable es demanda. Siempre que repetición, se puede girar y se puede no avanzar o avan-
se quiere articular algo se lo hace en términos de deman- zar poco. Decimos que el neurótico parte de la deman-
da, y no de deseo, perdura entonces una irreductibili- da de que le demanden, pero a partir de no demandar-
dad entre el deseo y la demanda. No se puede hacer le le damos ocasión para que el analizante constituya
entrar al deseo en la demanda, ese es el problema para su demanda, esos giros constituyen su demanda. ¿A
decir el deseo, pues todo lo que entra en la articulación dónde nos lleva esto, a dónde debemos dirigir este tra-
es en términos de demanda. El deseo queda articula- bajo? Una dirección posible es que se sostenga la
do en la demanda, ya que el deseo está, es soporte de demanda, que este trabajo no se detenga, porque si no

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se detiene podemos producir lo que Lacan dice en el to supone volver a donde se empezó. Si no hubiera agu-
Seminario XI, un trabajo de desecamiento respecto del jero central, es decir, giro del deseo, entonces no habría
inconsciente, dice que es como el de la reducción a un demanda. A su vez, estos giros nunca logran captar el
herbario. Es una muy importante consideración de giro alrededor del agujero central. El neurótico, al ser
Lacan a partir de las lecturas posfreudianas en donde tórico, al ser intrínseco al toro, no puede captar con
el inconsciente era algo irracional, caótico, instintivo, los giros de la demanda el giro del agujero central. No
entonces el inconsciente pasa a ser algo racional, y el podemos saber del giro alrededor del agujero central
trabajo racional del inconsciente conduce a un dese- por razones estructurales.
camiento, a una reducción a un herbario, a algo seme- En «l’Etourdit», Lacan plantea el cierre de la deman-
jante a un sistema clasificatorio de plantas. da. En este escrito no hay ningún dibujo, pero habla
en muchos momentos del toro. Habla del cierre de la
demanda como algo que es necesario que ocurra en
un análisis, y para ello habla del «transfinito impar»
de la demanda. El «transfinito» es un concepto can-
toriano, tiene relación con lo que va más allá de lo fini-
to. Cantor encontró que no solamente había infinito,
como ya lo sabían los griegos, sino que había infini-
tos infinitos. El transfinito es eso: que hay infinitos infi-
nitos; que hay algo más allá de lo finito y que hay
muchos infinitos. En «l’Etourdit», Lacan coloca a la
demanda en el punto de partida y le da el estatuto de
Se trata de producir el acabamiento de la demanda, interminable. Esto está estrechamente relacionado con
Lacan muestra cómo los giros de la demanda se corres- el análisis en tanto terminable e interminable. Intentare-
ponden con estos giros, mientras que el deseo no coin- mos situar el punto en el que de la demanda podemos
cide con el giro de la demanda sino que se correspon- pasar al deseo.
de con el giro alrededor del agujero central. Mientras
la demanda avanza con sus giros rodeando el interior
del toro, al mismo tiempo da la vuelta completa alre-
dedor del toro y espsible que se produzca un cierre,
aunque el trabajo puede interrumpirse antes del cie-
rre. En el caso que se produjera el cierre entonces pode-
mos hablar del acabamiento o agotamiento de la
demanda. Es interesante que el toro nos muestre que
avanzando llegamos al punto de partida. Se supone
que partimos de un punto, y avanzamos. El agotamien-

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Mostraré un juego de entretenimiento matemático está igual que en la primera posición, igual que en el
que presenta bastante bien el problema. Es un juego punto de partida. Si las dos monedas tienen la misma
que convierto en un objeto y que lo he llamado con- circunferencia, la moneda sólo dará un giro completo
tra-toro. Lo que habíamos visto es un toro, ahora tra- cuando vuelve al punto de origen, sólo da un giro com-
bajaremos con un contra-toro, es un objeto que encuen- pleto cuando las dos circunferencias han coincidido
tré en un libro de entretenimientos matemáticos. Con punto por punto hasta el final, ahí es donde verdade-
este objeto es posible hacer una experiencia subjetiva ramente damos una vuelta completa. Pero cuando
que a mi entender tiene que ver con el toro. El juego observamos el proceso nos sorprendemos de que cuan-
es simple, tomo una moneda de 50¢, la coloco en el do llega a la mitad ya dio una vuelta, entonces al final
centro y la dejo fija, y luego tomo otra moneda igual da dos. Vemos que ya dio la vuelta cuando llega a la
de 50¢. Cuando digo igual, es igual no solamente por- mitad, es decir que hay un problema con la cuenta de
que vale lo mismo, sino por el hecho de que tienen exac- los giros. Lo llamo contra-toro porque este experimen-
tamente la misma circunferencia. Las dos monedas tie- to que está fuera de nosotros está haciendo resonan-
nen la misma circunferencia. La primera moneda la cia con el toro que somos. Aquí hay algo que conta-
dejo fija, y la segunda moneda la hago rotar sobre la mos mal, por eso lo llamo contra-toro. Es un proble-
que está fija, es decir, la hago rotar haciendo coincidir ma importante porque con pocos elementos estamos
las circunferencias de las dos monedas. En un momen- constatando algo estructural. Partiendo de la deman-
to dado está en una posición, en otro momento dado da tenemos que llegar al deseo, pero resulta que entre
está en otra. la demanda y el deseo hay una distancia que no sabe-
mos cómo cubrir, cómo atravesar. Aunque esta expe-
riencia con las monedas pueda parecer alejada de la
clínica está absolutamente en su corazón, en su cen-
tro y es una de sus dificultades principales.
Tratar la demanda en estos términos es muy impor-
tante, es tan importante como la diferencia que hay
entre decir que el inconsciente es algo racional o algo
caótico, instintivo, primitivo. Cuando decimos que el
inconsciente está estructurado como un lenguaje deci-
mos que el inconsciente es algo racional, esta razón es
otra razón que la de la conciencia, pero decimos que
Hay muchos estados, vamos a mostrar sólo cuatro para el inconsciente es racional. Esa es la gran diferencia
que se den una idea del ciclo, de la rotación. Cuando que hay entre Lacan y los posfreudianos, y esta dife-
la moneda está arriba, si la hacemos rotar hacia la dere- rencia impacta en el tratamiento que se le da de la
cha sobre la moneda fija, la moneda queda cabeza demanda. Es necesario dar cuenta de esta diferencia
abajo. Pero cuando está a la derecha de la moneda fija porque tiene que ver con el modo en el que los pos-

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freudianos enfrentaban la clínica. Hay un término en y a la castración por el otro. El tratamiento de la


la obra de Freud que es Versagung, que se tradujo por demanda es la búsqueda del agotamiento, del cierre
frustración. Esta traducción condujo a los posfreudia- de la demanda, cierre que la lleva al punto de partida,
nos a una interpretación de los textos freudianos que esto supone entonces una regresión, pero de otra mane-
tuvo consecuencias técnicas que llevaron todo el traba- ra. Veremos a qué punto es conducida la demanda para
jo analítico cada vez más lejos de Freud. El trabajo de poder situar a partir de la demanda, el deseo.
Lacan fue retomar cuestiones que estaban mal leídas y En capítulos anteriores habíamos trabajado alre-
en consecuencia mal entendidas y reorientarlas para que dedor del objeto a en tanto se sustituye al deseo, y en
nos acerquemos a Freud. Al traducir Versagung por frus- ese sentido el a es falta. Partimos de la idea de que el
tración se deduce que el paciente debe aprender a sufrir deseo es un deseo de deseo. Al decir que el deseo es
frustraciones, aquellas que nos impone la realidad. A deseo de deseo, lo que estamos haciendo es colocar al
partir de sufrir frustraciones se provoca agresión, nos deseo como objeto del deseo. Decir que el deseo es el
enojamos con el otro, y cuando esa agresión cede, de- deseo del Otro es lo mismo que decir que no hay deseo
canta y se reduce, entonces se produce una regresión. sino a partir del Otro. Al mismo tiempo, si el deseo es
Este es el alma de la técnica de los posfreudianos: reco- deseo de deseo es porque no es deseo de un objeto, y
rrer la tríada frustración-agresión-regresión. Pero si en este sentido el deseo está en una asociación fuerte
ponemos atención en cómo se ha definido la frustra- con la falta, por eso decimos que el a es falta.
ción, vemos que conduce a pensar que la neurosis
impone al sujeto adaptaciones, y no rodeos metafóri-
cos como lo formulamos al inicio del capítulo. Decíamos
que la neurosis impone al sujeto rodeos metafóricos,
por ello hay que buscar por el lado de la metáfora, por
el lado de la palabra en tanto palabra. Entonces de ese
modo, surge otra definición de Versagung que es la de
promesa —es decir algo ligado estrictamente a la pala-
bra— promesa y ruptura de promesa. No hay prome-
sa si no hay palabra. Y en ese sentido Lacan puede tra-
bajar con la Versagung de Freud pero tomándola de A partir de lo que Lacan presenta como esquemas ópti-
una nueva manera. Sitúa a propósito de la Versagung cos, partimos de que todo lo que está de un lado del
el funcionamiento de la demanda en el análisis según espejo se traduce al otro. Todo en el espejo es un refle-
lo que venimos desarrollando y puede, por esa misma jo y se duplica, tenemos que lo que está de un lado está
razón, construir otra triada. En Lacan se trata de la en el otro, menos el objeto a que no es especulariza-
tríada privación, frustración y castración. En la frus- ble. Del otro lado es falta, y ponemos «-φ» (menos phi).
tración se trata de la Versagung, es decir del tratamien- Esto da lugar a tratar el objeto a, en relación a la defi-
to de demanda en relación a la privación con un lado, nición que da Lacan de la angustia porque la angustia

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aparece cuando falta la falta. Cuando algo aparece ahí, so que esté. En ese texto Freud pone en juego ejemplos
donde no debería aparecer nada, cuando falta la falta a propósito de ciertas presencias, ya que lo siniestro
allí se produce el punto de angustia. Es importante para tiene que ver con una presencia que no es posible ausen-
la clínica, incluso podríamos decir que todo el tema tar, es una presencia especial en relación a la inquie-
de la clínica gira alrededor de esto. tud que genera. Aparecen referencias a apariciones, a
En una de las clases de la enseñanza que Anabel fantasmas —no los fantasmas del deseo, sino a los espí-
Salafia conduce en la Escuela Freudiana de la Argentina ritus—, a muertos que aparecen en donde no tienen
dice que en la clínica hay que fijarse en los puntos en que aparecer porque están muertos, ya que lo que está
el discurso y en lo vivido del sujeto en donde falta el muerto no vuelve. Es importante tomar esto pues en
apoyo de la falta. Hablar de la falta de la falta se nos los análisis debemos hacer lugar a esta dimensión,
presenta como una operación del discurso que juega dimensión que remite a lo que Freud llamaba «la Otra
con las negatividades y difícil de manejar, por eso nos escena». Tenemos la Otra escena del sueño que está
conviene hacernos una idea de cómo funciona esa lógi- en el mismo lugar, pertenece a la misma dimensión que
ca. La falta puede serle sustraída al sujeto, es decir, la lo Unheimlich, lo ominoso, lo siniestro. Es en este pun-
falta que en sí es un término negativo como tal, se posi- to donde hay una articulación directa al deseo, y es
tiviza cuando decimos la falta, y se le puede sustraer a por allí adonde llevamos la demanda en ese agotamien-
alguien, y si a alguien se le sustrae la falta, eso condu- to y en ese cierre que se hace cuando se lo logra, si es
ce a una reivindicación, puede ser que se presente como que se lo logra porque no es fácil cerrar o abrir, —como
la reivindicación de un objeto, pero en verdad lo que se lo quiera formular— resolver la distancia entre la
se pide es que le devuelvan la falta que le sustrajeron. demanda el deseo.
Es un punto importante en la clínica, todos los pro-
blemas surgen cuando la falta deja de estar bien apo-
yada, cuando falla el apoyo de la falta y eso angustia.
Lacan va a despejar lo que ocurre con la angustia en
Freud por el lado de lo Unheimlich, tal como hemos
planteado anteriormente, este término se correspon-
de con el texto de Freud que se tituló en español, «Lo
siniestro», «Lo ominoso». El término alemán se refie-
re a ‘lo familiar’ y ‘lo extraño’ al mismo tiempo. Se da
el fenómeno de lo siniestro, de lo ominoso, de lo
Unheimlich cuando ahí donde no debe aparecer nada
aparece algo, y eso que aparece es extraño y familiar Como hemos dicho, el análisis no es sólo un trabajo
al mismo tiempo. Freud decía que si era familiar es por- con el lenguaje o a propósito de la materialidad del
que volvía de lo reprimido, es decir, no debía estar, pero discurso, del significante. Ya que tiene que ponerse en
si estaba no nos era ajeno, aunque nos resulte omino- juego la alteridad, el Otro. Podría pensarse que cuan-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 9 - Los rodeos metafóricos y el […]

