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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CC.CC


Escuela Académico Profesional Secundaria
Especialidad: Historia y Geografía

Curso: Historia del Perú I: Prehispánico y Colonial

Docente: Emilio Fernández Salas

Integrantes:

 Barrera Alayo, Roxana Ivonne


 Buñon Sangay, Percy Rafael
 Castañeda Corrales, Denisse Yamile
 Reyes Gómez, Joan Gabriel
 Romero Castro, Kervin Alejandro
 Ruiz Pozo, Geimy

Año: 3° año
EL TRABAJO EN EL ORIGEN EL HOMBRE
No fueron hombres los que, por primera vez, llegaron al suelo americano; de haber sido
hombres, es decir homos sapientis, su trabajo estaría en relación con esa sapiencia. La
más lejana expresión de trabajo descubierta en nuestro continente, por ejemplo, la
técnica parecida a la del Auriñaciense (Paleolítico superior) o la de sus similares
amricanos, como la de Folsom (20,000 a.C.) o la de Clovis (40,000 a.C.).

Todo esto demuestra que los que llegaron por el paso de Behring, y tal vez, por las
Aleutianas antes de la glaciación de Wisconsin – durante el último interglacial y
posiblemente en la penúltima glaciación, la de Illinois –, no eran todavía hombres, sino
homínidos.

Los primeros homínidos que llegaron a América vinieron, pues, soportaron todavía la
dramática lucha entre el hombre y la bestia, entre lo nuevo y lo viejo. Mediante el
trabajo estaban liberándose de la herencia del antropoide y desarrollando los caracteres
propios del hombre.

Según algunos antropólogos, los primeros seres que llegaron al Nuevo Mundo
pertenecerían a un “linaje especial” que nada tiene que ver con la bestia. El origen de la
humanización ocurrió en el Oreopithecus bambolii, hallado en Italia, al cual, por su
peculiar ausencia de especialización orgánica, lo adornan de cualidades excelsas, como
si tales cualidades hubieran surgido espontáneamente y no como una adaptación del
organismo al medio en que vivió.

El hecho en que se fundan para considerar al Oreopithecus bambolii como un miembro


privilegiado de una serie específicamente humana. Por ejemplos, en los Pongidae,
monos especializados en trepar y balancearse en las ramas de los árboles. En verdad, la
pérdida de especialización del Oreopithecus, se debió a que su antecesor, el Procónsul
– que sí era un “balanceador” que se desplazaba de rama en rama – tuvo que adaptarse
a nuevas condiciones de vida. Este, posiblemente a causa del retroceso de los bloques
como consecuencia de los cambios climáticos, se vio obligado, con frecuencia, a
complementar el alimento vegetal con restos de animales muertos.

La nueva alimentación tenía que cambiar inevitablemente su actividad y favorecer el


bipedismo dando lugar a la variación morfológica. El Oreopithecus bambolii se
caracteriza por su escaso protagonismo, al contrario de los simios, que lo tienen bien
acentuado.

El Oreopithecus bambolii, vivió hace unos quince millones de años, era un mono,
pertenece a una especie nueva que sufría a consecuencia de una alimentación
diversificada, una alimentación mixta a base de vegetales y carnes.
La propiedad esencial distingue al hombre de la bestia, según Engels, es “su capacidad
de trabajar y su aptitud para producir instrumentos de trabajo”. Si el trabajo consiste en
la búsqueda de alimentos y en la utilización de instrumentos artificiales para
conseguirlos.

La humanización se inicia en el momento en que el mono emplea herramientas en forma


sistemática para obtener su alimento.

El AustralopIthecus, fue quien descubrió su empleo (herramientas), al hacer uso de


palos, huesos largos de animales.

El habla del AustralopIthecus, estaba restringida a las reacciones fónicas y además con
determinados significados como las llamadas, amenazas, alegrías, etc.

Poseía la habilidad de cogerse de las ramas, esta habilidad le resulto útil para empuñar
palos o huesos con los que atacaría a los animales.

Al mismo tiempo que empezaron a usas herramientas de caza, surgieron las bandas para
lograr mayor eficacia en la cacería de presas y con el objetivo de defenderse.

El trabajo en común obligo a establecer medios de intercomunicación, por ello


comenzaron a movilizar su mandíbula inferior.

