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La tragedia de Ucrania

Anne Applebaum relata la hambruna premeditada por Stalin para someter a la población de Ucrania,
frenar todo intento de nacionalismo y liquidar a las organizaciones que se resistían a integrarla a la
URSS

En 1928 Stalin hizo un viaje por Siberia Según ella, la hambruna fue a las ciudades con la esperanza de
que duró tres semanas. Había premeditada por Stalin y su cortejo de encontrar en ellas trabajo y alimentos,
derrotado a sus adversarios dentro del cómplices —Mólotov, Kaganóvich, y los cadáveres son ya tan numerosos
Partido Comunista y era ya el amo Voroshílov, Póstishev, Kosior y algunos que quedan tendidos en las calles y
supremo de la URSS. Comenzaban a más— para someter a Ucrania, frenar caminos porque no hay gente suficiente
escasear los cereales en el inmenso todo intento de nacionalismo en su para enterrarlos.
territorio y, luego de aquello que vio y seno y liquidar a las organizaciones
oyó en ese recorrido, Stalin sacó las que se resistían a integrarla a la URSS Los testimonios que reúne Anne
conclusiones ideológicas pertinentes. bajo la férula de Moscú. Y da como Applebaum ponen los pelos de punta:
De acuerdo a la doctrina marxista, la pruebas el que en aquellos mismos hay padres que matan a sus hijos con
culpa la tenían los campesinos años el Politburó soviético redujo sus manos para que no sufran más y,
retrógrados, que, gracias a la drásticamente la publicación de libros y los más desesperados, para
expropiación de los latifundios y la periódicos en ucraniano, así como la alimentarse con ellos. Ya se han
liquidación de los kulaks, habían enseñanza de esta lengua en las comido todos los perros, caballos,
pasado a ser pequeños propietarios y escuelas y universidades, e impuso el cerdos, gatos y hasta ratas y ratones
contraído las taras características de la ruso como idioma oficial del país. que podían coger, y los comunicados
burguesía. ¿La solución? Obligarlos a que llegan a Ucrania de Moscú son
ceder sus granjas y dominios e Sea como fuere, desde el año 1929 se cada día más apremiantes: negar la
incorporarse a las granjas colectivas pone en marcha la disolución de las hambruna y, sobre todo, el canibalismo
que harían de ellos proletarios, la pequeñas propiedades agrícolas a fin y los suicidios, y castigar sin complejos
fuerza pujante y renovadora que de incorporarlas a las granjas a los verdaderos causantes de esta
reemplazaría su mentalidad burguesa colectivas. Los campesinos, que catástrofe: los enemigos de clase, los
por el fervor solidario de los habían visto con simpatía la revolución, fascistas, los kulaks, verdaderos
bolcheviques. se resisten a entregar sus tierras y responsables de las calamidades que
ganados, y asociarse a las enormes se abaten sobre Ucrania.
Este es el origen, según Anne empresas colectivas, que, dirigidas por
Applebaum, en su extraordinario libro burócratas del partido, suelen ser poco ¿Cuántos murieron? Unos cinco
Hambruna roja. La guerra de Stalin eficientes. Las instrucciones de Stalin millones de ucranianos, por lo menos.
contra Ucrania, de la caída en picado son terminantes: aquella resistencia Pero no hay manera de saberlo con
de la agricultura en todos los dominios sólo puede provenir de los enemigos de exactitud, porque las estadísticas
de la URSS, pero que golpearía sobre clase que quieren acabar con el estaban fraguadas por la disciplina
todo, con ferocidad inigualable, a socialismo y debe ser aplastada sin partidaria que lo exigía o por el miedo
Ucrania, causando, en los años 1932 y misericordia por los revolucionarios. de los burócratas del partido a ser
1933, varios millones de muertos y Las brigadas comunistas recorren los castigados como responsables de la
escalofriantes escenas de suicidios, campos, confiscando propiedades, hambruna. El Kremlin impuso, además,
asesinatos de niños, saqueos y ganados, aperos, semillas y enviando a una versión oficial de los sucesos que
canibalismo. La investigación que la prisión a quienes no colaboran. Uno de no sólo la prensa comunista obedecía;
autora lleva a cabo revela al mundo, en los jefes del Gulag, en Siberia, envía un también la capitalista lo hacía a través
su apocalíptica dimensión, un telegrama a Moscú diciendo que no le de periodistas venales o cobardes,
acontecimiento que, por lo menos en envíen más detenidos porque ya no como el repelente Walter Duranty,
sus características reales, había sido tiene cómo darles de comer. Al mismo corresponsal aquellos años de The
ocultado por la censura estalinista, tiempo, un prisionero escribe a su New York Times, quien, comprado con
pese a los aislados esfuerzos de familia: “¡Qué maravilla! ¡Me dan un casas y banquetes por Stalin, se las
algunos historiadores como Robert panecillo cada día!”. arreglaba para, en artículos que
Conquest, en The Harvest of Sorrow, parecían redactados por un moderno
por difundirlo. Pero sólo ahora, con la Las cosechas han comenzado a Poncio Pilato, presentar un panorama
independencia de Ucrania, los encogerse, los robos y ocultamiento de de normalidad y desmentir las
documentos y testimonios relativos a alimentos se multiplican por doquier, exageraciones de ciertos testimonios
aquel holocausto han podido ser Stalin insiste en que el partido debe ser que lograban filtrarse al exterior de lo
consultados, y Anne Applebaum, que a “implacable” en su lucha contra los que de veras ocurría en la URSS y,
todas luces domina el ruso y el saboteadores de la revolución y el sobre todo, en Ucrania. Una de las
ucraniano, lo ha hecho con minucia y hambre hace su aparición con sus excepciones fue el británico Gareth
escrupulosa objetividad. terribles secuelas: robos, asesinatos, Jones, quien consiguió recorrer a pie el
suicidios, aldeas que desaparecen corazón mismo de la hambruna durante
porque todos sus habitantes han huido varias semanas y contar a los lectores
ingleses de The Evening Standard los
horrores que en Ucrania se vivían.