do dibujamos el toro esto tiene que ver con la deman- otro y del gran Otro. Partimos de la legibilidad que
da y con el deseo, y como el sujeto es tórico, está solo, aporta el significante respecto de la demanda y de las
pero no es así. Esa distancia entre la demanda y el deseo formaciones del inconsciente, pero al mismo tiempo
no se cubre si no es a través del otro. Es decir, no hay hace falta hacer un trabajo con la alteridad, con el
forma de acceder al deseo si no es a través del otro. Si pequeño otro y el gran Otro. En la alteridad está la alte-
el deseo es el deseo del Otro es lógico que el sujeto para ridad que es el analista para el analizante en quien el
ir a buscar su deseo tenga que remitirse al Otro, y no analizante se apoya para realizar esa búsqueda de su
pueda quedarse aislado del otro. Buscamos el deseo deseo.
en el otro, ya sea en el imaginario o en el simbólico.
Por el agujero central del toro pasa otro toro, tal como
se ve en el dibujo, donde aparece solamente un frag- Preguntas y respuestas
mento del otro toro, pero podemos decir que este tubo
es otro toro, si cerramos el tubo obtenemos otro toro. Participante: —De parte del analista ¿Se podría pen-
Tenemos que en un toro hay una demanda y en el otro sar la demanda del analizante en el lugar de objeto?
hay otra. Esto implica que no puedo resolver la arti- Digamos, pensar al analista como objeto.
culación entre el deseo y la demanda de un toro si no,
poniendo en juego la cuestión del Otro toro, del Otro. Héctor Franch: —El analizante dirige la demanda a
Habrá que ver allí cómo juega el tema de sostenimien- alguien, evidentemente allí se encuentra el analista.
to del deseo en relación a la demanda del Otro. En ese Cuando decíamos que el analizante demanda que le
sentido esto es correlativo de la falta de apoyo de la demanden, demanda que el analista le demande, y esa
falta, porque la falta es el deseo, y si tomamos el deseo presión es perceptible para el analista, digo, el analis-
del Otro por una demanda en ese lugar hago apare- ta ahí no debe responder a esa demanda con otra
cer un objeto y deja de haber falta, es decir, deja de estar demanda. Digo esto porque hay una presión, cuando
bien apoyada la falta. Cuando pasa esto empiezan lo uno está advertido de esto es más fácil no responder a
problemas con el deseo, que empiezan los problemas la presión, a la presión no se responde cuando uno esta
significa que allí ya no nos arreglamos bien con eso, advertido y ha tenido una experiencia con el deseo. El
esos son los puntos de lo vivido y del discurso en donde analista dirige la cura en relación a su deseo, es por eso
la falta no está bien apoyada, y es en donde hace falta que Lacan habla del deseo del analista. Todo el desarro-
retomar la cuestión. El analizante busca su deseo en llo de los posfreudianos en términos de la contratrans-
el doble, en el otro. Puede suceder que el analizante ferencia es una forma de responder a la demanda del
sueña un sueño en donde está él y hay un compañero analizante. La contratransferencia es la demanda del
que a veces no es muy claro quién es, pero es otro con analista. Lacan en el lugar de la contratransferencia
quien y a propósito del cual se juega para el analizan- colocó el deseo del analista, y es con su deseo que el
te el deseo. No hay deseo sino a partir de otro, y ese analista sostiene este trabajo, y ese deseo del analista
otro se juega para el sujeto en términos del pequeño siempre hace posible que el analizante constituya su

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demanda y realice un trabajo con su demanda. Cuando problema de lo Unheimlich y de la angustia, porque
se reflexiona sobre el concepto de transferencia y se es en relación a ese objeto que aparece lo que no debe-
parten de algunas consideraciones que hizo Freud res- ría aparecer cuando falta la falta.
pecto de la transferencia, entra a jugar la cuestión de
la transferencia como amor, en ese sentido la transfe- Participante: —¿Está en el dibujo?
rencia no depende del análisis, el análisis la utiliza, no
hay diferencia entre el amor de todos los días y el de Héctor Franch: —Lacan en el seminario de «La iden-
la transferencia, que a veces fenoménicamente no es tificación» ubica el a en el agujero central del toro.
tanto amor, a veces es un poco de indiferencia, a veces
un poco de bronca, de odio incluso, pero independien- Participante: —Yo quería preguntar es si cuando Freud
temente de esto hay manifestaciones de la transferen- les decía a los analizantes que no tomaran decisiones,
cia como amor difícilmente diferenciables del amor si no era una manera de responder a la demanda.
fuera de análisis. ¿De qué manera entra la alteridad
en el análisis? A través de transferencia, por eso es que Héctor Franch: —Hablarle, preguntarle, decirle algo
para que haya trabajo analítico hay que esperar que al analizante no significa que se le esté demandándo
se establezca la transferencia, porque es cuando el ana- algo, primera cuestión. Freud allí tenía razones para
lista entra como Otro para el analizante. Podría ser decirle a sus analizantes que no tomaran decisiones
que en las primeras entrevistas esto todavía no está importantes durante el análisis. Cuando se lee el incons-
constituido como tal, hay una especie de autismo sin ciente el síntoma se libera, entonces el analizante tiene
otro, el analizante habla como si no hubiera otro, como facilitado realizar su fantasma antes de que el fantas-
si no existiera el analista. Hay una anécdota que dice ma sea construido. Freud teniendo en cuenta esto les
que Lacan atendía a algunos pacientes vestido con ropa decía que mientras dure el análisis no tomaran gran-
de cama, para esos pacientes el otro no estaba consti- des decisiones, decisiones importantes para sus vidas.
tuido, no tenía importancia como estaba vestido por- Antes no las podían tomar porque su síntoma era un
que no lo consideraban, ni lo veían. Es sólo una anéc- obstáculo para tomar decisiones, ahora que tiene el
dota, vale lo que vale. camino abierto las pueden tomar, pero todavía al no
En términos del deseo el amor de transferencia escon- haberse construido el fantasma van a tomar decisio-
de la función del objeto, del objeto a. Entonces en este nes que van a ser trascendentes para su vida, y que los
sentido la transferencia se apoya en un objeto que es pueden meter en problemas porque después al termi-
el a, por eso es que más allá del amor de transferencia nar su análisis descubren que su deseo pasa por otro
está el objeto en juego, es lo que Lacan quiere desta- lado y no exactamente en función de esas decisiones
car. El analista debe estar advertido de ese objeto, de que tomaron. También es muy claro que cuando se
su lógica, y de cómo funciona, porque es el objeto con siente la presión de que el analizante no quiere com-
el que se dirime a través de la alteridad este paso de la prometerse en el trabajo con la demanda, de una u otra
demanda al deseo. Fíjense, por algo introdujimos del manera está buscando que ustedes le demanden, por

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ejemplo que lo asesoren, que le den indicaciones, que zar un sueño a fondo, eso puede tener como efecto
le den consejos, que lo orienten en la vida, que le digan inmediato que deje de soñar, van a interpretar un sueño
qué está bien y qué está mal, es ese justamente el mo- a fondo y después no van a venir más sueños y van a
mento más claro en el que el analista debe callarse para decir «¿Cómo es posible que el paciente hace tres meses
que en ese lugar aparezca la demanda del analizante. que no sueña?». ¿Cómo va a soñar? El tiempo de las
sesiones, que el analista diga «Bueno, basta, seguimos
Participante: —¿Predicar no sería algo parecido al ejem- la próxima… Basta, seguimos la próxima… Basta,
plo de los sesos frescos que trabajaste, en donde el ana- seguimos la próxima», eso hace que haya demanda,
lista busca el libro y le dice que definitivamente no era que se sostenga la demanda. A veces incluso las sesio-
plagio? nes muy largas puede llegar a ser un problema —a veces
no— porque ese agotamiento en la demanda es el ago-
Héctor Franch: —Claro, en ese caso el analista quería tamiento en el sentido de no dejarle la suficiente fuer-
convencerlo de que estaba equivocado. Eso es traba- za para poder continuar. Es otro agotamiento distin-
jar el síntoma por fuera del inconsciente, por fuera de to del que implica tratar de pasar a intentar decir lo
la estructura simbólica. Y lo que se llama el encuadre que se quiere, o intentar decir el deseo imposible decir.
es la estructura. ¿Sobre qué se dice clásicamente que Todo el trabajo alrededor de esa imposibilidad es el
decide el analista? El analista decide sobre pocas cosas trabajo que produce un relevamiento del deseo para
que son: el final de la sesión, lo que paga el analizante el analizante, la posibilidad de que acceda a su deseo.
y tal vez sobre alguna cosa más, pero se ve que no son Pero se entienden que el encuadre y los pactado res-
muchas. Se escuchan a veces comentarios, son chismo- pecto de dinero y las interrupciones de las sesiones no
sos pero son comentarios que circulan, por ejemplo, son una demanda, es más, son lo que posibilita que el
analistas que dicen «Bueno, hoy vamos a tratar este analizante construya la suya.
tema» ( risas) «Hoy vamos a hablar de esto», o peor
todavía, porque claro, cualquiera que ha hecho una Participante: —Quería preguntar por el alcance que
experiencia de análisis siente una presión, la presión le estás dando al tema del agotamiento de la deman-
de la demanda. Cuando no responden a eso el anali- da. Vos hablaste de cierre de la demanda y de agota-
zante siente el silencio del analista, y entonces se dice, miento de la demanda. Pensaba se diera un agotamien-
«Bueno, esta vez va a decir ‘algo’», (risas) «Como ésta to en un sentido de un desfallecimiento de la deman-
es la última sesión del año ¡me va a decir algo, por fin da, de un cansancio de la demanda, y en este sentido
me va a decir algo!». Dijo un montón de cosas el ana- es un acabóse demanda. Me resulta impensable que
lista, pero «Me va a decir algo» significa «Me va a defi- se agote en el sentido de que deje de haber. Justamente
nir, me va a diagnosticar, me da explicar lo que tengo el analizante llega agotado por la demanda, lo agota.
que hacer, le va a dar sentido a mi vida», eso es «Me
va a decir algo». Bueno, eso es lo que no hay que hacer, Héctor Franch: —Claro, por eso es que se trata de un
porque es un obstáculo. Lo mismo que intentar anali- trabajo de reducción, de acotamiento. Voy a hacer una

