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ESTRÉS ACADÉMICO

El estrés académico durante la adolescencia puede tener diversas


causas y consecuencias que muchas veces pasan desapercibidas.
Presta atención a todas ellas para ayudar a tu hijo en caso de que lo
necesite.

Consecuencias del estrés académico en adolescentes


“La adolescencia es el permiso de la sociedad para combinar la
madurez física con la irresponsabilidad psicológica”

El estrés académico en adolescentes tiene repercusiones en diversos


ámbitos de la vida del joven, mostrándose de la siguiente forma:

Problemas académicos
En el caso de los adolescentes, a nivel preparatorio se enfrentan a
diversos conflictos personales y familiares que les generan estrés e
influyen en su rendimiento académico, sobre todo en sus
calificaciones, y a nivel emocional, volviéndose más retraídos.

Debido a ello no se sienten seguros al expresarse frente al resto de sus


compañeros de clases o docentes, sintiéndose acusados por sus padres
ante la mas mínima muestra de ayuda, por lo que las relaciones
tienden a ser lo bastantes tirantes como para perjudicar el ámbito
familiar.

Falta de concentración
Por otro lado, pierden la concentración en sus diversas actividades
diarias. Se muestran apartados de la realidad, sumiéndose
generalmente en sus dibujos o en la música, encerrados en sus
habitaciones y lejos de quienes los rodean.

Agresividad
El estrés académico en adolescentes puede repercutir de manera tan
fuerte que puede llegar a manifestarse por medio de la violencia y
agresividad; dichas conductas se derivan de trastornos psicológicos
que se relacionan al enfrentar diversos problemas. Algunos de estos
son:
 Carga del trabajo escolar.
Problemas relacionados con sus docentes.
Problemas familiares como divorcios y desintegración familiar.
Diversos tipos de carencias económicas.
Muchas veces llegan a manifestar su frustración estallando en
arranques de ira, normalmente contra compañeros de clases u otros
familiares.

 Enfermedades
De por sí el estrés crónico puede convertirse en una enfermedad, pero
también es capaz de desarrollar otras enfermedades somáticas como la
gripe, la pérdida del apetito, falta de energía, dolores de cabeza y falta
de ánimo.

Estos síntomas anteriores se relacionan estrechamente con un


trastorno depresivo de estrés. No es de sorprender, ya que una
encuesta reveló que 1 de cada 4 personas padece un grave problema
de estrés en las ciudades.

En vista de ello se ha estimado que muchos de los jóvenes tienen


algún tipo de problema de este tipo. Es una especie de epidemia
considerada de gravedad porque el estrés es capaz de generar
diversas patologías.

 Diversas alteraciones
Puesto que el estrés se halla presente en diversos ámbitos de la
educación escolar, muchos tienden a sentirse alterados, especialmente
en la respuesta del individuo a nivel cognitivo, motor y fisiológico.

La alteración a estos vitales niveles de respuesta influye tan


negativamente en su rendimiento académico que en el caso de
muchos las calificaciones en los exámenes disminuyen, llegando al
extremo de que algunos abandonan los estudios.
 ¿Qué causa el estrés escolar?
El estrés es una alteración producida por todo lo que rodea al joven.
Entre las causas fundamentales distinguimos:

1.- Fuerte presión


Ninguna persona que se halle bajo presión puede desarrollar un buen
aprendizaje; y realmente es un grave problema, porque podría
generarse fobia por el estudio y la inteligencia escolar.

Muchos adultos tienden a recordar su niñez con traumas debido a este


importante factor tan influyente, ya que desde temprana edad se
sintieron presionados, criticados y etiquetados como “malos
estudiantes”, y esto sin duda degrada la autoestima y causa presión.

2.- Problemas en el hogar


Ya se ha mencionado que los diversos problemas dentro del núcleo
familiar pueden causar mucha tensión. El ver pelear a los padres
constantemente, la desintegración familiar o las frecuentes discusiones
son factores que van haciendo mella en la salud emocional y física de
los jóvenes.

3.- Mala alimentación


En vista de la fuerte crisis que se vive en muchos países, algunos
jóvenes no se alimentan de la manera adecuada; lo que lógicamente
causa un fuerte descenso en las actividades cognitivas como la
concentración.

¿Cómo lidiar con el estrés escolar?


Los jóvenes apenas saben controlar sus emociones, ya que se hayan
en pleno proceso de desarrollo y no saben manejar muchos asuntos.
En vista de ello, son los padres y profesores quienes deben poner de
su parte para ayudarlos a salir de este trance.

