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RESUMEN GRUPOS – Unidad 3

ULLOA: PSICOLOGIA DE LAS INSTITUCIONES (UNA APROXIMACION PSICOANALITICA)

CONCEPTO DE INSTITUCION: puede ser entendida como - proceso de institucionalización - ORGANIZACIÓN


social cn una GEOGRAFÍA, una ordenación en el TIEMPO y d las RESPONSABILIDADES, cn OBJETIVOS a
alcanzar y MEDIOS racionales p tal fin, todo regulado x un código y NORMAS d naturaleza implícita y explicita.

CLASIFICACION de las instituciones, según la situación en q se encuentra en hombre dentro de ellas:


ENFERMO: aquí el hombre está en situación regresiva.
Modalidad patológica más frecuente: predom
hombre APRENDIENDO: indiv n situación progresiva, d crecimiento emocional e intelectual
ombre TRABAJANDO: indiv
en situación de haber alcanzado la madurez
TIEMPO LIBRE: hombre en sit de placer y reflexión intelectual
Modalidad patológica: estrechamiento de este tiempo
Algunos ppios generales:
• Toda institución está organizada básicamente sobre 3 distribuciones: - espacial - temporal constituyen el
“ORGANIGRAMA”, son sus distintos elementos y articulados - de responsabilidades entre sí, un cuerpo orgánico pero q
posee distintos movimientos
• Existen 4 MOVIMIENTOS o sectores dinámicos ppales: - Integración- dispersión - Institución- contexto -
Intrainstitucional - Vínculo formal- fantaseado
Estos movimientos suponen PUNTOS DE CONTACTO articulares entre los diferentes elementos en juego. El
funcionamiento de estas articulaciones está regulado por las normas de la institución
Una RUPTURA en los puntos de contacto lleva a la patología de la institución Esta fractura favorece la DEPOSITACION
PROYECTIVA de aspectos fragmentados del self por parte de los integrantes.
Articulaciones NO FRACTURADAS favorecen el cambio o la proyección de aspectos totales, cuya introyección refuerza
la identidad.
El MONTO de articulaciones fracturadas o normales indicara las posibilidades de elaborar o reactivar conflictos en los
integrantes (esta posibilidad depende de la naturaleza del vinculo q con la institución establezca y reintroyecte el sujeto).
De ahí la importancia de las instituciones de donde vienen los hombre en cualquier plan de salud mental, sobre todo
aquellas con las cuales el indiv se pone en contacto más anteriormente: flia, colegios, etc. Y aquellas q reciben al indiv en
situación más regresiva: instituciones asistenciales)