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comparación, es como una partida de ajedrez, a medi- ños, recuerdos encubridores, actos fallidos, lapsus y
da de que yo voy perdiendo piezas simplifico, y voy al demás. Lo que sí es interesante es en qué se hace hin-
punto, y el punto implica que la estructura del ‘mate’ capié, qué cosas son las que aportan a la constitución
no es calculable jugadas atrás pero está ahí, y ahí hay de la demanda y a ese trabajo con la demanda para
una reducción. Sí, sí, los términos pueden imaginaria- pasar al deseo. Entonces por ejemplo se podría decir
mente inducir distintas cosas, algunas complicadas. que si hablamos siempre de la demanda como algo arti-
culable, en lo articulable la idea que está siempre pre-
Participante: —Acerca de cuando Lacan retoma el caso sente es que de una cosa se sigue la otra, y en verdad
Dora de Freud, y dice que Freud mientras Dora dirige nosotros operamos de esta manera, de una cosa pasa-
su amor hacia la Sra. K interpretó que lo debía dirigir mos a la otra. Cuando hay una verdadera ocurrencia
al Sr. K. Lacan dice que esta es una interpretación falsa. aparece algo, una idea, algo que el analizante es inte-
¿Se podría tomar esta interpretación como un aban- resante que comunique y que no tiene nada que ver
dono del deseo del analista? con lo anterior ni con lo que sigue, es algo verdadera-
mente sin relación con lo que se está articulando, y eso
Héctor Franch: —Se podría considerar por un momen- es algo siempre próximo al deseo. Es la misma secuen-
to que Freud no estuvo en su justo punto, pero en reali- cia que la demanda construye por su propia lógica. Lo
dad eso corresponde a una cuestión contratransferen- digo porque hable de asociación libre, y la asociación
cial. Freud estaba un poco enamorado de Dora y de eso libre también incluye fundamentalmente las ocurren-
puede resultar un problema, que la demanda se deten- cias más que las deducciones lógicas, en donde de una
ga en un punto y no se pueda avanzar en el análisis. cosa paso a la otra por deducción lógica. A veces es
muy difícil que los analizantes comuniquen la ocurren-
Participante: —Cómo podemos pensar el tema de la cia, pero cuando comunican una ocurrencia tiene gran
articulación de la demanda y el deseo en la asociación valor, y la mayoría de las veces una ocurrencia tiene
libre? que ver con la transferencia, digo, con el otro, con la
presencia de ese otro.
Héctor Franch: —Bueno, el tema de la asociación libre
es que el analizante hable, como siempre es mejor no
pedirlo, es mejor que el mismo trabajo conduzca a eso. Referencias bibliográficas
¿Por qué decimos que es mejor no pedirlo? ¿Vamos a
pedirle al analizante sueños? En todo caso está claro • Lacan, J. Conferencia de Milán.
que estamos sosteniendo el hecho de que el trabajo es • Lacan, J. Seminario IX «La identificación». Inédito.
a propósito de la demanda del analizante y eso queda • Lacan, J. Seminario X «La angustia» 1962-1963.
dicho no porque se lo expliquemos sino por nuestra Paidós. Buenos Aires, 2006.
posición. Eso es suficiente para que lo que ocurre se • Lacan, J. «l’Etourdit».
sostenga con asociaciones libres, con relatos de sue- • Salafia, A. Clases de enseñanza. Inédito.

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Capítulo 10
El objeto a y el otro

El campo lacaniano. La escritura en psicoanálisis:


las fórmulas del Edipo y de la metáfora.
La metáfora paterna. La privación y la frustración.
El objeto a en tanto objeto de deseo. El nacimiento
de la metáfora. Los celos. El toro y el Otro toro.

E n un momento de su enseñanza Lacan propone


la constitución de un campo que se llamaría
‘campo lacaniano’. Es importante observar que la pala-
bra ‘campo’ no es un término aproximado, es un sig-
nificante ligado al discurso de la ciencia. Decir ‘campo
lacaniano’ es establecer una relación directa con el tér-
mino ‘campo’ utilizado en ‘campo gravitacional’ o
‘campo electromagnético’. Un campo es una zona o
una región en la que el objeto está sujeto a determina-
das fuerzas. La definición de ‘campo’ del diccionario
es: «Magnitud distribuida en el espacio, mediante la
cual se ejercen las acciones a distancia entre partícu-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

las, como el campo eléctrico o el campo gravitatorio». cia que se pone en juego en la clínica. Lacan establece
Por ejemplo, en este momento somos objetos del campo fórmulas como éstas:
gravitacional. Ocurre algo semejante con el campo elec-
tromagnético. Son temas de la física, modelo de la cien-
cia moderna. Se plantea el problema de si el campo gra-
vitacional o campo newtoniano —en tanto debemos
a Newton la ley de gravitación universal— va a poder
ser alguna vez unificado con el campo electromagné-
tico. Es una discusión vigente, no se encuentra la forma
de hacer de estos dos campos, uno sólo. Es habitual
considerar que el psicoanálisis no es una ciencia, esto
no es incorrecto pero requiere de algunas aclaracio-
nes. Para empezar si no es una ciencia, no por ello es En el Seminario IV, «La relación de objeto y las estruc-
una religión. En el escrito «La ciencia y la verdad» turas freudianas», lecciones XXII y XXIII, Lacan relee
Lacan define al psicoanálisis de una manera clara y el caso Juanito, un caso de fobia de un niño de cinco
precisa, dice: «El psicoanálisis es la reintrodcción del años. En esas lecciones escribe varias fórmulas alge-
Nombre del Padre en el discurso de la ciencia». Es evi- braicas, que son las fórmulas de partida del caso Juani-
dente que el ‘Nombre del Padre’ es un significante de to. Luego estas fórmulas sufren transformaciones, se
la religión, tal como se dice en la liturgia católica «…en deriva de estas fórmulas a otras, y son las fórmulas
el Nombre del Padre». Se propone, entonces, como de llegada, de conclusión. Es un trabajo de escritura.
definición del psicoanálisis la consideración científica Teniendo en cuenta la inercia del lenguaje es posible
del Nombre del Padre. Se ve entonces que no es de un pensar una escritura para cualquier caso clínico. Una
modo sencillo que el psicoanálisis no es una ciencia. persona cuenta que en una reunión en que Laplanche
El psicoanálisis también podría definirse como la rein- presentaba un caso clínico escribe, a propósito del
troducción del sujeto en el discurso de la ciencia. ¿De caso, fórmulas en el pizarrón. Entonces Lacan le pre-
dónde partimos? Partimos de que hay una inercia en gunta: «Bueno, está bien, pero esa es su escritura ¿Cuál
el lenguaje. Lacan dice que esta inercia es la estructu- es la escritura del paciente?». Con el mismo espíritu
ra del lenguaje. Esta inercia —porque también ‘iner- podemos decir que Lacan establece en este seminario
cia’ es un significante de la ciencia— ofrece la posibi- la escritura de Juanito, y además da la transforma-
lidad de establecer cierto tipo de escritura, ciertas fór- ción de esa escritura a lo largo de ese análisis. No
mulas algebraicas. Con algunas fórmulas algebraicas podríamos decir que Juanito se haya analizado, que
damos cuenta de la estructura que Lacan construyó a ese trabajo haya sido un análisis, pero en lo que
lo largo de toda su enseñanza. Son fórmulas algebrai- Juanito hizo con su padre bajo la supervisión de Freud,
cas que tienen un lugar y una función en la práctica ocurrieron cosas, y lo que ocurrió está testimoniado
clínica. La inercia que hay en el lenguaje es una iner- en estas fórmulas. Dijimos que Lacan define al psico-

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análisis como la reintroducción del Nombre del Padre mula es congruente con lo que ocurre después, y esa
en el discurso de la ciencia, y en la perspectiva del es la dificultad en la que se encuentra Juanito, la pode-
Nombre del Padre trata en varias oportunidades la mos llamar amenaza de castración. El Edipo condu-
metáfora. Entonces es lógico que Lacan proponga una ce a la amenaza de castración. Esto es diferente de la
escritura de la metáfora. castración, por ello la fórmula de la metáfora del
Aquí presentamos dos fórmulas, la primera de ellas Nombre del Padre es una fórmula que articula la cas-
corresponde al Edipo y la segunda concierne a la metá- tración y no la amenaza. ‘P’ es el significante del Nom-
fora del Nombre del Padre. Es sorprendente encon- bre del Padre, que en este caso no funciona como, la
trar dos escrituras distintas, una para el Edipo y otra madre es función del padre, en este caso hay algo que
para la metáfora porque esta diferencia no se suele a partir del significante del Nombre del Padre hace
hacer. Si hacemos una comparación vemos que hay congruente que en la segunda parte de la fórmula apa-
similitudes, por lo menos hay letras en común, hay rezca ‘la hoz’, una letra, una escritura para la hoz de
una estructura general que se reitera, la del símbolo la castración. El signo que parece, un ‘signo más’, es
de la congruencia en el medio, entre los dos miembros —hay otras versiones, hay otras escrituras para la
de la fórmula. Es decir, tenemos la izquierda y la dere- metáfora—el atravesamiento de la barra, esto signi-
cha del símbolo de congruencia. Se lee que lo que está fica que algo ha pasado al lugar del significado. Por
de un lado es congruente con lo que está en el otro. eso tenemos la ‘s minúscula’ al final de la fórmula.
Tenemos la ‘P’, la ‘M’ y algunas letras en común. Hay Esto constituye un significado para el sujeto. En este
algo fallido en esta fórmula del Edipo en relación con sentido tenemos en la segunda escritura el efecto de
la de la metáfora. Cuando Lacan lee la fórmula del significación, efecto esperable como consecuencia de
Edipo comenta que ‘P entre paréntesis, M’ significa: la metáfora.
la Madre es función del Padre. Hay algo en este pri- Hay una inercia en el lenguaje y por ello puede pen-
mer miembro de la fórmula del Edipo que es diferen- sarse que la palabra transporta una energía. Se puede
te del primer miembro de la fórmula de la metáfora. esperar entonces la construcción de una energética.
Que la madre sea función del padre es congruente con Esto es lo que la ciencia hace con la energía, constru-
el Edipo en el caso de Juanito, y el Edipo en el caso ye una energética. Pero en este caso hay una dificul-
de Juanito es que la ‘p minúscula’, es decir la pater- tad, hay leyes, hay constantes como las hay en la ener-
nidad imaginaria, va acompañada de un signo menos, gética, pero la energía que transporta la palabra no es
esto significa que Juanito no tiene acceso a la pater- medible. Esto significa que se excluye la medida. En
nidad imaginaria, porque hay algo ‘x’ que cae sobre exclusión de la medida, la matematización, la logici-
su hacepipí, y por eso está la letra ‘Pi’, su hacepipí. zación y la topologización están en relación a una com-
Esa es la traducción que recibe el pene real de Juanito, binatoria, a un razonamiento que implica el lugar en
en la fórmula ‘Pi’ es el pene real de Juanito. En la pri- tanto vacío. Es así como se llega a estas inscripciones,
mera fórmula —esbozo, aproximación a la metáfo- a la lógica de estas escrituras.
ra— algo no funciona, el primer miembro de la fór-

