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unidad 5

la penitencia y
la unción
de enfermos

EN LA ILUSTRACIÓN, JESÚS Y LOS PECADORES, DE RUBENS: ALTE


PINAKOTHEK DE MUNICH.

MUCHAS VECES Y POR DEFECTO HISTÓRICO HEMOS SUBRAYADO LO QUE SE PODRÍA LLAMAR EL
ASPECTO NEGATIVO DE ESTOS DOS SACRAMENTOS: LA «NEGRURA» DE NUESTROS PECADOS Y EL
«PRESAGIO» DE LA MUERTE. SIN EMBARGO, EN EL PRIMERO LO MÁS IMPORTANTE ES LA
MISERICORDIA DE UN DIOS QUE PERDONA Y ACOGE SIEMPRE Y EL SEGUNDO SUPONE UN
FORTALECIMIENTO PARA EL QUE PASA POR EL TRANCE DE LA ENFERMEDAD.

Esquema
ÉSTE ES EL ESQUEMA DE LO QUE
VAMOS A ESTUDIAR EN ESTA SESIÓN.

1. LA PENITENCIA
1.1. La im portancia de la reconciliación
1.2. La iglesia, santa y pecadora
1.3. De tal palo... ¡tal astilla!
1.4. La penitencia en la historia
1.5. Y finalm ente... el hoy
1.6. ¿Confesión, penitencia o reconciliación?
1.7. Dimensión pascual del sacram ento
1.8. Dimensión eclesial del sacram ento
1.9. Dimensión personal del sacram ento

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2. LA UNCIÓN DE ENFERMOS
2.1. ¿Por qué sufre el justo?
2.2. Enferm edad, salud y unción en la Escritura
2.3. La unción en la historia
2.4. Enferm edad y salud hoy
2.5. La unción de los enferm os es signo de una gracia del Espíritu Santo
2.6. La unción com o consuelo del enferm o
2.7. La unción da un nuevo sentido a la curación
2.8. La unción persona los pecados
2.9. La celebración de la unción

referencia
SI TE INTERESA EL TEMA, PUEDES BUSCAR MÁS SOBRE ÉL
EN LA OBRAS O PÁGINAS WEB QUE SE TE INDICAN.

Jesús E SPEJA, Para comprender los sacramentos, Verbo Divino, Estella (Navarra) 1990, 120.
S
Anselm G RÜM , La penitencia. Celebración de la reconciliación, San Pablo, Madrid 2002.
S
Anselm G RÜM , La unción de los enfermos. Consuelo y ternura, San Pablo, Madrid 2002.
S
Aquí tienes el enlace a un video con una breve explicación del sacramento de la penitencia:
: http://youtu.be/EhWhigN7SR0

Aquí tienes el enlace a un video con una breve explicación del sacramento de la unción de
: los enfermos: http://youtu.be/roZcyYE0BCk

para estudiar
DEBERÍAS LEER ATENTAMENTE ESTE TEMA,
HACER UN ESQUEMA Y ANOTAR LAS DUDAS QUE TE SURJAN.

1. LA PENITENCIA

1.1. La importancia de la reconciliación

Anota (o al menos piensa, si es que te da pudor escribirlos) aspectos de tu ser o de tu manera


de comportarse que no aceptas, o por llamarlo de otra manera, con los que no estás reconciliado.
Piensa (y anota también si quieres) aspectos u ocasiones en las que hayas tenido la experiencia
de reconciliarte contigo mismo.
Piensa cuál es el defecto que más trabajo te cuesta aceptar en los demás, el que más nervioso
te pone o el que más te obstaculiza para relacionarte con la persona que lo posee.

