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El Caso Varginha

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El Caso Varginha

ANDREAS FABER-KAISER
COMPENDIO DE ARTICULOS

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El Caso Varginha

Título original:
‘COMPENDIO DE ARTÍCULOS’

www.enigmas.mx
Marzo 2019

© Andreas Faber-Kaiser, 2016


© 2019, Biblioteca Enigmaz

Xalapa, Ver., México, 2019

Versión corregida por


www.enigmas.mx

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El Caso Varginha

Quien es Ubirajara Franco Rodrigues


Ubirajara Franco Rodrigues nació en Campaña (MG),
donde desde muy temprano se interesó por la Ufología. Una
experiencia protagonizada por su difunto padre, José Júlio,
despertó su atención al tema, y una publicación sobre
secuestros alienígenas lo hizo percibir que algo serio
involucraba el asunto. Aún adolescente inició su brillante
carrera de ufólogo, hoy uno de los más destacados del
mundo. El punto-alto de su trayectoria es el episodio que da
origen a este libro, el Caso Varginha. El autor comenzó su
trabajo ufológico coleccionando recortes de periódicos y
revistas con casos descritos y estudiándolos
minuciosamente, para, poco después, partir para la
investigación de campo, en la que sobresalió notablemente.
Su énfasis fue el registro de sucesos en el sur de su Estado,
con una rica casuística.

Ubirajara fue presentado al escenario ufológico nacional


por la pionera Irene Granchi, en 1979, y dese ese momento
el ufólogo viene defendiendo una postura seria y objetiva en
la Ufología. En aquella época, participaba activamente del
hoy extinto Centro Varginhense de Investigaciones
Parapsicológicas (Cevappa). En su bufete de abogados en
Varginha, el autor divide su tiempo con las funciones de
profesor universitario, ufólogo y parapsicólogo con
formación psicoanalítica, además de ser miembro de la
Academia Varginhense de Letras, Artes y Ciencias.
Ubirajara contabiliza en su currículo muchos casos
personalmente examinados, siendo el más importante de
ellos el descrito en esta obra, ocurrido en enero de 1996. Fue
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El Caso Varginha

el descubridor y principal investigador del Caso Varginha,


mundialmente reconocido como uno de los más
espectaculares ya registrados, como el "Caso de Roswell ".
El resultado de sus investigaciones, después divididas con
otros estudiosos, son las sorprendentes revelaciones de este
libro.

La casuística ufológica minera


es especialidad del autor. En
2000, también por la Biblioteca
UFO, publicó su primer libro, En
la Pista de los OVNIs, éxito de
ventas y aclamado como una de
las mejores obras del género. En
ella, Ubirajara analizó
profundamente las fascinantes
ocurrencias ufológicas de su
Estado. Con el sello de la revista
UFO desde su fundación, hoy es
uno de sus co-editores y considerado uno de los más
importantes ufólogos del país.

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¿Qué es la Biblioteca UFO?


A partir de mayo de 1998, la Biblioteca UFO viene
divulgando Ufología de forma profesional y profundizada,
conquistando cada vez más adeptos, no sólo entre lectores
sino también entre autores. Su primera obra fue “El Pueblo
del Espacio”, del folclorista Paulo Carvalho-Neto, que
relacionó las constantes apariciones de OVNIS a las
creencias populares. “Ya en Tierra, Laboratorio Biológico
Extraterrestre”, segundo libro de la serie, Marco Petit trató
de un cuestionamiento importante: ¿habríamos sido
creados por aliens? Después fue el turno del ufólogo Alberto
Romero publicando “Verdades que Incomodan”. Su obra es
una revelación de aspectos intrincados y complejos de la
Ufología.

Nuestra cuarta edición fue destinada a la historia del


abducido Antônio Nelso Tasca, cuyo libro “Un Hombre
Marcado por ETs” describe una dramática experiencia que
tuvo con aliens. En seguida, “Discos Voladores en el Sur de
Minas”, de Ubirajara Franco Rodrigues (mismo autor del
presente libro), vino a resaltar la sorprendente casuística
ufológica de aquel estado con un compendio de importantes
casos de aterrizajes de OVNIs y abducciones. En la sexta
edición de la Biblioteca, “ETs - Santos y Demonios en la
Tierra del Sol”, el escritor Reginaldo de Athayde trajo a la
luz la increíble casuística ufológica nordestina. Las
abducciones, implantes y pérdidas de memoria provocadas
por los extraterrestres fueron el tema de “Secuestros
Alienígenas: Investigando Ufología con y sin Hipnosis”, de

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Mário Rangel, donde describe diversos casos en que empleó


la hipnosis en sus investigaciones, descubriendo detalles no
recordados por los abducidos.

Como se ve, la Biblioteca UFO se


consagró a través de obras de
calidad informativa incuestionable,
escritas por personajes reconocidos
de la ufología brasileña, haciendo
una documentación histórica de sus
mejores momentos. En otra obra de
pura casuística ufológica -y del más
alto nivel- traemos ahora “El Caso
Varginha”, segundo libro del autor
Ubirajara Rodrigues. Su obra trae
nueva y sorprendente información
sobre el caso de mayor repercusión de que se tiene noticia
hasta hoy, envolviendo seres no terrestres en Brasil.

El libro, nuestra octava edición, mantiene el alto


estándar de las publicaciones anteriores.

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Índice
Prefacio 1

Introducción

Capítulo 1 – Rumores que Inspiran la Búsqueda

Capítulo 2 – Tres Chicas y un Grito al Mundo

Capítulo 3 – La Primera Cosecha

Capítulo 4 – La Segunda Cosecha

Capítulo 5 – Destino Unicamp. ¿Y después?

