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Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 45-68
Mirar, escribir y dibujar: ejercicios de paisaje en la experiencia
46 viajera naturalista y en la apertura de caminos durante el siglo XVIII
Abstract
This essay evaluates the perception of nature and the construction of lands-
capes through an approach to three interrelated activities: looking, writing
and drawing. The first two practices were part of the experience of Miguel
de Santisteban as a naturalistic traveler, who journeyed through several
locations of the Nuevo Reino de Granada between 1740 and 1741, and
left a diary as a testimony of his trips, observations and sensations. On the
other hand, drawing as well as looking and writing were practices present in
two bureaucratic processes concerning the construction of a road between
Antioquia and Chocó towards the end of the 1790’s. Carlos María Freire de
Andrade, chief magistrate of Beté and Beberá, and Juan Pablo Pérez de Ru-
blas, merchant of the city of Antioquia, produced not only written documents
but also two images, each bringing together a map and a landscape. In these
documents they give an account of their vision of nature and the landscape
that prevailed in the region, as they perceived it according to their economic
interests and cultural convictions. Santisteban and Pérez de Rublas, looked
at in retrospective, shared ideas about nature imbued by modern naturalism,
the Enlightenment and the set of reformist Bourbon ideas, while Freire de
Andrade articulated opposite vernacular traditions about the same subject.
This essay seeks to reveal the importance of looking, writing and drawing in
the construction of landscapes, at the same time as it analyses the coexistence
of different perceptions of nature that constituted the components giving life
to those landscapes in the 18th century.
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Edgardo Pérez Morales 47
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Sede Ecuador. Para la segunda parte del e interacción de dichos elementos en los
artículo, me he apoyado en mi partici- contextos abordados, este artículo habrá
pación en un proyecto de investigación alcanzado su objetivo.
financiado por la Dirección de Inves-
tigaciones de la Universidad Nacional Mirando y escribiendo:
de Colombia, Sede Medellín, entre los ejercicios de paisaje en la
años 2003 y 2005. La presente reflexión experiencia viajera
incorpora nuevas fuentes, particular-
mente material iconográfico, e inserta Durante el siglo XVIII, tanto en
elementos de análisis cuya integración Europa como en América, se consolidó
con los hallazgos y perspectivas anterio- una particular práctica de viajar con el
res permite una ecuación investigativa expreso objetivo de entrar en contacto
cuyos factores esenciales son natura- con la realidad y conocerla de prime-
leza, paisaje, cultura e historia. Si el ra mano. Las raíces de esta práctica
lector alcanza a percibir la complejidad pueden datarse en el siglo XVI con
personajes como Michel de Montaigne
y los cronistas de Indias, quienes sin
Pérez Morales, Edgardo, Naturaleza, paisaje y duda ocupan un importante lugar en
sociedad en la experiencia viajera. Misioneros y esta etapa antecedente. Ahora bien, las
naturalistas en América Andina durante el siglo ideas y prácticas en torno al estímulo
XVIII, Tesis de Maestría en Estudios de la Cultura,
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, de la curiosidad y el escepticismo du-
Quito, 2007. El proyecto de investigación desarro- rante el siglo XVII y la práctica de la
llado entre 2003 y 2005 y dirigido por el profesor ciencia moderna durante la Ilustración,
Orián Jiménez Meneses, fue un estudio que integró
tres variables -las técnicas, las rutas y los caminos-
generaron las condiciones para que
al proceso histórico de configuración territorial emergiera un nuevo tipo de viaje duran-
y sociocultural de la provincia de Antioquia, en te el siglo de las luces. En el caso de la
el occidente del Nuevo Reino de Granada, entre investigación naturalista, la observación
mediados del siglo XVI y mediados del siglo XIX.
Como resultado de tal proyecto (cod. 20201004559) sobre el terreno se consolidó como una
se entregó un informe final a comienzos del año necesidad metodológica, y por ello fue
2005, acompañado de una base de datos de fuentes crucial viajar y apoyarse en la escritura
de archivo y una base de datos cartográfica, y se
publicó una obra colectiva a fines del mismo año.
para tomar datos, asentar referencias y
Jiménez Meneses, Orián, et al., Caminos, rutas y dejar testimonios de lo visto, lo tocado,
técnicas: huellas espaciales y estructuras sociales lo probado y lo experimentado. El viaje
en Antioquia, Medellín, Universidad Nacional de
ilustrado dio sus primeros pasos con
Colombia, 2005. Mi contribución a dicha obra,
titulada “Países, paisajes y caminos. Metáforas personajes como Miguel de Santiste-
culturales y percepciones diversas. 1776-1853”, ban y tuvo entre sus más conspicuos
en pp. 239-278. Deseo agradecer la asesoría del representantes a Charles Marie de La
profesor Guillermo Bustos durante mis estudios de
Maestría y como tutor de tesis, y las orientaciones y Condamine, José Celestino Mutis, José
colaboración del profesor Orián Jiménez Meneses de Bustamante, Hipólito Ruiz y Ló-
y de mis compañeros Juan David Montoya y Juan pez, José Antonio Pavón, Josef López
Sebastián Gómez Gonzáles durante el proyecto de
investigación sobre caminos, rutas y técnicas.