LOS 4 MOVIMIENTOS:
1. Integración- dispersión
NUCLEOS PRE-INSTITUCIONALES (proyectos afines o semejantes) se unen en un proyecto común q por la
convivencia temporo-espacial, la aceptación de normas comunes darán lugar a la institucionalización. En esta unión
participan elementos racionales de beneficio mutuo y elementos de naturale
de vida
Estos núcleos preinstitucionales darán lugar posteriormente a la tendencia inversa: crecimiento y complejizacion de la org
y tmb riesgo de destrucción o rupturas cismáticas. Esto dependerá del grado de no explicitación y ulterior negación de las
diferencias q inicialmente presentaban los núcleos pre-
TAL COMO OCURRE EN EL NEURÓTICO, DE CUYA HISTORIA EL PSICOANALISTA PUEDE EXTRAER EL
SENTIDO DE SUS SÍNTOMAS, EN UNA INST. EL MISMO MÉTODO SIRVE PARA DESENTRAÑAR, EN PARTE,
EL SENTIDO DE SU TENDENCIA TANÁTICA DESORGANIZATIVA.
El índice más evidente de una buena regulación entre ambas tendencias esta dado por la aparición de grupos formales q
regulan el poder y asumen responsabilidades de la org. Por el contrario, un indicador frecuente de crisis institucional es el
predominio de grupos altamente emocionales y no formales.
2. Institución- contexto
Las instituciones mejor ADAPTADAS, REFLEJAN y dramatizan el contexto en q están incluidas pero a la vez tienden a
MODIFICARLO y a crear nuevas condiciones dentro de la comunidad (=esta actualizada)
Por el contrario, el indicador de una alteración del intercambio o movimiento entre la institución y la comunidad es el
índice de EFECTIVIDAD o logro real de los objetivos explícitos y posibles de la org. La efectividad indica el grado de
coincidencia entre objetivos explícitos y resultados reales, y tmb el grado de racionalidad entre fines y medios (ej:
institución psiquiátrica) Debe observarse q actividad no siempre es índice de efectividad, esta puede no traducirse en un
lcanza penosamente algunos
logros.
Relación con punto 1: Una buena circulación entre institución y comunidad depende de q la institución haya encontrado
una adecuada regulación de las tendencias organización-dispersión. Pero a la vez esta buena regulación depende de haber
logrado un buen intercambio institución-comunidad =DINAMISMOS COMPLEMENTARIOS.
3. Intra-institucional: Incluye las distintas formas, modalidades, niveles de comunicación
Cuando la comunicación esta coartada en su libre juego (ej: cuando es unidireccional) su rgen formas clandestinas de
comunicación: rumor, chiste, leyendo escrita en muros. Esta obstrucción en la comunicación entre el vértice y las bases
tiene analogía con la REPRESION. Sin embargo puede q la comunicación no esté obstruida verticalmente sino que se dé
en sectores HORIZONTALES (ej: entre un staff y otro). O puede ocurrir q como consecuencia de una falta de
intercambio de sectores jerarquizados, la s unidades subalternas queden fraccionadas a partir de su pertenencia a cada
departamento pues no h ay una figura que los unifique y con la cual todos puedan identificarse. Así se establecen
enfrentamientos competitivos entre sectores y las divisiones naturales y útiles de la organización son tomadas como
disociaciones contrapuestas. Esto impide q se organice 1 corriente desencadenante integradora y gene radora de una
imagen unitaria d la institución.
4. Vínculo formal- fantaseado
Toda institución representa para el sujeto un objeto real, con normas formales pero tmb tienen con esta una vinculación
implícita de naturaleza fantástica: doble pertenencia del sujeto a la institución y de la institución al sujeto.

LA CLÍNICA DEL SUJETO: POR UNA CLÍNICA REFORMULADA Y AMPLIADA Wagner de Sousa Campos
(1996-1997)