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1.2. La iglesia, santa y pecadora

Desde el principio, las comunidades cristianas tienen


conciencia del pecado de algunos de sus miembros: la
iglesia es la iglesia de santos y pecadores. Los mismos
sinópticos nos dan idea de la conciencia de la comunidad
primitiva que intenta iluminar su situación desde la
predicación y la postura de Jesús. Y así se nos transmiten
en los evangelios perícopas como la del trigo y la cizaña,
la de la red que recoge peces malos y buenos, así como
diversas invitaciones en boca de Jesús a la corrección y al
perdón al hermano que peca. De acuerdo con esto, la
iglesia actúa en dos líneas con respecto al pecado: la
primera, que podríamos llamar preventiva, consiste en
exhortar y aconsejar continuamente a los fieles, y a orar
por ellos, para apartarlos de la ocasión de pecado; la
segunda, que podríamos llamar curativa: a los que han
cometido pecado de cierta gravedad la comunidad cristina
los aparta de sí, para evitar que su pecado sea causa de
escándalo para los cristianos más débiles y corrigiéndolo
para poder reinsertarlo cuando esté preparado.
La conversión-reconciliación en la iglesia reviste
entonces dos formas: una que podríamos llamar ordinaria,
que se lleva a cabo mediante la corrección fraterna, la
oración o la confesión a los hermanos; la otra, solemne,
en el caso de pecados graves y notorios, que tiene lugar
en dos fases: separación del hermano de la comunidad y
corrección; reconciliación y readmisión en la vida social y
cultual. Con todo en el Nuevo Testamento no aparece
ningún ritual explícito de la reconciliación o del perdón en
la comunidad cristiana.
Lo que sí aparece claro es que si la iglesia actúa de esta
manera lo hace en virtud de que ella sabe que le ha sido EL APÓSTOL PEDRO, OSTENTANDO EL «PODER DE LAS
concedido por Jesús un poder con respecto al pecado y LLAVES». DETALLE DE UN FRESCO ROMÁNICO DEL ÁBSIDE
con respecto a los miembros pecadores. Este poder es DE SANT PERE DE BURGAL (LÉRIDA), CONSERVADOS EN EL
denominado en los evangelios como el poder de atar y MUSEO DE ARTE DE CATALUÑA, DE BARCELONA.
desatar (Mt 16,18-19;18,18) o como el poder de perdonar
o retener los pecados (Jn 20,21-23). Los teólogos a lo largo de los siglos han intentado
escudriñar el sentido de estas expresiones desde distintos puntos de vista; no nos interesa ahora
profundizar es esta diversas y al mismo tiempo complementarias interpretaciones. Lo que sí nos
tiene que quedar bien claro es que el atar-desatar y el perdonar-retener los pecados no hacen
referencia a dos acciones contrapuestas (que nosotros podríamos denominar, por ejemplo,
perdonar-no perdonar), sino a dos momentos sucesivos de una misma acción (perdonar sin más
o ligar el perdón a una condiciones de conversión).

1.3. De tal palo... ¡tal astilla!

La verdad es que, igual que en todo lo demás, lo que la iglesia pretendió desde el principio
(y unas veces lo hizo mejor que otras) fue encarnar en sí misma la postura que Cristo había
tomado con respecto a los pecadores, o, dicho de otra manera, sacramentalizar en el mundo el
perdón de Dios que Cristo ya antes había sacramentalizado en su vida terrena y que tan sólo a
través de su Pascua los hombres podíamos gozar. En efecto, él era el hijo mayor que no se
enfada por el regreso de los hijos pródigos, sino que se alegra por ellos con el padre con gozo
inefable; él el mediador de la reconciliación con el Padre que sale al encuentro de los pecadores
(la samaritana, la adúltera, Zaqueo, el ladrón ajusticiado al lado de su cruz, Pedro, Judas...) a

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quienes mira, habla, perdona y con quienes comparte su mesa (que es signo de la mesa del
banquete del Reino, preparada para todos los hombres, también para los cojos, ciegos y lisiados
que no estaban invitados y que vagan por el camino y también para los que, viniendo al caer la
tarde, dieron sólo una hora de trabajo). Tan sólo una cosa pide Jesús: una señal (incluso mínima)
de arrepentimiento. Precisamente por ahí había empezado su ministerio público: "Se ha cumplido
el plazo, ya llega el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia" (Mc 1,15).

