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Clínica de adultos.

Parcial: Psicoanálisis e investigación

Unidad 1: El psicoanálisis como praxis


FREUD: 1° CONFERENCIA. INTRODUCCIÓN

PSA es una modalidad de tto médico de pacientes neuróticos.


En medicina, cuando sometemos a un enfermo a una técnica médica que le resulta nueva, por
regla general restamos importancia a las dificultades y le damos optimistas seguridades acerca
del éxito del tratamiento.

Cuando tomamos a un neurótico bajo tratamiento psicoanalítico procedemos de otro modo. ​Le
exponemos las dificultades del método, su prolongada duración, los esfuerzos y los
sacrificios que cuesta y, en lo referido al resultado, le decimos, nada podemos asegurarle:
eso depende de su conducta, de su inteligencia, de su docilidad, de su perseverancia.

Dificultades del psicoanálisis​:


1°) ​están las de la instrucción, las de ​la enseñanza del psicoanálisis​.
En la enseñanza médica se han habituado ustedes a ver: anatomía, hasta el agente de la
enfermedad en su estado aislado.
En el tratamiento analítico no ocurre otra cosa que un intercambio de palabras entre el
analizado y el médico​. El paciente habla, cuenta sus vivencias pasadas y sus impresiones
presentes, se queja, confiesa sus deseos. El médico escucha, empuja su atención en ciertas
direcciones, da esclarecimientos y observa las reacciones de comprensión o rechazo del enfermo.
Mediante palabras un hombre puede hacer dichoso a otro o empujarlo a la desesperación. Las
palabras despiertan sentimientos y son el medio universal con que los hombres se influyen unos a
otros. No despreciemos las mismas en el intercambio entre analista y pte. Es necesario que se
haya establecido un particular lazo afectivo con el médico.

En el análisis se toca lo más íntimo de su vida anímica, todo lo que él como persona socialmente
autónoma tiene que ocultar a los otros y, además, todo lo que como personalidad unitaria no
quiere confesarse a sí mismo.

No pueden ustedes, por tanto, ser los oyentes de un tratamiento psicoanalítico​. Sólo
pueden oír hablar de él y tomar conocimiento del psicoanálisis de oídas.
El psicoanálisis se aprende primero en uno mismo, por el estudio de la personalidad
propia​. ​Más lejos se llega si uno se hace analizar por un analista experto​, si se vivencian en
el yo propio los efectos del análisis.

2°) ​Se les ha enseñado a buscar un fundamento anatómico para las funciones del
organismo y sus perturbaciones​, a explicarlas de forma física y química, pero ni un fragmento
del interés de ustedes fue dirigido a la vida psíquica que, no obstante, corona el funcionamiento
de este organismo maravillosamente complejo. Desconfían del pensamiento psicológico, le
niegan carácter de cientificidad, y lo abandonan a los legos, a los filósofos, a los místicos. Es una
limitación para la actividad médica de ustedes, pues el enfermo les presentará primero, por regla
general, su fachada anímica.

3°)​ ​Por​ ​dos de sus tesis el psicoanálisis ultraja a todo el mundo.


La primera de estas: ​los procesos anímicos son inconscientes, y los procesos conscientes
son apenas actos singulares y partes de la vida anímica total​. Estamos habituados a
identificar lo psíquico con lo consiente.
La segunda: mociones pulsionales que no pueden designarse sino como sexuales
desempeñan un papel enormemente grande en la causación de las enfermedades
nerviosas y mentales​. Y ​esas mismas mociones sexuales participan en las más elevadas
creaciones culturales, artísticas y sociales del espíritu humano​.
La cultura fue creada a expensas de la satisfacción pulsional, los individuos que van ingresando
en la comunidad de los hombres repiten, en favor del todo, ese sacrificio de satisfacción pulsional.
Las mociones sexuales son sublimadas, o sea desviadas de sus metas sexuales y dirigidas hacia
otras, que se sitúan socialmente en un plano más elevado y ya no son sexuales. Pero las
pulsiones sexuales no quedan bien domadas, y en todo individuo subsiste el peligro de que sus
pulsiones sexuales se rehúsan a ese empleo. La mayor amenaza de la sociedad es que se
emancipen las pulsiones sexuales y regresen a sus metas originarias.

LACAN: PSICOANALISIS Y MEDICINA


(Intervención de Lacan en mesa redonda en el Colegio de Médicina)

Aborda un tema que nunca tuvo que tratar en su enseñanza, el del lugar del PSA en la medicina.
El lugar del psicoanálisis en la medicina es marginal, extra-territorial. Marginal, debido a la
posición de la medicina respecto del PSA, al que admite como una ayuda externa. Extra-territorial,
por obra de los psicoanalistas, quienes tienen sus razones para querer conservar esta
extraterritorialidad.

