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UNA EDUCACIÓN PARA LA VIDA

MARISOL TORRES RODRIGUEZ

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA UNIMINUTO DE DIOS

MAGISTER EN EDUCACIÓN

BOGOTÁ D. C.

2019
Para iniciar es importante definir conocimiento como el conjunto de representaciones de la

realidad que tiene un sujeto, almacenadas en la memoria a través de diferentes sistemas,

códigos o formatos de representación y es adquirido, manipulado y utilizado para diferentes

fines por el entero sistema cognitivo que incluye, además del subsistema de la memoria,

otros subsistemas que procesan, transforman, combinan y construyen esas representaciones

del conocimiento (Osses y Jaramillo, 2008, p.188).

Se puede distinguir tres tipos de conocimiento, que se pueden presentar en nuestro aula de

clases, entre ellos el conocimiento científico o disciplinar, compilación del conocimiento en

un área de la realidad más o menos extensa, el conocimiento representacional que, desde

una perspectiva individual, es el conjunto de representaciones de la realidad almacenadas

en la memoria y, conocimiento construido, es decir, compartido por diversos sujetos

especialistas en un campo determinado o por la mayor parte de los sujetos de una

comunidad siendo, en este caso, el conocimiento, producto de una construcción social

(Osses y Jaramillo, 2008, p.188).

Es importante resaltar la importancia sobre lo que se quiere lograr cuando se enseña, pues

se debe tener la claridad de que el aprendizaje va conectado al desarrollo de habilidades de

pensamiento, con el fin de fomentar el desarrollo de estrategias para manejar conceptos,

habilidades y actitudes que permitan una resolución de problemas y una toma de toma de

decisiones responsable y autónoma, dentro y fuera del aula, lo cual se debe apoyar el

principio de que aprender consiste en adquirir un repertorio de estrategias cognitivas y

metacognitivas que permita a los sujetos relacionar la nueva información (conceptos,

procedimientos o actitudes) con los conocimientos previos y organizar esta nueva

información en una estructura ordenada de esquemas (Moral, 2008, p.124).


Con lo anterior no se puede pensar que el aprendizaje solo sea el memorizar para clase, sino

que los docentes deben planificar actividades que ejerciten habilidades para el

procesamiento de información, la adquisición y desarrollo de conceptos, la selección de

alternativas, la toma de decisiones, análisis, síntesis, interpretaciones, resolución de

problemas y creación de nuevas ideas (Moral, 2008, p.124). Por tanto, se practica la

metacognición, cuando se tiene conciencia de la mayor dificultad para aprender un tema

que otro, cuando se comprende que se debe verificar un fenómeno antes de aceptarlo como

un hecho, cuando se piensa que es preciso examinar todas y cada una de las alternativas en

una elección múltiple antes de decidir cuál es la mejor, cuando se advierte que se debería

tomar nota de algo porque puede olvidarse dentro y fuera del aula(Osses y Jaramillo, 2008,

p.189).

Cabe resaltar las aportaciones de la psicología cognitiva, trabaja estableciendo una

diferenciación entre dos categorías de pensamiento que pueden ser útiles para fundamentar

distintos tipos de diseño de aprendizaje: el pensamiento convergente o pensamiento de bajo

orden (que requiere el recuerdo de hechos o conceptos) y pensamiento divergente o

pensamiento de alto nivel (que requiere análisis y síntesis, toma de decisiones y valoración

de respuestas), este último no se promueve en el aula, por tanto los estudiantes no piensan

de forma crítica, esto hace que para el estudiante sea más fácil repetir respuestas que

comprender el proceso para alcanzar la respuesta, pues como ejemplo se tiene los exámenes

centrados en el recuerdo y la aplicación que se aplican al finalizar un periodo.

Con lo anterior el desafío de los docentes es desarrollar habilidades especificas basados en

los cuatro pilares de la educación, enfocados en el proyecto de vida de los estudiantes.