Ruíz y Francisco José de Caldas. Cabe
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anotar que los viajeros no naturalistas no sólo los animales, las plantas y los
de aquella época, incluyendo algunos accidentes geográficos fueron objeto de
misioneros, también tuvieron como observación, descripción e inscripción
obligado punto de referencia el entorno sino también el conjunto de éstos en su
natural recorrido. relación y mutua interacción con los
seres humanos, tal como se podía captar
Los testimonios escritos de estos con el ejercicio de la mirada, es decir, en
viajeros (diarios generales, diarios de paisajes específicos que se ven y luego
observaciones, relaciones y memorias) se describen por escrito. Es por ello que
conocidos hoy como literatura de via- por paisajes se entienden aquí unidades
jes, son sólo parte de una experiencia bilaterales en las cuales se conjugan
más amplia, la experiencia viajera, formas integrantes y dependientes que
pues antes, durante y después del viaje son registro tanto de lo geoecológico y
y de la misma escritura, tenían lugar ambiental como de lo cultural y social.
acciones corporales y mentales en cuya Así, en el paisaje la interacción socie-
ausencia los textos escritos no hubiesen dad-naturaleza es definitoria, y es ello
cobrado existencia. En este contexto, precisamente lo que interesaba a los
naturalistas y a los implicados en los
Gómez De La Serna, Gaspar, Los viajeros de la procesos de apertura de caminos estu-
Ilustración, Madrid, Alianza, 1974; Mörner, Mag- diados en este artículo.
nus, “Los relatos de viajeros europeos como fuentes
de la historia latinoamericana desde el siglo XVIII El primer protagonista de esta
hasta 1870” [1982], en: Mörner, Magnus, Ensayos
sobre historia latinoamericana. Enfoques, concep- reflexión es el naturalista panameño
tos y métodos, Quito, Universidad Andina Simón educado en Lima, don Miguel de Santis-
Bolívar, Corporación Editora Nacional, 1992, pp. teban (ca. 1691-1776), en cuyo caso es
191-240; Balseca, Fernando, Of Languages With-
out Vowels, Rats in the Living Rooms, and Other
Hardships on the Tropics: Cultural Representations
of Eighteenth-Century Travelers and Scientists in ejemplo, por una colección de artefactos de especial
Ecuador, Master of Arts Thesis, Department of relevancia para un arqueólogo o un etnólogo, tal
Liberal Arts, Emory University, 1990; Pratt, Mary como es evidente en el trabajo de Pascal Riviale,
Louise, Ojos imperiales. Literatura de viajes y Los viajeros franceses en busca del Perú Antiguo
transculturación [1992], Buenos Aires, Universidad (1821-1914) [1996], Lima, Instituto Francés de
Nacional de Quilmes, 1997; burke, Peter, “The Phi- Estudios Andinos, Pontificia Universidad Católica
losopher as Traveler: Bernier’s Orient”, en: Elsner, del Perú, 2000.
Jaś y Rubiés, Joan-Pau, Voyages & Visions. Towards
a Cultural History of Travel, Londres, Reaktion Sauer, Carl O., “La morfología del Paisaje”, en:
Books, 1999, pp. 124-137. University of California publications in Geography,
Vol. 2, No. 2, 1925. Traducción de Guillermo Castro
Ortega Cantero, Nicolás, “La experiencia viajera H. http://www.colorado.edu/geography/giw/sauer-
en la Institución Libre de Enseñanza”, en: Gómez co/LaMorforlogiaDelPaisaje.doc; Duncan, James,
Mendoza, Josefina, et al., Viajeros y paisajes, “Paisaje”, en: Johnston, R. J., Gregory, Derek y
Madrid, Alianza, 1988, pp. 67-88; Pérez Morales, Smith, David M. (Eds.), Diccionario Akal de Geo-
Edgardo, Naturaleza, paisaje y sociedad en la grafía Humana, Madrid, Akal, 2000, pp. 425-426;
experiencia viajera, Op. cit. El testimonio de la Cosgrove, Denis, “Paisaje cultural”, en: Johnston,
experiencia viajera no necesariamente tiene que R. J., Gregory, Derek y Smith, David M. (Eds.),
ser escrito, pues el mismo puede constituirse, por Op. cit., pp. 426-428.
