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REGLAS PARA EN ALGUNA MANERA SENTIR Y CONOCER LAS VARIAS MOCIONES QUE EN LA
ANIMA SE CAUSAN: LAS BUENAS PARA RECIBIR Y LAS MALAS PARA LANZAR

Las dos primeras reglas de discernimiento nos presentan DOS SITUACIONES VITALES en las
que nos podemos encontrar las personas.

La primera regla. En las personas que van de La primera situación vital en la que nos
pecado mortal en pecado mortal, acostumbra podemos encontrar las personas es la de
comúnmente el enemigo proponerles estar en la vida sin horizonte ni norte que
placeres aparentes, haciendo imaginar oriente y encamine. Es un matiz importante
delectaciones y placeres sensuales, por más distinguir entre horizonte y meta.
los conservar y aumentar en sus vicios y Necesitamos tener metas en la vida pero,
pecados; en las cuales personas el buen sobre todo, necesitamos tener un horizonte
espíritu usa contrario modo, punzándoles y de sentido. Podemos tener metas pero haber
remordiéndoles las conciencias por el perdido el horizonte o el norte. Cuando ese
sindérese de la razón. horizonte que sitúa la vida no se da o se ha
desdibujado, lo más probable es que la
persona se conforme con ir tirando sin
hacerse mayor problema o que se inquiete
cuando se pregunte hacía dónde se está
encaminando realmente en su vida
La segunda. En las persona que van El segundo criterio o regla de discernimiento
intensamente purgando sus pecados, y en el nos propone una segunda situación vital
servicio de Dios nuestro Señor de bien en contraria a la anterior: la persona que vive
mejor subiendo, es el contrario modo que en con un horizonte de sentido, con dirección en
la primera regla; porque entonces propio es su vida es probable que experimente
del mal espíritu morder, tristar y poner inquietud y desánimo. El entusiasmo inicial
impedimentos, inquietando con falsas contrasta con pensamientos y emociones que
razones para que no pase adelante; y propio le invaden. Son temores infundados que le
del bueno dar ánimo y fuerzas, pueden hacer sentir inseguro en los pasos
consolaciones, lágrimas, inspiraciones y que está dando. La imaginación puede jugar
quietud, facilitando y quitando todos malas pasadas al hacerle creer que las
impedimentos, para que en el bien obrar dificultades que se presentan son
proceda adelante. insuperables. Así mismo la imaginación le
lleva a percibir falsas amenazas dentro y
fuera de la propia persona. Este estado
espiritual se alterna con otros momentos de
tranquilidad y ánimo porque ve con claridad
los pasos a dar, sintiéndose fortalecido y
animoso para seguir adelante.

¿Identificas esas dos situaciones en tu vida? ¿Ha habido momentos de vivir sin horizonte de
sentido? ¿Cómo formularías tu horizonte de sentido en estos momentos de tu vida?

En cada una de esas situaciones vitales nos ocurren cosas distintas: ir tirando sin hacerse
mayor problema, hacerse preguntas, sentir inquietud o tener claridad. ¿Te reconoces en ello?
¿Qué te suele pasar cuando te encuentras en una situación y otra?
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Planteadas las dos situaciones vitales de partida, las reglas de discernimiento se detienen en
identificar los DOS TIPOS DE MOVIMIENTOS ESPIRITUALES que se dan en ambas situaciones.
El lenguaje ignaciano hablará de consolación y de desolación.

La tercera, de consolación espiritual. Llamo La tercera regla o criterio de discernimiento