1.4. La penitencia en la historia

Como decía, la iglesia tuvo desde el principio conciencia de continuar la labor de Cristo en la
lucha contra el pecado y en la reconciliación de los hombres con Dios y ente sí. Pero esta misión
ha revestido a lo largo de los siglos formas muy diversas. Aquí están presentadas de forma
esquemática:
A. PENITENCIA EXCEPCIONAL (de los orígenes al 150). Sólo hay un sacramento para la
remisión de los pecados, el bautismo, que reciben generalmente los adultos después de una
conversión personal. El pecado grave que provoca ruptura con la comunidad es un caso
excepcional y cuando se presenta se le da la solución que se crea necesaria, pero no hay ninguna
disciplina penitencial establecida.
B. PENITENCIA INSTITUCIONAL (150-314). Se establece en la iglesia una disciplina penitencial
por diversos motivos, especialmente por el crecimiento rápido de las comunidades cristianas
(bautismos de niños hijos de cristianos) y porque el pecado grave deja de ser algo excepcional
en la iglesia; también para dar una solución general al problema de los lapsi. La penitencia es
presentada como la segunda tabla de salvación (la primera es el bautismo). Al final del siglo
segundo se establece el ordo penitentium como una reduplicación del catecumenado.
C. PENITENCIA CANÓNICA (314-500). Se determina cuáles son los pecados graves: en un
principio la idolatría, el homicidio y el adulterio; posteriormente se fue ampliando la lista. El
camino penitencial (que es comunitario) es el siguiente: entrada en la penitencia (confesión ante
el obispo en una celebración y expulsión de la iglesia), tiempo de expiación (marcado con
prácticas de penitencia muy severas), reconciliación el jueves santo (aunque el penitente no
queda totalmente liberado de cargas penitenciales). Como en las épocas anteriores la penitencia
no es reiterable.
D. CRISIS DEL SISTEMA ANTIGUO (500-600). La penitencia se ha convertido en el sacramento
de los enfermos y de los moribundos: es preferible no entrar en el itinerario penitencial hasta el
final de la vida, cuando ya no se le puede imponer al penitente ninguna carga dada su situación
vital.
E. PENITENCIA TARIFADA (siglos VI-XII). El nuevo sistema penitencial viene de la mano de los
monjes irlandeses que vienen a evangelizar Europa. La praxis del monasterio (decir los pecados
cotidianos a un hermano para que ore por mí) se convierte en una práctica sacramental: la
confesión no será al hermano sino al sacerdote en la parroquia. Surgen los libros penitenciales
como ayuda a unos confesores en los que se establecen las penitencias que han de cumplirse
según los pecados cometidos. Paralelamente surgen prácticas penitenciales ligadas a la
sacramental, como la peregrinación, la flagelación y las indulgencias.
F. GENERALIZACIÓN DE LA CONFESIÓN INDIVIDUAL (siglos XIII-XVI). En el 1215 el concilio IV
de Letrán (por motivos extrasacramentales) establece la obligación de confesarse una vez al año,
ligando la confesión pascual a la comunión pascual (con la particularidad de que la primera es
obligatoria y la segunda no). Diversos sínodos y concilios recogieron y ampliaron (tres veces al
año) la norma del VI lateranense: lo que surgió como una norma disciplinar para permitir al
párroco controlar la herejía en su parroquia se convirtió en un elemento fundamental de la vida
cristiana. Las órdenes religiosas invitan a los fieles a practicar la confesión frecuente. El concilio
de Trento insiste en defender la práctica existente, frente a la postura de los reformadores.
Paralelamente a la confesión (que podemos definir como la práctica ordinaria) existe la
excomunión (para los casos extraordinarios).
G. PENITENCIA Y VIDA CRISTIANA (siglos XVII-XX). Se presenta la confesión frecuente como
fundamento de la vida espiritual y se une a la dirección espiritual. Se establece definitivamente
la relación entre confesión y comunión (a la idea de la eucaristía como presencia real se

