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EL CASO DORA (ESCRITO A PRINCIPIOS DE 1901 Y PUBLICADO EN 1905)

Introducción:
Freud dice que la causa de las histerias está en intimidades de la vida psicosexual de los enfermos,
que los síntomas histéricos son la expresión de los más secretos deseos reprimidos. (Es decir que la
causa de los síntomas en la histeria se hallaría en fantasías sexuales reprimidas).
El tratamiento de Dora llevó tres meses, y las soluciones del caso de dieron gracias a la interpretación
de dos sueños que relató la paciente.
El tratamiento no fue terminado debido a que la paciente decidió interrumpir el mismo.
Cuadro Clínico:

¿POR QUÉ CONSULTA DORA?

El padre de Dora era antiguo paciente de Freud. Y es él quien lleva a Dora para que la trate Freud.
Dora tiene claros síntomas neuróticos, según Freud.

Dora ya de niña mostró síntomas nerviosos:

 A los 8 años tuvo disnea.


 A los 12 años tuvo jaquecas y tos nerviosa.
 A los 16 años los ataques de tos le continuaban (y es entonces cuando visita a Freud por primera
vez, aunque luego no asiste a tratamiento puesto que la tos desaparece).
 A los 18 años es cuando vuelve a ver a Freud para hacer un tratamiento. Entonces tenía
nuevamente los ataques de tos, además tenía depresión, alteración del carácter. Por entonces
trataba secamente a su padre y no se entendía con su madre. Evitaba el trato social alegando
fatiga. Había escrito una carta que encontraron sus padres donde anunciaba un suicidio. Luego
de una discusión con su padre tuvo un primer acceso de inconsciencia.

Para Freud, desde un comienzo, el caso presentaba todas las características de una “pequeña
histeria” con los síntomas somáticos y psíquicos más vulgares: disnea, tos nerviosa, afonía, jaquecas,
depresión de ánimo, excitabilidad histérica.

Los personajes principales en la vida de Dora (de 18 años) son:

 El padre: Más de 45 años, industrial de excelente posición económica, quien padeció graves
enfermedades. Dora tenía mucho cariño hacia su padre pero últimamente lo trataba secamente.
Dora le exigía que rompiera relaciones con el matrimonio K, y especialmente con la señora K (a
quien consideraba su amante).
 La madre: A quien Freud no conoció personalmente pero de quien, debido a lo escuchado, pudo
decir que era una mujer poco ilustrada, poco inteligente, que al enfermar el marido se concentró
en las tareas del hogar, poco interesada en los intereses espirituales de sus hijos, se pasaba el día
limpiando lo limpio (características obsesivas). Freud hablaba de esto como de la “psicosis del
ama de casa”. Esa tendencia obsesiva a la limpieza y el orden exagerado suele indicar algún tipo
de trastorno sexual. Dora hacia su madre tenía un trato muy poco amistoso, no se interesaba en
ella e incluso la criticaba mucho.
 El hermano: (Año y ½ mayor que Dora). No mantenía mucha relación con Dora. Él se ponía
siempre del lado de la madre, mientras que Dora se ponía siempre del lado del padre.
 Tía (hermana del padre): Que estuvo aquejada por una grave psiconeurosis y luego murió. Dora
la había tomado como modelo pues le tenía cariño.
 Sr. K: Siempre se mostró cariñoso con Dora. Según ella, él le hizo proposiciones amorosas luego
de un paseo por un lago aunque él lo negó, y él la acusó a ella demostrar demasiado interés en la
cuestión sexual (esto lo supo él debido a una charla donde su esposa le contó dicha confidencia).
Anteriormente, cuando ella tenía 14 años, él la abrazó al pie de una escalera y la beso a la fuerza.
(Ambas situaciones, la del lago y la de la escalera, apropiadas para producir la vivencia de un
trauma psíquico).
 Sra. K: Cuidó en un comienzo de la enfermedad del padre de Dora (la madre de Dora ni siquiera
se acercaba al enfermo), por lo que se ganó el reconocimiento del mismo. Para Dora, esta mujer
era amante de su padre.
 Los dos hijos pequeños del matrimonio K: Dora los había cuidado en varias oportunidades
mostrándose con ellos de forma maternal.
 La institutriz: Dora mantuvo excelentes relaciones con ella hasta que un día se enemisto e hizo
que la despidieran.