Leer un libro como el que ha escrito


Anne Applebaum no es un placer, sino
un sacrificio. Eso sí, obligatorio, si uno
quiere conocer a los extremos a que
puede conducir el fanatismo ideológico,
la ceguera y la imbecilidad que lo
acompañan, y la irremediable violencia
que es, a la corta o a la larga, su
consecuencia. La hambruna y las
muertes en Ucrania ayudan a entender
mejor el terrorismo yihadista y la
bestialidad irracional que consiste en
convertirse en una bomba humana y
hacerse volar en un supermercado o en
una sala de baile, pulverizando a
decenas de inocentes. “¡Nadie es
inocente!” era uno de los gritos del
terror anarquista según Joseph
Conrad, que describió mejor que nadie
esa mentalidad en El agente secreto.

Si leer este libro provoca escalofríos,


¿cómo habrá sido pasarse los años
que tomaron a su autora el escribirlo?
Me la imagino muy bien, inclinada
horas y horas, en polvorientos archivos,
leyendo informes, cartas de suicidas,
sermones, y descubriendo de pronto
que tiene la cara empapada por las
lágrimas o que está temblando de pies
a cabeza, como una hoja de papel,
transubstanciada con aquel
apocalipsis. Debió de sentir una y mil
veces la tentación de abandonar esa
tarea terrible. Y sin embargo continuó
hasta el final y allí está ahora ese
testimonio atroz, al alcance de todos.
Ocurrió hace casi un siglo allá en
Ucrania, pero no nos engañemos: no
es cosa del pasado, sigue ocurriendo,
está a nuestro alrededor. Basta tener el
coraje de Anne Applebaum para verlo y
enfrentarlo.

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