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Humor, Lo sublime y la incongruencia

por John Marmysz

"¿Hay sobre la Tierra un medio más potente que la risa para resistir las burlas del mundo y
del destino?" --Bonaventura

Introducción

En La crítica del Juicio, Kant considera la risa como una subespecie de la belleza. A pesar
de esta definición, va ponderar el placer de la risa no en armonía con las facultades
intelectivas, sino como una "excitación corporal " que promueve la salud mediante "...el
avance de los procesos vitales en el cuerpo." (1) La descripción de Kant sobre la risa
recuerda en esto un la teoría de Burke sobre lo sublime.

De hecho, cuando consideramos los mecanismos involucrados en diferentes "situaciones


reideras," comprobamos que les de exhibir el aspecto natural de la contemplación de la
belleza, la risa involucra una confrontación irritante con incongruencias. La risa
humorística se hace posible por una disposición a interpretar estas incongruencias en una
forma placentera. Integrando según el principio del placer conflictos no esperados a la
comprensión, el humorista transforma una circunstancia potencialmente desagradable en
una ocasión para la risa.

La risa humorística, entonces, esta relacionada con la experiencia de lo sublime, pues


involucra la transformación de una percepción potencialmente desagradable en una
experiencia placentera. Sin embargo, mientras que lo sublime se asocia con sentimientos
de reverencia y respeto, la risa humorística esta asociada a sentimientos inconsistentes de
superioridad e irrespetuosidad. Esta diferencia resulta de que lo sublime es una respuesta
afectiva que implica la percepción de la propia vulnerabilidad, mientras la risa humorística
es una respuesta que implica la invulnerabilidad percibida.

Kant acertó al colocar lo sublime no en el mundo de los objetos, sino en la mente humana.
Lo mismo sucede con el humor. No solo respetamos a aquellos que son capaces de
considerar el mundo en una forma humorística o sublime, especialmente valoramos y
estimamos a aquellos que lucha por representar y comunicar tales interpretaciones.
Nietzsche trata a la tragedia y a la comedia como intentos artísticos especialmente
sobresalientes para representar experiencias humanas de lo sublime y del humor. Sin
tragedia y comedia, "...el hombre sentiría solo el terror o el absurdo de la existencia por
todas partes..." (2), pero gracias a los lentes de ellas, encontramos una clase de placer. La
tragedia placer sublime y la comedia nos da humor, el placer del absurdo, pues ambas son
formas de una " conquista artística." Nietzsche exalta la risa en sus obras posteriores, lo
cual sugiere un desplazamiento respecto de su noción inicial, de que la comedia es una
forma "degenerada" de representación dramática, ya que en el humor subyace el poder de
conquistar las propias desesperanzas y el resentimiento para con el mundo. Ambos, lo
sublime y el humor nos permiten "experimentar los pensamientos más abismales " – que la
vida termina en nada – a la vez que sostenemos e incluso tomamos placer en este
pensamiento.

La belleza, lo sublime y la risa

Las categorías estéticas de "la belleza" y "lo sublime" han sido muchas veces contrastadas.
Por un lado, la belleza produce una clase de placer que asociamos con sentimientos
vinculantes o de amor. Algunos autores indican que hasta parece natural que nos sintamos
compelidos a persistir en la contemplación de lo bello. el placer que produce la belleza en
nosotros es su propia justificación. Por otro lado, los objetos sublimes se asocian con
sentimientos de miedo, peligro y terror, y por eso el placer que extraemos de su
contemplación parece mucho más misterioso. ¿Por qué nos sentimos compelidos a
quedarnos en la reflexión sobre objetos que doblegan nuestras fuerzas y nos aterrorizan?
¿Qué placer posible extraemos de estas experiencias?

La respuestas que dieron a estas pregutnas Burke y Kant contribuyeron a comprender lo


sublime y su relación con la belleza. Para Burke, la belleza está en aquellas cosas que, en
nuestra percepción, tienen una "tendencia natural a relajarnos," (3) es decir "a relajar los
sólidos del sistema entero." (4) Este estado físico del cuerpo produce un sentimiento de
amor en nosotros, y creemos que los objetos son capaces de afectarnos de esta forma”. La
suavidad, la dulzura y la variación suave son variantes de cualidades capaces de
producirnos este efecto.

El placer de lo sublime, también enraizado en nuestra constitución fisiológica, está asociado


más con un sentimiento de terror que con uno de amor. Para Burke, las experiencias
sublimes son resultado de encuentros con objetos vastos, oscuros e intensos. Estas
cualidades producen vibraciones dolorosas en los " órganos más finos " del cuerpo que ,
como los " órganos más grandes," requieren estimulación y ejercicio para permanecer
saludables. Cuando no son llevadas a la violencia o a la destrucción del cuerpo, estas
vibraciones producen deleite y salud, pues "...despejan peligros y problemas..." (5) Los
objetos de placer sublime, entonces, sirven para estimular nuestros sentidos, por ello
alivian las consecuencias fisiológicas de la inactividad.

