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Anarquismo
I. Definición general.
a, I] Objetivos negativos.
Éstos son sin duda los frutos críticamente más elaborados, presentes en todo
tiempo del anarquismo, y pueden centrarse en la negación que el anarquismo
efectúa de A] la autoridad, B] el estado. C] la ley.
A] El anarquismo rechaza toda autoridad, en cuanto señala en ella la fuente
de los males del hombre: la autoridad que se rechaza es tanto la sobrehumana
como la humana. Encabeza la serie la autoridad divina, es decir el poder
sobrenatural del que se hace descender toda otra facultad de mando, que se
niega no tanto como consecuencia de un razonamiento filosófico sino simplemente
porque es un poder y como tal condicionante del hombre en sus elecciones y en
sus acciones voluntarias: como corolario nace el rechazo de toda religión, en
cuanto ideología, “noble mentira” justificadora de una arbitrariedad que se ejercita
con intenciones represivas y con resultados que escapan del mundo moral para
asumir estructuras terrenas y coercitivas en la vida del individuo y en la de la
comunidad. Históricamente dependiente de la autoridad divina, pero asumiendo
una plena autonomía en épocas modernas contemporáneas, está la autoridad
política, identificada con los que tienen en las manos la gestión del poder político y
que se expresa en los vértices del gobierno y, descendiendo hacia niveles cada
vez más bajos, en todas las apariciones del poder en escala nacional, que forman
la estructura del estado, es decir en las instituciones. La autoridad política,
expresión de la autoridad o del poder económico según la interpretación del
anarquismo de algún modo vinculado con el análisis marxista, es la causa
primigenia de la opresión del hombre en el estado de sociedad, y como tal debe
ser combatida en el plano ideal y en los hechos. De aquí nace la firme oposición
del anarquismo a todo poder político organizado, institucional o voluntariamente,
como es el caso de la asociación política por excelencia, el partido, mientras que
algunas corrientes admitirán la organización sindical en un plano horizontal. En
efecto, en la organización política el ((pág. 31)) individuo —a causa de una
coerción o de un propio acto voluntario— cede una parte de libertad a beneficio de
la colectividad, y así como en un nivel superior se rechaza cualquier concepción
contractualista, en un nivel más bajo tampoco se admiten las tesis asociacionistas,
con la única excepción de las mutualistas, para las cuales el individuo no se priva
de nada que le pertenezca sino que en una especie de donación cede a la
comunidad algo que tiende, por el contrario, a exaltar su libertad de individuo.
B] Vinculado con la conducta señalada del anarquismo frente a la autoridad,
está su rechazo del estado. Éste, en toda su organización piramidal-burocrática,
es el órgano represivo por excelencia que priva al individuo de toda libertad
otorgándose únicamente a sí mismo la capacidad de actuar y, sobre todo, la
posibilidad de definir dicha libertad imponiendo una serie de "obligaciones” y de
comportamientos a los que el individuo no puede escapar y que por lo tanto el
anarquismo se propone combatir. En cuanto órgano de represión pura, el estado
es visto por el a. con una capacidad de intervención global en la vida de cada
individuo, en su acción económica, en su existencia social como así también en su
misma capacidad de desarrollo ético e independiente. El estado no es sólo causa
de todo el mal social: es también el productor del orden económico existente y, en
la época moderna, del capitalismo; este último puede sobrevivir sólo porque se
apoya en la base político-organizativa que le suministran las estructuras estatales.
De ese modo el a. (por ejemplo en la interpretación de Bakunin y de sus epígonos)
invierte completamente el análisis marxista de la relación existente entre las
estructuras económicas y las superestructuras políticas.
C] Finalmente, como consecuencia de su actitud hacia el estado, la
anarquía condena la ley, vale decir toda forma de legislación, en cuanto expresión
práctica de una voluntad de represión de la máquina estatal. La ley es el
instrumento de opresión del que se sirve la organización política del presente para
coartar específicamente las libertades que la autoridad, como tal, reprime
genéricamente. La legislación se rechaza, en consecuencia, como forma de
contención de una condición social de libertad y como medio de engaño que los
fuertes emplean contra los débiles o, para las corrientes del anarquismo social, los
ricos contra los pobres, los capitalistas contra los proletarios. Esto no quiere decir
que el anarquismo rechace cualquier defensa del organismo social existente; en
efecto, admite formas de jurisdicción libres y espontáneas que surgen de las
mismas exigencias de situaciones concretas y que deben interpretarse como
verdaderas intervenciones terapéuticas frente a los males sociales y que tienen
por objeto la “curación" de dichos males y no su persecución o condena.
a, II] Objetivos positivos o constructivos.