1. LA CLINICA EN GRAMSCI, SARTRE Y BASAGLIA:


Franco Basaglia se sintió obligado a responder de manera concreta a la materialidad horripilante producida por la
Psiquiatría aplicada a los pacientes recluidos en los manicomios, y éste es su compromiso con la práctica y con las
personas por quienes él se responsabilizara impidiéndole operar sólo con conceptos críticos.
En cierto sentido un pionero en este esfuerzo de compatibilizar la determinación estructural con los procesos cambiantes,
realizadas por Sujetos concretos fue el filósofo y militante izquierdista Antonio Gramsci. Y para Gramsci se hacía historia
de múltiples y variadas maneras. Él fue uno de los primeros en hablar de procesos de cambio molecular: la educación, la
cultura, el trabajo, la política, la iglesia, los medios de comunicación, en todos estos espacios se contruirá lo nuevo o se
reforzará la vieja dominación. La revolución no será lo único ni el principal medio para que se constituya lo nuevo en las
nuevas sociedades (Gramsci, 1978). Basaglia recuperó mucho de Gramsci para pensar las instituciones y prácticas
sanitarias.
Basaglia se ve obligado a apoyarse en Sartre. Un francés proveniente del existencialismo radical, heredero de una
fenomenología que prácticamente liquidaba cualquier relación dialéctica entre Sujeto y Objeto, al atribuir al Sujeto casi la
responsabilidad total por la construcción de Sentido o de Significado para las cosas o para los fenómenos. Todo partiría
del Sujeto, casi una omnipotencia significadora de un Sujeto que nomina el mundo sin que fuese influenciado por él. Pues
bien, este mismo Jean Paul Sartre, más tarde, intentará modular esta perspectiva excesivamente subjetiva combinándola
con el marxismo.
Sartre hablaba de serialidad, de grupos que repiten comportamientos condicionados por estructuras dominantes, pero
apuntaba también a la posibilidad de la construcción de Grupos Sujetos, agrupaciones para trabajar con estas
determinaciones de forma más libre, agrupaciones abocadas a la construcción de la libertad, de lo nuevo y de modos de
convivencia más justos. Es innegable que hay una pizca de Freud en todo esto, de cualquier forma, Sartre valorizaba al
Sujeto dentro de una perspectiva al mismo tiempo humanista y materialista.
¿Qué tiene que ver la clínica con todo esto? La perspectiva es bien fenomenológica: sale el objeto ontologizado de la
medicina - la enfermedad- y entra en su lugar el enfermo. Pero no es un enfermo en general, sino que es un Sujeto
concreto, social y subjetivamente constituido. Todo el énfasis está puesto en un existencia concreta y sobre la posibilidad
de inventarse la salud para estos enfermos. Pero inventar salud para Basaglia implicará más que una intervención técnica y
estará ligada a la reproducción social del paciente. Noción que está profundamente influenciada por la perspectiva de
ciudadanía activa y de protagonismo, que se parte del reconocimiento del paciente como una persona con derechos, pero
al mismo tiempo se argumentaba sobre la necesidad de prepararlo para hacer valer los derechos propios, construyendo un
mundo mejor para el Sujeto y para los otros. Una mezcla de actividades políticas, gerenciales, de promoción y de
asistencia a la salud.
Centrar la acción clínica sobre el Sujeto está bien, mientras que este Sujeto sea un Sujeto concreto, no sólo marcado por
una biografía singular, pero también, el propio cuerpo y su dinámica corporal estarán marcados por una singularidad:
algún tipo de enfermedad, o del sufrimiento, o de la deficiencia relativa a la mayoría que lo circunda, en un contexto dado
social específico. Colocar la enfermedad entre paréntesis es un ejercicio óptimo para quebrar la omnipotencia de los
médicos, pero no siempre ayuda al enfermo. Evita que sufra iatrogenia, intervenciones exageradas, pero no,
necesariamente mejora su relación con el mundo.
2. LA ENFERMEDAD TOTAL O LA ENFERMEDAD COMO PARTE DE LA VIDA HUMANA:
Para la medicina ocurrirá un apagarse de todas las otras dimensiones existenciales o sociales del enfermo, la dolencia lo
recubrirá como una segunda piel, como una nueva identidad. Las personas dejarán de ser viejas, jóvenes, padres, madres,
trabajadores, jubilados o desempleados, músicos o profesores, y todos serán enfermos de alguna cosa, de este modo poco
importará pelear con la enfermedad como uno de los componentes de estas existencias concretas. La clínica se empobrece
toda vez que ignora estas interrelaciones perdiendo, inclusive, la capacidad de resolver problemas estrictamente clínicos.
Se sugiere, por lo tanto, una ampliación del objeto del saber y de la intervención de la 4 Clínica. De la enfermedad como
objeto de conocimiento y de intervención, se pretende, también, incluir al Sujeto y su Contexto como objeto de estudio y
de las prácticas de la Clínica.
En esta relación entre enfermedad y Sujeto hay, por lo tanto, muchas posiciones posibles. Desde aquellas en la que la
dolencia ocupa un gran espacio en la existencia del Sujeto, hasta otras en que la enfermedad es un riesgo en el agua, un
evento transitorio y fugaz. Por otro lado, enfermedades semejantes del punto de vista de su clasificación pueden incidir de
forma diferenciada conforme la historia y los recursos subjetivos y materiales de cada Sujeto. Los servicios de salud
deberán operar con la suficiente plasticidad para dar cuenta de esta variedad.