Capítulo 6 – La Nave Furtiva

Capítulo 7 – Regalo de Grego

Capítulo 8 – ¿Histeria Colectiva o Invasión?

Capítulo 9 – Una Historia con Aspectos Bien Físicos

Capítulo 10 – Intrusos Monstruos

Capítulo 11 – Estrategia de Contradicciones

Capítulo 12 – 21 Astronaves y Frágil Cadáver

Capítulo 13 – Idioma de Ruido

Capítulo 14 – Insectos en el Acuario

Capítulo 15 – Revelaciones Optimistas en Gotas

Capítulo 16 – Un Virus de Mentalidad

Capítulo 17 – ¿Cuándo Llegará la Hora?


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¿Conclusiones?

Apéndice

Bibliografía

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Prefacio

Una Búsqueda por la Verdad

"La mayor de todas las ignorancias es rechazar


algo de lo que nada se sabe.”
— H. Jackson Brown

Cuando llegué a la redacción del programa Fantástico en


la tarde del 30 de enero de 1996, encontré un mensaje en la
pantalla del ordenador: la investigadora Irene Granchi, la
mayor especialista brasileña del Fenómeno UFO, telefoneó
para informar la aparición de dos extrañas criaturas en la
ciudad de Varginha en el sur de Minas Gerais.

En el área de Ufología, doña Irene representa lo que los


periodistas llaman fuente caliente. Bien informada,
dinámica, investigadora experimentada, ella varias veces
me había puesto en la pista de buenos reportajes. Eso sin
hablar del encanto personal. Cuando necesitaba una
orientación, una sugerencia de algún entrevistado, un
comentario sobre algún nuevo caso relacionado a los
llamados discos voladores, la primera idea que me ocurría
era llamar a Doña Irene. Y fue lo primero que hice aquella
tarde, después de leer el mensaje en la pantalla.

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La historia que me contó era


extraordinaria: tres muchachas
habían visto un ser bizarro. Otra
criatura similar, capturada por
militares, habría pasado por un
hospital de la ciudad. El caso fue
sofocado por las autoridades. El
relato tenía todos los contornos de
las teorías conspiratorias que
inspiran series como las de los X-
Files. Pero doña Irene me dijo:
"Quien me pasó la historia fue el
abogado Ubirajara Rodrigues. Llámelo con urgencia.
Ubirajara es un investigador muy serio. Confío en él.” Yo
recordaba haber visto a Ubirajara en una edición especial
del Globo Reportero, exhibida en septiembre de 1993.

En aquel programa, él presentó el llamado Caso


Baependi - la fascinante experiencia vivida en 1979 por el
granjero Arlindo Gabriel dos Santos, que durante una
cacería presenció el aterrizaje de cuatro objetos voladores,
vio tripulantes humanoides y, según su relato, viajó en una
de esas naves. El grupo de ufólogos comandado por
Ubirajara examinó el lugar del incidente y encontró que el
suelo estaba misteriosamente cubierto por extrañas
huellas. Ubirajara tuvo el cuidado de confeccionar un molde
en yeso de una de las marcas del aterrizaje de aquella que
sería la nave más grande.

La impresión que guardé de él, al ver aquel reportaje, fue


la de un investigador meticuloso, articulado y lúcido. Más
tarde, al conocerlo y acompañarlo en la investigación de lo
que se consagró como Caso Varginha, esa impresión se
confirmaría. Llamé a Ubirajara poco después de hablar con
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Irene Granchi. En pocos minutos, él relató los


descubrimientos que había hecho sobre el avistamiento y la
captura de las dos criaturas aparentemente
extraterrestres. Acordamos un encuentro en Varginha. A la
mañana siguiente, muy temprano, cogí la carretera con un
equipo de reportaje de Fantástico.

No podía saber, pero yo estaba a punto de presenciar el


desarrollo de una historia que se conocería en todo el
mundo. Y que, hasta hoy, a veces me saca unas horas de
sueño - yo estuve allí. Vi, y oí lo necesario para convencerme
de la magnitud de aquellos acontecimientos. En Varginha,
Ubirajara me llevó a la casa de Liliane y Valquiria. Once
días después del hecho, todavía se mostraban muy
impresionadas. Repetían toda la historia, con lujo de
detalles, sin caer en ninguna contradicción.

Era evidente que no estaban mintiendo. Ellas vieron


aquella criatura agachada cerca de un muro, recordaban
con precisión los ojos grandes, rojos, las protuberancias en
la cabeza, el cuerpo de un marrón oscuro, la piel brillante,
"como si estuviera cubierta de grasa". Kátia, la tercera
testigo, llegó minutos después. Sugirió que fuéramos todos
al lugar del avistamiento para grabar las entrevistas.
Liliane se rehusaba a volver a aquel lugar. Lloró, quedó
bruscamente asustada, pero fue convencida por la madre,
doña Luisa, que insistió: "Mi hija, tienes que superar eso".

Llegamos al terreno en el Jardín Andere donde


sucedieron los hechos y filmamos los testimonios de las
tres. Ellas contaron la misma historia, siempre idéntica,
incluso en los detalles que no habían sido percibidos, como
la nariz, o la boca de la extraña criatura. Estas eran cosas
que no tuvieron tiempo de registrar en el intervalo de unos
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El Caso Varginha

segundos entre el momento en que pusieron los ojos en


aquel monstruo y la huida, en la desesperación.