Deben hablar con ellos, aconsejarlos, guiarlos y no convertirse en sus


enemigos sino más bien en sus tutores y aliados. En la medida en la
que se les brinde ayuda, guía, protección y se les ofrezca seguridad
ellos podrán salir adelante.
El estrés es uno de los factores que inciden en la hiperprolactenia.
No darlo por sentado
Algunos de los síntomas mencionados son manifestaciones del estrés
académico en adolescentes. Muchos de ellos son poco reconocibles,
por eso lo importante es estar atentos y no quitarles importancia.

En las escuelas se cuenta con la figura del orientador, un profesional


capacitado que puede brindar la ayuda pertinente para ofrecer los
consejos más acertados y la guía necesaria para poder superar el
estrés.

Vigilar la alimentación y acudir a un especialista


Los nutrientes proporcionan al joven la energía para desarrollar sus
actividades. Por medio de los alimentos reciben vitaminas, minerales y
proteínas indispensables para los procesos químicos que tienen lugar
en el cerebro y en el resto del organismo.

Si se observa en una joven excesiva autocrítica, agotamiento o


cansancio crónico, sensación de inutilidad, brotes de furia, suspicacia,
insomnio o negatividad, lo más acertado será hablar con alguien que
pueda establecer un diagnóstico y que pueda ayudarlo a salir de esa
situación.
El estrés académico, desde una perspectiva psicosocial (Martínez &
Díaz, 2007), se refiere a los factores, presiones, demandas y
disfunciones del sistema educativo (Caldera, Pulido & Martínez, 2007)
que pueden tener cierta influencia sobre la salud, el bienestar y el
rendimiento académico de los estudiantes universitarios, a partir de la
interacción de los eventos estresantes, la percepción subjetiva del
estrés, las variables moderadoras y los efectos del mismo. Dicho estrés
afecta de distintas formas, y según la persona, el estado emocional, la
salud y las relaciones interpersonales (Martín-Monzón, 2007).

Los estudiantes universitarios experimentan estrés agudo, usualmente


durante los exámenes o actividades evaluativas (Barroza & Silerio,
2007; Martín-Monzón, 2007) y tal estrés es de duración breve pero
intensa (Barraza, 2007). De acuerdo con Barraza (2006) la mayoría de
los estresores académicos que experimentan los universitarios son
molestias menores valoradas cognitivamente por la persona,
permitiendo que una misma situación o evento sea considerado o no
como estresante. Según Mendoza et al. (2010), la principal fuente de
estrés en estudiantes universitarios es la sobrecarga de tareas y
trabajos (Argüir & Muñoz, 2002), sin embargo, también se encuentran
otros aspectos estresantes como la evaluación (bien sea mediante
examen, ensayo, trabajos o investigación) (Barroza & Silerio, 2007;
Martín, 2007), el tiempo limitado para realizar los trabajos (Aranceli et
al., 2006; Barroza & Silerio, 2007), las notas finales (sobre todo si son
bajas), exceso de tareas para casa, gran cantidad de material de
estudio (Celis y cols., 2001, Carlotto y cols., 2005; Misra y McKean,
2000), tener que hablar o exponer en clase (Polo, Hernández & Pozo,
1996), etc.

Por otra parte, Witkin (2002, citado por Pardo, 2008) sugiere que
dentro del estrés académico también se encuentran otros aspectos de
carácter social como la competitividad, rivalidades o conflictos entre
compañeros (Solórzano & Ramos, 2006) o con profesores, actividades
en grupos, aceptación del grupo, miedo al fracaso, decepciones de los
padres, etc. (Barraza, 2003; Carney, Peterson & Moberg, 1990;
Murphy &Archer, 1996).
Entre las diferentes variables moderadoras del estrés académico, en la
literatura se encuentran algunas biológicas como edad y género,
psicosociales como estrategias de afrontamiento y apoyo social,
psicoeducativas como el autoconcepto académico, entre otras, que a
continuación se expondrán brevemente:

La edad: Según Misra y McKean (2000), los estudiantes de más edad


perciben que tienen mejor control del tiempo para aprender, menos
ansiedad, menos reacciones físicas y psicológicas ante el estrés
académico; sin embargo, Román, Ortíz y Hernández (2008)
encontraron mayor percepción de estrés en los estudiantes de mayor
edad, lo cual intentan explicar argumentando que esto puede darse
debido a que presentan mayor introspección y autoconciencia debido a
la madurez psicológica, y a que, según propone Lefrancoise (2001), las
actividades de los adultos generan mayor ansiedad debido a la
responsabilidad que implican.