consolación cuando en el ánima se causa nos presenta ese movimiento interior que
alguna moción interior, con la cual viene la san Ignacio denomina como consolación. La
ánima a inflamarse en amor de su Criador y persona experimenta que el deseo de vivir
Señor; y consequentar, cuando ninguna cosa más evangélicamente se fortalece. Un deseo
criada sobre la haz de la tierra puede amar en que le lleva a dar pasos concretos en la vida
sí, sino en el Criador de todas ellas. Asimismo, cotidiana: una mayor implicación en
cuando lanza lágrimas motivas a amor de su determinadas situaciones, proceder más
Señor, ahora sea por el dolor de sus pecados, acorde con el Evangelio en los distintos
o de la pasión de Cristo nuestro Señor, o de ámbitos de la vida, una disposición más
otras cosas derechamente ordenadas en su favorable al servicio concreto y cotidiano, una
servicio y alabanza. Finalmente, llamo mayor identificación vital con Jesús… La
consolación todo aumento de esperanza, fe y persona siente fuerza y ánimo para avanzar y,
caridad, y toda leticia interna que llama y al ir viviendo de ese modo, experimenta
atrae a las cosas celestiales y a la propia salud alegría y paz.
de su ánima, quietándola y pacificándola en
su Criador y Señor.
La cuarta, de desolación espiritual. Llamo La cuarta regla o criterio de discernimiento
desolación todo el contrario de la tercera nos presenta ese movimiento interior que
regla, así como oscuridad del ánima, san Ignacio denomina como desolación. La
turbación en ella, moción a las cosas bajas y persona experimenta que el deseo de vivir
terrenas, inquietud de varias agitaciones y más evangélicamente se puede debilitar por
tentaciones, moviendo a infidencia, sin el impacto de diversos movimientos
esperanza, sin amor, hallándose toda interiores. Algunos de ellos se identifican con
perezosa, tibia, triste y como separada de su una gama de emociones que alimentan el
Criador y Señor. Porque, así como la desánimo y la flojera: la persona se siente
consolación es contraria a la desolación, de la desmotivada, desganada sin saber muy bien
misma manera los pensamientos que salen porqué. Otras veces, la desolación se nutre
de la consolación son contrarios a los de pensamientos negativos invasivos que
pensamientos que salen de la desolación. dejan a la persona dando vueltas sobre sí
misma, encerrándola en un bucle del que no
sabe cómo salir, haciéndole creer que esos
pensamientos responden a la realidad. Esta
regla de discernimiento nos llama la atención
para que prestemos atención a esos
pensamientos para identificarlos y verlos con
perspectiva.

Consolación y desolación, dos mociones espirituales que se dan en nosotros. Con la


descripción que aportan las Reglas 3 y 4, ¿recuerdas cómo se han dado en ti esas dos mociones
espirituales?

Presta atención a la Regla 4 donde se describe la desolación (debilitamiento, desánimo, flojera,


desgana...) y se reconoce la importancia de los pensamientos. Más adelante veremos la
conexión entre los pensamientos y las emociones. En este momento, ¿cuáles son los
pensamientos y las emociones que te suelen “invadir” en la desolación?
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El discernimiento espiritual nos ayuda a manejar esa alternancia de movimientos interiores.


¿QUÉ HACER ANTE LA DESOLACIÓN?