Kant vincula, respectivamente, la belleza y lo sublime a un sentimiento de placer y a un


sentimiento de respeto. En el caso de la belleza, la presentación de un objeto de nuestra
mente inicia un juego entre la imaginación y la comprensión. Este juego se asocia con un
sentimiento de placer que emerge del reconocimiento del propio rol al buscar un propósito
en aquello que es intrínsecamente desprovisto de todo propósito. La presentación de un
objeto funciona para motivar a la mente misma en una búsqueda activa de significado. La
naturaleza es belleza sólo porque despierta en los seres humanos su propia habilidad de
juzgar placenteramente de acuerdo con la libertad de la imaginación y la legitimidad de la
comprensión. Entonces, la belleza es "el juego facilitado de dos poderes mentales
(imaginación y comprensión) potenciados por sus armonía recíproca." (6) Como tal, no es
el objeto en la naturaleza lo que es bello, sino la armonía entre las facultades de la
imaginación y la comprensión, disparadas por la forma de un objeto y asociadas con un
sentimiento de placer.
Mientras la belleza implica un placer positivo, lo sublime implica una clase negativa de
placer. Lo que se llama sublime, de acuerdo con Kant, es aquello que se asocia con un
sentimiento de ser sobrepasado y con un sentimiento de miedo y aprehensión. El
sentimiento es provocado no por la forma de los objetos en la naturaleza (como ocurre con
las cosas bellas), sino por la aparente carencia de forma de aquellas cosas absolutamente
grandes que están más allá de nuestro poder de percepción e imaginación. si este caos es de
tipo matemático o dinámico, motiva la mente hacia la comprensión, pero como en el caos
no hay significado, la mente no puede encontrar una carencia subjetiva de propósito en el
fenómeno que está siendo considerado. La imaginación es frustrada en su intento de
comprender (o aún de aprehender) de una sola vez lo que es absolutamente grande, y por
eso se vuelve hacia la razón en un intento por encontrar alguna clase de principio unificador
por el comprender la totalidad del fenómeno. La razón contribuye en términos de "lo
infinite." Nuestra vinculación con lo sublime es una especie de respeto, inicialmente
motorizada por nuestro displacer sobre la inadecuación de la imaginación, pero que al final
culmina en el triunfo sobre la naturaleza por imperio de la razón. Nuestra razón, en un
sentido , nos libra de la naturaleza y nos permite experimentar los sentimientos de respeto
que son más apropiados para nosotros en tanto creaturas gobernadas por el "deber" de la ley
moral, que el miedo de las creaturas govarnadas por el "ser" de la naturaleza". De ahí que lo
sublime esté contenido no en la naturaleza, sino solo en nuestra mente, en la medida en que
podamos llegar a ser conscientes de nuestra superioridad sobre nuestra naturaleza interna, y
por tanto de la naturaleza externa..." (7)

¿Es correcto hacer corresponder el placer de la risa al orden de la belleza o de lo sublime?


Burke nunca menciona la risa en su Philosophical Enquiry , pero Kant ofrece una respuesta
no ambigua a esta cuestión. De acuerdo con Kant, la comienza en el "juego libre del
pensamiento" (8) más que en la confrontación fisica con algo irresistible, y por esta razón
trata a la risa como una subespecie de la belleza y no de lo sublime. Kant afirma que
cuando we reímos de un chiste, nuestra expectación de alguna forma se ve frustrada, y
como esta expectación desaparece en nada, ocurre una " relajación " de la mente, que es
transmitida al cuerpo y experimentada como risa. This alteración repentina del estado del
cuerpo provoca un sentimiento saludable y esa es la verdadera fuente del placer en la risa.

Pero aquí Kant se desliza a una posición diferente. Previamente, había situado el placer de
la belleza en el juego mental de las facultades; especificamente en la armonía entre la
imaginación y la comprensión. Pero el placer de la risa, va a sostener Kant, es "meramente
corporal, aunque emerja de ideas o de la mente...y consiste en el sentimiento saludable que
se produce por una agitación interna, que corresponde a tal juego. No es nuestra capacidad
de juzgar la armonía que encontramos en tonos o en atisbos geniales... sino el avance de los
procesos vitales del cuerpo, el afecto que agita nuestros órganos, en una palabra el
sentimiento saludable... que constituye la gratificación ..." (9) Así, más que con la calma
contemplación de "la falta de interés subjetivo," Kant asocia el placer de la risa con el
apoyo saludable a través de la agitación corporal. Su caracterización de la risa parece
conformar más "los criterios de lo sublime de Burke " que a la belleza kantiana."