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dar cuenta de la metáfora en el procedimiento argu-


mentativo dejado de lado por la consideración cientí-
fica. Trata la metáfora en términos de una escritura
que retoma el estilo científico del tratamiento del obje-
to. La escritura proporcional en tanto escritura impli-
ca el espíritu científico que estamos señalando que el
psicoanálisis no debe dejar de lado, aunque él mismo
no sea ciencia como la física. El ejemplo de metáfora
Esta es la escritura de la metáfora que Lacan propone tratado por Perelman es también tratado por Lacan
en «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón con el mismo recurso a una escritura proporcional,
a partir de Freud». Es muy parecida a la escritura de pero el resultado es otro. El tratamiento y la interpre-
la metáfora del Nombre del Padre que comparamos tación de la metáfora por parte de Lacan es diferente.
con la del Edipo en estas clases del Seminario IV. Vemos En Lacan la metáfora es del sujeto, y en ese sentido el
que por la función del significante, en tanto que un sig- trabajo de Lacan no se compara con la práctica de un
nificante ha ido al lugar de otro significante hay susti- retórico como Perelman.
tución significante, algo clave para la metáfora. Esto No obstante, ambos comparten la escritura propor-
tiene como resultado una congruencia con el atrave- cional aunque Lacan la utiliza en otro sentido, esto es
samiento de la barra, con el hecho de que algo ha pasa- así porque en el horizonte de Lacan la metáfora es del
do al lugar del significado produciendo un efecto suje- sujeto, es la del significante del Nombre del Padre. En
to. Es a raíz de la metáfora que obtenemos un efecto este caso la escritura de la metafora es distinta y está
sujeto. emparentada con la escritura que Lacan utiliza en el
Hay metáfora del significante del Nombre del Padre escrito «De una cuestión preliminar a todo tratamien-
o hay metáfora del sujeto. Lacan en el escrito «La metá- to posible de las psicosis». Para dar cuenta de la metá-
fora del sujeto» responde a un retórico llamado Perelman fora paterna Lacan escribe,
a propósito de su teoría sobre la metáfora. Perelman
escribió un texto, el «Tratado de la argumentación».
Perelman como retórico trabaja con la argumentación,
con las figuras retóricas, con los tropos. Lacan saluda
en Perelman el hecho de que Perelman esté bastante
molesto porque se ha excluido el procedimiento argu-
mentativo de la consideración científica. Lo interesan-
te es que Perelman entonces recurrirá a la escritura pro-
porcional de la metáfora, es decir, dos razones y cua-
tro lugares. Esta escritura, establece una comparación Esto se lee, el significante del Nombre del Padre es al
entre dos razones. Perelman utiliza la proporción para Deseo de la Madre, como el Deseo de la Madre es al

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

significado otorgado al Sujeto, y da como resultado va a girar alrededor de este punto, gira alrededor de
el significante del Nombre del Padre, entre paréntesis la manera en que se unen y se separan los elementos
A sobre falo. que están debajo de la primera razón con los que están
sobre la segunda razón.
Hacemos este recorrido para poder introducir el
objeto a y el pequeño otro. La neurosis no exige nada
al sujeto del lado de la adaptación, y el psicoanálisis
tampoco. En cambio la neurosis, tal como hemos tra-
bajado en el capítulo anterior, exige algo al sujeto del
lado de los rodeos metafóricos. Trabajamos la metá-
fora para poder dar cuenta de los rodeos metafóricos
de la neurosis. Esta es una buena razón para entender
Una escritura de la misma metáfora, más próxima al por qué la metáfora resulta central en este recorrido.
manejo algebraico, a la utilización de letras, es la que Veremos la utilización que vamos a hacer de la metá-
Lacan establece cuando escribe: S sobre S’ por S’ sobre fora y de la escritura que Lacan trabaja a propósito
x, implica un significante, entre paréntesis, 1 sobre s del objeto a y del pequeño otro.
minúscula. En su Seminario Lacan hace referencia a las «Con-
fesiones» de San Agustín, en especial a la escena donde
San Agustín es testigo de una pasión celosa que afecta
a un niño muy pequeño cuando ve que su hermano es
amamantado por su madre. Este ejemplo aparece en
diferentes seminarios pero nos referiremos a lo que
Lacan trata en el Seminario VI «El deseo y su inter-
pretación», en la clase XII. Trataremos aquí el testi-
monio de San Agustín en términos algebraicos. El texto
La diferencia es que en el caso de la metáfora del suje- original de las «Confesiones» está en latín y como
to Lacan utiliza, S’1 y S’2. En la metáfora hay algo que Lacan utiliza cada vez una traducción diferente es muy
ocurre entre los dos términos que están en diagonal, difícil para nosotros definir una única traducción. Para
es decir, hay algo que ocurre entre el S’1 y el S’2. En unificar la traducción vamos a tomar la de Pedro
una de las fórmulas hay una primera aparición del Rodríguez de Santidrián. San Agustín, según esta tra-
‘Deseo de la Madre’ y una segunda aparición, es el ducción al español, dice: «Yo he visto y conocido a un
mismo término en esta fórmula. En la otra fórmula niño que aún no sabía hablar, tan celoso y envidioso
también es el mismo elemento pero el subíndice los dis- estaba que miraba a un hermano suyo de leche, lívido
tingue. Con el subíndice es el mismo término y no es y con cara amarga. Esto lo saben todos, se dice que las
el mismo. La interpretación de la metáfora de Lacan mismas madres y nodrizas son capaces de conjurar con

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no sé qué remedios estas cosas». Esta no es la versión En esa relación entre el niño y la madre hay cuatro
de Lacan, hay una cuestión que se plantea con la pala- términos, el tercero introduce al otro. En el texto de
bra ‘lívido’, observar lívido a alguien, o con cara amar- las «Confesiones» de San Agustín está presente el her-
ga, según el acento que se pone, si se acentúa o no acen- mano, el semejante, aparece la relación del niño con
túa, si se destaca o si no se destaca esto. En el Seminario el otro niño en tanto que semejante. Ese otro repre-
VI «El deseo y su interpretación», Lacan recurre a San senta la propia imagen, ese otro es la imagen, es él, es
Agustín porque es el texto central sobre el que hace él como otro, puede ser otro pero es él, y si es él es otro.
girar la relación entre el objeto a y el pequeño otro que Allí Lacan habla de una castración transitiva. Esto da
es el otro imaginario. El marco es la relación del niño lugar a una relación cuatripartita, y allí el sujeto va a
con la madre, la primera relación con el objeto mater- jugar los primeros ajustes de su identidad. Con esto
no. Pregunta Lacan, ¿cómo en esta primera relación podemos pensar lo que ocurre si esa relación cuatri-
con el objeto materno a partir de que ahí aparece el partita no se establece, o si no se ajusta la identidad
significante en función? No habla de cualquier signi- del sujeto. La pregunta ¿qué ocurre? se refiere al caso
ficante sino del significante que en el psicoanálisis es en que esa relación cuatripartita resultara deficiente,
el significante privilegiado, el que llamamos falo. Es o resultara ausente en algún momento de la vida del
habitual considerar que esa experiencia inicial en rela- sujeto, del discurso del sujeto. Para situar entonces esto
ción con la madre está centrada en la perspectiva de Lacan da una explicación narcisista de las «Confesio-
la aprehensión de la totalidad. Hay un punto de par- nes» de San Agustín, y en este caso en el Seminario VI
tida en donde en esa relación con la madre lo que gra- da una de sus versiones que traducida al español queda
vita es la totalidad, la totalización, la unificación. más o menos así «Yo he visto con mis propios ojos a
Sabemos que en algunas versiones de lo que Lacan tra- un pequeñito presa de los celos, no hablaba aún y con-
baja como estadio del espejo, el punto de partida es templaba con una amarga mirada a su hermano de
que se carece de esa totalidad. Entonces no es extraño leche».
entender que en esa relación con la madre aparezca Lacan propone dar un alcance general a esta expe-
gravitando el problema, la idea de la unidad, de la tota- riencia, es decir, no quedarnos con la anécdota de San
lidad. Ahora bien, inmediatamente Lacan dice que no Agustín. Lacan, para dar alcance general a esta anéc-
se trata sólo de dos términos, es decir del niño y la dota, tiene que hacer una traducción a la estructura,
madre, sino que se trata de cuatro. Siempre que nos es en ese caso que va a ponerse en juego la relación a
encontremos en Lacan con una aclaración como esta la propia imagen. Se refiere a la relación al semejante
podemos pensar que si hay cuatro términos se trata a la luz de la madre como totalidad, la madre como
de la metáfora. Es por eso que aclara que para el nar- forma de ‘lo Uno’. Sucede que la gravitación de la tota-
cisismo, o para el afecto narcisístico, nos remitimos a lidad en la relación inicial entre el niño y la madre
lo especular como aquello que da cuenta de la estruc- puede confundirnos y hacer que solamente pensemos
tura de lo narcisístico. Esto no es sino proponer lo que en la totalidad, y hagamos pasar todo a través de la
podemos llamar la metáfora del espejo. totalidad, cuando en realidad esa totalidad no existe.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

El ser hablante, macho o hembra, resulta siempre y ción. Es en tanto que el sujeto es frustrado, cuando hay
de todas formas castrado, no hay totalidad. En todo otro en su lugar, que ocurre la primera aprehensión
caso la totalidad —que está representada por la figu- del objeto. Podríamos ubicar aquí el objeto como per-
ra de la madre— queda como Ideal. Tenemos que ver dido, el objeto perdido en Freud. Es sólo a partir de
qué escritura le corresponde a esto. En la dimensión ahí que se inicia algo que permitirá que el objeto entre
de la estructura dónde el otro es el sujeto mismo, se en cierta relación con el sujeto. Se trata del objeto que
trata de la toma de conciencia del objeto deseado en nos interesa, el objeto a. Es a través de una experien-
tanto que el otro está poseyendo el seno materno. cia como esta, a través del pequeño otro, que se cons-
Entonces es el objeto —ya que se trata del objeto dese- tituye el objeto a como objeto del deseo.
ado— el que toma valor esencial como polo de la for- Podemos decir que entonces el objeto es simboli-
malización que Lacan busca del testimonio de San zado y toma valor significante por esa sustitución,
Agustín. No es que el objeto le sirva al niño que obser- cuando el otro va al lugar de él. Cuando él es el otro,
va, en ese momento ese objeto le es inútil, pero el hecho allí se produce una sustitución, y sólo en ese punto
de que aparezca otro usurpándole algo, otro en su lugar toma valor significante, porque si hay sustitución es
y en relación con ese objeto, es lo que introduce algo por el significante, y el objeto es simbolizado. Este es
muy importante para la operación subjetiva. Esto es el nacimiento de la metáfora. El niño, aún muy peque-
lo que vamos a ver reflejado cuando arrivemos a la con- ño, utiliza este recurso metafórico.
clusión de qué es lo que se capta del deseo en relación
con el pequeño otro. Se introduce de esta manera la
privación. Sólo a partir de esa experiencia —una expe-
riencia con un rival, con el otro, que pone en juego la
pasión celosa— el objeto que se constituye así hace que
se tome conciencia de estar privado de dicho objeto.
Esto es lo que introduce la privación. Existe un ejemplo clásico, canónico en Lacan, el niño
Lo importante aquí es que se revierte una forma no va a tomar el significante ‘perro’ para designar el
espontánea de entender las cosas, Jones es un ejemplo animal con ese nombre —ese es un significante de los
de esto. Jones sostenía que porque el sujeto es priva- adultos— sino que utilizará otro significante, ‘guau-
do de algo entonces resulta frustrado. Esto quiere decir guau’. Pero el niño además, y justamente por la posi-
que para Jones en tanto hay privación entonces hay bilidad que le da la escritura proporcional que está en
frustración. El tratamiento que Lacan hace del testi- la base de la metáfora, va a producir algo que no es
monio de San Agustín en tanto que aparece en el plano un error sino un juego que solamente es posible a par-
imaginario, está situado en el plano de la frustración. tir de la función del significante. El niño dice que el
La frustración pertenece a lo imaginario, pero no hay gato hace ‘guau-guau’ y el perro ‘miau-miau’. En la
privación para el sujeto antes de que se constituya esa escritura proporcional el ‘guau guau’ es al gato como
frustración. Sólo a partir de la frustración hay priva- el ‘miau miau’ es al perro, es esta estructura la que nos