Quisiera hoy considerar ese lugar del psicoanálisis en la medicina desde el punto de vista del
médico y del rapidísimo cambio que se está produciendo en lo que llamaría la función del médico.
El médico siempre ha sido un hombre de prestigio y autoridad. Así el emperador Marco Aurelio
convocaba a Galeno para que le vertiese con sus propias manos la teriaca (​era un preparado
compuesto por varios ingredientes distintos de origen vegetal, animal, mineral). Galeno escribió
en su tratado que el médico en su mejor forma es también filósofo.

Las exigencias sociales actuales están condicionadas por la aparición de un hombre que sirve a
un mundo científico, con nuevos poderes de investigación. El médico se encuentra enfrentado con
problemas nuevos. Ya no tiene nada de privilegiado. Es el paso de la medicina al paso de la
ciencia, la medicina entró en su fase científica.
El médico es requerido en su función de científico fisiologista. ​¿Dónde está el límite en que el
médico debe actuar y a que debe responder?​ A algo llamado ​la demanda.
Este desarrollo científico inaugura y pone cada vez más en primer plano ese nuevo derecho del
hombre a la salud, que existe ya en una organización mundial.

En la medida en que la relación médica con la salud se modifica, donde la ciencia le brinda a
todos la posibilidad de ir a pedirle al médico su cuota de beneficios vemos dibujarse la dimensión
que llamo la ​demanda​. Es en el modo de respuesta a la demanda del enfermo donde está la
posibilidad de supervivencia de la posición propiamente médica.
Cuando el enfermo es remitido al médico, no espera de él simplemente la curación. Coloca al
médico ante la prueba de sacarlo de su condición de enfermo, lo que esto puede implicar que él
esté totalmente atado a la idea de conservarla. Viene a veces a demandar que lo autentifiquemos
como enfermo; en muchos otros casos viene para demandarles que lo preserven en su
enfermedad, que lo traten del modo que le conviene a él.
Esta dimensión es introducida para mostrar la ​falla estructural que existe entre la demanda y
el deseo. Cuando alguien nos pide algo, esto no es para nada idéntico, e incluso a veces es
totalmente opuesto a aquello que desea.
Falla epistemo-somatica​: ​efecto que tendrá el progreso de la ciencia sobre la relación de la
medicina con el cuerpo. El cuerpo con la posibilidad de ser enteramente fotografiado,
radiografiado, etc. Cuerpo analizado por la ciencia.

Un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo. La dimensión del goce
está excluida de la relación epistemo-somatica.
Tenemos dos puntos de referencia: la demanda del enfermo y el goce del cuerpo. Que son
diferentes.
Es la teoría lingüística la que puede dar cuenta de esta apercepción. ICC descubierto por Freud,
está estructurado como un lenguaje. El icc es extremadamente particularizado, variado de sujeto
a otro.
Hay un deseo porque hay ICC, es decir lenguaje que escapa al sujeto, y hay siempre a nivel de
lenguaje algo que está más allá de la CC, y es allí donde se sitúa la función del deseo.
El placer es una barrera al goce. Pues lo que yo llamo goce es siempre del orden de la tensión,
hay goce donde comienza a aparecer el dolor.
El deseo es el punto de compromiso, la escala de la dimensión del goce, lleva más lejos el nivel
de la barrera del placer.

LACAN: SEMINARIO 11 La Excomunión

Habla de los fundamentos del PSA. Lacan durante 10 años dictó un seminario dirigido a
psicoanalistas. Renunció a esa función debido a acontecimientos sucedidos dentro de la sociedad
psicoanalítica, la misma que le había otorgado dicha función.

¿Qué es el PSA? ¿Cuales son sus fundamentos? ¿Qué lo funda como praxis?
Se interroga acerca del PSA, en relación a la ciencia y a la religión.
Su enseñanza ha sido sometida por la IPA a una censura.
Excomunión lo relaciona con la posición que estuvo durante 2 años, en donde le estaban
negociando colegas y alumnos.
Crítica a las sociedades psicoanalíticas, como la IPA, que tratan de estandarizar y normativizar
todo (que sea para todos igual, como las reglas freudianas en consejos al médico). Cuando en
realidad la experiencia PSA no se trata de estándares sino de lo más particular y singular del
sujeto en el análisis.

Psicoanálisis didáctico, praxis que busca establecer, publicar, las metas, límites y efectos. Se
trata de saber qué puede, qué debe esperarse del PSA y qué ha de certificar como freno y aun
como fracaso. Reglas, técnicas para enseñar a otros PSA.