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y describirse con temor, miedo o pre- una esfera que combina la idea de un
vención, dichas sensibilidades dieron público “tradicional” de caminantes que
paso a la contemplación admirativa, a necesitan información empírica para
la interacción espontánea con el medio tener éxito en sus viajes, y la idea de un
y a un recuerdo agradable: público de naturalistas que puede hacer
uso de la información y observaciones
Como a dos leguas, corre el
camino sobre el pequeño río de registradas en el diario con el fin de
Zárate que poco después se hace construir, constatar o refutar conoci-
navegable; en la distancia de una mientos sobre el mundo natural. De
legua lo pasamos 23 veces por hecho, una copia manuscrita del diario
vados de cascajo y arena. Todo perteneció al naturalista Charles Marie
el camino es delicioso por los de La Condamine15.
bosques claros y sombríos que se
interponen. En este sitio en que La anotación sobre el camino a ori-
hicimos noche, y se aparta a la llas del río Zárate, hecha en la última
izquierda del camino real como etapa del viaje, después de haber pasado
media milla y no se registran por la ciudad de Barquisimeto, en la ac-
desde él por la alta arboleda en
tual Venezuela, puede complementarse
que está metida, pero puede el
caminante quedarse en otras casas con una en la cual la espontaneidad de la
que están más a la mano. Jamás naturaleza, es decir, la belleza de la crea-
en otra selva ví mayor copia de ción divina, era opacada por la acción
papagayos ni de más vistosas dirigida del hombre para trasformarla
plumas, como también de una mediante la práctica de la agricultura.
especie de aves de color pardo, En ese sentido, días antes, había anota-
poco menos que una polla, que do el naturalista y viejo navegante que
llaman guacharacas que son de estaba alrededor de los cincuenta años
muy buen gusto14.
de edad:
Vale la pena notar que en este pa- Todo este camino es poblado de
saje del diario de viaje es evidente la caserías de campo de pequeñas
idea de un público lector, entre el cual haciendas de caña, trigo y maíz.
dicha obra podría circular y revestir […] El domingo 14, porque ama-
utilidad. Ahora bien, parece ser que neció lloviendo y continuó hasta el
en ese sentido Santisteban se ubica en mediodía, nos detuvimos en esta
casa [de Juan Félix Bastidas] donde
nos franqueó el dueño, la asistencia
14
Ibíd., p. 251. Énfasis agregado. Sobre los pájaros
coloridos en el arte religioso del mundo Andino,
que como antiguo corregidor de canas y canchis 15
Sobre los diversos públicos lectores puede con-
en Cuzco, Santisteban debió conocer, puede verse sultarse a Altuna, Elena, El discurso colonialista
Gisbert, Teresa, El paraíso de los pájaros parlantes. de los caminantes. Siglos XVII-XVIII, Berkeley,
La imagen del otro en la cultura andina [1999], La Centro de estudios literarios “Antonio Cornejo
Paz, Plural, 2001. Polar”, Latinoamericana Editores, 2002.
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mundo guiada por la reflexión racional y del documento, estos testimonios des-
la convicción sobre la relevancia de una mitifican la valoración pragmática del
sociedad políticamente pacífica. entorno de Santisteban y otros viajeros,
y le devuelve parte de su densidad espe-
Es por ello que la inserción de hom- cífica, pues la misma no se reduce a la
bres, mujeres y niños en dicha realidad desacralización, la cognición mediante
fue a menudo un componente más para la experimentación y la valoración de
dar cuenta de entornos medioambien- la agricultura y el comercio21. Así pues,
tales en donde las relaciones entre la anotó el antiguo corregidor de indios
sociedad y la naturaleza determinaban que cerca al sitio de Carboncito,
la amenidad sentida y descrita por
Santisteban. Así fue cuando dejando la […] está el pueblo del Retiro de
ciudad de La Plata, donde a la tarde de este día vi-
nieron algunas mujeres, unas de
[…] después de mediodía nos nuestros arrieros y otras con sus
fuimos a pie al puente y en pasar maridos, a fin de buscar algunos
a la otrabanda nuestros equipajes géneros creyéndonos mercantes,
se hizo tarde y resolvimos hacer con cuya concurrencia se hizo ale-
noche en un sitio donde el río, la gre la tarde porque la amenidad
frondosa amenidad de sus vegas, del sitio, la sombra de los copo-
la precisión del paso y concu- sos árboles y la dispensación del
rrencia de los niños de uno y otro ayuno por falta de comestibles nos
sexo que en lo profundo y rápido dio libertad para una merienda,
de su corriente traveseaban, ya donde la abundancia de carnes[,]
intentado llegar al otro lado y dulces y de tortas, hizo el regalo a
ya dejándose a la discreción de aquellas gentes que sólo con esta
su curso, nos fueron objetos de casualidad las consiguen22.
agradable entretenimiento20.
El ejercicio de la escritura en estos
Algunos días después, avanzando términos estaba estrechamente ligado
por el cálido valle del Magdalena en a la idea de que el hombre, por medio
busca de la villa de Honda, se detalló
un episodio similar en el diario. Di-
cha entrada vuelve a comprobar esa
21
Sobre estos elementos definitorios de las ideas
y prácticas modernas e ilustradas con respecto a la
determinante relación entre sociedad naturaleza, ver Pratt, Mary Louise, Op. cit., pp.
y naturaleza, al tiempo que evidencia 37-194; Estrella, Eduardo, “Ciencia ilustrada y
una vez más el uso a discreción de un saber popular en el conocimiento de la quina en
el siglo XVIII”, en: Cueto, Marcos (Ed.), Saberes
corpus de adjetivos para trasladar la andinos. Ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador
experiencia vista del paisaje al relato y Perú, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1995,
escrito. Junto con el anterior extracto pp. 37-57; Trabulse, Elías, Ciencia y tecnología en
el Nuevo Mundo [1994], México, Fondo de Cultura
Económica, 1996.