Vale recordar que para Freud, en los casos de histeria, se daban las siguientes condiciones:

- trauma psíquico
- conflicto de los afectos
- conflicto en lo sexual

Las proposición amorosa del señor K el día que paseaban y su posterior acusación hacia ella (de que
su esposa le contara que se interesaba en temas sexuales debido a ciertas obras que leía), habrían
constituido para Dora el trauma psíquico necesario para su enfermedad histérica.

La tos y la afonía (síntomas relacionados con la vía oral) aquejaban a la paciente ya años antes del
trauma, puesto que aparecieron cuando ella cumplió los 8 años.

Dora contó un incidente anterior con K mucho más apropiado para haber ejercido sobre ella acción
traumática, cuando tenía 14 años, en donde el señor K se las ingenió para quedarse a solas con ella y
la abrazo fuerte y la beso en la boca. En aquel momento Dora sintió repugnancia y partió. Salió
corriendo pero nunca mencionó esto a nadie y ambos lo mantuvieron en secreto. Para entonces,
según Freud, la conducta de Dora ya era totalmente histérica. Freud aquí se dio un desplazamiento y
en realidad no se trataba del brazo sino del miembro erecto. Y Dora evitaría actualmente pasar cerca
de un hombre que conversa acalorado con una mujer (al que supone sexualmente excitado), para no
sentir nuevamente esa muestra de excitación.

De dicho suceso vemos entonces surgir 3 síntomas: la repugnancia, la sensación de presión en el


busto, y la resistencia a acercarse a individuos abstraídos en un dialogo amoroso.

A Dora le molestaba terriblemente que su padre no le creyera que el señor K la había hecho
propuestas amorosas en su paseo por el lago. Cuando Dora se sentía amargada, se le imponía la idea
de que su padre la entregaba al Sr. K, como compensación de su tolerancia de las relaciones con su
mujer. Y dado el cariño que Dora sentía por su padre, es de imaginar la ira que le causaba tal idea.
Naturalmente, los dos hombres no habían concertado jamás pacto alguno formal en el que ella
figurase como objeto de una transacción.

Freud dice que si bien Dora tenía razón al afirmar que el padre no quería enterarse verdaderamente
de la conducta del señor K para con ella, con objeto de no verse perturbado en su relación con la
señora K, también es cierto que Dora había obrado exactamente igual que su padre. Es decir que
Dora había permitido siempre, hasta entonces, que su padre se viera con la señora K sólo porque así
ella podía ver al señor K.

Y la prueba de que ella antes sí sabía del romance de su padre con esa señora y no lo impedía está en
el hecho de que jamás los iba a visitar cuando suponía que podían estar solos (para no
interrumpirlos), y además por lo ocurrido con cierta institutriz. Esta institutriz que tuvo Dora le
insistía en abrirle los ojos para que viera lo que pasaba entre su padre y la señora K. Y pese a que
Dora tenía un excelente trato con esta institutriz, de repente hizo que la despidieran. Además, por
varios detalles, se notaba que la institutriz estaba enamorada del padre (la trataba mejor cuando el
padre estaba presente). Dora hacia algo similar con los hijos del matrimonio K, dado que los niños
eran un enlace para ella con el señor K.

Por lo visto hasta ahora: el centro de atención de Dora es la señora K porque justamente el deseo del
padre de Dora está en esa señora. Y el padre de Dora pretendía ignorar las pretensiones del señor K
para con su hija para no tener problemas en poder seguir viendo a la señora K. Y Dora estaría
enamorada del señor K, y por eso mismo había tolerado que su padre se viera con la señora K.