No hay un ser analista, sino que se habita una posición de analista y es necesario pasar por la
propia experiencia analítica.

La praxis del PSA brinda al hombre la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico.
A lo real no le falta nada, le falta en la medida que lo simbólico destaca la falta en lo real. Cuando
lo simbólico dice “ahí falta algo por estructura” es que uno intenta dar una respuesta por lo
simbólico.
La religión viene a darle un sentido a la falta estructural, trata de llenarlo con sentidos. En cambio
el PSA no va del lado del sentido, sino de la producción de sentido, y esta no queda del lado del
analista, sino del analizante. Es el analizante el que trabaja, el que despliega la subjetividad, el
que trae los stes, los asocia, produce sdos. El analista puntúa con la interpretación e
intervenciones determinadas partes del discurso.
El analista se va adormeciendo en las explicaciones que da el analizante y debe con la
interpretación producir el despertar, la pregunta del origen.

El PSA no es investigación. El analista no busca, encuentra.

Reivindicación hermenéutica e ​ s la que investiga, la que busca la significación siempre nueva y


nunca agotada, pero amenazada de que la corte de raíz el que encuentra.
L “me interesa la hermenéutica para retomarla y diferenciarla de la interpretación que es lo que
tiene que hacer un analista”. Los analistas se confunden eso con la interpretación. En realidad la
interpretación va por otro lado.

El deseo del analista es un elemento central en la dirección de la cura y es novedoso con


respecto del campo de la ciencia, quién pregunta por el deseo del médico. Es una operación, una
función.

LACAN: Definición de clínica psicoanalítica

La clínica psicoanalítica: (1) es lo real en tanto que es lo imposible de soportar. (2) El ICC es a la
vez la huella y el camino por el saber que constituye; (3) haciéndose un deber: repudiar todo lo
que implica la idea de conocimiento.

(1)
(2) Vamos a ir a escuchar las formaciones del ICC, los tropiezos del discurso. No vamos a
escuchar al yo. No vamos por la vía de la cc.
(3) la idea de conocimiento es un saber cerrado. No caer en la idea de que el pte va a análisis
para “conocerse así mismo”. Podemos ubicar al síntoma también, es lo que más conoce de sí
pero sin reconocerse en ello.

Unidad 2: Síntoma y causalidad subjetiva


FREUD: CONFERENCIA 23 “El CAMINO DE FORMACIÓN DE SINTOMAS

Para los legos, los síntomas (psíquicos) constituyen la esencia de la enfermedad (psíquica), la
curación equivale a la supresión de los síntomas. Pero, tras eliminarlos, lo único aprehensible es
la capacidad para formar nuevos síntomas.
La persona se queja de que los realiza contra su voluntad y conllevan sufrimiento o displacer.
Implica gasto anímico y además, el que se necesita para combatirlos. Puede traer un
empobrecimiento de la persona en cuanto a energía anímica disponible y en efecto, una parálisis
para todas las tareas importantes de la vida.

Todos estamos enfermos, todos somos neuróticos, ya que las condiciones para la formación de
síntomas pueden pesquisarse también en las personas normales.

Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto psíquico alrededor de una nueva
modalidad de satisfacción pulsional​. Un fragmento de la personalidad sustenta ciertos deseos,
otro se defiende contra ellos. Sin un conflicto de tal clase no hay neurosis. Las dos fuerzas que se
han enemistado se reconcilian gracias al compromiso de la formación de síntoma. Por eso el
síntoma es tan resistente, está sostenido de ambos lados.
Una de las partes del conflicto es la libido insatisfecha, rechazada de la realidad, que ahora
tiene que buscar otros caminos para su satisfacción. Emprende el camino de la regresión
para satisfacerse dentro de una de las organizaciones ya superadas o por medio de uno de
los objetos que ya resignó antes. La libido es cautivada por puntos de fijación que ella ha
dejado en su desarrollo y que el yo, en su momento, se había protegido por represiones. La
líbido busca un drenaje para su investidura energética.
Si el yo no está de acuerdo con estas regresiones, se plantea un conflicto.
Cuando la libido inviste estas posiciones reprimidas se sustrae del yo y de sus leyes. Se acuerda
de tiempos pasados que fueron mejores. La libido transfiere su investidura a representaciones
que pertenecen al sistema ICC, y están sometidas a los procesos de allí: condensación y
desplazamiento.
La libido es perseguida por una “​contrainvestidura​” y la fuerza a escoger una expresión que
pueda convertirse al mismo tiempo en la suya propia. Así, el síntoma se engendra como un retoño
del cumplimiento de deseo libidinoso inconsciente, desfigurado.