20
Mil leguas por América, Op. cit., p. 145. Énfasis 22
Mil leguas por América, Op. cit., p. 148. Énfasis
agregado. agregado.
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de sus propias fuerzas e ingenio, era estar social, el incremento del comercio
capaz de alcanzar la felicidad en la y la agricultura y, por ende, generar los
tierra. Esta innovación de la Ilustra- cimientos para la felicidad en la tierra
ción se apuntalaba sobre todo en dos y la tranquilidad política.
perspectivas fundamentales: una nueva
representación de la naturaleza, cuyos Mirando, dibujando y
elementos fundamentales se menciona- escribiendo: ejercicios de
rán en la siguiente sección, y una nueva paisaje en la apertura de
concepción del trabajo en la cual esta caminos
actividad humana ya no era vista como
un castigo divino sino como una función Ante los tribunales y diversas ins-
sumamente útil que obligaba a toda la tancias de la administración colonial,
sociedad. De hecho, las alabanzas de funcionarios y particulares presentaban
la dedicación a la agricultura y otros testimonios orales y escritos sobre el
oficios son la cara opuesta de la condena reconocimiento de variados territo-
vehemente de la inacción y la ociosidad, rios, la apertura o potencial apertura
presentes no sólo entre la gente común de caminos en dichos territorios, y las
sino entre las familias nobles, según ventajas o desventajas que tales empre-
creían algunos ilustrados23. sas podrían tener para la Corona o los
vasallos. Como telón de fondo, existía
Los campos eran entonces escena- un común interés por la incorporación
rios paisajísticos percibidos en el viaje de las fronteras y sus recursos a la
y narrados por escrito recurriendo a esfera del dominio de las autoridades
diversas perspectivas y empleando un coloniales y de las actividades comer-
cuerpo de adjetivos muy definido. Toda ciales de los vecinos de los principales
esta elaboración era en gran medida centros urbanos. En algunos casos, el
posible debido a las relaciones entre el lenguaje común para reflexionar sobre
ser humano y el entorno tal como los estos temas lo aportaba una nueva co-
viajeros las concebían y las valoraban, rriente de apreciaciones culturales que,
lo cual es bastante similar en Santiste- amparada en las ideas y prácticas de la
ban y en uno de los protagonistas de la Ilustración, veía con muy buenos ojos
siguiente sección de este trabajo, don el dominio de la naturaleza por parte
Juan Pablo Pérez de Rublas. Ambos del hombre, tal como se expuso en la
compartían la idea de un acercamiento primera parte de este trabajo. Así suce-
pragmático al mundo natural, el cual día en torno a la frontera occidental de
tenía distintos objetivos específicos pero la provincia de Antioquia, es decir, su
un objetivo común: conocer, dominar y espacio de contacto y separación con las
explotar la naturaleza en pro del bien- provincias de Nóvita y Citará, porción
fundamental de la frontera minera del
Pacífico dominada por la Gobernación
23
Silva, Renán, Los ilustrados de la Nueva Grana-
da, 1760-1808, Op. cit., pp. 451-466. de Popayán.
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En dicha región se configuró una go- Las ilusiones de esta empresa del
bernación independiente, la del Chocó, Chocó, que podían pasar de generación
como parte de una serie de reformas en generación, como en los casos de
administrativas a inicios de siglo24. El José López de Carvajal y su hijo Pa-
contacto entre el Chocó y Antioquia, blo de Carvajal, y de José Manuel de
aunque de vieja data como lo muestran Montoya y su hijo José de Montoya27,
los trabajos citados de Colmenares y eran compartidas por la administración
Jiménez, y otros trabajos sobre la con- borbónica y los particulares. Ahora
quista europea, la resistencia indígena y bien, los particulares, en lo funda-
la evangelización25, continuaba siendo mental comerciantes y buscadores de
bastante precario a finales del siglo concesiones de caminos o de tierras,
XVIII. Con todo, seguía en la mente comparecían ante los funcionarios con
de varias personas como una potencial una pretensión fundamental: la de pre-
fuente de riquezas. Allí se contemplaban sentar y hacer reconocer y legitimar su
no únicamente la explotación aurífera, conocimiento sobre los territorios en
sino también las oportunidades de ob- cuestión, y por ende su plena autoridad
tener mercedes de tierras y las posibili- para hablar sobre ellos, comentarlos,
dades comerciales que implicaba salir valorarlos, describirlos y dibujarlos.
de Antioquia por la vía del río Atrato y Todo sobre la base, hay que repetirlo,
conseguir de tal manera una conexión de un conocimiento que ellos tenían o
con el mar Caribe26. pretendían tener, y del cuál carecían los
funcionarios. Al transformar dicho co-
nocimiento en autoridad, los interesados
24
Colmenares, Germán, Historia económica y pretendían delimitar los términos de la
social de Colombia II: Popayán, una sociedad negociación burocrática, de manera que
esclavista, 1680-1800 [1979], Bogotá, Tercer
Mundo Editores, 1997; Jiménez, Orián, El Chocó: lo dicho sobre esas ocultas fronteras
un paraíso del demonio. Nóvita, Citará y El Baudó, en términos de distancias, topografía,
siglo XVIII, Medellín, Editorial Universidad de hidrografía, recursos y condiciones
Antioquia, 2004.