Advirtiendo esta similaridad entre la caracterización de la risa que hace Kant y lo sublime
de Burke, no debemos perder la atención respecto de una diferencia crucial para ambas
experiencias. Mientras lo sentimientos de lo sublime vienen mezclados con elementos de
respeto y veneración, estos elementos están totalmente en situaciones reideras. En efecto,
para que algo se motivo de risa, parece que debería ser en algún aspecto abyecto y bajo. De
acuerdo con Aristóteles, reímos "de lo ridículo," y "la intención de la Comedia es exhibir a
los hombres peores de lo que son en realidad." (10) Pero este no es ciertamente el modo en
que funciona lo sublime. Habiendo demostrado que es problemática la categorización de la
risa en términos de belleza o de lo sublime, es necesario considerar la risa más
detalladamente y establecer distinciones entre diferentes variedades de "situaciones
reideras." Esto nos debería permitir clarificar los mecanismos implicados en la risa y
ayudarnos a discernir con más precisión su relación con la belleza y lo sublime.

Chistes, Comedia y Humor

La risa es solo un sonido que los seres humanos producen en ciertas condiciones y no es tan
interesante como los procesos subyacentes a su producción. (11) La filosofía de la risa, por
ello es una reflexión acerca de la "la risa causa por algo." (12) En la clasificación de varias
"situaciones reideras," los filósofos y psicólogos han llegado a clarificar qué es eso de lo
que los seres humanos se ríen. A pesar de la multitud de teorías que pretenden explicar
"por qué" la gente ríe, la mayoría de estas teorías arrancan de la distinción entre chistes,
comedia y humor.

Chistes

Los chistes se narran en circunstancias intencionalmente construidas para provocar la risa.


Los chistes han sido analizados profundamente por Freud como procesos similares a los
que ocurren durante el sueño -"la condensación y la sustitución," (13) y en el nivel de las
técnicas, la teoría de Freud sobre el chiste no es muy diferente de la de Kant. Cuando
seguimos un relato, nuestra mente anticipa un resultado de acuerdo con las pistas que
contiene la historia . Un chiste, sin embargo, , se estructura de modo que habrá de
subvertir y orientar nuestras expectativas utilizando varios métodos ambiguos. En un
chiste, hay más de un final posible que complete el relato, y el relator a propósito orienta a
sus audiencias para que éstas apunten a la conclusión equivocada. Esta decepción que nos
causa el relator es una consecuencia de que nuestra comprensión ha sido conducida para
que nos formemos una falsa expectativa, que con el remate, desaparece hasta convertirse
"en nada," (14) según la terminología de Kant, o en risa según la de Freud. Para Kant, la
risa resulta cuando la mente, agitada y vacilante entre el remate y sus expectativas
decepcionadas, comunica este movimiento al cuerpo. Para Freud, resulta cuando la "
energía psíquica " originalmente orientada para un propósito se revela innecesaria, y
entonces es descargada como risa.

Consideremos este chiste:

Cuando el pintor infiel oye que su esposa se acerca al atelier, le dice a su amante: "¡Rápido!
Quitate la ropa!" (15)

Aquí se subvierte la expectativa de que un marido infiel normalmente trata de escapar de


las sospechas de su esposa y evitaría ser visto en le misma sala donde hay una mujer
desnuda. Tal como comienza el chiste, anticipamos que el pintor tratará de encontrar algo
que oculte su affair, pero la expectativa inicial nos orienta a esperar que él se la rebusque
para hacer convertir "en nada" la situación, lo cual se realiza pues como es un artista
plástico, parte de su trabajo consiste en compartir una habitación con una mujer desnuda.
De esta manera, logra disipar la sospecha, porque la esposa pensaría que ambos “estarían
trabajando” si la mujer estuviera desnuda, en cambio podría sospechar la infidelidad si su
rival estuviera vestida.

Kant insiste en que para que un chiste sea gracioso, la expectativa del espectador debe ser
transformada en nada y "no en el opuesto positivo de un objeto esperado, pues eso sería
algo y puede frecuentemente simpatizar con nosotros." (16) En otras palabras, el remate no
debe contradecir las expectativas de los espectadores. Si el chiste analizado fuera
reformulado como sigue:

Cuando el pintor infiel oye que su esposa se acerca al atelier, le dice a su amante: "¡Bésame
ahora , así mi esposa nos ve!"

el no nos haría reír. Simplemente contradecir las expectativas de los espectadores provoca
incomodidad más que placer. Esto nos demuestraque nuestras expectativas iniciales no
fueron aplicables en este caso. En un chiste gracioso, aunque nuestras expectativas puedan
ser mal dirigidas, nuestros supuestos más generales acerca del mundo son validados. La
primera formulación del chiste es graciosa porque relativiza nuestra creencia común de que
los esposos infieles generalmente tratan de evitar ser pescados. La segunda formulación no
es graciosa porque contradice esos supuestos comunes. Este es el punto calve que
deberíamos tener en mente. Parte del placer de los chistes deriva de la habilidad mental
para integrar posibilidades inesperadas en la comprensión. Si reímos con un chiste, es
porque reconocemos que un final no anticipable completa un relato sin contradecir nuestros
supuestos generales acerca de cómo es el mundo. Nos deleita el descubrimiento de nuevas
posibilidades sin que sean amenazadas por la anomia o el caos.