La libido halla las fijaciones en las prácticas y vivencias de la sexualidad infantil, en las
pulsiones parciales y en los objetos resignados de la niñez. Hacia ellos revierte la líbido.
La fijación libidinal del adulto, que hemos introducido en la ecuación etiológica de las neurosis
como representante del factor constitucional, se nos descompone ahora, por tanto en otros dos
factores: la disposición heredada y la predisposición adquirida en la primera infancia:

​ Constitución sexual + Vivenciar infantil


(vivenciar prehistórico)

Predisposición por + Vivenciar accidental traumático


fijación libidinal (del adulto)

Neurosis​.
Vuelve a los puntos que había abandonado, pero a las que quedó adherida con ciertos montos,
vuelve a etapas más tempranas de la organización sexual. La libido de los neuróticos está ligada
a sus vivencias sexuales e infantiles. Estan son fundamentales para la vida de los seres humanos
y las enfermedades que contraen.

¿​Cómo encuentra la libido el camino de regreso hacia esos lugares de fijación? todos los
objetos y organizaciones de la libido no han sido resignados por completo. Ellos o sus
retoños son retenidos aún en las representaciones de la fantasía. La libido no tiene más
que volver a las fantasías para hallar el camino a cada fijación reprimida​.

Estas fantasías gozan de cierta tolerancia, y no se llega al conflicto entre ellas y el yo, mientras se
se cumpla una determinada condición.

A partir de esta regresión, las fantasías se vuelven exigentes y se orientan hacia la realización.
Esto hace inevitable el conflicto entre ellas y el yo. Son sometidas a la represión por parte del yo.
Desde las fantasías ahora inconscientes, la libido vuelve a migrar sus orígenes en el inconsciente,
hasta sus propios lugares de fijación.

La retirada de la libido a la fantasía es un estado intermedio del camino hacia la formación de


síntoma, que se denomina ​introversión​. La introversión designa el extrañamiento de la libido
respecto de las posibilidades de la satisfacción real, y la sobreinvestidura de las fantasías que
hasta ese momento se toleraban por inofensivas. Un introvertido no es todavía un neurótico, pero
se encuentra en una situación lábil, al menor desplazamiento de fuerzas desarrollará síntomas, a
menos que haya encontrado salidas a su libido estancada.
Los ​síntomas ​crean un sustituto para la satisfacción frustrada, lo hacen por medio de la regresión
de la libido a épocas anteriores, a estadios anterior del desarrollo en la elección de objeto o en la
organización. Periodos donde la libido era dichosa. El síntoma repite de alguna forma aquella
modalidad de satisfacción de su temprana infancia, desfigurada por la censura que nace del
conflicto, volcada a una sensación de sufrimiento. La modalidad de satisfacción del síntoma es
extraño​, irreconocible para la persona, que no lo siente como satisfacción sino como sufrimiento
y se queja de ella. Síntoma son medios de satisfacción libidinosa.

Por el análisis de los síntomas tomamos conocimiento de las vivencias infantiles en que la libido
está fijada y desde las cuales se crean los síntomas. Estas escenas infantiles no siempre son
verdaderas, en la mayoría no lo son (fantasías de los enfermos). Las fantasías poseen realidad
psíquica, por oposición a una realidad material. ​En el mundo de las neurosis la realidad psíquica
es la decisiva.
El yo del hombre es educado poco a poco para obedecer al principio de realidad. Debiendo
renunciar a diversos objetivos y metas. Pero siempre es difícil para el hombre la renuncia al
placer. Por eso se ha reservado una actividad del alma en que se concede a todas estas fuentes
de placer resignadas una supervivencia, una forma de existencia que las emancipa de la realidad.
Ahí tiene permitido pulular y crecer, hasta lo dañino.

FREUD: INHIBICIÓN, SINTOMA Y ANGUSTIA Capítulo I

Inhibición se diferencia del síntoma. El 1° no necesariamente designa algo patológico, sino que
solo puede ser una limitación normal de una función. El 2° refiere a un proceso patológico.

I: se pueden indagar las funciones del yo para averiguar dónde está la perturbación. Puede ser l
función sexual, la alimentación, la locomoción, el trabajo profesional.
La I puede despertar angustia en el sujeto.

I: ​expresa una limitación funcional del yo​, ​que puede tener muy diversas causas. ​Son
limitaciones de las funciones yoicas​, sea por precaución o a consecuencia de un
empobrecimiento de energía. ​La diferencia con el síntoma, es que este último no puede
describirse como un proceso que suceda dentro del yo o que le suceda al yo.
Hay una renuncia del yo a la función para no tener que emprender una nueva represión, a
fin de evitar un conflicto con el ello.