climáticas, tuviera un reconocimiento
25
Williams, Caroline A., “Resistance and Rebellion sólo contrastable mediante mecanismos
on the Spanish Frontier: Native Responses to Colo-
como la visita al terreno o su represen-
nization in the Colombian Chocó, 1670-1690”, en:
Hispanic American Historical Review, 79:3, Duke tación en dibujos como planos o mapas.
University Press, agosto 1999, pp. 397-424; Mon- De esta manera, tales aspectos eran el
toya Guzmán, Juan David, Indios contra españoles:
campo enunciativo legítimo de los parti-
frontera, guerra y etnogénesis en las provincias
del Chocó, siglos XVI y XVII, Tesis de Maestría en
Historia, Universidad Nacional de Colombia, Sede
Medellín, 2005. citará AGN). Mejoras materiales, t. 6, ff. 403-418;
t. 17, ff. 790-867 y 980-1029.
26
Gómez González, Juan Sebastián, “Proyectos
fallidos, proyectos conclusos. Caminos en dirección 27
Gómez González, Juan Sebastián, Op. cit., pp.
a los países del Chocó. Siglo XVIII”, en: Jiménez 212-213; Archivo Histórico de Antioquia, Mede-
Meneses, Orián, et al., Op. cit., pp. 195-218; Archi- llín (En adelante se citará AHA). Caminos, t. 71,
vo General de la Nación -Bogotá- (En adelante se doc. 1972.
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sus obras, tal como lo pensaba Buelta En el caso aquí abordado, años
Lorenzana. Transmitir estas ideas, con después de los intentos de la familia
todo, no se redujo a lo escrito en algu- Montoya, que llegaron a feliz término
nas ocasiones. Después de observar según ellos aseguraron, surgió el inte-
el terreno, de “divisar” como decía el rés de otras personas en la misma ruta.
yerno de Montoya, de verlo y vivirlo, Esta vez se presentaban como objetivos
se articulaba una posición de autoridad mejorar el camino, fortalecer los tratos
que también permitía relatarlo en voz comerciales y evangelizar y reducir a
alta ante los funcionarios, lo cual a su pueblos a los indígenas del área. Se
vez se convertía en testimonio escrito trata de las pretensiones de Carlos María
por obra y gracia de escribanos y ama- Freire de Andrade, minero esclavista
nuenses34. Dicha posición de autoridad, de Citará, corregidor de los pueblos de
igualmente, permitía dibujar o repre- Beté y Beberá, y de José Giraldo y su
sentar iconográficamente en una pieza patrón Juan Pablo Pérez de Rublas, re-
de papel y ante cualquier instancia, a la sidentes en el valle de Urrao el primero
usanza común en los pleitos civiles de y en la ciudad de Antioquia el segundo.
tierras de la época colonial, los terrenos Pérez de Rublas era un prestante miem-
en cuestión35. bro de la élite provincial, pues aparte
de ser un acaudalado comerciante solía
desempeñarse en algunos cargos de la
administración local de Antioquia, don-
de fue regidor decano del cabildo36.
Reino de Granada, siglo XVIII”, en: Fronteras de
la Historia. Revista de historia colonial latinoame- Como parte de sus peticiones y
ricana, Vol. 11, Bogotá, Instituto Colombiano de argumentaciones, Freire de Andrade
Antropología e Historia, 2006, pp. 53-81. y Pérez de Rublas usaron dos repre-
34
Véase por ejemplo la relación escrita el 1 de sentaciones visuales de las montañas,
julio de 1778 ante el gobernador del provincia de
Antioquia, usando los testimonios orales de Mon-
toya y su yerno: AGN, Mejoras materiales, t. 17,
ff. 988v- 992v.
36
Pérez Morales, Edgardo, “La sombra de la mu-
chedumbre: vida urbana y reformismo borbónico
35
Representaciones paisajísticas en forma de cro- en la ciudad de Antioquia”, en: Historia y Sociedad,
quis, bosquejos o mapas se convertían en parte de No. 10, Medellín, Universidad Nacional de Colom-
los procesos por pleitos de tierras, y eran presenta- bia, 2004, pp. 183-199. La inscripción funeraria
dos ante las autoridades como piezas de evidencia, sobre madera tallada y policromada de su tumba, en
fundamentadas en una similar pretensión de auto- la iglesia de Santa Bárbara de la ciudad de Santafé
ridad, la cual no pocas veces era cuestionada por de Antioquia, es testimonio de su éxito económico
alguno de los interesados en el asunto. Múltiples y prestigio social: “Aquí yace Don Juan Pablo Pérez
evidencias se encuentran en el AGN, Mapoteca 4; de Arrubla [sic] Natural de Ustes en el Reino de Na-
AHA, Planoteca. Ver además Gruzinski, Serge, varra Caballero agraciado de la Real y distinguida
La colonización de lo imaginario. Sociedades in- orden española de Carlos III, Regidor Decano del
dígenas y occidentalización en el México Español. Ilustre Ayuntamiento de esta Ciudad: Benefactor
Siglos XVI-XVIII [1988], México, Fondo de Cultura que fue de esta Santa Iglesia que fue de ex-Jesuitas,
Económica, 1991, pp. 48-53, y Trabulse, Elías. concluyéndola y paramentándola a sus expensas,
Op. cit., pp. 63-71. falleció a 23, de enero del año de 1805”.