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corresponde la idea de confesión como sacramento de
purificación, de limpieza de la persona para convertirla en EL RITO FUNDAMENTAL DEL SACRAMENTO DE
tabernáculo de la Presencia. Paralelamente a la confesión LA PENITENCIA ES LA CONFESIÓN DE LOS
frecuente hay otra práctica (especialmente para hombres): PECADOS DEL PENITENTE EN SEÑAL DE
la de la confesión anual con vistas a la comunión pascual. CONVERSIÓN Y LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS
Los distintivos de la pertenencia a la iglesia y de la vida DEL SACERDOTE, ACOMPAÑADA DE LAS PALA-
cristiana son en esta época tres: la confesión pascual, la BRAS: «DIOS PADRE MISERICORDIOSO QUE
comunión pascual y (la asistencia a la misa dominical). RECONCILIÓ CONSIGO AL MUNDO POR LA
MUERTE Y RESURRECCIÓN DE SU HIJO Y
1.5. Y finalmente... el hoy DERRAMÓ EL ESPÍRITU SANTO PARA LA REMI-
En la actualidad, después de la reforma del Vaticano II,
SIÓN DE LOS PECADOS, TE CONCEDA, POR EL
la penitencia-reconciliación en la iglesia ha quedado así: MINISTERIO DE LA IGLESIA, EL PERDÓN Y LA
FORMAS COTIDIANAS: el sufrimiento aceptado, la PAZ. Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN
oración, la corrección fraterna, el servicio y la misericordia, EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL
la eucaristía. ESPÍRITU SANTO. AMÉN».
FORMAS LITÚRGICAS: las celebraciones penitenciales,
que manifiestan comunitariamente la penitencia y la
conversión (aunque no son celebraciones sacramentales).
FORMAS SACRAMENTALES: En concreto tres: la llamada fórmula A (reconciliación de un solo
penitente con confesión y absolución individual), la B (reconciliación de varios penitentes con
confesión y absolución individual) y la C (reconciliación de muchos penitentes con confesión y
absolución general).

1.6. ¿Confesión, penitencia o reconciliación?

Actualmente la discusión sobre los nombres del sacra-


mento entraña la discusión sobre el modo de concebirlo.
Efectivamente cada una de estas denominaciones hace
referencia a cada uno de los elementos del sacramento que
han sido privilegiados en uno u otro momento histórico.
Algunos autores para evitar el reducir su reflexión a uno de
estos aspectos han optado por hablar del cuarto sacramen-
to. El ritual actual ha tomado en su título el término
penitencia, pero en el texto ha privilegiado el concepto de
reconciliación.

1.7. Dimensión pascual del sacramento

La reconciliación es un hecho aislado, sino un aconteci-


miento situado en una historia personal y comunitaria. No
es en primer lugar un acto psicológico por el que el
hombre se descarga del peso de su conciencia (a esta
concepción hemos llegado por haber privilegiado lo
individual en el sacramento), ni un acto moral (un esfuerzo
humano para reparar el propio pecado), sino un aconteci-
miento religioso-salvífico: una respuesta humana a la
iniciativa de Dios que entra en la historia del hombre
pronunciado una palabra de misericordia, conduciéndolo
a la conversión y reconstruyendo su amistad con él. El
encuentro entre Dios y el cristiano (entre Dios y la iglesia)
tiene lugar por Cristo, con Cristo y en Cristo, en una
misteriosa y real contemporaneidad con su muerte (su
cuerpo entregado por nosotros y su sangre derramada para EL HIJO PRÓDIGO, DE LONGARETTI. GALERÍA DE ARTE
MODERNO DEL VATICANO.

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el perdón de los pecados) y resurrección.

