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POBREZA EN EL PERÚ

Pobreza en el Perú: ni
crecimiento ni programas
sociales bastan
29 abril 2016

Los programas de desarrollo productivo y la infraestructura son cada vez


más necesarios para reducir la pobreza que subsiste en el Perú.

Foto: Andina

POR ANTHONY SUCLUPE GIRIO Y EMILY ESPINOZA

La pobreza monetaria se redujo en 0.96 puntos porcentuales a 21.8% en el


2015, el menor ritmo en doce años. La tasa es cuatro veces menor a la
reducción anual promedio entre el 2005 y el 2014 (3.7 puntos porcentuales),
y menos de la mitad que la reducción anual promedio entre el 2010 y el 2014
(2.2 puntos porcentuales). ¿Por qué la pobreza, que ha caído casi 40 puntos
porcentuales desde el 2004, es cada vez más difícil reducir?

Si bien el bajo crecimiento económico del país es una razón –en el 2011,
cuando la economía creció 6.5%, la pobreza cayó 3 puntos porcentuales–, no
es el único. De hecho, la reducción de la pobreza fue mayor en el 2014 (1.2
puntos), pese a que la economía creció a una menor tasa (2.4%).

CRECIENTES DIFICULTADES
La menor tasa del 2015 se explica por varios factores. En primer lugar,
conforme el nivel de pobreza en el país se acerca al 20%, las características
de pobreza de las personas —esencialmente, la productividad— tienen un
carácter más estructural y, por lo tanto, es más difícil incidir en su reducción.
“Cada vez se necesita un esquema más complejo para sacar a los pobres de
esa condición”, señala Carolina Trivelli, especialista en temas de pobreza y
exministra del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Si bien el
crecimiento económico fue clave la fuerte reducción de la pobreza en la
última década (40 puntos porcentuales) y continuará siendo importante,
contribuye cada vez menos a la disminución y no es suficiente por sí mismo
para atacar el ‘núcleo más duro’ de la pobreza.

El gráfico siguiente muestra esta problemática. La “incidencia” (el porcentaje


de personas pobres en el país) ha caído fuertemente, desde casi 60% en el
2004 hasta un nivel cercano al 20% en el 2015. Sin embargo, la brecha de
pobreza –la diferencia promedio entre el consumo de los pobres del país y la
línea de pobreza– se reduce a un ritmo cada vez menor (ver indicador
“brecha” en el gráfico). Ello debido a las mayores dificultades para que el
segmento más pobre de la población (el ‘núcleo duro’) deje esta condición.
FUENTE: JAVIER HERRERA (2016), POBREZA Y DESIGUALDADES
ECONÓMICAS EN EL PERÚ DURANTE EL BOOM DE CRECIMIENTO: 2004-
2015. A SER PUBLICADO EN INTERNATIONAL DEVELOPMENT POLICY,
GINEBRA (VERSIÓN PRELIMINAR 25/04/2016).

Entre el 2011 y el 2015, el crecimiento del PBI contribuyó en 62% a la


disminución de la pobreza, según INEI. Pero entre el 2014 y el 2015 sólo
contribuyó en 39%, mientras que los programas sociales cobraron
importancia e incidieron en el 61% de la reducción.

“Hemos visto que los programas sociales de protección han cumplido su


propósito. Ahora falta conectar. Los programas dan un piso a los más pobres,
pero requieren complementos”, sostiene Trivelli. Los programas de
protección, como Juntos, son necesarios para no empeorar la condición de la
población pobre, pero insuficientes para insertarlos al mercado y mejorar su
capacidad de generación de ingresos de manera permanente.

Por ello, se requiere articular los programas de protección del Midis con
programas productivos, que permitan desarrollar las capacidades de las
personas pobres para que puedan ingresar al mercado. Javier Herrera,
director del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, por sus siglas
en francés), recomienda que ministerios como Agricultura, Comercio
Exterior y Turismo, y Producción, articulen sus políticas con las del
Midis. Un ejemplo de esta coordinación es Haqu Wiñay (Mi Chacra
Emprendedora), un programa productivo que busca el fortalecimiento y la
consolidación de la producción familiar. Este programa productivo parte
sobre la base de un programa de protección manejado por el Midis: Juntos.

“El combo mínimo para reducir la pobreza en los próximos años incluye
crecimiento [del PBI], programas de protección, pero sobre todo programas
orientados a incrementar las capacidades productivas de las personas y
desarrollo de infraestructura”, reitera Trivelli.

No obstante, estos programas productivos aún están en una etapa


experimental y, por lo tanto, no tienen alcance nacional. “Son programas que
se han iniciado no hace mucho tiempo. Y es ahí donde la política de
desarrollo productivo va a poder avanzar de manera más sólida. Es una
potencial línea de desarrollo”, comenta Herrera. Trivelli añade que estos
programas son más complejos que los de protección, pues los primeros son
transversales, mientras que los segundos tienen que ser mucho más
específicos para cada realidad.

En el 2016, la pobreza no se reduciría más que en el año pasado, a pesar de


que se espera un mejor resultado del PBI. Según FocusEconomics, el Perú
crecería 3.5% en este año, por encima del año pasado (3.3%).
SALIR DE LA VULNERABILIDAD
La lucha contra la pobreza no termina ahí. Se requiere también la
consolidación de la clase media, especialmente de aquellos que han dejado la
pobreza y aún son vulnerables a recaer en ella. Tras superar la situación de
pobreza, las familias necesitan adquirir activos productivos y actividades
típicas de la clase media: vivienda, educación, un negocio. “En los
últimos quince años los programas orientados a consolidar la clase media
han sido MiVivienda [el programa de subsidios a la vivienda] y Crédito
Estudiantil. Se necesitan más programas así para hacer más sólida a la clase
media”, concluye la exministra Trivelli.

Muchos hogares, tanto en el área rural como en la urbana, caen de nuevo en


la pobreza debido a la inestabilidad de sus ingresos, afirma Javier Herrera.
En el área rural, los agricultores se enfrentan a numerosos situaciones
adversas, mientras que en la ciudad el 60% de los trabajadores son
informales y autoempleados, y se enfrentan a una alta tasa de mortalidad de
las microempresas. ¿Qué hacer? “Aquí no solamente bastan los programas
de protección, sino también los de aseguramiento, como el acceso al
microcrédito o a un seguro de salud de calidad”, opina Herrera.

Para reducir esta vulnerabilidad Herrera recomienda que el Estado brinde


mejores servicios públicos, sobre todo en salud y educación. “El acceso a
agua potable todavía sigue siendo muy baja en las zonas rurales, por
ejemplo. Y ésto está estrechamente ligado con la morbilidad y desnutrición
de los niños”, explica.

Mejorar los servicios públicos supone una enorme dificultad para el Estado,
pues está asociado a una reforma mayor y estructural: la modernización del
sector público. Ésta implica articular a las diferentes entidades estatales para
brindar un servicio más efectivo a la población. Los obstáculos al avance de
Servir revelan estas dificultades.
Sin embargo, de no hacerlo, el trabajo hecho hasta la fecha quedará truncado
y la pobreza se estabilizará alrededor de 20%. Esta situación sería análoga
a la ‘trampa de ingresos medios’ en la que muchos países emergentes se
estancan tras un periodo de rápido crecimiento económico.

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