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Ahora bien, ¿en qué consiste el ejer- mente haciéndolo transitable para los
cicio pictórico del paisaje en este caso? animales de carga, era librar a los car-
Si se tienen en cuenta las diferencias gueros humanos de los suplicios de las
sustanciales entre dos tipos de expre- enormes distancias. No extraña pues el
sión, la verbal y la icónica, señalando uso de la perspectiva aérea para señalar
que la primera denomina, adjetivando la lejanía de las cumbres de la cordillera
como lo hacían los naturalistas, y la se- con respecto al río Atrato. Librar a los
gunda reproduce, habría que distinguir cargueros de semejantes suplicios era
las funciones de cada una. Mientras librar al género humano de una bestia-
que la primera facilita una relación con lización indebida:
las cosas en ausencia de las mismas, la
[…] en cuya distancia dilató
segunda completa y amplía esta relación
el Ilustrísimo actual obispo de
en “el plano del simulacro”, reforzan- Popayán cincuenta y una horas
do la conexión entre la percepción de […] trasladándose con todo su
las formas y la expresión conceptual equipaje a hombros de cristianos.
de las mismas40. De tal manera que el El deseo y anhelo de libertar
ejercicio pictórico de paisaje buscaba, a éstos de semejante trabajo,
mediante el uso dominante del verde y propio de las bestias, me animó
la representación de los árboles agrupa- a emprender la abertura del
dos en montes y selvas, dar a conocer camino con conocimiento de él;
por medio de la vista un espacio en el y no ocultándoseme las ventajas
del mejor servicio del rey, y del
cual la naturaleza podía retar al hombre,
público y sobre todo el beneficio
debilitarlo, impedir sus acciones, y aun a esta provincia, y más a la de
transformarlo en su esencia humana. Antioquia […]42.
Tales nociones eran parte de una valo-
ración negativa de los espacios arbóreos Es por ello que Freire de Andrade
muy difundida en la época, aunque pretendía establecer una cadena firme
contra la misma ya se pronunciaban y duradera de intervención humana, de
ciertas voces .
41
cuyos eslabones -el camino, pastizales
para los animales de carga, “tambos o
En su informe presentado junto con casas de campo para la comodidad de
el documento pictórico ante las autori- los pasajeros, y que pueden resguardar
dades, Freire de Andrade señalaba que sus víveres y efectos”, y barquetas y
uno de los principales motivos para hombres dispuestos para su servicio en
abrir el camino e intervenirlo técnica- los ríos-, el solicitante daba muestras
en su documento pictórico y esperaba
sacar provecho cobrando para sí mismo
Gruzinski, Serge, Op. cit., pp. 50-51. contribuciones a cada persona y fardo
40
Gubern, Román, Op. cit., p. 52.
41
Pérez Morales, Edgardo, “La naturaleza como 42
AGN, Mejoras materiales, t. 17, f. 793r y v.
percepción cultural…”, Op. cit., pp. 58-65. Énfasis agregado.
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de carga que por allí transitara. En que luego convertían en leguaje escri-
otras palabras, su fin era convertirse en to, generando una retórica en la cual
concesionario del camino43. Se mostró encajaban sus ideas de lo que era el
un paisaje agreste, retador, abrumador, paisaje.