La quinta. En tiempo de desolación nunca EN LA DESOLACIÓN, NO CAMBIAR. Los


hacer mudanza, mas estar firme y constante estados interiores negativos provocan en la
en los propósitos y determinación en que persona una sensación de inquietud y
estaba el día antecedente a la tal desolación, desazón que resulta bastante incómoda y que
o en la determinación en que estaba en la suelen presentarse con un estado de
antecedente consolación. Porque, así como confusión que hace dudar sobre las
en la consolación nos guía y aconseja más el decisiones tomadas para vivir más
buen espíritu, así en la desolación el malo, evangélicamente. Lo mejor será dejarlo estar,
con cuyos consejos no podemos tomar puede pensar la persona. Sin la claridad
camino para acertar. necesaria para valorar qué está pasando
realmente, se cambia la decisión tomada
creyendo así que volverá la deseada paz. Sin
darse cuenta, la persona cae en un bucle para
intentar reconducir la situación.
La sexta. Dado que en la desolación no PERO SI REACCIONAR. La sexta regla o criterio
debemos mudar los primeros propósitos, de discernimiento complementa la anterior.
mucho aprovecha el intenso mudarse contra Si en las situaciones negativas (desolación) no
la misma desolación, así como es en instar hay que cambiar la decisión tomada,
más en la oración, meditación, en mucho entonces ¿qué hay que hacer? Esta regla
examinar y en alargarnos en algún modo plantea distintas estrategias para afrontar
conveniente de hacer penitencia. esos momentos. Lo más importante es ser
proactivo y reaccionar ya que no ayudan los
posicionamientos pasivos (dejarlo estar,
dejarse llevar…). ¿Cómo reaccionar? Primero,
identificando los pensamientos negativos que
se están alimentando y qué los están
provocando. Segundo, identificando las
emociones que se alimentan de esos
pensamientos. Tercero, atender a las pautas
de conducta que provocan esos
pensamientos y emociones. Esto, supondrá
un cierto esfuerzo al estar identificados con
las pautas interiorizadas que hemos
normalizado.
La séptima. El que está en desolación Y HACER NUEVOS APRENDIZAJES. Por
considere cómo el Señor le ha dejado en paradójico que parezca, cuando somos
prueba, en sus potencias naturales, para que agitados por movimientos interiores
resista a las varias agitaciones y tentaciones negativos (desolación) podemos realizar
del enemigo; pues puede con el auxilio aprendizajes que en otras circunstancias no
divino, el cual siempre le queda, aunque haríamos. Estas ocasiones son verdaderas
claramente no lo sienta: porque el Señor le oportunidades que pueden ayudarnos a
ha abstraído su mucho hervor, crecido amor realizar nuevos descubrimientos sobre
y gracia intensa, quedándole también gracia nosotros mismos. ¿Qué nos permiten
suficiente para la salud eterna aprender esos momentos? Cuáles son
nuestros puntos débiles. Ya no se trata sólo
de saberlo sino de ser conscientes de ellos de
manera que podemos adquirir sabiduría
sobre nosotros mismos. Es una sabiduría que
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da lucidez no sólo sobre los puntos débiles


sino también sobre las propias fortalezas,
sobre aquellos aspectos que nos servirán de
punto de apoyo para salir adelante.
La octava. El que está en desolación trabaje Y AGUANTAR EL TIRÓN. La octava regla o
de estar en paciencia, que es contraria a las criterio sigue la estela de lo que se empezó a
vejaciones que le vienen, y piense que será plantear en la sexta: ¿qué hacer cuando
presto consolado, poniendo las diligencias estamos bajo el impacto de movimientos
contra la tal desolación, como está dicho en interiores negativos? Hasta ahora se nos ha
la sexta regia. dicho que no cambiemos las decisiones
inicialmente tomadas, que reaccionemos y
que aprovechemos la situación para realizar
nuevos aprendizajes. A estas estrategias se
suma la de tener paciencia o, con otras
palabras, “aguantar el tirón”. La tendencia
espontánea es ignorar o eliminar los estados
negativos por el malestar que producen.
Desarrollamos estrategias de evitación como
modo de defensa. Esta regla nos propone lo
contrario: integrar ese momento, sabiendo
que son pasajeros y afrontarlos
La nona. Tres causas principales son porque Y NO ECHAR BALONES FUERA. La novena
nos hallamos desolados: la primera es por ser regla de discernimiento nos propone
tibios, perezosos o negligentes en nuestros considerar el valor pedagógico de la
ejercicios espirituales, y así por nuestras desolación ya que es la ocasión para no
faltas se aleja la consolación espiritual de “echar balones fuera” sino para reconocer en
nosotros; la segunda, por probarnos para qué medida lo que nos pasa es
cuánto somos, y en cuánto nos alargamos en responsabilidad nuestra. Es necesario ser
su servicio y alabanza, sin tanto estipendio de sincero con uno mismo y destapar posibles
consolaciones y crecidas gracias; la tercera, engaños con los que se han pactado. Es
por darnos vera noticia y conocimiento para también la ocasión para probarnos en
que internamente sintamos que no es de nuestra capacidad de resistencia ante la
nosotros traer o tener devoción crecida, adversidad, al ser una oportunidad de
amor intenso, lágrimas ni otra alguna fortalecimiento interior. Nos enseña a tener
consolación espiritual, más que todo es don y en cuenta que el deseo es confrontado con la
gracia de Dios nuestro Señor; y porque en realidad, sabiendo que cuando nos venimos
casa ajena no pongamos nido, alzando arriba e idealizamos el seguimiento de Jesús,
nuestro entendimiento en alguna soberbia o la realidad nos recoloca y nos da nuestra
gloria vana, atribuyendo a nosotros la justa medida. Pedagogía del deseo pero
devoción o las otras partes de la espiritual también del realismo.
consolación.