La alimentación rica en carne facilito el desarrollo del lenguaje articulado.

La evolución del homo sapiens en Australia fue lenta en comparación a las de otros
continentes. Esta lentitud se debió mas a condiciones ecológicas de las regiones poco
variadas de Australia y en forma secundaria a su aislamiento de otros grupos homínidos.

Lo que determino el desarrollo de la humanización fue el proceso de trabajo de los


homínidos en su necesidad de mejorar. Los grupos de homínidos menos especializados
modificaron su equipo cultural para enfrentarse a las condiciones ecológicas que iban
cambiando del templado al frío, del pluvial al clima seco. Tuvieron un mayor desarrollo
cerebral y un enriquecimiento del lenguaje.

El camello, el mastodonte y otros animales eran presas predilectas de los homínidos,


estos animales se trasladaron de un continente a otro cuando existían condiciones
favorables de paso, los homínidos solo los imitaron y siguieron.

La llegada del interglacial Riss-Wurm determinó en Alaska un clima frío. El cambio


consecuente de la flora y fauna obligó entonces a los homínidos a dispersarse hacia el
sur, donde los glaciares se habían derretido y eran reemplazados por bosques
apropiados, por su abundante fauna y vegetación, para la caza y recolección; sin
embargo, algunos de estos grupos se quedaron en la zona septentrional y allí han debido
crear un equipo cultural adecuado a las condiciones árticas.

La llegada de la glaciación del Wurm, a los homínidos le fue necesario adaptarse a las
nuevas condiciones árticas. El empleo de los métodos que eran adecuados durante la
glaciación de Riss resultaba inadecuado durante la glaciación de Wurm.

El Clovis es el testimonio más revelador de la capacidad de trabajo y desarrollo propios


del homínido en América; con el desarrollo de su trabajo y de su habla, él también
participó esencialmente e la forja del Homo sapiens americano.

Las necesidades productivas que condicionaron esta superación tecnológica


fomentaron el correspondiente desarrollo mental, al mismo tiempo que el desarrollo
del habla.

Los precursores directos del hombre primitivo señalan el comienzo de la utilización de


objetos naturales como instrumentos de ataque y defensa. Con la iniciación de la
marcha erguida del homínido se da un gran paso evolutivo al Australophitecus.

Con el Pithecanthropus y el Sinanthropus se da un paso hacia adelante: la fabricación de


herramientas, instrumentos de trabajo y con el empleo variado de estos objetos
artificiales para la satisfacción de las necesidades. Entre estos figuran trozos de roca
tallada a modo de cuchillos y lascas desbastadas para utilizarlas como puntas y
raspadores.

En estas condiciones pudo haber iniciado el Sinanthropus su migración hacia las tierras
situadas al este de Behring. Estos inmigrantes ya no solo usarían herramientas
rudimentarias, sino también el fuego.

El empleo de herramientas de huesos, piedras y el uso del fuego dentro de situaciones


adversas capacitaban al Sinanthropus para sobrevivir y multiplicarse en ecologías
desfavorables.

Cuando se produce el avance de la glaciación al Riss, el Sinantrhopus se había desplazado


hacia otras regiones o hacia América por el paso de Chukotsk y Seward para aumentar
su alimentación a través de la caza. Como un rudimentario trabajador, vino a hacer la
América con su trabajo, realizando así su humanización.

Con el consumo de la carne, al obtener más presas, aceleró el cambio de su morfología


y permitió el crecimiento de su población. Con esta aceleración el Pithecanthropus
desapareció rápidamente.

La aceleración de la humanización del Sinanthropus, conocido también como el hombre


de Pekín, debido al medio favorable que le proporcionaba el nuevo continente hizo que
el Pithecanthropus desapareciera rápidamente.
En América la antropogénesis se vio muy favorecida debido a que las condiciones de
trabajo, en un inicio, eran fáciles. Sin embargo, luego se tornaron difíciles sumándose
las alteraciones climáticas de la interglaciación de Sangamon y el último glacial de
Wisconsin.

En contraste con los grupos de Sinanthropus que vivían en Asia y dependían de vegetales
fibrosos para complementar su alimentación que hacía el proceso de humanización
fuese lento. En América, los grupos de esta especie, aprovecharon la mayor riqueza de
fauna, los grandes bosques y del fuego que ya sabían crear para la cocción de alimentos,
siendo el principal factor de aceleración del atropogénesis.