Capítulo II

Síntoma: resultado de un proceso represivo, modalidad de satisfacción pulsional. Dicha represión


parte del yo, en general por encargo del SY. Se consigue que la representación de la moción
pulsional, que proviene del ello, no se haga consciente. El yo consigue inhibirlo o desviarlo. Esta
representación se conserva de forma ICC. El placer de satisfacción que sería de esperar se muda
en displacer.

A pesar de la represión, la moción pulsional ha encontrado un sustituto. Ya no es reconocible


como satisfacción

Capítulo III

El Yo es un sector del ello diferenciado, el yo es justamente el sector organizado del ello.


Si el acto de la represión ha mostrado la fortaleza del yo, al mismo tiempo muestra su impotencia
y el carácter no influible de la moción pulsional del ello. ​En efecto, el proceso que por obra de
la represión ha devenido síntoma afirma ahora su existencia fuera de la organización yoica
y con independencia de ella (goza de extraterritorialidad). El síntoma es un cuerpo extraño.
La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la
formación de síntomas. La lucha contra la moción pulsional encuentra su continuación en la lucha
contra el síntoma.

El yo es forzado a emprender un intento de restablecimiento o de reconciliación. El yo es una


organización, que aspira a la ligazón y unificación. El yo intenta cancelar la ajenidad y el
aislamiento del síntoma. Intenta ligarlo de algún modo a sí e incorporarlo a su organización.
Sobreviene una adaptación. ​Así el síntoma se fusiona cada vez más con el yo, se vuelve
cada vez más indispensable para este.

Nos es familiar ​como ganancia (secundaria) de la enfermedad ​en el caso de la neurosis. Tras
el intento del yo por incorporarse el síntoma. Cuando intentamos prestar asistencia analítica al yo
en su lucha contra el síntoma, nos encontramos con que estas ligazones de reconciliación entre el
yo y el síntoma actúan en el bando de las resistencias.

CAPÍTULO IV:

El pequeño Hans se rehúsa a andar por la calle porque tiene angustia ante el caballo. Esta es
nuestra materia en bruto.
La incomprensible angustia frente al caballo es el síntoma; la incapacidad para andar por la
calle, un fenómeno de inhibición, una limitación que el yo se impone para no provocar el
síntoma-angustia.

Después de escuchar más detenidamente, se trata no de una angustia frente al caballo, sino
frente al caballo que lo morderá.

En el curso analítico aparece la dimensión edípica, de celos y hostilidad hacia su padre, un


conflicto de ambivalencia, amor y odio a una misma persona. Su fobia tiene que ser un intento de
solucionar ese conflicto. Esta ambivalencia es muy frecuente, en general la corriente tierna se
refuerza y la otra desaparece, se reprime la hostilidad al padre.
Mientras se intentó pesquisar el origen de la ideal del caballo mordedor en análisis: Hans ha visto
rodar a un caballo y lastimar a un compañero de juegos con quien había jugado al caballito.
Permitió construir en Hans una moción de deseo, la de que ojalá el padre se cayese, se hiciera
daño como el caballo y la camarada. El deseo de hacer a un lado al padre, el deseo de eliminarlo
es la moción asesina del complejo de Edipo.
Se construye que odia al amo de la casa, más fuerte que él, y le gustaría verlo eliminado, la
consecuencia más natural es que tema la venganza de su amo, que su actitud frente a él sea la
de un estado de angustia. Hans está enamorado de su madre y mostrará angustia frente al padre.
La sustitución del padre por el caballo, este desplazamiento lo que se hace acreedor al
nombre de síntoma.
La moción pulsional reprimida es una moción hostil hacia el padre. Pero aparte, simultaneamente
ha sucumbido a la represión la moción pulsional y tierna al padre. Las dos mociones pulsionales
afectadas. Hans mediante la formación de su fobia se cancela también la investidura de
objeto-madre tierna. En Hans se trata de un proceso represivo que afecta a casi todos los
componentes del complejo de Edipo.

El motor de la represión es la angustia de castración. ​Por angustia de castración Hans resigna


la agresión hacia el padre, su angustia de que el caballo lo muerda puede decirse que el caballo
le arranque de un mordisco los genitales, lo castre. El contenido angustiante -ser mordido por un
caballo- es sustituto desfigurado del contenido “ser castrado por el padre”. Aquí la angustia crea a
la represión y no como opinaba antes, la represión a la angustia.