El género: el estrés académico ha sido más asociado al sexo femenino,


con una diferencia de 20% más de estrés moderado o elevado
respecto a los hombres (Román, Ortíz & Hernández, 2008). En un
estudio realizado con estudiantes mexicanos, López, Reyes y Rivera
(1999) encontraron diferencias respecto al apoyo social, la
autoafirmación planeada y la expresión emocional positiva como
estrategias de afrontamiento. Mientras que González-Forteza (1996)
encontró que ante problemas familiares, con amigos o pareja, las
mujeres presentan respuestas de agresividad y estado de ánimo
depresivo (Serrano, 2003).

Las estrategias de afrontamiento: son reacciones de tipo conductual o


cognitivo con las que se busca disminuir el estrés (Fleming, Baum &
Singer, 1984). Las más funcionales son aquellas dirigidas a enfrentar el
estresor de manera activa y directa; pero se ha encontrado que a
mayor percepción de estrés hay mayor uso de estrategias poco
funcionales (Serrano Pereira & Flores Galaz, 2005).
Estrés Académico.jpg
El apoyo social: es un recurso para el afrontamiento (Sandín, 1995) y
aumento del bienestar personal (Cohen, 1990). Mayor percepción de
apoyo social se asocia con menor intensidad de estrés académico
(Feldman et al., 2008), ya que constituye un factor protector ante
estresores diarios y crisis, posibilita adaptación y ajuste (Adler &
Matthews, 1994; Feldman, 2001; Ganster & Victor, 1988; Pacheco &
Suárez, 1997), potencia un mejor desempeño y satisfacción (Román &
Hernández, 2005) y aumenta la probabilidad de éxito en afrontamiento
del estrés (Labrador, 1995).

El autoconcepto académico: son los conocimientos y actitudes sobre sí


mismo, las percepciones que se adjudican al sí mismo, las
características o atributos para autodescribirse (Martín-Monzón, 2007).
En algunos estudios se ha encontrado relación positiva entre el
autoconcepto y el rendimiento académico, motivación para el estudio,
salud y bienestar; y relación negativa con ansiedad ante las
evaluaciones, percepción de estrés académico y reactividad ante el
mismo (González-Pienda ycols, 2000; Martín, 2007; Valle y cols, 1999).
Los estudiantes presentan percepción negativa sobre su rendimiento
académico cuando experimentan una situación estresante (Mentoza et
al., 2010). Algunos estudios han encontrado que el estado emocional y
la valoración de la realidad varían entre el período antes del examen y
después de conocer las notas (Smith y Ellsworth, 1987; Muñoz, 2003).

La depresión: en algunos casos es considerada como uno de los


principales factores asociados al estrés académico asumiendo que éste
detona o mantiene el trastorno depresivo (Montoya et al., 2010;
Mosley et al., 1994), además se ha encontrado que los factores
académicos que más incrementan el riesgo de depresión son la
competitividad con compañeros, expectativas sobre el futuro y
decisiones sobre la promoción del estudiante (Montoya et al., 2010).
Por otra parte, la mayoría de estudiantes universitarios se encuentran
en una etapa de adolescencia tardía, que según algunos estudios los
hace más vulnerables a presentar más eventos estresantes (Olsson et
al., 1999; Sheeber et al., 2007).

Ideación suicida: La influencia del estrés sobre la conducta suicida ha


sido ampliamente investigada (Serrano Pereira & Flores Galaz, 2005).
El estrés tiene un rol desencadenador, regulador o exacerbador de
síntomas y estados emocionales como ansiedad, depresión, miedo, etc.
(Pérez, 2002), que se asocian a conductas suicidas (Casal & Rodríguez,
2002; Cooper y cols., 2002; Garland & Zigler, 1993; Hagedorn & Omar,
2002; González-Forteza, 1996; Pérez, 2002) experimentadas por
jóvenes con y sin enfermedad mental (Cooper, Appleby & Amos, 2002;
Hagedorn & Omar, 2002; Lee, Chang & Cheng, 2002; Nakao,
Yamanaka & Kuboki, 2002); sin embargo, cabe aclarar que la relación
entre el estrés y la ideación o conducta suicida en jóvenes es mediada
por estrategias de afrontamiento insuficientes o inefectivas (Clemente
& González, 1996), mediante las cuales se considera el suicidio como
una solución (Villardón,1993) ante la incapacidad para resolver
problemas (Chang, 2002).