Hemos mencionado antes que en el nivel de la técnica, las teorías del chiste de Kant y de
Freud son muy similares. Hay, sin embargo, una distinción que propone Freud pero que no
advirtió Kant. Esto nos ayuda a explicar por qué Kant consideraba la risa como una
subespecie de la belleza. Freud distingue entre chistes "inocentes" y "tendenciosos". Los
chistes tendenciosos son aquellos que permiten liberar los instintos agresivos o sexuales, y
su propósito principal es sortear los bloqueos psicológicos que se antepongan a la libre
expresión de los instintos de vida y de muerte. Los chistes inocentes, por otra parte, no
sirven no dicho propósito. Más bien, "comienzan como un juego, para derivar placer del
use libre de palabras e ideas." (17) Es el chiste inocente, pues, el que parece corresponder a
categoría kantiana de la belleza. Los chistes tendenciosos, estando caracterizados por la
lucha contra la represión de tendencias ocultas, no se parecen a la belleza. Esta última
forma de chiste tiene algo de aterrorizador, liberando los impulsos sublimados que son
primitivos y potencialmente todopoderosos. En el contexto controlado de los chistes, sin
embargo, estas pulsiones sublimadas son conquistadas y dominadas. Por medio de la
ingenuidad del celebrante, el poder del ELLO es utilizado para hacer girar la rueda de la
risa.

Comedia
mientras que los chistes are constructos, la comedia está en el mundo social. La especie
más común de comedia es la "naife." La ingenudad es lo contrario de contar chistes puesto
que las situaciones ingenuas no implican decepción. En cambio, nunca ocurriría que una
persona ingenua oculte sus inocentes intenciones, y causa risa por esa misma razón. La
mayoría de nosotros normalmente nos sentimos compelidos a ocultar nuestros verdaderos
deseos detrás de una complejidad de convenciones, y nuestras interacciones están
frecuentemente mediadas por las expectativas de lo que imaginamos son las verdaderas
intenciones de los otros. Sin embargo, cuando estamos frente a una persona ingenua, esta
expectativa "desaparece en nada." La ingenuidad consiste en "la erupción de la sinceridad
que originalmente era espontánea y que se opone al arte de disimular que ha llegado a ser
nuestra segunda naturaleza." (18)

Kant señala que el espectador, cuando está frente a alguien ingenuo, disfruta a partir del
conjunto de expectativas que no comparte con el ingenuo. En Freud hay una mirada un
poco más detallada sobre este contraste. Según Freud, cuando una situación es considerada
cómica, el espectador cree que la gente involucrada en la comedia controla sus inhibiciones
sin esfuerzo. Esto se debe al hecho de que esa gente no tiene tales inhibiciones. En algún
nivel, el espectador debe creer esto, además siente que la conducta de la comedia es
"impertinente". Pero el placer de comedia reside en poder de juzgar que alguien es cómico,
y no impúdico. "el descubrimiento de que alguien tiene en su poder la facultad de hacer
cómico a otro abre el camino a un placer cómico inimaginado..."(19) Ver una situación
como cómica es, en este sentido, no solo descubrir la habilidad propia de interpretar una
situación en más de un sentio, sino también optar por la interpretación más placentera.

Considere el siguiente escenario:

Un chico participa de una cena organizada por sus padres. Todos los invitados se
sorprenden por la excelente calidad de la torta que el ama de casa ha servido como postre .
Un invitado pregunta por la receta, y la dueña de casa simplemente sonríe y gesticula. El
chico, sin embargo, interviene, "Pero, mamy, ¡si vos no horneaste la torta! ¡La compraste
en el supermercado!"

Nuestra reacción inmediata es ver la comedia en esta situación. El chico aparece


ingenuamente cómico porque es inapropiadamente honesto. Causa risa him porque se
supone que su comentario no tiene intención maliciosa, solo una adhesión irreflexiva al
principio de honestidad. Para nosotros, juzgando la intención de la madre, metió la pata. Sin
embargo, si un adulto hubiera hecho el mismo comentario, la situación no sería tan cómica.
En cambio, probablemente que hay algún resentimiento entre el adulto que hace el
comentario y la dueña de casa. La conclusión es que sin importar qué es lo que las motiva,
la dimensión cómica de ciertas conductas depende de la interpretación de los espectadores
Si asumimos que vale la pena la motivación de alguien para actuar de cierto modo, no
juzgaremos cómica la situación que se genere. Si, por otro lado, asumimos que no hay
intención maliciosa, sino que atribuimos al actor cierta ingenuidad, podemos descubrir
placer cómico.

Humor
La irritación que permite a los humanos hacer chistes y encontrar comedia en el mundo es
denominada "humor" o una "manera caprichosa". Kant la llama a esta forma antojadiza "el
talento que nos permite ponernos en cierta disposición mental, en la cual todo es juzgado de
un modo diferente del usual..." (20) Freud además sostiene que con el humor, "uno se
abstiene de las emociones a las que la situación naturalmente daría lugar con un chiste,
contando con la posibilidad de manifestar tal respuesta emocional." (21) En ambos casos, el
humor es caracterizado como un talento o una habilidad que consiste en interpretar el
mundo en una forma diferente de la que los otros esperarían. Una persona con un toque
humorístico vea el mundo diferentemente de aquellos que no poseen tal forma, y es capaz
de encontrar placer donde otros encontrarían dolor y disgusto.