Dora reconoció a Freud que talvez hubiera estado enamorada del señor K durante una época, pero
que luego eso se había desvanecido tras las propuestas que este le hiciera en aquel paseo por el lago.
En una ocasión Dora se quejaba de dolores de estómago, y justamente la tarde anterior había
visitado a sus primas (una de las cuales se quejaba de dolores de estómago). En cierta ocasión, los
accesos de tos de Dora duraron entre 3 y 6 semanas, coincidentemente con las ausencias del señor K.

No cabía duda de que Dora perseguía un fin (separar a esa mujer de su padre) y esperaba lograrlo a
través de su enfermedad (por supuesto que lo esperaba de forma inconsciente). Freud estaba seguro
de que los síntomas de Dora desaparecerían si su padre decidía dejar de ver a la Sra. K en beneficio
de la salud de Dora. Pero Freud esperaba que el padre no hiciera tal cosa, para que Dora no tomara
como arma su enfermedad usándola siempre que quisiera para obtener beneficios.

Según Freud, uno de los sentidos de un síntoma se relaciona siempre con una fantasía sexual. Y
Freud interpretó la tos nerviosa de Dora como expresión de una situación sexual fantaseada. Del
análisis Freud dedujo que esa tos periódica originada por un cosquilleo en la garganta expresaba una
situación de satisfacción sexual (a partir de sexo oral) entre su padre y la señora K.

Su disposición congénita la había impulsado siempre hacia el padre (a quien se apegó más debido a
las enfermedades que el hombre padecía). En ocasiones, el padre sólo había consentido que lo
cuidara Dora. Y la aparición de la señora K la había suplantado, en muchos sentidos, más que a su
madre.

Según Freud, la inclinación de Dora hacia su padre tenía carácter de enamoramiento desde edades
muy tempranas.

Y este enamoramiento hacia el padre no se había manifestado desde ya mucho tiempo, lo que
indicaba que ahora había resurgido como síntoma de reacción para reprimir otro impulso más
poderoso (el deseo hacia el señor K). Es decir que para reprimir su enamoramiento con el señor K
tuvo que evocar y exagerar su inclinación infantil hacia el padre. (Podríamos decir que la inclinación
hacia el padre actuaría como contrainvestidura del deseo hacia el señor K).

Y además, podríamos hablar de una superdeterminación de los síntomas (es decir de varias causas
que ocasionarían los síntomas).

Se puede decir que detrás de las ideas preponderantes que giraban entorno de las relaciones del
padre con la señora K, se escondía también un impulso de celos cuyo objeto era aquella mujer, es
decir una inclinación de Dora hacia la misma señora K.

Según Freud, en los casos de mujeres histéricas cuya libido orientada hacia el hombre ha quedado
enérgicamente reprimida, aparece regularmente intensificada la corriente homosexual.

Dora, de hecho, durante años había tenido con la señora K una estrecha amistad. Y además hablaba
del cuerpo de esta mujer alabándolo. Y jamás Freud escuchó palabras ofensivas de parte de Dora
hacia la señora K (lo que hubiera sido esperable).

Dora se sintió traicionada por la señora K, dado que esta mujer le contó al marido acerca de que Dora
leía textos de carácter sexual y que por tal cosa no podía exigir respeto de un hombre.
Para Freud, los celos de Dora también eran hacia la señora K, eran celos de carácter masculino, y esto
es típico en la vida amorosa inconsciente de las muchachas histéricas.