Existen efectos del estrés académico en estudiantes universitarios en


las áreas conductual, cognitiva y fisiológica (Martín-Monzón, 2007).
Respecto al aspecto conductual se ha hallado exceso de consumo de
cafeína, tabaco, sustancias psicoactivas, tranquilizantes, etc.
(Hernández, Pozo & Polo, 1994); en el aspecto cognitivo se han
reportado cambios en la valoración de la realidad (Smith & Ellsworth,
1987) y en la percepción subjetiva (Hill et al., 1987 citados por Gump
& Matthews, 1999), y en el aspecto fisiológico se han encontrado
evidencias sobre supresión de células T y baja actividad de los
linfocitos que deprimen el sistema inmunológico y hacen al organismo
más susceptible a enfermedades (Glacer, Lafuse, Bonneu & Atkinson,
1993; Pellicer, Salvador & Benet, 2002).

Los estudiantes universitarios en general pueden experimentar alto


estrés debido a las exigencias académicas y laborales, y si no
consiguen adaptarse a éstas pueden llegar a padecer agotamiento,
autocrítica, desvalorización, pérdida de interés (Caballero, Abello &
Palacios, 2007) y dudas acerca de su capacidad académica (Gil-
Montes, 2001), afectando tanto la salud (Viñas & Caparrós, 2000)
como el desempeño académico.

Cuando los estudiantes valoran la situación académica como que


excede sus capacidades y recursos, comienzan a experimentar
desesperanza y emociones negativas disminuyendo la energía dirigida
a esfuerzo y productividad (García-Ros et al., 2011). El estrés
académico afecta el rendimiento y la salud, pues ya desde antes del
examen algunos estudiantes empiezan a experimentar problemas
como insomnio, dolor de cabeza, náuseas, vómito, etc. (Bauseda,
1995), todos efectos relacionados con la presión que tienen los
estudiantes por la calidad de su desempeño y la permanencia en la
carrera (Álvarez, Aguilar & Segura, 2011; Martín-Monzón, 2007;
Román, Ortíz & Hernández, 2008).

Otros estudios indican que exponerse a alto y continuo estrés puede


tener efectos psicosomáticos (García-Ros, Pérez-González & Pérez-
Blasco, 2011), ya que muchas de las enfermedades en estudiantes
universitarios están asociadas con estrés, al igual que la presencia de
ideación suicida, estados de ansiedad, consumo de estimulantes
(tabaco, cafeína, fármacos), alteraciones del sueño y la alimentación
(Castro, 2008; Pozos-Radillo, Preciado-Serrano, Plascencia Campos,
Acosta-Fernández & Aguilera, 2015).

Como se encuentra en la literatura previamente descrita, se puede


resumir que existe una relación negativa entre el estrés y el
rendimiento académico en estudiantes universitarios (Álvarez, Aguilar
& Segura, 2011; Akgun & Ciarrochi, 2003; De Pablo, Subirá, Martín, de
Flores & Valdés, 1990; Maldonado, Hidalgo & Otero, 2000; Misra &
McKean, 2000; Pérez, Martín & Borda, 2003; Struthers, Perry & Menec,
2000); el estrés académico puede generar problemas de salud
(Aranceli, Perea & Ormeño, 2006; Barra-Almagia, 2009; Feldmand,
Goncalves, Zaragoza, Bagés & De Pablo, 2008; Guarino, Gavidia, Antor
& Caballero, 2000; Lowe, Urquhart, Greenman & Lowe, 2000; Micin &
Bagladi, 2011; Sarid, Anson, Yaari & Margalith, 2004); es un fenómeno
poco estudiado en nuestro contexto (Martín-Monzón, 2007; Mendoza
et al., 2010), sin embargo los estudios al respecto refieren que el
estrés se presenta en estudiantes de todos los niveles y edades
(Barraza, 2004; Barroza & Silerio, 2007; Navarro & Romero, 2001;
Ranjita & Castillo, 2004; Román & Hernández, 2005), con incidencias
superiores al 67% (Román, Ortíz & Hernández, 2008), con lo cual se
concluye que conocer eventos académicos estresantes y sus efectos
puede orientar el desarrollo de programas de implementación de
hábitos saludables de estudio, manejo del tiempo y relaciones
interpersonales en los universitarios, garantizando un buen desempeño
académico y una estancia satisfactoria durante la carrera.
BIBLIOGRAFIA

Erika Yohanna Bedoya Cardona


Profesora Investigadora sede Bucaramanga
Psicóloga

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