LACAN: SEMINARIO 10. CLASE IX PUNTO 3

El acting out se opone al pasaje al acto, presenta características que permiten aislarlo.
En el caso de homosexualidad femenina, mientras que la tentativa de suicidio es un pasaje al
acto, toda la aventura con la dama es un acting out. Mientras que la bofetada de Dora es un
pasaje al acto, todo su comportamiento paradójico con los K., que Freud descubre enseguida, es
un acting out.

El acting out es esencialmente algo, en la conducta del sujeto, que se muestra. El acento
demostrativo de todo acting out, su orientación hacia el Otro, debe ser destacado. ​En el
caso de la chica homosexual su conducta se exhibe ante los ojos de todos. ​El acting out se
dirige hacia el Otro.

En el acting out el deseo, para afirmarse como verdad, se adentra en una vía en la que sólo lo
consigue de un modo que llamaríamos singular. ​El acting out es la demostración, la
mostración,velada. ​Velada para nosotros, como sujetos del acting out, en la medida en que eso
habla, en la medida en que eso podría hacer verdad. Lo esencial de lo que es mostrado es aquel
resto, su caída, lo que caen en este asunto.
Entre el sujeto $, aquí Otrificado, en su estructura de ficción, y el Otro (A/), nunca del todo
​ s la libra de carne. Éste es el rasgo que siempre
autentificable, lo que surge es ese resto ​a, e
encuentran ustedes en lo que es acting out. (acting out como ​a ​minúscula o libra de carne)

acting out es un síntoma. El síntoma, también, se muestra como distinto de lo que es. Lo
demuestra el hecho de que debe ser interpretado, pero para eso se necesita la transferencia, o
sea, la introducción del Otro. Pero no llama a la interpretación como el acting out. ​El acting out
llama a la interpretación. El síntoma no es llamada al Otro, no es lo que muestra al Otro. El
síntoma, en su naturaleza, es goce revestido. No los necesita a ustedes, como el acting
out, se basta a sí mismo.

A diferencia del síntoma, el acting out es el esbozo de la transferencia. Es la transferencia


salvaje. No hay necesidad de análisis para que haya transferencia. Pero la transferencia sin
análisis es el acting out. El acting out sin análisis es la transferencia. Cómo la transferencia
salvaje se puede domesticar, cómo se hace entrar el elefante salvaje en el cercado.

La cuestión es saber cómo actuar frente al acting out. Hay tres posibilidades: se lo puede
interpretar, se lo puede prohibir, se puede reforzar el yo. Interpretarlo está condenado a tener
pocos efectos, cuando examinen de cerca el acting out advertirán que el sujeto sabe
perfectamente que lo que hace en el acting out es para ofrecerse a la interpretación de ustedes.
Interpretarlo es un callejón sin salidas. Prohibirlo es difícil, difícil decirse al sujeto “nada de acting
out”. Se prohíbe mucho más de lo que se cree. Se hacen muchas cosas para evitar los acting out
en sesión. Un reforzamiento del yo conduce al sujeto a la identificación con el yo del analista.
Lacan se opone a esto último.

LACAN: SEMINARIO 10. CLASE XXI PUNTO 1


La angustia reside en la relación fundamental del sujeto con el deseo del Otro.
El análisis siempre ha tenido como objeto el descubrimiento de un deseo.
En todo advenimiento del ​a en cuanto tal, la angustia aparece en función de su relación con el
deseo del Otro, pero su relación con el deseo del sujeto, ¿Cuál es? ​a no es el objeto del deseo
que tratamos de revelar en el análisis, es su causa.
Si la angustia señala la dependencia de toda constitución del sujeto respecto al A, el deseo del
sujeto se encuentra suspendido de esta relación por intermedio de la constitución antecedente de
a​. En todo síntoma esta dimensión se manifiesta.

Partiré del síntoma obsesivo para localizar la función ​a.​ ¿Qué nos presenta el obsesivo de su
posición? Es la obsesión o la compulsión. ​Haz esto o lo otro. Verifica que la puerta esté cerrada o
​ e no seguirla, ¿qué ocurre? El no seguimiento de esta línea despierta la angustia.
el grifo. D
La angustia aparece antes que el deseo, el deseo está oculto, y sabemos qué dificultades
tenemos para desenmascararlo, si es que lo conseguimos alguna vez.