CASO DORA (PRIMER SUEÑO)

“Hay fuego en la casa. El padre de Dora acudió a su alcoba para despertarla y está de pie al lado de
su cama. Dora se viste apurada. Su madre quiere poner a salvo el alhajero con sus joyas, pero el
padre protesta diciéndole que no quiere que por culpa de ese alhajero ardan él y los chicos. Bajan
corriendo. Y al salir a la calle se despierta”

Ese sueño lo tuvo Dora tres noches consecutivas durante su estadía con los K (lugar donde ocurrió su
escena con K). Luego volvió a tener el sueño una noche atrás ya en Viena. Los sueños de repetición
tienen que ver con la vida infantil, con lo traumático.

Los elementos más importantes a tener en cuenta en este sueño son: el fuego y el alhajero.

 Dora dice que su madre y su padre discutieron las últimas noches porque ella se empeña en
cerrar con llave el comedor, y su marido no quiere tal cosa puesto que así quedaría encerrado el
hermano de Dora y podría ocurrir algo que los obligara a salir de urgencia por la noche.
 El padre de Dora había expresado directamente su temor a un incendio cuando llegaron a la
localidad donde ocurrió la escena del lago, dado que allí la casita que habitarían era toda de
madera y no tenía pararrayos y había además una tormenta.

Los sueños de Dora comenzaron después de la escena del lago.

Dora cuenta que ella y K regresaron del paseo del lago. Y que después de almorzar ella se recostó en
un sofá de la alcoba del matrimonio K. Y de pronto Dora despertó y lo vio a K de pie junto al sofá (de
igual modo que vio a su padre en el sueño de pie junto a su cama). Después de eso pidió la llave del
cuarto a la señora K, pero luego la llave desapareció y ella estaba segura que el señor K la había
quitado. (Ella no podría entonces dormir tranquila hasta que saliera de aquella casa, y justamente en
el sueño cuando ella sale de la casa es que logra despertar).

Dora cuenta de una discusión entre su padre y su madre por una joya. Dice que su padre no le regaló
a su madre la joya que esperaba sino otra, y su madre entonces le dijo que se la dé a quien quiera
pero que ella no la quería. (Freud interviene aquí preguntándole a Dora si ella acaso no pensó que
ella sí aceptaría la joya de su padre, y ella le contestó que no sabía si lo había pensado).

Dora cuenta que K le había regalado poco antes un alhajero precioso. (Freud le hace ver que ese
nombre “alhajero” se utiliza para denominar al genital femenino. Y ella dice que lo sabía). El sueño
era una reacción a aquel suceso en el lago con el señor K. Estos sueños fueron efecto inmediato del
suceso con K. En el sueño, ella reemplazaba a K por su padre.

Freud interpreta que: Ella con el sueño se dijo que K andaba detrás de ella, que su “alhajero” corría
peligro, y que si sucedía algo la culpa seria de su padre. Y Freud dice que en ese sueño todo se
transforma en su contrario y que por eso, finalmente en el sueño, es su padre quien la salva.

Debido a esta transformación en lo contrario, también diremos que:

Dora había estado dispuesta a “dar” a su padre lo que su madre le negaba (y esto es lo relacionado a
la “joya” y más precisamente con lo que esta representaba). Esto nos habla de una conflictiva edípica
sin resolver típica en la histeria.

Y de la misma manera estaba dispuesta a dar a K lo que su mujer le negaba (y esta idea ha de ser
reprimida con tal esfuerzo que transforma todos los elementos en sus contrarios). En el sueño,
entonces, se confirmaría que Dora se esfuerza en despertar de nuevo su antiguo amor a su padre
para defenderse contra el amor a K. Y Dora temería a la tentación de ceder a sus deseos.

Un sueño regular posee dos puntos de sustentación:

1) el motivo esencial actual


2) un suceso infantil de graves consecuencias

El deseo que crea el sueño proviene de la infancia: quiere volver la infancia a la realidad, corregir el
presente conforme al modelo de la infancia.

El componente del fuego también es muy significativo y se relaciona con lo sexual. Su madre quiere
salvar el alhajero para que no se queme, y en los pensamientos oníricos se trataría de que el alhajero
no se moje. El sueño, traducido a lo consciente, diría: “tengo que salir de esta casa donde corre
peligro mi virginidad”.