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

muestra que en esto no hay incoherencia, ni irracio- otro sustituye al sujeto, y de esa manera en términos
nalidad. Se trata de una inversión, un entrecruzamien- de sustitución —es decir que ha ocurrido una metáfo-
to totalmente lógico. Se produce una separación del ra— entramos en la dimensión simbólica que es la que
significante respecto de la cosa, eso mismo que está hace que el ser hablante sea tal.
en la definición del significante. Esto coloca en el lugar central de la fórmula la escri-
tura de lo que en el álgebra lacaniana es sostén del
deseo, y se llama el fantasma. Pero si recordamos la
lógica de las escrituras de la metáfora que Lacan ha
hecho a lo largo de su enseñanza y las operaciones que
esa escritura implica, los términos medios resultan eli-
didos en la metáfora. Esto es lo que ocurre en lo ima-
ginario, y es lo que va al lugar del fantasma, es el rival
en tanto que va al lugar del fantasma. Dice Anabel
Retomemos la experiencia pasional del niño testimo- Salafia en una de las clases de su enseñanza: «El doble
niada por San Agustín, algo la sobrepasa, algo va más narcisista, el otro —’i de a’—, entra en el fantasma,
allá de eso, y puede ser formalizado. Esta formaliza- sostén del deseo, como objeto de la rivalidad». Ese es
ción consiste en escribir ‘i(a)’, se lee ‘i de a’, y podemos el objeto de los celos. Si esta metáfora no ocurre pode-
leerlo como ‘imagen de a’, ‘yo ideal’, ‘imagen del otro’, mos decir que falta la falta. Tenemos problemas cuan-
sobre lo que ocurre en el sujeto. Es la pasión celosa, es do esto no ocurre, se producen actos sintomáticos, sín-
un anonadamiento, una nadificación que el sujeto pade- tomas en los cuales se trata —como es en la lógica freu-
ce. Escribimos el ‘losange’ entre las dos razones —se diana— de una restitución, es decir, de la restitución
lee ‘marca de’, ‘corte de’— pero por el momento, y en de la falta.
tanto que está entre las dos razones, sólo lo usaremos En Hamlet se presenta la dificultad que tenía para
como puntuación. Escribimos la otra razón con el obje- acceder a su acto, hasta que aparece el objeto de la riva-
to encima de la barra, el objeto a, objeto del deseo, y lidad a través de Laertes. Sólo a partir de ese combate,
debajo la ‘I’ del Ideal. de esa operación en relación al rival, es posible pensar
Vamos a considerar que la imagen del otro, ‘i(a)’, en aquello que Lacan llama la reintegración de la falta
sustituye en el sujeto a la pasión celosa, la pasión que al marco del narcisismo. Lo que testimonia San Agustín
conlleva su anonadamiento, su nadificación. Y se en las confesiones, y que puede ser una experiencia que
encuentra en cierta relación con el objeto —ubicado se puede tener con el otro en la vida diaria, en la vida
arriba de la barra del lado derecho— en tanto que ese cotidiana, ser objeto de esa pasión celosa. El proble-
objeto está en relación con la totalidad, la ‘I’ mayús- ma no es que esto ocurra sino que esto no ocurra. Es
cula el Ideal. Idealización que se traduce como totali- muy importante la frustración a partir de la cual se cons-
dad, que esta representada por la madre en tanto que tituye un objeto del que el sujeto ha sido privado. El
ideal. El objeto sustituye a la totalidad, la imagen del objeto que resulta ser el objeto del deseo que designa-

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

mos como objeto a. El objeto a está en el seno de la hemos dicho algo sobre la homosexualidad en rela-
experiencia de las «Confesiones» de San Agustín, pero ción con los celos, también podríamos decir algo res-
el objeto de estas «confesiones» es un objeto sustitui- pecto de la paranoia en relación con los celos. Lacan
ble por cualquier otro objeto. escribe su tesis doctoral que se llama «De la psicosis
Se trata de la función del significante en general que paranoica en su relación con la personalidad», y
conducirá al significante privilegiado, el falo. Esta es la muchos años después termina concluyendo que no hay
razón por la cual ese objeto puede ser cualquiera mien- ninguna relación entre la paranoia y la personalidad,
tras funcione como funciona en relación a la totalidad. porque la paranoia ‘es’ la personalidad. Esto significa
En «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los que la paranoia es el otro, la persona. Hemos tomado
celos, la paranoia y la homosexualidad» Freud parte la cuestión de los celos, la paranoia y la homosexuali-
de la idea de que hay celos normales, celos proyecta- dad por el lado del objeto y del otro. Tanto el objeto
dos y celos delirantes. En este texto el tema de los celos como el otro están comprometidos en la escritura y
es una cuestión central. También es interesante obser- en la formalización que Lacan encuentra para dar cuen-
var que en ese momento Freud vinculaba los celos con ta de lo que hay en juego en esa experiencia de la pasión
la homosexualidad, y no podía ser de otro modo según celosa que está testimoniada por San Agustín. En tér-
la experiencia freudiana. Freud no contaba con el obje- minos de la lectura de Hamlet podemos decir que la
to a, el objeto a es posterior, viene después con Lacan. falta de sustitución dio como resultado una melanco-
Freud para los celos buscaba siempre que para la mujer lía más que un duelo.
hubiera una mujer, y para un hombre hubiera un hom-
bre, pero a fin de cuentas puede haber un hombre o
una mujer porque no se trata de hombre o mujer, se
trata de objeto a, y el a no es ni hombre, ni mujer.
Podemos tomar como ejemplo, cuando alguien dice:
busco a un analista pero que sea hombre, o bien busco
a un analista pero que sea mujer. Según la escritura que
Lacan propone en el discurso del análisis, el analista
está en el lugar de este objeto, es semblant de este obje-
to, no importa si es hombre o si es mujer. Que sea hom- En el Seminario IX «La identificación», Lacan intro-
bre o que sea mujer no es sino una condición imagi- duce la estructura a través del toro. Como vimos en
naria, circunstancial, pero no central para lo que pueda capítulos anteriores, algunas articulaciones del toro
dar lugar al a la posibilidad de poner en juego la prác- nos permiten diferenciar demanda de deseo según los
tica de este discurso, es decir, la lógica que la práctica giros. Vimos que resultaba para el sujeto imposible
de este discurso exige. Así como entonces a partir del captar uno de los giros porque el sujeto es intrínseco
trabajo de Freud, «Sobre algunos mecanismos neuró- al toro, es decir que el sujeto está en el toro, es el toro.
ticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» Y el toro es la neurosis. En ese sentido no hay forma

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

de que se capte ese agujero central del toro, que es el próximo a la castración que es posible de ser articula-
agujero que para nosotros va a situar la privación. No do con estos elementos es aquello que a partir de la
hay otra forma de dar cuenta de ese otro giro, que en frustración permite dar cuenta de la privación.
este caso es el del deseo, porque situamos la demanda Es por eso que promovemos con insistencia el hecho
en el giro del agujero interior del toro. El agujero cen- que la clínica y la lógica que el psicoanálisis se pone
tral es el agujero que da cuenta del giro del deseo. en juego a partir de la reflexión con estos objetos: el
Entonces, en tanto que somos intrínsecos al toro, no toro, las escrituras.
hay forma de captar ese giro del deseo si no es a par-
tir de otro toro, de otro toro que se le enlaza.
Pensemos en un toro como un redondel de cuerda, Preguntas y respuestas
como un anillo de hilo, un toro reducido al mínimo, y
el otro toro como aquel que pasa por el agujero del Participante: —¿La privación tendría que ver más con
primer redondel. Tendríamos un toro, es el redondel el pequeño otro, en relación a la falta del objeto?
del deseo, es el agujero que corresponde al deseo, enton-
ces el otro toro para poder captar ese giro debe pasar Héctor Franch: —Entiendo que Lacan se pregunta en
por el agujero central, como pasa un redondel de hilo el Seminario IX, «La identificación» cómo se pasa del
por dentro del otro redondel de hilo. Hasta que no hay pequeño otro al gran Otro. ¿Qué significa ‘cómo se
otro, no hay forma de dar cuenta de la privación, es pasa’?, cómo se recupera lo que en un primer momen-
lo que se dice en esta interpretación en otro momento to se presenta en relación con el pequeño otro, en tér-
de la enseñanza de Lacan. Es otra forma de dar cuen- minos del gran Otro. Lacan trabaja en su enseñanza
ta que no hay privación para el sujeto sino a partir de la frustración, la castración y la privación como cate-
la frustración. Esto es importante clínicamente, es decir, gorías de la falta. Hace una referencia sostenida a estas
no sólo se trata de que atendamos al significante en la categorías de la falta porque se articulan según los dis-
práctica del análisis, se trata de que veamos qué le pasa tintos registros: imaginario, simbólico y real. La frus-
al analizante con el otro, con su pequeño otro, con su tración pertenece al registro de lo imaginario, pone
semejante, con esa imagen del otro que no es sino él en juego al pequeño otro, y la privación requiere de
mismo. Es importante la escritura de la estructura de lo simbólico, es el símbolo el que introduce la falta.
la metáfora. Entonces es a partir del otro toro, —siem- En el análisis se trabaja para dar cuenta de cómo el suje-
pre y cuando podamos hacer ese trabajo con el signi- to se constituye y en qué punto falta la falta, pues la
ficante, que supone la sustitución según la escritura falta tiene que serle restituida. Es lo mismo con las fór-
que podríamos llamar de la formalización lógica de mulas de Juanito, Juanito parte de un punto en que
la frustración— sólo a partir de ese otro es posible dar las cosas no funcionan en términos de metáfora —es
cuenta de esa vuelta que, en este caso, es lo más pró- lo mismo que decir, en términos de falta, y de estruc-
ximo a la castración que es posible articular, que es turación de la falta—, entonces queda girando de falso
posible de ser articulado con estos elementos. Lo más alrededor de la amenaza de castración que es la razón

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 10 - El objeto a y el otro

de su fobia. Lacan da cuenta en el seminario de la trans- Héctor Franch: —Seguro, porque es parcial. Se trata
mutación, la transformación de la escritura de Juanito de objeto parcial. Pero no es una parte de un todo por-
y muestra el punto al que llega Juanito. Esto no signi- que no hay todo.
fica que Juanito llegó a analizarse hasta el final. Juanito
cuando es mayor va a ver a Freud y se descubre que
se había olvidado de todo. Eso no es suficiente para Referencias bibliográficas
pensar que se produjo un fin de análisis. Pero existió
una transformación, se operó una transformación en • Freud, S. «Sobre algunos mecanismos neuróticos
el sentido de la constitución del sujeto en relación con en los celos, la paranoia y la homosexualidad» 1921,
el significante. En el análisis se trata de la pregunta qué Obras completas.
es la metáfora cuando no es el Edipo. Y según las fór- • Lacan, J. «La ciencia y la verdad». Escritos II.
mulas iniciales de Juanito qué es la castración si no es • Lacan, J. «La instancia de la letra o la razón a par-
la castración no es una amenaza. tir de Freud». Escritos I.
• Lacan, J. «La metáfora del sujeto». Escritos II.
Participante: —Quería saber si podés agregar algo en • Lacan, J. Seminario IV «La relación de objeto».
relación a la metonimia, a propósito de la fórmula que Paidós. Buenos Aires,
tomabas de San Agustín, se podría pensar también algo • Lacan, J. Seminario VI «El deseo y su interpreta-
en relación a la metonimia por esto de la totalidad que ción». Inédito.
aparece abajo con la ‘I’, y una parte de esa totalidad • Lacan, J. Seminario IX «La identificación». Inédito.
representada por el seno materno. • Salafia, A. Clases de enseñanza. Inédito.

Héctor Franch: —No hay en ese sentido metáfora sin


metonimia. Si la sustitución constituye el objeto del
deseo para el sujeto, y eso es lo que da lugar a la causa
del deseo, en esa misma sustitución el objeto deviene
metonímico. Tenemos la metáfora según la escritura
lacaniana que funda el objeto en tanto que metoními-
co justamente como objeto del deseo y causa del deseo.
Por eso es que Lacan se pregunta por la función del
significante a la luz de ese significante privilegiado que
es el falo. Es este significante el que da lugar a que los
objetos sean otros que el seno.

Participante: —Me llama la atención, a partir de ese


ejemplo, que fuera a propósito de una parte de ese todo.

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Capítulo 11
Una terceridad de inspiración estoica

Presentaciones de la estructura. El nudo borromeo.


La introducción de la terceridad. El esquema L y el grafo
del deseo. El imperativo freudiano ‘Wo Es war, soll Ich
werden’. Lógica aristotélica y lógica estoica.
Tyche y auntomaton. El apólogo de ‘Sola a las cinco’.