pero al tiempo se insinuó la posibilidad
de transformarlo o, por lo menos, do- Ahora bien, junto a las intenciones
minarlo, con la intención específica de del minero de Citará, las del comercio
sacar provecho económico de dicha do- de Antioquia, en cabeza del mencionado
minación y, de paso, ampliar el ámbito Pérez de Rublas y su subordinado Gi-
de la acción administrativa monárquica. raldo, pretendían también consolidarse
El ejercicio de paisaje en este caso en la misma ruta, habilitando un camino
recorrió el mismo camino de los natu- del cual buscaban beneficios distintos
ralistas, pero a la inversa: Santisteban de aquellos de Freire de Andrade o de
observó unos paisajes en los cuales los los Montoya. Para el efecto, Pérez de
elementos antrópicos eran sustanciales Rublas también presentó un documento
y cuya presencia era la prueba de un pictórico (Figura 2), de autor desconoci-
exitoso proceso civilizatorio, y procedió do, cuyo examen ampliado y restringido
a trasladar a la esfera de lo escrito tal en sus contextos muestra sus diferencias
éxito mediante una adjetivación que con el anterior y, al tiempo, su inserción
tenía como piedra de toque la felicidad en una trama común y su especificidad
humana. Por su parte, Freire de Andrade como ejercicio de paisaje, tal como se
ordenó al dibujante mostrar el reto que argumenta en este trabajo. Como en el
se abría para su capacidad civilizatoria. anterior (Figura 1) el autor de este do-
De esta forma se lograba la particular cumento (Figura 2) también fue capaz
transición entre lo visto, lo escrito y de representar un paisaje y un mapa; en
lo dibujado, pues “si el paisaje físico este caso al evaluar presencias y ausen-
es imagen que puede leerse, el paisaje cias, se destaca una selección distinta
pintado es la imagen de una imagen”44. de elementos naturales y una selección
Leían y veían con nociones e intereses similar de elementos antrópicos45. Por
un lado, la imponente presencia de los
árboles y la indicación de algunos des-
montes en medio de ellos no apareció
43
Ibíd., f. 794r y v. Sobre los hombres cargueros
ver Torres T., Luis Fernando, “Los hombres acé-
aquí, pero sí el poderío de las montañas,
milas: cargueros de la provincia de Antioquia en el que en la anterior representación se in-
siglo XVIII”, en: Memorias II Foro de Estudiantes vocaba en la parte superior de la imagen
de Historia, Medellín, Universidad Nacional de
apoyada con una posible perspectiva
Colombia, Sede Medellín, 2003, pp. 187-205, y
Ramírez Giraldo, Diego Andrés, “Civilizar la tie-
rra, humanizar las “bestias” y liberar los sentidos:
hacia una historia social de los caminos durante el
45
Retomo estas caracterizaciones de las indicacio-
siglo XVIII”, en: Jiménez Meneses, Orián, et al., nes sobre el análisis del contenido documental de
eds., Op. cit., pp. 227-233. los mapas aportadas por Boudreau, Claude, “Cómo
analizar y comentar un mapa antiguo”, en: Létour-
44
Burke, Peter, Op. cit., p. 53. neau, Joselyn, Op. cit., pp. 119-131.
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64 viajera naturalista y en la apertura de caminos durante el siglo XVIII
aérea. En este caso, dicho poderío está bre de 1798, que en el recorrido había
presente en forma de líneas de relieve “buenos terrenos”, “tierra firme” y “tie-
debajo de las cuales los volúmenes se rra de pan”47, y al descuidar cualquier
logran con el uso saturado y gradiente representación de la cobertura vegetal
del verde oscuro y negro, recurriendo en el documento pictórico así se cons-
con éxito, particularmente en el lado tató después. Se puede intuir entonces
derecho del dibujo, a uno de los índices que lo que para Freire de Andrade era
que permiten percibir, mediante la vis- un fin, para los comerciantes de Antio-
ta, la profundidad y el relieve: “Si una quia era un medio. ¿Para qué? No para
cosa parece estar encima de otra, puede establecer comercio con el Chocó y fa-
indicar que está en el mismo plano, pero cilitar la vida de los Reales de minas de
a mayor distancia”46. Por otro lado, nue- aquella frontera, como hasta entonces
vamente aparecen los tambos, el camino era concebida la función del comercio
y el sitio de San José de Urrao. para la región48, sino para fortalecer sus
propias actividades económicas vincu-
La presencia de la representación lando a Antioquia, a través del Chocó,
de una cobertura vegetal cuya realidad con Cartagena y el Caribe, dominios
ambiental era valorada negativamente
indiscutibles de los intercambios que
en el uso del dibujo de 1798, cumple
eran de su mayor y personal interés. En
también una función retórica en el uso
las bocas del Atrato, el mapa presentaba
del de 1799, pero esta vez en forma
una sencilla pero elocuente noción con
de ausencia. Los comerciantes no te-
el trazo de dos palabras: “El Mar”.
nían centrados sus intereses en torno
a la explotación del camino en calidad Una vez presentado el argumento de
de concesionarios o acaparadores de que la naturaleza no era un problema
tierras y, por ende, no necesitaban ar- mayor haciendo un ejercicio pictórico
gumentar las dificultades para abrirlo del paisaje, había que aclarar el hecho
ni demostrar que allí la naturaleza era de que el camino era un medio para el
un reto apocalíptico. En efecto, en sus fin superior del comercio. Para ello,
argumentaciones escritas, Giraldo ma- Pérez de Rublas recurrió a argumentos
nifestó la necesidad de abrir el camino, propios de la época y de muchos secto-
de construir algunos tambos y de sem- res de las administraciones monárquica,
brar algunos cultivos, pero sin informar virreinal y provincial, que en medio de
sobre ninguna dificultad mayor y sin las ideas y prácticas de la Ilustración
maximizar los efectos de la naturaleza y
las condiciones del camino sobre aque-
llos que quisieran transitarlo. De hecho 47
AGN, Mejoras materiales, t. 17, ff. 801r-802v.
insistió, en su informe presentado ante 48
Particularmente por las autoridades virreinales,
el gobernador de Antioquia en diciem- tal como se constata al leer algunos informes im-
portantes. Cf., Colmenares, Germán, Relaciones e
informes de los gobernantes de la Nueva Granada,
tres tomos, Bogotá, Biblioteca Banco Popular,
46
Gubern, Román, Op. cit., p. 21. 1989, t. I, pp. 286-290 y p. 458; t. II, pp. 70-72.