En aquel momento ya estaba cautivado por el Caso


Varginha. Después vendrían otros testimonios. Médicos y
funcionarios de los hospitales por donde al menos una de
las criaturas habría pasado relataban extrañas
movimientos en aquellos días. Los residentes de la ciudad
afirmaban haber visto camiones militares pasando por las
calles. Los controladores de vuelo decían que la región
había sido visitada por objetos aéreos no identificados, y eso
era corroborado por testigos, varios de ellos.

Me acuerdo de un médico, que no quiso identificarse para


las cámaras de Fantástico, declaraba haber visto, mientras
conducía en una carretera, "una estructura inmensa,
metálica, con luces rojas, blancas y amarillas". Preguntado
sobre la naturaleza de lo que vio, el médico dijo, sin vacilar:
"Vi una nave. Puedo decir eso, era una nave".

Surgió información de fuentes seguras de que este


movimiento anormal en el espacio aéreo estaba siendo
cuidadosamente monitorizado por los radares. Se supo
también que antes de publicarse el caso en los periódicos,
la Escuela de Sargento de las Armas (ESA) - la unidad
militar más cercana a Varginha, en la vecina ciudad de Tres
Corazones, hacia donde una de las criaturas habría sido
llevada - hacía escaneos nocturnos con lámparas, como si
buscar algo en el cielo. Un informante aseguró haber visto
restos metálicos en la carrocería de un camión, estacionado
dentro de dicha escuela, sugiriendo algo muy extraño: ¿una
nave accidentada, como en Roswell había sido recogida en
una operación sigilosa?

¿Y qué decían las autoridades sobre todo esto? ¡Negaban,


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naturalmente! A veces, con argumentos contradictorios. El


mando de la ESA atribuyó el gran movimiento del 20 de
enero a la ceremonia de recepción de los nuevos cadetes de
aquella unidad militar. La declaración sería perfecta,
excepto por un detalle: ¡la recepción se produjo una semana
después, el 26 de enero!

Esta no fue la única contradicción del caso Varginha.


Hubo muchas otras, convirtiendo la historia casi en un
mito, pero evito robarle al lector el placer de descubrirlas
en el minucioso relato que tiene ahora aquí en manos. El
lector va a desentrañar en estas páginas muchos elementos
aparentemente bizarros: la misteriosa muerte de un agente
policial involucrado en la captura de uno de los seres. El
piloto de un ultraligero que cuenta haber visto soldados del
ejército recogiendo pedazos metálicos en un terreno cerca
de la carretera que une Varginha a Tres Corazones.

Se lee el relato de una ama de casa que afirma haber


observado una criatura semejante a la descrita por Kátia,
Valquiria y Liliane. Las autoridades civiles que alientan a
los investigadores a proseguir, porque "el caso realmente
sucedió", como alegan sus portavoces. La pareja que
observó una nave, según ellos, "del tamaño de un
microbús", moviéndose lentamente a baja altitud,
expulsando una especie de humo, "como si estuviera en
dificultades".

Conocí a muchos de los personajes que aparecen en esta


obra. Pero mi experiencia más espantosa, seguramente, fue
oír a aquellos que, a mi juicio, son los personajes mayores
del Caso Varginha: los militares que afirman haber
participado en la captura y posterior traslado de las
criaturas de aquella ciudad por determinadas instalaciones
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El Caso Varginha

militares. Muchos cuestionaron a los investigadores de este


caso por no respetar el silencio en torno a la identidad de
esos testigos. Se levantarán dudas incluso sobre la
existencia de ellos. Lo que puedo afirmar es que si existen.
Nos presentaron sus credenciales y sólo aceptaron contar lo
que sabían si se conservaba en anonimato. Mantener el
secreto de una fuente, en estos casos, es una ley para
cualquier investigador decente.

Los testigos militares del Caso Varginha confiaron en los


investigadores y corrieron riesgos al detallar la secuencia
de los hechos, citando incluso los nombres de los oficiales
que habrían comandado las operaciones y ordenado el
secreto en torno a éstas. Nada tenían que ganar con esa
actitud. Prestaron sus declaraciones únicamente por creer
que un hecho de tanta importancia no debería ser ocultado
a la opinión pública. Estuve delante de dos de esos testigos
y asistí al testimonio grabado en vídeo de un tercero. La
información es detallada, se complementan y encajan
perfectamente en la cronología establecida por Ubirajara y
por otros investigadores que a él se unieron después de que
el caso se dio a conocer.

El caso Varginha, a pesar del esfuerzo empleado hasta


ahora en su elección, está lejos de ser un caso perfecto,
concluido. ¿Dónde están las fotos de las supuestas
criaturas? ¿No habría videos? ¿Podrían encubrir con tanta
eficacia un acontecimiento que habría implicado a un gran
número de personas? ¿Es posible dar crédito? ¿Dónde están
las pruebas?

Bueno, mi querido lector, si me permite, dejo una


sugerencia: lea las líneas que siguen, experimente la
aventura que el autor vivió, acompañe de forma imparcial
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El Caso Varginha

el flujo de los acontecimientos que se sucedieron en


Varginha. Después responda: ¿si fuera usted el
investigador, abandonaría este caso?

Para mí, como periodista, la oportunidad de haber


acompañado las investigaciones de Ubirajara Franco
Rodrigues -que hoy le considero con amor leal y fraterno-
fue una lección de honestidad y competencia. Este libro
revela que él supo investigar, ponderar y confrontar toda la
información, dándole el valor exacto, sin caer en el error de
divulgar versiones como hechos consumados, muy
frecuente en la investigación ufológica.