1.8. Dimensión eclesial del sacramento

Siempre tuvo la comunidad cristiana conciencia de la relación existente entre la reconciliación


con Dios y la reconciliación con la iglesia, aunque no siempre haya parecido a las claras. El
concilio de Trento, por ejemplo, hablaba tan solo de la reconciliación con Dios. La constitución
Lumen Gentium, en cambio, es el primer documento oficial que habla de la reconciliación con
la iglesia (en términos de simultaneidad con la reconciliación con Dios). Sin embargo podemos
todavía profundizar algo más en el tema: la reconciliación con la iglesia es el signo y la
manifestación externa a través de la cual se lleva a cabo la reconciliación del cristiano arrepentido
con Dios. Reconciliarse con Dios significa volver a la amistad con él, una amistad que se
reconstruye en el don gratuito del Espíritu que concede al pecador el perdón y lo sostiene en su
esfuerzo de conversión. Reconciliación con la iglesia significa reconstrucción de la unidad de la
iglesia y con la iglesia que el pecado resquebraja. El cristiano que se había alejado y separado del
amor de Dios y de los hermanos, vuelve a encontrar el amor de Dios en el amor de los hermanos.

1.9. Dimensión personal del sacramento

Todo sacramento es una respuesta libre y responsable a la iniciativa libre y gratuita de Dios.
En la reconciliación el esfuerzo personal de conversión manifestado eclesialmente en los actos
del penitente forma parte del rito sacramental; por eso, sin el compromiso personal no puede
tener lugar el acontecimiento sacramental.
La contrición supone una doble actitud por parte del hombre: un no al pecado, y un sí radical
a Dios a los demás. La confesión es la manifestación externa de la contrición interior; no es sólo
confesión de los pecados, sino también (y esto es mucho más importante) confesión de fe en la
misericordia de Dios. La satisfacción es un signo de la unión del cristiano con Cristo y con la
iglesia en la lucha cotidiana contra el pecado; es el compromiso de corregir el pasado que ha
estado bajo la influencia del pecado y el compromiso de luchar para liberarse a sí mismo y a los
demás del pecado.

2. LA UNCIÓN DE ENFERMOS

2.1. ¿Por qué sufre el justo?

Después de leer unas palabras del libro de Job (3,1-26), piensa que es lo que más te llama la
atención del texto, lo que te sugiere o si alguna vez en tu vida has estado en condiciones de hacer
tuyas estas palabras de Job o si has conocido a alguien que haya pasado por un trance
semejante.

2.2. Enfermedad, salud y unción en la Escritura

En el mundo del Antiguo Testamento se había establecido una relación entre la enfermedad
y las fuerzas del mal. Así la enfermedad era comprendida como un castigo de Dios por el pecado.
El problema se presenta a la fe judía cuando tiene que dar respuesta al sufrimiento del justo: el
hombre que no tiene pecado, ¿por qué sufre enfermedad y desprecio? Para dar respuesta a esta
cuestión surgieron nuevas manera de concebir la enfermedad: Dios al final cancelará el
sufrimiento; Dios no permitirá que el justo muera para siempre; el sufrimiento tiene valor
redentor, no en virtud del sufrimiento en sí, sino por la confianza que pone en Dios el que sufre.
Fue, sin embargo, Jesús el que con sus palabras y sus obras da una respuesta definitiva al
porqué del sufrimiento y de la enfermedad. El Nuevo Testamento lo presenta como el siervo
humilde que vino a "cargar con nuestras dolencias y dolores". Él con sus palabras y por medio
de signos ya habituales en su ambiente (aceite, agua, vino, saliva, colirio, barro) vence la

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enfermedad. Las curaciones que realiza son signos que anuncian el Reino de Dios, son señales
públicas para interpelar a la gente y son signos escatológicos que anuncian el poder de la
resurrección sobre la muerte.
La iglesia desde el principio fue consciente de su misión de continuar la lucha de Cristo contra
el sufrimiento, la enfermedad y la muerte y se dedicó a la asistencia a los enfermos. La carta de
Santiago hace referencia explícita a una de las actuaciones de la comunidad cristiana con
respecto a los enfermos: "¿Hay alguno enfermo? Llame a los presbíteros de la comunidad, que
recen por él y lo unjan con aceite invocando al Señor. La oración hecha con fe dará la salud al
enfermo y el Señor hará que se levante; si además tiene pecados, se le perdonarán" (St 5,14-15).