Una actitud humorística eleva a los seres humanos por encima de los peligros del mundo.
En el humorista, Freud afirma que hay un ego que abandona el "principio de realidad" en
favor del "principio del placer ," y haciendo esto se aproxima a los procesos típicos de la
psicopatología. El humor rehúsa sufrir frente a la adversidad, pero demanda cierto placer
del mundo. Se rebela contra el orden natural de la cosas, liberando a los humanos de las
cadenas de la naturaleza. Aún frente a la objeción de autores como Kristeva que describen
una "risa apocalíptica" que ocurre cuando la línea entre el horror y el éxtasis llega a
desdibujarse, como en los textos de Celine. Esta clase de risa golpea al inconsciente,
dejando que los instintos reprimidos de la vida y de la muerte se liberen mediante una
expresión placentera. El humor es subversivo, y logrando que los peligros del mundo se
hagan chicos, hace que el humorista parezca invencible.

Debería quedar claro que esta discusión acerca de "situaciones reideras" no pretende ser
exhaustiva. Hay ciertamente muchas otras situaciones, tales como cuando a una persona se
le hacen cosquillas o cuando está histérica, situaciones en las que la risa no puede asociarse
con una actitud humorística. Limitando nuestra discusión a la risa vinculada con el humor,
restringimos nuestro examen a la risa como fenómeno estético. Esta estrategia debería
permitirnos focalizar más claramente la relación de la risa con la belleza y lo sublime.

La risa humorística surge cuando enfrentamos ciertos tipos de incongruencias. Los chistes
nos enseñan que podemos obtener placer del descubrimiento de lo nuevo, de posibilidades
inesperadas, mientras que la comedia nos muestra que ciertas situaciones incongruentes son
susceptibles de más de una única interpretación o respuesta afectiva. Junto a estas
situaciones reideras sugerimos que la risa humorística funciona en una forma similar a lo
sublime. Esto nos permite permanecer en una contemplación placentera durante
circunstancias inicialmente desagradables. Cuando las incongruencias conflictuantes nos
enfrentan a nuestro inadecuado e incompleto conocimiento del mundo, la risa demuestra
que podemos extraer placer y aprendizajes de esta situación. Parece haber una
incompatibilidad entre la risa y lo sublime. La risa encuentra placer al hacernos desistir de
tomar seriamente los peligros del mundo, mientras que el placer de lo sublime requiere una
superlativa seriedad. En La teoría de la Incongruencia de John Morreall hay una posible
explicación para esta diferencia.

La teoría de la Incongruencia de John Morreall


En su artículo "Funny Ha-Ha, Funny Strange, y Other Reacciones to Incongruence," John
Morreall ofrece una teoría que explica por qué reaccionamos con miedo a algunas clases
de incongruencia y con risa a otras. Cuando encontramos incongruencias en el mundo,
podemos tener tres tipos de reacciones. La primera es una experiencia negativa, con
emociones como el miedo, la angustia, el disgusto y la tristeza. La segunda es el
desconcierto. La tercera es el goce humorístico. Ya que la incongruencia es una aparente
desviación de "la forma en que se supone que son las cosas," es un signo de que nuestro
conocimiento de la estructura del mundo es deficiente, y de que consecuentemente nuestra
habilidad para navegar por el entorno está en peligro. Vivir con ciertas clases de
incongruencias no resueltas tiene una valor negativo. La emociones negativas y la
perplejidad son reacciones que nos motivan a resolver las incongruencias, mientras que el
goce humorístico nos permite persistir en las incongruencias que no son inmediatamente
peligrosas para nosotros.

Las reacciones emotivas negativas frente a la incongruencia nos impelen a recuperar el


control sobre nuestras circunstancias inmediatas. Por ejemplo, cuando sentimos miedo,
nuestros cuerpos experimentan ciertos cambios fisiológicos que nos motivan a huir del
peligro, a pelear contra él, a cubrir nuestro rostro, etc. Todas esas reacciones sirven para
darnos algún control sobre lo que pasa nos permite evitar o minimizar los daños. Incluso
emociones como la tristeza tienen este elemento práctico. En la tristeza, la funciones
corporales se ralentizan y nos apartamos de las situaciones que nos causan dolor,
dejándonos tiempo para recuperar y recuperar el control sobre nuestras vidas. Las
emociones negativas, entonces, tienen una función positiva, práctica pues nos motivan a
recuperar el control sobre el mundo cuando se escapa de nuestro comando.