El propósito de huir de la casa no es por si solo suficiente para producir un sueño, y solo adquiere esa
capacidad al agregarle otro apoyado en deseos infantiles. Y es el deseo de reemplazar a K por el
padre el que proporciona la energía productora del sueño.

Es decir que además de la idea diurna, es necesario un deseo de lo inconsciente que corra con el
gasto psíquico necesario para la formación del sueño.

Dora se identificó durante algunos días en ciertos síntomas y singularidades con su madre, lo que le
dio ocasión a mostrarse particularmente insoportable. Y dijo que pasaría una temporada en el
balneario de Franzensbad. Allí había ido anteriormente con la madre. La madre tenía catarro genital
(enfermedad que obtuvo por contagio sexual con su marido), síntomas que aconsejaban esa agua. Y
la persistencia en la identificación de Dora con su madre lo llevo as Freud a pensar que Dora debía
tener también una afección genital (que en efecto existía). Dora tenia flujo blanco, enfermedad que
en las jóvenes solteras en realidad se atribuía a la masturbación más que a otras cosas.

En una oportunidad Dora llevó un bolsito pequeño a terapia, con el que jugaba metiendo en el sus
dedos mientras hablaba. Esto era un acto sintomático (actos sintomáticos: actos que los sujetos
realizan automática e inconscientemente, sin darse cuenta de ellos, como jugando, y a los que niegan
toda significación, declarándolos indiferentes y casuales cuando se los interroga sobre ellos. Esto
actos exteriorizan ideas inconscientes). Ese bolsito era una representación de su genital femenino, y
el acto de jugar con el constituía una exteriorización mímica de la masturbación.

La tos de Dora tuvo seguramente su origen en un catarro real insignificante. Pero constituía además
una imitación compasiva del padre enfermo del pecho. Pero esa tos en Dora expresaba además que
ella era hija de su padre, que tenía como el un catarro, que la había contagiado como antes la
contagio a su madre.

Dora dijo que cada vez que tuvo ese sueño, al despertar advirtió olor a humo. Su padre y K, al igual
que Freud eran fumadores empedernidos. Freud deduce que en algún punto del tratamiento, debido
a una transferencia, Dora debió desear que él la besase. Esta podría ser la repetición del sueño al
estar ya en Viena y probablemente el motivo por el cual Dora abandonara la cura.

EL CASO DORA (SEGUNDO SUEÑO)

Este sueño se dio pocas semanas después del primer sueño.

“Dora paseaba como extranjera por una ciudad que le era desconocida hasta llegar a la casa en la
que supuestamente vivía. Sube a la sería su habitación y sobre la cama encuentra una carta. La
carta es de su madre, donde le dice que el padre de Dora murió y que si quiere puede ir. Dora
entonces va a buscar la estación y pregunta unas cien veces ‘dónde está la estación’. Sólo le
responden ‘cinco minutos’. Luego ve un bosque, entra en él y encuentra a un hombre a quien le
pregunta, y este le contesta ‘todavía 2 horas y media’. Se ofrece a acompañarla. Ella lo rechaza y se
va. Luego de pronto ya se halla en casa, no sabe cómo. Llega a la portería, y la muchacha le dice
que la madre y los otros ya están en el cementerio”.

En este sueño se explicará el motivo que la llevó a Dora a sentirse tan ofendida por el cortejo de K.