El proceder analítico no parte del enunciado del síntoma tal como fue descripto, o sea, de acuerdo
con su forma clásica definida desde siempre (la compulsión, con la lucha ansiosa que lo
acompaña), sino del reconocimiento de que eso funciona así.
El sujeto tiene que darse cuenta de que eso funciona así. El síntoma solo queda
constituido cuando el sujeto se percata de él. ​El primer paso del análisis es que el síntoma se
constituya en su forma clásica, sin lo cual no hay modo de salir de él, porque no hay modo de
hablar de él, porque no hay modos de atrapar al síntoma por las orejas. ¿Qué es la oreja en
cuestión? Es lo que podemos llamar lo no asimilado del síntoma por el sujeto.
Para que el síntoma salga del estado de enigma todavía informulado, el paso a dar no es que se
formule, es que en el sujeto se perfile algo tal que le sugiera que ​hay una causa para eso. ​Tan
solo por este lado se rompe la implicación del sujeto en su conducta, y esta ruptura es la
complementación necesaria para que el síntoma sea abordable para nosotros.

el ​a ​que hemos definido como el resto de la constitución del sujeto en el lugar del Otro en tanto
que tiene que constituirse como sujeto tachado. La causa implicada en la cuestión del síntoma es
una pregunta, pero de la que el síntoma no es el efecto. Es su resultado. El efecto es el deseo.
Pero es un efecto único y bien extraño, porque él es el que nos explicará todas las dificultades
que ha habido para vincular la relación común entre la causa y el efecto.

Conferencia 28: La terapia analítica.


La transferencia es objeto del tratamiento. Para la finalización del tratamiento, la transferencia
misma debe ser desmontada.
El neurótico, según Freud, es aquel incapaz de gozar y de producir. De lo primero, porque su
libido no está dirigida a ningún objeto real, y de lo segundo porque tiene que gastar un gran monto
de su energía para mantener a la libido en el estado de represión.

La tarea del analista consiste en desprender libido de sus provisionales ligaduras sustraídas al yo,
para ponerla de nuevo al servicio de éste. Esta libido se encuentra ligada a los síntomas, que le
procuran una satisfacción sustitutiva. Por lo tanto es preciso apoderarse de los síntomas,
resolverlos. Para construir un síntoma en análisis es necesario incluirlo en una narración, es decir,
historizarlo, para que pueda surgir un punto de conflicto, para que en el discurso mismo aparezca
el sujeto dividido.
El analista debe “tirar” de lo no asimilado del síntoma, se sirve de esto para que le haga pregunta
al sujeto. El analista tira de los elementos que le hacen obstáculo al yo, aquello extraño que le
permite pesquisar la puesta en forma del síntoma, es decir, aquel conflicto que lo causo. El
síntoma siempre aparece con su conflicto una vez historizado.

Para solucionar los síntomas es preciso remontarse hasta su génesis, hasta el conflicto del cual
nacieron. El analista busca renovar este conflicto y llevarlo a otro desenlace con el auxilio de
fuerzas impulsoras que en su momento no estaban disponibles.

La libido, así como toda la resistencia contra ella, converge en la relación con el médico: la
transferencia se convierte en el campo de batalla en el que están destinadas todas las fuerzas que
se combaten entre sí. Los síntomas de esta manera quedan despojados de libido. En lugar de la
enfermedad propia del paciente aparece la de la transferencia. Se pasa de una neurosis salvaje a
una neurosis de transferencia, cuando la libido que se satisface en el síntoma, al producirse la
separación entre éste último y el yo, encuentra su satisfacción en un objeto. Sólo así puede
hablarse de síntoma analítico​, cuando la libido toma al analista como objeto, reemplazándose un
modo de satisfacción por otro.
Cuando la libido vuelve a ser desligada de ese objeto provisional ya no puede volver atrás a sus
objetos primeros, sino que queda a disposición del yo (a esto apunta el final de análisis).
El trabajo terapéutico se descompone en dos fases: en la primera, toda la libido es esforzada a
pasar de los síntomas a la transferencia, y en la segunda, se libra batalla en torno de este nuevo
objeto y se libera de él a la libido. El cambio decisivo para un buen desenlace consiste en que se
elimine el circuito de la represión de este conflicto renovado, de manera que la libido no pueda
sustraerse nuevamente al yo mediante la huida al inconsciente.

A partir de las vueltas alrededor de las fantasías, se puede llegar a la causa del síntoma.
El síntoma es un modo de satisfacción. Por eso no siempre es fácil para el sujeto renunciar al
mismo.

La posición del analista no es monótona, a diferencia de otras terapias sugestivas. EL ANALISTA


ESCUCHA LA DIFERENCIA EN LA REPETICIÓN. Hay una apertura a escuchar, no del lado
monótono, sino por el lado de la diferencia, de la novedad, lo actual. Esto tiene que ver con el
deseo del analista, con esto de encontrar la novedad.
El analista debe sostenerse en algún lugar, y este lugar, es el de la abstinencia.
La sugestión deja intacto al saber no sabido del sujeto respecto de sus modos de satisfacción.
El análisis produce nuevos modos de satisfacción que no sean neuróticos (en lo posible). No hay
modos estandarizados para posicionarse en el lugar del analista, no hay un modo de establecer la
transferencia, está sorprende.