La alimentación abundante en base de carne, además cocida, contribuyó a modificar la


estructura de sus órganos. Como habría ocurrido dice W.D. Wellins:

‘’El intestino delgado se acortó, el aparato masticatorio se debilitó al mismo tiempo que
disminuyó, la región facial y dentición también sufrió cambios. En conjunto y en
correlación con estos cambios, se fue adelgazando el espesor de las paredes del cráneo
y la reducción del relieve del cráneo’’

La alimentación en forma más continua a base de carne cocida será la causa de los
cambios que sufrió el hombre:

 Al necesitar un menor esfuerzo masticatorio, hizo disminuir las dimensiones


de los molares a aprox. 30 mm.
 La disminución paulatina de los órganos más robustos de masticación por ser
innecesarios. Adquiriendo elasticidad que facilitó el desarrollo de un maxilar.
 Y debido a estos cambios el habla fue desarrollándose.

Los testimonios de neandertaloides en América, no son tan perceptibles, pero no se


puede negar su existencia. Th. D. Stewart, en la reunión de las Asociación Americana
para el adelanto de la Ciencia, en 1956, sostuvo que:

‘’Cráneos primitivos con características neandertalianas se han hallado en América.


Siendo más dobles a los cráneos de los indios y con bordes más prominentes alrededor
de los ojos. Por lo tanto, la presencia de humanos parecidos a los monos no se puede
negar absolutamente, aunque pocos lo acepten.

La presencia de formas neandertaloides y técnicas musterienses puede explicarse como


un desarrollo propio, logrado por el Sinanthropus y sus formas afines en el Nuevo
Mundo. El progreso anímico de los Neanderthal, respecto al Pithecanthropus, se debió:

 Diversidad de las condiciones de trabajo que ellos tuvieron que desempeñar


de acuerdo a las diferencias ecológicas.
 Perfeccionamiento de los hábitos técnicos y la incorporación de un gran
número de objetos a su vida práctica.
 Creciente complejidad de las relaciones entre los miembros de la comunidad
social.
 Iniciación de la división del trabajo entre macho y hombre
 Y el incesante progreso del pensamiento.
 En torno al lenguaje el Homo Neanderthalensis empezó a adquirir elementos
de articulación, aunque no era un lenguaje articulado según lo confirman los
datos paleantropológicos.
 En la estructura del cerebro se observa un desarrollo relativamente débil en
la región pariental y temporal, directamente ligadas con la función del
habla’’.

El uso del fuego y la organización dela caza permitió el desarrollo del Neanderthal en
el nuevo mundo.
La reducción de la mandíbula permitió el desarrollo del lenguaje, superando al lenguaje
inarticulado de los homínidos.
Bunak señala que la mandíbula inferior esta en dependencia directa de la musculatura
de la masticación, por lo tanto, la reducción de esta nos permite saber las etapas de
evolución del habla, también señala que los músculos de masticación del hombre de
crogmañón se redujeron sensiblemente fue porque estuvo motivado por el nivel
alcanzado en la preparación de los instrumentos de masticación.
El hombre de Neanderthal y el sinanthropus empleaban los instrumentos para diversas
aplicaciones, pero no la utilizaban como el Cromañón que la usaba para la fabricación
de otros instrumentos.
El hallazgo de Clovis en América y Auriñacience en Europa, nos indican, que el Homo
Sapiens se desarrolló en forma paralela, tanto en el viejo mundo como en el nuevo
mundo.
Los dogmas descartan la posibilidad que la diversidad ecológica forzó al hombre a
desarrollarse en América, subestiman el esfuerzo que tuvo que emplear el homínido
en fabricar sus herramientas de producción.
Menosprecian que las alteraciones ecológicas afluyeron en la múltiple
productividad hasta alcanzar las cualidades del homo sapiens americano. Los
homínidos, con el trabajo y el habla, se hicieron sapientes en América.
Bibliografía

Choy, E. (1979). Antropología e Historia. Lima: UNMSM.

Silva, F. (1998). Antropología. Lima: Fondo de Desarrollo Editorial.

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