Para lograr esto es necesario que los docentes fomentemos en el aula que los estudiantes

piensen como científicos, historiadores, poetas, por medio de todas las áreas del aprendizaje

y a todos los niveles de la experiencia, por medio del uso de material didáctico que logre el

desarrollo de su identidad, ayudara a que estos se propongan metas sin importar su

complejidad, sean exploradores e investigadores, adquiriendo autonomía y resistentes al

cambio. También se puede lograr desde la transversalidad, la cual se relaciona con el

desarrollo del pensamiento que apunta a fortalecer aquellas habilidades cognitivas

vinculadas preferentemente al aprender a aprender, la resolución de problemas, la

comunicación, la lectura crítica y reflexiva, la producción de ideas, el análisis y la reflexión

en torno a las consecuencias de los propios actos, produciendo así un aprendizaje para la

vida, autorregulando el aprendizaje.

Para conseguir que los estudiantes desarrollen este aprendizaje autorregulado se debe guiar

al estudiante para que sea capaz de seleccionar la estrategia adecuada para ejecutar las

tareas planteadas, teniendo en cuenta que la base es la motivación, generando así una

emoción por el tema, desarrollando técnicas de autointerrogación y detección de errores,

capaces de organizar información, todo esto con el fin de que alcanzar un aprendizaje

valioso y duradero a lo largo de la vida que permita formar a alumnos independientes y

autónomos en su propio pensamiento, trabajando en los diferentes tipos de conocimiento

como por ejemplo conocimiento de sí mismo, para identificar sus debilidades y fortalezas,

conocimiento de las tareas académicas, con el fin de comprender el proceso para llegar a su

realización, conocimiento de estrategias para adquirir, integrar y aplicar un nuevo

aprendizaje en el contexto, conocimiento acerca del contenido, para generar un aprendizaje

significativo. (Moral, 2008).


Este aprendizaje significativo se genera cuando las tareas están relacionadas de manera

congruente y el sujeto decide aprender; cuando el alumno, como constructor de su propio

conocimiento, relaciona los conceptos a aprender y les da un sentido a partir de la

estructura conceptual que ya posee. Dicho de otro modo, cuando el estudiante construye

nuevos conocimientos a partir de los ya adquiridos, pero, además, los construye porque está

interesado en hacerlo (Osses y Jaramillo, 2008, p.189).

Para lograr lo anterior es necesario definir un modelo de enseñanza que genere este

aprendizaje autorregulado en los estudiantes, este modelo está basado en la resolución de

problemas, debido a que se aprende mejor cuando proponemos actividades relacionadas

con los problemas del ambiente real que viven los estudiantes; la figura del profesor es la

de una persona que proporciona apoyo cognitivo, es facilitador y mediador del

conocimiento, pero nunca dirige todo este proceso.

Por otro lado, una de las finalidades de la educación es formar el desarrollo integral de la

persona y su capacidad para transformar la sociedad, pues en esta nueva sociedad para ser

íntegros y realizarse como persona, no solo se toma en cuenta los conocimientos

adquiridos, sino también las actitudes y valores, con el fin de generar normas de

convivencia, generando espacios de reflexión, debate y acción, favoreciendo la

comunicación, el intercambio de opiniones, la expresión de sentimientos, la aceptación de

la diferencia, el respeto mutuo y la construcción de acuerdos, esto se logra solo si hay

compromiso por parte de la comunidad educativa, con apoyo de la familia, de las

instituciones políticas y de la sociedad civil, pues son los que conocen los principales

problemas de la sociedad y los elementos que la caracterizan desde diferentes puntos de

vista. (García y Candela, 2010, p.42).


Lo anterior conduce a que la educación tenga como función con respecto a la sociedad,

ayudarla a tomar conciencia de sus problemas, surgiendo así la necesidad de alfabetizar

políticamente a la población, con la exigencia de que adquieran cierta responsabilidad

moral y social, que participen por el bien común y, por supuesto, que piensen críticamente.

