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TRABAJO PRÁCTICO – SEGUNDO TRIMESTRAL DE LENGUA

TEMA: El Romanticismo en el Río de la Plata

MATERIAL DE ANÁLISIS:

 “El matadero”, de Esteban Echeverría


 La malasangre, de Griselda Gambaro
 Filme “Camila”, de María Luisa Bemberg

CONSIGNA:

Proponer una hipótesis que permita avanzar en el análisis literario de los dos
textos propuestos y del filme en cuestión.

Considerar el contexto histórico, social y cultural en el que se enmarcan las tres


ficciones.

Se trata de un trabajo de elaboración personal que, sin duda, puede contar con el
sostén bibliográfico de la preferencia de sus autores.

Deberá citarse toda la bibliografía de consulta.

PRESENTACIÖN:

El trabajo completo ocupará, como máximo, tres carillas de hojas tamaño carta o
A4. Pasado en máquina con letra ARIAL número 12

Delante de esas tres hojas, se colocarán estas pautas y se agregarán, en el


espacio indicado, los nombres de los dos integrantes de la presentación.

La bibliografía de consulta deberá citarse dentro de las tres hojas que ocupe el
trabajo completo.

Prof. Anabel Diez

INTEGRANTES: ……………………………………….

………………………………………..
En nuestro trabajo vamos a tratar las contradicciones en el carácter de los
personajes de los diferentes relatos. En las tres historias encontramos dos bandos
opuestos, o grandes contradicciones que están determinados por la gran brecha
de poder entre ambos, que nace por el contexto de la época. ¿De qué época
estamos hablando? De las fervorecientes luchas entre federales y unitarios
durante los años del poderoso caudillo Juan Manuel de Rosas, quien detentó el
poder durante mucho tiempo y cuya evidencia toma manifiesto en diferentes obras
literarias del Romanticismo argentino del siglo XIX.

Los bandos en cuestión que distinguimos respecto al carácter de estos personajes


son: por un lado los que detentan y abusan del poder, y por el otro los oprimidos,
que se ponen en el papel de federales y unitarios respectivamente.

Como pieza literaria descriptiva de estos dos contrastes, destacamos el siguiente


fragmento del “Matadero” de Esteban Echeverría, respecto a los federales y a los
“salvajes” unitarios.

“En aquel tiempo los carniceros degolladores del Matadero eran los apóstoles que
propagaban a verga y puñal la federación rosina, y no es difícil imaginarse que
federación saldría de sus cabezas y cuchillas. Llamaban ellos salvaje unitario,
conforme a la jerga inventada por el Restaurador, patrón de la cofradía, a
todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a todo hombre
decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de las
luces y de la libertad; y por el suceso anterior puede verse a las claras que el
foco de la federación estaba en el Matadero.”

Echavarría supo ser un protagonista ilustre de lo que fue conocido como


generación del 37’, una agrupación de jóvenes intelectuales que expresaban su
disconformidad con el régimen del dictador mediante sus obras. En el “Matadero”
formaliza una acusación política contra la brutalidad y el atraso del sistema
impuesto por Rosas: Matasiete, la chusma del pueblo y el juez son símbolos del
salvajismo político ejercido por los federales en esa época. Este es el bando de la
historia que cuenta con mayor poder y una cantidad evidentemente mayor de
miembros, que contrasta con el único joven unitario, que vendría a ser el oprimido.
A pesar de esto, él representa la cultura, el anhelo de libertad y el respeto. Y
permanece fiel a sus principios como se puede observar en la descripción del
ataque contra este, que a pesar de ser violentado, atado y torturado prefiere la
muerte (reventando de rabia literalmente) antes de dejar que la humillación
continúe y que lo desnudasen, en vista de que no podría liberarse.
La casa familiar en la que transcurren los hechos de “La mala Sangre” de Griselda
Gambaro es una alegoría de la Argentina (al igual que en el caso de “El matadero”
con el matadero en sí). El país y por consiguiente la casa de Benigno y su familia,
se rigen bajo el método de la violencia y el terror. Es casi tan déspota Benigno
para su familia, como Juan Manuel de Rosas para el país, pues suya es la última
palabra, sin conceder a otros el derecho de no estar de acuerdo.

La violencia en la obra se instala desde el símbolo del propio color del federalismo:
las acotaciones referidas al salón de la casa de Benigno representan todas las
gamas del rojo: "...paredes tapizadas de rojo granate. La vestimenta de los
personajes varía también en distintas tonalidades de rojo", excepto Rafael, al que
vestirán de "rojo sangre" al final de la pieza. Benigno es el que lleva el rojo más
intenso, más macabro.