Estos parten de dos presupuestos: en primer lugar, de toda la crítica negativa
respecto del mundo existente ya señalada; en segundo lugar, de la comprobación
de que si el hombre debe vivir sin estado y puede vivir sin gobierno, debe también
desarrollar su existencia en cualquier sociedad, dando lugar a la aceptación
conceptual de ésta y, consecuentemente, a la posibilidad de referirse a una futura
"sociedad anárquica”. Esta nueva sociedad tiene como fundamento y como única
condición esencial la liberación del individuo de cualquier imposición externa en el
nivel individual y social: el único vínculo que todavía condiciona el comportamiento
individual es la "opinión", vale decir la actitud —igualmente libre y autónoma— de
todas las otras mónadas que constituyen la sociedad. En un marco de este tipo
pueden surgir todas aquellas formas de vida social organizada, que con una
contradicción sólo aparente han sido definidas como "organizaciones” anárquicas
y que afectan: A] el campo económico, B] el campo social.
A] Se presentan diversas propuestas de una nueva estructuración
económica que generalmente se refieren a una gestión comunitaria o comunista
de la sociedad: se puede afirmar que todas están basadas en el elemento
cooperativo, es decir en la libre asociación de individuos para fines productivos o
de distribución de los bienes producidos, con la eliminación de toda dirección
autoritaria a través de la instauración de una autogestión desde abajo,
determinando en consecuencia los objetivos comunes e indicando los medios
técnicos (necesariamente "autoritarios”) para lograr dichos fines concretos. De la
forma ((pág. 32)) cooperativa originaria, de base, se pasa a construcciones cada
vez más amplias a través de figuras sucesivas y mayormente articuladas de
federación.
B] La base social de la organización anárquica, paralela a la económica,
está construida, según las corrientes, por el mismo individuo o por el núcleo
familiar: éstos, unidos en un cierto territorio geográfico y con intereses y
actividades colectivas y afines, constituyen la comuna [la commune], dentro de la
cual todos son iguales y las decisiones se asumen por iniciativa de todos, en una
especie de democracia directa que es, sin embargo incompleta porque no posee
la institución de la representación (aun en sus formas más delegadas). La unión
de las comunas da lugar a la federación, en el ámbito de la cual las relaciones de
mediación son análogas, y así se tiene, cada vez en una escala geográfica más
amplia, la federación de las federaciones, hasta alcanzar la meta ideal, es decir la
federación anárquica universal, una especie de objetivo final al cual aspira como
una meta de deseable (más que posible) realización. Si éstos son los aspectos
positivos generales del anarquismo, entendidos como proyectos de solución global
de los problemas de la humanidad, es oportuno observar que el anarquismo
propone también una serie completa de objetivos intermedios que pueden
llamarse, impropiamente, de acción social y que son siempre de realización
inmediata o de persecución a corto plazo: pero estos últimos coinciden más bien
con los medios, a través de los cuales el mismo anarquismo piensa realizarse.
b] Los medios. Son muy diferentes, si bien históricamente tuvieron una notable
interdependencia entre ellos. Incluso apoyándose en presupuestos
antiorganizativos, una amplia parte del anarquismo (con el auspicio de Enrico
Malatesta) acogió la posibilidad de la organización como fundamento para el
progreso y la difusión de las mismas doctrinas anárquicas, que debe agregarse a
la propaganda tradicional (o a la específica, pero rechazada por muchos, llamada
"de" y "con los hechos") y que debe usarse con el respeto de determinados
vínculos libertarios, como por ejemplo el llamado a la autogestión desde abajo o la
sustitución de los órganos dirigentes centrales (como comités centrales o consejos
directivos) con simples comités de correspondencia. El dato organizativo tuvo
siempre en el anarquismo una explícita referencia social, muy distinto por ejemplo
del que propone el marxismo; en efecto el anarquismo se remitió a las masas,
jamás a la clase; mucho menos aún a la clase obrera, considerada una verdadera
y propia aristocracia incapaz de querer obtener la propia libertad porque está ya
integrada en el "sistema" y es usuaria de numerosos privilegios; sí en cambio al
lumpenproletariado de las ciudades y sobre todo del campo, que vive en los
márgenes de la sociedad burguesa y en condiciones de miseria material y moral y
por lo tanto listos a sublevarse contra las estructuras del poder. Organización y
propaganda, unidas o separadas según las interpretaciones, son las bases
necesarias para las tres formas de acción anárquicas que caracterizaron todo el
movimiento y que suscitaron la atención teórica: A] la educación; B] la rebelión; C]
la revolución.