H emos trabajado en capítulos anteriores el nudo


borromeo, y hemos visto que con él se hace nece-
saria la puesta en juego de la terceridad para situar el
objeto a de Lacan. En este caso el objeto se ubica en
el centro del nudo borromeo.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 11 - Una terceridad de inspiración estoica

También hemos trabajado el modo en el cual Lacan, to y el Otro, inscribiendo en la zona de intersección el
en otra oportunidad y con otros medios, hace lugar a objeto a. Sin embargo podríamos poner en juego otros
la ubicación de este objeto. Trabajamos la estructura momentos de la enseñanza y plantear la cuestión en
con dos círculos considerados círculos de Euler, dos términos de las tres dimensiones del espacio. Es decir
círculos que tienen una zona en común, el círculo del aún presentando el gráfico en términos de que hay un
sujeto y el círculo del gran Otro. El gran Otro es el abajo y un arriba que hace falta respetar y tener en
campo del saber y la zona de intersección, el no-saber, cuenta, podríamos plantear la cuestión partiendo sólo
en esta zona, no casualmente, escribimos el objeto a. de dos círculos. Estos círculos deben corresponderse
con alguna cosa, para mostrar luego cómo se intro-
duce el tercero, para que se vea efectivamente de qué
manera estos dos círculos resultan anudados. No hay
nada que indique que este círculo no esté suelto con
respecto al otro círculo. Si les enlazamos en la alter-
nancia pasando por arriba y pasando por abajo un ter-
cer círculo, pongo en juego la terceridad que hace que
estos dos ya no permanezcan sueltos, que queden anu-
dados, que ya no resulten disociados, que queden aso-
Esta presentación de la estructura es trabajada hasta ciados.
cierto momento de la enseñanza de Lacan ya que care-
ce de la inclusión de la terceridad y de la puesta en juego
de las tres dimensiones del espacio. En tanto que estos
círculos no presentan ninguna alternancia, son círcu-
los que funcionan como una proyección, se proyectan
como se proyecta una imagen sobre una pared, es una
proyección plana, hay intersecciones, puntos super-
puestos. En el nudo borromeo, como podemos ver en
el dibujo, existe una convención para indicar que el
redondel pasa por abajo y pasa por arriba, y así suce-
sivamente, esto muestra una alternancia. Hay la pues-
ta en juego de la tercera dimensión, ya que hace falta Digamos que un círculo se corresponde con las ‘cosas’
la tercera dimensión del espacio para que algo pase por y el otro con las ‘palabras’. Como punto de partida
arriba, pase por abajo, de otra manera sería imposible para trabajar la relación que hay entre las palabras y
registrar ese hecho y esa diferencia. las cosas, podemos decir que estos dos están totalmen-
En otros capítulos también hemos trabajado otra te separados, no tienen ningún tipo de conexión, no
estructura, la que trata la confrontación entre el suje- hay ningún tipo de nexo entre ellos.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 11 - Una terceridad de inspiración estoica

ta de la conexión del significado con el significante


necesitamos poner en juego una estructura que ponga
en juego la terceridad. La terceridad es retomada por
Lacan en términos del nudo borromeo, no está plan-
teada por los estoicos en términos del nudos pero es
un punto al que Lacan arriba luego de apoyarse en el
aporte de la lógica estoica y la teoría del signo de los
estoicos. Todo esto porque la estructura en el psicoa-
nálisis considera al sujeto y requiere de la función de
Se produce una transformación cuando se agrega un ese objeto a.
tercer redondel de hilo, en este caso le pondremos una Hay una necesidad de una instancia tercera para
‘X’, no tenemos aún que determinar de qué redondel dar cuenta del objeto a. Este objeto es un invento laca-
se trata o qué función cumple, ni cómo se llama el niano necesario para permitir la lógica del discurso
redondel que cumple la función de mantener unidas del psicoanálisis. Hemos trabajado que no existe una
las palabras y las cosas que originalmente aparecen relación directa entre el sujeto y el gran Otro, esto es
separadas. Es muy importante esta otra forma de intro- algo que podemos ver en los grafos de Lacan.
ducir la terceridad. En ambos casos se trata del mismo
nudo, es el nudo de la metáfora paterna, y no es casua-
lidad que este nudo lleve ese nombre. Hay una opera-
ción de metáfora que permite que las cosas y las pala-
bras permanezcan asociadas.
Para poder trabajar la cuestión de la terceridad es
importante que introduzcamos la lógica estoica. En
un principio podemos considerar que esta lógica está
asociada a una teoría del signo que hace necesario ir
más allá del significante y el significado. A partir de
la lingüística estructural estamos acostumbrados a con-
siderar el signo como bifásico, como una partición que Podríamos tomar cualquiera de ellos. Me voy a refe-
consiste en la del significante y la del significado. De rir fundamentalmente a dos, el esquema lambda o
este modo nos mantenemos en la esfera del dos: signi- esquema L, y el grafo del deseo. El esquema L tiene
ficante/significado. La terceridad ha sido una cuestión cuatro vértices que consisten en el sujeto, el gran Otro,
y un tema introducido por la lógica estoica y por la el a, el a’. Este esquema pone en juego dos ejes, la rela-
teoría del signo de los estoicos. El tema es cuál es su ción imaginaria, que está en cruz, haciendo obstá-
conexión, en qué consiste la conexión del significado culo a la relación simbólica, la del sujeto y el gran
con el significante. De esa manera, para poder dar cuen- Otro.

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 11 - Una terceridad de inspiración estoica

del grafo y en dos lugares. Tenemos el sujeto confron-


tado a la demanda, se escribe $D, y el sujeto confron-
tado al objeto a, que es la fórmula del fantasma $.
Es interesante observar que el sujeto aparece en rela-
ción con el gran Otro sólo en el esquema L, y no apa-
rece en relación con el gran Otro de una manera direc-
ta en el esquema que llamamos grafo del deseo. Sólo
aparece en una relación directa con el objeto a en el
caso del fantasma, y con la demanda en el caso de la
pulsión.
Es necesario para el sujeto, para poder desprender-
El grafo del deseo parte del esquema que se conoce con se del gran Otro, hacer una operación con un objeto
el nombre de célula elemental del grafo. Son dos vec- llamado objeto a en el álgebra lacaniana. Como pode-
tores que se cruzan en dos puntos, primero en el punto mos ver en ninguno de los dos esquemas hay una rela-
del gran Otro, el del código, y después en el punto del ción directa con el gran Otro. Podría decirse que en el
mensaje o del significado a partir del gran Otro. A su esquema L sí la hay, en tanto que aquí en el esquema
vez, tenemos el apoyo en la relación imaginaria que del grafo del deseo solamente está en relación con el
se da entre el yo (je), término del discurso concreto y pequeño otro, con el objeto a en el fantasma, y con la
demanda en el caso del matema de la pulsión. Tenemos
aquí, en apariencia, en el esquema L la relación del suje-
to con el gran Otro, pero la pregunta es: ¿es éste el suje-
to? Lacan cuando introduce este esquema, el esquema
L, dice que la S debe leerse «Es», dice «Es, el sujeto»,
pero también es el «Es». Cuando dice el «Es» se está
refiriendo a la letra, es leer la letra, la letra para nos-
otros, letra «S» («Ese»), pero se lee «Es» tanto en ale-
mán como en francés. Lacan dice que es el sujeto pero
el sujeto en tanto que indeterminado, esa es la razón
por la cual este sujeto en el caso del esquema Lambda
no aparece barrado, no aparece con la marca que lleva
en todos los otros casos. En el caso del sujeto confron-
tarlo con la demanda es el sujeto barrado, en el caso
la imagen del yo, el otro imaginario, i(a). de su confrontación con el objeto a, también es el suje-
En esta célula elemental no vemos aparecer el sujeto to barrado. En el caso del esquema L el sujeto no está
en ningún lado, el sujeto sólo aparecerá en otro piso barrado y el Otro tampoco como lo está en el grafo

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El objeto a en la clínica del psicoanálisis Capítulo 11 - Una terceridad de inspiración estoica

del deseo. Lo que es importante es que esa indetermi- su nieto. Es el ejemplo del Fortda. Esta lectura se pro-
nación que Lacan señala en el sujeto es la que vuelve duce en «Más allá del principio de placer» en donde
a encontrarse en el imperativo freudiano, el imperati- Freud hace una observación del juego de su nieto con
vo por excelencia de Freud, que es un imperativo de un objeto, un carretel atado a un hilo. Hay un párra-
inspiración presocrática: «Wo Es war, soll Ich werden». fo en donde es destacada la función del carrete y de
Hay razones para que lo citemos en alemán porque cómo Lacan lo interpreta a la luz de la estructura. Dice:
hay problemas de traducción en el caso de este impe- «El carretel no es la madre reducida a una pequeña
rativo. En el imperativo aparece el «Es». Una de las bola por algún juego digno de jíbaros, es como un tro-
traducciones posibles de la consigna freudiana es: cito del sujeto que se desprende pero sin dejar de ser
«Donde Ello era…» y el «Es» en este caso se corres- bien suyo, pues sigue reteniéndolo. Esto da lugar para
ponde con el «Ello» en Freud «…el yo…» o el ‘suje- decir, a imitación de Aristóteles, que el hombre piensa
to’, es más el sujeto que el ‘yo’, «…debe avenir.», eso con su objeto». Aristóteles dice: «El hombre piensa
es lo que significa ‘soll’ y ‘werden’, entonces: «Wo Es con su alma», aquí Lacan sustituye ‘alma’ por ‘obje-
war, soll Ich werden». ¿Qué significa?, que hay una to’, vamos a ver de qué objeto se trata. Sigue: «Con
coincidencia y concordancia entre el imperativo freu- su objetos salta el niño los linderos de su dominio trans-
diano y la indicación en Lacan respecto del esquema formado en pozo y empieza su cantilena. Si el signifi-
L de que el sujeto en este caso —y es el único caso en cante es en verdad la primera marca del sujeto, cómo
donde del sujeto aparece en los matema lacanianos rela- no reconocer en este caso —por el solo hecho de que
cionado directamente con el gran Otro— está inde- el juego va acompañado por una de las primeras opo-
terminado. Es decir «Donde Ello era, el Sujeto debe siciones en ser pronunciadas—…» oposiciones fone-
advenir», es decir: donde era el «Es», el sujeto en tanto máticas, oposiciones del significante «…cómo no reco-
que indeterminado, ahí el sujeto debe advenir, el afo- nocer en este caso que en el objeto al que esta oposi-
rismo significa eso. En el psicoanálisis se trata del adve- ción se aplica en acto, en el carrete, en él hemos de
nimiento del sujeto como sujeto, no hay otra forma designar al sujeto. A este objeto daremos posterior-
de que el sujeto advenga como tal si no es en relación mente su nombre de álgebra lacaniana: el a minúscu-
al significante. Esto es lo que escribe el matema la pul- la». Tenemos que destacar que allí hay una referencia
sión cuando confronta al sujeto con la demanda, o con explícita y directa a la función de ese objeto, y al rol
el objeto a, que es el objeto causa del deseo, en el mate- que ese objeto cumple entre el sujeto y el Otro. También
ma del fantasma. El sujeto que adviene resulta deter- es importante que Lacan, en el contexto de esta inter-
minado, y al resultar determinado es barrado, es el suje- pretación, haga una referencia a Aristóteles y a una
to determinado por el significante. lectura de dos términos aristotélicos, tyche y automa-
Hay una clase del Seminario XI titulada «Tyche y ton. Porque Lacan a partir del Seminario XII, «Proble-
automaton». En esta clase Lacan habla de la relación mas cruciales para el psicoanálisis» empieza a seguir
entre el sujeto y el gran Otro apoyándose en el ejem- los derroteros de la lógica estoica y tiene en cuenta el
plo que Freud destaca en la observación del juego de aporte que la lógica estoica puede hacer a su enseñan-