En el sueño aparecen muchos componentes producto de restos diurnos, como por ejemplo:

 Para Navidad le habían enviado un álbum con postales de una ciudad alemana y justo un día
anterior al sueño lo había vuelto a ver.
 Para las fiestas había recibido la visita de un primito a quien debió mostrarle la ciudad de Viena.
 El primo le trajo a la memoria una breve estadía en Dresde, donde deambuló como extranjera.
 Otro primo, que estaba con ellos, quiso hacer de guía por la galería y ella lo rechazó. Se fue sola
y se detuvo frente a la Sixtina, donde se detuvo 2 horas. Lo que más le gustó de allí fue la
Madonna (la virgen).
 El día anterior, el padre le pidió que le buscara coñac, ella le pidió a la madre la llave del lugar
donde este se guardó pero no recibió respuesta. Tuvo que decirle a la madre: “Te he
preguntado unas cien veces”. (Para Freud, la pregunta por la lleve se relaciona con los genitales.
La llave la relaciona con el correspondiente masculino de la cajita en la mujer).
 La carta del sueño nos remite a otra carta, la de Dora en donde atemorizaba a su padre con la
idea de un suicidio para que así su padre se horrorizara y renunciara a la señora K. (la carta que
en la realidad dejó al padre, procuraba que dejara con eso a la señora K o en su defecto
mortificarlo a modo de venganza. Y en el sueño, justamente, ella estaba en el extranjero, lejos
de casa, y el padre había muerto probablemente de nostalgia por su ida. Aquí entonces la
venganza estaría cumplida.).
 La frase “si tu quieres” que figura en la carta que le envía en el sueño su madre, se relaciona con
una carta que le envío la señora K cuando la invitó a su estadía con ella y su esposo (al lugar
donde se dio la escena del lago). En esa carta, la señora K le dice que puedes ir “si tu quieres” (y
coloca allí un signo de interrogación que le llamó la atención a Dora, razón por la cual esta frase
fue recordada). De aquí se desprende que aquel 2º sueño estaba también relacionado con la
escena en el lago. Y Freud aprovecha para pedirle que le cuente en detalle la escena del lago,
dado que nunca comprendió cuál era realmente el motivo por el cual ella se ofendió tanto con K
en la escena en el lago. Ella le contó que K comenzó a hacerle una propuesta y que de
inmediato le dio una bofetada. Dice que sólo recuerda que K dijo: “no me importa nada de mi
mujer”. (El motivo real se aclarará más adelante).
 Luego del incidente en el lago, ella se fue sola y preguntó a un hombre qué distancia había y
este le respondió 2 horas y media.
 El bosque junto al lago por donde ella se fue era similar al del sueño, y para Freud se trataba de
una geografía sexual simbólica.
 En el sueño el padre había muerto (y si esto hubiera sido así, ella hubiera podido amar como
quisiese à nuevamente cumplimiento de deseos).

Otros detalles importantes relacionados que prueban la histeria de Dora:

Dora había tenido en Viena una supuesta apendicitis, poco después de la muerte de su tía. Esa
apendicitis también fue un producto de su histeria.

Y tras la apendicitis de Dora, ella había quedado con una dolencia extraña: dificultades para caminar
(pues arrastraba un pie). Y esto llamaba la atención a los médicos porque no entendían la relación
entre esto y l apendicitis padecida. Esto era en realidad un genuino síntoma histérico.
Freud le preguntó si la apendicitis fue antes o después de la escena del lago, y Dora dijo que fue
nueve meses después. Ella no pudo negar, tras dicho esto, que probablemente el otro artículo leído
aquella vez fuera sobre embarazo y nacimiento. Respecto a la pierna que se arrastraba, podía
deberse a que “había dado un mal paso” y que lógicamente podía parir entonces 9 meses después de
la escena junto al lago. Dora, incluso, de niña había tenido una dolencia real en ese pie tras una
torcedura, lo que facilitó que esta fuera la zona propicia para que desarrollara un síntoma histérico.