A] En la sociedad autoritaria la educación representa la primera forma de
intervención represiva sobre el hombre: es lógico, por lo tanto, que el anarquismo
haya tratado de recoger todos aquellos elementos libertarios aplicables primero al
niño y luego al adulto, en condiciones de formar ética y culturalmente al hombre,
pero sin constreñir su inteligencia y su espíritu dentro de esquemas fijos
establecidos a priori. La educación y, más genéricamente, toda la pedagogía
libertaria trataron de construir una escuela libre de vínculos con la sociedad
represiva y capaz de contribuir a la creación de un hombre sin inhibiciones hacia sí
mismo que actuase frente a la sociedad libre de cualquier esquema impuesto.
Pero la educación, entendida no ya como un elemento de formación individual sino
como un verdadero proceso de difusión de ideas anárquicas en la sociedad,
representó uno de los mayores momentos de intervención del anarquismo que,
especialmente en sus expresiones pacifistas basadas en el concepto de amor y de
no violencia (fue el caso de Lev Tolstoi), concedió amplísimo espacio a todas
aquellas motivaciones que de alguna manera implicaban la posibilidad o la
necesidad de dar una libre formación al niño o, más ampliamente, al hombre que
vive en una sociedad: nacieron incluso concepciones que recibieron la
denominación de “educacionismo" porque justamente ((pág. 33)) en el factor
educativo encontraban el principio y el fin de su acción.
B] Una característica del anarquismo que se manifiesta en su exterioridad
violenta o por lo menos no pacífica, es el fenómeno de la rebelión (cercano, pero
no necesariamente conectado, al fenómeno paralelo de la insurrección): la
rebelión es la manifestación imprevista y violenta, la mayor parte de las veces en
forma irracional, de una acción destructiva contra el orden constituido. Dichas
acciones, justamente por la impulsividad y por la falta de organicidad con que se
producen, pueden incluso obtener un éxito inmediato, es decir, como sucede en el
caso de la insurrección (pero a la cual precede una respectiva teorización),
pueden originar la revolución verdadera: pero la mayoría de las veces tiene sólo
un fin destructivo inmediato y su presentación coincide con su misma
desaparición, en cuanto tienden a eliminarse al mismo tiempo a sí mismas y al
opositor autoritario contra quien se levantan. Las rebeliones libertarias, frecuentes
en todas las épocas históricas, raramente han sido "productivas” para el
movimiento y por el contrario suscitaron con mucha frecuencia reacciones
contrarias que han sido dañinas para todo el anarquismo.
C] La forma más orgánica de intervención antiautoritaria es seguramente la
revolución, predicada y propagada por numerosos pensadores y múltiples
movimientos y grupos anárquicos que vieron en ella la posibilidad de rescate de la
opresión autoritaria. Se trata de una contradicción íntima de todo el
antiautoritarismo, porque la revolución por sí misma es seguramente autoritaria,
intentando obtener con la fuerza lo que la razón, la opinión y el consenso no
pudieron procurar: en efecto, el anarquismo tuvo conciencia de esa contradicción y
el concepto enunciado de revolución (derribamiento de la autoridad para la
instauración de la nueva condición ideal) coincidió con el de rebelión, manteniendo
las características de la inmediatez y de la impaciencia revolucionaria, para las
cuales los fines deben alcanzarse inmediatamente y los objetivos de la
transformación social pueden realizarse en el brevísimo arco de la revolución-
revuelta. Es evidente el elemento utópico de tal concepción revolucionaria, por lo
cual ésta fue, y es, más que efectiva, puramente ideal, y más que política,
puramente intelectual y abstracta, imaginable en todo momento, siempre lista a
desencadenarse, pero jamás manifiesta si no en la reducida configuración de la
rebelión o de la insurrección.