3. LA CLÍNICA Y SUS VARIACIONES DE FISONOMÍA:


Existen, de hecho, en la práctica, un gran número de clínicas. No obstante, hay de hecho, proximidad entre ellas, pero
también hay entre estas clínicas muchas diferencias entre sí. En este sentido, es importante considerar las tres caras
principales de como la Clínica se presenta. Existe una Clínica Oficial (la Clínica clínica) una Clínica Degradada y otra
Clínica del Sujeto.
La Clínica Degradada o Ampliada, obvio, siempre está en relación con aquella considerada Oficial. ¿Degradada por qué?
Este concepto trata de reconocer qué contextos socioeconómicos específicos pueden ejercer una determinación tan
absoluta sobre la práctica clínica que ésta tendrá su potencialidad disminuida para resolver problemas de salud. En este
caso, lo degradado se refiere aquí a límites externos impuestos a la potencia de la Clínica clínica. Pero, este estilo de
trabajo viola principios básicos de los propios manuales de la Clínica Oficial; la degradación existente resulta de una
mezcla de una política de salud inadecuada con un comportamiento alienado de los médicos que la practican, al atender
los casos de una manera reglada, casi independiente de la gravedad y de las necesidades de cada uno de sus pacientes.
Hay una Clinica Degradada por intereses económicos o por desequilibrios muy pronunciados de poder. Cada vez que la
racionalidad estrictamente clínica es atravesada por otras racionalidades del tipo instrumental o estratégicas, hay una
degradación de su potencialidad teórica y se pierde la oportunidad de resolver problemas de salud.
la Clínica Oficial (Clínica clínica) es también bastante limitada. Se demostró que la medicina opera con un objeto de
estudio y de trabajo reducido lo que traería implicaciones negativas tanto para su campo de saberes como para sus
métodos y técnicas de intervención (Camargo, 1990). Además de eso se podría constatar en la actualidad que este
reduccionismo autorizará a la Clínica Oficial a desresponsabilizarse por la integralidad de los Sujetos. Asimismo, la
Clínica sólo se responsabiliza por la enfermedad, nunca por la persona que está enferma.
Este objeto de estudio y de intervención estará reducido en múltiples dimensiones: por un lado, un enfoque desequilibrado
hacia el lado biológico, al olvidarse de las dimensiones subjetivas y sociales de las personas. Lo que acarreará que los
saberes y prácticas estén marcados por el mecanicismo y la unilateralidad en el enfoque. Por otro lado, se aborda más a la
enfermedad que al individuo; aun cuando éste ser considerado, se piensa en un individuo fragmentado, un ser compuesto
de partes que sólo en teoría guardarían alguna noción de interdependencia. Este reduccionismo tiene innumerables
consecuencias negativas: el abordaje terapéutico volcado de manera excesiva a la noción de cura –con frecuencia
confundida con la simple eliminación de los síntomas y, en el mejor de los casos, con la corrección de lesiones anatómicas
y funcionales– dejando en segundo plano tanto las posibilidades de promoción de la salud o de prevención y hasta
también aquellas de rehabilitación. Además de eso, este objeto reducido autorizará la multiplicación de especialidades que
terminará por fragmentar, a un nivel insoportable, el proceso de trabajo en salud. En consecuencia se viene reduciendo la
capacidad operacional de cada Clínico estableciéndose una cadena de dependencia casi imposible de ser integrada en
proyectos terapéuticos coherentes.