En rigor, él ni siquiera afirma categóricamente que los


acontecimientos de Varginha tienen origen ufológico, por
más indicios que le han encontrado. Ubirajara, con sólida
formación académica y poseedora (como buen abogado que
es) de un razonamiento lógico, ordenado, afilado, nos
concede finalmente el relato definitivo de aquello que, hasta
el presente, puede ser conocido acerca de un caso que
ocurrió en el mundo y que aún puede presentar
descubrimientos de alcance inimaginable.

Cuando estuve por primera vez en Varginha, asistí, en la


emisora conectada a la Red Globo en el sur de Minas
Gerais, EPTV, a una entrevista en la que el autor decía,
textualmente, lo siguiente: "Nosotros no vamos a
abandonar el caso. Toda la información es bienvenida". Si
yo conozco Ubirajara, él no va a parar aquí.

— Luiz Petry es periodista


y editor de Fantástico

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El Caso Varginha

Introducción

¿La Ufología es Ciencia?

" Limitar nuestra atención a cuestiones terrestres sería


limitar el espíritu humano ".
— Stephen Hawking

Este trabajo es el resultado del vasto e intrincado mundo


de la Ufología. Un espacio en el que caben, apretadamente
los científicos. Que en él no quieren entrar. Se pregunta:
¿cuál sería la razón de tal preconcepto? Cuestión
innecesaria, de respuestas obvias. La principal de ellas es,
claramente, el celo por la imagen que los profesionales
desean y necesitan mantener. Aunque el campo de la
ufología esté congestionado por los más diversos tipos de
activistas, que defienden acentuadamente sus dos posturas
prevalentes y antagónicas, todavía caben los científicos.
Estos aguardan un momento en que el tema, la ufología,
deje de ser comprometedor. Al final, creer en seres
extraterrestres sigue siendo un absurdo para los medios
académicos, aunque hombres de ciencia, ya desaparecidos
y algunos vivos, hayan defendido la posibilidad de que
teóricamente pueda haber vida fuera de la Tierra.

El porcentaje de hombres dicho de mente abierta, que


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El Caso Varginha

aceptan tal hipótesis, se vuelve aún menor cuando se trata


de vida inteligente. Pero es bastante bienvenido en los
salvajes medios de la ufología. Salvajes en el estricto
sentido de que esos medios no tienen dueño. Hay muchos
que reivindican el título. Son los adeptos de las dos líneas
antagónicas. Una defendiendo ardientemente la existencia
real del fenómeno y la otra negando, ferrenamente, para
quien todo no pasa de un amontonado de acontecimientos
diversificados, explicables por sucesos obvios, a pesar de no
ser frecuentes. Sin embargo, ambos no logran salir del
espacio ufológico, por más que intentan o así se muestren,
moralmente los últimos. Son ambos ufólogos. El adepto y el
detractor.

La expresión detractor parece mejor aplicada a los


negadores sistemáticos, desmitificadores, adjetivo
preferido por ellos mismos, en su afán de actuar como
auténticos y totalmente exentos héroes de la verdad
objetiva, que debe ser la búsqueda constante de la ciencia.
Ellos la prefieren, pues parece que el modismo de dictar y
actuar contrariamente a los fenómenos llamados
paracientíficos les ofrece alguna especie de alivio; se pasa
una imagen de sobriedad, combatiente de las fantasías y
ficciones que juzgan marcar la totalidad de los
acontecimientos. Por lo tanto, aparte del apacible lugar
reservado a los científicos, los lados contendientes
dominantes de la ufología están en constante conflicto con
algo cuya definición todavía está por suceder, o, como creen
otros, jamás sucederá, tal es el distanciamiento que el
fenómeno mantiene de las hipótesis probables o
simplemente abstractos para su explicación. Bajo una
visión únicamente ufológica pues, no se engañan a los
ufólogos - defensores y detractores. En esta óptica, ninguno
es un verdadero científico. Este es aquel que no le importa
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El Caso Varginha

"lo que" eventuales conclusiones obtendrán. Pero sí "cómo"


deberán obtener conclusiones, cuando éstas son
alcanzables.

Es regla del método científico tener la posibilidad de


analizar sus conclusiones a través de los medios
correctamente alcanzados, poco importando si éstas van a
satisfacer o no, lo que los rompientes del ego anhelan. En
este sentido, los defensores parecen aburrirse si algún
acontecimiento de tipo ufológico se muestra apartado de la
idea de que el objeto era un OVNI, o sea, un error de
observación, o incluso una simulación, pueden ser bien
"identificados". Los detractores no difieren. Su
aburrimiento es tan histriónico, en la exposición de sus
ideas, como el de los demás. Parece también que ambos
todavía no perciben su enorme equívoco de postura - el
pensamiento de que el OVNI deba ser necesariamente algo
extraterrestre, en la más amplia concepción del término.

Los primeros insisten por aceptar algo que el


conocimiento humano no incorporó y visiblemente no está
instruido para tanto. Los demás se baten por desear,
expresamente, pruebas de lo que ellos mismos no admiten.
Y así el combate es eterno, desde los ancianos de 1947,
cuando se convenció de haber comenzado “la era moderna
de los discos voladores”, con la sucesiva fundación de grupos
de investigación ufológica. ¿Y la guerra acabará? Todo
indica que tal el conflicto viene, cada día, siendo más
alimentado. Para complicar las cosas, dos nuevas clases de
remeros invierten contra el torrente accidentado de la
ufología. Los "pseudocientistas" y los "ufólogos repentinos".