2.3. La unción en la historia

A. DE LOS ORÍGENES A LA REFORMA CAROLINGIA. Los primeros testimonios explícitos sobre


la unción de los enfermos aparecen en textos homiléticos y catequéticos de diversos escritores
eclesiásticos. Según ellos no sólo los presbíteros utilizan el aceite bendito, sino también algunos
fieles que lo ponen a sus familiares enfermos. Estos textos de los primeros siglos hacen mayor
hincapié en la sanación del cuerpo como efecto típico de este sacramento y muy raramente se
hace alusión al efecto espiritual (sanación del espíritu; perdón de los pecados). La unción se
utiliza para todos los enfermos y para
todas las enfermedades.
B. DE LA REFORMA CAROLINGIA AL
SIGLO XI. Empieza a usarse la costumbre
de dar cinco unciones (una por cada uno
de los sentidos) que progresivamente se
fueron explicando con su oración corres-
pondiente. La unción se ha unido por
avatares de la historia a la penitencia ad
mortem y será poco a poco equiparada a
ella. En el siglo X, la unción de los enfer-
mos se ha convertido definitivamente en
extremaunción (aunque no tenemos
constancia de esta denominación del
sacramento hasta el siglo XII): el rito
propio de preparación a la muerte, que
los moribundos reciben solo; no hace
falta confesión, puesto que en esta época
ha empezado a subrayarse ya especial-
mente el efecto espiritual del sacramento.
C. SIGLOS XII-XV. En la reflexión de los
teólogos de esta época los sujetos del
sacramento son los moribundos. En LA MÁS ANTIGUA REPRESENTACIÓN PICTÓRICA DE LA CURACIÓN DE LA HEMORROISA.
cuanto a los efectos de esta en el enfer- CATACUMBAS DE LOS SANTOS MARCELINO Y PEDRO. ROMA, SIGLO IV.
mos son: la remisión de los pecados, la
cancelación de las reliquias del pecado y
la curación de la debilidad espiritual. Sólo se hacen referencias peregrinas al efecto corporal y
ligándolo siempre al espiritual (la unción da la salud corporal al enfermo si ésta conviene para
su salud espiritual).
D. DESDE TRENTO AL VATICANO II. Según el concilio de Trento y la teología postridentina los
destinatarios de la unción son los enfermos graves y de forma especial los que llegan al final. Los
efectos del sacramento son la gracia del Espíritu Santo que conforta al enfermo espiritualmente
(es decir le da fe en la misericordia de Dios, gracias a la cual el enfermo puede asumir la
enfermedad y el sufrimiento), el perdón de los pecados (si los hay) y la salud corporal (un efecto
secundario y condicionado). La reforma del Vaticano II ha redescubierto los datos más olvidados
de la tradición eclesial y ha puesto en alto de nuevo su identidad como sacramento de los
enfermos.