Él es un hombre cínico y violento tanto física como verbalmente, su subordinado y


fiel empleado, Fermín, no dista de este, pero a diferencia suya parece tener un
comportamiento que ronda más por lo infantil. Ellos serían en el caso de esta
historia la facción que detenta el poder y parecen ser hombres fieles al régimen,
de fuerte carácter y que imponen su opinión por sobre la de otros. Estos
personajes contrastan con la figura de Mercedes y Rafael, ella, una niña algo
caprichosa, inteligente y que no se doblega ante la palabra de su padre (muy a
diferencia de su madre) y él, hombre letrado, muy recto, introvertido y de tranquilo
carácter, que contrasta con los personajes que lo rodean en la casa.

Un símbolo de la violencia importante y amparada por el régimen en la obra es la


la voz de los pregoneros que anuncian melones y dejan cabezas. El pueblo parece
aprobar con silencio el terror. En cabio Dolores a diferencia de su padre y del
resto, se da cuenta de lo que pasa en el exterior, de que la violencia que vive día a
día se origina más allá de las paredes de su casa y que viene desde más arriba,
“del que corta cabezas”. Ella no soporta escuchar al carro de los melones porque
sabe lo que eso realmente significa e incluso llega a cuestionárselo y reclamárselo
a su padre para manifestarle que no está de acuerdo con el asesinato y con el
horror que se vive. Rafael comparte con ella esa opinión, entre otras cosas. Sin
embargo, en el final de la obra esta unión se verá imposibilitada ya que al
descubrir sus intenciones de escaparse juntos, el padre le quitará el amor de su
vida a Dolores, y a Rafael, la vida. Esta es otra historia con un trágico final para los
oprimidos. (Al igual que el unitario del matadero)

En el filme “Camila”, de María Luisa Bemberg, nos encontramos nuevamente con


una figura que detenta el poder y trae consigo el peso de la influencia federal. En
este caso, no solo hay un padre que es hombre autoritario en su propia casa
(como el padre de Dolores en “La mala sangre”) y orgulloso militante de los
ideales del despotico régimen de rosas, sino que además está la figura de la
iglesia católica (quien también busca el agrado del “restaurador”). Ambos gozan
una posición acomodada en la repartición del poder, y resultan intransigentes,
tanto ante situaciones mal vistas según la tradición, sino también ante nuevas
circunstancias, sin antecedentes, como resulta ser la noticia del romance entre los
protagonistas Camila y Ladislao. Esto se ve en el hecho de que el propio padre de
Camila la condena prácticamente a muerte, ignorando los reclamos de la madre
(que expresa más su opinión aunque contradiga la del padre, a diferencia de la
madre de mercedes en “La mala Sangre”).La iglesia tampoco hace algo para
ayudar a la pareja a salvarse de su trágico destino, incluso una vez que se
dictamina la condena y Camila resulta embarazada, se ignora el derecho del niño
por nacer.

Ellos fueron diferentes. Él se resistía al uso de la divisa punzó y alzaba la voz en


protesta por los salvajes ataques cometidos por el régimen en sus sermones. Ella,
se resistía a casarse con un joven acomodado y militante del régimen (al igual que
su padre) y leía libros que se catalogaban como legalmente prohibidos. Se
formaba y reflexionaba acerca de lo que veía, incluso enfrentaba y contradecía a
los hombres (federales) en su vida.

En conclusión, la casa de Benigno en la mala sangre supo vestirse de rojo, desde


el tapizado en las paredes hasta en la vestimenta de los personajes, pero el rojo
más intenso fue el rojo sangre con el que se tiñó a Rafael al final de la historia,
que lleva consigo el tono de la muerte. Del mismo rojo se pintan los otros dos
relatos, que arrastran la ejecución de Camila y Ladislao, y la muerte del joven
unitario.

Estas historias se mancharon de Rojo, como el color de la federación. Y el rojo de


la sangre de las minorías oprimidas.

En los tres relatos observamos el abuso de los que detentan el poder, símbolos de
violencia y amigos de la federación contra las minorías que pensaron diferente y
por esto se encontraron con un trágico final.

Ellos fueron, sin embargo, realmente libres ya que expresaron valientemente lo


pensaban, y sostuvieron aquello en lo que creían hasta el final.
Material de consulta:
*Http://www.centrocultural.coop/revista/4/la-malasangre-y-el-
*“El matadero”, de Esteban Echeverría gran-circulo-de-la-violencia

*La malasangre, de Griselda Gambaro *http://llevatetodo.com/romanticismo-en-argentina-e-


hispanoamerica-teoria/
*Filme “Camila”, de María Luisa Bemberg
*http://www.centrocultural.coop/revista/4/la-malasangre-y-el-
gran-circulo-de-la-violencia

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