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66 viajera naturalista y en la apertura de caminos durante el siglo XVIII
níaca, habían sido reemplazados por mundo social y natural por su propio
la experimentación, el conocimiento esfuerzo y sin la mediación de la tradi-
y la explotación racional52. Esto ayuda ción oral o de la autoridad escolástica.
a terminar de comprender la dinámica Al tiempo que miraba el mundo exterior
específica de la ausencia de una vas- en el Nuevo Reino de Granada, San-
ta cobertura vegetal en un ejercicio tisteban lo concebía en su mente y lo
pictórico de paisaje y su presencia en vivía en su disposición y ánimo como
el otro. Muy cercano entonces a las una realidad paisajística de alegría y
valoraciones de Santisteban, Pérez de prosperidad en el mundo terrenal. Por
Rublas expuso en su imagen y en sus ende, debía trasladar tal concepción a su
palabras la importancia de la acción diario mediante mecanismos de escritu-
humana, representada en la práctica del ra que superaran la mera descripción. El
comercio como ruta hacia la felicidad. paisaje se escribía, más que se describía,
Su paisaje próspero era uno en el cual pues relatarlo por escrito no podía ser un
la naturaleza había dado paso al hombre ejercicio objetivo, sino uno mediado por
comerciante que con su dedicación no la subjetividad de la experiencia previa
sólo se aseguraba réditos para sí mis- de observación y las convicciones que
mo sino que, al tiempo, contribuía al guiaban la elección de las nociones
bienestar y la felicidad general de los y adjetivos que debían plasmarlo de
pobladores del virreinato, tal como lo manera escrita para un futuro público
hacían los hacendados y cultivadores lector, y para el uso personal del mismo
prósperos descritos por Santisteban. naturalista.
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también de sus relatos escritos. Ambos realidad concebida desde dos intereses
registros, como los diarios naturalistas, económicos específicos, tal como es
están plagados de ausencias y presen- evidente en los testimonios escritos.
cias, de adjetivos y nociones cuyo uso
no se dejó al azar. Freire de Andrade, Estas experiencias en torno a las
quien quería obtener el privilegio de concepciones del mundo natural que se
la administración y cobro de impues- descubren en los ejercicios de paisaje
tos en el camino, enarbolaba la idea en ellas articulados, dan cuenta de tres
de una naturaleza intimidante sobre procesos importantes. En primer lugar,
la cual la acción humana era urgente de los pasos iniciales de la experiencia
para prevenir sus efectos devastadores viajera naturalista e ilustrada, que en
sobre aquellos que quisieran descender algunos casos poco dependieron de la
la cordillera en busca del río Atrato. difusión desde el centro europeo hacia la
Pérez de Rublas, quien quería que el periferia del Nuevo Mundo. En segundo
camino se habilitara para establecer lugar, de la coexistencia de ideas sobre
una salida comercial expedita hacia el la naturaleza imbuidas por la Ilustración
mar, no concebía que la naturaleza per y el ideario reformista borbónico, con
se fuera un obstáculo mayor para el tradiciones vernáculas opuestas. Final-
tránsito entre Antioquia, Chocó y el mar mente, de la relevante conjunción entre
Caribe. Él buscó, en cambio, recalcar las acciones de mirar, escribir y dibujar
las potencialidades sociales y políticas como elementos constitutivos y mutua-
de una visión más desprevenida de la mente influyentes en la construcción de
naturaleza y un estímulo al comercio paisajes, construcción que comenzaba
por aquella ruta. Representar o ignorar antes de dar vida al relato escrito o pic-
las densas coberturas vegetales de la tórico y cuyos componentes principales
región en cuestión no fue obstáculo para dependían tanto de los intereses futuros
que ambos paisajes dibujados, aunque como de los antecedentes culturales de
distintos, dieran cuenta de una misma sus autores o de quienes dirigieron su
producción.
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68 viajera naturalista y en la aperturahttp://webmail.unalmed.edu.co/attach/Figura_1-Edgardo.bmp
de caminos durante el siglo XVIII
Figura_1-Edgardo.bmp (Imagen BMP, 1991x1559 pixels) - Escala (38%)
Figura 1. “Mapa(Imagen
Figura_2-Edgardo.bmp del camino de Urrao
BMP, 1998x1469 que
pixels) comunicará
- Escala (40%) las provincias de Antioquia
http://webmail.unalmed.edu.co/attach/Figura_2-Edgardo.bmp
y El Chocó”, Archivo General de la Nación -Bogotá-, Mapoteca 4, 499A, 1798.
Figura 2. “Plano, aunque mal formado, de la montaña que hay desde el sitio de Urrao, hasta orillas del río
de Arquía, y sus parages”, Archivo General de la Nación, Bogotá, Mapoteca 4, 500A, 1799.
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