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2.4. Enfermedad y salud hoy

En nuestra sensibilidad actual ha cambiado el concepto de enfermedad y, consecuentemente


con ello, también el concepto de salud. Diríamos que se ha pasado de un concepto exclusiva-
mente físico de la enfermedad a un concepto más relacionado con lo psíquico (la enfermedad
como sufrimiento); se ha ampliado, en este sentido, el radio de acción de la enfermedad. Se ha
producido también el cambio de la enfermedad vivida en casa (familiarización de la enfermedad
y la salud) a la enfermedad vivida en el hospital (sociali-
zación de la enfermedad y la salud). Finalmente se ha
dado el paso de vivir la enfermedad como dolencia a
vivirla como estado.
Con todo, la experiencia de enfermedad (sufrimiento,
ancianidad) produce en el hombre una ruptura de la
unidad subjetiva, una crisis de comunicación con los
otros y un enfrentarse con la propia finitud. Y sin embar-
go la enfermedad no es sólo un acontecimiento negativo
en estos tres sentidos. Es también una tarea que se
ofrece a la libertad humana: un reto para reconstruir la
unidad subjetiva, descubriendo los valores fundamenta-
les de la persona; una llamada a la restauración de la
relación con los otros (en la dependencia de los otros se
descubre la solidaridad y la relación interpersonal como
constitutivo esencial del ser humano); la integración de
la finitud y la muerte como elemento indispensables de
la vivencia humana y cristiana. Sólo después de aceptar
esta cara positiva de la enfermedad, podrá vivirse la
curación como resurrección.

2.5. La unción de los enfermos es signo de una


gracia del Espíritu Santo

En su simbolismo la unción aparece como un gesto


de asistencia o de solidaridad de la comunidad cristiana
con el enfermo. La iglesia toma con los enfermos la
misma actitud que Cristo tomó con ellos. Por medio del
sacramento el enfermo puede tomar conciencia de que
Dios lo acompaña siempre, también en la precariedad
de su situación actual; y de que su ruptura y su aisla- CURACIÓN DEL CIEGO DE NACIMIENTO. LUIGI FILOCAMO.
miento no rompen su relación con la iglesia que se hace MUSEO VATICANO.
presente junto a él en la oración y en el servicio.

2.6. La unción como consuelo del enfermo

La unción ofrece al enfermo fuerza y camino para reconciliarse consigo mismo, con los otros
y con la muerte.
El hombre asume las faltas de su cuerpo y descubre lo esencial, asume su mutilación no sólo
en la búsqueda de lo esencial de sí mismo, sino también en la esperanza de una nueva unidad
humana: la de la escatología.
La unción posibilita en el enfermo el paso de una relación de dependencia a la profundización
en las relaciones personales, que aparecen ahora no sólo como una nueva dimensión de su ser,
sino como una dimensión esencial de la existencia evangélica.
La unción ilumina la situación del enfermo de modo que éste puede integrar su finitud e
incluso la perspectiva de su muerte a la luz del misterio pascual.

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2.7. La unción da un nuevo sentido a la curación

La curación no simplemente el volver a la situación previa a la enfermedad; supone entrar en


una situación nueva en la que corresponde al cristiano asumir el significado que para él han
asumido a través de la enfermedad su cuerpo, la solidaridad con el mundo, la finitud, la muerte,
el pasado... La curación aparece como una ocasión para testimoniar en favor de la iglesia y del
mundo.

2.8. La unción perdona los pecados

No se trata de que uno de los efectos de la unción, independiente de los otros, sea el perdón
de los pecados. La curación que la unción aporta es una curación integral, renueva al hombre
entero, por eso renueva al hombre liberándolo de aquellas actitudes que le han llevado a romper
el sentido cristiano de su existencia.

2.9. La celebración de la unción

Aquí tienes el esquema de la celebración del sacramento de la unción de enfermos:

RITOS INICIALES
* Saludo EL RITO FUNDAMENTAL DEL SACRAMENTO DE
* Acto penitencial LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS ES LA IMPOSI-
CIÓN DE LAS MANOS DEL SACERDOTE EN
LITURGIA DE LA PALABRA SILENCIO Y LA UNCIÓN CON ÓLEO DE LOS
* Lecturas ENFERMOS EN LA FRENTE EN LAS MANOS (O
* Homilía EN LOS MIEMBROS ENFERMOS) DEL ENFERMO,
ACOMPAÑADA DE LAS PALABRAS: «POR ESTA
LITURGIA DEL SACRAMENTO
* Letanía y acción de gracias por el óleo SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA MISERI-
* Imposición de las manos CORDIA TE AUXILIE EL SEÑOR CON LA GRACIA
* Unción DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN. PARA QUE, LIBRE
* Oración DE TUS PECADOS, CON CONFORTE EN LA
ENFERMEDAD Y TE CONCEDA LA SALVACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN AMÉN».
* Padrenuestro
* Bendición