Esta última facción surge súbitamente y desaparece,


causa sorpresa y, a veces, gracia. Son los que, durante la
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El Caso Varginha

conmoción que casos de este tipo provocan, aparecen como


si fueran eximios investigadores, conocedores de técnicas
de interrogatorios y análisis de hechos, comportándose con
pose y aires de quien supera en mucho a ufólogos,
defensores, detractores, pseudocientistas y científicos. Sin
antes ni siquiera saber lo más elemental sobre el tema. Y
así, en rápidas y efímeras apariciones, explican, opinan y
resuelven: "Nada paso, son tonterías o intereses de ciertos
sectores de los medios". Generalmente son oportunistas de
bolsillo, inconformes por el ostracismo y la conciencia de la
ilusión que siempre tuvieron de su discutible y sencilla
actuación en términos culturales y ausencia de
reconocimiento. Y los pseudocientistas ... ¡Pobres de los
detractores, no fuera la feliz expresión eternizada por el ya
eterno doctor Carl Sagan!

La ufología que jamás fue y nunca será ciencia, pues lo


más obvio en esos campos de estudio es que ellos se
constituyen como un área de investigación y pensamiento,
alimentada por el conocimiento que las más diversas
ciencias obtienen. Porque, simplemente, no hay como
comprender nada, en la correcta concepción de la palabra,
que no sea por los sistemas de las ciencias, con fulcro en las
bases filosóficas y metodológicas aplicadas. ¿Qué, sin
embargo, se tiene contra el estudio de un fenómeno cuyas
explicaciones definitivamente satisfactorias no se han
encontrado? ¿Será método de la ciencia ya poseer la
explicación para entonces buscar el fenómeno? ¿O no será
éste su materia prima? Aquí entran los equívocos de los
detractores: si el fenómeno OVNI es mero producto de la
imaginación; o el resultado de los errores del observador;
quien sabe, residuo del psiquismo enfermo o
temporalmente trastornado; consecuencias de momentos
históricos, situaciones geográficas y condiciones
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El Caso Varginha

sociológicas; y, en cierto porcentaje, el fruto de historias


engendradas con finalidades escasas, ¿no será por ello un
fenómeno, a merecer estudios? En favor de los defensores,
de la clase adepta de las causas extraterrestres, si el
fenómeno OVNI es, por casualidad, aunque en perceptible
porcentaje, la manifestación de naves espaciales
alienígenas, inteligentemente pilotadas, ¿será por ello
despreciable? ¿No merecerá estudios?

La indagación sería más correcta si se colocó en la forma


de ser o no posible que algún día se pruebe tal hipótesis.
Por el momento, claramente imposible. De la misma
manera es absolutamente inviable probarse, de forma
exenta, que el fenómeno sea siempre, en todos los casos,
sólo el producto de las causas arriba enumeradas,
contrarias a la suposición extraterrestre. Cuando se intenta
esto, ante incidentes tan ricos en detalles que no dejan las
hipótesis de los detractores transformarse en la única
posibilidad, el investigador se vuelve tan hereje como los
descomprometidos adeptos de la teoría de la tecnología
alienígena.

En este instante, no será el mero ufólogo a actuar de


forma anticientífica. No serán el fascinado, el llamado
fanático, el defensor, que jugará a la ciencia. Cuando se
exige sistemáticamente prueba de origen extraterrestre,
que para nuestra ciencia es inadmisible - se habla, no sin
razón, de las enormes distancias entre los astros,
imposibilitando viajes de hipotéticas civilizaciones
extraterrestres -, es que se lanza una proposición
flagrantemente contradictoria. Se requiere una conclusión
inaceptable, inválida. En este momento, el ufólogo defensor
reconoce, sin constreñimiento, que la ufología no es
ciencia. Es al menos un intento de discutir algo atípico, a la
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El Caso Varginha

luz de las ciencias. Bajo el único propósito de ser ufólogo, el


ufólogo no es un científico. No debe darse derecho a ello,
aunque sea en su respectiva área de formación y actuación.
Aún en este momento, el detractor, por lo tanto, es aquel
que deberá tener mayor cuidado. Él, sí, corre mayor riesgo
de ser un auténtico pseudocientista.

Se queda en duda cuando se ve a alguien, ufólogo


detractor o incluso no ufólogo - en la década de 1970 había
sido adoptado el neologismo antidisco-volador (sic) –
exagerando y cometiendo herejías científicas, adoptando un
radicalismo tan absurdo como absurdo es para ellos ni
siquiera pensar en hipótesis extraterrestre. La duda se
lanza al aire: "Después de todo, ¿quién hace pseudociencia?"
Este tema merecería comentarios tan extensos, que sólo
cabrían en un libro específico. En la presente obra, en
breves momentos hay algunos ejemplos. No se puede, sin
embargo, dejar de indagar qué tratamiento científico
desean dar al Fenómeno OVNI. Por supuesto, se percibe
que debería, según los detractores, un tratamiento
científico específico. ¿Cómo lidiar con el fenómeno OVNI,
sólo bajo la óptica de las ciencias físico-químicas?

Al parecer, las ciencias auxiliares, las ciencias


económicas, humanas, sociales, naturales, no serían
ciencias. Y cuando lo son, a los ojos de los detractores, les
sirven como tablas de salvación. Por un lado, exigen
pruebas en el área de las ciencias físico-químicas, de algo
que éstas aún no admiten. Por otro lado, si sus hipótesis no
son aceptables por este lado, se socorren de las demás, cuya
comprobación es a menudo más difícil de obtener. Tal como
teorizar que "algún tipo desconocido de mono enorme" pudo
aterrorizar a personas de una bulliciosa ciudad, al salir de
alguna selva cercana a barrios populosos. O, quizá, decir
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El Caso Varginha

que varias aeronaves de la fuerza aérea han sido burladas


por sondas minúsculas y teleguiadas, en un supuesto
entrenamiento de espionaje en su espacio aéreo por otros
países.