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za. Desde el Seminario XI, «Los cuatro conceptos fun- estoica no se trata ni del particular ni del universal,
damentales del psicoanálisis» ya hay rastros e indica- sino del singular. La singularidad en el silogismo estoi-
ciones de eso. ¿Por qué entonces este capitulo se llama co es la implicación del sujeto, es el verbo como un atri-
«Tyche y automaton»? Estos son dos términos que buto del sujeto en tanto que acontecimiento. Es el suje-
tomados de Aristóteles van a recibir por parte de Lacan to en tanto que acontecimiento. Entonces la frase es:
—para dar cuenta del lugar y de la función de la «Wo Es war, soll Ich werden», «Donde Ello era…» o
causa— una lectura, una interpretación diferente, «Allí donde el sujeto en tanto que indeterminado esta-
podríamos decir una lectura y una interpretación estoi- ba…», entonces «Donde Ello era, allí debo advenir
cas. como Sujeto», y en el advenir está indicado el aconte-
Es necesario en este punto diferenciar la lógica estoi- cimiento.
ca de la lógica aristotélica. Para los estoicos se trata En 1975, en «Conferencia en Ginebra sobre el sín-
de fundamentos y no de conceptos, para ellos es cen- toma», Lacan dice: «Quisiera evocar aquí la fórmula
tral el atributo, y el atributo como diferente del predi- de Freud de ‘soll Ich werden’, a la que me dedique más
cado. Podemos decir que la predicación es aristotéli- de una vez. ¿Qué quiere decir ‘werden’? Es muy difí-
ca y la atribución es estoica. Esto significa que por ejem- cil traducirlo. Va hacia algo…» ¿por qué dice «va hacia
plo cuando para Aristóteles —y es el ejemplo clásico algo»?, porque en francés ‘ver’ significa ‘ir hacia…’,
de los estoicos— «El árbol es verde», aparece ‘es’ la «…¿Es algo ese ‘den’?…», (ver-den). Tal vez esa deri-
cópula, y ‘ verde’ como el predicado del sujeto ‘árbol’, vación no nos interesa especialmente porque atañe más
para los estoicos sería «El árbol verdea». En donde se específicamente a la lengua francesa, pero después dice
produce la conjunción entre la cópula y el predicado, algo que sí resuena en la nuestra «…¿El ‘Werden’ es
la cuestión es efectivamente la del verbo, el verbo resul- un verdear? ¿Qué hay en el ‘devenir’ alemán? Cada
ta una atribución dada al sujeto. El atributo del suje- lengua tiene su genio y traducir ‘Werden’ como ‘deve-
to es el verbo y el predicado del sujeto ‘árbol’ es ‘verde’ nir’ sólo tiene verdaderamente algún alcance en lo que
y va acompañado de la cópula. En el caso de la lógica ya hay de ‘den’ en el devenir.» Lacan establece un juego
estoica el verbo y el predicado se fusionan, y el predi- de resonancia, una homofonía —importa en este caso
cado deja de ser predicado, se convierte en atributo y el alemán y el español para nosotros, como ocurre entre
el verbo, que significa acción, introduce un aconteci- el alemán y el francés para Lacan—. Hay un juego
miento. Esto está en relación con lo que en el psicoa- homofónico entre el ‘werden’ y el ‘verdear’. La pro-
nálisis llamamos el sujeto. Mientras que la lógica aris- posición «El árbol verdea», un ejemplo clásico de la
totélica, que luego derivó en la lógica de clases sostie- lógica estoica. Lacan está inyectando estoicismo en el
ne el universal. El universal acepta los particulares imperativo freudiano que leemos para ver de qué mane-
como individuos pertenecientes al universal, allí no ra el sujeto se pone en relación con el gran Otro. En el
hay lugar para el sujeto. El sujeto se diluye en la ten- esquema L en tanto que indeterminación, en el grafo
sión entre el particular y el universal, punto de parti- del deseo en tanto que determinación, porque recibe
da del silogismo aristotélico. En cambio para lógica la barra que lo divide, no frente al gran Otro, sino fren-

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te al significante en la fórmula de la pulsión, respecto la enseñanza de Lacan. Y entonces en ese sentido nos
del objeto en la fórmula del fantasma. pareció importante tener en cuenta que parte del pro-
«Wo Es war, soll Ich werden», es decir «Allí donde grama de Lacan relación a la estética pasa por apoyar-
Ello era, el Sujeto, en tanto que yo —podríamos decir se en la lógica estoica y en su teoría del signo. Quiere
incluso— debe advenir» o bien «Yo como sujeto debo decir que es desde ahí que también tenemos una indi-
advenir», es otra interpretación, no exactamente la del cación de cómo funciona esta sensibilidad que hace falta
yo sino la del sujeto, de esta manera le estamos dando que el analista practique. Nos parece importante indi-
preeminencia al sujeto. Esto pone en juego dos cuestio- carlo de esta manera, poniendo en juego algunos ejem-
nes: primero el lugar, cuando decimos ‘donde’ ese es el plos, y entre ellos tomando un ejemplo que Lacan intro-
lugar, y segundo, el tiempo, tanto en ‘donde era’, y ‘debe duce a propósito de la lógica estoica. Este ejemplo es
advenir’. Tanto el ‘donde era’ como el advenimiento conocido como el apólogo de «Sola a las cinco».
suponen una función del tiempo. No podría ocurrir de Reencontraremos en este ejemplo tyche y automaton y
otra manera, tratándose de un movimiento, que por la veremos que nos indica una forma de tratar una situa-
vía del acontecimiento hace existir al sujeto, es decir que ción en donde está comprometido tanto el signo como
hay una cuestión con el tiempo y con el lugar. Esta cues- el significante, nos indica cómo tratarlo en términos del
tión del tiempo y del lugar es retomado por Lacan mucho discurso psicoanalítico y en presencia de algunos con-
tiempo después en su enseñanza, en el Seminario «La ceptos que se desprenden de la lógica de los estoicos.
topología y el tiempo». La topología es una cuestión El apólogo es un mensaje que una joven envía a su
del lugar y el tiempo es una cuestión de esa función que amante. Esto comienza con el marco de una ventana,
destacamos aquí. Hemos dicho que Lacan se propone, es un punto que hay que destacar. El fantasma nos per-
y es explícito en esto, rehacer la estética kantiana. La mite tratar el tema del objeto a en Lacan y la fantasía
estética trascendental kantiana es la que ha apoyado y en Freud. Lacan inventa el objeto a, lo inventa a par-
sostenido una versión del espacio y del tiempo muy par- tir de su trabajo como analista y lo inventa en fun-
ticular, que nos domina aún y nos determina en nues- ción de la lectura que hace de Freud. En Freud hay
tra forma de pensar. Rehacer la estética supondría en referencias al fantasma que no debe confundirse con
ese sentido introducir —como en algún momento se dijo las fantasías. Hay dos textos que son «Pegan a un
en el seminario— un cambio en la sensibilidad, intro- niño» y el sueño de «el hombre de los lobos», tanto
ducir algo nuevo en la sensibilidad. Esto significa que a a un texto como en el otro Freud introduce distintos
partir de otra estética que la kantiana, la que el psicoa- aspectos del fantasma. Veremos algunos aspectos que
nálisis se propone trabajar, el analista debe poder prac- se introducen en el sueño del «hombre de los lobos»,
ticar otra sensibilidad, lo cual significa ser sensible a algo en este sueño se destaca el hecho de que es un sueño
que está fundado en esa estética en tanto que estética enmarcado. Se desarrolla en el marco de una venta-
resulta rehecha a partir de otra consideración del espa- na. Este hecho introduce una similitud interesante
cio y del tiempo. Esta es una de las razones por las cua- entre el sueño del «hombre de los lobos» y el apólo-
les hay largos e importantes desarrollos topológicos en go que Lacan elige.

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hay significante, debemos ajustar la definición. Ya no


se trata más de eso que representa algo para alguien.
Ahora como está escrito en la fórmula anterior, un sig-
nificante representa a un sujeto para otro significan-
te. Es importante ver de que reencontramos la estruc-
tura tripartita que indicamos al comienzo. Esta estruc-
tura ya está en la definición del signo de Peirce aunque
no se la encuentra en el tratamiento de signo de la lin-
güística moderna, la lingüística estructural. Esta estruc-
tura está en la definición del signo de Peirce, porque
Es un mensaje de una jovencita dirigido a su amante, Peirce es un pensador influido por la lógica estoica.
hay algunos elementos en juego. Una cortina, cinco Contamos con la terceridad del signo, lo que no tene-
macetas, un mensaje codificado, entonces hay un códi- mos aún es el sujeto. A pesar de que este mensaje es
go. La cortina descorrida significa ‘sola’ y las cinco presentado inicialmente compuesto como un código
macetas significan que es a las 5 hs. que ella va a estar nos interesa analizar lo que ocurre cuando se lo lee a
sola a las 5. Este es el mensaje que le dirige al amante. la luz del significante. Partimos de que un significante
Se trata de signos ¿Qué es un signo? Según la defini- representa un sujeto para otro significante.
ción de Peirce, un signo es lo que representa algo para
alguien. El signo de la cortina representa ‘sola’, ¿para
quién? Para el amante. Las cinco macetas representan
‘a las 5hs.’ para el amante. Entre los signos que cons-
tituyen la cortina y las macetas de flores se compone
la expresión: ‘sola a las cinco’. Pareciera que la posi-
bilidad de análisis se detiene acá en tanto se trata de
un mensaje regulado por un código preestablecido entre
ella y a quién va dirigido, el amante. ¿Cuál es, entonces, el significante? El significante es
‘sola’, en verdad es ‘Être seule’ en francés, podría tra-
ducirse ‘estoy sola’. Lo primero que Lacan se pregun-
ta es qué relación tiene la cortina con ‘sola’. No tiene
ninguna relación, y no nos interesa ir más allá si no sólo
el hecho de que ‘sola’ va al lugar de la cortina. La cor-
tina descorrida, abierta tal como se ve en el dibujo sig-
nifica ‘sola’, y como dice Lacan ‘sola’ es ya un signifi-
Sin embargo, dice Lacan, como este signo se traduce cante. Si esto es así, podríamos preguntarnos si no quie-
al lenguaje, en el signo hay significante. Y si en el signo re decir otra cosa. Ponemos ‘sola’ en el lugar del

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significante, y ponemos debajo de ‘sola’, ‘sujeto’, en encuentro con el amante, este sólo se realiza a partir
tanto que un significante, el significante ‘sola’, repre- de que se construye la estructura tripartita: ‘sola a las
senta a un sujeto. Esa es la primera parte de la defini- 5hs’. Hace falta la terceridad, el ‘a las 5hs’ para que se
ción tripartita del significante dada por Lacan. ‘Sola’ produzca el llamado a la cita. Sólo a partir de esta ter-
va al lugar del significante, se escribe sobre el sujeto. ceridad en juego se produce una diferencia entre ‘estar
Lacan dice que esto quiere decir que el sujeto no es uno. sola’, o ‘ser sola’, entre ‘être seule’ y ‘être la seule’, que
El sujeto nunca está solo, se ve desde su constitución se puede traducir como ‘ser la única’. En español no
que aparece siempre rodeado de objetos, entonces el suje- tenemos la misma posibilidad porque ‘sola’ significa
to, en verdad, nunca está solo. Es por eso que el sujeto ‘sola’, y ‘única’ significa ‘única’, pero ‘ser sola’ se puede
aparece barrado debajo del significante ‘sola’. Lacan traducir como ‘ser la única’. ‘Ser la única’ sólo aparece
da la escritura del sujeto por una fracción: uno sobre por esta terceridad de la estructura, se completa el lla-
solo, uno/solo. Esta división entre ‘uno’ y ‘solo’ es la mado al amante que hace que esto vuelva sobre la
división que dice que el sujeto no es uno solo, porque estructura inicial que solamente contaba con dos tér-
está dividido, y es la forma de indicar, por la estructu- minos, para abrirnos la alternativa de que no es lo
ra fraccionaria que recibe lo que va debajo de la barra, mismo ‘estar sola’ que ‘ser la única’. Hay un llamado
que resultará un sujeto dividido. al único que puede colmar su soledad, ella se propone
en su fantasma como siendo la única para aquél que
es llamado.