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textos escogidos
ESTOS TEXTOS SIRVEN DE PIE
PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO QUE SE TE INDICAN DESPUÉS.

Esquema de los tres ritos de la celebración de la penitencia.


1 Ritual de la penitencia.

RITO PARA RECONCILIAR A UN SOLO PENITENTE


(CONOCIDO COMO “FÓRMULA A”)

1. Acogida del penitente


2. Lectura de la Palabra de Dios
3. Fórmula de confesión general (“yo confieso...” u otra)
4. Confesión individual
5. Exhortación a la contrición y proposición y aceptación de la satisfacción
6. Manifestación de la contrición del penitente (por medio de una oración o fórmula)
7. Imposición de las manos y absolución
8. Acción de gracias y despedida del penitente

RITO PARA RECONCILIAR A VARIOS PENITENTES CON CONFESIÓN Y ABSOLUCIÓN


INDIVIDUALES (CONOCIDO COMO “FÓRMULA B”)

1. Ritos iniciales
! Canto de entrada
! Saludo del presidente
! Oración colecta
2. Liturgia de la palabra
! Lecturas
! Homilía
! Examen de conciencia
3. Liturgia del sacramento
! Confesión general de los pecados
! Confesión y absolución individuales
4. Ritos finales
! Acción de gracias
! Oración final
! Bendición y despedida

RITO PARA RECONCILIAR A VARIOS PENITENTES CON CONFESIÓN Y ABSOLUCIÓN


GENERALES (CONOCIDO COMO “FÓRMULA C”)

1. Ritos iniciales
! Canto de entrada
! Saludo del presidente

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! Oración colecta
2. Liturgia de la palabra
! Lecturas
! Homilía
! Examen de conciencia
3. Liturgia del sacramento
! Confesión general de los pecados
! Absolución general
4. Ritos finales
! Acción de gracias
! Oración final
! Bendición y despedida

para reflexionar Y trabajar en grupo


SIGUE LAS INSTRUCCIONES Y ESCRIBE TU REFLEXIÓN
O COMÉNTALA EN TU GRUPO DE TRABAJO, SEGÚN SE TE INDIQUE.

Define con tus propias palabras estos conceptos:

1 a) Confesión.
b) Contrición.
c) Satisfacción.
d) Reconciliación.
e) Unción de enfermos.

Cada uno de los nombres por los que conocemos el cuarto sacramento, subraya una

2 de las dimensiones del mismo, o una de las partes de las que consta. Explica que el lo
que se subraya en cada nombre:
a) Sacramento de la Conversión
b) Sacramento de la Reconciliación
c) Sacramento de la Penitencia
d) Sacramento de la Confesión
e) Sacramento del Perdón

Responde a las siguientes preguntas. Compartirás después tu reflexión en el aula.

3 a) Según tú, ¿cóm o entendem os hoy los cristianos el cuarto sacram ento, com o sacram ento
de la penitencia, de la confesión, de la conversión o de la reconciliación? Razona tu
respuesta.
b) ¿Cuál de las tres fórm ulas propuestas por el Ritual te parece que debería ser la más
habitualm ente practicada? ¿Por qué?
c) ¿Qué ventajas y qué inconvenientes les ves a cada una de estas tres fórmulas rituales?

a) Explica por qué durante un tiempo se ha llamado al quinto sacramento «extremaun-


4 ción».
b) Explica también por qué desde el Concilio Vaticano II preferimos el nombre de
«unción de enfermos».

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