O mejor, que algunas chicas sencillas hayan proyectado


el prototipo de niño de calle, regando el rumor de
apariciones demoníacas, y de haber tenido una visión de lo
que les pareció un "monstruo de piel viscosa", con fisonomía
alienígena y apéndices parecidos a cuernos. Todavía
socorriendo a la tabla de salvación de la sociología (esta
profunda e importante ciencia no merece escarnio) que
rumores poseen los signos y síntomas estandarizados, con
la facultad de hacer reales hechos que en verdad no
ocurrieron, o que un señor enfermo mental, una noche,
huyó de casa y fue confundido con algún alienígena,
teniendo la intensa divulgación del caso sofocando la
versión oficial.

Este libro contiene esto, pero posee todo lo que también


necesitarán los críticos. Entre ellos, los detractores. Se
trata de detallar lo que fue posible a la ufología descubrir
acerca de los hechos ocurridos en Varginha durante los
marcados días próximos al 20 de enero de 1996. Y cuando
se habla de hechos, no se puede adoptar a priori sólo la
hipótesis de una u otra línea, hasta aquí mencionadas. Por
eso el libro podrá ofrecer también a los defensores alguna
provechosa munición. En cuanto a las causas, éstas serán
buscadas por las ciencias, no por la ufología. Aunque un día,
quizá, puedan ser atribuidas a la actuación de seres
extraterrestres. O no. Ni tampoco, sólo por esto, se podrá
decir que la ufología sea sólo un conocimiento vulgar. Es,
innegablemente, un sistema investigativo de hechos. De
ocurrencias que se dan desde tiempos inmemoriales. Y, por
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El Caso Varginha

consiguiente, un sistema de investigación. Aunque por


ahora sea una investigación teórica y de campo, área en la
que es perfectamente posible una investigación
bibliográfica y, no se niegue, ya documental. Quien vencerá
la guerra, de cuyo fin se duda, no se sabe. La realidad es
que los hechos ocurren y están sujetos a diversas
interpretaciones. No se puede, sin embargo, olvidar que los
testigos dan fe de los hechos.

Por lo tanto, esta obra intenta ofrecer, aunque


modestamente, la munición para los contendientes, en
torno a un evento indeleble, ya irreversiblemente objeto de
los diversos estilos de la prensa, de las conversaciones, de
los debates y discusiones en todo el mundo. Que se hizo
conocido como el Caso Varginha. Si en el libro se tratara la
exposición de detalles e informaciones que sólo la ufología
entiende por favor de su credibilidad, ésta sería la mayor
de las herejías, ante todo una deshonestidad de
argumentación y un intolerable error de dialéctica. Sería
falsificar las características del caso, que posee exacta e
innegablemente sus aspectos de controversia y, como
quieren muchos, de contradicción. Esto es ufología, es lo
que más marca este sistema investigativo.

Es entonces un trabajo que expone lo que hasta ahora ha


sido posible descubrir en torno al caso, sin omisión de
narrativas y eventos que, paralelamente a lo que ha sido
básicamente difundido, puedan ser encarados por unos
como fantasiosas o por otros como aceptables. En ambos
puntos de vista, el caso no parece diferir mucho de algunos
ocurridos a través de los tiempos, en varias partes del
mundo. Alguien dijo que no se puede encontrar patrón en
la manifestación del fenómeno OVNI, precisamente porque
el fenómeno escapa a cualquier intento de comprensión. No
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El Caso Varginha

está siquiera comprendido y la ufología debe percibir que


esto todavía se insinúa como muy lejano. Pero ya hay
algunos patrones, al contrario de lo que se afirma. Son
precisamente algunos de ellos, tanto físicos (raros y poco
analizables, a la verdad de la verdad), como psicológicos y
sociológicos, que hacen las ocurrencias interesantes.
Destacamos que aun así esos patrones pueden servir tanto
a la línea favorable a la manifestación real e independiente
de los hechos, como de encuentro a las hipótesis de
actuación meramente subjetiva de los observadores y
testigos.

Cuando el profesor Fortunato Badan Palhares fue


comentado después de responder a una pregunta de un
estudiante universitario en Campinas (SP), sobre su
participación en la autopsia de criaturas capturadas en
Varginha, utilizó palabras que pueden ser analizadas bajo
todos los ángulos posibles. En principio, algunos creyeron
que la afirmación del famoso médico forense confirmaba,
indudablemente, tanto la conducción de los cuerpos a la
Unicamp, como los exámenes hechos por él y un equipo de
científicos.

Sin embargo, ésta fue apenas un matiz de extrañeza del


caso. Al pronunciar en una conferencia en una facultad de
Derecho, cuando un académico le preguntó si de hecho
había autopsiado los cuerpos, él respondió: "Si usted hace
esta pregunta dentro de algunos años tal vez pueda
contestarla". Estas fueron, más fielmente, las palabras del
doctor Palhares. Muchos hablaron de que él habría dicho
que, si la pregunta se rehiciera en algunos años, "... tal vez
pueda responder como me gustaría. O "... tal vez pueda
responder con mayor libertad".

