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Lectura inicial
1Co 2:6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y
sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó
antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo
conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de
gloria. Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas
del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció
las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios
nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a
lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no
es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Promoción de la ofrenda
La ofrenda de la viuda
Luc 21:1-4 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de
las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo:
En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos
echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó
todo el sustento que tenía.
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Predicación
1Co 2:7 - 10 Nosotros enseñamos el mensaje con palabras inteligentes, que vienen
de Dios. Ese mensaje habla de los planes que Dios tenía en secreto desde antes de
crear el mundo, y que él quiso manifestarnos para que podamos compartir su
gloria. Claro que este plan inteligente de Dios no lo entendió ninguno de los
gobernantes del mundo. Si ellos lo hubieran entendido, no habrían colgado de la
cruz a nuestro Señor, quien es el dueño de la vida. Como dice la Biblia: «Para
aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver, ni
escuchar ni imaginar.» Dios nos dio a conocer todo esto por medio de su Espíritu,
porque el Espíritu de Dios lo examina todo, hasta los secretos más profundos de
Dios.
En este mensaje:
El evangelio de la salvación era un secreto que Dios se traía escondido desde antes de
la fundación del mundo, un tesoro escondido que se proclama por todas partes pero
que solo lo pueden poseer, aquellos que por la fe, con humildad y sinceridad se
entreguen a Dios.
Dios nos da una sabiduría que nadie sino quien ha sido experimentado en la redención,
en el perdón, en el amor de Dios puede entender…
1Co 2:15 – 16 En cambio, los que tienen el Espíritu de Dios todo lo examinan y todo lo
entienden. Pero los que no tienen el Espíritu, no pueden examinar ni entender a
quienes lo tienen. Como dice la Biblia: «¿Quién sabe lo que piensa el Señor? ¿Quién
puede darle consejos?» Pero nosotros tenemos el Espíritu de Dios, y por eso pensamos
como Cristo.