La perplejidad es una reacción frente a la incongruencia que comparte muchas


similaridades con las respuestas negativas emotivas. Cuando estamos perplejos por una
situación, experimentamos una clase de tensión y de dificultad. Sin embargo, a diferencia
de las emociones negativas, la perplejidad se refiere a nuestra comprensión del mundo, y no
al mundo mismo, que quisiéramos que fuera diferente. Nos asalta un deseo de "asimilar la
realidad" cuando estamos perplejos ante situaciones incongruentes que no se ajustan a
nuestra comprensión del mundo. En este impulso hacia la asimilación, nos esforzamos por
incrementar nuestro control para ser capaces de anticipare y predecir eventos. Tratamos de
relacionar lo no familiar con lo familiar, en consecuencia de incrementar nuestra
comprensión, nuestro conocimiento y dominio de la realidad.

Los cases de reacción negativa emocional y de malentendidos, entonces, comparten tres


rasgos comunes:

1. En ambos hay incomodidad acerca de una situación.

2. En ambos cases esta incomodidad equivale a una pérdida de control.

3. Ambas reacciones motivan una reacción contra el cambio de la situación.

Hay una tercera reacción que tenemos frente a la incongruencia. Es lo que Morreall llama
"diversión humorística". A diferencia de las reacciones recién mencionadas, con la
diversión humorística no está asociada la incomodidad, ni la sensación de pérdida de
control, o un deseo de cambio activo. La diversión humorística es acompañada por
sentimientos de placer y por el deseo de prolongar el contacto con la incongruencia.
Morreall sugiere que el énfasis en el análisis de chistes verbales o gráficos ha provocado
que muchos psicólogos asumieran que en la resolución de la incongruencia (casi siempre
en el remate del chiste) reside la diversión humorística. Señala que sucede todo lo contrario,
que hay muchas instancias en que la incongruencia no resuelta también produce diversión
humorística en ciertos chistes verbales o gráficos y hasta en la vida real. ¿Cómo podría
haber placer en la Incongruencia no resuelta?

La respuesta que da Morreall es que hay un valor adicional en "nuestra tendencia a buscar
alteraciones en la información cognitiva que recibimos." (22) Esta clase de alteraciones
moviliza nuestra curiosidad acerca del mundo, dando por resultado la habilidad para
adaptarnos y sobrevivir. Las situaciones incongruentes que no producen emociones
negativas o perplejidad son ocasiones para experimentar goce humorístico porque son
noveles y no amenazan nuestra supervivencia física o nuestras creencias generales acerca
de la estructura del mundo. El goce humorístico no motiva a persistir en nuestra
contemplación de ciertas clases de situaciones noveles, estimulando nuestra habilidad para
vérnosla con la novedad y preparándonos para encuentros con otros tipos de incongruencia
amenazante.

Esta caracterización está en sintonía con todo lo que venimos comentando acerca de la risa
humorística, y también sugiere una simple y plausible explicación de lo sublime La teoría
de Morreall sostiene que los estados negativos emocionales sirven para motivar a los
humanos a la acción y a vérselas con incongruencias peligrosas del entorno. Si abro una
puerte y me encuentro con una King Cobra enroscada, lista para dar el golpe, mi reacción
frente a la situación inesperada es sentir miedo y huir. Mi miedo me motiva a actuar de
forma tal que pueda seguir con vida, y quizás aprenda a ser más cauto cuando abra una
puerta en el futuro.

Imaginemos una situación en la que sienta miedo debido a una incongruencia entre mi
propia pequeñez y el poder amenazante de una tormenta eléctrica tremenda. Mi instinto
puede ser el de huir o el de defenderme, pero en esta circunstancia tales cursos de acción
son inútiles. Soy incapaz de huir o de ayudarme. Nada de lo que haga me devolverá el
control sobre el fenómeno meteorológico, y por eso la única opción que tengo es esperar
que se disipe la tormenta. En tales circunstancias, las reacciones negativas emocionales
pueden hacernos desear que podríamos cambiar las condiciones, pero que la naturaleza de
la situación haces que tal cambio sea imposible.

Ahora bien, solo tenemos pocas opciones en circunstancias como esta. La primera opción
es dejar que mi temor se desarrolle hasta tal punto intolerable que experimente el terror de
una respuesta fóbica. Pero esto equivale a experimentar un forma de brote mental; una
condición extrema. También podría pasar de largo y permanecer inconsciente, evitando el
miedo pero quedando vulnerable e incapaz de oportunidades para escapar. Mi opción final
es intentar obtener placer al entrar en confrontación con un a situación terrorífica. Lo único
que puedo hacer es cambiar mi respuesta subjetiva al fenómeno en cuestión, y por eso para
ejercer esta opción, es preciso que domestique mi miedo para obtener placer. La
experiencia de lo sublime es resultado de esta lucha por encontrar placer en circunstancias
de debilidad en la que otras opciones psicológicas son completamente indeseables.