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El Caso Varginha

Se percibe, así, cuán variadas interpretaciones puedan


surgir de una manifestación como esta. En suma, él podría
estar queriendo decir que, o daría información libre de
presiones, revelando la verdad (en este caso, la verdad
deseada por los ufólogos defensores), o simplemente
estaría, gentilmente y bien humorado, diciendo que esto
merecía una respuesta destacando el absurdo de tal
afirmación.

Sin embargo, es importante que este libro tenga lo más


notable que fue registrado en torno a esta trama compleja,
del que sólo se conocen algunos hechos, que es el Caso
Varginha. No se niegue, siempre a la sinceridad, que esté
desprovisto de las inserciones de pensamiento personal del
autor, lo que casi nunca se cree en cualquier trabajo, sea de
este tipo sea de naturaleza estrictamente científica.

Durante el período de dos años y medio que llevó a ser el


escrito, el editor indagó sobre el estilo que la modesta obra
estaba asumiendo. Por lo que no se pudo decidir si era un
libro sobre el Caso Varginha, fundamentado en ufología, o
si era un libro sobre ufología inspirado en el Caso Varginha.
De cualquier forma, he aquí otra contribución a la tierra de
nadie, campo minado y frente de batallas, llamada ufología.
Mientras el caso no se resuelva, ni la Ufología pueda ser
resuelta, todos los involucrados tienen sobre sí el peso
saludable de una regla por sí misma pedagógica:
"Considerando que toda verdad es provisional y reformable
es importante que el científico o el investigador tenga
siempre un pensamiento dialéctico, pues el hombre avanza
cuando se esfuerza por superarse a sí mismo."1

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El Caso Varginha

Capítulo 1

Rumores que Inspiran la Búsqueda

"Cuando las coincidencias se acumulan de esta forma,


es imposible que no quedemos impresionados con esto,
pues cuanto mayor es el número de los términos de una
serie de esta especie y cuanto más extraordinario es su
carácter, tanto menos probable se vuelve."
— Carl Gustav Jung

Un domingo de sol es una eterna invitación a la pereza.


El fin de semana fuerza a la fuga de todo y de todos. Tal vez
fue exactamente lo que favoreció un extraño movimiento
que sorprendió a algunos que prefirieron quedarse en la
ciudad, caminando o entregados a una especie de
meditación superficial. El sábado, 20 de enero de 1996,
habría de ser marcado por la tremenda tempestad que se
abatió sobre Varginha, arrancando árboles centenarios por
la raíz, azotando casas y partiendo parabrisas de
automóviles con golpes de granizos. La gran lluvia cayó
alrededor de las 18:00 hrs. Charles Fort no dudaría en salir
por las calles buscando alguna cosa extraordinaria de aquel
inesperado torrente, como restos de plantas no nativas
dentro de granizos, quien sabe hasta insectos y pequeños
crustáceos, como ocurrió eventualmente a través de la
historia. Sería extraordinario e increíble para algunos.

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El Caso Varginha

Después de que estudios recientes mostraron que es


posible la lluvia de peces o esporas vegetales, atrapados en
voraces tornados y conducidos a enormes distancias por
nubes pesadas, nada más de sobrenatural podría ser
considerado en tales fenómenos. A no ser que una lluvia de
aquellas características en un día que jamás podría ser
olvidado por un gran número de ciudadanos que, directa o
indirectamente, acabaron por involucrarse en una serie de
hechos instigadores, que, si por un lado no son explicables
definitivamente como algo sobrenatural, forman el más
complejo rompecabezas de que se tiene noticia en los
medios ufológicos de América Latina. El domingo comenzó
con una serie de llamadas al cuartel de la policía militar,
cuando curiosos insistían por saber de qué se trataba la
criatura extraña que había sido capturada al final del
barrio Jardim Andere.

El sábado por la mañana algunos niños y adultos habían


encontrado algo inusual, que parecía persona y animal al
mismo tiempo. El ser fue acorralado cerca de una casa en
construcción y "lloraba alto y fino", decían. Poco se movía y
parecía cubrirse cuando alguien le arrojaba una piedra. El
abdomen estaba cubierto, duro e hinchado, aparentaba
tratarse de una "hembra enorme de mono, embarazada".
Una pareja de novios se acercó y la muchacha se desmayó
cuando miró a la criatura a una distancia de no más de
cinco metros. Por lo que decían, fue llevada en estado de
shock al hospital. Estos rumores sobre la pareja no
pudieron ser confirmados. Pero sirvieron para inspirar una
intensa cacería de informaciones, que mueve parte de los
investigadores brasileños en Ufología.

En la tarde del domingo, el teniente coronel Maurício


Antonio dos Santos, hoy comandante de la Tropa de Choque
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El Caso Varginha

del Batallón de Elite de Belo Horizonte (MG), incomodado


en pleno ejercicio de gimnasia, fuera enfático al afirmar que
ni siquiera oyó tales rumores, menos que la Policía Militar

Vista parcial de ciudad de Varginha, en el sur de Minas Gerais, conocida


internacionalmente como "puerto seco de café". El municipio alcanzó
repercusión nacional repentinamente, en enero de 1996, con el episodio de
la captura de las extrañas criaturas. El caso fue tema principal en el
noticiero de varios países.

había efectuado cualquier tipo de captura de animal o


siquiera recibió llamadas, para alguna intervención en
aquella región del Jardim Andere, o en la periferia del
barrio Santana, que se inicia por allí. Prometió, sin
embargo, recabar información y, si alguno de sus
comandados hubiera recibido cualquier contacto el sábado,
no dudaría en comunicarnos. Y lo haría por teléfono, si se
enterara de algún tipo de hecho, aunque la policía no se
hubiera involucrado o si lo hubiera hecho indirectamente.