Has recorrido una serie de Reglas de discernimiento que plantean qué hacer ante la
desolación. ¿Qué tiendes a hacer espontáneamente en momentos de desolación? ¿Cambias
decisiones tomadas que antes habías visto con claridad? ¿Reaccionas? ¿Haces nuevos
aprendizajes? ¿Aguantas el tirón? ¿Echas balones fuera?

Ayudará que dediques un tiempo a revisar qué sueles hacer ante la desolación.
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El recorrido que venimos haciendo va a proporcionar un aprendizaje nuevo, adquirir otras


destrezas que hasta ese momento no se habían necesitado. Y, sobre todo, va ofreciendo UNA
NUEVA SABIDURÍA a la persona que desconocía. A esto van las siguientes Reglas de
discernimiento.

La décima. El que está en consolación piense SE LÚCIDO. Esta regla sigue la línea de
cómo se habrá en la desolación que después aprender a manejar la alternancia y
vendrá, tomando nuevas fuerzas para diversidad de los movimientos interiores
entonces (consolación y desolación). En los momentos
en que hay paz y claridad ayuda tener
presente cómo hacer en los momentos de
inquietud y agitación. La persona que ha
experimentado la desolación ha podido
adquirir mayores destrezas para manejarse
en ella. Lo deberá tener en cuenta y ser
previsor ya que no ayudará improvisar en los
momentos de dificultad. Nuevamente es la
lucidez sobre las propias reacciones que se
tienen en la desolación para modularlas e
incorporar los aprendizajes realizados en
otras ocasiones
La undécima. El que está consolado procure CUIDADO CON LOS ESPEJISMOS. La undécima
humillarse y bajarse cuanto puede, pensando regla o criterio de discernimiento nos
cuán para poco es en el tiempo de la propone dos polaridades a evitar: venirse
desolación sin la tal gracia o consolación. Por arriba en los momentos de entusiasmo
el contrario, piense el que está en desolación (consolación) o hundirse en los momentos de
que puede mucho con la gracia suficiente desánimo (desolación). Ninguna de esas
para resistir a todos sus enemigos, tomando reacciones ayuda y pueden engañarnos con
fuerzas en su Criador y Señor. posibles espejismos: creer que todo es
maravilloso o creer que todo es un desastre.
Ambas reacciones nos pueden llevar a tomar
decisiones precipitadas y equivocadas al estar
ofuscados por emociones tan intensas que
nos impiden valorar con claridad y realismo.

La alternancia de consolación y desolación nos puede ayudar a hacer nuevos aprendizajes y,


sobre todo, a adquirir sabiduría. No se trata de pasar por la consolación y la desolación. Se
trata también de saber qué nos pasa en la consolación y en la desolación. Nos pase lo que nos
pase, las Reglas de discernimiento nos piden dos cosas: ser lúcidos y tener cuidado con los
espejismos.

La lucidez no es una cuestión de inteligencia sino de claridad sobre uno mismo o en lenguaje
teresiano: humildad es andar en verdad. ¿Andas en verdad? ¿Dejas que otros te digan o
corrijan? ¿Aceptas otros puntos de vista sobre lo que estás viviendo?

Y conectada con la lucidez, los espejismos, la otra cara de la moneda, que se da en todo
camino espiritual tanto en la consolación como en la desolación. La cuestión son las decisiones
que podemos tomar engañados por esos espejismos y no atender a razones o empecinarnos y
empeñarnos. ¿Por dónde van tus empecinamientos? ¿Tienes la experiencia de no haber dado
tu brazo a torcer y no haber atendido a razones?
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Y llegamos al final donde las tres últimas reglas o criterios de discernimiento nos llaman la
atención sobre TRES SITUACIONES QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA.