Breve discurso a los psiquiatras (Lacan).


La ciencia deja por fuera algo del padecimiento subjetivo; introduce todo en la dimensión
de la escala, de la medición. Traduce el dolor en algo cuantificable, cuando en realidad el
dolor es subjetivo.
Fines del S.XIX: los psiquiatras consultaban a los psicoanalistas para comprender a sus
pacientes. Lacan plantea, por su parte, que hay algo que no va del lado de la comprensión
cuando se está en presencia del objeto de la psiquiatría: “el loco”, psicótico. A ese loco no
se lo comprende y se va en busca del psicoanalista, con la esperanza de que éste le brinde
una certidumbre, como si el psicoanálisis ayudara a comprender.
Lacan afirma que es completamente errado creer que sea en ese registro de la
comprensión que debe jugar el analista. Se debe cambiar de registro.
El PSA no es en absoluto una técnica cuya esencia sea prodigar la comprensión o
establecer entre el analizado y el analista un sentido. El PSA no va por la vía del
conocimiento, sino que por el contrario, trabaja con aquello que no se conoce, con lo que
no puede ser estandarizado ni medido.
El PSA consiste en descubrir que no somos transparentes a nosotros mismos. Si hay algo
que viene a remarcar, a poner de relieve, no es ciertamente el sentido, sino el sin-sentido
en donde se funda la existencia de numerosos hechos subjetivos. Si el psicoanálisis viene a
enseñar algo, no es del orden de la intersubjetividad del sentido, sino que se trata de una
experiencia de un orden totalmente diferente. Lo que se gana es que lo que se creía
comprender tan bien, justamente no se comprendía para nada.
Entre los seres hablantes está presente siempre la dimensión del malentendido. La
subjetividad aparece en el sin sentido y viceversa. Por el simple hecho de ser seres
hablantes y pasar por el lenguaje, algo está perdido desde el inicio, lo símbolico introduce
una falta en lo real, no somos seres completos. Somos hablados por un lenguaje, por Otro
que es el lugar del significante que nos marca y determina; el yo no comprende lo que
dice, no es éste quien habla y piensa, sino sus significantes. La marca del significante en el
sujeto deja un resto por fuera, denominado objeto a. El objeto de satisfacción de la
necesidad se encuentra perdido desde el inicio, al pasar por el campo del Otro,

instaurando así la dimensión del deseo. El efecto del lenguaje es un sujeto dividido, esta
es su función primera, un sujeto castrado, en falta, que nunca podrá encontrar un objeto
preciso para colmarlo, ya que éste se encuentra perdido para siempre. Este sujeto dividido
está en cierta relación con el objeto a. Este objeto a tiene como propiedad ser lo que hace
al deseo, es su causa. Este a está siempre demandado al Otro.
Lacan denomina a los locos, a los psicóticos, como los verdaderos hombres libres, no hay
demanda del a, ya que él tiene su propio a. No se sostiene en el lugar del Otro, por el
objeto a: el a, él lo tiene a su disposición. Es verdaderamente libre, en este sentido es de
cierto modo este ser de irrealidad, esta cosa absurda. No posee una medida fálica que lo
regule.
Es por eso, que en cuanto a la psicosis, es totalmente decisivo que para concebir lo que es,
lo que corresponde al “loco”, hay que tener en cuenta que quien se planta en su
presencia, en la posición del psiquiatra, está quiera o no, concernido. Este “estar
concernido” toma la forma de la angustia. Esta angustia, por el solo hecho de que se
presenta “sin objeto” muestra bien que ahí hay otra cosa que la dimensión afectiva. Se
trata de una relación con un objeto ausente, lo que determina un sujeto incompleto,
dividido. El analista en el análisis con un psicótico es quien se presenta como un sujeto
dividido: $. Con su propia angustia rellena la realidad del analizante psicótico. Esto es
diferente a lo que sucede en un análisis con un neurótico, en donde el analista no se
presenta como dividido sino como objeto, no muestra la angustia sino que viene a
mostrar la barra del analizante. En la psicosis, quien queda en el lugar del objeto a es el
paciente. El psicoanalista toma el lugar de un secretario, guarda los secretos del analizante
psicótico y a su vez lo organiza, es quien está a su lado y le marca aquello que tiene que
hacer, no para imponer un orden de realidad sino para organizar al sujeto. Introduce una
alternativa ante la lógica que se le impone.

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