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El Caso Varginha

El comportamiento de negación sistemática, forjado en


torno a ocurrencias de naturaleza confidencial, ciertamente
no podría darse el lujo de tener actitudes tan sintomáticas,
lo que de plano ya haría desconfiar a un investigador con
un mínimo de experiencia. Sin embargo, los rumores en
aquel domingo infestaban toda la ciudad y en todos los
rincones oí hablar de los acontecimientos en el Jardín
Andere el día anterior. Extrañamente, sólo el comandante
del Batallón no había tenido conocimiento de ellos, al punto
de demostrar aparente sorpresa y afirmar que ni siquiera
había escuchado comentarios. Al menos, si todo fuera real,
el alto escalón militar negaría vehementemente los
rumores. Y, si es irreal, la misma negativa ya debería estar
en la boca del comandante, con mayor vehemencia. Pero la
promesa de contacto al día siguiente, para decir en
definitiva si todo aquello tenía algún fundamento, ya era
poco común. O absolutamente inusual que el comandante
del batallón regional estuviera en la posición de ir a
investigar si algo había pasado.

Así, él recibió llamadas de información el lunes,


innumerables veces. Datos por la mañana, por la tarde y
por la noche. A pesar de la promesa, ni siquiera atendió al
teléfono. Días después un policía, que aquel sábado, día 20,
había estado en el turno atendiendo a las llamadas de
emergencia, confirmó que la PM realmente había recibido
cinco o seis llamadas de aquel barrio, pero que, por ser
claramente bromas, no habían merecido atención. Esta fue
la primera de una serie de flagrantes contradicciones,
cometidas por sectores evidentemente envueltos de forma
rápida y urgente en alguna especie de operación camuflada
y confidencial, que poco a poco se fue descortinando con el
paso de los meses.

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El Caso Varginha

En la policía forestal, cuyo mando se instala a la entrada


principal de la ciudad, nada pudo ser descubierto. A lo que
todo indicaba, ninguna implicación, a pesar de estar
afectado precisamente por este tipo de incidentes,
protagonizado por posibles animales. De forma inesperada,
el lunes llegó el incentivo necesario para proseguir las
investigaciones en torno al caso. El heroismo innegable, así
como el digno papel de protección cumplido por los
bomberos se amplió, en Varginha, por la participación en
un evento de gran monta, cuyo significado científico e
incluso filosófico no se puede medir.

Por otro lado, el simpático capitán dispensó su atención


con las puertas del gabinete abiertas, junto a algunos de
sus subordinados que se pusieron por parejas en el pasillo,
muy cerca de la puerta. Curiosamente, algunos de ellos
hablaban en voz alta, como si para que alguien
deliberadamente oyera, en el sentido de que debería ser "un
monstruo" o quién sabe "un bicho sobrenatural", o aún, "un
sapo gigante". Lo que, se debe reconocer, fue una buena
presencia de espíritu para relacionar una buena broma con
lo que la gente comentaba ser un animal "con el abdomen
hinchado", decían algunos. Tan buena como ingenua.
Comenzaba a surgir cierta lógica. El Cuerpo de Bomberos,
por supuesto, habría sido más indicado que la Policía
Forestal para participar en la eventual captura de un
animal aparentemente desconocido, ya que son los
bomberos los accionados para atrapar animales salvajes,
perros rabiosos y otros inconvenientes invasores como
mofetas y enjambre de avispas.

En aquella semana, ya incontrolables los rumores en la


ciudad, una emisora de televisión local, de mayor audiencia
en la región, vehiculaba una materia. Durante el periódico
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El Caso Varginha

A la izquierda, el capitán Pedro Alvarenga, que asumió temporalmente el


mando de la guarnición del Cuerpo de Bomberos, en enero de 1996. A la
derecha, el coronel Maurício Antonio dos Santos, hoy en Belo Horizonte,
comandaba el cuartel de la Policía Militar en Varginha y fue que fue
contactado por el autor el domingo 21 de enero de aquel año.

del mediodía, de repente, se exhibió una nota enviada por


el Comando de la Policía Militar y otra del Cuerpo de
Bomberos. La situación llegó a tal punto que por primera
vez en Brasil sectores militares de una ciudad estaban
obligados a dar una aclaración pública. Por parte del
Cuerpo de Bomberos la guarnición, literalmente,
comunicaba que no había sido alertada para capturar un
extraterrestre. Por alguna razón quizá más obvia, las notas
que fueron enviadas a la Prensa escrita cuidaron un poco
más el estilo de la redacción. Aquí están:
"Recientemente algunos órganos de comunicación social de
Varginha, se han manifestado acerca de una extraña criatura
no identificada, que habría sido vista en la ciudad. El Comando
de la guarnición policial de Varginha, centralizado en el 24º
Batallón de Policía Militar, fue involucrado indirectamente en
tales rumores, frente a la mención de algunas medidas
adoptadas por el Cuerpo de Bomberos Militar y / o Policía
Militar Forestal. Por lo expuesto, el comandante de la
guarnición, teniente coronel PM Maurício Antonio dos Santos,
aclara a la población en general, que la Policía Militar no tomó
conocimiento o registró cualquier ocurrencia a este respecto."
pág. 39
El Caso Varginha

1 Juan Almeida Santos y Domingos Parra Filho, en Metodología


pág. 40
El Caso Varginha

Científica, página 58.

pág. 41

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