Tal vez por la articulación de la Clínica con el Medio y con el Complejo Médicoindustrial, tal vez por la función social de
los adversarios de la muerte y del sufrimiento, tal vez por la capacidad de resolver un serio problema de salud y de aliviar
muchos sufrimientos que la Clínica misma, aunque degrada, conserva todavía; por todo esto, la Clínica sigue siendo una
institución importante e influyente. Un espacio donde las personas invierten afectos y esperanzas, donde aun se producen
valores de uso e, inevitablemente, se disputa poder, y muchas veces se transforman valores de uso en puros valores de
cambio, interés económico, realización de plusvalía para los otros, casi nunca de los enfermos.
4. ENTRE LA ONTOLOGÍA DE LA DOLENCIA Y LA FENOMENOLOGÍA DEL SUJETO ENFERMO: (UNA
PRIMERA AMPLIACIÓN DEL OBJETO DE TRABAJO DE LA CLÍNICA)
El objeto de la Clínica del Sujeto incluye la dolencia, el contexto y al propio sujeto. No hay como ignorar la enfermedad,
sino no sería Clínica sino sociología o filosofía existencial. Y no hay como abordar la dolencia sin encuadrarla dentro de
una cierta ontología. La dolencia existe y no existe, antes de Weber la clínica ya operaba, en la práctica con un concepto
muy semejante al de tipo-ideal. Una abstracción concreta: la dolencia. Un Ser inanimado pero dotado de animación
externa. Un Ser probable, aunque inexistente en la práctica. Una regularidad que nunca se repite exactamente igual.
Entonces, ¿porqué se los considera a estos patrones teóricos? Porque dentro de la ontología existe todo un mundo de
certezas que infunde seguridad a los Sujetos Operadores, a los agentes de salud. Tratar la enfermedad como un ser con
identidad propia es la base que autoriza a un profesional de salud a intervenir en casos concretos. El problema ocurre
cuando este Ser de la Dolencia sustituye completamente al Ser que realmente es y se pierde la capacidad de que se opere
con la singularidad de cada caso. No obstante, saber sobre la hipertensión en general ayuda bastante, como conocer
desdoblamientos genéricos sobre el proceso de gestación considerado normal, también ayuda mucho. Y aun que se sepa
de esta supuesta anormalidad inexistente, conocer sobre el tipo de gestación ideal, ayuda. Ayuda, pero confunde también,
perturba porque en nombre de esta abstracción se autorizan intervenciones impropias, intervenciones que desconocen la
variabilidad posible de lo singular.
Por esto la Clínica del Sujeto demanda trabajo en equipo y un hacer comunicativo. Habermas y la Clínica. La arrogancia
de un sabio que conoce casi toda la historia de un Ser inexistente puede confundir más que ayudar. No obstante, se tiene
que conocer lo relacionado con las normas posibles.
En este sentido, las organizaciones de salud, inclusive para asegurar el ejercicio de una clínica de calidad, estarán
obligadas a adoptar una cultura de comunicación. El primer paso es quebrar la arrogancia pétrea de la Medicina, con sus
doctores y sus protocolos, que serán bienvenidos desde que hubiera un espacio para que se dude de ellos, para que los
Equipos actúen apoyados en ellos pero dudando de ellos. La Gestión Colegiada y la división de los servicios de salud en
Unidades de Producción compuestas por Equipos multiprofesionales crean condiciones institucionales favorables para el
intercambio de información y la Construcción colectiva de los proyectos terapéuticos. Construcción colectiva, por
consiguiente se evita de esa manera se diluyan responsabilidades y la omisión delante de lo desconocido o frente a lo
imprevisto.

Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el decluve de las intituciones. Duschastzki y Corea

Capítulo 1: Escenarios de expulsión social y subjetividad.


Hablamos de expulsión y no de pobreza o exclusión. Pobreza en algunos momentos no supone exclusión social ni
desafiliación. La pobreza no necesariamente afecta la “creencia” o la confianza de que es posible alcanzar otras posiciones
sociales.
La exclusión pone el acento en un estado: estar por fuera del orden social. Nos habla de un estado en el que se encuentra
el sujeto. La idea de expulsión social, en cambio, refiere a la relación entre ese estado de exclusión y lo que hizo posible.
Mientras el excluido es meramente un producto, un dato, un resultado de la imposibilidad de integración, el expulsado es
resultado de una operación social, una producción, tiene un carácter móvil.
La expulsión social nombra un modo de constitución de lo social. Produce un “desaparecido de los escenarios públicos y
de intercambio. Este pierde visibilidad, nombre, palabra, es una “nuda vida”, han entrado en el universo de la indiferencia,
porque transitan por una sociedad que parece no esperar nada de ellos.
Nuda vida: es un concepto de Benjamin y Agamben, ignifica un ser al que el han consumido sus potencias, sus
posibilidades. Es un ser absolutamente determinado, privado de realizar múltiples formas de vida.
Hay condiciones sociales productoras de la expulsión: falta de trabajo, estrategias de supervivencia que rozan con la
ilegalidad, violencia, falta de escolarización o escolaridad precarizada, ausencia de resortes de protección social,
disolución de los vínculos familiares, drogadicción, etcétera.
Decidimos distinguir entre actos o datos reveladores de la expulsión y prácticas de subjetividad, es decir, operaciones que
pone en juego el sujeto en esa situación de expulsión.
Las prácticas de subjetividad permiten rastrear las operaciones que despliegan los sujetos en situaciones límites y las
simbolizaciones producidas.
Las formas de producción de la subjetividad no son universales ni atemporales sino que se inscriben en condiciones
sociales y culturales específicas. Destaquemos en primer término una alteración fundamental en el suelo de la constitución
subjetiva: el desplazamiento de la promesa del Estado por la promesa del mercado.
Sabemos que el consumo no es un bien repartido equitativamente; no obstante, l que importa subrayar es que el mercado
instituye, para consumidores y no consumidores, un nuevo ideal del yo, un imaginario que produce, en un nuevo lugar, el
horizonte de aspiraciones, el espejo donde mirarse.
Competitividad, ventajeo, sociedad del riesgo, aguante: la violencia se presenta como sustrato cotidiano sobre el que
construyen la subjetividad de niños y jóvenes.
La violencia es hoy una nueva forma de socialidad, un modo de estar con los otros, de buscar a los otros, una forma
incluso de vivir la temporalidad.
Nuestra hipótesis es que la violencia se presenta como un modo de relación que aparece en condiciones de impotencia
instituyente de la escuela y la familia, es decir en una época en que parecen haber perdido potencia enunciativa los
discursos de autoridad y el saber de padres y maestros, que tuvieron la capacidad de interpelar, formar y educar en
tiempos modernos.
La violencia en los ámbitos analizados se presenta bajo cuatro formas:
● como estallido, en la escuela
● como forma instituida, en los tiros
● como componente de un acontecimiento, en fiestas
● o como matriz cotidiana, en la calle.
En la escuela…
La violencia no es vivida por sus protagonistas como un acto de agresividad, sino como un modo de trato habitual y
cotidiano. Son los docentes, en la posición de observadores, quienes hablan de violencia cuando constatan que los
comportamientos habituales de los alumnos son la negación de la representación que corresponde a la condición de
alumno. El ideal del alumno (respetuoso, obediente, atento) es el que rige como parámetro del juicio.
El Estado-nación, mediante sus instituciones principales, la familia y la escuela, ha dejado de ser el dispositivo fundante
de la moralidad del sujeto. Todo parece indicar que la violencia con el otro, la violencia a modo de descarga o pulsión
descontrolada es el índice de la incapacidad del dispositivo para instituir una subjetividad regulada por la ley simbólica.
La violencia como estallido es una suerte de energía pulsional no controlable.
La escuela instituyó durante su larga trayectoria la hermandad entre los alumnos. “No hagas lo que te gusta que te hagan”
La institución del semejante requirió un conjunto de operaciones discursivas que lo construyeran. Ahora bien, percibir en
el otro un semejante no era ver allí la alteridad sino a algo o alguien que podría devenir un igual. Lo que escapaba de la
acción educativa era encerrado o reeducado. La propia educación moral en tanto se apoyaba en la coacción del sí mismo,
es decir en el control de las propias pasiones y tentaciones, inhibía o reprimía el impulso de eliminación del otro.
La violencia en la escuela hoy puede ser leída como un síntoma del agotamiento del dispositivo pedagógico moderno. A
diferencia de la violencia en las fiestas y en los ritos, la violencia en la escuela es un fuera de lugar, una irrupción que
resulta inconsistente con toda representación de una escuela, lugar eficaz para controlar las disrupciones y moldear la
moralidad del sujeto.
En la fiesta cuartetera…
La violencia aparece como un ingrediente más de ese acontecimiento. Los chicos se socializan en una fiesta que contiene
la violencia como una de sus formas de expresión. La fiesta es al mismo tiempo catarsis, lugar de encuentro, de sentido
colectivo, de contacto violento. Es parte de la estética del acontecimiento.
En los ritos….
Como el caso del bautismo del chico de la calle: la violencia es una forma instituida en tanto es la marca mediante la cual
un miembro del grupo adquiere cierto estatuto. Atravesar por una serie de actos “violentos” sobre el propio cuerpo y el
cuerpo del otro es un modo de alcanzar un nuevo lugar legitimado en el grupo: el del “choro fino”. La violencia en estos
casos no es ni un fuera de lugar como en la escuela ni un componente más de la socialidad como en la fiesta, sino una
marca fundante de reconocimiento en las fronteras de las legalidades del grupo.
En la calle…
La violencia se presenta constituyendo la matriz del lugar. Es un lugar del que no se puede escapar. A la fiesta se elige ir,
en cambio la calle es un lugar ineludible. El imaginario de la inseguridad es un sentimiento, una sensación que tiene a la
calle como el epicentro, pero no solo a la calle real sino la representada mediáticamente. El sentimiento de inseguridadn se
inscribe en una espiral que comprende la violencia representada y la real.

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