Esta forma de conceptualizar lo sublime explica tanto sus similaridades como sus
diferencias con el humor. La risa humorística y lo sublime son reacciones provocadas por
la incongruencia. La risa humorística resulta cuando confrontamos incongruencias no
amenazantes. Ya que estas incongruencias no representan para nosotros, persistir en ellas
estimula la mente, crea placer y promueve nuestra habilidad para vérnosla con otras, quizás
más amenazantes, y que en el futuro el mundo podría depararnos. El placer de lo sublime,
por otra parte, resulta cuando confrontamos incongruencias amenazantes contra las cuales
estamos completamente indefensos. Normalmente, las emociones negativas nos provocan
huir o enfrentar los objetos de nuestro temor. Pero cuando confrontamos con objetos
sublimes, estamos completamente sobrepasados y nos sentimos incapaces de cambiar
nuestra situación. La única opción positiva en tales circunstancias es reorientarnos hacia el
mundo de acuerdo con el principio de placer, más que de acuerdo con el principio de
realidad. La experiencia de lo sublime es, así, el último medio de extraer placer de un
mundo que nos ofrece nosotros dolor.

La naturaleza de la incongruencia humorística y sublime explica por qué el humor se asocia


con sentimientos de superioridad y desprecio, mientras que lo sublime se asocia con
sentimientos de respeto y sobrecogimiento. Las incongruencias no amenazantes, como
presentan los chistes y la comedia, nos hacen sentir superiores y elevados porque: 1. No
ponen en peligro nuestro bienestar físico. 2. No ponen en peligro nuestras creencias
generales acerca del mundo. 3. Los chistes con remates nos dan la oportunidad de ejercitar
nuestro poder de " asimilación de la realidad " enfrentando posibilidades inesperadas. 4. La
comedia nos da la oportunidad de ejercitar nuestra capacidad interpretiva cuando elegimos
ver una situación como cómica en lugar de impúdica. Estas cuatro cualidades nos producen
un sentimiento de poderío y de invulnerabilidad frente a las sorpresas no amenazantes del
mundo.

Incongruencias tremendamente amenazantes, como las que aporta la experiencia de lo


sublime, crean sentimientos de respeto y sobrecogimiento porque: 1. plantean alguna
amenaza a nuestro bienestar físico o, 2. plantean una amenaza nuestras creencias generales
acerca del mundo. 3. Amenazándonos con hacernos daño, estamos imposibilitados de to
defendernos excepto a través del ejercicio de nuestra capacidad interpretiva. 4. En el
ejercicio de nuestra capacidad interpretiva descubrimos, como señala Kant, que finalmente
somos capaces de extraer placer de la amenaza de la naturaleza a nuestro bienestar.
Sentimos respeto y sobrecogimiento para con el enemigo que nos empuja hacia el extremo
de nuestro potencial.

La representación artística de la Incongruencia humorística y de lo sublime ha producido


enriquecedoras y nobles obras de arte. En la comedia y la tragedia hay ejemplos de intentos
artísticos por representar la confrontación humana con los peligros grandes y pequeños del
mundo.

Nietzsche, la risa, la tragedia y el Eterno Retorno


La primera obra de Nietzsche', El nacimiento de la Tragedia , fue un intento por analizar el
desarrollo de la tragedia griega en términos de las pulsiones antagónicas de lo apolíneo y lo
dionisíaco. estas pulsiones, en efecto, son útiles para analizar la estructura de la
interpretación y la relación entre lo humorístico y lo sublime.

Nietzsche sostuvo que todo arte era un intento por representar la naturaleza dionisíaca del
mundo subyacente. Pero esto coloca al artista en una situación paradójica, pues lo
dionisíaco resistes la imposición de formas o de estructuras. Es el delirio y el caos de la
naturaleza, la destrucción del principio de individuación, lo que caracterizas a Dionisos. El
arte, sin embargo, requiere la imposición de forma, individuación y estructura. Por ende, el
artista debe procurar la ayuda de Apolo en sus creaciones. Lo apolíneo es la pulsión por
representar y organizar la realidad de modo que persistamos en la contemplación del
producto de la interpretación. El artista está, consecuentemente, prisionero para siempre de
los poderes rivales de Apolo y de Dionisos, sacudido por la necesidad de representación y
la fuerza de pulsiones energéticas.

La comedia y la tragedia, como formas de representación artística, comparte una


motivación común. Intentan representar lo dionisíaca, pero enfatizan diferentes aspectos de
su naturaleza. Por un lado, Dionisos es terrible. Corporiza dolor, crueldad, agonya y la
disminución de lo individual en la nada". La musica dionisíaca en particular excita pavor y
terror". (23) Su disonancia disuelve a los individuos en el magma de la naturaleza,
sobreponiéndose a ellos y aniquilándolos. Por otro lado, Dionisos es absurdo. Materializa el
deleite sin fin del juego y la acción. Lo terrible y lo absurdo son una sola cosa en Dionisos,
pero en el arte pueden ser distinguidos, moderados y representados en una forma que los
espectadores pueden soportar. La tragedia nos brinda un placer sublime que modera el
terror a la naturaleza mientras que la comedia nos ofrece el placer del absurdo.