Esta no es aún la estructura tripartita, hace falta agre- Veremos cómo Lacan cierra la interpretación de este
gar el segundo elemento, ‘a las 5hs’. El significante ‘sola’ apólogo repitiéndolo. Aquí tenemos la ventana, esta
representa al sujeto para el otro significante, y en este vez vacía, alrededor de la que Lacan escribe tres tér-
caso el otro significante es el significante ‘a las 5hs’. minos: el término ‘lekton’, el término ‘tuchanon’ y el
Este significante constituye el otro término de la estruc- término ‘deseo’. ‘Lekton’ y ‘tuchanon’ son dos térmi-
tura tripartita. Es por la aparición del segundo signifi- nos extraídos de la lógica estoica. El ‘lekton’ es lo legi-
cante, que se construye la terceridad que permite a ble, y hay algo que se presenta como legible y indica-
Lacan decir que este ‘sola’ va a referirse a 1 sobre a, 1/a. rá dos direcciones: la del deseo y la de ‘tuchanon’. La
Esta nueva fracción sustituye al uno/solo, es 1/a, en esta de ‘tuchanon’ es la del encuentro, habíamos dicho que
fracción vemos aparecer el a. Hay un llamado a un el llamado al amante supone un encuentro para una

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cita, y tiene un parentesco directo con el término ‘tyche’ que se contrasta con el automaton. Esto es desarro-
como es trabajado por Lacan en el Seminario XI. La llado por Lacan en el Seminario XI, «Los conceptos
lectura de este apólogo toma otro cariz ya que se plan- fundamentales del psicoanálisis. En ese seminario
tea otra dialéctica cuando se lee en función de esta Lacan retoma la teoría de la causa aristotélica dice que
estructura en donde hace falta introducir a la terceri- el automaton es la repetición de los signos, es el retor-
dad que es el otro significante, es por este otro signifi- no del significante, en cambio la tyche es el encuentro
cante que se concretiza el llamado, la cita. Esta ins- con lo real, es la contingencia. Esto implica que hay
tancia tercera introduce la posibilidad de encuentro por- algo que introduce la terceridad como contingencia
que hay un llamado, es a partir de ahí que se van a que permite esa legibilidad que da cuenta del fantas-
indicar las dos direcciones: la del encuentro por un lado ma oculto para la jovencita, el fantasma de ser la única
hacia la derecha, y la del deseo hacia la izquierda. A par- para ese deseo.
tir de ‘tuchanon’ es posible hacer la diferencia entre ‘estoy La necesidad de que se ponga en juego el otro sig-
sola’ y ‘ser la única’. A partir de lo legible, del ‘lekton’, nificante se puede encontrar en muchos ejemplos de
es donde se estructura el deseo, no importa que lo lea Freud, uno de ellos es cuando el hombre de las ratas
aquel al que resulta dirigido, sino que se presentan las tiene pensamientos que le resultan insoportables y de
dos direcciones: la del encuentro, en el sentido con- los cuales tiene que defenderse. Estos pensamientos con-
trario de lo que el sujeto dividido anuncia al plantear- sisten en que algo malo le iba a pasar a la dama o a su
se como sólo, pero al mismo tiempo lo que esconde y padre, y entonces dice en ese caso ‘aber’ en alemán, se
disimula en tanto que pretende ser la única para ese traduce como ‘pero’, y hace con la mano un gesto de
encuentro, ser la única se sitúa respecto del deseo como rechazo. Esta fórmula le funciona relativamente bien
deseo del Otro. Es por eso que situamos el fantasma hasta que introduce un cambio, en vez de pronunciar
en esta dirección, hacia la izquierda. ‘aber’ pronuncia ‘abér’, acentuando la segunda vocal,
Se trata de captar la sensibilidad que se introduce la ‘e’. Freud le pregunta al hombre de las ratas por qué
a propósito de la propuesta de rehacer la estética con ahora lo pronuncia de esa manera, y él le dice que esa
la topología psicoanalítica. Esta tarea se apoya en el fórmula ha perdido eficacia y esto se debe a que la vocal
aporte de la lógica estoica. Las dos clases del Seminario resulta imperceptible, entonces tiene la necesidad de
XII, «Problemas cruciales para el psicoanálisis», en remarcar la ‘e’, y para remarcarla la acentúa. Sin embar-
las que Lacan trata este apólogo están precedidas por go, con la sensibilidad de inspiración estoica que Freud
el aporte de los estoicos y tratadas en esos términos, sabía practicar, dice que la acentuación de la ‘e’ no
específicamente con el ‘lekton’ y con el ‘tuchanon’. Esta corresponde a la explicación que da el hombre de las
sensibilidad hace necesaria la estructura en tanto que ratas y dice que esto se debe al hecho de que hay en
está en juego el significante que representa al sujeto juego otro término que es efectivamente un término
para otro significante, el llamado al otro significante, que se pronuncia como ‘abér’ acentuando la ‘e’, y que
el llamado a ese que construye la terceridad porque se escribe ‘Abwehr’, que significa ‘defensa’. Dice Freud
introduce la dimensión del encuentro, de la cita, algo que esta transformación que el hombre de las ratas se

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ve llevado a producir se debe a que él se ha percatado escuchar que, en realidad, se trata de lo opuesto, todo
de la función de la defensa, no solamente de las defen- esto acompañado del desciframiento de una tos histé-
sas militares que era un tema que lo comprometía en rica que Dora padece. Lo opuesto introduce que el
su caso, sino también en el sentido del concepto psi- padre que era alguien adinerado, era impotente sexual-
coanalítico. ‘Abwehr’ en el sentido de defensa en el mente. Se trata de lo que hay entre ‘Vermögen’ y
psicoanálisis. Esto pone en juego que un significante ‘Unvermögen’, que es su negación. En el paso de la
representa a un sujeto para otro significante. Lo que potencia a la impotencia es en donde se pone en juego
Freud escucha es que en la transformación que pro- la estructura tercera que hace lugar al desciframiento,
duce el hombre de las ratas hay mucho más de lo que en este caso el del síntoma histérico de la tos en Dora.
él explica y dice que la letra ‘w’ tiene, además, una fun-
ción específica en ese caso.
En relación con la lógica de inspiración estoica recor- Preguntas y respuestas
demos que Freud en el texto «La denegación» empie-
za por la atribución para llegar a plantear el proble- Participante: —¿Podría ampliar un poco más acerca
ma de la existencia. Ese texto resulta difícil de seguir del tyche y automaton, y la cuestión del significante?
porque funciona al revés de como pensamos habitual-
mente. Habitualmente pensamos que hay una existen- Héctor Franch: —Hay una injusticia que se comete con
cia que tiene una atribución, eso es aristotélico. Freud Aristóteles. Lacan vuelve a Aristóteles y lo lee a la luz
dice que primero hay una atribución, y después se ve de otros conceptos. Es lo que ocurre en el caso de
si se encuentra o no el objeto en la realidad. Freud des- «tyche y automaton». Para Aristóteles tyche y auto-
arrolla sin enunciarlo una lógica en términos de atri- maton son fortuna y azar, es decir, algo puede ocurrir
bución y existencia que es de inspiración estoica. Freud por azar pero puede ser que no implique tener suerte.
practicaba esto en su trabajo analítico y en sus textos, En cambio puede ser que haya una combinación del
esto hace que sea difícil su lectura y comprensión, este azar y la suerte, el azar es el automaton y la suerte es
problema se renueva y se repite con Lacan. tyche. Lacan retoma estos términos y hace otra inter-
Otro caso paradigmático y en donde se repite la pretación, automaton es la repetición del significante,
misma estructura es cuando Dora le dice a Freud que el recorrido de la red, el retorno del signo o el retorno
la Sra. K esta enamorada de su papá porque su papá del significante, es el determinismo inconsciente. El
es un hombre de recursos, ahí se utiliza el significante inconsciente se apoya en el retorno del significante y
‘Vermögen’. Es el significante con el que dice que es hay determinismo. El tema es que no sólo hay deter-
un hombre de recursos, significa ‘con fortuna’. Pero minismo sino que también hay contingencia. También
el término alemán significa también ‘potencia’, es un hay acontecimiento, esto lo introduce la lógica estoi-
hombre de recursos y potente. Pero dice Freud que cier- ca. El acontecimiento, la contingencia a la altura del
to desliz, cierto tono que percibe Freud en el momen- seminario XI en Lacan recibe el nombre de tyche. El
to en que ella pronuncia el término ‘Vermögen’, le hace Aristóteles que estamos acostumbrados a tener en cuen-

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ta es el Aristóteles procesado por la filosofía medieval viene a realizar la estructura tripartita que da cuenta de
con Santo Tomás a la cabeza. Es el Aristóteles del sen- la contingencia en la determinación. Esto está en Lacan
tido común. Entonces somos un poco injustos con en su enseñanza desde el principio. Está en la conferen-
Aristóteles. Lacan cita a Aristóteles reiteradamente y cia del Seminario II, «Psicoanálisis y cibernética» en
hace otra lectura de Aristóteles que la lectura canóni- donde Lacan dice que no hay incompatibilidad entre el
ca. Esta otra lectura recibe un aporte importante por azar y la determinación. Puedo hacer tiradas al azar, estas
parte de los estoicos. Esto es muy importante, uno tiradas al azar demuestran, en el tiempo, que responden
podría preguntar, ¿qué significa el fantasma del que a una ley, a una determinación, pero esto no anula el azar,
venimos hablando insistentemente? El fantasma cons- es más, es compatible con el azar. La contingencia se rea-
tituye nuestra realidad, pero nuestra realidad como liza en una estructura tercera, difícil de introducir, fue
sueño. Hay un poeta español, Calderón de la Barca, introducida en los estoicos, no está clásicamente intro-
que sostiene que la vida es sueño. En este sentido no ducida y concierne al sujeto y al sujeto como aconteci-
está del todo equivocado, porque soñamos y cuando miento.
nos despertamos nos despertamos a otro tipo de sueño
que es el sueño del fantasma, nuestra realidad. Nuestra
realidad está sostenida por el fantasma. ¿Y el fantas- Referencias bibliográficas
ma qué es? es la determinación simbólica, es la deter-
minación del significante, es la determinación que sufri- • Lacan, J. «Conferencia en Ginebra sobre el síntoma».
mos como sujetos del significante. Por eso el texto de Intervenciones y textos 2, Manatial.
Freud, «Pegan a un niño» trata de un fantasma maso- • Lacan, J. Seminario XI «La identificación» 1961-1962.
quista, pero no es un fantasma particular, es un fan- Inédito
tasma que concierne a todo ser hablante. Todo ser • Lacan, J. Seminario XII «Problemas cruciales para el
hablante tiene una cuota de masoquismo que hizo que psicoanálisis» 1964-1965. Inédito
Freud hablara de un masoquismo primario. Es el maso-
quismo al que estamos sometidos por estar determi-
nados por el significante. ¿Pero eso es todo? La pre-
gunta, ¿eso es todo? ¿Qué significa? Significa que no
se puede salir del fantasma, pero se puede dar cuenta
del fantasma, eso supone una puesta entre paréntesis de
ese masoquismo que es la determinación significante
como tal. Este es el hecho de que podamos hacer lugar a
la contingencia. ¿Qué es la contingencia? Es la tyche, es
el encuentro como se ve en el apólogo del mensaje que
se dirige al enamorado, a ese encuentro que es el encuen-
tro con el enamorado pero que también es ese otro que

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