En la actualidad los pilares abandonados son Aprender a ser y Aprender a convivir juntos,

que hace referencia a desarrollarse como persona, en resumen, es el individuo biológico

más el efecto de la cultura y los procesos de socialización, procesos que provocan otro

efecto: el de sabernos a nosotros mismos como seres peculiares, con conciencia de sí y de

una identidad singular, capaces de revivir el mundo experiencial. (García y Candela, 2010,

p.43).

Cuando se toma a la persona como sujeto de la educación supone educar en valores morales

fundamentales e implica potenciar la dimensión sociomoral del ser humano, el cual

corresponde a un proyecto, el de reforzar la consideración moral de lo que significa ser

persona, motivo por el que difunde la idea del respeto recíproco: el respeto del que somos

asimismo deudores y acreedores con respecto de los demás y que, hoy por hoy, es la base

de la convivencia en sociedades éticamente avanzadas (García y Candela, 2010, p.46).

Y es aquí donde otros de los deberes de los maestros es ofrecer los recursos necesarios para

que cada aprendiz desarrolle y descubra aspectos de su personalidad que los hace únicos, lo

cual requiere el apoyo de profesionales, abriendo espacio dentro del horario escolar para

que estos puedan expresar sus sentimientos personales e interpersonales, resolviendo

conflictos y mejorando su autoestima, generando actividades que traten temáticas como

vivencias, compresión y expresión de sentimientos, conocimiento del cuerpo y salud, toma

de decisiones, entre otros.


Es importante resaltar los pilares de la ciudadanía son actuar en libertad; respetar las reglas;

razonar y negociar; ser responsables; reconocer la autoridad; practicar la tolerancia; valorar

el medio ambiente; mejorar la sociedad; trabajar para el bien común y participar en

actividades cívicas, para trabajar estos aspectos se puede utilizar la metodología llamada

service-learning, la cual surge para aprender a colaborar en sociedad, que busca la

participación de los jóvenes en la sociedad, ya que la ciudadanía se construye participando

(García y Candela, 2010, p.46).

También para promover el desarrollo personal, se puede plantear el trabajo con la familia,

proponiendo, por ejemplo, talleres para mostrar a los padres qué pueden hacer para

desarrollar el sentido de ciudadanía en sus hijos, con el objeto de formar a personas más

responsables con la sociedad en la que viven. (García y Candela, 2010, p.46), es aquí donde

el docente debe cumplir con el papel de mediador en los conflictos, ante los nuevos

problemas que se plantean a diario.

Para concluir es importante como el fin último de cualquier pedagogía es buscar la

autonomía y la responsabilidad del aprendiz sobre su propio proceso educativo,

promoviendo así la idea de una escuela como centro y comunidad de aprendizaje a lo largo

de la vida, donde la clave del éxito en el aprendizaje académico reside en que el estudiante

traslade su conocimiento de autorregulación a la acción, lo cual implica esfuerzo y

autodeterminación.

Es de resaltar que las emociones negativas que se dan dentro del aula, con respecto al

aprendizaje llevan asociada una baja atención y un proceso de pensamiento muy bajo, por

tanto las tareas académicas que generan actitudes positivas hacia el aprendizaje son las que

ofrecen una gran variedad de actividades significativas para el alumnado y se desarrollan en


ambientes colaborativos y participativos, logrando así que el estudiante seleccione,

organice y elabore los conocimientos, para que el aprendizaje deje de ser repetitivo para ser

constructivo y significativo, y sobre todo que este contribuya a una educación para la vida.

BIBLIOGRAFÍA

García, R. y Candela, Ma. I. (2010). La educación para la vida: El reto de aprender a ser y a

vivir juntos en la educación secundaria. Edetania,38, 41-56.

Moral, C. (2008). Aprender a pensar, aprender a aprender. Habilidades de pensamiento y

aprendizaje autorregulado. Revista de Pedagogía, 60(2), 123-137.

Osses, S. y Jaramillo, S. (2008). Metacognición: Un camino para aprender a

aprender. Estudios Pedagógicos, 34(1), 187-197. Universidad Austral de Chile. Valdivia,

Chile.

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