En los personajes de la comedia, el ridículo, las acciones auto importantes de la gente


abyecta son representados como incongruentes con la comprensión de la audiencia acerca
de la conducta apropiada. La audiencia en un comedia se siente superior a los personajes de
la escena porque se sabe que hay datos o conocimientos que los personajes no comparten.
La conducta ingenua de Sócrates en Las nubes de Aristófanes, por ejemplo, nos hace reír
porque los dichos pretenciosos del filosofo revela su falta de sentido común, que el resto de
nosotros comparte. El Sócrates de Aristófanes cree haber resuelto el conflicto entre Apolo
y Dionysos, pero su seriedad y la forma en que invoca la son inapropiadas según lo que
sabemos, y cuando reímos, reímos at de esta incongruencia no amenazante. Encontramos
placer absurdo en esta descripción del ridículo.

Entre los personajes trágicos, destacan los tipos nobles, pero se trata de una nobleza que no
los salva de estar sometidos al destino. La incongruencia representada en la tragedia es que
aun los mayores esfuerzos de los hombres superiores resultan inadecuados para oponerse a
los designios de la naturaleza. La tragedia nos muestra que "lo mejor y los más elevado que
los hombre en pueden obtener, se consigue por el crimen, y entonces deben afrontar sus
consecuencias, es decir, un carga entera de sufrimientos y pesares con los que las
divinidades ofendidas deben recompensar la ennoblecedora carrera del hombre."En la
tragedia, aun las divinidades están gobernadas por la naturaleza y la necesidad, y el placer
de lo sublime que alcanza un espectador del drama consiste en sentimiento terrorífico de
nuestra colectiva vulnerabilidad frente al cosmos.

Comedia y Tragedia, entonces, nos permiten mantener una representación de la “verdad” de


la naturaleza " "Esta verdad es similar en esencia a "la maravillosa significación de la
disonancia musical." (25) La tensión musical no resuelta es un espejo director de la
naturaleza, y al confrontar con ella enfrentamos la incongruencia entre Apolo y Dionisos.
Este contraste es constantemente reflejado en la falta de armonía entre el mundo y nuestras
representaciones, pero alienta a los humanos hacia la proeza de los artistico y la grandeza
interpretiva.

La obra de Nietzsche nos ayuda a verla profunda conexión que hay entre el humor y lo
sublime. Aunque Nietzsche sostiene que la comedia es una " forma degenerada de la
tragedia," en sus obras posteriores, especialmente en Así Hablaba Zarathustra y en La
gaya ciencia , abandona esta posición y reconoce en la risa humorística un medio poderoso
para sobrepasar la desesperación y el resentimiento hacia el mundo. Al terminar el Libro
Tercero de Zarathustra , articulando con la doctrina del Eterno Retorno, el mismo,
Zarathustra proclama:

"...pues en la risa todo lo que es malo viene en conjunto, pero es pronunciado sagradamente
y es absuelto por su propia dicha; y si es mi alfa y omega, todo aquellos que es pesado y
grave debería llegar a ser ligero; todo aquello que es cuerpo, bailaría; todo aquello que es
espiritu,m se convertiría en pájaro -- y ese es mi alfa y omega: Oh ¿cómo debería desear la
eternidad y el anillo nupcial de los anillos, el círculo de la repetición ?" (26)

Conclusion

La forma en que Nietzsche celebra la risa en sus obras posteriores estuvo motivada por el
mismo impulso que motivó su concepto de tragedia. En la risa vio un poder que nos
permite persistir en la contemplación de las incongruencias de la vida. Sin embargo, hay
una diferencia entre el placer de lo sublime que produce la tragedia, y el placer de la risa
que eleva a la humanidad por encima de los peligros del mundo. Desde esta elevada
posición, los humanos pueden afirmar y extraer placer en todo aquello que alguna vez
pareció terrible, deseando que todo lo que haya ocurrido debiera ocurirr de nuevo
exactamente y del mismo modo. Esta afirmación de eventos más dolorosos y perversos es
el antídoto final al nihilismo. El placer de la risa es el signo más alto de la satisfacción
espiritual.

Las obras de Nietzsche iluminan la conexión entre el humor y lo sublime. En la lucha entre
Dionisos y Apolo, la interpretación artística es entresacada del delirio y del orden, dando
una articulación a las incongruencias que subyacen a la vida. Cuando debemos enfrentar
estas incongruencias, tomamos conciencia de lo limitado de nuestro conocimiento y de
nuestras fuerzas. Sin embargo, esta necesidad no es dolorosa. El placer de lo sublime nos
permite, según Kant, "llegar a ser conscientes de nuestra superioridad con respecto a la
naturaleza." La risa humorística es el síntoma de esta superioridad. Lo sublime, asociado
con el sobrecogimiento y el respeto, incluso tiene el sabor de la sumisión a la naturaleza. La
risa humorística, por otra parte, es rebelde e impertinente. rechaza la realidad en favor del
placer a cualquier costo.

La incongruencia más profunda es el contraste entre lo individual y la eternidad. Si es


posible aceptar esa división como no amenazante, la experiencia de esta incongruencia será
acompañada por la risa.

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