La duodécima. El enemigo se hace como LAS DESGANAS. La primera de ellas es que en


mujer en ser flaco por fuerza y fuerte de momentos de desánimo y abatimiento
grado. Porque, así como es propio de la (desolación) la persona se sienta sin fuerzas,
mujer, cuando riñe con algún varón, perder desmotivada y desganada. Es posible que esa
ánimo, dando huida cuando el hombre le situación se le vaya apoderando y ganando
muestra mucho rostro; y por el contrario, si el terreno. Una vez más, ayudará activar la
varón comienza a huir perdiendo ánimo, la capacidad de reacción evitando la “caída
ira, venganza y ferocidad de la mujer es muy libre”. Se trata de “hacer de contrario modo”
crecida y tan sin mesura: de la misma manera a lo que nos pide el cuerpo y en vez de
es propio del enemigo enflaquecerse y abandonarnos y tirar la toalla, plantar cara a
perder ánimo, dando huida sus tentaciones la situación
cuando la persona que se ejercita en las cosas
espirituales pone mucho rostro contra las
tentaciones del enemigo, haciendo el opósito
per diametrum; y por el contrario, si la
persona que se ejercita comienza a tener
temor y perder ánimo en sufrir las
tentaciones, no hay bestia tan fiera sobre la
haz de la tierra como el enemigo de natura
humana en prosecución de su dañada
intención con tan crecida malicia.
La décimo tercera. Asimismo se hace como LOS SILENCIOS. La segunda situación sobre la
vano enamorado en querer ser secreto y no que debemos estar atentos es que no es
descubierto. Porque, así como el hombre suficiente con desear vivir más
vano, que, hablando a mala parte, requiere a evangélicamente, que hay que contar con la
una hija de un buen padre o a una mujer de realidad propia y ajena. Llenos de buenas
buen marido, quiere que sus palabras y sus intenciones nos descubrimos enredados en la
acciones sean secretas; y el contrario le maraña de motivaciones no clarificadas o de
displace mucho, cuando la hija al padre o la intenciones no siempre rectas. Y preferimos
mujer al marido descubre sus vanas palabras que todo eso pase desapercibido ante
y intención depravada, porque fácilmente nosotros mismos y ante los demás. Para que
colige que no podrá salir con la impresa hablar de ello, podemos pensar, no vamos a
comenzada: de la misma manera, cuando el ir con esas tonterías que tampoco son para
enemigo de natura humana trae sus astucias tanto. Al enredo inicial se añade el silencio de
y suasiones a la ánima justa, quiere y desea todo ello. La persona se va engañando al ir
que sean recibidas y tenidas en secreto; mas tapando esas dinámicas y evita afrontarlas
cuando las descubre a su buen confesor, o a hablando de ellas con alguien que le ayudaría
otra persona espiritual que conozca sus a comprender lo que le está pasando para así
engaños y malicias, mucho le pesa; porque cambiar.
colige que no podrá salir con su malicia
comenzada, en ser descubiertos sus engaños
manifiestos.
La décima cuarta. Asimismo se ha como un LOS BLOQUEOS. La tercera situación tiene
caudillo, para vencer y robar lo que desea; que ver con aquello que nos deja bloqueados
porque así como un capitán y caudillo del y paralizados, aquello que nos alcanza en
campo, asentando su real y mirando las nuestra línea de flotación y nos abate. Sería
fuerzas o disposición de un castillo, le una ingenuidad no darle importancia o
combate por la parte más flaca, de la misma minimizar el impacto que tiene en nosotros.
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manera el enemigo de natura humana, El que desea vivir más evangélicamente


rodeando, mira en torno todas nuestras deberá saber cuáles son sus puntos débiles y
virtudes teologales, cardinales y morales, y en los que se suele enredar. Para ello
por donde nos halla más flacos y más necesitará revisar con cuidado lo que le hace
necesitados para nuestra salud eterna, por perder libertad y no hacerse el loco.
allí nos bate y procura tomarnos.

Desganas, silencios y bloqueos. Tres situaciones que debemos atender con especial cuidado en
la vida espiritual. La cuestión está en que, de entrada y a la primera, no nos damos cuenta que
nos hemos metido en ellas.

¿Te reconoces en esas tres situaciones? ¿En qué se concreta en ti la desgana, el silencio y el
bloqueo? ¿Te dejas arrastrar por ellas o reconoces capacidad de reacción? ¿Tienes lucidez
sobre ellas o te engañas con justificaciones o echando balones fuera?

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