El motivo real por el cual Dora se ofendió y abofeteó a K en la escena del lago: Un día Dora dice a
Freud que va a abandonar el tratamiento y que ya había decidió hacer esto hace 14 días. Freud le
comenta que casualmente 14 días es el plazo que da una muchacha de servicio como preaviso al
renunciar. Y así surge una importante novedad hasta el momento desconocida para él:

Dora contó luego que en la estancia del lago, había una muchacha de servicio que parecía llevarse
mal con el señor K, dado que casi ni se hablaban. Esta muchacha, en determinada oportunidad, la
llamó a ella y le contó cómo el señor K había tenido amoríos con ella, explicándole que “no le
importaba nada de su mujer” (exactamente esas mismas palabras que le dijera a ella en el lago antes
que lo abofeteara). Luego el señor K no le dio más trato a esa muchacha y ahora la misma estaba
enojada y por eso no le hablaba. Y esa muchacha no había dado el preaviso de 14 días pero estaba a
punto de hacerlo, sólo que esperaba que el señor K volviera a ella. De lo anterior se desprende que la
bofetada de Dora se debió en realidad a celos, a una venganza, a no tolerar que le dijera a la
muchacha las mismas palabras que le acababa de decir a ella, casi como si fueran lo mismo.

EL CASO DORA (EPÍLOGO):

En el epílogo, Freud dice que la sexualidad constituye la clave para el problema de las psiconeurosis,
así como de las neurosis en general. Dice que los síntomas no desaparecen mientras dura el trabajo
psicoanalítico, pero sí un tiempo después, cuando se han disuelto los vínculos con el médico.

Freud habla sobre las transferencias, y dice que son reediciones, recreaciones de las mociones y
fantasías que a medida que el análisis avanza no pueden menos que despertarse y hacerse
consientes; pero lo característico de todo el género es la sustitución de una persona anterior por la
persona del médico. Toda una serie de vivencias psíquicas anteriores no es revivida como algo
pasado, sino como vínculo actual con la persona del médico.

La transferencia, destinada a ser el escollo máximo para el psicoanálisis, se convierte en su auxiliar


más poderoso cuando se logra colegirla en cada caso y traducírsela al enfermo.

Freud dice que con Dora no logro dominar a tiempo la transferencia. Desde el comienzo fue claro
que el hacía en su fantasía del sustituto del padre. Luego lo identificó con K. Freud admite que debió
haberle dicho: “Ahora usted ha hecho una transferencia desde el señor K hacia mi. ¿Hay algo en
particular por lo cual usted a puesto su atención en mi como lo ha hecho antes con K?”

Freud cree que así tal vez hubiera surgido algo, algún detalle en su propia persona que fuera análogo
con K, y que mediante la solución de esa transferencia el análisis hubiera conducido hacia nuevo
material mnémico.

Freud omitió esa advertencia y así fue sorprendido por la transferencia y, a causa de esa incógnita
por la cual él le recordaba a K, ella se había vengado de él abandonándolo del mismo modo (dejando
el tratamiento).

Quince meses después del tratamiento, Dora visitó a Freud:

En mayo de ese año había muerto un hijo de los K, por lo cual Dora se reconcilió con ellos. Tras el
reencuentro, Dora le dijo a la señora K que sabía que tenía una relación con su padre (y la señora K
no lo negó), y movió al marido a confesar la escena junto al lago. Luego llevó al padre esta noticia. No
reanudó el trato con esa familia.
Luego ella estuvo bien hasta octubre, donde tuvo otro ataque de afonía, tras haberse cruzado en la
calle con el señor K y haberlo visto cuando un carruaje lo arrollaba. Dice que se aseguró de que
estuviera bien.

Actualmente ella tenía una neuralgia facial. La pretendida neuralgia entonces respondía a un
autocastigo, al arrepentimiento por la bofetada que propino aquella vez a K y por la transferencia
vengativa que hizo después sobre mí.

Si el primer sueño dibujaba el apartamiento del hombre amado y el refugio en el padre, vale decir, la
huida de la vida hacia la enfermedad, el segundo sueño anunciaba que se desasiría del padre y se
recuperaría para la vida.

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